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24 B BAUTISMO Comentando el cap. 3 de San Juan ("renacer del agua y del Espíritu"), M. Inés resume los contenidos del bautismo: Es "el primero de los sacramentos, por el que somos hijos de Dios, por el que entramos al gremio de la santa Iglesia, por el que somos participantes de todos los bienes de Dios, coherederos con Jesucristo y hermanos suyos" (Dirección, 5 marzo 1949, p.153). La vida nueva, conferida por el bautismo, es entusiasmante: "Tu imagen divina que has grabado en ella, y la has hecho el tabernáculo de esa Santísima y Augustísima Trinidad, en el día feliz de mi bautismo, en que vine a ser hija tuya; y de ahí, la gracia santificante, el privilegio de usar de tus sacramentos, de comerte, por la Eucaristía, ¡Dios inmortal! y guardarte, por la gracia, en lo íntimo de mi corazón" (Estudios, Viva Cristo Rey, p.71, fol.510). "En el Sto. bautismo recibimos la filiación divina, la facultad de recibir todas las gracias que le siguen, haciéndonos coherederos con Ntro. hermano Jesucristo; por él abrimos nuestra alma de par en par a la Sma. Trinidad, quién, en el instante mismo descendió del cielo a tomar posesión de ella, haciéndola su habitación, su templo, su tabernáculo" (Estudios, Misericordias Domini, p.64, fol.503). Ella misma lo explica con lenguaje catequético asequible: "El dia que recibiste el santo Bautismo, toda la Santísima Trinidad vino a habitar en tu alma, ha hecho en ella su morada, aún vive en ella, puesto que solo el pecado mortal arroja del alma a Dios" (Consejos, a su sobrino Luís Emilio en su primera comunión, Doc.00479, p.1330). "Tu alma al salir del bautismo les apareció tan completamente bella, tan maravillosamente pura bajo los esplendores de la gracia, tan grande con su inmortal título de dichosa hija de los cielos, que admirados por el brillo de tanta belleza, los ángeles no podían menos que preguntarse: ¿Qué será esta alma? Qué será ella par el Señor que la ha creado, para el Dios que la ha amado tanto y colmado tan magníficamente?" (Consejos, Doc.00481, sobre Santa Clara, p.1345).

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B

BAUTISMO

Comentando el cap. 3 de San Juan ("renacer del agua y del Espíritu"), M. Inés resume los contenidos del bautismo: Es "el primero de los sacramentos, por el que somos hijos de Dios, por el que entramos al gremio de la santa Iglesia, por el que somos participantes de todos los bienes de Dios, coherederos con Jesucristo y hermanos suyos" (Dirección, 5 marzo 1949, p.153).

La vida nueva, conferida por el bautismo, es entusiasmante: "Tu imagen divina que has grabado en ella, y la has hecho el tabernáculo de esa Santísima y Augustísima Trinidad, en el día feliz de mi bautismo, en que vine a ser hija tuya; y de ahí, la gracia santificante, el privilegio de usar de tus sacramentos, de comerte, por la Eucaristía, ¡Dios inmortal! y guardarte, por la gracia, en lo íntimo de mi corazón" (Estudios, Viva Cristo Rey, p.71, fol.510). "En el Sto. bautismo recibimos la filiación divina, la facultad de recibir todas las gracias que le siguen, haciéndonos coherederos con Ntro. hermano Jesucristo; por él abrimos nuestra alma de par en par a la Sma. Trinidad, quién, en el instante mismo descendió del cielo a tomar posesión de ella, haciéndola su habitación, su templo, su tabernáculo" (Estudios, Misericordias Domini, p.64, fol.503).

Ella misma lo explica con lenguaje catequético asequible: "El dia que recibiste el santo Bautismo, toda la Santísima Trinidad vino a habitar en tu alma, ha hecho en ella su morada, aún vive en ella, puesto que solo el pecado mortal arroja del alma a Dios" (Consejos, a su sobrino Luís Emilio en su primera comunión, Doc.00479, p.1330). "Tu alma al salir del bautismo les apareció tan completamente bella, tan maravillosamente pura bajo los esplendores de la gracia, tan grande con su inmortal título de dichosa hija de los cielos, que admirados por el brillo de tanta belleza, los ángeles no podían menos que preguntarse: ¿Qué será esta alma? Qué será ella par el Señor que la ha creado, para el Dios que la ha amado tanto y colmado tan magníficamente?" (Consejos, Doc.00481, sobre Santa Clara, p.1345).

La vida consagrada quiere llevar a pleno cumplimiento todas las exigencias del bautismo: "Sí, es un bautismo y es un martirio. Un bautismo, porque al emitir el alma religiosa sus votos, entregando a su dueño y Señor a quién se consagra por entero, en calidad de víctima, su alma, su corazón, su cuerpo, con todas sus potencias y sentidos, le ofrece un DON completo, absoluto de todo su ser" (Estudios, Excelencia de la vida religiosa, p.184, fol.618).

El celo misionero se concreta que querer que todos sean bautizados para poder recibir los dones de Jesús: "Tú mismo inspiras a mi alma estos deseos... Que gocen todos de tus sacramentos, de tu perdón inefable, de las dulzuras de tu Eucaristía. Que, por el Bautismo habite en todos ellos la Santísima Trinidad! «¡Oh pueblos todos! Glorificad con vuestras obras al Rey de los siglos»" (Estudios, Postula a me, p.2000, fol.634). "Cómo debemos agradecer la gracia inmensa del bautismo, que nos hizo hijos de Dios sin mérito de nuestra parte, sino que gratuitamente lo recibimos" (Colectivas, 7 mayo 1953, I, p.49).

Ver temas relacionados: Gracia, Trinidad.

Belén (v. NAVIDAD)

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Beneficios de Dios (v. GLORIA DE DIOS, GRATITUD)

Biblia (v. EVANGELIO y ESCRITURA)

Bienaventuranzas (v. EVANGELIO)

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C

Cantares (v. CRISTO ESPOSO, ESCRITURA)

Caridad (v. AMOR, CARIDAD FRATERNA, COMUNIDAD)

CARIDAD FRATERNA, UNIDAD

Cómo vivía M. Inés la caridad fraterna

Desde el inicio de su vida consagrada, M. Inés se traza un proyecto de vida basado en el amor a Dios y en la caridad fraterna. "Tus entrañas maternales quiero Señor para amar a todos mis prójimos, pero muy especialmente a las personas que me rodean, y de una manera más particular todavía a los que por sus obras me manifestaron no tenerme mucho amor, haciendo yo patente mi cariño en esos mil servicios y circunstancias que se ofrecen con mucha frecuencia y en las que no pocas se necesita de un verdadero esfuerzo y de un verdadero dominio; pero, lo he yo experimentado, si al momento pienso: Jesús voy a hacer este vencimiento para darle este consuelo a mi hermana, que es tu esposa, por lo cual yo se que te gozarás tú; para que tú tengas Jesús mío este contento" (Ejercicios 1933, p.324. fol.751)

La práctica de la caridad fraterna la vivía en pensamientos, palabra y obras: "Quiero que la sonrisa no desaparezca jamás de mis labios y practicar la caridad con la mayor finura posible, con todas mis hermanas, esmerándome mas con las que me hicieren sufrir. Y esta caridad quiero que este siempre en mis pensamientos, en mis labios y en mis obras" (Experiencias, Diario 1932-1934, p.50, fol.489). Esta línea de "caridad sincera" ha pasado a toda su familia espiritual y es "como el distintivo especial de nuestro amado Instituto" (Colectivas, 22 marzo 1956, I, p.126, fol.3173).

Entre los propósitos de los Ejercicios de 1941, M. Inés anota el de practicar la caridad fraterna, a imitación de Santa Teresita: "Qué armonía de corazones! así debe estar mi corazón en perfecta armonía con todas mis hermanas, siendo a ejemplo de Sta. Teresita, más solícita con aquellas que me fueren menos simpáticas, o me hicieren sufrir. Mi unión con todas debe ser no sólo de hecho, sino también en mis disposiciones interiores. «Un solo corazón y una sola alma»!" (Ejercicios, 1941, p.407, fol.834). Es el consejo que daba a los demás: "Trabajaré con tino y prudencia para que todos los corazones se amen entre sí, procurando ser yo para todos un ángel de PAZ" (Consejos, A mi hermanita María Teresa, p.1265).

La importancia espiritual y apostólica de la caridad fraterna

Es la primera lección que hay que aprender desde la entrada en la vida consagrada: "Mucho encargo a las pequeñas recién llegadas, que se incorporarán a sus hermanitas en el noviciado... sobre todo por una caridad, tal como la describe san Pablo en sus hermosas epístolas" (Locales, 8 agosto 1964, III, p.5099). De todo lo que hayamos hecho en esta vida, sólo va a quedar el amor: "Oh poder de la caridad! oh vínculo de amor que nos une a Dios! Oh divina virtud por la que seremos juzgados! Oh reina hermosísima que sola prevalecerás en la gloria, de las tres virtudes teologales!" (Estudios, Sobre los santos evangelios, p.214, fol.647).

La doctrina paulina sobre la caridad es garantía de verdadera santificación y apostolado: "Sin ese amor, por más que se obraran maravillas sería como dice San Pablo: campana que retiñe" (Lira, 1ª parte, cap.VII). "Recordemos aquello de san Pablo: «la caridad, no es

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envidiosa, no piensa mal... etc.»." (Colectivas, 5 abril 1965, II, p.609; cfr. Locales, 7 marzo 1974, V, p.5338).

La misión apostólica también se realiza en la pequeña comunidad y desde ella, practicando la caridad fraterna: ... "Aun para aquellas que sólo tuvieran que tratar con una sola hermana, para que fraternalmente unidas en caridad, se estreche este vínculo más y más, y podamos así ser en realidad útiles a la Santa Iglesia y a sus misiones y a las almas en general" (Ejercicios 1950, p.468, fol.894). "Con la caridad, con el amor se ganan los corazones" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.249, fol.681).

El testimonio de caridad tiene valor evangelizador: "Que la unión de nuestros corazones mantengan la caridad en nuestras casas para que se pueda decir, lo que se decía de los primeros discípulos: «Mirad como se aman»" (Estudios, Al eterno Padre, p.301, fol.729). La oración del Padre nuestro es la escuela de este camino de caridad fraterna y misionera: "Nuestro Señor al componer esta oración (el Padre nuestro) quiso enseñarnos la caridad con el prójimo, pues toda ella está en plural, pidiendo para los demás lo que pedimos para nosotros mismos" (Consejos, Doc. 00476, p.1256).

La práctica concreta de la caridad fraterna

La caridad fraterna se expresa en un perdón sincero, humilde y generoso, "perdonando de corazón a quienes la mortifican" (Estudios, Excelencia de la vida religiosa, p.186, fol.621). Como "esposa del Cordero Inmaculado... mi lenguaje debe ser siempre el de la caridad, el de la prudencia, el de la bondad; reprimiendo a tiempo esas salidas de carácter que me pueden llevar a contristar a mi hermana; juzgando siempre favorablemente todos sus actos, aunque la evidencia me quiera convencer de lo contrario... Con un poco más de caridad, y sobre todo de amor a Dios, sacrificaremos nuestro reposo, nuestro gusto, por dar gusto a la hermana que me pide algún servicio, si la obediencia lo sanciona. No hay que ver entonces a la hermana como una importuna, sino al mismo Jesús que hecho un mendigo de amor solicita este pequeño acto de generosidad, que llevará al alma insensiblemente de victoria en victoria, hasta: «hacerse toda para todas, para ganarlas a todas para Dios» ¡Qué triunfo de la caridad!" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.220, fol.652-653).

En la comunidad, cada uno busca el bien de los demás, procurando "cuanto esté de su parte, porque todas sus hermanas se amen tiernamente entre sí, no diciendo jamás a una, lo que otra haya podido decir, que sea capaz de entibiar las mutuas relaciones de fraternal cariño" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.225, fol.657). Así es "la finura religiosa, que no es otra cosa que, la dulce caridad fraterna" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.226, fol.759). "Si disimulo las faltitas que puedan ocasionarme... te doy gracias, desde el fondo de mi corazón, porque me has proporcionado esa ocasión de probarte mi amor" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.229, fol.661).

La verdadera caridad fraterna es "un amor divinizado", que no se deja llevar por intereses egoístas ni por simpatías desordenadas. Sólo el Señor "debe ser su centro, su imán, su único amor" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.246, fol.678). "Procuremos mantener las dulces relaciones de la caridad y de la amistad fraterna, para que el reino de la comunidad no se divida jamás" (Estudios, estudio sobre la Regla, p.248, fol.680).

M. Inés aconseja sondear todos los "escondrijos" del propio corazón. "Entonces, todo lo echaríamos a buena parte, perdonaríamos con alegre buena voluntad... Y de este descubrimiento brota la dulce caridad, la amable caridad, esa caridad que impide todo desabrimiento, toda murmuración, toda falta de finura... venimos a sentir en nuestro corazón

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ese fraternal amor, que nos lleva a agradar en todo a esa hermana, a consolarla, a ayudarla, considerando que es a Dios mismo a quien se sirve en ella" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.258, fol.690).

Cita y comenta una frase de Pablo VI en la exhortación "Evangelica Testificatio", redactando todo un documento sobre la caridad (Doc. 00483, año 1971): "!Qué frase más hermosa: «La caridad debe ser como una activa esperanza de lo que los demás pueden llegar a ser gracias a nuestra ayuda fraterna». Todas ustedes, hijas, han comprobado que, algo muy noble en nuestro pequeño instituto es esta ayuda fraterna... Sobre la caridad, tenemos en los sagrados Evangelios textos hermosísimos que nos enseñan cual es el camino a seguir en esta virtud... Quiero para terminar transcribir parte de la primera carta a los Corintios, de san Pablo: «Aunque yo hable la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe»... Meditemos, hijas, las hermosas y sustanciosas epístolas de san Pablo con relación a la caridad" (Consejos, año 1971, pp.1348-1351; expone muchos detalles de la vida fraterna).

Describe una comunidad que vida la caridad fraterna, como antesala del cielo: "En una Comunidad en donde la franca alegría irradia de todos los semblantes; en donde al encontrarse las Religiosas se saludan con dulce sonrisa; en donde todas se aman mutuamente, perdonándose con alegre caridad, sin duda alguna es la ANTESALA DEL PARAISO... ¡Qué ideal! LA CARIDAD: principio, medio y fin de todas nuestras acciones. «Dios es caridad», esto es: AMOR" (Lira 1ª parte, cap.XVIII).

