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R oc io Fernández Ballesteros
Departamento de Diagnóstico Psicológico y Medida
Facultad de Psicologia
Universidad Autonoma
28 34
Madrid.
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Ha sido muy sugestivo colaborar en esta monografia del Anuario de Psicologia so-
bre Modificacion y Terapia de Conducta con el titulo que reza m& arriba y que me fue
sugerido por su compiladora. Y, digo que ha sido sugestivo porque me h a hecho plantear-
me u na doble preg unta: jexiste, realmen te ho y, un a reformulacion del diagnostico psico-
lógico? y si existiera, ¿que ha aportado a el10 la evaluacion conductual? Comprendo que
el lecto r pued a extraiiarse de qu e un a persona qu e se dedica plenarnente al Psicodiagnbs-
tic0 tenga que esperar a un tal momento para plantear o, mejor dicho, replantearse tales
preguntas. Sin embargo , precisamente porque en 10s ultimos aiios he d edica do mis esfuer-
zos a
1
que entraria dentro de una reformulacion del Psicodiagnóstico y, precisamente,
en base a la Evaluacion C ondu ctual, es po r 10 qu e reflexionar sobre la consecución de ese
objetivo, sin c onf und ir deseos con realidades, resulta sugestivo y estimulante.
Voy a presentar, en primer lugar, brevemente, 1 que en mi opinion es, no solo una
reformu lacion del Psicodiagnostico sino una integracion de enfoqu es, planteada teorica-
mente y en base a la evaluación conductual para pasar después a realizar un analisis de
la realidad, es decir, de 10 que ocurre en la actualidad en Psicodiagnostico. Por ultimo,
realizaré algunas reflexiones sobre todo ello.
Reformulacion teorica del Psicodiagnostico en
base
a la Evaluación onductual
Como es de todos conocido, desde 10s años sesenta se ha ido perfilando una nueva
alternativa al diagnostico psicologico qu e ha adop tado nom bres tales com o, anilisis c on -
ductual (Kanfer y Saslow, 19 65 ), diagnostico conductual (Kanfer y Saslow, 19 69 ),
anáiisis funciona l de la cond ucta (Baer, Wolf y Risley, 19 6 8) , siendo consagrado por
10s años seten ta bajo la rubrica de evaluacion co nduc tual (ver Fernán dez-B dlesteros
1979, 1981a) .
Los autores están de acu erdo en q ue las razones por las que este mo delo surgio y se
desarrollo, pueden reducirse a tres:
1) La crisis de 10s distintos enfoques del Psicodiagnóstico, vigentes en base, funda-
m enta lme nte, a la inadecuación de variables intrapsiquicas para explicar el comp ortamien-
to (Mischel, 1968).
2) La crit ica a 10s tests y a la clasificacion psiquiatrica, po r su dem ostrad a falta de
fiabilidad, validez y utilidad (Mischel, 19 68 ; Zubin, Eron y Schum er, 1 96 5; Frank, 1969 ).
3 Por ultimo, la aplicación de 10s hallazgos procedentes de la Psicologia experi-
me ntal y, m& con creta me nte, de la Psicologia del aprendizaje, al cam bio de las con du ctas
socialmen te relevantes, desem boc6 en la necesidad de un nuevo sistema evaluativo (Gold-
fried
y
Pomernaz, 1968).
La formulacion de la evaluacion conductual como una alternativa se define inicial-
mente por las diferencia conceptuales, metodologicas y aplicada que presenta con 10s
llamados enfo qu es tradicionales (méd ico, dinám ico y del atr ibu to) (Goldfried y K ent,
1972; Hartman e t
al.,
19 79 ). No es el mo m ento de profundizar en estos extremos a 10s
que me he referido en distintos trabajos (Fernández-Ballesteros, 19 79 , 19 81 b), pero si
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36 Ro cio Fernandez-Ballesteros
chos casos, no es posible sin o realizar el primer nivel de analisis; en otra s ocasiones, es pre-
ferible dirigirse (dir ecta me nte) al establ ecim iento de un análisis funcion al... Pero, si bien
existen especificaciones para la utilizacion de uno y otro tip0 de análisis, en la mayor
parte de 10s casos ambos resultan compaginables, se completan y pueden medirse en el
tiemp o No obstante , hay que tener en cuenta que, mien tras el primero se lleva a cabo
me diante com probac iones de base correlacional, el segund o requiere comprobación ex pe-
rimental (Fernandez-Ballesteros, 1983 , a pp73 -75). Por ello, amb os tipos de análisis
llevan consigo dos tipo s de procesos, el prim ero correlacional y el segundo experimenta l
(ver Fernandez-Ballesteros, 19 8 3 b y c).
