“La cultura oficial sale a tu encuentro, pero al underground tienes que ir tú”. Frank Zappa.

SEBASTIÁN MARÍN LÓPEZ

C.C. 1152199892

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

FACULTAD DE COMUNICACIONES

COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL Y MULTIMEDIAL

MEDELLÍN

2012/1

Logline.

Música, resistencia y underground colmados de ska.

Storyline.

Un grupo de músicos de Medellín hace parte de la escena independiente local. Por medio de la autogestión el grupo se abre a explorar más a fondo sus sonidos, criticar el estado social en el cual vivimos e invitar a los espectadores a llenar la pista de baile.

Título: Subterránea

Duración: 15´

Formato: Mini DV

Género: Documental

Realizador: Sebastián Marín López

Tema.

Liberación económica en el arte a través de la autogestión.

Subtemas.

Arte independiente, libre, autogestionado. Proyección social del arte en el ámbito local. Arte para la exploración introspectiva y social del individuo.

Punto de vista.

El arte, una expresión de individualidad y liberación humana, ha sido utilizada como un vehículo hueco de contenido por parte de grupos con fines lucrativos para llevar a nosotros productos, ideas y demás actos que se nos quieren vender como buenos o necesarios. Pero aún hoy, en un mundo aplastado por el enorme peso de la globalización capitalista, hay artistas que creen poder sobrevivir en el medio sin necesidad de vender su arte a empresarios, poniendo su fe en la gente que todavía cree en el arte no como un medio de transporte publicitario para llegar a masas de personas, si no como un medio

de individualización, proyección, reflexión y liberación del frío momento en el que vivimos.

Niquitown una banda nativa de la ciudad de Medellín, se la ha jugado en la escena independiente de la ciudad, un ámbito difícil para el crecimiento de cualquier arte que le de la espalda a la mano empresarial, ellos no solo han intentando llegar a la gente como un medio para sobrevivir, sino también como un medio para llevar un mensaje que parte desde la profundidad y el análisis de las tenebrosas e indiferentes calles de nuestra ciudad, Medellín. Una ciudad que por años ha creído que la única forma de mantenerse estable, estable en nuestra sociedad es darse lujos excesivos, es ser médico, ingeniero, abogado, un oficio que deje mucho dinero desde su molaridad, negando las artes como un campo propicio para el desarrollo de nuestras juventudes. La cultura del pensar, pasa siempre a un segundo plano cuando del dinero se trata, acá manda ese dios, su dios de papel. Tal parece que son enemigos recurrentes el pensamiento crítico y el culto al dinero.

Don Vito, como se le conoce, es el vocalista de la banda Niquitown, en una entrevista concedida a Hagalau en abril de este mismo año, deja claro por qué su música es rebelde y libre de inhibiciones. “Militar en la escena subterránea necesariamente siembra en nuestras cabezas semillas disidentes, semillas rebeldes, semillas insumisas, y esas semillas dan frutos en nuestras canciones, en nuestras letras, en nuestros textos. Son textos que son conscientes de que estamos en la ciudad más conservadora, en el departamento más conservador, de la esquina más mojigata de América Latina. Así que tenemos que escandalizar algunas mentes bien pensantes, y esa es nuestra misión, y por eso escribimos y para eso escribimos porque queremos que por ahí estén circulando los textos que hacen falta en nuestro país”.

El punto clave es querer llegar a las mentes de los espectadores, tocar su individualidad, su corazón, su mente, como una forma de introspección en nuestra proyección social, diciéndole rotundamente no a la histeria colectiva del mercado global, desde nuestro pequeño y propio foco de resistencia, que tal vez no importe en nada a los grandes empresarios, pero es una forma de manifestarse ante lo que atenta contra nuestra libertad individual.

Quién mejor para sustentar el propio arte autogestionado, que uno de los actores de esta escena desde su banda. Don Vito habla del proceso y dificultades que ha tenido la banda en el proceso de autogestión su álbum, en la entrevista concedida a Hagalau, y dice: “El disco debut de Niquitown ha sido un disco guerriado, un disco cocinado en fuego lento, como son los discos de la escena subterránea local. Ha sido un disco que empezamos a soñar en los 90´s, en nuestra primera etapa, que se vio frustrado y aplazado en el 99 cuando nos separamos porque muchos músicos se fueron a vivir a otros lados. Emprendimos otros proyectos, hicimos otros discos, montamos otras bandas,

