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WATACHI WA TEKI NI RAÚL RECIO

Watachi Wa Teki Ni

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Catálogo de la exposición de gráfica de Raúl Recio en el Centro Cultural de España en Santo Domingo.

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WATACHIWA TEKI NIRAÚL RECIO

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WATACHIWA TE KI NIRAÚL RECIO

JULIO AGOSTO 2012

W W W. C C E S D . O R G . D O

C E N T R O C U LT U R A L D E E S PA Ñ A E N S A N T O D O M I N G O

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Entonces, te gusto totalmente.Sí, me gustas totalmente.

J. L. Godard. Le Mepris

La santería afrocubana, como se llama al sistema religioso proveniente de tierra Yoruba, que a fines del siglo XIX

halló su nuevo testamento en Cuba, cuenta con varios Oráculos a los que tanto el curioso como el neófito acu-

den para saber qué les depara el destino, cómo mejorar su presente y apaciguar las fuerzas que puedan haberse

desatado en su contra. Durante la consulta el signo que marque el “Diloggún” (caracol) o el “Opelé”, extraído

del número de caras arriba y caras abajo (como en el I-Ching) que caigan sobre la estera, viene acompañado de

una serie de afirmaciones sobre el cliente (“dice Ifa que al que le salga este signo no le gusta que lo contradigan

en nada, que hay una rata en su casa, que no la mate, que esa rata es su suerte, que no se ponga la ropa igual a

nadie, que la muerte anda buscando a un amigo suyo y si se visten igual se lo lleva a usted”), historias (Patakíes)

que han de ser interpretadas por el sacerdote y maniobras mágicas o como también se les llama “obras” que

implementadas a tiempo salvaran al creyente de todas las acechanzas, enfermedades y hasta la muerte que se le

vaticinan. A esta “obra” se le denomina “Ebbo”. El Ebbo limpia al creyente a partir de una combinación precisa

EL EBBO AUTODIDACTA

DE RAÚL RECIO

>

TEXTOSDE

RITA INDIANAHERNÁNDEZ

WATACHIWA TEKI NIRAÚL RECIO

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de objetos (frutas, plumas, ropa, juguetes etc) que pueden terminar como ofrenda al pie de una deidad o tras

pasar por el cuerpo del creyente para recoger lo negativo, abandonados en algún monte, el mar o un cruce de

caminos. Este rompecabezas profiláctico tiene su réplica en casi todas las disciplinas ocultas, incluyendo como es

obvio, al arte contemporáneo. En Watachi Wa Teki Ni Raúl Recio nos presenta un catálogo de instalaciones en dos

dimensiones, cada una le hace un ebbo gigante a la atrabancada seudo-modernidad dominicana. El mobiliario

del Palacio Nacional sostiene dildos y micrófonos, Barones Samedis, colas de pescado y toallitas de manos. El ojo

se abre paso por una escalinata de Las Cañitas cubierta de mutiladas obras anteriores de Recio, archivos en dete-

rioro, la hija de Mohamed Alí y tecnología análoga de distintas épocas. Esta desaforada acumulación de objetos

tiene su reflejo en una de las prácticas más arraigadas del subdesarrollo, la corrupción, en la que el servidor pu-

blico se entrega al contrabando de favores en muchas ocasiones a cambio de objetos (carros, casas, órdenes de

compra, obras de arte, fincas, botes) que supuestamente pasan más inadvertidos que el metálico. La corrupción

y su madre el oportunismo son sistemas que dependen del azar (la oportunidad), por lo que el resultado de esta

acumulación tiende a ser caótico y grotesco. Pero estos conglomerados de Raúl Recio también pueden leerse

como el alter ego de la corrupción, el burocrático y obsesivo compulsivo “inventario”, este último el motor detrás

de la caterva de novelas de la tiranía en la que se siguen enumerando las hazañas de Trujillo, como enumera las

suyas, en el merengue del mismo nombre, el Jardinero de Wilfrido. Este afán de documentar y presentar en un

orden abyecto los objetos cotidianos junto a los que el tiempo ha convertido en reliquias, resulta especialmente

elocuente en un país adonde los documentos importantes de nuestra historia hasta hace poco reposaban en la

decrepitud más escalofriante o en colecciones privadas. A falta de una verdadera reforma al sistema educativo, a

falta de una visión crítica y humana de los individuos que conforman nuestro país nos hemos conformado con ser

el perdedor de un concurso de El Gordo de la Semana, para quien los tres padres de la patria son Juan, Pablo y

Duarte, y para quienes ser un chiste (un chiste famoso) es suficiente. En este acrítico panorama, la escoba de

Raúl va creando montoncitos en las esquinas extraídos del subconsciente nacional, sombras de la pasión por

otra eras que todavía no nos atrevemos a confesar, objetos de un deseo infantil y provinciano y piezas frag-

mentadas de otras estrellas del arte contemporáneo internacional. Esta colección de desórdenes públicos y

privados, archivo errático de referencias en el que conviven las piernas mutiladas de Gober y la estatuilla del

Casandra, apunta a la esquizofrenia autodidacta de un país que arrastra, a la espera de terapia, su traumático

paso por el siglo XX. ¿Qué logra el Ebbo de Raúl? Cuestionar la composición molecular de la cultura nacional,

poblar de nuevos fantasmas nuestro furor nacionalista, pero ante todo articular el paisaje mental de una oligar-

quía partidista que se expresa con la misma estridencia del rezo conminatorio de un merengue urbano: “culo

teta piscina y jeepeta”.

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Diciembre 2012

Centro Cultural de España en Santo Domingo

República Dominicana

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Edición:

Centro Cultural de España en Santo Domingo.

República Dominicana.

Diseño Gráfico: Olga Valdez

ISBN: 978-9945-8839-3-0

www.ccesd.org