En el marco del proyecto EU Reco Street Violence se ha realizado una serie de
entrevistas a personas que de manera específica han estado relacionadas con el
tema de la violencia de grupos juveniles. En este caso, Lluis Paradell es inspector
de los Mossos d’Esquadra (cuerpo policial de Catalunya), y ha trabajado desde el
2003 al 2011 en relación con grupos organizados y violentos, gran parte de este
periodo en una unidad creada específicamente. Esta trayectoria lo convierte en un
gran conocedor de esta realidad desde la perspectiva policial.
Pregunta: La primera cosa que quería preguntarte era la definición de Nuevos
Grupos Juveniles Organizados y Violentos para alguien que no conoce el fenómeno
y que se encuentra por primera vez con esta realidad, o que la visión que tiene es la
de los medios de comunicación.
Respuesta: El hecho de utilizar esta terminología no fue una decisión improvisada, ni
mucho menos. Al empezar a tener conocimiento en Catalunya de los primeros episodios
protagonizados por miembros de estos grupos, utilizamos la terminología de bandas
callejeras o incluso se utilizaba mucho el concepto de la banda latina, porque casi el 99%
de los miembros eran jóvenes de origen en países de América Latina y por eso eran
bandas latinas y tenía ese sentido.
Era cuando no sabíamos nada de este tema. A medida que empezamos a hacer una
prospección sobre qué había detrás de este tipo de fenómenos, descubrimos que éramos
muy ignorantes, que no teníamos ni idea de todo lo que había pasado durante casi 70
años en un país tan grande como EEUU y qué repercusiones había tenido en alguno de
los países de América Latina, y a partir de aquí empezamos a estudiar un poco para
conocer este fenómeno, no con el ánimo de hacer ninguna publicación sino de trasladar al
día a día de la acción policial la mejor manera de actuar para contribuir a que este
fenómeno no creciese más.
Y una de las cuestiones que apareció en estudios de muchos investigadores e incluso de
algunos miembros de policías tanto de EEUU como de países de América Central o de
América del Sur, fue el hecho de la terminología, cómo el etiquetar estos grupos de una
forma o de otra contribuía a potenciar a lo mejor un sentimiento de aislamiento, o incluso
a potenciar unos estereotipos que en algunos casos podían convertirse en auténticos
estigmas.
Como además es una terminología que es la que utilizan también los medios de
comunicación, pues, si todo lo que hacen aquí grupos de jóvenes con un aspecto que se
nota que no son autóctonos lleva la etiqueta de latina, las personas generalizamos, y
entonces va a ser un atributo para toda la comunidad latinoamericana que esté en
Catalunya. No se va a hacer esta distinción entre los que comenten un hecho violento o
delictivo y resto de la comunidad. Existía este riesgo y por esto no dijimos: no podemos
incorporar esta característica porque además es que no es cierta. No es una
característica de los jóvenes latinos el hecho de actuar de esta manera, sino que es una
característica de unos determinados jóvenes en unas determinadas condiciones.
Aademás el tiempo lo ha corroborado, que luego pueden venir de cualquier origen o ser
jóvenes autóctonos.
Un dato objetivo para nosotros son por ejemplo las detenciones que hemos hecho durante
todos estos años de miembros de estos grupos, no porque sean miembros del grupo sino
porque han cometido un hecho violento grave, o algún un delito. Hemos hecho detenidos
de más de 40 países, y no hay 40 países en el cono sur, por lo tanto hay jóvenes
prácticamente de todos los continentes, y muchos jóvenes autóctonos. De esta forma
evitamos que los medios de comunicación tengan que inventarse conceptos que ellos
tampoco tienen porqué valorar qué efecto pueden tener o no, sino que su función en
principio es informar y comunicar. Después también evitamos un riesgo que es que si se
va potenciando la imagen de que esto es un problema de los jóvenes latinoamericanos,
mucha gente lo que hace es pensar que es exclusivo de ellos. Por lo tanto si yo no soy
de este ámbito latinoamericano no me tengo que preocupar, no me tengo que preocupar
de que mi hijo pueda estar o no involucrado en estos grupos. Es un poco la deducción
falsa que pueden hacer muchas familias. Y era también la forma de mantener este nivel
de prevención y en definitiva esta etiqueta de bandas latinas no refleja lo que es la
realidad del fenómeno, y por lo tanto lo que intentamos es utilizar una terminología que
tampoco cayese luego en lo que puede ser la estigmatización de un colectivo. Además
siempre hemos dicho que no pretendemos que se utilice este concepto más allá de
nuestras puertas, de lo que es la institución policial. A nivel interno para nosotros pues es
muy útil distinguir que hay un nuevo fenómeno que afecta a jóvenes que están
organizados y que los que a nosotros nos interesan desde el punto de vista de la
seguridad policial son los que son violentos y por lo tanto utilizamos este concepto de
nuevos grupos juveniles organizados y violentos.
¿Cuáles serían los rasgos definitorios? A parte de las siglas ¿Por qué se
caracterizan?
Siempre hablo desde la perspectiva del interés policial. Para nosotros entran a formar
parte de esta definición, los grupos de jóvenes, chicos y chicas mayores y menores de
edad, cuando hablamos de jóvenes entendemos toda esta amplitud, que están agrupados
en un sistema, digamos en un núcleo organizado, siguiendo normalmente los parámetros
de las street gangs norteamericanas con más o menos matices pero que siguen casi
todos la misma estructura básica y mantienen más o menos las mismas dinámicas en
cuanto a captación, ingreso, formas de actuación, territorio, dificultades para abandonar el
grupo, etc., con sus propios colores cada grupo, con sus propias dinámicas, pero que lo
que nos da el carácter de interés policial es sobre todo que llevan a cabo acciones,
actividades que afectan a la seguridad, ya sea porque mantienen actitudes agresivas en
algunos casos hacia otros jóvenes normalmente de otros grupos parecidos a ellos, o bien
porque ejercen esa misma presión, por decirlo de alguna forma, hacia los propios
miembros del mismo grupo en muchas ocasiones coacciones para intentar evitar que
abandonen el grupo, etc., y por lo tanto plantean un riesgo para la seguridad. Cuando
existe un grupo que puede tener esa misma estructura parecida de las street gangs
norteamericanas, que puede tener muchos parecidos pero que no tiene este componente
de inseguridad, para nosotros no encaja en esta definición. Por lo tanto es compatible, lo
que yo también entiendo que es complejo de entender que pueda haber incluso dentro de
una marca de uno de estos grandes grupos, las naciones que ellos llaman, o las
asociaciones, en el caso de los Latin Kings, puede haber capítulos de Latin Kings que no
entren en la definición y otros que sí, porque puede haber capítulos que no quieran llevar
adelante una actividad de este tipo.
