[El Formalismo Ruso (cont.)]
Buenas noches. Encantadores y amigos y recalcitrantes enemigos de la teoría literaria, les
he repartido un pequeño recordatorio de algo que ya hicimos, pero, en la última clase, me fui con
la amarga sensación de que nadie entendía nada, sin captar que era una triquiñuela, una
conspiración alumnal. Este es el cuadro sobre los conceptos del Formalismo ruso y un cuadro
apunta a relaciones entre dos sectores o momentos teóricos (el Primero y el Segundo
Formalismo), lo cual es un poco arbitrario. Los cuadros tienen eso y habría que ponerlo en
movimiento, poner en relación el primer sector con el segundo sector a través de una narración.
Es decir, poner en contacto una serie de elementos, acciones, personajes que están en un punto de
partida con otros en un punto de llegada. Si lo quieren ver semánticamente, desde un universo
semántico hacia otro universo semántico también determinado.
Una narración es la que, quizás, nos propone la fundadora y autojustificadora de
Eijenbaum, pero podríamos ver otra narración. Sugerí que una narración que Eijenbaum no hizo -
y en la cual estaba comprometido- es la narración que lo tiene como protagonista en la pelea con
Trotsky. No sé si tendré algún momento en esta clase para explayarme al respecto, tal vez sí. No
es muy complicada la posición de Trotsky ni tampoco lo es la respuesta de Eijenbaum. Esa lucha
con los marxistas es como si no hubiera existido y las palabras de Trotsky son bastante fuertes.
Hay un enemigo que en bloque se ha opuesto al Marxismo: esto es lo que dice en el artículo de él
que tienen que leer.
Por supuesto, la respuesta de Eijenbaum es que no, de ninguna manera. No se opone como
Trotsky dice porque, primero, el Marxismo es un discurso político, filosófico, una teoría
TEÓRICO Nº 8 Martes 19/04/11 Prof. Jorge Panesi
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económica y, modestamente, lo que hacen los formalistas rusos es una teoría del arte y de la
literatura. De alguna manera ambas teorías serían, según esta respuesta de Eijenbaum,
inconmensurables. Lo que ocurre es que aquí funciona la idea de que, justamente, lo que hay que
teorizar es este sector de la realidad. Es decir, el arte y, dentro del arte, la literatura que tendría,
según Eijenbaum y los formalistas, un funcionamiento absolutamente autónomo, independiente
de las condiciones sociales y la historia. No es que no evolucione, evoluciona según un ritmo y
unas leyes que le son propias.
Los marxistas y Trotsky dicen exactamente lo contrario influidos, evidentemente, por el
gran teórico del marxismo que es Plejanov. La literatura, de algún modo, es el reflejo de la vida
social, por lo tanto, hay una sola teoría posible que engloba a todas las otras teorías «sectoriales»,
digamos: el Marxismo. Esto es lo que permite explicar estos grandes lineamientos, puesto que
hay un reflejo y una relación entre la sociedad y el arte, y el Marxismo sería un gran paraguas que
englobaría y explicaría lo que, con cierto menosprecio, Trotsky considera que es el recuento de
vocales y consonantes. El Formalismo Ruso está bien como una suerte de ciencia o de técnica
auxiliar y vagamente objetiva con respecto a la literatura, pero de ninguna manera esto puede
erigirse en el discurso dominante sobre la literatura, epistemológicamente hablando, que, según
Trotsky, es el Marxismo. Obviamente Eijenbaum dice que no ante esto.
Volviendo. Como la clase pasada quedé con una especie de trauma quisiera volver sobre
nuestros pasos. Tal vez no he sido suficientemente claro, pero cuando se enseña mucho un tema
se debería abandonarlo. Es un problema pedagógico y psicológico mío, ustedes no tienen nada
que ver; evidentemente, hay que dejar de enseñar el Formalismo y pasar a otra cosa.
Esta sería otra narración. No solo hay peleas con los marxistas, esta es evidente. Ustedes
tienen dos combates evidentes. Uno es el que tienen que leer entre Trotsky y Eijenbaum, que son
como las puntas de iceberg de una discusión muy generalizada contra los formalistas. En un
momento, el mismo Eijenbaum, irónicamente, señala que, evidentemente, Shklovski es alguien
muy importante dado que Trotsky se toma el trabajo de analizar un artículo de él tesis por tesis
para liquidarlo. Jakobson es presentado por Trotsky como un «niño de bachillerato» que
promueve una suerte de revuelta en contra de sus profesores. Es cierto, Jakobson, como ustedes,
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era un niñito –esto lo digo a propósito- que estaba haciendo sus primeras armas. Hay una cierta
superioridad, digamos; estos niños revoltosos. Observa al pasar, por otra parte, lo cual es
importante para una moral revolucionaria, el hecho de que, en sus primeros momentos, los
formalistas rusos estaban muy ligados con la bohemia, con la vida nocturna y los cabarets,
cuestiones que no le gustan a Trotsky o, por lo menos, que observa con cierto desdén. ¿Qué otra
línea se ha opuesto a ellos?
Alumna: El simbolismo.
Profesor: El simbolismo quedó en el pasado aunque eran contemporáneos de los
formalistas rusos. No digo que se hubieran muerto todos los simbolistas, estaban ahí.
