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¡Vi s e e .. / , a n e a cual fue una cadena de humillaciones Y des- dichas hasta morir asesinada por órdenes de su marido. El mal matrimonio se or iginó porque desde un principio se cometieron errores como el que los cónyuges prove- nlan de distintos linajes, él noble, ella no; otro error cometido fue cuando Betolf, el esposo, decidcasarse sintomar en consi - deración a sus padres -el buen matr imonio es asunto de la famil ia; por otro lado, los padres de Godel ive prefirieron a Betolf, en- tre muchos pretendientes, por su riqueza -la casada por dinero es mal casada . A causa de todos estos errores, Betolf aban- dona sus deberes conyugales, repudia a su mujer y fina lmente manda asesinarla . Sin . embargo, esta vida abnegada y sufrida es premiada con la sant idad, porque ella acató los designios de Dios y estuvo dispuesta a obedecer a su marido hasta su trágico final. Otro punto de interés que desarrolla Duby en este libro es la relación entre el s istema matrimonial y la producción literaria medie- val del fine amour. Para este investigador, el problema que se genera con la primogeni- tura como única posibil idad para conservar las heredades y los linajes intactos, es la falta de una función social para los caballe- ros célibes o juvenes que, al no poderfundar un linaje y tene r una heredad, quedan a la deriva y se agrupan alrededor de los gran- des señoríos feudales , en donde entret ienen sus vidas en justas y activ idades guerreras; algunos pocos tienen la fortuna de casar- se con una dama cuya familia carece de descendencia varonil , entonces el juvene se convierte en senior e, en cabeza de la here- dad, porque la mujer no puede gobernar sus propios bienes . Para Duby, el fine amour , amor cortés, nace como un juego eminentemente mascu- lino, en el cual se exponen las reglas de los valores viriles . La dama se ubica en el cen- tro de esta relación lúdica como un trofeo; su función es análoga a los manequls que sirven al caballero para entrenar sus habili- dades guerreras . Ella se muestra y se oculta . y se rehúsa a dar sus sirnpatlas, con el fin de que los juvenes aprendan a dominar sus emociones, a tener "mesura" en sus deseos. En las justas , la dama es la esposa del señor feudal, éste acepta que su cón- yuge sea el centro de interés de la compe- tencia entre los caballeros, pese a la severa prohibición del adulterio, porque sabe que es una situación lúdica convencional, en la cual su esposa lo está sust ituyendo en su relación de dominas, frente a los caballeros competidores . Por esta razón , el fine amour cumple dos funciones: tiene la misión de educar a los juvenes para que sepan acatar las leyes del vasallaje y para que aprendan a dominar su cuerpo; por el otro lado, los mantiene enac- tividad y los hace que acepten con mayor benevolencia la sucesión del linaje única- mente por medio de la primogenitura. Duby afirma que el fine amour "civiliza " a la juven- tud, reafirma las alianzas políticas y los nexos del vasallaje; además, considera que, como es una relación entre "machos solte- ros", detrás de los poemas de amor cortés se encuentran tendencias homosexuales : este juego- dice- esun juego entre machos en donde la dama es sólo la mediadora . Es- tos datos que Duby proporciona , aclaran sólo en parte el contorno social de la pro- ducción literaria del fine amour: sin du- da, descubre cómo se establecen las re- laciones entre los distintos s istemas que conforman la sociedad medieval y la impor- tancia que tienen para configurar los valores sociales; sin embarqo, no explican en su to- talidad las determinaciones que influyen so- bre el momento dela escritura de los textos del amor cortés, que