En la Lira, se insiste en una formación basada en la caridad fraterna concreta, esencial para la vida consagrada: "Jamás te fijarás en los defectos de tus Hermanas, sino solamente para disculparlos, nunca te manifestarás resentida por una palabrita menos amable, o por algún gesto desdeñoso, pero tú nunca te permitirás tales cosas, pues tienes bien aprendido que la finura religiosa debe reglar hasta los movimientos íntimos de tu corazón" (Lira, 1ª parte, cap.XI; este capítulo está dedicado a amar a Dios y al prójimo). "Teniendo la Religiosa ante su vista interior a su Dios Crucificado, siente fuerza y gusto para vencerse en aras del amor al prójimo, en obsequio suyo, cumpliendo la palabra de Jesús: «En esto conocerán que sois mis discípulos; si os amáis los unos a los otros»" (Lira, 1ª parte, cap.XIII).

En la comunidad, todos se debe sentir amados de verdad: "Todas deben sentirse amadas las unas por las otras... Las madres superioras locales tienen la responsabilidad de sus casas... para que nunca se menoscabe la caridad, y debe ser muy exigente en este punto... El día que se abriera brecha a la caridad, nuestro instituto se arruinaría" (Circulares, feb. 1957, I, p.5518s). Por esto, M. Inés insiste: "Para la guarda de la caridad fraterna, fuente de bendiciones, que convierte la vida en un paraíso anticipado, recuerden que es orden mía y que les obliga bajo conciencia, no cambiar impresiones desagradable unas con otras" (Circulares, fin del año 1957, I, p.5526). Entonces "cada casa va a hacer un nidito de amor en donde resplandezca la sonriente caridad fraterna, en donde todo mundo se ayude mutuamente, en donde la caridad está, a la orden del día, en donde jamás hay egoísmo, y el cumplimiento del deber prevalece sobre todo" (Colectivas, sábado de Gloria 1956, I, p.129, fol.3175).

En Circulares, Locales y Colectivas, se encuentran innumerables detalles y matices de convivencia fraterna, que demuestran tanto su comprensión maternal como la exigencia de la vida fraterna detallada; M. Inés se muestra muy conocedora de la psicología comunitaria y, al mismo tiempo, presenta claramente los principios evangélicos de la caridad fraterna. Detalla especialmente el modo de respetarse, evitando las críticas. Es una "caridad exquisita que nunca nos permite, siquiera de pensamiento, juzgar las acciones de las demás" (Locales, 19 junio 1958, II, 4820). Además de las citas a que hemos hecho referencia, ver Colectivas: I, pp.169,

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317s, 323s; II, pp.360, 387, 393, 567, 602; III, pp.3705, 3719, 3757, 3845, 3848, 3853; IV, pp.3959, 3965, 3990; V, pp.4146, 4148, 4156, 4177, 4193, 4261, 4310; VI, pp.4319, 4419, 4475, 4479. Locales: I, p.4542; II, pp.4820, 4838, 4852, 4893; III, pp.5004, 5099; IV, pp.5152, 5164, 5192; V, pp.5327, 5370, 5455.

Sobre la unidad de la Congregación: ..."les dejo una comunidad, por la misericordia de Dios y el esfuerzo de las hijas, toda unida en el mismo espíritu... no les dejo problemas, sino mucha caridad en cada casa... Todas unidas, aun cuando yo haya desaparecido de este mundo para ir como espero en su misericordia infinita eternamente a las nupcias eternas" (Consejos, Testamento espiritual, pp.1364s; cfr. Correspondencia familiar II, p.1659). Sobre la unidad de la comunidad, ver Colectivas: I, p.224; II, pp.387, 439, 461, 504, 570, 620; III, pp.3764, 3789, 3838, 3845; IV, pp.3910, 3963, 3972s, 3987, 4000ss, 4020, 4053; V, pp.4122, 4248, 4253, 4256, 4260, 4265; VI, pp.4316, 4331, 4337, 4393, 4464, 4474, 4483s, 4507. Locales: I, pp.4553, 4561, 4594, 4662, 4672; II. pp.4828, 4850, 84852, 4868, 4874, 4880, 4891; III, pp.5014, 5090; IV, pp.5149, 5192, 5235; V, pp.5335, 5388.

Completar los contenidos de este tema (caridad fraterna) con los temas: Amor, comunidad.

CARISMA

Contenidos y terminología

La expresión "carisma fundacional" empieza a usarse comunmente desde tiempos de Pablo VI (1963ss). Pero hay expresiones parecidas (espíritu, espiritualidad...), que se usan anteriormente y siguen usándose todavía hoy en sentido parecido. M. Inés usa estas últimas expresiones y, a veces, la expresión "características". Pero también emplea la palabra "carisma".

De la contemplación a la misión sin dicotomías, podría ser la clave para entender la espiritualidad y carisma misionero de M. Inés, siempre en una riqueza de dimensiones: eucarística, mariana, sacerdotal (oblativa) y misionera (ver las Constituciones).

Ya desde los primeros años de la fundación, ella va señalando las virtudes o características: "Las virtudes características de nuestro Instituto resplandecerán: caridad alegre, obediencia alegre, pobreza alegre, sintetizadas en nuestro lema: cumplir con alegría la voluntad de Dios" (Circulares, 12 febrero 1956, I, p.5514). También usa a veces la palabra "carisma" como equivalente a virtud: "Este es uno de los carismas de nuestro instituto: saber escuchar, saber dialogar" (Locales, 20 agosto 1971, IV, p.5277).

De un modo algo más sistemático, habla del tema en circulares y cartas colectivas y locales, a partir del año 1968, usando indistintamente la palabra "espíritu" y "carisma". "La síntesis del espíritu propio de nuestro instituto: «Alegría seráfica en nuestra donación total (y generosa) a Dios y a las almas»" (Colectivas, octubre 1968, III, p.3778; repite la misma idea en muchos escritos, con matices complementarios: cfr. Locales IV, pp.5206, 5215, 5242). "El carisma propio de nuestro instituto en su definición tan sencilla de: «alegría y sencillez seráficas en nuestra entrega total a Dios y a las almas...»" (Circulares, enero 1970, IV, p.3885). Ver la mismas afirmaciones en: Colectivas, 28 enero 1971, IV, p.3933). A veces matiza y concretiza más: "Sigan conservando siempre el espíritu que le es propio al Instituto: «Alegría y sencillez en la amorosa entrega (y total) de nuestro ser a Dios y a las almas»" (Colectivas, 29 abril 1973, IV, p.4060).

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Estas expresiones parecidas quedaron unificadas por una modificación que ella comunica en una circular: "A la definición de «Espíritu» se le ha hecho una pequeña modificación para mayor claridad. Ha quedado redactada en la siguiente forma: «Alegría y sencillez en la amorosa y total entrega de nuestro ser a Dios y a las almas»" (Circulares, 10 febrero 1972, II, p.5637; repite en: Colectivas, 10 febrero 1972, IV, p.4026).

Las notas características

Puesto que se trata de una institución eucarística, mariana y misionera, los miembros de la familia inesiana tendrán que moldearse según estas características desde los inicios del itinerario formativo, "inculcando en los nuevos miembros que a él ingresen, el espíritu que lo anima, la sencillez y generosidad que le es característico, el amor y devoción a Jesús sacramentado y a María santísima, el deseo intenso de salvar muchas almas a Dios, más que con la acción, con la oración y el sacrificio oculto" (Colectivas IV, 28 enero 1973, p.4050).

La característica "sacerdotal" indica una vida de oblación (ver la ficha "oblación"), a modo de actitud de entrega generosa: "Seamos muy eucarísticas, muy marianas y muy sa-cerdotales" (Colectiva diciembre 1978, VI, p.4418). Para las otras características, ver las fichas: Eucaristía, María, misión (y contemplación).

La línea de "misión" prevalece como objetivo, pero, para ser auténtica, se apoya en la línea contemplativa (eucarística) y mariana: "Ante todo somos misioneras, evangelizadoras, y si es verdad que con la evangelización tenemos que llevar, y de hecho llevamos, la promoción humana, debe ser en los límites del carisma que Dios nuestro Señor ha impreso a nuestra congregación" (Colectivas VI, mayo 1978, p.4352).

Gracias a la vida eucarística, mariana y contemplativa, se llega a una disponibilidad misionera incondicional: "Cómo quisiera hacer referencia a cada una de sus colectivas; cuánto me... subyugan, diré; en ellas encuentro el carisma de la misionera clarisa que se entrega por amor, aun en los lugares más inhóspitos" (Colectivas 4 octubre 1978, VI, p.4387).

Un carisma que se centra en Cristo y unifica la comunidad

Nos hay dispersión de fuerzas en la descripción del carisma y de sus características, puesto que todo se centra en Jesús: presente en la Eucaristía, nacido de María, que llama para la misión, que pide una vida oblativa (sacerdotal).

M. Inés se inspira en los documentos de la Iglesia sobre la vida consagrada, concretando sus características según las propias Constituciones. La comunidad permanece unida cuando se intenta vivir de verdad el propio carisma: "Perfectae Caritatis y las constituciones, exigen de la Misionera Clarisa «vida escondida con Cristo en Dios» por la oración, vida común de perfecta unidad y caridad fraterna, autenticidad e identidad entre lo que se es y lo que se desea ser, testimonio viviente de consagradas, etc.; sólo así realizaremos un auténtico apostolado" (Circular n.12, 1971, II, p.5627).

Todas las notas características del carisma (eucarística, mariana, misionera, sacerdotal) se pueden resumir en un "sí", a imitación de María: "Que una misionera clarisa viva en un constante fiat amoroso, a su divino Esposo" (Locales, 18 enero 1958, II, p.4809).

La preparación de unos capítulos regionales en el año 1980, le dieron pie para instar a la vivencia del propio carisma y, de este modo, edificar las comunidades y toda la Congregación en torno al carisma específico: "Este año toca celebrar capítulo regional en

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nuestras regiones. Espero que todas estén preparando debidamente, no sólo las hermanas que deben o les toque participar en los mismos como delegadas, sino toda Misionera Clarisa cuyo corazón debe palpitar al unísono y con el carisma propio con que el Espíritu Santo nos une en nuestra Congregación; con sus aportaciones y sugerencias al consejo regional respectivo, y sobre todo con su ayuda espiritual que a todas toca aportar" (Circular, 12 febrero 1980, p.5736).

En carta a un seminarista misionero, M. Inés hace un resumen del carisma de toda su familia misionera: "El carisma propio de nuestra familia misionera está bien definido y lo puedes ver en nuestras constituciones: «Vivir el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo...» el Evangelio es la buena nueva, es la Persona misma de Jesús, es vivir la vida de Jesús en todas las circunstancias radicalmente, reproducir en ti sus mismos criterios, actitudes, respuestas, impregnarse de él; ¿Cómo era Cristo? ¿Cómo actuaba? ¿Cómo oraba?... en una palabra: vivir las bienaventuranzas, el sermón de la montaña" (Fundación, Carta a un seminarista futuro Misionero de Cristo, 7 julio 1980, II, p.353; un año antes de su muerte). Estas son, pues, casi sus últimas palabras respecto al carisma.

Para ampliar el tema, se podrían analizar los numerosos textos que describen a las "Misioneras Clarisas". Completar este tema con los siguientes: Misioneros de Cristo, Vanclar, Eucaristía, María, sacerdotes, misión, comunidad, Cristo Esposo, etc...comunidad, Cristo Esposo, Eucaristía, María, misión, Misioneros de Cristo, sacerdotes, Vanclar, etc.

CASTIDAD, VIRGINIDAD

Castidad evangélica como desposorio con Cristo

La castidad evangélica o virginidad presupone la castidad general o pureza. De esta última dice M. Inés: "Para que tú hagas siempre las delicias del Corazón de Jesús, vas a procurar conservar lozana y fragante la azucena de tu pureza" (Consejos, Doc.00479, p.1330).

La virginidad, como castidad perfecta o evangélica, se llama también castidad consagrada. Propiamente es el desposorio con Cristo Esposo. Consiste, pues, en vivir de los amores de Cristo, con su mismo estilo de vida: "Así es que, la excelencia de la vida religiosa estriba en: los desposorios del alma con Dios, en su unión más íntima con él... asociada más íntimamente al misterio de la Redención, a una con su Esposo divino y en unión de su Madre celestial, trabaja incansablemente por la extensión del reino de Cristo" (Estudios, Excelencia de la vida religiosa", 1943, p.187, fol.621).

M. Inés deja escrito su propio testimonio: "Tú has sido el amor de mis amores, desde que te supe amar: y antes no supe amar a nadie porque tu preservaste mi corazón solamente para ti! Quisiste la virginidad de corazón y de cuerpo y, a pesar de mis innumerables miserias, me amaste con amor eterno!" (Ejercicios 1950, p.454, fol.880). "Pude ofrecer a Dios un amor virgen; El fue mi primer amor, y me enamoré hasta la locura" (Dirección, 17 junio 1948, p.123).

Se ha recibido la vocación como declaración de amor de parte de Jesús y se quiere responder en sintonía esponsal con su amor: "Amo a Cristo, a El solo y en El a la Augusta Trinidad; su Madre es Virgen... Soy esposa de ese Rey inmortal, y amándole soy casta, soy pura, soy virgen" (Lira, 2ª parte, cap.XII).

Sólo el amor de Cristo puede saciar el corazón: "Cuando él me atrajo sobre su Pecho,

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cuando dijo a mi oído las dulces palabras de su amor, vi que había encontrado el único amor que podía saciarme, el único que podía hacerme feliz. No necesité más; se lo di por entero; por una providencia amorosa suya pude entregarle un corazón virgen, que jamás había pertenecido a criatura alguna; y se lo entregué con esa donación total, absoluta e irrevocable, como a mi único Dueño" (Experiencias, Viva Cristo Rey, p.67, fol.506).

El testimonio de innumerables seguidores del Cordero

Así lo han puesto en práctica, durante la historia, tantas personas que han consagrado su virginidad al Señor: "Dónde estaría esa legión de vírgenes, que han sabido ofrendar en aras de la pureza de su Dios, su virginidad integral, el lirio blanquísimo de su pureza, para tener la dicha de seguir al cordero a donde quiera vaya?" (Experiencias, Viva Cristo Rey, p.76s, fol.515; ver expresiones semejantes: Estudios, sobre la Regla, p.252, fol.684; Colectivas, VI, p.4398).

