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 · Web viewSu amor siempre presente y acogedor fue experiencia fundante para nuestra preadolescente. De la comprensión y vivencia de este amor, Laura tomará las fuerzas para cumplir

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ITINERARIO ESPIRITUAL DE “LAURA VICUÑA”

“CAMINO DE LUZ”

1. EL REGALO DE LA VIDA

2. DIOS ME HACE SU HIJA

3. EMIGRANTE SIEMPRE EN BÚSQUEDA

4. UNA CASA QUE ACOGE

5. LA AMISTAD ES UNA FIESTA

6. MI ENCUENTRO CON JESÚS

7. SOY HIJA DE MARÍA

8. MI VIDA POR LA TUYA

CONCLUSION

PRESENTACIÓN

Cuando el Papa Juan Pablo II habla a los jóvenes, es directo en presentarles abiertamente las metas a las cuales están llamados como hijos de Dios. Con naturalidad y sin miedo les habla, de mirar a Jesús Hijo del Padre y única meta a la que todo bautizado debe dirigirse como modelo de vida.

En su visita a Chile, con impresionante fuerza gritó a la multitud de jóvenes que lo acompañaron en el Estadio Nacional: “MIRADLO A EL”. Su voz resonó en el amplio estadio provocando un impresionante silencio que muchos jóvenes y adultos todavía recordamos.

En Toronto, nuevamente les recuerda con la convicción que le es característica, de no esperar a la mayoría de edad para transitar por los caminos de la santidad, ya que ésta, es tan joven como la eterna juventud de Dios. Vivamente, insiste que la santidad no es cuestión de edad.

Al presentar el “Itinerario Espiritual de Laura Vicuña, resuenan vibrantes las invitaciones del Santo Padre para ayudar y acompañar a los niños y jóvenes por los senderos de la plenitud verdadera, es decir: la santidad de vida.

El Camino de Luz que presentamos es una reflexión que siguiendo un itinerario sencillo nos regala algunas facetas de la vida y santidad de la Beata Laura Vicuña. Una niña con dificultades y pesares familiares, pero abierta a la gracia del Espíritu Santo. Con su vida nos dice, que la santidad se gesta en forma sencilla acogiendo del ambiente que le toca vivir lo más positivo; aceptando por otra parte, aquello que es adverso, sin estridencias y con una valentía propia de aquellos que hacen opciones radicales.

Las conclusiones que este camino presenta, reflejan con claridad aspectos determinantes de su Proyecto de Vida, conjugando armónicamente lo humano y lo divino.

Esperamos que su lectura, en este centenario de su Pascua, sea un aporte al conocimiento de su corta pero intensa vida de amor y entrega.

Auguramos que la buena reflexión, convierta al lector en animador de caminos de santidad cotidiana.

Equipo Educación de la Fe

Hijas de María Auxiliadora

|ITINERARIO ESPIRITUAL DE LAURA VICUÑA

«CAMINO DE LA LUZ»

Presentamos el camino de la luz de la adolescente Laura Vicuña. Si bien, no pretende ser una exhaustiva investigación científica, es una pequeña iluminación de cómo Dios va modelando entre sus manos la arcilla de la vida de Laura.

1. EL REGALO DE LA VIDA

“Felices los que reciben la vida como don, porque su caminar será una entrega constante”

“Antes de formarte en el seno de tu madre, yo te conocía”

Jer 1, 5ª

El 05 de abril de 1891 nace nuestra pequeña protagonista en la ciudad de Santiago, República de Chile. Hija de Domingo Vicuña y Mercedes Pino. Llega a la vida en circunstancias históricas conflictivas, su padre un perseguido político por los antibalmacedista. Pero no es este el punto más importante, según Brugna, de la situación familiar de Laura. Sino la delicada situación de los padres de nuestra Beata.

No se puede afirmar con seguridad que realmente los padres de Laura estuviesen casados. Nuestra intención no es dar una respuesta a esta interrogante, sino más bien desde esta situación familiar, tan común hoy en día, ahondar la dimensión espiritual de Laura.

Laura nace, de una relación de amor entre dos personas. Laura nace de una historia. De hecho, la Sagrada Escritura está impregnada de historias de amor ¿no es amor la historia de un Dios celoso, que busca con paciencia ser el Dios único y fiel de un pueblo? Encontramos muchas historias de amor o pasión en la Sagrada Escritura, donde Dios va escribiendo derecho en renglones torcidos su historia de salvación. Pensemos en la historia de David y su amor pasional por Betsabé. De esta relación nace el gran Rey de Israel, Salomón. Dios perdona el pecado de David y mantiene su fidelidad y sus promesas a los descendientes de David. Más aún, Salomón, será el beneficiario de dichas promesas: Dios hará pasar su gracia por donde pasó el pecado. Ésta es una vez más la demostración que Dios utiliza los caminos menos evidentes para nosotros. Todo dentro de un proyecto de amor.

Laura es parte, como todos nosotros, de este proyecto de salvación. Aquella niña, que a muy temprana edad sufre la orfandad del padre, fue un espíritu empapado de la presencia de Dios en su vida. Supo acoger el regalo de la vida que gratuitamente había recibido para hacer de ésta una respuesta constante de amor a Dios y los hermanos. Hay personas que acogen o viven con mayor intensidad aquello que nos dice la Dei Verbum:

“Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a su comunicación y recibirlos en su compañía”.

Por lo tanto podemos afirmar que el itinerario de Laura inicia justamente con su nacimiento, cuando la vida engendrada, cuidada y acogida se hace don para recibir las múltiples gracias a las cuales Dios invita al hombre a dar también su respuesta al amor gratuito que él ofrece. Ahora, el “regalo de la vida” de Laura, no se puede solo reducir a su nacimiento biológico, hay un nacimiento también espiritual que, en el caso de nuestra Beata, sucede a los pocos días de su nacimiento: su Bautismo.

Por otro lado, será toda la corta vida de Laura un dar una constante respuesta a Dios a este llamado de amor que se hace don y gratuidad hasta el punto de dar y ofrecer la propia vida a Aquel que le fue su autor.

¿Se podría afirmar que Laura era un alma contemplativa? Según los estudios sobre Laura no hay muchos argumentos para afirmarlo, pero lo era sin duda. Según Brugna, lo más valioso de Laura, en esta dimensión contemplativa de la vida, fue su colaboración a la obra del Espíritu Santo, es decir, su apertura a Dios. Si analizáramos algunos contemplativos de la Sagrada Escritura podemos verificar esta afirmación.

Hablemos de Jeremías. Yahvé le asegura que antes de formarlo en el seno de su madre, ya lo conocía, y lo había consagrado y destinado para ser profeta de las naciones. Jeremías será dirigido por la fuerza del Espíritu, los miedos de su naturaleza tendrán que someterse. No es una vida fácil la del profeta, la prueba mayor no es la hostilidad de los hombres, sino el aprendizaje diario de la convivencia con Dios. Más el Señor le afirma que a pesar de todas tribulaciones y dificultades, estará con él para ampararlo. Esta historia es también para cada uno de nosotros como lo fue para Laura. No somos productos al azar. En su plan eterno, Dios ha visto en forma especial, junto a Cristo, aquellos a los que encarga una misión más trascendental. Esta experiencia pasa por la libertad de Laura, acogiendo su vida acoge la llamada de Dios a ser profeta del amor y entregar libremente la vida.

La vida no es otra cosa si no una respuesta al soplo de vida que Dios da a cada uno. Laura acogió el ruah de la vida, e hizo de ésta un fecundo sí de amor. La vida hecha entrega, la vida acogida y donada, la vida que se hace palabra de Dios: Bienaventurado quien pierde la vida por amor, porque Dios es su fuente inagotable de eternidad. De hecho podemos leer en uno de sus escritos uno de los propósitos el día

de su primera comunión: “Dios mío, quiero amarte y servirte toda la vida: por eso te doy mi alma, mi corazón y todo mi ser”.

