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CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010 129 las imágenes procesionales, algo que hoy día sería impensa- ble. En cuanto a los sujetos sociales, el público que asiste al cortejo, cabe mencionar el valor concedido a la indumenta- ria, sobre todo en los niños y niñas, vestidos con las mejores ropas, y en las mujeres provistas de velo, lo que indica la importancia que la sociedad local daba a esta celebración. LA SEMANA SANTA (2-47) Comentario ¿nal No cabe duda que la fotografía constituye hoy día una po- derosa herramienta para la documentación en investigación social. La oportunidad de disponer fotografías de principios del siglo XX permite leer en clave comparativa distintos as- pectos sobre la realidad. A través de ella podemos testimo- niar la memoria de unos espacios y unos usos desaparecidos o transformados, valorar los grupos sociales desde una de- construcción de los tópicos, y constatar los cambios en unos rituales festivos aparentemente inalterables, entre otras cues- tiones. La fotografía como depositaria de información repre- senta una referencia para el acúmulo histórico y patrimonial, pero ello sin explicación carece de valor. Con este análisis de los contenidos de interés etnográ¿co, por tanto, pretendemos reivindicar una lectura de los álbu- mes que puede aportar algo más allá de lo anecdótico, des- miti¿cando con ello la idea muy extendida de unas imágenes “etnográ¿cas” con sabor popular, enfoque que puede resultar atractivo desde el punto de vista local, pero que nosotros ve- mos enriquecido desde la mirada etnológica. Bibliografía ARDEVOL E. (1998): “Por una antropología de la mirada: etnografía, re- presentación y construcción de datos audiovisuales” En Revista de Dia- lectología y Tradiciones Populares del CSIC, Perspectivas de Antropolo- gía Visual, 53.2, Madrid. BRISSET MARTIN, D. E. (1999): “Acerca de la fotografía etnográ¿ca”. En Gazeta de Antropología, Nº 15. Texto 15-11. Universidad de Granada. LARA LÓPEZ, E. L. (2005): “La fotografía como documento histórico- artístico y etnográ¿co: una epistemología”. En Revista de Antropología Experimental, Nº 5. Texto 10. Universidad de Jaén. LÓPEZ, MONDÉJAR, P. (1997); Historia de la fotografía en España, Bar- celona, Lunwerg Editores. MARTIN CRIADO, A. (2001): “La fotografía de interés etnográ¿co”. En Revista de Folklore. Nº 252. Fundación Joaquín Díaz. pp. 195-204. PANTOJA CHAVES, A. (2008): “Las fuentes de la memoria. La fotografía como documento histórico”. En Nicolás Marín Mª. E. y González Martí- nez C. (Coords.), Ayeres en discusión [Recurso electrónico]: Temas clave de historia contemporánea hoy. Universidad de Murcia, Servicio de Pu- blicaciones. RUIZ CECILIA J. I. y MORET P. (Eds.) (2009); Osuna retratada. Memo- ria fotográ¿ca de la misión arqueológica francesa de 1903. Patronato de Arte, Amigos de los Museos, Osuna. SEÑO ASENCIO F. (2008): “ReÀexiones sobre un patrimonio olvidado: el o¿cio de los canteros y las canteras de Osuna”. En: Cuadernos de los Amigos de Osuna, nº 10, diciembre de 2008, pp. 59-63. YÁÑEZ POLO, M. A. (1997); Historia general de la fotografía en Sevilla, Monardes Historia, nº 15. Sevilla. VIAJES REFLEXIONES DEL VIAJE A SIRIA- JORDANIA Por JOSÉ MARÍA MALO ARAGÓN Médico pediatra PETRA (JORDANIA) Todos tenemos algún sueño especial que realizar. O varios. Yo también los tengo, y el más importante tenía un nombre: Petra. Por eso, cuando recibí el programa de viaje a Siria y Jordania que organizaban los Amigos de los Museos de Osuna (después de vivir el viaje, yo subrayaría lo de Ami- gos) no tuve duda alguna, tenía que realizar ese viaje que el destino me ofrecía. Era la primera vez que realizaría un viaje con Los Ami- gos... y realmente no me han defraudado en absoluto. Si me preguntan que qué ha sido lo mejor del viaje yo les diría que no el paisaje, sino el paisanaje que forma el grupo. Para mí Siria ha sido el gran descubrimiento: Yo de este país sabía poca cosa, que está en la lista de los países malditos de los americanos, que su capital es Damasco, que Alepo era la segunda ciudad y que por allí andaba Palmira, que más que nada me sonaba por la legendaria reina Zenobia. A ello se suma lo que pensaba Lawrence de sus habitantes: «Sus turbu- lentos habitantes, siempre dispuestos a declararse en huelga, eran tan extremados en pensamientos y palabras como en los placeres»; en el poco tiempo que allí hemos estado me ha pa- recido un pueblo joven, tolerante, sin fanatismos, donde las mujeres visten como les place, bien a lo occidental, bien a lo agareno, sobre todo esto en los medios rurales, donde las iglesias cristianas (el 13% es cristiano ) son respetadas y que goza de una incipiente democracia, eso si, sui generis, ya que el poder es hereditario y las grandes fotografías del Jefe cuel- gan por todas partes; parecen vigilar y controlar el país, como si fuesen los ojos del Gran Hermano Si me pidiesen una sola palabra para de¿nir el país diría que colosalismo, grandiosidad. Todo allí es grandioso desde el desierto tanto de arena como de roca basáltica que ocupa el 75% , hasta su capital, Damasco y sus restos arquitectóni- cos y artísticos.