Y eso no significa que haya que ser ingenuo. Eso también es uno de los puntos que yo
también resumiría, que tenemos claro que el hecho de que exista un capítulo, aunque no
lleve a cabo este tipo de actividad, sí que tiene que ser de interés sobre todo desde el
punto de vista de la prevención porque supone un factor de riesgo importante que por un
simple cambio de líder de ese capítulo o por la influencia de agentes de su alrededor
como pueden ser la aparición de nuevos grupos etc., puede invertir esta tendencia y
convertirse en un grupo que asuma esas dinámicas violentas. Por lo tanto no quiere decir
que todo el monte es orégano ni mucho menos, sino que hay un riesgo. Pero no quiere
decir que sea un grupo ni mucho menos de delincuentes ni nada por el estilo, que es lo
que pretendíamos también con esta definición: evitar estas generalizaciones que asocian
el nombre, una etiqueta de un grupo automáticamente como si fuesen una organización
criminal, cuando está demostrado que no es así, en el caso de Cataluña. En otros países
muchos de estos grupos sí que llevan a cabo actividades de crimen organizado o
actividades ya puramente delictivas, pero que no es el caso de Catalunya.
¿A nivel de Cataluña cuál sería el panorama actual respecto a estos grupos?
Empezamos por el inicio a cómo ha evolucionado hasta el panorama actual.
Si, de hecho la mejor manera para tener claro cómo llegamos a la situación presente es
ver un poco cómo empezó todo este fenómeno hace ya nueve años.
La primera noticia que tenemos en el cuerpo de Mossos de Esquadra es a través de la
Guardia Urbana de Barcelona, que detecta en un instituto de Barcelona que ha habido
alguna pelea entre jóvenes del tipo de peleas habituales que se pueden haber producido
en cualquier instituto de cualquier ciudad del mundo y que ellos detectan una novedad, y
es que utilizan unos nombres que les llaman la atención y luego el miedo que se desata
de alguna forma en las familias de los jóvenes implicados, sobre todo de los que son
víctima y empiezan a hablar: .."no, no, huy, es que estos son muy malos, porque en
nuestro país..." Normalmente los afectados eran personas de origen inmigrante, en este
caso de Ecuador, y esto llamó la atención a la Policía de Barcelona y decidió rascar un
poquito y empezar a mirar en Internet y vieron que existía este grupo, los Latin Kings en
Ecuador, en EEUU, otros grupos como los Ñetas, etc.
Y cuando hacen una primera valoración, lo que deciden es que es un fenómeno que
supera lo que es el ámbito puramente de investigación y competencial de la Guardia
Urbana y ponen en manos del Jefe Superior de Policía de Barcelona, en aquel momento
dependiendo del Estado, y de los Mossos de Esquadra, que aun no estábamos
desplegados en Barcelona, un pequeño informe con la explicación de estos hechos. Y a
partir de aquí el cuerpo de Mossos de Esquadra empezamos a profundizar en el
conocimiento de estos grupos, justo en la primavera del año 2003. Este es el
planteamiento de salida. Lo que se produce posteriormente es que vamos viendo un
paralelismo entre lo que es el crecimiento durante estos últimos nueve años de los
colectivos de origen extranjero en Catalunya, asumiendo un gran protagonismo países de
América Latina como Ecuador, República Dominicana, Bolivia, Colombia incluso, pero con
un especial protagonismo de Ecuador; si no recuerdo mal entre el año 2000 y 2004 llegan
86.000 personas procedentes de Ecuador a Catalunya y lógicamente llevan consigo eso
que decimos… Esto no es idea mía, ni mucho menos, pero la única cosa que separa dos
mundos tan distintos como Ecuador y Cataluña son 11 horas de vuelo, y las personas no
hemos cambiado ni hemos incorporado en 11 horas un cambio de mentalidad, de visión
del mundo ni mucho menos, sino que hacen falta muchísimos años y esto lo que genera
es que el colectivo ecuatoriano que llega a Cataluña continue funcionando como hacía en
muchos casos en sus países de origen, y para muchos jóvenes, la existencia de lo que
ellos llaman pandillas y agrupaciones, es fácil y es lógico que se reproduzca aquí de una
manera o de otra, y ese es un poco el origen de este fenómeno.
Posteriormente hay otros colectivos como el dominicano, de la República Dominicana,
que llegan mucho más mayores que los ecuatorianos en el año 2000, y que luego con los
años van creciendo no exageradamente, porque en el 2008 eran unos 20.000, 2008-2009,
muchos menos que los ecuatorianos, pero también trasladan a este mismo escenario que
en este caso es Catalunya, dinámicas de agrupaciones de pandillas, de bandas de
jóvenes, de referencia tanto de la comunidad dominicana en EEUU como en la propia
República Dominicana.
Lo que hace es añadir más elementos sobre el tablero. Y este es el proceso que vemos a
lo largo de estos años. Al principio el protagonismo de los jóvenes que formaban parte de
estos grupos eran básicamente de 2 grupos de Latin Kings y de Ñetas pero con referencia
no a EEUU sino a Ecuador, que se enzarzan en peleas, existe una gran rivalidad entre
ellos, que es una rivalidad que existe en el país de origen, en este caso en Ecuador, y que
no existe en EEUU. Por si alguien pensaba que no eran complejos estos fenómenos,
parece mentira s que en EEUU Latin Kings y Ñetas sean considerados grupos hermanos
y en cambio en Ecuador se tienen un odio a muerte, y este mismo odio a muerte es el que
aquí se traslada cuando llegan. Porque su referencia como decía es Ecuador, y provoca
que se den unas circunstancias para que haya un hecho muy grave como es el que se da
en octubre de 2003, que es la muerte de Ronny Tapias, y que es un poco el punto de
partida de descubrimiento mediático del fenómeno. Por decirlo de alguna forma, es
cuando entran en juego de una forma importante los medios de comunicación, que
empiezan a difundir unas determinadas ideas muy superficiales, muy estereotipadas. Al
igual que ha pasado en todos los países donde ha aparecido este tipo de fenómeno, se
intenta primero cubrir una serie de hechos que son noticias de sucesos y se intentan
explicar con elementos muy superficiales, y normalmente se contribuye a potenciar
determinados estereotipos; y debería llegar un tiempo en que también los medios asuman
que la forma en que ellos comunican y transmiten las informaciones, también contribuye a
ir dibujando un determinado perfil, una determinada visión que tiene una afectación
directa sobre el propio fenómeno. En este caso yo desconozco en otros campos, en las
ciencias sociales y de la conducta, pero en este caso, desde la policía éramos muy
conscientes de cómo los propios miembros de un grupo estaban pendientes de lo que
decían los medios, a ver qué imagen daban ellos mismos, o cómo los situaban en un
ranking más o menos de popularidad o incluso de violencia. Para ellos era importante ser
considerado el más violento, porque se supone que entonces eres el que genera más
respeto hacia los demás. Entonces los medios son un factor clave que, a partir de octubre
de 2003, empieza a tener un papel. Aquí es donde nosotros también tenemos ya claros
algunos elementos clave, porque durante el 2003 hacemos un par de estudios para
conocer los términos generales de este fenómeno, y los descubrimos leyendo sobre todo
estudios de investigadores norteamericanos, y uno de estos elementos era el abordaje
policial; qué tipo de política de seguridad se aplica basada en qué elementos, si más de
prevención si más de supresión, o una combinación más o menos adecuada de todos
ellos. Otro elemento importantísimo eran los medios de comunicación, en la medida que
pueden contribuir a fomentar los estereotipos. Y en este sentido le dábamos mucha
importancia.