Laura descubrió el sentido de la vida, a partir del dolor de ver a la madre que la acompaña en tal trascendental día y no comulga. Laura descubre que la vida no puede ser sino un don para que “otros” descubran la vida en abundancia, como ella lo descubrió. Para algunos en este día de la primera comunión comienza el drama de la vida de Laura, para nosotros es la respuesta conciente a Dios, madurando las consecuencias del dar la vida como Jesús.

2. DIOS ME HACE SU HIJA

¡Felices los renacidos por el agua bautismal, porque de su corazón brota el germen de la vida”

“He puesto sobre ti mi Espíritu”

Is 42,1

Hemos afirmado que en la vida de Laura hay un nacimiento también espiritual: su Bautismo. Laura es bautizada el 24 de mayo de1891 en la Iglesia de Santa Ana, Santiago. Escribe el Padre Crestanello:

“A los pocos días de su nacimiento le fue administrado el santo bautismo, queriendo Dios tomar posesión, con su divina gracia y los más pronto posible, de aquel tierno corazón, purificarlo y hacerlo suyo”.

El Bautismo es el sacramento, por medio del cual, el hombre nace a la vida espiritual, por medio del agua y la invocación a la Santísima Trinidad. El Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, es el pórtico de la Vida en el Espíritu, y además es la puerta que nos abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo, somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo, y somos incorporados a la Iglesia, haciéndonos partícipes de su misión.

Podemos decir que, el Bautismo es el sello y el más bello y magnifico de los dones de Dios... Es "Don", porque Dios se lo da a los que nada han hecho para recibirlo, y también, podríamos decir, que es "Sello", porque nos guarda y es signo de la soberanía de Dios.

En las Sagradas Escrituras se encuentran muchas prefiguraciones de este sacramento. A continuación haremos mención de algunos. El Génesis, por ejemplo, nos

habla del agua como fuente de la vida y de la fecundidad. La Sagrada Escritura dice que el Espíritu de Dios "se cernía" sobre ella.

El arca de Noé es otra de las prefiguraciones que la Iglesia nos menciona. Por el arca, "unos pocos, es decir ocho personas, fueron salvadas a través del agua." Si el agua de manantial significa la vida, el agua en el mar es un símbolo de la muerte. Por lo cual, pudo ser símbolo del misterio de la cruz. Por este simbolismo el bautismo significa "la comunión con la muerte de Cristo."

Sobre todo el paso del Mar Rojo, verdadera liberación de Israel de la esclavitud de Egipto, es donde se anuncia la liberación obrada por el bautismo, se entra como esclavos en el agua y salen liberados. También el paso por el Jordán, donde el pueblo de Israel recibe la tierra prometida, es una prefiguración de este sacramento.

Todas estas prefiguraciones tienen su culmen en la figura de Cristo. Él mismo, recibe el bautismo de Juan, el Bautista, el cual estaba destinado a los pecadores y Él sin haber cometido pecado, se somete para "cumplir toda justicia". Desciende el Espíritu sobre Cristo y el Padre manifiesta a Jesús como su "Hijo amado". Cristo se dejó bautizar por amor y humildad, y así darnos ejemplo. Si recordamos el encuentro de Jesús con Nicodemo, vemos como Él le explica la necesidad de recibir el bautismo.

Después de su Resurrección confiere la misión de bautizar a sus apóstoles. “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra, id pues, enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

Con su Pascua, Cristo hizo posible el bautismo para todos los hombres. Ya había hablado de su pasión, "bautismo" con que debía de ser bautizado. La sangre y el agua que brotaron del costado traspasado por la lanza del soldado de Jesús crucificado, son figuras del "bautismo" y de la "eucaristía", ambos sacramentos de la nueva vida; desde entonces es posible "nacer del agua y del Espíritu" para entrar en el Reino de Dios. Desde el día de Pentecostés, la Iglesia ha administrado el bautismo siguiendo los pasos de Cristo.

Así es como también nuestra Beata Laura Vicuña, nace del agua y del Espíritu para nacer a una vida nueva, la que la lleva al paso de pocos años a alcanzar la madurez espiritual que le permite volver a las “fuentes” de la verdadera Agua donde nunca más se experimenta la sed. Influyó, seguramente, por una parte su precaria salud, por otro, su apertura y colaboración a la obra del Espíritu Santo que encontró la tierra fértil para hacer crecer en ella la gracia bautismal. Afirma Brugna:

“La salud de Laura fue precaria desde el nacimiento: la enfermedad que tuvo en su infancia, las penurias, los fríos y mojaduras a que fue sometida a los ocho años, en el largo y accidentando viaje hacia Junín, enervaron su resistencia física. Por otra parte, y sobre todo, fue su espíritu empapado de Dios, total y continuamente tenso hacia Él, el que la consumió más dura y rápidamente. Lo cual, por cierto, no fue un mal, pues todos, pronto o tarde, terminamos en la consunción final de la muerte; pero en Laura ha sido el medio apresurado de unión eterna con su Amado”.

Laura cuidó con esmero las gracias recibidas en el bautismo. Se narra en una de sus biografías que una compañera pregunta a Laura sobre cual de las virtudes era la que más apreciaba, Laura responde que todas, no obstante que las que más le agradaban era la humildad, la obediencia, la caridad y la castidad. De hecho se testimonia que para Laura la obediencia era la misma voz de Dios que se manifestaba hasta en los horarios o reglamentos.

Sentirse y sabida “hija” de Dios Padre, despertó en Laura el deseo de la Santidad y de la comunión constante con Dios. Es el camino ascensional hacia el Amor de los Amores, es el camino de quien se sabe relacionado, no con una idea, sino con una Persona, que ha marcado con su “sello” de santidad, y a la cual Laura no puso resistencias.

La madurez espiritual de Laura se va desarrollando en este “camino de luz” que queremos compartir y que vamos juntos descubriendo. Descubrir a Laura en su camino de Luz es descubrir nuestro propio camino de santidad y de respuesta al llamado de Dios en el don de nuestra propia vida y en el don del bautismo.

3. EMIGRANTE EN BÚSQUEDA DE UNA TIERRA

¡Felices los que están siempre en marcha porque serán los primeros en llegar al Corazón del Padre!

“Deja tu país…y anda a la tierra

que yo te mostraré”

Gn. 12,1

Cuando Abraham es llamado por Dios inicia un camino desconocido para él. Su fe hace que la realización de la promesa a través de su respuesta, le lleve a ser padre de un gran pueblo. Cuando Dios elige y llama, los caminos son insospechados, llenos de luces y sombras que llevan a la consecución de una meta donde el Padre conduce a sus hijos para mostrar su infinito amor y regalar la plenitud verdadera.

La incipiente familia formada por Don José Domingo Vicuña, de notable familia, y Doña Mercedes, mujer sencilla y de modesta situación económica, vio su serenidad y seguridad peligrando por los acontecimientos de la revolución. La carrera militar de Don Domingo le había puesto en las filas del régimen presidencial. Los acontecimientos históricos de Chile en el 1891 y la caída del gobierno de José Manuel Balmaceda obligaron al matrimonio al exilio huyendo de Santiago.

Laura, primogénita de la familia, inicia un éxodo muy común también en esta sociedad actual, que por diversas razones está constreñida a vivir la itinerancia en búsqueda de dignidad y seguridad. Cabe preguntarnos en la fe: ¿Quién será esta niña? ¿Cómo los acontecimientos le arrebatan la seguridad y tranquilidad desde los inicios de sus días? ¿Cuál será el mensaje de su testimonio?

