BASES ANTROPOLÓGICAS DE LA CONDUCTA
MORAL I
1. Introducción
Los miembros de toda sociedad poseen normas morales de un tipo u otro, al igual que
en toda sociedad la gente se casa y participa en los juegos. Con todo, afirmar que las
normas éticas son universales puede ser tan desorientador como afirmar que la religión
es universal, ya que muy bien pudiera ser que la estructura presente en todas las
sociedades sea muy simple. ¿En qué sentido podemos afirmar que las normas éticas son
universales?.
Los antropólogos nos indican que en todas partes existe algún tipo de distinción entre el
impulso momentáneo o el deseo personal, y lo que es bueno, deseable, correcto o
justificable en un sentido u otro. Según Raymond Firth es esencial a las normas éticas el
que sean consideradas como "externas, no personales en su origen" e "investidas de una
autoridad especial" que "exige que sean obedecidas" (Elements of Social Organization,
London, Watts and Co., 1952, pp. 186 y 197).
¿Podemos también afirmar que los diversos conceptos éticos -los de deseable, de deber,
y obligación moral, de lo reprensible y lo moralmente admirable- están presentes en
todas las sociedades?. En primer lugar, el recuerdo de las consecuencias desagradables
debe hacer que los seres humanos se vean forzados en todas partes a percibir las
diferencias entre lo que se desea y lo que es preferible. En segundo lugar, en vista de las
inevitables colisiones de intereses propios de la coexistencia social, y en vista de la
necesidad de predecir el comportamiento en empresas que requieren la cooperación de
varias personas, es evidente la gran utilidad de reglas que regulen lo que ha de hacerse
en una serie de situaciones habituales. La importancia de tales reglas para la vida social
nos hará esperar que las sociedades que sobrevivan cuenten con algún tipo de reglas
revestidas de autoridad de este tipo y, por tanto, con algún concepto tal como "es
legalmente obligatorio que" o, con relación a reglas más informales, "es moralmente
obligatorio que", o ambas cosas.
En tercer lugar, si existen reglas, y conceptos de conducta preferible en una sociedad, es
difícil que falte una clasificación de personas y conductas que se conformen o dejen de
conformarse con estas reglas y normas. La gente será juzgada con relación a su respeto
o no a estas reglas, siendo clasificado su modo de ser favorable o desfavorablemente.
De ser así, todas las sociedades deben desarrollar ideas que se aproximen a los
conceptos de reprensible y moralmente admirable.
La afirmación de que en todas las sociedades se desarrollan conceptos éticos, no quiere
decir que estos conceptos sean paralelos de unas lenguas a otras. Lo más que puede
afirmar es que, en contextos particulares, todas las lenguas contienen expresiones que
pueden reflejar la misma idea, producir un efecto muy semejante, dados los supuestos y
actitudes de los participantes en el discurso ético.
2. La razón de las normas éticas
Cuando afirmamos que un grupo posee normas éticas, al menos parte de lo que
significamos es que el promedio de sus miembros poseen creencias acerca de lo que se
elige o prefiere justificadamente, consideran algunas reglas de conducta como
revestidas de autoridad y justificadas, algunas veces critican a las personas y sus
conductas por incumplimiento de reglas morales y se sienten motivadas, hasta cierta
medida, a elegir lo preferible y a conformarse con las reglas morales, ya por ellas
mismas o a causa del interés en la aprobación de los demás.
¿Cuál es la razón de las normas éticas y por qué son universales? ¿Cuál es la
explicación de que existan normas éticas en absoluto, o de su afianzamiento? Es
razonable presuponer que el desarrollo de los sistemas éticos implicó procesos causales
del tipo que según podemos observar hace que los sistemas éticos se sigan manteniendo
hoy día. Por otro lado, la utilidad de los sistemas éticos debe haber desempeñado alguna
función.
Muchas, o la mayoría, de las reglas morales no habrían tenido lugar en absoluto si
nuestro mundo hubiera sido semejante al paraíso, ya que en este mundo no habría sido
necesario realizar actos considerados como inmorales (como robo, asesinato,...).
