Más que la fotografía en sí misma, lo que a mi me entusiasma del
medio fotográfico es la posibilidad de plasmar y hacer visible en los
resultados algo tan metafísico como pueda ser la visión de quien
fotografía. Poder percibir en la imagen fotográfica algo que se nos
ofrece como un desprendimiento en donde la carga subjetiva logra
objetivarse en una superficie de dos dimensiones.
Aquello que en sus repeticiones y variaciones constituye el contenido
de este libro de fotografías no es más que un pretexto que tiene por
objeto la arquitectura de una visión hecha así posible y visible.
Así, lo que anima esta obra no es tanto una pretensión sino la posible
constatación de que la visión, independientemente de lo que pueda
haberse fotografiado, constituye en sí misma aquello acerca de lo
cual cada fotógrafo ofrece testimonio.