son muchas y de di- versa índole. La lectura de estelibro hace compartir las intenciones y los manejos que empleó elva- rón para usurpar a la mujer su calidad de ser humano y convertirla en un objeto de inter- cambio, en un mundo dom inado por los va- lores masculinos. Detrás de las distintas máscaras -llamadas nobleza o religión,y con el pretexto de conservar estas institu- ciones porque eran las que ten lan el privile- gio de defender la "verdad" y la "legali- dad" del mundo medieval- encontramos al varón que definió y modeló la figura de la mujer, acorde con sus valores. De este juego de intereses emerge y seinicia el mo- delo amoroso o " discurso amoroso" que en la cultura occidental se ha establecido y ha permanecido, con sus rompimientos y discontinuidades, hasta nuestros dlas. Es por ello que también de esta lectura, queda la inquietud de conocer las relaciones y los propósitos que están, hoy en dla, tras el "discurso amoroso", asl como saber cómo se establecen las intercepciones con otras práct icas discursivas; cómo se produ- cen las representaciones en el "discurso amoroso" y cuántas de éstas son perviven- cias del modelo amoroso medieval: es de- cir, el libro inicia caminos para recorrer los textos, los mitos, los monumentos, en busca de lo que define lo "imaginario" de nuestra sociedad. O Georges Duby. MOle, Moyen Agederamouret au- tres essais, Parfs, Nouvelle Bibliothéque Scientifi- que, Flammarion, 1988. 53 Epístola a los chiapanecos Vicente Quirarte A caso mi consuelo por no estar Integra- mente al lado de Elva MacIas en esa comunión de sensibilidad e inteligencia que es -o debe ser- presentar un libro, sea que el medio antiguo y siempre nuevo de la ep ístola me deje hablar con una soltura que el almidón de los grandes presidium obliga adisfrazar de rigor académico, de poses estudiadas y tosecitas furtivas . Cuando enfrentamos un libro de poesía, el impacto estan fuerte que optamos por ela- borar un discurso que nos permita domesti- car las emociones, transmitir de manera ob- jetiva la traducción del mundo que el poeta propuso . Tr iple mentira que justifica la fama de falseadores de realidades que Platón en-. contró en los poetas. Mejor decir el dis- curso torpe y emotivo del adolescente que no sabe pero que s iente, y a partir de esa herida elabora su visión del mundo. Por eso, lleguen a Chiapas estas palabras no de crí- tico sino del lector agradecido que ha go- zado cada uno de los versos de Elva en el tráfago dela ciudad monstruosa, vayan mis palabras a ese San Cristóbal nuestro que sabe emerger cada mañana, limpio y reno- vado, de entre la niebla. Existe para el lector de poesía un privile- gio único: conocer al poeta y aprendera amarlo por sus creaciones verbales antes de conocer su persona. Lejos dela memoria me obliga a leer con nuevos ojos libros anteriores: rev iso las páginas iniciales de Círculo delsueño e Imagen y semejanza y en- cuentro que no tienen dedicatoria, lo cual quiere decir que no fueron regalo de Elva sino que los adquirl para conocer a la poeta, antes de que nos hiciéramos amigos. Y acaso le haya ocurrido, frente a la sonr isa invencible de Myriam Moscona,o ante la refinada violencia de EIsa Cross -ambas sus amigas, ambas poetas enormes- que deja de pensar en ellas como poetas y, como las quiere tanto y da por hecho que son magníficas en todo lo que hacen , de pronto le sorprende encontrar que son de veras buenas, que a veces, como dice Efraln el chiapaneco, se descuidan y les salen b ien los versos. Un primer agradecimiento de los lectores a Elva Macfas es el de la brevedad . Otros creerán en los directorios telefonicopoéti- cos donde elvo lumen engaña al más cauto. Aquí, todos loslibrossonuna prueba de que

