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VII BIENAL DO COLÓQUIO DE TRANSFORMAÇÕES TERRITORIAIS Mesa Temática 6: Fronteiras, desenvolvimento e integração regional Investigar en las fronteras: reflexiones sobre el abordaje de los flujos de la diversidad cultural en la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay). Silvia Montenegro Verónica Giménez Belivéau ∗∗ Damian Setton ∗∗∗ Resumen: En esta comunicación presentamos un conjunto de reflexiones sobre el estudio de la diversidad cultural, étnica y religiosa y los dilemas de la integración transfronteriza en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Como resultado de diversas etapas de trabajo de campo, que abarcan los períodos 2001, 2004-2008, realizadas en el marco de proyectos nacionales e internacionales, hemos construido y desarrollado una agenda empírica que privilegia el conocimiento de los imaginarios, representaciones y acciones de los actores locales que, en sus dislocaciones y anclajes territoriales, participan en la construcción social del espacio. Es desde esa perspectiva que aqui presentamos las líneas de indagación desarrolladas en nuestra investigación, considerando que las políticas vinculadas al desarrollo y la integración regional solo pueden ser eficaces al tener en cuenta el mapa de agentes productores de las posibilidades y también de los límites de la dinámica social de la integración. Pesquisar nas fronteiras: reflexoes sobre a abordagem dos fluxos da diversidade cultural na Tríplice Fronteira (Argentina, Brasil e Paraguai) Resumo: Esta comunicação apresenta um conjunto de reflexões sobre o estudo da diversidade cultural, étnica e religiosa e os dilemas da integração transfronteiriça na Tríplice Fronteira entre Argentina, Brasil e Paraguai. Como resultado de diversas etapas de trabalho de campo (2001, 2004-2008) realizadas no contexto de projetos nacionais e internacionais, temos construído e desenvolvido uma agenda empírica que privilegia o conhecimento dos imaginários, representações e ações dos atores sociais locais que, nas suas deslocações e ancoragens territoriais, participam da construção social do espaço. Dessa perspectiva, apresentamos aqui algumas das linhas de indagação desenvolvidas na nossa investigação, considerando que as políticas referidas ao desenvolvimento e integração regional só podem ser eficazes se consideram o mapa de agentes produtores das possibilidades e dos limites da dinâmica social da integração. Esta comunicación presenta un conjunto de reflexiones sobre el estudio de la diversidad cultural, étnica y religiosa en un espacio de fronteras. La primera se refiere a la propia conceptualización de las fronteras como contexto de investigación y a los desafíos metodológicos CONICET/UNL/UNR ∗∗ CONICET-CEIL-PIETTE ∗∗∗ CONICET-CEIL-PIETTE

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VII BIENAL DO COLÓQUIO DE TRANSFORMAÇÕES TERRITORIAIS Mesa Temática 6: Fronteiras, desenvolvimento e integração regional Investigar en las fronteras: reflexiones sobre el abordaje de los flujos de la diversidad cultural en la Triple Frontera (Argentina, Brasil y Paraguay).

Silvia Montenegro∗ Verónica Giménez Belivéau∗∗

Damian Setton ∗∗∗ Resumen: En esta comunicación presentamos un conjunto de reflexiones sobre el estudio de la diversidad cultural, étnica y religiosa y los dilemas de la integración transfronteriza en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Como resultado de diversas etapas de trabajo de campo, que abarcan los períodos 2001, 2004-2008, realizadas en el marco de proyectos nacionales e internacionales, hemos construido y desarrollado una agenda empírica que privilegia el conocimiento de los imaginarios, representaciones y acciones de los actores locales que, en sus dislocaciones y anclajes territoriales, participan en la construcción social del espacio. Es desde esa perspectiva que aqui presentamos las líneas de indagación desarrolladas en nuestra investigación, considerando que las políticas vinculadas al desarrollo y la integración regional solo pueden ser eficaces al tener en cuenta el mapa de agentes productores de las posibilidades y también de los límites de la dinámica social de la integración. Pesquisar nas fronteiras: reflexoes sobre a abordagem dos fluxos da diversidade cultural na Tríplice Fronteira (Argentina, Brasil e Paraguai) Resumo: Esta comunicação apresenta um conjunto de reflexões sobre o estudo da diversidade cultural, étnica e religiosa e os dilemas da integração transfronteiriça na Tríplice Fronteira entre Argentina, Brasil e Paraguai. Como resultado de diversas etapas de trabalho de campo (2001, 2004-2008) realizadas no contexto de projetos nacionais e internacionais, temos construído e desenvolvido uma agenda empírica que privilegia o conhecimento dos imaginários, representações e ações dos atores sociais locais que, nas suas deslocações e ancoragens territoriais, participam da construção social do espaço. Dessa perspectiva, apresentamos aqui algumas das linhas de indagação desenvolvidas na nossa investigação, considerando que as políticas referidas ao desenvolvimento e integração regional só podem ser eficazes se consideram o mapa de agentes produtores das possibilidades e dos limites da dinâmica social da integração.

Esta comunicación presenta un conjunto de reflexiones sobre el estudio de la diversidad

cultural, étnica y religiosa en un espacio de fronteras. La primera se refiere a la propia

conceptualización de las fronteras como contexto de investigación y a los desafíos metodológicos

∗ CONICET/UNL/UNR ∗∗ CONICET-CEIL-PIETTE ∗∗∗ CONICET-CEIL-PIETTE

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implicados en la aprehensión de la diversidad en un referente empírico fluído, marcado por las

circulaciones de significados, bienes y personas. En segundo lugar, haremos referencia al “mapa

de la diversidad” construido en nuestra investigación, cuya elaboración supone la elección de

líneas de indagación y espacios por donde seguir la dinámica de diversidades tanto en forma

sincrónica como a través del tiempo, intentando descubrir las lógicas de las circulaciones, de las

compartimentalizaciones y de los anclajes étnicos, políticos y religiosos. Por último,

consideramos la relación entre diversidad cultural e integración transfronteriza.

Investigar en la frontera

Lo que conocemos como Triple Frontera (TF) se circunscribe a tres ciudades: Ciudad del

Este, Puerto Iguazú y Foz do Iguaçu y a los tránsitos y flujos que permiten los puentes y pasos

fronterizos existentes entre ellas. Esta denominación, que tiene una historia reciente, ha

contribuido a crear la región y muchas veces no se corresponde a la manera en que los residentes

de las tres ciudades reconocen la zona en que habitan. De allí que la pregunta sobre la existencia

de la TF en tanto espacio o región sea totalmente pertinente, aún cuando como objeto social y

como objeto de investigación sus rasgos estén predefinidos por el discurso de los medios de

comunicación y por el sentido común instalado. Construida como "región" la TF parece

participar de los aspectos simbólicos que permean el concepto: aparece como una unidad física y

social delimitada por el conjunto de agentes que aspiran al monopolio de imponer una definición

legítima de las divisiones del mundo social. Como vinculada a la idea de región, corresponde

también al principio de división, "acto mágico", propiamente social, a la diacrisis que introduce

por decreto una discontinuidad decisoria en la continuidad natural. Pero, al mismo tiempo, en

tanto espacio marcado por confluencias e intersecciones, la TF escapa a la idea de región,

relativiza y niega esas divisiones. Como área de intersecciones, más allá de las fronteras, muestra

justamente lo que al decir de Bourdieu son en realidad las fronteras, vestigios de actos de

autoridad, que consisten en acciones de circunscribir los territorios, en imponer definiciones que

realizan el sentido de consenso sobre la unidad o identidad de un espacio. Como espacio de

fronteras muestra un estado anterior de relaciones de fuerzas, el producto histórico de las

determinaciones sociales, "fabricadas por autoridad" y, como otras clasificaciones "naturales",

nada tiene de natural. De allí que esas mismas definiciones estén siempre sujetas a ser

contestadas en el campo de lucha de las definiciones legítimas en el que intervienen actores con

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intereses diversos1. La utilidad de una mirada crítica sobre la idea de región se basa en visualizar

esos modos de construcción, en ser sensibles a la historia social de las nominaciones. En ese

ejercicio es posible ver cómo la TF "surge" en un determinado momento, oficiliazándose su

nombre a finales de la década del 90 2.

