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T odo lo demás ha pasa- do a formar parte de la física-matemática pro- puesta por D. Alberto hace años. Para nuestra que- rida España, que casi desde Felipe II ha ido en la cola de los acontecimientos, le ha lle- gado la hora de aplicar la físi- ca cuántica al mundo del na- nopensamiento. Desde ayer, todo es ya relativo. Por si tal moda llegase hasta nuestros escondidos talleres, bodegas, áticos o cocinas, que habi- tualmente son nuestros luga- res de trabajo, investigación o simplemente de evasión ante la estupidez reinante, vamos a intentar ponernos al día pa- ra que no digan que somos obstruccionistas y que no co- laboramos con el régimen de turno. Honradamente estoy dis- puesto a aportar mi grano de arena a pesar del grandísimo riesgo que entraña la revisión histórica, ya que si nos da por ahí, más de la mitad de los árboles genealógicos que ta- llados en maderas nobles o, reproducidos en elaborados blasones esmaltados en cobre o, pintados en platos de cerá- mica y que colgados en pare- des, adornan los comedores de nuestras casas solariegas, las cocinas de las clases obre- ras, las taquillas de ropa en talleres y gimnasios, o las paredes de nuestros cuartos íntimos; todos deben ser ex- puestos a la revisión y pue- de llegar el caso de que nos enteremos hoy, no sin cierto sonrojo, que el tío Jacinto; el bigotudo D. Jacinto el velloso para unos y el peludo mala leche para otros, el que dijo ser hermano del bisabuelo de D. Cosme de los Alfajardos, no era de sangre tan pura como decían los viejos croni- cones de donde sacaron los datos. 22 · MÁS NAVÍOS Queridos amigos modelistas, nos hacemos mayores, si no lo creéis mirad la foto de vuestro DNI y compararla con la que os da el espejo cuando os afeitáis cada mañana o cuando os maquilláis para ir al trabajo o dejar los niños en la escuela. El tiempo pasa, los recuerdos de los años mozos no parecen encajar en el puzzle actual; hoy sobre nuestras cabezas tenemos más problemas que un libro de análisis matemático; para sacudírnoslos de encima, como quien se quita la caspa de los hombros del overol, a algún mononeuronal de los muchos que ganan el Euro sin dar palo al agua, para justificar el estipendio del mes, le ha dado por la revisión histórica, de tal modo que los actuales profesores de Historia se han quedado tan sólo como dato fijo por ahora, con las fechas de sucesos que manejaban en sus clases y los sueldos. Fotos y textos: Jesús Mª Lizarraga Gurrea ARTÍCULO Verdades

Verdades ocultas de la Cia - Naval Model · 2019-02-21 · tenemos más problemas que un libro de análisis matemático; para sacudírnoslos de encima, como quien se quita la caspa

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Todo lo demás ha pasa-do a formar parte de la física-matemática pro-puesta por D. Alberto

hace años. Para nuestra que-rida España, que casi desde Felipe II ha ido en la cola de los acontecimientos, le ha lle-

gado la hora de aplicar la físi-ca cuántica al mundo del na-nopensamiento. Desde ayer, todo es ya relativo. Por si tal moda llegase hasta nuestros escondidos talleres, bodegas, áticos o cocinas, que habi-tualmente son nuestros luga-

res de trabajo, investigación o simplemente de evasión ante la estupidez reinante, vamos a intentar ponernos al día pa-ra que no digan que somos obstruccionistas y que no co-laboramos con el régimen de turno.

Honradamente estoy dis-puesto a aportar mi grano de arena a pesar del grandísimo riesgo que entraña la revisión histórica, ya que si nos da por ahí, más de la mitad de los árboles genealógicos que ta-llados en maderas nobles o, reproducidos en elaborados blasones esmaltados en cobre o, pintados en platos de cerá-mica y que colgados en pare-des, adornan los comedores de nuestras casas solariegas, las cocinas de las clases obre-ras, las taquillas de ropa en talleres y gimnasios, o las paredes de nuestros cuartos íntimos; todos deben ser ex-puestos a la revisión y pue-de llegar el caso de que nos enteremos hoy, no sin cierto sonrojo, que el tío Jacinto; el bigotudo D. Jacinto el velloso para unos y el peludo mala leche para otros, el que dijo ser hermano del bisabuelo de D. Cosme de los Alfajardos, no era de sangre tan pura como decían los viejos croni-cones de donde sacaron los datos.

