10/12/2015
Revista Ambiente y Sociedad 655 Por Ricardo Restrepo y Francois Houtart
Buen Vivir y la necesidad de cambios alimentarios El marco biocéntrico del Buen Vivir adoptado por la Constitución del Ecuador, resalta la importancia de responder a la crisis ecológica ocasionada por la destrucción de los bosques, la emisión de CO2 y el consecuente cambio climático. Este marco nos invita a valorar no solo a los humanos, sino también a sistemas ecológicos y los otros animales, como sujetos de derechos. Sin embargo, la principal amenaza para la ecología del planeta valorizada por el marco del Buen Vivir es frecuentemente ignorada: la ganadería. En este marco, identificamos el papel que juega la ganadería en la crisis ecológica global y la violación de derechos de los animales, con algunas de sus principales manifestaciones en Ecuador y la región. Argumentamos que la respuesta a esta crisis involucra hacer un cambio alimentario hacia la sustitución de la proteína animal por proteína vegetal. ?
823 lecturas
Introducción La producción de comida impacta sobre tres áreas fundamentales. La primera es la nutrición
de una humanidad en expansión y que transforma su alimentación con los cambios sociales.
En el año 2050, se puede esperar una población mundial entre 8 y 9 mil millones de personas
(Soubbotina y Sheram 2000, 16). Por otra parte, el proceso de urbanización (FAO, 2013: 4)
está transformando la dieta, con más consumo de legumbres y de carne y menos de granos
(Charvet 2012, 24-25). En segundo lugar, la producción de comida impacta sobre la
regeneración o no del planeta en sus ciclos vitales que le permiten a
sus ecosistemas perdurar en el tiempo. No es el único sector evidentemente, pero tiene un
papel central en la conservación, restauración, o no, de los suelos, del agua, del aire, de la
biodiversidad y de los ecosistemas. Finalmente, la producción de alimentos impacta sobre
el bienestar de los sujetos de derechos que componen el sector.
En este trabajo desarrollamos algunas consideraciones sobre un sector alimentario en
particular, el de la carne, en el marco del Buen Vivir. Lo haremos en referencia con el
Ecuador, porque este país, en su Constitución, insiste sobre la necesidad de respetar
la naturaleza y sus derechos en el marco del Buen Vivir. Haremos también alusiones a otras
regiones de América Latina, en particular, el Brasil y la selva amazónica. Nos enfocaremos
centralmente en los aspectos menos explorados de coincidente relevancia entre la
ganadería como base productiva de la práctica alimentaria de comer carne, y los derechos
de la naturaleza. Argumentaremos que el sector de la ganadería va en contra del Buen Vivir,
porque es una principal amenaza para el sostenimiento del planeta y del respeto a
los derechos de los animales.
El marco general del Buen Vivir y de los derechos de la naturaleza en la Constitución del Ecuador Frecuentemente se dice que el Buen Vivir es un paradigma ético alternativo, incorporado en
la Constitución de Montecristi. Este paradigma tiene a los humanos en su centro, pero ya no
solo a los humanos, sino al resto de la naturaleza. Si bien los Derechos del Buen Vivir en la
Constitución son una versión de una selección de los derechos humanos que aparecen en
la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, al igual en que en el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, normalmente se cree el Buen Vivir es un paradigma biocéntrico o
pachamámico que toma inspiración de la sabiduría ancestral para enfrentar problemas
contemporáneos de racismo, discriminación, violencia y crisis planetarias.
La Constitución del Ecuador reconoce los derechos de la naturaleza, como parte de su visión
garantista biocéntrica. El artículo 71 de la Constitución dice “La naturaleza o Pacha Mama,
donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su
existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y
procesos evolutivos.” Y el artículo 73 ordena que “EI Estado aplicará medidas de precaución
y restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de especies, la
destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los ciclos naturales.”
Igualmente, el artículo 83.6 dice que- “Son deberes y responsabilidades de las ecuatorianas
y los ecuatorianos, sin perjuicio de otros previstos en la Constitución y la ley: Respetar los
derechos de la naturaleza, preservar un ambiente sano y utilizar los recursos naturales de
modo racional, sustentable y sostenible”.
Y el artículo 275 ordena que “El buen vivir requerirá que las personas, comunidades, pueblos
y nacionalidades gocen efectivamente de sus derechos, y ejerzan responsabilidades en el
marco de la interculturalidad, del respeto a sus diversidades, y de la convivencia armónica
con la naturaleza.”