La sociedad globalizada de hoy día genera miles de niños en riesgo social, sin afecto y sin dignidad. ¿Qué puede decirnos Laura, niña llevada en los brazos de sus padres? Ella inicia un éxodo que hace recordar las palabras de la Escritura: “Deja tu país… y anda a la tierra que yo te mostraré”.

El autoexilio fue la primera realidad que vive esta familia que debió partir a Temuco en la primavera de 1894, para iniciar una nueva vida. La situación de inseguridad, la falta de lo necesario, fueron los compañeros de Don Domingo y Doña Mercedes. Laura camina sin saber a donde va; el calor del amor de sus padres habrá cobijado la desdicha de esta situación que parece tan antigua como la historia.

Temuco, tierra del sur de Chile, recibió con su frío y lluvioso clima a Laura y sus padres con la intencionalidad de reiniciar su vida, brindándoles alegrías y pesares. La pequeña población flotante con habitantes heterogéneos, es testigo del nacimiento de Julia Amanda única hermana de Laura que ve la luz en 1894. Su padre muere en forma improvisa dos meses después de una pulmonitis aguda, dejando a la familia en el más completo desamparo.

La inseguridad y la búsqueda llaman a la puerta del corazón de Doña Mercedes que intenta nuevos caminos para poder sobrevivir y entregar a sus pequeñas hijas un modo de vida y una manera de salir adelante.

Otro viaje diferente del primero emprenden nuestras emigrantes. La caravana del grupo familiar Vicuña toma la ruta del Norte de Temuco, un viaje largo y dificultoso, con innumerables peripecias. Doña Mercedes al entrar a la Argentina por Neuquén, tiene fija una meta precisa - casi una obsesión-: Junín de los Andes.

Brugna, destaca con fuerza y claridad que para ella, no era solamente el anhelo de encontrar un trabajo y conseguir la tranquilidad que por razones políticas no tenía en Chile. “Ella perseguía una meta clara aún a costa de sacrificios y dolorosas aventuras, quería conseguir el colegio de las Hermanas, estar al lado de ellas y conseguir la educación para sus hijas. Norquín, Las Lajas, Chapelco y Junín de los Andes fue el itinerario que realizaron nuestras emigrantes.

El relato sigue destacando la lentitud del viaje por las dificultades climáticas y nos presenta a Laura en Las Lajas asistiendo a las clases de catecismo. Aquí vive Laura la impactante experiencia de una compañera que desobedeciendo a su mamá perdió la vida ahogándose en el río Agrio, (afluente del Neuquén) experiencia que le hará valorar mucho la obediencia.

El camino se hace lento y Doña Mercedes espera siempre con la atracción de la meta: Junín. Ella espera, y la ocasión se presenta cuando a finales de Mayo de 1899, llega de viaje el estanciero Manuel Mora, que le ofrece ayuda y la posibilidad de continuar el viaje hacia el sur.

Todavía por la crudeza del invierno deben permanecer en Chapelco donde son recibidas por la familia Fosbery quien les acoge dando trabajo a Mercedes y cobijo a sus dos hijas. Esta situación dura muy poco, pues el capitán Fosbery debe trasladarse y nuestras protagonistas deberán seguir itinerando. Mercedes finalmente encuentra trabajo y acogida en la hacienda de Manuel Mora

Cuando Dios llama a Abraham éste inicia un éxodo de experiencias y realizaciones que sustentan una promesa en la que él cree firmemente. Laura pareciera ser hija de una promesa de incertidumbre y desamparo; pero bien sabemos que nada en la vida de un creyente es al azar. La Providencia está detrás de cada hijo suyo conduciéndole por senderos a veces desconocidos hasta llegar a la meta. La capacidad de acoger los caminos del Espíritu y descubrir en la propia realidad los designios que la Providencia asigna es el desafío permanente que está en el corazón de cada bautizado. Muchos detestan de su camino o su suerte, otros, la acogen y descubren betas insospechadas en el tejido que la Providencia prepara para la plenitud verdadera.

Desconcierto y dolor habrán sido los sentimientos de Abraham cuando Yavé le solicita la entrega del hijo de la Promesa. Su fe inquebrantable en aquel Dios que le muestra caminos desconcertantes para hacerlo padre de un gran pueblo, es el ancla que le pone en comunicación con Aquel que le había dicho: “te haré padre de un gran pueblo”. Este Señor, gestor, garante y propositor de la Alianza de Salvación para el pueblo, busca entre sus hijos los colaboradores de esta misión involucrándolos en la tarea salvadora.

Laura, vivió un éxodo, que bien nos recuerda los éxodos de estos tiempos donde tantos inmigrantes refugiados y desplazados deambulan sin los derechos más fundamentales. Son miles de rostros que llaman para poder VIVIR y SER; son tantas niñas y jóvenes con las mismas desdichas que a ella le tocó vivir: inmigrantes, carentes de afecto, expuestas a la explotación de mafias inescrupulosas. Nuestra pequeña emigrante ¿puede decirles con su vida y experiencia una palabra de esperanza y confianza?

El Padre Crestanello, biógrafo y director espiritual, nos presenta a Laura recordando positivamente los momentos y amistades habidos en su paso por los lugares de su dificultoso e inseguro itinerario hasta su llegada al colegio.

Siempre en camino y en búsqueda hacia la meta fue la experiencia en esta tierna edad de nueve años, donde Laura vive como itinerante… “Deja tu país… y anda donde yo te mostraré” escuchó Abraham de su Dios Yavé. La vida en camino, fue para ella el contacto con la inseguridad que la introduciría por los senderos de los sencillos y elegidos a pregustar aquí en la tierra el contacto con la fuerza de lo trascendente que llama desde la realidad humana a quien quiere para hacerle partícipe de una transformación en la que sobran las palabras y la vida grita diciendo: “Dios está aquí”.

Las rasgos de su comportamiento presentados por su director espiritual muestran la normalidad de su actuar; viveza y entereza de quien sabe muy bien lo que quiere y hacia donde va. Los desamparos de nuestra pequeña emigrante, el deambular en busca de seguridad para vivir ¿le habrán formado un carácter acostumbrado al sacrificio y a valorar lo que las circunstancias ofrecen?

Los caminos de Dios son para cada Hijo suyo un misterio de amor y Providencia. La libertad de quien los acoge hace que se conviertan en dolor para quien los protagoniza y testimonio para quien observando detenidamente constata que la acción del Espiritu en las personas abiertas a Él son como el que escala las cimas y desde ellas contempla la belleza de las montañas y las maravillas de un horizonte sin límites.

Poseer a Dios en el corazón es la mayor de las plenitudes que muchos niños y jóvenes de todos los tiempos han experimentado; Laura en su corta vida puede afirmarnos esta realidad.

Las Hijas de María Auxiliadora establecidas en Junín de los Andes, fueron testigos junto con su director espiritual, de los caminos de Laura en búsqueda de la plenitud verdadera. Junín fue el lugar donde Laura concluyó su experiencia de emigrante viviendo intensamente los silencios de la búsqueda y entrega que calladamente el Espíritu le suscitaba.

4. UNA CASA QUE ACOGE

“Felices los que acogen a todos con bondad, porque Dios les mostrará en vida la ternura y plenitud del corazón”

“A ti te las confío”

Crono historia Fma.

Nuestras viajeras llegan al colegio de las Hijas de María Auxiliadora de Junín, solicitando ser recibidas como alumnas internas por doña Mercedes y precisamente en época de vacaciones el 21 de Enero de 1900. En la inscripción aparecen las hermanas Vicuña, Laura con 9 años y Julia 6 como hijas de Domingo y Mercedes, chilenos y católicos.