VIAJES - Dialnetria fotográ¿ ca de la misión arqueológica francesa de 1903. Patronato de Arte, Amigos de los Museos, Osuna. SEÑO ASENCIO F. (2008): “Re exiones sobre un patrimonio

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Page 1: VIAJES - Dialnetria fotográ¿ ca de la misión arqueológica francesa de 1903. Patronato de Arte, Amigos de los Museos, Osuna. SEÑO ASENCIO F. (2008): “Re exiones sobre un patrimonio

CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010 129

las imágenes procesionales, algo que hoy día sería impensa-ble. En cuanto a los sujetos sociales, el público que asiste al cortejo, cabe mencionar el valor concedido a la indumenta-ria, sobre todo en los niños y niñas, vestidos con las mejores ropas, y en las mujeres provistas de velo, lo que indica la importancia que la sociedad local daba a esta celebración.

LA SEMANA SANTA (2-47)

Comentario nalNo cabe duda que la fotografía constituye hoy día una po-

derosa herramienta para la documentación en investigación social. La oportunidad de disponer fotografías de principios del siglo XX permite leer en clave comparativa distintos as-pectos sobre la realidad. A través de ella podemos testimo-niar la memoria de unos espacios y unos usos desaparecidos o transformados, valorar los grupos sociales desde una de-construcción de los tópicos, y constatar los cambios en unos rituales festivos aparentemente inalterables, entre otras cues-tiones. La fotografía como depositaria de información repre-senta una referencia para el acúmulo histórico y patrimonial, pero ello sin explicación carece de valor.

Con este análisis de los contenidos de interés etnográ co, por tanto, pretendemos reivindicar una lectura de los álbu-mes que puede aportar algo más allá de lo anecdótico, des-miti cando con ello la idea muy extendida de unas imágenes “etnográ cas” con sabor popular, enfoque que puede resultar atractivo desde el punto de vista local, pero que nosotros ve-mos enriquecido desde la mirada etnológica.

BibliografíaARDEVOL E. (1998): “Por una antropología de la mirada: etnografía, re-

presentación y construcción de datos audiovisuales” En Revista de Dia-lectología y Tradiciones Populares del CSIC, Perspectivas de Antropolo-gía Visual, 53.2, Madrid.

BRISSET MARTIN, D. E. (1999): “Acerca de la fotografía etnográ ca”. En Gazeta de Antropología, Nº 15. Texto 15-11. Universidad de Granada.

LARA LÓPEZ, E. L. (2005): “La fotografía como documento histórico-artístico y etnográ co: una epistemología”. En Revista de Antropología Experimental, Nº 5. Texto 10. Universidad de Jaén.

LÓPEZ, MONDÉJAR, P. (1997); Historia de la fotografía en España, Bar-celona, Lunwerg Editores.

MARTIN CRIADO, A. (2001): “La fotografía de interés etnográ co”. En Revista de Folklore. Nº 252. Fundación Joaquín Díaz. pp. 195-204.

PANTOJA CHAVES, A. (2008): “Las fuentes de la memoria. La fotografía como documento histórico”. En Nicolás Marín Mª. E. y González Martí-nez C. (Coords.), Ayeres en discusión [Recurso electrónico]: Temas clave de historia contemporánea hoy. Universidad de Murcia, Servicio de Pu-blicaciones.

RUIZ CECILIA J. I. y MORET P. (Eds.) (2009); Osuna retratada. Memo-ria fotográ ca de la misión arqueológica francesa de 1903. Patronato de Arte, Amigos de los Museos, Osuna.

