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VIVENCIAS EN EL INSTITUTO CENTROAMERICANO DE ESPIRITUALIDAD
Hermanos y hermanas
De diferentes maneras, especialmente a
través de „Noticia de familia‟, la
mayoría se ha enterado de nuestro viaje
a Guatemala. Ya ha pasado tiempo.
Queremos compartirles nuestras
vivencias en el taller que se
desarrolla desde la tarde del 4 de
julio para terminar el 30 del mismo
mes.
1. Lugar de cita
El taller se realiza
en el Instituto
Centroamericano de
Espiritualidad
(ICE/CEFAS),
perteneciente a los
Jesuitas. Está
ubicado en un lugar
fuera de la ciudad,
en la cima de una
colina. Un lugar con mucha vegetación y con volcanes a su cercanía. Aquí
hay mucha tranquilidad para
reflexionar y es de muy buen gusto. El
Centro lleva muchos años ayudando
en el crecimiento personal. Su
fundador, el conocido P. Carlos
Cabarrús.
2. Acompañantes
Los y las acompañantes han sido
formados en su mayoría en la misma
casa. En primer lugar están los padres
jesuitas encabezado por el director de la
casa, el P. Dennis, oriundo de Estados
Unidos. Por otra parte, acompaña un
buen grupo de laicos y laicas, en su
mayoría jóvenes profesionales de
distintas áreas como psicología, medicina, psiquiatría, danza, etc.
Asimismo, integra una argentina residente en El Salvador, religiosa de la
Congregación de Jesús. Cabe destacar, la presencia de una joven pareja
argentina que decidió dedicarse a este tipo de servicio.
3. Participantes
Participan en el taller hombres y mujeres,
laicos y laicas, religiosos y religiosas y del
clero, de más de 15 nacionalidades venidos
de diferentes misiones en el continente
americano.
4. Taller de crecimiento personal
Todo el taller del mes está bajo el nombre de Taller Psicoespiritual. Está
dividido en tres etapas. La primera etapa se llama “Taller de crecimiento
personal”. Más conocido como “Crecer bebiendo de su propio pozo”.
Así, en esta oportunidad les compartimos lo vivido en estos primeros diez
días de taller. Luego tendremos tres días de „Taller de Discernimiento‟ y
seguidamente 10 días de Ejercicios Espirituales.
a) Metodología
El taller tiene una metodología
particular, como su propio nombre
lo indica: „taller‟. El protagonismo
está en el tallerista que hace los
ejercicios propuestos por los(as)
acompañantes. También tienen
importancia los grupos de vida
(comunidad terapéutica) y la
comunidad entera (plenario).
Cada día hay un mínimo de 4
ejercicios: dos en la mañana y dos en la tarde. En la Eucaristía se recoge la
experiencia del día. Podemos añadir
un ejercicio más que se realiza
después de la cena que incluye a
veces una película.
La mañana y la tarde está dividida en
dos momentos cada una. Siempre
guardando una media hora de
descanso y refrigerio. En cada
momento, el facilitador o la
facilitadora ofrece pistas del
ejercicio en aproximadamente 30
minutos. Luego sigue el trabajo
personal durante otros 30 minutos.
Sigue el compartir en los grupos de
vida durante 30 minutos más. Así,
el ejercicio termina con un plenario
con toda la comunidad. Este último no tiene un tiempo fijo pero
generalmente no pasa de un cuarto de hora.
Casi siempre el ejercicio personal consiste en completar una matriz (hoja
que sintetiza aspectos personales) y finalizada éste se responde a las tres
preguntas: qué siento, qué aprendí y de qué me di cuenta.
Es importante subrayar la importancia del cuerpo en el taller. De hecho, en
cada ejercicio se invita a tomar conciencia de la información que el cuerpo
transmite (lo que siente). Por eso es importante los ejercicios físicos en el
taller. También son importantes los oficios.
Del mismo modo, a cada grupo de vida le toca diariamente una tarea
relacionada con la limpieza.
b) Ejercicios
Nos hemos referido a ellos al hablar de la metodología. Pero ¿qué
pretenden y cuáles fueron? Pues, parten de la convicción de que el ser
humano obra inconscientemente desde su herida y su pozo. Dos metáforas
importantes en el taller. La finalidad es ayudar a descubrir o tomar
conciencia de nuestra propia herida y pozo.
Descubriendo mi herida
Comenzamos el taller la tarde del jueves cuatro de julio con la Eucaristía.
Después de la cena se realizó la presentación de los participantes y del
equipo animador. También se realizó las indicaciones prácticas referentes a
la vida en el Centro. Finalizamos con el primer ejercicio de respiración.
El primer día, después del desayuno, habiendo llegado todos los
participantes, se elaboró el horario de los primeros 10 días del taller. Luego
entramos en el taller propiamente dicho con ejercicios de construcción de
la comunidad. En estos ejercicios se destaca las dinámicas: „cita‟, „la
mirada‟ y „posesión del lugar‟. Los ejercicios nos llevaron a la formación
de los grupos de vida que son la fuerza terapéutica del taller.
