LIBROS Y NOMBRES
DE CASTILLA-LA MANCHA
QUINCUAGÉSIMOCUARTA ENTREGA
54. Año III/
10 de febrero de 2012
Los movimientos sindicales y la
lucha social en Almansa. 1: El
movimiento obrero hasta 1939
Miguel-Juan Pereda Hernández
Editan: Grupo Altabán S.L.; PSOE,
Asociación Cultural “Pablo Iglesias”,
UGT y CCOO de Almansa. Albacete,
2011.; 506 páginas.
Entre 1891 y 1910, verían la luz en
Almansa diversos colectivos obreros -
pioneros en la provincia de Albacete-
que protagonizarían una destacada lucha
social, así como una intensa labor de
propaganda en un amplísimo radio de
acción. Dichas organizaciones
secundarían las huelgas generales
declaradas por la UGT y participarían en
las campañas promovidas por el Partido
Socialista. Tras la huelga general de
1917, se produciría un descenso de
afiliación, al que seguiría un progresivo
crecimiento durante los años 20.
Instaurada la II República, aumentaría
de manera notable el número de
colectivos obreros socialistas, a los que
se uniría el contrapunto de otros de
ideología anarquista y comunista.
Finalmente, unos y otros acabarían
juntos en defensa de la legalidad
republicana hasta sus últimas
consecuencias. Acabada la Guerra Civil,
aquel movimiento obrero -de cuyos
albores, consolidación y apoteosis
podrán ser testigos los lectores- trató de
ser erradicado de manera despiadada, en
la seguridad de que sobre sus anales
caería la losa del olvido. Pero hoy, la
palabra de aquellos hombres y mujeres
aparece impresa en estas páginas, para
dar testimonio de sus esfuerzos por
lograr un mundo mejor y más justo.
Sirva este libro para honrar su memoria
Información editorial
JIMÉNEZ VILLALTA, Enrique
II República, Guerra civil y
postguerra en Membrilla (CR) Ayto de Membrilla; Los legados de la
tierra JCCM, 2009; 208 pags.
Con fotografías.
La excelente iniciativa que es “Los
legados de la tierra” (promovida desde
la Consejería de Cultura de la Junta)
tiene muy diversas manifestaciones
según sea el Ayuntamiento y las
personas que la lleven a cabo para cada
municipio. En este caso, en el caso de
Membrilla (Ciudad Real) la plasmación
ha resultado especialmente acertada por
cuanto aún una investigación histórica
muy interesante con cerca de un
centenar de fotografías de la localidad
referidas al periodo acotado en el libro,
s decir los años 30 del siglo pasado
marcados por los enfrentamientos de la
República y la Guerra Civil y que en
membrilla adquirieron un relieve muy y
especial con la colectividad agraria que
se desarrolló en este pueblo durante los
años de la Guerra Civil.
Enrique Jiménez Villalta ha llevado a
cabo una investigación minuciosa sobre
el desarrollo de los años republicanos,
de la Guerra Civil y de la inmediata
postguerra (con las secuelas de
represión y silencio consecuentes) en
este municipio manchego que contaba
con 4.000 habitantes a comienzo del
siglo XX y registraba poco más de
6.500 en 1940 (los mismos que hoy
tiene, aproximadamente).
El acontecimiento histórico más
relevante, la colectividad agraria, es
bien descrito eren el libro: llegó a tener
3.400 miembros, y dio refugio a
doscientas familias desplazas por la
Guerra de provincias limítrofes.
Producía vino, azafrán y harina,
principalmente; además de contar con
un taller de calzado y servicio médico.
Además de la colectividad funcionó
también durante la Guerra, igualmente
por iniciativa anarquista, una Escuela de
Artes y Oficios y una Escuela
Racionalista. El libro reproduce parte de
las memorias (ya publicadas por la
Diputación de Ciudad Real, de Juan
Caba, uno de los protagonistas de todos
esos acontecimientos.
Una buena iniciativa por la que hay que
felicitar al Ayuntamiento de Membrilla.
Hay que esperar también que el
programa “Los legados de la tierra”
pueda seguir desarrollándose, y
trayendo a la luz imágenes y noticias de
nuestra historia en los dos últimos
siglos.
Alfonso González-Calero
La teoría del justo precio
Luis de Molina Editor: Francisco Gómez Camacho
Editorial Maxtor Valladolid, 2011
418 pags.; 25 €
La teoría del precio justo es el título de
la obra del jesuita Luis de Molina,
publicada en Cuenca en 1597. Es el
título de uno de los seis tomos (sólo
llegaron a publicarse cinco de que
consta la magna obra de este gran
escolástico español del Siglo de Oro)
De Iustitia et Iure (“Justicia y
Derecho”). Luis de Molina fue uno de
los teólogos que más cerca conoció la
realidad económica de España del siglo
xvi. Reconoce Molina que la utilidad de
los bienes para satisfacer necesidades
humanas es la fuente del valor
económico, pero en su obra nos
presenta un análisis de la transacción de
compraventa que él consideró esencial
para comprender la teoría del precio
justo. El precio justo de las cosas no se
fija atendiendo sólo -dice Luis de
Molina- a las cosas mismas en cuanto
son de utilidad para el hombre..., sino
que esa cuantía depende,
principalmente, de la mayor o menor
estima en que los hombres deseen
tenerlas para su uso. Como los demás
doctores escolásticos, Luis de Molina
reconoce que el precio justo puede
fluctuar en el tiempo según cambien las
circunstancias, como la escasez de los
bienes debida a una mala cosecha que
hace subir el precio, mientras que la
abundancia lo hace descender; de igual
modo, la falta de dinero en algún lugar
hace que el precio de los demás bienes
descienda, y la abundancia de dinero
hace que el precio suba.
