C O N A B 1 O
EL VALOR ECOLÓGICO
Y ECONÓMICO DEL
CAPITAL NATURAL
DE MÉXICO.
PÁG: 7
LOS PECES
INTERMAREALES: VIVIR
EN LA TRANSICIÓN
ENTRE LA TIERRA
Y EL MAR.
PÁG:13
ISSN: 1870-1760
BOLETIN Bit ¿T RAL DE LA COMISION NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO Y USO DE LA BIODIVERSID AD
- > r y 2* 1
CIENCIA POR Y PARA LA SOCIEDAD
El conocimiento de la naturaleza es el primer paso
para su valoración, manejo y conservación. Para
que sea útil, debe ser confiable, actualizado y
estar disponible para los distintos usuarios de la
sociedad. Recientemente, el acceso a internet y
otros desarrollos tecnológicos han abierto nuevas
oportunidades para expandir y construir este
proceso de forma colaborativa, por medio de la
ciencia ciudadana o ciencia participativa.
Todos somos
natura ¿lista ciencia por y para la sociedad
CARLOS GALINDO LEAL, ELIZABETH TORRES BAHENA, ROBERTO ARREOLA ALEMÓN, BRIZEL
MARTÍNEZ TREJO, CARLOS ALONSO TORRES Y GERARDO GONZÁLEZ BAUTISTA*
Muchos ciudadanos
tienen curiosidad y
vocación de científicos y
pueden participaren el
proceso de adquisición
del conocimiento. Foto: © Miguel Angel Sicilia
Portada: La mayoría
de los registros del
pequeño Dragón azul
(Glaucus atlanticus) en
México, se han hecho
a través de ciencia
ciudadana. Foto:©Bill Rudmann
¿Qué es ciencia ciudadana?
Es la participación del público, sin entrenamiento cien¬
tífico, en distintas etapas de la ciencia como: desde
identificar una pregunta, hacer observaciones, proponer
hipótesis, levantar datos, participar en un análisis, has¬
ta comunicar resultados. La ciencia ciudadana se inició
hace más de un siglo, con proyectos como el conteos de
aves (1900, https://www.audubon.org/) y de observación
de estrellas variables (1911,_https://www.aavso.org/).
Los proyectos de ciencia ciudadana pueden ir desde te¬
mas locales hasta mundiales.
En las ciencias de la biodiversidad, el conocimiento
de la distribución y la abundancia de las especies repre¬
senta una base muy importante y la ciencia ciudadana
ha ido contribuyendo cada vez más en este tema. Re¬
cientemente, la Infraestructura Mundial de Información
sobre Biodiversidad (gbif, por sus siglas en inglés)
documentó que a partir de 2017 la colaboración de la
ciencia ciudadana en el registro de especies superó el
50% de alrededor de mil millones de registros que se
han obtenido a nivel mundial.1
¿Cómo contribuye la ciencia ciudadana?
La ciencia ciudadana tiene la gran ventaja de promover
dos objetivos: la obtención eficiente y económica de in¬
formación a distintas escalas, y el involucramiento de la
sociedad en una actividad de aprendizaje y valoración. En
el área de las ciencias de la biodiversidad esto cobra gran
relevancia, ya que para resolver los problemas ambienta¬
les de este siglo se requiere la mejor información dispo¬
nible y la participación de una sociedad informada.2'3 4 5
Desde 2004, la conabio adoptó y adaptó la platafor¬
ma eBird desarrollada un par de años antes por el Labo¬
ratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell y la
Sociedad Audubon.6 7 En esta plataforma los aficionados
y profesionales de las aves comparten información de sus
avistamientos y al mismo tiempo generan una base mun¬
dial de datos. Recientemente (2013), la conabio adoptó y adaptó ¡Naturalist. Con la adopción y adaptación de estas
dos plataformas y el desarrollo de la plataforma Encielo-
Vida (www.enciclovida.mx) México se ha convertido en el
país que más información, confiable y actual, sobre biodi¬
versidad pone a disposición de la sociedad.
2
^naturalista © G*rtV*»dMl W W+i V I* M-lM* 0 Rífirlt-iH
Naturalista es una plataforma en internet de ciencia ciudadana
sobre biodiversidad donde cualquier persona puede
participar contribuyendo con fotografías de plantas,
hongos y animales.
¿Qué es NaturaLista?
NaturaLista es una plataforma en internet de ciencia
ciudadana sobre biodiversidad donde cualquier persona
puede participar contribuyendo con fotografías de plan¬
tas, hongos y animales. Las fotografías se ingresan direc¬
tamente del teléfono inteligente con una aplicación móvil
gratuita o a través de una computadora, si las imágenes
fueron capturadas con una cámara. Los datos básicos
son fecha, lugar e identificación de la especie. Con la
adaptación de NaturaLista, México, a través de la Comi¬
sión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiver¬
sidad, se convirtió en el primer socio de la red iNaturalist desde 2013. Además de Estados Unidos y México, a la
fecha se han unido a la red, Canadá, Colombia, Portugal,
Nueva Zelanda, Australia, Ecuador y Panamá.
El primer paso fue incluir información relevante del
Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad de
la conabio a la plataforma NaturaLista. Se incluyeron
más de 70 mil especies con nombres científicos válidos,
la lista mexicana de especies en riesgo (Norma Oficial
Mexicana 059), las áreas protegidas federales, munici¬
pios, nombres comunes en español e idiomas indígenas,
entre otros. De igual forma, la conabio contribuyó en
el desarrollo de la App para teléfonos celulares de uso
gratuito y disponible para ¡OS y Android.
Tan sólo en seis años NaturaLista se ha convertido
en la red de ciencia ciudadana de la naturaleza más
grande en México y en Latinoamérica. A nivel mundial
ocupa el segundo lugar en iNaturalist con el mayor nú¬
mero de observaciones y especies fotografiadas. Ac¬
tualmente, México ha reunido más de 1.6 millones de
observaciones de más de 31 mil especies y con la parti¬
cipación de más de 57 mil usuarios. Cada mes se regis¬
tran en promedio más de 40 mil observaciones y 1169
observaciones al día.