pero el proyecto seguía ahí. Nos volvimos a juntar en el 2007, con la idea de que teníamos una cuenta pendiente con nosotros mismos, no había esa idea de que la escena nos esperaba, ni nada, sino que éramos nosotros. Había cosas que habían quedado pendientes. Sobre todo el cassette que grabamos en el 99, no pudo tener todas las canciones, había un montón de canciones de esa época que nunca pudimos como darles un nacimiento digno, y esta fue la oportunidad. Este disco grabado por nosotros mismos con las uñas, pero limpias, y hecho con calma, nos demoramos unos 3 años más o menos, a medida que íbamos consiguiendo el dinero porque sin patrocinadores, sin sellos, sin deberle favores a nadie, logramos sacar adelante nuestro proyecto, y aquí esta, está este fruto del trabajo independiente y de la música subterránea a la que le vendimos el alma”.

Más adelante, Don Vito, dice: “Nuestro disco físico, ya está en la calle, ya está por ahí contaminando mentes inocentes[...] Lo más importante es que el disco está en descarga directa, disponible en internet[…] Nos interesa que nuestro arte este a disposición de quién quiera tenerlo, y además de eso a quién le interese proponernos alguna distribución física del disco, estamos más que dispuestos a escuchar propuestas y empezar a tejar complicidades con otros actores ahí, de las redes de la escena subterránea, no tenemos contratos con alguna disquera oficial, no tenemos contratos con almacenes de cadena, así que ellos nunca van a hacer un descuento y una promoción para vender nuestro disco. Pero de todas maneras por ahí está como el underground, como decía Frank Zappa: ‘el pop te persigue, pero si quieres el underground tienes que ir a buscarlo’”. Como podemos ver en las palabras de uno de los miembros de la banda no se aspira a hacer cantidades de dinero con su música. El álbum cuenta con 15 canciones, 8 pistas de audio extras, el arte gráfico y las letras del álbum por un precio módico, se puede incluso encontrar gratis en internet, distribuido por la misma banda, como dice Don Vito, citando nuevamente la entrevista anterior, “Nos interesa que nuestro arte este a disposición de quién quiera tenerlo”. Es más una cuestión de pasión por lo que hacen. Para hacer música no se necesita oleadas de dinero, se necesita pasión y motivación.

Por último, Don Vito en una entrevista a Onda Local en noviembre del 2001, resume con sus palabras la alternativa que he desarrollado en esta hipótesis y a la que quiero llegar finalmente al realizar este documental, diciendo: “A nosotros nos gusta un poco más de realidad, de calle. Sentimos que el aparato cultural de la globalización está imponiendo una cultura que no ofrece amor por la música y por la gente real alrededor de esa música, sino amor por la fama, el dinero y la propia imagen. Es la cultura del American Idol o del Factor X. Pero nuestra música, la música que amamos y que hemos escuchado toda la vida no nació en ese contexto”.

Sinopsis.

Niquitown, una banda de Medellín, Colombia, ha decidido jugársela en la escena independiente local, para llevar al público de la ciudad, música hecha desde el corazón y la conciencia social, desmitificando la estigmatización de nuestros barrios, su gente, y llevándonos nuevos sonidos de la escena subterránea.

En este momento se enciende una luz y vemos a un músico que comienza a tocar su trompeta. La cámara se acerca para hacer primeros planos y planos detalle vinculándose más al personaje, y retratar el oficio del músico y su instrumento desde una perspectiva más cercana.

La música de este personaje se desvanece, mientras una voz entra a escena, de repente aparece en el mismo espacio, iluminado por una luz, pero ya sin el anterior personaje, un hombre, es nuevamente Don Vito quién comenzará a hablar de que hay en el fondo y la base de la autogestión en Medellín, que motiva no sólo a estos artistas, sino a muchos otros en la ciudad a comprometerse con la escena independiente. Don Vito va a terminar de hablar, comienza a sonar una canción de Niquitown acorde a lo que estaba hablando y pasan fragmentos de escenas que ilustran lo que el personaje nos argumenta, mientras sigue sonando el fragmento necesario de la canción de la banda, se desvanece.

Aparece en el escenario otros músicos, esta vez los guitarristas, lo que tocan concuerda en lo que iba el tema anterior antes de que se desvaneciera. Se acerca la cámara para retratar a los personajes y su instrumento.

Esta vez aparecer Don Vito nuevamente, pero en el lugar dónde estuvieron los últimos 3 años grabando su álbum, el estudio de “el amarillo” en Calasanz. Esta vez profundiza en Niquitown para narrarnos lo que motivó a la banda a retomar lo que alguna vez dejaron empezado, la grabación de su álbum, y a hacerlo con las uñas, alejado de cualquier censura comercial. Argumenta sus razones políticas, sociales, culturales. Escuchamos hablar a Don Vito mientras vemos imágenes de cómo es el proceso de grabación de los instrumentos dentro del estudio.