Como entidad, la TF sería un espacio más allá de los límites jurídicos de las fronteras de

los tres países, una zona de intersección en la que Paraguay, Argentina y Brasil participarían en

forma diferencial. Es cierto que la propia denominación surge acompañada de la consagración de

ciertos atributos sobre la región delimitada. Como es sabido, luego del 2001 la TF comienza a

ser categorizada como un área con características propias, al ser construida como noticia en la

prensa internacional y nacional. El discurso periodístico asimila la zona a un espacio

transnacional, una tierra sin ley, que escapa a los controles estatales. La TF se convierte en

metáfora de las "zonas grises" y de los amenazantes espacios a los que se atribuye

imprevisibilidad, en el marco de discursos relacionados a agendas de seguridad, en la era del

"terrorismo global".

Atendiendo entonces a las interrelaciones, es posible caracterizar a la TF por una serie de

particularidades que la convierten en un espacio transnacional. Se trata de núcleos urbanos

relativamente recientes con un crecimiento acelerado, aunque desigual en los últimos 40 años;

en conjunto, forman un ámbito geopolítico central en el Mercosur, siendo también una zona

especialmente rica en recursos naturales, hídricos y energéticos. Por su posicionamiento

geográfico, su actividad comercial y la facilidad de la infraestructura vial de los puentes y rutas

constituye un paso obligado para los intercambios entre los tres países. El polo comercial,

representado por Ciudad del Este motoriza la economía de la región concentrando actividades de

intercambio legales e ilegales. La ruta de artículos que se importan desde la ciudad paraguaya,

además de ser comercializados localmente, se irradian hacia las capitales de los tres países. Un

elemento que, sin dudas, otorga particularidad a la TF es su diversidad cultural.

La presencia de inmigrantes de diversos orígenes es un hecho evidente en la región: la

diversidad cultural no se limita a paraguayos, argentinos y brasileños, sino que se ve 1 Pierre Bourdieu, "L' identité et la répresentation. Éléments pour une réflexion critique sur l' idée de région", Actes de la Recherche en Sciences Sociales, 35, 1980, pp.63-72. 2 La oficialización del nombre, por parte de los gobiernos de los tres países, tiene lugar con la firma en 1998 del "Plan de seguridad para la Triple Frontera", que establece la creación de comisiones y acciones específicas para el área, ver Fernando Rabossi, Nas ruas de Ciudad del Este: vidas e vendas num mercado de fronteira, Tesis de doctorado en Antropologia Social, Museu Nacional, Universidade Federal do Rio de Janeiro, Río de Janeiro, 2004a, pág. 24.

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complejizada a partir de la presencia de árabes, chinos, coreanos, indios y aborígenes, entre otros.

Parte de esa presencia se vincula a los movimientos internacionales de trabajadores e individuos

que se desplazan, por motivaciones diversas, en busca de oportunidades de vida por la geografía

global. Estos inmigrantes pueden asimilarse al tipo social que Scott Lash y John Urry denominan

"sujetos móviles" en el contexto del capitalismo desorganizado, donde los inmigrantes mismos

crean las nuevas posiciones ocupacionales, donde hay un proceso de sucesión y reemplazo

étnicos y dónde las necesidades de consumo de las clases dominantes crean las posiciones nuevas

para los inmigrantes3.

Delimitar unidades de análisis transnacionales como contexto de investigación implica

considerar una serie de transformaciones acaecidas en las ciencias sociales de las últimas

décadas, las cuales están en consonancia con el desplazamiento hacia abordajes menos estado-

céntricos y más atentos a los procesos de globalización. Analizando el vocabulario de los estudios

que enfocan la globalización, Ulf Hannerz propone una serie de palabras claves, en ascenso en las

ciencias sociales contemporáneas: flujos, fronteras e hibridaciones4. Flujos sería un término

metafórico vinculado a los esfuerzos por categorizar la referencia a cosas que no permanecen en

su lugar, la movilidad, las expansiones varias y la propia globalización. Capital, trabajo,

mercancías, migrantes, informaciones e imágenes parecen asumir el estado de flujos en las

sociedades contemporáneas. Lo que esta idea destaca es que los flujos tienen direcciones y se

reorganizan en el espacio, obligando a pensar las unidades de análisis en términos procesuales.

Asumiendo que las fronteras siempre significan un espacio entre dos o más espacios estables y

que se relacionan a márgenes, periferias, liminaridades e intersticios, el otro término que nos

interesa de los destacados por Hannerz es el de "hibridaciones", idea que alude a la mixtura

cultural, término posible de emparentar con creolización, aplicable a los procesos de confluencia

cultural que se extienden en un continuum abierto a la diversidad: "a lo largo de una estructura de

relaciones centro-periferia que puede ser perfectamente extendida al ámbito transnacional,

también caracterizado por la desigualdad de poder, prestigio y recursos materiales"5. Cómo

anunciamos, la diversidad cultural de la TF invita a pensar en hibridaciones, no obstante éstas no

deberían darse por supuestas sólo porque se trate de un espacio de yuxtaposición de refentes

3 Scott Lash y John Urry, "Sujetos móviles: la migración en una perspectiva comparativa", Economias de signos y espacio. Sobre el capitalismo de la posorganización, Buenos Aires, Amorrortu, 1998, pág.238. 4 Ulf Hannerz, "Fluxos, fronteiras, híbridos: palavras chave da antropologia transnacional", Mana 3 /1, 1997. 5 Ibídem, pág. 28

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identitarios, es preciso detectarlas en su especificidad concreta, comprendiéndolas en el juego de

limitaciones que imponen los anclajes, como concreción del feed-back entre homogeneización y

heterogenización cultural.

Desde nuestra perspectiva, la literatura específica sobre las fronteras puede vincularse

estrechamente a las teorizaciones sobre el proceso de globalización. Las diversas aproximaciones

sobre las fronteras, como señala Ulf Hannerz, utilizan el término no sólo para referirse a

entidades político geográficas o a algún otro tipo de demarcación espacial, sino que también

aluden a un sentido metafórico, más amplio. Límite, borde, frontera se han convertido en un

vocabulario general de discontinuidad y diferencia en la sociedad y la cultura. Fronteras

culturales, identitarias, disciplinarias, son parte de la discusión sobre el tema. En lo que atañe a

una etnografía de las fronteras del Estado, es cierto que, como afirma Hannerz, estas no se limitan

a las localidades concretas donde los Estados son adyacentes unos a otros, sino que también

comprenden a todos los individuos, grupos y organizaciones que de uno u otro modo funcionan o

desean funcionar transnacionalmente, o esperan trasladar sus operaciones al otro lado de la

frontera: "refugiados, trabajadores migrantes, turistas, comercio y empleos transnacionales,

familias en la diáspora y muchos otros" podrían calificarse como "entidades transfronterizas”6.