Es de imaginar el dolor de las niñas al separarse de su madre. El testimonio de quien las recibió afirma que Julia lloraba y Laura estaba triste y pensativa. Su director sin embargo afirma que Laura demostraba manifestaciones de contento “muy contrarias a su acostumbrada moderación”.

“A ti te las confío” había escuchado María Mazzarello en la visión de Borgo Alto, donde la Virgen le asignaba una tarea para ella y sus hijas. Las Hijas de María Auxiliadora instaladas en Junín hacía poco tiempo, ofrecían sencillamente el cariño y la acogida a estas niñas que llegaban a casa, hijas de emigrantes y gente sencilla de la zona.

Las hermanas tenían en el corazón su radical amor por Jesucristo pobre y obediente al Padre. La vida de sencillez y austeridad de aquellos tiempos las centraba en lo esencial. Anunciar a Jesucristo, hacerlo amar por los demás con un corazón bondadoso y alegre era su única misión.

En el ambiente pobre y sencillo de Junín, se respiraba un aire de especial alegría. El Sistema Preventivo de Don Bosco, fundamentado en la Fe, la Religión y el Amor, le daban su identidad. Aquí la protagonista es la “Persona” de la niña y la joven, a quien se le ayuda a ser gestora de su crecimiento, hasta hacerse protagonista de su libertad.

El estilo educativo, genera y fomenta las condiciones para ayudar a niñas y jóvenes a desarrollar los grandes ideales, y así propiciar los caminos de la santidad. Las hermanas vivían con las niñas el espíritu de familia característica carismática de las hijas de D. Bosco, quien quiso que sus obras educativas cultivaran un estilo familiar.

Este ambiente de sencillez y acogida propio del carisma, que quiere hacer a las niñas y jóvenes “Honestas ciudadanas y buenas cristianas”, acogió a Laura para ofrecerle la seguridad y formación que no tenía en la estancia de Quilquihué.

La Comunidad Educativa recibió Laura, quien con corazón abierto va gestando su respuesta al llamado de santidad, que le hizo el Señor en su vida .Al referirse a este modo de educar se destacan expresiones que ponen de manifiesto la influencia de este ambiente, al que nuestros fundadores Don Bosco Y Madre Mazzarello daban primordial importancia: “… la Misión Salesiana constituía un ambiente educativo unitario, del cual surgió Laura Vicuña”.

Los recreos, el canto, el juego, las fiestas, el estudio, los actos académicos y teatros se entrelazan dando un estilo peculiar donde el educando se siente en un ambiente sereno propicio para el crecimiento integral. El clima envolvía a quienes vivían en la Misión Salesiana con las celebraciones religiosas, el Triduo Escolar al inicio del año, los Ejercicios Espirituales y los acontecimientos formativos y espirituales propios de la época.

Laura, vive su experiencia escolar en este ambiente, comprometiéndose en las propuestas que le ofrecen; siendo protagonista y líder positivo. En una oportunidad “Laura confunde a unos niños y niñas que hablaban calumniando a los colegios de las Hermanas y de los Padres diciendo que daban poca y mala comida. Todos eran sanos y robustos. Ella con sencillez, pero con firmeza (afirma) “Bien claro demuestran la verdad de cuanto estáis diciendo vuestra flacura, palidez y debilidad…” los compañeros cambiaron avergonzados de conversación.

Laura, demostró siempre mucha libertad y valentía. Su corta trayectoria puede decir tantas cosas, especialmente, invita a las niñas a vivir los acontecimientos de la vida cotidiana con esperanza, valentía y claridad en sus decisiones. Su vida dejó el colegio impregnado de gestos simples y profundos; diciéndonos que la santidad es cercana a quienes están abiertos al Dios de la Vida.

En este ambiente de valores, Laura, desarrolla su experiencia de niña y preadolescente. Ella, nos demuestra con su experiencia, que el Sistema Educativo como espiritualidad y método, es valido para presentar a los niños y jóvenes caminos de superación y santidad.

La consigna: “A ti te las confío” presente el corazón de cada Hija de María Auxiliadora fue el mandato del quehacer de aquellas hermanas con las que Laura vive sus cortos e intensos años. Los nombres de sus maestras, los lleva en el corazón: Sor Ángela Piai su directora, Sor Ana María Rodríguez, su educadora más cercana, Sor Rosa Azócar quienes la comprenden y acompañan en su enfermedad.

La quietud de los últimos tiempos de Abraham propio de los que saben de quien se han fiado ¿Habrá sido también para Laura la conclusión de su éxodo? Sus experiencias en el colegio serán para ella el itinerario de quien vive los senderos de la niñez y preadolescencia en lo cotidiano, con transparente y sencilla alegría, y con la profundidad del que abre las puertas de su ser al Espiritu y su Gracia.

5. LA AMISTAD ES UNA FIESTA

“Felices los de mirada limpia, porque con su sonrisa crean lazos de amistad”

“Quien ha encontrado un amigo,

ha encontrado un tesoro”

Sir 6, 14

La entrada al colegio, es la mediación concreta que Dios pone en la vida de Laura, para despertarla al valor profundo que tiene la existencia como regalo de Dios, para ser vivido en su presencia, su amistad y hacer de la vida diaria un regalo para otros.

El ambiente y las hermanas del colegio, hacen surgir en Laura la certeza del valor de la vida que ella asume como propia con inmensa responsabilidad. Por tanto, la vida de Laura y lo que ella llega a ser, se gestan en un ambiente cargado de valores. Su don está en que supo aprovechar al máximo las instancias de gracia que iban floreciendo a su alrededor.

Es, aquí donde Laura descubre y se abre a la amistad, un cristiano ha de ser afable, amigable con todos los hombres, no sólo con los hermanos hemos de ser así, sino con todas las personas.

Conocemos la amistad que mantuvo con Mercedes Veras, llamada siempre Merceditas, ella misma nos lo dice: “Varios hechos edificantes que noté en mi querida e inolvidable compañerita Laura Vicuña en los tres años y medio que estuve con su dulce y tan amable compañía en el Pueblo de Junín de los Andes” .

Mercedes tenía tres años más que Laura; pero ésta por su serenidad, su sentido de responsabilidad, su amor a la piedad, al estudio y al trabajo, se presentaba como una niña de mayor edad. Entre las dos se estableció una profunda amistad, se tenían una gran confianza, se estimulaban a la santidad de palabra y de ejemplo.

“Las dos amigas tenían gran apertura de corazón también con sus Superiores y con su Confesor. Sin embargo, en muchas cosas que no eran de confesión, o que podían llamar mucho la atención o parecer cosas imposibles, las dos chicas las comentaban inocentemente sólo entre las dos callándolas con todos los demás”.

Las dos amigas se potencian mutuamente para el bien, fortaleciendo su comunión y siendo un ejemplo para el resto de sus compañeras. El sentido de la amistad lleva a Laura a una comunicación y sintonía espiritual no solo con Merceditas, sino que establece una relación de cercanía con todos.

Encontramos también un ejemplo de amistad con el clérigo Félix de Valois así lo menciona el Padre Brugna: “En ese 14 de febrero de 1900, a las tres de la tarde, llegaba a la Misión Salesiana una comitiva: eran el P. Melanesio, el P. Zacarías Genghini, el clérigo Ortiz, el señor Carlos Cernada y su secretario, señor Luis Boccard. Ese primer encuentro, antes de iniciar las actividades de la Comunidad Educativa, ese sencillo estrechar de manos, esas sonrisas complacientes y diálogos intrascendentes, fueron, sin embargo, el puente de una incipiente comunicación espiritual entre dos santos: Laura Vicuña y Félix Ortiz, el clérigo. Sintonizaron enseguida. Es así que se estableció, con toda naturalidad y nobleza, una amistad definitiva y bienhechora, que durará hasta la muerte”.

