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VI Seminario Internacional de Educación a Distancia La educación en tiempos de convergencia tecnológica
RUEDA – Universidad Nacional de Cuyo – 10, 11 y 12 Octubre 2013
Formación docente en nuevos ambientes de enseñanza superior
Paola A. Dellepiane
[email protected] // [email protected]
Universidad del Salvador – Programa de Educación a Distancia (PAD)
Eje propuesto: ¿Qué desafíos se plantean para la enseñanza en los ambientes educativos actuales?
Tipo de trabajo: ensayo
Resumen
La Universidad hoy necesita docentes articulen dos roles simultáneos: ser especialista en un
campo científico, empresarial o tecnológico, y manejar conocimientos en el campo de las
nuevas tecnologías.
Esta exigencia requiere que los docentes (profesores y auxiliares docentes) a cargo de
cursos de grado desarrollen la enseñanza de su disciplina a partir de un adecuado diseño
curricular, organización anticipada de contenidos, estrategias y técnicas de enseñanza,
producción de textos, recursos para las clases y motivación de los estudiantes. La propuesta
que se desarrolla en este artículo, se enmarca adecuadamente en una cultura académica
que considera la necesidad de incluir las TIC como forma de inserción en la práctica del
cuerpo docente, en línea con las demandas de la Universidad y dentro del contexto de la
Sociedad de la Información y del Conocimiento.
Por otra parte, practicar el trabajo colaborativo refuerza el proceso de aprendizaje, y las TIC
proporcionan ventajas para promover este proceso. Aspectos como “aprender haciendo”,
“aprender reflexionando”, “aprender colaborando”, “aprender indagando” pueden facilitar el
aprendizaje en un entorno mediado por las TIC, haciendo transparente el rol del docente.
Palabras claves: aprendizaje, formación docente, motivación, aprender haciendo
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1. El rol del profesor en la Universidad del siglo XXI
Los nuevos enfoques educativos buscan que la formación de sus docentes se ajuste a las
demandas de la actual sociedad, es decir, profesionales con un perfil que puedan adaptarse
a las nuevas y futuras realidades educativas. Este perfil debe reunir ciertas características y
habilidades tales como la creatividad, diversidad y flexibilidad para responder a diversas
situaciones que se desarrollan en nuevos espacios y ambientes de aprendizaje basados en
las TIC, traspasando en muchos casos las barreras físicas de la clase presencial o
tradicional.
En lo que respecta a la enseñanza superior, podemos decir entonces que las prácticas
educativas se ven impactadas por el desarrollo de las tecnologías, modificando
sustancialmente los hábitos de estudio de nuestros alumnos. En este escenario, vale
agregar que, tanto docentes como estudiantes ven modificado su rol dentro del proceso
educativo: el profesor ha pasado de ser la única fuente de información y conocimiento, a ser
un facilitador y creador de hábitos de búsqueda y selección de información. Así, los
profesores necesitan explorar mecanismos de comunicación, estilos de aprendizaje, y en
particular de un rol que los convierta en auténticos líderes en el proceso de orientación para
la creación de verdaderas comunidades de aprendizaje (Fernández Pinto, 2002).
Tendrán entonces que poder asesorar y gestionar un ambiente de aprendizaje en el que se
desarrollen experiencias colaborativas, intercambio y retroalimentación cotidiana. Estas
funciones hacen del rol docente un verdadero facilitador o guía en el proceso de enseñanza.
Estas características son argumentos válidos que reflejan la necesidad de una mayor y
mejor formación de los docentes, tanto en lo técnico o instrumental, como en lo afectivo y
relacional. Siguiendo a Gregorio Casamayor, “… las principales claves en el diseño y
desarrollo de los programas formativos, sean presenciales, semipresenciales o en línea,
radica en un adecuado diseño del “cómo” se va a llevar a cabo” (Casamayor, 2008: 53).
En este contexto, creemos que las TIC son una herramienta potente, para fortalecer los
programas formativos en la universidad, haciendo énfasis en la construcción de modelos
orientados al “saber hacer” y aprovechando las posibilidades y recursos tecnológicos,
modelos que podemos clasificar en modelos de tutoría.
Asimismo, la función tutorial en entornos mediados por tecnología es compleja, y no siempre
los docentes poseen las aptitudes para dicha tarea. Por otra parte, es necesario que el
profesor reciba una formación adecuada para desempeñar con efectividad su actividad.