Redes de tutores, espacios
multiplicadores y curadores
Para promover de una forma más eficiente el cono¬
cimiento y uso de la plataforma, además de múltiples
charlas, conferencias, eventos, promoción por radio y
entrevistas en televisión, se crearon la red de tutores,
Observaciones
0 ntnco 7F O
Palto de Cafar
□ — □
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de curadores y de espacios multiplicadores. Para estas
importantes actividades hemos tenido como socio fun¬
damental a la Fundación Carlos Slim, para la cual la edu¬
cación sustentada en la tecnología ha sido un elemento
central. Con el apoyo de la fundación ha sido posible
crear y mantener tres redes.
Tutores
Distribuidos en la República, 18 tutores brindan talleres
de capacitación en sus regiones. Han sido selecciona¬
dos a través de NaturaLista como reconocimiento a su
alta participación y por el conocimiento de la plataforma.
A la fecha estos 18 tutores han impartido 319 talleres
y capacitado a 8 114 personas (https://www.naturalista.
mx/pages/ayudatutores).
En NaturaLista puedes
conocer inmediatamente
las especies comunes
de cualquier lugar a
través de sus fotos,
descripciones y mapas
de distribución.
3
En una época en que la
fotografía se ha vuelto tan
popular, la participación
de la sociedad registrando
plantas y animales es
invaluable.
Fotos: © de izquierda a derecha
(fila superior): Jorge Valdez
Villavicencio y Matías Domínguez
Laso; (fila inferior): Juan Carlos Pérez
Magaña, Matías Domínguez Laso y
María Cecilia Álvarez Rícalde.
Espacios multiplicadores
Estos espacios se han seleccionado para la promoción
de NaturaLista en diversas regiones del país. A la fecha
ha sido posible capacitar y equipar con computadoras
y cámaras fotográficas a 60 espacios multiplicadores,
como museos de ciencia, jardines botánicos, áreas na¬
turales protegidas, comunidades, ejidos y organizacio¬
nes de la sociedad civil dedicadas a la conservación y
promoción ambiental.
Uno de los primeros socios en los espacios multipli¬
cadores fue la Comisión Nacional de Áreas Protegidas
(CONANP), con la que se firmó un convenio en 2014 para
dotar de equipos y capacitación a 18 Áreas Naturales
Protegidas (anp), de las nueve Regiones de conanp.
El personal de cada área protegida recibió dos equipos
fotográficos y una computadora para hacer registros de
observaciones de flora y fauna en NaturaLista.
Curadores
La red de curadores incluye un grupo de 16 especialistas
en taxonomía de diversos grupos (ej., moluscos, arácnidos,
plantas, escarabajos, libélulas, etc.) que apoyan en la iden¬
tificación de especies y llevan a cabo actividades de cura¬
ción en la plataforma. En conjunto, los curadores han veri¬
ficado 360 580 observaciones. Además, revisan y redactan
fichas sintéticas de especies de acuerdo con su especiali¬
dad. A la fecha, han desarrollado 1 525 fichas descriptivas
de especies para Wikipedia, que son utilizadas como una
de las varias fuentes de información de NaturaLista.
La Fundación Carlos Slim también colabora en la or¬
ganización de la “Alfombra verde”, un evento en el que,
año con año, se otorgan reconocimientos a los naturalistas
más destacados del país por sus valiosas aportaciones.
La plataforma permite la creación de proyectos de
cualquier escala espacial, desde la azotea verde de
CONABIO de 25 m2 hasta el planeta entero. En México se
han creado más de 2 000 proyectos, que incluyen Áreas
Naturales Protegidas, parques y bosques urbanos, eji¬
dos y comunidades, sitios arqueológicos, jardines botá¬
nicos, museos de ciencias y de historia natural, escue¬
las, universidades y bibliotecas, además de proyectos a
nivel estatal o municipal.
Casos de éxito
La información recabada a través de NaturaLista tiene
múltiples aplicaciones. Cada día aparecen datos relevan¬
tes para la conservación y manejo de la biodiversidad a
nivel local, municipal, estatal y nacional. Se ha reunido
información sobre especies en riesgo, especies priorita¬
rias, medicinales, ornamentales, maderables, textiles, etc.
Además, funciona como una herramienta de alerta tem¬
prana de especies invasoras, de vectores de enferme¬
dades, plagas agrícolas y forestales, y como un valioso
instrumento para el turismo de naturaleza.
NaturaLista reúne en un solo sitio a expertos, aficio¬
nados y sociedad en general interesados en el conoci¬
miento de la naturaleza. Gracias a la colaboración de
participantes ciudadanos y científicos se han documen-
4
encielo VldO
ww.encíclovida,mx
tado alrededor de 200 especies que no estaban regis¬
tradas en México. También se han descubierto especies
que se creían extirpadas; con ampliación de distribución;
en riesgo; poco comunes; de importancia comercial y
médica, entre otras. Recientemente (2019), se docu¬
mentó la primera fotografía de un individuo vivo del co¬
nejo de Omiltemi, especie endémica del estado de Gue¬
rrero. En el caso de algunas especies, como el diminuto
dragón azul y el perico monje introducido de Argentina,
la mayoría de los registros provienen de la ciencia ciuda¬
dana. Muchos otros casos de éxito se pueden identificar
en proyectos de universidades y escuelas, de redes de
turismo comunitario, de proyectos relacionados a vecto¬
res de enfermedades, o de especies exóticas invasoras.
Ciencia ciudadana en Latinoamérica
En 2018 la CONABIO, junto con ¡Naturalist y National Geographic, organizó el primer Taller Latinoamerica¬
no sobre Ciencia Ciudadana para la Conservación
de la Biodiversidad. Su objetivo fue conocer el estado
de iniciativas de ciencia ciudadana en América Latina,
el intercambio de mejores prácticas y casos exitosos, y
la promoción de la plataforma de ¡Naturalist. Dicho en¬
cuentro logró reunir a representantes de 15 países de
América Latina, además de aquellos de las plataformas
¡Naturalist y eBird por parte de Estados Unidos y la red
de Tutores de NaturaLista de México. Los resultados del
exitoso taller pueden encontrarse en el sitio de Biodiver¬
sidad Mexicana (https://www.biodiversidad.gob.mx/Difu-
sion/cienciaCiudadana/tallerCC.html).