Alumno: El círculo de Bajtín.
Profesor: Exactamente, amigos y enemigos. Los enemigos son los que siempre saben, ya
que son los que padecen la teoría literaria. Por lo tanto, están atentos a las torturas mayores que
les infringe la teoría literaria. Los que saben la cosa son los que la padecen. Además, de los
artículos que tienen que leer, donde uno debe suponer ciertas cosas, ciertas críticas, y del libro de
Medvedev -un libro escrito en el ’28 o ’29 y que está en contra del Formalismo, desde la posición
de este grupo-, Bajtín mismo, en un año lleno de acontecimientos para la teoría y la política como
fue 1924, produce, para la revista de Máximo Gorki, un artículo que se llama «El problema del
contenido, el material y la forma en la creación literaria». Esto se encuentra en un libro que se
llama Teoría y estética de la novela. Filosóficamente, Bajtín trata de hacer papilla a los
formalistas. Tal vez exagera, pero Eijenbaum decía que, en ese momento, parece que todo el
mundo le pega al pobre Shklovski. Es como el gran malo. En muchas sociedades y culturas, de
repente aparece un chivo expiatorio sobre el que todo el mundo encarna el mal mismo, el mal
teórico, y todo el mundo lo insulta, empezando por Trotsky.
Alumna: ¿Hay que leerlo?
Profesor: Mi respuesta es no, salvo que yo diga que es obligatorio. Lo doy para las «almas
libres», para la gente bien intencionada, para los amigos de la teoría literaria. A los enemigos les
digo lectura obligatoria. A los amigos les digo léanlo si quieren, en algún momento. El libro está
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en algunas de estas fotocopiadoras que no es ni SIM ni el Cefyl, pero no lo pude comprar.
Tengan ese libro de Bajtín que se llama Teoría y estética de la novela, Taurus, Madrid, 1989. No
debe faltar en la biblioteca teórica de un amigo de la teoría. Es un libro que Bajtín pergeñó en su
vejez y salió en 1975 en ruso. Ese artículo de 1924 no pudo ser publicado porque la revista de
Gorki en la que iba a salir dejó de ser publicada. Por lo tanto, al final de su vida, Bajtín lo puso
como comienzo de una colección de artículos sobre la novela.
Vamos a ir por partes. Qué es la «ostranenie».
Alumna: El proceso de desautomatización.
Profesor: Bien. Es el procedimiento de los procedimientos, particularmente en Shklovski.
Otro formalista, llamado Boris Tomashevski, tiene un texto llamado Teoría de la literatura que
está traducido al español en Madrid, Akal. La «ostranenie» puede entenderse también no solo
desde un punto de vista formal sino también desde el punto de vista del contenido, el contenido
también puede desautomatizar. La «ostranenie» sería una visión nueva y renovada del mundo,
una percepción como imagen del mundo renovada a través de la forma, y puede entenderse como
descontextualización y nueva contextualización. Por ejemplo, un elemento que sacamos de un
contexto habitual y lo ponemos en un contexto que no es habitual o, por lo menos, que el lector
no espere. Ese elemento, por lo tanto, adquiere, en el. nuevo contexto, un nuevo significado.
Podemos ampliar esto, aunque Shklovski no pensaba ampliarlo, y pensar que este
procedimiento de los procedimientos puede funcionar también para los elementos temáticos o de
contenido. La desautomatización puede lograrse mediante una novedad absoluta pero no hay
novedades absolutas. La novedad siempre viene de algo, de alguna combinación quizás nueva,
pero supongamos que hay una verdad absoluta. También puede ser que la novedad en la literatura
y el arte sea la reactualización de un procedimiento, de un tema, de un contenido viejo u olvidado
que es traído de la historia del arte o de la literatura. Por ejemplo, es evidente que, en la historia
de la poesía española, Garcilaso de la Vega produce una renovación en el verso adaptando las
formas italianas al español. Desde el punto de vista de la literatura española, ese metro importado
desde Italia es una absoluta novedad. Pero no es una novedad en el sentido de que esto debe ser
aclimatado al sistema de versificación español. No se puede dejar tal cual a esa novedad. Otro
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ejemplo donde la cosa no es novedosa sino que se readaptan viejas métricas y viejas
combinaciones estróficas se encuentra en Rubén Darío. Él hizo las dos cosas: adaptaciones de
temas y formas del «Decadentismo» y de la poesía francesa y, al mismo tiempo, fue a buscar en
el pasado de la poesía española metros y formas estróficas, combinaciones formales, que ya no
estaban en uso. En el teatro argentino, por ejemplo. Corrían los negros años de la dictadura y
había experimentos teatrales, hubo algo muy interesante que se llamó «Teatro abierto» hasta que
lo liquidaron y le pusieron una bomba. Ahí se vieron ciertos experimentos que consistieron en la
redición de viejas formas del teatro que ya no estaban vigentes pero que fueron readaptadas a ese
contexto como, por ejemplo, el sainete y el grotesco (Discépolo, etc.). Eso funcionaba como una
novedad: la novedad puede ser algo absolutamente original o algo que reedita cosas en desuso.
