7

Click here to load reader

Walking Around

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Walking Around

WALKING AROUND PABLO NERUDA, 1935

Sucede que me canso de ser hombre.Sucede que entro en las sastrerías y en los cinesmarchito, impenetrable, como un cisne de fieltronavegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,sólo quiero no ver establecimientos ni jardines, ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñasy mi pelo y mi sombra.Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso asustar a un notario con un lirio cortadoo dar muerte a una monja con un golpe de oreja. Sería belloir por las calles con un cuchillo verdey dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,vacilante, extendido, tiritando de sueño,hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.No quiero continuar de raíz y de tumba, de subterráneo solo, de bodega con muertosateridos, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleocuando me ve llegar con mi cara de cárcel, y aúlla en su transcurso como una rueda herida,y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,a hospitales donde los huesos salen por la ventana,a ciertas zapaterías con olor a vinagre,a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinoscolgando de las puertas de las casas que odio, hay dentaduras olvidadas en una cafetera, hay espejosque debieran haber llorado de vergüenza y espanto,hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,con furia, con olvido,paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:calzoncillos, toallas y camisas que lloranlentas lágrimas sucias.

1

Page 2: Walking Around

Este poema de Pablo Neruda apareció publicado en el año 1935, en el libro “Residencia en la tierra II”. Tres son los libros que llevan este nombre: “Residencia en la tierra”, que reúne poemas escritos entre 1925 y 1931; “Residencia en la tierra II”, poemas escritos entre 1925 y 1935, y “Tercera residencia”, publicado en el año 1947.

La obra aparecida en las dos primeras “Residencias” representa, tal vez, lo más oscuro de la producción de Neruda. Es que varias fueron las circunstancias de su vida que se aunaron para forjar en el poeta una visión de esa naturaleza: larga permanencia en Rangún, como cónsul honorario; nacimiento de Malva Marina, su hija, quien, enferma desde que vio la luz, murió pocos años más tarde; y estallido en España de la Guerra Civil Española (1933), acontecimiento histórico este que lo llevó a una militancia ahincada a favor de la República. Un año más tarde de la publicación de “Residencia en la tierra II”, habría de morir asesinado por los fascistas, además, su amigo el poeta español Federico García Lorca.

No obstante lo antes apuntado, pocos poemas como éste muestran la vinculación de Neruda con las vanguardias, más concretamente con el movimiento superrealista, además de poder reconocerse en él algunos rasgos característicos de la poesía contemporánea que había iniciado el francés Charles Baudelaire, e incluso cierto parentesco lejano con el movimiento modernista fundado por el nicaragüense Rubén Darío, y que analizaremos más adelante.

ANÁLISIS

“Walking around” llama la atención, primero que por otra cosa, por su título en inglés, puesto que se trata de un texto emblemático de uno de los poetas más importantes de la lengua castellana. Cabe señalar, empero, que no es el único poema de Neruda titulado en inglés.

No es fácil determinar la causa de dicha titulación, aunque puedan arriesgarse algunas opiniones. Primero que nada, la obra se enmarca dentro de un período en el que, como quedó dicho, Pablo Neruda ya había conocido los distintos movimientos de vanguardia y recibido sus influencias. Titular un poema escrito en lengua castellana, en inglés, muestra así una ruptura con lo convencional. Por otra parte, el chileno ya había vivido varios años en oriente, en países cuyas lenguas desconocía, lo cual lo habría llevado a familiarizarse y a manejarse con el idioma inglés, dado que aquellas tierras en donde había residido, eran o habían sido colonias británicas. En tercer lugar, hay que reconocer que la expresión walking around, dado que no debe traducirse literalmente (“caminando en rededor”), evidencia con plástica claridad la idea de vagar sin rumbo, de caminar ociosamente, sin querer llegar a ningún lado en particular, “andar en la vuelta”, como decimos los uruguayos.