Siguiendo a Casamayor, los entornos virtuales, los nuevos formatos para los contenidos, los
nuevos canales de interacción, como así también los sistemas de gestión, hacen de la
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formación docente un elemento indispensable para la integración de las TIC en los procesos
de enseñanza en la universidad (Casamayor, 2008: 161).
El siguiente trabajo tiene como propósito compartir algunas reflexiones sobre las
necesidades de formación docente para poder desempeñarse en los nuevos ambientes de
enseñanza en enseñanza superior, partiendo del uso que los docentes de educación
superior hacen de las herramientas de los entornos virtuales y de recursos de la Web.
2. ¿Cuál es la situación actual?
El estereotipo del docente reproductor de información se mantiene en el ideario de las
instituciones educativas de nivel superior, a la vez que en las prácticas de muchos
formadores que llegan a este ámbito educativo, siendo un obstáculo significativo a superar
en procesos de innovación y cambio que intentan incluir a las TIC.
En este ideario de docente transmisor, se encuentran entonces dificultades para incluir las
que podemos llamar “nuevas tecnologías”. Así, Manuel Area expresa:
“L. Cuban (1986), en su conocida obra Teachers and Machines, en la que analizó la
historia y evolución de la tecnología en la enseñanza a lo largo del siglo XX,
identificó que existe un patrón o modelo que reiteradamente se repite cuando se
pretende incorporar a la enseñanza un medio o tecnología novedosa. Sucedió con
la aparición de la radio, el cine, los proyectores de diapositivas, la televisión, el
vídeo, y en estos últimos tiempos, con el ordenador. En pocas palabras este patrón
consiste en que el nuevo medio crea altas expectativas de que el mismo innovará
los procesos de enseñanza – aprendizaje, posteriormente se aplica a las escuelas,
y cuando se normaliza su utilización, se descubre que su impacto no ha sido tan
exitoso como se esperaba achacándose a causas diversas: falta de medios
suficientes, burocracia administrativa, insuficiente preparación del profesorado, etc.
En consecuencia, los docentes siguen manteniendo sus rutinas tradicionales
apoyadas, básicamente, en las tecnologías impresas” (Area, 2006: 2).
Acordamos con lo expuesto por el autor, pues a pesar de haber transcurrido más de seis
años de esta publicación, hoy en la mayoría de instituciones Latinoamericanas podemos
decir que el libro, junto con el pizarrón, continúan siendo las tecnologías por excelencia en
las aulas. Sin embargo, no ocurre lo mismo en la realidad de nuestros estudiantes, que
llegan a las aulas con un manejo fluido de recursos y herramientas tecnológicas.
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Nuestros estudiantes hoy experimentan un acceso y una apropiación de las tecnologías que
dista de las que poseen muchos de sus profesores y de las que promueven las instituciones
educativas.
Teniendo en cuenta estas condiciones, la capacitación docente debería ser parte de un plan
de acción institucional que contemple políticas de acceso, utilización de TIC y formación en
competencias.
Así, entendemos que el uso adecuado de las tecnologías en educación y en la formación
docente implica una transformación de las prácticas formativas y de las concepciones y
modalidades de trabajo. Esta capacitación no solo debería impactar en el trabajo en el aula,
sea física o virtual, de un docente en particular, sino que tendría que lograr contagiar a otros
docentes, invitándolos a un cambio o renovación. Este nuevo “rol docente” supondría
convertirse en un facilitador o mediador del aprendizaje, y a la vez diseñador de situaciones
de aprendizajes que incluyan tecnologías.
Por otra parte, un entorno virtual, como nuevo espacio digital de interacción, requiere de
“constructores” y participantes activos, no solo de lectores u observadores que consuman lo
que otros producen, por lo que es necesario el desarrollo de nuevas competencias que
hagan posible la transformación de las prácticas educativas.
En este contexto, creemos que la función de tutoría debe ocupar un lugar más relevante
aún, dado que la incorporación de tecnologías y entornos virtuales colaborativos en el aula
requieren del estudiante el desarrollo de nuevas competencias que demanda el mercado,
tales como auto-aprendizaje, comunicación escrita, acceso y filtrado de información, entre
las principales.
La función tutorial o de facilitación en entornos mediados por tecnología es compleja pues
requiere conocer las características de la tarea en sí, las acciones a realizar por el
facilitador, como así también las herramientas que necesitará para dicha tarea, ¿poseen los
docentes, en su mayoría, la formación para ello? Es necesario entonces que el profesor
reciba una formación adecuada para desempeñar con efectividad su actividad.