Esta nueva alternativa al Psicodiagnostico, en la qu e se ha ma nten ido algunos de 10s
supues tos de 10s enfoq ues del atrib uto y medico compaginándolos con la evaluación con-
ductual, jesta produciendo un cambio en la practica cotidiana del psicologo evaluador?
Tal vez es pr ont o para contestar a esta pregunta en nuestro País, aunque existen algunos
indicadores de que algo esta modificándose en este senti do, tan to en la docencia del Psico-
diagnostico en nuestras Universidades (ver Reunion de Profesores de Psicodiagnostico,
19 81 ) co m o en lainvestigación evaluativa5. Pero, jqué ocurre en un país c om o 10s EEUU,
en que practicamente nació la Evaluacion conductual?, jse han modificado las practicas
evaluativas?
La practica de
la
valuación psicológica
En 10s Últimos Cos, se han llevado a cabo una serie de encuestas entre psicologos
norteamericanos c on el fin de descubrir qu é marco referencial teorico, qué ticnicas O tests
o cuáies son las perspectivas f utc ras e n la Evaluacion clínica.
hi iotrowski y Keller (1 98 4a ) han en cue stad o a 10s responsables de 8 0 Programas
de Psicologia Clínica ( de 10s 1 1 3 exis tente s) acreditados po r la APA ( American Psych o-
logical Assoc iation
)
en USA y C anada. De esa encues ta, podem os deducir que, aproxima-
dam ente la mitad de 10s Programas tienen un enfoqu e ecléctico (un 46% ) mientras que
siguen un enfoque conductual tan solo un cuarto de 10s mismos (estrictamente conduc-
tual un l l O / o , cognitivo-conductual un 8O/o, y ecléctico-co nductua l un 4%). Asimismo,
que en la m itad de 10s program as existen cursos sobre Técnicas Objetivas (o Psicométricas
de Personalidad) y Proyectivas y que dos de cada tres entrenan a 10s futuros psicologos
clín icos en Técnicas de Evaluacion de la Inteligencia. Asi ta mb ien, casi la mitad (u n 46% )
de 10s responsables de 10s Programas piensan que esta decreciendo la importancia de las
Técnicas Proyectivas mientras que las Técnicas objetivas se mantienen estables o bien
estan increm entando su importan cia. Nada menos que el 50°/o de directores de programas
consideran que el TA T y el Rorschach deb erían ser técnicas familiares para 10s can dida tos
a Doctores en Psicologia Clínica y que 10s tres Test más impo rtan tes -de entr e 10s Obje-
tivos- son el MMPI, el CPI y el 16P F.
Lo que quisiera destacar de todo el10 es que 10s resultados de este estudio no modi-
fican en casi nada 10 hallado hace más de una década por Thelen et al. (1968 ) o Sheem-
berg Kelly (197 0) (ver Fernandez-Ballesteros, 19 80 ) de form a tal que en el panoram a
actual de la Evaluacion Psicologica no existe ninguna técnica o mé tod o nuevo qu e se haya
revelado como importante o sea utilizada en gran medida y que en 10s Programas de la
APA de Psicologia Clínica en gran parte se siguen entrenando en las herramientas más cla-
sicas propias d e 10s enfo que s llamado s tradicionales.
