33
Capítulo 8 ¿Hacía una verdadera “economía verde” o hacia un nuevo “Lázaro económico”? Walter Petígue Prácticamente acompañando el proceso de expansión de las sociedades modernas, el crecimiento humano se ha hecho tomando de su entorno y de manera casi siempre insostenible los recursos que la naturaleza le proveía. En las etapas iniciales, cuando el entorno ambiental era tan vasto frente a escasa pobla- ción humana, estos impactos pasaron prácticamente impercep- tibles. En otras, avanzando en la historia, el crecimiento de civi- lizaciones enteras y posteriormente su caída, en la mayoría de los casos se produjo justamente por la limitación vinculada a la desaparición local o regional de un determinado recurso natural (agua, suelo productivo, madera, biodiversidad). La civilización del siglo XXI se enfrenta justamente a este dilema, pero ahora sí, no ya frente a límites locales sino que la dis- cusión sobre el acceso y uso de los recursos se hace a escala glo- bal. Ya lo hemos presentando en los capítulos anteriores, dejando en claro que frente a los esfuerzos parciales que se han venido haciendo para realizar ajustes a la economía, la presión por los recursos sigue de alguna manera destruyendo nuestro hábitat mundial. La remanida historia de que frente a una limitación en un insumo o recurso estratégico, la ciencia y la tecnología podrá ofrecernos una nueva solución, está nuevamente en discusión, a pesar de los enormes y positivos avances que la humanidad ha logrado en este sentido. Pareciera ser que todo lo vinculado al desarrollo humano se mide solamente por el éxito del crecimiento económico. Las sociedades capitalistas así lo ven y los nuevos gigantes como China

Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

  • Upload
    others

  • View
    3

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

Capítulo 8

¿Hacía una verdadera “economía verde” o hacia un nuevo “Lázaro económico”?

Walter Petígue

Prácticamente acompañando el proceso de expansión de las sociedades modernas, el crecimiento humano se ha hecho tomando de su entorno y de manera casi siempre insostenible los recursos que la naturaleza le proveía. En las etapas iniciales, cuando el entorno ambiental era tan vasto frente a escasa pobla­ción humana, estos impactos pasaron prácticamente impercep­tibles. En otras, avanzando en la historia, el crecimiento de civi­lizaciones enteras y posteriormente su caída, en la mayoría de los casos se produjo justamente por la limitación vinculada a la desaparición local o regional de un determinado recurso natural (agua, suelo productivo, madera, biodiversidad).

La civilización del siglo XXI se enfrenta justamente a este dilema, pero ahora sí, no ya frente a límites locales sino que la dis­cusión sobre el acceso y uso de los recursos se hace a escala glo­bal. Ya lo hemos presentando en los capítulos anteriores, dejando en claro que frente a los esfuerzos parciales que se han venido haciendo para realizar ajustes a la economía, la presión por los recursos sigue de alguna manera destruyendo nuestro hábitat mundial.

La remanida historia de que frente a una limitación en un insumo o recurso estratégico, la ciencia y la tecnología podrá ofrecernos una nueva solución, está nuevamente en discusión, a pesar de los enormes y positivos avances que la humanidad ha logrado en este sentido. Pareciera ser que todo lo vinculado al desarrollo humano se mide solamente por el éxito del crecimiento económico. Las sociedades capitalistas así lo ven y los nuevos gigantes como China

Page 2: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 2 0 W a l t k r P h n g u e

o la India circunscriben esta visión a lo mismo, bajo regímenes polí­ticos que pueden considerarse claramente diferentes.

Por otro lado, los economistas y sus países ya han detectado que igualmente este estilo de crecimiento agota recursos y degrada ecosistemas. Hace ya tiempo se ha ofrecido al mundo la propuesta del desarrollo sostenible o bien actualmente la de la economía verde, una nueva forma de pensar el crecimiento económico sin degradar los recursos de los que el mismo sistema se nutre. ¿Será esto posible? ¿Será posible transformar recursos naturales, des­acoplarlos del crecimiento económico, separarlos o literalmente disminuir los impactos ambientales y a su vez, seguir creciendo? ¿Será posible además pensar seriamente en incorporar a la fiesta del desarrollo a los miles de millones de seres humanos que hoy día perviven en la más terrible de las pobrezas, ignorancia y ham­bre, o es que ya igualmente la humanidad se ha olvidado de ellos y nadie quiere asumir con claridad que estos seres nacerán y vivi­rán, además de morir, sin contar con los derechos mínimos a una vida adecuada? ¿Y qué de las generaciones futuras? ¿Estamos pen­sando que esto se resolverá en los tiempos generacionales que nos competen o mínimamente alcanzan a los de nuestros hijos? No es imposible, pero en los términos actuales en que se plantean los modelos de desarrollo parecen un poco difícil si todo lo segui­mos dejando solamente en manos del mercado o de sus Estados dependientes.

Una vez andando y conversando con los lugareños por el Tró­pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre­gunta sobre qué pensaban acerca del desarrollo y de cómo se esta­ban implementando por allí estos famosos modelos de “desarrollo rural” que se promueven desde los escritorios de las grandes agen­cias de crédito, uno de ellos me respondió: “Pues mire, ve a mis chiquitos, como corren, como andan, como comen, sus miradi- tas?, para mí el desarrollo es eso, es ver que mis hijos viven b ien ...”. Creo francamente que por allí viene la cuestión. Hay muchas mira­das sobre lo que es el desarrollo y cómo facilitar la concreción de un hombre pleno. Distintas visiones y por supuesto entonces, cos- movisiones. En Los Andes he aprendido mucho, sobre todo, esta cuestión del vivir bien.

Pero tampoco se trata, en este mundo globalizado, de impo­ner un sistema, sino particularmente garantizar a futuro, que hay muchos modelos posibles, pues hay muchas gentes distintas y

Page 3: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m ic o ” ? 2 2 1

todas tienen sus derechos, como así también sus animalitos y los entornos donde cada uno vive, lo que llamamos ecosistemas.

Por ello, la economía verde como propuesta esconde dos face­tas: una gran oportunidad y un gran riesgo. Si realmente no se plantea solo a escala global, para garantizar acceso sostenible a los recursos o bien si se promueve una convivencia desde lo local con el entorno y poniendo límites a formas de producción que afectan a las personas y los lugares donde han decidido vivir; si se diera esta forma, la de garantizar sistemas productivos y sostenibles pri­mero localmente, inyectando hacia ellos recursos para el mejor uso de la ciencia y tecnología ambiental y apropiable, es posible encontrar caminos viables hacia una verdadera economía verde, en definitiva una sociedad para vivir bien. Si solamente se pien­san escenarios más verdes y todo se circunscribe a la expansión de estos, justamente negocios verdes, a pesar de mejorar en algo algún indicador ambiental, el consumismo y la ya mencionada historia de Jevons1 se darán con intensidad y solo habremos con­tribuido a resucitar a un nuevo “Lázaro” económico ambiental con nuevas consecuencias, esta vez impredecibles, cuando se pueden combinar perfectamente en los tiempos por venir, estas cuatro “C” que componen la tormenta perfecta que no queremos ver en toda su extensión: la crisis climática, la crisis ambiental, la crisis econó­mica y la crisis alimentaria.

Economías...: ¿siempre “es la economía” o el buen vivir?

Hace ya muchos años que la documentación científica abunda en propuestas vinculadas a la “economía verde” (Pearce et al., 1989; Jacobs, 1991, 1997; Milani, 2001): un camino objetivo que debería incluir por cierto para la cuestión ambiental el remanido paradigma del desarrollo sostenible.

1. La Paradoja de Jevons (Jevons Paradox) refiere al hecho que si bien es posible m e­jorar individualmente la eficiencia de producción de un determinado bien, si esto habilita a un mayor acceso de grupos humanos a ese bien, la demanda de recursos será tal, que por efecto aditivo, el impacto ambiental será o podrá ser aún mayor.

Page 4: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 2 2 W a l t e r P f.n g u e

No obstante ello, a pesar de las interesantes y apasionadas dis­cusiones que históricamente se han venido teniendo, lo que es claro hasta nuestros días es que la expansión de la especie humana se ha hecho “a costas” y no acompañando los procesos de la natu­raleza. El proceso de reverdecimiento de los sistemas humanos solo ha podido hasta ahora mostrarse parcialmente sostenible en las sociedades premodernas, no así en las crecientes sociedades industriales desde hace ya varias centurias.

Desde la visión histórica de “protegerse de la naturaleza” que convertía a las ciudades en castillos inexpugnables para cualquier acercamiento de lo natural hasta los bien intencionados acompa­ñamientos del crecimiento humano en conjunción con lo natural, el hombre igualmente se ha mostrado como un elemento clara­mente transformador de su entorno.

Y esto es así e indudablemente seguirá siendo así. Toda espe­cie transforma su ambiente y en función de las capacidades tecnológicas con que cuenta puede hacerlo más o menos inten­samente. Desde un termitero a un nido de castores, lo que se ha buscado es un “ambiente propicio” para el crecimiento de la propia población.

