1
9 MARZO 2017 VIERNES 31 CULTURA Las obras Cuentan que Penélope II, de Alberto Jorge Yáñez y Mariana y la internet, de Ernesto Pérez Castillo, de la Casa Editora Abril, serán presentadas mañana, a las 11:00 a.m., en el Sábado del Libro, espacio que de manera excepcional, se llevará a cabo en la sede del Instituto Cubano del Libro, en la calle Obispo esquina a Aguiar, en el Centro Histórico, a propósito de nuevos aniversarios de la Unión de Jóvenes Comunistas y de la Organización de Pioneros José Martí. Antes de partir raudo hacia Petrogra- do en la primavera de 1917, Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, vivió alrededor de un año junto a su esposa Nadezh- da Krúpskaia en un modesto aparta- mento de la calle Spiegelgasse, en la ciudad suiza de Zurich. En la fachada del número 14 una placa recuerda esa estancia a viandantes y turistas. Al líder bolchevique, para quien nada humano fue ajeno, debió picarle la curiosidad el ajetreo que en febrero de 1916, por los mismos días en que la pareja se instalaba procedente de Berna, animaba un local ubicado jus- to al frente, en el número 1 de la Spie- gelgasse. Hugo Ball redactó la nota que anun- ció en la prensa de la ciudad la apertu- ra de la taberna y supervisó personal- mente la ubicación del rótulo sobre la puerta: Cabaret Voltaire. Aunque Ball, poeta alemán que por entonces pretendía reducir la versificación al matanzas. —La célebre cantante Oma- ra Portuondo y la emblemática or- questa Aragón constituyen un sello de garantía para la arrancada y desenla- ce de la segunda edición del Encuen- tro Internacional de Danzón Miguel Failde, con escenario en esta ciudad el fin de semana. Una combinación perfecta para dar brillo a un certamen que según pedro de la hoz ventura de jesús Tristan Tzara Vladimir I. LENIN. FOTOS: CORTESÍA DEL AUTOR Lenin y Tzara, dadaísmo y revolución Lo que bien empieza puro sonido de los fonemas, figura- ba como propietario, varios amigos ayudaron a sustentar el proyecto y darle vida. Por ahí andaba el pintor rumano y estudiante de arquitectura en el Instituto Politécnico de Zurich, Marcel Janco; el poeta y psicoanalista alemán Richard Huelsenbeck, recién llegado a la urbe; el escultor, pintor y poeta francoalemán Jean Arp, quien se haría célebre con los años y había escapado del servicio militar germano haciéndose pasar por loco, y su novia, luego esposa, la suiza Sophie Taeuber, cuya notoriedad como diseñadora ha sido reconocida oficialmente por la Confederación Helvética al estampar su efigie en el billete de 50 francos suizos. Pronto se hizo sentir el más diná- mico y joven de todos, Tristan Tzara. Nacido rumano en una familia he- brea —parece haberse llamado real- mente Samuel Rosenstock, algo que negó siempre—, se hizo francés en ciudadanía y expresión. Antes de de- sembarcar en Zurich publicó en esa lengua un primer e inquietante libro de poemas, La primera aventura ce- leste de Monsieur Antypirine, y Tzara se convirtió en el parroquiano más al- borotador del Cabaret Voltaire. Todos aquellos y otros artistas y poetas repudiaban la Primera Guerra Mundial y no se afiliaban a ninguno de los bloques en conflicto. Una noche Tzara invitó a los presentes a entonar al unísono canciones de sus países de origen. En otra repartían pancartas y panfletos de tipografía delirante. Una más dedicaban a la experimenta- ción poética. Ruido, inconformidad, cuestionamientos a las convenciones artísticas y políticas. Tzara se sacaba como un mago poemas de los bolsi- llos, los refugiados rusos respondían con cantos folclóricos y los alsacianos con escenas del Ubu Rey, de Alfred Jarry. Allí, en el Voltaire, surgió el dadaís- mo. Dos años después Tzara lanzó su primer intento por teorizar lo que era la negación del arte, con el Primer Manifiesto Dadaísta. En ese texto afirmaba: «La obra de arte no debe ser la belleza en sí misma porque la belleza ha muerto; ni alegre ni triste, ni clara ni oscura, no