La información reunida por las plataformas de AverA- ves y NaturaLista complementa la información científica;
cualquiera puede tener acceso a ella a través de Encielo- Vida y se ha integrado al Sistema Nacional de Información
sobre Biodiversidad (snib), que la conabio ha desarro¬
llado y mantiene por mandato oficial. En muchos casos,
la información que ha sido recopilada por los voluntarios
de la ciencia ciudadana sería altamente costosa para los
investigadores y en otros, imposible de obtener.
¿Y EncicloVida?
EncicloVida (www.enciclovida.mx) es una plataforma de
internet de consulta, creada por la conabio, sobre las es¬
pecies que viven en México. Interconecta y vincula infor¬
mación de conabio y de otras plataformas digitales sobre
alrededor de 70 mil especies de plantas, hongos y ani¬
males. De la conabio se reúnen descripciones, nombres
El perico monje,
una especie exótica
invasora, continuamente
es registrado por las
plataformas de AverAves
y de NaturaLista.
Foto: © Miguel Ángel Sicilia
Número de observaciones
científicos, sinónimos, nombres comunes en distintos
idiomas y lenguas indígenas, mapas de distribución po¬
tencial, registros de colectas, museos, proyectos locales,
fotografías, entre otros recursos.
Actualmente, se consulta la Norma Oficial Mexicana
059 (NOM 059) y se conecta con la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (iucn) y la Con¬
vención sobre el Comercio Internacional de Especies
Amenazadas de Flora y Fauna (cites) para obtener
información sobre las categorías de riesgo y comercio
internacional a nivel nacional y mundial. También se en¬
cuentra conectada con la Encyclopedia of Life, la Biblio¬
teca Macaulay de la Universidad de Cornell (de donde
se obtienen fotografías, videos y audios) y el Jardín Bo¬
tánico de Missouri.
Aumento del número
de observaciones en la
plataforma NaturaLista
desde su inicio en
México.
5
En EncicloVida se pueden realizar consultas de artí¬
culos científicos de Google Académico, ResearchGate,
Biodiversity Heritage Library y de la Bioteca de conabio.
Para la ciencia ciudadana se conecta con NaturaLista, lo
que permite visualizar todas las observaciones, nombres
comunes y fotos; también cuenta con un sistema de co¬
mentarios cuya retroalimentación es proporcionada por
los especialistas de los taxones en cuestión. Próxima¬
mente, EncicloVida estará disponible en aplicación móvil
para Android.
La participación de la sociedad es indispensable para
resolver los problemas ambientales de la actualidad y la
ciencia ciudadana brinda la oportunidad para que cola¬
boremos, nos apropiemos del conocimiento de la natu¬
raleza de México y contribuyamos juntos en la solución
de la crisis de la biodiversidad.
Bibliografía 1 Chandler, M., L. See, K. Copas, A. M. Z. Bonde, B. Claramunt
López, F. Danielsen, J. K. Legind, S. Masinde, A. J. Miller-
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mundial. Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad-CTS 9 (27): 11 -31.
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4 McKinley, D. C., A. J. Miller-Rushing, H. L. Ballard, R. Bonney,
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K. F. Stepenuck, J. F. Weltzin, A. Wiggins, O. D. Boyle, R. D.
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conservation Science, natural resource management, and en-
vironmental protection. Biological Conservation 208:15-28.
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Untapped potential of Citizen Science in Mexican Small-Scale
Fisheries. Frontiers in Marine Science, doi.org/10.3389/
fmars.2019.00517
6 Berlanga, H., V. Rodríguez y H. Gómez de Silva. 2012. aVe-
rAves: la ciencia ciudadana para la conservación. Biodiver- sitas 100:7.
7 Iturriaga, L. J., H. Berlanga, E. Velarde, C. Meiners, L. Ji¬
ménez, H. Perales, R. Sanay, M. A. Lozano, H. A. Cabrera
Valenzuela y C. Anaya Cruz. 2016. Una historia de ciencia
ciudadana: el rabijunco pico rojo. Biodiversitas 124:8-12.
* Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
Los avances de la
tecnología permiten que
todos colaboremos en
grandes iniciativas.
Foto:© Miguel Angel Sicilia
6
El valor ecológico y económico del
CAPITAL NATURAL DE MÉXICO
FRANZ MORA1
El impacto humano a los ecosistemas no tiene preceden¬
tes. Desde el inicio del Antropoceno,1 la pérdida de espe¬
cies e interacciones es la mayor amenaza a la integridad
ecológica y a la permanencia de procesos ecológico-
evolutivos a largo plazo.2 Hoy en día, nos enfrentamos
a una sexta extinción masiva de especies, que puede
tener repercusiones catastróficas para la conservación y
uso de la biodiversidad, pero también para la provisión
de servicios de los ecosistemas. En la búsqueda de un
mayor desarrollo económico, la transformación del pai¬
saje natural ha sido la mayor causa de la degradación
ecológica y de la pérdida de la biodiversidad.3
El estado actual de deterioro ecológico a nivel mun¬
dial hace un llamado a una profunda reorganización de
las formas de producción de energía y de alimentos, así
como del aprovechamiento de los bienes y servicios de
los ecosistemas. Una aproximación sustentable al apro¬
vechamiento de los recursos naturales hace necesaria
una evaluación de la calidad y cantidad de los recursos
remanentes. La relación entre la calidad y cantidad de
recursos naturales conforman el capital natural de las
naciones. La evaluación de la condición (calidad y can¬
tidad) de los ecosistemas remanentes se ha convertido
en un aspecto crucial para la evaluación de la crisis ac¬
tual de la biodiversidad.
