Machine´s anthropology
A look on Lewis Mumford ideas
Introducción
El objeto de estudio de la antropología es el hombre, su entorno, su cultura. Según
Conrad Kottak “La antropología explora la diversidad humana en el tiempo y
el espacio; estudia toda la condición humana, su pasado, presente y
futuro; su biología, sociedad, el lenguaje y la cultura. De particular interés
es la diversidad que proviene de la adaptabilidad humana”1. O sea la
diversidad humana es el tema de estudio de la antropología y aunque esta surgió
como una estrategia para estudiar sociedades con mayor uniformidad cultural y
menor diferenciación que las sociedades industrializadas no es menos cierto que la
sociedad occidental moderna presenta un entorno en el cual el hombre se enfrenta
a tantos retos que requieren de un esfuerzo para entender la problemática actual y
la antropología no puede estar ajena a los retos del futuro del hombre de las
ciudades, al hombre urbano, al hombre que vive y respira para un sistema
económico cuyo objetivo principal no es el crecimiento cultural ni humano de este
hombre si no el crecimiento de los indicadores económicos.
Uno de los autores que dedicaron su obra al estudio del hombre y su cultura frente
a los retos que representan el cambio de paradigma orgánico, humano por el
paradigma tecnológico fue Lewis Mumford (1895-1990). Su obra abarcó más de seis
décadas haciendo contribuciones importantes al saber histórico y filosófico.
“Mumford indagó en torno a las cuestiones éticas que animaron todas sus
investigaciones sobre el arte, la tecnología y el urbanismo”2.
1 Kottak, Conrad Phillip (2011). Antropología cultural. Mexico. McGraw-Hill. 14ª ED. Pág. 4 2 Blake, Casey Nelson (2014). Lewis Mumford insurgente: Introducción a Arte y técnica. La Rioja, España. Editorial Pepitas de calabaza 1 ed. Pág. 7
En el presente trabajo utilizaremos los trabajos de Lewis Mumford, apoyados por
autores de más actualidad, para reforzar la vigencia del pensamiento crítico de
Mumford sobre la tecnología, para plantear la actual situación del hombre
occidental moderno sometido a un sistema que lo ha despojado de su humanidad y
que le ha hecho olvidar que sus cualidades humanas son más importantes que el
culto sin sentido a la tecnología, al utilitarismo y al beneficio económico como único
fin de la existencia humana.
Iniciaremos con la definición del concepto de máquina y megamáquina según
Mumford y luego procederemos a ver los efectos que la consolidación de esta
máquina ha tenido para los seres humanos que habitan en los grandes centros
industriales urbanos.
Por ultimo trataremos el tema de la renovación del hombre y su autotransformación
como única salida que tiene la humanidad para ser plenamente libre.
Lewis Mumford y el mito de la máquina
La obra de Lewis Mumford es un universo de ideas que nos ayudan a reflexionar
sobre el papel de la técnica en el desarrollo de la historia humana, critico mordaz de
que el ser humano haya sucumbido a una idolatría sin límites, de un culto irracional
a la ciencia, la técnica y el maquinismo, Mumford dedico en la mayor parte de sus
obras a advertir sobre las consecuencias funestas para el hombre occidental
moderno de este culto sin sentido, de esta glorificación a la máquina que ha
desplazado al ser humano del lugar preponderante en la historia y a lo ha
convertido en una pieza, en un engranaje más del complejo tecnológico de poder
que él llamó El Pentágono del poder.3
Desde el punto de vista antropológico Mumford se opone a la definición que se hace
del hombre refiriéndose a este como un animal que usa herramientas.
El hombre moderno ha trazado un cuadro curiosamente distorsionado de sí mismo
al interpretar su historia remota de acuerdo con los módulos de su actual afán de
fabricar máquinas y conquistar a la naturaleza. Una y otra vez justifica sus 3 Mumford, Lewis (1970). The Myth of the machine. Volume 2. The pentagon of power. New York. A Harvest/HBJ Book. Pág. 164
inquietudes actuales denominando a su antecesor prehistórico «un animal
fabricante de herramientas» y dando por supuesto que los instrumentos
materiales de producción predominaron sobre todas sus demás
actividades. Mientras los paleontólogos consideraron los objetos
materiales – sobre todo huesos y piedras – como la única prueba
científicamente admisible de las actividades del hombre primitivo, nada
pudo hacerse para modificar este estereotipo. Pero a mí, como generalista
que soy, me parece necesario poner en tela de juicio tan estrecho
concepto”. 4
Pero entonces, ¿Qué es lo que nos diferencia del resto de los animales? ¿Qué es lo
que nos hace humanos? “Y es que ningún rasgo aislado, ni siquiera la
fabricación de herramientas, basta por sí solo para identificar al hombre,
pues lo especial y singularmente humano es su capacidad para combinar
una amplia variedad de propensiones animales hasta obtener una entidad
cultural emergente: la personalidad humana.”5
O sea no es el hecho de fabricar herramientas lo que nos hace humanos si no el
despertar de nuestra propia conciencia. Son los intangibles y no nuestra capacidad
de construir máquinas y aparatos lo que nos diferencia del resto de las criaturas.
Reducir el hombre a un mero fabricante de herramientas es negar todo aquello que
está dentro de nosotros aquello que llamamos conciencia.
