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MARZO - MAYO 2011 VÍCTOR VALERA punto y línea

Víctor Valera, punto y línea

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Catálogo de arte, Marzo - mayo 2011

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MARZO - MAYO 2011

VÍCTOR VALERA

punto y línea

A Ricardo Mariñole debo toda mi admiración y agradecimiento

por la realización de esta exposición

PRESENTACIÓN

¿Qué se puede decir de un artista que ha honrado, a cabalidad, la correspon-dencia entre vida y obra? Víctor Valera se ha hecho a sí mismo a la par de unaobra cuya cua lidad distintiva es una chispa que va encendiendo, uno tras otro,el cuadro o la es cultura que le sucede. Bien lo podemos constatar en este grupode trabajos, realizados en su mayoría en 2010, en pintura, relieve y escultu ra.Sus temas de larga tra yec toria dan un giro que aporta nuevas posibilidades alas formas y al color, al punto, a la línea, en definitiva a toda la composición.

Mantenerse en el no saber nos permite ir por el mundo con ojos nuevos. Sor -pren der nos con viejas cosas que se recuperan en el trasunto de su lento movi -miento en el tiempo. Conocimiento y misterio son dos caras de lo humano, delo divino. Hay artistas que asumen valientemente transitar en el filo de estos dospolos. Esto lo percibimos, observando su hacer, como una lectura, como un en -sayo, tal co mo en tien de Montaigne este género. Como un «discurso errante»,un andar en el que los vai venes del camino mo de ran y guían la obra hasta quepor su cuenta se afirma. Cada nueva edición de obras de Valera lo ratifica ensus fuentes de estudio e ins piración y lo pro yecta a encuentros, tanto formalescomo materiales, de inu sitada experiencia.

En las salas 1, 2 y 3 se despliega un conjunto significativo de pinturas y relievesy en la sala 4, terraza, se presenta una «pequeña retrospectiva de escultura1957-2011», cincuenta y ocho años (recordemos que en 1957 recibe el PremioNacional de Escul tu ra) de una vida consagrada a pensar, hacer y disfrutar lacreación plástica.

Galería de Arte Ascaso

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En la vida de un artista es normal el regreso hacia algunas de sus etapas pa -

sadas o de sus inquietudes previas, en ciertos casos para compensar dudas pre-

sentes, en otros para disimular agotamientos, o también para renovar bús que -

das o fortalecer hallazgos inminentes. Todas estas posibilidades se han dado en

el mundo de los creadores. Pero lo que resulta absolutamente extraño es que un

artista consagrado retroceda en el tiempo para re-apropiarse de las volunta des

propias de un comienzo, es decir, de los empujes incipientes de una juventud.

La rareza de esta alternativa se hace más desafiante si ese esfuerzo retrospectivo

se realiza sin abandonar la reciedumbre de una experiencia sedimentada du -

ran te mu chos años. Pues bien, este es el caso de Víctor Valera y prueba irrefu -

table de ello lo constituye la acelerada fecundidad de sus recientes desarrollos.

Sin eufemismos, po demos decir que él está creciendo con el empuje propio de

un joven y con la sabi duría inherente a un maestro.

Víctor Guédez

(Víctor Valera Escultor, Armitano Editores, C.A., Caracas, 2000)

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UN NIÑO DE MARAC AIBO, OTRA VEZMilagros Socorro

Víctor Valera lo volvió a hacer. Si sigue así va a llegar el momento en que

producirá la obra de un artista de doce… de ocho años. Con la cualidad, por

lo demás singularísima, de generar en el espectador la sensación de que tam-

bién rejuvenece en la medida en que remonta en el tiempo el trabajo de Valera.

En la presente muestra, la contemplación de cada pieza despierta el de -

seo de compartir el alborozo que se siente en presencia de esas cintas de colo -

res flotando en una atmósfera decantada de toda impureza. ¿Dónde está el

mundo horrible que apenas esta mañana lamentábamos con los ojos apreta-

dos? Desapareció cuando los abrimos a esta obra que separa los componen -

tes de la luz como niños a los que se les ha asignado distintos roles en el trans -

curso de una fiesta.

Dónde quedó la ansiedad de la víspera, las miradas de reojo sospechando

en cada extraño un enemigo. Todo se ha organizado en estas franjas arroja das

a la mañana luminosa como papelillo aventado desde un carrusel. La cruel dad,

los horrores del mundo, ese pavoroso vocerío en el que se mezclan los su fri -

mientos de todos los seres, se han disipado momentáneamente y sólo se al can -

za a divisar lo que en el tíovivo mañanero es vertiginoso, límpido, entrecru zado

y festivo. Prueba de ello es que el espectador tiene la sensación de haber sido

atraído a un lugar de dulces geometrías, de haber ingresado a un salón en el

momento en que las cortinas son desplegadas con gesto veloz hacia un ama -

necer de armonías. Lo que vemos es lo que ha quedado del exilio de las for-

mas: las líneas son jubilosa evocación de volúmenes de otras épocas.