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Queridos amigos modelistas, nos hacemos mayores, si no lo creéis mirad la foto de vuestro DNI y compararla con la que os da el espejo cuando os afeitáis cada mañana o cuando os maquilláis para ir al trabajo o dejar los niños en la escuela. El tiempo pasa, los recuerdos de los años mozos no parecen encajar en el puzzle actual; hoy sobre nuestras cabezas tenemos más problemas que un libro de análisis matemático; para sacudírnoslos de encima, como quien se quita la caspa de los hombros del overol, a algún mononeuronal de los muchos que ganan el Euro sin dar palo al agua, para justificar el estipendio del mes, le ha dado por la revisión histórica, de tal modo que los actuales profesores de Historia se han quedado tan sólo como dato fijo por ahora, con las fechas de sucesos que manejaban en sus clases y los sueldos.

Fotos y textos: Jesús Mª Lizarraga Gurrea

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Idem del lienzo puede ocu-rrir con aquella mora de la morería con la que uno de nuestros ilustres antepasa-dos gozó de ella en el prado a orillas del Cinca en plena canícula y de la cual descen-demos por rama paterna, porque de la materna igual venimos de aquel sargento de caballería de la legión

romana que subía de Cesar Augusta hacia Roncesvalles camino de París y fue el au-tor del kiki.

Los niños y los locos nunca deberían jugar con fuego, se pueden quemar ellos y pue-den dejar el bosque como pa-ra aparcar coches y montar una urbanización. Pero si he dicho que estoy dispuesto a

aportar mi grano de arena lo aporto.

Como ejemplo y para que nadie se enfade empezaré por casa. A los vascos nos han despachado de todos los sitios. Ante este dilema el bue-no de Sócrates hubiese dicho: Esto, ¿es malo o es bueno? Tómese por favor un minuto para pensarlo. Guárdese la

respuesta y ahora ponga el gentilicio de su provincia y hágase la misma pregunta. Guárdesela y siga pensando si es bueno o malo.

Respuesta: Es bueno, por-que para que le hayan despa-chado a uno de algún sitio, se presupone que Vd. ha esta-do antes en ese sitio, además ¡fuera vergüenzas!. Al ser hu-mano lo han despachado to-da la vida de todos los sitios; y últimamente hasta del tra-bajo que lo tiene garantizado por no sé cual artículo de la Constitución de la que todos hablan y nadie la cumple.

Miremos un poco hacia atrás; recién inaugurada la Tierra por Nuestro Señor, Adán y Eva son despacha-dos del Paraíso por robar manzanas. La vida sigue y como Vd. ya me ha cogido el aire de mi protesta, verá que si juntos repasamos la Historia podemos observar que: En nuestro pueblo des-pachamos a los romanos, a los moros, a los árabes, a los judíos y hasta nos atrevimos con los jesuitas. Luego ve-mos, que es muy posible que la historia esté mal contada o mal explicada y que no haya tanta gesta heroica o tanto lustre que darse cuando se reclama algo, lo malo es que de seguir por estos caminos de relatividad incontrolada podemos llegar a no saber quién es de verdad nuestra madre o nuestro padre a pe-sar de nuestros amigos del CSI las Vegas, pues hasta el pobre Colón ya no sabemos si existió o se lo inventaron, porque enterrado debe estar en veinte sitios y de Franco para evitar su clonación, no sólo se cargaron su nombre de todos los sitios sino tam-bién de los sellos de correos, de las monedas y llegaron a fundir sus estatuas. Claro

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está que luego vendrán los revisionistas de la Historia y la compondrán con lo poco que ha quedado confundiendo a Francisco con Cristóbal.

