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33 www.vivirextremadura.com Maduras esencias A por la Denominación de Origen Ruta después del agua Aromas de Primavera Poesía para la tierra

vivir Extremadura nº 33

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Revista de viajes, cultura, gastronomia y todo sobre Extremadura

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Page 1: vivir Extremadura nº 33

33

ABRIL - MAYO 2011 .AñO vII -- nº 33

www.vivirextremadura.com

Maduras esencias

A por la Denominación de Origen

Ruta después del agua

Aromas de Primavera

Poesía para la tierra

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¿Hacia dónde vamos? Esta es una pregunta que cientos de miles de extremeños nos estamos haciendo en estos días previos a nuestra cita con las urnas, quizás una de las más importantes citas desde que los españoles, los extremeños, recuperamos el derecho a decidir quiénes y cómo queremos que sean nuestros gobiernos.

Digo que esta es una cita de extraordinaria importancia para Extremadura por ser unas elecciones que se celebran en medio de una crisis de la que no tenemos referencias anteriores, que se ha llevado por delante a infinidad de empresas y con ellas a infinidad de trabajadores. Trabajadores que hoy ven mucho más negro no ya su futuro sino el de sus hijos, mucho más negro, incluso, a como lo veían hace cuatro años.

Sin duda, una tarea urgente para el próximo gobierno en Extremadura será ilusionar con proyectos creíbles a una ciudadanía que parece haber olvidado la sonrisa y la confianza no ya en el futuro sino en el ahora mismo, en el día a día.

Estos días escuchamos cómo los políticos, de uno y otro signo, nos dicen que ya nada será igual a como era antes de la llegada de la crisis. Eso ya lo sabemos. Ahora lo que necesitamos es que nos digan cómo van a gestionar un problema como el que ahora mismo estamos padeciendo. Cómo van a solucionar la falta de crédito por parte de bancos y cajas que está haciendo tan difícil la práctica empresarial y, por lo tanto, la creación de empleo.

Necesitamos saber cómo van a legislar para que el ser emprendedor en esta tierra no sea una labor de alto riesgo. Se precisa que le digan a la sociedad cuáles son los sectores estratégicos para nuestro desarrollo y si esas estrategias son compatibles con un modelo de desarrollo sostenible tan necesario en una economía como la extremeña basada en la agricultura, la ganadería y el turismo. Estos sectores no solo son claves en nuestra economía sino también en algo tan vital de cara al futuro como es el fijar población al territorio.

Somos poco más de un millón de habitantes, muchos de los cuales han pasado por nuestra universidad, y estoy convencido de que si se nos dan las herramientas precisas seremos capaces de acudir al dinamismo transformador que nos permitirá ser protagonistas de una tarea que tiene que ser de todos y cada uno de los que habitamos esta tierra.

Por eso, porque no nos podemos equivocar, es tan importante la cita del 22 de mayo con las urnas. Después, después de ese día, nuestra exigencia debe ser absoluta. Y es desde esa exigencia desde la que se construye el futuro.

CARTADEL EDITORQUEREMOS SABERJAVIER MACHUCA

CARTA DEL EDITOR

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¿Hacia dónde vamos? Esta es una pregunta que cientos de miles de extremeños nos estamos haciendo en estos días previos a nuestra cita con las urnas, quizás una de las más importantes citas desde que los españoles, los extremeños, recuperamos el derecho a decidir quiénes y cómo queremos que sean nuestros gobiernos.

Digo que esta es una cita de extraordinaria importancia para Extremadura por ser unas elecciones que se celebran en medio de una crisis de la que no tenemos referencias anteriores, que se ha llevado por delante a infinidad de empresas y con ellas a infinidad de trabajadores. Trabajadores que hoy ven mucho más negro no ya su futuro sino el de sus hijos, mucho más negro, incluso, a como lo veían hace cuatro años.

Sin duda, una tarea urgente para el próximo gobierno en Extremadura será ilusionar con proyectos creíbles a una ciudadanía que parece haber olvidado la sonrisa y la confianza no ya en el futuro sino en el ahora mismo, en el día a día.

Estos días escuchamos cómo los políticos, de uno y otro signo, nos dicen que ya nada será igual a como era antes de la llegada de la crisis. Eso ya lo sabemos. Ahora lo que necesitamos es que nos digan cómo van a gestionar un problema como el que ahora mismo estamos padeciendo. Cómo van a solucionar la falta de crédito por parte de bancos y cajas que está haciendo tan difícil la práctica empresarial y, por lo tanto, la creación de empleo.