Es como cuando se hace una mudanza, que quedan en el piso las huellas

de las alfombras y sofás. En esta obra de Valera las trazas de antiguos muebles

largamente instalados en la imaginación no son manchas desvaídas. Al con-

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trario. Son rayas jubilosas. El artista está de mudanza… En cualquier caso, se

está despojando de casi todo. Y lo hace con alegría, con alivio. Con madurez.

En su viaje hacia lo esencial, Víctor Valera no deja de pensar. Recuerda

su vida. Lo sé porque cada vez que nos vemos me habla de su infancia, de su

primera juventud. En 2007, cuando cumplió ochenta años, me contó que su ma -

dre había sido un regalo que hizo una familia de apellido Valera a las monjas

del Hospital de la Chiquinquirá. «La regalaron cuando era una bebé porque

había sido producto de una relación ilegítima y era negra. Nunca volvió a ver

a sus padres. Mucho después pude averiguar que su madre, mi abuela, era una

mu jer casquivana y, al parecer, le pegó cachos a su marido con un hombre

negro que sembraba caña en los alrededores de la ciudad trujillana de Valera.

De esa relación, nació mi madre. Cuando quise saber más acerca de ella, me

dirigí a la Chiquinquirá pero la monja que la había criado había perdido la

memoria. Y no puede averiguar nada más».

Han pasado cuatro años, el trabajo de Valera se ha desnudado todavía

más. Regreso a su casa y vuelve a hablarme de su madre. Los cuadros que va

acumulando en su taller son cada vez más ligeros como son cada vez más jó -

venes e ingrávidas las gimnastas. Pero sus recuerdos se revelan más sombríos.

Vol vemos a hablar de su madre. «Cuando Isaías Medina Angarita estaba en

cam paña electoral fue a Maracaibo y visitó la casa de la familia Bustamante.

Pa radójicamente, nosotros vivíamos allí: era la única casa donde le permitieron

a mi madre tenerme con ella. Medina se sentó en una butaca y llamó al hijo de

la sirvienta y lo hizo sentarse cerca de él. Era yo. Todavía recuerdo que olía a

ci garro americano y a colonia Jean Marie Farina».

Ese muchachito ya era un artista. Nadie lo sabía, ni él mismo. Pero ya

hacía unos apuntes, comienzo de una práctica en la que no ha cesado. Cuan -

do estaba en sus primeros veinte se inscribió en la Escuela de Artes Julio Árra-

ga de Maracaibo, entre cuyos maestros se encontraba Jesús Soto. A comienzos

de los cincuenta se cruzaron dos acontecimientos, Soto anuncia su marcha a

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París casi al mismo tiempo que el joven aprendiz obtiene una beca para el

mismo des tino. Pero la ayuda no incluye el pasaje. Valera propone un negocio:

Soto fi nancia el boleto y él honra la deuda entregándole a aquel las mensuali-

dades hasta saldar el préstamo. El arreglo lo pondrá en París, pero lo amarrará

a la pobreza. Valera, que era pintor cubista cuando desembarcó en la capital

fran cesa, frecuenta en esta ciudad el taller de arte abstracto de Dewasne y

Vasarely, y comienza a experimentar con formas ópticas resueltas sobre un pla -

no; y también trabaja como obrero en el taller de Fernand Léger. Hacia 1955

comienza su trabajo de escultor y adopta el hierro como material fundamental

de su obra, con lo que se convierte en uno de los primeros escultores venezola -

nos en em plear el hierro como medio plástico.

En esta reunión, mientras observo los nuevos cuadros, que me producen

una especie de euforia que intento disimular, Valera menciona como de pasa-

da que entre sus descubrimientos más relevantes de París estuvieron los músicos

dodecafónicos, con los que se reunía con frecuencia. Era un grupito de france-

ses y argentinos. «Ellos me enseñaron que el silencio es parte de la música. Que

es música en sí mismo. No pasó mucho tiempo para que comprendiera que el

vacío en la obra es parte de ésta. Podría decirse que ellos constituyeron mi prin-

cipal influencia. Con los años esto se me ha revelado con más claridad. Por eso

hago este tipo de cosas, que son musicales, que tienen formas y silencios. Cada

vez más silencios que formas, por cierto. Es como un poco pintar el silencio: pin-

tar el vacío, el no-pintura…».

A los tres años de estar en París recibió una de las raras cartas de su ma -

dre. No podía más. Estaba casi ciega. Necesitaba ayuda. Ya no podía em plear -

se para lavar y planchar. La pequeña esquela, escrita con temblorosa le tra, fue

un mandato irreplicable para el hijo.

Se sabe que al regresar, a mediados de los cincuenta, participa en el Pro -

yecto de Integración de las Artes de la Ciudad Universitaria de Caracas, me -

diante la rea lización de trece murales en colaboración con Carlos Raúl Villanueva.

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El negro es un colorVÍCTOR VALERA

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Es dato bien divulgado que en 1958 recibe el Premio Nacional de Escultura.