Desde los humanos, con su casi ilimitada capacidad tecnoló­gica actual, lo que se está haciendo es apelar al gigantismo. Y es este el gran problema: el gigantismo económico que acelerada­mente presiona sobre recursos y gentes para satisfacer demandas siempre insatisfechas.

Desde increíbles megamáquinas que transforman su entorno hasta el crecimiento de la capacidad financiera global, lo físico y lo virtual crecen como una gran burbuja, garantizando las posibilida­des del crecimiento a ultranza. Esto nos separa de las otras especies, que modifican su sistema para vivir. La economía del consumismo se sostiene también en la psiquis humana de la certidumbre. El comprar, el tener, el apropiar cosas, nos da certeza, seguridad, garantiza psicológicamente nuestra supervivencia como indivi­duos. Aquí ya el tener no solo se circunscribe al poder sino a la seguridad, y es algo que quienes promueven este consumo y las diferencias, conocen perfectamente. Lo que nos diferencia, unos de otros, es nuevamente “el consumo” y a quienes tienen capaci­dad de discernimiento, los objetivos del vivir y el cómo hacerlo. Consumo, luego existo.

Page 5: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m i c o " ? 2 2 3

La economía verde

En términos generales, se considera a la economía verde como un sistema económico que es compatible con el ambiente natu­ral, que es amigable con el medio ambiente, es ecológico y, para muchos grupos, es también socialmente justo. Según muchos defensores de la economía verde, estas son las condiciones que tienen que ser impuestas en una economía.

Otros lo llaman el reverdecimiento o enverdecimiento de la economía o el nuevo gran pacto verde (Pengue, 2012).

Algunos de los criterios básicos para cumplir con estas condi­ciones fueron establecidos desde la Cumbre de Río2, e incluyen utilizar los recursos renovables dentro del marco de su capacidad regenerativa, compensar la pérdida de recursos no renovables mediante la creación de sus sustitutos renovables, limitar la con­taminación dentro de la capacidad de absorción de la naturaleza y mantener la estabilidad y resiliencia del ecosistema.

Una economía verde se propone como un sistema de activi­dades económicas relacionadas con la producción, distribución, consumo e intercambio de bienes y servicios que resulta en m ejo­ras del bienestar humano en el largo plazo sin, al mismo tiempo, exponer las generaciones futuras a riesgos ambientales y a una escasez ecológica significativa.

Hoy en día el mundo asiste a una nueva oferta algo más nove­dosa como la economía verde, que intenta avanzar por encima de las crisis ambientales y monetarias generadas por el propio sis­tema, teniendo ante sí como objetivo principal un proceso intenso de reverdecimiento de la economía en todos los escenarios hasta donde esta llegue, la apoyatura en la eficiencia tecnológica y los nuevos avances científicos y desarrollos tecnológicos, y la virtual desvinculación entre el crecimiento del bienestar humano y el cre­cimiento económico de sus impactos ambientales y del uso de los recursos naturales.

La crisis alimentaria y económica del 2008 obligó al mundo a intentar replantearse muchas cuestiones, y entre ellas también

2. Nos referimos a la Cumbre de la Tierra, desarrollada en la ciudad de Río de Janei­ro en el año 1992. 20 años más tarde, la nueva Cumbre, llamada Rfo+20, se realizó en la misma ciudad, para debatir y analizar los avances y retrocesos del mundo no solo en temas ambientales, sino también sociales, de salud, etc. y definir objetivos mínimos de desarrollo global.

Page 6: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 2 4 W a l t e r P e n g u e

esto conllevó a plantear oportunidades de cambios que fueran o involucraran procesos más sostenibles con el medio ambiente. La Iniciativa de E conom ía Verde lanzada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en octubre de ese año fue enfocada en aprovechar las oportunidades que este nuevo concepto de economía verde tiene para ofrecer. Se busca lograr dos resultados: primero, presentar el caso macroeconó- mico "más allá de las anécdotas” para fomentar la inversión en los sectores que producen productos y servicios amigables con el ambiente o que mejoran el ambiente ("inversiones verdes”). Por un "caso macroeconómico” se hace referencia a la contribución de las inversiones verdes al crecimiento de la producción y el empleo. Segundo, la iniciativa intenta ofrecer orientación sobre cómo potenciar las inversiones verdes a favor de los pobres. El objetivo es motivar y facilitar que los políticos apoyen el aumento de las inversiones tanto en el sector público como en el privado3.

La propuesta del PNUMA tiene el objetivo de asesorar a los países para reverdecer sus economías, trabajando con una gran variedad de socios para ofrecer análisis económicos y productos de investigación de punta. Abarca una gran cantidad de aspectos: eficiencia energética en edificios nuevos y ya existentes; tecnolo­gías de energías renovables (eólica, solar, geotérmica, de biomasa); tecnologías de transportes sostenibles (vehículos híbridos, ferro­carriles de alta velocidad, sistema de buses de tránsito rápido); "infraestructura verde” de recursos naturales, incluyendo agua dulce, bosques y suelos; y agricultura sostenible, incluyendo la producción orgánica (UNEP, 2011a).

Muchos de estos procesos involucraron acuerdos importantes en términos económicos para llegar a una economía baja en car­bono, el aprovechamiento económico de los ecosistemas y de la biodiversidad y la promoción de empleos verdes para fomentar el crecimiento de la economía verde.

Está claro que la propuesta de avanzar hacia un proceso de cre­cimiento verde implica justamente una expansión de las activida­des humanas que conlleven mayores beneficios económicos para muchos, mejores empleos y una salvaguarda ambiental importante, todo ello acompañado por el diseño de más y mejores tecnologías.

3. Se sugiere revisar los documentos disponibles en: http://www.unep.org/greene- conomy/.

Page 7: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v f .r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m ic o ” ? 2 2 5

Poco se habla respecto de los impactos globales y locales del creci­miento económico y de las imprescindibles necesidades de ajuste muy intenso para lograr tales fines, tanto en términos absolutos (todo el sistema económico) como relativos (por actividad o rama de la industria o la producción).

Parte de la propuesta inicial de la economía verde reside como decimos en invertir aproximadamente un 2% del producto bruto mundial en diez sectores clave puede impulsar la transición a una economía baja en carbono y con un uso más eficiente de los recursos.

La propuesta asume que invirtiendo el 2% del PIB mundial (en 2011, en torno a 1,3 billones de dólares) anualmente, a partir de ahora y hasta 2050, se lograría reverdecer sectores claves de la eco­nomía global tales como la agricultura, la construcción, la energía, la pesca, la silvicultura, la industria, el turismo, el transporte, el agua y la gestión de residuos. Asimismo propone que estas inver­siones deben ser estimuladas, a través de reformas en las políticas nacionales e internacionales, que incluyan virtualmente en sus agendas prioritarias a la economía verde como un fin claro y obje­tivo de sustentabilidad.

En la simulación realizada para el informe sobre economía verde, bajo un escenario de inversión verde se alcanzan tasas de cre­cimiento anual más elevadas que el modelo actual en un plazo de 5-10 años. Es decir que claramente el crecimiento es un eje concep­tual de la propuesta más verde hacia este nuevo acuerdo global.

Pero por otro lado, dicho crecimiento económico se caracteriza por un evidente desacoplamiento de los impactos ambientales. Por ejemplo, según las previsiones, la relación entre huella ecológica mundial y biocapacidad disminuirá del 1,5 actual a menos de 1,2 en 2050 (acercándose mucho al límite de sostenibilidad, situado en 1), en contraposición al incremento más allá de un nivel de 2 bajo el escenario del modelo vigente de esta “econom ía marrón”.

El Reporte sobre E conom ía Verde del PNUMA4 indica que si bien la demanda mundial de energía ascendería en cierta manera, esta recuperaría los niveles actuales en 2050, lo cual significa un 40% menos del modelo vigente, gracias a avances notables en la eficiencia energética. Según las previsiones, bajo un escenario de inversiones verdes se reducirían aproximadamente un tercio las

4. Disponible en: http://www.unep.org/greeneconomy/.

Page 8: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 2 6 W a l t e r P e n q u e

emisiones de dióxido de carbono relacionadas con el consumo energético para 2050, tomando como referencia los niveles actua­les. La concentración de las emisiones en la atmósfera debe man­tenerse por debajo de 450 ppm en 2050 para tener alguna posibili­dad de limitar el calentamiento global a un máximo de 2°C.

Un aspecto del In form e y de la propuesta hacia una economía verde, particularmente de interés para los países latinoamericanos, tiene relación con los subsidios de los países desarrollados a secto­res estratégicos que por otro lado atenían directamente contra las economías de los países emergentes. Existe allí entonces en forma explícita la propuesta de reformar los subsidios costosos y perju­diciales en todos los sectores para lograr disponer de un margen fiscal y de recursos para la transición a una economía verde. Con la sola elim inación de los subsidios a los sectores de energía, agua, pesca y agricultura se ahorraría cada añ o el 1 -2% del PIB m undial. Los susidios al sector pesquero, por ejemplo, que se estima alcan­zan los 27 mil millones de dólares anuales, resultan a largo plazo más perjudiciales que beneficiosos para las economías naciona­les y el bienestar social. Los subsidios a los precios y a la produc­ción de combustibles fósiles alcanzaron, en conjunto, más de 650 mil millones de dólares en 2008; semejante estímulo desalienta la transición a las energías renovables. Los subsidios a la agricultura, p ara sostener en una bu ena parte d el m undo m odelos intensivos agrícolas, im productivos e ineficientes, a lcanzan tam bién alrededor d e 365.000 m illones d e dólares.