SEÑO ASENCIO F. (2008): “Re exiones sobre un patrimonio olvidado: el o cio de los canteros y las canteras de Osuna”. En: Cuadernos de los Amigos de Osuna, nº 10, diciembre de 2008, pp. 59-63.

YÁÑEZ POLO, M. A. (1997); Historia general de la fotografía en Sevilla, Monardes Historia, nº 15. Sevilla.

VIAJES

REFLEXIONES DEL VIAJE A SIRIA- JORDANIA

PorJOSÉ MARÍA MALO ARAGÓN

Médico pediatra

PETRA (JORDANIA)

Todos tenemos algún sueño especial que realizar. O varios. Yo también los tengo, y el más importante tenía un nombre: Petra. Por eso, cuando recibí el programa de viaje a Siria y Jordania que organizaban los Amigos de los Museos de Osuna (después de vivir el viaje, yo subrayaría lo de Ami-gos) no tuve duda alguna, tenía que realizar ese viaje que el destino me ofrecía.

Era la primera vez que realizaría un viaje con Los Ami-gos... y realmente no me han defraudado en absoluto. Si me preguntan que qué ha sido lo mejor del viaje yo les diría que no el paisaje, sino el paisanaje que forma el grupo.

Para mí Siria ha sido el gran descubrimiento: Yo de este país sabía poca cosa, que está en la lista de los países malditos de los americanos, que su capital es Damasco, que Alepo era la segunda ciudad y que por allí andaba Palmira, que más que nada me sonaba por la legendaria reina Zenobia. A ello se suma lo que pensaba Lawrence de sus habitantes: «Sus turbu-lentos habitantes, siempre dispuestos a declararse en huelga, eran tan extremados en pensamientos y palabras como en los placeres»; en el poco tiempo que allí hemos estado me ha pa-recido un pueblo joven, tolerante, sin fanatismos, donde las mujeres visten como les place, bien a lo occidental, bien a lo agareno, sobre todo esto en los medios rurales, donde las iglesias cristianas (el 13% es cristiano ) son respetadas y que goza de una incipiente democracia, eso si, sui generis, ya que el poder es hereditario y las grandes fotografías del Jefe cuel-gan por todas partes; parecen vigilar y controlar el país, como si fuesen los ojos del Gran Hermano

Si me pidiesen una sola palabra para de nir el país diría que colosalismo, grandiosidad. Todo allí es grandioso desde el desierto tanto de arena como de roca basáltica que ocupa el 75% , hasta su capital, Damasco y sus restos arquitectóni-cos y artísticos.

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130 CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 12 ||2010

Esta primera impresión la tuvimos el primer día, cuando visitamos Alepo, ciudad de cinco millones de habitantes. El primer coloso fue la Ciudadela, que ante una amplia plaza se enseñorea de la ciudad, como madre amorosa., que fue la primitiva acrópolis.

Pero lo mismo ocurre en el primer vestigio cristiano que visitamos, la iglesia de S. Simeón el Estilita. Uno, lo poco que conocía de tan excéntrico santo es que vivió durante cua-renta años en los alto de una columna (¡ que horror ¡) y pen-saba ver una columna mas o menos conservada. Craso error. Allí lo que había eran los restos de una inmensa edi cación religiosa, con iglesia, residencia, cementerio. Casi como un pequeño pueblo. Por cierto allá encontramos a numerosos y simpáticos escolares que se desvivían por fotogra arse con el grupo.

Donde quizás mas me emocioné fue en Ebla, pues como le comentaba yo a Mazen, el excelente guía sirio que llevába-mos, muy preparado y respetuoso con cualquier tipo de ideas políticas o religiosas, estaba como haciendo realidad lo que yo había estudiado en el ya lejano bachillerato, el nacimiento de una civilización. Nombres como Mari, Ugarit, Mesopo-tamia, Ebla, estaban allí, era una realidad.

—Bueno –me dijo Mazen– la civilización empezó en Chi-na.

—Sí, pero la nuestra, la de occidente, el alfabeto, vienen de aquí –le concreté.

Y es que Siria es una gran lección de Historia. Debido a su situación estratégica, cruce de caminos del Fértil Creciente, siempre ha sido invadido por todos los pueblos, que han de-jado su huella: imperios mesopotámicos, griegos, romanos, bizantinos, cruzados, árabes, cristianos. Todos ellos han de-jado su impronta y sus huellas en el suelo sirio.

Siria sería la gran ruina romana, como el interminable car-do máximo de 2 km de Apamea hasta la columnata de Palmi-ra, pasando por templos, termas, teatros. Se podría decir que es la gran borrachera de lo romano.