Entre 1963 y 1964 integra el grupo de ocho jóvenes escultores venezolanos que

asis ten al taller dictado por Kenneth Armitage en Caracas. En 1966 su obra for -

ma parte de la muestra venezolana en la Bienal de Venecia. Y en los años suce-

sivos participará en exposiciones colectivas en Europa, Estados Unidos y Amé -

rica Latina. En 1972 gana el Primer Premio del Salón Arturo Michelena. En

1982 se alza con el Primer Premio de la I Bienal Nacional de Escultura Fran -

cisco Narváez en Porlamar. Y en 1984 todo el Museo de Arte Contem po rá neo

de Caracas Sofía Imber se llena con una retrospectiva de su obra. En el camino

fue alzándose con todos los premios y reconocimientos que Venezuela puede

tributar a un artista.

La vuelta a la patria desató un volcán de melancolía que había estado

contenido, debe ser, en la dura contienda por la supervivencia en el extranjero.

«Mi vida cambió cuando llegué a Venezuela… —dice mirando sin ver es -

tos cuadros de pulcra realización, en los que no se echa de ver el abismo de

do lor que está a punto de narrar—. La mitad de mi vida ha estado sumergida

en una constante depresión. Nací siendo un niño depresivo. Todo lo que he he -

cho ha estado orientado por mi necesidad de desahogarme, de decir, de trans-

mitir… Siempre. Toda la vida. Y casi siempre he logrado lidiar solo con ese do lor.

Pero cuando ha sido demasiado me he visto en la obligación de buscar ayu da,

porque acumulaba cosas y no realizaba nada. Esto tuvo su punto culminante

cuando regresé a Venezuela tras aquellos años en París».

«Llegó un momento en que necesité ayuda psiquiátrica. Por suerte, caí

en manos de dos grandes psiquiatras que fueron mi salvación. Ellos descu brie -

ron… o me ayudaron a descubrir la importancia que la pobreza, la falta de me -

dios, ha tenido en mi vida. Mi obra de escultor empieza con la chatarra, porque

eso era lo que conseguía en los basureros y con eso armaba mis esculturas».

«Yo había sido lo que se llama un mal estudiante. De niño era objeto de

constantes castigos porque nunca me sabía la lección. Lo que me gustaba era

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fugarme de la escuela para irme al lago de Maracaibo. No había quién me

mandara a estudiar. Mi madre se pasaba todo el día en las casas donde tra-

bajaba como sirvienta. Yo comía en la mañana un pan con queso y debía es -

perar hasta la tarde, cuando ella llegaba, para volver a comer; esta vez un cal -

do en botella, que ella traía, así como las sobras de la casa, que envolvía en

papel de periódico. Durante el día me la pasaba por Bellavista tumbando man-

gos o me iba al mercado de Maracaibo a ganarme unos centavos cargando

las bolsas de los compradores. Me encantaba estarme en el mercado para es -

cuchar a los decimistas [trovadores que cantan estrofas de diez versos octosíla-

bos] mezclados con los ruidos que hacían los carniceros al dar hachazos a las

enormes piezas, así como los que provenían de las grandes jaulas de pájaros

puestos en venta. Y aspiraba el olor de los diversos productos que iban llegan-

do de los Andes y del interior del Zulia».

«Tenía que andarme con cuidado, porque los celadores de Gómez nos

tenían echado el ojo y nos perseguían para que no molestáramos a los clientes

o a los vendedores. Ese mundo extraordinario fue mi escuela. Aunque llevaba

mucho desprecio, porque ése es el tratamiento que suele dársele a un mucha-

cho de la calle. Y yo fui un muchacho de la calle».

«Un día, abrumado por una de esas grandes depresiones que con frecuen-

cia se abatían sobre mi ánimo, me senté en la acera de la esquina McGregor,

donde se reunían los peloteros. Para entonces tenía quince años y ya había si -

do víc tima de la po licía. Allí estaba cuando pasó un camión lleno de soldados.

Co rrí y me encaramé. Así me alisté en la Infantería de Marina. Entre mis prime -

ras tareas estuvo la de vigilar a los presos del Castillo de Puerto Cabello. El 18

de octubre [del 45] me encontró en la entrada de Puerto Cabello cuidando la

zona con un fusil».

«Tengo los mejores recuerdos del Ejército —sigue—. Incluso la vigilancia a

los presos fue algo positivo, porque pude conocer gente muy notable. A pesar

de que lo tenía prohibido, yo conversaba con aquellos hombres greñudos y

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barbudos, les hacía mandados. Y algunas veces me tocó acompañar a algunos

a los burdeles, a donde les permitían ir, con sus grillos. En el año 48 me jura-

mentan para ingresar a la guardia de honor del presidente Rómulo Gallegos,

pero no llegué a hacerlo porque se produjo su derrocamiento. Me pasaron a

la Di rección de Guerra y Marina. Un día Wolfgang Larrazábal hizo formar a

toda la tropa y escogió algunos para ir a Miraflores. Entre ellos iba yo, pero

fue más el tiempo que pasé entre Estados Unidos y Panamá haciendo cursos,

que el que pasé en el Palacio. En Estados Unidos tuve ocasión de ver los

grandes mu seos y eso tuvo un gran impacto para mí. Y lo que sería definitivo

fue el hecho de que Wolfgang Larrazábal, enterado de que yo me la pasaba

haciendo di bujos y revistas, me mandó a llamar y me dijo: “Tú aquí no haces

nada. Te voy a man dar a la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas,

