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APUNTES para el curso
APUNTES PREPARADOS CON FINES ACADÉMICOS PARA EL CURSO HISTORIA DE LA CIUDAD
UNIVERSIDAD DE LOS LAGOS - CAMPUS PUERTO MONTT A.A 2017 profesor
GIAN PIERO CHERUBINI ZANETEL
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PREHISTORIA
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SURGIMIENTO DE LAS GRANDES CIVILIZACIONES
OCCIDENTALES.
Desde que los antecesores de los hombres modernos, y los
mismos hombres dejaron los bosques para aventurarse hacía la
sabana, hacia espacios abiertos y despejados, manifestaron dos
aspectos importantes. El primero fue su carácter gregario, lo que
le permitió potenciar las virtudes de los individuos y aminorar sus
defectos. El segundo fue que pudo recorrer el territorio en
búsqueda constante de alimentos, lo que le permitió conocerlo,
estableciendo rutas de circulación, asociando accidentes
geográficos con lugares en donde podía obtener alimentos, agua o
algún elemento que le fuera útil.
Con prudencia y arrojo se aventuró más allá del espacio
conocido y doméstico, lo que lo llevó a ocupar todo elplaneta.
La compasión, el afecto hacía el compañero herido o
enfermo y después muerto, lo llevo a sepultarlo en una caverna o
un lugar que era destacado en el territorio con una piedra u otro
material imperecedero. El grupo volvió al lugar periódicamente a
rendirle homenaje, para a través de su recuerdo, comunicarse con
él, y si el difunto fue buen cazador, para pedirle que los guíe y los
conduzca a los mejores lugares para cazar y que le proporcione
fuerza para hacerlo.
Las necrópolis en las cercanías de las cavernas los va a
llevar al interior de la misma por estrechos pasadizos, y allí va a
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plasmar las primeras obras de arte, arte ceremonial asociado a un
ritual mágico, en donde el artista y cazador se daba valor
dibujando la presa, quitándole su alma, o tal vez planificando la
caza.
En su encuentro con otros clanes compartió e intercambió
conocimientos. Se formaron nuevos grupos que se alejaron del
centro ritual buscando nuevas presas y nuevos territorios,
utilizando también lugares especiales donde instalar sus
campamentos, grupos de tiendas circulares u oblongas que
ubicaron en lugares protegido de los vientos, cercanos a una
fuente de agua y en donde había productos vegetales comestibles
en abundancia.
El reconocimiento de la geografía, de los lugares de caza o
de abundancia de comestibles los llevó a formar mapas mentales,
que en algunos casos se tradujeron en las primeras
representaciones del territorio.
En el origen del proceso de urbanización del territorio está
la experiencia del mismo que hicieron los pueblos recolectores
neolíticos, el reconocimiento de la geografía y en especial de los
accidentes topográficos, la asociación de la flora y la fauna
asociada a los distintos lugares que recorría, de su utilidad
práctica y del clima. Estos hechos permitieron la obtención de
conocimientos rudimentarios de agricultura y ganadería, y como
corolario la formación de pueblos semi nómades, capaces de
permanecer por una o varias temporadas en un mismo lugar.
A pesar de que han transcurrido más de tres millones de
años desde la aparición del hombre sobre la tierra, solo hace 11000
años atrás, después de la última glaciación, el ser humano
aprendió a domesticar animales. En esta época los persas
domesticaron las cabras. Años más tarde los chinos domesticaron
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el cerdo y el hombre de Norteamérica domesticó al perro. Estos
animales fueron útiles al clan porque contribuyeron a la higiene
comiéndose los desechos alimenticios, disminuyendo los focos de
posibles infecciones y convirtiéndose en un aporte a la dieta del
grupo.
Solo hace 10000 años atrás se realizaron los primeros
cultivos de trigo y cebada en el medio oriente y 7000 años atrás se
cultivaron el maíz, los porotos y las calabazas en América.
Con la agricultura, se empezó a gestar un proceso que llevó
al hombre a convertirse en sedentario, dando origen a las primeras
aldeas. Este hecho, conocido como revolución neolítica o revolución
agrícola, originó un proceso que trajo como consecuencia una
creciente necesidad de controlar el territorio, sea por razones
productivas de sobrevivencia, como por razones de protección.
La aldea agrícola se caracterizó por sus formas circulares u
oblongas, resabios de las chozas de los cazadores paleolíticos que
se reunían en torno al fuego. No solo las habitaciones tenían estas
formas, sino que también la aldea.
La forma exterior la daba un muro de madera o de tierra o
un foso que llenaban con agua, y que cumplía la función de
proteger a los habitantes y sus productos de los predadores
externos, en principio, animales, y después, de otros grupos
humanos.
La sociedad aldeana era igualitaria, sin diferencias entre sus
miembros, en donde el caudillismo era asumido por un miembro
del grupo que poseía algunas destrezas que lo hacían superior a
sus compañeros, y se acababa cuando este moría. Lentamente esta
forma de gobernar fue trasladada a un consejo de ancianos, en
donde la experiencia de la edad era considerada un privilegio.