¿Qué esto de la puesta al desnudo del procedimiento? Cuando un procedimiento se
evidencia, se repite, se hace ostensible como tal y queda como procedimiento. Es decir, se lo ve
como un artificio, una técnica (por esto la puesta al desnudo o la revelación del procedimiento).
Por ejemplo, si yo armo un cuento donde, por casualidad, mi heroína se encuentra con el
«príncipe azul» y, por otra casualidad, ese amorío lo descubre el padre siniestro, etc., este
procedimiento no pasará desapercibido, se repetirá y, por lo tanto, se hará evidente. El ejemplo
que yo ya les di es el de «La muerte y la brújula» de Borges. Hay una ocurrencia en el cuento que
dice «Al sur de la ciudad de mi cuento»: lo que dice es que lo que estamos leyendo no tiene nada
que ver con la vida cotidiana y la sociedad, excepto por medios que no son tan visibles para el
lector. Este cuento tiene que ver con la realidad política argentina pero en una capa que no es la
obvia de la novela policial. Por ejemplo, aparece el mundo judío (la Kábala, etc.). Uno diría cual
es el problema; Borges estaba chiflado por la Kábala, todo el mundo lo sabe. Lo que no se sabe o
no se recuerda es que este cuento fue escrito en uno de tantos momentos de la cultura argentina
de rabioso antisemitismo. También aparece la política conservadora. Tal vez me equivoco pero
Borges, en ese momento, seguía siendo radical. Cuando los personajes de «La muerte y la
brújula» atraviesan el crapuloso Riachuelo mencionan a un político conservador, pero en clave: el
«caudillo barcelonés» es Barceló. Asimismo, este cuento parodia, sin sátira y sin risa, la técnica
del cuento policial. El detective es el que va a morir. Borges detestaba la novela policial negra
norteamericana -le parece demasiado sucia, sexual, olorosa, sudorosa y crapulosa- pero, en este
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cuento, mata al detective que es una de las posibilidades de la «novela negra». En este tipo de
novela el detective no es invulnerable como en la novela inglesa. Acá sufre tanto que al final
muere. Por lo tanto, es una parodia de la novela policial y, en particular, de Poe que está citado en
el cuento. Ahí uno ve los procedimientos como tales: es la puesta al desnudo del procedimiento.
Uno puede ver a la parodia como al gran género que pone al desnudo los procedimientos.
Tomashevski escribió una suerte de gran compendio de la teoría formalista. No fue un
gran teórico, salvo para el verso. Reproduce ideas de otros formalistas pero Teoría de la
literatura es un libro bastante útil para ver la «vulgata» formalista. Dice en un capítulo que se
llama «Temática», traducido en la recopilación de Todorov: «La llamada puesta al desnudo del
procedimiento, es decir, su uso sin la motivación que tradicionalmente lo acompaña, no hace más
que revelar la literariedad en la obra literaria, así como el teatro en el teatro, es decir, una obra
dramática en la que, como elemento de la fábula, hay una representación de un espectáculo –
véase el pasaje de la comedia de Hamlet en la tragedia de Shakespeare». Es decir, la
representación teatral que encontramos dentro de Hamlet. Dice con respecto a la parodia: «La
parodia, a veces sin proponerse la sátira, se desarrolla como un arte autónomo de la puesta al
desnudo del procedimiento». Algunos expertos dicen que uno de los rasgos de la parodia
postmoderna, particularmente en Borges, es que no tiene sentido irónico o cómico o destructor,
sino que es una especie de homenaje. Se reproduce el procedimiento como una forma de
homenaje, por ejemplo, a Poe que, según Borges, es el iniciador del género policial. El ejemplo
que pone Tomashevski, vía Shklovski, es el Tristram Shandy de Sterne que es una novela del
siglo XVIII, para Shklovski es la gran novela de todos los tiempos, donde los procedimientos
ficcionales son exhibidos una y otra vez. Por eso hubo un gran interés, en todos los formalistas,
por la parodia en literatura: la parodia hace evidente el procedimiento.
Hay que decir, al margen, que tanto el concepto de «motivación» como el de «revelación
del procedimiento» fueron introducidos por Jakobson. Debajo, en el cuadro, tiene «motivación-
priem». La motivación es uno de los conceptos más controvertidos del Formalismo Ruso. Es un
elemento de contenido, no de las forma, como el material y el procedimiento. El «priem» es
técnica y procedimiento, artificio no porque nos mete en una dualidad metafísica que es lo natural
y lo artificial.