Subyace a estos enfoques la pregunta acerca de cómo funcionan las discontinuidades en su

interacción, más que el análisis de cómo entran en contacto las culturas o cómo se interpenetran e

influyen mutuamente. Lógicamente esto se deriva de un nuevo embate a los modos más

sustancialistas de entender la cultura, como vinculada a un territorio, a una sociedad, a un espacio

circunscripto7. Las teorizaciones sobre las fronteras, más que un cuerpo distinguible de conceptos

y proposiciones, parecen presentar una oportunidad para discutir el concepto de cultura, los

atributos de las comunidades imaginadas, las narrativas nacionales, los conceptos de inter y

multiculturalidad, la hibridez o el surgimiento de identidades cuyas lealtades van más allá del

territorio. Algunos de esos abordajes han focalizado la relación entre fronteras e identidades,

considerando que las fronteras tienen una utilidad heurística. En tanto bordes físicos y estructuras

literales del estado, también estructuran un rango de significados y pertenencias asociados a una

variedad de identidades, ayudando a entender el nexo impreciso entre estado y nación y a analizar

6 Ulf Hannerz, "Fronteras", Revista Internacional de Ciencias Sociales, Unesco, N 154, dic. 1997. 7 Un detallado tratamiento de las mutaciones en el concepto de cultura, tanto en los estudios antropológicos como sociológicos, junto a una propuesta de cómo conceptualizar la cultura en una "tierra de fronteras", puede leerse en Zygmunt Bauman, La cultura como praxis, 2002, op.cit.

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las relaciones cambiantes entre centro y periferia. Desde ese punto de vista, el estudio de los

límites territoriales forma parte de un abordaje más amplio sobre el cruce de esos límites y las

fronteras de la identidad8. Etienne Balibar señala el aspecto mediante el cual las fronteras dejan

de ser realidades puramente exteriores y son interiorizadas por los individuos, de allí que

argumente que la respuesta a la pregunta ¿Qué es una frontera?

implica penetrar en un círculo vicioso, dado que la representación de la frontera es la condición

de toda su definición: "toda discusión acerca de las fronteras involucra necesariamente la

institución de identidades definidas: nacionales y otras. Ahora bien, es cierto que hay identidades,

o más precisamente identificaciones -activas y pasivas, deseadas y padecidas, individuales y

colectivas -en distintos grados. Su multiplicidad, su carácter de construcciones o de ficciones no

las tornan menos efectivas"9. Desde ese punto de vista la definición práctica de frontera implica

una reducción de complejidad, que supone tener en cuenta algunos aspectos que no son más que

el carácter equívoco de las fronteras. Siguiendo los argumentos de Balibar, es posible rastrear la

modalidad de las fronteras a través de tres atributos: sobredeterminación, polisemia y ubicuidad.

En primer lugar, cabe recordar que las funciones de las fronteras varían históricamente, las

fronteras políticas no son el mero límite entre dos Estados sino que están sobredeterminadas,

certificadas, intensificadas y relativizadas por otras divisiones geopolíticas: sin la función de

configurar el mundo no habría fronteras durables. En segundo lugar las fronteras son polisémicas,

con esto Balibar quiere significar que no existen del mismo modo para individuos pertenecientes

a grupos sociales distintos: "nada se parece menos a la materialidad de una frontera que es

oficialmente "la misma" (idéntica a sí misma y por ende bien definida), según se la cruce en un

sentido o en el otro, como businessman o universitario en viaje a un coloquio, o como joven

desempleado"10. Esto implica considerar que cuando se intensifica la circulación transnacional,

ya se trate de hombres o capitales, aumentará en relación directa el despliegue con que se

constituye un espacio transnacional político-económico. Puede decirse que ésta última

especificidad, señalada por el autor, se relaciona más que las anteriores a la condición

contemporánea de globalización, supone la ubicuidad actual de las fronteras y su heterogeneidad.

Balibar argumenta que se percibe una merma en la tendencia a la confusión entre fronteras

8 Ver al respecto la compilación de Thomas Wilson y Hasting Donnan, Border Identities. Nation and state at international frontiers, Cambridge University Press, 2000. 9 Étienne Balibar, "¿Qué es una frontera ?", Violencias, Identidades y Civilidad. Para una cultura política global, Barcelona, Gedisa, 2005, pp.77-86. 10 Íbidem.

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políticas, culturales, socieconómicas, en el pasado plasmadas con mayor o menor fortuna por los

Estados nacionales: "Así bajo ningún concepto ciertas fronteras se hayan ya situadas en las

fronteras, en el sentido geográfico-administrativo del término sino que residen en otro sitio,

dondequiera que se ejerzan controles selectivos, por ejemplo, sanitarios o de seguridad

pública"11.

La noción de ubicuidad de las fronteras cuestiona la creencia de que la globalización

supone un mundo sin fronteras, postulando el desplazamiento de las fronteras más allá de su

correspondencia con límites jurídicos. Es posible establecer un diálogo entre esa idea de

ubicuidad de las fronteras y el análisis que Zygmunt Bauman realiza respecto de las

transformaciones del espacio global. Discurriendo sobre los diversos significados de los

acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, Bauman afirma que aquello que mejor resume la

nueva experiencia es la siguiente tesis: "el espacio global ha asumido el carácter de un espacio de

frontera"12. La importancia verdaderamente fundamental y duradera de esos acontecimientos

habría sido "señalar un final simbólico de la era del espacio". Tres serían los elementos cuya

entidad parece haberse transformado en relación con la especificidad que revestían en la "era del

espacio": poder, espacio y territorio. Al decir de Bauman, en la era del espacio el poder era

territorial así como era territorial la privacidad que podía liberar de toda interferencia de ese

poder; el espacio era un espacio con fronteras, posibles de impermeabilizar, controlando la

intrusión y regulando las entradas; el territorio era un refugio y una guarida, un interior en el que

era posible encerrarse. Esa sugerencia, la de la existencia de una analogía entre las consecuencias

de la globalización respecto a la concepción del espacio y las especificidades de una dinámica de

fronteras constituye el principal referencial teórico que acompaña nuestra investigación.

Si de la vasta literatura sobre la globalización enfocamos aquella que se especializa en su

dimensión cultural, es posible notar el surgimiento de unidades de análisis que, en la dinámica de

las fronteras, poco tendrían de extraordinario o novedoso. Como señalara Norbert Elias en

relación a la condición contemporánea y a las transformaciones de la mirada sociológica, el

problema sería el de una investigación sociológica que negara las transformaciones producidas en

las "unidades de supervivencia" que implican, en la formulación de Elias, lazos de identidad

singulares entre el yo y el nosotros: "...actualmente la función de la unidad de supervivencia

11 Íbidem. 12 Zygmunt Bauman, "Morir y vivir en la frontera planetaria", La sociedad sitiada, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005.