El concepto de capital natural
El capital natural se conceptualiza como cualquier conjun¬
to de recursos naturales o ambientales que proveen en la
actualidad, y en el futuro, un flujo de bienes y servicios que
son críticos para un uso sustentable.4 5 En este contex¬
to, el capital natural crítico o insustituible (cnc) se define
como “la porción del capital natural que facilita funciones
ecológicas importantes, además de la condición por la que
cualquier cnc se asocia a cada función”. De esta manera,
“no existe ningún tipo de sustituto del capital natural o he¬
cho por el hombre, que pueda adoptar la misma función,
es decir, el CNC no es sustituible respecto a la función en
cuestión”.6 Desde el punto de vista ecológico, el capital na¬
tural crítico es aquella porción del capital natural que debe
mantenerse para que ciertos procesos ecológicos preva¬
lezcan a largo plazo.4 5 El capital natural crítico es así el
legado ecológico-evolutivo para futuras generaciones, y
es ahí donde radica su mayor valor ecológico.
Selva alta perennifolia
de la Reserva de la
Biosfera Montes Azules,
Chiapas.
Foto:©Fulv¡o Eccardi
7
El concepto de capital natural como una
medida de la cantidad (%) y la calidad (%)
de los ecosistemas.7 La calidad se reduce
a través de la degradación ecológica, y la
cantidad se reduce a través de la pérdida
de ecosistemas o hábitats. El resultado de
la interacción de ambas medidas constituye
el índice de capital natural (icn).
100
90
70
60
g 50
| 40 cc o
30
20
10
0
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
Cantidad (%)
Degradación
del hábitat (0.52%)
ICN= 32.8%
Pérdida de
hábitat (32.7%)
i—i—r
La integridad ecológica como
el indicador de la calidad de capital natural
Para una mejor toma de decisiones sobre la conservación
y uso del capital natural, es indispensable entonces contar
con una serie de indicadores del capital natural, y espe¬
cialmente para la identificación del capital natural crítico.
Estos indicadores deben no solamente hacer una evalua¬
ción cuantitativa de la cantidad de recursos remanentes,
sino principalmente de la calidad de los recursos7. La con¬
dición (calidad) de los ecosistemas se refiere a la capa¬
cidad de mantener funciones ecológicas fundamentales
y proveer de manera sustentable servicios y recursos.8
El índice más importante que se asocia directamente a
la condición de los ecosistemas surge a partir del con¬
cepto de integridad ecológica, como una integración de la
condición de naturalidad, estabilidad y autoorganización
de procesos e interacciones, en donde la magnitud de la
degradación ecológica y la cantidad del paisaje natural
transformado se suman a la evaluación de la condición o
“calidad” de los ecosistemas.9 De esta manera, los índi¬
ces de integridad ecológica se pueden usar como la base
para la evaluación de los impactos antropogénicos, cuan¬
do la calidad o condición es necesaria para evaluaciones
que requieren una toma de decisiones.10
En el desarrollo de políticas de conservación y mane¬
jo, la noción del capital natural conlleva adicionalmente la
necesidad de conocer su valor. El valor ecológico se mide
en términos de la condición (integridad) del funcionamien¬
to de los ecosistemas.4 8 El valor económico requiere de
la cuantificación de valores de uso y no-uso para la condi¬
ción y la extensión de los ecosistemas, y generalmente se
expresa en unidades monetarias.4'1t 12 En la actualidad,
existe una creciente necesidad para evaluar el capital na¬
tural desde los dos sistemas de valores, ya que así se
puede incluir en los sistemas de cuentas nacionales, y
permite explorar su papel en la sustentabilidad y el bien¬
estar social, donde se pueden identificar diferentes nive¬
les de sustentabilidad.1314 Así, en estas evaluaciones es
necesario considerar la dimensión espacial de los recur¬
sos ecológicos en función de su calidad, cantidad y valor
para establecer metas de sustentabilidad en la planeación
y toma de decisiones.15'16
El capital natural de México
El capital natural de México puede evaluarse hoy en día
con la integración de diferentes marcos conceptuales
que en primera instancia consideran: (a) la calidad de la
condición remanente de los ecosistemas, a través de los
indicadores de integridad ecológica; (b) la cantidad de
recursos remanentes con el uso de diferentes modelos
geográficos; y (c) el valor económico, a través de esque¬
mas de valoración de bienes y servicios ecosistémicos.9
En el Sistema de Información Espacial para el So¬
porte de Decisiones sobre Impactos a la Biodiversidad
(SIESDIB-conabio) se han desarrollado los marcos con¬
ceptuales que integran el sistema jerárquico de evalua¬
ción de la integridad ecológica a partir de geoindicadores
de la condición de naturalidad, estabilidad y autoorgani¬
zación de interacciones de especies clave (interacciones
depredador-presa). Esta evaluación está asociada a pro¬
cesos ecológico-evolutivos1718 que, al integrarse al marco
del índice de capital natural (icn), determina la condición
general de los ecosistemas remanentes a partir de la inte¬
gración de medidas de calidad y cantidad de los ecosiste¬
mas. La condición del capital natural se evalúa entonces
con un esquema global de valores monetarios,1219 lo que
permite su valoración en el esquema global de uso de
bienes y servicios ecosistémicos. La valoración ecológica
y económica del capital natural remanente en México se
basa en estimaciones cuantitativas derivadas a partir de
información geográfica que puede implementarse en sis¬
temas de información geográfica, o en sistemas de sopor-
8
te de decisiones. Así, la información generada cumple un
objetivo primordial en metas de evaluación estratégicas
de recursos naturales. De acuerdo con estas evaluacio¬
nes, México cuenta con un 33% del capital natural (ICN =
0.33), es decir, sólo un tercio del capital natural potencial
es disponible para satisfacer las necesidades de la pobla¬
ción a través del uso de bienes y servicios del ecosiste¬
ma. El análisis por tipos de ecosistemas (ecorregiones)
muestra que la mayor proporción del capital natural re¬
manente existe en los Desiertos de Norteamérica (22.6%)
y en las Sierras templadas (16.4%). El capital natural en
Selvas tropicales es ~7%, y en Selvas secas caducifolias
es del 9%. Sin embargo, el mayor valor económico sigue
estando presente en ecosistemas tropicales, tanto en su
valor monetario del capital natural actual como en el valor
alcanzable después de una restauración ecológica.
