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Martín Esparza FlorEs I naudito lo que millones de mexica- nos atestiguaron la noche del prime- ro de julio: con apenas el 10 % de las casillas computadas en el país, el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés Zurita, se transformó en un cantinflesco pres- tidigitador que extrajo, cual conejo de la chistera, a Enrique Peña Nieto para mostrarlo como el triunfador indiscuti- ble de la elección presidencial, adjudi- cándole porcentajes de votación que ni siquiera el PREP confirmaba. Por todo el país miles y miles de representantes de casilla apenas y concluían sus conteos y firmaban las actas, pero de acuerdo a las autorida- des electorales, ya había ganador. ¿Por qué tanta urgencia? ¿De dónde sacaba Valdés Zurita tan temeraria conclusión? ¿Qué no se había acorda- do transparentar la voluntad y el voto de millones de mexicanos? Quedó en claro desde el primer momento que la farsa oficial montada para anular el triunfo de Andrés Manuel López Obrador ya estaba en marcha contando con la venia de un panismo que se desfondó hasta la ter- cera posición de las preferencias y que encontró en los medios electrónicos, sobre todo en el duopolio televisivo, a su aliado natural para tratar de burlar la voluntad mayoritaria de la población que desde temprano acudió a votar por un verdadero cambio. Y que ahora, en justicia, pide y exige respeto absoluto a su voluntad expresada en las urnas. Los panistas trataron de minimizar el sonido de las monedas, y cual encu- biertos Judas invocaron a los reflecto- res para anunciar su derrota; en una burla pública y cuando en el PREP apenas y empezaban a fluir los prime- ros resultados, Josefina Vázquez Mota arrió las banderas azules y se dijo des- 8 de julio de 2012 Siempre! Y después de votar… el fraude estaba ahí

Y después de votar... el FRAUDE estaba ahí: Martín Esparza Flores

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Martín Esparza FlorEs

I naudito lo que millones de mexica-nos atestiguaron la noche del prime-ro de julio: con apenas el 10 % de

las casillas computadas en el país, elpresidente del Instituto FederalElectoral (IFE), Leonardo Valdés Zurita,se transformó en un cantinflesco pres-tidigitador que extrajo, cual conejo dela chistera, a Enrique Peña Nieto paramostrarlo como el triunfador indiscuti-ble de la elección presidencial, adjudi-cándole porcentajes de votación queni siquiera el PREP confirmaba.

Por todo el país miles y miles derepresentantes de casilla apenas y

concluían sus conteos y firmaban lasactas, pero de acuerdo a las autorida-des electorales, ya había ganador.¿Por qué tanta urgencia? ¿De dóndesacaba Valdés Zurita tan temerariaconclusión? ¿Qué no se había acorda-do transparentar la voluntad y el votode millones de mexicanos?

Quedó en claro desde el primermomento que la farsa oficial montadapara anular el triunfo de AndrésManuel López Obrador ya estaba enmarcha contando con la venia de unpanismo que se desfondó hasta la ter-cera posición de las preferencias y queencontró en los medios electrónicos,

sobre todo en el duopolio televisivo, asu aliado natural para tratar de burlar lavoluntad mayoritaria de la poblaciónque desde temprano acudió a votarpor un verdadero cambio. Y queahora, en justicia, pide y exige respetoabsoluto a su voluntad expresada enlas urnas.

Los panistas trataron de minimizarel sonido de las monedas, y cual encu-biertos Judas invocaron a los reflecto-res para anunciar su derrota; en unaburla pública y cuando en el PREPapenas y empezaban a fluir los prime-ros resultados, Josefina Vázquez Motaarrió las banderas azules y se dijo des-

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Y después de votar…el fraude estaba ahí

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Martín Esparza FlorEs

I naudito lo que millones de mexica-nos atestiguaron la noche del prime-ro de julio: con apenas el 10 % de

las casillas computadas en el país, elpresidente del Instituto FederalElectoral (IFE), Leonardo Valdés Zurita,se transformó en un cantinflesco pres-tidigitador que extrajo, cual conejo dela chistera, a Enrique Peña Nieto paramostrarlo como el triunfador indiscuti-ble de la elección presidencial, adjudi-cándole porcentajes de votación queni siquiera el PREP confirmaba.

Por todo el país miles y miles derepresentantes de casilla apenas y

concluían sus conteos y firmaban lasactas, pero de acuerdo a las autorida-des electorales, ya había ganador.¿Por qué tanta urgencia? ¿De dóndesacaba Valdés Zurita tan temerariaconclusión? ¿Qué no se había acorda-do transparentar la voluntad y el votode millones de mexicanos?

Quedó en claro desde el primermomento que la farsa oficial montadapara anular el triunfo de AndrésManuel López Obrador ya estaba enmarcha contando con la venia de unpanismo que se desfondó hasta la ter-cera posición de las preferencias y queencontró en los medios electrónicos,

sobre todo en el duopolio televisivo, asu aliado natural para tratar de burlar lavoluntad mayoritaria de la poblaciónque desde temprano acudió a votarpor un verdadero cambio. Y queahora, en justicia, pide y exige respetoabsoluto a su voluntad expresada enlas urnas.

Los panistas trataron de minimizarel sonido de las monedas, y cual encu-biertos Judas invocaron a los reflecto-res para anunciar su derrota; en unaburla pública y cuando en el PREPapenas y empezaban a fluir los prime-ros resultados, Josefina Vázquez Motaarrió las banderas azules y se dijo des-

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favorecida por las tendencias. Tambiéndesde Los Pinos, el presidente FelipeCalderón ondeó su sospechosa ban-dera blanca de la rendición.

A esas horas, decenas de absortosobservadores electorales e integrantesde organismos como el Yo Soy 132 yatenían documentados, a través de lasredes sociales, cientos de irregularida-des electorales cometidas en todo elpaís, y sencillamente no daban créditoa la indiferencia de las autoridades. Ahíestaban los delitos, las anomalías yhasta los culpables, pero nadie hacíanada. Sus denuncias no encontraroneco en ninguna instancia, si acaso enla Fiscalía Especializada para DelitosElectorales (Fepade), que sólo se com-prometió a investigar, más adelante,claro está.

Miles y miles de mexicanos consta-

taron por sí mismos que el PadrónElectoral del IFE no era confiable puesnunca aparecieron en el listado, otrosse enteraron que seres queridos queya han partido aún figuran como elec-tores; la coacción a los votantes, elacarreo y la compra de sufragios enefectivo o por medio de tarjetas detiendas Soriana se mostraron a la vistade todos como prácticas que rebasa-ron en los hechos a los buenos dese-os. Y son esos miles de mexicanos losque se preguntan cómo se puedehablar de limpieza electoral con talcúmulo de irregularidades, alentadas yhasta legalizadas en el peor de losescenarios por los responsables de

operar el máximo organismo electoraldel país, como es el caso de LeonardoValdés y sus consejeros.

El problema mayúsculo para losartífices de la mascarada es que millo-nes de mexicanos no cayeron en elgarlito de creer las cifras mágicas conque se ungió al ganador, el domingoprimero por la noche. Hay mucho queaclarar ya sea por la vía legal o por lavía de la movilización, porque Méxicoya despertó y no será nada fácil pedirque se vaya a dormir el sueño de losjustos con un fraude electoral de almo-hada.

El país está indignado y en pie delucha.

8 de julio de 2012 • Siempre!

Millones de mexicanos no cayeron en el garlito de creer las cifras mágicas

con que se ungió al ganador.

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