¡Y pasarán la noche en el museo! - PlanetadeLibros...nada claro qué ponerme. —Es que tú y yo somos la misma persona… —Claro, igual es por eso. En la entrada del insti mira

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Empieza el nuevo curso y Annie está un poconerviosa. Es su primer año de instituto y tendrá

que enfrentarse a un montón de cambios.

Pero todos sus miedos desaparecen de golpe: vana hacer una excursión a la exposición Pequeños Genios.

¡Y pasarán la noche en el museo!

Lo que Annie y sus amigos no se imaginan esque están a punto de vivir una aventura mágica.

Annie Vega ha conquistado el corazón de más de dos millones de seguidores con su simpatía y su carácter alegre y divertido, que llena de energía positiva sus vídeos de retos, aventuras, unboxing, bromas y consejos.

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DISEÑO

EDICIÓN

07/2/2020 Germán

SELLO

FORMATO

SERVICIO

MR

140 X 195 mm

COLECCIÓN

TD CARTONË

CARACTERÍSTICAS

4/0 tintasCMYK

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IMPRESIÓN

FORRO TAPA

PAPEL

PLASTIFÍCADO

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© Annie Vega, 2020Edición y fijación del texto: Emma Lira, 2020© Editorial Planeta, S. A., 2020Ediciones Martínez Roca, sello editorial de Editorial Planeta, S. A.Avda. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelonawww.mrediciones.eswww.planetadelibros.com

© Ilustraciones de interior y cubierta: Minerva Miralles, 2020Diseño de cubierta: Planeta Arte & Diseño, 2020Diseño de interiores: María Pitironte

Primera edición: marzo de 2020ISBN: 978-84-270-4689-4Depósito legal: B. 2.641-2020Preimpresión: Safekat, S. L.Impresión: Unigraf, S. L.

No se permite la reproducción total o parcial de este libro, nisu incorporación a un sistema informático, ni su transmisiónen cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico,mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin elpermiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechosmencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedadintelectual (art. 270 y siguientes del Código Penal).

Diríjase a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos)si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.Puede contactar con Cedro a través de la web www.conlicencia.como por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.

El papel utilizado para la impresión de este libro está calificado como papel ecológico y procede de bosques gestionados de manera sostenible.


ÍNDICE

Capítulo 110

Capítulo 230

Capítulo 348

Capítulo 464

Capítulo 584

Capítulo 698

Capítulo 7116

Capítulo 8138

Capítulo 9156

Epílogo174


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Capítulo 1

—Bueno, pues ya ha llegado el primer día de cole…

—Qué nervios, ¿no? —se responde Annie a sí misma.

—Tampoco es para tanto. Yo llevo peor el madrugón que los nervios…

—Ya —se dice—, hasta que te acostumbras después de las vacaciones.

—S í , cuesta un poco…Annie va caminando sola desde su casa al

instituto, donde empieza primero de ESO. Es el primer día. Arrastra un poco los pies, porque, aunque por una parte le hace ilusión llegar, por otra le da un poco de cosa. Habrá gente nueva y

e

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aj

algunos de sus compañeros del cole no estarán. De hecho, ni Samy ni Abril irán a su mismo insti. Abril irá a uno privado, carísimo, bilingüe y tricolor por lo menos, que hay como a mil kilómetros del barrio con autobuses de esos que salen cada media hora desde algún lugar al que ya hay que llegar en autobús. Un horror. Y lo peor es que Samy ha conseguido una beca para estudiar en el mismo sitio. Que Annie se alegra, por supuesto, sobre todo por Samy, pero se encuentra un poco sola en su primer día camino del insti.

Por eso va hablando sola por la calle. Lo hace en voz bajita para que nadie piense

que es una loca o algo por el estilo.

—Debería haberme traído el forro, porque hace un poco de fresquito a estas horas, pero es que luego, a mediodía sobra…

—Ya —se dice a sí misma—, yo tampoco tenía nada claro qué ponerme.

