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E E u u r r o o E E c c o o R R e e v v i i s s t t a a d d i i g g i i t t a a l l d d e e E E c c o o g g r r a a f f í í a a C C l l í í n n i i c c a a D D i i c c i i e e m mb b r r e e , , 2 2 0 0 1 1 5 5 V V o o l l u u m me e n n 6 6 , , n n ú ú m me e r r o o 4 4 Arnanz González I, Merino Rodríguez S, Alonso Fernández J. Diabetes: una bomba de relojería. EuroEco 2015;6(4):109-112. 109 Caso clínico Diabetes: una bomba de relojería Irene Arnanz González, Sheila Merino Rodríguez, Jesús Alonso Fernández Centro de Salud Valdebernardo. Madrid Varón de 60 años de edad, con diabetes mellitus tipo 2, en tratamiento con antidiabéticos orales; además es hipertenso, dislipémico y fumador de 20 cigarrillos al día. Tratamiento habitual: enalapril 20 mg (1-0-0,5), hi- droclorotiazida 50 mg (1-0-0), fenofibrato 160 mg (0-0- 1), lovastatina 40 mg (0-0-1), metformina 850 mg (1-1- 1), omeprazol 20 mg (1-0-0) y citalopram 20 mg (1-0-0). Se cita al paciente en consulta para revisión de toda su patología crónica. Se trata de un paciente con múlti- ples factores de riesgo (hipertensión arterial, diabetes, dislipemia y tabaquismo), pero que nunca ha presentado sucesos cardiovasculares mayores. En la exploración la presión arterial es 120/80 mmHg, peso 72 kg, talla 166 cm (IMC: 26,13), pe- rímetro abdominal 102 cm. En la última analítica sanguínea de control presenta glucemia en ayunas 135 mg/dl, hemoglobina glucosilada 6,9 %, triglicéridos 250 mg/dl, colesterol-HDL 49, coles- terol-LDL 53, creatinina 0,8, filtrado glomerular mayor de 60 y albúmina-creatinina 430. Imagen 1. Con estos datos, según los criterios de Síndrome Me- tabólico (ATP-III) (tres o más criterios de los siguientes: perímetro abdominal > 102 en varones, triglicéridos > 150 mg/dl, presión arterial > 130/85 mmHg, cHDL < 40 en hombres, glucosa en ayunas 110-126 mg/dl) el paciente no puede ser diagnosticado de padecer dicho síndrome. Se realiza exploración de sensibilidad en los miem- bros inferiores y no se evidencia neuropatía. No hay da- tos de cardiopatía en el electrocardiograma. Se solicita fondo de ojo a oftalmología, en el que tampoco hay datos de retinopatía diabética. Según Regicor, el riesgo cardiovascular en este pa- ciente es de 1-4 % (bajo, realizado el cálculo automáti- camente desde el programa de Historia Clínica AP-Ma- drid). En ningún momento el paciente ha estado antiagre- gado. Llegados a este punto de la exploración nos plante- amos si sería necesario. Aquí radica la diferencia de contar en nuestras con- sultas con un ecográfo. Dado que disponemos de esta técnica, creemos que es interesante valorar el grosor del espacio íntima-media carotídeo (GIM) de este paciente. En la exploración ecográfica de los troncos supraaór- ticos evidenciamos placas ateromatosas en la carótida común, bulbo y carótida interna, tanto derecha como iz- quierda. Son placas hiperecoicas; ninguna de ellas pro- voca estenosis superior a 50 %. Se observa una placa en el bulbo carotídeo derecho (imágenes 1 y 2, y vídeo 1), varias placas en la carótida común derecha (imágenes 3 y 4, y vídeo 2) y otras placas en el trayecto de la carótida izquierda (imágenes 5, 6, 7 y 8, y vídeo 3). Imagen 2. V VÍ Í D DE EO O 1 1 Por tanto, nos encontramos con un paciente joven

Vol 6 4 1562euroeco.org/vol6_num4_dicieb2015/pdf/109_112.pdf · EuroEco Revista digital de Ecografía Clínica Diciembre, 2015 Volumen 6, número 4 Arnanz González I, Merino Rodríguez

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Arnanz González I, Merino Rodríguez S, Alonso Fernández J. Diabetes: una bomba de relojería. EuroEco 2015;6(4):109-112.

