LIBROS
UNI\'ERSlOAD DE MEXICO
nos trabajo ver que pensar." Si aeste e tímulo añadimos el emotivo,formamos el cuadro de incitacionesque sirve de inicio a los cuentos deRulfo.
La autenticidad en el escritorconsiste eu ser fiel a su temperameuto, a sus posibilidades. De ahíel por qué ésta revista tantas modalidades como tipos de escritorexistau. En ¡uda mengua el aborpersoual de la obra, en el caso de
rreola, el que la literatura, la cnltura y la ciencia di"sparen sus aguijones fecundándolo. Es tan lícita('sta incitación como lo es aquéllaque parte de la vida misma.
Ahora que el nacionalisnn en elarte se ha estragado a goipe de demagogia y de ineptos enfoques, confundiéndose muchas veces con elfolklore y otras con una b:,ja patriotería, ha nacido una nu':va regia para enjuiciar los productosliterarios. Una obra es buena -sejuzga ante todo- no por el hechode realizal- valores estéticos sinopor ser eminentemente mexicana.Se ha trastocado la azotea con loscimientos. La mexicanidad comocualquier nacionalismo bien entendido no es una preocupación consciente, una finalidad. sino una manera de ser y de actuar en la vida.El escritor que en realidad lo esno se evade de su circunstancia, POlel contrario al expresarse la expresa. Igualmente se puede ser mexicano por alusión que por omisión.y esto es lo que muchos lectores ycríticos no se han dado cuenta alcomentar a Arreola. Los pone fuera de pista que sus cuentos rara veztraten netos asuntos mexicanos. Sunacionalismo no reside en la anécdota sino en la manera de tratarla:es más un nacionalismo de reacciones que de acciones.
Los cuentos de Rul fa, en el sentido de la alusión, niegan tambiénesta tesis estrecha. Aluden a lonuestro no con ostentación farisaica, sí con la valiosa humildad quehace lo suyo sin importarle lasaprobatorias miradas circundantes.Rulfo lo hace pO'r necesidad vitalde expresión, por consonancia consu temperamento. Sin falsear laesencia de la realidad ni de los personajes, logra ofrecer una acabadao-alería de caracteres, una atmósfe~a inconfundible de mexicanidad.
l.-na vez hecho el cxamen de lastendencias que observan ambos cuentistas, se ve que es imposible todacomparación cualitativa; se ve as[mismo que los ataques cotidianosque lanzan a A rreola para sobreestructurar a Rulfo son injustificados. Ambos son, en sus respectivasposiciones, los mejores cuentistasdel momento y tal vez de una sucesión considerable de momentos.Sus obras antagónicas están inscritas sin embargo, en un mismodiám~tro, el de la promoción literaria. El único recurso acertadoque se puede esgrimi r es el de lacrítica impresionista. Sicndo el espectador copartícipe de toda creación aprobará o rechazará cualquie~ obra según se encuentre próximo o lejano del creador. Estarcon Arreola es parecérsele, lo mismo signi fica estar con Rulfo. Estéticamente todo se aclara y justifica estando y apreciando a los dos.En este juego acierta no el que obtenga nones sino pares.
* * *Entremos ahora en la llana oro
gra fía del mundo de Rulfo. Digosu mundo porque al entrar en élolvidamos el propio, convirtiéndonos como quiere Ortega en provincianos transitorios. Esta táctica delautor consiste "en aislar -aí lectorde su horizon te real y aprisionarloen un pequeño horizonte herméticoe imaginario, que es el ám1)ito interior" de la obra, En este pt-queño
mundo pronto se olvidan los prejuicios, se despoja el lector de sucivilización y cultura para aJmtrarse y confundirse cn el oscu r ') vivirde una humanidad distinta. Dejamos la ciudad para vivir en el cam1:0. Y ya son otras las unidades demedida, los apetitos, la teleologíade las acciones.
La visión del campo que se desprende d los cuentos de Rulfo, estando tan cercana, a muchos sorprende. Les causa desazón el primitivismo, la falta absoluta de seguridad personal, las anilinas pesimistas que todo lo tiñen. Aboganpara silenciar su conciencia por unavida rural a la que presida el progreso, la tranquilidad, el orden, llegando a acusar a Rulfo de parcial,de deleitarse en lo negativo, de noofrecer el consabido final feliz queen nuestra literatura se llama escamotear la realidad física parasuplantarla con otra ideal mediantela adoctrinación ética o pedagógica.