El testimonio de tantas personas consagradas hace patente que vale la pena pasar por todas las renuncias, para poder vivir en intimidad profunda con Cristo Esposo: "Estas vírgenes son las que no han querido otro esposo en el mundo que a Jesucristo; que a él han consagrado su cuerpo, su alma, sus castos amores; que han escuchado en el destierro, el audi filia, han olvidado su pueblo y la casa de sus padres por seguir a él sólo, y por eso el Rey se ha prendado de su beldad" (Estudios, Postula a me, p.198, fol.632).

El sacrificio de la virginidad es una oblación sacrificial unida a la oblación de Cristo: "En lontananza contemplaba Jesús las falanges de vírgenes que, sacrificando su corazón, en el altar de su propio sacrificio, se lo ofrecerían intacto, puro, virginal; o a lo menos purificado, virginizado por así decir" (Estudios, sobre la Regla, p.241, fol.673).

Martirio y virginidad van siempre unidos: "¡Cuántos miles de estas personas privilegiadas han preferido la muerte a perder su virginidad! Cuántas se han ocultado en los conventos, para dar a su dueño la perla más preciosa de su ser, envuelta en el amor único a él, para convertirlo en dones para los demás y así, fundidas en el Amado, poblar el cielo de almas que le amen en esta vida, en el estado al cual él las haya destinado" (Colectivas, junio 1977, V, p.4249).

En esta tierra, el desposorio con Cristo prepara el encuentro definitivo, que se realizará en las bodas eternas del cielo: "Queremos entonces estar muy cerca de tu corazón y queremos por toda una eternidad, cantar con las vírgenes que hayamos logrado desposar contigo, el cántico nuevo del amor, que solo los vírgenes podrán cantar" (Estudios, Postula a me, p.195, fol.629).

M. Inés no olvida el testimonio de sus mismas hijas. Puede verse en una carta colectiva sobre el valor de la virginidad consagrada, con ocasión de la muerte de la Hna. Martha Ornelas: "Es hermoso todo esto, ¿verdad hijas? Dichosas las almas que siguen conservando su virginidad dentro de los conventos; dichosas las que se sienten llamadas a dar a Dios solo, esta su virginidad y, con ella, consagrarle todo su amor" (Colectivas, 16 mayo 1976, V, p.4210).

Fecundidad apostólica de la castidad

La renuncia al matrimonio para desposarse con Cristo, lleva consigo una profunda intimidad con él y una gran fecundidad apostólica. "Fecundidad de la castidad. Sí, fecundidad en la castidad.... palabra que puede parecer antagónica. Pero estudiémosla a la luz de los decretos Conciliares y de la exhortación de nuestro Santísimo Padre Pablo VI" (Consejos, Doc.

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00485, fecundidad de la castidad, todo el documento, pp.1355-1358). En este documento, M. Inés comenta la exhortación de Pablo VI, "Evangelica Testificatio" (1971), también en relación con el decreto conciliar "Perfectae Caritatis" y con el prefacio de la consagración de las vírgenes.

Al comentar la exhortación "Evangelica Testificatio" de Pablo VI y la doctrina conciliar, M. Inés hace un resumen del tema. Las personas consagradas recuerdan el desposorio de Cristo con su Iglesia y se sienten plenamente realizadas. "Es un don que se da algunos por el Padre celestial. Un don, encerrado en un vaso de arcilla... Nos hemos entregado a Dios, como único Esposo, en nuestra virginidad... para ser creadora con el Padre celestial. Creadora, sí, pero de almas, que le glorifiquen y le amen en el tiempo y en la eternidad. Por esto hemos elegido un Esposo virgen, Hijo de una virgen, y cuyo Padre es virgen también, como lo cantamos en la festividad de santa Inés romana... en una ofrenda perpetua de esa virginidad que, por los desposorio con Cristo, hace al alma esposa, y la constituye en madre fecunda de innumerables almas... Sólo el amor de Dios llama en forma decisiva a la castidad religiosa" (Consejos, Doc. 00485, fecundidad de la castidad, todo el documento, pp.1355-1358).

Intimidad y fecundidad, como inclinaciones profundas del corazón humano, encuentran en el desposorio con Cristo su plena realización: "El goce del alma que se entrega a Dios, que le ofrenda en aras de su amor, su virginidad integral, para que, como rosa primaveral abra hasta el cielo su corola, exhalando su perfume en el huerto cerrado del Esposo de las vírgenes, no tiene límites, porque tampoco tiene límites su sacrificio, el cual se renueva cada día, en la alegría de su corazón... Dios la hace fecunda, con esa fecundidad sobrenatural, espiritual, que son las almas, la eleva a la categoría de esposa suya, le comunica su nombre; que es sobre todo nombre, y tiene para ella las ternuras y caricias, que jamás tuviera el más amante de los esposos" (Consejos, Doc.00496, p.1385).

En las cartas colectivas y locales no se olvida de recomendar que se pongan los medios necesarios para perseverar: Eucaristía, oración, sacrificio, devoción mariana, prudencia... Ver, además de los documentos citados, Locales, I, p.4591; Colectivas, IV, p.3941.

Se puede completar con otros temas: Cristo Esposo, María, profesión (votos), vida consagrada, etc.

Catecismo, catequesis (v. FORMACION, MISION)

Celo apostólico (v. ALMAS)

CIELO

El deseo de ver a Dios va unido al ansia misionera

Jesús nos ha redimido para poder llegar a ver y poseer a Dios en el cielo y ser felices eternamente con su misma felicidad. Pero la felicidad del cielo se prepara trabajando en esta tierra. La preparación es un camino de bodas: "Sí Jesús mío, después de nuestros trabajos, de nuestras inmolaciones, de nuestras abnegaciones; después de que te hayamos hecho amar (con tu gracia) de millones de almas, queremos allá en el cielo como recompensa plena, la posesión de ti mismo para amarte sin término y sin medida por los siglos de los siglos. Queremos entonces estar muy cerca de tu corazón y queremos por toda una eternidad, cantar con las vírgenes que hayamos logrado desposar contigo, el cántico nuevo del amor, que sólo los

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vírgenes podrán cantar" (Estudios, Postula a me..., p.195, fol.629).

Desear el cielo no es egoísmo cuando se aspira y se trabaja para que toda la humanidad pueda llegar a ver a Dios: "Y con todas las almas en que tú por misericordia, hayamos tenido parte, diremos llenas de júbilo: «Quién podrá referir los hechos gloriosos del Señor? ¿Quién podrá publicar todas sus alabanzas?» Cada una de las almas que le alaban en la gloria es un trofeo de sus conquistas, es una prenda de su amor. Toda la eternidad Señor, no me bastará para alabarte. Permíteme y dame tu gracia, para que logre que millones de almas te bendigan y te alaben desde esta vida para que te alaben en la eternidad" (Estudios, Postula a me..., p.195, fol.629).

Deseo de cielo y deseo de salvar almas, no se pueden separar: "¡Quién pudiera estar ya gozando en el cielo de tu hermosura, del esplendor de la gloria! Sí, Jesús, quiero ir allá, pero antes quiero comprarte muchas, millones de almas. ¡Me remordería la conciencia estar gozando yo sola, y que ellos, ¡pobrecitos! se perdieran eternamente!" (Estudios, Postula a me..., p.198, fol.632).

Vale la pena cualquier sacrificio para llegar a la meta

Afrontar las dificultades de la vida y de la misión, es posible si se mira hacia el encuentro definitivo con Dios: ..."El largo viaje, que las llevará a su patria adoptiva en donde las esperan las almas y los sacrificios también. Pero esto son por un poco de tiempo, ya que después llegará, por la misericordia divina, el gozar sin fin y sin cansancio, y el amar a Dios eternamente con la alegría, de haber estado a su disposición, ayudándole en la conquista de las que nosotras le demos el dolor de una y muchas separaciones de seres amados" (Colectivas, 30 enero 1964, II, p.561).

En el más allá ya no hay sufrimiento. Pero ahora tenemos el privilegio de transformar nuestro sufrimiento en amor: "Cada época trae consigo sus penas y alegrías, sus superaciones, esfuerzos y descalabros. Es el camino a seguir mientras somos viandantes en este valle de lágrimas, pues cuando, por la misericordia de Dios estemos en el cielo, ya no habrá variaciones, ni incomprensiones, ni penas, sino sólo amor, alegría inmensa de poseer a Dios, de estar siempre con él, la Santísima Virgen y sus santos" (Locales, 4 marzo 1971, IV, p.5247).

El valor del tiempo se mide por el amor con que se hacen las cosas; entonces el tiempo vale eternidad: "No olvidemos que cuanto hagamos por su amor, por insignificante que sea la cosa, es de grande mérito para el cielo; y que nuestro gran modelo para santificarnos, es santa Teresita, que en su «pequeñez» fue inmensamente grande" (Locales, 17 de junio de 1978, V, p.5450).

El cielo se prepara en la tierra

Las obras hechas con amor compran almas para el cielo: "Pongan mucho empeño en las «oficinas» que se les encomiendan, sea cual sea, hechas por amor, como santa Teresita; son las que compran muchas almas para el cielo. Como nuestro Señor y su santísima Madre estuvieron ya salvando al mundo desde su casita sencilla y pobre de Nazareth, en sus trabajos sencillos, humildes y escondidos" (Colectivas, diciembre de 1978, VI, p.4418).

Las dificultades de la vida misionera hacen de esta vida un testimonio martirial, como entrega de todos los días para que todas las almas se salven y lleguen al cielo: "¿Será difícil que alguna misionera clarisa, en algún país, sea privilegiada por Dios escogiéndola para dar su sangre por confesar su fe sacrosanta? Y aunque no lleguemos a esto, ni la podamos dar, como

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santa Teresita, gota a gota, la sangre del corazón, aquélla que nos hacen verter los esfuerzos cotidianos por ser mejores, por manifestarle nuestro amor, por convertir, para el cielo, muchas almas" (Colectivas, junio de 1977, V, p.4270).

El diálogo con Dios en esta tierra apunta al encuentro con él en el cielo. La vida presente se hace oblación martirial: "Y muchas veces termina el diálogo inefable entre Dios y el Misionero, rubricado con su propia sangre, con la sangre de su martirio, la que le merece en el cielo la palma de los mártires, y en la tierra de semilla que fructificará al ciento por uno" (Consejos, Doc. 00480, p.1341)

Cristo resucitado nos espera en el cielo, con María su Madre

Al cielo no llegamos solos, sino acompañados de muchos hermanos y hermanas, después de haber colaborado a su salvación con nuestros esfuerzos y sacrificios: ..."Resucitó glorioso, para nunca más morir, y fue al cielo... a prepararnos lugar. Que nos hagamos dignas de él y, un día no muy lejano, podamos disfrutarlo, juntamente con las almas que le hallamos salvado por nuestros dolores, sufrimientos, pequeños y grandes sacrificios y por nuestra oración confiada" (Colectivas, 1967 ó 1968, Doc.01895, III, p.3705).

M. Inés estaba siempre preparada para responder al "veni" ("ven") como invitación a las bodas eternas; por esto no perdía nunca el humor: ... "La gripe... creo que ya vamos todas de salida... no al camposanto (en cuanto a mí, ojalá y así fuera); Nuestra Madre María me dice que desde que murieron las dos últimas MM. le ha quedado una gran nostalgia de la eternidad; y creo a mí también, pero me falta mucho para purificarme. A ver cuándo nuestro Señor me dice el veni... y él haga que esté preparada para ir a su encuentro" (Colectivas, noviembre 1969, III, p.3844).

La Santísma Virgen se hace presente como Madre en nuestro caminar terreno hacia el más allá: "Si santa Teresita encontró un ascensor que la elevara, para no tener que subir la ruda escalera de la perfección, y este fue los brazos de Jesús; ¿por que no hemos de subir en uno más accesible, si se puede decir así, y este es los brazos de María? Jesús no se sentirá por esto, al contrario, porque María fue el vehículo en que descendió del cielo, por eso quiere, que por ese medio vayamos a él" (Ejercicios 1936, p.350, fol.777).

En el cielo, la misión continúa

La vida misionera, si es auténtica, continúa en el cielo: "Y en el cielo, como su Santa Patrona Santa Teresita del Niño Jesús, la Misionera después de muerta, derramará sobre la tierra las rosas de sus favores" (Lira, 2ª parte, cap.XII).

Nuestros mismos familiares difuntos colaboran en esta obra misionera: "Quiero decirles una palabra más de aquellas hijas que han perdido en este año un ser amado... Ya su única ocupación es rogar amando. Santa Teresita lo dijo, que después de su muerte no permanecería ociosa; y ya vemos todo lo que ha hecho con su autobiografía, escrita por obediencia; ¡cuántas vocaciones ha logrado! Y no sólo esto. Cuántas conversiones, aun de grandes pecadores. Vemos pues, cómo aun en el cielo seguiremos siendo misioneras" (Colectivas, mayo de 1978, VI, p.4350-4351).

Ver temas relacionados: Almas, gracia, martirio, muerte, Teresa de Lisieux.

Clara Sta. (v. SAN FRACISCO Y SANTA CLARA)

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Clarisas Misioneras (v. CARISMA)

COMUNIDAD (Vida comunitaria)

Importancia y necesidad de la vida comunitaria

Una recomendación constante de M. Inés era la de aprender a convivir familiarmente en la propia comunidad. Es una nota característica del carisma inesiano: "Quiero hacerles hincapié en que, en nuestro Instituto, todas somos todo, y todas hacemos de todo. Aun en la Casa Generalicia, a pesar del mucho trabajo de gobierno. Es tan hermoso servir también al Señor en los quehaceres domésticos!" (Colectivas, 1971, I, p.1). M. Inés ofrece una clave: "En nuestra comunidad ninguna sobra ni estorban; todas son igualmente amadas, porque cada una está cumpliendo la voluntad del buen Dios" (Colectivas, diciembre 1978, VI, p.4417).

La vida comunitaria es una necesidad para la persona consagrada: "Saber convivir con sus hermanas... esto es esencial para toda Misionera Clarisa; puesto que una de las cosas principales en la vida religiosa es la vida común, en la caridad fraterna. Si no hay esto, la hermana nunca podrá ser feliz y hará también la vida pesada a las demás con quienes conviva" (Circular, 30 junio 1979, II, p.5729).