109

Caso clínico

Diabetes: una bomba de relojería

Irene Arnanz González, Sheila Merino Rodríguez, Jesús Alonso Fernández

Centro de Salud Valdebernardo. Madrid

Varón de 60 años de edad, con diabetes mellitus tipo

2, en tratamiento con antidiabéticos orales; además es

hipertenso, dislipémico y fumador de 20 cigarrillos al

día. Tratamiento habitual: enalapril 20 mg (1-0-0,5), hi-

droclorotiazida 50 mg (1-0-0), fenofibrato 160 mg (0-0-

1), lovastatina 40 mg (0-0-1), metformina 850 mg (1-1-

1), omeprazol 20 mg (1-0-0) y citalopram 20 mg (1-0-0).

Se cita al paciente en consulta para revisión de toda

su patología crónica. Se trata de un paciente con múlti-

ples factores de riesgo (hipertensión arterial, diabetes,

dislipemia y tabaquismo), pero que nunca ha presentado

sucesos cardiovasculares mayores.

En la exploración la presión arterial es

120/80 mmHg, peso 72 kg, talla 166 cm (IMC: 26,13), pe-

rímetro abdominal 102 cm.

En la última analítica sanguínea de control presenta

glucemia en ayunas 135 mg/dl, hemoglobina glucosilada

6,9 %, triglicéridos 250 mg/dl, colesterol-HDL 49, coles-

terol-LDL 53, creatinina 0,8, filtrado glomerular mayor

de 60 y albúmina-creatinina 430.

Imagen 1.

Con estos datos, según los criterios de Síndrome Me-

tabólico (ATP-III) (tres o más criterios de los siguientes:

perímetro abdominal > 102 en varones, triglicéridos

> 150 mg/dl, presión arterial > 130/85 mmHg, cHDL

< 40 en hombres, glucosa en ayunas 110-126 mg/dl) el

paciente no puede ser diagnosticado de padecer dicho

síndrome.

Se realiza exploración de sensibilidad en los miem-

bros inferiores y no se evidencia neuropatía. No hay da-

tos de cardiopatía en el electrocardiograma. Se solicita

fondo de ojo a oftalmología, en el que tampoco hay datos

de retinopatía diabética.

Según Regicor, el riesgo cardiovascular en este pa-

ciente es de 1-4 % (bajo, realizado el cálculo automáti-

camente desde el programa de Historia Clínica AP-Ma-

drid).

En ningún momento el paciente ha estado antiagre-

gado. Llegados a este punto de la exploración nos plante-

amos si sería necesario.

Aquí radica la diferencia de contar en nuestras con-

sultas con un ecográfo. Dado que disponemos de esta

técnica, creemos que es interesante valorar el grosor del

espacio íntima-media carotídeo (GIM) de este paciente.

En la exploración ecográfica de los troncos supraaór-

ticos evidenciamos placas ateromatosas en la carótida

común, bulbo y carótida interna, tanto derecha como iz-

quierda. Son placas hiperecoicas; ninguna de ellas pro-

voca estenosis superior a 50 %. Se observa una placa en

el bulbo carotídeo derecho (imágenes 1 y 2, y vídeo 1),

varias placas en la carótida común derecha (imágenes 3

y 4, y vídeo 2) y otras placas en el trayecto de la carótida

izquierda (imágenes 5, 6, 7 y 8, y vídeo 3).

Imagen 2.

VVÍÍDDEEOO 11

Por tanto, nos encontramos con un paciente joven

EEuurrooEEccoo

Arnanz González I, Merino Rodríguez S, Alonso Fernández J. Diabetes: una bomba de relojería. EuroEco 2015;6(4):109-112.