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efectiva se está desplazando cada vez más desde el plano de los Estados nacionales hacia el plano

de los grupos postnacionales y, pasando por éstos, hacia la humanidad"13. En esos

deplazamientos se enmarcarían los dilemas de los Estados-nación en tanto sociedades

independientes y autogobernadas, así como los comportamientos y el alcance de la identificación

de un ser humano con los otros, en sus palabras, "la ruptura hacia el predominio de un nuevo tipo

de organización humana, más amplio y complejo, va acompañado por un nuevo avance y por otra

forma de individualización"14. La condición contemporánea sería, entonces, la de un movimiento

integrador global que favorece unidades de supervivencia superior a los Estados nacionales15, la

propuesta de Elias es no considerar esta cuestión desde las creencias, deseos o dogmas partidistas

prefijados de antemano, desde la aprobación o la desaprobación. Se trata de anticipar aquello que

la sociología debería enfocar: si bien los seres humanos se encuentran en un proceso masivo de

integración, esto se verificará paralelamente a movimientos desintegradores, si bien la referencia

a la identidad de un "nosotros" puede remitir cada vez a mayores planos de integración, incluso a

la idea de "humanidad"16, esto no se produce sino en tensión con la persistencia, la "fuerza de

inercia", de una concepción del "nosotros" unida por lazos emocionales a la identidad grupal del

plano del Estado-nacional. En otras palabras, no se trata de predicar la desaparición de las

referencias de identidad vinculadas a los límites de las naciones, sino de señalar las tensiones

entre la persistencia de esos referentes y el aumento de aquellos que van más allá de esos límites.

En la construcción de la TF como objeto de investigación podemos reconocer la

importancia de los argumentos antes señalados. La construcción de un referente empírico fluido

implica desplazar la unidad de análisis de las fronteras jurídicas de los tres países, intentando

captar los desplazamientos y la movilidad de los actores sociales. Más que una unidad de análisis

circunscripta, es necesario caracterizar la dinámica de un espacio de flujos. Ahora bien, surge

aquí una aparente paradoja, al enfocar la fluidez constatamos que aparece la fuerza de los

contextos nacionales (en la persistencia de representaciones sobre las diferencias, mitologías y

discursos sobre la pertenencia a una u otra de las sociedades nacionales) y, al trabajar con el

13 Ibídem, pág. 252. 14Ibídem, pág. 193. 15 Dichas unidades de supervivencia superiores supondrían varios niveles de integración imbricados: "extensión territorial, número de habitantes y dimensiones del mercado interno, capital social, potencial militar y muchos otros aspectos", Ibídem, pág.257. 16 Una de las señales advertidas por Norbert Elias respecto a las formas de identificación de los seres humanos, "más allá de las fronteras estatales", reside en el significado que poco a poco va adquiriendo el concepto de “derechos humanos", Ibídem, pp.268-269.

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recorte de lo nacional, hemos podido reparar más nítidamente en los flujos. Las formas de

identificación supranacionales conviven con la delimitación de cuestiones nacionales y pueden

ser captadas en una serie de tematizaciones donde confluyen los discursos ecologistas, religiosos

y de algunas organizaciones sociales. De este modo, investigar en las fronteras implica correr el

foco de análisis desde los referentes empíricos circunscriptos, tales como instituciones, grupos y

comunidades, cuyas fronteras simbólicas son más o menos delimitables, hacia espacios de

interacción, tales como foros y espacios de sociablidades, al mismo tiempo que pueden seguirse

los flujos de significados y las movilidades de los sujetos, construyendo entonces referentes

multisituados que, al ser “atravesados” por la investigación, permitan captar la dinámica de las

fronteras.

Hacia un mapa de la diversidad: seguir los flujos y las movilidades de los sujetos

Prestar atención a las circulaciones transnacionales implica, al mismo tiempo, enfatizar la

presencia de los contextos nacionales, pues hay una inseparable imbricación entre los flujos y la

especificidad de los contextos que los propician, restringen y configuran. No existe una

sociología de las fronteras que pueda prescindir de incluir el interjuego con los anclajes

nacionales. Las fronteras son siempre espacios de yuxtaposiciones de referentes significativos y,

en ese sentido, son per se relativizadoras de la histórica promoción estatal de la cultura nacional,

entendida como sistema, como totalidad autosuficiente, como unidad basada en la eliminación

asimilativa de todos los residuos, costumbres y hábitos que no encajen en el modelo unificado,

que debe convertirse en aglutinador en el área bajo soberanía de los territorios nacionales. De esa

forma las fronteras desafían los modos de entender las dinámicas culturales, en cuanto densifican

la coexistencia de muchas totalidades en un mismo dominio político transnacional,

desterritorializando la construcción de las identidades sociales que, al tiempo, se construyen

tematizando sobre los contornos nacionales. Los espacios marcados por la movilidad de las

personas de un lado al otro de los límites nacionales, para trabajar, para migrar, predicar o atender

un templo parecen disociar la noción de espacio del sentido de localidad. A pesar de las

circulaciones, en ámbitos como la TF donde se encuentran colectividades de inmigrantes

recientes, que en algunos casos ni siquiera se comunican entre sí en alguna lengua franca, pueden

detectarse procesos de "guettización" de las comunidades que, en algunos casos se repliegan

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sobre sí mismas, construyendo el sentido de lo local en los límites de una "cultura" o adscripción

religiosa determinada que no necesariamente se concreta en una circunscripción territorial.

En nuestra investigación hemos optado por seguir la línea de los flujos transnacionales de

las circulaciones entre las fronteras, para intentar comprender cómo se construye el arraigo

territorial a partir de la desterritorialidad de las prácticas cotidianas. Seguir las circulaciones

múltiples que se producen en la TF implica delimitar sus direcciones y conocer su especificidad.

De este modo, es posible optar por seguir aquellas que están condicionadas por las actividades

económicas, por los traslados recurrentes motivados por la búsqueda de atención médica del otro

lado de la frontera, por lealtades vinculadas al lugar de origen, por adscripciones étnicas o

confesionales que también configuran la dirección de las circulaciones. Al seguir la particularidad

de las circulaciones es posible captar de qué modo éstas aparecen yuxtapuestas a circulaciones de

otra especie, como las de orden económico y encaramadas en otros casos en anclajes étnicos y

lealtades de origen.

El dislocamiento entre espacio y sociedad es uno de los aspectos a tener en cuenta. Como

señalara Mike Featherstone17, la tradición sociológica muchas veces operó una asociación del

término "local" con la noción de un espacio particular, delimitado, ámbito de una dinámica de

relaciones sociales muy estrechas, estructuradas en torno a lazos de parentesco y duración de la

residencia. Tal tradición habría supuesto la existencia de una identidad cultural estable,

homogénea e integrada por medio de la cual los miembros de una localidad formaban una

comunidad distintiva, lo que transformaba esa localización de sus interacciones cotidianas en un

espacio físico, un lugar significativo. La crítica de fondo de Featherstone parece ir más allá de la

correspondencia entre espacio y sociedad, para centrarse en la asociación axiomática entre

localidad e identidad cultural integrada. En realidad, tanto la sociología como la antropología

centradas en el análisis de las transformaciones contemporáneas destacan hace tiempo la

dislocación entre espacio local y cultura, como uno de las consecuencias de los procesos de

globalización. En otros casos, es esta idea de la constitución contemporánea de "espacios de

flujos", cómo estudiarlos y aprehenderlos, fuera de teorías estadocéntricas, lo que parece estar

desvelando a ciertos autores que centran su análisis en las dimensiones culturales de la

globalización. Algunos antropólogos contemporáneos llamaron la atención sobre la configuración

17Mike Featherstone, “Localism, Globalism and Cultural Identity", Undoing Culture.Globalization, Postmodernism and Identity, London, Sage, 1995, pp. 102-125.