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cual fue una cadena de humillaciones Ydes­dichas hasta morir asesinada por órdenesde su marido. El mal matrimonio se originóporque desde un principio se cometieronerrores como el que los cónyuges prove­nlan de distintos linajes, él noble, ella no;otro error cometido fue cuando Betolf, elesposo, decidió casarse sintomarenconsi­deración a sus padres -el buen matrimonioes asunto de la familia; por otro lado, lospadres de Godelive prefirieron a Betolf, en­tre muchos pretendientes, por su riqueza-la casada por dinero es mal casada. Acausa de todos estos errores, Betolf aban­dona sus deberes conyugales, repudia a sumujer y finalmente manda asesinarla. Sin.embargo, esta vida abnegada y sufrida espremiada con la santidad, porque ella acatólos designios de Dios y estuvo dispuesta aobedecer a su marido hasta su trágico final.

Otropunto deinterés que desarrolla Dubyen este libro es la relación entre el sistemamatrimonial y la producción literaria medie­val del fine amour. Para este investigador, elproblema que se genera con la primogeni­tura como única posibilidad para conservarlas heredades y los linajes intactos, es lafalta de una función social para los caballe­ros célibes o juvenes que, alnopoderfundarun linaje y tener una heredad, quedan a laderiva y se agrupan alrededor de los gran­des señoríosfeudales, endonde entretienensus vidas en justas y actividades guerreras;algunos pocos tienen la fortuna de casar­se con una dama cuya familia carece dedescendencia varonil, entonces el juvene seconvierte en seniore, en cabeza de la here­dad, porque la mujer no puede gobernar suspropios bienes.

Para Duby, el fine amour, amor cortés,nace comounjuego eminentemente mascu­lino, en el cual se exponen las reglas de losvalores viriles. La dama se ubica en el cen­tro de esta relación lúdica como un trofeo;su función es análoga a los manequls quesirven al caballero para entrenar sus habili­dades guerreras. Ella semuestra y seoculta .y se rehúsa a dar sus sirnpatlas, con el finde que los juvenes aprendan a dominarsus emociones, a tener "mesura" en susdeseos. En las justas, la dama es la esposadel señor feudal, éste acepta que su cón­yuge sea el centro de interés de la compe­tencia entre los caballeros, pese a la severaprohibición del adulterio, porque sabe quees una situación lúdica convencional, en lacual su esposa lo está sustituyendo en surelación de dominas, frente a los caballeroscompetidores.

Por esta razón, el fine amour cumple dosfunciones: tiene la misión de educar a los

juvenes para que sepan acatar las leyes delvasallaje y para que aprendan a dominar sucuerpo; porelotro lado, los mantiene enac­tividad y los hace que acepten con mayorbenevolencia la sucesión del linaje única­mente por medio de la primogenitura. Dubyafirma que el fine amour "civiliza" a la juven­tud, reafirma las alianzas políticas y losnexos del vasallaje; además, considera que,como es una relación entre "machos solte­ros", detrás de los poemas de amorcortésse encuentran tendencias homosexuales:este juego- dice- esunjuego entre machosen donde la dama es sólo la mediadora. Es­tos datos que Duby proporciona, aclaransólo en parte el contorno social de la pro­ducción literaria del fine amour: sin du­da, descubre cómo se establecen las re­laciones entre los distintos sistemas queconforman la sociedad medieval y la impor­tancia que tienen para configurar losvaloressociales; sin embarqo, no explican en suto­talidad las determinaciones que influyen so­bre elmomento delaescritura delos textosdel amor cortés, que son muchas y de di­versa índole.

La lectura de estelibrohace compartir lasintenciones y los manejos que empleó elva­rón para usurpar a lamujer sucalidad de serhumano y convertirla en un objeto de inter­cambio, enun mundo dominado por los va­lores masculinos. Detrás de las distintasmáscaras -llamadas nobleza o religión, ycon el pretexto de conservar estas institu­ciones porque eran las que tenlan el privile­gio de defender la " verdad" y la "legali­dad" del mundo medieval- encontramos alvarón que definió y modeló la figura de lamujer, acorde con sus valores. De estejuego deintereses emerge y seinicia el mo­delo amoroso o " discurso amoroso" queen la cultura occidental se ha establecidoy ha permanecido, con sus rompimientos ydiscontinuidades, hasta nuestros dlas.

Es por ello que también de esta lectura,queda la inquietud deconocer las relacionesy lospropósitos que están, hoyen dla, trasel "discurso amoroso", asl como sabercómo se establecen las intercepciones conotras prácticas discursivas; cómo seprodu­cen las representaciones en el "discursoamoroso" y cuántas de éstas son perviven­cias del modelo amoroso medieval: es de­cir, el libro inicia caminos para recorrer lostextos, los mitos, los monumentos, enbusca de lo que define lo "imaginario" denuestra sociedad. O

Georges Duby. MOle, Moyen Agederamouret au­tres essais, Parfs, Nouvelle Bibliothéque Scientifi­que, Flammarion, 1988.