Es este el andar aburrido y sin rumbo ni meta de un hombre que no parece tener nada que hacer; recorrido solitario por una ciudad que se le presenta gris, anodina, e incluso hostil. El yo lírico (¹) del poema se confronta con el paisaje ciudadano, se busca allí como quien se mira al espejo. Y lo que la ciudad le devuelve es la imagen de un ser cansado de ese paisaje, de sus componentes, de sus rituales, y también de sí mismo. El desgano y el vacío son las notas características de su estado espiritual.

ESTRUCTURA EXTERNA

El poema carece de una estructura externa convencional. Sus versos son libres. Versos libres son aquellos que no están sujetos a rima ni a métrica, sino que estos aspectos formales quedan librados al arbitrio del poeta.

Tampoco las estrofas presentan formas regulares: las hay de tres, cuatro, y seis versos, sin aparente lógica.

Ambos rasgos pueden identificarse como vanguardistas.Sí tiene, empero, ritmo. El mismo está dado por la regularidad de los acentos, pues casi

todos ellos caen sobre el verso de manera regular, en palabras graves, dando la sensación del andar rutinario:

Su ce de que me can so de ser hom bre (…) Mar chi to im pe ne tra ble co mun cis ne de fiel troEtc.

2

Page 3: Walking Around

mun es sinalefa: los sonidos vocálicos se unen formando una sola sílaba a los efectos métricos.

Podemos ver cómo el ritmo de los versos está pautado por el estado anímico del yo lírico. Este rasgo del poema evidencia, además de un hallazgo artístico, la maestría del autor.

TEMA

El aburrimiento de una existencia rutinaria y vacía es el tema de este famoso poema de Neruda. Podríamos decir que manifiesta el texto una angustia ontológica, un cansancio del ser.

ANÁLISIS TEMÁTICO El primer momento o núcleo temático del poema está enmarcado por el verso inicial y la

reiteración del mismo: “Sucede que me canso de ser hombre”.Obsérvese que el primer verso aparece como una conclusión de algo que se desarrollará

explicativamente en los versos posteriores. ¿Cómo se manifiesta el cansancio? En la falta de interés por los lugares comunes pero que podrían resultar sin embargo atractivos: sastrerías, cines. Hay una sensación de estar “marchito”, mustio, apocado, desfalleciente. La visita a esos lugares que pueden ser tanto de embellecimiento personal (sastrerías), como de esparcimiento (cines) aparece como un ritual vacío, carente de sentido. Entra en ellos, pero “marchito”, sin expectativa; “impenetrable”, sin capacidad para dejarse influir o estimular, insensible a lo que esos rituales implican.

La comparación con el cisne (“como un cisne de fieltro”) es de alguna manera un tributo que rinde Neruda a la poesía modernista y más concretamente a una imagen típica de Rubén Darío. Recordemos que Baudelaire concibió al poeta como un albatros. Posteriormente, Darío tomó esa imagen del poeta-ave y transformó a esta en un cisne. Pero el nicaragüense hablaba en sus poemas del “blanco cisne”, inmaculado, puro, siguiendo así en la línea del francés que veía en los poetas a seres alados, privilegiados, despegados de la cotidianeidad y de la vulgaridad del mundo. Neruda, como quedó dicho, toma la imagen del poeta-ave de la tradición poética, pero lo sumerge en la vida vulgar y anodina. El de Neruda es un “cisne de fieltro”, es decir, de una tela basta, ordinaria, de escaso valor. Y es un cisne que navega indiferente entre el principio y el fin, sin la sensibilidad que le permitiría disfrutar de la vida del hombre común.

La reiteración de la palabra “Sucede” a principio de verso constituye una anáfora que hace hincapié en la constancia, en la permanencia del sentimiento de cansancio.

La segunda estrofa muestra el mismo cansancio pero ahora desde los sentidos del olfato y la vista: “El olor (…) me hace llorar a gritos”; “Sólo quiero no ver… “. Hay una sensorialidad nefasta, porque también resulta agresiva, pero que es inseparable del ser del yo lírico.