Necesitamos saber cómo van a legislar para que el ser emprendedor en esta tierra no sea una labor de alto riesgo. Se precisa que le digan a la sociedad cuáles son los sectores estratégicos para nuestro desarrollo y si esas estrategias son compatibles con un modelo de desarrollo sostenible tan necesario en una economía como la extremeña basada en la agricultura, la ganadería y el turismo. Estos sectores no solo son claves en nuestra economía sino también en algo tan vital de cara al futuro como es el fijar población al territorio.

Somos poco más de un millón de habitantes, muchos de los cuales han pasado por nuestra universidad, y estoy convencido de que si se nos dan las herramientas precisas seremos capaces de acudir al dinamismo transformador que nos permitirá ser protagonistas de una tarea que tiene que ser de todos y cada uno de los que habitamos esta tierra.

Por eso, porque no nos podemos equivocar, es tan importante la cita del 22 de mayo con las urnas. Después, después de ese día, nuestra exigencia debe ser absoluta. Y es desde esa exigencia desde la que se construye el futuro.

CARTADEL EDITORQUEREMOS SABERJAVIER MACHUCA

CARTA DEL EDITOR

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Ya José Saramago nos describía un idioma común bajos las aguas del Duero en el Sermão aos peixes –y a lo largo de toda su vida. Así, siempre he imaginado que hay un lenguaje de signos de agua. Solo hay que saber leerlos o simplemente descubrirlos. Entonces se nos abrirá un mundo de sensaciones, recuerdos e infancia. Somos agua. Y en estos días en los que se habla de sentencias del Tribunal Cons-titucional declarando nulos sendos artículos de los Estatutos de Andalucía y de Castilla y León que hablaban de la competencia exclusiva sobre las aguas del Guadaliquivir, uno, y las del Duero, otro, en estos días –digo- me viene a la cabeza el viaje que sobre el barco el Balcón del Tajo hemos realizado en aguas del Tajo Internacional, o los trabajos que se están llevando a cabo en el entorno del embalse de Alqueva entre municipios portugueses y extremeños. En estos días –repito- pienso en la necesidad de un idioma común que no hay que inventar, sólo tomar de proyectos como estos. El agua debe vertebrar países y territorios, lo demás es dejar fugas en nuestro camino.

Y agua, agua es la que encontramos en nuestra sección La Casa de los Nómadas. ¡No!, mejor dicho, no es agua, es la vida antes del agua. En esta ocasión, nos proponen la “Ruta antes del agua”, porque… “Viajero –nos dicen-, cuando las máquinas del Plan Badajoz llegaron, ellos ya estaban allí. Ya habían hecho morada en el río antes de que brotara el agua…”. La magia de La Casa de los Nómadas la vol-vemos a encontrar en fantásticos rincones a los que nos vamos abriendo paso, a veces entre la lluvia, a veces entre la niebla, unas bajo la luz de la luna, otras frente a los últimos reflejos del crepúsculo. Cubillana, Torre Águila, La Vara, Sarteneja, Torrebaja, Sagrajas o Pesquero que, por cierto, “no es un lugar. Es una forma de vida”. A ver, viajero, si adivina por dónde le llevamos.

Y son momentos para perderse. Hemos sentido cómo la naturaleza se despereza con la llegada de la primavera. Hemos oído su voz. ¡Escuchen! La naturaleza habla y se queja y riñe y canta y adora y llora y ríe. Es la vida de la dehesa la que nos zarandea estos días. La lírica de la tierra se une en estas páginas a los cantos de Ángel Campos Pámpano, Álvaro Valverde, Miguel Murillo, Santos Domín-guez, Rosa Mª Lencero o Irene Sánchez Carrón. Voces para el goce de esta tierra.

Una tierra ésta que “tengo necesidad de visitar a menudo”, nos dice el Maestro Juan Mora. Nos reci-be en su casa de Las Rozas, en Madrid y no dejamos de hablar de Plasencia, del Valle, de La Vera, de Olivenza, de Badajoz… Y en la pared una cerámica de la Calle de los Toros de Plasencia, dedicada al Maestro. “¡Quién lo iba a pensar cuando corría de niño por aquellas calles”. Habla sereno, despacio y con una cálida media sonrisa. Un hombre maduro en apariencia y en esencia. Un hombre que ama su trabajo y que seguirá “siempre que pueda seguir emocionando y emocionándome”. Y las emociones las entendemos todos.

Así que este es el viaje que les proponemos. Un viaje por un sendero repleto de sueños cumplidos y por cumplir, y a lo largo del cual todos hablamos un mismo idioma.