Nuestros antepasados fue-ron muy listos, previendo que todo este desastre llegaría al-gún día escribieron su historia en las paredes de sus cuevas. Porque, ¿ a ver quién se atre-ve a cargarse una cueva por muchos escritos o grafitis que tenga? Protestarían los san-días, esos que son verdes por fuera y rojos por dentro, los ecologistas de turno, los del green... etc

Y todo esto ¿qué tiene que ver con el modelismo naval? Pues con el modelismo naval entendido como montadores de kits o como personas que en sus ratos libres se dedican a encolar, aparejar y pintar barcos, hacer virutas y serrín pueda que nada: pero para el resto de los Modelistas Na-vales que son los verdaderos depositarios de trozos de his-toria inmortalizada en sus tra-bajos tiene mucho que ver. Si nos cambian las fuentes nos convierten en meros jugado-res de petanca o de mus. No debemos consentir semejante ofensa a nuestra inteligencia.

El Grupo de Historia y Mo-delismo Naval de la SOG, hoy FOG, como cientos de modelistas, siempre se han preocupado de historiar sus trabajos, de ser fieles a la historia, de colocarlos en su época y de hacer ver que aquellas embarcaciones fue-ron las herramientas y la casa

de unos hombres llenos de ilusiones que trabajaron para que hoy tuviésemos una vida mejor. Seamos respetuosos con su memoria y si algo no entendemos hoy, dejémoslo para cuando estemos más capacitados, o para otros, pero por favor no opinemos de todo ya que opinar es no conocer la verdad. La verdad no es opinable.

Hoy quiero hablarles de un buen modelista, como todos los buenos modelistas, ami-go de todos, no solo de sus amigos, un hombre cuya casa tiene las puertas abiertas a los jóvenes que quieren aprender y a los curiosos que a él acu-den a pedir consejo o alguna maderilla recién cortada.

Se trata de D. Crispín Mola, modelista reconocido oficial-

mente con un diploma, como artesano, por la Diputación Foral de Guipúzcoa. Por sus manos han pasado cientos de restauraciones oficiales y privadas. Modelos para rega-los a hijos y nietos, para sus médicos; dentista, oculista, traumatólogo, médico de familia y amigos de tertulia; otros cedidos a exposiciones o regalados a museos y siete en exposiciones itinerantes desde hace tres años..

Siempre tuvo in mente el hacer un barco de la Real Compañía de Caracas, Com-pañía que significó mucho para la historia y economía de nuestro pueblo, para ello se propuso como siempre hacerse con documenta-ción. Primero sobre lo que fue y lo que representaba una Compañía que también se conoció con el nombre de Real Compañía de Navega-ción y que tuvo su sede en

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San Sebastián y su puerto en Pasajes.

La historia de la Cia co-mienza como todas. Donde termina una historia empie-za la siguiente. Los vascos son despachados de lo que fueron sus pesquerías en Te-rranova, caza de la ballena y posteriormente pesca del bacalao. Aquellas gentes pa-saron del arpón al anzuelo y de este al paro. Sus tierras siempre fueron tacañas y roñosas para dar fruto al-guno con el que alimentar a la familia. Mineral de hierro y agua abundante hicieron crecer las ferrerías, su puerto, San Sebastián, era fuente de riqueza de salida de lana al exterior y del comercio con el Norte de Europa.

El Tratado de Utrecht de 1713 y posteriormente el de Paris el 10 de febrero de 1763 cercenaron de por vi-da todos nuestros viajes al Atlántico norte. En aquel tratado intervinieron dema-siados y demasiadas lenguas autóctonas para cosa buena. Españoles, Ingleses, France-ses y Holandeses recibieron el Tratado escrito en lengua latina. Lo malo viene con la traducción a cada lengua; la diferencia entre lo que pone, dice y quiere decir, nos llevó a donde nos llevó, entre otras pérdidas aceptamos la entre-ga de La Florida y la renun-cia a la pesca en Terranova. Todos conocemos las malas traducciones de los catálogos de máquinas de fotos, pro-yectores, pela patatas, apara-

tos de música y hasta la má-quina herramienta. No es lo mismo decir que a la infanta, al conde o al edil con mando en plaza, le gusta comer pa-tatas. Eso es cursi, ridículo y hasta de mala educación, se debe decir que aman o gus-tan del tubérculo. Lo malo es cuando se traduce tubérculo por tu ver culo y no digamos nada si se ordena un poco la frase haciendo quedar a los interesados como simples vo-yeristas.

