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Asunto: La expansión del comunismo en Europa del Este. La conquista del poder.

Madrid, 21 de octubre de 2013.

A quien corresponda:

Hay una cuestión importante que es preciso detallar y que atañe a la Europa de la Segunda Postguerra y a sus relaciones internacionales y es su división o ruptura en dos bloques perfectamente diferenciados: uno siguió la senda marcada por el capitalismo mientras el otro seguiría la del comunismo 1.

La Europa Central y del Este fue una preocupación esencial para Stalin durante la guerra porque tras abandonar la revolución proletaria debido a la necesidad de armarse defensivamente contra Hitler, posibilitó el acceso de nuevo a las filas bolcheviques que como ya había ocurrido en otras épocas poco tenían que ver con Marx y más con las circunstancias bélicas de Rusia, es decir, con el militarismo revolucionario. De modo parecido, lo que se produjo en Europa del Este, más que una exportación de la democracia proletaria, fue una difusión comunista por procedimientos militares llevándola a cabo desde arriba y por presión exterior.

Lo ocurrido en la Alemania de la postguerra hasta comienzos de 1948 fue un glacis de protección de la URSS dirigido por políticos de su confianza estrechamente vinculados a Stalin y le resultó sencillo al proveerse de dirigentes que habían vivido buena parte de su vida en Moscú. La política exterior de estos países siguió los

dictados de la soviética simplemente aplicando la fórmula estalinista desde el poder.

Que dicho glacis se hubiera concedido en Yalta no quiere decir que ni Churchill ni Stalin hubieran discutido en algún momento el régimen dictatorial que luego les fue impuesto. Más bien, lo que trato de hacer Churchill negociando la cuota o porcentaje de reparto fue intentar restarle a la Unión Soviética su poderosa influencia. Por otro lado Stalin buscaba el glacis protector para mantener relaciones estables con sus aliados pero, debido a su ansia de seguridad absoluta, lo revestiría de una dictadura comunista desde la retaguardia.

1 Fuentes principales:

JAVIER TUSELL. Manual de Historia Universal. 9. El mundo actual. Historia 16, 2001.

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Alemania. Dessau, campamento situado entre las zonas americana y soviética, para los refugiados, los presos políticos, trabajadores forzados, desplazados, del frente del este de Alemania liberados por los militares soviéticos. Tropas americanas desinfectan a los refugiados recién llegados en el campamento. Abril 1945.

La dominación de Europa por los comunistas del Este no se llevó de forma súbita. Hubo tres fases sucesivas:

1. Una primera coalición amplia de izquierdas.

2. Una coalición de idéntica significación, en la que los comunistas tenían el claro predominio.

3. La toma del poder absoluto por ellos.

Los historiadores nunca se pondrán de acuerdo de si la guerra fría fue consecuencia de la toma del poder de los comunistas en esta parte del mundo o viceversa. Lo que si parece evidente es que la revolución en estos países no se produjo de forma espontánea.

En ningún momento los comunistas alcanzaron victorias electorales que les permitieran ejercer el poder, sino que emplearon diversos procedimientos para conseguirlos. Principalmente utilizaron la táctica del caballo de Troya –introducción de infiltrados en el partido socialista- y la del salami, es decir, ir fraccionando al adversario de forma sucesiva hasta reducirlo a la impotencia. Pero, si estos fallaban, todavía cabía recurrir al puro y simple uso de la fuerza por medio de las fuerzas de seguridad y el Ejército.

Quizás, el principal escollo de Stalin fue establecer un Gobierno adicto en Polonia, el país más reacio al comunismo, aunque acaso, su plan hubiera sido hacerlo en el conjunto de la Europa del Este. Pero la realidad de la estalinización se derivó de un proceso más que de un plan apoyado, en gran medida, en la presencia del Ejército Rojo.

Sólo así puede explicarse que minúsculos partidos comunistas llegaran al poder como en Rumanía y Hungría, mientras que otros gigantescos, en comparación, como en Francia e Italia no fuera posible. También es cierto que en otros países como Bulgaria, Checoslovaquia, Albania y Yugoslavia el Ejército soviético no desempeñara ningún papel. Por otra parte, Austria que sería ocupada parcialmente durante un tiempo no llegaría a determinar su futuro. Por tanto, buscaremos circunstancias complementarias.