El capital natural por estados y municipios
La evaluación del capital natural también puede reali¬
zarse con modelos geográficos asociados a la toma de
decisiones. Así, la condición del capital natural puede
ayudar a establecer metas estratégicas en los planes de
desarrollo nacionales y estatales. Al analizarse por esta¬
dos, es evidente que un alto porcentaje de la población
en México vive en condiciones de alta vulnerabilidad a la
condición del capital natural. Sólo el 22% de la población
Valor de los servicios de los ecosistemas
Quintana Roo
Baja California
Campeche
Tabasco
Chihuahua
Sonora
Coahuila
Sinaloa
Yucatán
Tamaulipas
Durango
Chiapas
Veracruz
Nayarit
Oaxaca
Guerrero
Zacatecas
Jalisco
San Luis Potosí
Nuevo León
Michoacán
Puebla
Guanajuato
Hidalgo
México
Colima
Querétaro
Aguascalientes
Morelos
Tlaxcala
CDMX
0.0 50,000,000,000.00 100,000,000,000.00 150,000,000,000.00
El valor económico
del capital natural de
México estimado a partir
de las unidades de valor
(US$/año) reportadas
globalmente.19
| Valor del CN después de la restauración
US $ / Año
Valor del CN actual Valor del CN degradado
9
Indice del capital natural
índice del capital
natural en México. La
distribución del capital
natural se muestra por
municipios. Valores
inferiores al 0.25
muestran condiciones
no sustentables; entre
0.25 y 0.4 muestran
condiciones de capital
natural en riesgo;
valores superiores a 0.4
y hasta 0.8 muestran
condiciones de capital
natural sustentable, y
valores superiores a
0.8 muestran el capital
natural con capacidad
de ser un legado
ecológico-evolutivo (o
irremplazable).
vive en condiciones donde su capital natural es susten¬
table, y cerca del 68% habita en condiciones de capital
natural en riesgo o no sustentable.9 Los estados con
mayor riesgo son aquellos que han agotado su capital
natural, como el Estado de México, la Ciudad de México,
Veracruz y Tlaxcala, y que tienen una gran cantidad de
población.
El análisis por municipios muestra que el stock ac¬
tual del capital natural (cn) puede ser insuficiente para
las generaciones futuras. Así, se puede observar que
-65% de los municipios tienen una condición de CN no
sustentable, con escaso valor de servicios de ecosis¬
tema (con excepción de municipios como El Carmen
en Campeche); 15% de los municipios del país tie¬
nen una condición de sustentabilidad en riesgo, con
aún un alto valor económico en el municipio de Cent-
la (debido a los servicios de los pantanos de Centla
en Tabasco). Sólo 16% de los municipios tienen una
condición sustentable del capital natural, con el mayor
valor económico en municipios como Felipe Carrillo
Puerto en Chiapas. Aún existen municipios con una
condición de capital natural irremplazable (2%), como
en Isla Mujeres, Quintana Roo, aunque su valor eco¬
nómico no es muy alto. El 65% de los municipios tie¬
ne una condición no-sustentable del capital natural, y
-16% tiene capital natural en riesgo, lo que representa
que más del 80% del territorio nacional tiene condi¬
ciones que no pueden satisfacer las necesidades de
bienes y servicios del ecosistema. Sólo cerca del 18%
de los municipios pueden obtener bienes y servicios
ecosistémicos de manera sustentable, y únicamente
el 2% del territorio nacional conserva capital natural
con un alto valor ecológico para mantener procesos
ecológico-evolutivos a largo plazo.
Adicionalmente, la condición del capital natural en Mé¬
xico no necesariamente está ligada al nivel del bienestar
de la población. Según los datos del índice de desarrollo
humano (idh) desarrollado por el Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo (pnud) y la condición del capital
natural (icn), se observa que la mayoría de los municipios
en el país que se encuentran en condiciones de CN no
sustentable (cerca de un 78%), presentan un idh medio
a muy alto, es decir, las necesidades de bienes y servi¬
cios ecosistémicos se satisfacen con recursos fuera de
su entorno ecológico. Sin embargo, los municipios que
han agotado su capital natural, y presentan condiciones
de bajo desarrollo humano, representan el 14% del país.
Éstos son municipios que no tienen el capital natural para
mejorar la condición de la población. Además, sólo el
13% de los municipios que tienen una condición de ca¬
pital natural sustentable han alcanzado una condición de
desarrollo humano mayor a la condición media. La trans¬
formación del paisaje natural y la pérdida del CN que ha
llevado a los municipios a tener niveles de capital natural
no sustentables no asegura que se haya visto reflejada
en una mejor condición de desarrollo humano. Sólo un
18% de los municipios que han agotado su capital natural
alcanzaron in idh muy alto, o un idh alto (17%).
10
Condición del capital natural
índice de transformación antropogénica
Capital natural y sustentabilidad
México es signatario de convenios internacionales para
la conservación y sustentabilidad de sus recursos na¬
turales y la biodiversidad. Sin embargo, la condición
del capital natural no es sustentable en la mayoría del
país: casi el 65% de los municipios del país tiene su
capital natural agotado. Los niveles de transformación
del paisaje natural en México no sólo han derivado en
la pérdida del 38% de su capital natural, sino que han
dado como resultado la degradación ecológica de cer¬
ca del 50% de los recursos naturales remanentes. Es
indiscutible que la pérdida de la condición natural de
los ecosistemas y la degradación ecológica son los te¬
mas más importantes del manejo de recursos natura¬
les. Desafortunadamente, la magnitud de la crisis de
sustentabilidad del país no se refleja en la planeación
del desarrollo o en las evaluaciones estratégicas de im¬
pacto ambiental. Hoy en día, se sigue apostando a la
transformación y degradación de la integridad ecológi¬
ca como promotoras del desarrollo económico. Es indu¬
dable que esta visión pone en riesgo la sustentabilidad
de la mayoría de los territorios geográficos de México,
y, además, no deja espacio para el legado ecológico-
evolutivo de nuevas generaciones.
La condición del capital
natural en función
de la transformación
antropogénica por
estados de la República
Mexicana. El tamaño de
las esferas representa el
tamaño de la población
en cada estado.
(b) Capital natural y valor de los servicios del ecosistema La condición del capital natural y la
transformación antropogénica por
municipios de México. El tamaño de las
esferas es proporcional al valor de los
servicios ecosistémicos del capital natural
remanente en cada municipio.