No se ocultan los sacrificios, pero se subrayan sus ventajas: "La vida común, es verdad, implica sacrificios, ¡pero tiene tan dulces compensaciones! Y esto solamente con que sepamos olvidarnos a nosotras mismas" (Colectivas, noviembre 1969, III, p.3847). Hay que aprender a comprender y acoger: "El saber convivir en comunidad en cierta forma es un sacrificio, pero creo yo solamente cuando nos buscamos a nosotras mismas. ¡Es tan hermoso, como la mayoría lo reconoce, vivir unidas en uno, como dice el salmo; vivir en fraternidad de acción, de comprensión, de soportamiento" (Colectivas, junio 1977, p.4260).

Se necesita formación adecuada para que la vida comunitaria sea de verdad recibir a Jesús en medio: "Y las formadoras deben ayudar enseñando muy asiduamente a sus subordinadas a saber convivir en comunidad, en amor fraterno, en caridad, en generosidad de entrega y en el saber disculpar, aun en el saber advertirse, sin herir a la hermana, el defecto que la afea... Entonces todas nuestras casas religiosas serán en verdad un oasis para el divino Maestro" (Colectivas, junio 1977, VI, p.4260s). La vida comunitaria se aprende desde el noviciado: "Una hermana que no sabe convivir con sus hermanas en armonía, caridad, paz, alegría, no es apta para la vida religiosa. Si cree de verdad tener vocación, debe poner de su parte un verdadero esfuerzo y corregir estos defectos, que deberían haber desaparecido desde el noviciado" (Colectivas, noviembre 1969, III, p.3851).

Comunidad, escuela de santificación y apostolado

La vida comunitaria es signo eficaz de evangelización (cfr. Jn 13,35): "Vivimos en comunidad; esto es una parte esencial de la vida religiosa. Comunitariamente también demos testimonio de que Cristo vivió, murió y resucitó, con nuestra vida alegremente vivida, en la sencillez evangélica" (Colectivas, IV, enero 1970, p.3886).

La comunidad proporciona ilusión apostólica y medios de apostolado. Entonces se vive como realidad siempre nueva: "Nuestra vida de comunidad nos ayuda a saber convivir en nuestro apostolado porque la misma comunidad nos proporciona los medios para encontrar siempre nueva nuestra congregación religiosa. ¡Ah! hijas, que satisfacción saber que se vive

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así, y se ama así el llamado divino a una vida mejor, a una vida sin egoísmos, sin envidias, sin trabas, dándole todo a Dios" (Colectivas, junio 1977, V, p.4253, comenta la frase de una crónica que le llegó).

La comunidad ayuda en la fidelidad y generosidad del camino vocacional: "Lo que importa también es que, en cada casa, cada hermana se haga responsable de ayudar a las almas a encontrar dentro de sí el germen de la vocación misionera que Dios haya depositado en ellas" (Colectivas, noviembre 1977, V, p.4281).

Es siempre comunidad de oración y caridad: "La oración es una caridad; pero esta caridad la tenemos que extender en el saber atender una persona que nos pueda parecer fastidiosa; a una hermana que no me es del todo simpática, a conceder una ayuda que me es solicitada, aunque yo tenga aún algo también que hacer, pero confiando en que el Señor me ayudará si yo le tiendo la mano a mi hermana, etc... ¡Qué hermosa comunidad que sabe obrar así!" (Colectivas, mayo 1978, VI, p.4350).

En la comunidad se encuentran todos los bienes necesarios para la vida espiritual y apostólica: "Allí encuentra todo lo que su alma anhela: Su Dios vive realmente con ella, puesto que lo tiene en la divina Eucaristía... Tiene allí madre y hermanas cariñosas, que procuren con su solicitud y ternura, hacerle menos sensible el sacrificio que acaba de hacer" (Estudios, p.162, fol.598). La corrección fraterna debe hacerse con comprensión y caridad (cfr. Fundación, 30 mayo 1945, I, p.128).

Comunidad, vida concreta de familia

La vida comunitaria es vida de familia: "Que cada comunidad sea de verdad una sola familia, que vive en Dios y por el bien de los demás" (Colectivas, marzo 1978, VI, p.4331). Para ello, hay que evitar dejarse llevar de simpatías o de antipatías: "Les encargo mucho hijas, imitar a santa Teresita que, cuando sentía simpatía especial por una hermana, ofrecía a Dios el sacrificio, y sólo se le acercaba lo muy indispensable" (Locales, 29 julio 1959, II, p.4845). M. Inés invita a imitar a Santa Teresita: "Quiero recordarles, hijas, aquel gesto heroico de S. Teresita: en la hora libre de cada día, ella, en lugar de aprovecharla para sí, iba a buscar a las hermanas más desagradables para que le pidieran favores. ¿Verdad que podríamos imitarla?" (Colectivas, 6 noviembre 1973, IV, p.4086)

La paz y alegría familiares se consiguen dándose a los demás: "Esta vida comunitaria, que lo es de alegría y satisfacción, aun cuando para llevarla tenga que sacrificar mi amor propio y mi propia comodidad; la verdadera paz, la verdadera alegría no se logra sino a costa de desterrar de nosotras mismas el egoísmo" (Colectivas, diciembre 1971, IV, p.3986). "Con mucha alegría y unión; cuando hay esto, la unión entre las hermanas, todo lo demás, por pesado que sea, se lleva como una ligera pluma de ave. Por esto, qué triste es si hubiera una sola hermana en una casa, que hiciera la vida pesada a las demás, por su carácter agresivo o poco comunicativo, o envidioso, o quisquilloso, etc. etc. Dios quiera que esto jamás se encuentre en ninguna de nuestras casas... Y es tan fácil vivir la vida común" (Colectivas, junio 1977, V, p.4260).

La comunidad será, de este modo, "un solo corazón y una sola alma" (Hech 4,32): "Si en una Comunidad, todas no son sino un corazón y una sola alma, reina la paz, y con la paz vienen todos los bienes; y una casa en donde la paz es la reina, a quien todas rinden el vasallaje de su sumisión, es verdaderamente un trasunto del cielo" (Estudios, p.248, fol.680). Ver el tema aplicado a algunas comunidades concretas: Locales, I, pp.4581, 4584, 4597, 4614, 4632, 4718, 4728; II, pp.4788, 4821, 4891.

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Tema relacionado: Caridad fraterna.

Comunión de los santos (v. SANTOS)

Comunión (v. EUCARISTÍA, IGLESIA)

Confesión (v. PENITENCIA)

CONFIANZA Y ESPERANZA

La palabra "confianza" es una de las más frecuentes en la vida y los escritos de M. Inés. Se traduce por serenidad y entrega: "Sólo tengo grande, muy grande mi confianza en su misericordia" (Experiencias, p.11, fol.452). "A pesar de todo Jesús mío, y aún a causa de mi miseria, siento una seguridad de ti!; bien sé en quién he depositado mi confianza. Sé que tu corazón es más tierno y más amante que el de todas las madres juntas" (ibídem, p.33, fol.473; cfr. pp.55, fol.495). "La gratitud y la confianza han tomado asiento en mi corazón" (Ejercicios 1933, p.326, fol.753).

Confianza audaz en el camino de perfección y misión

Su confianza en la misericordia de Dios llega hasta la audacia de quien se siente hijo en brazos del Padre. De la experiencia de la propia miseria, se pasa a "gozar en seguida de las caricias de un Padre que perdona y que ama" (Ejercicios 1941, p.394; ver todo el texto de estos Ejercicios). "Esa confianza... me lleva siempre a pedir con ilimitada confianza, en un arrojo total en sus brazos, y tanto más, cuanto me siento más indigna, más miserable" (Ejercicios 1943, p.431, fol.858).

Es consciente de ser instrumento pobre, dispuesto a secundar las mociones de la gracia que llevan a la santidad y a la misión: "Qué vigorosas se tornan mis alas, las alas de mi confianza, cuando, penetrada de mi miseria, salen del caos de mi nada, para hacer remontar mi alma, en raudo vuelo, hasta los brazos de su Dios" (Experiencias, p.15, fol.456).

El conocimiento de las propias miserias (o de las "manos vacías"), cuando se reconocen, se traduce en una actitud de disponibilidad incondicional ante la acción santificadora de Dios y ante sus planes de salvación de la humanidad (la misión): "Sí, Jesús mío: estoy segura de ti, de tu fidelidad de tu amor, de tu misericordia. Tu te servirás de mi confianza para manifestar a todas las Naciones que no necesitas más, para obrar maravillas en un alma; te abandono mi miseria para que tu misericordia tenga anchísimo campo en que ejercitarse y te entrego mi buena voluntad por manos de María" (Estudios, Postula a me, p.192, fol.622).

La confianza se traduce especialmente por la audacia de caminar decididamente por el camino de la santidad, con la convicción de que, con la gracia de Dios, la perfección es posible: "Yo siento una como audaz confianza, Jesús mío, y déjame que te lo diga aquí, que tú, gratuitamente me harás santa... tú, como dice mi Sta. Teresita, estás al fin de la escalera mirando complacido el afán inútil de tu parvulita, hasta que compadecido, vengas tú mismo y tomándola en tus brazos la lleves contigo" (Experiencias, Diario 1932-1934, p.53, fol.493).

La confianza en Dios no se apoya en los propios méritos, sino en la bondad divina. Al

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descubrir la propia miseria, el alma se adentra en el corazón de Dios: "¡Dichosa el alma que ha comprendido con tu luz sobrenatural, que del conocimiento humilde de su propia miseria depende su grandeza; que de ese conocimiento amado... emprende el vuelo a las alturas, para no descansar, hasta que haya llegado al hueco de la peña, al corazón de Jesús, para penetrar, confiada y alegre, por la abertura de su herida" (Estudios, octubre 1944, p.230, fol.662; cfr. Experiencias, p.81, fol.520).

Confianza de infancia espiritual

La comparación del pajarito enlodado en el charco (que mira confiadamente hacia el cielo, como en el caso de Santa Teresita), viene a ser un reflejo de su vida en los momentos fundacionales de la institución misionera inesiana, destacando, a la vez, la impotencia propia y la confianza incondicional en la bondad divina: "Siento una grande confianza en el Corazón de Jesús que lo hará todo en mí para el desarrollo de esta obra en la que me siento tan sola. El pobre pajarillo sigue con sus alitas cortadas y mojadas, no puede volar, pero Jesús suele tomarlo en sus manos y encerrarlo en su adorable Corazón" (Dirección, 8 febrero 1950, p.206, fol.1124).

Describe su actitud de abandono filial en las manos de Dios, también con la comparación "teresiana" de la pelotita en manos de Jesús. M. Inés califica de "aventones" el modo sorprendente como Jesús trata a sus escogidos (cfr. Fundación, 30 octubre 1944, p.110; cfr. ibídem, pp.259-260). Es el "caminito... de filial confianza" (Ejercicios 1941, p.376, fol.804; cfr. ibídem, 1936, p.350, fol.777).

Dinámica de la confianza

Del propio conocimiento (siempre a la luz de la misericordia divina), se pasa a la confianza filial y a una entrega genorosa a la santidad y a la misión. "Confiar, confiar siempre, confiar por encima de todo; la confianza humilde cautiva el corazón de Dios" (Ejercicios 1933, p.340, fol.768).

El conocimiento verdadero de los propios defectos es una gracia que ayuda a adoptar actitudes de más humildad, audacia, generosidad y alegría serena. Este enfoque de la vida espiritual (de pasar de la propia miseria a la misericordia divina, para entregarse del todo) es uno de los temas más frecuentemente explicados por M. Inés en sus escritos: "Acuérdense: después de conocer, de contemplar nuestra miseria... arrojarnos en los brazos de Jesús, y esperarlo todo de su bondad" (Colectivas, 5 septiembre 1974, V, p.4147; cfr. ibídem, p.4296, noviembre 1977).

Estos "sentimientos de infinita confianza" (Experiencias, p.101, fol.538), quedan resumidos en la oración que legó a su familia espiritual: "Padre, me pongo en tus manos; me entrego a tu amor, a tu bondad, a tu generosidad; haz de mí lo que tú quieras... mas déjame vivir y morir en tu amante Corazón, para que ahí se caldee el mío y pueda a mi vez calentar las almas que se acerquen a mí" (Lira, 2ª parte, cap.VI). Ella también oraba así: "Quiero confiar siempre en ti, inmensamente, como tú confiarías si tuvieras un Jesús a quien amar y en quien esperar... quiero confiar con tu mismo corazón" (Ejercicios 1950, p.464s, fol.890s).

Si se trata de su propia actitud personal y habitual, ver: Experiencias, pp.11, 15, 33, 42, 55, 81, 88-90, 97, 101, 106, 124, 128s, 145-47; Ejercicios, pp.326, 340, 374s, 386, 394, 411, 431, 462, 464, 472, 477, 480; Dirección Espiritual, pp.135, 138, 169, 297, 299s, 326, 337; Autobiografía, pp.743, 762; Documentos de Fundación, pp.95, 124s, 145. Si se quiere profundizar en sus enseñanzas doctrinales, ver: Estudios, pp.186, 188, 192, 199, 222, 232-233,

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257); Consejos y Reflexiones, pp.1258, 1262ss, 1273, 1301, 1354, 1366; Lira 1ªparte, cap.I-II, V-VI, IX; 2ªparte, cap.X-XI; Circulares, pp.5522s; Colectivas, I, pp.11, 116, 178, 299; II, pp.374, 378, 472, 525, 532, 562, 603; III, pp.3774, 3846, 3977; V, pp.4102, 4113, 4116, 4148, 4205, 4233, 4258, 4263, 4309; VI, pp.4318s, 4348, 4397, 4491, 4532; Locales, I, pp.4564, 4573, 4589, 4590, 4593, 4617s. 4639, 4668, 4696, 4722, 4727, 4730; II, pp.4764, 4772, 4863; III, p.4960; V, p.5392.

Ver otros temas análogos: Abandono, Corazón de Jesús, fiat, misericordia, obediencia, oblación, paz, Providencia, voluntad de Dios...

Conocimiento propio (v. EXAMEN)

Consagración a María (v. MARIA)

Consagración religiosa (v. PROFESIÓN, VIDA CONSAGRADA)

CONTEMPLACION

El amor apasionado por la contemplación y la misión

Los escritos de M. Inés rezuman una totalidad en la entrega, tal como corresponde a la consagración del seguimiento radical de Cristo. Esta totalidad encuentra su fuente en la contemplación (especialmente eucarística) y deriva hacia la misión sin fronteras. "Señor, enséñame a amarte con pasión, con todas las veras de mi alma" (Estudios, p.273,fol.705). Un "amor apasionado por Jesucristo" (VC 109), lleva a un "anuncio apasionado de Jesucristo" (VC 75).

