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Ya sé que es duro, que estas lejos, tan lejos que no sabes siquiera como es el tacto de la piel de tu hij@ recién nacid@, que los días son interminables y que el calor y el polvo en unos casos, o la humedad la nieve y las heladas en otro, hacen un verdadero suplicio la existencia, imagino, no por conocimiento sino por relatos, lo larga y frías que son tus noches, allí en el medio de la nada donde la temperatura sube y baja 30c en un solo día, o sencillamente no se mueve de 0, protegiéndote con lo que tienes y teniendo que velar por la vida de tus compañeros, me hago una idea, solo eso, de lo cansado que es comer el rancho día a día, de lo mucho que se añora ese plato hecho con amor por tu madre o tu esposa, puedo imaginar, y esto si por experiencia, lo duro que es el camastro militar, lo deseoso que estarías de tenderte en una buena cama a dormir una noche entera tranquilamente y sin sobresaltos, intuyo lo que se extraña una buena ducha, tranquila sin prisas con agua caliente que conforte tu cuerpo ya de por si traqueteado por el esfuerzo constante, me hago a una idea aunque no muy realista, de lo difícil que es conciliar el sueño cuando el repicar de una ametralladora o una explosión puede interrumpirlo bruscamente, es duro descansar cuando no sabes el tiempo que tienes para ellos y si en medio de ese “pretendido descanso” te tendrás que poner de pie pegando tiros porque es tu vida o la del enemigo. Tu chica o tu chico, ayyyyy…cuanto tiempo, cuanto tiempo en lejanas tierras soñando con volver, cuánto tiempo pidiendo por regresar y abrazarle y decirle que l@ quieres y que le has echado mucho en falta, cuanta falta hace porque es así, el reposo al guerrero, porque aunque seas un profesional altamente entrenado también eres humano, porque el estrés hace mella, porque el miedo siempre está presente, si, ese que hace que te plantees en ocasiones si el día siguiente será tu hora o no, ese que se siente al ver caer al compañero, pero también el que te ayuda a estar alerta y no dejarte sorprender; un paseo, ¿hace cuanto que no lo das? Pero uno de verdad, no ese dentro del campamento con el arma a cuesta lista para disparar, o ese recorrido por zonas peligrosas donde no sabes en que recoveco se esconde el enemigo, uno como debe ser, solo o en compañía, tranquilamente, deteniéndote a tomar algo si te place, caminando por el boulevard de tu ciudad, contemplando el mar o un maravilloso atardecer, en fin, haciendo lo que te dé la gana. La patria, tu tierra, la de tus padres y hermanos, en la que están tu familia tu mujer y tus hijos, cuan lejana parece a veces aunque Internet mitigue en algo su distancia, que duro el no estar allá, el no saber cómo evoluciona tu retoño, el no poder besar a los tuyos, el no ser consciente de lo que pasa pero in situ, cuantas ganas de regresar y llevar una vida normal, como todo hijo de vecino. A ti, SOLDADO, que elegiste la más dura y a la vez honorable de las profesiones, llegue en este nuevo año la felicitación de corazón de cuantos creemos que solo tu impagable sacrificio nos permite dormir tranquilamente en compañía de nuestros seres queridos. A ti, que despreciaste el peligro, que decidiste que la muerte no es el final sino un camino hacia algo más elevado y mas allá de cualquier explicación humana, llegue el entrañable reconocimiento y la más sentida de las devociones, de cuantos te vemos como ese amigo lejano y desconocido que decidido a entregar lo más grande que se posee, la vida, vela por mí, por los míos, pero también por todos los demás, en condiciones en las que la mayoría no sería capaz de aguantar ni un solo día. Para todos ustedes, allí donde estéis, amor, cariño, reconocimiento, consideración, estima, respeto y todo aquello que es posible dar a alguien que se juega su vida para que mis hijos tengan un futuro en el que la barbarie y la muerte no sea lo que impere. ¡Feliz Año Nuevo Soldado! Alzo mi copa y brindo en honor a ti y a tus compañeros. Que Dios os bendiga y os traiga a todos de vuelta a casa.

