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“Formación del profesional de la Información frente a las exigencias tecnológicas del mundo productivo”
Autores: Yeny Magali Perez Puerto
Tema desarrollado: La profesionalización y el campo laboral de las Ciencias de la Información.
Resumen En la sociedad actual, el conocimiento, apropiación y aplicación de la
tecnología pasó de ser una novedad mediática opcionalmente aplicable a un requisito
de operación casi impositivo e imprescindible, no solo para los procesos de
enseñanza-aprendizaje sino como referente de un esquema productivo
potencialmente competitivo y sujeto a las exigencias y/o necesidades del entorno.
Sumado a lo descrito, es de considerar que el uso de las TIC favorece la construcción
de una sociedad de la información, sin embargo, es imperante evaluar las debilidades,
que cada vez se hacen más evidentes por parte de los empleadores hacia los
profesionales de la información en cuanto a las competencias que requieren para
enfrentarse tanto a la cantidad inmensurable de recursos que se encuentran
disponibles en la red, como a la multiplicidad de herramientas informáticas que día a
día dejan de ser de uso exclusivo de los ingenieros o informáticos para convertirse en
instrumentos cotidianos del desempeño laboral de profesiones como los que tienen
que ver con el manejo y uso de la información.
Texto extenso
Introducción
En el marco del desarrollo productivo de la última década, se han presentado cambios
significativos en el ámbito económico y cultural de la sociedad, provocando a su vez un sin
número de adecuaciones y adaptaciones de tipo conductual que buscan proporcionar a los
ciudadanos los instrumentos suficientes para su desempeño personal, profesional y laboral. De
acuerdo con lo expresado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2015)bajo la
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iniciativa LAC2025, que plantea tendencias y proyecciones futuras para América Latina y el
Caribe, se establece que “Para el 2025 Buenos Aires, Montevideo, San José, Ciudad de México,
Guadalajara, Bogotá, Campinas, Sao Paulo, Córdoba y Santiago serán polos importantes de
desarrollo de software y tecnologías de la información.”
Bajo el panorama expuesto, se hace evidente la relevancia que toma la información como
activo intangible del aparato social productivo y como agente vital para la generación de
productos y servicios. Tal como lo expresa (Soy, 2012), la información deja de ser un elemento
de la cadena de producción para transformarse en el insumo vital para la creación de riqueza a
partir de su aplicación y transformación haciendo uso de herramientas de hardware y software.
Los nuevos escenarios de desarrollo, proyectan retos de gran envergadura para los profesionales
de generaciones pasadas y presentes, al igual que dimensionan diversos campos de acción para
el desempeño laboral futuro. Uno de los elementos constitutivos para el mejoramiento de la
fuerza laboral, corresponde a la creación de competencias no solo en el entendido de “saber
hacer” sino de “saber aplicar” y “saber solucionar” las diversas situaciones a las que se
encuentre expuesto el profesional.
La generación de competencias laborales, más allá de la formación académica, requiere la
apropiación de experiencias reales que conduzcan a los profesionales a aplicar su conocimiento
a través de la creación y articulación de alternativas de solución para problemáticas específicas.
De igual forma, la adquisición de competencias se encuentra estrechamente vinculada con la
existencia de valores y actitudes que deben ser empleados de forma constante tanto en la vida
personal como laboral.
La propuesta entonces, de esta ponencia, se enfoca en el desarrollo de un análisis crítico frente a
los desafíos que deben afrontar los nuevos profesionales de información en cuanto a la
adquisición, desarrollo y aplicación de competencias específicas en el campo de las TIC en
concordancia con las continuas e incrementales exigencias del actual mercado laboral.
Las competencias laborales y los nuevos perfiles
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La sociedad de la información, es un nuevo modelo de desarrollo que se orienta hacia un
enfoque inclusivo en el cual los individuos se encuentran expuestos a continuos procesos de
comunicación que implican, tal como lo señala la (UNESCO, 2005) una distinción entre lo
medial y lo interactivo donde el uso de las TIC no es una opción sino una necesidad. Basados
en esta creciente exigencia, se comienza a entrever la trascendencia que representa la creación y
adquisición de competencias laborales, las cuales según el Ministerio de Educación Nacional de
Colombia (MEN, 2003) se subdividen en generales o en específicas acorde con el nivel de
desempeño social o productivo que se quiera ejercer y de acuerdo con el grado de
especialización que demanden las organizaciones contratantes.
Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2003)hace
énfasis en que una de las áreas fundamentales para desarrollar procesos de transición hacia una
sociedad de la información corresponde a la formación del talento humano, la cual se focaliza
en la continua adquisición de competencias a partir del conocimiento tácito. Para el caso de los
profesionales de información, esta perspectiva no puede ser indiferente y por el contrario
demanda un cuestionamiento crítico y prioritario frente a las habilidades que en la actualidad se
están desarrollando desde el espectro académico y que se terminan definiendo a través de la
experiencia laboral.
Uno de los aspectos a analizar, es que si bien, es cierto las competencias laborales generales no
están ligadas a una ocupación, labor, sector económico o puesto en particular, si habilitan a las
personas para mejorar su desempeño y lograr un nivel de estabilidad que les permita adquirir
experiencia y destacarse entre sus pares. Basados en lo anterior, el punto fuerte a trabajar se
concentra en las competencias laborales específicas, las cuales representan un dominio
explícito de conocimiento y que según Corpoeducación (Corpoeducación, 2003) son vitales
para el desempeño de labores productivas puntuales que requieren un grado de preparación
concreto y que de forma simultánea, su posesión faculta al trabajador para el cumplimiento de
metas y el logro de objetivos con altos estándares de calidad.
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El actual mercado laboral, reclama profesionales cada vez más competitivos y agresivos que no
solo se limiten a cumplir con las labores asignadas o propias a su cargo, sino que manifiesten su
talento a través de propuestas innovadoras, visionarias y rentablemente aplicables en el mundo
empresarial. Lo anterior ha suscitado una avalancha de propuestas y modelos que buscan crear
políticas de gobierno alineadas a las demandas del sector productivo.
Un ejemplo claro de las iniciativas sugeridas, se plasma en lo expresado por el European
Institute of Innovation & Technology (EIT, 2012) en el documento “Catalysing innovation in
the knowledge triangle, Practices from the EIT Knowledge and Innovation Communities” en el
que se hace hincapié sobre la importancia de implementar el triángulo del conocimiento. Dicha
propuesta se basa en la interacción de la investigación y la tecnología, la educación de alta
calidad y la existencia de ambientes de negocio; tres componentes primordiales para el entorno
corporativo, educativo y gubernamental.
La iniciativa del triángulo del conocimiento, ha sido adoptada por el Consejo de la Unión
Europea para la definición de su política de Gobierno hacia el 2020, lo que ratifica su
importancia como cimiento para la construcción de una sociedad altamente productiva que se
enfoca en la generación de productos y servicios de excelencia. Lo anterior, revalida la
sugerencia de trabajar en la construcción y mejoramiento de competencias laborales especificas
orientadas a la apropiación y aplicación de nuevas tecnologías como parte del desempeño de los
profesionales de información y en aras de su migración hacia esquemas facultativos que les
permitan desenvolverse de forma autónoma ante los nuevos desafíos que plantea el entorno
laboral de la actualidad y del futuro cercano.
El perfil del profesor como constructor de un nuevo profesional
Una tendencia que se viene presentando con mucha frecuencia, corresponde a la utilización
generalizada del término "nativos digitales" como una denominación para referirse a las nuevas
generaciones de estudiantes que se supone tienen las habilidades suficientes para el uso y
aplicación de la tecnología, sin embargo, diversos estudios han demostrado que sus destrezas se
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enfocan principalmente en el uso de servicios de comunicación, interacción y entretenimiento
generando falencias significativas en otros campos de desarrollo.
Tal como lo presentan las autoras en el artículo titulado “Nativos digitales: ¿Ocultamiento de
factores generadores de fracaso escolar?” (Cabra & Marciales, 2009), se enfatiza en que los
estudiantes etiquetados bajo dicha designación, se caracterizan por su habilidad para utilizar
dispositivos tecnológicos y entablar procesos de comunicación interactivos, pero en
contraposición reflejan un desconocimiento del uso de “estrategias refinadas de búsqueda,
manejo y evaluación de la información”.