Dinero parece haber de sobra -dice el
dominico español Tomás de Mercado
en su obra Suma de tratos y contratos,
Salamanca 1569-, refiriéndose al Nuevo
Mundo, recién descubierto. Pero se
queja este autor de que el Nuevo Mundo
es tierra de vida cara -a causa de la
abundancia de dinero (metales
preciosos) en dichas tierras-, y de que
ello encarecía a su vez los productos en
España, por la gran demanda de que
eran objeto para la exportación.
La teoría de Luis de Molina del precio
justo hay que situarla en un contexto
socioeconómico dominado por las
famosas ferias de Castilla. La necesidad
de que los bienes que se intercambien
en la compraventa sean equivalentes
(justicia conmutativa) constituye uno de
los principios fundamentales de esta
doctrina. Para Luis de Molina, como
para los demás escolásticos de la
Escuela de Salamanca, el criterio
diferenciador de los precios justos e
injustos no es otro que la equivalencia
de las contraprestaciones de la
transacción de compraventa. La
doctrina del precio justo de los
escolásticos es el corolario o
consecuencia lógica de su doctrina
sobre la justicia conmutativa y, en
definitiva, del postulado de la
equivalencia. A partir de la segunda
mitad del siglo XVII, como
consecuencia de la revolución científica
y cultural que tuvo lugar durante esa
centuria, el concepto de precio justo fue
reemplazado por el de precio de
equilibrio.
De la web Economía48.com
Luis de Molina: Teólogo y escritor,
nacido en Cuenca en 1535. Entró en la
Compañía de Jesús en 1553. Estudió
Derecho y Escolástica en Salamanca y
Teología en Évora y Coimbra, donde
más tarde inicia su carrera docente.
Escribió su obra en latín. Uno de sus
primeros títulos quiso que se incluyera
en el Cursus Conimbricensis, pero tras
una gran polémica con Pedro de
Fonseca , también jesuita, no lo
consiguió y quedó inédito. Ocupó la
cátedra de Prima Teología de la
Universidad de Évora en 1571, época en
la que lanza un comentario a la Suma
teológica de Santo Tomás. Retirado en
Cuenca, publicó sus cursos de teología,
entre ellos Concordia liberi arbitrii cum
gratiae donis, divina praescientia,
providentia, praedestinatione et
reprobatione, cuya publicación suscitó
gran controversia. Publicó también De
iustitia et iure (1593), de gran
importancia política. Está traducido y
editado con un importante estudio de
Manuel Fraga. En 1600 se le concedió
el puesto de profesor de teología moral
en el Colegio Imperial de Madrid, que
no llegó a ocupar, debido a su
fallecimiento ese año. Considerado gran
renovador de la teología, fue el creador
del denominado molinismo, nacido de
las opiniones de Molina sobre el libre
albedrío, en especial contrapuestas a las
del dominico Báñez . Ya se ha citado su
influencia sobre Pascal y el jansenismo.
De la web de la Fundación Hernando
de Larramendi
Cofradía de Nuestra Señora de las
Candelas de Torrejón del Rey.
Tradición y devoción en nuestra
historia Ayuntamiento de Torrejón del Rey,
(Col.: Los pueblos cuentan su historia,
n.º 4), 2010, 142 pp.
No cabe la menor duda de que Torrejón del
Rey es un pueblo que cada día crece más y
más. Esa es una de las razones por las que
el Alcalde-Presidente del Ayuntamiento
editor de libro que comentamos, Mario San
Martín García, expone en su “Presentación”
las siguientes palabras, acerca de los
motivos que dieron lugar a dicha
publicación y que se pretendía con ella, que
no es otra cosa que “... poner en valor la
historia de la Cofradía de Ntra. Sra. de las
Candelas y dar a conocer a los nuevos
vecinos de nuestro municipio una de las
más antiguas tradiciones de la localidad”.
Y así ha sido y así es a lo largo de poco más
de cincuenta páginas, puesto que el resto,
de la 69 a la 141, constituye el álbum
fotográfico de “Los priostes de la Virgen
desde 1940 hasta 2010”, -de los 71 que han
servido el cargo entre ambas fechas-, es
decir desde Eliodoro de la Riva, hasta
Francisco José García, faltando única y
exclusivamente el nombre y la foto del
correspondiente a 1949.
Si bien es cierto que podría haberse evitado
esta segunda parte, por así decir,
fotográfica, mediante la inclusión de una
sencilla y escueta relación, lo cierto es que
gracias a su publicación in extenso podemos
observar detenidamente la evolución y
cambios que han ido produciéndose en el
modo de vestir de los priostes, de la edad
cada año más temprana con que se accede
al cargo, de la organización procesional, de
la propia imagen de la Virgen e, incluso, de
algunos aspectos que aparecen en dichas
fotografías como aparente telón de fondo:
algunos edificios hoy inexistentes, las
calles, el tendido eléctrico, además de la
propia evolución en cuanto a la fotografía
se refiere, puesto que en algunos casos
llegamos a encontrarnos muestras que
recuerdan claramente a los exvotos
pictóricos de algunas ermitas de nuestra
provincia. Asi, por ejemplo, las
correspondientes a los años 1941, siendo
prioste Ignacio López Casado; 1951,
cuando lo fue Florencio Sanz; 1962, con
Juan Rubio a la cabeza, verdadero montaje
en el que es posible ver su cara en el ángulo
superior derecho de la fotografía, mientras
que la parte central es ocupada por la
imagen de la Virgen, cuya advocación se
indica a los pies: “N. S. DE LAS
CANDELAS / TORREJON DEL REY”; la
de Hilario San Juan, de 1965; la de Juan
López, de 1969, o la última de este mismo
tipo, de Pedro Luis Auñón , de 1983, todas
ellas reflejo de una moda que se ha ido
manteniendo hasta llegar a desaparecer en
los tiempos actuales.
Según iba avanzando en la lectura de este
libro, que tantos aspectos litúrgicos y
profanos (o así considerados) recoge, más
se iba consolidando en mí la idea de que
estaba ante uno de esos libros que tanto
consulté para escribir mis “Catálogo de
piezas menores religiosas (I)” y “(II)”, pues
tal es el parecido existente entre los textos
consultados y los que este libro contiene.