CARTA DE LA DIRECTORAEN TU MISMO IDIOMAMARI CRUZ VÁZQUEZ

CARTA DE LA DIRECTORA

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Ya José Saramago nos describía un idioma común bajos las aguas del Duero en el Sermão aos peixes –y a lo largo de toda su vida. Así, siempre he imaginado que hay un lenguaje de signos de agua. Solo hay que saber leerlos o simplemente descubrirlos. Entonces se nos abrirá un mundo de sensaciones, recuerdos e infancia. Somos agua. Y en estos días en los que se habla de sentencias del Tribunal Cons-titucional declarando nulos sendos artículos de los Estatutos de Andalucía y de Castilla y León que hablaban de la competencia exclusiva sobre las aguas del Guadaliquivir, uno, y las del Duero, otro, en estos días –digo- me viene a la cabeza el viaje que sobre el barco el Balcón del Tajo hemos realizado en aguas del Tajo Internacional, o los trabajos que se están llevando a cabo en el entorno del embalse de Alqueva entre municipios portugueses y extremeños. En estos días –repito- pienso en la necesidad de un idioma común que no hay que inventar, sólo tomar de proyectos como estos. El agua debe vertebrar países y territorios, lo demás es dejar fugas en nuestro camino.

Y agua, agua es la que encontramos en nuestra sección La Casa de los Nómadas. ¡No!, mejor dicho, no es agua, es la vida antes del agua. En esta ocasión, nos proponen la “Ruta antes del agua”, porque… “Viajero –nos dicen-, cuando las máquinas del Plan Badajoz llegaron, ellos ya estaban allí. Ya habían hecho morada en el río antes de que brotara el agua…”. La magia de La Casa de los Nómadas la vol-vemos a encontrar en fantásticos rincones a los que nos vamos abriendo paso, a veces entre la lluvia, a veces entre la niebla, unas bajo la luz de la luna, otras frente a los últimos reflejos del crepúsculo. Cubillana, Torre Águila, La Vara, Sarteneja, Torrebaja, Sagrajas o Pesquero que, por cierto, “no es un lugar. Es una forma de vida”. A ver, viajero, si adivina por dónde le llevamos.

Y son momentos para perderse. Hemos sentido cómo la naturaleza se despereza con la llegada de la primavera. Hemos oído su voz. ¡Escuchen! La naturaleza habla y se queja y riñe y canta y adora y llora y ríe. Es la vida de la dehesa la que nos zarandea estos días. La lírica de la tierra se une en estas páginas a los cantos de Ángel Campos Pámpano, Álvaro Valverde, Miguel Murillo, Santos Domín-guez, Rosa Mª Lencero o Irene Sánchez Carrón. Voces para el goce de esta tierra.

Una tierra ésta que “tengo necesidad de visitar a menudo”, nos dice el Maestro Juan Mora. Nos reci-be en su casa de Las Rozas, en Madrid y no dejamos de hablar de Plasencia, del Valle, de La Vera, de Olivenza, de Badajoz… Y en la pared una cerámica de la Calle de los Toros de Plasencia, dedicada al Maestro. “¡Quién lo iba a pensar cuando corría de niño por aquellas calles”. Habla sereno, despacio y con una cálida media sonrisa. Un hombre maduro en apariencia y en esencia. Un hombre que ama su trabajo y que seguirá “siempre que pueda seguir emocionando y emocionándome”. Y las emociones las entendemos todos.

Así que este es el viaje que les proponemos. Un viaje por un sendero repleto de sueños cumplidos y por cumplir, y a lo largo del cual todos hablamos un mismo idioma.

CARTA DE LA DIRECTORAEN TU MISMO IDIOMAMARI CRUZ VÁZQUEZ

CARTA DE LA DIRECTORA

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VANGUARDIAS

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Texto: Mari Cruz VázquezFotografía: Rocío Gallardo

Quizá fuera la Revolución Industrial Extremeña. Es en el siglo XIX cuando empiezan a aparecer rocas de fosforita, a la entra-da de Cáceres. Rocas de fosforita y fosfato de cal. “La fiebre del fosfato” llamaron algunos a lo que por aquel entonces se vivió; “El sueño del fosfato”, dirían otros. El caso es que serán más de 30 las minas explotadas. Así iría surgiendo el llamado Poblado Minero, en las afueras de la ciudad, al sur de Cabezarrubia, camino de Badajoz.

EDIFICIOEl futuro desde la historia

07

VANGUARDIAS

EMBARCADERO

El Barrio histórico y minero de Aldea Moret, que surge en torno a 1800, era un modelo donde la vida rural y la urbana se daban la mano de forma sutil y admirable. Un modelo con claras in-fluencias anglosajonas.