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Epístolaa los chiapanecosVicente Quirarte

Acaso mi consuelo por no estar Integra­mente al lado de Elva MacIas en esa

comunión de sensibilidad e inteligencia quees-o debe ser- presentar un libro, sea queel medio antiguo y siempre nuevo de laepístola me deje hablar con una solturaque el almidón de los grandes presidiumobliga a disfrazar de rigor académico, deposes estudiadas y tosecitas furtivas .Cuando enfrentamos un libro de poesía, elimpacto estan fuerte que optamos por ela­borar undiscurso que nospermita domesti­car las emociones, transmitir de manera ob­jetiva la traducción del mundo que el poetapropuso. Triple mentira que justifica lafamadefalseadores de realidades que Platón en- .contró en los poetas. Mejor decir el dis­curso torpe y emotivo deladolescente queno sabe pero que siente, y a partir de esaherida elabora su visión delmundo. Poreso,lleguen a Chiapas estas palabras no de crí­tico sino del lector agradecido que ha go­zado cada uno de los versos de Elva en eltráfago delaciudad monstruosa, vayan mispalabras a ese San Cristóbal nuestro quesabe emerger cada mañana, limpio y reno­vado, de entre la niebla.

Existe para el lector de poesía un privile­gio único: conocer al poeta y aprender aamarlo por sus creaciones verbales antesdeconocer su persona. Lejos dela memoriame obliga a leer con nuevos ojos librosanteriores: reviso las páginas iniciales deCírculo delsueñoe Imagen y semejanza y en­cuentro que no tienen dedicatoria, lo cualquiere decir que no fueron regalo de Elvasinoque los adquirl para conocer a la poeta,antes de que nos hiciéramos amigos. Yacaso le haya ocurrido, frente a la sonrisainvencible de Myriam Moscona, o ante larefinada violencia de EIsa Cross -ambassusamigas, ambas poetas enormes- que dejade pensar en ellas como poetas y, comolas quiere tanto y da por hecho que sonmagníficas en todo lo que hacen, de prontole sorprende encontrar que son de verasbuenas, que a veces, como dice Efraln elchiapaneco, se descuidan y les salen bienlos versos.

Un primer agradecimiento de los lectoresa Elva Macfas es el de la brevedad. Otroscreerán en los directorios telefonicopoéti­cosdonde elvolumen engaña al más cauto.Aquí, todos loslibrossonuna prueba deque

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Octavio Paz

PEQUEÑA CRÓNICADE GRANDES DÍAS

LOS CAMBIOS EN ELMUNDO VISTOSDESDE MÉXICO

La vigoros a inquietudintelectual de Oetavio Pazpresente en El laberintode la soledad (950), Pos­data (969), El ogro filan­trópico (979) y Tiemponublado (1983) se confir­ma en esta reunión de re­flexiones sobre la histori areciente -nacional , latino­americana y euroasiática­a la luz de los principiosde la edad moderna : laduda, la crítica, el examen.

PEQUEÑA CRÓNICA DEGRANDES DÍAS

• Fin de un sistema• ¿Fin de un imperio?

• Amér ica ¿comunidad ocoto redondo?

• Panamá y otrospalenques

• México, modernidady trad ición

• México , modernidad ypatrimonialismo

PIEZAS DE CONVICCIÓN

El diálogo y el ruido(Francfort, 1984)

• El lugar de la prueba(Valencia, 1937)

• En el filo del viento(México y Japón)

• El Fondo Nacional parala Cultura y las Artes

• Al paso• Alguien me deletrea• Alba de la libertad

lo intenso ha de ser-por fuerza-breve. Sinembargo, no la deslumbra latentación de labrevedad cultivada por incapacidad esté­tica;"esto es, el trazo riguroso desusversosnace de laconcentración y node la fórmula .Acaso durante su larga permanencia enChina, codoconcodoEraclio Zepeda, apren­dió la lección de los pintores que, medita­bundos ante larealidad que enfrentan, traslacontemplación absorta del santo o delarquero zen, interpretan el mundo con unsologiro de muñeca. Porsu espontaneidady susintesis, enellos pareciera quenada esfruto del conocimiento, y todo dependieradel azar y del milagro.

