8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
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Lisboa - M é x i c o - Montevdeo • -Quito - . R í o de « l a r t é i r o ; ^ ^ ^ I Í
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NUEVAtCLIO^ La Historia y sus problemas
ole ión fundada por
ROBERT BOUTR UCHE y PAUL LEM ERLE
y dirigida por
J EAN DELUMEAU y PAUL LEME RLE
expansieuropea
siglos X
al xv)
Plerre ChaunuProfesor en la Facultad de Letras
y iencias humanas de aen
BIBLI O E. .
f S . F D N9 1:1
' ' A ' n o
INVENTAR.o \
EDITORIAL LABOR S. A
Calabria 235-239 Barcelona-29
1982
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Tr a du c c i ó n po r
AWA M.» MAYENCH
Licenciada en Historia
2/ edic ión, 1. r e impr es ió n: 1982
Con 16 mapas
y 6 figuras
Tí tu lo de la obra original:
L'expansíon e u r o p é e n n e d u Xlll<= a u XV<= s i é c l e
© PRESSES UNIVERSITAIRES DE FRANGE, P a r í s
© EDITORIAL LABOR, S , A .
Calabria, 235-239 - Barcelona-29
D e p ó s i t o Legal: B . 35296- 1982
I.S.B.N. 84-335-9335-8
Printed in Spain Impreso e n E s pa ñ a
GERSA, Industria G r á f i c a - Tambor de l Bruc, 6 - San Juan Despf (Barcelona)
rólogo
E n el p r i m i t i v o p l a n de la Colección «N ueva C lí o» se había
previsto que la expansión europea de los siglos x i i l a l xv i ocuparaun solo volumen . T al l im itación resultó desbordada. M . Robert Bou-truche, codirector de la Colección, y Presses Un iversi ta i res de Fran celo compren dieron en seguida. Quiero expresarles aquí m i grat i tud porel lo. E n el presente vol um en, el proceso expan sivo se detiene tras lacircunvalación de Va sco da Ga ma y la gran empresa de Colón , enlos inic ios del s iglo x v i en las o r i l l a s de las dos I n dia s, en el momento en que empezaba el pr im er tanteo de una h is to r ia «ún ica» delos hombres paso siempre temido de un p lura l a un s i ngu l a r . E sta
etapa introduce por lo tanto otra obra: conquista y explotación de
los nuevos mun dos. Hemos tr atado de dar a los dos li br os su plen ain dependencia. Si n embargo, la línea de partición es deli cada. Nada
empieza en 1500. Na da se termin a a f ina les del s iglo x v . H emos tenidoque proceder en la segunda parte a un reparto un tanto a rb i t ra r io
de los temas anal izad os. T ra tam os las técnicas del mar en el número 26; no podemos volver sobre lo mismo en el número 26 b i s
D el mismo modo, las opciones no eran demasiado fáciles a n ive l dela s fuentes. E s posibl e advert ir las lagunas que semejante particiónl leva con sigo, así como las inevitables repeticiones propias de estosl ib ros destinados a desempeñar su papel , ambi cioso y modesto, en elmarco de la enseñanza superior y de la iniciación a la in vestigación.
lector juzgará. N os atrevemos a pedirl e un poco de indulgencia.
H emos inten tado dar cabi da al pensami ento de los demás. «Nueva
Cl ío» da el estado de l a cuestión. P ero establecerlo es elegi r . H emospodado m ucho. M ás de lo que conven ía. M ás de lo que hubi éramosquerido hacerlo sin las restricciones de la edición. Sin embargo,estamos satisfechos de haber podido elegir. A lo largo de estas pá
g inas se encontr arán punt os de vista completamen te personal es. L os
mezclamos sin r eparos con los esquemas ya existentes. E l conocimien tohistórico, a este n ive l de general idad, es s iempre una aventura personal. «L a pasión de hacerlo bien.»