“La amistad o sintonía sobrenatural de Ortiz y Laura se reflejan emotivamente, todavía seis años después de la muerte de Laura, en el dolor de Ortiz, quien al escribir en el periódico Flores del Campo acerca del recuerdo que tiene de la querida amiga, exclama: “no podemos a menos de sentir un vacío..., en vano procuramos distraernos..., su recuerdo no puede separarse de nosotros... Era imposible tratar con ella sin sentirse atraído a su amistad”.

La amistad verdadera es una hermandad que se sostiene teniendo a Cristo como fundamento. Esta amistad es un regalo de Dios para el creyente. Si damos una mirada a nuestra cultura ella se muestra libertaria, pero a la vez represiva, ya que en ella, existe una visión erotizante que prohíbe muchos gestos de amistad, por eso: “Hay que reivindicar los gestos fraternos, dos amigos pueden tener gestos de amistad: tomarse de la mano, poner la mano sobre la espalda, lo que da transparencia a la amistad es la no posesión”.

Los aportes de la psicología nos dicen que un niño/a, un preadolescente, necesita sentirse parte de un grupo, de un ambiente, en esta edad es fundamental crear vínculos, que los ayuden a determinar quiénes son y hacia dónde van. Por esto, nuestros ambientes educativos deben favorecer experiencias que fortalezcan estas vivencias, ya que en la preadolescencia y sobre todo la adolescencia, “es la gran edad de la amistad, ya que se produce el nacimiento de la interioridad y acceso a la conciencia de sí.

La adolescencia es la edad donde uno se descubre como único, teniendo el valor a los ojos de alguien que no es de la familia. Se sale de la familia, para crear una fraternidad electiva, muy parecida a aquella que se da en los lazos fraternales, pero con el encanto de la elección”. El autor, continúa afirmando: “La amistad es, del mismo modo, una construcción: implica la voluntad, es el fruto de una cualidad del alma que se llama virtud” y continúa, “... en la Iglesia, una amistad puede nacer de una vida espiritual compartida y comunitaria, proviene de la comunión y de la comunidad, no únicamente de la afectividad”.

Los niños de todas las edades necesitan sentir que encajan en su vida social, que están en su ambiente. Al llegar a la adolescencia, la necesidad de ser "parte del grupo" es más fuerte que a ninguna otra edad. Las amistades se estrechan, los vínculos son muy importantes. Es frecuente que formen grupos pequeños, cada uno con su identidad especial.

Durante la preadolescencia y la adolescencia los amigos influyen en los gustos, en la música, la ropa y los peinados, así como en las actividades en las que quieran participar. Surge el desafío de cuidar las relaciones de amistad de nuestros niños, y jóvenes, de crear ambientes educativos, que faciliten redes fortalecidas por el valor de la verdadera amistad, que como a Laura, llevó a potenciar su vida según los valores del Evangelio. Ella al encontrar la amistad, encontró el gran tesoro, la perla preciosa: el Reino de Dios. Así, también nuestros niños, y jóvenes puedan encontrar el tesoro que es Cristo Jesús. Por esto, reafirmamos con fuerza que Laura vivió en plenitud una rica experiencia de amistad, hizo de la amistad un de camino y fiesta.

6. MI ENCUENTRO CON JESÚS

“Felices los que se alimentan de Jesús Eucaristía, porque con su fuerza serán centinelas de esperanza”

“He venido para que tengan vida”

Jn. 10,10

Con facilidad Laura percibe los estímulos positivos del ambiente y los va integrando a su vida. Nos dice su biógrafo: “Aprendió rápidamente a cuida con atención de su persona, de su ropa, de sus cosas y hacer todo según un horario”. Su naturaleza abierta a la realidad la hizo gozar profundamente de todo lo que iba descubriendo como positivo y rico de significado. “Se fascinó con las fiestas salesiana, hechas de ceremonias religiosas, de poesías de cantos y de exultante alegría”.

Esta misma apertura de espíritu la abre a la vida de comunión y cercanía con Jesús. El descubrimiento de Dios señaló en Laura un dinamismo interior nuevo que encendió su corazón de un ideal claramente definido. Cuenta su biografía que después de ser informada que no podía ser Hija de María Auxiliadora, hace de este impedimento un motivo de mayor entrega a Jesús: …”quiero ser toda tuya aunque tenga que permanecer en el mundo”. Es feliz de pensar en el amor infinito de Dios. Se Alimentará y defenderá aquella llama con todas sus fuerzas. Se prepara con decisión y fuertes anhelos al día de su Primera Comunión. Es un día decisivo y fundamental, el 31 de Mayo de 1901. Se prepara con su confesión y con un acercamiento emotivo a su mamá, a quien pide perdón; y ella le da un fuerte beso en la frente de su hija.

La vivencia de Laura en estos momentos de su vida se comunica a través de sus anhelos profundos:

Primero: Oh mi Dios, quiero amarte y servirte para toda la vida; por es te doy mi alma, mi corazón, todo mi ser.

Segundo: Quiero morir antes de pecar; por eso quiero mortificarme en todo lo que me podría alejar de ti.

Tercero: Me propongo hacer todo cuanto sé y puedo para que tú seas conocido y amado y parea reparar las ofensas que recibes cada día de los hombres, especialmente de las personas de mi familia. Mi Dios dame una vida de amor, de mortificación, de sacrificio.”

La fidelidad a estos propósitos supone también la frecuencia a otro sacramento: la confesión. Será para Laura no sólo requisito de su vida moral, sino camino formativo, escuela de santidad, dando espacio a una dirección espiritual que le permite adhesión al proyecto de Dios.

Todos estos elementos nos gritan con fuerza la vivencia del estilo educativo propuesto por Don Bosco. La comunión de Laura con Jesús germina en un espacio educativo cargado, empapado de la presencia de un Dios cercano, amigo, ideal de la vida, es el núcleo de toda la aventura. En torno al valor que ella descubre y da a este encuentro personal con Jesús, gira todo su proyecto de vida y sus opiniones.

El testimonio y el anuncio de las hermanas le hacen acercarse al gran misterio que se esconde detrás de la paz, la alegría, la serenidad y la bondad de las religiosas la educan. Ella poco a poco va descubriendo el secreto: el Amor es Dios. Se da cuenta de que Dios vive en ella, por tanto ser buena quiere decir precisamente: Amar. Aquí se inicia la aventura de Laura con Jesús, vivirá en una actitud dialogal de amistad constante.

Muchas anécdotas están presentes en su biografía al respecto. Una de ellas es el nombre con que firma sus tareas escolares: “La loquita de Jesús”, expresión que muchas veces usó para excusarse cuando le preguntaban con quien hablaba, “porque se le veía de vez en cuando mover los labios, ó susurrar alguna palabra; le preguntaban qué era lo que decía:

· Nada – contestaba ella

· ¿Y cómo estás hablando a solas?-

· Así hacen los locos. – respondía sonriéndose, y de esa manera se sacaba de apuro y lograba quedarse libre de preguntas inoportunas y encubría lo que no era conveniente manifestar”.

La vivencia de un Dios personal se expresa en su sentido profundo de la oración con diálogo lleno de afecto y amistad con Jesús. Laura realizaba visitas frecuentes al Santísimo. Don Crestanello nos lo cuenta sí: “Había aprendido a visitarle, y por el amor que le tenía, habría deseado pasar largas horas en su presencia, y hacerle compañía en su soledad. Suplía a esa imposibilidad con frecuentes visitas espirituales. Muchas veces fue vista ya desde la clase, taller o patio y aún desde la cama durante la noche, dirigir sus miradas a la capilla, y con ellas los afectos de su corazón”.