—Es que tú y yo somos la misma persona…—Cla ro, ig ua l es por eso. En la entrada del insti mira un poco a su

alrededor en busca de caras conocidas. Hay


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que quedarse mirando con un poco de descaro, porque la verdad es que después del verano todo el mundo tiene un aspecto diferente. La gente está más rubia, más bronceada, con ropa diferente, con peinados más atrevidos… Hay quien se ha hecho trencitas de colores en la playa y quien se ha animado con un corte radical. Abril siempre dice que lo mejor para que nada te impresione es ser tú quien impresione a los demás. Annie se plantea si se sentiría un poco menos tímida con un manojo de rastas moradas cayéndole sobre la cintura, pero no lo tiene nada claro… Va a tener que ir subiendo, fingiendo que no le importa hacerlo sola. Tampoco puede quedarse en la puerta eternamente, primero porque hace un poco de fresco y los pantalones cortos no ayudan; segundo porque le da un poco de rabia no haber coincidido con Adrián. En principio, y salvo sorpresas, él sí iba al mismo instituto que ella.

—Hola, per dona, ¿sabes dónde está primero C?Annie está mirando a todas direcciones,

excepto hacia su espalda, de donde aparece un chico sonriente, como salido de la nada. Se sobresalta un poco.

—Uy, no te había visto. Sí, lo sé. Es mi clase.


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—Ah, gen ia l , pues te acompaño.Annie le mira un poco más detenidamente y

comienza a caminar, sin decir nada. Él se coloca a su lado y ella se encuentra mirándole de reojo. No le había visto nunca por allí, y si además pregunta por las clases, seguro que es nuevo en el barrio y no asistió a la presentación. Es rubio, con el pelo muy clarito, muy mono y parece simpático. «Verás cuando le vean Samy y, sobre todo, Abril», piensa. Sonríe un poco por lo bajo hasta que se da cuenta de que ellas no van a su instituto, y la sonrisa se le va.

ILUSTRACIÓN 1 MEDIANA.Annie con cara de desamparo mirando a la puerta del insti, llega Dani todo guapo y le

pregunta por la clase de primero C.Es importante que se vena bien guapos los dos.

Annie tiene que ir con las trenzas y el con cazadora vaquera porque se cuenta luego

—Ah, gen ia l , pues te acompaño.Ah, gen ia l , pues te acompaño.Annie le mira un poco más detenidamente y

comienza a caminar, sin decir nada. Él se coloca a su lado y ella se encuentra mirándole de reojo. No le había visto nunca por allí, y si además pregunta por las clases, seguro que es nuevo en el barrio y no asistió a la presentación. Es rubio, con el pelo muy clarito, muy mono y parece simpático. «Verás cuando le vean Samy y, sobre todo, Abril», piensa. Sonríe un poco por lo bajo hasta que se da cuenta de que ellas no van a su instituto, y la sonrisa se le va.


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—¿No vas an imada en tu pr imer día?—Mucho. ¿Y tú?—Bastante. Soy nuevo, ¿sabes?—¿Sí? —Annie disimula su interés—. No me

había dado cuenta…Llegan a clase, donde los compañeros están

sentándose, colgando chaquetas, silenciando móviles, hablando en cuchicheos o a gritos… La tutora ya está allí mirando el reloj y eligiendo el momento oportuno para decirles que ya está bien y que van a comenzar. Es joven, morena, con una coleta y gafas de pasta rojas y, de momento, aún les sonríe. Annie elige una mesa, en un pupitre de dos. El chico rubio sonríe y cuelga su cazadora vaquera de la otra silla. Annie sonríe a su vez y baja un poco la vista. Vaya, parece que después de todo, las trenzas que se ha empeñado en hacerse esa mañana, de estreno, le favorecen… En cuanto termine la clase, tiene que contárselo a Samy y Abril.

—A ver, ch icos, nos vamos sentando…Annie se sienta, saca su libreta de apuntes

y ve a Paula y María. Están sentadas juntas en la primera fila y la saludan con un gesto y una sonrisa. Ella las imita. Mira hacia la puerta y no se


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da cuenta de que está esperando a Adrián, hasta que él aparece, con su skate bajo el brazo.

—Hola, por favor, ¿puedes dejar el patinete fuera de clase? —suplica la profesora.

—Es un skate y me lo pueden robar —protesta Adrián.

—Imagino que no es esa la imagen que tienes de tus compañeros…

da cuenta de que está esperando a Adrián, hasta que él aparece, con su skate bajo el brazo.