Ya Sé Que Es Duro

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Page 1: Ya Sé Que Es Duro

Ya sé que es duro, que estas lejos, tan lejos que no sabes siquiera como es el tacto de la piel

de tu hij@ recién nacid@, que los días son interminables y que el calor y el polvo en unos

casos, o la humedad la nieve y las heladas en otro, hacen un verdadero suplicio la existencia,

imagino, no por conocimiento sino por relatos, lo larga y frías que son tus noches, allí en el

medio de la nada donde la temperatura sube y baja 30c en un solo día, o sencillamente no se

mueve de 0, protegiéndote con lo que tienes y teniendo que velar por la vida de tus

compañeros, me hago una idea, solo eso, de lo cansado que es comer el rancho día a día, de lo

mucho que se añora ese plato hecho con amor por tu madre o tu esposa, puedo imaginar, y

esto si por experiencia, lo duro que es el camastro militar, lo deseoso que estarías de tenderte

en una buena cama a dormir una noche entera tranquilamente y sin sobresaltos, intuyo lo que

se extraña una buena ducha, tranquila sin prisas con agua caliente que conforte tu cuerpo ya

de por si traqueteado por el esfuerzo constante, me hago a una idea aunque no muy realista,

de lo difícil que es conciliar el sueño cuando el repicar de una ametralladora o una explosión

puede interrumpirlo bruscamente, es duro descansar cuando no sabes el tiempo que tienes

para ellos y si en medio de ese “pretendido descanso” te tendrás que poner de pie pegando

tiros porque es tu vida o la del enemigo.

Tu chica o tu chico, ayyyyy…cuanto tiempo, cuanto tiempo en lejanas tierras soñando con

volver, cuánto tiempo pidiendo por regresar y abrazarle y decirle que l@ quieres y que le has

echado mucho en falta, cuanta falta hace porque es así, el reposo al guerrero, porque aunque

seas un profesional altamente entrenado también eres humano, porque el estrés hace mella,

porque el miedo siempre está presente, si, ese que hace que te plantees en ocasiones si el día

siguiente será tu hora o no, ese que se siente al ver caer al compañero, pero también el que te

ayuda a estar alerta y no dejarte sorprender; un paseo, ¿hace cuanto que no lo das? Pero uno

de verdad, no ese dentro del campamento con el arma a cuesta lista para disparar, o ese

recorrido por zonas peligrosas donde no sabes en que recoveco se esconde el enemigo, uno

como debe ser, solo o en compañía, tranquilamente, deteniéndote a tomar algo si te place,

caminando por el boulevard de tu ciudad, contemplando el mar o un maravilloso atardecer, en

fin, haciendo lo que te dé la gana. La patria, tu tierra, la de tus padres y hermanos, en la que

están tu familia tu mujer y tus hijos, cuan lejana parece a veces aunque Internet mitigue en

algo su distancia, que duro el no estar allá, el no saber cómo evoluciona tu retoño, el no poder

besar a los tuyos, el no ser consciente de lo que pasa pero in situ, cuantas ganas de regresar y

llevar una vida normal, como todo hijo de vecino.

A ti, SOLDADO, que elegiste la más dura y a la vez honorable de las profesiones, llegue en este

nuevo año la felicitación de corazón de cuantos creemos que solo tu impagable sacrificio nos

permite dormir tranquilamente en compañía de nuestros seres queridos. A ti, que despreciaste

el peligro, que decidiste que la muerte no es el final sino un camino hacia algo más elevado y

mas allá de cualquier explicación humana, llegue el entrañable reconocimiento y la más sentida

de las devociones, de cuantos te vemos como ese amigo lejano y desconocido que decidido a

entregar lo más grande que se posee, la vida, vela por mí, por los míos, pero también por todos

los demás, en condiciones en las que la mayoría no sería capaz de aguantar ni un solo día. Para

todos ustedes, allí donde estéis, amor, cariño, reconocimiento, consideración, estima, respeto y

todo aquello que es posible dar a alguien que se juega su vida para que mis hijos tengan un

futuro en el que la barbarie y la muerte no sea lo que impere.

¡Feliz Año Nuevo Soldado! Alzo mi copa y brindo en honor a ti y a tus compañeros. Que Dios os

bendiga y os traiga a todos de vuelta a casa.