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de espacios de fluidez cultural, autores como Arjun Appadurai18 enfocan los procesos de

dislocación y diferencia cultural, analizando la producción social de lo local, con especial

atención de los paisajes étnicos y culturales fluidos, compuestos por inmigrantes, refugiados,

exiliados, trabajadores migrantes, líderes religiosos, así como por otros individuos en

movimiento, en la medida en que constituyan una cualidad esencial de un referente de análisis

determinado, esgrimiendo que estos sistemas de flujos tienen efecto sobre la política de las

naciones y entre las naciones. Debe recordarse que esto ya había sido señalado por Anthony

Giddens19 bajo la noción de "desanclaje", entendiendo por ello el dislocamiento de las relaciones

sociales de contextos locales de interacción y su reestructuración a través de extensiones

indefinidas de tiempo-espacio, se trata de una "retirada" de la actividad social de los contextos

localizados, reorganizando las relaciones sociales a través de grandes distancias tiempo-

espaciales.

La terminología de estos estudios es sin dudas atractiva y representa la búsqueda de

rupturas y el esfuerzo por definir objetos desterritorializados. Sin embargo, estos términos corren

el riesgo de aparecer vacíos de significación empírica. En esta investigación intentamos escapar

de ese peligro, delimitando objetos móviles, lógicas transfronterizas concretas, sólo porque al

mismo tiempo enfocamos los arraigos nacionales y lo que los residentes de un lado de la frontera

identifican como propio de las dinámicas del otro lado de las fronteras. En síntesis, la

construcción de un mapa de la diversidad puede realizarse a través de las identificación de las

movilidades y los anclajes que los grupos crean en la acción cotidiana de construir socialmente el

espacio.

1. Diversidad política: Los anclajes nacionales y los movimientos transnacionalizantes

En el recorte tradicional del estudio de la acción política, la misma se encuadra en el

estado nacional como su continente típico: espacio público y ciudadanía se desarrollan

históricamente en referencia a una totalidad estatal definida por fronteras con otras entidad

equivalentes. Las sociabilidades políticas, tienden, por lo tanto, a circunscribirse a los marcos

espaciales organizados por los estados: las contiendas entre partidos políticos se insertan en

estructuras nacionales (o sus subestructuras provinciales o municipales), los reclamos 18 Arjun Appadurai, “Dislocación y diferencia en la economía cultural global”, La modernidad desbordada, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2001. 19 Anthony Giddens, Consecuencias de la modernidad, Madrid, Alianza, 1993, pág. 34 y sgtes.

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organizados políticamente se dirigen hacia la administración estatall. Y así como la dimensión

étnica genera espacios locales y transnacionales de alguna manera recortados de las lógicas de los

países de la TF, la dimensión política articula circulaciones que tienden a circunscribirse a los

espacios nacionales. Esta tendencia, sin embargo, no excluye la creación de formas novedosas de

identidad social. Veremos que, como fuera destacado por Lash y Urry20, y trabajado por

Elizabeth Jelin y sus colaboradores en su volumen sobre los movimientos sociales21, surgen

formas de sociación desenclavadas de lo nacional, que se esfuerzan por construir nuevos espacios

de acción. Las circulaciones de las significaciones políticas no son ajenas a estos procesos de

construcción de espacialidades inéditas.

Desde hace algunos años han surgido movimientos que intentan dar a la asociación de

grupos religiosos, comunidades étnicas, altermedios y actores políticos una dimensión

transnacional. Así, se ha realizado en la región el Foro Social de la Triple Frontera (2004 y 2006),

iniciativa inspirada en el Foro Social Mundial. El Foro reflexiona desde la localidad, dando a

algunas problemáticas una perspectiva global, al mismo tiempo que trae al plano local temas

globales intentando enraizarlos en la región: el agua como recurso estratégico, los avances de la

militarización, la inserción de los países en el MERCOSUR o en el ALCA, la situación de los

pueblos indígenas y de las minorías sexuales, el problema de la distribución de la tierra. Este

proceso, aún incipiente, de transnacionalización de las demandas de movimientos sociales y

políticos22, reformatea los territorios, otorgándoles una dimensión global. Nuevas asociaciones

transnacionales, “cumbres” y “contracumbres” mundiales, foros regionales, dibujan un nuevo

paisaje político cuyos contornos están siendo configurados. La fragilidad de estos actores

colectivos es aún, considerable, las serias dificultades que encuentran para perdurar en el tiempo,

las disidencias entre grupos participantes en las ediciones del Foro Social de la Triple Frontera y

los conflictos entre los organizadores, son un buen ejemplo de la fragilidad de la constitución de

redes sociales internacionales en la región.

Los imaginarios que circulan sobre la región no se desarrollan aislados unos de otros, sino que se

articulan entre sí, y a través de movimientos de oposición y convergencia conforman 20 Scott Lash y John Urry, 1998, op. cit., p. 412. 21 Elizabeth Jelin (compiladora), Más allá de la nación: las escalas múltiples de los movimientos sociales, Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2003. 22 Ver Elizabeth Jelin, 2003, op. cit, p. 51.

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“constelaciones ideológicas”. Hemos elegido la metáfora astronómica para referirnos a la red de

núcleos significativos que relaciona actores y discursos, y que sin embargo carece de marcos

institucionales definidos, caracterizándose por su carácter difuso. Por las constelaciones

ideológicas los actores circulan, y un mismo actor puede constituirse en eje de unos u otros polos.

Así, la prensa nacional argentina, que reprodujo frecuentemente las afirmaciones de la prensa

internacional sobre la TF, ha publicado también artículos a propósito del Acuífero Guaraní y sus

riquezas codiciadas por las potencias, uno de los ejes principales de los argumentos opuestos a la

definición de la región por parte de la prensa internacional.

Las constelaciones ideológicas se nutren de mitologías políticas dinámicas, pero el

término mito asume en nuestra investigación una significación antropológica. Con ello queremos

indicar que su análisis no supone cuestionar sus asideros en la realidad, sino demostrar su

existencia en cuanto conjunto de representaciones construidas y tenidas como ciertas por

determinados actores. Recuperamos entonces el papel de lo imaginario en lo político y la

indagación a través del análisis de la enunciación de utopías fragmentadas. Raoul Girardet

pretendió desafiar una constante en el estudio de las ideas políticas: la desconfianza en lo

imaginario, el limitar la exploración al mero dominio del pensamiento organizado, racionalmente

construido y lógicamente desarrollado. En su visión las constelaciones mitológicas podían surgir

de los puntos más opuestos de los horizontes políticos y clasificarse en la derecha o la izquierda,

según oportunidades del momento. Las mitologías políticas se expresan y transmiten en el orden

de los discursos, poseen función explicativa en cuanto permiten ordenar los hechos y sucesos y

tienen la potencialidad de servir de rectores para la movilización23. En nuestro caso se trata de un

conjunto de construcciones ideológicas reunidas en torno a un mismo tema, explicar la TF y el

interés internacional que suscita, en tal sentido conforman una red difusa y abierta de

complementariedad de discursos, enraizados en la confluencia de pertenencias que se inscriben

fuera de estructuras partidarias pero dentro de idearios religiosos, ecológicos y políticos, siempre

en tensión con otras visiones sobre la misma temática.