Las circunstancias en que se encontraron los países tras la guerra, su necesidad de reconstrucción, determinaría que el comunismo representante del futuro tras la victoria y siendo la mejor fuerza política organizada en la zona acabara por tomar o convertirse en la alternativa a las viejas clases dominantes destruidas y, sin enfrentarse a los campesinos, proponiendo reformas agrarias, consiguieran estabilizar la vida social de los mismos.

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Yugoslavia. Territorio libre de Trieste en 1947.

Intelectuales y sindicatos apoyaron a los comunistas que habían insuflado de nuevos aíres y gestado de instituciones el siglo XX. Las iglesias presentaron, en cambio, resistencia en especial la católica y fueron inmediatamente perseguidas.

La conquista del poder por los comunistas debería pues iniciarse por los países que la realizaron por si mismos, como consecuencia de un proceso revolucionario endógeno. En Albania se inició en el otoño de 1944 sin apenas resistencia, excepto en el Norte del territorio de mayoría católica y en donde los aliados no habían intervenido. Por su parte, Yugoslavia, vencedora de la contienda, no recibió comisión alguna del control aliado ni fuerza de ocupación. Fueron los partisanos los que jugaron un papel decisivo en las operaciones contra los alemanes y con especial brutalidad.

Murió uno de cada dieciséis yugoslavos, con la particularidad del enfrentamiento étnico de consecuencias muy duraderas. Hacia 1945 de los 12.000 afiliados al Partido Comunista unos 9.000 habían muerto. La venganza sobre unos veinte mil refugiados yugoslavos devueltos por los aliados desde Austria fue sumaria.

El caso yugoslavo testimonia una revolución comunista sin intervención de Moscú que ocupó el poder en régimen de monopolio de manera autónoma e imitando el modelo estalinista. Josip Brosz, Tito, croata de madre eslovena, fue un obrero metalúrgico errante por el Imperio austrohúngaro hasta que, prisionero de los rusos en la I Guerra Mundial, se convirtió a la fe comunista estando en prisión. Jefe del partido, en 1937, configuró a su alrededor un equipo dirigente plurinacional –Djilas, Kardlj... – ejerciendo su poder en Yugoslavia hasta su muerte.

Tras la guerra, los comunistas yugoslavos no parecían muy dispuestos a someterse a las directivas de Moscú. Stalin por su parte no quería que los

comunistas yugoslavos se le desmandaran ni que rompieran con los monárquicos, aunque después estuvieran dispuestos a traicionarles. Subasic, el dirigente monárquico, volvió a Yugoslavia en 1944 y después el rey. Tampoco estuvo de acuerdo Stalin con el derribo de aviones norteamericanos que sobrevolaban el espacio aéreo yugoslavo.

Desde el primer momento los comunistas yugoslavos estuvieron dispuestos a asumir las labores de gobierno sin compartir el poder efectivo. En las elecciones de noviembre de 1945 con lista única el Frente Popular obtuvo más del 90 % de los votos. La presión partisana no permitió un intento de boicot de los monárquicos en las elecciones y la popularidad de Tito se impuso.

En enero de 1946 fue establecida la República Federal de Yugoslavia y la radical socialización de la economía. Los comunistas acabaron con los líderes agrarios en juicios públicos y carentes de garantías, como Jovanovic pero también a Mihailovic o al obispo Stepinac. En cuanto la política exterior se mostró reacia a devolver Trieste hasta el último

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Polonia. Lublin. Torres de guardia en campo de concentración Majdanek. Primero utilizado por los nazis, luego, tras su liberación el 24-7-1944, por el NKVD.

Hungría. Budapest. Última convención del Partido Social Democrático. 1947

momento, conspiró con los guerrilleros griegos comunistas y trató de sumar a Bulgaria en una Federación balcánica.

De Polonia llegó a decir Stalin que era más difícil convertirla en comunista que ensillar a una vaca. Amoldándose a sus peculiares circunstancias, el estalinismo fue practicado con disimulo. De hecho el dirigente comunista, Gomulka, tuvo menos dependencia de Moscú que el resto de dirigentes del Este de Europa. A este respecto, en el verano de 1944 los comunistas habían reconstruido el partido y habían conseguido sublevarse en Varsovia destruyendo las otras direcciones políticas.