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que, a pesar de presentar un control más o menos acep-

table de su patología y con un riesgo cardiovascular bajo

(según Regicor), posee placas ateromatosas en ambas

carótidas; claramente se beneficiaría del tratamiento an-

tiagregante.

Imagen 3.

Imagen 4.

VVÍÍDDEEOO 22

Imagen 5.

Dados los hallazgos, se repite la anamnesis y se com-

pleta el estudio en busca de una posible claudicación in-

termitente. El índice tobillo-brazo es de 0,55 en ambos

miembros inferiores.

El paciente es remitido a Cirugía Vascular, donde es

diagnosticado de síndrome de Leriche con sospecha de

oclusión aorto-iliaca bilateral, isquemia crónica grado

IIB/III de Fontaine.

Imagen 6.

Imagen 7.

Imagen 8.

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Arnanz González I, Merino Rodríguez S, Alonso Fernández J. Diabetes: una bomba de relojería. EuroEco 2015;6(4):109-112.

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COMENTARIO

La enfermedad cardiovascular es la principal causa

de muerte en países occidentales. Cada año se estima

que 17 millones de personas mueren en el mundo por

esta causa. El 80 % de las muertes prematuras por esta

razón podría prevenirse controlando los principales fac-

tores de riesgo cardiovascular1.

La diabetes tiene una elevada prevalencia en nuestra

población: 7,8 % (teniendo en cuenta la no conocida, se

estima que en total es 13,8 %)2. Estos pacientes presen-

tan un riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular

2 a 4 veces superior al observado en la población general

de similar edad y sexo3-5.

Las complicaciones cardiovasculares atribuibles a la

arteriosclerosis son responsables de 70-80 % de las cau-

sas de muerte en los sujetos diabéticos, y representan

una elevada proporción de las complicaciones en estos

pacientes. Las características de las lesiones arterioscle-

róticas en los diabéticos son: desarrollo más rápido y

precoz, afectación generalizada y grave, mayor frecuen-

cia de placas inestables, incidencia similar en ambos se-

xos y mayor presencia de isquemia silente o con menor

expresividad clínica. Así, la diabetes se considera un fac-

tor mayor e independiente de riesgo cardiovascular.

La arteriosclerosis es una enfermedad generalizada

de la pared vascular, que depende de diversos factores:

presión arterial, consumo de tabaco, diabetes mellitus y

alteración del perfil lipídico1,6. Se ha demostrado asocia-

ción entre el GIM, los factores de riesgo cardiovascular y

la prevalencia de enfermedad cardiovascular7-9.

El GIM es un marcador de enfermedad ateroscleróti-

ca10-13. Un incremento de este parámetro, tanto en la ca-

rótida común como en la carótida interna, se asocia de

forma independiente con incremento de riesgo de infar-

to agudo de miocardio e ictus isquémico: por cada

0,1 mm de incremento del grosor aumenta el riesgo de

infarto en 10-15 % y el de ictus en 10-13 %14-16. Existe

además una estrecha relación entre el aumento del GIM y

el desarrollo de síndrome metabólico17.

La medida ecográfica del GIM es un método diagnós-

tico que permite conocer el estado de los vasos encarga-

dos del flujo sanguíneo cerebral. En 1986 se publicó el

primer trabajo en el que se correlacionaban los datos

ecográficos con la medición directa en piezas de cadáve-

res18.

La ecografía es una técnica segura, no invasiva y de

coste accesible; además ofrece información útil para el

pronóstico y abordaje terapeútico19-23.

Al tratarse de una patología que puede permanecer

silente durante mucho tiempo, creemos que desde aten-

ción primaria debemos potenciar el uso de la ecografía

para actuar precozmente sobre pacientes que se encuen-

tren en riesgo de presentar un suceso vascular. Por otra

parte, el hecho de que el paciente conozca que presenta

arteriosclerosis subclínica puede reforzar positivamente

el cumplimiento terapéutico.

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