El Csngreso de Evaluacion Psicológica celebrado en Septiembre de 1984 es una prueba del cambio
en este sentido
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Aportaciones de la evaluacion conductual
37
Estos resultados aparecen en form a aún más marcada en otra encuesta realizada por
Piotrowski, Sherry Keller (en prensa) entre 10s miemb ros de la SPA (Society fo r Perso-
nality Assessment). Claramente 10s asociados se sitúan en bue na parte e n 10s enfo que s
Psicodinamico y Psicoanalitico (un 3 8 y 15O/o respectivarnente) y tan solo un 15O/o se
consideran d en tro de un a perspectiva cognitiva-conductual . Las técnicas de ma yor rele-
vancia según 10s encuestad os s on , las Escalas de Wechsler, el Rorschach, el MM PI, el TAT,
el Bender y el Dibujo de la Figura Humana, por ese orden. Claramente, 10s miembros de
esta Sociedad siguen realizando un diagnostico psicologico muy semejante al que podian
realizar hace veinte Gos. Esto mismo 1 ha señalado Weiner (19 83) que, con m ayo r opti-
mismo qu e en 19 72 (Weiner 1972), ha ex puesto una vision altamen te positiva del Psico-
diagnostico en base a las Técnicas Proyectivas y Objetivas. Como pone de relieve Dana
(19 84 ), las proximas décadas veran modificados m k 10s ámbitos de interés de la Evalua-
ción que el tip0 de tecnologia.
No se ac haq uen tod os estos datos a la perten enc ia de 10s encuestados a unas asocia-
ciones cuyo s m iembros puedan estar mas o menos sesgados en su concepcibn básica de la
Psicologia. En una encuesta nacional llevada a cabo por Lubin, Larsen y Matarazzo
(198 4), se pon e de m anifiesto que hoy en di a se dan unos patrones muy semejantes a 10s
hallados en décadas an teriores en tor no a las técnicas utilizadas en Evaluación, en la mis-
ma linea que 10s presentados aquí, e incluso por 10s resultados alcanzados hacen pensar
a 10s autor es que se esta prod ucien do un a reemergencia del rol del psicodiagnóstico pa-
ra los psicólogos (p. 425 ).
Pero, aún hay más, a pesar de que, tanto Bornstein et al. (1980) como Llavona
(1 98 1) , han pue sto de relieve q ue en evaluacion con duc tual se distingue u na clara especifi-
cidad tecnologica, en un a enc uesta realizada por Wade, Baker y H artman (19 79 ) y aÚn en
otra mas reciente de Piotrowski y Keller (1984b), se pone claramente de relieve que 10s
psicólogos asociados a la AABT (Association fo r Advan cement in Behavior T hera py) utili-
zan tests de inteligencia y técnicas objetivas y proyectivas e incluso se puede apreciar un
incremento del primer al segundo trabajo citado en el número de psicólogos que aplican
técnicas proyectivas. Incluso, en el trabajo de Piotrowski Keller, un 70% e 10s asocia-
dos de la AABT encuestados eran bastante favorables al adiestramiento en el MMPI y
pensaban que 10s instrum entos objetivos de la personalidad incrementarán su impo rtancia
en el fu tur o (un 50°/o).
De 10s resultados procedentes de la encuesta realizada por Piotrowski y Keller
(19 84) , quisiera poner de relieve tres puntos: 1 ) que un 44% de 10s encu estad os no desig-
naron ninguna categoria tecnologica cuando se les pregunto en qué técnica estaban espe-
cialmente entrenados. 2) que tan solo un 20% mencionaron la observación com o técnica
po r ellos utilizada, y 3 ) que un 12 % citaron el análisis conductual entre las categorias
tecnológicas empleadas. El primer resultado puede ser el producto de la confusión de
much os evaluadores cond uctuales (ver Nelson, 19 83 ) de que la evaluacion idiografica im-
plica un desprecio tecnologico. Por o tra parte , es notable la escasa referencia a la observa-
ción --téenica considerada com o fundam ental en evaiuación co ndu ctuai (ver Borustein
e t al. 19 80 y Llavona 1 98 1) desde el inicio en la formulacibn del modelo- y, por Último,
citar el análisis c ond uctua l (infiero que se refieren al anáiisis funcional de la con duc ta)
com o un instru me nto equiparable a un autoinform e o a una técnica proyectiva parece ser
un e rror concep tual grave. A todo s estos extrem os, me voy a referir mas adelante.
