Los Fundamentos de la Causalidad Probabilística
Alfredo Muñoz Alarcón Universidad de Santiago de Chile 09/09/2013
Resumen:
En el presente ensayo me propongo explorar los antecedentes de la causalidad
probabilística, comenzando por identificar los problemas de teorías anteriores
(regularistas) que la causalidad probabilística viene a tratar de solucionar, para
luego explicar los problemas que encuentra el propio Reichenbach en su estudio
y fundamentación de la dirección del tiempo. Expondré las propuestas para
solucionar el problema de la simetría y de la causa común. Explicaré los aportes
de Reichenbach conocidos como “screening off” y los “tenedores causales”.
Finalmente mencionaré algunas ventajas y nuevos problemas que se desprenden
de la teoría de la causalidad probabilística.
Causalidad probabilística y problemas del regularismo
La causalidad probabilística, como su nombre lo dice, recurre a elementos de la teoría
de probabilidades para caracterizar la relación entre causa y efecto. Dentro de las
diferentes propuestas que se enmarcan en esta teoría, podemos reconocer una idea en
común, a saber, que las causas cambian las probabilidades de sus efectos.
La primera pregunta que cabría formular, sería el por qué surge esta teoría y qué
problemas pretende resolver, para responder esto, es útil conocer de forma panorámica
algunas teorías regularistas de la causalidad.
Al hablar de regularismo, resulta imposible no recurrir a Hume, quien en su “doctrina
positiva” en el TNH caracteriza la relación entre objetos a partir de la cual se deriva la
causalidad, comentando en primer lugar la contigüidad, luego la “prioridad del tiempo
de la causa con relación al efecto” y posteriormente explica una suerte de “conexión
necesaria” entre los objetos involucrados en la relación causal. Define entonces con
esto, la causa como un objeto seguido de otro, donde todos los objetos similares al
primero, son seguidos por objetos similares al segundo (1748). Llamaremos regularista
a la teoría de Hume en la medida que entrega condiciones suficientes y necesarias que
conectan el acontecer de la causa con el acontecer del efecto.
Dicha teoría (y algunas de sus variantes posteriores Ej.: teoría INUS de Mackie) no se
encuentra exenta de dificultades, entre las cuales podemos mencionar el problema de la
definición de regularidad, las regularidades imperfectas, la irrelevancia de las causas, la
asimetría, la imposibilidad de filtrar causas espurias o el problema de la causa común.
De las mencionadas, parece ser más evidente, la de las regularidades imperfectas, esta
dificultad surge a partir de constatar que la mayoría de las causas no se encuentran
absolutamente siempre y de forma invariable, seguidas por sus efectos. Uno de los
ejemplos más típicos es el de la relación entre fumar como causa del cáncer de pulmón,
a pesar de que algunos fumadores no desarrollan cáncer de pulmón. Indudablemente
dicha “regularidad imperfecta” puede ser producida por la multiplicidad de
circunstancias que envuelven en el surgimiento de la causa, es decir, algunos fumadores
pueden tener predisposición genética a generar cáncer de pulmón, mientras que otros
no; algunos no fumadores pueden haber estado expuestos a otros factores cancerígenos
(como pueden ser la polución y el asbesto), mientras que otros no.
La irrelevancia de las causas, como dificultad para las teorías regularistas, se explica
dado que puede existir regularidad entre el acontecer de un objeto o condición seguido
de forma invariable por otro. Pero a pesar de esto, el primero puede ser irrelevante para
la obtención del resultado. Es decir, una persona puede bendecir sus alimentos siempre
antes de comerlos, esperando y/o pidiendo que estos sean saludables y no la enfermen.
Pero, esto carece de influencia causal en el hecho de que los alimentos hayan sido
cocinados previamente durante el tiempo suficiente como para matar bacterias y otros
microorganismos, que se los haya manipulado con las medidas higiénicas apropiadas,
etc. En este sentido, las teorías probabilísticas de la causalidad, tratan de considerar la
diferencia en la probabilidad del efecto, producida por la causa.
La asimetría se explica con que la causa produce el efecto y no al revés, es decir, fumar
produce cáncer de pulmón, y no viceversa; el cáncer de pulmón no causa el fumar.