«Los guipuzcoanos no se li-mitaron en sus navegaciones a las costas del mar Océano Cantábrico, sino que para practicarlas se extendieron a países remotos. Ellos fueron los que en unión con los Viz-

caínos descubrieron las islas de Terranova, y los invento-res de la pesquería, trínchería y sequería del bacalao; en cuya posesión se hallaron hasta el año de 1697 en que el Rey de Francia se negó a darles los pasaportes que se acostumbraban, conforme a los tratados de conversa. Fundose esta negativa en un decreto que el mismo monar-ca había publicado en 1696 a consecuencia de la guerra con España, mandando que no se diesen salvoconductos para dichas islas por ser colo-nias francesas. La provincia representó al gobierno del Rey Católico contra el des-pojo de un derecho usado y guardado desde tiempo in-

memorial; y además opuesto a uno de los artículos de la conversa celebrada en 1694 con los pueblos de Labort, y aprobada por los respectivos soberanos. En su consecuen-cia, los oficios que el Emba-jador español practicó en la Corte de París restablecieron a los guipuzcoanos en la anti-gua posesión de la expresada pesquería.

Con noticia que la Francia iba a ceder dichas islas a la Inglaterra, la provincia en 1712 volvió a suplicar al Rey para que en el tratado de paz de Utrecht se conservase a los naturales de la misma en la posesión de esta pesquería. Su Majestad se dignó dar sus órdenes sobre el particular

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a sus plenipotenciarios el du-que de Osuna y el marqués de Monteleón, por cuya in-tervención se logró que en el artículo 15 de dicho tratado quedase asentado el derecho reclamado por la provincia. Las palabras de que usa son del tenor siguiente: Quando quidem vero ex parte His-panice urgetur jura quae-dam piscationis ad insulam Terraenova excersendae ad Cántabros aliosve regis Ca-tolici subditos pertinre con-sentit convenitque majestas brrianica ut ptivilegia omnia quae Cantabri, aliive Hispa-niae populi jure sibi vindicare poterunt, ipris intacta conser-ventur, etc.

No pareció a la provincia tan expresivo como deseaba el contexto de este artículo; por lo que suplicó otra vez al Rey se dignase mandar acla-rarlo. A vista de esta gestión Su Majestad mandó a la pro-vincia que enviase navíos a la pesquería de Terranova, para que la práctica aclarase lo estipulado, como lo ejecutó despachando un barco; pero este volvió según fue, por que el gobernador inglés de aque-llas: islas no le permitió pes-car mientras no llevase una orden de su rey. Con este desengaño se hicieron varias reclamaciones por el marqués de Monteleón, embajador español en Londres, con una memoria instructiva de los derechos y prerrogativas de los vascongados para hacer la pesca en aquellas costas.

Stanhope, Ministro de Estado a la sazón, reconoció la razón y justicia de los guipuzcoanos y vizcaínos, manifestando que nada tendría que oponer a su reclamación, si no me-diara una acta del parlamen-to hecha en el año décimo del reinado de Guillermo III. Esta contestación, propia de un diplomático inglés, no era en verdad más que un mero pretexto para no acceder a lo que se solicitaba con tanto derecho.