El análisis de la diversidad política, parte de las definiciones de la TF que los agentes

explicitan, los ejes temáticos que se articulan formando los polos de las constelaciones

ideológicas. La pobreza, el medio ambiente y la cuestión indígena son ejes de identificación

23 Raoul Girardet, "Para una introducción al imaginario político", Mitos y mitologías políticas, Buenos Aires, Nueva Visión, 1991.

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identitaria que funcionan como pasarelas por las que los discursos sobre la zona circulan. Estos

ejes permiten unificar acciones y discursos de diferentes agentes, que desde esferas de actividad

diferenciadas convergen en un haz de representaciones que se han ido instalando para pensar la

TF. El Foro Social de la Triple Frontera aparece como un espacio destacado en el convergen que

actores y discursos. Trabajar con las formas en que los actores conceptualizan poltícamente la TF

presenta un desafío central, vinculado a la doble referencia que el concepto asume en esta parte

de nuestra investigación. Por un lado la TF es un objeto construido por la prensa internacional y

nacional, y por otro lado es el territorio que los habitantes de Puerto Iguazú, Foz do Iguaçu y

Ciudad del Este realizan en sus prácticas. En tanto que objeto dado, configurado por otros

actores, se le atribuyen determinados rasgos que quedan inextricablemente ligados a su

constitución misma. Para los actores, resulta imposible hablar de la TF sin referirse a, por lo

menos, alguna de las características que se le imputan. Los medios internacionales y nacionales

han logrado instalar una determinada representación de la TF, a la que los actores locales hacen

referencia, ya sea para rescatar su supuesta veracidad (la menor cantidad de veces), como para

oponerse a sus afirmaciones y discutir sus presupuestos (en la gran mayoría de los discursos).

Hablar de la TF significa entonces, para los residentes locales, referirse a un objeto

parcialmente definido, cuyos contornos no son definitiva ni automáticamente asumidos por todos

los hablantes. En efecto, un primer punto a destacar es que la TF aparece como un significante

en disputa, que no se ajusta exactamente con las fronteras nacionales. Si por un lado ciertos

actores nombran un objeto que supera los límites nacionales, que se ensancha hasta abarcar una

región caracterizada por características geográficas, climáticas y sociales comunes, por otro lado

agentes distintos no la perciben como un territorio diferenciado, alineando a cada uno de sus

diferentes espacios urbanos con los países a los que pertenecen.

El imaginario que atribuye a las potencias extranjeras intereses en la zona no se detiene en

su supuesta voluntad de control de los recursos naturales. La región, y especialmente el

conglomerado formado por Foz do Iguaçu y Ciudad del Este, carga con otro tipo de riquezas, que

son destacadas por los actores como blanco de las ambiciones de los poderosos. Ciudad del Este

como mega-polo comercial y financiero, y el capital aportado por el turismo serían los otros dos

objetos de la codicia de los imperialismos. Aunque los actores intenten sustraerse del discurso de

los medios internacionales y nacionales, la huella del discurso externo es fácilmente identificable.

Los actores diversos que intentan responden a la prensa internacional, tratan de refutar cargos que

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consideran injustos. Los términos en conflicto siguen siendo, sin embargo, los propuestos por la

prensa. Y la TF es vista, por unos y por otros, como “zona peligrosa”: para la prensa el peligro

aparece encarnado en la figura del terrorista internacional, que tiene aquí sus bases, protegido por

una comunidad étnica y religiosamente afín, una mirada profundamente estigmatizante respecto a

la diversidad cultural en la región; para otros actores, el riesgo está en los intereses espurios de

las potencias extranjeras que pretenden militarizar la región con el objeto de dominarla. Las

representaciones de la zona se construyen, así, en espejo, imaginándola como una zona de riesgo,

expuesta a acechanzas de distinto tipo en una geografía global, caracterizada por sujetos y objetos

móviles y por tránsitos múltiples. De este modo, el discurso de los sujetos que remite a una

constelación ideológica, anclada en pensar una "alterglobalización", no tiene lugar sino en el

campo de discursos también globales delineados por los medios.

Los múltiples actores locales que se esfuerzan por hacer valer su definición de la TF tejen

vínculos transfronterizos, y muchos de ellos se esfuerzan por constituir colectivos

supranacionales. El mencionado Foro Social de la Triple Frontera (FSTF) se ha convertido en un

ámbito abarcador en el que convergen discursos, grupos y organizaciones que consolidan una

visión de la TF y de su localización en el mapa geopolítico mundial opuesta a la de la prensa

internacional y nacional. Lo múltiple se vuelve evidente en la lista de organizaciones

convocantes al FSTF, en el llamado a participar, en los ejes de trabajo: los organizadores apelan a

grupos recurriendo a anclajes étnicos, nacionales y por esfera de actividad24. La particularidad de

la localización en la TF agrega algunos rasgos específicos al Foro. Por un lado, la dimensión

transnacional se ve acentuada por la elección de la localización geográfica de la reunión, a

caballo entre tres países. La identidad misma que los organizadores del FSTF reclaman se apoya

en esta situación, y asume la pluralidad de la TF, construyéndola como un dato. La Comisión

Autoconvocados25 describe: “Asi, paraguayos, brasileños y argentinos convocamos a construir

este proceso como un espacio en que propuestas y experiencias, se enriquezcan del intercambio,

el aprendizaje compartido y la articulacion del esfuerzo hacia la transformacion social para la

construccion de ese otro mundo posible". Por el otro, reaparece la constante de la TF como

24 “Convocamos a las organizaciones políticas, sociales, religiosas, de derechos humanos, ambientalistas y pueblos originarios, a presentar y desarrollar talleres en el primer Foro Social de la Triple Frontera”, dicen los organizadores en un mensaje que circula en la red a principios de 2004. 25 Comisión de Autoconvocados, Ier FSTF, 1/02/04.

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significante a construir, en disputa, un espacio cuyos límites y cuya definición misma es objeto

de pronunciamientos y controversias.

Los ejes temáticos a partir de los cuales se invita a discutir a los participantes en el Ier

FSTF de 2004 captan la problemática, asociando el anclaje local con la perspectiva continental y

global. Así, el primer eje, destaca temas “latinoamericanizantes”, la “Lucha contra la

Militarizacion, el Pago de la Deuda Externa y el ALCA, por la Soberania y la Integracion

Solidaria de los Pueblos”, mientras que el segundo se inmerge de lleno en la temática más típica

de la zona, el Acuífero Guaraní, situándolo como uno de los “bienes naturales de Latinoamérica”

que es necesario defender. Y asociados a la cuestión del Acuífero, los temas ecológicos y la

situación de los “pueblos originarios” aparecen como otros ejes a discutir (Ejes 5, 6 y 7). El

contexto político es el centro del tercer eje, que propone abordar las “Resistencias, practicas y

avances de los movimientos sociales en lucha contra el neoliberalismo”. Los temas relacionados

con los derechos humanos, las acciones contra los tráficos de personas, la explotacion infantil, los

derechos de las minorías y la equidad de género están también presentes (Eje 4). Los polos de las

constelaciones ideológicas toman forma, y se consolidan discursos que enlazan preocupaciones

propuestas en principio por organizaciones diferentes, que finalmente afianzan una manera

determinada de caracterizar a la zona y a sus habitantes.