Es interesante ver también la hipérbole (exageración) “llorar a gritos”. Es un llanto desesperado el que despierta a partir de los sentidos mencionados. ¿Qué es lo que ansía esta fatigada sensibilidad?: “un descanso de piedras o de lana”. Un descanso, en definitiva. No importa cómo sea éste: rudo o mullido, tumba o cama, piedras o lana. Lo importante es la conquista del ansiado descanso.

El alcance universal del cansancio puede verse en la mención a los más disímiles elementos, juntos en una aparentemente arbitraria enumeración: “establecimientos”, “jardines”, “mercaderías”, “anteojos”, “ascensores”. La reiteración de la conjunción “ni” es también elocuente en lo que respecta a la negación del mundo exterior.

Dijimos antes “aparentemente arbitraria enumeración” porque lo es sólo en apariencia. La enumeración tiene un sentido formal en la estrofa: muestra una ciudad. En efecto, todos los lugares y objetos enumerados pertenecen al ámbito ciudadano. La naturaleza no aparece virgen sino domesticada en los “jardines”. Hay establecimientos donde se acopian mercaderías. Hay también ascensores, lo que ofrece la imagen de una ciudad populosa, que ha crecido hacia arriba.

En la tercera estrofa se puede observar que el cansancio recae también sobre la propia materialidad del hablante, sobre el propio cuerpo, no solo sobre el mundo exterior: “pies”, “uñas”, “pelo”, y también sobre su proyección: “sombra”. Se cierra este momento, como ya fue expresado más arriba, con la reiteración del verso inicial, que ahora sí ha cobrado sentido cabal.

3

Page 4: Walking Around

La cuarta estrofa es el segundo momento o núcleo temático del poema y el único en el que puede percibirse una sensación de alivio.

El contraste que ofrece este momento con el anterior y el posterior está marcado inicialmente por la conjunción adversativa “Sin embargo”. El verbo en condicional “sería” muestra que lo que expresa a continuación es solamente una virtualidad. Apela el poeta ahora a otro sentido, el gusto: “delicioso”. Las imágenes que siguen y que constituyen la delicia virtual que podría sacarlo del cansancio ontológico de existir, son todas de matriz superrealista, no tienen lógica, carecen de sentido. La lógica del poema reside únicamente en los momentos que expresan el cansancio. El notario y la monja pueden estar representado el mundo de las normas, de lo reglado, de lo estatuido, el mundo de las instituciones. Contrariamente a ese mundo aparece lo natural: “un lirio cortado”, una “oreja”. La espontaneidad y la frescura quedan manifiestas en el factor sorpresa enunciado en “asustar” y “dar muerte (…) con un golpe de oreja”. La imagen final de la estrofa es absolutamente superrealista: ningún elemento de la misma, aunque todos reconocibles fácilmente en la realidad, tiene nada que ver con el mundo de la lógica. Es aparentemente una imagen onírica, sacada de un sueño, el sueño de la ruptura con la rutina abrumadora.

En la quinta estrofa el texto regresa al hastío y se mantiene en la expresión del mismo hasta el final, hasta desembocar en un llanto callado y tal vez por eso mismo mucho más significativo: “lentas lágrimas sucias”.

Repárese en la anáfora presente en la expresión “No quiero”. El yo lírico evidencia así todo aquello de lo que reniega, todo aquello que le provoca fastidio y hastío. En las estrofas quinta y sexta Pablo Neruda hace uso de un recurso propio de la poesía contemporánea: el feísmo. Se entiende por tal la enunciación en el discurso poético de una serie de elementos considerados tradicionalmente como no poéticos (por ser feos), como indignos de figurar en un discurso de esta naturaleza. Este recurso seguirá siendo usado a lo largo de todo este tercer momento o núcleo temático: “tripas”, “bodega con muertos”, “cara de cárcel”, “huesos salen por la ventana”, “zapaterías con olor a vinagre”, “intestinos/colgando de las puertas de las casas…”, “dentaduras olvidadas en una cafetera”. Aquí lo feo invade el poema como una presencia ubicua, omnipresente, y se apodera del discurso. Algunos críticos literarios gustan decir que no habría existido este tipo de poesía en el siglo XX si no hubiera habido antes, en el XIX, un Baudelaire que revolucionara la poesía, introduciendo en ella, como categoría estéticamente válida, lo feo.