Tras este largo inciso es conveniente volver
a la primera parte del libro.
Ángel Luis López Regidor explica en su
“Prólogo” que quiere “hacer más cercano
lo que todos comentamos boca a boca, nos
han contado nuestros antepasados o hemos
visto con nuestros propios ojos”, como ya
hizo anteriormente con la recopilación y
edición de numerosas fotografías
publicadas por el proyecto “Legados de la
Tierra”, y añade: “Estos escritos para mí,
como para muchos de vosotros, no sólo son
importantes por recoger la tradición en la
antigüedad, sino por pertenecer a ella
familiarmente desde generaciones
anteriores, en la que los sentimientos
afloran y se viven por muy frío que se sea:
Porque ¿quién no recuerda su niñez al
saborear un “bollo de la Virgen”, en el
Refresco, o en su juventud al participar en
la Rueda, o simplemente, se emociona un
día dos de Febrero?”. “Por eso nosotros,
somos un simple eslabón más de esta
tradición, que sin duda nos iremos y
continuará con sus cambios y altibajos”.
Esta es la verdadera esencia del libro:
recoger una serie de datos, lo más fidedigna
y ampliamente posible, para trasladarlos a
las generaciones venideras como herencia
que hemos recibido de nuestros
antepasados. Así de sencillo.
El libro comienza con una “Breve historia
de la Cofradía de Nuestra Señora del
Rosario e introducción a la historia de la
Cofradía de Nuestra Señora de las
Candelas”, en la que se ofrecen algunos
datos acerca de la construcción de un
retablo de la Virgen del Rosario, dotado por
doña Petronila López de Malveda, fallecida
el 2 de diciembre de 1585, quien ordenó
que se aderezara a su costa, con azulejos
representando a la Virgen del Rosario en su
parte central, flanqueada por las imágenes
de santo Domingo y santo Tomás y, a los
pies, su propio retrato. Retablo que se
encontraba en el lugar que actualmente
ocupa el de la Virgen de las Candelas.
Los primeros libros, de cuentas, de la
Cofradía son de mediados del siglo XVII
(1651) y en ellos es posible suponer que
hacia 1760, un siglo más tarde, la Cofradía
del Rosario apenas realizaba actividad
alguna, siendo una de las actividades que
tenía encargada la organización de la fiesta
de las Candelas, entonces de gran arraigo y
celebridad y que cada año se celebraba
dependiendo de los donativos populares
recogidos.
La fiesta consistía, principalmente, en una
misa “con humo”, oficiada por el sacerdote
y varios diáconos, además del consabido
predicador de fama y la posterior ofrenda a
la Virgen que, como en tantos otros lugares,
consistía en la entrega de dos palomas
blancas y un cordero, a los que se añadían
racimos de uvas y, a veces, granadas,
aunque la ofrenda más característica era la
“rosca”, de pan y que tenía un tamaño
superior al normal y debía hacerse con
harina del trigo procedente de aguinaldos y
donaciones, como regalo del pueblo a
cambio de que la protección de las
cosechas. Do ut des.
Llama la atención la existencia de la
“botarga”, que aparece documentada con tal
denominación en 1667 y cuya misión
principal era la de acompañar a los
danzantes a la hora de recoger aguinaldos,
bailando cada por casa.
El autor del trabajo habla de la “botarga”,
pero en un asiento de 1663, que transcribe,
no se alude a ella con total claridad.
Dice así: “Mas dio en ochenta y un real de
gasto en una danza que se dio el día de la
Candelaria en plumas y bandas y
cascabeles y cohetes para las funciones de
la Virgen”, ya que considera que las
plumas, bandas y cascabeles le hacen
pensar, “con toda seguridad”, en la danza
de la “botarga” o de las “botargas”, en
plural, puesto que en años posteriores
también aparecen relacionadas con la
adquisición de cascabeles, por lo que cree
que dichos cascabeles se regalarían al final
de la fiesta o, aún mejor, se subastarían.
Señala más adelante, que a partir de 1651
parece ser que los danzantes interpretaban
una danza especial dedicada a la Virgen.
“Mas se les recibe en data diez y siete
ducados del alquiler de los bestidos de la
danza de las Candelas y cincuenta reales
del tamborilero y maestro de enseñarla” e
indica que es precisamente a partir de esta
fecha por la existencia del citado “maestro”.
En 1669 el tamborilero, que normalmente
era vecino de Torrejón y actuaba casi con
carácter vitalicio en aquellas celebraciones
donde se le requería, fue Juan de Amor,
quien cobró cuatro ducados por su
actuación.
A pesar de todo lo anterior y, a primera
vista, los datos acerca de la “botarga” no
parecen muy consistentes, por lo que sería
conveniente analizarlos uno tras otro,
cronológicamente, para así poderlos
estudiar con el necesario detenimiento y
ponerlos en relación con otros aspectos de
la misma fiesta, lo que posiblemente daría
lugar a un interesante estudio monográfico.
En fin, con la desaparición de la Cofradía
de la Virgen del Rosario, la celebración del
día de la Purificación debió ser meramente
testimonial hasta mediados del siglo XVIII
o del siguiente -cosa que no se sabe con
exactitud puesto que los libros
desaparecieron en la guerra del 36-, en que
se debió fundar la Cofradía de Nuestra
Señora de las Candelas, por lo que los datos
más antiguos que de ella se conservan están
fechados en 1939 (bases o estatutos), siendo
el libro de cuentas de 1953.