La cámara se acerca a la batería con la intención de retratarla en el estudio, cuando se muestran otros planos vemos que nuevamente nos encontramos en aquel sitio oscuro que ilumina al personaje que se muestra, mientras se retrata en su oficio. Á la vez que se muestra al baterista alternadamente se nos va retratando al bajista.

Luego va dónde algunos actores de la escena independiente local que se han vinculado y han apoyado el proceso que tiene Niquitown en la ciudad. Esta vez los invitados de Don Vito nos cuentan cuál es la importancia de que los

músicos generen ciertos vínculos con otros actores de la escena independiente, no sólo músicos, sino también productores musicales, productores audiovisuales, escritores, poetas, espectadores, entre otros. Se muestran imágenes de archivo de la evolución de la escena independiente, mientras hablan.

Aparecen está vez el tecladista y el percusionista menor, se retratan con la misma intención que los otros.

Aparecen imágenes de las calles de los barrios marginados de la ciudad, mientras suena la música de Niquitown, en una de las imágenes aparece Don Vito aparece nuevamente en un lugar oscuro. Esta vez hablará desde algo más personal que le deja a lo largo estar involucrado en esta alternativa independiente, por qué estarlo y para él que significa ese término de autogestión.

Don Vito toma otra disposición, y dice: “Hace mucho tiempo, en un barrio muy, muy lejano, antes de que el reggae y el ska fueran adoptados como música de cocteles, reinados, entregas de premios de revistas de farándulas y demás fiestas del establecimiento, antes de que las canciones fueran ahogadas de invocaciones vacías y a la moda jah rastafari…había una banda” (intro del albúm Niquitown- Niquitown, 2011).

Finalmente mientras se ha puesto en evidencia lo que los mueve, no solamente a ellos, sino a gran variedad de artistas en la ciudad. Se ven nuevamente los músicos sobre el escenario, esta vez todos, en este momento la cámara se concentrará en cómo se transforman sobre el escenario los músicos mientras están conectados con un público. Un público que tal vez, al igual que ellos, buscan en la escena independiente una alternativa al avasallante comercio.

Objetivo de intención.

Se pretende poner en cuestión la imagen a la que nos ha limitado el pensamiento productivista actual de que se hace obligatoria la presencia de la industria en el arte para poder salir adelante en este medio. Mostrando la autogestión como alternativa que tiene el artista para poder sacar su arte adelante, y mostrar al público, en general, de que es capaz, sin estar sometido a las obligaciones mercantiles y políticamente correctas que se le impone para llevar su trabajo a un mercado comercial más amplio.

Nota de autor.

La autogestión es una forma de autosostenimiento económico, en este caso, por el cual el artista puede seguir produciendo su arte y permitir su distribución de la forma que le apetezca, sin fronteras, límites, censura o tecnicismos impuestos por la industria, además de que en muchas ocasiones se convierte en el sustento que tiene el artista para suplir las necesidades básicas de la vida actual. El artista sin más reparo busca una conexión con su público, otros artistas, colectivos independientes y demás organizaciones sin inhibiciones comerciales, con el objetivo de lograr sostenerse en el medio con el arte que están pensando y trabajando. El mismo arte se mueve en ocasiones ni siquiera por dinero, sino por favores, intercambio de servicios o simplemente por amistad. Lo que motiva a realizar este trabajo es mostrarle al público de la ciudad que no sólo aliado con la industria se puede realizar arte, viendo la autogestión como una de esas alternativas de escape.

Quiero explorar y vislumbrar más detalladamente el proceso que se forma detrás de lo que para muchos es rebeldía sin causa. Ver que anclado al término autogestión hay toda una red de personas dispuestas a sacar adelante esta escena forjando una fraternidad entre ellos mismos, y lo más importante, que detrás de lo que se puede ver superficialmente como contraculturas, hay todas unas razones políticas, sociales y culturales bien consolidadas, por las cuales los artistas entren a este mundo, lo defienden y quieren lograr sacar adelante su trabajo, así les sea más difícil. Mostrar a la vez esa alternativa diferente que puede llegar a ser la autogestión, pero que detrás de todo eso no hay un vacio, sino algo bien pensado, una muestra de insumisión fuertemente arraigada contra el sistema establecido. Dibujar para las demás personas como se ve la autogestión desde alguien que la ha vivido desde hace ya mucho tiempo.