Las problemáticas regionales aparecen con fuerza en las discusiones del Foro: los

problemas laborales (desempleo, informalidad, bajos salarios), se relacionan con la concentración

de la tierra en pocos propietarios, con el avance de la plantación de soja, y con la expulsión de

mano de obra del campo. Las reivindicaciones ecológicas están, aquí también, indiscerniblemente

ligadas a la situación de los “pueblos originarios”. La tenencia latifundista de la tierra, el empleo

de agroquímicos contaminantes y la deforestación, atribuidas a agentes económicos

transnacionales, perjudica, para las organizaciones locales, sobre todo a los aborígenes. Algunos

actores leen la difícil situación de las comunidades aborígenes en términos de diferencias de

clase: las multinacionales ricas, expropiadoras y extranjeras son las causantes de los problemas

de los vulnerables guaraníes, desposeídos de la tierra y de las mínimas garantías para la

supervivencia. En esta línea que opone “poderosos intereses extranjeros” a actores y

organizaciones locales, la TF es construida como un territorio objeto de las ambiciones foráneas.

Los derechos humanos, la defensa de los derechos de los pueblos originarios, las reivindicaciones

del medio ambiente se ordenan en el discurso, congregando a grupos y organizaciones que

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afianzan un marco referencial con el que ciertos actores de la TF se alinean y contribuyen a

consolidar. Es que, además del “tiempo fuerte” de la reunión del Foro (hasta ahora realizado en

dos oportunidades, en 2004 y 2006), los grupos organizados se esfuerzan por generar redes de

comunicación (foros de discusión en internet, cadenas de mails) para difundir sus ideas. Estos

intercambios, que se superponen y entrelazan con el espacio de los altermedios, amplifican la

circulación de los ejes temáticos del FSTF, y de otros que al heterogéneo colectivo de

organizaciones le interesa hacer públicos. Las temáticas del control del agua como recurso

estratégico han devenido centrales en el FSTF, a tal punto que la convocatoria para la II Edición

del Foro, en julio de 2006, llevó el título "Fuera el Banco Mundial del Acuífero Guaraní”,

volviendo a repetir la estructura temática de la edición anterior. La instalación del tema en foros

y encuentros de organizaciones sociales, la circulación de noticias en medios de prensa

alternativa, y los desplazamientos discursivos que permiten afianzar vectores de identificación

entre los diferentes grupos, organizaciones y esferas de actividad logran constituir un campo de

acción y discurso alrededor de la cuestión del Acuífero Guaraní y los supuestos intentos de

convertir el agua en mercancía apropiable por las potencias mundiales.

2. Diversidad étnica: los nativos y los migrantes y las lógicas de circulación

intracomunitaria

La importante presencia de comunidades de migrantes en la frontera impone la dimensión

étnica al análisis de la territorialización. Los lazos étnicos, definidos en términos de solidaridades

primarias, se cargan sobre los sujetos a partir de una obligatoriedad que surge de su definición en

tanto que relaciones “naturales”. Clifford Geertz, en su estudio sobre el nacimiento de los nuevos

estados y sus fuentes de legitimidad, los denomina “lazos primordiales”, definiéndolos del

siguiente modo: “Por apego primordial se entiende el que procede de los hechos “dados” –o más

precisamente, pues la cultura inevitablemente interviene en estas cuestiones, los supuestos hechos

“dados”- de la existencia social: la contigüidad inmediata y las conexiones de parentesco

principalmente, pero además los hechos dados que suponen el haber nacido en una particular

comunidad religiosa, el hablar de una determinada lengua o dialecto de una lengua y el atenerse a

ciertas prácticas sociales particulares. Estas igualdades de sangre, habla, costumbres, etc. se

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experimentan como vínculos inefables, vigorosos y obligatorios en sí mismos”26.

Así definidos, los lazos primordiales generan sentimientos de pertenencia basados en lo

identitario y lo afectivo, y distinguen el grupo (el “nosotros”) del exterior (los “otros”). Geertz

analiza, para el caso de los nuevos estados multiétnicos27, la manera en que la cristalización de

las identidades construidas étnicamente puede convertirse en una fuente de conflicto que socava

las bases de la legitimidad de los estados nacionales, al rescatar los vínculos primordiales frente a

los lazos de supremacía política. En su análisis, los sentimientos originados en los “lazos

primordiales” se oponen a los “sentimientos civiles”, y constituyen potenciales amenazas al orden

estatal.

Sin otorgarle la carga de conflictividad que asumen en otros contextos, veremos aquí a las

lógicas de socialización étnicamente basadas proponiendo circuitos de movilidad diferenciados y

recortados de otros tipos de sociabilidades. Los grupos migrantes en la Triple Frontera se sitúan

en espacios transnacionales: no se trata ya sólo de la creación de sociabilidades y circuitos

caracterizados por la homogeneidad étnica dentro de un territorio nacional, sino de la

constitución de nuevos espacios definidos y habitados en términos transnacionales. Los grupos

migrantes instalados en la región no sólo viven “a caballo” entre Foz do Iguazú y Ciudad del

Este, sino que, gracias a las nuevas tecnologías de comunicación y de transporte, establecen

relaciones periódicas con sus países y regiones de origen28. La constitución de nuevos espacios

transnacionales ha sido trabajada en el sentido aquí retomado por Robins y Aksoy para el caso de

las comunidades de habla turca residentes en Londres. Los autores destacan el debilitamiento de

la brecha entre “los asuntos nacionales y extranjeros”29, y la progresiva institución de un

continuum entre el espacio dentro y fuera de las fronteras para las experiencias cotidianas de los

sujetos.

Uno de los elementos que contribuyen a la percepción de un continuum espacial es la

presencia de distintos idiomas. Las comunidades de hablantes de diferentes lenguas, cuyos

límites no coinciden necesariamente con los de los estados nacionales, generan representaciones

de territorios con rasgos comunes. Los idiomas de las comunidades extranjeras arraigadas en

26 Clifford Geertz, “La revolución integradora: sentimientos primordiales y política civil en los nuevos estados”, La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 1989, p. 222. 27 Clifford Geertz toma los casos de la India, Marruecos, Indonesia, Birmania, Malasia, el Líbano y Nigeria, 1989, op. cit, pp. 236. 28 En Foz do Iguaçu en 2004 es posible ver, a través del sistema de televisión por cable, dos emisoras arabófonas. 29 Kevin Robins y Asu Aksoy, 2005, art.cit., p. 201.

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Ciudad del Este y en Foz do Iguaçu circunscriben a los grupos sociales étnicamente

caracterizados, definiéndolos como espacios separados. En efecto, árabes, chinos, coreanos,

hindúes, instalados en la frontera entre Brasil y Paraguay, se establecen generando sociabilidades

relativamente recortadas del contexto nacional: las comunidades étnicas marcan los límites de la

propia colectividad, a través del idioma, en general impermeable para los habitantes del país de

destino de los migrantes, y de las sociabilidades, que se intensifican entre el mismo grupo de

connacionales. Y así como las dinámicas religiosas se enmarcan en las pertenencias étnicas para

transitar entre uno y otro lado de la frontera, a veces funcionan como vectores de salida del

espacio definido por las coordenadas de la comunidad, y las circulaciones entre espacios

religiosos y grupos étnicos asumen formas originales. La mirada a través de la dimensión étnica

nos permite identificar otro recorte en la construcción del espacio, las comunidades migrantes, en

las que el anclaje de los “lazos primordiales” geertzianos es, comparativamente, más fuerte,

habitan el espacio a partir de las circulaciones organizadas por las adscripciones étnicamente

construidas. Los espacios locales pasan a ser percibidos en el marco de una geografía

transnacional, que liga lugares distantes pero cargados de sentido de pertenencia para la

comunidad.