Rulfo como antes lo apunté rompe la tradición docente percatándoseque la misión del escritor consistecn mostrar y no en remediar queel escritor cumple con sus semejantes interesándose en ellos y queotros son los que tienen la obligacióndirecta de corregir las deficiencias.Así como la vida influye cn laobra, muchos quieren que con igualintensidad la obra influya en lavida. En otros períodos cuando laliteratura respondía a otras necesidades y fines este deseo se realizaba así: "Dickens contribuyó poderosamente en Inglaterra a la abolición de la prisión por deudas, a la refornú de las escuelas primarias, ala protección de los niños desamparados" con otras tantas de susnovelas. Hoy se pretende subordinar los valores no estéticos a losestéticos, deslindar perfectamentelos campos, dándole a la literaturalo que estrictamente le corresponde.Lo que ilaman tesis negativa deRulfo, válida en sí como cl:alqu:erotra,· viene a ser únicamecte untrasunto fiel de lo que n:::r~·.l y anima: el campo mexicar ,. '. Lo negativo no está en los ojos siw, en elambiente que mueve el las c')sas.
Otros, los que no acusan a Rulfode pesimista, lo acusan de ,t!~o másgrave, de que no sabe escrihi;-. Estoes falso. El lenguaje y m Cé,nstrucción sintáctica varían de acuerdo conla intención y el tema. R,,~ fo noalcanzaría los e fectos que ;o~ra conotro léxico; éste responde al organismo de sus personajes, a I~. atmósfera en que actúan.
Mas escribir no consiste u11lcamente en la selección y acomodo delos vocablos sino en la técnica ope¡·ante o inepta que se sigue. En ElI!ano en llamas están ausentes lasasperezas técnicas de expl-esión, los<t.nacronismos de que aún se valen
DANIEL Cosía VILLEGAS.-POr
lirio Díaz en la revuelta deLa Noria. Editorial Hermes,México, 1953. 309 pp.
El maestro del Colegio Nacional,director del Seminario de HistoriaModerna de México del Cdegio deMéxico, sociólogo e historiador,Daniel Cosía Vi llegas, ha publicado recientemente un imporí:l!lte en ..sayo histórico: Porfirio Dia.~ en 1<1revuelta de Lo No!·ia.. El llbro, quees un estudio biográf[cr-fJ'1!ítico delgeneral Díaz, nos 10 !lr~senta d autor como parte de una obra com-
cuentistas de la hora, e~tando presrntes, en cambio, las teCl1lcas quehan orientado la novela y el cuento actuales por nueva sendas. Elmonólogo interior, la simultaneidadde planos, la introspección, el pasolento, son usados por Rulfo connotables resultados. Hay cuentosque son un solo monólogo, porejemplo NIacario, Es que S01ll0S
'IImy pobres, Talpa, Acuérdate.Otros que siendo monólogos admiten esporádicamente el diálogo, sosten:do por la misma persona quecuenta alternando con u memoriaque reconstruye escenas y ~ituacio
nes, CO:110 sucede n Luvilla, enAllacletd NI orones, en N os hall dadolo tiprra. Cuentos como El ha/lIbre,I~n la madntgada, en que la acción,que discurre intencionalmente morosa, está situada en dos planos diferentes pero s:multáneos. En todala colección se observa el paso lento, el triunfo de las figuras sobrela trama, ~le las personas sobre losactos, del autor sobre el tiempo.y es imposible que un escritor queha domado la técnica, que disponedel interés de los lectores a suantojo, confinándolo al herméticomundo de sus invenciones, no sepaescribir.
Los temas de por sí no dan lacalidad a la obra. Los pretextos queusa Rulfo son más o menos losmismos con que trabajan la mayoría de los escritores realistas. Yes b:en sabido que las produccionesde éstos adolecen casi siempre decarencia de méritos estéticos. Sila bondad la diera el tema en vezde estar los jóvenes cuentistas enbancarrota estarían en plena bo1lanza. Rulfo precisamente porquesabe escribir se salva, porque suscuentos son horadaciones que practica en los puntos clave de la vidacampesina.