Lo que hicimos fue, desde el mismo caso de Ronny Tapies, siempre que había peticiones
a la Oficina de comunicación de Mossos de Esquadra, o desde el Departamento de
Interior, siempre les intentábamos dar el máximo de tiempo para poder explicar a
cualquier periodista de cualquier medio cómo veíamos nosotros el fenómeno, que no se
trataba de un ciclo de episodios de violencia aislados cuando era el caso, para que no le
diesen esa cobertura de crónica de sucesos. Porque al principio todos buscaban la
información policial para completar una noticia diseñada de una forma muy estandarizada:
querían saber normalmente cuántos miembros tenía cada grupo, de qué nacionalidad
eran, porque tenían el estereotipo de que en un grupo sólo podía haber miembros de una
sola nacionalidad; qué drogas consumían, asumiendo que por el hecho de ser este tipo de
bandas deben tener algún tipo distinto de consumo específico cuando son jóvenes y
consumen como cualquier otro joven, tampoco era una característica de estos grupos en
sí, pero existía esta visión estereotipada; evidentemente qué delitos cometían, porque
asumían que eran grupos criminales, y por tanto como grupos criminales, si no cometen
delitos, pues se pierde su naturaleza; entonces, sin saber si los cometían o no, querían
saber cuántos delitos cometían y que tipología de delitos, además como si estuviesen
especializados en algún tipo de delito concreto; y luego cuál era su territorio, también
querían saber como si hubiesen ocupado un determinado espacio en el cual ya nadie más
podía hacer uso de ese espacio: ni los vecinos, ni la policía podía entrar..., ellos tenían
esa idea estereotipada. Y como ya lo sabíamos, que esto pasaba, cuando venía cualquier
periodista y hacía una petición oficial, le atendíamos y durante una hora, una hora y
media, dos horas le estábamos explicando... un poco lo que estoy explicando ahora: este
fenómeno empieza así responde a este tipo de factores, es como un mimetismo de estos
grupos de EEUU, en su momento, luego se expande, etc…, un poco haciendo la historia y
trasladándoles la responsabilidad a la hora de comunicar, porque podían contribuir que el
fenómeno fuese a más o a menos.
Entonces nos encontramos que en esa época predominan dos grupos, ocurre el
asesinato de Ronny Tapias que marca un hito en lo que es su presencia aquí,
empezáis la investigación, descubrís este papel de los medios de comunicación... Y
pasa un poco de tiempo y ¿qué pasa con toda esta realidad?
En 2005 es cuando empieza la iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona para intentar
promover que algunos de estos grupos que está claro que no tienen esa voluntad, sí
tienen los riesgos, pero no la voluntad de cometer delitos, pues se les da un impulso
desde el ayuntamiento de Barcelona para intentar plantear el registrarse como grupo,
como asociaciones de hecho, que es un derecho constitucional que cualquier
ciudadano…
Que de hecho era la cara más visible, pero siempre ha habido de acercamiento a los
recursos normalizados, digamos.
Sí. Lo que aquí luego ha habido mucha literatura, en el sentido que la visión, yo diría un
poco simplificada o malintencionada a veces de este proceso, era que lo único que
querían era conseguir recursos, y existe como una especie de mitología totalmente falsa.
Lo que sí que se trataba de permitir lo que decías: que se aproximasen a la propia
Administración en diversos ejes y que participasen en algunos proyectos y sobre todo,
hablo desde nuestro punto de vista, lo que sí que era importantísimo es que rompía el
aislamiento, entre lo que es el submundo de las bandas por decirlo de alguna forma, y el
mundo normalizado, la Administración, la sociedad, etc.
No deja de ser romper una barrera que parece infranqueable, y que como mínimo los
agentes se ven cara a cara. Si existe la comunicación, el pasillo está abierto. Dar el paso
o dar más o menos pasos, esto ya depende de cada uno, pero al menos se rompe una
cuestión de contexto que suponía realmente un estímulo muchas veces para que los
grupos continuasen teniendo un discurso de que es que no nos quieren, la Administración
no nos quiere, nos margina o nos expulsan, en muchos casos. Esa posibilidad ya no
existe. Queda claro que la Administración sí que está dispuesta, en este caso el
Ayuntamiento de Barcelona, a través de la Dirección de Servicios de Prevención.
Y en ese sentido se marca un punto de inflexión. Yo creo ya había otro punto de inflexión
paralelo que era el haber utilizado en nuestro caso una aproximación a este fenómeno,
no reaccionando sobre efectos, directamente sean peleas o delitos, sino habiendo hecho
paralelamente una labor de conocimiento, de análisis, nos da una ventaja, y es que nos
permite con las limitaciones que tiene, trasladar todo este conocimiento, esta dinámica, a
lo que es la cultura policial también, pero nos permite como mínimo no caer en las
mismas equivocaciones que hubiésemos caído si no se hubiese hecho este trabajo previo
de conocimiento. Y que este trabajo de conocimiento y de análisis siempre es constante y
paralelo con la parte operativa de la policía, de forma que existe una conexión directa, y
que pudimos obtener también una información, un conocimiento directo del fenómeno
que luego desde el punto de vista de análisis nos permite saber hasta qué grado estamos
igual que otros países o no, o por ejemplo si se dan las condiciones para dar según qué
pasos para la aproximación.