Obviamente, hay que señaiar que todas estas encuestas adolecen del defecto com ún
a este tip o de indagación, a saber, que 10s resultados estan viciados por el tip0 de pregu nta
efectuada. Es decir, ninguna de estas encuestas permite co noc er en qué casos, situaciones,
en
qué momento de la evaluacion y ni siquiera con que objetivos se utilizan unas u otras
técnicas. A pesar de ello, creo que puede deducirse 1 siguiente: De un lado, que parece
haberse p roducido un mayo r acercamiento entre enfoques, pero ésto en el sen tido de que
10s evaluadores conductuales utilizan en mayor medida la tecnologia tradicional. Esto po-
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3 8 Ro ci o Fernández Ballesteros
dr ia ser positivo si se produjera en base a un modelo teórico por las razones que antes ex-
puse (objetivos de orientación y selección vs. de tratamiento), si no es asi, emplear tests
tradicionales en el análisis funcional de la conducta n o es m h q ue desfigurar este modelo
no supo ne un a alternativa integradora para la Evaluación Psicológica. En segundo lugar,
parece tener razón W einer (1983 ) cuando habla de u n renacimiento del Psicodiagnóstico
c lh ic o 10 cua1 es pre ocup ante si tenem os en cuenta qu e la investigación en Evaluación de
la Personalidad ha dad o fru tos poc0 d en tad or es en el sentid o de que la mayor parte de 10s
estud ios realizados en 10s Cltimos aiios n o permiten hablar de un incre me nto o mejora de
la validez, fiabilidad o utilidad de la tecnologia evaluativa como bien ha demostrado La-
nyo n en su reciente revision (19 84 ) que puede ser considerada la m h negativa de las reali-
zadas sobre el tema desde el trabajo de Mischel de 19 68 .
T od o esto se esta dand o -o jes tai vez un a consecuencia?- junto con 10 qu e Nelson
(19 83 ) ha llamado desilusiones de la evaluación condu ctual. Asi, esta gran evaiuadora
conductual, en su Conferencia, al tomar posesión de la Presidencia de la Asociación para
el Avance de la Terapia de Co ndu cta ( Los Angeles, 198 2) señaló tres fuen tes de insatisfac-
ción de 10s evaluad ores co nduc tuales: 1 ) la imperfección de las técnicas utilizadas, 10 cua1
se deduce de distintos hallazgos como, por ejemplo, el de que ni distintas ni semejantes
medidas sobre la misma conducta covarien entre si, o 10s aparentemente insuperables
problemas que en trañ a la observación n atural de la co nd uc ta manifiesta, 2) la impractica-
bilidad de las técnicas evaluativas; es decir, que , salvo la entrevista, n o son utilizadas otr as
en m h de la mitad de 10s casos explorados por evaluadores conductuales con la excusa
de qu e exigen mu ch o tiemp o y, en ocasiones, 10s cond icionan tes reales impiden su aplica-
ción y 3) la falta de progreso en la estandarizacion de las técnicas con ductu ales, 1 cua1
ha bia sid o una m eta inicial y largamente expresada p or 10s evaluadores de este enfoqu e.
Hasta aqu i, la practica de 10s psicólogos evaluad ores norteam ericanos la desilu-
sión sobre la Evaluación Conductual.
Por ultimo , existe u na relevante a portac ión de la Evaluación Conductual al diagnós-
tico que tiene amplias repercusiones pr ac tic a qu e, por tanto, es imp ortan te y a la que qui-
siera referirme aunque sea brevemente. La Evaluación Conductual surgió, no solo por la
crisis a 10s tests y a las dimensiones por ellos evaluadas, sino también por la critic a a la cla-
sificacion psiquiatrica por su falta de fiabilidad, validez y utilidad. Pues bien, el DSM I11
(y su equivalente de la OMS, el ICD-9), no cabe dud a, ha significado u na reformulacion de
las clasificaciones psiquiatricas (DSM I DSM 111) con un a base em inentem ente conduc-
tual, es decir, se han especificado con ductua lme nte 10s criterios clasificatorios. E sto -que,
indud ablem ente, esta influid o po r el e nfoq ue conductual--, hace que kos especialistas que
utilizan tal clasificación n o tengan m b remedio que utilizar criterios con ductu aies para
llegar a un diagnostico. Sin embargo, est o no ha ido en paralelo con una modificación de
10s criterios etiológicos utilizados en
t l
sistema clasificatorio que siguen estando, en su
mayo r parte, basados en el mode lo medico de la con duc ta anormal6.