Esto generó gobiernos conservadores, que tuo como consecuencia
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la conservación de las formas de la aldea y de la estructura de la
sociedad aldeana por un largo periodo de tiempo.
FIG. 1. CHINAMPAS: AVANZADO SISTEMA AGRICOLA EN EL LAGO DE
MEXICO.
El excedente agrícola, creó la necesidad de almacenar los
productos, dando origen a la producción de las primeras vasijas
de cerámica. En principio fueron calabazas, las que no se podían
poner al fuego, o las cestas, que no podían contener agua.
Entonces se crearon los contenedores de arcilla, fáciles de modelar
y que cocidos, se volvían resistentes a los golpes, y no se disolvían
con el agua.
El pago de tributos al dios de la fertilidad, en principio para
conservación del sacerdote y médico de la aldea, llevó a la
creación de los primeros graneros, una habitación en la casa del
hechicero, que con el tiempo se convirtió en un edificio cercano al
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templo. Conservar el excedente permitió además su
redistribución en tiempos de carestía.
También se crearon las primeras herramientas agrícolas
como el palo escavador o la hoz de madera, las que eran
accionados por la fuerza humana. La preparación y reparación de
estas herramientas era uno de los trabajos de los agricultores
durante el invierno, previo a la siembra.
El excedente de la agricultura ofreció la seguridad de
obtener alimentos con facilidad, sin arriesgar la vida. Cuando este
excedente superó lo que se podía transportar, obligó a estos
agricultores a permanecer cerca del lugar de producción. Con el
tiempo esto permitió que algunos ocupantes de estos centros se
dedicaran a otras ocupaciones, distintas de la agricultura,
especializándose en actividades artesanales como la cerámica o los
tejidos. Esto motivó una forma de división del trabajo y de
distribución de los productos para lo cual se necesitó una mayor
capacidad técnica y un nivel de organización social cada vez más
complejo. Se inició de esta manera un cambio radical en la forma
de vida en las sociedades humanas, una verdadera revolución, en
donde los cambios fueron de tal envergadura que ya nada fue
como era antes.
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PALEOLITICO
LA CHOZA DE HUESOS. Adaptación a un medio riguroso.
Después de la última glaciación, algunos clanes de
cazadores de grandes presas avanzaron hacía las estepas de
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Siberia siguiendo el curso de los ríos y desafiando el clima frío y
con fuertes vientos, adpatándose a este mabiente, escaso en
madera para hacer fuego y construir sus refugios.
FIG. 2. CHOZA DE HUESOS DE MEZHERICH, EN UCRANIA. 15000 A.C.
Hace 15000 años atrás en la localidad Ucraniana de
Mezherich, un grupo de entre 40 a 60 personas construyó un
singular campamento formado por tres o más chozas, sin un
orden aparente entre ellas, usado principalmente en invierno y
primavera. La estructura de las chozas fue hecha con huesos de
mamut, aprovechando las defensas y los huesos de las costillas
para cerrar la estructura de la bóveda, mientras que con huesos
más pequeños formaban una densa pared baja, con huesos, los
que se enterraban en el terreno para que no se desplacen. La
estructura se cubría con tierras y finalmente con pieles. Para
construir una choza, que requería cerca de 20 toneladas de huesos,
se necesitaban 10 personas por un espacio de tiempo de 15 días.
Esto significa que fue un campamento estacional usado por mucho
tiempo como parte de una ruta de caza o como para proveerse de
alimento.
Al interior de la cabaña ardía una fogata alimentada por
trozos de hueso, que procuraba calefacción.
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En el exterior había otras fogatas que seguramente ocupaba
todo el grupo para preparar alimentos. También había un lugar
para la preparación de herramientas y armas, para lo cual usaban
huesos y piedras de sílex.
También en el exterior había agujeros de un metro de
profundidad que usaron para almacenar provisiones, los que sólo
pudieron ser hechos en tiempo cálido, cuando el terreno aún no
estaba congelado, probablemente a fines del verano, junto con las
chozas.
MONTEVERDE. Cultura de la madera en el paleolítico
americano.1
En las cercanías de Puerto Montt, 12.500 años a.C., se
estableció un pequeño campamento paleoindio, cuyo
descubrimiento dejó a la vista un extraordinario grado de
organización que supera todo lo conocido hasta ese momento. Es
el sitio arqueológico de Monte Verde, ubicado a orillas del estero
Chinchihuapi, tributario del río Maullín.