Consideramos así que la figura del tutor no es la de un capacitador, sino la de un soporte
que facilite el acercamiento a los contenidos curriculares a través de diferentes recursos
didácticos y tecnológicos.
Aún así, el profesor tiene la responsabilidad del proceso de enseñanza, independientemente
del ámbito en el que se desarrolle, sean ambientes tradicionales o bien más flexibles
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sustentados en las TIC, y promover el aprendizaje colaborativo, teniendo en este último
caso implicaciones en la preparación del docente que desempeñará este rol.
Tomando a Torres Velandia (2001) podemos decir que un docente en este rol debería
cumplir con las siguientes características:
• Conocimiento de la disciplina y de los contenidos del curso.
• Habilidad para guiar y sostener el aprendizaje y para explicar el contenido.
• Cordialidad, amabilidad, accesibilidad, capacidad de aliento.
• Capacidad de comunicación por diversos medios.
• Actitud de interés hacia lo que dice o escribe el estudiante.
• Empatía, o capacidad de ponerse en el lugar del otro.
• Capacidad motivadora.
• Compromiso y dedicación a la tarea.
• Disposición para el trabajo en equipo.
• Capacidad para organizar su tarea y la de sus estudiantes.
• Habilidad para cooperar con otros colegas.
Modalidades de aprendizajes
En las modalidades de aprendizaje centradas en los procesos comunicativos y en el
aprendizaje colaborativo, el modelo se focaliza en el alumno más que en el profesor, en
tanto el conocimiento es concebido como un constructo social, facilitado por la interacción, la
evaluación y la cooperación entre iguales.
Hay diversos autores que se han ocupado de las funciones que tendría que desarrollar el
profesor en los ambientes de aprendizaje colaborativo que explotan las posibilidades de la
comunicación mediadas por la computadora. Autores como Pérez i Garcías, (citado en
Salinas, 2004) las categoriza en cuatro áreas:
Pedagógica: entre los principales roles del instructor/moderador/guía/tutor giran sobre sus
deberes el de facilitador educacional, aportando su especial conocimiento y perspicacia.
Utiliza cuestiones y pruebas para las respuestas de los alumnos que centran las discusiones
en conceptos, principios y destrezas críticos. Modelando apropiadamente conductas en
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línea, el profesor puede preparar a estudiantes, sea en forma grupal o individual, para la
experiencia de moderar ellos mismos la conferencia.
Social: es esencial para el éxito de la enseñanza online un entorno social y amigable en el
cual se promueva el aprendizaje. Se necesita promover las relaciones humanas, afirmando
y reconociendo las aportaciones de los estudiantes; proporcionándoles oportunidades para
que desarrollen un sentido de cohesión del grupo.
Organizacional o administrativa: se trata de gestionar la agenda y el ritmo. Suelen
utilizarse meta-comentarios para resolver problemas en el contexto, normas o agenda,
claridad, irrelevancia o ayuda a los participantes con la sobre información.
Técnica: el profesor se ha de sentir primero él mismo confortable y hábil con la tecnología y
luego asegurarse que los participantes estén cómodos con el sistema y el software que se
está usando. Se trata así de lograr que la tecnología sea transparente.
Practicar el trabajo colaborativo refuerza el proceso de aprendizaje, y las TIC proporcionan
ventajas para promover dicho proceso, siendo posible distinguir cuatro elementos
principales:
- Estimular la comunicación interpersonal a través de herramientas como el correo
electrónico, el foro, videoconferencias.
- Facilitar el propio trabajo colaborativo, utilizando aplicaciones compartidas como
calendarios, documentos, navegación compartida.
- Proporcionar al docente un seguimiento de los participantes a través de sistemas de
estadísticas, registros de participación, herramientas que poseen las plataformas
virtuales.
- Posibilitar acceso a fuentes de información y contenidos que faciliten el intercambio
de recursos. (Casamayor, 2008: 97)
3. Nuevos roles y competencias de los docentes
Todas las competencias asociadas a la tecnología requieren capacitación específica, sin
embargo, no presuponen una formación profesional específica: creemos que cualquier
docente puede lograr alcanzar estas competencias con procesos de capacitación en forma
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Las prácticas docentes predominantes se caracterizan por un modelo transmisivo, en el cual
se pone énfasis en la enseñanza, y donde el profesor es considerado el único depositario
del saber. Si pensamos en prácticas docentes deseables, seguramente resultaría algo difícil
encontrar docentes que se consideren identificados y de acuerdo con este modelo.