Junto al barrio, las instalaciones mineras fueron elevándose, in-vocando la presencia del ferrocarril y pronto se ve la necesidad de una vía de apartadero. El Edificio Embarcadero. Nace este

edificio donde se almacenaría el mineral para ser embarcado di-rectamente a los vagones de ferrocarril.

Hoy, los años, la historia, nos han hecho ver la belleza de esta ar-quitectura o arqueología industrial.

Sobre la mesa de los arquitectos Enrique Sobejano y Fuensanta Nieto hace ya tiempo se extienden planos y estudios para conver-tir El Embarcadero en un espacio para la cultura, para empresas, para la innovación social… Un rincón de Cáceres Creativa.

Más de 6.000 metros cuadrados se abren imponentes ante el visi-tante, mostrando la grandeza de esa arquitectura industrial y la belleza del espacio. Opacos cerramientos se transformarán hoy en paneles de vidrio transparente o traslúcido; lamas de ventilación para mejorar el sistema energético del edificio; paneles fotovoltai-cos; placas térmicas; diseño bioclimático… Sin duda, estamos de nuevo haciendo historia desde la historia.

¡Pasen y vean!

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VANGUARDIAS

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Texto: Mari Cruz VázquezFotografía: Rocío Gallardo

Quizá fuera la Revolución Industrial Extremeña. Es en el siglo XIX cuando empiezan a aparecer rocas de fosforita, a la entra-da de Cáceres. Rocas de fosforita y fosfato de cal. “La fiebre del fosfato” llamaron algunos a lo que por aquel entonces se vivió; “El sueño del fosfato”, dirían otros. El caso es que serán más de 30 las minas explotadas. Así iría surgiendo el llamado Poblado Minero, en las afueras de la ciudad, al sur de Cabezarrubia, camino de Badajoz.

EDIFICIOEl futuro desde la historia

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VANGUARDIAS

EMBARCADERO

El Barrio histórico y minero de Aldea Moret, que surge en torno a 1800, era un modelo donde la vida rural y la urbana se daban la mano de forma sutil y admirable. Un modelo con claras in-fluencias anglosajonas.

Junto al barrio, las instalaciones mineras fueron elevándose, in-vocando la presencia del ferrocarril y pronto se ve la necesidad de una vía de apartadero. El Edificio Embarcadero. Nace este

edificio donde se almacenaría el mineral para ser embarcado di-rectamente a los vagones de ferrocarril.

Hoy, los años, la historia, nos han hecho ver la belleza de esta ar-quitectura o arqueología industrial.

Sobre la mesa de los arquitectos Enrique Sobejano y Fuensanta Nieto hace ya tiempo se extienden planos y estudios para conver-tir El Embarcadero en un espacio para la cultura, para empresas, para la innovación social… Un rincón de Cáceres Creativa.

Más de 6.000 metros cuadrados se abren imponentes ante el visi-tante, mostrando la grandeza de esa arquitectura industrial y la belleza del espacio. Opacos cerramientos se transformarán hoy en paneles de vidrio transparente o traslúcido; lamas de ventilación para mejorar el sistema energético del edificio; paneles fotovoltai-cos; placas térmicas; diseño bioclimático… Sin duda, estamos de nuevo haciendo historia desde la historia.

¡Pasen y vean!

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FIRMA FIRMA

El turismo fue la primera actividad agradable que nos abrió a Europa. La otra, por desgracia para medio millón de extremeños, la emigración forzosa. Los españoles sabían de otras realidades por comedias de Rock Hudson o los primeros campeonatos del Real Madrid. Hoy las nuevas tecnologías de la información nos permiten sustituir las estáticas postales por la televisión en alta definición o una cámara web que te regala hasta vista de pájaro. Pero, pese al avance y globalización del conocimiento, el turismo sigue liderando, no ya un escaparate, sino una amalgama de sentidos que invita al humano a no limitarse como receptor pasivo de emociones audiovisuales. El siglo XXI te incita a protagonizar tus propias aventuras, recorrer los senderos de la historia, apreciar sus aromas y sus sabores, e incluso narrarlos tras cada jornada en un blog o cuaderno de bitácora que enriquecen los demás.

La secuela de esas retransmisiones deportivas, que uniforman aún más al mundo cada cuatro años, o cada semana al futbolero, extiende el auge del turismo deportivo. El deporte mueve en Europa 407.000 millones de euros, un 3,7% del PIB. Quince millones de personas trabajan en cualquiera de las ramas de este sector, desde las actividades recreativas, la medicina o el mercado del ocio. Se crean complejos hosteleros, incluso donde no hay agua, vinculados al golf; promociones portuarias se concentran en organizar Copas de Vela; y los próximos Juegos Olímpicos y el Campeonato Mundial de Fútbol serán en Brasil porque ha tomado del deporte, de sus futbolistas y del culto al cuerpo en sus playas un signo de identidad para desnivelar esas decisiones, o para que innovadoras empresas hortofrutícolas de las Vegas Altas exporten allí nuestra nectarina del Plan Badajoz por las cualidades para recuperar la actividad física que atesora su carne.