Comemos, reímos, cantamos, lloramos, dormimos, hacemos el amor, sentimos
envidia, alegría, creemos en Dios, somos ateos, tenemos pasión. Todos esos
atributos y muchos más son los que nos hacen humanos, los que nos colocan en un
estadio superior de conciencia muy por encima de las demás criaturas del planeta.
Pero además tenemos la capacidad de ser uno en la diversidad. Cada ser humano
es único y como tal tiene libertad de pensar de acuerdo a sus propios principios y
conceptos. Mumford en Arte y técnica afirma que “puede que el hombre fuese
4 Mumford, Lewis (1967). The Myth of the machine. Volume 1. Technics and human development. New York. Harcourt, Brace and World. Pág. 14 5 Ibíd. Pág. 6
un fabricante de imágenes y de idiomas, un soñador y un artista, incluso
antes de ser un fabricante de herramientas.”6 Mumford llega incluso a
reconocer que esta es una postura herética. También destaca el papel de las
primeras manifestaciones de ritual y tabúes que aparecieron en los albores de la
humanidad como un componente importante en el ulterior desarrollo de la
conciencia humana
En resumen, toda la esfera de la existencia del hombre primitivo, en la actualidad
repudiada por la mente científica moderna (por saberse consciente de su
superioridad intelectual), fue la fuente originaria de la autotransformación del
hombre, que le hizo pasar de animal a ser humano. El ritual, la danza, el tótem, el
tabú, la religión y la magia fueron los factores que proporcionaron las bases
fundamentales para el ulterior desarrollo superior del hombre.7
En resumen no somos humanos y nos separamos del resto de los animales porque
aprendimos a usar herramientas, aprendimos a usar herramientas cuando asistimos
al despertar de nuestra propia conciencia.
Máquina y Megamáquina
En esta época estamos asistiendo a un dominio de la técnica sobre el hombre quizá
como en ninguna otra que haya vivido. Nos hemos alejado del mundo orgánico para
pasar a ser habitantes de un mundo dominado por la técnica. “Esta capacidad
sustitutiva de funciones que el ejercicio de la técnica pone a disposición
del ser humano, le posibilita alejarse cada vez más de su medio ambiente
y moverse con mayor libertad en una segunda naturaleza, objetivamente
artificial, confeccionada a su deseo y medida”8.
Cómo llegó la técnica, en principio aliada del hombre, a sojuzgarlo? En qué
momento la tecnología se convirtió en un sistema en el que el ser humano ya no
ocupa un lugar primordial si no que es un mero apéndice del sistema mecánico?
6 Mumford, Lewis (1952). Arte y técnica. La Rioja, España. Editorial Pepitas de calabaza. 1 ed. 2014. Pág. 717 Lewis Mumford (1967). The Myth of the machine. Volume 1.Technics and human development. New York. Harcourt, Brace and World. Pág. 718 Rosales, Amán. Perspectivas de una antropología de la técnica. México. Instituto Tecnológico Autónomo de México, Departamento Académico de Estudios Generales. Sección textos, vol.18, no.64-65 (primavera-verano 2001). Pag. 30
Para explicar esta parte vamos a apropiarnos del concepto de máquina acuñado por
Mumford para definir el sistema. En “Técnica y Civilización” explica “Cuando use
el término “la maquina” me referiré como una referencia abreviada a todo
el complejo tecnológico”9. Los primeros hombres surgidos de los grupos de
cazadores recolectores se convirtieron, por mandato divino, en los primeros reyes
de la tierra y fueron estos reyes y faraones los que construyeron la primera gran
maquina: La megamáquina, hecha puramente de partes humanas intercambiables.
“Sólo los reyes, asistidos por las disciplinas de las ciencias astronómicas y
respaldados por las sanciones de la religión, tenían capacidad suficiente para juntar
y dirigir esa megamáquina, que era una estructura invisible, compuesta de partes
humanas, vivas, pero rígidas, aplicada cada cual a su tarea específica, a su trabajo,
a su función, para realizar entre todas las inmensas obras y los grandiosos
designios de tan enorme organización colectiva.”10
Luego de que aprendimos a usar esta megamáquina, con el paso del tiempo, las
invenciones mecánicas nos fueron dando un dominio absoluto sobre la naturaleza y
el resto de los seres vivos; pero al aprender a dominar la naturaleza y ponerla a
nuestro servicio aprendimos también a dominar a otros hombres y es desde esa
época que datan las primeras guerras en busca de esclavos. Así llegó este sistema
mecánico a dominar por completo todas las facetas de la humanidad. Esta
megamáquina se alimentaba de la esclavitud y de la conscripción, lo que se lograba
no sin gran esfuerzo y a lo largo de la historia están los ejemplos de rebeliones de
esclavos que enfrentaron los primeros reyes que dirigieron la megamáquina.
Con el avance de la ciencia y de la tecnología la megamáquina fue sustituyendo sus
piezas humanas por piezas mecánicas.