Hasta aqui, la practica de la Evaluación psicológica de diferentes grupos de psicólo-
gos que, con las salvedades antes enunciada, dan cuenta de un estancarniento o, aun
reemergencia, de 10s enfoques tradicionales en Psicodiagnóstico y de una enorme confu-
sión en la Evaluación Con duc tual.
Esto no quiere decir que algunos de 10s grandes grupos clasificatorios no se adecúen una etiolo-
gia coherente co n el modelo mbdico. No ocurre asi desde luego. en 10s llamados cuadros neuroticas
y
socioplticos.
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Aport acion es de la evaluacion cond uc tual 39
Algunas reflexiones sobre el panorama actual de la Evaluacion Psicologica
Todos estos datos, al verlos asi agrupados, me han sorprendido desagradablemente
por dos razones diferentes. En primer lugar, porque a pesar de 10s esfuerzos conceptuali-
zadores y me todol6g icos de integracion del Psicodiagnostico a la Psicologia realizados po r
una serie de evaluadores, el pulso a esta disciplina sigue tomán dose p or m edio de la tecno-
logia e valuativa y, mas conc retam ente, a través de 10s tests. Es decir, parece seguir da nd o-
se la denos tada equ iparacio n entr e Psicodiagnostico y tests a pesar de q ue el10 sea un erro r
epistemologico ya que lleva consigo la confusion del qu e y el co m o con el con que
~ernandez- alle ester os, 198 0, p.87).
En se gund o lugar, a mi juicio, la evaluacion conduc tual actual, una vez superad a una
posicion basada en el con ductism o radical, tiene, en tre una serie de carac teristicas positi-
vas, fu nda me ntalm ente, la de estar enrnarcada co nceptualmente y requ erir un determiria-
do proceso que perm ite verificacion expe rimen tal (Fernández-Ballesteros y Carrobles,
19 81 b) de forma tal que las hipotesis funcionales que emanan del proceso evaluativo han
de ser contrastada necesariamente, mediante el tratamiento (Silva, 1978 y 19 83 y Fer-
nandez-Ballesteros, 1980). Tales hipotesis funcionales desde un conductismo social y
cognitivo n o se reduc en a establecer relaciones temporales actuales entre la con duc ta pro-
blema y variables antece den tes y co nsecu entes ambientales, sino que se adm iten com o va-
riables relevantes tan to eventos internos (antecedentes o consecuentes a la con duc ta pro-
blema) como 10s repertorios bhicos de conducta y condiciones biologicas de las que
supuestamen te dependen, en ta nto puedan ser también manipuladas experimen talmente.
Las desilusiones planteadas po r Nelson (19 83 ) vuelven a
hacer especial hincapié
(c om o ocurre en otro s en foqu es de la evaluación psicológica) en 10s problemas tecnologi-
cos. En mi opinion, estas desilusiones estan relacionada con una serie de confusiones o
dese nfoq ues teoricos sobre la Evaluación co ndu ctual. Asi po r ejem plo desilusionarse
porque las técnicas a través de las cuales se operativizan las conductas problema (o con-
ductas criterio) o se exploran las variables relevantes que las controlan es 1 mismo q ue si
el investigador básico rechazara la experimentacion porque en ella existen problemas
metodologicos. El que , co m o alternativa de superacion de esas desilusiones se reivindi-
qu e a la evaluacion condu ctual co m o idiografica , y esto en el sen tido de qu e desde este
enfo que las tecnicas n o requieran pre sentar caracteristicas tales co m o fiabilidad o validez,
es un erro r grave. Una cuestion es qu e la evaluacion de un suje to sea idiografica o es-
pecifica y esto , tan to po r 10 qu e se refiere al tip0 de variables qu e en 81 s e analizan com o
elegidos especialmente 10 han de ser 10s instrum ento s co n 10s qu e me dir tales variables,
y otr a m uy distinta que haya que olvidarse de que, al elegir unas determinadas conductas
co m o objeto de estudio ( o conductas criterio), éstas deben ser válidas en el sentido de
ser representativas del problema que el su jeto presenta
y
que cua ndo elegimos un instru-
m en to o técnica de medida de esas conductas-criterio, ellos deb en ser exactos o precisos
(en otros términos, fiables). Esas son las garantías que deben presentar tanto las técnicas
de evaluacion c om o la seleccion d e las cond uctas pro blem a y las variables que las man tie-
nen7.