Las excavaciones realizadas por un grupo de especialistas
encabezados por el arqueólogo norteamericano Tom Dillehay,
permiten formarse una imagen bastante completa de este grupo
humano de cazadores y recolectores adaptados a los fríos y
húmedos bosques del sur. Sus hábitos semisedentarios, se
complementaban con una incipiente organización social. Poseían
una acabada noción del territorio asociada, en primer lugar a la
ubicación estratégica de lugares ricos en productos naturales que
le aseguraban la existencia, así como a recorridos entre la costa y el
interior, siguiendo el curso de los ríos. También tenían suficientes
1 Este capitulo ha sido tomado de Berg y Cherubini 2009. Pp. 34 - 36.
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conocimientos como para formar un complejo esquema de
estructuración de sus campamentos y poseían conocimientos
técnicos acerca del uso y forma de trabajar la madera2.
FIG. 3. VISTA DEL ESTADO ACTUAL DEL SITIO DE MONTE VERDE.
En este periodo los campos de hielo que ocupaban el valle
central durante la ultima glaciación se estaban retirando para dar
forma a un paisaje dominado por la pluviselva fría y húmeda, con
extensiones abiertas de espacios forrajeros que atraían grandes
animales hacia las márgenes de los lagos, la gran mayoría de ellos
ubicados en las estribaciones de la cordillera de los Andes3.
El hombre de monte verde y su medio.
El hombre de Monte Verde se adaptó a los ritmos de la
naturaleza emplazando su campamento en las márgenes del
bosque y a orillas del estero Chinchihuapi, un lugar donde la
2 Dillehay, 1984. 3 Nuñez, 1989.
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crecida invernal de las aguas era menor que en el río Maullín, por
lo tanto sus efectos sobre el campamento eran menores, lo que les
permitía permanecer allí por más tiempo4. Suponemos que esta
estrategia de elección de los lugares para acampar fue recurrente
en esta cultura.
La variada gama de restos de diversa proveniencia como lo
son algas marinas, restos de moluscos de agua dulce, obsidiana,
etc.5, encontrados en el campamento, sugiere la idea de que los
ocupantes de Monte Verde transitaban regularmente por la orilla
del río Maullín entre la desembocadura y el campo de hielo que
ocupaba el lago Llanquihue. Por el margen del glaciar en retirada,
les debe haber resultado fácil proseguir hacia el norte por el Valle
Central6 a la busca de mastodontes.
Emplazamiento del campamento.
La adaptación al territorio con un ambiente más húmedo y
frío que el actual, no habría sido posible sin el conocimiento y
dominio de técnicas rudimentarias para trabajar la madera, el
material de mayor presencia en el lugar, lo que les permitía
trasladar el campamento llevándose solo las pieles. En efecto, el
4 El hallazgo de restos de plantas, y semillas que crecen durante todo el año
permite suponer que el campamento permaneció en el mismo lugar por lo
menos un año. (Dillehay, 1984). 5 En el sitio de Monte Verde se encontraron restos de algas provenientes con
toda seguridad del delta del río Maullín, así como moluscos de agua dulce
provenientes de algún lago, además de artefactos líticos de obsidiana, piedra
que no es posible encontrar entre las del río, traídas con toda seguridad de la
cordillera. (Dillehay, 1984). 6 Se sabe de la existencia de mastodontes en la zona de Tagua Tagua, 800
kilómetros más al norte de Monte Verde. (Nuñez, 1989). Aparentemente
estaban difundidos por casi todo el Valle Central.
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habitante de Monte Verde conocía los árboles que les eran útiles
para armar sus tolderías7, basándose en el sistema de poste y
vigas, así como también conocía la posibilidad de curvar ramas
para crear un tipo diferente de estructuras.
FIG. 4. LUGAR DEL EMPLAZAMIENTO DEL CAMPAMENTO DE MONTE
VERDE. REELABORADO A PARTIR DE DIBUJO DE DILLEHAY, 1984
Además utilizaban el fuego para aguzar estacas y varas
quemándolas y raspando el área carbonizada. Conocían el uso de
la cuña para trozar troncos y partirlos para producir tablones, los
que usaban en las fundaciones de las habitaciones fijándolas al
suelo por medio de estacas. Conocían hierbas y lianas que servían
como cuerdas, con las cuales fijaban las pieles a la estructura. Por
último, utilizaban morteros de madera con manos de piedra para
rayar y moler frutos del bosque y granos para cocerlos y poder
alimentarse.
7 Utilizaban especies de Luma (Ammomirthus luma), Alerce (Fitzroya
cupressoides). Dillehay, 1984.
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El emplazamiento en las márgenes del río le proveía de
agua pura, mientras en el bosque encontraban madera para
construir sus chozas y diversos artefactos domésticos, además de
abastecerlos de avellanas, frutos silvestres, lianas para hacer
cuerdas, entre otros.
Estos conocimientos le aseguraban la permanencia en un
lugar determinado.
Ubicaron el campamento en el lado norte del estero
Chinchihuapi, buscando la protección de los fuertes vientos
invernales. Dicho campamento estaba conformado por doce
habitaciones, diez de las cuales están unidas para formar dos
líneas paralelas, lo que sugiere que poseían un techo de dos
vertientes. En varias de estas habitaciones se encontraron restos
de braseros utilizados para calefacción, así como para recalentar
alimentos. A su vez, dos grandes fogatas servían para la cocción
comunitaria.