Según el artículo 280 de la Constitución, el Plan Nacional de Desarrollo Para el Buen Vivir
vigente es de obligatorio cumplimiento para el sector público. En este Plan, la política 12.2f,
prioriza “Promover la discusión internacional alrededor de la Declaración de los Derechos
de la Naturaleza.” En su actual versión en el artículo 3.1.11, se establece “Todos los seres
humanos son responsables de respetar y vivir en armonía con la Madre Tierra; Los seres
humanos, todos los Estados, y todas las instituciones públicas y privadas deben: promover
y apoyar prácticas de respeto a la Madre Tierra y todos los seres que la componen”.
Las prácticas alimentarias y la promoción de la ganadería
Todos estos conceptos e imperativos contrastan fuertemente con las prácticas económicas
y de la dieta de las personas, no solamente en el Ecuador, sino también en el resto del
mundo.
La industria de la carne tiene la singularidad de que puede ser considerada la más
contaminante del mundo y la más destructiva de los ecosistemas: la más fuerte
contribuyente a la crisis climática y ecológica global. El calentamiento global causado por
gases de efecto invernadero es una de las principales amenazas para la humanidad y el
planeta (Houtart 2012). Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio
Climático, si seguimos emitiendo CO2 como vamos, nos encontraremos con la ruina
ecológica del planeta para la mitad de la década del 2030. La diferencia entre ahora y una
muerte de la ecología actual del planeta, es la diferencia entre 400 partes de CO2 por millón
y 405 partes de CO2 por millón; o una subida de solo 2 grados centígrado (Mann 2014). El
calentamiento se debe tanto a la emisión de CO2 o equivalentes, así como la destrucción
de bosque que capturen estos gases. De acuerdo a la FAO de la ONU (2006, xxi), 18% de
los gases de efecto invernadero emitidos a nivel global son de la ganadería. Esto es 38%
más que todo el sector del transporte en su conjunto (carros, barcos, aviones, etc., es decir
el 13%). Ya en el 2009 en el libro Agroénergie se advertía:
La ganadería es también una de las grandes culpables de las agresiones que sufre el
medioambiente…Esa actividad es responsable del 65% de las emisiones de hemióxido de
nitrógeno, al potencial de calentamiento global, 296 veces más alto que el CO2 y es
esencialmente imputable al estiércol. Además, el ganado produce el 37% de las emisiones
de metano, resultantes de la fermentación anaeróbica de la materia orgánica en el curso de
la actividad digestiva de los rumiantes. Además, ese gas es 23 veces más nocivo que el
CO2. Las cifras de emisión atribuibles a la ganadería serían de 70 millones de toneladas de
gases de efecto invernadero al año (Houtart 2009/2014ª, 39-40).
De acuerdo a un estudio de World Watch, los cálculos de la FAO en este caso son una
subestimación porque no incluyen otros 25 millones de tonelada atribuibles a la producción
de animales para comida. Tomando ésto en cuenta, el sector de producción de carne es
responsable de un 51% de emisiones de CO2 (World Watch 2009; Taylor 2012). Esto se
debe principalmente a que los bosques, incluida la Amazonía, está en peligro en gran parte
debido a la ganadería. En los últimos 40 años se ha talado el 20% de la Amazonía (Wallace).
En marzo 2015, en la ocasión del día internacional de la protección de la selva, la FAO
declaró que si la situación no cambiaba, dentro de 40 años, la selva amazónica no existiría
más, sino una sabana con algunos bosques.
De acuerdo a la misma fuente, un 70% de la destrucción de los bosques en América Latina
se debe a la industria de la ganadería, tanto para potreros así como para monocultivos que
produzcan comida para las vacas y otros animales que consumimos los humanos. Pimental
y Pimental (2003) afirman que normalmente toma 43 kilos de grano (13) y yerba (30) para
producir un solo kilo de carne. Toma 100 veces más agua producir un kilo de proteína animal
que un kilo de proteína vegetal. La orgánica no es mucho mejor. Toma 90 veces más agua
producir un kilo de proteína animal orgánica que un kilo de proteína vegetal (Pimentel y
Pimentel 2007; Robinson 2014) y el doble de área por tonelada (Robinson 2014). La
ganadería constituye, de largo, la amenaza número uno para la Amazonía, su biodiversidad,
su función fundamental en el regulación y sustento del planeta, así como de las culturas
ancestrales que en ella habitan. Por ello, es también un sector que vulnera la Constitución
de la República del Ecuador.