En otr o lugar (Fernandez-Ballesteros y Macia, 1 98 3) me he exten dido en las garan-
tias científicas que deben presentar 10s datos de un solo sujeto en evaluacion psicológica
Becir, como 10 hace Nelson 1983). que la fiabilidad y la validez son propiedades tan s610 adecua-
das desde un enfoque estructural, no funcional, es un error importante. Ast como 10 es tambi6n
afirmar que 10s datos psicométricos se derivan únicamente de grupos de sujetos no teniendo en cuenta
que el error de medida piedra fundamental del concepto de fiabilidad) se refiere a grupos de puntua-
ciones
y
éstas pueden proceder también de un solo sujeto.
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40 Rocio Fernandez Rallesteros
en la d iferencia existente en tre éstas y las pro cede ntes d e las técnicas generales de eva-
luacion. La propia Nelson (1981), en un trabajo anterior al que comento, se refiere a
un a psicom etria idiografica co m o un a alternativa necesaria a la hora de dem ostrar la
precision o e xa ctitu d de las variables dep endie ntes conductuales.
Pero aú n hay m k sobre este pu nto ; en ocasiones, el evaluador conductual requiere,
en un primer momento, técnicas generales de anáiisis que le permitan un nivel inicial de
discriminacion. Asi, p or ejemplo, sera necesario cono cer si un a serie de condu ctas-p roble-
ma presentada por un niño son habituales o propias de su edad. Una epidemiologia
conductual precisa puede ser muy Útil en una primera fase de la exploracion por lo que
no caben rechazar apriorísticamente técnicas generales referida a normas. El rechazo,
aun prese ntand o tales técnicas las caracteristicas psicométricas de rigor, habrá d e ser basa-
d o m k en 10s contenidos qu e se incluyan en esos instrumentos generales (por ejemplo,
porque no sean estrictam enk conductuales) o de su utilizacion inadecuada (po r ejemplo,
co m o signos de variables intrapsiq uicas no co mo clases de cond ucta); es decir, Dor
cuestiones conceptuales y no prop i~en te~metodo16g icas n definitiva la'utiliza ci6n de
instrumentos tradicionales desde una perspectiva del conductisrno social, en tanto en
cuanto éstos sean reconceptualizados e investigados debidamente resulta perfectamente
admisible y enriqu eced or pa ra la evaluación. Negar este extre mo es negar imp ortantes ha-
llazgos experimentales (p or ejemplo Staats y B ums, 198 1).
Por ultimo, no podemos olvidar que la Evaluacion conductual (al igual que ocurre
en PsicodiagnÓstico tradicional) no so lo es im po rtan te al efectuar el análisis de un solo su-
jeto sino también 10 es com o apoy o tecnológico y, a h i si , com o apo yo de la investigacion
clínica. Contar con instrumentos de medida ta nto referidos a normas com o a criterios que
haya n dem ostrad o un a serie de garantias psicométricas es im po rtan te para la investigacion
expe rime ntal clínica y no solo a la ho ra de elegir las técnicas para definir operativamente
las co nd uc ta-p ro ble m a sino para proceder al control de variables contaminadoras o inclu-
so, co m o oc urre en algunos diseños, en la manipulacion de variables independientes cuasi
experimentales.