El Barón de Coubertain combatió el nacionalismo dividiendo el mundo en cinco anillos, entrelazados, colo-reados por las cinco razas primigenias de este mundo mestizo. Y es “El Anillo” en una extensa Extremadura que rompe sus estereotipos con promociones como “Somos Agua Dulce”, una moderna seña de identidad que simboliza una nueva época. El Anillo se divisa desde el cielo como un círculo, cuyo interior alberga cinco mil metros cuadrados, camuflado entre árboles. Conjuga arquitectura de vanguardia, tecnología y desarrollo sos-

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El Anillo Por José Luis Lucas rodríguez

Periodista y PoLitóLogo

tenible entre la naturaleza: De su diseño original llama la atención que su cubierta sirva como pista de atletismo, construida con materiales de vanguardia, que servirán para estudiar pisadas, calzado, pies y pavimentos. En su ubicación, una isla dentro del embalse Gabriel y Galán de Cáceres, se extienden 240.000 metros cuadrados de arbolado y senderos, que se desvirgaron para acoger un campeonato mundial de Triathlon Cross.

Extremadura cuenta con 3.500 kilómetros de costa interior. Sólo el pantano bautizado con el poeta castúo ocupa 4.683 hectáreas. Este marzo la Diputación de Cáceres ha botado el “Balcón del Tajo” para observar aves y flora a través de la frontera que dibuja ese río con Portugal. Cinco pueblos bañados por Alqueva definen su oferta conjunta entre toros, dehesas, pesca, deportes naúticos o castillos junto a otros siete portugueses. Y el Guadiana, cuyos embalses están hoy al 90% de su capacidad, regala un abanico de colores con la floración de sus frutales en las Vegas o el vuelo de las grullas en sus humedales.

Pero el Centro Internacional de Innovación Deportiva en el Medio Natural representa el espíritu activo que encierra el deportista frente al espectador. En sus oficinas y sus exteriores se atesoran los cinco elementos que conforman la propia vida (agua, tierra, aire, fuego, y la pasión de quienes lo humanizan) necesarios para crear iniciativas deportivas, herramientas y materiales, servicios de ocio y tiempo libre inclusivos, formación, empleo, dentro de una estrategia de desarrollo territorial en una periferia rural. Sólo en ellas se puede hoy crear porque las ciudades están colapsadas y porque el individualismo impide la cooperación, otra de sus señas para avanzar en la investigación y el desarrollo del sector, de la idiosincrasia de una Extremadura que aún es comunidad o barrio, no sólo urbanización.

Esos cuatro elementos -junto al amor- conforman la vida y no tienen patria. Los ríos, como los incendios, tampoco se paran cuando llegan a la frontera. En Extremadura, para lo bueno y para lo malo, se conoce bien. Sólo la co-operación entre España y Portugal mantiene el patrimonio natural porque el viento jalea la muerte, o la vida, de una tierra común. La sapiencia colectiva iluminó a quienes recurrieron al Tribunal Constitucional para impedir que los ríos se troceen; ahora sólo falta que la licencia de un deportista (desde la pesca a la de un caballista, de un cazador o un triatleta...) sea tan universal como el espíritu que inspira al anillo; a los anillos que simbolizan los JJ.OO.; tan global y tolerante como el deporte que marca reglamentos únicos para ser universal, para que todos participen o compitan; como el turismo que viene y que va, que recorre caminos para entrecuzar culturas, y que no conoce fronteras por propia definición.

El anillo representa el matrimonio con un estilo de vida donde nadie sobra, todos somos necesarios. Hemos sido tan pocos para tanto territorio que nunca reparamos en balizar sus puertas sino en abrir ventanas. Esos elementos que sólo combinándose entre sí, cooperando, logran el equilibrio de la perfección. La sostenibilidad es la esencia para la vida, el centro de la energía hasta llegar a esa utópica meta. El Anillo no sólo ofrece un símbolo sino un circuito tan cíclico como la propia historia de la humanidad. Pero cada vuelta a su circunferencia será distinta, más rápida, más excelente o perfeccionada. El medio millón de emigrantes enseñaron a esta tierra que correr más lento al principio de cada carrera no siempre condena a perderla. Esa energía perdida durante años retorna hoy con sus hijos o nietos. Se han convertido en pioneros y embajadores de una tierra empecinada en borrar fronteras de tanto sufrir por defenderlas. Son miles de pisadas que marcan un paso colectivo, a quien cae se le espera y se le levanta para continuar, para seguir disfrutando de dar una vuelta para Vivir Extremadura.