Las partes humanas que componían la megamáquina eran, por naturaleza,
imperfectas; en consecuencia: no se podía confiar en ellas del todo, y menos
mecánicamente. Hasta que pudieran hacerse en cantidad suficiente auténticas
9 Mumford, Lewis (1971). Técnica y Civilización. España. Alianza editorial. Quinta reimpresion en “Alianza Universidad”: 1992 Pág. 28. 10 Lewis Mumford (1967). The Myth of the machine. Technics and human development. New York. Harcourt, Brace and World. Pág. 189
Máquinas de madera y de metal, que ocuparon el puesto de la mayoría de los
componentes humanos, la megamáquina siempre resultó vulnerable11.
Toda esta tecnología, toda la sustitución de las partes humanas móviles por partes
mecánicas no ha servido para liberar al hombre de la esclavitud de la máquina. En
este estadio de la civilización humana estamos asistiendo, a lo largo de muchas
décadas, al dominio de la máquina. Se vive, se trabaja por y al servicio de la
máquina. Por vía de consecuencia, aunque los humanos no seamos ya parte del
engranaje físico de la máquina, como en la megamáquina antigua, mantenemos la
maquina en funcionamiento. “Las actuales sociedades industriales se hayan
regidas por una gigantesca superestructura, constituida por tres
elementos: la propia técnica o tecnología, las ciencias naturales en su
versión matemática-cuantitativa y la forma capitalista (hoy se diría,
además, neoliberal y globalizada) de producción.”12 Y no es menos cierto que
“dicha superestructura aparece adicionalmente como un gigantesco
organismo planetario de movimientos no enteramente predecibles ni
controlables. Su presencia representa un hecho insólito que distingue
claramente a la cultura industrial contemporánea de sus predecesoras”13.
Esto ha sido posible porque cada paso en la técnica se aleja más del propósito
inicial para el que fue concebido.
Por una parte, mientras que en la utilización de los primeros martillos se expresa
(mediante el golpe directo mismo) toda la inmediatez del fin esperado, en su
producción ulterior con el paso del tiempo, progresivamente más compleja y
onerosa (por ejemplo en grandes industrias robotizadas dedicadas al tratamiento de
maquinaria pesada), se observa un alejamiento cada vez mayor respecto de los
propósitos iniciales del primitivo utensilio. La complejidad posterior obedecerá a las
condiciones requeridas para una mayor eficiencia o calidad de las acciones y los
11 Ib Pag 23012 Rosales, Amán. Perspectivas de una antropología de la técnica. México. Instituto Tecnológico Autónomo de México, Departamento Académico de Estudios Generales. Sección textos, vol.18, no.64-65 (primavera-verano 2001). Pag. 4213 Ibidem
resultados De otra parte, en el caso de la domesticación del fuego, los usos
posteriores de la técnica han dejado atrás la inmediatez del primer efecto deseado
dando lugar a la consolidación de prácticas culturales, como el desarrollo de la vida
familiar, de más amplio alcance social.14
El consumo de bienes, servicios, tecnología, etc., es la savia que mantiene a la
máquina, al sistema, en funcionamiento. No es posible que la máquina haya
alcanzado el éxito absoluto del que goza ahora sin que haya sido aupada por el
consumo irracional de todo tipo de artículos. Al principio el hombre uso sus
habilidades y destrezas para crear los inventos y medios adecuados para poner la
naturaleza a su servicio y aumentar su capacidad de producir energía. Pero luego
con el avance de la ciencia y el método científico se empezaron a descubrir nuevos
materiales y nuevas técnicas que liberaron fuerzas capaces de producir objetos
antes ni imaginados. Esto provocó una espiral creativa que alimentaba a la
máquina. “De este hábito surgió un nuevo fenómeno: la invención
sistemática y premeditada. He aquí un nuevo material: problema: buscarle
una nueva utilización. O bien he aquí un nuevo instrumento: problema:
buscar la fórmula teórica que permita producirlo”15.
Las fuerzas que esta nueva capacidad productiva e inventiva del hombre desataron
le dieron una expansión tal al comercio y al consumo que el sistema ya no puede
vivir más sin este combustible que le alimenta constantemente. De las invenciones
industriales y militares se pasó a la producción de artículos de consumo masivo
primero para el hogar: refrigeradores, estufas eléctricas, hornos, aspiradoras, etc. Y
de desde aquí se el paso siguiente fue democratizar el lujo. La moda en el vestir,
exclusivo de las cortes francesas en siglos pasados, podía ser alcanzada por
cualquier persona de a pie siempre que estuviera dispuesta a pagar el precio por
ella. En palabras de Gilles Lipovetsky
14 Rosales, Amán. Perspectivas de una antropología de la técnica. México. Instituto Tecnológico Autónomo de México, Departamento Académico de Estudios Generales. Sección textos, vol.18, no.64-65 (primavera-verano 2001). Pág. 36 15 Lewis Mumford (1971). Técnica y Civilización. España. Alianza editorial. Quinta reimpresión en “Alianza Universidad”: 1992 Pág. 238.
“Es innegable que existe una tendencia a la democratización del lujo en
los pequeños accesorios, los perfumes, las cosas de baño, todo eso está
ampliamente democratizado, pero cuando uno habla de democratización
del lujo es algo que uno tiene que repensar. Cuando uno es pobre o de
clase media no considera el lujo como una opción. Soy de un medio muy
modesto y cuando era joven no sabía nada del tema del lujo. Hoy, en
cambio, no hay un joven que no conozca las marcas de lujo. Hay una
democratización de los nombres y las marcas, ellos los conocen porque los
ven en los medios, entonces existe el deseo de esa apropiación”16.