Cierto es que en la citada acta de 1698 se expresaba que los extranjeros no po-dían usar de anzuelo, pescar, ni hacer acto alguno que mi-rase a comercio o pesca en los puertos y mares de Terra-

nova ni en alguna de las islas adyacentes. Pero semejante ley, acordada en tiempo en que la Francia estaba en po-sesión de Plasencia y de una grande extensión de terreno, solo podía aplicarse a la par-te que entonces ocupaba In-glaterra, única respecto de la cual podía mandar. Francia cedió a la Inglaterra en virtud del citado tratado de Utrecht todo el territorio que poseía en aquellas islas; cesión, que no podía perjudicar en ma-nera alguna a los derechos legítimamente adquiridos por terceros interesados, co-mo lo eran los vascongados. Por otra parte, esta cesión se verificó reservando la facul-tad de pescar y secar el baca-lao en cierta extensión; de la cual los franceses han usado posteriormente sin la menor contradicción de los ingleses, a pesar de estar en vigor la expresada acta. Semejante diferencia de conducta res-pecto de los súbditos de una y otra potencia no parece justificable ante la razón ni es digna de una gran nación. Lo era todavía menos des-pués de haberse estipulado en un tratado solemne de paz que a los vascongados se conservarían intactos los de-rechos que justificasen tener;

derechos que en efecto justi-ficaron, probando la larga y nunca interrumpida posesión en que estuvieron de pescar y secar el bacalao en dichas costas.

Guipúzcoa ha reclamado posteriormente en cuantas ocasiones se han ofrecido el reintegro de este derecho de sus hijos, aclarando para el efecto el artículo 15 del tratado de paz de Utrecht. A sus gestiones se debió que en los artículos del celebrado en 1721 se conviniese lo siguien-te. «Su Majestad británica da-rá las órdenes para que los guipuzcoanos y Vizcaynos tengan la pesca del bacalao en los mares de Terranova, y que todo lo demás que no estuviese cumplido tendrá la misma fuerza que si estu-viese inserto en el tratado de alianza defensiva entre las tres coronas. Tales órdenes no se comunicaron, y por consecuencia los vasconga-dos continuaron privados del ejercicio de sus derechos. En el año de 1728, con motivo del congreso de plenipoten-ciarios de Soissons, a virtud de iguales reclamaciones, y en cumplimiento de una Real orden dirigida por el marqués de la Paz, la provincia envió a este ministro del rey los ins-

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trumentos comprobantes de la posesión en que estuvieron sus hijos de la pesquería en los expresados mares. Nada se adelantó, sin embargo, aun en esta importante ocasión; por que las conferencias se disolvieron sin haber llegado a celebrarse tratado alguno.

Cuando el año de 1748 se estaba celebrando el congre-so de Aquisgrán, la provincia volvió a suplicar al rey expi-diese sus órdenes a sus ple-nipotenciarios para que en el tratado que se celebrase se aclarase en favor de los vas-congados el artículo 15 del de Utrecht. Pero, aunque Su Majestad hizo la recomenda-ción solicitada, esta no tuvo el resultado deseado; por que en el tratado que se estipuló no se tom6 en consideración la pretensión de los vasconga-das. Tampoco tuvieron mejor efecto las gestiones que en el propio sentido hicieron estos cerca del gobierno del rey

en los años de 1752, 1759, 1781 y 1800, según consta de las actas de los mismos. Así, pues, los naturales de es-ta provincia han perdido por unos medios tan injustos la pesquería de bacalao en las islas de Terranova; pesque-ría que habían ejercido con mucho provecho suyo desde una remota antigüedad; jun-tamente con los Vizcaínos y franceses de los pueblos co-

marcanos. En resumen, la mala fe con que el gobierno inglés ha procedido en la ejecución del artículo 15 del tratado de Utrecht, al mismo tiempo que la debilidad a que se redujo el nuestro: he aquí las causas del despojo que padece este país en dicha ma-teria, difícil ya de remediar, según van pasando los años». (Pablo Gorosabel. Libro VIII-Capítulo IV-Sección II)

Pero en este pueblo nues-tro, como en todos, si se cie-rra una puerta del golpe se abre otra y D. Felipe V nieto de reyes de España y Fran-cia no le parece mala la idea de entrar como socio en una Cia que promete. Los vascos pensaron que no sólo había agua en Terranova, hacia el sur había más, el clima era mejor. Por ahora dos buenas razones, existe una tercera que me la callo y que todos imagináis.