Hume reconoce un orden temporal según el cual podríamos hablar de “asimetría
temporal”, pero resulta problemático hablar y/o probar la dirección de la flecha del
tiempo y no solo “suponerla”.
Finalmente está el problema de las causas espurias, que consiste en la dificultad para
discriminar entre dos efectos de una causa que se encuentran sucedidos en el tiempo,
según los criterios aportados por Hume, es imposible filtrar los casos donde al parecer
un efecto, estaría causado por lo que sabemos, es otro efecto, una causa anterior común
a ambos. El ejemplo clásico de este escenario, es el de la baja de presión atmosférica, la
caída del mercurio en el barómetro, y el acontecer de una tormenta. Es decir, cuando la
presión atmosférica cae bajo un nivel determinado, en cierto lugar geográfico, suceden
dos cosas, primero, descenderá la columna de mercurio de un barómetro encontrado en
la zona y posteriormente comenzará la lluvia-tormenta. Con esto, podríamos decir
también, que cada vez que desciende la columna de mercurio en el barómetro, ocurrirá
una tormenta. Pero en este caso, aplicando los criterios de la teoría regularista, se podría
afirmar que la caída de la columna de mercurio causa la tormenta. De hecho, el
relacionar estos dos hechos entre sí es espurio.
Cabe mencionar que dado el problema de las regularidades imperfectas, se puede
realizar una lectura que lo explica mediante la falla del determinismo físico. Ya que si el
acontecer de un evento (E) no se encuentra determinado, entonces ningún otro evento
(C) puede ser condición suficiente para dicho evento (E). Gracias el desarrollo de la
física durante el último siglo, particularmente en mecánica quántica -en su
interpretación ortodoxa al menos- se entrega una lectura probabilística de los fenómenos
físicos (sin variables ocultas que puedan salvar un determinismo), cuestión que si bien
evita el determinismo clásico -en sus versiones más extremas o “laplacianas”- plantea
nuevas dificultades.
Como planteaba con anterioridad, las teorías probabilísticas de la causalidad sostienen
que las causas cambian la probabilidad de sus efectos, es decir, un efecto E puede
ocurrir incluso ante la ausencia de una causa C, como también puede dejar de ocurrir un
efecto E, aun cuando se de la presencia de la causa C. En otras palabras, Fumar es una
causa de cáncer de pulmón, no porque todos y cada uno de los fumadores desarrollen
cáncer de pulmón, sino porque es más probable que los fumadores desarrollen un cáncer
de pulmón a que lo hagan los no fumadores. Planteado de esta manera, se salva la
relación causal, a pesar de que existan algunos fumadores que no han desarrollado
cáncer de pulmón e igualmente algunos no fumadores que sí lo hayan desarrollado.
Para poder caracterizar de mejor forma la causalidad probabilística, resulta necesario
sentar algunas bases de la teoría clásica de probabilidades.
Fundamentos de la teoría de la causalidad probabilística
Cabe mencionar como punto de partida el trabajo de 1956 publicado de forma póstuma,
de Hans Reichenbach: “La dirección del tiempo”, donde planteará su teoría intentando
dar una solución filosófica a un problema físico (explicar el sentido de la flecha
temporal), así comienza buscando una base física o conjunto de teorías, para explicar la
flecha del tiempo (su dirección), la asimetría, el sentido del antes y el después. Dicho
conjunto de teorías físicas tendrá que ser la termodinámica, no la relatividad especial ni
general, ni la mecánica clásica. Sino las leyes que gobiernan la entropía, particularmente
la segunda ley de la termodinámica.
Mientras que por el lado filosófico, Reichenbach plantea que el tiempo, su dirección, se
debe explicar causalmente (cuestión que si bien es novedosa, también se encuentra en la
tradición de Leibniz, donde la flecha causal dará la flecha temporal, para explicar la
dirección de este último, habrá que explicar la dirección de la flecha causal, el tiempo
como derivado de la causalidad), con esto se genera un cambio en la concepción del
tiempo, convirtiéndose en algo derivado de la causalidad, y no una cuestión “primitiva”
(a diferencia de por Ej. Hume quien piensa en el tiempo como primitivo, y la causalidad
como derivada, por esto es que considera una condición formal de la causalidad: la
asimetría temporal de la causa respecto del efecto, la relación causal fluye en el tiempo).