Un segundo apartado son los “Estatutos o
normas pertenecientes a la Cofradía de
Nuestra Señora de las Candelas”, que se
transcriben a lo largo de veintidós artículos
actualizados en 1998. Es interesante su
lectura puesto que especifican las funciones
correspondientes a los principales cargos: el
padre de los mozos, que es la cabeza de la
Cofradía; el prioste o hermano mayor; los
mayordomos, que son cuatro, y el resto de
los mozos. Estos estatutos o normas deben
estar basados en otros muy anteriores,
puesto que en ellos se hace constante
alusión a la cera y a las velas, tan
importantes en una economía agrícola (la
llamada “economía de la cera”), hoy casi en
desuso si no es en celebraciones de carácter
religioso. Sigue la “Novena a María
Santísima / Madre de Dios y Señora nuestra
/ de las Candelas venerada / en el pueblo de
Torrejón del Rey”.
El original de dicha novena, su historia y
manera de realizarla, data de 1788 y
proviene del convento de Carmelitas
Recoletas de Madrid, donde se realizó bajo
la advocación del misterio de la
purificación de Nuestra Señora, desde el 1
de febrero de mil seiscientos veintisiete a la
Virgen con el nombre de las Maravillas.
Dicha novena fue cedida por la Cofradía de
Nuestra Señora de las Candelas hacia 1942,
celebrándose desde entonces todos los años
del 24 de enero al 1 de febrero, víspera de
la Purificación de María. Se trata, por lo
tanto, de la “Novena / a María Santísima /
Madre de Dios / y Señora / que / con el
título / de las / Maravillas / se venera en su
Real Convento / de Carmelitas Recoletas /
de esta Corte, / dispuesta / Por D. Esteban
Antonio del Cerro / Capellán Mayor de
dicha/Comunidad./Madrid.
MDCCLXXXVIII/Por D. Geronimo
Ortega, Hijos de Ibarra / y Compañía / Con
las licencias necesarias”.
Siguen más los “Mayos (a la Virgen de las
Candelas)”, que constan de veintiuna
estrofas de cuatro versos cada una, y se
cantan el día 30 de abril a las doce de la
noche, frente a la iglesia, escritos -según
testigos presenciales- hacia 1915, por un
sacerdote (D. Dámaso), y las “Rondas a las
mozas”. Dos artículos: “Candelas una fiesta
singular” y “Candelas luz de nuestro
pueblo”, finalizan este apartado y dan
entrada al titulado “Hechos y fechas
memorables”, donde se habla de la Guerra
de Cuba, del Año Mariano de 1954, del
homenaje que hizo el Club de Fútbol a la
Virgen de las Candelas, de la celebración
del 2000 como Año Jubilar, de la
peregrinación a la basílica del Pilar en
Zaragoza, etcétera, y dar paso a la
explicación de en qué consiste la tradicional
“Rueda” y a las normas por las que se rige.
Un libro que da a conocer lo que hay, lo
que queda y ha llegado hasta nuestros días,
de las dos tradiciones religiosas más
importantes de Torrejón del Rey, las
llevadas a cabo por las cofradías de la
Virgen del Rosario y de la Virgen de las
Candelas, a la que hay que añadir “La
Rueda” como forma de recaudación, hoy
declarada Fiesta de Interés Turístico
Provincial.
José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS
Los visigodos de los románticos
Miguel Cortés Arrese Libros de la Catarata, Madrid, 2012;
192 pags.; 17 €
Don Manuel de Assas y Ereño, redactor
del No me olvides: periódico de
literatura y bellas artes, informaba a los
lectores del primer número, el 7 de
mayo de 1837, sobre el increíble
entusiasmo que había en Alemania,
Inglaterra y Francia por las
antigüedades de los siglos medios. Y se
preguntaba a continuación si en España
íbamos a permanecer indiferentes
cuando, apenas a una distancia de tres
leguas, nos encontrábamos con un
castillo gótico, una iglesia que antes fue
mezquita, un aislado torreón… que
causaban asombro y envidia en las
naciones más ilustradas de Europa y
eran lugar de visita obligada para los
viajeros cultivados que atravesaban
nuestras fronteras. Por no hablar de las
proezas de los monarcas godos que
hicieron doblar el yugo a las águilas
romanas y los caballeros que ocuparon
un lugar sobresaliente en las luchas de
reconquista.
El erudito santanderino añadía que se
había producido una revolución literaria
y la de bellas artes era un corolario
natural de aquélla. Una revolución en la
que los amores de Don Rodrigo y la
Cava o el valimiento y trágico final del
condestable don Álvaro de Luna habían
sustituido a Paris y Elena y las
desgracias de Idomeneo; Pelayo había
reemplazado a Rómulo y las catedrales
góticas a los tiempos corintios. Un
tiempo, concluía, el de la Edad Media,
del que se tenían noticias más escasas
de las que debieran tenerse; de ahí la
necesidad de su estudio.
La Edad Media, rehabilitada y
mitificada, va a estar en el centro del
pensamiento romántico, precisa I.
Durand-Laguern, de su representación
del mundo y de sus contradicciones, de
sus relaciones con el pasado y presente;
y consigue escalar hasta ocupar un lugar
privilegiado entre las ideas que dieron
forma a la sensibilidad romántica, al
venerar esta época como un tiempo de
libertad y unidad nacional; un período
histórico tan alejado, por lo demás, que,
a veces, era considerado legendario y
que enlazaba, entonces, con el gusto
romántico por lo imaginario.
Claro que el estudio de la Edad Media
planteaba problemas como el de la
delimitación de sus fronteras
temporales. Se pensaba que había
surgido de las ruinas de la Antigüedad,
como la negación de ésta y como el
punto de partida de un escenario de
duración extraordinaria, que abarcaba
un milenio pero que englobaba
realidades muy diversas. En el caso que
nos ocupa, el relativo al pueblo
visigodo, su comienzo se fijaba en el
reinado de Ataúlfo, por ser este
monarca el primero que piso suelo
español y su final en el año 711, el de la
dramática derrota en los campos de
Guadalete, cuando los árabes se
asentaron en la Península con
propósitos duraderos.