Parte de estos fondos ahorrados podrían ser reinvertidos en sectores amigables con el medio ambiente como la agricultura orgánica o de base agroecológica, las energías limpias, la piscicul­tura artesanal y otras formas de fomento a la mejora energética hoy en día relegadas.

El informe y la propuesta no lo analizan pero otra vía impor­tante para alcanzar fondos que se reinviertan nuevamente en acti­vidades amigables con el medio ambiente puede tener que ver en estos tiempos más críticos con la aplicación de la tasa Tobin a las inversiones y el fluj o financiero. La tasa Tobin o ITF (impuesto a las transacciones financieras) fue una propuesta de impuesto sobre el flujo de capitales en el mundo sugerido a iniciativa del economista estadounidense James Tobin en el año 1971, quien recibió el Pre­mio Nobel de Economía en 1981. La Tasa Tobin consiste en pagar un impuesto cada vez que se produce una operación de cambio

Page 9: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m ic o ” ? 2 2 7

entre divisas, para frenar el paso de una moneda a otra y para, en palabras de Tobin, “echar arena en los engranajes d em asiado bien engrasados" de los mercados monetarios y financieros internacio­nales. La tasa debía ser baja, en torno al 0,1%, para penalizar sola­mente las operaciones puramente especulativas de ida y vuelta a muy corto plazo entre monedas y no a las inversiones.

Debemos recordar que justamente la presión de este sistema financiero, al "crear artificialmente ganancias” a tasas imposibles de alcanzar en el mundo físico real, atenta directamente contra la estabilidad de cualquier ecosistema y en contra de la utilización sostenible de cualquier recurso. Por lo tanto, ayudar a compren­der este proceso y resarcir al ambiente de este daño, no debería estar en nada alejado de la realidad que hoy día se muestra en las finanzas globales. Fondos fiduciarios de resarcimiento ambiental y de implementación de políticas verdes socioambientalménte hablando deberían ya mismo ser considerados como una de las alternativas viables y genuinas para la obtención de recursos. Sola­mente con la aplicación de un impuesto sobre las transacciones financieras, que pudiera gravar las transacciones con una tasa del 0,1% y 0,01% para los derivados financieros se podrían recaudar unos 70.000 millones de dólares al año, solo para Europa, cifra que se multiplicaría por lo menos por diez si lograse ser incorporada por el Grupo de los 20, dentro de sus acuerdos globales futuros.

El camino hacia una economía más verde se sostiene por otro lado como decíamos en la lógica de un uso mucho más eficiente de los recursos y su mejor administración. Parte de las inversiones propuestas apuntan hacia ello, justamente a una inyección de fon­dos en, por un lado, el cambio de sectores que quiten propuestas productivas a la economía marrón y las trasladen hacia la econo­mía verde y, por el otro lado, el aporte importante de la ciencia y la tecnología en ese contexto de transformación.

La llegada de obras como Factor 4 o más cercanamente Factor 5 (Weizsäcker et al., 2009), que prom ueve una reducción muy intensa en el uso d e los insum os a l 20% de su consum o actual, intenta expli­car la imperiosa necesidad de disminuir el uso de los recursos para de alguna forma hacerlos a su vez, más disponibles y utilizables por muchos seres humanos más. La propuesta final de Weizsäcker advirtiendo sobre la importancia de no temer a una reducción de los consumos y la satisfacción intrínseca que no solo incumba a la satisfacción material es interesante.

Page 10: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 2 8 W a lte r P kng ue

Sin embargo, para otros autores como el chileno Manfred Max Neef (1993), las necesidades humanas fundamentales son pocas, delimitadas y clasificables y no necesariamente están siempre vin­culadas a necesidades físicas (ya he hablado en otros apartados sobre el análisis del consumo endosomático y exosomático bajo la primera visión al respecto que discutiera A. Lotka [1925]). Las necesidades humanas fundamentales son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos. Lo que cambia a través del tiempo y de las culturas es la manera o los medios utilizados para la satisfacción de las necesidades.

Según Max Neef y otros autores latinoamericanos como A. Eli- zalde, cada sistema económico, social y político adopta diferentes estilos para la satisfacción de las mismas necesidades humanas fundamentales. En cada sistema estas se satisfacen (o no) a través de la generación (o no generación) de diferentes tipos de satisfac- tores. Uno de los aspectos que define una cultura es su elección de satisfactores. Las necesidades humanas fundamentales de un individuo que pertenece a una sociedad consumista son las mis­mas del que pertenece a una sociedad ascética. Lo que cambia es la cantidad y calidad de los satisfactores elegidos y/o las posibili­dades de tener acceso a los satisfactores requeridos.

Lo que está culturalmente determinado no son las necesidades humanas fundamentales, sino los satisfactores de esas necesida­des. El cambio cultural es consecuencia -entre otras cosas- de abandonar satisfactores tradicionales para reemplazarlos por otros nuevos y diferentes.

Para Max Neef (E conom ía a Escala H um ana) la alimentación es un satisfactor, pero también puede serlo una cierta estructura familiar (que satisface la necesidad de protección, por ejemplo) o un cierto régimen político (que satisface la necesidad de participa­ción, por ejemplo). Un mismo satisfactor puede realizar distintas necesidades en culturas distintas, o vivirse de distinta manera en contextos diferentes a pesar de que esté satisfaciendo las mismas necesidades.

Como dice Max Neef (1993):

Cuando la forma de producción y consum o de bienes conduce a que estos se conviertan en fines en sí mismos, la presunta satisfacción de una necesidad em paña las potencialidades de vivirla en toda su amplitud. Queda allí abonado el terreno para la instauración de una

Page 11: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ k c o n o m Ia v e r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m ic o ” ? 2 2 9

sociedad alienada que se em barca en una carrera productivista sin sentido. La vida se pone entonces al servicio de los artefactos, en vez de estar los artefactos al servicio de la vida. La búsqueda de una mejor calidad de vida es suplantada por la obsesión de increm entar la productividad de los medios. La construcción de una econom ía hum anista exige, en este marco, entender y desentrañar la relación dialéctica entre necesidades, satisfactores y bienes económ icos, a fin de pensar formas de organización económ ica en que los bienes potencien los satisfactores para vivir las necesidades de m anera coherente, sana y plena.

¿Será la economía verde la alternativa para lograr este camino de una economía a escala humana y ecológica apropiada...?

El decrecimiento

Pero no todos promueven el seguir avanzando y creciendo de la mano de una economía verde. Otra escuela del pensamiento económico propone, igualmente con una visión quizás algo euro- centrista del mundo, una propuesta hacia el decrecimiento. Serge Latouche, economista y profesor de la Universidad de París, es uno de los promotores más conocidos y el defensor del sistema econó­mico del decrecimiento, donde propone reducir la huella del des­pilfarro, la sobreproducción y el sobreconsumo.

Aunque el decrecimiento tiene su fundamento teórico en escri­tos y pensadores del siglo XX (entre los que destacan los del Club de Roma5 e incluso en algunos abordajes el padre de la econo­mía ecológica: Nicholas Georgescu-Roegen), el concepto es tam ­bién heredero de las corrientes de pensamiento antiindustriales del siglo XIX, lideradas por Henri David Thoreau (1817-1862) en los Estados Unidos o por LevTolstoi (1828-1910) en Rusia con su crítica del Estado y la importancia de la libertad individual. En la Europa de principios del siglo pasado, en Inglaterra, John Ruskin y el movimiento artístico y de los artesanos (1819-1900) reclamaron,

5. La página web del Club of Rome tiene disponible información y artículos sobre la demanda de recursos globales y los impactos ambientales. Su último libro es 2052. www.clubofrome.org.

Page 12: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 3 0 W a lter P en g u e

en plena época victoriana, la primacía del ser humano sobre la máquina y oponía la creatividad y el arte a la producción en serie. Actualmente visiones como las de Vandana Shiva en la India o Arturo Escobar en América Latina, promueven con algo en común esta misma visión.

Asimismo, el interés por articular lo individual y lo colectivo se hace eco de los escritos de Gandhi y su reflexión del lugar de cada persona en la sociedad. Su interpretación se acerca a la práctica de la vida sencilla: “Necesitamos vivir simplemente para que otros puedan simplemente vivir". En su libro H ind Swaraj (Las norm as p ara la vida india) realiza una crítica al desarrollo y a la noción misma de civilización, representada por Gran Bretaña y los occi­dentales. Gandhi muestra que cada progreso alcanzado implica una agravación de las condiciones de vida y que la civilización occidental deja de lado la moralidad y la religión, creando nuevas necesidades relacionadas con el dinero, imposibles de satisfacer y por lo tanto aumenta las desigualdades.