para que estudies du ran te el día, y haces la guardia nocturna en la Infantería

de Marina“. Salí de la Marina en el año 50, al tiempo que me expulsaron de

la Escuela de Artes Plás tica por revoltoso, y fui a parar a Maracaibo, donde

encontré a Jesús Soto, que estaba dirigiendo la Escuela de Artes Plásticas de

esa ciudad; y conocí a Lía Bermúdez, quien estaba recién casada y acababa

de instalarse en Maracaibo».

Ya sabemos que de Maracaibo salta a París. Allí estaba cuando llega la

carta de la madre. Aquí es preciso detenerse en el hecho de que su madre le

en viaba dinero. «Solían ser veinte bolívares, que en viejos francos era platica.

Yo me ganaba la vida en París recogiendo cartones, periódicos viejos. Jamás

na die me ayudó, ni el Estado, ni los personajes ricachones que llegaban de Ve -

ne zuela, con una sola excepción.... Pero yo seguía trabajando en un cuartito,

más exactamente una buhardilla que compartía con Pascual Navarro, en la ca -

sa de Aimé Battistini, una gran mujer, una artista extraordinaria, en cuya casa

vi ví mu cho tiempo. Allí me llegó la carta. Yo no era el primero, por cierto. Otros

ar tis tas latinoamericanos en París habían recibido cartas parecidas, pero tu vie -

ron la fuerza de resistir el llamado. Yo no. Mi madre decía:

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“Hijo, vente, estoy perdiendo la vista de planchar hasta las cuatro de la

mañana“. No necesité más impulso. Vine. Y conseguí la miseria más atroz. En

cual quier caso, ya había tenido suficiente de París. Pensé que lo que hacía allá

podría hacerlo aquí. Y lo que hice fue trabajar la materia. Ahí comenzó a salir

el escultor. En París había sido pintor. Pero en Venezuela di tiempo a que se

diera lo que estaba por darse: la escultura hay que sobarla, hay que manejar-

la literalmente con las manos. La escultura es menos equívoca que la pintura. En

realidad, la pintura es una farsa: una ventana a algo que no existe. Mientras

que la escultura es real».

«En París había descubierto un gran país —sigue Valera—, donde se po -

día ver lo más maravilloso del arte. Y regresé a un país desolado, sin proposi -

cio nes, enrumbado a la dictadura. Vi lo que había en escultura, me pareció de -

so lador. Estaba desolado y todo me reforzaba ese sentimiento. Me dispuse a

tra bajar dentro del arte moderno. Y escogí el hierro».

Víctor Valera sería el primero en incorporar el hierro a la obra de arte.

Hace sesenta años. Pero entonces comenzó a experimentar extrañas sensacio -

nes. Angustia, falta de concentración, pensamientos inconexos. Lo ingresaron en

una sala especial en el Hospital Vargas. «Un día empecé a caminar. Al princi-

pio sin sentido. Después mis pasos me llevaron a los basureros donde se amon-

tonaban pedazos de hierro. Los recogí y los convertí en piezas de arte. Mis obras

de esa época recibieron un repudio unánime. Fueron a parar al fondo del mar

co mo anclas de barcos. Yo trabajaba y regalaba. Era la única forma que tenía

de sa lir de las obras. No tenía dónde almacenarlas. Pasó el tiempo, tuve aque-

lla crisis. Y un día, el doctor Aristiguieta, el psiquiatra, vio en una exposición una

pie za de esa época y me sugirió que siguiera trabajando con eso».

Transcurrieron varias décadas y un día regresó a la pintura. «¡Hasta aquí

llegué con la escultura!, me dije. Necesito el color, las brochas, las cosas es cri -

tas como las partituras de los dodecafónicos. Necesito retomar la continuidad de

aquel niño que se inició en Maracaibo y que hace tiempo no volvía».

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«El artista nace con una preocupación», dice Víctor Valera. «Con una ne -

ce sidad de algo, que no sabe lo que es. Se sobrepone a eso. Hace como que

na da está pasando. Y, a medida que trabaja va cumpliendo etapas que lo lle-

van a otras más, pero son etapas que desde el principio estuvieron trazadas. La

trayectoria de un artista es como destino del que no puede zafarse. O no de be…

Una obra lo lleva a la siguiente. Hay algo, como un misterio que lo va condu -

ciendo a un puerto desconocido pero seguro. Es algo, por cierto, que uste des

los escritores no tienen: ustedes no pueden terminar un relato sin sellarlo con un

final… El final de los artistas está más allá de cada etapa. No sabemos siquiera

cuál es. Sólo sabemos que está allí, aguardándonos; y que basta ser coherentes,

auténticos, valientes, para arribar a él».

«Así somos los pintores —dice mirando un punto detrás de mi espalda—.