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En la página 52 de Todorov, en el artículo de Eijenbaum, si lo hubiera leído, se hubieran
encontrado con esta problemática de la motivación. Dice justificándose y justificando a los demás
formalistas: «Es natural que los formalistas, en los años de polémica contra esta tradición (los
simbolistas, Potebnia, Plejanov, etc.), se esforzaran por mostrar la importancia de los
procedimientos constructivos y descartaran todo lo que era motivación. Cuando se habla del
método formal y de su evolución es necesario tener en cuenta que muchos los principios
postulados por los formalistas, en los años de discusión intensa con sus adversarios, tenían
importancia no solo como principios científicos, sino también como consignas que, en su
finalidad de propaganda y oposición, se acentuaban hasta la paradoja». Ya no creemos más en la
motivación pero nos sirvió para pelearnos con nuestros enemigos. Así de sencillo Eijenbaum
liquida esto. «La noción de motivación ofreció a los formalistas la posibilidad de aproximarse
más a las obras literarias, en particular a la novela y el cuento»
¿Por qué? Porque los primeros logros formalistas vienen del lado de la poesía (el estudio
de lo fónico en el verso) y ahí se dio una segunda etapa, dentro del «Primer Formalismo»: pasar
esos logros a la prosa. El que hizo esto, que casi nunca escribió sobre poesía, es Shklovski:
estudiar los procedimientos en la prosa narrativa. También Eijenbaum, en un artículo muy
discutido y muy bonito, que se llama «Cómo está hecho El capote de Gogol». En este artículo,
usa, para el análisis, lo que ha sido pensado para la poesía: recalcar los procedimientos de orden
sonoro que tiene este cuento de Gogol. Es decir, habla del gesto sonoro o articulatorio. Este
cuento, celebrado por un análisis de orden ideológico, filosófíco o sentimental, es reducido por
Eijenbaum a un juego cómico y serio. Es un grotesco logrado a través de la capa sonora que
posee el cuento. Por ejemplo, el protagonista se llama, al parecer esto ya es risueño en ruso,
Akaky Akakievich. Es una suerte de cacofonía cómica. Mientras los otros dilucidadores del
cuento se encarnizaban en elucubraciones de orden psicológico, moral, ético, etc., Eijenbaum,
blandiendo la teoría formalista, dice que no se trata de esto, sino del juego cómico que se da a
través de procedimientos de orden sonoro. Lo que quiere hacer Gogol es producir risa y
mezclarlo con este otro componente, lo serio, que Eijenbaum llama «lo grotesco».
¿Qué es la motivación? Tomashevski responde: «Es el sistema de los procedimientos que
justifica la introducción de motivos». Los motivos, para Tomashevski, son la mínima unidad de
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contenido. Noten que, con Tomashevski y también con Tinianov, en la poesía, se pasa a estudiar
el contenido, el tema ligado a la forma, pero ya no se le hace asco al contenido. Se lo aborda y es
lo que hace Tinianov en ese libro que no van a analizar conmigo pero sí con Delfina Muschietti:
El problema de la lengua poética. Tomashevski hace lo mismo pero metido un poco más en la
prosa.
Cómo podemos definir más claramente la «motivación». Erlich da una definición muy
clara. «La justificación en términos del «bit» o de la vida social para introducir un procedimiento
formal». Por ejemplo, si yo quiero introducir algo que es disparatado pero quiero que parezca
real; por ejemplo, una botella tirada al mar. Yo tengo a la niña Jovita, una niña hermosa que tiene
que encontrar con alguien. Cómo justifico que se reúna con uno y con otro, con un amigo y con
un enemigo, y entonces tengo que inventar algo, por ejemplo, el teléfono. Suena el teléfono y
alguien llama. Lo que en algún momento puede parecer arbitrario o casual, etc., se justifica
porque lo necesito por razones argumentales. Es así como lo ve Shklovski, en su trabajo sobre El
Quijote, al personaje de Don Quijote. Don Quijote está ahí como un mero enhebrador. Esto es
cierto en la primera parte donde hay entradas y salidas. Don Quijote se aleja de su lugar habitual,
entra y sale, para tener aventuras. Don Quijote es un hilo conductor, un procedimiento, y no tiene
ningún relieve psicológico para Shklovski, en esta primera etapa. Es un pretexto, una
justificación, para que Cervantes hile procedimientos que vienen de la novela picaresca, por un
lado, y de la novela de aventuras o caballeresca por el otro. Lo que pasa, dice Shklovski, es que
luego Cervantes se da cuenta de la posibilidad que tiene el personaje y cambia el procedimiento.
En la segunda parte el mismo Quijote sabe que hubo otro Quijote apócrifo, el Quijote de
Avellaneda, etc. En la primera parte es un simple hilo conductor que permite exponer «discursos
sabios». Ya hay una figura establecida en la literatura que es la del loco que dice la verdad. Nada
mejor que Don Quijote para hacer esa enciclopedia de discursos.
Tomashevski nos revela que hay distintos tipos de motivación. Estamos en el contenido.
Hay tres tipos de motivación; primero, la compositiva. Dice Tomashevski que el principio de esta
motivación reside en la economía y la utilidad de estos motivos. El ejemplo es que si yo en el
primer acto de una tragedia hago jugar al protagonista y a su novia con un arma colgada en la
pared y están quince minutos hablando del arma, evidentemente, se crea una expectativa. Puede
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ser que sea un cazador, un coleccionista de armas, pero si al final el personaje en cuestión,
molesto porque su novia lo ha abandonado por otro, se suicida con el ama que apareció en el
primer acto, tenemos la economía de que habla Tomashevski. Tiene un rol en lo que los
formalistas rusos llamarían la «fable». Esa es la motivación del procedimiento pero, en este caso,
tiene un rol compositivo en la «fable» o encadenamiento de acciones de toda la obra. El ejemplo
que da Tomashevski es de Chejov que parece que dijo que, si al comienzo de un relato yo me
dedico a describir un clavo, al final del cuento, el héroe tiene que ahorcarse de ese clavo.