FIG. 5. RECONSTRUCCIÓN DEL SITIO DE MONTEVERDE
La sociedad de monte verde.
La complejidad en el ordenamiento del campamento es el
reflejo de un grupo humano con una organización social más
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compleja de lo que se puede pensar, con por lo menos tres
categorías sociales. El primer eslabón de esta gama social estaba
representado por el curandero, quien dominaba el arte de la
curación por medio de la utilización de hierbas medicinales. Por
otro lado estaban los cazadores, los que recorrían el territorio en la
búsqueda de animales mayores para cazarlos o de animales
muertos para aprovechar la carne y el cuero que llevaban al
campamento, y cuyo regreso era motivo de una ceremonia
especial de recepción. Por último los más débiles del grupo,
mujeres, niños y ancianos, permanecían en el campamento
esperando a los cazadores, alimentándose con el producto de la
recolección de hierbas y frutos del lugar, llegando a dominar
incipientes conocimientos de botánica, así como, aparentemente,
algunos rudimentos de agricultura para el cultivo de papas
silvestres8.
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NEOLÍTICO PRE CERÁMICO
Este monemto de la prehistoria es anterior a la formación
de las primeras comunidades agrícolas. Su estudio esta cobrando
cada vez mas importancia ya que han aportado antecedentes que
ponen en tela de juicio el paradigma de la revolución neolítica y el
de la formación de las civilizaciones.
Este paradigma, fue sintetizado en la primera mitad del
siglo XX por Gordon Childe, quien planteó que la civilización
8 Dillehay, 2004.
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nació en Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Eufrates, y que por
medio de la creación de la agricultura, permitió, primero el
nacimiento de la civilización y después la formacion de la ciudad,
en lo que el mismo Childe la llamó la revolución urbana. Estos
hechos imppulsaron la innovación tecnológica y social, la
aparición de la religión y las artes, características propias de la
civilización.
FIG.6. CRECIENTE FERTIL
Sin embargo, los sitios arqueológicos de Gobekli Tepe,
Nevali Cori, Cayonu Tepesi, Tel Qaramel, Mureybeth, todos ellos
de más de 13000 años de antigüedad, asi como tantos otros
ubicados hacia el poniente del área conocida como el creciente
fértil, que comprende parte de Israel, Palestina, Libano, Jordania y
el oeste de Siria, aportan nuevos elementos a la discusión.
Estos sitios arqueológicos pertenecen a lo que se ha
denominado Cultura Nafutiense, cuyos poblados agrupaban a
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varios cientos de personas, y poseían una economía basada en la
caza, y en la recolección principalmente de granos salajes.
Aproximadamente en el año 10800 a.C., el descenso brusco
de la temperatura produjo condiciones de sequía en esta zona, con
el consiguiente descenso de las poblaciones de animales, así como
de los campos de granos. Muchas aldeas se volvieron
excesivamente numerosas, y muchos de sus habitantes retomaron
sus prácticas de cazadores nómades.
Sin embargo, otros grupos trataron de adaptarse a las
nuevas condiciones de aridez del territorio explotando de mejor
manera los recursos que este le proveía, descubriendo entre otras
cosas el concepto básico de la agricultura que es que la planta
crece en el lugar en donde cae, o donde se siembra la semilla,
logrando formar pequeñas parcelas de granos, como sucedio en
Nevali Cori, Mureybeth o Tel Qaramel.
A diferencia del planteamiento de Gordon Childe, esta
nueva hipótesis plantea que primero los grupos se volvieron
sedentarios y como consecuencia de una crisis producidaa por un
cambio climático, los grupos se volvieron más creativos en su
relación con el medioambiente y las formas de obtener alimentos,
lo que los llevo a descubrir la agricultura.
Esta nueva hipótesis encuentra una nueva señal en la
formación de campamentos estacionales, en donde permanecían
los miembros más débiles del grupo, o los menos aptos para la
cacería, como las mujeres y los niños, a la espera del regreso de
los cazadores con sus presas. La permanencia les permitió
comprender mejor el lugar y relacionar el concepto de que la
planta nace de una semilla contenida en los restos de los mismos
alimentos, y que esta planta nace en el lugar en donde cae la
semilla.
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Otro antecedente es la secuencia señalada por Lewis
Munford (1963), sobre la sacralización de algunos lugares en el
territorio, donde los cazadores nómadas iban cada cierto tiempo
para honrar a sus difuntos y para pedir socorro, ayuda o ser
favorecidos en sus actividades para obtener alimentos.
GOBEKLI TEPE. Santuario de cazadores.