2.1 La situación del Ecuador
La creciente demanda interna de carne fue entre 1990 y el 2008 la principal presión en la
Amazonía Sur, Manabí Norte-Esmeraldas Sur y Manabí Centro del Ecuador (Castro et al.
2013: V).
Castro et al. (2013) muestra el aumento en la demanda, especialmente de carne que
impulsa la expansión ganadera en Ecuador. En 2015, el país tuvo 4,5 millones de cabezas
de Ganado.
Castro et al. (2013) muestra la ubicación de la presión principal de ganadería sobre la
Amazonía y Costa ecuatorianas.
La eliminación de 1,870 kilómetros cuadrados de sustento para millones de animales por
ladeforestación para ganadería entre 1990-2008 (Castro et al. 2013: vi), se encaja en un
patrón general de deforestación del país impulsado principalmente por la ganadería y
ubicando al Ecuador entre los países con las tasas de deforestación más altas de Sur
América (Mosandl, Günter, Stimm, y Weber 2008).
Citando a Wunder (2000), Mosandl, Günter, Stimm, y Weber (2008) afirman que Ecuador
tuvo originalmente 90% de su territorio con cobertura de bosque. Citando a la FAO, estos
autores indican que para el 2005, solo el 39% de su territorio estuvo cubierto por bosques
(FAO 2006b), lo que equivale a una reducción del 57% de sus bosques. Desde 1972 hasta
1989 las praderas de ganado se expandieron un equivalente de 38,000 km2 (Wunder 2000),
lo cual equivale a casi toda la pérdida de bosque en el Ecuador durante este tiempo
(Mosandl, Günter, Stimm y Weber, 2008: 39). Con base en los datos de Sierra (2013: 4)
entre 1990 y el 2008, se pierden 1,052 kms2 de bosque por año en Ecuador. De éstos,
968.62 km2 al año se destinan al agregado de “Agricultura y ganadería”. De acuerdo a las
cifras de Políticas Pecuarias 03 (p. 3) de la FAO, del área deforestada en Ecuador en este
tiempo para agricultura y ganadería, el 82% es para ganadería, lo que equivale a 794.2
kms2. En conclusión, la ganadería es responsable del 75.5% de la deforestación en
Ecuador, ubicando la responsabilidad de este sector un poco más alto que la tasa regional
de 70%. Este fenómeno ha venido acompañado de un aumento de 153,400 vacas y toros
entre el 2001 y el 2008 que eventualmente pasan por los 180 mataderos del Ecuador para
el consumo de la especie humana nacional (Castro et al. 2013, 65). En el país, se matan
940,000 vacas y toros al año (El Telégrafo, 2014). ¿Podrá ser la destrucción de
los ecosistemas y matanza a gran escala compatible con el Buen Vivir? El sector de la carne
constituye la mayor violencia a gran escala por una especie contra otras y es quizás el mayor
obstáculo al Buen Vivir y con ello a un “Estado constitucional de derechos y justicia” (Artículo
1. Constitución del Ecuador).
En 2015, el país empezó a importar reproductores bovinos desde el Paraguay y los Estados
Unidos para aumentar y mejorar su producción ganadera, sin preocuparse mucho de las
consecuencias para la ecología y para las diversas formas de agricultura familiar campesina.
De hecho, la distribución de las tierras en el Ecuador es la segunda más desigual de América
Latina. No hubo una reforma agraria que cambie fundamentalmente la desigualdad. La
extensión de los monocultivos y de la ganadería se realiza al coste, por una parte
de deforestación y por otra parte de disminución de las pequeñas unidades de producción
(Revolución Agraria 2011; Houtart 2014b) .
Además, una fuente del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca nos informa que las
mejoras de las razas servirán las ganaderías grandes y no los pequeños campesinos que
tiene uno o dosanimales. Se prevé una exportación de carne y de leche, especialmente en
potenciales mercados, como Irán, Venezuela, Cuba, Panamá, Rusia y Perú (El Telégrafo,
29.05.15). El sector contribuirá así a la Nueva Matriz Productiva, aumentando los recursos
del Estado para sus políticas de inversiones públicas y sociales.
La situación de la Amazonía El 20% de la Amazonía se ha deforestado. Coe et al. (2013) muestra la ubicación geográfica
de ladeforestación.