índice de transformación antropogénica
O No sustentable o En riesgo o Sustentable o Insustituible
11
Campos de cultivos en
la cuenca del lago de
Pátzcuaro, Michoacán.
Foto: © Fulvio Eccardi
Bibliografía 1 Steffen W., J. Grinevald, P. Crutzen & J. McNeill. 2011. The
Anthropocene: conceptual and historical perspectives. Phi- losophical Transactions oí the Royal Society A: Mathemati- cal, Physical and Engineering Sciences 369:842-867. doi:
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6 Ekins, P. 2003. Identifying critical natural capital conclusions
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292. doi: 10.1016/S0921-8009(02)00278-1
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jnc.2011.11.002
8 Roche, P. K. & C. S. Campagne. 2017. From ecosystem
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10.1016/j.cosust.2017.12.009
9 Mora, F. 2019. The use of ecological integrity indicators
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10.1016/j.jnc.2018.11.007
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2015. The conceptual foundation of environmental decisión
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15Blaschke, T. 2006. The role of the spatial dimensión within
the framework of sustainable landscapes and natural ca¬
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10.1016/j.landurbplan.2005.02.013
16 Fath, B. D. 2015. Quantifying economic and ecological sus¬
tainability. Ocean & Coastal Management 108:13-19. doi:
10.1016/j.ocecoaman.2014.06.020
17 Mora, F. 2017a. A structural equation modeling approach
for formalizing and evaluating ecological integrity in te¬
rrestrial ecosystems. Ecological Informatics 41:74-90. doi:
10.1016/j.ecoinf.2017.05.002
18 Mora, F. 2017b. Nation-wide indicators of ecological integri¬
ty in México: The status of mammalian apex-predators and
their habitat. Ecological Indicators 82:94-105. doi: 10.1016/j.
ecolind.2017.06.030
19Costanza, R., R. S. de Groot, P. Sutton etal. 2014. Changes
in the global valué of ecosystem Services. Global Environ¬ mental Change 26:152-158.
1 Sistema de Información Espacial para el Soporte de Decisiones
sobre Impactos a la Biodiversidad, Comisión Nacional para el Uso
y Conservación de la Biodiversidad (siesdib-conabio);
12
LOS PECES INTERMAREALES: vivir en la transición entre la tierra y el mar ARTURO RAMÍREZ VALDEZ1, GORGONIO RUIZ CAMPOS2,
PALOMA SALAZAR ARAUJO3, DEIVIS PALACIOS SALGADO4
Paisaje de la zona
intermareal rocosa en
la costa de Mlchoacán,
México.
Foto: © Paloma Salazar Araujo
Vivir entre la tierra y el mar puede sonar muy atractivo para
los humanos, sin embargo, para las especies que habitan
estos ambientes representa un gran reto de adaptación.
Las especies que residen en esta zona de transición han
tenido que desarrollar adaptaciones morfológicas, fisio¬
logías y etológicas que les permiten resolver presiones
en ambos ambientes. Los peces que habitan las pozas
intermareales son especies evolutivamente adaptadas a
la continua variación ambiental pero vulnerables a la pér¬
dida o perturbación del hábitat. Una de las consecuencias
del cambio climático es la elevación del nivel medio del
mar que generará fragmentación y pérdida de ambientes
costeros. Estas especies de peces intermareales enfren¬
tarán posiblemente el mayor de sus retos evolutivos en el
futuro escenario del cambio climático.
Se le llama zona intermareal a la banda paralela a la
costa que se forma entre el límite superior de la marea
más alta y el límite inferior de la marea más baja del
año. Durante la marea alta, estos microhábitats quedan
sumergidos y expuestos a condiciones totalmente mari¬
nas, mientras que durante la bajamar esta banda queda
expuesta a la intemperie. En marea baja se forman po¬
zas aisladas del mar que están sujetas a las variaciones
climáticas, a las que se les llama pozas de marea. Algu¬
nas de estas variaciones son cíclicas, como los periodos
maréales, diales y estacionales, mientras que otras son
resultado de características propias de las pozas como
la dimensión, el tipo de sustrato, el relieve de la costa y
su ubicación, entre otros factores. Las pozas de marea
son pequeñas islas de agua dispersas en la banda de la
zona intermareal.
Adaptaciones
Los peces de pozas de marea presentan adaptaciones
morfológicas que favorecen su estancia en este medio
físicamente hostil.1 En comparación con el mar abierto,
la zona intermareal está expuesta a mayor turbulencia
y limitada en espacio. Poseer un cuerpo grande re¬
presentaría una desventaja al bajar la marea. Por ello
la mayoría de las especies que habitan las pozas son
relativamente pequeñas (menores a 20 cm), con cuer¬
pos alargados, bajos, delgados y flexibles, adaptados
a vivir en reducidas grietas. Algunas de las familias de
peces mejor adaptadas a estos hábitats, como Blennii-
dae, Labrisomidae y Gobiesocidae, presentan cuerpos
semicomprimidos que facilitan encontrar refugio en con¬
chas vacías de moluscos, tubos de balanos, debajo de
rocas y objetos hundidos. Para aumentar la flexibilidad
13
de sus cuerpos y tener mayor maniobrabilidad, muchos
de estos peces carecen de escamas (Blenniidae, Go-
biesocidae), las tienen muy pequeñas (Pholidae, Cotti-
dae, Labrisomidae) o firmemente adheridas (Gobiidae).
También para aumentar la maniobrabilidad, algunos de
estos peces han desarrollado aletas pectorales grandes
y flexibles que les permiten cambios de dirección o ma¬
niobrar en espacios reducidos.