Uno de los yacimientos arqueológicos que más intriga a los
arqueólogos es el de Gobekli Tepe, cuyo nombre significa “colina
panzuda”. Está ubicado cerca de la frontera al sur este de Turquía
y al norte de Siria, en una colina cercana a la ciudad de Urfa. Se
trata de un complejo sitio preagrícola.
Fue descubierto en el año 1963 por arqueólogos de la
Universidad de Chicago. En 1994 el arqueólogo Alemán Klaus
Schmidt, empezó la excavación sistemática del lugar, apoyado por
los científicos del Deutsches Archaologisdaes Istitut, quienes dataron
al complejo en torno al año 9000 a.C. El hecho que no hayan
encontrado huellas de prácticas agrícolas, restos de hogueras,
habitaciones u otras construciones domesticas, ha llevado al
profesor Schmidt a pensar que se trato exclusivamente de un
centro ceremonial.
Su construcción se inició hace aproximadamente 11600 años
atrás, e incluye el lugar ceremonial más antiguo del que se tiene
registro, caracterizado por la monumentalidad de la construcción
que no tiene parangón con alguna otra construcción realizada en
aquel tiempo. Esta fue realizada por pequeños grupos humanos
que no conocian la escritura, la metalurgia, ni la cerámica, los que
se congregaron para cortar y tallar las enormes piedras, y para
trasladarlas por cientos de metros, sin contar ni con la rueda, ni
con bestias de tiro.
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Este centro ceremonial estaba formado por veinte círculos
de menos de 30 metros de diámetro, formado por grandes
columnas de piedra caliza en forma de “T”, de aproximadamente
16 toneladas de peso cada una, con un ancho equivalente a un
quinto del largo, separados entre ellos en una distancia un poco
mayor de un brazo y están trabados con muretes de piedra. Estos
machones se orientan hacia en centro del círculo, en donde se
ubican dos piedras semejantes a las anteriores pero un poco màs
altas. Estos pilares rodean dos que son un metro más altos que el
resto y que se orientan hacía la planicie del sur este en donde se
emplazaban las aldeas de cazadores que frecuentaban este centro
ceremonial, y que en total ocupaban un área de un radio
aproximado de 160 kilómetros.
FIG. 7. GOBEKLI TEPE EN TURQUIA. PLANTA DE LAS EXCAVACIONES Y
DISPOSICION DE UNO DE LOS TEMPLOS CIRCULARES
Las excavaciones revelaron gran cantidad de herramientas
de piedra, como cuchillos, raspadores y puntas de proyectil.
Ademas, no se encontraron objetos de culto a la fertilidad de la
tierra, lo que ha llevado a la conclusión de que se trataba de una
cultura preagrícola. Sin embargo las columnas de piedra fueron
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profusamente decoradasen sobre relieve, con imágenes que
representan animales de la fauna local, como buitres, escorpiones,
jabalíes, zorros y serpientes. El análisis comparativo realizado por
Timothy Stephany hace pensar que estos grupos tenían
conocimientos de astronomía ya que aparentemente estos
animales representaban la estructura de las constelaciones del
firmamento. Aparentemente estos grupos ya se planteaban
preguntas acerca de la forma del univeso o acerca de su relación
con el más alla.
Para levantar este centro ceremonial se requirieron entre
300 y 500 albañiles. En este lugar vivían sacerdotes que
celebraban sacrificios cuyo significado se ignora. Todo este
complejo rebela la capacidad de organización de una sociedad
escasamente jerarquizada.
Según el arqueólogo Klaus Schmidt, Gobleki Tepe plantea
la idea de que la religión organizada, como integradora del ser
humano y de su entorno, pudo aparecer antes que la agricultura.
La voluntad de reunirse para celebrar rituales sagrados, apareció
cuando el hombre dejo de percibirse como parte de la naturaleza,
y empezó a darse cuenta que podía modificar y dominar el medio
ambiente. De hecho, la organización de los cazadores en aldeas
estableció un límite entre el territorio humanizado y el de los
predadores, entre lo conocido y lo desconocido. Todo esto debió
requerir una compleja y solida organización.
En la época en que se realizaron estas construcciones el
lugar estaba inmerso en una naturaleza exuberante, en donde
crecía abundante hierba que atraía enormes manadas de animales.
Los grupos humanos que gravitaban en Gobekli Tepe eran
cazadores que encauzaban manadas hacía estrechos cañadones, lo
que les permitían procurarse toneladas de carne y grandes
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cantidades de pieles. Además impedían el paso de las manadas
hacía los campos de granos, impidiendo que estos los comieran, lo
que les permitió la recolección de gran cantidad de cereales.
NEVALI CORI.
Este emplazamiento se encuentra en las estribaciones
montañosas ubicadas hacia el nor oeste de Gobekli Tepe, a menos
de treinta kilómetros. El lugar fue excavado en 1993 por un
equipo de la Universidad de Heidelberg dirigido por el profesor
Harald Haupmann, antes que fuera inundado por un lago
artificial, formado por la construcción de la represa de Ataturk en
la cuenca superior del río Eufrates, destinada a generar energía
eléctrica y proveer de agua a la región. El equipo de científicos
dató el emplazamiento en torno a 8500 a.C. y descubrió que fue
usado por casi dos mil años.