debe divertir ni maltratar a las personas individuales sirviéndoles pastiches de santas aureolas o los sudores de una carrera en arco a través de las atmós- feras. (…). Los que están con nosotros conservan su libertad. No reconoce- mos ninguna teoría. Basta de acade- mias cubistas y futuristas». ¿Qué tiene que ver Lenin con todo esto? Posiblemente nada y mucho. El político e ideólogo ruso se halla- ba confinado en Suiza prácticamen- te desde que la conflagración bélica europea entró en su apogeo. Había tratado de convencer a sus colegas socialistas rusos y europeos de apro- vechar las contradicciones entre las potencias para llevar adelante una in- surrección revolucionaria al margen de la guerra en las naciones europeas. Esta idea no triunfó en el cónclave efectuado en Zimmerwald, cerca de Berna, en septiembre de 1915. Tam- poco en Kienthal en abril de 1916. La Segunda Internacional se debatía en la agonía y todavía era demasiado temprano para proponer una nueva concertación de la izquierda radical. Por lo pronto, Lenin estudia y escribe en Zurich. Da los toques finales a un en- sayo que ganaría una jerarquía clásica en la literatura marxista: El imperialis- mo, fase superior del capitalismo. Du- rante la etapa final de la redacción, en el apartamento de la Spiegelgasse, esta- ría abrumado por el olor penetrante de una cercana fábrica de embutidos. Por la vecindad es muy probable que a Lenin no le fuera ajena la ac- tividad del Café Voltaire. Tzara no tenía por qué saber de los ímpetus revolucionarios del exiliado ruso; le bastaban los suyos. Pero a pocos me- tros de allí, en la propia calle, en el más tranquilo Café de la Terrasse, había tableros de ajedrez. Lenin y Tzara eran aficionados al juego cien- cia y frecuentaban el sitio. El escritor rumano Andrei Codres- cu, en su libro The Posthuman Dada Guide: Tzara & Lenin play chess (2009) especula, a partir de datos rea- les, la coincidencia ajedrecística del poeta y el político. Afirma: «Ambos compartían un profundo sentido de las injusticias. Sin embargo, discrepa- ban en el enfoque de cómo enfrentar la situación. Por un lado, en Tzara im- peraba el caos, la libido, la creatividad y el absurdo mientras que, en Lenin, prevalecía la energía de la razón, el orden, las estructuras sociales». Treinta años atrás, un trovador cu- bano, Carlos Valera compuso una can- ción titulada Jaque Mate 1916. Allí dice: «Tristan Tzara jugaba ajedrez con Lenin/la misma calle que nació Dada/a veces presiento que fui una pieza,/que aquel tablero era mi ciudad». Por estos días la lleva en el reperto- rio que canta en varias ciudades sui- zas, en vísperas del centenario de la Revolución de Octubre. ii encuentro internacional de danzón el parecer del talentoso músico y di- rector Ethiel Fernández Failde, pre- tende reavivar nuestro baile nacio- nal en el ámbito juvenil y acentuar su popularidad precisamente desde el territorio donde nació este género hace 138 años. La reconocida vocalista del Bue- na Vista Social Club fue una de las atracciones en la gala inaugural, concierto de lujo donde el públi- co asistente disfrutó además de los espléndidos dones de la joven or- questa Miguel Failde, anfitriona del foro bailable, y de la Orquesta Sinfó- nica de Matanzas. El cierre está garantizado con Ara- gón, uno de los pilares de la música tradicional cubana por su sonido ca- racterístico y refinado nivel creativo e instrumental. Además del concurso de baile de danzón, en el cual participan competi- dores foráneos y de casi todo el país, el programa incluye bailables en impor- tantes plazas de la ciudad y un evento teórico para reflexionar sobre diversos temas asociados a este género. Un momento de especial impor- tancia será la presentación del li- bro sobre la vida y obra de Dámaso Pérez Prado, compilación de Yanira Marimón y Ulises Rodríguez Febles que deviene digno homenaje al in- ventor del mambo en el año de su centenario. SÁBADO DEL LIBRO