Y los románticos atribuyeron a los
visigodos dos aportaciones tenidas por
sobresalientes y fechadas en estos años:
el haber puesto sólidos cimientos para el
desarrollo de la civilización cristiana, al
confluir las fuerzas del trono y el altar
con la conversión de Recaredo; y sentar
las bases de la nación española y de las
instituciones, entre las que había que
citar la monarquía que, de manera
ininterrumpida, llegaba hasta Isabel II.
España, al igual que Francia o
Alemania, también contó con
distinguidas figuras medievales que
sedujeron a pintores, dramaturgos,
literatos y grabadores y, en
consecuencia, a visitantes de las
exposiciones, espectadores y lectores.
Así se entiende la popularidad de libros
como el de Manuel José Quintana sobre
las Vidas de españoles célebres donde,
excluyendo las de los reyes por ser más
conocidas, trazó el perfil del Cid
Campeador, sinónimo del esfuerzo
incansable, el heroísmo y la fortuna;
Guzmán el Bueno, igual que cualquiera
de los personajes antiguos en
magnanimidad y fortaleza de ánimo;
Roger de Lauria, el marino más grande
que había tenido Europa desde Cartago
a Colón; y el príncipe de Viana, tan
digno de compasión por sus desgracias,
y que reunió en su destino a la majestad
y esperanza de un nacimiento real, el
ejemplo y lástima de un particular
injustamente perseguido, y
bárbaramente sacrificado. Y en el caso
de los visigodos, la sabiduría y virtud de
Recaredo, la dignidad de Wamba en el
trono y en su retiro monástico al final de
sus días o los amores de Don Rodrigo y
Florinda, habían de ser recurrentes en el
acercamiento de los románticos al
mundo de aquellos godos que se
alejaron de sus remotos y lejanos
bosques en pos de una nueva patria.
Se trataba, por consiguiente, de una
Edad Media personificada, encarnada
por intérpretes selectos que se ofrecían a
la mirada de eruditos, viajeros y artistas;
con su ayuda se transformó en una
época idealizada, que gozaba de todas
las virtudes que faltaban en los tiempos
contemporáneos. Se idealizó el
cristianismo medieval y sus
manifestaciones artísticas, las
instituciones, las leyes y sus
protagonistas; y llegó a considerarse la
Edad Media como una verdadera edad
de oro.
El estudio que se ofrece a continuación,
analiza la especificidad y originalidad
de la época visigoda a partir de las
representaciones formuladas por los
artistas románticos y los motivos que les
llevaron a crearlas. El apartado inicial,
que lleva por título La conversión de
Recaredo, se interesa por las imágenes
que dieron forma a la confluencia de la
monarquía y la Iglesia, el perfil del
llamado estilo latino-bizantino, que
habría inspirado las construcciones
visigodas, la confluencia de
dramaturgos y pintores o la trayectoria
del rey Wamba hasta el traslado de sus
restos a Toledo desde las ruinas del
antiguo monasterio de Pampliega.
El 2º capítulo se ocupa de los Retratos
de los reyes godos, que ofrecen sus
ejemplos más tempranos en el siglo X,
en dos manuscritos procedentes de los
monasterios de San Martín de Albelda y
San Millán de la Cogolla, manuscritos
que dieron acogida a los monarcas
visigodos legisladores; imágenes que se
prolongaron durante la Edad Media.
Después vendrían las series de reyes de
España al amparo del mito goticista del
XV y su renovación en la época
moderna, tanto en la iconografía como
en los soportes técnicos. Hasta llegar a
los tiempos románticos, cuando se les
homenajeó en el Congreso de los
Diputados y se buscó legitimar a Isabel
II como titular del trono: la iconoteca
regia que encargó a José de Madrazo, en
1847, resulta muy reveladora.
La última sección desgrana el mito
creado en torno a la bella Florinda, don
Rodrigo y la pérdida de España; mito
que convirtió visita obligada de eruditos
y viajeros el llamado torreón de la Cava,
en los aledaños del puente de San
Martín de Toledo, y los campos de
Guadalete, en el camino de Sevilla a
Cádiz. Y prolongó la atención de
historiadores, dramaturgos y artistas, la
vida última del monarca visigodo,
cuando se estableció como penitente en
las soledades de Pederneira, en
Portugal.
Las líneas que siguen están
acompañadas de un Apéndice, que
incluye textos sobre la percepción que
eruditos y curiosos tuvieron de los
palacios, iglesias, torreones, tumbas y
tesoros visigodos y evocaron su
recuerdo en la memoria de los años
centrales del siglo XIX: la inclusión de
una cuidada selección de ilustraciones
sobre el tema objeto de estudio participa
del mismo criterio.
Presentación del autor
Libro de familia
Félix Grande
Visor. Madrid, 2011; 160 págs. 20 euros
Con la publicación no hace siquiera un
año de La cabellera de la Shoá, poema-
libro integrado en Biografía con el que
Félix Grande (Mérida, 1937) volvía a la
poesía tras permanecer mudo desde Las
rubáiyátas de Horacio Martín (1978),
parecía que su obra quedaba clausurada.
Inopinadamente, el poeta ofrece ahora
Libro de familia, donde convoca los
dones de la vida, familiares (madre,
esposa, hija, padre, suegro) y culturales
(el cholo César Vallejo, Antonio
Machado, el flamenco, Bach). Los
poemas, en general extensos y con
numerosos puntos de inflexión de forma
y de tono, mezclan la prosa lírica y en
ocasiones narrativa con versos que se
disponen a su vez de mil maneras:
desde las retahílas anafóricas hasta las
series empaquetadas de serventesios y
cuartetos alejandrinos, pareados
endecasílabos, versos con rima interna,
eneasílabos blancos..., incluidos algún
romance y soneto convencionales. Si se
deja a un lado 'La letra pequeña',
apéndice de prolijas notas de
intencionalidad didáctica pero de alto
rendimiento lírico, la obra se abre y se
cierra con dos composiciones
coincidentes en el desdoblamiento del
yo: el poeta anciano se dirige a aquel
niño que fue y del que procede,
"hijopaterno de mí" o "hijopaterno de
mi tú": pues si, según Wordsworth, el
niño es el padre del hombre, lo es en la
medida en que una natural piety
ensambla todos los días de su
existencia. Esta idea de continuidad
compasiva y armónica confiere unidad
al libro, donde las desgracias de la
infancia (guerra, represión, miseria,
miedo) abonan el arrabal de senectud.