Un caso interesante, dentro de la «motivación compositiva», es la «falsa motivación».
Qué género tiene falsas motivaciones.
Alumna: ¿El policial?
Profesor: Exactamente. Constantemente el detective y el lector son obligados a seguir
pistas falsas. Es una falsa motivación que tiene un papel en la composición de una novela
policial: distraer y llevar por un camino accesorio a la verdadera trama de los acontecimientos.
Quizás la más interesante es la segunda motivación: la «motivación realista». Dice
Tomashevski: «A toda obra se le exige una “ilusión” elemental. Por convencional y artificiosa
que sea, su percepción debe ir acompañada de la sensación de que todo lo que ocurre es real. En
el lector ingenuo esta sensación es extremadamente fuerte, de modo que puede creer en la
autenticidad de todo lo que cuentan y convencerse de la existencia real de los personajes». Yo no
creo que haya lectores ingenuos, puede haber lectores más chitrulos que otros. Si yo voy a leer
una novela parto de que es una ficción; tengo que tener alguna idea de la ficción, de la narración,
del narrador, toda esta parafernalia técnica. No hay lectores ingenuos, lo que dice Tomashevski es
una chantada teórica.
Quizás esté más de acuerdo cuando dice que los lectores como ustedes, más competentes,
que tienen un entrenamiento para leer literatura y que no se dejan engañar, no se liberan del todo,
de esta especie de exigencia de verosimilitud o de realidad. En efecto, todas las nuevas escuelas
que aparecen, en realidad, siempre luchan contra convenciones gastadas, según dicen, e
introducen nuevos procedimientos o metáforas porque piensan que las suyas son más realistas o,
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por lo menos, están más en consonancia con la vida que los procedimientos de la escuela que les
antecede. Piensan que realistas son los procedimientos que ellos inventan.
También es muy interesante algo que dice Tomashevski, que ha dado lugar a que los
franceses escriban libros enteros. Él lo dice modestamente, en dos frasesitas, sobre el caso de la
literatura fantástica. Después Todorov, cual una fiera dispuesta a llevarse la presa, se adueña de
estas dos frases y hace un libro de muchas páginas, un bodrio, que es una teoría sobre literatura
fantástica que se cita irremediablemente: Introducción a la literatura fantástica. Dice
Tomashevski: «Literatura fantástica, que siempre acompaña a la literatura del realismo». Los
grandes realistas -Gogol en Rusia y Balzac entre otros- escribieron cuentos fantásticos. Como si
la cultura literaria francesa, agobiada por esta exigencia del realismo de palangana, diría yo,
necesitara una bocanada de aire fresco que es la literatura fantástica, que forma una pareja
dialéctica, por lo menos en el siglo XIX, con la literatura realista.
¿Qué pasa en la literatura realista? La «fable» tiene doble interpretación, en Tomashevski;
se puede interpretar todo lo que sucede como raro o extraño, desde un punto de vista real. Puede
ser obra de un Tsunami o, como ocurre en el teatro argentino, de un «jettatore», un personaje que
es de mal agüero y trae desgracias. Si esas dos cosas aparecen en una narración se puede
interpretar todo lo que ocurre como parte de una realidad o todo lo que ocurre forma parte de algo
sobrenatural. Esto es Tomashevski: doble interpretación de una misma trama o de una misma
«fable». Qué dice Todorov al respecto: que lo fantástico dura un instante, que es inestable. Donde
reside el efecto: en el lector que no sabe interpretar lo que ocurrió como algo real, lo cual sería
extraño, o bien desde un punto de vista sobrenatural y todo lo que ha ocurrido forma parte de algo
incomprensible. El arte del robo debe ser eficaz.
Tercero, la «motivación artística». El gran ejemplo de «motivación artística» es la
«ostranenie», la producción de ese efecto de desautomatización. A diferencia de Shklovski,
Tomashevski lo ve como un procedimiento más.
Vuelvo a la «ostranenie». Del otro lado del cuadro, en el lado derecho, tenemos parodia y
evolución. Tinianov llega a pensar, esta es otra narrativa, el problema de la función y del sistema
a través de su primer gran texto teórico, escrito en 1919, apenas recibido o a punto de recibirse en
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la universidad de San Petersburgo, en filología, publicándolo en 1921 en los cuadernos que
editaba OPOIAZ. Noten que Eijenbaum y Tinianov llegaron después a donde estaban ya
Shklovski, Yakubinsky y otro lingüista del que poco hablamos que se llama Polivanov. Tinianov
llega en un segundo momento como para arreglar el desaguisado teórico que hicieron los
primeros formalistas, en particular Shklovski. Entonces, Tinianov tiene un artículo de 1921 muy
importante que se llama «Dostoievsky y Gogol: para una teoría de la parodia». Lamentablemente
no está traducido al español.
¿Por qué la parodia? La preocupación de Tinianov es la que va a ser la preocupación del
«Segundo Formalismo»: el problema del cambio, de la variabilidad literaria o, lo que es lo
mismo, de la historia de la literatura. Tinianov, en esta primera etapa de su producción teórica,
tiene un esquema, al cual ya me referí, sobre cómo se produce el cambio que es el de Shklovski:
autocreación dialéctica de formas nuevas o alternancia de «ostranenie» y automatización. Es lo
que tiene y lo que sigue con unas variantes muy interesantes. Dice Sanmartín Ortí: «La parodia
era la ejemplificación, a pequeña escala, de los problemas generales de la evolución literaria».