En la poesia mexicana lo breve ha sidoen ocasiones una salida fácilpara quien noescapaz de emprender el gran vuelo. Sin em­bargo, existe una peculiaridad que separael ingenio dela verdadera poesia. Elsecretosellama sabiduria; merced a ella, los claros­curos de agua y tinta de Elva Macias " afian­zan nuestra permanencia", como escribe enalgún instante de Lejos de la memoria. Y yaque llegamos al terreno de los paralelosplásticos, se me ocurre, pensar que cadapoeta utiliza un instrumento distinto paratrazar susversos. Para no salirse delámbitode la tierra de poetas, se me ocurre queEfrain Bartolomé inscribe sus versos diazmi­ronianos con uncrayón de cera, y Juan Ba­ñuelos escribe en las paredes con brochade manifestante irredento, y Jaime Sabinesse vale de su voz de trueno para tatuar elaire nuestro de cada dia. Elva Macias, encambio, parece que para escribir se valierade un pincel de bambú con cerdas de dra­gón. Lo primero, porque al llegar al umbraldealguno desus poemas, uno siente la invi­tación de la mano femenina, el trazo quese eleva y nos eleva para sacarnos delmundo y reintegrarnos a suorigen. Pero lascerdas son de dragón porque bajo cadapalabra elegida palpita la furia sabiamentecontenida.

Como a todos los poetas auténticos, aElva no le gusta la realidad. Al menos, noaquella que"nos dan para que la consuma­mos sin cuestionarla . Lo demuestra sutransformación de los cuentos de hadasenA imagen y semejanza: es patente en eldiálogo que haestablecido con el padre a lolargo de supoesía, y que enLejos dela me­moria alcanza sus notas más altas. En esaparte obsesiva de su obra, demuestra laausencia del unicornio: amamos de una solamanera, y la castidad es un invento paraasustar a losingenuos. Pareciera queelbor­botón violento de Sabines clausurara to­da posibilidad posterior para hablar en unpoema sobre nuestra figura paterna. Elva

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despierta al suyo -al nuestro- delamuerte,pero le habla en voz baja, lo resucita pocoa poco, quizá por el temor a que se vaya.De talmodo. encuentra a supadre enel pai­saje y logra analogias impecables: si lanatu­raleza es hembra, macho es el paisaje; virilel arado y su mujer, la yunta; masculino eltrabajo; femenina la hogaza que lo premia.Porque Elva no busca una escritura dolosa­mente femenina. Acepta y defiende sucondición femenina y. cuando es preciso,viste lospantalones deJuan Preciado,enposdel padre permanente.

En los temas de Elva no hayotra rnetañ­sica que la nacida de la tierra y delasangre.Por eso el titulo Lejos de la memoria, tam­bién conciso y puntual, se convierte en elresumen de lapoética a lacual sehamante­nido fiela lo largo deestetiempo en que nosha dado poemas -por subrevedad- para serleidos en el elevador o en el estribo del ur­bano, pero poemas que -por su inten­sidad- precisan por espacio el preludio delencuentro amoroso. Uno de ellos está de­dicado. justamente. a San Cristóbal, ciu­dad que tiene en el corazón residenciainacabable:

Desde la montañacontemplo a Navenchauccomo una aldea chinadonde el agua duermecomo un ojo.

¿Qué hay en él si no el resumen de toda supoesfa? Los sentidos educados y tensos,como flecha del arco a punto de soltarse,la sustantivación que desprecia el falsoadorno de los adjetivos para dejarnos, adá­nicos, frente a la cosa pura. En sus versosde corte riguroso, geométrico, más dia­mante en el tiempo, no está el poema sinola invitación a la poesía, a vivir con seis sen­tidos mágicos el milagro de la niebla disol­viéndose en el calor del sol, dejándonos.una vez más. frente al renacimiento de unaciudad donde parecen haber nacido todaslas ciudades, y que hoyes fundada por supalabra joven. O

Elva Macias. Lejos de la memoria. IlustracionesdeFrancisco Toledo. Diseño deRafael López Cas­tro. México, Joan Baldó i Climento Editores,1989.46 p.

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