Pero esa democratización del lujo de la que habla Lipovetsky no es más que
prometer al ciudadano de a pie el paraíso en la tierra. Para poder mantener las
maquinas funcionando se necesita que el consumo continúe aumentando y que
tienda al infinito lo que ha provocado el salto siguiente: el hiperconsumo. Vivimos
rodeados de avisos publicitarios que anuncian los más variados productos, desde
prometer erecciones sin límites hasta eliminar la calvicie. Es aquí donde reside uno
de los mayores logos de la máquina: La mayor parte de las cosas que nos anuncian
no las necesitamos. Tanto así que “Un reciente informe del Parlamento
Europeo concluye que la sociedad europea despilfarra 179 kilos de
alimentos al año por habitante, 89 millones de toneladas de comida al
año, la mayor parte en perfecto estado de consumo.”17
El hombre del siglo XXI ha llegado despojado de deseos vitales y de espiritualidad,
se le ha adoctrinado para seguir un patrón de vida y de consumo cuyo fin es
mantener la maquina en funcionamiento. La economía de la sociedad industrial
moderna era una economía de producción y se encontraba dominada por el espíritu
científico y técnico; la economía de la sociedad contemporánea está definida por la
producción y el consumo de masas y está dominada por el mercado y el marketing.
La racionalidad solo puede ser instrumental porque está al servicio de una demanda
16 Entrevista con Gilles Lipovetsky. Recuperado de http://analitica.com/entretenimiento/entrevistacon-gilles-lipovetsky-l-filosofo-de-la-moda/17 Ecologistas en acción. Contra el desperdicio masivo de alimentos. Recuperado de http://www.ecologistasenaccion.org/article22348.html
que expresa la búsqueda de símbolos de un status social o el deseo de seducción y
erotismo.18
El hombre en la edad de la máquina.
El ser humano promedio de hoy, el trabajador de los grandes centros urbanos ha
convertido su ciclo de vida en una rutina mecánica que ya no es dictada por los
ciclos de la naturaleza si no por los dictados del complejo económico mundial. No
nos levantamos al completar nuestro ciclo natural de descanso ni nos acostamos
cuando nos da sueño, lo hacemos cuando lo dicta el reloj. Si nos levantamos tarde
es posible que nos penalicen o lo hagan con nuestros hijos si llegan tarde a la
escuela. No almorzamos cuando tenemos hambre si no en el momento indicado por
la rutina de la vida diaria. Todas nuestras actividades y funciones vitales están
programadas de antemano por una civilización que se ha despojado de su
humanidad para adaptarse a la dinámica del mundo mecánico. Y mientras nos
integramos a esta civilización de la maquina nos sometemos al dominio de la
técnica que separa al hombre de su humanidad y lo abstrae su espiritualidad19. Y
esto es así porque el sistema, la megamáquina, ha colocado al hombre fuera de su
lista de sus intereses. El hombre ya no ocupa más el centro de las preocupaciones
ni el fin del complejo de poder es lograr la libertad del hombre. “Es importante
entender que la automatización, en su forma final, es un intento por
ejercer control, no solo sobre el proceso mecánico en sí mismo, sino
también sobre el ser humano que una vez lo dirigió: lo ha cambiado de ser
un agente activo a ser un agente pasivo, y finalmente eliminándolo”.20
Así vivimos en una época moderna donde se han alcanzado logros científicos
inimaginables para generaciones anteriores sin embargo estos logros, estos
avances si bien es cierto que han mejorado el nivel de vida de muchos seres
18 Bernal Maz, Patricia (2007). Antropología de la técnica. La trayectoria del dolor en el hombre contemporáneo. (Maestría en filosofía).Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de filosofía. Bogotá. Pag.2119 Ibid. Pag.11.20 Mumford, Lewis (1970). The Myth of the machine. Volume 2. The pentagon of power. New York. A Harvest/HBJ Book. Pág. 189
humanos es cierto también que el modelo económico actual es un sistema que solo
tiene como objetivo mantenerse en funcionamiento perpetuo.
Todo esto se agrava por el hecho de que el trabajador industrial moderno que está
al servicio del sistema económico mundial vive despojado de su identidad porque
los bienes y servicios que produce no les pertenecen, es un trabajador alienado. El
hombre, el trabajador, es una pieza vital en el ciclo de producción de la maquina
pero no posee aquello que produce.
Tal alienación significa que ellos no sienten fuerte orgullo o identificación personal
con sus productos. Ven que éstos pertenecen a alguien más, no al hombre o a la
mujer que trabajó para hacerlos. Por el contrario, en las sociedades no industriales,
las personas por lo general desempeñan el trabajo de principio a fin y dan un
sentido de logro al producto. Los frutos de su labor les pertenecen a ellos y no a
terceros.21
Luego de miles de años de avances tecnológicos los seres humanos siguen siendo
piezas humanas intercambiables. Cada vez más ha aumentado el número de
empleos temporales y de baja calificación.