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ín i e de m teri s y m p s
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I
índice de materias
Prólogo V
índice de mapas y figuras xv i i i
Abreviaturas xix
Introducción xxi
P R I M E R A P A R T E
E S T A D O A C T U A L D E N U E S T R O S C O N O C I M I E N T O S
C A P Í T U L O P R I M E R O Problemática. L ímites y definiciones. ¿Por qué
E u r o p a ? 3
U na historia escrita siempre conforme al presente 3
1. Los universos cerrados 1. T odo empezó en el siglo x i i i 4
2. El motor de la apertura 5
3. El Extr emo Ori ente rechazado 5
4. Las cultur as rechazadas 6
2. El M editerráneo T
1. Todo se jugó alrededor del Mediterráneo 7
2. La dialéctica del número y del espacio 10
3. La ruptura del Islam 10
4. El E gipto encrucijada 11
3. El Atlántico 11
1. Las mutaciones fundamentales de la Cri stiandad latina .. . . 12
2. Una aventura marginal. Una germinación de frontera . .. . 12
3. El Atlántico N orte vikingo 12
4. E l más mediterráneo de los Atlánticos 13
4. Una problemática del tiempo 14
1. C oyuntura 14
2. 1200-1350 L os medios y los pensamientos 15
3. 1350-1500 Contracción e invención 16
Notas al C apítulo Primero 19
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C A P Í T U L O i L ) Len to maduración de los medios y de los pensamien -
tos en la Cr i stiandad occidental , numerosa y por ende
r i ca y próspera 22
1. Cr istiandad numerosa 22
1. «Mahoraa y Carlomagno» 22
2. Un Mediterráneo empujado al Norte bajo el signo de la
Cristiandad 24
3. El invento fundamental de la Edad Media 24
4. Alimentos 255. Y hombres 25
2. Los movimientos de Asia 26
1. El punto deequilibrio frágil del siglo xn 26
2. La conmoción motor 27
3. En el punto departida de la efímera China mongol .. 28
4. El Asia mongol y sus testigos
o) Marco Polo, 31; 6) Y los otros, 31.
3. Los equilibrios en el Mediterráneo • 4
1. Un Mediterráneo a tlántico: un Atlántic o mediterráneo 34
2. El destino particular de la Península ibérica 34
3. Italia y la «Romanía» 35
4. Las cuatro rutas deAsia 35
5. Los medios comerciales itali anos 36
6. Fin del siglo x i i l : el comercio marítimo italiano en el
Adántico 37
4. Falsa salida hacia el Atlántico 38
1. El fracaso deGenova 38
2. El fracaso también de los catalanes 39
3. Las razones técnicas de este doble fracaso 40
4. El cambio reconquistador de la «Hispania christiana» 42
5. Privilegio dePortugal y deCastilla 45
Notas del Capítulo II
C A P Í T U L O III. E l descubrimiento en fase B. Las islas y A f r i c a 50
1. Las condiciones previas 50
1. La peste de 1348 50
2. Las razones del privi legio ibérico 51
o) La proximidad de Italia, 62; b E l Cantábrico, 52;
c) Los marinos cántabros en la Reconquista, 52; d Los
marinos portugueses, 53; e) El Adántico del paralelo 40, 53.
3. Los hori zontes geográficos 54
o) E l hallazgo de los archipiélagos, 54; í> La localización;
el descubrimiento, 55; c E l Magreb, 55; d E l oro afri
cano, 58.
4. Las condiciones económicas go
a L a geopolítica de los precios, 60; 6) La baja de los
precios, 6L
2. De las islas a las costas deAfrica 62
1. El archipiélago Can ario. Madera y las Azores 62
2. Archipiélagos y punto de partida de la navegación de
altura 63
3. La cita del segundo tercio del siglo xv 64
4. Del Magreb hacia Africa: Ceuta 65
5. Enrique el Navegante 67
3. Las etapas del descubrimiento africano 69
1. La primera eUpa deCeuta 1415) al cabo Bojador 1434) .. 72
2. La segunda etapa 1434-1444) 75
a E l Algarve en vanguardia, el Magreb a un lado, 75;
¿>) F ranquear B ojador, 77; c) La carabela; los esclavos, 79;
d La desembocadura del Senegal, 79.
3. La tercera etapa 1444-1475) 80
a) La interrupción demediados del siglo, 80; b ¿Por qué
este intervalo?, 81; c) Un Africa menos fácil, 84; d Los
tanteos de los años 1460 y siguientes, 85; e) Guinea, 87.
4. La cuarta etapa 1482-1499) 88
a) Más allá deAfrica, 91; 6) De Africa al océano Indico.Vasco da Gama, 92.