El concepto de competencias que propone Bosco (2007) se refiere a la posibilidad de
desarrollar capacidades que permitan “usar funcionalmente los conceptos y habilidades en
contextos diferentes” (Bosco, 2007: 134). En el caso particular de las competencias
vinculadas con las TIC, estas capacidades trascienden a dichas tecnologías.
Manuel Area (2006) sugiere considerar cuatro dimensiones para clasificar las competencias:
Dimensión instrumental
Dimensión cognitiva
Dimensión actitudinal
Dimensión axiológica
Así, la capacitación no sólo tiene que apuntar a la adquisición de habilidades tecnológicas
específicas para el uso de las TIC como recurso, sino que debe promover el uso crítico de
las tecnologías desde actitudes positivas hacia la comunicación, colaboración y construcción
del conocimiento.
Luego, la capacitación tendrá que rever las creencias, temores, resistencias para trabajar
con tecnología y promover el desarrollo de las competencias atendiendo las cuatro
dimensiones mencionadas.
El siguiente cuadro sintetiza las principales competencias y habilidades del profesor y del
estudiante, considerando las características distintivas de la formación con TIC:
Características distintivas de la formación con TIC en el siglo XXI
Competencias y habilidad del profesor
Competencias y habilidades del estudiante
Aprendizaje mediado por el
ordenador
Apertura para buscar, planificar,
organizar y gestionar información
en entornos virtuales.
Habilidad para pasar de un
aprendizaje lineal a otro
interactivo e hipertextual.
Automotivado, autosuficiente y
actitud independiente frente al
estudio.
Actitud positiva hacia un
aprendizaje personalizado,
adaptado a las propias
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Formación continua: actualización
tanto en conocimientos como
habilidades en competencias
básicas en manejo de TIC.
necesidades.
Capacidad de organizar la
información a través de estructuras
cognitivas más complejas.
Conexión profesor/alumno
separados por el espacio y
el tiempo
Predisposición a cambiar
estrategias de comunicación,
dado el cambio que se genera de
una comunicación verbal a otra
no verbal.
Capacidad para orientar, motivar
y realizar un seguimiento global
del grado de progreso de los
alumnos.
Habilidad para organizar y
establecer condiciones para el
trabajo colaborativo en proyectos
de la materia.
Evaluación continua, fomentando
la autoevaluación y la
participación a través de distintos
medios.
Adecuado manejo de la
comunicación escrita.
Habilidad para aprender “junto al
profesor”, en un rol de facilitador y
no de transmisor de información.
Utilización de diferentes
herramientas de
comunicación sincrónicas y
asincrónicas
Preparación especial
(pedagógica y técnica) para el
manejo de herramientas de
comunicación sincrónicas y
asincrónicas: comunicación
escrita (correo electrónico, chat)
y comunicación auditiva/visual
(chat, videoconferencia)
Modelar apropiadamente
conductas online, de manera de
propiciar la participación y
despertar el interés en los
alumnos.
Papel más activo en un ambiente
muy rico en información: habilidad
para trabajar en equipos de
proyectos mediados por TIC.
Aprender interactuando con
materiales didácticos y personas
conectadas en la red.
Aprendizaje flexible y
apoyado en tutorías
Capacidades y aptitudes para la
generación de situaciones
Capacidad para trabajar en
ambientes no estructurados y en
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Tabla 1: Principales competencias y habilidades del profesor y del estudiante considerando las
características distintivas de la formación con TIC (Extraído Módulo 1: La educación en la Sociedad
de la Información, Máster IUP edición marzo 2010)
Nos preguntamos: ¿Cuál sería el modelo ideal de competencias de un docente facilitador en
el marco de un modelo orientado al aprendizaje en lugar de su condición transmisiva?
El modelo ideal tendría que permitir convertir saberes en competencias, facilitando al
docente el desarrollo de las funciones tutoriales con éxito. Así, una primera aproximación de
competencias de un tutor, y que consideramos tanto necesarias como deseables, se
presentan en la siguiente tabla:
mediadas por TIC del tipo
técnico, organizativo y social,
que superan las funciones
académicas tradicionales.
Actitud positiva y proactiva para
desarrollar su tarea en entornos
tecnológicos.
Lograr motivar el aprendizaje
autónomo de los alumnos.
Explotar potencialidades
comunicativas de las redes.
Ser asesor en el uso de
recursos: ayudar a los alumnos a
“aprender a aprender” en una
sociedad cambiante.
proyectos colaborativos.