¿Por qué? Porque, como también dicen los formalistas rusos, la parodia es la tumba del
procedimiento. Para que haya parodia necesariamente el procedimiento ha tenido que desgastarse
y reconocerse como procedimiento. Tengo que reconocer el procedimiento como artificio, como
técnica, de modo tal que no me permita la ilusión realista, por ejemplo. Eso se hace perceptible
cuando se desgasta. A partir de ahí viene la parodia, la cual reafirma ese desgaste del
procedimiento.
Dice Tinianov en «Dostoievsky y Gogol: para una teoría de la parodia»: «La esencia de la
parodia es la mecanización de un procedimiento. Naturalmente, esta mecanización solo es
sensible en tanto y en cuanto el procedimiento mecanizado es conocido. La parodia asume,
entonces, una doble función. Primero, la mecanización de un procedimiento. Segundo, la
organización de un nuevo material siendo este nuevo material el antiguo procedimiento
mecanizado». Noten que lo que envejeció no desapreció en la noche de los tiempos, como podría
uno pensar, sino que se refuncionaliza. ¿Por qué? Porque en la parodia –y en algo bastante
semejante que es la estilización y que Tinianov estudia en Dostoievsky- hay dos planos. Un plano
parodiante, el que ataca, y otro que es el plano parodiado. Cuando se produce la tensión entre un
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plano y otro tenemos la parodia. Yo ataco, para reírme, los procedimientos, por ejemplo, de la
novela romántica donde al héroe no le basta con tener en la mano una copa de veneno mortal, un
cuchillo en la otra, sino también una piedra colgando del techo y un precipicio a sus pies. Estoy
haciendo una exageración hiperbólica de esta suerte de morbosidad temática que siempre tuvo el
romanticismo barato con la muerte y los héroes que tenían que pasar por eso. Evidentemente,
esos procedimientos románticos han caducado y se los puede parodiar y destruir desde un punto
de vista satírico porque se han automatizado. Lo importante en todo esto es que ese nuevo
material no desaparece. Podemos pensar, aunque no lo dice Tinianov, que esos procedimientos
románticos que están en la literatura y se desgastan pasan a una literatura menor; la literatura de
vaudeville, la de los teatros de mala muerte, es decir, pasan a otro lado. No caducan, se
refuncionalizan. Acá estamos en otra zona, más interesante. No es que un procedimiento
desgastado es sustituido por otro, sino que estamos ante el momento en que Tinianov va a pensar
su gran llave teórica que es la función. Un procedimiento desgastado no desaparece sino que pasa
a formar parte de otro sistema literario, un sistema literario popular o algo así. Hacemos una
pausa.
Aprovechando este pequeño desorden, les informo que el parcial será definitivamente
entregado en la segunda semana de mayo. Va a haber una lista de ustedes con un número de
tema, habrá cuatro temas, pegada en la cartelera del Departamento de Letras. Ese número de tema
es válido también para el segundo parcial. Los temas estarán en las dos fotocopiadoras amigas o
enemigas. Supongo que un jueves estará las consignas en SIM y Cefyl. A la semana siguiente,
esto se explicará en el parcial, lo entregarán a vuestros queridos profesores. Los contenidos del
primer parcial no desaparecen en el segundo, desde ya, pueden aparecer en el segundo parcial.
Entonces, en la parodia tenemos el primer atisbo de un tratamiento funcional de la historia
de la literatura. El aparato conceptual sistema-función le va a servir a Tinianov y al «Segundo
Formalismo» (a Jakobson y Eijenbaum, por ejemplo) para pensar la historia de la literatura. La
llamaron, para no contaminarse, «evolución literaria». Ellos evitaron pronunciar las palabras
«historia de la literatura» porque la asimilaban a la vieja historia decimonónica que rechazaban.
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Estos dos planos que chocan entre sí, el plano parodiante y el plano parodiado, son
estudiados por Tinianov, en «Dostoievsky y Gogol», en la correspondencia de Dostoievsky. Dice
Tinianov que todo el mundo piensa o ha pensado que Dostoievsky es como el heredero de Gogol
y, sin embargo, Dostoievsky se pensaba a sí mismo como el heredero de Pushkin. Esto importa
poco, pero, en su correspondencia, que Dostoievsky pensaba que era tan literaria como cualquiera
de sus novelas, como un dechado de las «bellas letras», Tinianov descubre que Dostoievsky
reproduce el estilo de Gogol, copia e imita sus procedimientos. Ahí no tenemos una parodia
porque no lo hace para satirizar el estilo de Gogol sino para reproducirlo. A esto lo llama
«estilización». En la estilización tenemos un plano que es el estilizante –la parodia será retomada
por Bajtín pero tuvo su primer tratamiento serio en esta obra juvenil de Tinianov- pero no tiene
un sentido destructor o cómico.