No cabe la menor duda de que para nosotros los gui-puzcoanos la mencionada Compañía de Caracas fue una gran fuente de ingresos, lo mismo que para nuestro rey que como era habitual se llevaba una buena parte. No obstante deberíamos pensar que en esta vida para que las rosas den su perfume y belleza deben ser abonadas con estiércol. Si riqueza tra-jimos deberíamos saber si

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riqueza dejamos a cambio. Mirando en los cronicones de la época hubo por lo menos dos personas a quienes no sentaron bien las actuaciones de la Cia. Uno de ellos era nada menos que funciona-rio colonial español, D. Juan Francisco de León que fue quien lideró un movimiento contra los abusos del mono-polio de la Cia Guipuzcoana pidiendo la disolución de la misma, tenía a su favor el apoyo del Cabildo. Alguna paga extra se le debió prome-ter para que se callase; algo que se hace siempre como premio a la obediencia en to-das las democracias, en otras se les canta las mañanitas y de paso se les madruga. Pero algo de lo prometido o no se cumplió o no se entendió y el buen Paco seguía dando la matraca. Mirando por su bien se le aconseja unos días de meditación en alta mar mien-tras hace un viaje pagado a la madre patria, lugar donde generosamente sus mandos le dan la opción del indulto a cambio de apuntarse como voluntario a una expedición a África. Acepta y desaparece el problema; una vez más se demuestra que no hay nada tan eficaz como una buena charla a la sombra y ofrecer un botijo para el viaje.

Tan parejo no le fue al bue-no de Andresote, apodo con el que se le conocía a otro de los críticos de la Cia; éste hasta se alzó en armas contra la autoridad española y eso es muy feo, denota falta de

capacidad de diálogo y de educación. Éste, además pro-testaba por dos razones, una por la Cia y otra porque no le dejaban a él y a sus amigos hacer contrabando legal entre la costa y Curaçao. Molesto con todos se marchó de Ve-nezuela en una balandra ho-landesa, también dedicada al corso. Nunca más volvió por aquellos pagos. Los pobres misioneros capuchinos tuvie-ron que intervenir para paci-ficar y explicar a los del valle de Yaracuy que las protestas de D. Andrés López del Rosa-rio no estaban bien argumen-tadas en cuanto al derecho y que lo mejor por el momento era, ora et labora.

Todo esto son anécdotas que el constructor de barcos

va conociendo a medida que crece su obra; también crecen sus conocimientos. Ya dije en algún sitio que los modelistas son fieles libros de historia abiertos y no simples saca-virutas. Pero vayamos con el barco elegido como ejemplo.

Navío de 64 cañones, cons-truido y botado en Pasajes en el año 1779, bautizado con el nombre de *NUESTRA SE-ÑORA DE LA ASUNCIÓN*, alias GUIPÚZCOA. Realizado a escala 1/75.

El nombre de su coman-dante fue D. Juan Agustín de Iradi, dato este que se lo debemos al Dr. Camino, contemporáneo del hecho. El día 1 de Enero de 1780, en compañía de otros veinti-cinco buques emprende viaje

a Venezuela. De este convoy siete de ellos eran de la Real Cía. Guipuzcoana.

A los ocho días de nave-gación y a la altura del cabo de San Vicente (Portugal) se encontró con la escuadra in-glesa del Almirante, George Brydges Rodney que se diri-gía a Gibraltar y después de un breve combate capturó a todo el convoy.

Termina incorporado a la flota inglesa donde es re-bautizado con el nombre de *PRINCE WILIAM*. Los ingleses tenían por costum-bre delinear los buques que capturaban siempre que me-reciesen la pena o tuviesen algunas características que a ellos les interesasen, da la co-incidencia que el plano que

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hacen de él aparece firma-do el 15 de agosto de 1780. Festividad de Ntra. Sra. de la Asunción.