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El turismo fue la primera actividad agradable que nos abrió a Europa. La otra, por desgracia para medio millón de extremeños, la emigración forzosa. Los españoles sabían de otras realidades por comedias de Rock Hudson o los primeros campeonatos del Real Madrid. Hoy las nuevas tecnologías de la información nos permiten sustituir las estáticas postales por la televisión en alta definición o una cámara web que te regala hasta vista de pájaro. Pero, pese al avance y globalización del conocimiento, el turismo sigue liderando, no ya un escaparate, sino una amalgama de sentidos que invita al humano a no limitarse como receptor pasivo de emociones audiovisuales. El siglo XXI te incita a protagonizar tus propias aventuras, recorrer los senderos de la historia, apreciar sus aromas y sus sabores, e incluso narrarlos tras cada jornada en un blog o cuaderno de bitácora que enriquecen los demás.

La secuela de esas retransmisiones deportivas, que uniforman aún más al mundo cada cuatro años, o cada semana al futbolero, extiende el auge del turismo deportivo. El deporte mueve en Europa 407.000 millones de euros, un 3,7% del PIB. Quince millones de personas trabajan en cualquiera de las ramas de este sector, desde las actividades recreativas, la medicina o el mercado del ocio. Se crean complejos hosteleros, incluso donde no hay agua, vinculados al golf; promociones portuarias se concentran en organizar Copas de Vela; y los próximos Juegos Olímpicos y el Campeonato Mundial de Fútbol serán en Brasil porque ha tomado del deporte, de sus futbolistas y del culto al cuerpo en sus playas un signo de identidad para desnivelar esas decisiones, o para que innovadoras empresas hortofrutícolas de las Vegas Altas exporten allí nuestra nectarina del Plan Badajoz por las cualidades para recuperar la actividad física que atesora su carne.

El Barón de Coubertain combatió el nacionalismo dividiendo el mundo en cinco anillos, entrelazados, colo-reados por las cinco razas primigenias de este mundo mestizo. Y es “El Anillo” en una extensa Extremadura que rompe sus estereotipos con promociones como “Somos Agua Dulce”, una moderna seña de identidad que simboliza una nueva época. El Anillo se divisa desde el cielo como un círculo, cuyo interior alberga cinco mil metros cuadrados, camuflado entre árboles. Conjuga arquitectura de vanguardia, tecnología y desarrollo sos-

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El Anillo Por José Luis Lucas rodríguez

Periodista y PoLitóLogo

tenible entre la naturaleza: De su diseño original llama la atención que su cubierta sirva como pista de atletismo, construida con materiales de vanguardia, que servirán para estudiar pisadas, calzado, pies y pavimentos. En su ubicación, una isla dentro del embalse Gabriel y Galán de Cáceres, se extienden 240.000 metros cuadrados de arbolado y senderos, que se desvirgaron para acoger un campeonato mundial de Triathlon Cross.

Extremadura cuenta con 3.500 kilómetros de costa interior. Sólo el pantano bautizado con el poeta castúo ocupa 4.683 hectáreas. Este marzo la Diputación de Cáceres ha botado el “Balcón del Tajo” para observar aves y flora a través de la frontera que dibuja ese río con Portugal. Cinco pueblos bañados por Alqueva definen su oferta conjunta entre toros, dehesas, pesca, deportes naúticos o castillos junto a otros siete portugueses. Y el Guadiana, cuyos embalses están hoy al 90% de su capacidad, regala un abanico de colores con la floración de sus frutales en las Vegas o el vuelo de las grullas en sus humedales.

Pero el Centro Internacional de Innovación Deportiva en el Medio Natural representa el espíritu activo que encierra el deportista frente al espectador. En sus oficinas y sus exteriores se atesoran los cinco elementos que conforman la propia vida (agua, tierra, aire, fuego, y la pasión de quienes lo humanizan) necesarios para crear iniciativas deportivas, herramientas y materiales, servicios de ocio y tiempo libre inclusivos, formación, empleo, dentro de una estrategia de desarrollo territorial en una periferia rural. Sólo en ellas se puede hoy crear porque las ciudades están colapsadas y porque el individualismo impide la cooperación, otra de sus señas para avanzar en la investigación y el desarrollo del sector, de la idiosincrasia de una Extremadura que aún es comunidad o barrio, no sólo urbanización.