El 91,24% de los 12.242.759 contratos laborales formalizados en España hasta
octubre de 2003 han sido de carácter temporal, según un estudio de Javier Ramos-
Díaz, profesor de Ciencias Políticas de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona,
elaborado a partir de los datos del INEM. Por edades, la temporalidad superaba al
80% de los contratos de los jóvenes de 16 y 19 años, llegaba al 60% en los
trabajadores de 20 a 24 años de edad, y a la mitad de los empleados de 25 a 29
años, cifras que, a su juicio, son un síntoma de precariedad laboral, un fenómeno
complejo en el que confluyen la inseguridad y la pobreza.22
No menos relevantes sobre este hecho fueron las declaraciones del primer ministro
italiano Mario Monti que afirmó que los jóvenes se tienen que acostumbrar a no
tener un puesto de trabajo fijo.23
21 Kottak, Conrad Phillip (2011). Antropología cultural. Mexico. McGraw-Hill. 14ª ED. Pág. 18922 Ming, Wu. Acostumbrarse. Recuperado de http://www.rebelion.org/hemeroteca/cultura/040119wm.html23 RTVE.ES/AGENCIAS. Indignación en Italia por las palabras de Monti sobre que el trabajo fijo es "aburrido". Recuperado de
Es indudable que cada vez más empleos que son realizados por humanos están
siendo asignados a máquinas automáticas desplazando a los seres humanos con
una velocidad que el mercado laboral no está absorbiendo de manera adecuada en
los actuales momentos. Así tenemos la siguiente noticia
¿Se imagina un supermercado sin cajeros, donde usted mismo sea quien pase los
productos por el escáner?. No se trata de ciencia ficción, sino que ya hay 60.000
supermercados en el mundo que tienen cajas donde no hay ninguna persona, sino
que el mismo cliente se encarga de escanear los productos uno por uno. Tiendas
http://www.rtve.es/noticias/20120202/indignacion-italia-palabras-monti-sobre-trabajo-fijo-aburrido/494837.shtml
como Walmart y Carrefour lo tienen en los Estados Unidos, Europa y la zona de Asia
Pacífico. El concepto, denominado showrooming, consiste en un self check out.24
Muchos economistas y teóricos del sistema afirman que las cifras que indican una
alta tasa de desempleo son más debidas a una ralentización del crecimiento
económico mundial que a un desplazamiento de trabajadores por la tecnología.
David Autor, economista del MIT que ha estudiado en profundidad la conexión entre
el empleo y la tecnología, también duda de que esta pueda ser responsable de un
cambio tan drástico en las cifras de empleo total. "Ha habido una fuerte caída
del empleo que empezó en el año 2000. Algo cambió", afirma. "Pero nadie
conoce la causa". Es más, duda incluso de que la productividad haya crecido de
manera significativa en Estados Unidos en la última década (los economistas
pueden mostrarse en desacuerdo respecto a esa estadística puesto que hay
distintas formas de medir y pesar los inputs y outputs económicos). Si tiene razón,
aumenta la posibilidad de que el pobre crecimiento del empleo sea resultado
simplemente de una economía ralentizada. El frenazo súbito en la creación de
empleo "es un gran puzle", continua diciendo Autor, "pero no existen
demasiadas pruebas de que esté relacionado con los ordenadores".25
También se afirma que este desplazamiento de trabajadores por la tecnología es
temporal y que a medida que las personas se capaciten en nuevos empleos el
desplazamiento ira disminuyendo “aunque las tecnologías digitales actuales
estén reteniendo la creación de empleo, la Historia sugiere que lo más
probable es que este sea un shock doloroso, pero temporal; según los
trabajadores vayan ajustando sus capacidades y los emprendedores creen
oportunidades basadas en las nuevas tecnologías, la creación de empleo
rebotará”.26
24 Llegan los supermercados sin cajeros. Recuperado de http://www.cronista.com/informaciongral/El-primer-mundo-se-acerca-a-las-gondolas-llegan-los-super-sin-cajeros-humanos-20120411-0038.html25 Rotman, David. De cómo la tecnología está destruyendo el empleo. MIT technology Review. Recuperado de https://www.technologyreview.es/negocios/43368/de-como-la-tecnologia-esta-destruyendo-el-empleo/26 Ibidem
Pero……. ¿Y si las velocidades de desarrollo son desiguales?... ¿Si el cambio
tecnológico es más rápido? ¿Si el ritmo del crecimiento es tal que muchos de
nosotros no podamos, por más esfuerzo que hagamos, alcanzar la velocidad, que
pasará con nosotros?. Brynjolfsson y McAfee en “Race Against the Machine” afirman
“Las tecnologías digitales cambian rápidamente, pero las organizaciones y
las habilidades no marchan a ese mismo paso. Como resultado, millones
de personas se están quedando atrás. Sus ingresos y puestos de trabajo
están siendo destruidos, lo que les deja en peor situación en relación con
el poder adquisitivo absoluto que antes de la revolución digital. Mientras
que la base de nuestro sistema económico supone un fuerte vínculo entre
la creación de valor y la creación de empleo, la Gran Recesión revela el
debilitamiento o ruptura de ese enlace. Esto no solo una simple fase del
ciclo económico, sino más bien un síntoma de un cambio estructural más
profundo en la naturaleza de la producción. A la vez que la tecnología se
acelere también lo harán los desajustes económicos, socavando nuestro
contrato social y en última instancia, perjudicando tanto a ricos como a
pobres, no sólo a las primeras oleadas de desempleados.”27
Si el hombre es despojado de su trabajo, de su empleo y a su vez este
desplazamiento no se recompensa con un crecimiento espiritual y un ocio sano, con
relevancia de las artes y de la vida contemplativa, del hombre no quedara más que
un cascarón vacío. Y aquí cuando nos referimos a trabajo, no estamos pensando en
un empleo, si no en una actividad que es parte de su crecimiento espiritual. En “La
condición del hombre” Mumford señala “la función del trabajo es proveer al
hombre con un medio de vida: no con el propósito de aumentar su
capacidad de consumir si no con el objeto de liberar su capacidad de
crear. El significado social del trabajo deriva del acto de creación que este
hace posible”28
27 Brynjolfsson, Erik and McAfee, Andrew (2011). Race Against the machine. Massachusetts. Digital Frontier Press Lexington. Pag. 2128 Mumford, Lewis (1973). The condition of man. New York and London. A harvest/HBJ Book. Pág. 5
La renovación del hombre
Bajo las condiciones actuales que hemos descrito más arriba en esta época en que
la tecnología tiene un papel fundamental y que, según el planteamiento de Lewis
Mumford que hemos desarrollado, el hombre ha sido despojado de su
preponderancia para darle paso a los patrones de consumo dictados por la
maquina, es claro que hay y habrá cambios en la creación de la cultura, en el
proceso de aprendizaje cultural y en la difusión de la cultura.