Ahora bien, si a la problemática planteada la adicionamos la baja iniciativa de los docentes por
promover el uso de las TIC, la falta de acceso por parte de algunos centros escolares y la poca
utilización de las mismas en los procesos de enseñanza, el panorama se convierte en un
ambiente sombrío donde se considera que el estudiante es lo suficientemente hábil como para
ser autoeducado, que los docentes deben seguir desarrollando sus metodologías sin ningún tipo
de adaptación y donde la brecha generacional entre padres e hijos va en aumento bajo un
consecuente detrimento del trabajo colaborativo.
Lo anterior se soporta en lo mencionado por la CEPAL a través de las mediciones PISA (Claro,
Espejo, Jara, & Trucco, 2011) en donde se evidencia que tan solo el 59% de los computadores
de los centros escolares poseen una conexión a internet mientras que el promedio de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se encuentra en un 86%,
esto sin evaluar la calidad de la conexión que en muchas oportunidades entorpece la
productividad de la navegación. Adicionalmente, en esa misma medición se señala que el 80%
de los estudiantes de los países involucrados en el indicador, declaran no dedicar tiempo alguno
al uso del computador durante el desarrollo de las clases.
Por otra parte, el BID (Severin, 2010) establece en su documento “Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TICs) en Educación, Marco conceptual e indicadores” la
importancia de crear indicadores para el diseño, la implementación, el seguimiento y la
evaluación de proyectos TIC para la educación; tal es la relevancia que representan estas
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mediciones, que fue necesaria la elaboración de 70 indicadores adicionales a los 50 ya
existentes en la guía del Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS). Dentro de los nuevos
ítems a evaluar, llama la atención de inclusión de variables tales como: horas destinadas al uso
de las TIC, disponibilidad de portales educativos, tasa de recursos digitales creados por los
usuarios, número de programas de educación a distancia, proporción de docentes certificados en
el uso educativo de la informática y porcentaje de docentes capacitados para diseñar asignaturas
bajo el soporte de las TIC, entre otros.
Como se puede observar, la tendencia tanto regional como mundial indica que los procesos de
mejoramiento del desempeño de los profesionales de información no es solo una cuestión
académica o administrativa que se puede solucionar con la implementación de programas
enriquecidos o con la adquisición de herramientas de hardware y software, sino que parte desde
la misma formación y capacitación que debe adquirir el docente para mejorar su competencia en
el uso de las TIC y para articular programas de excelente calidad. Aunado a lo descrito, vale la
pena recalcar que la calidad de los profesores induce al aprendizaje, lo que a su vez requiere la
potencialización de las múltiples plataformas existentes en entorno educativo.
Según datos del Banco Mundial (Bruns & Luque, 2014), la creación de profesores de excelencia
requiere de cuatro elementos que se concentran en la inducción, gestión, evaluación y desarrollo
profesional. Haciendo énfasis en este último, el Ministerio de Educación de Colombia (MEN,
2013), plantea un conjunto de competencias TIC que los docentes deben adquirir para su
desempeño laboral, enmarcando la relevancia de manejar tres niveles de aptitudes que se
relacionan con el ámbito explorador, integrador e innovador.
Otro de los referentes de la importancia de contar con docentes competentes en las TIC, lo
plantea el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MINTIC)
(MINTIC, 2012) a través de su iniciativa de “Computadores para Educar” en la cual pone a
consideración dos elementos fundamentales como lo son el conocimiento profesional y
conocimiento generado a través de la práctica; ya que se argumenta que la existencia de la
tecnología por sí sola no garantiza incidencia en la sociedad y necesita de la movilización de
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saberes propia de los educadores para propiciar la generación de conocimiento y evitar así el
consumo pasivo de información.
Las presiones de la sociedad actual y las necesidades del sector empresarial
Las tendencias laborales para la economía en la última década, vienen demostrando que existen
diferencias significativas entre la Población Económicamente Activa (PEA) que se encarga de
ofrecer las plazas de trabajo y la Población en Edad de Trabajar (PET). De acuerdo con el
informe de “Predicción de Necesidades de Recursos Humanos para Colombia” (MEN, 2013)
para el año 2017 la inclusión de profesionales al mercado laboral debería pasar de un 18,1% a
un 23,9%.