El espíritu creativo e industrioso de Laura se manifiesta en detalles cotidianos que buscan comunicarse con el amado. Entregó a Dios su corazón, todo su ser y se sentía inmersa en Dios y así lo expresaba: “Me parece que Dios mismo es quien mantiene vivo en mi el recuerdo de su Divina Presencia. Donde quiera que me encuentro, ya sea en la clase, y en el patio, ese recuerdo me acompaña, me ayuda y me consuela”. La intimidad que Laura mantiene con la Persona de Jesús es la fuerza que potencia en ella esa interioridad y le hace ser fuerte, serena y decidida en sus decisiones heroicas. Jesús Eucaristía y su amor a María son ella dos fuertes pilares que fundamentan su estilo de santidad.

La presencia de Cristo que nos ama gratuitamente a cada uno y que nunca cierra los brazos de su misericordia. Su amor siempre presente y acogedor fue experiencia fundante para nuestra preadolescente. De la comprensión y vivencia de este amor, Laura tomará las fuerzas para cumplir el proyecto de amor y gozar de la vida en abundancia que el Espíritu Santo le regala.

7. “SOY HIJA DE MARIA”

“Felices los que acogen a María como Madre, porque encontrarán apoyo en sus vidas”

“He aquí a tu Madre”

Juan 19,27

Abordar el tema de la espiritualidad mariana de Laura Vicuña implica situarnos, inmediatamente, en el contexto de la pedagogía salesiana, así como Don Bosco la entendió y vivió. Laura ha madurado esta devoción casi exclusivamente en el ambiente del Colegio de Junín de los Andes, que la acogió por casi cuatro años. La riqueza espiritual de las Hermanas hacía de aquel lugar un nido de fervor, con el sabor de los orígenes.

Laura del Carmen, un nombre con sabor mariano. Los padres se lo han asignado el 5 de abril de 1891, y la Iglesia lo ha confirmado el 24 de mayo del mismo año. El haber dado a la hija primogénita un nombre que la vincula a la Virgen del Carmen, pone de manifiesto el espíritu cristiano de Domingo y Mercedes, y su devoción a María honrada bajo este título, devoción profundamente radicada en nuestro pueblo chileno. Esta particularidad nos hace suponer que Laura, cuando ingresa al Colegio en Junín, ya conoce a la Virgen y su maternidad divina –aspecto característico de la Virgen del Carmen- y que probablemente ya ha tenido con Ella un encuentro filial.

Laura Descubre A María Santísima

Sobre la base de una religiosidad mariana popular... ¿cuál es la novedad del aporte que el ambiente salesiano entrega a Laura? Es evidente el sello de María Santísima impreso en la fundación de la obra salesiana, y el celo con que Don Bosco propagó la devoción a la Madre de Dios, Inmaculada y Auxiliadora. Ella es y será siempre la “maestra”, “guía” y “refugio” de los jóvenes.

Es en este ambiente rico de espiritualidad mariana, de alegría y fiesta, de simplicidad y sencillez, de espíritu de familia y de oración que se respiraba día tras día, donde Laura comienza a dar pasos firmes y fundamentales en su relación con María, la Virgen Madre. Gozaba plenamente las fiestas salesianas, vividas entre ceremonias religiosas, cantos, poesías y música. Entre ellas, resaltan las celebraciones marianas, precedidas por novenas, triduos o, incluso, meses de preparación en que la propuesta espiritual –llamada florerilla constituía la “mejor ocasión para estimular, a la luz de María, por amor a María o en honor a María, a un cristianismo siempre más concreto y empeñativo.

Por otro lado, no es posible saber con exactitud cuáles han sido los contenidos marianos aprendidos por Laura, sin embargo, de sus palabras y escritos es fácil entrever con inconfundible claridad, la adquisición del sentido de María como Madre, Inmaculada y Auxiliadora.

Entre muchos, el aspecto que emerge en Laura con particular vigor es el hecho de la maternidad de María. Laura ve a María como Madre, Madre de Dios y de la humanidad. Si se pretende dar con el punto de partida o fundamento teológico al respecto, lo encontramos en su comprensión de María como Madre. Repetía frecuentemente: “¡Qué fortuna es para mí ser Hija de María!, ¡Cómo ha sido bueno Jesús con nosotros, dándonos a su misma Madre como madre nuestra”. Con maravilloso estupor y profunda convicción, a quien le hablaba de María, Laura repetía: “¡Ella es mi Madre!”

Así también, mientras Laura se refiere a María como Madre con tiernísimo afecto, con no menor admiración y deseo de imitar era atraída por su pureza. En esta niña, el sentido de María Inmaculada como presencia que acompaña en la lucha contra las insidias del pecado y del mal, está fuertemente presente. Cuando Manuel Mora intenta abusar de ella, es María Inmaculada en quien Laura se cobija, sea como modelo de vida a inspirarse, sea como intercesión en su favor. La medalla que llevaba consigo por ser Hija de María era motivo de gran confianza en la Virgen, en cualquier momento; Laura no está sola en la fuerte lucha que enfrenta: junto a ella está María. Y cuando la situación se presentó en toda su complejidad, ella supo resistir y vencer. Esta victoria no pudo sino ser fruto de una particular presencia de María.

Y si de este temple era la devoción de Laura tras la Inmaculada, no menos vivo e intenso era su amor por la Auxiliadora. El mismo hecho de concebir a María como Madre e Inmaculada, la guiaba a confiarse en Ella como Auxilio. Más aún, el encontrarse en un colegio puesto bajo su protección y con educadoras que llevaban su nombre, le ayuda a descubrir un nuevo aspecto de la devoción mariana. Don Bosco había experimentado y narrado innumerables veces la intervención poderosa de María a favor de la Iglesia y, en particular, de sus jóvenes y su presencia viva, materna y activa en la Congregación por él fundada. Esta experiencia la había transmitido a sus colaboradores con la pasión y el ardor propios de un hijo que quiere comunicar a todos la grandeza de la propia madre.

Los educadores y educandas de Junín se habían dejado conquistar profundamente con este mensaje y, como hijos de un tal padre, lo transmitían con gran empeño a todos. No dejaban pasar ocasión para dar a conocer las grandes gestas de María, y hacerla amar por los jóvenes e imitarla en la sencillez del cotidiano, invocándola frecuentemente con la jaculatoria: “María, auxilio de los cristianos, ruega por nosotros”.

Esta fervorosa insistencia no podía tener sino una respuesta positiva por parte de las alumnas del colegio. Laura era una de ellas. Descubrir a María como Auxiliadora la había impulsado a abrir nuevos horizontes respecto de su importante lugar en la historia de la salvación y en la Iglesia. María es la ayuda que libremente Dios se ha escogido para llevar a cumplimiento su designio salvífico; en la respuesta libre y generosa de Ella, el Verbo se hizo carne.

Laura, pese a sus cortos años, comprendió cabalmente el sentido y el valor de María como Auxiliadora; no tanto a través de una explicación teológica, sino más bien, mediante la narración de las gestas gloriosas realizadas por la Virgen en favor de sus hijos a lo largo de la historia, en especial en la vida y obra de Don Bosco.

Si en el momento de la tentación de Mora, como antes decíamos, la imagen de la Inmaculada se le presentaba como modelo de pureza, el nombre de María Auxiliadora es en su oración invocación de ayuda, de presencia, de fortaleza en la dura lucha contra el mal.

Por otro lado, el sentido apostólico, fuertemente presente en esta devoción, no deja a Laura insensible o apática frente a una situación ni a las personas. Cierta del auxilio de María, se empeña en ser, a su vez, auxiliadora con Dios por la salvación de su madre. Laura vive su devoción con entereza y solidez, y no meramente a base de sentimentalismos o débil adhesión a María; es, precisamente la Auxiliadora quien la guía a ser siempre más para los otros. Es gracias a ello que en casa la llamaban la segunda auxiliadora.