Cuando se dio este anuncio por parte del Ayuntamiento de Barcelona, para nosotros fue
una muy buena noticia. Como policía y en este caso responsable del grupo que
analizábamos este fenómeno, porque era un paso importante hacia adelante y que lo que
permitió y fue un logro muy importante, y lo que pasa es que no es muy público, porque
tampoco no mucha gente es consciente de esto, es que esa rivalidad que decía, ese odio
que había, inicialmente entre Latin Kings y Ñetas, a partir de esta intervención, ese odio,
que era a muerte en un principio, se rebajó a unos niveles de enfrentamiento. Continúaba
habiendo el riesgo de que cualquier día haya una desgracia, pero lo que supuso fue
rebajar el nivel de enfrentamiento, de buscar la muerte del adversario a una tolerancia
que pues sería como pasar de 95 a 25 en nivel de gravedad. Y eso fue una contribución
importantísima, porque rebajar el nivel de enfrentamiento, de rivalidad, entre los grupos
supone también rebajar la temperatura, por decirlo de alguna forma, del potencial de
violencia de todos estos grupos. Y es una de las claves también, intentar que los hechos
no se produzcan para ir rompiendo esa cadena de acción-reacción que se produce
normalmente entre estos grupos. En ese sentido fue fundamental esta iniciativa del
Ayuntamiento de Barcelona. Cuando ya creo que se acabó concretando, que ya fue a
finales de 2007…
Las asociaciones ¿quieres decir? En 2006 y 2007; fue en 2006 los Latin Kings y en
2007 los Ñetas
En 2006 y 2007 fue todo el proceso, y justo cuando empezó el 2008, fue cuando entraron
en escena los grupos de ascendencia dominicana. Más que entrar en escena, empezaron
a reclamarse protagonismo, porque hicieron una lectura de que los grupos que se suponía
que eran los más potentes y los mayoritarios, como Latin Kings y Ñetas, el haber dado
este paso de fundar las asociaciones, era como renunciar al liderazgo de la calle de
alguna forma. Entonces ellos que eran muy fuertes y se consideraban aun muy íntegros,
en su concepto de integridad, pues iban a asumir ese liderazgo. Entonces fue cuando
precisamente a principios del 2008 hubo un episodio en Rubí, cuando unos Black
Panthers en concreto, que era como una especie de coalición de diversos grupos como
los Bloods, Cuarenta y dos, Cuarenta y ocho, que eran dominicanos y los propios Black
Panthers, se unieron y atacaron en Rubí a un grupo de Latin Kings y mataron a un chico.
Para ellos fue como una forma de demostrar que ellos habían adquirido la primera
posición en ese sentido.
En definitiva lo que se va produciendo es que entran en escena otro nivel de grupos, en
este caso con esa referencia dominicana, pero que luego en la práctica ves que hay
jóvenes dominicanos en Latin Kings, en Ñetas. Sí que es cierto que en los grupos
dominicanos hay una gran proporción de jóvenes dominicanos y quizás no hay una
diversidad de nacionalidades como hay en los otros grupos. Y al mismo tiempo hay que
recordar que el proceso que siguen tanto una parte de Latin Kings como de Ñetas
también supone divisiones internas. Gente que abandona el grupo porque tampoco ve
con buenos ojos lo que consideran que es ablandarse, esto de acercarse... Y porque
evidentemente para dar el paso de crear la asociación, tanto en un grupo como en el otro,
existe una renuncia explícita a la violencia. Y en ese sentido pues, hay gente que lo ven
como que el grupo queda descafeinado y generan escisiones dentro de estos mismos
grupos, o gente que se cambia de grupo, que se va a otros grupos.
Aquí abro un pequeño paréntesis porque sí que conceptualmente es importante tener
claro esto. Los medios de comunicación evidentemente tienen que hacer un ejercicio de
simplificación; es obligatorio porque si no, no entenderíamos nada de las noticias. A veces
tienen que trasladar la complejidad de según qué organizaciones en según qué
fenómenos, pero luego también se tiende a simplificar demasiado. Yo creo que durante
todos estos años se trasladaba como que existían grupos muy homogéneos: los Latin
Kings, los Ñetas los Black Panthers, las maras Salvatrucha… cuando en realidad no dejan
de ser como marcas, y se configuran bajo esa marca diversas facciones, diversos grupos
que en muchas ocasiones están enfrentados entre ellos. Hemos pasado épocas, de
hecho, la época entre precisamente el 2009 y el 2011, en que para nosotros había mucho
más riesgo de que hubiese muertos en el caso que los hubiera habido, por
enfrentamientos entre fracciones distintas dentro de una misma etiqueta, de un mismo
nombre, que no por las relaciones típicas entre grupos tradicionalmente enemigos. Y de
hecho el nivel de riesgo era mucho mayor. Pues bien, desde 2007, los Latin Kings, los
Ñetas, en realidad son como conglomerados que a veces sí que están muy unidos y dan
la sensación de que sí, que son uno sólo, pero la tendencia es que haya discrepancias
internas, luchas por los liderazgos y por lo tanto, todo eso forma parte de la propia
naturaleza de los grupos, porque forma parte de la propia naturaleza de los miembros de
los grupos, y de las personas, de los jóvenes, etc., por afinidades y por a veces por
causas muy banales. Por amores juveniles y cosas de estas, se producen muchas
reacciones violentas en el contexto de estos grupos, y a veces buscamos explicaciones
mucho más complejas cuando no las hay. Pero sí que es importante esta idea de que no
son grupos tan homogéneos como se ha trasladado. Por eso es tan importante esa tarea
de agentes que no se dediquen a investigar exclusivamente, sino que estén haciendo una
labor de aproximación, de contacto constante, de comunicación con los miembros de los
grupos, porque es la única manera de tener claro en cada momento qué facciones hay,
quien lleva cada una de las facciones, y saber a partir de aquí valorar cuáles son los
factores de riesgo que existen y en qué grado se dan en cada lugar. Y sobre todo nuestro
principal objetivo era intentar evitar las peleas, intentar evitar las disputas e intentar, en la
medida de lo posible, que no hubiese esas típicas riñas entre grupos discutiendo por
parques, por plazas, o simplemente porque ha habido en una discoteca un altercado
previo que luego puede generar una réplica. Trabajando de esta forma es lo que creemos
que nos da mejor resultado.
Pero volviendo un poco a la línea temporal, desde la primera fase que habíamos dicho:
Latin Kings y Ñetas, luego la segunda 2005-2008, a principios de 2008 con las
asociaciones y lo grupos dominicanos, grupos que son los originarios Latin Kings y Ñetas
pero que han ido evolucionando y al menos han pasado 3 años o 4, y por lo tanto ya van
cambiando sustancialmente y cada vez más forman parte de estos grupos jóvenes de
otras nacionalidades y jóvenes autóctonos. Jóvenes que se acercan muchas veces
porque lo que les llama la atención es como la flor: el color e incluso la forma de tratarse
entre ellos, como hermanos, que tradicionalmente se da en estos grupos. Aquí en
Cataluña, en nuestro espacio, la gente se llama amigo, se llama colega, pero no se llama
hermano entre ellos. En cambio, en estos grupos, a los que por eso también se les llama
hermandades, el nivel de conexión al que se aspira es el máximo. Y no hay mayor
conexión entre dos seres humanos que el haber nacido de la misma madre de alguna
forma, y por eso ellos se llaman hermanos: su familia es el significado que le traslada a lo
que es el grupo.
Esto es muy atractivo y esto genera adhesión en jóvenes de aquí, chicos y chicas, que sí
que son capaces de ver esos elementos de fraternidad, de apoyo, de solidaridad incluso.