El acercamiento que tengo con algunos músicos y personas de la escena independiente me ha permitido conseguir los contactos que necesito para la realización del documental. La banda que accedió a colaborarme no pretende ningún acierto comercial, ni una búsqueda de ganancia monetaria con el documental. Se mostraron de acuerdo y contentos con la idea que les planteé, por el momento esperan que se tenga más clara la fecha de rodaje para separar el tiempo necesario. La ventaja que veo con la temática, es que puedo usar a cualquier artista que este metido de lleno con la escena independiente, ya sea banda de música, pintor, escultor, colectivo de teatro, etc. para contar lo que quiero.

El documental pretende ser narrado desde Niquitown. Ésta banda tiene un buen recorrido en la ciudad, la banda se formo en 1996, ceso sus actividades por un tiempo en 1999, en el 2007 volvió a reunirse y ahora está volviendo a recobrar la fuerza que tenía en un principio como banda en la ciudad. Los elegí

principalmente porque han abanderado desde su comienzo la autogestión como parte de sus acciones y de su música. Su credibilidad nace principalmente de ser una banda que ya tiene reconocimiento en la ciudad, y los que hemos estado más adentrados en su mundo la hemos visto crecer desde la autogestión. Mi acercamiento a la banda se dio por el medio Medellín Ska, el cual se ha encargado de cubrir y apoyar varios eventos y bandas del género ska en la ciudad. Las personas de este medio son cercanas a mí.

El arte, en especial la música, ha sido una de mis más tempranas aficiones, cansado de escuchar y ver los mismos grupos movidos por las grandes industrias que respondían a la fascinación pop adolescente del momento, me aleje de ella, cansado de la saturación de los medios masivos. Aunque sin saber aún que era todo esto.

Afortunadamente encontré en la escena local de Medellín un respiro al avasallante fenómeno publicitario que había logrado sacarme de quicio sin saber el por qué. Un día, hace 6 años, decidí asistir al concierto de varias bandas de la ciudad, entre ellas recuerdo a I.R.A. y fértil miseria, las bandas de este concierto o como se le dice en la ciudad “toque”, lograron cautivarme de inmediato, y desde ese momento sentí una inmensa conexión con la energía que se vivía entre el espectador y el músico, y una inmensa curiosidad de saber por qué en aquél tiempo bandas que lograban hacer estallar de emoción a un público tan nutrido no eran más conocidas por la gente en general, incluso desconocidas por la mismas personas de la ciudad. Ese fue mi primer acercamiento con la escena underground local de la ciudad.

Con el paso de los años me fui acercando más a los músicos y al público que hacían parte de esta escena, conocí nuevas personas, pase momentos agradables y pase la mayor parte de mi corta vida en medio de los sueños de una juventud desconcertada. Ya no era un concierto de vez en cuando sino hasta dos por semana, y con ese paso de tiempo y acercamiento fui descubriendo, tal vez, la razón por la cual muchos de los músicos se quedan simplemente tocando para la gente que de verdad siente su música y quiere escuchar su mensaje. No querían vender su dignidad a una empresa para producir fama y fortuna, su música significaba algo más para ellos que sólo viabilidad económica.

Ellos nunca han intentado estar de lado de la industria, no son músicos fracasados en ese mundo del comercio. Por el contrario, es algo que para ellos no se traducía en un lujo que unos pocos se podían dar, sino en la falta de integridad de algunos tantos como artistas y creadores de un mensaje. Entonces ¿Cómo se sostenían economicante? Fue una de las preguntas más grandes que tal vez me planteé, y como respuesta a ella surgió la autogestión, un término desconocido para mí en ese momento.

Este documental encuentra sus antecedentes en material audiovisual como “Buenavista Social Club” de Wim Wenders, “Frankie Ha Muerto” de Carlos Patiño y Jorge Valencia, y “todas las noches terminan en el malecón” de Cecília Araújo. Material que narra el trasegar de las bandas sobre las cuales se hace junto con el uso de un recurso bastante musical y rítmico, además de usar la entrevista más ocasionalmente para contextualizar y profundizar.

La modalidad documental, según las clasificaciones propuestas por Nichols (1997, 66) en su libro la representación de la realidad, es la modalidad interactiva o participativa. En el documental se involucra el realizador para que haya cierta respuesta por parte de los actores sociales. Los argumentos de los personajes ofrecen las bases de lo que es el documental, mientras argumentan, la cámara nos invita a explorar otros aspectos del personaje y el contexto.