En El llano en l/amas se observala tendencia a abusar de ciertos esquemas sintácticos reiterativos, sobre todo en los monólogos. El paisaj e está descri to siguiendo lamisma tónica y desde la mismaperspectiva.
Rulfo es un cuentista monocordey espontáneo que al actuar sobreun mundo angosto e idéntico entodas sus partes forzosamente tieneque repetirse, supliendo la prisióna la que lo reduce el espacio conuna profundidad sin barreras.
* * *Ya en Varia invención -1949-.
Juan José A rreola planteaba la problemática a la que deberían ajustarse, pasando el tiempo, todos suscuentos; definía, asimismo, su posición estética y su estilo. De este libro a COllfabu./ario -1952-, no seobsen-an bruscas rectificaciones sino una depurada rati ficación de
pleta: "Historia moderna de México" que, en compañía de un grupode jóvenes investigadores, preparadesde hace cinco años.
Uno de los mayores atractivosde la obra completa es el "de iniciar el estudio de la historia moderna de México en el año de 1867, yno en 1857, como algunos historiadores proponen, ni menos todaviaen 1877, como la mayor parte lohace". "Si por alguna razón individual no ha acabado de entendersebien el Porfiriato -dice el autor-,es, justamente, por iniciarse su estudio con el a00 de 1877", pues"¿ cómo puede cxplkarse que Por·
29
principios, una sal iduría cada vezmás concisa al combinar los elementos, un dominio absoluto sobre,~I lenguaje.
Los cuentos de Arreola aparentanseguir la imperturbable placidez deuna línea horizontal. En ellos Jll11l
c<'. se aJt-era la voz o el tono.N uuca se condensa la ironía, elmisterio o la sorpre a en lugardeterminado. A rreola todo lo vadifundiendo lentamente, sin tildes,cargando la acentuación n los párra fas elegidos de una manera tácita er.bozando apenas. En contadaoc'asiones la wrpresa por imprevistaresulta sumamente eficaz; en otrascon toda deliberación la elimina,r.orpreNliendo así de una maneraneo·ativa. Este efecto lo va preparal~<1o mediante un ambienl-e de misterio disparando despué' de un:!
. suce~ión de hechos creíbles, lo increible lo sorpresi va. A lo que podríam~s llamar, como sugiere BioyCasares, "la teudencia realista enla literatura fantástica."
No hay una ruptura definitiva,por ejemplo, entre la .realidad ~ laficción. Los personajes transitande una a otra sin las molestias queocasionan las fronteras. A veces todo es un sueño al que preside unalógica peculiar. Un. pacto CO!~. ,eldiablo atestio-ua 10 dIcho. La accJOntranscurre e~ un cinematógra fa. Seestablece un símil entre el protagonista y el espectador que habla enel cuento en primera persona. Lasvicisitudes por que atraviesa Dani~lBrown en la pantalla, el pacto pnmero los remordimientos después,van; repetirse en la realidad comoestimulas que casi orillan al espectador a ceder su alma a cambio delbienestar económico. Los planos, elde la fantasía y el de la realidaddormida, se equiparan y confundel.1.El desenlace de la película, la pnmacía de la "limpia pobreza" sobreel pasado esplendor, impide que .seconsume el pacto. El autor necesItadeslindar los planos. Así como elsueño los emparentó, el sueño alconcluir debe desatarlos. La realldad recobra sus perfiles y la pesaclilla se trueca en pantomima. Laseriedad en el fondo es humor, ironía solapada. Los personajes salvando su coherencia salvan su elecoro. Y la realidad es, de nuevo,fantasía.