—Hola, por favor, ¿puedes dejar el patinete fuera de clase? —suplica la profesora.

—Es un skate y me lo pueden robar —protesta Adrián.

—Imagino que no es esa la imagen que tienes de tus compañeros…


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—No me gusta dejarlo sin vigilancia.—Pues no lo traigas.—Es que así vengo más rápido.—Pues sal antes…La tutora parece decir la última palabra. Adrián

entra un poco cabizbajo tras dejar su skate en el pasillo, no muy convencido. Para entonces, toda la clase está mirando y un buen puñado de ojos se fijan en él. Alza la vista, parece un poco sorprendido de ver el sitio al lado de Annie ya ocupado —o eso cree ella— y comienza a buscar un sitio.

—Puedes sentarte allí —sugiere la profesora—. Hay un sitio libre.

—¿Dónde?

La profesora señala un lugar al lado de la pared, en la tercera fila. Hay una silla

libre junto a una pelirroja delgadita con cara de susto.

Annie tampoco recuerda haberla visto nunca antes en el barrio. Imagina que también será nueva. La chica mira a su compañero de pupitre

a a


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con ojos aterrados, se pone rojísima y parece querer hacerse aún más pequeñita.

—Mira —oye susurrar a sus espaldas—, el bello y la bestia.

Es la voz de Nico. No puede ser otro, salvo, quizá, Hugo, que es una versión mejorada —o empeorada, según se mire— de Nico. Son amigos, inseparables e inaguantables. Nico ha ido siempre al cole con Annie, así que le conoce bien y prefiere no andar cerca de él. Hugo, su mejor amigo, iba a otra clase, pero siempre están juntos por el patio y los pasillos, buscando víctimas. Por separado todavía tienen un pase, pero unidos parecen competir a la hora de meterse con los demás y sacarles defectos. Como si ellos fueran un ejemplo a seguir.



Es la voz de Nico. No puede ser otro, salvo, quizá, Hugo, que es una versión mejorada —o empeorada, según se mire— de Nico. Son amigos, inseparables e inaguantables. Nico ha ido siempre al cole con Annie, así que le conoce bien y prefiere no andar cerca de él. Hugo, su mejor amigo, iba a

con ojos aterrados, se pone rojísima y parece

—Mira —oye susurrar a sus espaldas—, el bello

con ojos aterrados, se pone rojísima y parece

—Mira —oye susurrar a sus espaldas—, el bello



Es la voz de Nico. No puede ser otro, salvo, quizá, Hugo, que es una versión mejorada —o empeorada, según se mire— de Nico. Son amigos, inseparables e inaguantables. Nico ha ido siempre al cole con Annie, así que le conoce bien y prefiere no andar cerca de él. Hugo, su mejor amigo, iba a otra clase, pero siempre están juntos por el patio y los pasillos, buscando víctimas. Por separado



Es la voz de Nico. No puede ser otro, salvo, quizá, Hugo, que es una versión mejorada —o empeorada, según se mire— de Nico. Son amigos, inseparables e inaguantables. Nico ha ido siempre al cole con Annie, así que le conoce bien y prefiere no andar cerca de él. Hugo, su mejor amigo, iba a


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Se escuchan unas carcajadas y unos cuchicheos que hacen que Annie

se revuelva incómoda.

Sabe que la mayoría se ríe para no enfrentarse a Nico, pero le parece que es pasarse un poco. Vale, Adrián es muy guapetón y la chica nueva parece horriblemente tímida, pero ¿qué tipo de comentarios son esos? Espera al menos que la chica no haya llegado a oírlos. El chico rubio sonríe por lo bajito a su lado.

—¿Te ha hecho gracia? —le pregunta ella muy seria, levantando una ceja, imitando el gesto de su madre cuando va a regañarla.

Debe salirle bien porque funciona.—N inguna —rectifica él, carraspeando.—Chicos —interrumpe la profesora en un

tono más alto—. Ya está bien. Vamos a comenzar. Aprovecho la llegada de vuestro compañero para pediros que seáis puntuales. Hoy puedo permitir algún retraso porque es el primer día, pero a partir de ahora, más allá de los cinco minutos de cortesía, os quedaréis fuera de clase.