Ella misma recuerda su pasado, en los primeros momentos de su respuesta a la vocación. "En la fiesta de Cristo Rey, de ese mismo año, de 1926, me consagré por primera vez al Amor Misericordioso, como víctima de holocausto" (Experiencias, Cuenta de conciencia, p.9, fol.451). El tema de ser víctima es muy frecuente en M. Inés. Está en la línea de un amor de totalidad que la lleva a la relación íntima con Cristo (adentrándose en su Corazón) y a la misión de hacerle conocer y amar por toda la humanidad. Ver también: Experiencias, pp.9, 34, 54, 90, 126, 129, 142; Estudios, pp.183-84, 290; Ejercicios pp.330, 471; Colectivas I, p.153; III, pp.3711, 3821; IV, p.4064; VI, p.4347; Locales II, p.4853.

La entrega total al Señor se iba perfilando por medio de una actitud contemplativa, como fuente del amor incondicional. Su vida, desde este momento inicial, discurre por un proceso de respuesta generosa a la llamada de Dios, concretada en vida contemplativa y sacrificial, para entregarse del todo a la misión. Se puede constatar una constante dinámica contemplativa, de generosidad evangélica y misionera, enmarcada en sencillez, serenidad y humildad, concretándose en vida eucarística, mariana, eclesial y misionera. El punto de referencia e inspiración era la Eucaristía (Experiencias, Cuenta de conciencia, p.10, fol.451).

Sobresale la decisión de santificarse con una entrega total: "¡Oh Jesús, quiero ser santa para Ti, en María!" (Experiencias, Diario, p.41, fol.481). Todo le ayudaba a afianzarse en el valor misionero de su vida contemplativa claustral: "Quiero sufrir con corazón fuerte, con ánimo sereno... Quiero, Dios mío, por tu amor, por tu consuelo, y por la salvación de las almas, vivir una vida toda de inmolación y sacrificio" (Experiencias, Diario 1932-1934, p.50, fol.490).

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Ver vivencias y afirmaciones suyas sobre el tema de la entrega total, en relación con la contemplación y misión, además de las citas anteriores: Experiencias, p.100; Ejercicios 1933, p.330; (1950), p.454; p.459; Estudios, Excelencias de la vida religiosa, pp.184, 219, 250; Circular n.12, pp.5691-5692; Colectivas I (28 septiembre 1958), p.242; II (5 abril 1965), p.606; Colectivas III (27 mayo 1966), p.3683; (7 abril 1967), p.3719; (abril 1969), p.3817; III (diciembre 1969), p.3870; Colectivas V (junio 1977), p.4251; (diciembre 1975), p.4178; VI, pp.4492ss; Locales, 1955, I, 4672).

De la contemplación, a la misión sin dicotomías

Esta actitud de entrega de totalidad se alimenta en las fuentes de la revelación (la Palabra contemplada) y en la Eucaristía. Es, pues, actitud contemplativa que lleva necesariamente a la misión. "Urge que Cristo reine" (1Cor 15,25).

La vivencia de la totalidad en la entrega ayudó a M. Inés a vivir la contemplación como fuente inspiradora y motor de la misión. En su vida y en su doctrina no se notan dicotomías, sino una línea armónica que pasa por las honduras de la contemplación para abarcar todos los campos de la misión sin fronteras.

Toda su vida, desde la primera juventud, tiende hacia la consagración (perfección), la contemplación y la misión. En esta vivencia encontraría el significado de los sacrificios y de las pruebas (Experiencias, Diario 1944, p.133). Es un dato que aparece con cierta frecuencia en sus notas íntimas (Dirección Espiritual, pp.99, 123, 327.

Sobre la actitud contemplativa de M. Inés, puede encontrarse abundante material especialmente en sus escritos más personales: Experiencias, pp.25, 29, 63-5, 69, 92, 99-105, 107, 109-14, 149, 150; Dirección Espiritual, pp.65, 99, 123, 140, 151, 165s, 327; Ejercicios, pp.403, 446, 486; Estudios, pp.197, p.233; Lira, 1ª parte, cap.VII, XII-XIII, XVI-XVII.

De la misión, a las fuentes inspiradoras de la contemplación

La acción apostólica pide contemplación, ofrece medios de contemplación y ella misma es una manera de llegar a la oración contemplativa. Estas características son inseparables en el carisma de M. Inés.

El verdadero celo de las almas es ejercicio de maternidad eclesial, que imita la contemplación y disponibilidad misionera de María. Sobre el tema "madre de las almas", ver: Lira 1ª parte, cap.X, XVIII-XIX; 2ªparte, cap.IV, IX; Colectivas I, pp.29, 34; II, pp.416, 461; VI, pp.4529; Estudios, pp.272, 294. Ver la oración "dame almas" en: Lira 2ª parte, cap.VI.

La misión exige y lleva a la contemplación. Además de los documentos citados, ver: Fundación, pp.93, 101, 143, 191, 196, 198-199; Circulares, 10 marzo 1977, p.5702; Colectivas, II, 14 marzo 1963, pp.522-523; IV, noviembre 1970, p.3922; V, septiembre 1978, pp.4117, 4262 y 4376; Consejos Contemplación y apostolado, p.1371; Locales II, 1 diciembre 1956, p.4758; V, 19 febrero 1980, p.5494; Circular 5 mayo 1970, p.5599. "Quiero amar a María... Quiero hacerla amar por todos los corazones" (Experiencias, pp.46 y 54).

Ver otras vivencias y enseñanzas sobre la relación fontal y equilibrio entre la contemplación y la misión: Autobiografía (1977); Dirección, p.151; Experiencias, Diario 1932-1934, pp.46 y 54; Fundación I, pp.66, 77, 203; Colectivas IV, 16 febrero 1974, p.4096;

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Colectivas VI, 6 noviembre 1980, pp.4506, 4528, 4317, 4533; Locales II, 20 noviembre 1959, p.4852.

Ver temas relacionados con la contemplación: Corazón de Jesús, Escritura (en Evangelio), Eucaristía, oración, presencia de Dios (unión con Dios), silencio, recogimiento, etc. Sobre el tema de la misión: almas, misión, etc.

Conversión (v. PENITENCIA)

CORAZON DE JESUS

Sintonía con los amores de Cristo

Quien esté habituado a leer los escritos de M. Inés, percibe inmediatamente que todo gira al amor de Cristo, es decir, de su Corazón. Ella quiere vivir de corazón a corazón y, por esto, ayuda a otros a entrar en los amores de Cristo, para contemplar, confiar, reparar, entregarse, amarle y hacerle amar. Además de reparar por los pecados del mundo, M. Inés transforma las faltas (reconocidas y reparadas) en "un himno... que haga llegar hasta tu Corazón la contrición del mío" (Ejercicios 1943, p.440s, fol.867).

Su actitud habitual era ésta: "Me entregaba confiada al Corazón de Jesús Eucaristía" (Experiencias, p.8, fol.449). En sus primeros días de vida conventual, escribe a la M. Abadesa: "Arrójeme en el Corazón de Jesús allí se purifica todo lo manchado" (ibídem, p.11, fol.452).

Tenía experiencia de "la ternura de su Corazón divinalmente paternal" (ibídem, p.29, fol.469), "más tierno y más amante que el de todas las madres juntas" (ibídem, p.33, fol.473), "fuente de misericordia y de ternura para el mío... centro del mío" (ibídem, p.48, fol.487-488); "no quiero jamás contristar tu Corazón, sino consolarte" (Ejercicios, p.364, fol.791); "mi recurso habitual es tu divino Corazón" (Ejercicios, p.464, fol.890).

Oración de confianza

Esta actitud de confianza y entrega se puede resumir en su oración habitual: "Déjame vivir y morir en tu amante Corazón" (Lira, 2ª, VI). Conocerse a la luz del amor de Cristo es fuente de confianza y de entrega incondicional: "Desde el abismo de tu nada, desde la profundidad de tu miseria, te levantarás, llena de confianza, hasta el Corazón de Dios" (Lira, 1ª, IX).

La oración contemplativa tiene esta dimensión de confianza en la presencia amorosa de Jesús: "Recuerda siempre, pero sobre todo en esa hora de conversación a solas con El, que tienes todo poder sobre su Corazón, pues El mismo te lo ha dado... ábrele tu corazón de par en par; confía inmensamente, ama inmensamente" (Lira, 1ª, V). Pero hay que situarse de modo habitual en el Corazón del Señor, para poder anunciarlo y comunicarlo a otros: "Encerrada en la Herida del Costado de Jesús, sólo saldrá de El para enseñar a los demás las verdades contempladas" (Lira, 1ª, XII).

Su jaculatoria favorita era "Sagrado Corazón de Jesús en vos confío", "porque al decirla le manifiesto todo lo que quiero, todo lo que de él espero y todo lo que en él confío" (Experiencias, p.42, fol.482; cfr. Ejercicios 1950, p.477, fol.903). Su actitud permanente la describe así: "hubiera querido que él me metiera por la herida de su adorable Corazón y no salir

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más de allí" (Experiencias, p.56, fol.496; cfr. Estudios, p.292: Mi sagrario). Es su oración constante: "¡Haz de mi lo que quieras!, pero déjame vivir y morir en tu amante corazón, para que ahí se caldee el mío y pueda a mi vez calentar a las almas que se acerquen a mi" (Experiencias, p.79, fol.518).

Hacerle conocer y amar

Si los no creyentes conocieran su amor, se convertirían a él (Experiencias, p.102, fol.539). El apóstol alimenta su sed de almas en sintonía con el Corazón de Jesús: "Cabe tu corazón sagrado, como Juan en el día de la cena, nuestros corazones se inflamarán; al escuchar tus latidos de amor nuestras almas se abrasarán y sabrán trasmitir a otras almas los sentimientos que embargan tu corazón; la sed de almas que lo devora y cómo tú solo quieres que los corazones se inflamen en el fuego que has venido a traer a la tierra" (Experiencias, p.107, fol.543).

Es lo que ella deseaba para todas sus hijas espirituales: "Tu Corazón divino será para mí, para las esposas que quieras te sirvan en este instituto, el agujero de la peña en donde trabajarán, en donde orarán, en donde se refugiarán a cada momento" (Experiencias, p.83, fol.522). Así se lo pide al Señor: "conducirlas hasta tu divino Corazón y que en él hagan su morada... que nos inflames en tu amor, que no nos dejes salir de tu adorable Corazón" (Ejercicios, p.472, fol.898; cfr. ibídem, p.480, fol.906).

En todos sus escritos

La referencia al Corazón de Jesús es continua, como queriendo "fundir" su corazón con el del Señor. Su corazón quiere ser un "holocausto" que "se consuma en la hoguera de su Corazón" (Ejercicios, p.388, fol.815; cfr. Estudios, p.255, fol.687). Los sufrimientos se transforman amando: "Cuánto se goza mi alma cuando sabe sufrir en el Corazón de Jesús; el cáliz no pierde su amargura, pero, no obstante, se torna delicioso" (Experiencias, p.137, fol.572; cfr. p.145, fol.581. Ver también: Experiencias, pp.13, 16, 21, 31, 41, 62, 90, 97, 101, 124, 126, 130, 132-134, 140, 143; Ejercicios, pp.389, 431, 460, 462).

En los "Estudios y Meditaciones" (así como en "Consejos y reflexiones") expone el tema de modo más sistemático (por ejemplo, pp.189-197: Postula a me...). La exposición es siempre profundamente vivencial, como siguiendo una pauta que ella misma se había trazado: "Quiero amarte con tu mismo Corazón" (Estudios, p.177, fol.612). Uno de sus objetivos más querido es que el amor de Cristo conquiste todos los corazones: "Tú tocarás entonces su corazón y ellos se rendirán a tu amor... Gustarán las delicias inefables de ese purísimo Corazón" (Estudios, p.189, fol.623). Ver otros textos (frecuentemente relacionados con la Eucaristía y con el Corazón de María): Estudios, pp.178, 205, 219, 224, 230, 237, 254-55, 262-264, 267, 271-272, 277, 294-295, 301, 309. También en Consejos y reflexiones, pp.1263s, 1270s (Santa Margarita), 1337 (consagración al Corazón de María), 1370s, 1387s, 1391.

En sus cartas de dirección espiritual, el tema aflora espontáneamente, como quien quiere ser orientada hacia la sintonía con los amores de Corazón del Señor, que le ayudan a experimentar en su propia miseria la misericordia divina (Dirección, p.62, fol.980). "¡Cuán miserable es este pequeño corazón mío! No obstante, así lo ama Nuestro Señor... el Corazón de Jesús se desborda" (ibídem, p.161-162, fol.1080-81; cfr. ibídem, p.314, fol.1227).

Su oración "afectiva" indica esta línea cristológica: "Me lance a su Corazón, a fundirme toda en él" (Dirección, p.65, fol.983); "dejar que mi corazón se desborde en el suyo" (ibídem, p.199, fol.1117); "vacío en su divino Corazón el mío todo entero" (ibídem, p.293, fol.1207; cfr.

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317, fol.1230); "¡Sagrado Corazón de Jesús en ti confío!. Es el grito, ahora y siempre, constante, no interrumpido de mi alma a Dios, en todas las ocasiones, sobre todo, difíciles; pero aún en las prósperas" (ibídem, p.328, fol.1241). Ver otros textos: Dirección, pp.141, 143, 168, 206, 214, 275, 277.

Consecuentemente, su vida y su fundación siguen la perspectiva de la esperanza: "¿Su porvenir?... no la inquieta, reposa en el sagrado Corazón de Jesús y se aferra a los brazos de su Madre Santísima" (Consejos, p.1387). Y éste es el tono que se nota siempre en documentos de Fundación: pp.77, 125, 167, 352; en sus cartas familiares: I, pp.1460, 1475, 1492, 1502; en las Circulares: I, p.5522; Colectivas, I, pp.37ss, 48, 118, 154, 215, 299; II, pp.360, 362, 378; III, pp.3665, 3821, 3834, 3858; IV, pp.3983; V, pp.4290, 4311; VI, pp.4444s, 4474, 4487, 4505, 4528); Locales, I, pp.593, 4703s, 4727, 4730; II, pp.4817, 4835s, 4843, 4894, 4905, 4940; IV, pp.5187.

Temas relacionados: Amor, Confianza, contemplación, Corazón de María, Cristo Esposo, Eucaristía, etc.