FIG. 8. NEVALI CORI.
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En esta área se descubrieron las pruebas más antiguas que
se conocen relacionadas con la domesticación de vegetales, paso
previo al surgimiento de la agricultura.
Se trata de un centro ceremonial, compuesto por veintidós
construcciones, de las cuales solo una fue habitada.
Las construcciones tenían entre dos y tres pisos, con un
pequeño patio rectangular, con fundaciones de piedra que se
interrumpían cada uno o un metro y medio por canales que
quedaban bajo el piso y que eran cubiertos por piedras planas y
que se abrían hacia el exterior. Estos canales eran usados para
drenar las habitaciones, para ventilar o talvez para refrigerar los
interiores.
Hacia el noreste de la aldea hay un centro ceremonial
excavado en la colina con columnas monolíticas similares a las de
Gobekli Tepe, las que fueron incorporadas a muros de piedras. Al
interior había dos columnas de tres metros de altura, lo que hace
suponer que tenían una cubierta plana de madera y barro.
La similitud con el asentamientode Gobleki Tepe, ha
llevado al arqueólogo Klaus Schmidt a pensar que existió una
religión común a un vasto territorio.
Los agricultores de Nevali Core trabajaban la tierra y las
bases de su alimentación eran los porotos y las lentejas.
CAYONU TEPESI.
El sitio arqueológico de Cayonu Tepesi se encuentra en el
este de la provincia de Anatolía en Turquía, a los pies de los
montes Taurus. Fue ocupado entre 7250 a.C. y 6750 a.C., en un
momento en que el sitio estaba rodeado por bosques de roble y
árboles de pistachos. Es una de las aldeas de horticultores más
antiguas. También allí, tempranamente se trabajó el cobre.
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Se desarrolló en un tiempo en que los hombres recorrían el
territorio para cazar y se reunían para domesticar animales y
aprender horticultura.
El área del asentamiento consiste en un montículo de
aproximadamente doscientos metros de diámetro, en donde se
han reconocido por lo menos cinco niveles se ocupación. En el
más antiguo solo se han encontrado restos de hogueras para
cocinar.
En el segundo nivel se encontraron fundaciones de piedras,
con muros paralelos, los que probablemente soportaban una
estructura de madera que se cubría con una especie de yeso.
Aparentemente esta disposición permitía tener un piso que
ventilaba hacia el exterior.
El Tercer nivel estuvo ocupado por edificios de nueve por
diez metros con techo aterrazado y casas construidos de ladrillos
de piedra caliza y piedras partidas. En este nivel también se
encontraron numerosos objetos decorativos como collares y
adornos hechos en huesos.
El cuarto nivel tenía fundaciones de piedra formando
unidades celulares con muros de barro.
El nivel superior consistió en edificios residenciales de
planta rectangular, con un cierto número de habitaciones más
amplias, posiblemente usadas para funciones publicas. Este nivel
tiene una plaza en el centro rodeada de edificios y casas
rectangulares. Es muy posible que la población fuese de entre cien
a doscientas personas quienes ocupaban entre veinticinco y
cincuenta casas. La mayoría de estas construcciones tenía la parte
baja de los muros hechos de piedra y la parte superior hechas de
adobe. Los techos eran aterrazados y recubiertos con arcilla.
Adicionalmente había almacenes probablemente para granos. Un
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hoyo cilíndrico y profundo revestido en arcilla y una estructura
abovedada, probablemente fue usado para almacenar diversos
productos.
FIG. 9 - CAYONU TEPESI. TEMPRANA ALDEA DE AGRICULTORES EN
ANATOLIA EN TURQUIA.
De acuerdo a lo anterior es posible establecer una secuencia
en el desarrollo de las construcciones. Primero fueron las fogatas.
Siguió las construcciones de muros curvos para proteger el fuego
y después las fundaciones en parrilla, las con piso empedrado, las
de muros formando celdas, para finalizar con habitaciones
alargadas.
El pueblo de Cayonu formó una tribu y tal vez fueron los
primeros horticultores de Anatolia. Estatuillas de deidades
femeninas encontradas en el sitio dan a entender que la religión
fue un aspecto importante del diario vivir. Son los trazos más
antiguos de lo que se ha llamado culto a la diosa madre en
Anatolia, adorada por milenios con el nombre de Cybeles.
El poblado dependía del cultivo y recolección de semillas,
especialmente trigo y cebada, junto con la caza de ciervos.
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Además domesticaron el perro, los chanchos, las cabras y las
ovejas. Fabricaban gran cantidad de herramientas de pedernal y
obsidiana, junto con alfileres y martillos de cobre. También hacían
vasijas de arcilla, vasos de piedras y pequeñas maquetas de casas
modeladas en arcilla. Algunas piezas de huesos incisos,
encontrados en el sitio arqueológico, son indicios de arte, registro
de cuentas o tal vez experimentos de escritura.