Es difícil destacar unos poemas sobre
otros; pero hay alguno especialmente
tremendo, como 'El madrigal del odio
muerto', evocación de la madre para
superar el aborrecimiento y el horror
asociados a ella, y a fin de cuentas el
sentimiento de culpa, "excremento que
engrudó mi vida". La composición se
acuna con los balanceos de las letanías
marianas: "Oh madre alucinada, o
madre medio loca, princesilla / del
martirio, emperatriz del pánico,
sacerdotisa / de la calamidad,
hormiguita cargada con la piedra / del
miedo universal del mundo". También
es excepcional 'Criatura de dolor',
apología del flamenco llena de
anfractuosidades, cuya intensidad
estética solo afloja en los tramos más
reivindicativos o moralizantes. Por lo
demás, el volumen compendia los
rasgos que hacen de Félix Grande un
poeta singular movido por la
indignación y la misericordia; pues
habiendo pocos con su efusividad
descoyuntada y su plétora expresionista,
ninguno emite tan decantadamente
como él no las mostrencas palabras de
la tribu, sino el gemido de la horda: ese
gemido terebrante que atraviesa la
historia desde los abrigos troglodíticos
hasta llegar, todavía audible, al reducto
familiar al que el autor dedica con
empecinamiento estos poemas de
consolación. ÁNGEL L. PRIETO DE
PAULA en Babelia/ El país 21/01/2012
Peregrino de sueños
Elisabeth Porrero Vozmediano
B.A.M, Ciudad Real, 2012
Ciudad Real, 20 de enero. Residencia
universitaria Santo Tomás de Villanueva.
El salón tiene 120 sillas y ponen 25 más,
pero siguen llegando familiares,
compañeros, alumnos, amigos, poetas de
diferentes pueblos de la provincia y
Madrid, para acompañar a Elisabeth
Porrero en la presentación de su primer
libro, “Peregrino de sueños”, nº 81 de la
colección literaria Ojo de Pez (BAM,
2012), junto a la escritora Juana Pinés y
Ángel Caballero, vicepresidente 1º de la
Diputación Provincial y responsable de la
Biblioteca de Autores Manchegos. Ángel
Caballero, también sorprendido: “Es el
primer libro que presenta la BAM en 2012
y quiero felicitar a Elisabeth por
abarrotar el salón de personas amantes de
buena poesía. En un año difícil para
todos, compruebo que los poetas estáis
unidos.” Explicó que esta obra había sido
seleccionada entre notables poemarios,
“por la calidad literaria y dimensión
espiritual de sus versos, desde el origen
hasta el final de un peregrinaje lleno de
aventuras.” Juana Pinés (incluida en la
dedicatoria del libro), recordó la llegada
de Elisabeth al Grupo Literario Guadiana:
“Quería ser poeta, me dijo. La invitamos
a nuestras tertulias, donde la palabra no
tiene fronteras y los estilos poéticos saben
convivir. Juana destacó sueños y viajes
compartidos: “Aquí retornan, puros, en
estos poemas caminantes que son al
mismo tiempo geografía interior y sentido
de la vida.”. Elisabeth Porrero
Vozmediano (Ciudad Real, 1977) es
Licenciada en Ingeniería Química y
trabaja como profesora de Tecnología.
Escribe desde los 6 años. Entre poesía y
prosa, ha conseguido 30 premios a nivel
provincial y nacional. Componente del
Grupo Literario Guadiana y del consejo de
redacción de la revista “Manxa”. Colabora
en “Cal y Canto” (Manzanares) y “La hoja
azul en blanco” (Alcorcón). Realiza
recitales por la provincia de Ciudad Real,
Toledo y Madrid. Publica artículos en La
Tribuna. Figura en tres antologías:
“Homenaje al Quijote” (Grupo Literario
Guadiana. Ciudad Real. 2002),
“Inmaduros 26” (Jóvenes Poetas de
Castilla-La Mancha. Jesús Maroto.
Toledo. 2007) y “Antología Rota” (Grupo
Literario Guadiana. Esteban Rodríguez.
Ayuntamiento de Ciudad Real. 2007). Ha
participado en los “Encuentros Oretania de
Poetas” y sus volúmenes “La Palabra ante
todo” (2009), “Gotas de esperanza” (2010)
y “Palabra de Amor” (2011). En su
brillante prólogo, Pedro Antonio González
Moreno considera la voz de Elisabeth: “de
las llamadas a protagonizar, tarde o
temprano, un relevo generacional en la
lírica de nuestra provincia/.../ nuevos
planteamientos estéticos y formales, más o
menos inconformistas, deben romper con
la lírica de las promociones anteriores.”
Nuestro paisano puntualiza que, por varias
razones: “La nueva promoción poética,
joven y renovadora, no acaba de
cristalizar.” (p.9) El poeta, escritor y
crítico literario, conduce al lector con
maestría por este primer libro. Encuentra
madurez, dominio del lenguaje,
románticas cosechas y lecciones valiosas
recogidas en los caminos que su ternura
recorre: ruinas gloriosas, desiertos,
oscuridad, injusticias, niños solitarios,
insaciable sed, oasis de esperanza: “Temas
y signos, todos ellos, que aparecen
entrelazados en este libro como formando
parte de la única tarea del peregrino: la
de seguir caminando.” (p.15). “Peregrino
de sueños” invita a conocer otros ámbitos,
poblaciones, culturas..., apasionantes
escenas atesoradas en la memoria y
convertidas en paisajes interiores. 32
poemas de musicales versos libres, donde
crecen luminosos ideales a cada paso del
camino: “Enmudecen las cosas/
pidiéndonos a gritos/ que restauremos su
verdad más pura/ y sus nombres
desnudos/ les mostrarán de nuevo en los
espejos/ sus verdaderos rostros.” (p.49).
