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Por Andrea Lazarov Raymond Kurzweil, 'el futurólogo de Google', busca alcanzar la inmortalidad. Su obsesion es fundirse con la inteligencia artificial. Algo que prevé para 2045. Otros insisten en poner límites a nuestra relación con los robots. ¿Sucumbiremos ante ellos o serán nuestros máximos aliados? YO YA TENGO PLANES PARA 2099 Antes tomaba hasta 350 pastillas al día. Ahora solo 100. Su objetivo: vivir lo suficiente como para trasladar su mente a una má- quina. ¿Es Raymond Kurzweil un loco o un profeta?

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Por Andrea Lazarov

Raymond Kurzweil, 'el futurólogo de

Google', busca alcanzar la inmortalidad.

Su obsesion es fundirse con la inteligencia

artifi cial. Algo que prevé para 2045. Otros

insisten en poner límites a nuestra relación

con los robots. ¿Sucumbiremos ante ellos

o serán nuestros máximos aliados?

YO YA TENGO PLANES PARA 2099

Antes tomaba hasta 350 pastillas al día. Ahora solo 100. Su objetivo:

vivir lo sufi ciente como para trasladar su mente a una má-quina. ¿Es Raymond Kurzweil

un loco o un profeta?

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P ueden las máquinas pen-sar como los humanos? ¿Cuándo nos van a superar en inteligencia? ¿Seremos capaces de dominarlas o su-

cumbiremos bajo su dominio? La ciencia fi cción lleva años representando estos dilemas en fantasías tirando a apocalíp-ticas, pero la ciencia cada vez encuentra respuestas más rápidas y efi caces que nos hacen pensar que ese futuro imagi-nado ya está entre nosotros. Hace unos pocos días, un equipo de investigadores de la Universidad de Toronto anunciaba su último logro: que una máquina repli-case el sistema de aprendizaje de un niño. Esto es: que en lugar de precisar de muchos datos para relacionarlos con algoritmos, la máquina fuera capaz de reconocer las cosas a partir de un único ejemplo. Su punto de partida ha sido la escritura a mano, pero ya se vislumbran las infi nitas posibilidades del proyecto.

Hay un hombre que sueña con esto cada día. Con el futuro. Es Raymond Kurzweil, conocido como “el futurólogo de Google”. Este experto en Inteligencia Artifi cial (IA) ostenta desde 2012 el cargo de jefe de Ingeniería en el gigante de Mountain View. Y viene haciendo predic-ciones con un altísimo nivel de acierto desde hace 30 años. Predijo la caída de la URSS, la victoria de la supercomputa-dora Deep Blue sobre el ajedrecista Kás-parov y el crecimiento del uso de internet y las herramientas de búsqueda cuando aún el internet era una herramienta difícil de usar y vaga en contenido.

A sus 67 años, Kurzweil toma a diario 100 píldoras de suplementos vitamínicos (hasta hace poco eran 350) con la idea de vivir hasta que pueda trasladar todo su cerebro a un ordenador y así alcanzar la inmortalidad. Supone-mos que acabará reduciendo su cóctel de pastillas a dos: la roja o la azul. Como en Matrix: abrazar la dolorosa verdad o seguir alimentando la ilusión, vivir en el mundo real o entregarse por completo al virtual. Afrontar, en defi nitiva, la disyun-tiva a la que se dirige el planeta entero. Según él, el primer paso hacia la inmor-talidad será la aparición de nanorobots que nos curarán desde dentro y alarga-rán nuestra esperanza de vida hasta que

podamos trasladarnos a un recipiente más duradero.

No todos los científi cos están de acuerdo con al-gunas de sus predicciones. “Eso sí, ha sido la cara mediática de la inteligen-cia artifi cial y mediante su discurso ha atraído muchos inversores a este campo”, asegura Ulises Cortés, catedrático de IA en la Universidad Politécnica de Cataluña e investigador en el Supercomputing Center de Barcelona, que cuenta con uno de los superor-denadores más potentes de Europa. Desde que en 1950 Alan Turing (uno de los padres de la computación) propusiese el denominado test de Turing, una prueba de habilidad en la cual una máquina debería probar un comportamiento in-teligente equivalente o indistinguible al de un ser humano, este se transformó en la meta y motivación de muchos ma-temáticos, científi cos e inventores. Para Cortés, “el test de Turing ya fue superado con ordenadores como el Watson de IBM, que en 2011 arrasó en el concurso televisivo estadounidense Jeopardy”. Watson tuvo, incluso, tiempo para contar algún chiste, con lo que demostró su inteligencia más allá de un código escrito por unos ingenieros.