La movilidad al interior de las pozas es también
ejemplo de las interesantes adaptaciones de estos pe¬
ces. Muchos de ellos permanecen posados o incluso
adheridos al fondo, mientras que otros limitan su nado
a pequeños y rápidos desplazamientos entre grietas o
algas. Las especies asociadas al fondo han desarrollado
flotabilidad negativa que les permite permanecer sin es¬
fuerzo sobre el fondo donde encuentran refugio inmedia¬
to y menor turbulencia. Algunas especies logran mante¬
nerse en el fondo al carecer (Gobiesocidae, Blenniidae)
o tener una reducida vejiga natatoria (Gobiidae), que es
el órgano que permite a los peces regular su flotabilidad
y nadar fácilmente. Además algunas de estas especies
han desarrollado aletas modificadas en forma de ven¬
tosa (Gobiidae) o disco (Gobiesocidae); en el caso de
estas últimas les permite mantenerse adheridas a las ro¬
cas incluso en las condiciones más severas de oleaje. El
disco de succión en los peces chupapiedras (Gobieso¬
cidae) les permite mantener una fuerza adhesiva hasta
230 veces el peso corporal del pez.2
Habitar estos ambientes intermareales supone la
ventaja de reducir la depredación por especies marinas,
sin embargo, quedan expuestos a depredadores terres¬
tres y aves. Debido a ello, los peces intermareales han
desarrollado estrategias y estructuras especializadas de
camuflaje para eludir la depredación. Algunas de estas
especies presentan coloraciones que semejan a algas
que usan como sus refugios (Gibbonsia spp., Paraclinus
spp.); otras son capaces de cambiar su coloración para
asemejar más al sustrato (charrasco lanudo, CUnocottus
analis; mapo panámico, Bathygobius ramosus) y otras
más poseen cirros en la cabeza y el cuerpo que confun¬
den a depredadores. Estudios han demostrado que el
cambio en la coloración de estos peces es resultado de
la respuesta sensorial a un cambio de hábitat (camufla¬
je), pero también a un cambio de estado en el pez, como
apareamiento o agresividad. La llamativa coloración en
algunos de estos peces, además de su interesante ca¬
pacidad de camuflaje, han generado interés en la indus¬
tria del acuarismo.
Algunos de estos peces intermareales pudieron ha¬
ber desarrollado mejor adaptación a la vida entre mar
y la tierra que algunas especies de anfibios. Los peces
chupapiedras (Gobiesocidae) que habitan en el Alto Gol¬
fo de California pueden sobrevivir hasta 93 horas fuera
del agua si la humedad ambiental es suficiente y tolerar
pérdida de agua corporal superior al 60%.3 Tal pérdida de
agua supera la que soportan la mayoría de los anfibios
estudiados hasta ahora. A diferencia de la mayoría de los
animales intermareales, los peces de fango (Gobiidae) se
mantienen activos fuera del agua e incluso pueden estar
hasta el 90% de su vida en tierra. Para lograrlo, estos pe¬
ces son capaces de respirar oxígeno vía aérea.
El conjunto de peces de pozas marea, llamado co¬
munidad, puede estar conformado por especies que
habitan permanentemente, o temporalmente; por ello se
Colectando peces en
una poza de la zona
intermareal en la costa
de Mlchoacán, México.
Foto: © Paloma Salazar Araujo
14
ha propuesto clasificarlos en tres categorías: 1) especies
residentes permanentes, que se encuentran constituidas
principalmente por especies bénticas que pasan toda su
vida en este ambiente y exhiben adaptaciones morfo¬
lógicas, como las pertenecientes a las familias Blennii-
dae y Gobiidae; 2) especies residentes temporales, que
pasan sólo una parte de su ciclo de vida en este há¬
bitat, haciéndolo frecuentemente como juveniles, como
aquellas de las familias Pomacentridae, Holocentridae
y Kyphosidae; y 3) especies visitantes ocasionales, que
incursionan a las pozas con fines alimenticios, reproduc¬
tivos o bien accidentalmente, como las de las familias
Atherinopsidae, Carangidae y Muraenidae.4 Algunas
especies residentes temporales o visitantes están bien
adaptadas a vivir en las pozas de marea, sin embargo, el
espacio es una limitante en estos ambientes y, por ello,
al crecer residen aguas más profundas.
Alimentación
La zona intermareal constituye un espacio donde abun¬
da el alimento, tanto de origen marino como terrestre,
no obstante al interior de las pozas puede existir fuerte
competencia por éste. Estudios han revelado que estos
peces se han adaptado a fin de aprovechar diferentes
fuentes de alimento y reducir de esta manera la com¬
petencia. La mayoría de las especies de peces inter-
mareales son carnívoras, algunas más son omnívoras
y unas pocas son estrictamente herbívoras.5 Entre las
especies carnívoras, algunas se especializan en anima¬
les que habitan el fondo de las pozas (carnívoros bénti-
cos), mientras que otras se alimentan de zooplancton en
la columna de agua (carnívoros pelágicos). Pequeños
crustáceos (anfípodos), moluscos y poliquetos se en¬
cuentran entre las presas preferidas por los carnívoros,
mientras que las algas verdes y rojas lo son para las
especies herbívoras. Algunas de estas especies cam¬
bian de modo de alimentación a lo largo de su vida, de
forma que pueden ser carnívoras en su etapa juvenil y
omnívoras en su etapa adulta. Puede existir cierto tras¬
lape en su alimentación, sin embargo, al considerar la
comunidad en su conjunto parece existir un acomodo
para disminuir la competencia.
Reproducción
Aunque las estrategias reproductivas en peces pueden
ser muy diversas, en la mayoría de los peces interma-
reales el modo de reproducción es similar. El ritual inicia
cuando el macho selecciona un sitio de resguardo, en
muchos casos dentro de su “territorio” protegido. Poste¬
riormente las hembras son atraídas con movimientos de
cortejo que pueden ser muy específicos para cada espe¬
cie. Las hembras dejan una puesta de huevos sobre el
sustrato que el macho protege hasta que eclosionan. Por
lo general, es el macho quien protege los huevos; en al¬
gunas especies la tarea es de la hembra, y en otras pocas
especies ambos protegen los huevos. El cuidado paren-
tai pone a salvo los huevos de los depredadores y evita
que sean arrastrados por el oleaje. En la mayoría de las
especies de peces intermareales las larvas se desarro¬
llan en mar abierto después de eclosionar, y posterior¬
mente retornan a la costa como postlarvas. Se desco¬
noce el mecanismo que utilizan para retornar a la zona
intermareal, sin embargo se ha propuesto que utilizan
señales químicas y se ayudan de las ondas internas.1
En algunas otras especies, las larvas permanecen muy
cerca de la costa, resistiendo la corriente que tienden a
dispersarlas hacia altamar.