viernes 31 lenin y tzara, dadaísmo y revolución - · PDF filemarzo 2017 calle Obispo esquina a viernes 31 ... Por estos días la lleva en el reperto­ rio que canta en varias ciudades

  • Upload
    dangdat

  • View
    214

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: viernes 31 lenin y tzara, dadaísmo y revolución - · PDF filemarzo 2017 calle Obispo esquina a viernes 31 ... Por estos días la lleva en el reperto­ rio que canta en varias ciudades

9marzo 2017 viernes 31

cultur alas obras Cuentan que Penélope ii, de alberto Jorge Yáñez y Mariana y la internet, de Ernesto Pérez castillo, de la casa Editora abril, serán presentadas mañana, a las 11:00 a.m., en el Sábado del libro, espacio que de manera excepcional, se llevará a cabo en la sede del Instituto cubano del libro, en la calle Obispo esquina a aguiar, en el centro Histórico, a propósito de nuevos aniversarios de la unión de Jóvenes comunistas y de la Organización de Pioneros José Martí.

antes de partir raudo hacia Petrogra­do en la primavera de 1917, Vladimir Ilich ulianov, lenin, vivió alrededor de un año junto a su esposa Nadezh­da Krúpskaia en un modesto aparta­mento de la calle Spiegelgasse, en la ciudad suiza de Zurich. En la fachada del número 14 una placa recuerda esa estancia a viandantes y turistas.

al líder bolchevique, para quien nada humano fue ajeno, debió picarle la curiosidad el ajetreo que en febrero de 1916, por los mismos días en que la pareja se instalaba procedente de Berna, animaba un local ubicado jus­to al frente, en el número 1 de la Spie­gelgasse.

Hugo Ball redactó la nota que anun­ció en la prensa de la ciudad la apertu­ra de la taberna y supervisó personal­mente la ubicación del rótulo sobre la puerta: cabaret Voltaire. aunque Ball, poeta alemán que por entonces pretendía reducir la versificación al

matanzas.—la célebre cantante Oma­ra Portuondo y la emblemática or­questa aragón constituyen un sello de garantía para la arrancada y desenla­ce de la segunda edición del Encuen­tro Internacional de Danzón Miguel Failde, con escenario en esta ciudad el fin de semana.

una combinación perfecta para dar brillo a un certamen que según

pedro de la hoz

ventura de jesús

Tristan TzaraVladimir I. Lenin. Fotos: Cortesía deL autor

lenin y tzara, dadaísmo y revolución

lo que bien empieza

puro sonido de los fonemas, figura­ba como propietario, varios amigos ayudaron a sustentar el proyecto y darle vida. Por ahí andaba el pintor rumano y estudiante de arquitectura en el Instituto Politécnico de Zurich, Marcel Janco; el poeta y psicoanalista alemán richard Huelsenbeck, recién llegado a la urbe; el escultor, pintor y poeta francoalemán Jean arp, quien se haría célebre con los años y había escapado del servicio militar germano haciéndose pasar por loco, y su novia, luego esposa, la suiza Sophie taeuber, cuya notoriedad como diseñadora ha sido reconocida oficialmente por la confederación Helvética al estampar su efigie en el billete de 50 francos suizos.

Pronto se hizo sentir el más diná­mico y joven de todos, tristan tzara. Nacido rumano en una familia he­brea —parece haberse llamado real­mente Samuel rosenstock, algo que negó siempre—, se hizo francés en ciudadanía y expresión. antes de de­sembarcar en Zurich publicó en esa lengua un primer e inquietante libro de poemas, La primera aventura ce-leste de Monsieur Antypirine, y tzara se convirtió en el parroquiano más al­borotador del cabaret Voltaire.

todos aquellos y otros artistas y poetas repudiaban la Primera Guerra Mundial y no se afiliaban a ninguno de los bloques en conflicto. una noche tzara invitó a los presentes a entonar al unísono canciones de sus países de origen. En otra repartían pancartas y panfletos de tipografía delirante. una más dedicaban a la experimenta­ción poética. ruido, inconformidad, cuestionamientos a las convenciones artísticas y políticas. tzara se sacaba como un mago poemas de los bolsi­llos, los refugiados rusos respondían con cantos folclóricos y los alsacianos con escenas del ubu rey, de alfred Jarry.

allí, en el Voltaire, surgió el dadaís­mo. Dos años después tzara lanzó su primer intento por teorizar lo que era

la negación del arte, con el Primer Manifiesto Dadaísta.