La teoría enunciada por Nicholas Georgescu-Roegen sobre la bioeconomía en su obra The Entropy law an d the E conom ie Pro- cess (1971) forma parte, para algunos, de los cimientos del decre­cimiento que la economía ecológica también propone justamente para disminuir las pautas de consumo irracionales de las socieda­des modernas. Otros autores han seguido avanzando en sus críti­cas hacia el modelo de industrialización: ya desde los albores de las décadas de los años cincuenta Giinther Anders (1956), Hannah Arendt (1958) o mismo el Club de Roma, principalmente a través del In form e M eadows de 19726 que toca el tema justamente de los límites del crecimiento.

El decrecimiento inicia su expansión europea en Francia durante los años noventa, donde teóricos como Serge Latouche, Vincent Cheynet o François Schneider aportaron con sus investigaciones y base teórica a la consolidación de la discusión entre los economis­tas heterodoxos y otros cultores de los estudios sobre la sociedad moderna y su ambiente, entre ellos varios economistas ecológicos como Joan Martínez Alier. Muchos de ellos fueron publicados en la revista Silence entre 1993 y 2002, sumados al periódico semanal La

6. El llamado Informe Meadows (por Donnella MeadowsJ, Los límites al crecimiento (en inglés The Limits to Growth) es un informe encargado al MIT por el Club de Roma que fue publicado en 1972, poco antes de la primera crisis del petróleo.

Page 13: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m ic o ” ? 2 3 1

D écroissance que ha alcanzado una tirada de 50.000 ejemplares, y el libro Objetivo D ecrecim iento (Colectivo Revista Silence, 2003). En ese mismo año se crea el Instituto de Estudios Económicos por el Decrecimiento Sustentable, del que es presidente Serge Latouche, el ideólogo actual del decrecimiento más reconocido. Otros acon­tecimientos importantes fueron el encuentro en París de la aso­ciación Ligne d’Horizon en 2002 llamado "Deshacer el desarrollo, rehacer el mundo” y la conformación de un nuevo partido polí­tico llamado PPLD (Partido por el Decrecimiento) con miras a las elecciones parlamentarias con el objetivo de buscar escaños en las elecciones parlamentarias. Hacia abril de 2008, en París se realizó la Conferencia Internacional sobre Decrecimiento, mientras que la segunda se organizó en Barcelona en marzo del 2010, impul­sada por el Instituto de Ciencias y Tecnología Ambiental (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona, el centro ideológico de la economía ecológica española.

En Europa las ideas sobre decrecimiento tienen cada vez un mayor espacio entre los académicos críticos del modelo de creci­miento hiperdesarrollado actual. El decrecimiento es entendido como una corriente de pensamiento político, económico y social favorable a la disminución regular controlada de la producción económica con el objetivo de establecer una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, pero también entre los propios seres humanos. Rechaza el objetivo de crecimiento eco­nómico en sí mismo del liberalismo. Dice Serge Latouche (2009b):

...la consigna del decrecim iento tiene com o m eta, sobre todo, in­sistir fuertemente en abandonar el objetivo del crecim iento por el crecim iento... Si utilizáramos una palabra precisa, convendría m ás hablar de “acrecim iento”, tal com o hablamos de "ateísmo”.

Por ello también se suelen denominar "objetores de creci­miento”. De alguna manera los críticos enfocados en el decreci­miento construyen su discurso sobre los límites, la bioeconomía y una cierta idea de postdesarrollo, que implica por supuesto un cambio radical del sistema económico y social occidental. La con­servación del medio ambiente no sería posible sin reducir la pro­ducción económica que sería la responsable de la reducción de los recursos naturales y la destrucción del medio que genera, que actualmente estaría por encima de la capacidad de regeneración

Page 14: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 3 2 W a l t e r P e n c u h .

natural del planeta. Además, también cuestiona la capacidad del modelo de vida moderno para producir bienestar. Por estas cau­sas se oponen al desarrollo sostenible. La idea de vivir mejor con menos subyace a la discusión del decrecimiento, hecho que incor­pora, por tanto, un sistema de valores que no necesariamente se reconoce en el actual sistema de ventas y consumismo, aunque sí se habla de una producción controlada, sin claramente discutir dónde están estos límites y cuáles son. Los partidarios del decreci­miento proponen una disminución del consumo y la producción controlada y racional, permitiendo respetar el clima, los ecosis­temas y los propios seres humanos. Esta transición se realizaría mediante la aplicación de principios más adecuados a una situa­ción de recursos limitados: escala reducida, relocalización, eficien­cia, cooperación, autoproducción (e intercambio), durabilidad y sobriedad. En definitiva, y tomando asimismo como base la sim­plicidad voluntaria, buscan reconsiderar los conceptos de poder adquisitivo y nivel de vida.

No obstante, claramente la visión del decrecimiento como tal, no discute en dónde está este límite, cómo y dónde vivir en una sociedad donde el hiperconsumo es la norma y cómo construirse en pequeñas islas de decrecimiento en un mar de crecimiento. Tampoco los actuales movimientos europeos que responden a la crisis económica de 2011, y particularmente los jóvenes tampoco han sido parte importante de estas ideas, incluso el movimiento de los indignados, donde el eje de la discusión se ha circunscripto básicamente a una sana promoción de nuevas ideas para la defini­ción de políticas de empleo y crecimiento. Poca crítica general ha habido a las consecuencias generadas por ese propio sistema que les utiliza y expulsa.

El buen vivir

Si el decrecimiento se ha expandido básicamente en Europa, ancestralmente en América del Sur particularmente o mismo en el Oriente tradicional, la percepción de la sociedad y su entorno natural tiene un acervo social mucho más amplio y profundo.

Page 15: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia lina v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e " o h a c ia u n n u e v o “ L A z a r o e c o n ó m i c o ” ? 2 3 3

Las comunidades indígenas deA by a Yala7 o América defienden el concepto de el “buen vivir” en oposición al “vivir m ejor”, como modelo de vida o de desarrollo propio, endógeno, sostenible. Se abre con especial fuerza en América Latina, hasta el punto que, recientemente, Ecuador y Bolivia han incluido el buen vivir en sus respectivas constituciones como el objetivo social a ser perseguido por el Estado y por toda la sociedad.

En oposición a l vivir m ejor occidental, a l siem pre vivir m ejor de la lógica neoliberal, el buen vivir p ropon e un m odelo d e vida m ucho m ás justo para todos. Según la visión de muchos en los países en vías de desarrollo, para que unos pocos vivan mejor, que es lo que sucede ahora en el Primer Mundo, para asegurar esas desmedidas demandas de consumo y despilfarro, tiene que existir un Tercer Mundo que provea de materias primas y mano de obra baratas. Muchos, en definitiva, tienen que “vivir mal” para que unos pocos “vivan bien”.

El buen vivir se propone en cambio como un modelo muchí­simo más equitativo. En vez de propugnar el crecimiento conti­nuo, busca lograr un sistema en equilibrio. En lugar de atenerse casi exclusivamente a datos referentes al Producto Interior Bruto u otros indicadores económicos, el buen vivir se guía por conseguir y asegurar los mínimos indispensables, lo suficiente para que la población pueda llevar una vida simple y modesta, pero digna y feliz.

Una línea de dignidad de vida humana que sea posible cumplir y realizar para todos los humanos. Una línea de base que permita el desarrollo pleno del hombre y no de la economía en sí misma. Una propuesta interesante, que se incorpora con fuerza de ley en nuestros días, en varios estados plurinacionales. Los pueblos d e la Am érica Andina han en arbolado la id ea d el sumak kawsay o buen vivir com o un parad igm a p ara construir colectivam ente un nuevo régimen de desarrollo, qu e reproduzca la vida am en azad a p or la crisis g loba l am bien ta l p ara anteponerlo a los proyectos insosteni­bles que prom ueven m uchos gobiernos y grupos transnacionales.

Hay un consenso social que se sostiene en la necesidad de com­prender a cabalidad el buen vivir, y hay allí quienes encuentran una

7. Abya Yala, así llamaban los pueblos originarios a nuestra América. A pesar de tener distintas lenguas a lo largo de todo el territorio, la mayoría interpretaba clara­mente que la referencia que se hacía tenía relación con su territorio.

Page 16: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 3 4 W a l t e r P k n g u e

oportunidad para la construcción de sociedades verdaderamente democráticas, que no solo recoja las propuestas de los pueblos y nacionalidades indígenas, sino de amplios sectores de la pobla­ción no indígena. El su m ak kaw say expresa para los pueblos indí­genas una ruptura con el sistema económico mundial expresado actualmente en el modelo neoliberal y representa una alternativa en tanto replantea las relaciones entre los seres humanos y la natu­raleza. El buen vivir propone un nuevo horizonte de vida y una alternativa frente a la noción monocultural de la actual civilización occidental.

Sum ak kawsay, sum a q am añ a y buen vivir son tres conceptos que significan lo mismo, aunque cada cual, situada en su contexto, presenta algunos matices diferenciadores. Sumak kawsay proviene del quechua ecuatoriano y expresa la idea de una vida ni peor ni mejor que la de otros, ni de un continuo desvivir por mejorarla, sino simplemente una vida buena.

La segunda palabra corresponde al ayrnara boliviano e intro­duce el elemento comunitario, por lo que tal vez se podría tradu­cir como "buen convivir”: una sociedad buena para todos en sufi­ciente armonía interna.