Esos cuatro elementos -junto al amor- conforman la vida y no tienen patria. Los ríos, como los incendios, tampoco se paran cuando llegan a la frontera. En Extremadura, para lo bueno y para lo malo, se conoce bien. Sólo la co-operación entre España y Portugal mantiene el patrimonio natural porque el viento jalea la muerte, o la vida, de una tierra común. La sapiencia colectiva iluminó a quienes recurrieron al Tribunal Constitucional para impedir que los ríos se troceen; ahora sólo falta que la licencia de un deportista (desde la pesca a la de un caballista, de un cazador o un triatleta...) sea tan universal como el espíritu que inspira al anillo; a los anillos que simbolizan los JJ.OO.; tan global y tolerante como el deporte que marca reglamentos únicos para ser universal, para que todos participen o compitan; como el turismo que viene y que va, que recorre caminos para entrecuzar culturas, y que no conoce fronteras por propia definición.

El anillo representa el matrimonio con un estilo de vida donde nadie sobra, todos somos necesarios. Hemos sido tan pocos para tanto territorio que nunca reparamos en balizar sus puertas sino en abrir ventanas. Esos elementos que sólo combinándose entre sí, cooperando, logran el equilibrio de la perfección. La sostenibilidad es la esencia para la vida, el centro de la energía hasta llegar a esa utópica meta. El Anillo no sólo ofrece un símbolo sino un circuito tan cíclico como la propia historia de la humanidad. Pero cada vuelta a su circunferencia será distinta, más rápida, más excelente o perfeccionada. El medio millón de emigrantes enseñaron a esta tierra que correr más lento al principio de cada carrera no siempre condena a perderla. Esa energía perdida durante años retorna hoy con sus hijos o nietos. Se han convertido en pioneros y embajadores de una tierra empecinada en borrar fronteras de tanto sufrir por defenderlas. Son miles de pisadas que marcan un paso colectivo, a quien cae se le espera y se le levanta para continuar, para seguir disfrutando de dar una vuelta para Vivir Extremadura.

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MATÍASMACÍAS

Entrevista: Mari Cruz VázquezFotografía: Rocío Gallardo

RETRATO

“Que funcione el almirez”

Tiene aspecto de maestro de escuela, aunque también lo tiene de alumno, alumno aplicado que escucha, aprende y no deja de sorprenderse. Al hoy presidente de la Cofradía Extremeña de Gastronomía lo de la cocina le viene de largo y recuerda los olores del ultramarino de sus abuelos, luego bar, luego restaurante… El olor de la leche dulce de los repápalos o el sabor de los huevos fritos con salsa de perdiz, “había que aprovechar hasta la salsa de otro plato”. Le duele su tierra y por eso no ceja en el empeño de cantar a los siete vientos las bondades del producto de la dehesa “y el vino y las aceitunas y el aceite y los melones de Tierra de Barros y los ajos de Aeuchal y las almendras de Cortes de Pelea y el arroz… Somos uno de los mayores productores de arroz”. Y se pregunta “¿Por qué los ayuntamientos hacen paelladas en lugar de arroz con patatas y bacalao, arroz con zorzales, arroz con pollo, arroz con chirlas, arroz con cardillos…”

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Presidente de la Cofradía Extremeña de Gastronomía• Nos estamos homogeneizando. Tenemos que mantener nuestra identidad y no ofrecer platos que podrían ser de cualquier lugar.• Ésta es la cocina del producto, de la dehesa y si uno es medianamente hábil pondrá en su carta lo que le dé la gana, pero antes de nada se acercará a su tierra y ofrecerá lo que ella le tiende.• La caldereta antes se hacía con ovejas viejas, de desecho, ovejas machorras, un producto infame que decían que olía a sebo y, sin embargo, había unos cocineros magníficos que la hacían comible. Hoy con nuestros corderos es un manjar.• ¡Menuda imaginación la del ama de casa de antes! Con pan tenía que hacer cuatro o cinco platos: re-pápalos, puches, sopa de tomate, sopas canas… Eso sí que era innovación.• Recuerdo los guisos de mi abuela con criadillas, tagarninas, berros… esa sapiencia la llevó luego al restaurante.• La gran masa de la población se alimentaba con una cocina de subsistencia, una cocina de lo posible, aunque luego había una élite de la que habría que recuperar sus recetarios, era una cocina más refinada junto a la cocina de los monasterios y de los conventos.• Mi familia se recorrió los pueblos para sacar recetas antiguas y pusimos en circulación el cojondongo o los repápalos con leche. Recuerdo de niño dando vueltas al azafate lleno de repápalos para ver por dónde podía meter mano.• En el ultramarino (una hermosa palabra que hemos perdido) mis padres sacaban a los labriegos me-dio litro de vino y un aperitivo que hacían con la cola y la piel del bacalao. Luego empezarían a venir viajantes, cazadores…• Habría que recuperar los huertos y los mercados de abastos. Eso nos ayudaría a trasmitir al comensal lo que la tierra nos da.• El pan es una asignatura pendiente. Nos hemos afrancesado y solo queremos que nos pongan un pan ca-lentito, aunque esté hecho con agua, levadura y poco tiempo. No. El pan se hace con harina, agua y tiempo.• Eustaquio Blanco fue un abanderado, un tío sin miedos ni complejos para defender los nuestro. Lo hacía con humildad pero con firmeza, si lo quieren bien y si no nos vamos.• La cocina es que funcione el almirez y el problema de hoy es que no se cocina y ves cartas con mucho asado y mucha ensalada y ya está.• Igual que raspamos la trufa para que dé aromas, ¿por qué no vamos a utilizar un buen vino para guisar? Eso aún lo tenemos pendiente.