El entrevistado asume una posición que nace de la interacción entre el sujeto y el realizador que adquiere una carga política según los caminos que va tomando. En este caso el realizador no se hace presente de manera explícita en el documental, pero de todas formas entra en la vida de otro para reflejarla usando el documental. El documental da una representación del mundo histórico a través del testimonio de alguien que hace parte de ese mundo, en este caso nos habla alguien que ha sido parte de la alternativa autogestionada en la ciudad de Medellín.

A pesar de ser un documental participativo en el que el realizador interviene frecuentemente en lo que pasa, la realidad de lo que se quiere documentar no se ve alterada. Lo que hace el realizador es plasmar su posición frente al mundo que está mostrando. Según Nichols, el estatus de documental se alcanza desde la retórica y la estrategia del mismo, es decir, lo que realmente le da credibilidad es como se trata el asunto discursivo (Nichols, 1997, 13). La técnica o estrategia adecuada para persuadir. “Un buen documental estimula el diálogo acerca de su tema, no de sí mismo” (Nichols, 1997, 13).

Definiendo el documental dentro de la modalidad participativa nos permite hallar el grado de voz en la que el documental se dirigirá al público. La voz, según Plantinga, plantea que es el grado de autoridad que tiene el documental ante el público, autoridad que puede ser fuerte o débil. Para ello plantea tres posibles grados, ya que dividirlo en funciones sería extenso, entre los grados se encuentran: la voz formal, la voz abierta, la voz poética. El interés retórico al que responde este documental es al de la voz abierta, se va a poner en evidencia una idea, la autogestión, y va a ser argumentada desde la posición de un grupo que la ha asumido desde ya hace varios años. “la voz abierta muestra, provoca, explora o implica proposiciones, pero de una manera menos explícita” (Plantinga, 1997, 115). La autogestión representa una verdad, de tantas que existen en el mundo, queda a disposición del público, el “otro”, que visión asumir frente a esta verdad. “Los personajes entonces no se dirigen a un

objetivo claro, se mueven en una realidad subjetiva que no está bajo su control, que depende de las limitaciones del conocimiento del personaje” (Cock, 2006, 23).

Propuesta audiovisual:

Usaré una cámara Panasonic DVX100B e iluminación artificial en los escenarios bajo techo con la intención de darle el aspecto a la escena de que se encuentran sobre el escenario de un concierto. Don Vito dice que cuando se encuentra sobre escena, sobre todo en un escenario no muy grande, sin tanta parafernalia en dónde el artista parece en una atmosfera y los espectadores en otra, se conecta con su público, lo puede mirar a los ojos y transmitirle lo que dice a gente de carne y hueso.

Las escenas llevadas a cabo en exteriores pretendo que sean de colores cálidos, para representar a la rebeldía que frente a la adversidad siempre va vestida de carnaval, en este caso con su música.

El ritmo, al igual que el montaje, pretende ser marcado por la música y las imágenes con las que se juegue al momento de realizarlo. Aunque está vez acompañado por un discurso mucho más amplio de lo que a profundidad la autogestión ha sido para una banda que ha estado inmersa en este proceso. “Mi música es como una película para su oído” Frank Zappa. El uso de planos que retraten al músico y su instrumento será importante a medida que se va desarrollando el argumento llevado principalmente por Don Vito, quién es el que más fluidamente nos puede hablar del tema y cautivar con su mensaje.

La intención con retratar a los músicos en vez de ponerlos a hablar, parte principalmente de la cuestión del tiempo, además que se puede lograr capturar la esencia del músico sin necesidad de proceder a construir un discurso desde lo que dice. Fuera de esto la intención es que el personaje sea la banda completa, a pesar de que Don Vito sea quién lleve el hilo del argumento.

La parte sonora será algo fundamental en el transcurso de la historia como ya había dicho anteriormente la música marcara el ritmo de la narración, tengo a disponibilidad 15 temas de la banda, que acompañada con la argumentación de Don Vito le dará forma al argumento.

Viabilidad económica.

La música que voy a usar durante el documental es música de la banda Niquitown que ha accedido a permitirme el uso de su material para el trabajo documental. La ventaja de este álbum es que es creative commons.

Los equipos para llevar a cabo la grabación del documental son prestados por la facultad de comunicaciones a los estudiantes, básicamente una cámara Panasonic DVX100B con su respectivo trípode y un boom. Dependiendo de la posterior conformación del grupo de trabajo documental, la cámara puede ser reemplazada por una DSLR y una grabadora digital, posiblemente ZOOM, se puede conseguir prestada. Si es inevitable el uso de la cámara Panasonic DVX100B, habrá que tener en cuenta la compra de los mini DV, en el mercado se pueden conseguir por precios entre 7.000 y 9.000 pesos. Es mejor contar con lo seguro que es por el momento los equipos que presta la universidad.