Es el Secretario de la So-ciedad de Oceanografía de Guipúzcoa, Sr. D. José Ma-nuel Susteta quien consigue después de una larga corres-pondencia que el 18 de mayo de 1967 el National Maritime Museum de Greenwich (Ingla-terra) le envíe una relación de planos de buques capturados y que conserva en sus archi-vos. Se facilitan número de cañones y fecha de captura.

Después de ímprobas cons-tataciones, se tiene la certeza de que el Prince William es Ntra. Sra. de la Asunción. Los datos que facilitan con los planos, fecha de captura

y Almirante que la hizo son los siguientes: PIEs PuLGaDas

f Eslora en la cubierta inferior 153 2 1/2

f Eslora de la quilla para tonelaje 130 3 3/8

f Manga máxima 44 1f Puntal 19 9 3/4

f Tonelaje Nº. 1346 65 m 94f Ges : White

Realizado en el astillero de Portsmºel 15 de Agosto de 1780.

Con el fin de ahorrar litera-tura os puedo contar que, a este barco le he seguido du-rante más de un año el pro-ceso de construcción, según se aprecia en las fotos que acompañan al reportaje, es-

tá forrado totalmente por la banda de estribor mientras que por babor está en enra-mada. La discusión siempre llega al final. ¿Le pongo ve-las o lo presento a palo seco? ¿Ventajas, inconvenientes? Al considerarlo como modelo didáctico para visitas o para copiar detalles se han evita-do las velas, de esta manera se pueden apreciar con todo el detalle de la cabullería, la belleza de los aparejos fijos y de maniobra y la finura de la araña de los estays a la salida de las cofas, las cofas; pun-to éste por el que siempre se pregunta y gusta ver el cómo se hacen las encapilladas de los obenques en un palo ma-cho, las jaretas y las arraiga-das, sistemas de tensar estays, las maniobras fijas y móviles del bauprés, la belleza de los amantillos... etc... etc.

El problema más engorro-so para realizar este tipo de presentación donde cualquier fallo queda a la vista es el de afinar mucho en la construc-ción de la caja de cuadernas de tal modo que no se pro-duzcan rechupes o bombos a la hora de poner las tracas. Es una labor pesada, solo para artistas y personas amantes del oficio; son las labores de artesano que se van perdien-

do y que quedan relegadas ya para coleccionistas capri-chosos o para museos espe-cializados. Como se puede apreciar en las primeras fotos cuando se está montando sobre la quilla, las cuadernas han sido realizadas al sistema inglés propio de esa época. Requiere mucha paciencia y procurar afinar en el perfil de la cuaderna para no tener que repetir, ya que parte de ella irá a la vista. La verdad es que la manera de montar las cuadernas para luego perfilar-las las hemos visto en algunos antiguos tratados, no obstan-te si Dios quiere os mostraré otra manera de concebirlas con idéntico resultado, fruto de las investigaciones de otro modelista.

Uno de los problemas que más vueltas ha dado en la cabeza de nuestro hombre ha sido la popa. Su espejo y las botellas. La verdad es que hay que ser o muy experto o haber visto muchas láminas y láminas para tratar de dar a esa especie de herradura de coronamiento del espejo la forma que de verdad tuvo. Él ha realizado tres modelos distintos, variando peque-ños ángulos, haciendo ganar profundidad y respetando el sentir de los carpinteros de ribera que en estos menes-teres trabajaban; creo y cree que acertó en la elección. Un barco es un barco y no una mascarada pues aunque hay quien opina que en las alturas, las boñigas parecen florituras, no es cierto. Las boñigas, boñigas son. (excre-mento de ganado vacuno)

Desde estas líneas y quien escribe, felicita al Sr. D. Cris-pín Mola por su paciencia pa-ra aguantar durante un año mis visitas y la serie de pre-guntas con las que le cortaba el trabajo. Me queda la ilusión de haberle dado muchas ve-ces el visto bueno a un trabajo en el que parecía estancado y era que estaba meditando, por eso creo que siempre me pidió consejo por cortesía. Gracias Sr. Crispín.

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