Lo posible y lo imposible ciegamente entretejidos conviven en unamisma madeja. El experimento delcamello "ofrece dos probables resultados; el fracaso y el éxito".Lo que parece complejo y por endeabsurdo no pasa de ser un procechmiento sencillo y de una soluciónuni vaca. A ún cuando el camello norase por el ojo de la aguja como"hilo de araña", Niklaus realizarásus propósitos. "!\ada impedirá que
(Po.m n la. pág. 32)
firio, quien hasta 1867 cra un simple militar (un 'mililarote', podríadecirse para entender mejor el problema), en 1877 sea un hombre yaenca1l1111ado a realizar la hazaña,sin par todada, cn nuestra historiaindependicnte, de gobernar al paísdurante [-rcinla y cllatro ai10s, ~;
f'ohernarlo, además, ell medio de IInnrden \. una prosperidad materialantes (Iesconncidos'" El profesorCasio Villegas recusa, desde luego.la "cxplicaci¡')Jl 111ilagrosa" a la queillcowcicnle o deliberadamente haido a dar la mayoría de los historiadores, cxplicaci'·ln "r¡ue, por principio, debe rechazar la Historia:' puesno es posible sustentar Cjue "S[ Porfirio fué ese gobernante excepcional, se debió a su genio, a suscllalidades también excepcionales,como esa intuición que 'perforabalos cráneos', según Nemesio García Naranjo,"
de An.drés HENESTROSA
PRETEXTOS
La familiaridad con las fue11 tes de la Literatura Mexicanarinde este jJrimer fmto: e'nterarnos de que está por escribirse su·historia; )1 de que permanecen en el olvido, justamente porquelos q1le hasta ahora se han encargado de ella, sólo han historiadoaquello de fácil acceso o que pudo llegar hasta Slt conocimiento'sin mayor investigación, por tradición oral, digamos. Así permanecen desconocidos los escritos de literatos mexicanos que pOr baber fmblicado en las hojas efímeras de los Periódicos y revistas,principalmente del siglo pasado, sus creaciones no trascendieronal libro asegurándose una vida 'más larga. Una tarea indispensablepara ir acull/.1tlan.do el material con q1le alguna vez esa histO'riababrá de escribirse, es recopilar esos escritos, publicándolos enjJequeños volúmenes por muy modestos que éstos pudieran ser.
Hace falta, por ejemplo, llevar a cabo la tarea que un díase propuso Francisco Zarco de reunir la obra de creación literaria dispersa en los periódicos del tiempo, de don Luis de la Rosa,que no habiéndose llevado a cabo por el famosísimo periodistade combate que fué Zarco, espera una mano piadosa que la rescatedel olvido. Otro ·t'olumen pudiera hacerse con los artículos delpropio Francisco Zarco que no fué solamente el polemista, elorador parlamentario, el extraordinario cronista del Congreso Constituyente, sino al propio tiempo y de modo ilustre, un buen narrador y ensayista. Testigo, su estudio sobre Juan Bautista Morales, autor todavía regateado como uno de los grandes escritoresmexicanos de mediados del siglo XIX.
Uno más, y es quien motiva estos Pretextos, es Hilarión Fríasy Soto, quien publicó en La Orquesta por los anos de 1868 enadela.nte un Album Fotográfico en el que retrataba personajes ypintaba situaciones de la vida de México de aquel tiempo. Estaserie de retratos, o de estampas, o de escenas de nuestra vida, hayqlte considerarlos como una conHnuidad de las que integran el'famoso libro Los mexicanos pintados por sí mismos, publicado hacecien míos y en el que aparecen algu1l0s rostros pintados por la manomaestra de Frías y Soto. En número de más de diez, bien pudieran constituir uno de esos jJequeños volúmenes de que he venidohablando. ~'No podria ser incluído este volumen en la preciosaColección de Escritores Mexicanos, que ¡'iene fntblicando -la Editorial Porl'lía?
30
El aulor fundamenta su origiualinnovación cronológica cuando, después de analizar cuidadosamente laactividad política del general Díaza parti r de la déc;\da del 60, dice:"Esta experiencia en la política, enla oposición y en el infortunio, ganada, además, por un hombre valeroso, tenaz y singularmente dotado para aprovecharla, explica cómoy por qué Díaz ha podido transformarse de un imple militar en ungobernante extraordinario."
Nosotros, sin embargo, cambiaríamos en la pregunta anterior "or-
. den" por l'epresión, "prosperidad'"por miseria, y basta recordar, comobase de esta sustitución de términos.primero: la agresión del dictador alos trabajadores huelguistas del"Círculo de Obreros Libres" el día7 de enero de 1907 en el E tado deVeracruz, segundo: las miserables'condiciones de vida de los campesinos pobres oprimidos por los latifundistas, y tercero: la "prosperidad material" de la aristocraciaadicta a la tiranía. Esta "prosperidad" -que 110 fué mucha, como lodemuestra Bulnes- es sólo el producto lógico del desarrollo culturalde la civilización moderna aunadoa la explotación de las clases populares. Tendríamos que preguntarnos también, si dejó de ser un "militarote" un Presidente de la República que dió, en todos sentidos,muestras de militarismo.