—¡ B i en ! —susurra Hugo a sus espaldas.


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¡Vaya! Este año toca el kit completo de bordes en su clase.

—También me gustaría que tuvierais en cuenta que desde aquí tengo una visión excelente del aula y una acústica aún mejor. Sé lo que hacéis casi desde que lo estáis pensando, así que no os la juguéis. Y ahora, para intentar llevarnos bien, voy a presentarme. Mi nombre es Marta, soy la profesora de Historia y vuestra tutora, y mis objetivos en este curso que empieza son muy sencillos: que os enamoréis de la asignatura y que no me veáis como a una profesora, sino como a una amiga o a una hermana mayor.

—Buf . Muy mayor —protesta alguien atrás.—¿Senc i llos? —dice otro—. Sería más

sencillo hallar vida en otros planetas…—Y ahora, sin más, aunque la mayoría os

conocéis porque ya habéis ido juntos al colegio, me gustaría que os presentarais a vuestros compañeros, solo con vuestro nombre, lo que os gusta hacer y a lo que os gustaría dedicaros de mayores… Empezamos por el final.

Unos más tímidos y otros menos, todos van diciendo nombres, gustos y más o menos profesiones ideales. Pocas o ninguna tienen


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que ver con la Historia, pero a Marta no parece importarle. Ella dice que la historia es transversal, que significa algo así como que vale para todo y está en todos lados, como la sal. Annie está tentada de decir que le gustaría ser arqueóloga, solo para no decepcionarla, pero se decide por la verdad.

—Soy An n i e . Me gusta escribir, grabar vídeos y jugar con mi hermana pequeña. De mayor me gustaría ser guionista o trabajar en la televisión.

—Pues para ser guionista, si por ejemplo te dedicas a películas históricas, necesitas muchos conocimientos de Historia y, por supuesto, consultar con expertos.

El chico rubio habla después de ella.


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—Gracias, Dani. Sabrás que para diseñar juegos y crear mundos paralelos, como tú dices, necesitas también conocimientos históricos. Utilizar otras realidades, hechos que han pasado, saber de batallas, de profesiones antiguas…

—Yo soy Dan i . Me gustan los

videojuegos y las pelis de fantasía y de

mundos paralelos. De mayor me gustaría

ser diseñador de juegos.

No, si al final hasta va a tener razón.

—Yo soy A dr ián . A mí me gusta el skate y jugar al fútbol con mis amigos.


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—¿Y qué te gustaría ser de mayor?—Futbolista. —Adrián pone su sonrisa más

inocente y parece decirle a la tutora: «Hala, busca historia ahí». Marta no entra al trapo y señala a su compañera de pupitre.

— Yo-yo soy E-el i… —se presenta la nueva.—¿Y qué te gustaría ser de mayor?—¡Tartamuda! —grita Hugo.—Historiadora —dice la chica del tirón.Los murmullos y las risas no se hacen esperar.

—¡Pelota!

—Bueno la pinta de friki ya la tiene.—¿Podéis dejar terminar a vuestra compañera?

—Por el tono parece que Marta puede incluso llegar a cabrearse—. ¿Qué es lo que más te gusta hacer, Eli?


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—Shshshshs —dice ella tan bajito que nadie la entiende.

—¡Silencio, todos! No te he oído, Eli. Más alto. ¿Qué es lo que más te gusta hacer?

—¡ Estu dia r !

El grito se oye y las carcajadas se redoblan. La profesora abronca a los que arman más jaleo y defiende a Eli sin darse cuenta de que así no hace sino empeorar su situación. Eli no sabe dónde meterse. Annie piensa que si la alternativa es que se burlen de ti, ella también preferiría estudiar y no salir de su casa nunca jamás. Intenta mirar a la chica, pero ella ha bajado la vista. Cuando los últimos compañeros se presentan, Marta les anuncia la actividad estrella del trimestre.