Todo el entramado social del hombre occidental moderno está dominado por la
tecnología y los avances científicos. La razón mediante la cual opera el hombre
contemporáneo es la razón técnica. “Actualmente es imposible concebir la
vida del hombre moderno sin el elemento tecnológico, de tal manera que
se puede afirmar que el medio existencial antropológico es
ineludiblemente un medio técnico”.29 O en palabras de Marcuse citadas por
Jünger Habermas
“El concepto de razón técnica es quizá el mismo que el de ideología. No
solo su aplicación si no que ya la técnica misma es dominio sobre la
naturaleza y sobre los hombres: un dominio metódico, científico, calculado
y calculante. No es que determinados fines e intereses de dominio solo se
advengan a la técnica a posteriori y desde fuera, si no que entran ya en la
construcción del mismo aparato técnico. La técnica es en cada caso un
proyecto histórico-social; en el se proyecta lo que una sociedad y los
intereses en ella dominantes tienen el propósito de hacer con los hombres
y con las cosas. Un tal propósito de dominio es material, y en este sentido
pertenece a la forma misma de la razón técnica”.30
Lo que acabamos de describir no es más que un escenario típico de un sistema
deshumanizado donde prima la rentabilidad sobre el desarrollo integral de los seres
humanos. Entonces, como rescatar al hombre de la dictadura de la razón técnica?
Esta pregunta se la hace Jorge Riechmann 29 Queraltó, Ramón (1994). Razón científica y razón técnica en el fin de la modernidad. Anuario filosófico. Universidad de Navarra. Vol. 27. No 2. Pág. 68430 Habermas, Jurgen (1986). Ciencia y técnica como ideología. Madrid. Tecnos. Pág. 5
El funcionamiento acoplado de estas dos tremendas realidades se ha
convertido en una gigantesca máquina fuera de control –la Megamáquina,
podríamos decir con Lewis Mumford– movida por el súper resorte de la
acumulación de capital, que amenaza con devastar la biosfera y aniquilar
las opciones de que alguna vez se materialice el secular proyecto de la
emancipación humana. La gran pregunta de nuestra época sería: pero
¿podemos, de forma realista, tomar las riendas de nuestro propio destino
y controlar la Megamáquina? ¿Sería posible dominar la dominación, esa
descontrolada “voluntad de poder” de la Modernidad que ha acabado
deificándose en tal monstruo? ¿Podemos volver a introducir fines
humanos en esa titánica acumulación de medios autonomizados que es la
Megamáquina?31 32
A lo que el propio Mumford responde
El gran problema de nuestro tiempo es el de restablecer el equilibrio y la
inteligencia del hombre contemporáneo, hacerlo capaz de dominar a las
maquinas que ha creado en lugar de convertirse en su cómplice impotente
y en su víctima pasiva, de restituir al meollo mismo de nuestra cultura es
respeto por los atributos fundamentales de la personalidad, la creatividad
y autonomía que el hombre occidental perdió en el momento en que dejó
de lado su propia vida para concentrarse en la mejora de la maquinaria.32
De lo que se trata es de devolverle al hombre el lugar de primacía que ha perdido al
sucumbir el ser humano a la razón técnica. Y esto se logra rescatando al individuo,
haciéndole crecer de una manera integral. Y esa es una tarea nada fácil.