El transporte es algo primordial, es una banda con un gran número de integrantes, siete en total, más los miembros del grupo de trabajo documental, para el que es necesario de tres a cuatro personas, incluyéndome. Además de los equipos de trabajo y los instrumentos de los músicos. Para esta situación tengo pensado el alquiler de una buseta que nos lleve a las localizaciones de grabación, el costo aproximado por cada día puede ser de 120.000 pesos, incluso menos, depende de la buseta, la disponibilidad y las locaciones de grabación. Si se cuenta con suerte para la fecha de rodaje, y mi abuelo cuenta con disponibilidad horaria, sólo sería necesario pagar la gasolina, y él encargaría del transporte en su buseta.

Respecto a las escenas planteadas como en el lugar, en el que entra y sale la banda continuamente, el lugar que tenía pensado es el auditorio del ITM de la Floresta, pidiendo la asesoría de un técnico del lugar para la cuestión de luces y equipos de amplificación. No sé aún a cuánto podría elevarse el costo. Si se sale de los esquemas económicos planteados desde producción, todavía cuento con la opción de un conocido que en anteriores ocasiones cuando he organizado eventos en bares ha dejado a precios favorables el alquiler de los equipos, podría resultar entre unos 250.000 pesos por 8 horas diarias. Eso sin asesoría técnica. Más tarde se podría negociar el valor del alquiler de los equipos si hacen falta más equipos, más horas o por el contrario menos. Las demás escenas pertenecen a un proceso de reconocimiento de los lugares que ellos ilustran con sus canciones. Al igual si hace falta la grabación en estudio de algún instrumento se puede realizar con el mismo contacto por un precio módico.

Adelantos Investigación.

Título.

Medellín subterránea.

Tema.

Expansión de la escena de la música autogestionada en Medellín, Colombia.

Presentación del problema.

La ciudad de Medellín, Colombia, una ciudad construida bajo la fuerza del dinero, un lugar en dónde si no eres médico, ingeniero o abogado, eres pobre o desempleado. Medellín es una ciudad que a pesar de tener un gran recorrido cultural y artístico desde hace muchos años, apenas se está abriendo a las nuevas formas de expresión artística libre.

En los 80´s se podía ver como una banda de música con gran dificultad, en los barrios más periféricos, intentaba salir adelante en la escena local, grababan sus discos con cassette y el rec de una grabadora corriente, hacían conciertos en las terrazas de las casas o en el garaje de algún amigo, parte de esta realidad se ve reflejada en películas como Rodrigo D. No futuro, en la que los jóvenes al no encontrar apoyo de ningún tipo en algún lugar, se dedicaban al crimen o simplemente le ponían fin a su vida.

Sobre esta situación de desamparo de los jóvenes Rossana Reguillo (2001, 8) dice: “pensar a los jóvenes de manera relacional y como actores situados en un contexto complejo de instituciones, de relaciones, de quiebres y de poderes en continua disputa implica evitar la subvaloración de sus expresiones y producciones, y para ello hay que evitar pensar a los jóvenes como sujetos que flotan desanclados del mundo social y situados en la margen”. El no encontrar apoyo no se convirtió en un problema para todos ellos y algunos decidieron sacar su arte adelante desde la autogestión e incluso, en la actualidad, ya más viejos y experimentados, los podemos seguir viendo tocar para nosotros desde su independiente y rebelde escena.

En la actualidad podemos encontrar algo más de apoyo, aunque para algunos aún no es suficiente. El crecimiento de bandas que ha tenido la ciudad desde la década de los 60 ha sido enorme, por razones como que hoy en día es más fácil acceder a la compra de un instrumento nuevo o usado, encontrar un lugar medianamente barato para ensayar, acceder al material y conocimiento

musical, además la gente está más dispuesta a la tolerancia, en esta ciudad tradicionalmente conservadora, que hace 50 años.

A pesar de que la alcaldía de Medellín promueve los movimientos independientes desde el festival internacional Altavoz, muchos se quedan por fuera de esta oportunidad, que en muchas ocasiones es señalada por los mismos músicos de ser cuestión de “rosca” y burocracia. La idea que aún mueve a muchos personajes de la escena independiente, y que claramente a cambiado la concepción industrial que se tenía del arte para salir adelante, y que a su vez a contribuido a la proliferación de bandas de la que hablaba con anterioridad, es la autogestión. Con la intención de acrecentar la asistencia del público y en mostrar las bandas de la misma, algunos personajes han decidido formar sus propios festivales, como Del Putas Fest y el Rock Comuna 6.