Elisabeth Porrero comparte su lírico
caminar por significativas ciudades:
Londres, Berlín, Lisboa, Estambul,
Roma..., y la mochila siempre cargada de
mágicos sueños, palabras desnudas que
saben combinar tradición y renovación,
espacios y tiempos afectivos, buscando
mundos olvidados. Amor verdadero, días
y noches de laborioso aprendizaje,
profundas experiencias, inquietud ante
fragilidad y muerte, descritos en su
cuaderno de bitácora: “Tu voz es la
derrota de todos los olvidos,/ la roca que
resiste/ el asedio de tantas erosiones/ o el
punto de partida al que volver/ tras
regresar de tanto viaje en vano.” (p.21).
Querida Elisabeth, peregrino de sueños,
nostalgias, ausencias..., deseo que tu
corazón camine por esta vida sembrando
nueva luz con sus versos seductores y
capaces de decir cómo nos ven unos ojos
humanos.
www.josemariagonzalezortega.webs.com
La Naturaleza en Orgaz
Diego F. Perea Ruiz-Tapiador Ayuntamiento de Orgaz, 2011; 528 p.
A caballo entre La Mancha y los
Montes de Toledo, y por ello
compartiendo alguno de los valores más
significativos de ambos territorios, el
término de Orgaz mantiene todavía una
no despreciable diversidad paisajística y
biológica. A través de más de 600
fotografías, un centenar de dibujos y
decenas de tablas y gráficos, este
magnífico libro propone una
aproximación a la Historia Natural de
Orgaz y de su territorio, describiendo
los principales hábitats representados y
las relaciones de las especies que lo
pueblan, incluyendo la impronta dejada
por la capacidad transformadora del ser
humano sobre los ecosistemas
El libro lo ha escrito el orgaceño Diego
F.Perea. En él se suceden 12 capítulos
dedicados a los distintos medios
naturales, su flora, fauna, usos, y
algunos comentarios muy acertados que
critican el maltrato que sufre nuestro
medio ambiente. En sus líneas el lector
podrá tener una amplia perspectiva de
nuestros ecosistemas. Puedes
conseguirlo en las oficinas del
Ayuntamiento. Web DeOrgaz.es
+ POE +
Teo Serna Asoc. Cultural Babilonia, Valencia.
Pliegos de la visión, nº 34; 44 pags.
La idea de Marinetti de que la poesía
debería ser concebida como “un asalto
violento contra las fuerzas desconocidas
para forzarlas a postrarse ante el
hombre” está sin duda en la base de la
llamada “poesía experimental”, un
modo “distinto” de entender la
producción poética más allá de la
tradicional poesía verbal o discursiva
que, iniciado con la destrucción de la
sintaxis y la eliminación del
ordenamiento tipográfico convencional
en la página, iba a desembocar en la
idea de que –por indicarlo con palabras
de Abraham A. Moles– el poeta deberá
experimentar no sólo con el lenguaje
sino también con la voz y con el resto
de los sentidos en busca de una
expresión plena que persiga “hacerse un
médium total, superar cualquier
limitación, englobar música, pintura,
arte tipográfico y cualquier otro aspecto
de la cultura” (Adriano Spatola). Dentro
de esa persecución del todo se ubica la
denominada “poesía visual”, fronteriza
entre la literatura y el arte plástico, y
habría que preguntarse si no enfrentada
también en íntima relación de amor-
odio con el universo de la publicidad.
Pues bien, cuando de poesía visual se
habla por estos nuestros castellano-
manchegos predios, junto a la
continuada e incombustible presencia
del conquense Antonio Gómez, hay que
reseñar sin duda, como otro de los
nombres de especial referencia, el del
escritor, pintor y diseñador
manzanareño Teo Serna. De su
interesante hacer en este campo –y tras
la aparición en 2008 de sus 100 POE+
100, editados por el Servicio de
Publicaciones de la Junta- vuelve a ser
prueba esta nueva entrega de tan similar
y continuista título. En ella, la que
Amador Palacios calificara en su día
como “poesía sinóptica” de Serna
(aludiendo a la imbricada presencia en
su configuración de la realidad verbal y
la icónica pugnando en el mismo
ámbito) vuelve por donde solía para, en
sus 40 nuevas ofertas, volver a ser cauce
de un decir en el que el lirismo -la
imagen plástica y la lingüística codo a
codo- o bien se alía, sin prejuicio
alguno, ora con la ironía, ora con el
guiño crítico, o bien se deja llevar del
simple juego semántico que ambas de
consuno a ojo y entendimiento a la par
propician. Y así, el lector-veedor igual
puede sonreírse ante el guiño propuesto
por la simple desaparición de una letra
-“Pequeño olvido en la morgue”- como
disfrutar del paralelismo con la propia
realidad significativa de la
representación ideográfica dada a éste o
aquel vocablo -“Radiografía”,
“Plomada”, “Termita”, “Titanic”- o a
aquella palabra, frase o incluso imagen
plurisignificativa -“Cielo estrellado”,
“Rompecabezas”-, apuntarse a
conceptuales vis a vis -“Pez era (pez
muerto)”-, dejarse llevar de la pura
apelación sentimental –las respectivas
“Aritmética”, Geometría” o
“Astronomía de la soledad”– o rendirse
al puro diálogo de la sola concreción
plástica propuesta con su matemático
título –“Mariposas fibonaccianas”-
entre otras lúdico-cómplices-sincrónicas
proposiciones, en una multiforme
panoplia expresiva, siempre tersa y
elegantemente resuelta, que, a bien
seguro, hará las delicias de cuantos a
disfrutarla se entreguen.