Kurzweil sitúa que alcanzaremos lo que ha bautizado como “singularidad tecnológica” en el año 2045: el hipotético momento en el que las máquinas ad-quieran una inteligencia artifi cial general y puedan auto mejorarse y sucesivamen-te crear ordenadores mejores que ellos mismos. Cada vez son más comunes en la comunidad científi ca términos como “transhumanismo” y “posthumanismo”, donde el uso de la tecnología es esen-cial para mejorar la condición humana y equipararla en cualidades intelectuales a las de una posible inteligencia artifi cial.

No todos los científi cos creen que alcanzar la singularidad sea una gran

Ilustración digital de la artista Claudia Maté imaginando cómo será nuestra raza en la era del transhumanismo.

España es pionera en supercomputación con el Supercomputing Center de Barcelo-na, un centro en una antigua capilla que alberga el superordenador MareNostrum.

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idea sin tener un plan o una base ética para controlarla. Hugo de Garis, en su teoría The artilect war (artilect viene de intelectos artifi ciales), asume que antes de que acabe el siglo XXI habrá una gran guerra en la que las máquinas decidirán eliminarnos. Y lo explica mediante una analogía: que estas podrían empezar a vernos como una simple hormiga a la que aplastar. En una charla de TED, el

fi lósofo Nick Bostrom, explicaba que no concibe ningún escenario en el cual podamos controlar una IA y sugería que debemos asentar una serie de valores para que las máquinas crezcan con ellos. El plan de Kurzweil es sencillo, ir más allá de la condición humana y fusionar nuestras capacida-des con las de un ordenador, solo así podremos evitar que surja algo como Skynet, la empresa de fi cción que construyó a Terminator. La artista e investigadora Ca-thrine Kramer piensa que “deberíamos ceñirnos a las

tres leyes de la robótica de Asimov: un robot nunca hará daño (o permitirá que se haga daño) a un ser humano; un robot debe obedecer las órdenes de un ser humano (excepto si esas órdenes con-tradicen la primera ley); y un robot debe proteger su propia existencia (siempre y cuando respete las dos leyes anteriores). Visto lo visto con los drones, ya estamos violando estas reglas; pero espero que

en los próximos 20 años vayamos defi -niendo un marco legal para regular qué puede y qué no puede hacer un robot”.

¿Qué queda de nuestra naturaleza en todo esto? ¿Deberíamos poner límites en la modifi cación de nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestras vidas cotidia-

nas? Cathrine Kramer piensa que “por mucho que los científi cos insistan, nuestros cuerpos envejecerán y

morirán. Por mucho que logremos trasladarlo a una red neuronal artifi cial, ¿de verdad podemos considerar eso vida? Quizás el próximo paso lógico sería un

cuerpo suplente”. Kramer es

la comisaria de la exposición +Humanos (hasta el 10 de abril en el CCCB de Bar-celona), que nos sitúa en el futuro de la especie desde una perspectiva artística.

Lo más impactante visualmente que hemos visto en el arte reciente proviene de Google, de Deep Dream, una pri-meriza IA que crea arte por sí misma. El proyecto inicialmente alimentaba a redes neuronales artifi ciales con millones de imágenes para ser interpretadas y clasifi cadas con la idea de que pudieran representar su idea de… por ejemplo, un plátano. Aunque cuando estas redes neuronales eran nutridas de imágenes arbitrarias y se les pedía realzar todo lo que veían, los resultados eran alteracio-nes ultrapsicodélicas de las mismas. Es como cuando éramos niños y jugábamos a ver formas y animales en las nubes. Eso sí, Deep Dream ve muchos ‘perros-pájaro’, ya que la mayoría de las imá-genes que conoce son del reino animal. Los ingenieros de Google han bautizado esta técnica como inceptionism, un mo-vimiento artístico creado por una IA.

2016 es el año en que por fi n podre-mos comprar las gafas Oculus Rift y las Morpheus, el paso defi nitivo para entrar en ese mundo de realidad virtual (VR) que nos reclama. Según un estudio de Statista, en 2018 seremos 171 millones de personas quienes las hayamos inte-grado en nuestro día a día.

A la izquierda, El lago, pintado por Isaac Levitan en 1900. A su derecha, la reinterpretación hecha por Deep Dream. Esta herramienta de Google, una IA primeriza, está dando lugar a un movimiento artístico llamado inceptionism. Abajo, la niña con el caso VR y el hombre bailando con una robot son de la expo +Humanos, hasta el 10 de abril en el CCCB de Barcelona.