A continuación vemos las diferentes contribuciones proporcionales de las causas
de deforestaciónde la Amazonía, representada en la región brasileña.
World Resources Center (2012).
Frecuentemente nos enfocamos en combustibles o cultivo de palma como amenazas a la
Amazonía. Sin embargo, vemos que para Brasil, donde se encuentra la mayoría de la
Amazonía, la destrucción por parte de la ganadería es 139 veces peor que la extracción de
combustibles no renovables. Igualmente, mientras en el mundo se han talado 26 millones
de acres de bosque para aceite de palma (USDA 2013), 136 millones de acres (214,000
millas cuadradas) de bosque se han talado para ganadería (Butler 2009). Es decir la
ganadería es un problema 423% más grave que la palma para aceite.
La carne, el hambre y la destrucción de la naturaleza Algunas comunidades ancestrales que viven tradicionalmente podrán argumentar que sus
formas de alimentación, que incluyen la carne que cazan, son partes del ecosistema. Para
el resto de los seres humanos, que comen vacas y tienen la opción de adquirir sus alimentos
sin esta violencia, el argumento no aplica. Vale especificar que no se le puede exigir a
alguien pobre que tiene suerte si encuentra algo de comer que deje de lado la carne. Esta
es su única opción. De nuevo, este argumento no aplica para el resto que comen vaca y
tienen opción. De hecho, si se destinaría más comida que actualmente se cultiva para vacas,
para los 2.2 miles de millones de pobres en el mundo (Banco Mundial 2015) o 770 millones
de personas con hambre (FAO 2014) se podría responder más efectivamente al problema
de pobreza. Es notable que el sector ganadero sea una causa fundamental de destrucción
del planeta por medio de la destrucción de bosques y la emisión de CO2. Para el 2030, las
estimaciones son que desaparecerá el 50% del bosque de la Amazonía, hogar de 40.000
especies de plantas, 427 de mamíferos (por ejemplo, el jaguar, el oso hormiguero y la nutria
gigante), 1.300 de aves (por ejemplo, águila, tucán y hoatzin arpías), 378 de reptiles (por
ejemplo, la boa), más de 400 de anfibios (por ejemplo, ranas venenosas) y alrededor de
3.000 de peces de agua dulce (Da Silva et al., 2005; Lewinsohn T. M. and Prado P.I., 2005).
El patrón de producción y consumo ganaderos encamina al mundo a la sexta extinción
masiva de especies, de la cual la especie humana no es inmune (Ceballos, Ehrlich,
Barnosky, García, Pringle and Palmer, 2015).
Otro argumento común es que nosotros somos como el león, los lobos o el tiburón, cuya
naturaleza está en comer carne, lo cual contribuye al sostenimiento de los procesos
ecológicos. Esta podría ser una sugerencia que alguien puede derivar del documental de
George Monbiot How wolves change rivers, donde la reintroducción de lobos en Yellowstone
fortaleció todo el ecosistema.
Sin embargo, el primer elemento incorrecto de este argumento es pensar que todo lo natural
está justificado, aun si puede ser entendida en términos ecológicos. Por ejemplo, nuestra
historia evolutiva ha creado capacidades en los seres humanos para hacer la guerra,
esclavizar, violar, asesinar a otras personas y comer otras personas. No porque
evolutivamente hemos generado estas capacidades está bien que las utilicemos. De hecho,
probablemente todas las personas que leen este artículo están de acuerdo de que guerras
de agresión, la esclavitud, la violación, el homicidio y el canibalismo, son actividades que se
deben prohibir y evitar, aunque nuestra especie las haya empleado en el pasado y en
algunos casos se sigan empleando (1).
Hay dos diferencias clave entre los humanos por un lado, y los leones, tiburones y lobos,
por otro. Uno, que los primeros no tienen opción más que comer carne. Su configuración
cerebral no les da para cambiar sus prácticas de nutrición en este sentido. En segundo lugar,
ellos tienen un rol importante en la regulación y mantenimiento del ecosistema por medio de
sus prácticas alimenticias. En el caso de los seres humanos, las prácticas de comer carne
constituyen una causa fundamental de la destrucción del ecosistema planetario.
El conocimiento sobre los efectos de la ganadería en el planeta todavía no ha entrado cerca
a lo suficiente en la conciencia ecológica mundial. Por ejemplo, la Encíclica del Papa
Francisco, muy clara para la defensa de la “casa común” no hace referencia a este factor.