José Ángel García en ABC Artes y
Letras de CLM, 28 enero, 2012
Jesús Sánchez Adalid gana el
premio de novela histórica
Alfonso X el Sabio, organizado
por la Fundación CCM y
Ediciones Martínez Roca
El escritor y sacerdote extremeño Jesús
Sánchez Adalid se ha alzado con el Premio
de Novela Histórica Alfonso X el Sabio en
su undécima edición con su novela
Alcazaba, en la que traslada al lector al
siglo IX, en pleno emirato, cuando en Al-
Ándalus se produce una rebelión que
pondrá en jaque el absoluto poder de
Córdoba.
Ana Gázquez, de ediciones Martínez Roca,
señala que Jesús Sánchez Adalid cuenta con
una amplia y original obra literaria ha
conectado con una variada multitud de
lectores gracias a la veracidad de sus
argumentos y a la intensidad de sus
descripciones, que se sustentan en la
observación y la documentación. Sus
novelas constituyen una penetrante
reflexión acerca de las relaciones humanas,
la libertad, el amor, el poder, y la búsqueda
de la verdad. Ha publicado con gran éxito
La luz del Oriente, El mozárabe, Félix de
Lusitania, La tierra sin mal, En compañía
del sol, El cautivo, La sublime puerta, El
caballero de Alcántara, Los milagros del
vino y Galeón. En 2007 ganó el premio
Fernando Lara por su novela El alma de la
ciudad.
El jurado de esta edición del premio,
formado por Soledad Puértolas como
presidenta, Silvia Grijalba, Fermín Bocos,
Martín Molina, por la Fundación CCM, y
Carmen Fernández de Blas como
secretaria, ha resaltado en Alcazaba la
descriptiva y elegante narración y la
perfecta documentación de la obra. La
novela nos traslada a un periodo
desconocido de nuestra historia: el siglo IX,
en pleno emirato, cuando en Al Ándalus se
produce una inusitada rebelión que pondrá
en jaque el enorme y absoluto poder de
Córdoba; algo que, salvando las distancias,
se asemeja a la reciente “primavera árabe”.
El premio de Novela Histórica Alfonso X
El Sabio está dotado con 60.000 € para la
novela ganadora. En esta undécima edición,
se han presentado 205 novelas de las cuales
son 160 de España, 40 de Latinoamérica, 2
del resto del mundo y 3 donde no se
especifica su origen.
Después de estos once años, el Premio
Alfonso X el Sabio promovido por la
Fundación CCM y ediciones Martínez Roca
ha recaído tanto en autores españoles como
hispanoamericanos. Entre los galardonados
se encuentran autores como Mercedes
Salisachs, Jorge Molist, Almudena de
Arteaga, Ángeles de Irisarri o Alberto
Vázquez Figueroa, entre otros.
Agencias; 3 de Febrero de 2012
Alfonso „el de las Navas‟
Jesús de las Heras
Editorial EDAF, Madrid
264 pags. 23 €
La figura del rey castellano Alfonso
VIII y el episodio de la batalla de Las
Navas de Tolosa (Jaén), momento
crucial en la Reconquista, conforman
una indisoluble asociación en el
imaginario español. Se cumple ahora el
octavo centenario de aquel
acontecimiento bélico que abrió paso a
un nuevo y definitivo proceso de la
lucha entre los reinos cristianos
hispánicos medievales y el imperio
musulmán. Y también fue la ocasión en
que el rey castellano consiguió agrupar
las Españas -con frecuencia enfrentadas
entre sí por intereses de poder- frente al
enemigo común. Jesús de las Heras
hace una clarificadora crónica sobre
Alfonso VIII -el monarca castellano de
más largo reinado (1158-1214)- y la
Hispania medieval de los cinco reinos
(Portugal, Castilla, León, Navarra y
Aragón). La mirada discurre
principalmente por el siglo XII, con
atención a referencias históricas
anteriores y al comienzo de la época
siguiente. La narración cuenta la vida de
Alfonso, desde su infancia en un
entorno político hostil, su matrimonio
con Leonor de Plantagenet, hasta su
muerte, poco después del famoso
triunfo en Las Navas. El relato se
completa con la aproximación a otros
personajes de gran relieve, como los
monarcas de los otros reinos cristianos,
también con detallada alusión a lugares
muy vinculados al rey Alfonso VIII
Web editorial
Jesús de las Heras Muela nació en
Sigüenza el 17 de Diciembre de 1958. Es
licenciado en Estudios Eclesiásticos
(Facultad de Teología de Burgos, 1982),
Ciencias de la Información (Universidad
Complutense de Madrid, 1992) e Historia
de la Iglesia (Pontificia Universidad
Gregoriana de Roma, 1992).
Fue ordenado sacerdote por el Papa Juan
Pablo II en noviembre de 1982. Es
sacerdote de la diócesis de Sigüenza-
Guadalajara, en la que ha sido durante
cinco años párroco rural y durante otros
cinco profesor de Religión en Institutos.
Desde 1987 es el delegado diocesano de
Medios de Comunicación Social. Es
también profesor de Historia de la Iglesia
del Seminario Diocesano de Sigüenza
(1992), director del Boletín Oficial del
Obispado de Sigüenza-Guadalajara
(1997), responsable de la página de
Religión del diario "Nueva Alcarria"
(1993) y director de los programas
religiosos en las emisoras de la Cadena
Cope en esta diócesis (2000). Asimismo,
los fines de semana sirve tres pequeñas
parroquias rurales. Desde 2009 es
canónigo del Cabildo de la S.I.C.B. de
Sigüenza. En 1991 fue nombrado director
del Servicio de Información de la Iglesia
Católica en España, de la Comisión
Episcopal de Medios de Comunicación
Social. Entre 1995 y 2004 asumió la
dirección de la Oficina de Información de
la Conferencia Episcopal Española. Fue
nombrado director de la Revista
ECCLESIA en septiembre de 2004. De la web Alcarreños distinguidos de AACHE