Los pintores somos emoción. No sabemos qué va a suceder con la proposición.

Es to puede resultar angustioso, pero uno termina acostumbrándose a ese azar,

a ese misterio. Por eso muy pronto uno se escurre de etiquetas, tonterías, limita -

cio nes. Que si soy cinético, si soy esto o lo de más allá. Eso está fuera de sen-

tido. Más aún, en esta época. O a estas alturas, que para mí es lo mismo. Estoy

convencido de que cuanto más ignorante, mejor resultado tiene un artista. Me

re fiero a la ignorancia con respecto a su propio destino, a su devenir como

crea dor. Prefiero avanzar en las sombras hasta allegarme a un lugar de luz.

Siem pre es así. Qué debe tener un artista. Te lo voy a decir: entereza. Hace fal -

ta en tereza, coraje, para entregarse sin demasiada resistencia a ese imperativo

mágico, misterioso, milagroso, que se va produciendo y que lo lleva a uno co -

mo acunado en una canoa. Digan lo que quieran: digan que es ciencia, di gan

todo lo que tú sabes que dicen, pero para mí es una actitud, una selección de

antemano pautada, algo que no aparece de golpe, pero que, a medida que se

va trabajando, va apareciendo».

«Si algún artista te dice lo contrario, está mintiendo. La verdad es que no -

sotros empezamos sin saber lo que hacemos ni hacia dónde vamos. Hay un

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predicamento de niño cuando nos enfrentamos a una tela. Vamos haciendo tra-

zos, vamos diciendo lo que a continuación queremos decir, pero hay mucho de

inconsciencia en eso. Estoy hablando por mí. En la mañana, cuando me levan-

to de la cama, aparecen unas cosas que debo hacer. Comienzo a hacerlas, pe -

ro eso que me propuse a veces no se concreta, porque me conduce a otras

cosas más…».

En mala hora se me ocurre preguntar si Víctor Valera ha vuelto al cine tis -

mo. Me gano una respuesta en la que detecto una pizca de desprecio. «Yo no

hago cinetismo», dice arrastrando las sílabas, como si dijera algo así como ja-

más to-le-ré el pe-rez-ji-me-nis-mo.

«Yo hago arte óptico, que deforma y forma quien lo ve. Aquí hay la equi -

vocación muy extendida según la cual todo el que haga una raya y un punto

es cinético. No, señor, es arte óptico. Es la retina la que se cansa, la que se irri-

ta. Y bueno sí, es un arte sin anécdotas».

«Y no —remata—. No echo de menos el hierro. ¿Sabes por qué? Es más

sim ple de lo que crees. Porque lo que antes costaba veinte bolívares, hoy vale

un millón. Bueno, se ha visto el drama que ha supuesto, para la construcción de

viviendas en Venezuela, el costo de las cabillas y lo que cuesta conseguirlas.

Por otra parte, la escultura no tiene espacio en las casas de los venezolanos: to -

do tiene que estar pegado en la pared, que nada interrumpa… Es la era de los

pe roles arrinconados. Y, desde luego, la época de los falsos escultores enchu-

fados en el poder».

Vuelvo a hacerle la pregunta de hace unos años: al hacer un balance,

¿hay algo de lo que se arrepienta? Y la respuesta es idéntica.

«No. He servido a mi país de muchas maneras y, siempre, lo mejor que

he podido. Y en medio de los dolores que mi país me produce, no hay un hom-

bre más feliz que yo, con mis amores, con mi fuerza, con mis equivocaciones.

También con mis temores».