El gobierno formado tras la liberación encuadraba entre sus filas a 14 Ministros de los 22 posibles, los cuales habían formado parte del Gobierno establecido en Lublin controlado por Moscú en la clandestinidad. Los comunistas aumentaron su poder controlando la economía en un país en que desde el otoño de 1945 había una auténtica guerra civil, con 35.000 guerrilleros anticomunistas actuando en los pantanos centrales del país. Algo que serviría a las fuerzas represivas para actuar con contundencia.

Mientras, la reforma agraria se había iniciado con el reparto de pequeñas parcelas entre el campesinado, lo que atrajo al sector hacia el comunismo. Su verdadero líder era, sin embargo, Mikolaiczyk del partido agrario que reunía unos 600.000 campesinos. Ya para 1946 en un referéndum fueron detenidos un millar de sus afiliados. En las elecciones de 1947 los agrarios solo conseguían el 10 % de los votos y los independientes otro tanto, pero 142 candidatos habían sido detenidos durante la campaña. A continuación fue aprobada una Constitución muy parecida a la soviética y perfilada en 1951. El líder agrario tuvo que exiliarse en marzo de 1948 mientras el Partido Comunista y el socialista se fusionaban.

Polonia fue fundamental para la dominación soviética y el tratamiento recibido fue muy distinto al de los demás países del glacis. El catolicismo fue permitido, así como la pequeña propiedad campesina. Gomulka luchó contra las tendencias partidistas a la pura y simple integración de Polonia en la URSS.

En Hungría, a fines de 1944, se constituyó un Gobierno de coalición. Los comunistas obtuvieron el 25 % de miembros de la Asamblea parlamentaria, gracias a las presiones ejercidas y a su popular reforma agraria. Sin embargo, no tomaron el poder hasta haberlo asegurado en

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Rumanía. Bucarest en 1947.

Polonia. En el ínterin se demostró que no conseguirían obtenerlo mediante el juego democrático. En noviembre de 1945 triunfó el Partido de los Pequeños Propietarios con un 57 % del voto, obteniendo los socialistas el 25% y los comunistas el 17 % . Pero la coalición de cuatro partidos posibilitó la entrada en el Ministerio del Interior del comunista Rajk cuya policía se convirtió en una autentica fuerza de seguridad privada comunista.

Rakosi, el principal dirigente comunista, fue el inventor de la táctica del salami aplicada a los pequeños propietarios. En agosto de 1947 todavía ganaron las elecciones los grupos no dominados por los comunistas quienes no obtuvieron más del 22 % del voto. La policía arremetió entonces contra la Iglesia y el cardenal Mideszenty fue detenido en las Navidades de 1948. En las elecciones de abril de 1949 ya no hubo candidatos de oposición.

En Bulgaria la tradición política comunista era previa a la guerra y, a diferencia de otros lugares, los rusos no suscitaban prevenciones especiales. El PC actuó con dureza en la purga de la Administración y, aun habiendo sido un país con el menor número de criminales de guerra, se despacharon unas 50.000 ejecuciones por colaboracionismo. Dimitrov, el líder de los agrarios fue obligado a exiliarse pero, durante algún tiempo, siguieron presentando batalla en el terreno político.

En Rumanía los comunistas no llegaban a un centenar de afiliados y solo les correspondió una cartera ministerial en el primer gobierno de coalición formado al final de la guerra. Pero, inmediatamente, los soviéticos intervinieron de manera brutal imponiendo cambios políticos y acusando de colaboracionismo. En marzo de 1945 ya habían conseguido formar un gobierno dominado por ellos y presidido por Groza.

Mientras, el programa de reparaciones exigido a Rumanía por la URSS contemplaba el traspaso de la industria a manos soviéticas. A cambio, Rumanía incorporaba la región de Transilvania de mayoría húngara. En diciembre de 1947 el rey acabó

abdicando cuando no hacía mucho se había librado del dirigente fascista Antonescu. Disueltos los partidos de oposición, los socialdemócratas se unieron a los comunistas bajo presión.