Las cifras relacionadas, dejan ver el bajo nivel de profesionales que logran incursionar en el
mundo laboral; lo cual sumado al creciente grado de competitividad, a la escala salarial y a la
alta oferta de egresados representa un ambiente altamente riesgoso para la visualización y
masificación de los profesionales de información.
En correspondencia con lo descrito, el sector contratante cada vez se ha vuelto más selectivo y
exigente con los profesionales que desea ubicar en las distintas organizaciones y continuamente
incluye dentro de los requisitos de contratación, un elevado número de competencias en el uso
de las TIC donde el manejo de herramientas ofimáticas ya no es un valor agregado sino una
exigencia implícita. Basados en cifras del Observatorio Laboral Colombiano (Observatorio
Laboral Colombiano, 2015) los Profesionales en Ciencia de la Información – Bibliotecología
tienen un nivel de vinculación del 94% frente a un 100% de aquellos que se dedican a trabajar
en Sistemas de Información y Documentación.
La tendencia empresarial, marca una pauta en torno a las habilidades, competencias y actitudes
que deben desarrollar los profesionales para lograr su posicionamiento y escalabilidad en las
organizaciones. Dadas estas apreciaciones, es latente que día a día se requiere, además de un
título profesional, un conjunto considerado de conocimientos en torno a aspectos como
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estándares, normas, recursos, servicios y por supuesto tecnología tal como se representa en el
Grafico 1.
Grafico 1. La multiplicidad de saberes del profesional de la información. Fuente de elaboración
propia.
Complementario a la multiplicidad de saberes, el MINTIC a través de su iniciativa en
TicConfio (MINTIC, 2015) prende las alarmas frente a la insuficiencia de conocimientos para
el debido manejo de las TIC donde los profesionales se olvidan de la importancia de
implementar modelos de seguridad, de contingencia, prevención y gestión de la información en
un mundo digital completamente expuesto a diversas amenazas que muchas veces son
inapreciables por parte del usuario común.
Método utilizado (es donde se expone la manera como se realizó el estudio, proyecto o experiencia, los pasos empleados) Discusión crítica de resultados
Retos y desafíos de los profesionales de la información
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En un entorno cada vez más competitivo, los profesionales mejor capacitados marcaran la pauta
de evaluación para el mejoramiento de las competencias, sobre todo aquellas que giran en torno
a la utilización y debida aplicación de las TIC. Lo anterior se apalanca en la realidad
empresarial a la cual están expuestos los profesionales, en donde las TIC ya no son una opción
sino una necesidad imperante que debido a su utilidad, mediatismo y rentabilidad se vuelven
elementos excluyentes para quienes estén dispuestos a rechazar su implementación.
Como parte de la iniciativa de desarrollo nacional Colombiano en torno a las TIC, el MINTIC a
través de su Ecosistema Digital (MINTIC, 2015) resalta que la creación de una sociedad
incluyente y participativa solo se puede lograr mediante la articulación de Infraestructura,
Servicios, Usuarios y Aplicaciones que le provean a los ciudadanos acceso información de
calidad como base para la construcción de conocimiento colectivo.
Respaldando las iniciativas nacionales y las exigencias empresariales tanto regionales como
mundiales, los profesionales de información deben tomar conciencia sobre el nivel de
especialización que requieren para ser lo suficientemente competentes en un ambiente cada vez
más tecnificado y presionado por la inclusión de herramientas especializadas y diseñadas para
su utilización por usuarios comunes y no por ingenieros o informáticos. En coherencia con esta
apreciación, los diversos referentes de evaluación vienen insistiendo en la demanda de nuevas
competencias tecnológicas tal como lo hace la American Library Association ALA (ALA,
2009) para el caso de los Bibliotecarios al referirse a que una de las ocho competencias
prioritarias corresponde a las habilidades y conocimientos tecnológicos, los cuales no implican
solo la comprensión de las herramientas sino la aplicación de métodos y principios para su
transformación en productos tangibles y alineados con las necesidades del entorno.
