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UNIVERSIDAD Y CULTURA. Luis C. Valdivieso Merino Docente Universitario [email protected] Cuando afirmo que la Universidad está para formar a los futuros profesionales, añado que esa formación debe ser tal que les permita afrontar el inevitable cambio que trae el discurrir del tiempo. Por eso una pedagogía que se haga sin contar con esa naturaleza cambiante de la historia es una pedagogía desquiciada, precisamente por que es anacrónica. Por que esa pedagogía “dispara a la nueva generación sobre un blanco que cuando va a llegar a él lo han quitado ya y esta en otra parte”. El único método capaz de permitir alcanzar ese blanco en movimiento es el enseñar al futuro profesional a ejercitar esa difícil faena que es el pensar, despertar su espíritu crítico, ejercitando en esa especie de gimnasia intelectual que es el pensar teorético, es decir, ese modo de aproximarse a las cosas con la impertinencia del que pregunta deseando enterarse de verdad de aquello sobre lo que pregunta. Y esto sólo será posible si se proporciona al futuro profesional un sólido bagaje teórico. El universitario ha de aprender los conceptos, lo que supone llegar a tener una idea clara de las realidades motivo de estudio. Sólo así estará habilitado para hacer frente al inevitable cambio histórico. Sólo así podremos decir que la Universidad cumple uno de los fines para los que fue inventada.

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UNIVERSIDAD Y CULTURA.

Luis C. Valdivieso Merino

Docente [email protected]

Cuando afirmo que la Universidad está para formar a los futuros profesionales, añado que esa formación debe ser tal que les permita afrontar el inevitable cambio que trae el discurrir del tiempo. Por eso una pedagogía que se haga sin contar con esa naturaleza cambiante de la historia es una pedagogía desquiciada, precisamente por que es anacrónica. Por que esa pedagogía “dispara a la nueva generación sobre un blanco que cuando va a llegar a él lo han quitado ya y esta en otra parte”.

El único método capaz de permitir alcanzar ese blanco en movimiento es el enseñar al futuro profesional a ejercitar esa difícil faena que es el pensar, despertar su espíritu crítico, ejercitando en esa especie de gimnasia intelectual que es el pensar teorético, es decir, ese modo de aproximarse a las cosas con la impertinencia del que pregunta deseando enterarse de verdad de aquello sobre lo que pregunta. Y esto sólo será posible si se proporciona al futuro profesional un sólido bagaje teórico. El universitario ha de aprender los conceptos, lo que supone llegar a tener una idea clara de las realidades motivo de estudio. Sólo así estará habilitado para hacer frente al inevitable cambio histórico. Sólo así podremos decir que la Universidad cumple uno de los fines para los que fue inventada.

La enseñanza universitaria es enseñanza superior, no tanto por que haya otras enseñanzas que ocupan en el sistema global un nivel inferior y por que no exista ningún otro nivel de enseñanza por encima del suyo, lo cual es obvio, sino por que es la enseñanza que está llamada a formar hombres cultos, hombres poseedores de un sistema de convicciones sobre las cosas y el mundo que esté a la altura del tiempo en que viven; hombres, en suma, que estén en condiciones de interpretar la sociedad y el entorno en que viven.

Con esto quiero decir que no basta con que la Universidad proporcione ese saber teórico que permitirá al futuro profesional adaptar su quehacer al inevitable cambio histórico, sino que además tiene que dotarle de ideas claras que le permitan entender el mundo, la vida y el hombre. Y esto es tanto como decir que la Universidad debe estar en condiciones de proporcionar al alumno un bagaje de ideas que le permitan construir su propio sistema vital, un sistema que este a la altura de las ideas del tiempo que le ha tocado vivir. Entiéndase bien esto: no se trata de inculcar al universitario una determinada cosmovisión, sino de facilitarle los elementos para que cada alumno, por sí y en libertad, se fabrique su propia concepción del

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mundo; una concepción lo suficientemente completa como para permitirle entender de donde viene, donde está y adónde va.

Me parece necesario dejar claro lo que quiero decir. Tener cultura no es poseer erudición. La cultura es un sistema de convicciones sobre las cosas y el mundo que “salva del naufragio vital, lo que permite al hombre vivir sin que su vida sea tragedia sin sentido o radical envilecimiento”.

En cierto modo, este concepto de cultura como sistema de ideas acerca del mundo, la vida y el hombre vigentes en una determinada comunidad humana que vive en un tiempo histórico también determinado no anda lejos del concepto que Juan Pablo II exponía a fines de mayo y principios de junio de 1991 en la UNESCO, donde dijo: “El hombre vive siempre según una cultura que le es propia y que, a su vez, crea entre los hombres un vínculo que le es propio también y determina el carácter interhumano y social de la existencia humana”