Estudios en México
En México son contados los estudios de estas comu¬
nidades de peces de pozas de marea. Se conocen es¬
tudios realizados en la costa de Guerrero, Michoacán,
Sinaloa, Sonora, Veracruz, Quintana Roo y la península
de Baja California. También algunos listados de peces
han incluido componentes del intermareal, como los rea¬
lizados para la Bahía de Ensenada, de la isla Guadalupe
y el archipiélago de Cedros, en Baja California; para Mi¬
choacán; y de Acapulco, Guerrero. El primer estudio de
peces intermareales en México se realizó en Ensenada,
El trambollo de
Sonora (Malacoctenus
gigas), de la familia
Labrisomidae.
Foto: ©Arturo Ramírez Valdez
El chupapiedras de
Cortés (Tomicodon
boehlkei) es una especie
endémica del Golfo de
California.
Foto: ©Arturo Ramírez Valdez
El mapo panámico
(Bathygobius ramosus)
en las pozas de marea
de Los Cerritos, Baja
California Sur, México.
Foto: ©Arturo Ramírez Valdez
15
Escena de la marea
baja en la playa de San
Juanlco, Baja California
Sur, México.
Foto: ©Arturo Ramírez Valdez
donde fue posible reconocer 13 especies, de las cuales
6 son residentes permanentes de las pozas.5 Posteriores
investigaciones se realizaron en la costa de Guerrero,6 en
la península de Baja California7 y de Michoacán,8 siendo
este último el registro con mayor número de especies para
el Pacífico Oriental Tropical, con 52. Sin embargo, aún es
escaso el conocimiento de estas comunidades de peces
en nuestro país, y son necesarios estudios de línea base
para entender la respuesta de estos peces a los cambios
ambientales y alteraciones en su hábitat.
Conservación
Las comunidades de peces intermareales representan un
importante eslabón para el mantenimiento de los ecosiste¬
mas costeros. Estos peces depredan y son presas a su vez
de animales marinos y terrestres. Son parte importante de
la compleja red trófica de la zona intermareal, e interactúan
con especies de interés comercial que habitan o visitan
estos ambientes (entre ellos pulpos, peces mayores, lan¬
gostas, cangrejos). La estrecha dependencia de estas es¬
pecies en el mantenimiento de su hábitat, las pozas de ma¬
rea, han hecho que estas especies sean propuestas como
bioindicadores de perturbaciones o daño de hábitat.4 Los
cambios en la composición de la comunidad y la abundan¬
cia o dominancia de algunas especies pueden ser conse¬
cuencia de alteraciones naturales, como acumulación de
algas por tormentas, o inducidas, como la transformación
de la costa debido a desarrollos turísticos.
Como resultado del calentamiento climático, debido
a la emisión de gases de efecto invernadero, se ha ob¬
servado el continuo calentamiento del océano que ha
generado su expansión térmica y el derretimiento de los
casquetes polares. Desde 1880 al presente, el nivel me¬
dio del mar ha incrementado 20 centímetros. Si se toman
en cuenta las proyecciones de calentamiento global más
conservadoras, se estima un aumento de entre 42 a 143
centímetros para el año 2100.9 Tal nivel de incremento
en el nivel medio del mar no sólo inundará los actuales
ambientes costeros, también generará erosión y pérdida
de hábitat para una gran diversidad de especies; las que
tengan poca o nula capacidad de migración y un estre¬
cho vínculo a características específicas del hábitat serán
las más susceptibles, incluidos los peces intermareales.
En suma, estos peces han desarrollado adaptaciones que
son un verdadero ejemplo de éxito evolutivo, pero ahora
enfrentan una presión —originada por el ser humano—
que puede exceder su potencial de adaptación.
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comunidades de peces del intermareal rocoso en la costa
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de maestría. Facultad de Ciencias Marinas, Universidad Au¬
tónoma de Baja California, Ensenada, México.
5 Ruiz-Campos, G. 1986. Estructura, composición y dinámi¬
ca de la comunidad íctica de las pozas de marea durante
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Todos Santos, B.C., México. Tesis de maestría. Centro de
Investigación Científica y de Educación Superior de Ense¬
nada, Ensenada, México.
6 Ramírez-Valdez, A. 2005. Composición taxonómica y ecoló¬
gica de la comunidad íctica del intermareal rocoso de Gue¬
rrero, México. Tesis de licenciatura. Universidad Autónoma
de Guerrero, Acapulco, México.
7 Ruiz-Campos, G., A. Ramírez-Valdez, S. González-Guz-
mán, A. F. González-Acosta, J. L. Castro-Aguirre & J. de
la Cruz-Agüero. 2010. Composition, density and biogeogra-
phic affinities of the rocky intertidal fishes on the western
coast of the Baja California península, México. California
Cooperative Oceanic Fisheries Investigations Reports, 51.
8 Salazar-Araujo, P. 2012. Composición taxonómica y aspec¬
tos ecológicos de la ictiofauna del intermareal rocoso de la
costa de Michoacán, México. Tesis de licenciatura. Universi¬
dad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, México.
9 Stocker, T. F., D. Qin, G. K. Plattner, M. Tignor, S. K. Alien, J.
Boschung, A. Ñauéis, Y. Xia, V. Bex & P. M. Midgley. 2013.
Climate Change 2013: The Physical Science Basis. Contri-
bution of Working Group I to the Fifth Assessment Report of
the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambrid-
ge-Nueva York: Cambridge University Press.
1 Scripps Instítution of Oceanography, Universidad de California
en San Diego, La Jolla, California, Estados Unidos.
2 Facultad de Ciencias, Universidad Autónoma de Baja California,
Ensenada, Baja California, México.
3 Posgrado de Ciencias del Mar y Limnología-Unidad Académica
Mazatlán, Universidad Nacional Autónoma de México, Mazatlán,
Sinaloa, México.
4 Escuela Nacional de Ingeniería Pesquera (enip-uan), San Blas,
Nayarit, México.
16
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