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FORMACION DE LA ALDEA AGRÍCOLA.
Entre el neolítico y el mesolítico los grupos se aventuraron
hacía las nuevas áreas que aparecieron como consecuencia de los
cambios climáticos producidos por el retiro de los hielos, al
finalizar el último periodo glaciar. El clima más cálido y benigno
trajo como consecuencia la abundancia de alimentos y un aumento
de la población, lo que incentivó las migraciones y conquistas de
nuevos territorios.
Las primeras aldeas no poseían una estructura urbana
definida, lo que era el reflejo de una sociedad sin una jerarquía
clara, y sin diferencias sociales en su interior. Las viviendas se
ubicaban unas al lado de la otra y muchas veces se debía ingresar
a ellas pasando por otras viviendas. Sin embargo eran el centro de
la vida de sus ocupantes, de la producción y del intercambio.
La consolidación de la agricultura y la permanencia en el
tiempo de los grupos en un mismo lugar trajo como consecuencia
la lenta evolución de las construcciones, en especial de los
poblados, los que se hicieron espontáneamente, por agregación,
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dejando espacios abiertos para el trabajo comunitario. Poco a
poco la forma circular, que como se dijo, dejaba intersticios entre
cada unidad, fue cambiándose por una estructura de planta
rectangular, que primero sirvió como lugar de almacenaje, y
después para construir la habitación.
Con el tiempo, las estructuras de piedra o adobes secados al
sol se hicieron cada vez más comunes. Representaban la
permanencia en el tiempo y la protección del medio ambiente
hostil. La inalterabilidad de la piedra y el deseo de trascender
llevó a los hombres a usarla para crear importantes monumentos,
no solo para conservar el cuerpo, sino que también para conservar
la memoria del difunto.
MUREYBET. El reflejo de la tienda.
La tienda de forma circular fue el modelo para construir las
primeras habitaciones permanentes. El uso de materiales como
piedras y barro, permitieron crear un refugio que no se quemaba
con el fuego o que no se pudría con la humedad, refugio que se ha
asociado a una forma de vida sedentaria, propia de grupos de
agricultores.
Esta forma de construir se encuentra presente en el
asentamiento mesolítico de Mureybeth, ubicado en el curso medio
del río Eufrates, en la actual Siria. Perteneció a un grupo de
cazadores, recolectores y agricultores.
Las habitaciones construidas entre 7700 a.C y 7400 a.C,
formaban circunferencias de seis metros de diámetro. Estaban
hechas con gruesos muros de piedra calcárea y ladrillos de adobes,
en ambos casos pegados con arcilla. El techo tenía una estructura
de madera que se cubrió con una mezcla de barro y paja.
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A ellas se accedía por un pequeño corredor. En el centro
ardía el hogar que definía un espacio para comer y para la
socialización, mientras en los bordes se dejaban las herramientas y
útiles.
Con posterioridad y anexa a las habitaciones, se
construyeron recintos de planta rectangular que servían para
almacenar granos.
FIG. 10. EXCAVACIONES EN MUREYBET EN JERF EL AHMAR, SYRIA.
En una segunda fase, entre 7400 a.C. y 7100 a.C. se
construyeron edificios comunitarios de planta circular que tenían
en el centro un espacio trapezoidal, rodeado de celdas para
almacenar granos, las que rodeaban una banqueta en donde
seguramente se colocaba la figura del dios del villorrio, o el
sacerdote que recibía las ofrendas, principalmente granos, parte
del excedente agrícola, el que era guardado para repartir a la
comunidad en tiempos de carestía. La presencia de estatuillas en
su interior hace pensar que esta construcción tenía un uso
ceremonial.
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KATAL HUYUK. La eficiencia del ángulo recto.
El asentamiento de Catal Huyuc, en Anatolia, se encuentra
en el fértil llano de Konya, en la ribera del río Carsamba. Se
extiende en dos pequeñas colinas separadas por un brazo del río.
La aldea floreció entre los años 7200 a.C. y 6300 a.C.
Las excavaciones arqueológicas en especial las sepulturas
revelaron la existencia de una sociedad no igualitaria y matriarcal,
en donde compartían ricos y pobres distribuidos en incipientes
clases sociales que incluía jefes, soldados, sacerdotes, artesanos y
esclavos, así como barrios con viviendas y otros con santuarios.
La ciudad tenía una economía basada en la agricultura
hidráulica, es decir que tenían sistemas de regadío por medio de
canales, a lo que se sumaba la ganadería de cabras y ovejas, y el
comercio.
Exteriormente la aldea tenía muros sin puertas que la
protegían de las inundaciones y de posibles ataques de enemigos.