«V i s to l o v i s to con l os d rones , ya es tamos v io l ando l a l ey de que un

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Especial futuro

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P R E D E C I R O M O R I R

2019• Se extenderá el sexo en

realidad virtual. No solo veremos porno en VR sino que también lo ex-perimentaremos. Hoy ya existen juguetes sexuales inmersivos como eJaculator (que combina una app, unos cascos de VR y un wearable ya sabéis donde) o Max (para él) y Nora (para ella) de Lovesense.• Los coches de conducción automática tomarán el control, la

gente no podrá conducir más en autopistas. Según Ulises Cor-tés, del Supercomputing Center de Barcelona, esto es exagerado: “Probablemente se orientará más hacia el transporte de mercancía, donde la optimización del trayecto es esencial, pero no restringi-remos la habilidad de conducción de un humano, sino que será un apoyo para situaciones de peligro o de cansancio”. • El internet de las cosas (todo tipo de objetos inteligentes e inter-conectados) se integrará en nuestra cotidianeidad.• Casi todos los cables desaparecerán.• Pantallas HD ultra fi nas empezarán a reemplazar el papel.

2020s•Llegará un Nuevo Gobierno Mundial, como el Gobierno de la Tierra que aparece en la serie de dibujos Futurama.• Las enfermedades dejarán de existir a la par que los na-norobots se volverán más listos que la biología. “Las enferme-dades nos ayudan a evolucionar, el hecho de que desaparezcan del todo puede no ser una buena idea”, defi ende Cortés. • El cuerpo humano v2.0 tiene mejoras en el esqueleto, cerebro y digestión.• El modo de comer habitual puede

ser reemplazado por nano-sistemas. De hecho, ya hay gente que promueve que cocinar y sentarse a comer es una pérdida de tiempo. Como el creador de Soylent, un sustitutivo líquido de la comida que contiene el máximo de nutrientes con el mínimo esfuerzo. Su compañía está valorada en más de 100 millones de dólares. Kurzweil va más lejos y anuncia que en 2040 la nanotecnolo-gía producirá la comida de la nada.

2029• El test de Turing será superado con éxito. Raymond Kurzweil opina que hemos superado los umbrales más fáciles de este test pero aún quedan por afrontar los más complejos. • Habrá implantes que potencien la inteligencia, memoria...

Esto permitiría, según el investigador Ben Goertzel, "llevar un buscador tipo Google directamente insertado en nuestra cabeza".• Los implantes de realidad virtual hacen que las gafas de VR queden obsoletas. • El transporte, la producción y la agricultura estarán casi 100% automatizadas.

2030s• La posibilidad de descargar nuestra mente/consciencia a un ordenador (o hacer una copia de seguridad del cerebro) será per-feccionado para el fi nal de la década. • La tecnología podrá grabar experiencias para luego ser visio-

nadas en nuestra cabeza. Un arma de doble fi lo que pudimos ver recientemente en Black mirror, la serie distópica de Charlie Brooker. • La nanotecnología podrá reemplazar todas las señales del cere-bro para hacer que la realidad virtual parezca 100% real.• Las llamadas se harán en hologramas 3D.• Empieza la creación de la versión 3.0 del cuerpo humano, o la fundición defi nitiva entre el hombre y la máquina.

2040s• Pasaremos la mayoría de

nuestro tiempo en la rea-

lidad virtual. ¿Habéis visto Matrix, verdad? Pues eso. • La inteligencia no-biológica será mil millones de veces más potente que la biológica.

2045 • Alcanzamos la singularidad. O el nuevo año cero. La re-vista Time, en un reportaje de portada dedicado a Kurzweil, lo llamó “el año en que el hombre se vuelve inmortal”. Y el propio Kurzweil, señala que es cuando “la tecnología, información y conocimiento explotan y se expanden tan rápido que es impo-sible intentar entender como será. Probablemente los humanos no serán aniquilados por la tecnología más bien se fundirán con ella cada vez más”.

2099 y en adelante• Los robots por fi n adquirirán un estatus legal

equiparable al humano. • Las mayores amenazas serán virus informáticos. • Los baby boomers seguirán vivos.• Los humanos y animales orgánicos

serán muy difíciles de ver, vivirán

protegidos en reservas.

• Se construirán ordenadores del tamaño de un planeta. • Todo la materia “tonta” (polvos, gases, etcétera) será “despertada” y transformada en computación para sostener vida. TODO el universo empezará a dar a luz. Ya lo dice Kurzweil: “La gente me pregunta ‘¿dios existe?’. Y les respondo: ‘Todavía no”.

inmersivos

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Especial futuro

PARA AQUELLOS QUE ESPEREN PROLONGAR SU VIDA HASTA EL 2100, ALLÁ VAN ALGUNOS DE LOS VATICINIOS DE KURZWEIL

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