En la parte oriental de Alemania los soviéticos mantenían bajo control a once departamentos de los que cinco estaban dirigidos por comunistas. En principio, el Partido Comunista se mostró moderado consiguiendo la progresiva implementación gracias a la reforma agraria y a la presión administrativa. El Partido Socialista, el SPD, se mostró colaborador con los comunistas estableciendo incluso comités espontáneos para su sostenimiento pero, más tarde, los socialdemócratas occidentales acabaron con la situación y los orientales se integraron en el PC bajo presión. En las primeras elecciones el Partido Unificado no obtuvo ninguna región de la Alemania Oriental, mientras el SPD pudo competir con los comunistas y obtener más del doble de votos que ellos en Berlín. Pero para 1948 el Partido Unificado se declaraba marxista-leninista y, en las elecciones de mayo de 1949, presentó lista electoral única.

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Checoslovaquia, Praga en 1948.

El caso de Checoslovaquia fue especial pues su tradición democrática era una de las más antiguas de Europa Central y del Este. Había presentado una seria resistencia a la invasión alemana, tenía un variado componente étnico, no contaba con tropas soviéticas en su territorio y Benes, su destacado estadista, había firmado un tratado de amistad con la URSS.

Los comunistas se encontraron con un frente político amplio y con sólidos antecedentes para formar gobierno. Ya en 1943, Benes, jefe de Gobierno en el exilio y, Gottwald, secretario general del Partido Comunista, habían coincidido en las líneas generales de la política a desarrollar cuando llegara la paz.

En abril de 1945 Benes de regreso se mostró completamente dispuesto a la colaboración con los comunistas. De acuerdo al Pacto de Kosice se formó un Gobierno de coalición con los cuatro partidos de Bohemia-Moravia (populista, socialista-nacional, socialdemócrata y comunista) y los dos eslovacos (democrático y comunista, formado este último también con los elementos socialistas). El nuevo Gobierno expulsó a los alemanes de los Sudetes y a una parte de la población húngara de Eslovaquia, cedió la Rutenia a la URSS y pacto con ésta la reforma agraria, el control de la economía por el Estado y la autonomía de Eslovaquia.

De los veintiséis ministros del Gobierno solo ocho eran comunistas, aunque algunos socialistas fuesen homologables a ellos. En las elecciones de mayo de 1946, los comunistas lograron el 38 % de los votos, mientras los otros cuatro partidos se quedaban cada uno con un 15 %. En el Parlamento, sin embargo, solo tenían 114 escaños de los 300 posibles por lo que necesitaban de los socialdemócratas para obtener la mayoría.

Pero, no obstante, los comunistas controlaban los puestos clave de los Ministerios de Interior, Propaganda, Hacienda y Ejército a través de una persona interpuesta, el general Svoboda y, además los sindicatos unificados en uno solo, más las grandes organizaciones juveniles, agrícolas y culturales. El clima era propicio al monopolio del poder político.

Si Gottwald, el dirigente comunista, apostaba por un régimen democrático de nuevo tipo que realizara una revolución nacionalista, el socialdemócrata Fierlinger, más pragmático y decepcionado por la actitud de las potencias democráticas en Múnich, hablaba de una “democracia real y no formal”. En realidad, actuó como un caballo de Troya de los comunistas.

Hasta el verano de 1947 el status internacional mantuvo una tranquilidad relativa. En julio la negativa soviética a aceptar la participación en el Plan Marshall cambio las cosas. Los socialistas nacionales comenzaron a denunciar a los comunistas como peligro para la democracia. Mientras que el sector socialdemócrata dirigido por Fierlinger pactaba con los comunistas y aun perdiendo el dominio de su partido su actitud se mostraría un tanto ambigua.

A comienzos de 1948 se preveían cambios en Checoslovaquia. Las encuestas daban el 25 % de apoyo electoral a los comunistas. Una ley fiscal extraordinaria fue rechazada por el Parlamento. Quizás, fue el desencadenante de la presión que mostraron los comunistas en Eslovaquia que, en 1947, habían ejecutado al monseñor Tiso por colaborar con elementos alemanes, pero además se acusó a los no comunistas de colaboracionistas. Las masas enfervorizadas se usaron para coaccionar al Gobierno.

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Finlandia. Helsinki. El compositor finlandés Jean Sibelius. 1948.