En la parodia hay un desfasaje de los dos planos, en la estilización no, no chirrían los dos
planos. En la parodia uno siente que hay dos discursos: el parodiante y el parodiado y eso es lo
que no se ajusta perfectamente. En la parodia, Tinianov descubre un modo de funcionamiento de
la evolución literaria. Es el primer intento de pensar la historia de la literatura de otra manera.
Hay una automatización del procedimiento que es reconocido como tal, pero este procedimiento
adquiere una nueva significación que es la idea fundamental de Tinianov.
Alumna: (inaudible).
Profesor: Claro, sería como un paso previo. Si yo puedo imitar los procedimientos de
Gogol es que los reconozco. Si yo quiero atacar esos procedimientos, los parodio. Estilización y
parodia están muy próximos y a veces es un poco difícil determinar si se trata de una mera
estilización, la reverencia que un escritor hace hacia lo que escribió otro, o si tiene un matiz
cómico y, por lo tanto, destructor de ese discurso. Los dos planos coexisten; en la parodia, en
lucha y tensión; en la estilización, en cambio, armónicamente.
Una línea más para abajo tenemos la pareja «material-procedimiento». Esta pareja estaba
destinada, en los formalistas, a superar la antinomia forma-contenido. La crítica literaria, como ya
saben, debía ocuparse de los procedimientos formales y el material -el contenido, la significación,
la semántica, el tema, o la fábula, en cuanto a determinados elementos- es irrelevante para los
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formalistas rusos porque, para ellos, el procedimiento siempre es formal. En cambio, en el
material aparecen elementos indiferentes, irrelevantes para ellos, que son, por ejemplo, el tema, la
ideología, el sentido, las relaciones sociales implícitas en un discurso o en la relación del texto
con el lector (como descubre Voloshinov en el artículo que ustedes tienen que leer: «El discurso
en la vida y el discurso en la poesía»). En la obra literaria hay elementos absolutamente
autónomos que son los procedimientos y otros, el material, que son accesorios, equivalentes a
cero o indiferentes y que no tienen ninguna función formal. Son intercambiables y es lo mismo
que esté uno u otro.
La pregunta crítica es si pueden existir en una obra elementos que no tengan algún valor
formal. La respuesta rotunda es no. Entonces hay una contradicción en este acercamiento primero
de los formalistas rusos. Reaparece, en esta contradicción, la dicotomía forma-contenido que se
quería evitar. Se ha dado vuelta el énfasis: lo que antes la crítica literaria y los simbolistas creían
que era lo fundamental, el tema, el contenido, es dado vuelta por los formalistas y ahora lo
importante es la forma. Como dije, recién en 1924, en El problema de la lengua poética,
Tinianov resuelve en una sola frase este equívoco diciendo: «El concepto de material no
trasciende los límites de la forma. Es formal en sí mismo». Eijenbaum, en 1925, en «La teoría del
método formal», contento con esta operación crítico-teórica -una operación que hizo avanzar una
teoría que había quedado empantanada en una conceptualización del siglo XIX-, dice: «Entre los
problemas generales que ese libro (se refiere a El problema de la lengua poética) cuestiona y
esclarece, el de material, era de una importancia mayor. El uso admitido por los formalistas de
esta noción imponía una significación que la oponía a la noción de forma. Así las dos nociones
perdían su importancia y su oposición se volvía una mera sustitución terminológica de la vieja
oposición forma-fondo».
En otras palabras, el concepto de forma que se manejaba hasta Tinianov es un concepto
absolutamente estático y lo que trae, a propósito de la parodia, en «El hecho literario» y sobre
todo en «Sobre la evolución literaria», es un concepto central de su teoría y fundamental para el
Formalismo: el dinamismo del discurso literario. La literatura no puede ser definida porque está
cambiando constantemente. No puede decir, antológicamente hablando, que la literatura es tal
cosa porque el discurso literario está continuamente en movimiento. Lo mismo para el género y
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para una obra. La obra no permanece inmodificable porque las lecturas la cambian, por lo menos,
en cuanto al contenido y la significación.
¿Cómo define Tinianov, en 1924, en «El hecho literario», a la literatura? De la siguiente y
tajante manera: «La literatura es una construcción verbal dinámica». No puede definirse salvo en
coordenadas sociales, espaciales y temporales. En un determinado momento y para un
determinado grupo social y cultural, la literatura es tal cosa. La que propone Tinianov no es una
definición ontológica de la literatura sino una definición vacía. En la definición refuerza la parte
lingüística pero, al mismo tiempo, no da una definición ontológica de la literatura. No dice, como
el «Primer Formalismo», que la «literariedad» es equivalente a los procedimientos. Dice que es
una construcción verbal dinámica. Siendo consecuentemente con una tradición ya de insistencia
en la palabra y lo lingüístico, eso es el Formalismo Ruso, pero también dice que es absolutamente
cambiante, no se puede definir de una vez y para siempre.
Alumna: (inaudible).
Profesor: hay como una gradación. En el texto sobre la parodia, automatización y
desautomatización todavía están funcionando. En «El hecho literario» no se habla tanto de la
automatización, va perdiendo peso. Hay una comprensión de Tinianov de que esta pareja
ostranenie-automatización es una concepción absolutamente mecánica. Trata de apartarse de ella
aunque de hecho no la abandona, por lo menos en «El hecho literario».