El problema al cual se enfrentan las bandas de la escena independiente es una lucha contra el mercado comercial, que cada día intenta absorber la contracultura a propósito con el objetivo de explotarla y venderla como un servicio cualquiera ante la masa carente de sentido, que espera encontrar en sus productos (vestimenta, álbumes, peinados) un proceso de identidad supuestamente diferente al de los demás, ejecutando cualquier construcción de pensamiento crítico a la que se intenta llegar. El autogestionar su música se presenta como una alternativa para escapar del vehículo publicitario, y decir a su antojo lo que quieren expresar.

Formulación del problema.

¿Es necesaria una intervención industrial en el arte para qué el artista pueda sobrevivir en el medio?

Marco teórico.

La autogestión nace del ideario anarquista planteado por Mijaíl Bakunin. Toma mayor fuerza en 1950 cuando se implementa en el socialismo autogestionario de Yugoslavia, como forma de organización política y social. Pero no es hasta mayo del 68 en que la palabra autogestión toma una verdadera fuerza en el vocabulario de los sectores revolucionarios de la sociedad, momento en el que hace una crítica radical a la industria y se posiciona como fin último de la revolución. La autogestión ha sido uno de los puntos donde confluyen la mayor parte de los movimientos de izquierda y libertarios que buscan un cambio radical en lo económico, social y político.

“el capitalismo engendra una dialéctica del deseo socialmente construida –una economía libidinal de tipos o clases– en la que se moviliza la fantasía para

buscar un sustituto de la “ausencia”, es decir, para descubrir un objeto material que sustituya el objeto mítico que nos falta “en realidad” y que sentimos que necesitamos para completar nuestra subjetividad” (McLaren, 1997, 93).Precisamente la mayor causa de que los artistas recurran a autogestionar su arte es la falta de apoyo que se encuentra en el medio sin que su arte deba ser vendido y saboteado para su comercio en masa por la industria, esa fantasia de crear vacios para luego llenarlos por productos carentes de significado. El artista se niega rotundamente a convertir su arte en un vehículo vacio de publicidad a cambio de dinero, prefiere llegar a al corazón de su público, que el público le llegue un mensaje crítico y satisfactorio, y a su vez el público satisfecho decida apoyar al artista para que pueda seguir llevando su arte a cada vez más personas y a su vez pueda llevar un nivel de vida estable. Angela Garcés y Juan David Medina en su texto Músicas de Resistencia: Hip Hop en Medellín, nos exponen un punto claro del objetivo de la industria al querer a hacer parte de los movimientos culturales de los jóvenes “En ese sentido, los estilos juveniles difundidos en las industrias culturales ponen a circular una noción de joven que crea la apariencia de inclusión social, pues a través de esos estilos de vida que gozan de una supuesta libertad identitaria, se basa en la democratización de la economía, regidos por la lógica de la moda todos caben o mejor aún, supuestamente todos están incluidos; gran falacia de las industrias culturales que deja al margen una amplia población juvenil que no accede al consumo”.

Don Vito, vocalista de la banda Niquitown, miembro activo de la escena independiente local da su testimonio en una entrevista dada a Hagalau de lo difícil que puede ser la situación para una banda el proceso de autogestión, pero a la vez lo satisfactorio de no tener ningún compromiso con algún ente comercial “El disco debut de Niquitown ha sido un disco guerriado, un disco cocinado en fuego lento, como son los discos de la escena subterránea local. Ha sido un disco que empezamos a soñar en los 90´s, en nuestra primera etapa, que se vio frustrado y aplazado en el 99 cuando nos separamos porque muchos músicos se fueron a vivir a otros lados. Emprendimos otros proyectos, hicimos otros discos, montamos otras bandas, pero el proyecto seguía ahí. Nos volvimos a juntar en el 2007, con la idea de que teníamos una cuenta pendiente con nosotros mismos, no había esa idea de que la escena nos esperaba, ni nada, sino que éramos nosotros. Había cosas que habían quedado pendientes. Sobre todo el cassette que grabamos en el 99, no pudo tener todas las canciones, había un montón de canciones de esa época que nunca pudimos como darles un nacimiento digno, y esta fue la oportunidad. Este disco grabado por nosotros mismos con las uñas, pero limpias, y hecho con calma, nos demoramos unos 3 años más o menos, a medida que íbamos consiguiendo el dinero porque sin patrocinadores, sin sellos, sin deberle favores a nadie, logramos sacar adelante nuestro proyecto, y aquí esta, está

este fruto del trabajo independiente y de la música subterránea a la que le vendimos el alma”.