Su modo de ser nacía, naturalmente del gran amor por María Auxiliadora que los hijos y las hijas de Don Bosco continuamente alimentaban en los jóvenes. Momento fuerte e intenso de crecimiento y expansión de aquella devoción era la fiesta anual del 24 de Mayo, conmemoración litúrgica de María Auxiliadora, donde era común la convocación de tantos jóvenes y niñas que demostraban con juveniles expresiones su cariño a María. Sin embargo, aquel 24 del año 1903 merece ser especialmente recordado, pues Laura en esa ocasión manifestó de modo singular la intensidad y profundidad de su amor a la Virgen Auxiliadora. “En presencia de las autoridades civiles y eclesiales, Laura leyó con tanta gracia y suavidad su composición a María, que todos quienes la oían quedaban conmovidos. No parecía una niña de su edad. Los presentes no lograban entender cómo una niña de doce años pudiese nutrir sentimientos de tanto amor y gratitud, como lo expresaba Laura. Sin duda, sólo su corazón podía dictar aquellas dulces palabras...”

Laura concibe a María como Madre, Inmaculada y Auxiliadora. Estos aspectos no son en ella considerados de manera distinta, separada o sólo como objetos de conocimiento o lejanos a su vida. En Laura el amor a María está profundamente unido y relacionado a su vida. La devoción a su maternidad la hace penetrar en el misterio de su pureza como plenitud de gracia, y le da el sentido vivo de su ser mujer totalmente impregnada en el hoy de la historia respecto de la lucha contra el mal y el pecado. En este sentido, la acoge como la Auxiliadora, la Virgen del refugio y la guía que, junto a Jesús, la acompaña y anima a ser testimonio de la fe y fidelidad a los cotidianos deberes de la vida cristiana.

8. “MI VIDA POR LA TUYA”

“Felices si buscan entregarse totalmente por el bien de los que aman, especialmente los más cercanos, porque sus anhelos se verán cumplidos”

“No hay amor más grande que dar la Vida”

Jn. 15,13

El camino de crecimiento en la vida cristiana es un camino de maduración en la fe, de una adquisición constante y progresiva de comunión y de vida con Dios en Cristo Jesús. En esta línea, resultaría relativamente fácil hablar de madurez en la fe, respecto de los adultos, dado que en ellos hay un desarrollo humano más pleno, y la posibilidad de contar con mejores herramientas para establecer auténticos y nuevos encuentros de comunión con Dios y con los hermanos.

En el caso de Laura, preadolescente que muere poco antes de cumplir sus trece años, no es así. Ella, sin haber alcanzado la plenitud de su madurez humana, debido a su corta edad, ha dado pasos reales y concretos de una auténtica madurez en la fe. Y de esto dio múltiples demostraciones en la sencillez y cotidianidad de su vida.

La entrega de la vida que hace Laura, no es producto del azar. No hay en ella motivos superficiales o mero sentimentalismo que la lleven a tal decisión. La ofrenda de la propia vida es, en Laura, consecuencia de un corto, pero intenso recorrido de amor y comunión con Dios. Es el fruto más sabroso que esta pequeña niña pudo regalar a Aquel que dio sentido a su vida y a su misión.

Son precisamente estos hechos, los que hacen intuir en Laura la presencia de un vivo dinamismo espiritual que, sobre la base de una fundamental disposición a lo religioso, elabora un tipo de relación con Dios, del todo particular para alguien de su edad, lo que inspira en ella un acto heroico de caridad: el don de la propia vida.

Generalmente, en la vida cristiana tal dinamismo es fuertemente alimentado en la vida de piedad que busca cultivar una auténtica relación interpersonal con Dios. Ahora, observando a Laura, se nota que la piedad es uno de los aspectos más presentes en ella y mayormente resaltado por sus biógrafos.

Según el estudio realizado por sor María Dossio, resulta significativa la referencia a Santo Tomás de Aquino, acerca de los signos que evidencian la presencia de una intensa vida espiritual ya en el tiempo de la niñez; se enumeran tres: “Disposición al silencio y atención interior (el gusto de Dios); disposición a realizar gestos gratuitos (desprecio de las cosas del mundo); un sentido particular de paz y de alegría. Estas disposiciones naturales se especifican a través de una orientación sincera y duradera hacia el Señor, en el encuentro con El en una actividad prolongada y habitual de la inteligencia y de la voluntad, iluminada y sostenida por la gracia sobrenatural, en el discernimiento más o menos claro de una orientación de vida conforme a la voluntad de Dios, en la ascesis y en la lucha contra las inclinaciones desordenadas y búsqueda de sí mismo, en el apostolado y en las acciones ejercitadas por los otros para ayudarlos a encontrar a Dios y servirlo.”

Su director espiritual, da cuenta de la disposición a la acción de la gracia divina y el agrado ante la presencia de Dios y las cosas del Espíritu presentes en Laura. Así lo confirman algunos testimonios: “se notó una verdadera inclinación a la piedad. Su corazón encontraba paz y reposo en las cosas de Dios. Durante la oración se veía que su mente estaba inmersa en lo que estaba haciendo y muchas veces fue necesario avisarle que era tiempo de salir de la Iglesia”. “Puedo asegurar que Laura vivía una vida de fe, viviendo en la presencia de Dios, volviendo a El confiadamente en medio de sus problemas y enfermedades, y observando espontáneamente y por amor de Dios, los mandamientos, los preceptos de la Iglesia y sus obligaciones personales. Durante el trabajo y también en la recreación cuantas jaculatorias y oraciones repetía con todo su afecto”.

Que para Laura la oración no fue un hábito, lo testimonia la firme decisión de fidelidad a los deberes tomados cuando, en el tiempo de vacaciones en la estancia, se encuentra impedida de cumplir sus devociones. La vida al aire libre, la atracción de las amistades y de la belleza que la naturaleza le regalaba, la ausencia de estímulos adecuados y favorables, podían ser ocasión más que suficiente para sugerirle interrumpir, al menos por un tiempo su vida de oración.

Estas motivaciones no logran modificar su propósito; al contrario, ella cultiva mayormente su atención a Dios, intensifica su diálogo con El, sobre todo cuando intuye el peligro al cual se expone viviendo bajo el mismo techo con Manuel Mora. Así, cuando el peligro se hace realidad, está pronta a la lucha y sale victoriosa.

La interioridad y oración de Laura buscan ante todo el cumplimiento fiel de la voluntad de Dios en su vida, y la salvación de los pecadores. No es una búsqueda de compensaciones afectivas, o devoción sentimental. Laura busca a Dios por Dios.

En base a esto, nos surge una interrogante: si de este tipo es la relación que Laura establece con Dios, ¿quién era Dios para ella? Ciertamente, no era un Ser abstracto, lejano o, peor aún, un fruto de su fantasía. Basándonos en el estudio de sor María Dossio, vemos que los conocimientos recibidos y asimilados en el colegio le han dado el sentido de Dios, como persona viva, activa, con quien es posible entrar en diálogo y a quien se debe amor, obediencia y máximo respeto, sin perder nada de la confianza propia de una hija hacia su Padre. Si Laura no hubiese tenido experiencia viva de Dios y no lo hubiese considerado como bien absoluto y trascendental, no encontraríamos explicaciones a sus actitudes de profunda adoración, de adhesión amorosa a su voluntad y, al mismo tiempo, de confianza absoluta en El.