Regenerar una sociedad ya casi al completo embrutecida y envilecida por los
peores vicios burgueses exige reconstruir una nueva concepción del individuo en
que las nociones de deber autoimpuesto, esfuerzo desinteresado, renuncia al ego,
espíritu de servicio y disposición para el sacrificio prevalezcan. Deseamos una 31 March, Ana. Entrevista a Jorge Riechmann: Autoconstrucción. La transformación cultural que necesitamos. Recuperado de http://www.culturamas.es/blog/2015/06/06/entrevista-a-jorge-riechmann-autoconstruccion-la-transformacion-cultural-que-necesitamos/32 Mumford, Lewis (1952). Arte y técnica. Pepitas de calabaza. La Rioja, España. 1 ed. 2014. Pág. 45
existencia ética dirigida a evitar el mal y a realizar el bien. Una sociedad inmoral es
necesariamente totalitaria y policial, por eso el Estado es el principal enemigo de la
rectitud ética.33
Pero para lograr esto se debe de frenar el impulso tecnológico sin sentido que
proclama el consumo por encima de otras cosas que también son de interés para el
hombre. No se trata de destruir a la máquina y volver a habitar en cavernas, de lo
que se trata es de reeducar al hombre y a la máquina para que la última vuelva a
servir al primero. “Si queremos que el destino de nuestra civilización sea
otro, tendremos que reexaminar y revisar todos los aspectos de nuestra
existencia; todas las actividades habrán de ser sometidas a crítica y a
evaluación, y todas las instituciones habrán de aspirar a renovarse”.34
Esta renovación pasa por la tarea de rescatar aquello que nos hace
verdaderamente humanos. La sociedad occidental moderna con su máquina de
producción a plena capacidad ve los seres humanos como consumidores o como
piezas o engranajes que funcionan solo dentro de los límites impuestos por el
sistema del que debe liberarse, por la propia máquina.
Buscar la iluminación, intelectual o espiritual; hacer el bien; amar y ser
amado; crear y enseñar: estos son los más altos fines de la humanidad. Si
hay un significado en la vida, se encuentra aquí. Los que se gradúan de las
grandes universidades tienen más oportunidades que la mayoría de
encontrar tal fin. Entonces, ¿por qué tantos terminan en empleos inútiles
y destructivos? Finanzas, consultoría de gestión, publicidad, relaciones
públicas, cabildeo: estas y otras ocupaciones inútiles consumen miles de
los estudiantes más brillantes. Tomar estos puestos de trabajo al
graduarse, como muchos lo harán en las próximas semanas, es amputar la
vida en su base.35
33 Rodrigo Mora, Felix. Carta de Félix Rodrigo Mora al grupo de Facebook. “Amigos de Félix Rodrigo Mora”. Recuperado de http://www.felixrodrigomora.org/carta-de-felix-rodrigo-mora-al-grupo-de-facebook-amigos-de-felix-rodrigo-mora/34 Mumford, Lewis (1952). Arte y técnica. Pepitas de calabaza ed. Primera edición octubre 2014. Pág. 4535 Monbiot, George. How a corporate cult captures and destroys our best graduates. Recuperado de http://www.theguardian.com/commentisfree/2015/jun/03/city-corporates-destroy-best-minds?CMP=fb_gu
Es por esta sustitución de las características y cualidades humanas de este sistema,
de este entramado económico cuya única meta es el beneficio por el beneficio y el
éxito por el éxito que Mumford en “La condición del hombre” hace un dramático
llamado a la renovación del hombre. “Cada ganancia en energía, en dominio
de las fuerzas de la naturaleza, cada nuevo descubrimiento científico, ha
probado ser potencialmente peligroso porque no ha sido acompañado de
una ganancia en igual magnitud en autocomprensión y autodisciplina.
Hemos buscado la perfección eliminando el elemento humano”.36
Más adelante Mumford recalca que “no podemos vivir con la ilusión del éxito
en un mundo entregado a mecanismos desvitalizados, organismos
desocializados y sociedades despersonalizadas: un mundo que ha perdido
su sentido de dignidad hacia las personas casi completamente como lo
hizo el Imperio Romano en lo más alto de su grandeza militar y su dominio
técnico”.37
36 Mumford, Lewis (1973). The condition of man. New York and London. A harvest/HBJ Book. Pág. 393 37 Ibid. Pág. 395
Queremos dejar establecido en la parte final de este ensayo, y acaso suene
repetitivo, que no estamos en contra de la máquina, en cuanto máquina. Desde la
revolución industrial, y desde mucho antes, el hombre ha dado pasos tecnológicos
gigantes que han acortado distancias, se han descubierto variedades de alimentos
que han paliado el hambre, en medicina, por ejemplo no sabemos hasta donde se
pueda llegar con las células madre, o sea la tecnología llegó, vive con nosotros eso
es innegable, y si pretendiéramos aquí a que volviéramos a las cavernas
aceptaríamos la acusación de ser ineptos. Pero esa misma técnica nos ha traído
también grandes dolores, veamos como lo resume Ernesto Sábato:
“Pero en cuanto levantaba la cabeza de los logaritmos y sinusoides,
encontraba el rostro de los hombres. En 1938 trabajaba en el Laboratorio
Curie, de París. Me da risa y asco contra mí mismo cuando me recuerdo
entre electrómetros, soportando todavía la estrechez espiritual y la
vanidad de aquellos dentistas, vanidad tanto más despreciable porque se
revestía siempre de frases sobre la Humanidad, el Progreso y otros
fetiches abstractos por el estilo; mientras se aproximaba la guerra, en la
que esa Ciencia, que según esos señores había venido para liberar al