Otro ejemplo de falsas concepciones en Evaluacion conductual procede de críticas
al analisis funcional recibidas en base a su falta de fiabilidad (Jone s, 198 3; Owens As-
croft, 19 82 ) o, en o tros términos, de que varios an al ist a llegan a formular anáiisis funcio-
nales diferentes. Nuevamente, hay que resaltar que la comprobacion Última del analisis
funcional es experimental (Fernandez-Ballesteros y Vizcarro, 1984). Obviamente, el10
requiere un a serie de técnicas de manipulacion ef ec tiv a de las variables control proceden-
tes de la Psicologia clínica experimental para no caer en tautologias
1
cual ocurriria, co-
mo señala Silva (1983), recogiendo la opinion de Westmeyer (1975), al tratar de compro-
bar las hipótesis funcionales a través del tratamiento y éste en base a las modificaciones
habidas en las variables-criteri0 proceden tes de la evaluacion.
En definitiva, terminando con mi critica a ciertos puntos conflictivos que presenta
hoy la Evaluacion conductual y que hipotéticamente pueden ser la causa de una cierta
vuelta a 10s tests, quisiera decir qu e lo que realmen te es desilusionante es qu e existan
evaluadores que tengan una vision exclusivamente tecnologica de la Evaluacion conduc-
tual o qu e, po r dificultad es tecnologicas, rechacen las garantias q ue cualquier medicion de
variables exige so prete xto de que se trata de un enfoq ue idiografico . En definitiva,
estoy completam ente de acuerdo con Nelson (1983 ) en que la Evaluación cond uctual no
es un conjun t0 de técnicas sino, m C bien, un particular enfoque (p. 8).
Y
y o añadir ia
algo mas, a saber, que la Evaluacion conductual es fundamentalmente una estrategia
evaluativa, basada en un modelo teorico que exige un procedimiento experimental en el
que han de utilizarse, necesariamente, una serie de técnicas de medida al proceder a la
formulacion y a la verificacion experimental de las hipótesis funcionales. Como bien
señal6 también Nelson en su trabajo de 19 81 , la validacion experimental del proceso eva-
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Aportaciones d e la evaluacion conductual
4
,luativo y la c ons titucion 'de un a psico me tria idiografica son las do s alternativas posible-
'me nte m k e fec tiv a y plausibles para remediar 10s problemas presentes hoy e n Evaluacion
conductual .
Creo, nuevamente, que tanto el Psicodiagnostico tradicional como la Evaluación
con du ctua l -en definitiva, la evaluacion psicológica, sea cual fuere el mo delo teó rico
desde el que se realice- requieren una ma yor profundizacion teórica para que 10s arboles
(en este caso, las técnicas) nos permitan ver el bosque (es decir, el propio concepto de la
disciplina).
Inicialmente, se efectua un análisis sobre si, hoy en dia, existe realmente una refor-
mulacion del concepto de Psicodiagnostico y en que medida el10 se ha visto influido por
la Evaluacion Conductual. Después de emp render un exam en teórico sobre la cuestion, se
aborda empiricamente el tema a través del análisis de resultados de diferentes encuestas
ef ec tu ad a sobre l a formación y el queha cer de 10s psicólogos evaluadores. Fina lmente, se
realiza u na vision critica sobre el pa noram a actual de la Evaluacion C ondu ctual asi co mo
se avanzan algunas posibles soluciones de 10s pu nto s m h conflictivos.
In first place, it has been mad e an analysis inquiring the existence of a Psychodiag-
noses concept re-formulation, as well as the extent in wich it has been influenced by
behavioral a essment. A theoretical revision is followed by an empirical app roac h through
the analysis of results of differen t questionnaires falling in to the usual training and occu-
pa tion s of psycho logists in charge of assessment. F inally, a general behavioral assessment
critical vision is m ade a nd som e possible solu tions are suggested concerning th e m ost co n-
flictive po ints.
Tout d'abord, une analyse est effectuee au sujet de l'existence actuelle d'une refor-
mulation du concept de Psychodiagnostic, et dans quelle mesure elle est influencée par
1'Evaluation com portem entale. Apr6s un examen théorique de cette question, une app ro-
che empirique expérimentale a été faite grlce 5 'analyse des resultats de plusieurs enqui3-
tes ab ord ant la formation e t les tlch es des psychologues chargés de 1'Evaluation. Final-
ment, on réalise une révision critique sur le panorama actuel de 1'Evaluation comporte-
me ntale e t on suggt5re qu elqu es solution s possibles au x su jets les plus co nflictifs.
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