Buen vivir, finalmente, y en las diversas lenguas de los países centrales, suele hacer referencia básicamente a las cuestiones meramente monetarias, crematísticas, el disfrute individual, mate­rial, hedonista e incesante. Un somero repaso al modo con que los medios utilizan dichas palabras y sus semejantes (buena onda, vida sana, vida natural, buena vida, vivir bien) lo confirmaría.

Es decir la idea conceptual de lo que significa vivir bien para el hombre indígena y para el hombre occidentalizado es realmente en la práctica un opuesto en términos de vida y abordaje.

Lo que tienen de particular las dos primeras frases cortas, la ecuatoriana y la boliviana, es que ahora mismo, luego de una enorme lucha de los pueblos originarios, comunidades campesi­nas, organizaciones sociales rurales y urbanas y la aceptación de estas instancias y el llevado de los mandatos de sus representan­tes, han logrado que se inscriban en las respectivas constituciones políticas aprobadas recientemente.

En la República del Ecuador, su nueva Constitución destaca que “se reconoce el derecho d e la pob lac ión a vivir en un am bien te sano y ecológicam ente equ ilibrado, qu e garantice la sosten ibilidad y el buen vivir, el sum ak kawsay". Por su parte, la Constitución del

Page 17: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m ic o " ? 2 3 5

Estado Plurinacional de Bolivia, del año 2009, es aún mucho más profunda y recoge la pluralidad lingüística del país que dicha cons­titución reconoce como plurinacional, y dice que

...el Estado asume y promueve com o principios ético-m orales de la sociedad plural: ama qhilla, ama Hulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso, no seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñau dereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), i vi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble).

Un derecho en un caso y un principio ético y moral en el otro, pero ambos referidos al buen vivir o, mejor, a ese buen convivir del que se han hecho eco últimamente los medios globales y presen­tado en muchos casos como alternativa al pensamiento y visión convencional del desarrollo. Una crítica igualmente a un modelo que a pesar de su dilatado crecimiento no logra que la gente “esté feliz”, como resaltaba en un discurso reciente el mismísimo pre­sidente de Francia (Sarkozy), quizás más para congraciarse con algunos adeptos que como una práctica real de autocrítica a un modelo que les contiene o los claros estudios de mercado hechos en Estados Unidos desde la década de los setenta donde a pesar del crecimiento en el consumo, las personas perciben que su cali­dad de vida, “su alegría de vivir”, se deteriora día a día.

No obstante todo ello, las premisas del buen vivir no son nuevas ni se alejan de una realidad que ha sido criticada intensamente por otros actores sociales como la mismas grandes religiones m ono­teístas (hebrea, católica e islámica), que critican con vehemencia, en algunos casos, los sistemas de producción capitalista y de explo­tación humana, pero igualmente quedan a medio camino en sus propuestas al yuxtaponer generalmente la visión economicista por encima de los derechos y deberes religiosos, generalmente dejados para más adelante o para otras vidas.

El desacople

Muy recientemente (2011), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha puesto sobre la mesa varios documen­tos para la discusión, incorporando el concepto de desacop le o

Page 18: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

W ai.tkr P kngue

desacoplamiento (decouplingen inglés) (UNEP 2011a), para expre­sar justamente la necesidad de separar de una vez el crecimiento económico del uso de los recursos naturales y el impacto ambien­tal. El marco conceptual del desacople y de los instrumentos para lograrlo se encuentra aún en una etapa embrionaria y bajo una interesante e intensa discusión de expertos.

Eli su sentido más simple, desacoplar significa disminuir la cantidad de recursos tales como agua o combustibles fósiles que se utilizan para crear desarrollo económico, y desvincular el desa­rrollo económico del deterioro del medio ambiente. Está claro que en un mundo habitado por casi siete mil millones de personas, que ascenderán a cerca de nueve mil millones de aquí a 40 años, se necesita crecimiento para hacer salir a las poblaciones de la pobreza y generar empleo para los seres humanos desempleados o subempleados, que sumarán próximamente unos dos mil millo­nes, destaca el informe (Resource Panel UNEP 2011).

El concepto del desacople aplicado a los recursos naturales se deriva del concepto de “ecoeficiencia” desarrollado por el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD) en 1992, y de la definición de desacoplamiento de la OCDE (2001), que consiste en romper el nexo entre los "males ambientales” y los "bienes económicos”. Desde la perspectiva de los países en desarrollo, la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) promovió en 2004 la idea de un "crecimiento económico no material”, desvinculando el creci­miento económico del consumo de recursos.

Conceptualmente la idea del desacople intenta proponer la separación de las demandas por recursos de sus impactos, recono­ciendo igualmente el crecimiento que la misma ha tenido. Durante el siglo XX, la extracción anual de materiales de construcción se multiplicó por 34, la de minerales por 27, la de combustibles fósiles por 12, la biomasa por 3,6, y la extracción total de materiales fue unas ocho veces mayor, mientras que el producto bruto interno de la economía global se multiplicó por 23.

Este desacople -o desacoplamiento según algunos traducto­res-, está muy relacionado con el comercio y la distribución de los recursos. Muchos recursos siguen una trayectoria compleja en el transcurso de su ciclo de vida, involucrando a numerosos agentes

Page 19: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m ic o ” ? 237

en dicho ciclo, por lo que resulta difícil asignar responsabilidades en cuanto al consumo, y por ende también desacoplar a lo largo de esta cadena de valor. El comercio internacional de materiales pasó de 5.400 millones de toneladas (5,4 Gt) en 1970 a 19 mil millones (19 Gt) en 2005, dificultando así el desacoplamiento, puesto que es difícil determinar quién consume qué.

Los impactos ambientales negativos pueden surgir en cual­quier fase del ciclo de vida del uso de los recursos: extracción, producción/fabricación, consumo/uso, o eliminación después del consumo. Estos impactos pueden ser causados por interven­ciones deliberadas en los sistemas naturales, como el cambio en la cobertura de los suelos y la extracción de recursos, o por efectos secundarios involuntarios, como emisiones y desechos. Dichos impactos pueden perturbar al menos algunos de los ser­vicios ecosistémicos indispensables para el bienestar humano. Por ende, el desacoplamiento supone ocuparse de la cantidad de recursos usados para la actividad humana, y tam bién de los impactos ambientales vinculados con dicho uso de recursos en todas las fases de su ciclo de vida. Reducir tanto el uso de recur­sos como su impacto ambiental supone reducir las pérdidas de material en cada etapa del ciclo: pérdidas resultantes de la con­versión del vector energético en dióxido de carbono y otras em i­siones, y pérdida de otros recursos convertidos en desechos, al generar servicios y valor económico. Desacoplar significa crear servicios y valor económico con una cantidad menor de recursos, con menos desechos y emisiones, y menos impactos ambientales de otros tipos.

Desacoplar entonces el aumento del bienestar humano y el cre­cimiento económico de la actual y futura población global (que en 40 años llegará a más de 9.000 millones de seres humanos) de los impactos ambientales negativos y particularmente de la demanda de los recursos naturales (renovables y no renovables) que utili­zamos como humanos parece ser una propuesta posible e intere­sante, en el marco ciertamente de ajustes estructurales relevantes en las políticas públicas hacia el desarrollo humano, nacionales e internacionales (Figura31).

Page 20: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 3 8 W alter Phngue

Figura 31. Aspectos generales del desacople entre el aum ento del bien­estar hum ano y los im pactos am bientales junto a la dem anda de recursos (UNEP, 2011a).

Un concepto interesante traído a la discusión en esta visión del desacople es el de tasas metabdlicas, como un medio objetivo de comparar los índices de consumo de recursos de distintos países. Inclusive este indicador puede ser un adecuado instrumento para capturar, por comparación entre países y sociedades, inequidades vinculadas al uso de los recursos.

Por ejemplo, en determinados países, la tasa metabólica es de solo 4 toneladas por habitante y por año, lo que indica que ni siquiera logran satisfacer las necesidades más básicas. En otros países, en cambio, el indicador sube a 40 toneladas per cápita y por año, lo que remite a una utilización de los recursos del planeta que no puede extenderse a todos sus habitantes, y menos todavía alas futuras generaciones.

A inicios del siglo XXI, se estima que la cantidad de materias primas extraídas a nivel mundial se encuentra entre 47 mil y 59 mil millones de toneladas métricas (47-59 Gt) por año. La extrac­ción mundial anual de materiales se multiplicó por ocho en el siglo XX. Durante gran parte de dicho siglo, la biomasa dominó la extracción y uso de materiales, constituyendo el 75% del total en 1900.

Sin embargo, un siglo después, se extraían más recursos de biomasa, pero su porcentaje en el total de materiales extraídos se

Page 21: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c i a u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m í a v e r d e " o h a c i a u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m i c o ” ? 2 3 9

había reducido a solo un tercio, porque el metabolismo socioeco­nómico mundial propende cada vez más a los recursos minerales, entre los que figuran los combustibles fósiles que reemplazaron a la biomasa usada para la combustión. En otros términos, la com­posición de los materiales utilizados pasa de los recursos renova­bles a los recursos no renovables.