El conocimiento de la herida arrancó con el ejercicio de la autobiografía
que ciertamente está formada por las relaciones: cuerpo, salud, la culpa, la
idea de Dios, vida afectiva, sexualidad, idea del pecado, etc. El acento se
pone sobre todo en los primeros siete años ya que a esta edad comienza los
mecanismos de defensa. En este ejercicio fue importante prestar atención a
la sensación que el cuerpo transmite.
El segundo día hicimos varios ejercicios. El ejercicio del plano de mi casa
para destacar los lugares en los que vivimos momentos agradables y
desagradables; el de la figura de mi padre y madre en sus cualidades y
defectos ya que los heredamos; el de mi historia dolorosa que consistía en
elaborar una lista de acontecimientos dolorosos de la infancia; el de mi
proceso vulnerado para intentar nombrar la herida primordial a partir de
los resultados de los ejercicios anteriores. Este último ejercicio terminó con
la toma de conciencia del miedo, compulsiones y reacciones
desproporcionadas que surgen de la herida.
En el tercer día, seguimos aclarando la herida con los ejercicios y aportes
del grupo de vida, en el que compartíamos acompañado por un asesor. Los
ejercicios: encontrando la herida por donde hiero, las reacciones
desproporcionadas y la historia de mi vida sexual nos ayudaron en la
búsqueda de la herida.
El cuarto día tomó un color más corporal. Toda la mañana estuvo dedicada
a los distintos ejercicios corporales que pretendían ayudarnos a liberar el
cuerpo.
La tarde de esa jornada la dedicamos al
silencio para repasar todo el trabajo
hecho hasta el momento con lectura,
descanso y sobre todo con el
acompañamiento personal que permitía
avanzar más en la identificación de la
herida.
El quinto día tuvimos el ejercicio de evaluación de la autoestima que está
también relacionada con la herida. El ejercicio del billete arrugado nos
ayudaba a tomar conciencia de que a pesar de sufrir heridas, el valor no se
ha perdido. Terminamos con dos
ejercicios más, por una parte el de “mi
parte vulnerada: patrón de mi
conducta negativa” y el de pintura en
el que expresamos nuestro ser a través
del color y formas artísticas.
El sexto día la dedicamos al paseo en
el que conocimos la ciudad de
Antigua Guatemala. Una ciudad bella
bajo el volcán, que fue la tercera
Capital de Guatemala. Allí está la
tumba del Santo Hermano Pedro,
Terciario Franciscano, „el amigo de
los enfermos‟.
De este modo, terminaba la primera etapa del taller de crecimiento
personal. Cabe resaltar, que estos
ejercicios no pretenden hacer
sufrir recordando el dolor vivido
sino más bien es un camino
necesario para llegar al pozo.
Descubriendo mi pozo
El séptimo día comenzó a modo de transición pasando de la herida al pozo.
El primer ejercicio se llamaba la sombra y su integración sicológica. La
sombra no es en sí misma mala. Es lo que la máscara no deja salir. Por
ejemplo: la máscara del niño siempre bueno que siempre actúa según esa
mascara. En el mismo día también los ejercicios se centraron sobre el
perdón y el autoperdón haciendo énfasis sobre la culpa malsana y culpa
sana.
Con el ejercicio de las
cualidades personales comenzó
formalmente la segunda etapa
del taller. La película “Entre el
cielo y la tierra”, después de la
cena, sirvió de ilustración para
el redescubrimiento del pozo
El octavo día comenzó con el
ejercicio de ver el modo de
hacer las actividades diarias.
Siguió con: descubrimiento del pozo a través de las victorias
especialmente en los primeros siete años; el de las pseudoganancias y
nuestra decisión de hacer aquello que antes realizábamos desde la herida,
esta vez desde la libre elección. El del cuerpo ya que tiene su propia
historia que alimenta nuestro pozo. Finalmente, el de las aspiraciones o
deseos profundos. Todos
ellos tienen información
enriquecedora sobre
nuestro pozo
El noveno día,
continuamos los
ejercicios: florero y la
bella durmiente por el
que nos dimos cuenta -en
el grupo de vida -que las cualidades que vemos en el otro son nuestras; el
de las grandes pruebas que nos ayudó a descubrir estas cualidades que
siempre están y nos ayudan a afrontar situaciones difíciles.
El ejercicio de la recolección de la cosecha nos ayudó a clarificar y
clasificar las cualidades del manantial eligiendo al máximo cuatro, las del
pozo y las de la superficie. Terminamos la jornada con una práctica de
acompañamiento llamada „focus integrador‟.
El décimo y último día seguimos mirando el pozo detectando a las
personas que han ido nutriéndonos y que de algún modo dejaron en
nosotros impresas sus cualidades o al menos un deseo de imitarlos. Luego
del ejercicio de recuperación y decisión de vivir, terminamos el taller con
la evaluación de lo aprendido, como emplearlo, y cuál es mi decisión de
crecimiento y cambio.
Finalmente, queremos terminar este compartir agradeciendo al P. Pere, que
en paz descanse, quien
nos animó a participar en
este taller. Este
agradecimiento se
extiende a toda la
Congregación y persona
que nos está
acompañando con sus
oraciones. Lo aprendido
en el taller sin duda nos ayudará a seguir creciendo y a quien el Señor nos
pondrá en camino.