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L ISTA DE OBRAS

1. Suavizado, 2010Tinta sobre papel encapsulado100 x 70 cm

2. Texturizado, 2010Tinta sobre papel encapsulado100 x 70 cm

3. Tricot, 2010Tinta sobre papel encapsulado100 x 70 cm

4. Adagio, 2010Tinta sobre papel encapsulado100 x 140 cm

5. Sueño, 2011Tinta sobre papel encapsulado100 x 70 cm

6. Bibliotecaria, 2010Tinta sobre papel encapsulado100 x 70 cm

7. Patente, 2010Tinta sobre papel encapsulado100 x 70 cm

8. Tejido, 2010Tinta sobre papel encapsulado100 x 70 cm

9. Modulada, 2010Tinta sobre papel encapsulado100 x 70 cm

10. Modulado terminado, 2010Tinta sobre papel encapsulado100 x 70 cm

11. Amorosa, 2011Tinta sobre papel encapsulado100 x 70 cm

12. Comuna, 2011 Tinta sobre papel encapsulado70 x 100 cm

13. Plutón, 2011Tinta sobre papel encapsulado70 x 100 cm

14. Risa oscura, 2011Tinta sobre papel encapsulado70 x 100 cm

15. Nicolás juega conuna estrella, 2011Acrílico sobre mdf98 x 297 x 12 cm

16. Acércate, 2010Acrílico sobre mdf140 x 110 cm

17. Así sueñas, 2010Acrílico sobre mdf140 x 110 cm

18. Continuo dos, 2010Acrílico sobre mdf140 x 110 cm

19. Piel amorosa, 2010Acrílico sobre mdf140 x 110 cm

20. V de Vargas, 2010Acrílico sobre mdf140 x 110 cm

21. Avalado, 2010Acrílico sobre mdf140 x 110 cm

22. Frisado, 2010Acrílico sobre mdf110 x 140 cm

23. Sensorio, 2010Acrílico sobre mdf110 x 140 cm

24. Test, 2010Acrílico sobre mdf110 x 140 cm

25. Zulia Wayúu, 2011Acrílico sobre mdf152 x 188 x 10 cm

26. Cuadrante calificada, 2010Acrílico sobre mdf122 x 122 cm

27. Corso, 2010Acrílico sobre mdf140 x 110 cm

28. Vegetal, 2010Acrílico sobre mdf80 x 110 cm

29. Final, 2010Acrílico sobre mdf80 x 110 cm

30. Continuo, 2010Acrílico sobre mdf80 x 110 cm

31. Intérprete, 2010Acrílico sobre mdf80 x 110 cm

32. Forma venidera,2010Acrílico sobre mdf80 x 110 cm

33. Gaitero (tríptico),2009 Acrílico sobre tela140 x 420 cm

34. Serie: AstralUrano, 2010Mixta110 x 80 x 11 cm

35. Serie: AstralVenus, 2010Mixta110 x 80 x 11 cm

36. Serie: AstralMercurio, 2010Mixta110 x 80 x 11 cm

37. Serie: AstralJúpiter, 2010Mixta110 x 80 x 11 cm

38. Serie: AstralAurora, 2010Mixta110 x 80 x 11 cm

39. Serie: AstralDulcinea, 2010Mixta110 x 80 x 11 cm

40. Serie: AstralEspejo, 2010Mixta110 x 80 x 11 cm

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41. Serie: AstralLluvia, 2010Mixta110 x 80 x 11 cm

42. Serie: AstralMarabú, 2010Mixta110 X 80 X 11 cm

43. Serie: AstralPotente, 2010Mixta110 x 80 x 11cm

44. Serie: AstralAmada, 2010 Mixta71 x 121 x 11 cm

45. Serie: AstralCarisma, 2010Mixta71 x 121 x 11 cm

46. Serie: AstralReferido, 2010Mixta71 x 121 x 11 cm

47. Camelia, 2010Mixta80 x 190 x 10 cm

48. Astromelia, 2010Mixta82 x 151 x 10 cm

49. Clarisa, 2010 Mixta80,5 x 109 x 10 cm

50. Cañadera, 2008Mixta103,5 x 49,2 cm

51. Zuliana, 2009Mixta120 x 78 cm

52. Llegadero, 1975 Mixta122 x 58 cm

53. Carta a Gardel,1974Mixta61 x 157 x 9 cm

54. Serie: Móviles establesPentagrama, 2009Mixta 119 x 43 x 5 cm

55. Serie: Móviles establesEva, 1977Mixta164 x 40 cm

56. Serie: Móviles estables¿De dó vienen?, 1977Mixta80 x 106 cm

57. Serie: Móviles establesCentro repetido, 2009Mixta 127 x 127 x 8 cm

58. Teatrito cabalganteó girasol, 2006 Acrílico sobre tela 91,5 x 91,5 cm

59. Coloratura, 2004Acrílico sobre tela100 x 100 cm

60. Abecedario, 2006Acrílico sobre tela100 x 100 cm

61. María AntonietaPons, 2010Hierro policromado112 x 80 x 25 cm

62. Robin Hood, 2010Hierro pintado99 x 40 x 25,5 cm

63. Crisante, 2010Hierro pintado39 x 41 x 40 cm

64. Margarita, 2006Hierro policromado40 x 40 x 17cm

65. Centro, 2010Hierro pintado40 x 40 x 44 cm

66. Tembleque, 2010Hierro pintado85,5 x 22,5 x 22,5 cm

67. Autoritaria, 2010Hierro pintado80 x 22,5 x 22,5 cm

68. Nube que tomaagua, 1999Hierro pintado180,5 x 30,5 x 32,5 cm

69. Noche y Día, 2010Hierro policromado40 x 40 x 40 cm

70. Templo parasabios, 1987Hierro policromado314 x 59 x 111 cm

71. Cuadrado perforado, 1984Hierro policromado36 x 35 x 34 cm

72. Esqueje al cuadrado I, 1984Hierro policromado37 x 35 x 12 cm

73. Propuesta verticalnaranja y blanco, 1984Hierro policromado37 x 35 x 12 cm

74. Marilyn mata a un gallo (Homenaje aMarilyn Monroe), 1962 Hierro oxidado183 x 86,5 x 57,5 cm

75. Lanzador de dardos, 1962Hierro oxidado121 x 39,5 x 45,5 cm

76. Cleopatra, 1962Hierro oxidado135 x 51 x 42 cm

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VÍCTOR VALERA

1927 Nace en Maracaibo, Venezuela.1941 Inicia en Maracaibo sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas.1945 Se traslada a Caracas y se inscribe en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas.1952 Se traslada a París, donde se incorpora al Taller de Jean Dewasne y Víctor Vasarely. También

trabaja en el Taller de Fernand Léger. 1955 Participa en el Proyecto de Integración de las Artes del arquitecto Carlos Raúl Villanueva en la

Ciudad Universitaria de Caracas.1984-1985 Integra la Comisión para la elaboración del proyecto de creación del Instituto Armando Reverón.