En ese texto afirmaba: «la obra de arte no debe ser la belleza en sí misma porque la belleza ha muerto; ni alegre ni triste, ni clara ni oscura, no debe divertir ni maltratar a las personas individuales sirviéndoles pastiches de santas aureolas o los sudores de una carrera en arco a través de las atmós­feras. (…). los que están con nosotros conservan su libertad. No reconoce­mos ninguna teoría. Basta de acade­mias cubistas y futuristas».

¿Qué tiene que ver lenin con todo esto? Posiblemente nada y mucho. El político e ideólogo ruso se halla­ba confinado en Suiza prácticamen­te desde que la conflagración bélica europea entró en su apogeo. Había tratado de convencer a sus colegas socialistas rusos y europeos de apro­vechar las contradicciones entre las potencias para llevar adelante una in­surrección revolucionaria al margen de la guerra en las naciones europeas. Esta idea no triunfó en el cónclave efectuado en Zimmerwald, cerca de Berna, en septiembre de 1915. tam­poco en Kienthal en abril de 1916. la Segunda Internacional se debatía en la agonía y todavía era demasiado temprano para proponer una nueva concertación de la izquierda radical.

Por lo pronto, lenin estudia y escribe en Zurich. Da los toques finales a un en­sayo que ganaría una jerarquía clásica en la literatura marxista: El imperialis-mo, fase superior del capitalismo. Du­rante la etapa final de la redacción, en el apartamento de la Spiegelgasse, esta­ría abrumado por el olor penetrante de una cercana fábrica de embutidos.

Por la vecindad es muy probable que a lenin no le fuera ajena la ac­tividad del café Voltaire. tzara no tenía por qué saber de los ímpetus revolucionarios del exiliado ruso; le bastaban los suyos. Pero a pocos me­tros de allí, en la propia calle, en el más tranquilo café de la terrasse, había tableros de ajedrez. lenin y

tzara eran aficionados al juego cien­cia y frecuentaban el sitio.

El escritor rumano andrei codres­cu, en su libro The Posthuman Dada Guide: Tzara & Lenin play chess (2009) especula, a partir de datos rea­les, la coincidencia ajedrecística del poeta y el político. afirma: «ambos compartían un profundo sentido de las injusticias. Sin embargo, discrepa­ban en el enfoque de cómo enfrentar la situación. Por un lado, en tzara im­peraba el caos, la libido, la creatividad y el absurdo mientras que, en lenin, prevalecía la energía de la razón, el orden, las estructuras sociales».

treinta años atrás, un trovador cu­bano, carlos Valera compuso una can­ción titulada Jaque Mate 1916. allí dice: «tristan tzara jugaba ajedrez con lenin/la misma calle que nació Dada/a veces presiento que fui una pieza,/que aquel tablero era mi ciudad».

Por estos días la lleva en el reperto­rio que canta en varias ciudades sui­zas, en vísperas del centenario de la revolución de Octubre.

ii encuentro internacional de danzón

el parecer del talentoso músico y di­rector Ethiel Fernández Failde, pre­tende reavivar nuestro baile nacio­nal en el ámbito juvenil y acentuar su popularidad precisamente desde el territorio donde nació este género hace 138 años.

la reconocida vocalista del Bue­na Vista Social club fue una de las atracciones en la gala inaugural, concierto de lujo donde el públi­co asistente disfrutó además de los

espléndidos dones de la joven or­questa Miguel Failde, anfitriona del foro bailable, y de la Orquesta Sinfó­nica de Matanzas.

El cierre está garantizado con ara­gón, uno de los pilares de la música tradicional cubana por su sonido ca­racterístico y refinado nivel creativo e instrumental.

además del concurso de baile de danzón, en el cual participan competi­dores foráneos y de casi todo el país, el

programa incluye bailables en impor­tantes plazas de la ciudad y un evento teórico para reflexionar sobre diversos temas asociados a este género.

un momento de especial impor­tancia será la presentación del li­bro sobre la vida y obra de Dámaso Pérez Prado, compilación de Yanira Marimón y ulises rodríguez Febles que deviene digno homenaje al in­ventor del mambo en el año de su centenario.

sábado

del libro