Siguiendo en el tiempo, visitamos unos muy curiosos ves-tigios de una ciudad bizantina abandonada por mor de un terremoto, lo que ha dejado toda la osamenta que se conserva en un aceptable estado. Así se pueden visitar, como si fuese un fantasma del pasado, sus casas, posada, termas, iglesia, que mantienen mas o menos erectas sus paredes

De los cruzados, se conservan algunos restos eclesiales y sobre todo, los castillos, siendo el prototipo el monumental Krak de los Caballeros, donde nuevamente el colosalismo se hace piedra, donde cabía todo un pueblo en esa fortaleza de dos pisos.

Dando muestras de la convivencia y el respeto, el pueblo de Malula, donde el idioma que se conserva es el arameo y la mayoría de la población es cristiana. Aquí abundan las iglesias y las cruces se ven por doquier, algunas luminosas y coronan los montes que lo rodean, dando un delicioso aire kitch del pueblo.

Y por n Damasco, inmensa ciudad de 6 millones de habi-tantes, que se dispersan por el valle y por los montes vecinos, por lo que por la noche se ven estos montes iluminados como si estuviesen poblados de miles de luciérnagas. La mezquita, grandiosa, con eles que denotan una gran familiaridad con su Dios, pues mientras unos escuchan al imán, otros corre-tean por el interior y aquellos echan una reparadora siesta, recostados en la columna. Dentro de la mezquita está el ceno-ta o donde dicen se enterró la cabeza de S. Juan Bautista y a donde acuden los árabes para rezar. Lo que no es grandioso es la tumba del gran Saladin, aledaña a la mezquita y que, curiosamente, consta de tres cenota os.

Si, decididamente me ha enamorado y fascinado SIRIA. ...y Petra. Pero como diría Sebastián, esa es otra historia.

VIAJE DEL VERANO A ESCOCIA

Por JOSÉ MARÍA LÓPEZ PUERTA

Médico traumatólogo

Desde siempre había soñado con la tierra escocesa, la había contemplado a través de fotos y paisajes de la misma. La conocía como lugar de nacimiento de pre-

dicadores, guerreros, poetas, vagabundos, soñadores, aven-tureros, inventores y exploradores. Por ello, partía de una idealización que luego difícilmente, coincide con la realidad.

A medida que el avión se aproximaba al aeropuerto de Glasgow, desde su ventanilla, uno puede contemplar verdes praderas, con árboles, lagos y construcciones diseminadas.

El autobús que esperaba nos transportó desde la terminal del aeropuerto, que me pareció más pequeña que la de Sevi-lla, hasta nuestro hotel en Edimburgo. La fachada del mismo era espléndida y las habitaciones coincidían con el aspecto de la fachada. Cuando nos hubimos orientado, salimos a re-correr los alrededores, comprobando que estábamos en un lugar céntrico, de una ciudad en la que las construcciones decimonónicas dominaban por doquier.

Edimburgo es una ciudad que siempre te atrae, sus edi ca-ciones, sus colinas, sus jardines y sus paseos son cautivado-res. Soñaba con ver el palacio de Holyrood House, residencia de la Reina de Inglaterra, cuando en el verano se desplaza a estas tierras norteñas. No pudo ser, pues aquellos días su Majestad, se alojaba en el interior del castillo, y nos tuvimos que contentar con ver desde fuera el mismo, y observar y fo-togra ar a las compañías de soldados escoceses que rendían honores. Debo decir que a cambio vimos el palacio de verano de la familia real en Balmoral.

El atardecer y tras la semi nal del Mundial que jugaba España, dio paso a una tímida noche en la que Bernardino Fajardo, Jose na y su nieto, alquilaron un taxi para realizar una excursión, a este evento me añadí yo. La noche era muy bella, y la visión del centro de Edimburgo y de sus plazas con sus luces amarillentas, y sus edi cios de piedra, algo inol-vidable. Si hubiéramos tenido tiempo, sin duda, Edimburgo habría merecido más detenimiento.

En Escocia, el clima era muy cambiante y a temperaturas máximas, relativamente bajas, hay que añadir la lluvia y las inclemencias climatológicas que el lugar tiene y que nos iban a acompañar en nuestras sucesivas jornadas.

Desde esta ciudad partimos hacia el norte. A lo largo de todo el camino desde el sur, casi nunca se pierde de vista el mar y el campo pegados, inseparables, copiándose sus mo-vimientos. En el mar se ven olas azules rompiendo contra