Otro de los personajes activos de la escena autogestionada de Medellín, Jaime López, mejor conocido como Jimmy Jazz, exintegrante del grupo GP, y ahora miembro del grupo Punkies y Cerebro, cuenta en su propia página de internet lo que para ellos significaba tocar música sin compromiso alguno. Música que da un testimonio de rebeldía y pasión por lo que se hace. “En realidad jamás se pensó llegar a la gente; en realidad eran sólo canciones nacidas de una rebeldía innata en los jóvenes y que hacíamos solo por divertirnos y darnos gusto a nosotros mismos. El dolor de esa época nos asaltaba en cualquier parte y no éramos capaces de callarnos y lo decíamos en nuestras canciones, veíamos como estudiar 11 años y salir para que te dieran un título de barrendero profesional; si, en esa época expresábamos nuestros sentimientos y éramos cotejados por nuestros amigos para seguir haciéndolo. Como nunca pensamos en grabar, ni siquiera en tocar para otros, el tiempo no nos importaba y así pasaron tres años ejecutando canciones en batería limpia y haciendo parches al son de los "kennedys" y "la polla" que fueron nuestras principales influencias, sin olvidar lo que de buen agrado tomamos de "The exploited" y otras bandas”. Para complementar este testimonio, Martha Marín (2002, 17) nos dice en su libro Secretos de Mutantes: música y creación de movientos juveniles “La anarquía, las rayas en la ciudad, los ritmos tribales, la búsqueda de alternativas y los compromisos itinerantes, deben ser leídas como formas de actuación política no institucionalizada y no como las prácticas más o menos inofensivas de un montón de locos inimputables".

Como ellos, los miembros de bandas como Los Suziox, Desxkoncierto, Masacre, Danger, Pestes/Mutantex, Kukos Band, La Furruska, Grito, y cientos de bandas que habitan hoy en la ciudad con las ganas de sacar su arte adelante, pueden dar testimonio práctico de lo que es mantener vivo el arte a través de la autogestión. Realmente no hay datos precisados por ningún medio de la ciudad que precise con cuantas bandas de este corte cuenta la ciudad, sólo queda a los espectadores que hacen parte del crecimiento de esta escena conocer y dar a conocer las bandas que se mueven por medio de este inhóspito escenario subterráneo.

Objetivo general:

Mostrar la escena artística de Medellín desde una perspectiva independiente, libre y autogestionada, alejada de todos los compromisos comerciales al que la somete la gran industria.

Objetivos específicos:

Encontrar en el arte no sólo una fuente de estabilidad económica, sino una fuente de riqueza cultural y pensamiento crítico.

Buscar en el arte un punto de introspección humana y de proyección social del mismo individuo hacia la sociedad.

Identificar los puntos críticos de segregación entre la industria del arte y el arte independiente.

Perfil personajes:

Niquitown, banda de ska/fusión de la ciudad de Medellín, Colombia. El nombre de la banda hace un juego de palabras con el inglés que hace alusión al barrio Niquitao. Fundada en 1996, la banda se origina de la integración de varios músicos de bandas locales en Medellín de la decáda de los 90, entre estas bandas podemos encontrar a Don Vito y los Corleone, Suburbia y Humano X. En 1999 la banda comienza a grabar su demo en casete titulado “Niquitown”, pero a causa de la separación de ésta en el mismo año, nunca se terminó. En el 2007, la banda se vuelve a reunir, con algunos nuevos músicos, y comienzan a grabar nuevamente el álbum que dejaron empezado en el 99. Por su posición frente a la autogestión, la banda demora 3 años en grabar por completo su álbum de 15 canciones.

Niquitown está conformada en la actualidad por Don Vito, vocalista principal; Nelson Parra, percusionista y vocalista; Julián Restrepo, Bajista; Augusto Maestre, guitarrista; Rodrigo Palacio, corista y guitarrista; Juan Herrera, Teclado; Andrés Tobón, Baterista.

Cronograma:

Fecha Actividad14 de mayo/ 2012 Selección de temas.23 de mayo/ 2012 Entrega proyecto escrito.29 de mayo/ 2012 Presentación pitching.11 de julio/ 2012 Rodaje documental.1 de agosto/ 2012 Entrega primer corte.16 de agosto/ 2012

Entrega segundo corte.

24 de agosto/ 2012

Entrega tercer corte.