Obsérvese que lo enunciado en estas estrofas está siempre relacionado con lo subterráneo, con lo tapado, como una tendencia inmanente de la existencia humana, no trascendente. El hablante lírico no se eleva, se hunde. Aparece la muerte como una presencia: “bodega con muertos”, “muriéndome de pena”, relacionada a la rutina más elementalmente biológica: “comiendo cada día”.

La siguiente estrofa comienza con una presencia muy pesada en lo que a rutina se refiere: “el día lunes”, día de inicio de todo lo rutinario y acostumbrado. Éste arde, se espanta ante la cara de encierro, de agobio, del hablante lírico. Y arde como lo más inflamable: el petróleo. Además el lunes aparece personificado: lo ve llegar al yo lírico. La personificación le da importancia, relevancia. Es interesante destacar la comparación del lunes con una rueda “herida”. La rueda simboliza lo rutinario, lo que no tiene principio ni fin, el eterno retorno de lo ya transitado. El lunes lo empuja, el yo lírico no parece querer ir, no parece querer iniciar la vida rutinaria. Pero no lo empuja a lugares abiertos, luminosos, aireados, sino a “rincones”, a “casas húmedas”, a “hospitales”, a “calles espantosas”, a donde hay olor avinagrado. ¿Y qué halla el yo lírico allí donde es obligado a ir? ¿Qué hay?

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinoscolgando de las puertas de las casas que odio, hay dentaduras olvidadas en una cafetera, hay espejosque debieran haber llorado de vergüenza y espanto,hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Un desolado paisaje de decadencia. Todo está afeado: los pájaros (de connotación positiva) son color de azufre (connotación negativa). Las casas son “las que odio”. Las dentaduras

4

Page 5: Walking Around

no son naturales, sino postizas, y han sido olvidadas. El hablante lírico no es el único que sufre y olvida, hay otros seres que no reparan en su presencia. Espejos que debieran haber llorado por reflejar ese mundo. “Venenos”, léase odio. Días lluviosos, sin luz: “paraguas en todas partes”.

La última estrofa muestra los diversos estados anímicos que experimenta el hablante lírico ante la contemplación del mundo que lo circunda. Aparece por vez primera enunciada la sensibilidad que protagoniza estas sensaciones: “Yo”. Los dichos estados anímicos son por demás disímiles: van desde la furia hasta la calma y el olvido, lo cual evidencia la confusión, la escasez o nula claridad de miras.

Ahora aparece otro paisaje urbano:

patios donde hay ropas colgadas de un alambre:calzoncillos, toallas y camisas que lloranlentas lágrimas sucias.

Es posible ver cómo el caminar, el deambular del yo lírico, ha sido desde el centro de la ciudad, al menos desde el centro comercial (sastrerías, cines, peluquerías), hacia la periferia de la misma (patios donde hay ropas colgadas de un alambre).

A lo largo de todo este “paseo” (“Walking around”) el hablante no ha podido encontrar nada que lo satisfaga o haga salir de su estado anímico. Al contrario, cada elemento visto, olfateado, comprobado, no ha servido sino para hacerlo sumir cada vez con mayor convicción en su cansancio existencial.

Las “lentas lágrimas sucias” que se le atribuyen a la ropa que cuelga del alambre, no son otra cosa que la objetivación de la angustia del yo lírico.

A este recurso, consistente en atribuir a un elemento exterior al observador, un estado anímico o una reacción que son más bien propios de éste, se le conoce como paralelismo psicocósmico. Consiste en sacar de sí el propio estado de ánimo y ponerlo en elementos exteriores: la psiquis se proyecta en el cosmos. En este caso quien llora “lentas lágrimas sucias” no son las ropas colgadas de un alambre, sino el hablante lírico del poema.

(¹) Yo lírico o hablante lírico o voz lírica: es la voz que “habla” en el poema, la que manifiesta sus sentimientos y emociones.

5