Pero eso mismo a veces les nubla la vista para cuando ven algún detalle incluso de
intimidación entre ellos, o exhibición de alguna arma blanca o alguna actividad que es un
desafío a otro grupo,… Todo esto luego lo relativizan, esto es un momento puntual, pero
es que también existe, está en la trastienda. Y luego llega un momento en el que ya está
tan “familiarizado” con el grupo que cuando ya descubre que el grupo tiene más
perspectivas y está más digamos comprometido en otros sentidos, ya no le deja el mismo
grupo salir, pero no es porque sea fruto de una acción como la mafia. En la mayoría de
casos es una salvajada comparar estas dinámicas con las dinámicas de la mafia. Es por
una cuestión de grupo. Se juega más con los sentimientos incluso en esta fase de la
adolescencia, o la juventud, que también se vive mucho más intensamente. No quiero ser
ingenuo, en algunos casos sí que es pura y dura coacción o amenaza. Normalmente hay
procesos muchos más complejos que pueden acabar con que se utilice la incluso la
agresión ya directa para evitar que ese miembro se vaya del grupo, pero en muchas otras
ocasiones, la gran mayoría que ha formado parte del grupo se da cuenta que aquello no
le interesa, acaba desvinculándose por su cuenta, y aunque a veces sí que exista un tipo
de presión o de molestia, luego no tiene ningún tipo de problema para desvincularse.
La cuestión es que a partir de 2008, sobre todo finales de 2008-2009, también empieza a
notarse más algún grupo de jóvenes, que salvando todas las distancias con lo que es las
maras centroamericanas, utilizan la simbología de la MS o 18th Street y por tanto
empieza a verse algo más, lo que nos hace añadir o ampliar el abanico de grupos
presentes: no tenemos sólo los ecuatorianos en un origen, que ya no son ecuatorianos, ya
son catalanes, grupos catalanes, compuestos por jóvenes de muchas nacionalidades
distintas y muchos autóctonos, los que llamamos dominicanos, y ahora también algún
capítulo de la llaman clicas de mara Salvatrucha o de la 18, que no tiene nada que ver
con lo que es la composición en cuanto a los miembros de las maras en países como
Honduras, Guatemala, El Salvador o EEUU, pero sí que son la misma etiqueta, y que
hay algún vínculo, hay algún nexo a veces familiar, algún conocido. O sobre todo, viendo
la evolución de la comunidad hondureña, va aumentando el número de personas que
viene de Honduras, emigrantes de origen hondureño y que allí pues, dada la idiosincrasia
de la existencia de unas maras muy violentas allí, pues aumenta el riesgo que aquí se
contamine de alguna forma estos pequeños embriones que existen, que utilizan la
simbología, que en un momento dado pues venga algún miembro de allí que sea
realmente un miembro genuino y que intente imprimir al grupo esa dinámica. Yo diría
que conviven un poco estas dos nociones: la que sería un grupo con una etiqueta, de uno
de los grupos más violentos que hay en el mundo actualmente, con una composición muy
parecida al resto de los otros grupos, como Latin King, Ñetas o dominicanos. No les
quiero quitar importancia en cuanto a la posibilidad que generen algún hecho violento muy
grave que acabe en la muerte de alguno de estos jóvenes, pero no tiene que ver con la
dinámica, o con una visión más criminal que se puede dar en grupos como las maras.
Y así como ha habido esa diversificación en los grupos, en la manera de trabajar, en
la manera de abordarlo, ¿ves algún tipo de evolución en este tiempo? Has hablado
del trabajo que se hizo al principio pero en estos últimos años, ¿ha cambiado en
algo la manera de trabajar el fenómeno, de entenderlo?
De hecho, en grandes rasgos no. Lo que pasa es que al principio era una labor de
conocimiento para comprender este fenómeno. Comprendimos que no estamos delante
de un episodio transitorio, que es a lo que estamos muy acostumbrados en la policía, esto
puede ser una debilidad en algún momento, no en nuestra policía sino en todas las
policías del mundo, que haya fenómenos puntuales de una gran gravedad pero que no
deja de ser a veces es un fenómeno casi aislado. Puede ser que en un momento dado
haya un crecimiento de una determinada actividad criminal y que precisamente por la
propia actuación policial tiende a mitigarse y desaparecer. En este caso había colegas
míos que tenían esa percepción, cuando existe el caso de R. Tapias y hay un muerto y
genera una cierta conmoción social, mucha gente pensó: esto, bueno.. ha sido un
episodio puntual y esto va a desaparecer. Cuando lo estudiamos, esto tiene una
correlación directa con una llegada de un número crítico de personas. Si hubieran venido
20 personas… pero han venido como 86.000 persona de otro país, y esto tiene efectos a
nivel de seguridad, a nivel de educación, de sanidad, y si barajamos en cifras ya muchos
más globales del 2000 al 2009 pasamos de 2 al 16% de población de origen extranjero.
Todo esto tiene unos efectos y está claro que no son efectos pasajeros en el corto plazo;
en el largo plazo sí, porque todo evoluciona y nos adaptamos. Pero en un periodo tan
corto, tantas personas de tantos países distintos necesariamente genera estas tensiones.
Nosotros lo que no cambiamos es esa perspectiva de que constantemente vayan de la
mano el análisis y el trabajo operativo. Que el analista pueda tener conocimiento de qué
está pasando en la calle, y quien hay en cada grupo, qué tendencias, qué vínculos tiene
con otros países, cómo nos afecta lo que está pasando en otros países aquí. Pero esto
también son nociones que fueron nuevas para nosotros y que dificultan la comprensión.
Porque hay gente que piensa que cómo nos va afectar aquí en Barcelona por ejemplo lo
que va a pasar en Nueva York o lo que va a pasar en Santo Domingo. Yo creo que esto
ha ido evolucionando. No es lo mismo decirlo ahora que cuando lo decíamos en el año
2003 o el 2004. En aquel momento nos tomaban un poco como paranoicos. Ahora no,
porque se demuestra que esta persona, es fulano de tal, y que se viene de Los Ángeles y
que es un miembro de aquí o de allí. Entonces lo puedes objetivar. Estas influencias han
existido y continúan existiendo en el mundo actual, que es tan fácil comunicarse a través
de internet y por tantos canales, sean visuales, sonoros, textos... Enviar imágenes, fotos,
videos… todo esto genera una posibilidad de mantener un vínculo en la distancia y
además con un alto grado de inmediatez, que es también una novedad respecto a lo que
eran periodos anteriores. Ahora mismo si quiere un joven en una plaza de Sabadell o de
Tarragona puede conectarse con un teléfono móvil con un miembro de, se supone, su
misma nación o su mismo grupo en Nueva York o en Quito o en …
Y hacer una videoconferencia.