Pese a que diferimos de opinión,como lo hemos hecho notar, en algunas de las aseveraciones que hace eu la "Llamada" el autor sobrela personalidad del caudillo, estamos de acuerdo con aquél en que"Este episodio de la revuelta de LaNoria, además de tener su interéspropio, puede ilustrar v sostener laidea de que nuestra hiitoria moderna ha de iniciarse en 1867, que laclave del Porfiriato está en la República Restaurada." Ese interéspropio consiste, para nosotros, primero: en pintar lo más fidedig-namente posible la situación económica, política y social del país en unperíodo determinado a la vez quedetermmante de nuestra HistoriaPatria; segundo: en exponer consingular justeza, la participación enlos hechos, por ejemplo, de los lugartel1lentes pI;ncipales de Díaz(Trevilío. Donato Guerra. Garcíade la Cadena, Pedro Martínez. Negrete y Miel' y Terán) o de losgenerales gobiernistas A latorre vRocha; y tercero: en que a travé'sde las páginas del libro -que sonpáginas verdaderamente de la Historia-, se encuentra una espléndidaa la pat: que' útil lección de intrio-apolítica. "
Terminamos este comentaric sinaplausos ya que el profesor CasioVi llegas nos podría recorríar unavez más, como lo hace en ;u libroque Fustel de Coulanges tenia m;credo filosófico de lo Clue en el profesor es, como él a firma, simpleanhelo: la Yeracidad histórica; ycomo Fustel de Coulanges. prohibeaplaudir al término de sus conferencias porque no siendo él quienhabla, resulta absurdo aplaudir a laHistori'l."
LVTs L1ZAUlE
PABLO GONZÁLEZ CASANOVA.
El Problema de Método en laReforma de la El1selía11zaMedia. Separata del Boletínde la Asociación Nacional deUniversidades. 1953. 24 pp.
En este breve rero concentradoestudio, el profesor Gouzález Casanova plantea la cuestión de nuestro inconsistente sistema educativo.La indiscutible realidad de esta inconsistencia sirve para justificar elproyecto de una reforma de la enseñanza preparatoria. El doctor
González Casanova dice que estareforma debe planearse como si setratara de uua operación militar con
. un objetivo concreto, y da el ejemplo del plan qne permitió a los aliados ocupar las playas de Normandía. La diferencia estl'iba solamente, como dice el autOt' al final, enque para llevar a cabo la operaciónde la reforma preparatoria "no tenemos enemigos", puesto que talreforma sólo traerá beneficios alprofesorado, a los estudiantes y conello a la sociedad en Clue vivimos.
Para iniciar su estudio, GonzálezCasanova considera dos elementos:la realidad educativa (o sea el estado actual de la enseñanza preparatoria) y los valores de la educación (o sea el ohjeto ideal de laenseñanza). Es fácil darse cuentade que el problema planteado ofrece para su solución un campo enorme de trabajo, pnes la enseñanzapreparatoria está relacionada contoda la enseÍlanza y ésta con el amhiente que nos circunda. Esta situación podría permitirnos ver en todassus partes el problema, pero el autor advierte "que un en foque deesa naturaleza puede volverse desproporcionado y estéril, si no ponemos un límite al establecer nuestras correlaciones." Para establecerese límite se propone reconocer loselementos externos e internos quefavorecen el plan de la reforma ylos que presentan resistencia a surealización, si es que los hay. Elestudio entonces se divide en trespartes: l' "Sociológica", en la quese miran las relaciones de la enseñanza preparatoria con la sociedad;2' "Pedagógica", donde se observanlos ideales de la educación, tomando en cuenta el estado actual de la
enseñanza, y 3' Donde se estudiael modo de emprender la reforma.
Después' de examinar las evoluciones de las estructuras agraria,demográfica, industt'ial y cultural,González Casanova encnentra quetodos esos camb:os han contribuídoa aumentar el problema educativooriginando nuevas dificultades. Losproblemas de la selección de los estudiontes, el de la pl'oporción de escuelas de enselianza prevocacional3' enseñanza secllnda1'Ía. el de laadaptación, el de la difusiótl cultumi, etc., pueden ser solucionadosparcialmente por medio de una reforma de la Preparatoria; una solu,ión completa requeri ría una reforma general de la enseñanza,pero esto no quiere deci r que no sepueda hacer nada dirigido a mejorar particularmente el método de lacn~eñanza preparatoria.