Muchas reglas morales prohiben la realización de algo que alguien muy bien pudiera
sentirse tentado a hacer y que sería injurioso para otra persona, pero en un paraíso nunca
se darían estas condiciones y, en consecuencia, no existirían reglas morales. En otras
palabras, un prerrequisito para la aparición de algunas reglas morales es la existencia de
condiciones tales que las haga útiles; aunque también es posible que algunas reglas
morales se desarrollen sin ninguna función.
La explicación de la universalidad de las reglas éticas podría realizarse mediante una
argumentación del tipo "supervivencia del más apto". En efecto, en las épocas
primitivas la supervivencia, incluso de las sociedades, era algo precario; para que una
sociedad, o tribu, pudiera sobrevivir era necesario que en ella existiera cierta
estabilidad; la función de las normas morales es la de proporcionar esta estabilidad. Esto
no nos explica, sin embargo, la aparición de las normas éticas.
Esta argumentación puede, sin embargo, ser completada acudiendo a la psicología.
Según la psicología los individuos tienden a abandonar las pautas de comportamiento
que son penalizadas y mantienen las pautas de conducta que son gratificantes. De este
modo, la posesión de normas éticas como una pauta de conducta, se sigue de la utilidad
de poseer normas éticas que tenderán a desarrollarse al menos en muchos grupos
sociales.
¿Cuales son los beneficios o utilidad que sirven para justificar la posesión de normas
éticas? En primer lugar, poseer creencias éticas es poseer un sistema de consignas para
la acción, para analizar acciones alternativas en términos de aspectos favorables o
desfavorables. Si no contásemos con creencias tales como "el conocimiento es bueno",
o "se debe decir la verdad excepto...", como guías, ya bien actuaríamos a ciegas o, de lo
contrario, tendríamos que dedicar mucho tiempo a la reflexión en cada caso particular.
No poseer creencias éticas de ningún tipo o no contar con tendencia a ser guiados por
tales creencias, sería igual que no contar con creencias generales en absoluto, o no
poseer ningún hábito. El poseer algunas normas es, por tanto, una medida de economía
esencial para el individuo.
Además, si la vida ha de hacerse tolerable debe proporcionar algunas medidas de
seguridad, protección con relación a la violencia personal y otros ataques a las
condiciones fundamentales de la existencia individual. Debe existir paz y orden dentro
de un grupo social. Para proporcionar seguridad deben existir reglas revestidas de
autoridad, estas reglas son tanto más eficaces cuanto más informal es el mecanismo de
coacción; las normas morales proporcionan este tipo de mecanismos.
Las normas éticas son útiles no sólo como medio eficaz para procurar seguridad, sino
también como un sistema eficiente de guías para la vida cooperativa. Las normas éticas
prescriben, en muchos contextos, el papel que determinados individuos han de
desempeñar en el comportamiento institucionalizado.
3. Moral y antropología
Sólo el hombre es capaz de acción moral; no hablamos de conducta moral aplicándolo a
los animales; la razón de ello -bien conocida de todos- es que el hombre es un ser libre
y, en consecuencia, responsable de sus actos, mientras que no ocurre lo mismo con los
animales; además, sólo el hombre es capaz de realizar valoraciones morales, sólo de las
acciones humanas decimos que son morales, inmorales o amorales. En consecuencia, si
queremos arrojar luz sobre la conducta del hombre, habremos de estudiar qué sea el
hombre, y la ciencia que estudia el hombre es la antropología; queda, en consecuencia,
demostrada la pertinencia del estudio antropológico en relación con la moral.
Pero, ¿cuál es la importancia de la antropología en relación con la moralidad? El ser del
hombre determina su obrar; el ordo essendi es lo decisivo y lo normativo del ordo
agendi. Por eso, toda norma moral o toda costumbre que se proponga al hombre, para
ser obligatoria hay que probarla con la piedra de toque del ser del hombre, y mostrar su
consonancia con él. La aportación que la antropología puede aportar al estudio de la
moralidad es triple:
1. La antropología aporta una contribución ineludible para lograr una adecuada
definición del ser humano, que es el presupuesto necesario para comprender
correctamente su orden moral. Los resultados de la antropología muestran que la
libertad humana no sólo es limitada en virtud de su finitud o carácter
contingente, sino también que es "mente coroporeizada" o ser psico-somático.