Y por lo tanto esto posibilita que exista esa conexión, ese contacto. En este sentido lo
hemos mantenido. En lo que sí que hemos ido evolucionando es que hemos visto que en
la medida en que se produce el resultado que voy a decir, quizás nuestro principal trabajo
es trasladar el conocimiento que tenemos a otros actores. Y eso ocurre cuando llegamos
a la conclusión, en el caso nuestro, de que no nos enfrentamos a un problema de
seguridad. En definitiva no es un problema de seguridad, aunque la percepción general
que hay es que sí, porque se hace popular de alguna forma mediáticamente a través de
los hechos violentos o de delitos que comenten miembros de estos grupos. Pero yendo al
fondo, lo que ves es que estos no son más que los efectos.
Al menos este es nuestro análisis. Esto son los efectos. Las causas son las que tantos
autores e investigadores habéis ya establecido y que se mueven en parámetros que
explican el comportamiento, o una buena parte del comportamiento de estos jóvenes de
estos grupos como explican otros comportamientos.
Cuando hacemos la formación interna lo explicamos: la agrupación que se ha hecho, que
habrá varios factores más o menos el ámbito de la familia, todos los factores de riesgo
que puede conllevar, el hecho de jóvenes que han estado separados de sus progenitores,
desde la existencia de malos tratos o del consumo de sustancias, etc. dentro del núcleo
familiar. Luego otro capítulo, la comunidad: si conviven en un entorno en el que hay una
presencia muy manifiesta de estos grupos y que se ve sometido a la presión del grupo.
Aunque él quiera distanciarse a lo mejor pues no se dan las condiciones de su entorno
físico para que esto se pueda producir. Luego lo que es el propio grupo de iguales en el
que normalmente se mueve. Factores también del ámbito de la escuela, del ámbito
escolar en sí, en general y luego factores personales que también existen. Hemos tenido
también contacto, hemos participado con equipos de psiquiatría infantil a veces, y quizás
lo comprenden muy bien ellos. Son los que nos dicen: es que muchas veces más que una
medida penal, lo que necesitan es una medida psiquiátrica en algunos casos, de terapia
del comportamiento, porque puede ser que el joven lo que esté es padeciendo es un tipo
de trastorno de la conducta que necesita un tratamiento, pero que nadie se lo ha
diagnosticado y que a veces queda como oculto dentro del propio grupo.
Lo que identificamos es que dentro de las causas principales de la existencia de los
grupos no existe un problema de naturaleza policial, o de seguridad. Lo que sí ocurre es
que esto genera unos efectos que sí que nos interpelan directamente, que nos obligan a
intervenir. Lo que podemos hacer es colaborar con agentes que digamos son los que
están directamente interpelados por estos factores de riesgo y trabajar conjuntamente con
ellos trasladando, intercambiando información y conocimiento, no con el objetivo de la
represión en este caso, sino de la prevención.
El trabajo policial que habría que hacer más o menos me has dicho la línea a seguir,
supongo que te reafirmas en ella, pero el trabajo desde otros ámbitos que crees
que habría que hacer, por dónde… ¿qué sugerirías a otro tipo de agentes
sociales?, bien sea del mundo educativo, educadores, trabajadores sociales… ¿por
dónde crees que habría que tirar en este sentido?
Yo no soy nadie para decir qué tienen que hacer o qué no tienen que hacer. Lo que sí que
creo es qué tenemos que hacer. Y aquí estoy respondiendo: tenemos que ir juntos. Lo
que no puede ser es que vaya la escuela por un lado, el educador social o el mediador del
Ayuntamiento por otro, que salud vaya por otra línea… Aquí lo que tenemos que hacer es
un enfoque conjunto, y en este sentido yo creo que hemos dado pasos hacia delante.
Desde el cuerpo policial es una ventaja, en nuestro cuerpo en concreto, que tenemos las
oficinas de relaciones con la comunidad, que son el engranaje perfecto para trasladar en
nuestro caso, desde la policía, nuestro aporte al equipo de actores por decirlo de alguna
forma. Lo podemos hacer a través de estas oficinas de relaciones con la comunidad que
están en cada una de las áreas básica policiales, que es el nivel organizativo más próximo
al ciudadano: es donde se dirige el ciudadano cuando tiene un problema, a esta área
básica policial, a presentar una denuncia o a pedir lo que sea, este es su referente. Aquí
están estos agentes que conforman esta oficina de relaciones con la comunidad, que es
una manera de dinamizar de alguna forma o trasladar al resto de actores nuestra
aportación, sobre todo en cuanto a conocimiento de lo que son estos grupos, y a través
de estas oficinas puede participar cualquier experto de nuestra policía, de hecho lo
hacemos siempre a través de ellos.
Lo que tenemos que hacer es tener primero un conocimiento más o menos homogéneo.
Esto lo hemos visto nosotros como policía porque hemos hecho… no me atrevería a decir
formación, sino traspaso de conocimiento: cómo vemos nosotros el fenómeno, cómo lo
hemos ido tratando estos años y como creemos que hay que hacerlo en función de lo
hemos vivido en el extranjero o aquí. Sobre todo porque tenemos trato directo con los
grupos y con los miembros de estos grupos. No estamos hablando desde el otro lado de
la barrera. Eso creo que nos ha dado un valor añadido y quizá nos ha cualificado, porque
también muchos grupos de investigadores habéis tenido contacto con miembros pero
normalmente tenéis contacto con algunos miembros. Para nosotros como cuerpo policial
desplegado en todo el territorio, y con unos equipos presentes en todo el territorio, ese
contacto es diario y constante y por lo tanto esto nos genera un nivel de conocimiento que
casi que, por costes económicos, ninguna otra organización puede tener como no sea
sanidad, escuela, y poca cosa más. Hemos traspasado ese conocimiento desde a
enfermeras pediátricas a grupos más o menos heterogéneos de intervención en la
prevención de absentismo escolar en determinados Ayuntamientos, asistentes de policías
locales, asistentes sociales, técnicos de educación, de emigración, de juventud, etc.
La clave está en realmente conseguir la implicación, en cada espacio donde se ve una
problemática de este tipo, de todos estos principales agentes y en que todos trabajemos
juntos. Y esto partiendo de una premisa que para nosotros al menos no se ha demostrado
lo contrario, y que es que viendo la experiencia americana, la experiencia a veces o
fracaso de muchas experiencias en EEUU, hemos podido acortar tiempos, o al menos
saltarnos alguna fase que nos hubiese llevado muchos más problemas si no lo
hubiésemos hecho.