Reside y trabaja en Caracas.

PR INCIPALES EXPOSICIONES INDIV IDUALES

1953 Galería Arnaud, París1961 Esculturas, Colegio de Ingenieros, Maracaibo1965 Retrospectiva de su obra pictórica, Ateneo de Caracas1969 Esculturas en Estudio Actual, Galería Estudio Actual, Caracas1974 Víctor Valera, Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Bogotá, Colombia1982 Papeles perforados y Esculturas en hierro, Galería Estudio Actual, Caracas

Homenaje a los Cantantes Populares, Galería de Arte Nacional, Caracas1984 Víctor Valera, Esculturas 1954 -1984, exposición retrospectiva, Museo de Arte Contemporáneo de

Caracas Sofía Imber1985 Voces para leer, (exposición especial para invidentes realizada en sistema Braille), Sala Ipostel,

extensión Oeste del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber1987 Columnas excéntricas para demarcar un espacio americano, Galería Durban, Caracas1988 Víctor Valera, steel sculpture, Opus Art Studios, Miami, Florida1992 Formas para tocar, Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber

Textos del Chilam-Balam, Galería Durban, Caracas1994 Papeles perforados, Museo de Arte Contemporáneo Mario Abreu, Maracay, Venezuela1997 Esqueje al cuadrado, Galería Alternativa, Caracas1998 Sala de Exposiciones PDV, Caracas

El Infinito grito de un persistente, Esculturas, Sociedad Dramática de Maracaibo1999 Dos Maestros Latinoamericanos de la forma y el color, Víctor Valera y Edgar Negret, Centro

Venezolano de Cultura, BogotáEl muro como soporte, Museo Alejandro Otero, Caracas

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2000 El muro como soporte, Museo de Arte Contemporáneo del Zulia, Maracaibo2001 Saurios negros: sin alusiones, Galería D´Museo, Caracas

Víctor Valera - Papeles Perforados, Galería de Arte Nacional, Caracas2002 Papeles Perforados y Cartonajes (obras íntimas) 1984 - 1998, Galería Art Nouveau, Maracaibo2003 Concreciones, Durban-Segnini Gallery, Miami, Florida2005 Recorrido inverso al instinto, Galería de Arte Ascaso, Caracas2006 Víctor Valera - Módulos y Cuadrantes, Galería de Arte Ascaso, Valencia2007-2008 Víctor Valera - Entre líneas, módulos y cuadrados, Galería de Arte Ascaso, Caracas 2011 Víctor Valera - Punto y línea, Galería de Arte Ascaso, Caracas

PR INCIPALES EXPOSICIONES COLECT IVAS

1955 Salón des Realités Nouvelles, París, Galeríe Saint Agustín, París1956 Salón Planchart, Caracas1957 I Salón de Arte Abstracto, Caracas. Salón Nacional de Escultura, Museo de Bellas Artes, Caracas.

Salón D´Empaire, Maracaibo. Exposición Internacional de Bruselas, Bélgica1958 Facultad de Arquitectura UCV, Universidad Central de Venezuela, Caracas1959 De Rodín a nuestros días, Sala Mendoza, Caracas1961 Salón Arturo Michelena, Ateneo de Valencia, Venezuela1963 Armitage y ocho jóvenes escultores, Museo de Bellas Artes, Caracas1965 Unión Panamericana, Washington, USA. Exposición Latinoamericana, Galería IBM, New York1966 La Escultura y sus posibilidades, I Muestra del INCIBA, Caracas.

XXXIII Bienal Internacional de Venecia, Italia1967 Bienal Reverón, Museo de Bellas Artes, Caracas1972 Salón Arturo Michelena, Ateneo de Valencia1983 I Bienal de Escultura Francisco Narváez, Museo Francisco Narváez, Porlamar, Venezuela1985 América y lo Real Maravilloso, Museo de Arte La Rinconada, Caracas1986 Salón Arturo Michelena, Ateneo de Valencia. Contrastes de Forma, Abstracción Geométrica

1910 -1980, Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber. Galería Durban, Caracas. Bienal de Grabado, Museo de Arte La Tertulia, Cali, Colombia

1991 Lenguajes esenciales de la época, Galería Durban, Caracas1992 Hierro, Galería Durban, Caracas1993 Feria Iberoamericana de Arte, Caracas. Art Asia, Hong Kong. Art Miami, Florida1994 Art New York, New York. Siete Escultores Contemporáneos, Galería Durban, Caracas. Feria

Iberoamericana de Arte, Caracas. 2 + 2, esculturas, Galería Durban, Caracas. Taipei Art Fair 1996 International, Taipei World Trade Center, Taiwan. Mirarte, Feria Latinoamericana de Arte Internacional, Bogotá. I Bienal de Artes Visuales del Mercosur, Porto Alegre, Brasil