Queda el problema de la «fable» y «sujet». La «fable» pertenecería al contenido. Fábula
es equivalente a material, a motivación, a contenido. El concepto de «sujet» es un concepto de un
teórico del siglo XIX al que los formalistas, por más que les pese, están muy ligados: Veselovski
(la relación con Veselovski está bien explicada en el libro de Erlich). Shklovski, en Teoría de la
prosa de 1929, donde reúne sus ideas sobre el «sujet» y la narración, dice: «El concepto de sujet
se confunde muy a menudo con la descripción de los acontecimientos, con aquello que propongo
llamar, convencionalmente, fábula. En realidad, la fábula no es otra cosa que el material para
realizar el sujet». Es el contenido al que le pongo una forma. «De esta manera, el sujet de
Eugenio Oneguin no es la relación amorosa entre Oneguin y Tatiana, sino la elaboración formal
de esta fábula mediante la inserción de digresiones que la interrumpen».
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Tomashevski, en Teoría de la literatura, define dos veces la fábula. Primera definición:
«El tema es una unidad compuesta por pequeños elementos temáticos dispuestos en una relación
determinada. En la disposición de estos elementos temáticos se observan dos tipos principales.
Primero, el nexo causal temporal liga el material temático. Segundo. Los hechos son narrados
como simultáneos o en una diversa sucesión de los temas sin un nexo causal interno. En el primer
caso, tenemos obras con fábula (cuentos, novelas, épica). En el segundo, obras sin fábula,
descriptivas: poesía descriptiva, poesía lírica, viaje, etc». Según esto, habría dos tipos de género
literario: género con fábula o géneros sin fábula. Segunda definición: «Es precisamente al
conjunto de los acontecimientos, en sus recíprocas relaciones internas (lógica, causal y temporal),
lo que nosotros llamamos fábula». Es decir, parte del contenido.
Cómo avanza la fábula: depende del texto. En general, según esta concepción formalista,
por medio de la introducción de personajes que forman una situación narrativa. El desarrollo de
la fábula se puede definir, en general, como el paso de una situación narrativa a otra situación
narrativa. El «sujet» es la elaboración artística de la «fable». Tomashevski: «Pero no basta
inventar una cadena apasionante de acontecimientos delimitándolos con un principio y un fin. Es
preciso distribuir estos acontecimientos, darles un cierto orden, exponerlos, hacer del sencillo
material narrativo una combinación literaria. La distribución, la estructuración literaria de los
acontecimientos en la obra se llama sujet». Tinianov complejiza un poco más esta historia en un
texto teórico sobre el cine que se llama «Sobre los fundamentos del cine», publicado en la revista
Poétika Kino, en 1927, y traducido en el libro de Albèras, Los formalistas rusos y el cine, donde
se refiere a la relación entre fábula, sujeto y estilo. Dice Tinianov: «O corremos el riesgo de crear
esquemas que no se ajustan a la obra o debemos definir la fábula como el diagrama semántico,
significativo, global (subrayado por Tinianov) de la acción. En tal caso, llamaremos sujet a la
dinámica de la obra que surge de la interacción entre todas las conexiones del material. Entre
otras cosas, también de la fábula en tanto conexión de la acción; conexiones del estilo, de la
fábula, etc. El sujet puede darse también en un poema lírico pero la fábula es aquí de un orden
completamente diferente y le corresponde un papel totalmente diferente en el desarrollo del
sujet».
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Entonces, según Tinianov hay distintas relaciones entre Fable y Sujet. Hay un tipo de
elaboración que se apoya, sobre todo, en la fábula y no se aparta un ápice de ella. El sujet se
apoya totalmente en la fábula para obtener el valor semántico de la acción. La novela, lo cual le
ponía a Bajtín los pelos de punta, es concebida por los formalistas como un agregado de otros
géneros, como un «compositum». Como la novela es una forma extensa necesita desarrollar el
sujet con cierta independencia de la fábula. Hay novelas que se apoyan más en la fábula y otras
que se apoyan menos. En las novelas de aventuras lo que interesa es la acción y entonces hay una
distancia mínima entre la fábula y el sujet. Ahí se puede decir, con esta metáfora de Tinianov,
que el sujet, el discurso narrativo, se reclina sobre la fábula.
Segunda relación posible. En los casos en que el desarrollo del sujet, del discurso
narrativo, rebase los elementos de la fábula. Por ejemplo, en los casos en donde la fábula no está
completa. Por ejemplo, en los cuentos de Henry James. Hay un cuento sobre críticos literarios
llamado «La figura en el tapiz» donde todos saben que hay un misterio pero jamás se devela. El
misterio está en la fábula y alguien se lo ha llevado a la tumba. Ha quedado un solo crítico que es
el que cuenta la historia y nadie le ha querido revelar el secreto, por lo tanto, hay una fábula
incompleta y el texto, diría Tinianov, consiste en la búsqueda de esa fábula que está ausente.
Dice Tinianov: «La fábula falta. En su lugar, lo que da impulso e hilo conductor como su
equivalente y sustituto es la búsqueda de la fábula». Chau.
Desgrabado por Miguel Santoro
Para SIM Apuntes
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