En el interior se agrupaban casas de planta rectangular, adosadas
unas con otras, formando grandes bloques de habitaciones que
dejaban entre ellas algunos patios de forma irregular que servián
para la realización de actividades comunes como la selección de la
cosecha o la fabricación de adobes. No había ni calles, ni pasajes.
A las habitaciones se llegaba recorriendo los techos
construidos a diferente altura, acomodándose a la diferencia de
cota de la colina y usando escalas de madera, lo que además
permitía que la luz entrara en la habitación por medio de ventanas
puestas en la parte alta de los muros.
El poblado acogía entre cinco mil y siete mil personas.
De las pinturas murales se ha podido deducir que
domesticaron al perro, el que usaban para cuidar los animales.
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Además cazaban leopardos, asnos, leones y gacelas para usar sus
pieles en los ritos religiosos.
Cultibaban trigo, cebada y trigo candeal, además de una
gran cantidad de legumbres y frutos.
FIG. 11. RECONSTRUCCION DEL POBLADO DE CATAL HUYUK Y DE
UNA HABITACIÓN.
Además practicaban el comercio habiéndose especializado
en la producción de objetos de obsidiana la que obtenían de las
faldas del volcán Hasen–dag. El floreciente intercambio ha hecho
pensar que Katal Huyuc fue una importante aldea sobre la cual
gravitaban otras ciudades menores, sometidas política y
religiosamente.
Tenían numerosos dioses. Entre ellos destaca el culto a la
diosa madre y al toro que representaba las virtudes masculinas.
JERICÓ
La ocupación resale al año 8800 a.C., y fue realizada por
grupos de cazadores y pastores quienes en principio construyeron
estructuras ovaladas y semisubterráneas de piedra.
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La ciudad surgió en el valle del río Jordán, en torno al 6500
a.C. con la congregación de grupos cuya economía se sustentaba
en la recolección de semillas y en el pastoreo. En aquel entonces
ya conocían la hoz para cortar cañas, y usaban una herramienta de
huesos para recolectar granos, los que molían en morteros
manuales. Con el paso del tiempo desarrollaron la agricultura,
domesticaron animales y aprendieron a tejer esteras con fibras
vegetales. En este periodo, conocido como neolítico precerámico,
empezaron construyendo cabañas circulares hechas con muros de
adobes secados al sol, las que rodearon por un gran muro de dos
metros de ancho, debido a que estaban expuestos al ataque de
otros grupos. En ellas levantaron una enorme torre circular de
nueve metros de diámetro y cuatro metros de alto en cuyo interior
colocaron una escalera para alcanzar la parte alta. Además
excavaron canales para usar las aguas del río Ain–As–Sultán para
irrigar sus tierras.
En torno al año 5500 a.C. ya se había consolidado la aldea.
Las casas eran de planta rectangular, de seis y medio metros por
cinco metros y de tres por siete metros, con las murallas pintadas
de colores blanco y rojo, y con un patio de siete metros de lado
usado para cocinar.
Los muros eran de adobe de medio metro de ancho. Estas
casas tenían uno o dos cuartos. El techo tenía estructura de
madera, juncos y se cubría con barro. El piso se hacía con una
capa de barro, cubierto con un mortero de limo el que se pintaba
con cal teñida de rojo o azul brillante, y se lustraba cada cierto
tiempo. Había una gran cisterna al interior de los muros, con
capacidad de entregar cuatro mil litros de agua por minuto, junto
con un gran silo comunitario para almacenar granos.
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Hacían estatuillas de barro que tenían un significado
ceremonial. Las figuritas femeninas parecieran ser que se usaban
en los ritos de fertilidad.
En torno al año 4000 a.C. la ciudad fue deshabitada por un
lapso de tiempo de casi 800 años. Despues se inicio un periodo de
prosperidad para la aldea que se extendió hasta el año 2900 a.C.,
en donde fue de gran importancia el carácter defensivo del
emplazamiento en una pequeña colina amurallada, con torres
rectangulares de quince metros de ancho, veinte metros de largo y
entre seis y ocho metros de altura.
FIG. 12. ANTIGUA JERICO
En este periodo las murallas fueron reconstruidas dieciséis
veces, debido terremotos, problemas de infiltración de las
fundaciones, así como producto del ataque de grupos enemigos.
En todos los casos se demostró que los habitantes, que vivían en
un constante estado de inseguridad e inestabilidad, estaban
prontos a reconstruirlas.
Las pinturas de la época muestran un constante desarrollo
de la organización social y de la construcción. Se inició el uso
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masivo del cobre para hacer armas y herramientas, además
aumentó considerablemente el comercio con los valles vecinos, los
que se poblaron con nuevas aldeas, las que vivieron amenazados
por las tribus de beduinos.
En torno al 2600 a.C. empezaron a gozar de una mayor
tranquilidad y estabilidad lo que permitió el descuido de la
fortaleza.
Posteriormente se produjo un renacer frente a esta
destrucción y la muralla se reconstruyó sobres sus mismas
fundaciones.
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