hombre de todos sus males físicos y metafísicas, iba a ser el instrumento
de la matanza mecanizada”.38
Las maquinas son importantes en nuestra vida, pero no al punto de convertirlas en
dioses. “Si usted se enamora de una máquina, algo anda mal en su vida
sentimental. Si adora a una maquina algo anda mal en su religión”.39
Quiero terminar dejando esta reflexión de un hombre que estuvo en el centro del
conflicto más terrible del siglo XX y quizá de toda la historia de la humanidad, la
Segunda Guerra Mundial. Me refiero al arquitecto Albert Speer, arquitecto del tercer
Reich, primero, y luego Ministro de Armamento y Producción Bélica del Reich, el
tribunal de Núremberg le condenó a 20 años de cárcel en la prisión de Spandau:
38 Sábato, Ernesto (1951). Hombres y engranajes. Reflexiones sobre el dinero, la razón y el derrumbe de nuestro tiempo. Ed. EMECE. Pág.5.39 Mumford, Lewis (1952). Arte y técnica. Pepitas de calabaza ed. Primera edición octubre 2014. Pág. 117
“Cuanto más se tecnifique al mundo mayor es el peligro…Como antiguo ministro de
unos armamentos altamente desarrollados, es mi último deber constatar aquí que
una nueva gran guerra acabaría destruyendo toda cultura humana y toda
civilización. Nada impediría a una técnica y una ciencia que hubiesen escapado a
nuestro control consumar la obra de aniquilación del ser humano que han iniciado
ya en esta guerra tan terrible……Todos los estados del mundo corren el riesgo de
caer bajo el terrorismo de la técnica….Por lo tanto cuanto más se tecnifique el
mundo será más necesario que, en contrapartida, se fomente la libertad individual y
el respeto de cada hombre hacia su propia dignidad……El complicado aparato del
mundo moderno puede, mediante impulsos negativos que se incrementan
mutuamente, descomponerse de forma irremisible. Ninguna voluntad humana
podría detener esa evolución si el automatismo del progreso diera otro paso en su
marcha hacia la despersonalización del hombre y lo privara cada vez más de la
responsabilidad de sus propios actos”40.
Conclusión:
Vivimos bajo un mundo dominado por la técnica, la razón que prima en el
inconsciente colectivo de occidente es la razón técnica. Mumford, al criticar el
sometimiento del hombre, del ser humano, al dominio de este sistema al que ha
llamado “la máquina” comenzó diciéndonos que el hombre no se ha levantado
sobre las demás criaturas por su capacidad de construir herramientas si no por el
despertar de su propia consciencia. Antes de fabricar herramientas el hombre soñó.
Luego las herramientas se fueron haciendo más complejas hasta convertirse en una
megamáquina compuesta de partes humanas que construyo las primeras grandes
ciudades y las pirámides. Esta megamáquina se alimentaba de la esclavitud del
hombre. Una esclavitud cuyo único fin fue construir templos para elevar a los reyes
que eran los descendientes de los Dioses.
Hoy esta megamáquina de Mumford ha evolucionado en un sistema económico,
corporativo, militar que ha desplazado el hombre del lugar que le corresponde en la
civilización actual y se ha colocado en lugar de él un culto sin sentido a la máquina
40 Speer, Albert (2008). Memorias. Barcelona. Editorial Acantilado. Pags.923-924,929
y a los productos de la máquina de la mano de la publicidad y del hiperconsumo
excesivo de bienes industrializados, más allá de las necesidades propias de cada
habitante de los grandes centros urbanos de occidente, convirtiendo en ese proceso
al hombre en una mera herramienta pasiva, en un engranaje más de la
megamáquina.
Para la humanidad los años que vienen serán muy decisivos, se enfrenta a retos
que amenazan el estado actual de nuestra civilización. Las catástrofes naturales se
incrementan por los daños al medio ambiente causados por la megamáquina,
Estados nacionales que se desintegran y, parafraseando a Henry Adams, un arsenal
de “bombas de violencia cósmica”41 que están listas esperando a la espera de
que se desate la locura. A todo esto se añade que al dejar de lado al hombre como
ente principal del sistema todo el legado nuestro hacia el futuro se está
desintegrando. No somos capaces de crear nada que no vaya con los intereses de la
máquina. El arte, la cultura, el deporte, los sentimientos, lo que nos hace humanos
y el objeto de estudio de la antropología, han sucumbido a los dictados de un
sistema cuyo objetivo es el beneficio económico y nada más. La lealtad al prójimo,
el amor a una bandera, al color de un equipo deportivo de una ciudad están en
segundo plano bajo los actuales parámetros de éxito a toda costa y por encima de
todas las cosas.
Ante este panorama solo la renovación de la vida podrá ayudarnos a enfrentar los
retos que he señalado arriba. Tenemos que ser capaces de comprender las fuerzas
que actúan en contra de esta renovación y enfrentarlas, pero más importante es
comprender las fuerzas que motorizan la renovación de la vida. Pero esta decisión,
este primer paso hacia la renovación del hombre no nos la puede dictar nadie, hace
falta, quizá, volver a la conciencia antigua, a aquella que nos separó de las bestias y
nos hizo humanos, solo entonces el hombre podrá domesticar a la máquina y usarla
a su servicio no como en el Estado actual donde no somos más que una pieza al
final de una línea de montaje.
41 Mumford, Lewis (1952). Arte y técnica. Pepitas de calabaza. La Rioja, España. 1 ed. 2014. Pág. 184
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