Todo el que haya sido obligado asoportar ese caótico sistema educativo que rige en nuestras Universidades, ha de admitir fácilmente quelas modificaciones sugeridas en esteensayo por Pablo González Casanova están absolutamente justificadas, pudiendo librar a la enseÍlanzapreparatoria de sus absurdos métodos educativos actuales y ser, in<'luso, el primer paso para una reforma de mayores proporciones quetendiera a aliviar los principalespadecimiento en todo el aparatoeducativo de nuestro medio.
E. L.
BERNABÉ N AVARRO B.-Manualde Traducción Latina. TextosUniversitarios. 1953. 3O3 pp.
Este Manual de Traducción La-tina está consti tuido por tres par-
UNIVERSIDAD bE MEXICO
tes: la primera es un Manual dela Lengua Latina formada' de diezlecciones, donde se explica el u ode las palabras y las locuciones gramaticales de mayor importancia. Lasegunda, son unas Selecciones Clásicas Graduadas y la tercera es uuVocabulario Especí fico Latino-Castellano. Esta pequeña obra es deW1a gran. utilidad para e tudiantey para profesores de latín, porqueayuda a dominar el estudio de estamateria que es, desde un principio,como dice Bernabé Navarro B., ardua y laboriosa. Debe manejarse,tras del análisis cuidadoso de la primera parte, usando de manera simultánea la segunda y la tercera.
Bernabé Navarro B., afirma:"Como contenido de doctrina, esteManual ofrece 10 esencial de la lengua, es decir, lo más usual y comlU1, lo que en todo texto aparece,lo que es estrictamente necesariopara su comprensión en los diferentes aspectos que exige nuestra cultura. Y se presenta como un instrll1ne11.to útil para la labor inicialy fundamental del conocimiento delos clásicos; es sólo un instrumento, no una explicación gramaticalperfecta y completa de la lengua,sobre todo abstractamente .considerada".
E. G. R.
ALFONSO CAso.-EI Pueblo delSol. Figuras de Miguel Covarrubias. Fondo de CulturaEconómica. 1953. 125 pp,
En una edición verdaderamenteespléndida, el doctor ALfonso -Casonos ofrece un panorama del fabuloso ambiente mágico de Jos aZtecas.La obra, corregida y aumentada,surge del pequeño libro "La religión de los Aztecas" que AlfonsoCaso ha publicado varias veces enespañol y en inglés.
Los magníficos dibujos de Miguel Covarrubias, enriquecen-e ilustran las páginas del libro y son elcomentario plástico más adecuadopara advertir con exactitud el carácter de la simbologia y del ceremonial aztecas.
Este pueblo del Sol, pueblo deTonatiub -su dios supremo-, vivía bajo una "teocracia militar",como dice Alfonso Caso; los másinsignificantes acontecimientos de lavida azteca se hallaban impregnados de religiosidad. Un hecho extraordinario, que comprueba el grado enorme del fanatismo de estepueblo, es el de la existencia de la"Guerra florida"; este tipo de campañas bélicas no llevaba por miraimponer tributos a los pueblos dominados ni. invadir territorios, sumisión era, exclusivamente, la dehacer prisioneros para alimentar lapiedra de los sacrificios, que eracomo la boca de sus sangrientasdeidades. Al [ansa Caso no ve precisamente en esas inmolaciones lossignos de un singular primitivismoy dice: "El sacri ficio humano entre los aztecas, por mucho que repugne a nuestra sensibilidad, no essino una de tantas aberraciones quereviste el sentimien to rel igioso enla historia de la humanidad y que,partiendo de falsos supuestos puedeconducir, con toda lógica, a las másterribles consecuencias". Es conocido ya también que la costumbre deingerir trozos de carne humana obedecía entre los aztecas al dictadode un rito emejante al de la comunión.
La mitología azteca, como lagriega, dió lugar a un mundo religioso profundamente poético. Losnombres de los dioses a los animales y símbolos que servían para representarlos, tienen su origen siempre en una justificación metafórica: "Tezcatlipoca el nocturno"tenía por nallUal la forma del tigreporque la piel de este felino sem<¡-