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MATÍASMACÍAS

Entrevista: Mari Cruz VázquezFotografía: Rocío Gallardo

RETRATO

“Que funcione el almirez”

Tiene aspecto de maestro de escuela, aunque también lo tiene de alumno, alumno aplicado que escucha, aprende y no deja de sorprenderse. Al hoy presidente de la Cofradía Extremeña de Gastronomía lo de la cocina le viene de largo y recuerda los olores del ultramarino de sus abuelos, luego bar, luego restaurante… El olor de la leche dulce de los repápalos o el sabor de los huevos fritos con salsa de perdiz, “había que aprovechar hasta la salsa de otro plato”. Le duele su tierra y por eso no ceja en el empeño de cantar a los siete vientos las bondades del producto de la dehesa “y el vino y las aceitunas y el aceite y los melones de Tierra de Barros y los ajos de Aeuchal y las almendras de Cortes de Pelea y el arroz… Somos uno de los mayores productores de arroz”. Y se pregunta “¿Por qué los ayuntamientos hacen paelladas en lugar de arroz con patatas y bacalao, arroz con zorzales, arroz con pollo, arroz con chirlas, arroz con cardillos…”

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Presidente de la Cofradía Extremeña de Gastronomía• Nos estamos homogeneizando. Tenemos que mantener nuestra identidad y no ofrecer platos que podrían ser de cualquier lugar.• Ésta es la cocina del producto, de la dehesa y si uno es medianamente hábil pondrá en su carta lo que le dé la gana, pero antes de nada se acercará a su tierra y ofrecerá lo que ella le tiende.• La caldereta antes se hacía con ovejas viejas, de desecho, ovejas machorras, un producto infame que decían que olía a sebo y, sin embargo, había unos cocineros magníficos que la hacían comible. Hoy con nuestros corderos es un manjar.• ¡Menuda imaginación la del ama de casa de antes! Con pan tenía que hacer cuatro o cinco platos: re-pápalos, puches, sopa de tomate, sopas canas… Eso sí que era innovación.• Recuerdo los guisos de mi abuela con criadillas, tagarninas, berros… esa sapiencia la llevó luego al restaurante.• La gran masa de la población se alimentaba con una cocina de subsistencia, una cocina de lo posible, aunque luego había una élite de la que habría que recuperar sus recetarios, era una cocina más refinada junto a la cocina de los monasterios y de los conventos.• Mi familia se recorrió los pueblos para sacar recetas antiguas y pusimos en circulación el cojondongo o los repápalos con leche. Recuerdo de niño dando vueltas al azafate lleno de repápalos para ver por dónde podía meter mano.• En el ultramarino (una hermosa palabra que hemos perdido) mis padres sacaban a los labriegos me-dio litro de vino y un aperitivo que hacían con la cola y la piel del bacalao. Luego empezarían a venir viajantes, cazadores…• Habría que recuperar los huertos y los mercados de abastos. Eso nos ayudaría a trasmitir al comensal lo que la tierra nos da.• El pan es una asignatura pendiente. Nos hemos afrancesado y solo queremos que nos pongan un pan ca-lentito, aunque esté hecho con agua, levadura y poco tiempo. No. El pan se hace con harina, agua y tiempo.• Eustaquio Blanco fue un abanderado, un tío sin miedos ni complejos para defender los nuestro. Lo hacía con humildad pero con firmeza, si lo quieren bien y si no nos vamos.• La cocina es que funcione el almirez y el problema de hoy es que no se cocina y ves cartas con mucho asado y mucha ensalada y ya está.• Igual que raspamos la trufa para que dé aromas, ¿por qué no vamos a utilizar un buen vino para guisar? Eso aún lo tenemos pendiente.

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