CORAZON DE MARIA

Vivir en relación personal e íntima con María

La referencia al Corazón materno de María es una de las peculiaridades de la vivencia mariana de M. Inés. Desde el inicio de su vida consagrada, había adoptado la costumbre de guardar en el Corazón de María, todo cuanto recibía en el período de formación y todo cuanto ocurría en su vida. En el Corazón de la Madre, iba a buscar o recordar cuanto necesitaba para entregarse al Señor. "Siempre que recibo un consejo, una reprensión o leo algún libro... en su Corazón voy depositando todo... lo escribí todo en el Corazón de mi Madre, ese es mi libro que siempre tengo abierto y en el cual puedo leer en todo momento hasta mi examen de conciencia; si no lo hiciera con ella, no podría" (Experiencias, Cinco esquelitas, año 1929, p.3, fol.445; es su primer escrito espiritual).

Así era su actitud habitual: "Madre mía en tu corazón me encierro toda" (Ejercicios 1936, p.351, fol.778). En un contexto de diálogo íntimo con Cristo, termina haciendo referencia a la Madre del Señor y nuestra, como confiándole sus propósitos y penas: "En el corazón purísimo de tu Madre, derramaré el mío todo entero, cada día. Le contaré mis tentaciones, mis dudas, mis congojas y mis alegrías. Con ella rogaré" (Experiencias, Diario 1932-1934, p.49, fol.489).

En los Ejercicios de 1933, describe su actitud habitual de acudir al Corazón de María para confiarle todas sus preocupaciones: "Se va mi confianza al Corazón de María; más que nunca, en esos trances, la siento inmensa... Madre, yo sé que tú siempre me oyes. ¿No te acuerdas Madre que tú siempre me has escuchado? En estas cortas aspiraciones, derramo en Ella mi alma toda, y luego la victoria está ganada; se hace la luz, el demonio se va, María se conmueve, y Jesús me abre sus brazos" (Ejercicios, 1933, p.327, fol.754). "Quiero sacrificarme en el Corazón de María, por las almas" (Experiencias, p.79, fol.517; cfr. ibídem, p.116, fol.552; p.146, fol.582).

Significado del Corazón de María y de su fiesta

El Corazón de María indica su amor e interioridad. M. Inés quiere imitar a María en su

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amor a Dios y a los hermanos. Es el mejor camino para vivir en sintonía con el amor de Cristo. Refiriéndose a la visitación de María a Santa Isabel, afirma: "Qué ejemplo me das, Madre Santísima!... Es que la caridad de Cristo, desde el momento en que empezó a habitar en su seno, le urgió; no pudo contener oculta la llama de divina caridad que, más esplendorosa aún, más viva, ardía en su inmaculado Corazón, llevando tras sí esas ansias de inmolarse, de darse, de entregarse, prodigarse en bien de sus prójimos" (Estudios Sobre los santos evangelios, pp.213, fol.646).

Era una de la fiestas marianas más sentidas: "Es hoy la hermosísima fiesta del Purísimo Corazón de María! Ha sido, desde hace muchos años, esta advocación de mi Madre Santísima algo muy dulce para mi alma!" (Dirección Espiritual, 22 agosto, 1950; durante aquellos años se celebraba la fiesta en ese día; ahora se celebra el sábado después de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús). Recomienda esta devoción en: Locales, I, p.4670; II, p.4864.

Desea captar los sentimientos del Corazón de María, a partir de los sentimientos de Jesús: "Desde que habitabas en su seno, cuando pequeñito, cuando joven, cuando Maestro ¿no encontraba tu corazón divino en el de tu Madre, el máximum de consuelo y de dicha que se puede desear sobre la tierra? No era su corazón para ti un cielo?" (Experiencias, Viva Cristo Rey, p.77, fol.516; cfr. Estudios, p.207, fol.640). Ello equivale a seguir la invitación de San Pablo: "Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús" (Fil 2,5).

La entrega total a Jesús se expresa por medio de la donación al Corazón de María. Así lo practicaba ella, como lo indica en uno de sus coloquios con Jesús: "Mi corazón ardiente que te lo doy por entero... Te ruego que nunca lo saques del divino molde en que quiere fraguarse: El Corazón de María" (Experiencias, p.81, fol.519; cfr. Dirección, pp.143, 200). Así lo aconseja a un futuro misionero (Fundación, 7 julio 1980, p.352).

Significado misionero de esta entrega

Por haber experimentado la ternura materna del Corazón de María, invita a otros a tener la misma experiencia: "Id a ese abismo de misericordia, a ese corazón de María y, arrojaos en él, confiados; esta Madre de dolores, que tanto padeció a causa de nosotros, sabe acoger con ternuras maternales a los que en ella confían, y cambiar los negros corazones, en blancos y mullidos nidos del Espíritu Santo" (Experiencias, Cinco cuadernitos, 1930ss, p.35, fol.475). El alma apóstol "pone ante el Inmaculado Corazón de María las masas inmensas de paganos, de infieles, que aún no han recibido la Fe de su Divino Hijo" (Lira, 1ª parte, cap.VIII). En el Corazón de María quiere santificarse "por la salvación de las almas" (ibídem, 2ª parte, cap.VI)

La presencia activa y materna de la Virgen en la vida personal y comunitaria de todo apóstol, expresa los sentimientos de su corazón materno. En el Corazón de María resonaban continuamente las recomendaciones de Jesús el día de su Ascensión: "Cómo le recomendaría Jesús su Iglesia naciente! con que ternura le pediría se encargase Ella misma de mecer su cuna! Con qué amor le encargaría a cada uno de sus Discípulos, para que Ella formase su corazón, pues necesitaban, creo yo, la delicadeza de una mano de mujer, las ternuras de su Corazón virginal!" (Ejercicios 1941, p.426, fol. 853). Se puede intuir en estas recomendaciones el eco de la oración sacerdotal de Jesús: "Les has amado como a mí... yo estoy en ellos" (Jn 17,23.26).

La oración matutina de comunidad (es decir, el ofrecimiento de obras con sentido misionero), en la familia inesiana es una pauta-resumen de todo el itinerario espiritual y apostólico: "Oh María, mi queridísima Madre!... me arrojo en tu Corazón abrasado de amor, divino molde en el que debo formarme; en él me escondo y me pierdo para rogar, obrar y sufrir

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siempre contigo, en ti y para ti, a la mayor honra y gloria del Sagrado Corazón de Jesús, tu divino Hijo".

En M. Inés encontramos unas frases que pueden considerarse como comentario a este ofrecimiento: "Por eso he puesto también este rebañito bajo la dirección de María; ella será la única, la verdadera Maestra; ella modelará sus tiernos corazones dentro del suyo propio, que el modelo en que se formen, el molde inmaculado en que deben vaciarse es: el Corazón de María. Abril 4 de 1943" (Estudios, p.179, fol.613; cfr. p.289; también: Lira, 2ª parte, cap.X). Se trata de vivir "de amor, en ella y con ella", para entregarse totalmente a Cristo (Estudios, p.290, fol.719) y amarle "con el Corazón purísimo de María" (ibídem, p.301, fol.729).

Temas complementarios: Corazón de Jesús, María, etc.

Corredentora (v. MARÍA)

CREACION

Contemplar la belleza de la creación

Muchos escritos de M. Inés describen la belleza de la creación. Para ella, toda la naturaleza era siempre materia de contemplación, de adoración y también estímulo de celo apostólico. Un artículo suyo publicado en "Conquista" (abril 1958), al describir la nieve, empieza así: "Radiante, hermosa como nunca, plena de una nueva belleza se ha mostrado la hermana naturaleza, con su diáfano vestido blanco, deslumbrador, en toda esta nuestra región tan querida y transitada: la carretera México-Cuernavaca" (Consejos, Doc.00496, p.1382-1383).

Pero ella siempre veía en el libro de la naturaleza los destellos de la gloria y del amor de Dios: "Todo esto y más me dice el mudo lenguaje de la naturaleza; «Coeli enarrant gloriam Dei»... Pobres, miserables de los pecadores, de los impíos, de los infieles, que no saben leer en el grandioso libro de la naturaleza los atributos divinos! Solo ellos serían capaces de mantener nuestra oración... En cambio, para las almas de fe, qué divinas enseñanzas se desprenden, todas ellas envueltas en el amor sublime con que fueron creadas" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.20, fol.461).

Contemplar la naturaleza equivale a descubrir y contemplar el amor de Dios: "El alma de fe ve palpitar, por así decir a ese Dios que es amor, en la flor que se abre, en el pajarillo que canta, en la luz que irradia, en las frondas de los bosques, en el césped de los campos, en la hoja que se mueve, en el viento que silba, en el mar que ruge, en el trueno, en la tempestad, en las elevadas montañas y en las verdes praderas... todo, todo le habla a gritos del amor de Dios, de su bondad, de su ternura por el hombre" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.23, fol.463).

Materia de oración: por ser una llamada al amor

La naturaleza le servía para unirse a toda la humanidad, invitando a todos a pasar de los dones de la creación a los dones de gracia y redención: "Quiero, para adorar a mi Dios en todas partes, hacer lo mas frecuentemente posible, intención de amarlo y adorarlo en todos los sagrarios del mundo, unirme a todas las personas que lo estén adorando, amarlo y adorarlo en unión de todas las criaturas, en todas las cosas que existen, en las hojas de los árboles, en las arenas de las playas, en cada una de las gotas que forman el océano, en cada átomo que vuela

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por el espacio; y esto lo hago para multiplicar las intenciones hasta lo infinito, y que de cada una de estas criaturas que son incapaces de amarle, suban, por la intención que hago, actos de ferviente amor hasta el trono de Dios" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.46, fol.486),

Todo era materia de oración, también en el diálogo con Jesús, en el sentido de que las criaturas podían servir de expresión para contar a todos las maravillas que Dios ha hecho por nuestro amor. El himno de alabanza y amor continuará por toda la eternidad:: "Permíteme, Jesús mío, que haga una exposición de tus maravillas, de tus bondades, de tu amor, de todas esas cosas en que se manifiesta patente tu condescendencia con el hombre, tu cariño hacia él, y que todas las criaturas me presten sus voces, su gratitud, para cantar, aquí en la tierra, tus misericordias, cántico que deberá perpetuarse en la eternidad, ya que todas las criaturas pueden servirme como de escala para ir a ti. La naturaleza toda a gritos está cantando tus misericordias, pregona a voces tu magnificencia exquisita, y yo por eso me uno a las tiernas y abigarradas florecillas de los campos, tan espléndidamente vestidas, como no se vistió en todo su poderío el rey Salomón; en esa su aroma, en su delicada estructura, en la perenne sonrisa de su corola, te alaba, Señor de la naturaleza, y yo con ellas me uno, y quisiera que mi corazón se multiplicara en esa infinidad de florecillas, para glorificarte y alabarte en toda la extensión del mundo... Por eso mi corazón se endiosa al contemplarlas ¡me hablan tan alto de ti! ¡me dicen tan bellas cosas de tu amor! Que, contemplarlas, y lanzarse mi corazón hacia ti en raudo vuelo, no es más que uno" (Experiencias, Misericordias Domini, p.63-64, fol.502).

Continúa esta descripción: "Cantaré Señor, eternamente tus misericordias. Las cantaré también en la deliciosa frescura de las brisas perfumadas, en la dulce nostalgia de una noche estrellada, en la majestad de los bosques, en la paz y silencio de los campos, en la hermosura de los sembradíos, en la inmensidad de las montañas, en la profundidad de los precipicios, en todo aquello en donde se ha detenido la mano de Dios, dejándonos su vestigio, su huella luminosa" (Experiencias, Misericordias Domini, p.63-64, fol.502; repite afirmaciones parecidas, ibídem, Viva Cristo Rey, pp.69-73).

Precisamente a través del aprecio de las cosas creadas, como dones de Dios, se pasa al mismo Dios. Entonces se aman de verdad las criaturas, sin apegar el corazón a ellas. Dios, por medio de la creación, invita a devolverle amor de retorno. Entonces, la persona llamada "empieza a dar de mano a las vanidades, a despreciar los halagos, a amar a todas las criaturas de Dios con un amor de hermana; el cielo, la naturaleza toda, le habla del amado de su alma; todo la lleva a él; en todas partes encuentra los divinos caracteres que le señalan el paso del Creador; ve en todas las criaturas el sello luminoso de su amor y siente la divina nostalgia de Dios" (Estudios, La Santísima Trinidad, p.161, fol.597).

Todo ha sido creado por amor al hombre: "Tus obras magníficas, Dios mío, me hablan de tu grandeza, de tu poder, de tu sabiduría, de tu amor, de tu misericordia, de tu solicitud por los hombres, de tu inmensa ternura por ellos. Son las referencias que ellas, criaturas sin alma, me dan de ti. Y por esas referencias entro en el conocimiento de tus atributos, barruntando por ellos todo lo que tú has sido y eres para el hombre, a quien has establecido como rey de la creación" (Estudios, Postula a me, p.196, fol,630).

A la luz del Verbo Encarnado

La hermosura de la creación, en toda su profundidad, sólo se percibe a la luz de la Encarnación del Verbo, puesto que todo ha sido creado por él y para él: "Por eso emplea Dios en esa creación toda la ciencia y todo el amor de Artífice y de Padre; por eso puso en ella toda su ternura, lo más delicado de su amor" (Estudios, La Santísima Trinidad, p.156, fol.591). En la creación se descubre las huellas del Verbo encarnado: "Si, Dios Padre, la Santísima Trinidad

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más bien dicho, al hacer en este mundo todas las cosas creadas, todas las maravillas de la creación al desplegar su genio de artista, y de artista sublime. Cuando levantaba las elevadas montañas con toda esa magnificencia que nos arroba, tenía presente a su Verbo que, en el día fijado por la divina misericordia, aparecería entre los mortales, lleno de gracia y majestad, cautivando a las multitudes con el hechizo de su presencia y el calor de su palabra" (Estudios, Sobre los santos evangelios, p.203, fol.636).

Entonces la creación sirve de dialogo amoroso con Jesús, puesto que todo ha sido creado para él y por amor al hombre: "Cuando Dios creaba toda la naturaleza, por eso la hizo tan hermosa, porque pensaba en ti, porque a ti tenía presente, porque sabía que un día tu vista mortal se había de detener sobre esas bellezas, dando a Dios toda la gloria que se merece por su creación" (Estudios, Sobre los santos Evangelios, p.204-205, fol.638). "Por eso empleó Dios en esa creación toda la ciencia y todo el amor de artífice y de Padre; por eso puso en ella toda su ternura, lo más delicado de su amor" (Estudios, En el principio, p.280, fol.710).