2. La antropología puede indicar al hombre cómo cumplir los requerimientos de su
ser moral, cómo debe el hombre realizarse moralmente. Por ejemplo, para hablar
de la libertad moral del hombre, antes, como condición previa, debemos tener
presente la esencia de la libertad como atributo del ser humano.
3. Las ciencias antropológicas, aplicadas a diversos aspectos humanos, han
planteado problemas morales que antes no se conocía.
Hay, además, otro aspecto que pone en relación moral y antropología; es el siguiente: la
moral filosófica (la ética) estudia el obrar del hombre, la acción específicamente
humana y libre; desde esta perspectiva, la ética debe situarse como un momento o
aspecto de la antropología. La única base en la que se puede sólidamente fundar y
posteriormente edificar una ética racional es partiendo de un adecuado concepto de
naturaleza humana.
3.1 La moral como algo constitutivamente humano
Según Xavier Zubiri la realidad moral es constitutivamente humana; no se trata de un
"ideal", sino de una necesidad, de una forzosidad, exigida por la propia naturaleza, por
las propias estructuras psicobiológicas. Ver surgir la moral desde éstas equivaldrá a ver
surgir el hombre desde el animal.
En el animal, la situación estimulante de un lado y sus propias capacidades biológicas
del otro, determinan unívocamente una respuesta o una serie de respuestas que
establecen y restablecen un equilibrio dinámico. Los estímulos suscitan respuestas en
principio perfectamente adecuadas siempre a aquellos. Hay así un "ajustamiento"
perfecto, una determinación ad unum entre el animal y su medio al que Zubiri llama
"justeza".
El hombre comparte parcialmente esta condición. Pero el organismo humano, a fuerza
de complicación y formalización, no puede ya dar, en todos los casos, por sí mismo,
respuesta adecuada o ajustada, y queda así en suspenso ante los estímulos, "libre-de"
ellos. Las estructuras somáticas exigen la aparición de la inteligencia. El animal define
de antemano, en virtud de sus estructuras, el umbral y el dintel de sus estímulos. En el
hombre también ocurre esto hasta cierto punto. Pero tanto aquello a que debe responder
-la realidad- como aquello con que debe responder -la inteligencia- son inespecíficos. El
hombre tiene que considerar la realidad antes de ejecutar un acto; pero esto significa
moverse en la "irrealidad". En el animal el ajustamiento se produce de realidad a
realidad -de estímulo a respuesta-; en el hombre, indirectamente, a través de la
posibilidad y de la libertad; esta libertad es tanto libertad-de cómo libertad-para;
libertadde tener que responder unívocamente, y libertad para pre-ferir en vista de algo,
convirtiendo así los estímulos en instancias y recursos, es decir, en "posibilidades". Es
decir, al animal le está dado el ajustamiento, mientras que el hombre tiene que hacerlo,
el hombre tiene que justificar sus actos; la justificación es, por tanto, la estructura
interna del acto humano.
Pero, ¿en qué consiste esta justificación? La realidad no es, dentro de cada situación,
mas que una. Por el contrario, las posibilidades, como "irreales" que son, son muchas, y
entre ellas hay que pre-ferir. Por tanto, también entre las mismas posibilidades hay, a su
vez, un ajustamiento propio, una pre-ferencia. Consiguientemente, el problema de la
justificación no consiste únicamente en dar cuenta de la posibilidad que ha entrado en
juego, sino también de la pre-ferencia.
Zubiri distingue entre moral como estructura y moral como contenido. La moral como
estructura alude a aquellos aspectos fisiológicos del ser humano que hacen que este sea
un animal moral, mientras que la moral como contenido hace referencia al ajustamiento
de los actos humanos no a la realidad, sino a una norma ética.