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Competencias Necesarias Deseables
Cognitivas
Capacidad de abstracción, inducción,
deducción, análisis y síntesis
Capacidad para reconocer modelos y
conexiones ante determinadas situaciones
Habilidad de comunicarse en forma
escrita eficazmente
Habilidad para resolver problemas Capacidad para evaluar su propio
desempeño
Sociales
Habilidad para trabajar en distintos
contextos y con diferentes personas
Motiva y conduce hacia metas comunes
Flexibilidad para trabajar en equipo Reconoce la diversidad y multiculturalidad
Habilidad para negociar
Pedagógicas Habilidad para propiciar el
aprendizaje colaborativo en red
Capacidad creativa
Técnicas Posee conocimientos avanzados
sobre procesadores de texto, planilla
de cálculo, programas de
presentación.
Posee conocimientos sobre hardware y
software específicos como ser plataformas
educativas y sus herramientas.
Investigativas Habilidad para generar y difundir
conocimiento
Lograr identificar paradigmas de
investigación científicos
Tabla 2: Competencias necesarias y deseables del docente
“El rol del docente virtual se fundamenta en el acompañamiento, no en ser la
misma base de información o de conocimiento. La interacción es la base de los
entornos virtuales de aprendizaje. Interacción entre docentes, estudiantes,
materiales, y con la propia institución en su conjunto. Difícilmente encontremos un
único emisor. Hablamos de un marco en el que la construcción del conocimiento
compartido es la base del aprendizaje” (Duart y Martínez, 2002: 106).
En este marco de construcción, el facilitador debe:
“Estimular la participación y el compromiso de cada participante, utilizando y
promoviendo al máximo los soportes multimediales de consulta,
comunicación y aprendizaje.
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Coordinar y favorecer la consulta y la asistencia a través de tutorías no
presenciales.
Realizar una devolución rápida de las inquietudes, permitiendo sostener el
aprendizaje autónomo que realizan los estudiantes.
Detectar las distintas problemáticas que puedan surgir durante el desarrollo
de la capacitación”
(Lugo y Schulman, 1999: 115)
La falta de contacto “presencial o visual” en una instancia de educación no presencial puede
resultar un obstáculo en el proceso de comunicación, sin embargo, en los entornos virtuales
donde predomina la comunicación escrita, existen herramientas y recursos tecnológicos que
permiten interactuar eficientemente con cada uno de los estudiantes.
En Cabero (2006), Gisbert (2002) propone una clasificación de funciones, tanto a nivel
individual como grupal, que considera deberán asumir los docentes en entornos virtuales:
Consultores en información
Buscadores de materiales, recursos y herramientas tecnológicas para la
búsqueda de información. Soporte a los alumnos para el acceso a la
información.
Colaboradores en grupo
Favorecedores de planteamientos y resolución de problemas mediante el
trabajo colaborativo, tanto en espacios formales, no formales como
informales.
Facilitadores del aprendizaje
Facilitadores de la información de alumnos críticos, de pensamiento creativo
dentro de un entorno de aprendizaje colaborativo.
Desarrolladores de cursos y materiales
Diseñadores y desarrolladores de materiales dentro del marco curricular pero
en entornos tecnológicos. Planificadores de actividades y entornos virtuales
de formación.
Supervisores académicos
Diagnosticar las necesidades académicas de los alumnos. Realizar el
seguimiento y supervisión de los estudiantes para poder realizar los
feedbacks que contribuirán a una mejora continua
Tabla 3: Roles y funciones a desempeñar por el profesor en un entorno virtual (Gisbert, 2000) en
(Cabero, 2006: 205)
4. Conclusiones RU
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La formación docente para el uso apropiado de TIC en el nivel superior de enseñanza posee
múltiples variables vinculadas. La necesidad de cambios profundos por parte del docente
tiene que ser acompañada por una gestión institucional que posibilite al docente no solo de
nuevas herramientas y recursos sino de acción y reflexión que permitan un uso crítico en
sus prácticas en el aula.
A modo de conclusión final, agregamos dos aspectos claves a tener en cuenta:
● Garantizar que todos los docentes que participen en los programas de formación de
tutores virtuales reciban una completa y adecuada capacitación que les permita
desenvolverse sin dificultades en los entornos virtuales.
● Trabajar en lo posible en equipos integrados de manera interdisciplinaria, de manera
de potenciar la adquisición de habilidades y competencias, tanto tecnológicas como
didácticas, que conlleven a generar procesos de interacción a través de
comunidades virtuales.
5. Bibliografía
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