Las tasas metabólicas de una sociedad tendrán un papel impor­tante en la evaluación de las sociedades globales y nacionales en el futuro, sin desmedro de evaluar asimismo, los niveles y prácticas de consumo junto a hábitos que habrá que erradicar en un futuro inmediato para asegurar una oportunidad al hombre del mañana. La incorporación de nuevas tecnologías que mejoren estas condi­ciones junto al rechazo vinculado a productos y elementos que las sociedades no necesitan es otro elemento crucial de esta necesi­dad de sostenibilidad.

En el futuro inmediato las tasas metabólicas de las sociedades se construirán en un indicador que será útil para comprender un poco mejor las formas de crecimiento de las mismas y su soste­nibilidad débil en términos de transformación de sus recursos y estabilidad de sus sistemas.

Asimismo, la postura vinculada al desacople y los estudios relacionados a las tasas metabólicas de las sociedades, al flujo de los recursos involucrados y los impactos ambientales, coinciden en la necesidad de abordar el problema bajo un enfoque de “ciclo de vida” (LCA en inglés). Esto sirve para estudiar desde el flujo de materiales necesarios para hacer un determinado producto (importante para las empresas) como así también estudios vincu­lados a las demandas integradas de productos a nivel de naciones. Es así que el remanido diagrama de la economía neoclásica del flujo circular de materiales sin considerar al ambiente y su lineali- dad pasa a analizarse en función de esta visión metabòlica abrién­dose entonces ahora a la colocación de estos desechos y energía hacia el afuera y el adentro, comprendiendo más cabalmente el circuito económico o caja negra que se nos presentaba hasta ahora (Figura 32).

Por otra parte, se debería prestar especial atención a los impac­tos colaterales vinculados al uso de los recursos, especialmente aquellos que no entran en las cuentas de cálculo aún vinculados a la producción de bienes y servicios.

Page 22: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 4 0 W a l t e r P k n g u e

F ig u ra 32. El ciclo de vida de la extracción y uso de los recursos (UNEP, 2011a)

_Q . Flujos de reciclado -> - Emisiones (principalmente C02)® Flujos de fuentes energéticas (biomasa y combustibles fósiles) ® Flujos de otros materiales (metales, minerales de construcción)

Fuente: Fischer-Kowaski et al., 2011

Los "intangibles ambientales”, es decir-com o hemos ya comen­tado-, aquellos insumos naturales que muchas veces no se incor­poran en las cuentas de transformación para lograr un determi­nado producto, deben explícitamente ser considerados en tanto son claramente los "recursos de base” que estarán poniendo lími­tes a la producción de estos bienes en el futuro.

Entre estos intangibles am bientales encontram os al suelo virtual (Pengue, 2009), el agua virtual (Alian, 1999) y el uso del espacio vital, especialm ente vinculado este último a la impor­tancia relevante que tendrán los espacios con climas templados en los próximos cuarenta años para la producción y satisfac­ción de bienes elem entales para el ser humano como la comida,

Page 23: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m ic o ” ? 2 4 1

considerando particularmente los escenarios de cam bio clim á­tico y las restricciones de stress productivo en una buena parte del mundo.

¿La regla de las “tre s “R” o... se olvidaron de la más

im portante : la “cua rta R”?

No solo de recursos e insumos viven las sociedades modernas. A diferencia de los sistemas naturales, que prácticamente reciclan todos los desechos que producen, uno de los talones de Aquiles de las sociedades modernas tiene que ver con el volumen de dese­chos que diariamente estas generan. De allí fuertemente emerge ia idea del “reciclado”, intentado generar de alguna manera una emu­lación de los ciclos naturales.

Este concepto hace referencia a estrategias para el manejo de residuos que buscan ser más sustentables con el medio ambiente y específicamente dar prioridad a la reducción en el volumen de residuos generados. La estrategia de las “R”, planteadas particu­larmente para enfrentar uno de los problemas más cruciales de la sociedad occidental -e l de la contaminación y la generación de basura-, implican la búsqueda de un objetivo que es intentar reducir, hasta donde fuera en términos físicos, el grotesco impacto ambiental que está generando el propio modelo de consumo.

Las tres R -reciclar, reducir y reutilizar— implican un proceso de educación ambiental importante vinculado muchas veces a pautas de consumo fuertemente insostenibles. Es algo confuso que el concepto se haya originado especialmente en aquellos países hiperindustrializados, que hacen del crecimiento de sus pautas de desarrollo el eje central de sus sociedades. Se atribuye a Japón la creación de esta idea, que en 2002 introdujo las Políti­cas para establecer una sociedad orientada al reciclaje, llevando a cabo diferentes campañas entre organizaciones civiles y órganos gubernamentales para difundir entre ciudadanos y empresas la idea de las tres R. Durante la Cumbre del G8 en junio de 2004, el primer ministro de Japón, Koizumi Junichiro, presentó la Inicia­tiva de las tres erres que buscaba construir una sociedad orien­tada hacia el reciclaje.

Page 24: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 4 2 W a l t e r P e n g u e

Actualmente el PNUMA promueve el concepto como parte de sus estrategias vinculadas a la educación ambiental. Esto está bien, pero no parece ser suficiente.

Es verdad que si reducimos el problema, disminuimos el impacto en el medio ambiente. La reducción puede realizarse en dos niveles: reducción del consumo de bienes o de energía. De hecho, actualmente la producción de energía produce numerosos desechos (desechos nucleares, dióxido de carbono, etc.).

El objetivo sería: reducir o eliminar la cantidad de materiales des­tinados a un uso único (por ejemplo, los embalajes). Adaptar los apa­ratos en función de sus necesidades (aprovechar al máximo cada pro­ducto, reducir el uso de luz, gas, energía en general). Reducir pérdidas energéticas o de recursos: de agua, desconexión de aparatos eléctricos en stand by, conducción eficiente, desconectar transformadores, etc.

El reciclaje es un proceso físico-químico o mecánico que con­siste en someter a una materia o un producto ya utilizado a un ciclo de tratamiento total o parcial para obtener una materia prima o un nuevo producto. También se podría definir como la obtención de materias primas a partir de desechos, introduciéndolos de nuevo en el ciclo de vida, y se produce ante la perspectiva del agotamiento de recursos naturales o por lo menos, frente a las crecientes limita­ciones al acceso a los recursos originales.

La reutilización es la acción de volver a utilizar los bienes o productos. La utilidad puede venir para el usuario mediante una acción de mejora o restauración, o sin modificar el producto si es útil para un nuevo usuario.

El consumo de energía sigue ampliamente al Producto Nacio­nal Bruto, aunque existe una diferencia significativa entre los nive­les de consumo de los Estados Unidos con 11,4 kW por persona y los de Japón y Alemania con 6 kW porp ersona. Esto se comprende exclusivamente por la mayor eficiencia energética y uso tecnoló­gico aplicado en una u otra sociedad.

En países en desarrollo como India el uso de energía por per­sona es cercano a los 0,7 kW. Bangladesh tiene el consumo más bajo con 0,2 kW por persona.

Estados Unidos consume el 25% de la energía mundial (con una participación de la productividad del 22% y con un 5% de la población mundial).

La cantidad de agua necesaria representa casi el 50% de agua usada en EE.UU. frente al 35% usado en la agricultura El crecimiento

Page 25: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e " o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m ic o ” ? 2 4 3

más significativo del consumo energético está ocurriendo en China, que ha estado creciendo al 5,5% anual durante los últimos 25 años. Su población de 1.300 millones de personas consume en la actualidad una tasa de 1,6 kW por persona.

Durante los últimos cuatro años el consumo de electricidad per cápita en EE.UU. ha decrecido al 1% anual, entre 2004 y 2008. El consumo de energía proyectado alcanzará los 4.333.631 de kilo­vatios por hora en 2013, con un crecimiento del 1,93% durante los próximos cinco años. El consumo se incrementó desde los 3.715.949 en 2004 hasta los esperados 3.937.879 e kilovatios por hora al año en 2008, con un incremento de alrededor del 0,36% anual.

El descenso se debe principalmente a los aumentos de la efi­ciencia y al uso de bombillas de bajo consumo que utilizan alre­dedor de un tercio de la electricidad que usan las bombillas incan­descentes, o las bombillas LED que usan una décima parte, como mucho, a lo largo de sus 50.000 a 100.000 horas de vida: esto las hace más baratas que los tubos fluorescentes.

Los usos industriales (agricultura, minería, manufacturas y construcción) consumen alrededor del 37% del total de los 15 TW. El transporte comercial y personal consume el 20%; la calefacción, la iluminación y el uso de electrodomésticos emplea el 11%; y los usos comerciales (iluminación, calefacción y climatización de edi­ficios comerciales, así como el suministro de agua y saneamientos) alrededor del 5% del total.

El 27% restante de la energía mundial se pierde en la generación y transporte de esa misma energía. En 2005 el consumo eléctrico global equivalió a 2 TW.

La energía empleada para generar 2 TW de electricidad es de aproximadamente 5 TW, dado que la eficiencia de una central energética típica es de alrededor del 38%.