En cuerpos policiales por ejemplo como el nuestro, existe la tendencia a que cuando se
detecta un gran problema, por decirlo de alguna forma, siempre se generan servicios
centrales que de alguna forma son los que tienen acceso a más recursos, que tienen
competencia en todo el territorio y que de esta forma les permite trabajar de una forma
también más cohesionada, con todos los recursos efectivos necesarios para atajar esa
problemática. Este fenómeno lo que nos dice, vista la experiencia de otros países, es todo
lo contrario. Podemos tener un problema porque existen relaciones entre todos estos
grupos. Ya no solo a nivel de una misma ciudad, sino de una misma provincia, de un
mismo entorno, y con el extranjero. Pero la clave está en potenciar el nivel de intervención
más próximo donde está la problemática y en este caso el grupo. Y lo que implica es
generar una dinámica que le dé protagonismo no a la cabeza sino a la punta de los
dedos. Que tengas mucha sensibilidad en el tacto para conocer qué se está dando allí, y
a partir de ahí, desde el nivel más local posible, intentar activar la red de actores y
recursos para incidir sobre aquel núcleo, pero al nivel más local posible. Y esto lo
tenemos claro desde hace unos años y lo mantenemos. Nuestra experiencia nos dice que
ésta es la mejor manera.
Todo lo que serían políticas de tolerancia cero o la línea de acusación por
asociación ilícita ¿cómo lo valoras?
La estrategia que aparentemente funcionaba mejor y que en la práctica para nosotros es
la que mejor funciona es la que combina, pone el énfasis sobre todo en la prevención pero
sin abandonar lo que llamamos la intervención, el hecho de tener el acceso y el contacto,
y si no quieren contacto hay que buscarlo. Tener contacto pero no en el sentido de
persecución, sino de generar comunicación, en el entorno que sea, pero buscar esa
comunicación y poder luego facilitar la desvinculación de miembros que estén en los
grupos. Y la vía represiva, que aunque sea una palabra dura, se puede hablar de
supresión un poco más como un eufemismo, pero es la aplicación de la ley. El que ha
cometido un delito, hay que ponerlo a disposición judicial. Esto tiene que estar muy claro:
tienen que existir los 3 enfoques. Lo que sea poner únicamente el énfasis en uno de estos
tres enfoques está totalmente abocado al fracaso. Y por lo tanto, a partir de aquí se
podría decir que si solo se habla de prevención y no se hace intervención ni supresión,
pues no se va a conseguir mucha cosa. Porque ellos van a percibir que quizás hay una
muy buena intención y eso lo ven como una debilidad, única y exclusiva. Y basarse sólo
en la supresión implica fomentar también muchas de las imágenes, de los estereotipos
que los grupos. Eso los identificaría ya definitivamente como grupos criminales, lo sean o
no lo sean, y es un riesgo muy grande que se mantiene, porque precisamente el
envoltorio es el mismo que en otros países pero el contenido no, y se juzga por el
envoltorio (el nombre, los colores, etc.), y hay que ver la conducta, no la etiqueta. Por eso
también cuando hablamos de la terminología, lo que nos guía no es el nombre sino la
conducta que tiene ese colectivo. Por lo tanto, el poner énfasis en las vías estrictamente
represivas y nada más (la tolerancia cero, etc.), lo que se consigue es cohesionar
muchos más el grupo. Y esto no tiene mucho mérito decirlo hoy en día porque es que
incluso policías de países como El Salvador, Honduras o Guatemala nos lo dicen: no
cometáis el mismo error que cometimos nosotros, que pensamos que con la vía represiva
y mano dura se iba a terminar, y hemos visto que no. Por lo tanto hay que hacer esta
combinación y la vía de represiva tiene que ser única y estrictamente aplicada de forma
sistemática y de forma implacable, pero en los casos en los que se tiene que aplicar. A
veces la policía lo utiliza como una medida preventiva, por si acaso: mira vamos a dar un
escarmiento… No, no, en absoluto, tiene que ser como una medida quirúrgica
simplemente. Es la más agresiva, y por lo tanto es la que en un entorno de violencia, en
que la violencia existe, puede contribuir a la generación de más confrontación, de más
violencia. Cuando hablo prevención e intervención por encima está el conocimiento. El
conocer aquella realidad. Aquí es donde se gana la batalla. Porque evitas que se den los
casos que pueden luego fomentar más violencia y por lo tanto aquí está la clave para mí.
Pensando en aquel hito que comentabas de la creación de asociaciones, que se
abrió aquel pasillo para poder trabajar, parece ser que es una vía que está agotada.
¿Ves algún tipo de alternativa a este tipo de trabajo? que siguiese en esa línea de
abrir pasillo. ¿Ves posibilidades de trabajar en esa línea, que no sea replicar una
experiencia que bueno, tuvo su sentido se ha acabado, está agotada, ¿Qué maneras
habría de abrir pasillos para seguir trabajando con estos grupos?
Yo creo que la vía que se abrió no está agotada, en absoluto. Lo que pasa es que quizás
es más compleja de lo que parece y poder generar una línea de continuidad e irse
manteniendo es muy difícil. Ya tuvo, lo he dicho antes y lo reafirmo, una gran aportación,
una gran contribución, que fue reducir el nivel de violencia en este tipo de fenómenos.
Ahora, mantenerlo en el tiempo implica que haya líderes determinados que pueden ir
cambiando, de hecho van cambiando… y esto puede cambiar el escenario, es una
cuestión que hay que tener en cuenta.
Lo que creo que hay que explorar, al menos en nuestro contexto, es el hecho de dar
algunos pasos buscando lo que era la colaboración de cada vez más actores, este tipo de
redes, no muy amplias en el sentido de que no tiene que haber muchísima gente, pero sí
estar conectados: si existen a nivel de municipios equipos de resolución de conflictos
como mediadores, con las escuelas donde estén los problemas, que también esté
conectados asistencia social, sanidad, etc. Lo que nos hemos dado cuenta es que
realmente había mucha necesidad y mucho deseo de esta colaboración con la policía al
menos. Incluso no solo ha servido para tener conocimiento del fenómeno en sí y
traspasarlo, sino que ha servido para tener conocimiento mutuo de una institución a otra o
de un ámbito de actividad a otro. Te das cuenta de que el problema es más grave, tanto si
es el tema de las bandas juveniles u otra cosa, tenemos un problema a nivel social, que
es que muchos operadores que estamos trabajando en el mismo campo no nos
conocemos lo suficiente. En ese sentido creo que sí que se tiene trabajar para crear esas
conexiones, esas sinapsis entre los diversos servicios que trabajan en el ámbito de los
factores de riesgo de estos jóvenes, sobre todo las escuelas, el espacio público, también
los espacios de ocio. Quizás son los tres puntos para mí más importantes para generar
estas sinapsis. Porque además nos estamos dando cuenta de que lo que hemos
generando de red, motivados por afrontar este fenómeno, nos está sirviendo también
para muchas otras cosas. Y este camino creo que es el definitivo, porque se generan
avances que son permanentes. Luego sí que puedes cambiar. Igual que cambian los
líderes de los grupos, cambian los líderes de los servicios y por lo tanto también implica a
veces rehacer esas relaciones, pero se pueden hacer protocolos como se hizo el año
pasado, pues hicimos un protocolo con el Departamento de Educación para detectar
precisamente, lo más precozmente posible, indicadores de casos de jóvenes que se estén
involucrando. Este protocolo implica a muchas esas personas que, aunque al principio es
una relación bilateral entre educación y la policía por lo que se refiere a lo que es
detección y la primera comprobación, luego digamos que si se detecta un caso que tenga
color, se trata por toda la red, por todos los operadores. Por lo tanto yo creo que el camino
iría por aquí. Y en el ámbito de conocimiento, tenemos que potenciar mucho más la
creación de red de conocimiento entre la propia policía y la universidad sobre todo, y
cualquier lugar del mundo donde sea que exista un interés en ese momento, en ese
campo o en esa casuística. La policía creo que podemos aportar mucho, precisamente
sobre todo desde el punto de vista de lo que es el terreno, pero desde una forma sobre
todo muy descriptiva que luego el investigador puede incorporar en su investigación. Y de
una forma “más barata”, porque a lo mejor era imposible destacar el número de
trabajadores de campo que serían necesarios para poder tener una aproximación más o
menos parecida.