En febrero de 1948 los demás partidos se movilizaron contra el dominio de la policía por parte de los comunistas y estos, a su vez, hicieron otro tanto temiendo los sucesos de Francia e Italia de donde fueron expulsados. La tensión aumentó al nombrarse ocho comisarios de policía del Partido Comunista con la consiguiente dimisión de los Ministros del partido Democrático, Socialista Nacional y Populista, pero no fue seguida por el presidente Benes, el ministro de Asuntos Exteriores Masaryk, ni por la socialdemocracia. Fue el momento en que los comunistas formaron las milicias populares que se manifestaron en las calles afirmando que existía una conspiración reaccionaria alimentada por la URSS.

Benes, presionado por los comunistas, temió una guerra civil y no reaccionó, mientras el ministro de Defensa Svoboda se alineaba con ellos. Los socialdemócratas, por su parte, aún dudando, se alinearon también con los comunistas que había denunciado a los socialistas nacionales como reaccionarios. La salud de Benes resentida no pudo con las circunstancias y, finalmente, el 25 de febrero cedía ante los comunistas.

El gobierno formado al día siguiente, de un total de 24 ministros, la mitad eran comunistas a los que se sumarían tres socialdemócratas y el resto de los disidentes de los partidos menores. Su programa incluía la depuración de los demás partidos políticos y una alianza estrecha con la URSS. Masaryk se suicidó. Las siguientes elecciones del mes de mayo tan solo fue posible votar a la lista del frente nacional o hacerlo en blanco, con lo que los comunistas controlaron por completo el poder; con todo, hubo un millón y medio de votos en blanco y abstenciones. Poco después, Benes dimitió y, tres meses más tarde, moría.

Lo ocurrido en Checoslovaquia puede interpretarse como una mezcla de revolución y golpe de Estado. Ya, en 1947, los eslovacos estuvieron a punto de desplazar a los adversarios pero fueron contenidos por Gottwald. Lo sucedido después puede ser comparable a lo sucedido en Polonia o Hungría. En Bohemia y Moravia, por su parte, los demócratas erraron en sus planteamientos pues, tras su salida del Gobierno, no plantearon movilizaciones populares contra Benes; titubearon, pidieron volver al ejecutivo y se los “comieron” los socialdemócratas.

En principio, es cierto que el poder fue entregado y no conquistado por los comunistas. Pero la legalidad democrática fue reducida inmediatamente a la nada. Los diputados de la oposición fueron expulsados del Parlamento. Los comunistas de los países occidentales presentaron lo sucedido como una prueba de que en Checoslovaquia, como en la España de 1936, había sido posible resistir a los reaccionarios. Pocos partidos socialistas suscribieron esta opinión. En realidad, lo sucedido demostraba que los comunistas eran incapaces de obtener el poder de otra forma que

no fuese la antidemocrática. En Occidente, el papel jugado por Checoslovaquia sería de primera importancia.

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Lo ocurrido en Finlandia resultó ser el anverso de los sucesos de Checoslovaquia, mostrando resistencia a la presión soviética. Al final de la guerra el país fue obligado a hacer concesiones territoriales a la URSS y al pago de indemnizaciones equivalentes al 15 % de su presupuesto, más la entrega de las bases militares de Porkkala. Además, tuvo que renunciar a los beneficios del Plan Marshall y represaliar a los dirigentes presentes cuando atacó la URSS, aunque fueron leves. En el verano de 1946 el ministro del Interior, un comunista, fue sometido a voto de censura por los demócratas y fue obligado a dimitir pero entonces los depósitos de armas pasaron a manos de la policía.

Cuando en marzo-abril de 1948 el presidente Paasikivi fue presionado a volar a Moscú este se negó a hacerlo por temor y puso a las Fuerzas Armadas en alerta. Desde entonces, Finlandia, se comprometió a defenderse en caso de ataque de la URSS a su territorio, se convirtió en neutral y no infirió en la política exterior soviética. Conservó la democracia y los comunistas perdieron una cuarta parte de sus escaños, en 1948, sobreviviendo con un Gobierno socialdemócrata en minoría. Su resistencia, la solidaridad de los países nórdicos y el hecho de no haber sido ocupados por los soviéticos, muestran una realidad diferente a la evolución checoslovaca.

Afectuosamente, JAG.stilo.