—La H istor ia está en todas partes. En la geografía, en las matemáticas, en la física… Cuando hay un descubrimiento importante, desde


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el teorema de Pitágoras hasta el de América, siempre tenemos que preguntarnos qué pasaba en el mundo para que alguien se hiciera esas preguntas o se planteara esos objetivos. Y para que podáis reflexionar sobre ello, tenemos una oportunidad increíble: la exposición Pequeños Genios, que va a tener lugar a finales de este mes en el Museo de Ciencia y Tecnología. Está dedicada a los grandes inventores, descubridores o artistas cuando tenían vuestra edad. ¿Qué hacían Colón, Einstein, Mozart o Dalí con vuestra edad?

—¿Discuti r con sus pa dres? —apunta alguien.

—Probablemente también —admite Marta—, pero iremos a descubrirlo. No será una simple visita. Veremos la exposición y acamparemos en el museo. Llevaremos nuestra cena y nuestro desayuno, los sacos de dormir y aprovecharemos aquel entorno para trabajar sobre algunas figuras importantes, para debatir y, en definitiva, para aprender más. Lo haremos por grupos de cuatro. ¿Qué os parece?

Todo el mundo comenta la propuesta, animado. Annie sonríe porque la idea le parece


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bien, y no hay nada más diver que un profe entusiasmado con una buena idea.

—Un rollo —dice Hugo.—Muy bien, tú —le interrumpe la profesora—.

¿Cual es tu época favorita?—La de las cavernas.—Elige un compañero.Hugo mira sonriente a su compañero de

pupitre.—Nico.—A ver, Nico. Tu época favorita.—El futuro.—Elige un compañero.

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—El futuro.—Elige un compañero.


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—Hugo.Todos se ríen. La profesora comienza a

ponerse nerviosa. A Annie le empiezan a parecer un poco cargantes.

—Uno distinto. Si no, me encargaré yo de poner a alguien que equilibre vuestros escasos conocimientos de Historia.

Eli se hace más pequeñita cuando la profesora la mira de refilón. Annie no quiere ni imaginarse a la pobre chica en el grupo de ese par de macarras. Se la van a comer con patatas.

—Yo elijo a Eli —grita impulsivamente, antes de darse cuenta de que está hablando en voz alta.

La profesora la mira con curiosidad.—Aún no te he preguntado.—Lo siento.—¿Cuál es tu

época favor ita?—Mmmmm.

La Revolución francesa —improvisa Annie.


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Marta parpadea sorprendida. Se dirige a Dani.—Tú, elige compañero.El chico sonríe a Annie con algo parecido

a la admiración. No todo el mundo se atreve a posicionarse frente a los macarritas de la clase. Y además, él no conoce a nadie más allí.

—Annie.La profesora se vuelve hacia Eli, que no se

atreve a mirar a nadie.—Eli, ¿a quién eliges tú?La chica se gira hacia su compañero de pupitre.

Quizá porque es la persona más cercana o quizá porque es uno de los pocos que no ha reído las gracias de los demás. Habla sin alzar la vista.

—Adrián —murmura.—Muy bien —admite Marta—. El primer grupo

ya está formado. Eli, Annie, Adrián y Dani. Nico y Hugo —alza su voz hacia ellos—. Formaréis grupo con María y Paula, que parecen más formalitas…

—Pero no es justo… —protesta Paula.—No estamos hablando de justicia, sino de

trabajos para clase —zanja la profesora—. Si no os organizáis entre vosotros, lo haré yo. ¿Alguna pregunta?


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María pone morros. Nico le hace un gesto que Annie tiene prohibido reproducir y Paula les saca la lengua. Vaya grupo. Annie mira a los componentes del suyo: Adrián niega sin demasiado entusiasmo, Dani bosteza y Eli permanece con la cabeza gacha. Solo Annie mantiene la sonrisa. Ella ha elegido a una compañera y el nuevo —tan mono— la ha elegido a ella. Parece majo, aunque por las miradas atravesadas que le lanza Adrián, él no parece opinar lo mismo.

—Bueno —suspira—, este comienzo de curso, por lo menos, parece que va a ser interesante.

Lleva todo el día tan acostumbrada a hablar consigo misma, que no se da cuenta

de que esta vez sí que lo ha dicho en voz alta. a a


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¡Y pasarán la noche en el museo! - PlanetadeLibros...nada claro qué ponerme. —Es que tú y yo somos la misma persona… —Claro, igual es por eso. En la entrada del insti mira