La nueva generación de centrales térmicas de gas alcanzan eficiencias sustancialmente mayores, de un 55%. El carbón es el combustible más generalizado para la producción mundial de electricidad pero bueno, ya son claras y muy discutidas sus conse­cuencias ambientales.

En otro apartado he presentado mi opinión con respecto a la Paradoja de Jevons y esta cuestión de la “lucha por la eficiencia”, que quizás no desde el punto de vista económico, pero sí desde la física, encuentra sus límites muy claros.

Page 26: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 4 4 W a l t e r P e n g u e

No obstante, el problema de la eficiencia y el del reciclado, que son cuestiones buenas de por sí, no está allí, sino básicamente en lo que no muestra esta primera aproximación de las tres erres. Y es lo mencionado previamente: todos los consumos “siempre cre­cientes” del modelo capitalista global y que a pesar de los esfuerzos tecnológicos aún hoy no muestra desarticularse de su base física de sustentación.

La cuarta R, la del rechazo a la compra de productos que no nece­sitamos, es una clave importante en la búsqueda de un bienestar verdadero y no solo material. El "compro, luego existo” debe cam­biar drásticamente. Pero cómo explicar esto a los gobiernos que en rigor, promueven todo lo contrario en todas partes del mundo para justamente “hacer crecer el consumo” y lograr la gobernanza que a su vez les permita sostenerse políticamente. La durabilidad y la superación por encima de la moda, es hoy día una amenaza para el sostenimiento de la propia lógica del mercado consumista, por ello hay que programar materiales y agotamiento de los productos para asegurar su recompra permanente.

La obsolescencia program ada

Usted tendrá hoy día una computadora, una laptop, una net- book, un ipad. Cuando compró alguno de estos productos, pensó que le duraría mucho, ¿no es así? Consideró que su compra, de alto valor en general, la tendría varios años, ¿no? Lo mismo le sucedió con su último celular o su TV, o su sencilla radio, o quizás luego de años de esfuerzo ha podido comprar su auto. Pensó, realmente: cuánto lo podrá usar, aprovechar, disfrutar, luego de tan grande inversión y ahorro propio. No se preocupe, otros ya lo han pensado por usted...

Se denomina obsolescencia programada u obsolescencia pla­nificada a la determinación, planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio. La obsolescencia programada tiene un potencial considerable y cuantificable para beneficiar al fabricante dado que el producto

Page 27: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c i a u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m í a v e r d e ” o h a c í a u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m i c o ” ? 2 4 5

va a fallar en algún momento, obligando al consumidor a que adquiera otro producto nuevamente, ya sea del mismo productor (mediante la adquisición de una parte para reemplazar y arreglar el viejo producto o mediante la compra de un modelo del mismo más nuevo), o de un competidor, factor decisivo que también se prevé en el proceso de obsolescencia programada.

Para la industria, la obsolescencia programada actúa como un estímulo positivo sobre la demanda al generar un impulso sobre los consumidores para comprar de forma artificialmente acelerada nuevos productos si desean seguir utilizándolos. La obsolescencia programada se utiliza en una alta diversidad de productos.

Sumado al "defecto técnico o la limitación mecánica” que le obliga luego de un período a comprar nuevamente el mismo pro­ducto u otro mejor (¿mejor?), tenemos a la construcción de la moda como otro elemento que le muestra a la sociedad el grado y capaci­dad adquisitiva que usted tiene, bajo mensajes muy poderosos. Psi­cológicamente usted se ve compelido a comprar un nuevo producto aunque el que usted tiene aún le sigue funcionando, sirviendo, dando prestaciones. Socialmente y en todos los niveles esto está muy instalado y quienes manejan el mercado lo saben. De tacos altos a tacos bajos, de celulares negros a dorados, de automóviles con tal u otra prestación, la sociedad le estará mandando a usted su mensaje y mandato: “¡Cómprese uno nuevo!...,” y sigue la frase.

Puede a veces existir algún riesgo de una reacción adversa por parte de los consumidores al descubrir que el fabricante invirtió en diseñar su producto para que se volviese obsoleto más rápida­mente, haciendo que sus consumidores cambien a la competencia, basando su elección en la durabilidad y calidad del producto. Pero por otro lado la ganancia es tan grande, que promover por parte de la empresa estos esquemas es más útil para ellas que trabajar sobre la durabilidad y la construcción y ampliación de su mercado por la vía del uso racional de un producto por más consumidores educados ambientalmente.

Haciendo un poco de historia, es posible ubicar conceptual­mente a la obsolescencia programada entre 1920 y 1930, momento en el que la producción en masa empieza a forjar un nuevo modelo de mercado en el cual el análisis detallado de cada parte del mismo pasa a ser un factor fundamental para lograr su éxito.

La elección de fabricar productos que se vuelvan obsoletos de manera premeditada puede influir enormemente en la decisión de

Page 28: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

246 W a l t e r P e n c u e

cierta empresa sobre su arquitectura interna de producción. Así, la compañía tiene que sopesar si utilizar componentes tecnológicos más baratos satisface o no la proyección de vida útil que estén inte­resados en darle a sus productos. Estas decisiones forman parte de una disciplina conocida como ingeniería del valor.

El empleo de la obsolescencia programada no siempre es tan fácil de determinar, y se complica aún más al entrever otros facto­res relacionados como pueden ser la constante competencia tec­nológica o la sobrecarga de funciones, que si bien pueden expandir las posibilidades de uso del producto en cuestión también pueden hacerlo fracasar rotundamente.

La lógica del modelo de la obsolescencia programada se basa en lo siguiente: uno de los aparatos electrónicos de uso habitual falla y cuando el dueño lo lleva a reparar, en el servicio técnico le dicen que le será más rentable comprarse uno nuevo que arreglarlo. Usualmente, el precio de la mano de obra, las piezas estropeadas y el montaje suele costar un poco menos que adquirir uno nuevo, por ello normalmente el usuario suele desechar el producto averiado y comprarse el que le ofrece ahora el mercado, pintado, nuevo.

El problema se basa en la gran cantidad de residuos que se ori­ginan actualmente al realizarse este fenómeno una y otra vez, cada día, en todo el mundo.

Los ya más de siete mil millones de personas producimos muchos residuos. Si bien el número es bastante disímil por regio­nes, podemos asumir que en promedio generamos un kilogramo de basura diaria, por lo que generamos alrededor del mundo 7.000.000.000 de kilogramos de desechos en tan solo un día, es decir, casi ¡3.000.000.000.000 de kilogramos de basura en un año! De estos un amplio número de residuos no son biodegradables y el tiempo que transcurre hasta que podemos hablar de una des­composición al menos parcial puede ser muy prolongado, además de que muchas veces los residuos son altamente contaminantes, impactando directamente sobre las sociedades. El plástico, los resi­duos peligrosos y los aparatos electrónicos están entre los compo­nentes más contaminantes, además del “espacio vital”, en térmi­nos de territorio, que ocupan cuando se plantea su disposición. La isla de basura plástica del Pacífico Norte que ronda entre el millón y los diez millones de kilómetros cuadrados es un resultado con­tundente del aporte terrestre y de nuestras actividades humanas a la degradación ambiental de los océanos, por ejemplo.

\

Page 29: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c i a l in a v e r d a d e r a “ e c o n o m í a v e r d e ” o h a c i a u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m i c o ” ? 2 4 7

Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos contienen materiales que pueden ser recuperados, evitando la explotación de nuevos recursos naturales, y otros que pueden ser contaminantes, de manera que, si no son tratados adecuadamente, pueden resul­tar dañinos para el medio ambiente. Los elementos electrónicos de los que estamos hablando contienen materiales tan contami­nantes como el plástico, polipropileno, baterías de plomo, etc. Los componentes plásticos de estos aparatos son nuevamente muy difíciles de degradar, permaneciendo en el ambiente hasta 1.000 años. La mayoría está hecho de tereftalato de polietileno, un mate­rial duro para la degradación biológica: los microorganismos no tienen mecanismos para atacarlos.

Una de las partes más preocupantes son las baterías de plomo, un invento que remonta a 1889, que representa un grave peligro para el ser humano y para el medio ambiente debido a su elevado contenido de este elemento. Según los cálculos del PNUMA, de los 2,5 millones de toneladas de plomo que se producen anual­mente en todo el mundo, tres cuartas partes sirven para la fabri­cación de baterías que se utilizan en los automóviles, los teléfo­nos y computadoras portátiles o en las industrias. Una alternativa a este consumo anual con alta generación de desechos actuales es efectivamente generar políticas públicas que obliguen al reci­clado de los materiales que así pueden serlo. El plomo es uno de ellos, con tasas posibles físicamente de reciclado de más del 50 % (UNEP, 2011b). Lo mismo el acero, el aluminio o el cobre: están en los mismos porcentajes. Hay aquí una posibilidad interesante para evitar o por lo menos disminuir drásticamente la genera­ción de productos contaminantes y, a su vez, disminuir la pre­sión sobre las formas de producción y extracción de metales de la minería más contaminante. El incremento de las tasas de reci­clado y el aprovechamiento de las minas del futuro (¡básicamente las ciudades!), debe generar una urgente reflexión en los deciso- res de políticas públicas.