En las cartas al director espiritual, M. Inés da cuenta de cómo su oración es muchas veces contemplación de la naturaleza (a la luz de la Palabra de Dios, del misterio de la Encarnación). Recordando el panorama de la casa de sus padres, dice: "Su solo recuerdo, ahora que no puedo contemplarlo me lleva a Dios de una manera dulcísima. Por eso me hizo nuestro Señor Clarisa, en el amor a la naturaleza me encuentro muy parecida a N.P. san Francisco. El campo, los bosques, los ríos, las cascadas, las flores, toda la naturaleza me enamora, y no acertaré a decir, cómo cada cosa de estas me lleva a Dios, y me enamora más de él, y me hace derretir" (Dirección, 1942, p.99; ver también, pp.139-140, 296-297, 325).

Contemplando la creación, a la luz del Verbo Encarnado y Redentor, el corazón se enciende en celo de almas, para que todos le conozcan y le amen: "Su gratitud hacia El se la quiere manifestar haciendo que millones de gentiles le conozcan y le amen; por eso quiere anunciar sus obras a los pueblos, las maravillas que El ha obrado, no solo en la creación visible del mundo que admiramos, en donde nuestra alma se embelesa contemplando tanta magnificencia, sino remontándose en raudo vuelo, de la criatura al Creador de todas las cosas, en esa dulzura inefable que se produce en el alma cuando, en cada una de las obras de sus manos, nos elevamos por la fe y el amor, hasta el seno de Dios" (Lira, 2ª parte, cap.I; el título del cap.II dice: "La creación es para el alma amante una lira armoniosa").

En las cartas Colectivas y Locales invita frecuentemente a contemplar la naturaleza para dar gracias a Dios, adorarle, hacer oración y estimular el celo misionero: Colectivas, I, pp.33, 36, 56, 309, 312; II, pp.476, 488s; III, p.3834; IV, p.3901; VI, p.4525. Locales: III, p.5027.

Completar con otros temas: Amor, contemplación, gloria de Dios, gratitud, misión, Trinidad...

CRISTO ESPOSO Y AMIGO

La vida consagrada como desposorio con Cristo

El testimonio de M. Inés sobre la vida consagrada se mueve en torno al desposorio con Cristo Esposo: "Es tan delicioso vivir sólo para el Esposo de las almas!" (Familia, I, p.1410, 21 enero 1930, a su tío José). Ella empezó el camino de la vida consagrada como declaración de amor: "Pude ofrecer a Dios un amor virgen; El fue mi primer amor, y me enamoré hasta la locura" (Dirección, 17 junio 1948, p.123, fol.1043).

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La vida consagrada enraíza en la consagración del bautismo y la lleva a plenitud fecunda: "El Espíritu Santo fecundó el seno virginal de María; y el Verbo se hizo carne. El mismo Santo Espíritu descendió a mi alma el día de mi bautismo y dejó en ella al Cristo perfecto; se realizó el matrimonio místico; Cristo se desposó con mi humanidad, y mi alma con su divinidad. Ya no éramos sino uno solo... Y ahora, de ésta mística unión, que debe resultar?: hijos para el cielo" (Dirección, 5 marzo 1949, p.153, fol.1072).

La persona consagrada vive en sintonía con los amores de Cristo Esposo para incendiar el mundo de este amor: "Si su corazón amante vela durmiendo, el de la esposa no debe ser menos vigilante, debe incendiarse en el fuego de su esposo, para pegar ese fuego sagrado a cuantos corazones existen en el mundo, mediante su oración confiada, humilde y generosa, derramando los beneficios de la Redención, los méritos de nuestra madre la Sta. Iglesia, por todos los ámbitos del mundo" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.21, fol.462).

El gozo de la vocación a la vida consagrada se basa en una elección de amor: "La ha escogido para su esposa, para su Misionera; la ha distinguido entre millares, llamándola su paloma, su amada, la toda suya" (Lira, 1ª parte, cap.I). Al amor de Cristo Esposo se responde con amor de generosidad: "Al sentirse toda ella rebosante de alegría por los singulares beneficios que su Dios se ha dignado dispensarle, llamándola para que fuese su esposa, su predilecta, su muy amada; para que se le consagrase haciendo vibrar las cuerdas de su lira, prorrumpe en dulces cánticos al amor de sus amores, manifestándole en las efusiones más puras, su inmenso agradecimiento por la elección, tan inmerecida, que de ella ha hecho" (Lira, 2ª parte, cap.I).

El gozo de saberse amado por el Señor, se convierte en el gozo de hacerle amar juntamente con María: "Así es que, la excelencia de la vida religiosa estriba en: los desposorios del alma con Dios, en su unión más íntima con él, en que se abraza la vida de perfección, y en que, en alma asociada más íntimamente al misterio de la Redención, a una con su Esposo divino y en unión de su Madre celestial, trabaja incansablemente por la extensión del reino de Cristo" (Estudios, p.187, fol.621, 17 agosto 1943).

El Esposo y Amigo que no abandona

En el proceso de la vida consagrada y apostólica no faltan las tormentas. Pero Cristo Esposo y Amigo no se hace esperar, para decir: "«No temáis, Yo soy». A estas palabras se sucede la alegría, la dicha inmensa de sentirse protegidos, acompañados por el más poderoso y amado de los amigos" (Estudios, p.256, fol.688)

Todos los días se puede tener el momento de la cita con él, para compartir la misma vida y el mismo amor de donación: "Toda misionera clarisa... sabrá encontrar ocasiones de platicar con el amado sobre... todos los negocios de él (que son la salvación de las almas y la santificación de los justos) y gozar de la amistad divina, del hombre Dios, vivo en la Eucaristía, en las relaciones de la esposa con el Esposo, sin temer llegar al beso de su boca, como la esposa de los Cantares" (Consejos, Doc.00486, p.1362, año 1971).

Jesús es el único Esposo y Amigo que es siempre fiel al amor. Por esto se le ama sin condicionamientos: "¿Sabes que ya profesé? Me he desposado con el más rico y hermoso Galán, como él no hay otro tan hermoso, tan amante y tierno; la esposa vive con este Esposo sin inquietud, sin zozobra, sin temor a que cambie, a que deje de amarla, a que la repudie, pues su amor es inmutable. Si todas las jóvenes, vislumbraran siquiera, la dulzura de estos desposorios místicos, no ambicionarían, ni pondrían su corazón en ninguna criatura mortal, para dárselo todo entero a él solo" (Familia, I, 25 enero 1931, p.1415, a su tío José).

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La fecundidad apostólica de las ausencias de Cristo Esposo

Cristo comparte con sus amigos la misma copa de bodas: "La Misionera Clarisa tiene ante sus ojos a Quien la eligió como esposa, y El es un esposo de dolor. Por esto ella tratará de parecerse a El en todos sus rasgos de su fisonomía moral, en cuanto es posible a una pobre criatura" (Lira, 1ª parte, cap.XV).

De este modo la vida se hace donación y oblación como la de Jesús crucificado: "Seguir a Jesús sólo, a Jesús Crucificado, para ser con El esposas de SANGRE" (Lira, 1ª parte, cap.XIX). "El noble ideal del alma clarisa-franciscana, es asemejarse a su divino Esposo, siguiéndolo por el camino real de la santa cruz, de los abandonos, del olvido total, del desprecio, de las humillaciones, de las privaciones" (Estudios, ¿De qué sirve al hombre...?, p.173, fol.608).

Las aparentes ausencias de Cristo Esposo no son más que otros tantos medios para amarle y hacerle amar. Son los momentos más fecundos de la vida consagrada: "Pero lo que sostiene al alma en las ausencias del Esposo, lo que le da fuerza en esos penosos trances, es el ideal que se ha forjado: La salvación de las almas, para cuya adquisición cambia en monedas todas sus penas, depositándolas, (aunque sin ver) en las manos virginales de María, para que ella las purifique, y ya purificadas, unidas a los méritos suyos y de su Hijo, tengan un valor casi infinito, para poder comprar millones de almas" (Estudios, Excelencia de la vida religiosa, p.186, fol.620).

El mejor regalo de Cristo Esposo consiste en compartir su mismo amor de donación en la cruz. Es la fecundidad apostólica que da sentido al celo de las almas: "Si los esposos de la tierra llegan a compenetrarse tan íntimamente y se comprenden, cuando de veras se aman, hasta en el más leve movimiento, cómo no comprenderse los esposos, cuando su unión es divina, y se realiza en la pureza de la cruz, haciendo a la esposa divinamente fecunda? Veinte años hace que me entregué a Jesús en calidad de esposa, espero que le habré dado muchos hijos, y que le daré aun infinitos, según la multitud de sus misericordias, ya que mi sed de almas, desde mi conversión, es insaciable" (Dirección, 3 diciembre 1950, p.308, fol.1221).

M. Inés quería vivir estos momentos de dolor con el gozo de la fecundidad apostólica: "Jesús, ya me tienes aquí convertida en esposa tuya. El pensamiento de que estoy unida a un Esposo de sangre me animará a estar siempre clavada en la cruz" (Experiencias, Diario 1933-1934, p.51, fol.490). "Jesús, mi prometido, solo dice palabras llenas de verdad y son tan dulces que aunque con ellas nos prometa la cruz y espinas, regocijan sobre manera" (Familia, 17 octubre 1930, I, p.1413, a su hermana María Teresa; se refiere a su propio cumpleaños sin fiestas externas en el convento).

La cruz se hace fecunda cuando se vive con amor esponsal: "Me he ofrecido víctima a tu amor. Que sea una verdadera víctima, dulce y afable, que te encante y de deleite. Que ya para mi próxima profesión Perpetua, quiero ser una verdadera esposa fiel, viviendo vida oculta en mi corazón Contigo y en la cruz; bien se Dios mío, que no bastan mis propósitos por sinceros y fuertes que sean, si tu gracia no los fecundiza y para que ésta no me falte, que mi oración sea sin interrupción" (Ejercicios 1933, p.330, fol. 758). "Si es Religiosa, si es esposa de Jesucristo es PARA DARLE ALMAS, en esa gloriosa y divina fecundidad" (Lira, 2ª parte, cap.III).

Hacia las bodas eternas en el encuentro definitivo

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El desposorio con Cristo comienza en esta tierra y tiende a un encuentro definitivo en el más allá: "Ven Bendita de mi Padre a la gloria que te tengo preparada. Ven esposa mía a recibir la corona, «Veni Sponsa Christi, accipe coronam...» Virgen prudente que saliste a recibir al Esposo con la lámpara bien provista del aceite de la caridad, y encendida; entra llena de gozo a las Bodas del Cordero" (Lira, 2ª parte, cap.XII). Las pruebas que Dios permite nos purifican para ver en todas las criaturas la imagen del Amado: "Unicamente habíamos de ver en ellas reflejada la imagen muy amada del Esposo adorado?" (Ejercicios 1962, p.491, fol. 912).

Glosando la oración de Santa Inés, virgen y mártir, dice así: "Amo a Cristo, a El solo y en El a la Augusta Trinidad; su Madre es Virgen, su Padre es virgen también, su dulce voz suena para mí como un órgano precioso que me encanta, que arroba, que me hace presentir las delicias incomparables que gustaré, las delicias reservadas a las almas castas que le gozan eternamente. Soy esposa de ese Rey inmortal, y amándole soy casta, soy pura, soy virgen; tocándole, uniéndome a El soy limpia, inmaculada, porque El me comunica su virtud, su pureza; poseyéndolo, viviendo en su intimidad, en una perpetua comunión con El soy siempre virgen. Al darme el anillo de la fe, me envuelve toda en sus delicias, me engalana con sus inmensas riquezas, riquezas que serán mías para siempre, porque todo LO SUYO ES MIO" (Lira, 2ª parte, cap.XII).

Temas relacionados Corazón de Jesús, Cristo Rey, profesión.

CRISTO REY

Algunos escritos sobre Cristo Rey

M. Inés redactó una reflexión (12 septiembre 1943) que lleva como título "Viva Cristo Rey" (cfr. Experiencias, pp.67ss). Otra composición del 21 septiembre de 1943, está casi toda ella centrada en Cristo Rey ("Postula a me et dabo tibi gentes haereditatem tuam", Salmo 2,8). Un escrito del mismo año, tiene como título "La Santísima Trinidad... Misionera", donde va comentado el mismo versículo del salmo 2 en dimensión misionera. Hay comentarios parecidos en otras composiciones, frecuentemente en relación con la sed de Cristo en la cruz, que sólo se saciará con la salvación de las almas y el establecimiento del Reino de Dios (cfr. Estudios y meditaciones, índice).

Al exponer este tema, parece como si se tuviera presente a Cristo en la pasión, ante Pilato (afirmando ser rey para anunciar la verdad) y en la cruz (conquistando el mundo por el amor de donación): "Tú eres Jesús, Cristo Rey, el Rey de reyes, el rey por antonomasia; y ese óleo de alegría con que te ungió el Dios tuyo, tiene el privilegio de ser comunicativo. Todos los que están ungidos con él, los que de verdad te aman, exultan en la alegría. Ella irradia en todo su ser, y esto aunque estén cargados de tribulaciones" (Estudios, Postula a me, p.198, fol. 632).

Las cartas circulares y colectivas suelen tener este encabezamiento: "Oportet illum regnare" ("Es urgente que él reine"). Es el lema que campea sobre el escudo de la Congregación. "Es urgente que él reine ... lo importante hijas es que no estemos ni un momento «pasivas» ni interior ni exteriormente, que recordemos y en todo momento que «es urgente que él reine» en los corazones, en las familias, en las comunidades religiosas, parroquiales, diocesanas, nacionales y mundiales. Que él viva en todos, reine en todos, sea conocido y amado por todos: de palabra y de obra. Mientras vivamos nos movemos y somos" (Circular 29 junio 1977, II, p.5706; cfr. Circular n.16, 1973-1975, II, p,5712).

Expresión del celo misionero y de la sed de almas

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Con este tema se quiere manifestar el ansia de que Cristo reine en todos los corazones y en todos pueblos. La persona misionera no tiene otra ansia que la de extender el Reino de Cristo: "Sí, no quiero otra herencia; quiero nada menos que todas las Naciones porque quiero que todas ellas sean el trono de Cristo Rey. Mi anhelo supremo es que él reine en todos los corazones, en las sociedades, en los hogares. Que todos los hombres se le rindan como vasallos, que lo adoren como su Dios; que desechen de sí sus falsas divinidades para que caigan de hinojos a sus pies sacrosantos" (Estudios, Postula a me, p.188, fol.622).