En el caso de la Association of College & Research Libraries ACRL (ACRL, 2008) cuando
ejemplifica las habilidades que debe poseer el personal a cargo de colecciones especiales, se
mencionan las competencias especializadas donde una de las mismas corresponde a la
Tecnología de la Información que implica el mantenimiento de sitios web, la administración de
recursos digitales y la gestión de activos soportados por TI. Bajo la misma orientación, la
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Reference and User Services Association RUSA (RUSA, 2003) señala que dentro de los
conocimientos básicos exigibles se encuentran el manejo de recursos electrónicos, la
administración de bases de datos y los sistemas de búsqueda en línea.
Como si los referentes mencionados fuesen insuficientes, la European Council of Information
Associations (ECIA) (ECIA, 2004) en su informe sobre las competencias y aptitudes de los
profesionales europeos de información y documentación, estipula treinta y tres campos de
competencia divididos en cinco grupos donde uno de los mismos pertenece a la categoría de
Tecnologías que se entiende como las "competencias que traducen el recurso hoy en día
ineludible a las tecnologías informáticas y de Internet". Esta categoría incluye entre otras
habilidades; el diseño informático de sistemas de información documental, el desarrollo
informático de aplicaciones y la publicación en ambientes web.
Todos estos enfoques tecnológicos, en términos de habilidades, son el resultado de la continua
demanda de herramientas que soporten las labores de los profesionales de información en los
diversos campos de actuación. Dicha demanda, ha obligado a que las escuelas piensen en la
adaptación de sus programas académicos para fortalecer las competencias de los egresados tal
como lo establece The Royal School of Library and Information Science (Kajberg & Lørring,
2005) en su documento titulado "European Curriculum Reflections on Library and Information
Science Education" en el cual construye una reflexión significativa al enunciar que "Los países
desarrollados tienen la posibilidad de infundir nuevas tecnologías y la creación de nuevos
valores de información. El acceso a las redes de información y las tecnologías digitales tienen
un impacto en cómo se almacena y utiliza la información al servicio de la sociedad".
Basados en los aspectos descritos, el papel del profesional no se puede centrar únicamente en su
desempeño tradicional al interno de las unidades de información; implica una migración hacia
el uso de las TIC sin ir en detrimento de su experticia y conocimiento frente a la línea
informacional y documental, pero si en coherencia con las demandas del entorno empresarial.
Tal como se esboza en el Grafico 2., no se busca generar un hibrido de profesiones; lo que se
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propone es una especialización de la profesión que le permita multiplicar sus opciones de
inclusión al mundo laboral.
Grafico 2. Los retos laborales del profesional de la información. Fuente de elaboración propia.
De acuerdo con los retos establecidos, se evidencia la necesidad de buscar horizontes
alternativos de desempeño con base en un nivel de experticia y apropiación de las tecnologías
más allá de lo socialmente necesario, tratando de recuperar el terreno ganado por los ingenieros
o informáticos que sin tener la autoridad en términos de la gestión de información, terminan
asumiendo puestos propios de los profesionales en información.
La visión empresarial de los profesionales de información, debe focalizarse en la inclusión de
las TIC, no como una herramienta de trabajo sino como una característica de posicionamiento,
prestigio y competitividad.
Conclusiones
Los ciclos de formación de los profesionales de información, deben estar alineados con las
tendencias empresariales y en concordancia con la gigantesca demanda de fuentes integrales e
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información veraz. Lo anterior en beneficio de soportar la construcción de sociedades de
información apalancadas en políticas de Gobierno que incluyan las TIC como un insumo de
calidad y prosperidad.
Aunado a la formación, la adquisición de competencias específicas en el campo de las TIC,
debe canalizarse más allá del simple manejo de las herramientas o dispositivos e incluir
procesos de aplicación, diseño, simulación y resolución de problemas, sin embargo, este nivel
de apropiación solo se logra a través del conocimiento tácito que implica experticia, frecuencia
y constancia.
La brecha entre los nativos digitales y los inmigrantes debe cerrarse de forma gradual,
empezando por los mismos procesos de formación que deben adoptar tanto los docentes como
los estudiantes con el propósito de generar profesionales integrales y en capacidad de enfrentar
los retos de un entorno laboral cada vez más tecnificado
El propósito entonces, no es transformar al profesional sino especializarlo en áreas concretas
que permitan su adaptación a los requerimientos incipientes del entorno laboral que cada vez
resulta más exigente y excluyente en torno a las competencias que deben desarrollar y aplicar
los profesionales de ciencia de la información.
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