Para ellos también habrá que buscar formas de quebrar esta instalación que se ha venido haciendo de la obsolescencia progra­mada. En 1924 se crea el cartel mundial denominado Phoebus, inte­grado por las empresas Philips, Osram, y Lámparas Z, con el obje­tivo de producir lámparas incandescentes de 1.000 horas, que por aquel año duraban 2.500 horas, intercambiando para ello patentes y fijando en 1929 multas en francos suizos para los miembros del

Page 30: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 4 8 W a l t e r P e n c u e

cartel que no acataban la resolución. Para 1932 los miembros del cartel ya habían cumplido con su objetivo.

Una historia parecida sucede en 1940 cuando Dupont crea una fibra sintética revolucionaria: el nailon, un producto muy resis­tente y que al principio no se corría. Sin embargo, debido a que no se iban a vender muchas medias, Dupont da indicaciones a sus diseñadores para volver a hacerlo pero con fibras más débiles, creando así algo más frágil que hiciera que se rompieran más fácil­mente las medias.

Algo mucho más reciente sucedió en 2003 con las baterías de la primera generación de Ipods, que luego de un juicio se comprobó, a través del caso Westley contra Apple, que la batería había sido diseñada para caer en obsolescencia y sin posibilidad de reposi­ción. El caso tuvo utilidad pues la compañía debió generar el recambio no considerado a los compradores originales.

Pero el lamentable proceso de la dependencia y la obsolescen­cia está instalado incluso en la lógica consumista de estas com ­pañías. Es lógico, su fin último es vender y sostener el consumo, así se muestren como ambientalmente amigables. O quizás menos socialmente amigables como aparentemente muestra serlo Fox- conn en China con sus miles de operarios trabajando en condi­ciones subhumanas para satisfacer la demanda de los nuevos pro­ductos "i" de la electrónica más avanzada. Consuma menos y viva más, pues el consumo te consume a ti y a muchos de los explota­dos globales.

Más allá de ello, entonces, podemos reflexionar seriamente si existe el capitalismo o un modelo de capitalismo sostenible.

El capitalism o sostenible

Varios han sido y siguen siendo los autores que documentan las importantes oportunidades del crecimiento económico, el libre mercado y los modelos de consumo capitalistas que, a su enten­der, hacen crecer a las sociedades y finalmente desarrollarse.

No obstante ello, el modelo capitalista de acumulación, es justamente esto. Dio el pie de consolidación de poder a Europa facilitando la extracción de recursos naturales en sus tiempos de conquista colonial en África, América Latina y Asia, pero nunca

Page 31: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m i c o ” ? 2 4 9

dejó margen para el desarrollo de estos espacios. Las sociedades, a través de sus instrumentos de poder económico, bélico y tecno­lógico acumulan bienes basados inicialmente en la explotación de los recursos naturales y luego mediante sus procesos de transfor­mación. Esa fue su base de sustentación y su tabla de salvación: la consolidación “física” de la riqueza proveniente de otros territo­rios en sus economías. Luego vendrán los activos financieros y el proceso simplemente se expandirá, pero sostenido ya más livia­namente sobre bases débiles que reciclan al monstruo a través de crisis recurrentes.

Esta idea de un sistema capitalista que se recicla y evoluciona sobre sí mismo, puede y funciona bien en los sistemas naturales al estilo de una "panarquía” (Gunderson & Holling, 2002), ya planteada por Paul Émile de Puydt en 1860, pero falla al no incorporar, sino más bien acumular, un conjunto importante de externalidades.

En su interesantísimo capítulo "Es posible el capitalismo sos­tenible”, O’Connor (1998) nos nutre con claridad respecto de las principales incongruencias por las cuales el capitalismo es insos­tenible per se. Ni malo ni bueno. Insostenible.

La misma reflexión lo lleva justamente a meditar sobre concep­tos tales como “uso sostenible de la energía”, “arquitectura sosteni­ble” o "agricultura sostenible”. Esta última, justamente la agricul­tura industrial, es de las más insostenibles del planeta en términos de demanda de recursos naturales y energéticos para su funciona­miento. Una agricultura que precisamente no es sostenible sino "sostenida” en la necesidad permanente de ingreso de recursos desde el afuera para seguir funcionando, mientras las externalida­des de su funcionamiento no se sigan incorporando.

O’Connor revisa e identifica la contradicción entre el poder político del capital y la capacidad de la economía capitalista para funcionar sin problemas (o, en un caso límite, simplemente para funcionar).

Esta "primera contradicción del capitalismo” (o "realización”, o “crisis de demanda”) plantea que el intento de los capitales indivi­duales de defender o restablecer sus ganancias incrementando la productividad del trabajo, aumentando la rapidez de los procesos productivos, disminuyendo los salarios o acudiendo a otras formas usuales de obtener mayor producción con un menor número de trabajadores, y pagándoles menos además, termina por producir, como un efecto no deseado, una reducción en la demanda final de

Page 32: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

2 5 0 W a l t e r P e n g u e

los bienes de consumo. Una menor cantidad de trabajadores, técni­cos y otras personas vinculadas al proceso de trabajo produce más y, por tanlo, está por definición en menor capacidad de consumir, descontando una deflación de los precios. De este modo, mientras mayores son las ganancias producidas, o la explotación del tra­bajo, menores son los beneficios que se obtienen o la demanda de mercado, si todos los demás factores permanecen sin cambios. Por supuesto, los demás factores cambian constantemente: déficits en el presupuesto gubernamental, crédito hipotecario y de consumo, préstamos para negocios y una política exterior agresiva en mate­ria comercial y financiera, entre otras posibilidades, pueden esti­mular la demanda para mantener "sostenible” al capitalismo.

O’Connor destaca que una economía sostenible presupone un sistema político y económico global con capacidad para identificar y regular esta “primera” contradicción -o contradicción “interna”- del capitalismo. Esto significa, en primer término y sobre todo, la capacidad para la regulación macroeconómica a escala global o, al menos, entre las potencias. Se trata, en otros términos, de un keynesianismo global del tipo instalado en las principales econo­mías nacionales entre la década de 1950 y fines de la de 1970. Defi­nido de esta manera práctica e inmediata, el capitalismo mundial podría resultar mucho menos sostenible de lo que piensan muchos economistas. Las crisis del 2008 y del 2011 nuevamente le siguen dando la razón.

Por otro lado, dice O’Connor que si los costos del trabajo, los recursos naturales, la infraestructura y el espacio se incrementan de manera significativa, el capital enfrenta la posibilidad de una "segunda contradicción” del capitalismo, una crisis económica que surge del lado de los costos. O’Connor plantea que:

Las crisis de costos se originan de dos m aneras. La prim era ocurre cuando capitales individuales defienden o recuperan ganancias m ediante estrategias que degradan las condiciones materiales y sociales de su propia producción, o que no logran m antenerlas a lo largo del tiempo. Este es el caso, por ejemplo, del descuido de las condiciones de trabajo (lo que term ina por producir un increm ento en los costos sanitarios), de la degradación de los sue­los (que acarrea un descenso en la productividad de la tierra), o de desatender las infraestructuras urbanas en proceso de deterioro

Page 33: Walter Petígueinfohumanidades.com/sites/default/files/apuntes/007... · 2018. 3. 26. · pico de Cochabamba y luego por su zona andina, frente a mi pre gunta sobre qué pensaban

¿ H a c ia u n a v e r d a d e r a “ e c o n o m ía v e r d e ” o h a c ia u n n u e v o “ L á z a r o e c o n ó m i c o ” ? 251

(aumentando así los costos derivados de la congestión y de la vigi­lancia policial), por mencionar tres ejemplos. La segunda m anera se presenta cuando los movimientos sociales exigen que el capital aporte m ás a la preservación y a la restauración de estas condicio­nes de vida, cuando demandan mejor atención de salud, protestan contra el deterioro de los suelos, y defienden los vecindarios urba­nos de formas que increm entan los costos del capital o reducen su flexibilidad, para perm anecer dentro de los mismos tres ejemplos. (O’Connor, 1998)

Cae de suyo que el capitalismo, "si bien reciclable” por ahora, es insostenible por la mera acumulación de costos (ambientales, sociales) no incluidos y cuando estas demandas sociales (¡qué tal si sumáramos a ello el reclamo de las miles de especies que estamos aniquilando!) se hacen eco en los territorios del campo social, se generan crisis, también cada día crecientes y a su vez más dramáticas.

Pero si el capitalismo no es sostenible, el modelo capitalista del partido chino actual lo es menos aún, al considerar prácticamente inexistente el costo social particularmente que el proceso invo­lucra. Las mejoras en eficiencia tecnológica aplicada en muchos casos vinculados a la producción de bienes en el país, no permiten soslayar los enormes costos sociales que el proceso implica, aun­que sean millones los campesinos que prefieren desplazarse a las ciudades, vivir en tugurios y trabajar sin parar.

Quizás el mundo, más preocupado por su gobernanza glo­bal que por el bienestar individual, tenga que reflotar o siquiera permitir experiencias exitosas de menor cuantía y territorialidad, promoviendo una expansión de estas en su diversidad, evitando la homogeneización que ha representado esta globalización de los recursos no así de los beneficios distributivos hacia las sociedades que pueden seguir siendo desfavorecidas.