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2000-2001 Versiones del Sur, cinco propuestas en torno al Arte en América - Heterotopías, medio siglo sin lugar (1916 -1968), Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, España

2006 Los Cinéticos, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, España2011 Valera, Cruz Diez, Soto. Geométricos de colección, Ascaso Gallery, Miami

América Fría. La abstracción geométrica en Latinoamérica (1934-1973), Fundación Juan March, Madrid, España

PREMIOS

1957 Primer premio de pintura, Salón D´Empaire, Maracaibo. Primer premio de escultura, I Salón de Arte Abstracto, Caracas

1958 Premio nacional de escultura, Museo de Bellas Artes, Caracas. Segundo premio de pintura, Salón D´Empaire, Maracaibo

1962 Primer premio de escultura, Segundo Salón de Artes Plásticas y Aplicadas del Estado Aragua, Casa de la Cultura, Maracay, Venezuela. Primer y Segundo premio de escultura, Salón Arturo Michelena, Valencia. Premio Universidad de Carabobo, Salón Arturo Michelena, Valencia

1964 Primer premio de escultura, Salón de Jóvenes Artistas, Museo de Bellas Artes, Caracas1965 Segundo premio, Salón Pegaso, Ateneo de Caracas1967 Primer premio, Bienal Armando Reverón, Museo de Bellas Artes, Caracas. Premio crítica, Grupo

Teatral Lara. Mejor Escenografía del año por Los Ángeles Terribles, Barquisimeto, Venezuela. Arlequin de oro, Premio a la mejor escenografía en el III Festival de Teatro Venezolano por Los Ángeles Terribles, Caracas

1969 Primer premio de escultura, Salón D´Empaire, Maracaibo1972 Primer premio, Salón Arturo Michelena, Ateneo de Valencia1973 Placa de reconocimiento del Ministerio de la Defensa por la colaboración prestada con motivo de la

Conmemoración del Sesquicentenario de la Batalla Naval de Maracaibo1983 Primer premio, I Bienal de Escultura Francisco Narváez, Museo Francisco Narváez, Porlamar, Venezuela1984 Premio AICA al mejor artista del año, Caracas1985 Premio AICA al mejor artista del año, Caracas1986 Premio Juan Lovera, Salón Arturo Michelena, Valencia1996 Premio Pedro Ángel González, otorgado por la Secretaría de Cultura de la Gobernación del Distrito

Federal, Caracas2006 Premio AICA al mejor artista del año, Caracas

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DIST INCIONES

1980 Orden Andrés Bello en su Primera Clase, Caracas1982 Orden del Mérito al Trabajo en su Primera Clase, Caracas. Orden Sol de Carabobo, Valencia1987 Orden Francisco de Miranda en su Primera Clase, Caracas1991 Orden Ciudad de Maracaibo en su Primera Clase, Concejo Municipal de Maracaibo1992 Medalla de Honor del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Caracas1994 Orden Sol de Maracaibo1996 Botón de La Universidad del Zulia1998 Orden UCV, Universidad Central de Venezuela, Caracas1999 Orden San Sebastián en su Primera Clase, Maracaibo2000 Botón MACZUL, Museo de Arte Contemporáneo del Zulia2001 Orden Relámpago del Catatumbo, Maracaibo2002 Doctor Honoris Causa, Universidad Católica Cecilio Acosta, Maracaibo2009 Doctor Honoris Causa, Universidad Central de Venezuela

GALERÍA DE ARTE ASCASOAño 21 Catálogo Nº 77

VÍCTOR VALERApunto y líneaMarzo - Mayo 2011Salas 1, 2, 3 y sala 4 terraza

Milagros SocorroTexto de catálogo

Rayza HerreraCoordinación museográfica

Zilah RojasDiseño gráfico

Ricardo MariñoFotografía del artista

Ricardo MariñoAnaxímenes Vera pp 48, 50 Fotografía de la obra

Editorial ArtePreprensa e impresión

©Galería de Arte AscasoHECHO EL DEPÓSITO DE LEYDepósito legal: lf2562011700377ISBN: 978-980-6773-20-2

Tiraje: 1000 ejemplaresImpreso en Caracas, Venezuela,2011

Sede CaracasAvenida Orinoco, entre calles Mucuchíesy Monterrey, Urbanización Las MercedesCaracas, 1060, VenezuelaTeléfonos: (58-212) 993.6862Telefax: (58-212) 993.5301e-mail: [email protected]

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HorarioLunes a viernes8:00 am. a 1:00 pm.2:00 pm. a 6:00 pm.Sábados y domingos11:00 am. a 3:00 pm.

Antonio J. Ascaso R.Director

Limari Ramírez de AscasoSubdirectora

Antonio Ascaso FondónAsesor

Jorge E. Harb M.Asistente

Aurea R. Sánchez C.Contador Público

Carmen Adelina PintoAsesoría de Comunicación

Juana del Rosario CabreraAsistente Administrativo

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