No por esto Reichenbach va a ser un leibniziano, un racionalista, Reichenbach sigue
siendo un empirista, pero comparten la mencionada idea.
El autor va caracterizando en su examen filosófico las propiedades del tiempo
(“propiedades cualitativas del tiempo”), cuestiones como que el tiempo sigue del pasado
hacia el futuro; que el pasado nunca retorna; que no tenemos recuerdos del futuro.
Concluyendo con esto que el tiempo se reduce al orden causal, cabe decir que cuando
hablamos de orden lo diferenciamos de sentido (el libro de Reichenbach se llama el
sentido del tiempo, refiriéndose a la dirección de este, no el “orden del tiempo”), dado
que el tiempo lo podemos ordenar, o mejor dicho, los eventos pueden ser ordenados en
el tiempo, pero esto no dará necesariamente un sentido. Reichenbach buscará entones
explicar el sentido, no el orden. Para esto realiza un recorrido por diferentes teorías que
han tratado de explicar el tiempo. Entregando luego multitud de argumentos “objetivos”
(de carácter físico), apela a la relatividad. Cuando uno obtiene invarianza en las
transformaciones de Lorentz, de alguna manera, quiere decir que el tiempo resulta ser
invariante en esta transformación. Pero solo hay invarianza del tiempo en la
transformación de Lorentz si hay conexión causal entre dos singulares. Al trabajar con
conos de luz, podemos preservar las relaciones temporales de un sistema a otro (siempre
y cuando estas sean causales). Reichenbach piensa que es cierto que podemos trabajar
con el tiempo dentro de una descripción relativista de un sistema físico, pero el gran
problema es que en la relatividad, el sentido del tiempo sigue siendo una cuestión
arbitraria. Puesto que en realidad incluso al trabajar con conos de luz, uno tiene que
decidir por Ej. cuál es el cono del pasado y cuál es el cono del futuro, decidido eso, se
preservan las relaciones temporales si uno hace la transformación, el cono no se va a
invertir, nada fallará en el paso de un sistema a otro, pero uno podría describir
arbitrariamente lo opuesto, y nada en la relatividad especial impedirá que esto se
mantenga.
Es por eso que Reichenbach plantea que la relatividad especial no puede ser la fuente
física para explicar el sentido de la flecha del tiempo (similar a lo que sucede con la
mecánica newtoniana). La relatividad especial puede explicar un orden de los eventos,
tenemos una relación causal, hay un orden temporal, pero no hay una explicación de por
qué los eventos se ordenaron de esta manera y no de otra, uno determina como describe
los conos de luz.
Luego Reichenbach apela a la termodinámica y a la entropía (la segunda ley de la
termodinámica), apoyándose en el estudio de ciertos procesos físicos, para distinguir y
caracterizar cuáles son reversibles y cuáles no. A grandes rasgos, podemos decir que en
un nivel microfísico, todos los procesos termodinámicos son reversibles (ej. al estudiar
la mezcla de dos gases luego de remover una pared que los separa, el comportamiento
de las partículas o moléculas de gas podrán ser estudiadas o descritas de manera
mecánica –y estadística-, como una partícula newtoniana, y dado que los sistemas
newtonianos son reversibles, el comportamiento del gas puede ser reversible, esto no
quiere decir que se puedan “des-mezclar” los gases, pero la conducta local en un
sistema cerrado se puede describir físicamente como un estado mecánico newtoniano,
que en estos términos puede ser reversible) Sin embargo, también están los procesos
macrofísicos, donde encontramos procesos que aparentemente son irreversibles.
