Lección 10 para el 8 de marzo de 2014
1. La misión de Israel para las Naciones.2. Despertando a Israel.3. Israel rechaza a las Naciones.4. Jesús y las Naciones.5. El Evangelio a las Naciones.
“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8)
“Y a los extranjeros que se han unido al Señor para servirle, para amar el nombre del Señor, y adorarlo, a todos los que observan el sábado sin profanarlo y se mantienen firmes en mi pacto, los llevaré a mi monte santo; ¡los llenaré de alegría en mi casa de oración! Aceptaré los holocaustos y sacrificios que ofrezcan sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Isaías 56:6-7 NVI)
El testimonio de Israel debía ser tal que atrajera a las demás naciones hacia el verdadero Dios.
Entonces, muchos les preguntarían y serían enseñados en los caminos de Dios (Miqueas 4:1-2)
Jerusalén sería la capital de todas las naciones, y el Templo el centro religioso “para todos los pueblos”.
“Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos” (Jonás 3:5)
La conversión al monoteísmo de Adad-nirariIII (810-782), rey de Asiria –cuya capital era Nínive –, muestra cómo las naciones estaban preparadas para recibir el testimonio de Israel.Por desgracia, Israel no estaba dispuesto a dar ese testimonio. Jonás, que fue el medio que Dios usó para llevar el Evangelio a Nínive, “se apesadumbró en extremo, y se enojó” al ver la conversión de los ninivitas.
En Asia, África, Oceanía, las selvas amazónicas… existen muchos que no conocen la religión cristiana. Como Jonás, somos llamados a predicar a aquellos que aún no conocen a Jesús.
“Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos” (Mateo 8:11)
Jesús intentó despertar a Israel para que cumpliese su misión de compartir la plenitud de la salvación con el mundo entero.
En el relato del buen samaritano, Jesús contrastó la bondad del samaritano con la indiferencia de los dirigentes israelitas (Lc. 10:30-37)
Ser ciudadano del Reino no tiene que ver con el origen étnico de la persona, sino con su carácter.
Lejos de aceptar esta verdad, los judíos demostraron su odio hacia los extranjeros usando la palabra “samaritano” para denigrar a Jesús.
“Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais… Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano,y que tienes demonio?” (Juan 8:39, 48)
“Los hijos de Israel habían de ocupar todo el territorio que Dios
les había señalado. Habían de ser desposeídas las naciones que
rechazaran el culto y el servicio al verdadero Dios. Pero el
propósito de Dios era que por la revelación de su carácter
mediante Israel, los hombres fueran atraídos a él. A todo el
mundo se le dio la invitación del Evangelio. Por medio de la
enseñanza del sistema de sacrificios, Cristo había de ser
levantado delante de las naciones, y habían de vivir todos los
que lo miraran. Todos los que, como Rahab la cananea, y Rut la
moabita, se volvieran de la idolatría al culto del verdadero Dios,
habían de unirse con el pueblo escogido. A medida que
aumentara el número de los israelitas, éstos habían de
ensanchar sus fronteras, hasta que su reino abarcara el mundo.
Dios deseaba colocar todas las naciones bajo su gobierno
misericordioso. Deseaba que la tierra se llenara de gozo y paz.
Creó al hombre para la felicidad, y anhela llenar el corazón
humano con la paz del cielo. Desea que las familias terrenales
sean un símbolo de la gran familia celestial”
E.G.W. (Palabras de vida del gran Maestro, cp. 23, pg. 232-233)
“Como los magos habían venido del Oriente al principio… así también estos griegos, representando a las naciones, a las tribus y a los pueblos del mundo, vinieron a ver a Jesús. Así también la gente de todas las tierras y de todas las edades iba a ser atraída por la cruz del Salvador” (DTG, pg. 574)
“Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús” (Juan 12:20-21)
Durante su última semana en el Templo, Jesús recibió la visita de unos griegos (Juan 12:20-36)
Para fortalecer la fe de judíos y griegos, una voz celestial proclamó la glorificación de Cristo.
Jesús aprovechó esta oportunidad para enseñar dos lecciones:
Las condiciones del discipulado: “El que
ama su vida, la perderá; y el que
aborrece su vida en este mundo, para vida
eterna la guardará” (Jn. 12:25)
La salvación es universal: “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a TODOS
atraeré a mí mismo” (Jn. 12:32)
“Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús” (Juan 12:20-21)
“El mandato dado a los discípulos nos es
dado también a nosotros. Hoy día, como
entonces, un Salvador crucificado y
resucitado ha de ser levantado delante
de los que están sin Dios y sin esperanza
en el mundo. El Señor llama a pastores,
maestros y evangelistas. De puerta en
puerta han de proclamar sus siervos el
mensaje de salvación. A toda nación,
tribu, lengua y pueblo se han de
proclamar las nuevas del perdón por
Cristo. El mensaje ha de ser dado, no con
expresiones atenuadas y sin vida, sino en
términos claros, decididos y
conmovedores. Centenares están
aguardando la amonestación para poder
escapar a la condenación. El mundo
necesita ver en los cristianos una
evidencia del poder del cristianismo. No
meramente en unos pocos lugares, sino
por todo el mundo, se necesitan
mensajes de misericordia”
E.G.W. (Obreros evangélicos, pg. 29)