Igualmente, en su libro La Naturaleza con Derechos: De la Filosofía a la Política, editado por
Alberto Acosta y Esperanza Martínez, establecen el propósito de descender de la teoría a la
práctica. Sobre la ganadería Acosta dice:
Por otro lado, en los Derechos de la Naturaleza el centro está puesto en la Naturaleza, que
incluye por cierto al ser humano. La Naturaleza vale por sí misma, independientemente de
la utilidad o de los usos que le dé el ser humano. Esto es lo que representa una visión
biocéntrica. Estos derechos no defienden una Naturaleza intocada, que nos lleve, por
ejemplo a dejar de tener cultivos, pesca o ganadería. Estos derechos defienden el
mantenimiento de los sistemas de vida, los conjuntos de vida. Su atención se fija en los
ecosistemas, en las colectividades, no en los individuos. Se puede comer carne, pescado y
granos, por ejemplo, mientras me asegure que quedan ecosistemas funcionando con sus
especies nativas (Acosta 2011: 353-4).
Hay que considerar que los datos de la realidad de la ganadería de grandes espacios y su
preponderancia en la destrucción de la Naturaleza, el argumento de poder comer carne sin
lesionar los ecosistemas es bastante teórico. En la práctica, el tipo prevalente de ganadería
de gran dimensión, es el principal factor de destrucción de las ecologías, y con base en los
datos de deforestación, ha sido y es mucho más destructor de la Naturaleza que la
extracción de petróleo. Casi siempre, la decisión entre comer carne o no, es entre comer
carne de ese tipo de ganadería o no. Si por valores ecológicos parece importante transitar
a una economía no basada en el petróleo, los mismos valores deben orientar la transición a
una dieta no basada en el consumo de animales.
4. Del Buen Vivir a los derechos de los animales
Además de las preocupaciones sobre la ecología, se debe añadir también otro aspecto de
la producción de carné, es decir el tratamiento de los animales mismos. Varias formas de
entender a los animales como sujetos de derechos contra la tortura, violencia y muerte se
han desarrollado. Desde esta perspectiva el problema no es solamente la posibilidad de
regeneración del planeta, sino la destrucción de seres que merecen respeto como sujetos
de derechos con cierto nivel de conciencia, sensibilidades e intereses. Desde perspectivas
utilitaristas, por ejemplo, la más influyente ahora es la obra de Peter Singer (1975) con su
libro Liberación Animal. Para el utilitarismo, la felicidad es el bien fundamental y la felicidad
se calcula tomando en cuenta el balance entre el daño, sufrimiento o insatisfacción de
preferencias y el bienestar en cualquier situación. El daño, sufrimiento o satisfacción de
preferencias entre todos debe contar igual. Ya que los daños, sufrimiento e insatisfacción de
preferencias más básicos de los animales son severamente aplicados a ellos con la industria
de la carne, por poca utilidad para el homo sapiens, lo correcto es no seguir haciéndolo.
Eugenio Zaffaroni (2012), con su La Pacha Mama y el humano, en América Latina es un
importante pensador en este sentido. La interpretación de derechos en la Constitución del
Ecuador, desde el enfoque de capacidades, ha tenido una importante influencia. Por esto,
se integra el trabajo de Amartya Sen y Martha Nussbaum en los Planes Nacionales de
Desarrollo. Para ellos, la cuestión central de la justicia es que las capacidades de los
individuos y grupos florezcan. Cuando un sistema social trunca su florecimiento, hay una
injusticia.
En esta perspectiva, los derechos colectivos de los animales con los cuales interactuamos
no son importantes solo desde la perspectiva del derecho colectivo de la especie a existir.
También son importantes los derechos individuales. El caníbal podría afirmar que mientras
queden otros humanos para reproducirse, los derechos de la naturaleza, la cual incluye a lo
humanos, no serían violentados. Al igual que la violencia contra otros humanos, la violencia
contra estos sujetos de sensibilidad, intereses, derechos y capacidades, de otras especies,
debe ser evitada.
En el 2011, por medio de Consulta Popular, el Ecuador prohibió el arte escénico que
involucrara en su finalidad la muerte de un animal, eliminando así la muerte de toros en las
corridas. La justificación de esta prohibición está en que involucra sacrificar un sujeto con
capacidad de sufrimiento, intereses y sensibilidad por el trivial interés de humanos a ver el
espectáculo. Similarmente, tomando en cuenta que hay opciones vegetales para la sana
alimentación humana, es necesario transitar a la eliminación de la carne de la dieta humana
ya que esta práctica alimentaria se asienta sobre el trivial interés de un sabor que se puede
sustituir.
