Centro Espirita León Denis -‐ CELD
Tema de la Clase: Buenos Modales (fijación de lo visto anteriormente)
Fecha: 22 noviembre 2012 Educadores: Pilar y Elaine Objetivos: Incentivar a los niños a utilizar expresiones de cortesía Inicio (apertura): Oración
Motivación inicial: Video CantaJuegos : La Canción de la Felicidad http://www.youtube.com/watch?v=GYWfTacgt-‐g
Tiempo: 3 minutos
Actividad principal: Cuento – El Señor Feliz 1º momento = Cuento 2º momento = Preguntas sobre el cuento:
¿Qué tienen de diferente las figuras? ¿Es fácil ser gentil? ¿Es mejor ser feliz o ser triste? ¿Es mejor tener amigo o estar solitos?
3º momento = Llevar una carita con sus ojitos y nariz ya dibujados. Llevar por separado la boca con una sonrisa y con una cinta pegarla transformando el Señor Feliz en Triste y el Señor Triste en el Señor Feliz, con tan solo invertir la boquita…
Tiempo: 15 m
Actividad de fijación del tema: Pintura
PROYECTO
1º momento = Pintar el dibujo de la escena final del cuento, el Señor Feliz y Triste muy felices, porque el Señor Triste ahora es Feliz y ha hecho mucho amigos, por ser cortés y amable con todos
Tiempo: 20m
Actividad Resumen de las clases anteriores:
El Árbol de los Buenos Modales, Cooperación, Palabritas Mágicas y la Amistad
Los niños pegarán en el árbol, las figuras que les presentemos, haciendo memoria de todo lo que hemos estudiado hasta entonces, la importancia, de ser amigos, amables, educados, de cooperar, recoger, etc…
Cierre: Oración y si sobra tiempo, cantar y bailar con Cantajuegos
Evaluación: ………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..
El Señor Feliz
Erase una vez un señor llamado Feliz. El tenía mucho sentido del humor, estaba siempre sonriente. Por donde iba, siempre saludaba a la gente: “Buenos días”, “Buenas tardes”, “Buenas noches”. Era muy educado; cuando pedía algo, siempre decía “Por favor” y “muchas gracias”, y
siempre, siempre que podía, ayudaba a los demás. Por eso, todas las personas le querían mucho, tenía muchos amigos.
Un día, se mudó junto a su casa un hombre que se llamaba señor Triste. Era un señor que siempre estaba muy serio, de mal humor, no saludaba a nadie, estaba siempre con mala cara y creía que nadie le quería. Era tan mal
humorado, tan mal humorado, que se puso malito.
Cuando el señor Feliz supo que su vecino, el señor Triste estaba enfermito, fue a visitarle, para ayudarle. El señor Triste lloraba y se quejaba de que nadie le quería, nadie le visitaba y nadie se había ofrecido ayudarle.
El señor Feliz le explicó cómo se portaba con los demás, que nadie quería acercarse a él, porque tenían miedo a no ser bien tratados. Le aconsejó que empezara a saludar a los demás, a decirles “buenos días” y que después le
contase como le había ido, ser más amable con las personas.
Cuando se puso mejor, salió a la calle a saludar a las personas, saludó y sonrió al primer vecino que vio. ¡Qué gran sorpresa se llevó el señor Triste, el vecino le respondió el saludo y hasta estuvieran charlando un rato!
Se pasaron los días y el señor Triste fue aprendiendo a ser más educado, amable y cariñoso con los demás.
¿Sabéis lo que se pasó, entonces? ¡¡Las personas le sonreían!!
Él empezó a sonreír más… estaba tan contento, tan contento, que no podría más seguir llamándose “Señor Triste”
Fue entonces que el señor Feliz, tuvo una maravillosa idea:
-‐ ¡¡Amigo mío, de hoy en adelante, te vas a llamar señor… Contento!!
Y así el señor Feliz y el señor Contento siguieron haciendo muchos amigos y a enseñar a las personas a hacer también más amigos.