Una última pregunta que sería doble: pensando en el tipo de persona que va a ver
tu entrevista en la base de datos (pueden ser personas que se enfrenten por
primera vez a este fenómeno, que tengan una realidad con estos grupos y que
quieran abordarla) ¿Tú qué crees que ha servido y qué crees que no ha servido?
¿Qué obstáculos pueden encontrar por el camino y qué les recomendarías? ¿Qué
obstáculos encuentra importantes y a salvar una persona que se encuentra con
este fenómeno?
Si alguien en otro país se encuentra en este caso con embriones por decirlo de alguna
forma, en una fase muy inicial, y detecta que existen jóvenes que se están agrupando
utilizando las terminologías clásicas de las street gangs norteamericanas, aunque no sean
jóvenes…, no tienen por qué ser jóvenes de origen latinoamericano, pero que si son así
pues aun más. Sobre todo que enseguida establezca contacto con universidades y con
policías donde hemos tenido este tipo de problemas. Para nosotros es un consejo que lo
doy porque es lo que nos ha funcionado más. El haber tenido esa iniciativa, nada más
detectar el tema, buscar a quien sabe del tema y asumir nuestra ignorancia sobre este
ámbito. Eso fue lo que nos dio la gran ventaja, nos aportaron el conocimiento. Y eso no
quiere decir que haya que importar ningún modelo, en absoluto.
En primer lugar, reconocer la ignorancia es muy sano. En segundo, pedir ayuda, pero más
que ayuda, conocimiento, a aquellos que ya han pasado por alguna de estas fases. Y en
tercer lugar sobre todo no, quedarse con ningún modelo. Que nadie se crea el modelo
americano, porque tampoco existe. No existe un modelo americano de abordaje de las
pandillas, lo que existen unas políticas que han ido cambiando en algunos casos más o
menos y que ponen más el énfasis en la prevención o en la supresión, pero como modelo
no existe. Y que el modelo se tiene que hacer, cada uno a su medida, y que no se dejen
llevar por esas visiones estereotipadas. Porque lo lógico es que si además se dan a
conocer a partir de un hecho violento es muy fácil etiquetarlos como grupos criminales y
esto implica ya dar un salto cualitativo que supone que los que ya se identifiquen desde el
exterior, los vean enmarcados en estos grupos, los van a considerar como delincuentes y
como decimos, el nombre hace la cosa, a veces. Y si se les trata como delincuentes,
aunque no lo sean, muchos de ellos acabaran comportándose como delincuentes. Y esto
es un argumento que ellos mismos han utilizado.
Recuerdo una de las frases de Scott Decker, que es uno de los investigadores
norteamericanos que llevan más años y más reconocidos, y que él, en un estudio con los
controles y las garantías de los estudios cuantitativos, decía que en todo el tema de los
estereotipos que existen alrededor de estos grupos, uno de ellos es el que una vez se
entra a formar parte del grupo ya no se puede salir nunca más. Y él decía que había
demostrado como esta expresión, este estereotipo era utilizado por los jefes de los grupos
para intentar convencer a los miembros de que no se podían ir: mira, si lo dice la policía,
lo dicen los medios de comunicación, lo dicen los políticos…, no es que te lo diga yo, es
que no se puede salir, una vez entras ya no puedes salir. Es decir esto lo aprovechan
ellos mismos.
Por lo tanto, intentar asumir la propia ignorancia, buscar, y hoy en día como decíamos con
internet, y con las redes que hay es muy fácil buscar ese contacto y luego a partir de ese
conocimiento, elaborar su propia vía de abordaje. Porque dependerá mucho del grado de
extensión que tengan, de los perfiles de los líderes, de las relaciones que puedan tener
estos grupos: no es lo mismo si son Latin Kings, o Black Panthers que tengan relación
con Ecuador, depende de con qué parte de Ecuador, si es con EEUU…todos estos
elementos son muy importantes para poder definir…
¿Y algo que no hacer? ¿Alguna vía por la que no tirar, que no vale la pena?
Hay muchas, vendrían a ser la versión en negativo de lo que digo. No recomiendo caer en
la simplificación, dejarse llevar por el entorno, el decir “no pasa nada”. Al principio dicen
que hay una reacción que fue una de las principales que tuvimos en cuenta que había
pasado en EEUU: hay una la fase de negación. Que no caigan en esa fase de negación y
que simplemente que se limiten a ser objetivos. Hay o no hay en función de lo que se
defina como qué es lo que hay que ver. En función de cómo definamos banda, tenemos el
debate: ¿Hay bandas o no hay bandas? La pregunta es: ¿Tú que entiendes por bandas?
Si entiendes por banda un grupo de jóvenes que se reúnen y se identifican por unos
intereses comunes, tenemos muchísimas. Si lo que te refieres es a jóvenes que se reúnen
con una finalidad de cometer hechos delictivos y que utilizan armas de fuego y que
agreden a todo su entorno…, pues no. En ese sentido no. Y este debate lo que hace
muchas veces es que nos hace perder mucho tiempo. Y en la medida que no se caiga en
esta equivocación de decir… no pasa nada…y que se intente trabajar objetivamente,
viendo qué es lo que hay y qué no hay, es lo que va a permitir que la reacción sea mucho
más rápida y mucho mejor. Y de hecho esto también es una observación que nos han
hecho muchas veces desde los propios países de América Latina. Que a nosotros nos
parecía todo lo contrario, porque nos decían: “Ustedes han reaccionado muy deprisa. En
solo cinco años, o seis años – decían – ya miren lo que saben y dónde están y lo que
están haciendo”. Y decía: “¡No, no, si vamos tardísimo!”. Claro, pero es que ellos se