3. Diversidad religiosa y fronteras móviles

Expandir el radio de sus prédicas es el propósito principal de las circulaciones entre uno y

otro lado de la frontera de ciertos grupos religiosos. En esta categoría situamos a las comunidades

evangélicas pentecostales, pero no solamente a éstas. El ideal de expansión del grupo es la

fundación de una iglesia del otro lado de la frontera, que siga manteniendo lazos con la iglesia

matriz. Los grupos pentecostales no son los únicos que se expanden más allá de los límites

nacionales, tambien lo hacen los grupos de la religión afrobrasileña. El polo brasilero de la TF

aparece, en este contexto, como un núcleo a partir del cual los grupos religiosos se difunden hacia

otros contextos geográficos. Iglesias pentecostales brasileras implantan sus sucursales en

Argentina y Paraguay, fieles afrobrasileros cruzan las fronteras para llevar la religión, aprendida

en Brasil, a sus países de origen. Y si bien Foz aparece como el punto cero de muchas de las

circulaciones religiosas interfronterizas, no es éste el único sentido relevado de las circulaciones.

Los tipos de circulaciones que los grupos religiosos generan dibujan maneras

diferenciadas de habitar la frontera. Los movimientos de expansión, que se proponen pasar la

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frontera para difundir a la propia comunidad “del otro lado”, son más frecuentes entre grupos

que no tienen una organización territorial asociada a la división nacional. Las iglesias

pentecostales como las Asambleas de Dios, la Congregaçao Crista no Brasil, o la Iglesia

Universal del Reino de Dios son ejemplos de este tipo de grupos. En cambio, los grupos

presentes en los tres países, y cuya estructura organizativa se erige en base nacional, tienden a

enfatizar más los movimientos de intercambio. Esto revela, a su vez, la concepción del espacio de

los grupos religiosos.

La compartimentación étnica del espacio también distingue entre estos dos tipos de

concepción del mismo: por un lado, ciertos grupos religiosos trabajan en su propia comunidad,

sin pretender expandirse traspasando los límites étnicamente impuestos. Aquí musulmanes,

presbiterianos chinos, protestantes históricos, y católicos coinciden en circular tomando en cuenta

estas fronteras. El caso de los musulmanes presenta especificidades, en parte porque las lógicas

de expansión se ven limitadas por las características propias de la religión islámica, que carece de

un énfasis proselitista, concentrando sus esfuerzos en el aglutinamiento intra-étnico y en la

aceptación de los pocos conversos que por sí mismos quieran acercase a la religión. Los

intercambios hacia el interior de las instituciones musulmanas son delineados por los individuos

que pueden asistir a las mezquitas de uno u otro lado de las fronteras, ya que institucionalmente

encuentran la limitación de las líneas de pertenencia a vertientes sunitas o xiitas del Islam.

Nuevamente son las iglesias pentecostales las que portan su concepción de territorio abierto a la

conquista, prescindiendo de la compartimentalización étnica: existen en la zona dos iglesias

pentecostales dedicadas exclusivamente a la evangelización de los entre los árabes, una de ellas

asociada a las Asambleas de Dios

La dimensión religiosa se afirma como vector de constitución de una nueva espacialidad,

que se expresa tanto los movimientos de expansión como de intercambio protagonizados por los

grupos confesionales. Estos nuevos espacios carecen, en general, de uniformidad, y son

difícilmente asimilables a unidades significativas pre-definidas (una iglesia determinada, un

grupo específico): las comunidades que los grupos crean a través de sus prácticas organizan el

espacio en continuums que toman puntos de partida y de llegada distintos, superpuestos a veces.

La lógica de expansión de pentecostales y neo-pentecostales tiende a romper con la forma de

pensar el espacio dividido en estados-naciones, aunque rescata la dimensión experiencial

nacionalmente basada y la incorpora a sus prácticas: el idioma, la prédica, los aspectos rituales se

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adecuan a las experiencias que los sujetos viven según su socialización en un país determinado.

Las lógicas de intercambio generan espacios particulares, cuya continuidad se sostiene en el

trabajo permanente de los fieles (las reuniones de especialistas católicos de las tres fronteras, las

reuniones sudamericanas de jóvenes adventistas), que podríamos asimilar al concepto de

“esferículas públicas” de Todd Gitlin, que cuestiona la naturalización de la noción de esfera

pública nacional30. Estos mini-espacios públicos, que sostienen “intereses particulares de

distintos grupos sociales y culturales”31, se superponen y se intersectan, asociando diferentes

ámbitos de sociabilidad a través de los cuales circulan discursos afines.

Conclusiones: territorios marcados por la diversidad e integración transfronteriza

A través de la presentación de estas notas de investigación pretendimos demostrar que las

dimensiones económica, étnica y política trazan mapas diferentes, en los cuales la frontera pasa

por distintos espacios físicos y sociales. Pero estos recortes no sólo territorializan, creando

lugares físicos y sociales que generan o limitan los movimientos, también sirven de soporte a las

diferentes lógicas de circulación.

En este contexto los agentes locales habitan el territorio elaborando sus propias

concepciones del espacio, que se consolidan no sólo a partir de las representaciones externas y

locales a las que hicimos referencia, sino que los desplazamientos, la movilidad, el sentido de las

circulaciones expresan igualmente otras maneras de concebir el espacio. La constitución de

espacios transnacionalizados se vuelve particularmente observable en un territorio de fronteras, y

sobre todo en un territorio de fronteras en el que confluyen grupos sociales variopintos, que lo

constituyen como un espacio caracterizado por la diversidad cultural. Los diferentes grupos

étnicos o religiosos y las nuevas formas de confluencia política, en efecto, crean espacialidades

que, si bien tienen en cuenta los confines estatales, los trascienden proponiendo otras maneras de

organizar el espacio. Estas formas no compiten abiertamente con los estados nacionales, sino que

se superponen a éstos, a través de lógicas de construcción del espacio que por momentos

refuerzan los anclajes nacionales y por momentos los impugnan. Los grupos étnicos, religiosos y

políticos organizan tránsitos que marcan los hitos de un mapa alternativo, en el que las

sociabilidades intragrupales pero transfronterizas crean territorios delimitados por las

30 Todd Gitlin, citado en Robins y Aksoy, 2005, art. cit., pág. 175. 31 Ídem.

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pertenencias del grupo. Estos territorios son tan frágiles como las pertenencias mismas, que

asumen también las características de los objetos móviles de la modernidad tardía, sin embargo,

las dinámicas que operan en su construcción se consolidan como procesos típicos de las

sociedades contemporáneas.

La consolidación de espacios transnacionales expresa un movimiento de dislocación entre el

espacio nacional y la identidad cultural. Lejos estamos de afirmar, sin embargo, que la identidad

nacional se diluye como representación: sostenemos aquí que los marcadores identitarios

asociados a las pertenencias nacionales son reutilizados en nuevos contextos, y se superponen y

mezclan con otros elementos. Lo que implica la pérdida de centralidad de las pertenencias

nacionales, pero no necesariamente su disgregación. Toda discusión sobre los meandros de la

integración cultural entre los países limítrofes no puede pasar por alto que los espacios se

construyen socialmente en la dinámica de las interacciones de los actores que lo habitan y

aquellos que los connotan.