Ciertamente existen numerosas objeciones a la interpretación de la segunda ley de la
termodinámica, y Reichenbach discute algunas de ellas. Pero más allá de las objeciones,
efectivamente la irreversibilidad parece ser una característica de la descripción
termodinámica de los macroprocesos. Lo que tenemos entonces, son estados
improbables, es decir, de alto equilibrio (con baja entropía), los cuales no se podrían
predecir normalmente de manera probabilística, y esos estados de equilibrio pueden
perdurar mucho tiempo. Un estado de alto equilibrio, puede ser: un ser biológicamente
complejo como ser humano, un árbol, etc. Estos son estados muy heterogéneos, en ellos
se ve una complejidad que se mantiene o perdura por cierto tiempo, finalmente cuando
la entropía actúa, fuerza a la homogeneidad, el desequilibrio (desorden bajo algunas
miradas), es una muestra de la fuerza de la homogeneidad. Este tránsito entre equilibrio-
desequilibrio, orden-desorden, es también de lo heterogéneo a lo homogéneo, siendo lo
heterogéneo poco probable y lo homogéneo muy probable. Ej. El calor, la mantención
del calor es poco probable, muy heterogénea, en cambio la pérdida de calor, la falta de
movimiento es mucho más probable y homogénea. Pudiendo ordenar los estados, por
grados crecientes de menor a mayor entropía, con los puntos improbables de equilibrio.
Cada vez que hay una transición de este tipo, es altamente improbable (mas no
imposible) que se revierta, obtener un tránsito de un estado de alto equilibrio, a uno de
bajo equilibrio y de mucha homogeneidad, es algo que resulta naturalmente -es
esperable- pero volver de lo desordenado a un estado de equilibrio es muy improbable
(probabilidad ínfima de acuerdo a la segunda ley), y eso es lo que al parecer no se puede
revertir.
A Reichenbach le parece que estas transiciones de equilibrio-desequilibrio y viceversa
son la clave para capturar la causalidad en el mundo físico. Al estar desde el punto de
vista físico, detectando esas transiciones, uno está según los planteamientos de
Reichenbach, definiendo nexos causales, describiendo redes causales (calculando
probabilidades para diferentes estados físicos, resolviendo el teorema H de Boltzmann y
aplicando las matemáticas necesarias). Desde una mirada filosófica, para
Reichenbach será la causalidad la que captura la irreversibilidad.
“La explicación en función de causas se requiere cuando nos encontramos con
un sistema aislado que manifiesta un estado de orden, que en la historia del
sistema es muy improbable.” (p. 219)
Si uno está explicando las transiciones desde el punto de vista filosófico como
conexiones causales, entonces en realidad estamos diciendo que la relación causal es
probabilística, dado que los procesos físicos están gobernados por leyes probabilísticas
(las leyes de la termodinámica). Entonces si vamos a pensar que están ocurriendo
procesos causales efectivos en la transición mencionada, la causalidad no puede ser otra
que una causalidad probabilística. Entonces no es necesario comprometerse con una
noción determinista clásica de la causalidad en el sentido de Hume, porque en realidad
eso sería no tomar en cuenta la física que describe verdaderamente estados físicos, la
termodinámica. Si deseamos hacer el trabajo causal respetando siempre las
descripciones efectivas de estados físicos, entonces la única causalidad que podemos
tener es causalidad probabilística. Por esto, estamos ordenando causal y
probabilísticamente transiciones de improbabilidad a probabilidad.
“El sentido de los procesos físicos y el sentido del tiempo, se explican así
como una tendencia estadística: el acto del devenir es la transición de
configuraciones moleculares improbables a configuraciones moleculares
probables.” (p. 83)
El nexo causal describe algo en el nivel físico que es el tiempo. El tiempo está en esos
nexos causales, no fuera ni previo a estos. El nexo estudia las transiciones moleculares
mencionadas, y eso es todo lo que tenemos, no hay algo anterior, y en el nivel
macrofisico hay irreversibilidad, el tiempo no está como una entidad o como un
contenedor newtoniano, Reichenbach dirá que el tiempo está en los llamados “tenedores
causales”.
Aceptando esta interpretación, se podrá salvar filosóficamente la causalidad como un
reflejo de los procesos físicos efectivos, derivando luego el tiempo de los tenedores
causales.
Luego, ¿cómo detectamos causalidad?, cómo nos percatamos que está presente la
causalidad y formulamos juicios causales.
La tendencia natural a la entropía, nos dice que vamos de lo improbable a lo probable,
de lo heterogéneo a lo homogéneo, pero como dijimos, hay una transición que nos hace
ir en el sentido inverso, es decir a veces de lo probable a lo improbable. Cuando la
transición se invierte, cuando pasamos de un estado de desequilibrio a un estado de alto
equilibrio, de lo que era homogéneo a algo heterogéneo, en ese momento “entra en
acción” el filósofo, para responder el cómo o por qué se da esta ocurrencia improbable,
siendo que la tendencia general es la tendencia antrópica.