El tema se identifica, pues, con la sed de almas. El Reino es el mismo Jesús, que atrae nuestro corazón en sentido de totalidad, que ya espera en el corazón de todo ser humano y que conduce toda la humanidad a un más allá: "En mis ansias hubiera querido que no quedara una sola alma sin convertirse; que los infieles, los paganos, todos reconocieran a su Dios como su único Dueño. Y de ahí multiplicar hasta lo infinito, por así decir, en actos continuos salidos en aspiraciones fervientes del corazón, esas súplicas que ponía en todas las criaturas salidas de las manos de Dios, para que todas a una conmigo, y en unión de mi Madre celestial, pidiésemos a Dios la extensión del reino de Cristo" (Experiencias, Viva Cristo Rey, p.68, fol.507).

Esta sed de almas por extender el Reino, llevará muchas veces a derramar la sangre o gastar la vida por Cristo: "Religiosa y mártir: he aquí la cumbre de nuestros anhelos. Salvarte muchas almas, injertar en muchas de ellas la vocación al sacerdocio y a la vida religiosa; contribuir a la extensión de tu reinado" (Experiencias, Viva Cristo Rey, p.74, fol.512).

Ser pregoneros del gran Rey

En las notas íntimas (12 de septiembre de 1943), el escrito "Viva Cristo Rey" tiene el sentido de cooperar a que toda la humanidad conozca del amor de Cristo Redentor. El misionero es pregonero de Cristo Rey: "Sí, con el alma henchida de gratitud por tus beneficios, que podamos cantar y narrar a todos, tus loores, tu gloria, tu grandeza. Queremos ser: Los pregoneros del gran Rey. Rey, como decía nuestro seráfico padre san Francisco, entre aquellas gentes infieles, en quienes no ha tenido aún, después de 19 siglos, efecto la Redención. Y para eso, ¡oh Señor! «ne derelinquas me, donec annunti brachium tuum generationi omni, que ventura est:»" (Experiencias, p.84, fol.522).

La terminología de "reinado" y de "conquista" no tiene el sentido sociológico vulgar, sino el del amor y misericordia del Señor. El tema queda centrado en la persona de Jesús: "Sí, Jesús mío, prevalecerás contra tus enemigos con la espada de tu amor, de tu misericordia; y de enemigos, se convertirán en amigos tuyos, en tus fieles servidores; entonces reinarás de un polo al otro de la tierra" (Estudios, p.193, fol.627).

El tono es siempre de gozo y alegría, como de quien ha encontrado lo que de verdad desea el corazón. La vida queda centrada en Jesús, sin anteponer nada a él. El Reino de Cristo trae la paz, conseguida en la lucha por practicar las virtudes y, de modo especial, cumplir la voluntad de Dios: "Y al alegre grito de los antes cautivos de satanás, y ya siervos fieles de Cristo Rey: «Dirupisti vincula mea: tibi sacrificabo hostiam laudis, el nomen Dómini invocabo» les contestará el Señor Jesús con la dicha inmensa del padre del hijo pródigo... «Espera en el Señor, guarda sus mandatos, y te exaltará para hacerte poseer la tierra». (Salmo 36). A cambio solamente del cumplimiento de sus divinos mandatos, la paz suya que supera toda dicha, la posesión de la tierra de su propio corazón, a quién tendrá sujeto por la práctica de las virtudes cristianas que le harán cada día más y más feliz, pues no hay dicha mayor que la de una conciencia tranquila" (Estudios, p.314, fol.741).

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Ver el tema complementario: Reino de Dios.

CRUZ, PASION

Por la cruz a la luz: dolor y gozo, renuncia y amor

El tema de la cruz aparece en los escritos de M. Inés siempre en relación con el gozo de la santificación y de la fecundidad apostólica. El dolor de la cruz va unido al gozo de la presencia de Cristo crucificado y resucitado, con quien se comparte la misma suerte. El misterio de la cruz se descifra por el amor de Jesús y a Jesús crucificado. "Cargando con la misma cruz, pero ya suavizada por el contacto de su mano" (Estudios, Estudio sobre la Regla, p.248, fol.680). M. Inés explica ampliamente el tema de la pasión y de la cruz en sus notas sobre Ejercicios Espirituales y en otros escritos, recordando a la Virgen Dolorosa y uniéndose a ella al pie de la cruz.

Ella sintió la llamada a compartir la cruz de Cristo, desde sus primeros pasos de vida consagrada, como deja constancia en su primer escrito: "Mi petición: Vivir y morir de amor en la alegre cruz! y me he sentido oída" (Experiencias, Cinco esquelitas, 1929, p.1, fol.443). Pronto aprendería el gozo de compartir la misma suerte de Jesús: "He podido comprobar que la verdadera y más intensa alegría que viene siempre a mi alma proviene o de la cruz o de las humillaciones" (ibídem, p.3, fol.445).

El misterio de la cruz sólo nos lo puede explicar el mismo Jesús, comunicándose en el fondo del corazón y haciéndonos partícipes de su amor: "Durante mi postulantado y noviciado, Nuestro Señor... no me dejaba sentir las cruces; no eran entonces cruces para mí, sino deliciosos regalos. ¿Cómo te las arreglas Jesús, para hacer estas cosas? En cambio, cómo te las arreglas también para convertirnos en cruz, en amargura, todo lo que tocamos, lo que decimos, lo que hacemos, lo que pensamos? ¡Oh divino inventor!, qué bien sabes crucificar! ¡Qué bien sabes regalar!... llegué a enamorarme grandemente de la cruz" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.16-17, fol.457-458)

Es cuestión de abrazarse con decisión a Cristo Esposo. M. Inés lo quiso vivir así y lo aconsejó que lo vivieran sus hijas: "Me abrazaré con alegría a las nuevas cruces que mi Jesús quiera imponerme" (Experiencias, María ha escogido..., p.105, fol.542). "«Quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame». Luego la cruz, debe acompañarla en toda su vida; debe ser para la Clarisa Misionera Sacramentaria la compañera inseparable, la dulce compañera que, ¡oh paradoja! llenará de alegría, de dicha inexplicable los instantes todos de su existencia" (Estudios, La Santísima Trinidad..., p.162, fol.598).

La cruz es fecunda y se transforma en bien de todos los hermanos: "Teniendo la Religiosa ante su vista interior a su Dios Crucificado, siente fuerza y gusto para vencerse en aras del amor al prójimo" (Lira, 1ª parte, cap.XIII). La cruz puede provenir también de los hermanos, pero es siempre Jesús quien lo permite: "Ojalá, que siempre demos acogida cordial a la cruz que llama a nuestras puertas. No nos revelemos contra quienes nos hagan sufrir. Pidamos por ellos, pues son enviados de Dios, y, a los enviados se les tiene que recibir con alegría y paz" (Colectivas, mayo 1968, III, p.3750). Ver consejos parecidos en: Colectivas: I, pp.34, 123, 153, 204, 207, 252s; II, pp.359, 508, 598; III, pp.3692, 3727, 3750, 3756, 3771, 3817, 3831, 3872; IV, pp.3886, 3911, 3964, 4002, 4077; V, p.4294; VI, pp.4339, 4406, 4417, 4475, 4513, 4529.

Camino de santidad: compartir la suerte de Cristo Esposo

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Sólo el amor, como expresión del desposorio con Cristo, Esposo de sangre, puede dar sentido a la cruz. "Una de mis oraciones favoritas, es ponerme en espíritu al pie de la cruz, para bañarme con la sangre divina" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.22, fol.463). "El pensamiento de que estoy unida a un Esposo de sangre me animará a estar siempre clavada en la cruz" (Experiencias, Diario 1933.1934, p.51, fol.491). "Te colocarás al pie de la Cruz de Jesús, te bañarás con su Sangre Preciosa y lavarás y blanquearás tus vestiduras" (Lira 1ª parte, cap.IX). "La Misionera Clarisa tiene ante sus ojos a Quien la eligió como esposa, y El es un esposo de dolor" (Lira 1ª parte, cap.XV). "Seguir a Jesús sólo, a Jesús Crucificado, para ser con El esposas de SANGRE" (Lira, 1ª parte, cap.XIX). Ver otros textos sobre la sangre de Cristo: Estudios, pp.157, 177, 287-88; Experiencias, pp.22, 42, 46, 50s, 87, 111; Colectivas, III, p.3732; VI, p.4327; Locales, II, p.4782.

La cruz no es un paréntesis, sino que abarca toda la vida, pero siempre en la perspectiva del amor y de la paz: "Quisiste Jesús que estuviera enclavada en la cruz, para que recuerde que mi vida tiene que ser cruz" (Experiencias, Diario 1933-1934, p.54, fol.494). El Señor precedió: "Nadie había sufrido como él" (Experiencias, Viva Cristo Rey, p.76, fol.514). En esta perspectiva se entiende lo que le había dicho su primer director espiritual (Sr. Camacho), y que ella escribirá en sus notas íntimas: "Y si tu cruz es amarla mucho y no dártela el Señor?" (Experiencias, María ha escogido, p.103, fol.539).

Hay que ir aprendiendo a progresar en la vida espiritual, apreciando el valor de la cruz: "Al principio, cuando el alma aún no ha llegado a la íntima unión con Dios, no sabe apreciar en su justo valor las cruces que él le envía" (Estudios, estudio sobre la Regla..., p.223, fol.656). En este sentido, anotaba M. Inés en sus Ejercicios: "Fruto especial: El termómetro de mi santidad es el seguir a Cristo en el camino del Calvario" (Ejercicios 1933, p.341, fol.768).

A veces, en el diálogo con el Señor, aparece este deseo de acompañarle en su pasión: "Oh mi dulcísimo Jesús, atormentado por mi, muerto por mi, ¿quien podrá entristecerse y afligirse por las tristezas y penas de este mundo, si te mira a ti en la cruz? Graba Señor en mi corazón tus llagas y tu Pasión, porque entonces, tu yugo es suave y tu carga ligera. En espíritu quiero permanecer siempre al pie de la cruz" (Ejercicios 1933, p.343, fol.770-771). Sólo el Señor puede dar la paz y la confianza en medio de las pruebas: "Enamórame de tu cruz, de tus dolores, de tus desprecios, y mándame lo que quieras, pero que la confianza en ti crezca también, hasta lo infinito" (Ejercicios 1950, p.478, fol.904).

Al meditar la pasión, desde los amores de Cristo, se comienza a entender el misterio de la cruz: "Me detendré más bien en sus dolores internos, para sentirlos yo con él" (Ejercicios 1941, p.414, fol.840). Entonces se aprende a buscar "a Cristo, y éste crucificado" (Estudios, De qué sirve..., p.173, fol.608). Los votos de la vida consagrada unen a Cristo en la cruz: "Los votos... la fijan, como con tres clavos, a la cruz de Jesucristo... quisiera vivir así, siempre enclavada en la cruz que su prometido le da, pues está segura que él no la dejará jamás sola" (Estudios, Excelencia de la vida religiosa, p.184-185, fol.618-619). Repetidas veces se aconseja meditar la pasión (cfr. Consejos, p.1336).

El camino de la cruz es siempre hacia la luz. Así lo dice el título del cap.X de la Lira, 1ª parte: "NUESTRA VOCACION DE LA CRUZ A LA LUZ". Y lo explica así: "De la Cruz Redentora del Divino Salvador a la Cruz sangrienta y dolorosa del alma que se ofrece como víctima a su Dios, para acompañarlo en su Pasión, tanto, cuanto el Buen Jesús, juzgue su alma puede soportar. Cruz, que, la mayor parte de las veces será invisible a los humanos"... (Lira, 1ª parte, cap.X).

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La fecundidad de la cruz

El camino de la santidad y de apostolado es camino de configuración con Cristo crucificado: "Los santos, son, fueron y serán siempre a través del evangelio, calcados en Jesús crucificado" (Circulares, Doc.02813, I, p.5579). No hay ningún avance espiritual ni apostólico sin la cruz: "Sin oración y sin cruz, nada santo se logra en esta vida" (Locales, 23 mayo 1979, V, p.5470). Ver consejos parecidos en: Locales, I, pp.4565, 4580, 4652, 4715s; II, pp.4910, 4951, 45039s, 5096; IV, pp.5187s, 5190, 5193, 5207; V, p.5470; Familia, I, pp.1410, 1492s; II, p.1735.

Las almas son fruto de la cruz. En unión con María, se percibe la fecundidad apostólica del sufrimiento: "Mi alma me parecía un campo sembrado de cruces de diferentes tamaños; a todas las adoraba reverente; en todas ellas contemplaba tu efigie y mi amor se enardecía viéndome en posesión de tanta riqueza, que empleaba, en unión de mi Madre celestial, por la salvación de las almas" (Experiencias, María ha escogido la mejor parte, p.101, fol.538). "Y, aunque no crea amar esta cruz, te la doy por las almas" (Experiencias, Cinco cuadernitos, p.16, fol.457)

Todo avance en el apostolado y en la santidad supone cargar con la cruz de Jesús. Por esto, los seguidores de Jesús "no han querido empuñar otras armas en la conquista de las almas, que las de la cruz redentora" (Estudios, Sobre los santos evangelios, p.203, fol.637). "Sí, hijas de mi corazón, arriba los corazones. Amemos la cruz, sólo ella puede salvar el mundo... Quisiera que se nos metiera muy hondo, allá en la sindéresis del alma, que el don más grande que Dios puede hacer a una alma que ama es: su cruz" (Documentos de Fundación, 26 julio 1951, II, p.286-287).

Para construir la comunidad en la caridad, se necesita una vida de oblación: "Hijas, quienquiera de nosotras de verdad que desee el bien de su Instituto, desee ser lazo de unión, deberá colocarse en la cruz de Cristo, dispuesta a sufrir incomprensiones, humillaciones, ingratitudes, etc...a cambio de unir las hermanas entre sí" (Circulares, 20 abril 1961, I, p.5552). El Víacrucis viene a ser una escuela para meditar y vivir el misterio de la cruz (cfr. Ejercicios 1933, p.342; Experiencias, pp.68, 114; Circulares, I, p.5571).

Temas complementarios: Cristo Esposo, penitencia (cuaresma), resurrección (Pascua), sufrimiento, etc.

Cuaresma (v. PENITENCIA)

Cultura (v. FORMACIÓN)