El Buen Vivir en la Constitución es uno de los conceptos más insignes del constitucionalismo
ecuatoriano. Quizás por ello también, es uno de los más enigmáticos y sobre el cual ahora
se teoriza bastante. Si bien hay sustancial desacuerdo entre las personas a las que les atrae
este concepto, algunas cosas son comunes:
No solo el ser humano y sus intereses debe ser considerado cuando se toman
decisiones
Hay otros sujetos de derechos que importan, especialmente en el mundo biológico
Somos una especie más entre otras especies que la evolución ha generado
Aspira a vivir en un mundo con armonía entre especies
Aspira a vivir en paz y armonía con la naturaleza, para la prolongación indefinida
de las culturas humanas y de la biodiversidad (Ramírez 2012: 17)
Aspira a vivir sin violencia (Huanacuni 2015).
El respeto al homo sapiens se deriva fundamentalmente del reconocimiento de que somos
seres con sensibilidad, intereses, capacidad de felicidad, sufrimiento y sociabilidad. Con ello
se encuentra un fundamento para evitar la dominación de un género sobre otro y una raza
o etnia sobre otra, dominación que ha generado la opresión de la mujer, las diversidades de
género, la esclavitud, guerras de exterminio y agresión, y el Holocausto. Pero este
fundamento para respetar ciertas poblaciones también se aplica a muchos otros seres de
otras especies, evidenciado por las similitudes de su base neurológica y de comportamiento.
La vaca, el cerdo y el marisco se retuercen de sufrimiento con el tiro en la cabeza, la
degollada, el ahogamiento y desangramiento que antecede las cenas humanas.
Tanto en marcos utilitaristas y de capacidades así como del Buen Vivir, la capacidad de
decencia de los seres humanos impera tratar a estos sujetos como miembros de otras
“naciones” compartiendo el planeta. Ello implica cambiar los comportamientos que implican
la destrucción de los ecosistemas que sostienen la vida así como la violencia contra los
7,000 animales que los seres humanos “desarrollados” consumen en promedio en la vida.
En EE.UU. la cantidad de animales terrestres que se matan para cumplir con el consumo
interno son más de 7 mil millones.
Este cuadro indica el número de animales sacrificados para el consumo de EE.UU. en solo
el año 2013, con cifras de USDA (2014a; 2014b) y Counting Animals 2015).
Perspectivas para un cambio alimentario consistente con el respeto a los derechos de la naturaleza En este trabajo hemos explorado aspectos de una práctica alimentaria central de los
humanos, la producción y consumo de carne, a la luz de sus impactos sobre la ecología del
planeta en el marco ético del Buen Vivir sugerido por la Constitución del Ecuador.
Sugerimos, basados en los datos disponibles más confiables, que esta práctica es altamente
violadora de los derechos de la naturaleza reconocidos en la Constitución del Ecuador y
merece un tratamiento urgente ya que es el principal destructor de los bosques de América
Latina, así como emisor de gases de efecto invernadero, que los mejores cálculos estiman
causarán cada vez más graves daños para todos. Igualmente, sugerimos que el marco del
Buen Vivir, nos invita a pensar en otros animales como sujetos de derechos, no solo como
especies sino como individuos, lo cual constituye otra razón poderosa para cambiar la
práctica prevalente de alimentarse con carne.
En cualquier país del mundo en este momento, un gobierno que prohíba la producción y
comida de carne sería derrocado rápidamente. Sin embargo, el gobierno puede y debe
implementar políticas que no incentiven esta práctica, que la desincentive, que informe sobre
sus orígenes y sus consecuencias, que sugiera e incentive alternativas. Cuando las
personas estén suficientemente sensibilizadas, un gobierno democrático que crea en la
justicia debe, así como se ha hecho con matar toros por espectáculo, prohibir que se maten
por su sabor.
Notas: 1 Thornhill y Palmer (2001) en su Historia Natural de la Violación trazan el rol evolutivo de la violación.
¿Cambiaríamos nuestro criterio ético si ese estudio es verdad y de repente defenderemos el derecho de los hombres a
violar mujeres? Por supuesto que haremos mejor en adoptar actitudes, acciones y políticas que eviten la dominación
sexual de los hombres sobre las mujeres, independiente de esta historia.
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Ricardo Restrepo