Ejemplo: cambio en el barómetro antes de que comience la lluvia. Lo que era probable
hizo posible lo improbable (lo cual va contra la tendencia de la entropía). Ahí
conceptualmente se podrá restaurar el orden antrópico porque para que ocurra esta
improbabilidad, tiene que haber una causa previa (presión atmosférica, climática) que
restaure el orden antrópico, si volvemos a poner esa causa como causa común,
entendemos que era probable que dado ese estado de equilibrio que se dio (composición
atmosférica de presión atmosférica que era improbable) ahora obtenemos las
consecuencias probables. Se restauró el orden antrópico. Lo que aparentemente era de lo
probable a lo improbable, mostró ser de lo improbable a lo probable.
Esta explicación de Reichenbach es lo que conocemos como el “principio de causa
común”, este aporte del autor nos permite detectar relaciones causales. El estado
improbable que ahora explica la conjunción probable, es un estado de interacción. En
nuestro ejemplo, hay una interacción particular de presión que provoca las
consecuencias probables (en este caso el resultado del barómetro y la posterior lluvia).
Antes era imposible explicar la ocurrencia de estos dos eventos improbables (teníamos
un problema con el tiempo), no podíamos explicar la ocurrencia de estos dos eventos
improbables, o cómo el pasado causa el presente, cuando encontramos la causa común,
podemos restaurar el orden y el sentido temporal, dado que el pasado está explicando el
presente (o el futuro). Esto coincide con las mencionadas propiedades cualitativas
objetivas que atribuye Reichenbach al tiempo (que el pasado produce o explica el futuro
y no al revés, las condiciones atmosféricas son previas a la tormenta) con esto
capturamos la asimetría. Logrado este juicio causal que ordena –el principio de causa
común- de algún modo emerge la asimetría del tiempo, el antes y el después, el pasado
y el presente.
Luego de esto, el principio causal podría ser expresado de la siguiente manera: Si existe
una coincidencia improbable, debe existir una causa común para ella.
Finalmente podemos decir que la explicación que entrega Reichenbach de la causalidad
(y de la dirección del tiempo) viene desde la física (sus pensamientos sobre la
termodinámica) y no directamente desde la filosofía.
Algunas nociones básicas de probabilidad desde las matemáticas.
Podemos comenzar diciendo que la probabilidad es una función (P), que asigna valores
entre 0 y 1 (con éstos incluidos). Ésta función opera sobre conjuntos o proposiciones
(llamados eventos) en un lenguaje formal.
Siguiendo la noción estándar (utilizada también en el artículo sobre causalidad
probabilística de la Stanford Enciclopedy of Philosophy) usaremos la notación
siguiente: “~” representa la negación, “&” representa la conjunción, “∨” la disyunción.
Entonces si A y B son eventos en el dominio de P, también lo son ~A, A&B, y A∨B.
Dicho esto, pasamos a enumerar algunas de las propiedades de probabilidad:
Si A es una contradicción, entonces P(A) = 0
Si A es una tautología, entonces P(A) = 1
Si P(A&B) = 0, entonces P(A∨B) = P(A) + P(B) (propiedad aditiva de la
probabilidad)
P(~A) = 1- P(A)
Si A y B están en el dominio de P, entonces A y B son probabilísticamente
independientes (respecto a P) solo en el caso de P (A&B) = P(A)P(B). En caso
contrario, A y B son probabilísticamente dependientes.
Una variable random para la probabilidad P es una función X que toma valores
en los números reales, tal que para cualquier número x, X=x es un evento en el
dominio de P.