Para Laura, es connatural la comunicación con Dios. “Me parece –es ella quien lo afirma- que Dios mismo mantiene vivo en mí el recuerdo de su Divina Presencia. Donde quiera que me encuentre, sea en clases, sea en el patio, este recuerdo me acompaña, me conforta me ayuda a hacer todo mejor y no me distrae de ningún modo, porque yo aún no pensando en esto, sin pensarlo me encuentro gozando en este recuerdo”.

Podemos ahora, hablar de madurez de fe en Laura. El haber puesto a Dios al centro de su existencia ha significado para ella no sólo una intensa vida de piedad, sino también un empeño máximo en la caridad. Una fe que no impregne la totalidad de la vida, y que no la modifique, no puede ser verdadera.

Por eso, al confirmar la autenticidad de la fe de Laura, hacemos referencia directa al máximo gesto de amor en la donación oblativa de su vida por la conversión de su madre. Este es el fruto maduro de una piedad seria, auténtica, sellada en el agradecimiento de Dios que acoge la ofrenda y dona a Doña Mercedes la salvación invocada. Porque “no hay amor más grande que dar la vida...” Laura lo ha comprendido y no ha dudado en llevarlo a cabo. Aunque sin este gesto, en sí mismo altamente significativo, su vida es rica de hechos, de signos que manifiestan la acción transformante de la gracia en su persona y en sus acciones en relación al ejercicio de la caridad.

Finalmente, diremos que la vida de Laura está inserta totalmente en lo cotidiano, a tal punto que una mirada superficial es incapaz de descubrir la magnitud de su interioridad. Mas, por los frutos se reconoce al árbol, de la conclusión de su vida nos es posible descubrir su temple. Sólo el amor de Dios cultivado con delicadeza y constancia, le posibilita una constante comunión con El, que la impulsa a cumplir el gesto más grande de su vida: la donación total de sí por la salvación de su madre. Esto confirma que, también los preadolescentes, empujados por el amor, pueden hacer de su vida, sin medida, el don de sí mismos a Dios y al prójimo.

Su Santidad Juan Pablo II, hablando a los jóvenes en Toronto, les decía: “No esperéis tener más años para aventuraros por la senda de la santidad! La santidad es siempre joven, así como es joven la eterna juventud de Dios. La santidad no es cuestión de edad” Así nos lo ha demostrado nuestra Beata Laura Vicuña.

CONCLUSIÓN

SU VIDA NOS DICE

Luego de este itinerario quisiéramos prensar las impresiones sobre la corta vida de esta niña; que siendo breve, tiene sin embargo la profundidad de quien siente dentro de si la certeza de ser visitada por una fuerza interior impulsora de caminos; que unido a su disposición personal, la condujo por los caminos de la plenitud verdadera.

· Nuestra preadolescente Laura, es activa, dinámica, sencilla e inserta en su ambiente en forma normal, capaz de realizar opciones sencillas y también heroicas.

· El ambiente educativo- salesiano favoreció a Laura encontrarse consigo misma para responder a la invitación que Dios le hacía a la santidad cotidiana.

· El mensaje de su vida nos habla de su capacidad de acoger las vicisitudes familiares del cotidiano con serenidad, reaccionando en forma positiva.

Dos grandes elementos se hacen persistentes en su itinerario espiritual:

A. Humanamente es capaz:

· De vivir con serenidad y alegría cultivando plenamente la amistad

· De hacerse respetar y defender su dignidad de niña - mujer.

· De vivir en obediencia al confesor y a sus educadoras

B. Su proyecto de vida cristiana se destaca por:

· La interioridad cultivada, a través de la dirección espiritual

· La devoción a María

· La frecuencia del sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía,

· El amor a Jesús Sacramentado manifestado en sus frecuentes encuentros en los tiempos libres de estudio.

· Capacidad de amar con transparencia los cercanos hasta ser capaz de entregar su vida para que otros experimenten la alegría y de vivir la experiencia de ser Hijos de Dios.

� Las persecuciones se sucedieron en la revolución de 1891, año del nacimiento de Laura vicuña y muerte de José Manuel Balmaceda.

� Cf. BRUGNA CIRO, “Aportes para el conocimiento de Laura Vicuña”, 161-172.

� Cf. 2 Sam 11-12.

� CONSTITUCIÓN DOGMATICA, Dei Verbum, n. 2.

� Cf BRUGNA, 185.

� Cf, Jer 1, 1ss.

� Lo mismo se puede apreciar en Moisés (Ex 3, 12) y en Pablo (He 26, 17).

� Cf Gn 2, 7.

� BRUGNA, 213.

� CRESTANELLO AUGUSTO, Vida de Laura Vicuña. Alumna de las Hijas de María Auxiliadora e Hija de María Inmaculada, Santiago, Escuela Tip. Gratitud Nacional 1991, 8.

� CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n. 1213.

� Gn 1, 2.

� 1 P 3, 20.

� CCC n. 1220.

� Cf. CCC n. 1117-1122.

� Mt 3, 15.

� Mt 3, 16-17.

� Cf Jn 3, 3-5.

� Mt 28. 18-19.

� BRUGNA, 185.

� Cf Vida de Laura Vicuña, 47-50; y 206-207.

� Gn, 12, 1.

� Cf. BRUGNA CIRO SDB, Aportes para el conocimiento de Laura Vicuña, Bs., Ars, 1990, 31-40.

� Cf. Ídem, 31-32

� Cf. Gn, 12, 2-5.

� Cf. CRESTANELLO AUGUSTO, Vida de Laura Vicuña, Escuela Tip. “Gratitud Nacional”, 1911.

� Cf. Gn. 12, 1.

� BRUGNA, 56-58.

� Cf, Ídem, 57.

� Cf CRESTANELLO, 10.

� CAPETTI G, FMA, (A cargo), Cronohistoria I, Ediciciones Don Bosco, Barcelona, 83.

� BRUGNA, 82

� Cf, Ïdem, 82 – 107 Para la comprensión del Ambiente Educativo de la época, recomendamos el Capítulo Sexto sobre la Comunidad educativa de Junín.

� Cf, Ídem, 83

� Cf, Ídem, 91.

� Cf, Ïdem, 87

� Cf, Ídem, 152.

� Cf, Ídem, 153.

� Cf, Ídem, 129.

� Cf, Ídem, 36.

� Cf. Revista Mensaje, Julio 2003. Articulo: Las amistades de Xavier Lacroix, 35.

� Cf, Ídem, 34.

� Cf, Ídem, 33.

� Cf, Ídem, 35.

� CRESTANELLO, A, “Vida de Laura Vicuña” Escuela Tip. Gratitud Nacional, Santiago, Chile, 1911, 25.

� Cf, Ídem, 21.

� Cf,BRUGNA, C, “Aportes para el conocimiento de Laura Vicuña” Buenos Aires, 1990, 138.

� CRESTANELLO, 60.

� Cf., Ídem, 72.

� DOSSIO, M.; La Espiritualidad Mariana de Laura Vicuña, Revista Ciencias de la Educación, Roma, 3.

� CRESTANELLO, A, Vida de Laura Vicuña, Argentina, 1990, 69.

� Cf. DOSSIO, M.; Op. Cit, 4.

� Cf. Idem, 5.

� Cf. Idem, 6.

� Cf. Idem, 6.

� Cf. DOSSIO, M.; La « Vicenda Religiosa » di Laura Vicuña (1891-1904) sullo sfondo della religiositá preadolescenziale, Rivista di Scienze dell’educazione 26, 1988, 15.

� Cf. Idem, 16.

� Cf. Idem, 18.

� CRESTANELLO, Vida de Laura Vicuña, .227

� DOSSIO, M.; Op. Cit, 16

� Cf. CASTANO, Laura, p.115

� Cf. Ibid, pp. 91-94

� Cf. DOSSIO, M.; Op. Cit., 18

� CRESTANELLO, Vida de Laura Vicuña, 254.

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