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esteban-prado
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Pág. 270 Versión masculina del Diccionario jázaro (el párrafo en bastardilla)
Y me ofreció aquellas pocas hojas fotocopiadas que se hallaban delante de él.
Habría podido apretar el gatillo en ese instante. Mejor momento no había: en el jardín
un solo testigo, y era sólo un niño. Pero las cosas sucedieron de otra manera. Alargué
una mano y agarré esas pocas excitantes páginas que ahora adjunto a esta carta. Y, por
consiguiente, no disparé, sino que cogí aquellas hojas: miraba esos dedos sarracenos
con uñas como avellanas y pensaba en el árbol que Haleví menciona en su libro sobre
los jázaros. Pensaba que cada uno de nosotros se parece a ese árbol: cuanto más nos
elevamos hacia lo alto, en el cielo, entre los vientos y la lluvia, hacia Dios, tanto más
debemos profundizar con nuestras raíces a través del fango y las aguas subterráneas,
hasta el infierno. Con estos pensamientos en mi mente, leí las páginas que me entregó
aquel sarraceno de los ojos verdes. Me dejaron estupefacta. No daba crédito a mis ojos
y le pregunté al doctor Muavia cómo habían llegado a su poder.
-No tiene importancia cómo las obtuve. Las encontró en el siglo XII un ....