La probabilidad condicional de A dado B, escrito P (A | B) es definido de
manera estándar así:
P(A | B) = P(A & B)/P(B)
Si P(B) = 0, entonces la razón en la definición de la probabilidad condicional es indefinida. A pesar de esto, existe una variedad de desarrollos técnicos que nos permitirán definir P(A | B) cuando P(B) es 0. (Nótese que aquí no estamos buscando calcular la probabilidad absoluta de los eventos)
Definición inicial de causalidad probabilística:
A causa B ssi P(B | A) > P(B | ~A)
Pero esta definición no se encuentra a salvo de críticas por parte de diferentes teóricos
de la causalidad, dado que se puede plantear un problema de simetría de las
probabilidades. En parte por esto es que Reichenbach propone su principio de causa
común. Sabemos que tenemos una causa común, pero al igual que con Hume, podemos
realizar un arreglo probabilístico que nos entregue a B antes en el tiempo que A. (Ej. De
los fumadores con dedos teñidos, podría satisfacerse el esquema probabilístico a pesar
de que resulte explicando que los dedos teñidos causan el fumar.) Entonces
Reichenbach intenta solucionar tanto la irrelevancia de la simetría probabilística como
la correlación espuria, al plantear el principio de la causa común (causa común tras las
ocurrencias improbables) con los tenedores causales, anteriormente comentados, y la
regla de “screening off”.
Problemas de las correlaciones espurias y la simetría, enfrentadas con “screening
off” y “tenedores causales”.
El factor C ocurre en el tiempo t, es una causa del factor E que ocurre en t+1. ssi:
i) P( E | C ) > P( E | ~C )
La probabilidad de que E ocurra, dado el hecho de que ocurra C, es mayor que la
probabilidad de que E ocurra no habiendo ocurrido C.
Con esta formulación evidentemente conseguimos obtener una teoría causal compatible
con las regularidades imperfectas. Incluso más, esta formulación también enfrenta el
problema de la relevancia, dado que si C es causa de E, entonces C hace una diferencia
en la probabilidad de E. Pero formulada como está (a partir de la definición de la
probabilidad condicional), no logra enfrentar el problema de la simetría que se funda en:
P(E | C) > P(E | ~C) ssi P(C | E) > P(C | ~E), imposibilitándonos saber si C causa E o
viceversa. Ni el problema de las relaciones espurias Si C y E son causadas por un tercer
factor: “A”, entonces puede darse el caso de que: P(E | C) > P(E | ~C), a pesar de que C
no cause E.
Reichenbach introducirá entonces la terminología de “screening off” (apantallamiento)
para describir un tipo particular de relaciones causales. Si P(E | A & C) = P(E | C),
entonces diremos que C apantalla a A de E. Cuando P(E & C) > 0 esta igualdad es
equivalente a P(A & E | C) = P(A | C)P(E | C).
Reichenbach describe dos tipos o estructuras de relaciones causales en las cuales C
apantallará a A de E. Una de ellas pone a C a medio camino o “entremedio” de la
relación de A y E, es decir A causa C, y esta última a E. En ese caso, A sería una causa
distante de E, y C una causa próxima. La otra estructura o caso es cuando C es la causa
común de A y E (como hemos visto que sería el cambio de presión que causa variación
en el barómetro y una tormenta).
El objetivo de la regla de “screening off” apunta a evitar el problema de las
correlaciones espurias. Aplicado al ejemplo anterior diríamos que:
Una baja en la columna de mercurio del barómetro (A) aumenta la probabilidad total de
una tormenta (E), pero esto no se cumple cuando agregamos la condición de la presión
atmosférica. Quedando: Si A y E están correlacionadas de forma espuria, entonces una
causa común apantallará A de E.
Por otro lado, los llamados “tenedores causales” son una parte fundamental de las ideas
planteadas por Reichenbach, dado que en última instancia permiten salvar la asimetría
de la causalidad y la dirección del tiempo.
Supongamos que los eventos A y B están correlacionados.
P(A & B) > P(A)P(B)
Dado un evento C que satisfaga
1. 0 < P(C) < 12. P(A & B | C) = P(A | C)P(B | C)3. P(A & B | ~C) = P(A | ~C)P(B | ~C)4. P(A | C) > P(A | ~C)5. P(B | C) > P(B | ~C).
Entonces ABC conformará un tenedor conjuntivo.
Mientras que si C ocurre antes que A y B, y ningún evento que ocurra después de A y B
satisface las condiciones enumeradas anteriormente, entonces ACB conformará un
tenedor conjuntivo “abierto al futuro”. Por otro lado, diremos que el tenedor está
“abierto al pasado” si hay un evento posterior -que satisfaga las condiciones
anteriormente enumeradas- pero uno un evento anterior. Finalmente si tanto un evento
anterior (C) como posterior (D) satisfacen las condiciones enumeradas, diremos que
ACBD se trata de un tenedor cerrado.
Será entonces la asimetría en la apertura de estos tenedores hacia el futuro, lo que
entregará la dirección predominante de la causa al efecto (a nivel macrofísico).
Consideraciones finales
Dentro de las ventajas de esta teoría, podemos mencionar que:
Hace espacio al indeterminismo, dado que hay dos posibilidades para “aflojar” el
regularismo causal de Hume, ya sea por las condiciones suficientes (que se den las
causas pero no el efecto, es decir, que estas no basten para que de el efecto) lo que
podría ser discutido desde una perspectiva que plantee variables ocultas. O por las
condiciones necesarias (que no se den las causas, pero sí el efecto) lo que abre la
discusión sobre la existencia de eventos genuinamente incausados.
Otras ventajas evidentes comentadas anteriormente son la capacidad de resolver los
problemas de causas espurias y de causa común.
Aunque no está exenta de polémicas, es notable la relación que logra hacer Reichenbach
entre la causalidad y el tiempo, fundando a partir de la física su orden y sentido (basado
en la intuición leibniziana de que el tiempo es derivado de la causa).
Por otro lado, surgen nuevos problemas más particulares y específicos, como pueden
ser:
El screening off puede volver irrelevantes factores que sean relevantes. En este sentido
el problema de la teoría de la probabilidad estará en su insensitividad al mecanismo
causal. Puede haber un factor que siempre ocurra con otro factor, y que esté
determinado por un tercer factor, pero que no deja de tener una interacción interna,
importante y fundamental a través de un mecanismo causal relevante que no debería ser
descartado.
Otro problema para algunos, es que al ser la teoría ed la probabilidad la base de las
teorías de causalidad probabilística (clásicas), son todas teorías generalistas, no hablan
de casos singulares, es decir, no puede hablar de diferencias probabilísticas de un caso
particular, eso pierde sentido en la teoría probabilística. Todas hablan de clases de
referencia o de singularidad que son el espacio de eventos que están definidos por
alguna propiedad, pero no hablamos de individuos singulares que tomen o no la
propiedad. Entonces, cómo hacemos que nuestras explicaciones de eventos en el mundo
puedan conectarse con nuestros juicios causales que son todos probabilísticas y por lo
tanto generales. No podemos pasar de la probabilidad general a la “probabilidad
singular”, dado que esta última no existe. Si hablamos de la probabilidad de P(A), es
porque A pertenece a la clase de referencia, no estamos hablando de un individuo o
probabilidad singular (esto volvería incompatible la causalidad probabilística con las
visiones singularistas, que ven la causalidad como conexiones particulares).
Finalmente cabría mencionar contraejemplos como el de la paradoja de Simpson que
ilustra una suerte de causas espurias que se filtran dentro de la causalidad probabilística.
Si bien las dificultades mencionadas no son pocas, me parece que el poder explicativo
de esta teoría, su origen en la física y el rescate que logra hacer de la asimetría temporal
y causal, significó un gran avance. La solución a los casos de causas irrelevantes
mediante leyes causales probabilísticas, considero que es un gran salto a partir de las
teorías regularistas. Y que a pesar de esto (la formulación de leyes), abra o de espacio al
indeterminismo, es decir, que la teoría probabilística de la causalidad sea generalista y a
la vez indeterminista me parece una de sus mayores ventajas.
Bibliografía
Reichenbach, Hans, (1925). “Die Kausalstruktur der Welt und der Unterschied von Vergangenheit und Zukunft,” Sitzungsberichte der Bayerische Akademie der Wissenschaft, November: 133–175. English translation ‘The Causal Structure of the World and the Difference between Past and Future’, in Maria Reichenbach and Robert S. Cohen (eds.), Selected Writings: 1909–1953, Vol. II (Dordrecht and Boston: Reidel), pp. 81–119. –––, (1956). The Direction of Time, Berkeley and Los Angeles: University of
California Press.
Online:
Hitchcock, Christopher, "Probabilistic Causation", The Stanford Encyclopedia of
Philosophy (Winter 2012 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL =
<http://plato.stanford.edu/archives/win2012/entries/causation-probabilistic/>.