Notas del Capítulo III 9
C A P Í T U L O ^ L a explotoción en fase A. Co lón y las islas de
América 105
1. Génesis de la gran empresa 106
1. Genova y el Mediterráneo 106
2. En Portugal 107
3. Toscan elli, Colón y la cercana Asia 109
4. Portugal no se dejaba convencer 111
5. En Castilla 3
6. Las capitulaciones 115
2. El primer viaje 119
1. ¿Por quéNiebla? I I9
2. A toda vela -. 120
3. Las peripecias de la ruta 122
4. Una primera- mirada etnológica 123
5. A través del mundo arawak 125
6. El momento de un mal pensamiento 126
7. La catástrofe de la noche del 25 al 26 de diciembre
de 1492 126
X I
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8. Lasdificultades del regreso 127
j 9. La memorable entrevista 128
3. L os comienzos de la ocupación 129
1. De la bula al tratado. E l reparto difícil. En busca de la
verdadera relación defuerzas 130
2. La mutación dimensional: el segundo viaje 132
3. La explotación deSanto Domingo 133
4. «La destruición... de la isla Española» 135
5. E l tercer viaje 136
4. LasIndias escaparon a Colón 137
1. Tres tipos deviajes 137
2. Dificultades y conflictos 141
3. E l cuarto viaje 144
Notas del Capítulo IV 146
S E G U N D A P A R T E
D E B A T E S E N T R E H I S T O R I A D O R E S Y D I R E C T R I C E S
P A R A L A I N V E S T I G A C I Ó N
C A P Í T U L O P R I M E R O Los grandes descubri mientos. Esbozo de una
problemática 167
1. Historia y representación 167
1. L a historia deuna palabra 167
2. La historia deuna imagen 168
3. E l cambio tardío del exotismo 170
2. La historia de una historia 170
1. La historiografía de los descubrimientos en la encrucijada
de los siglos X V I I I y xix 170
2. Europa y Estados 172
La coyuntura Humboldt, 172; b Los problemas historio-
gráficos dePortugal, 174; c U na hi storia siempre escrita
conforme al presente, 175; d L os legados del pasado en la
historiografía actual: Europa ante todo y temática, 176.
3. U na puerta abierta al porvenir: La histor ia geográfica .., 178
3. Para una problemática nueva y objetiva de la puesta en comunicación 180
1. Salir de Europa 181
2. E l peso deChina 181
3. Rebasar la polaridad China-Mediterráneo .• 183
4. ¿C ómo cuantifi car? 187
Notas del Capítulo P rimero 189
x
C A P Í T U L O II . Los medios 199
1. La tierra y el agua 200
1. La tierra 200
a M utación ayer, 201; 6 E l camello, el dromedario, 201;
c Mutaci ón mañana, 201.
2. La tierra o el agua , 202
2. El mar: el navio 202
1. La galera 203
2. E l velero 206
El problema del timón, 207; b Los mástiles, la vela, 210.
3. E l utensilio del descubrimiento. La carabela 212
Características, 212; b La utilización para el descubri
miento, 213.
3. La navegación 215
1. Datos del problema 215
La navegación astronómic a. Un gran debate, 215; b La
tesis del secreto, 216; c R eencuentro con lasetapas. Inscribirse en la larga duración, 217; d Losantiquísimos empirismos, 217.
2. La segunda época de la navegación. E l rumbo. La aguja.
E l portulano 218
a De la aguja a la brújula, 218; b Mapas, 219; c E l magnetismo, 219; d Las tablas de «martelogio», 220; e La
rosa azimutal sideral, 220.3. En la cúspide de la segunda época. Navegación preastro-
nómica 222
o En busca de una solución media, 222: b La discutiblecronología de las primeras observaciones, 222; c Ciencia
universitaria. Nivel práctico de las utilizaciones en el
mar, 224.
4. La mutación astronómica. Losprogresos del siglo xvi ... . 225
La aportación de loshumanistas, 225; b Mercator, 225;
c Instrumentos y medidas, 225; d La observación y la
estima, 227.
5. Losniveles 227
E l Mediterráneo, 228; 6 E l Norte, 228; c E l giro
del siglo X I I I , 228.
4. E l capitalismo. La moneda. E l estado 2291. En los orígenes del capitalismo comercial 229
Todo comenzó en la Italia del siglo xi, 229; 6 L as reglasantiguas de la asociación, 230.
2. El metal monetario 232
La importancia de loscambios. La amplitud de loscre
cimientos, 232; b E l mundo del oro y el mundo de la
plata, 232; c La gran permutación del siglo x i i i , 233;
d La plata de la Europa central. El oro del Magreb, 234.
XIII
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índice de mapas y figuras
M A P A S
1. Los universos cerrados de mediados del siglo x i i i 8-9
2. L as comupic aciones a través del continente asiático en la épocade M arco P olo 32
3. L a mutación reconq uistadora de la «Hi spania chr istiana» en laencrucijada del siglo x i i i 44
4. E l Mediterráneo y el África sahari ana. Las caravanas 575. E l Atlán tico afri cano antes del paso del cabo Boj ador 1434) .. . 70-716. L a costa occi dental de Áfric a:
M ) L as corri entes 72
b ) L as etapas del descubrimi ento 737. L as imágenes sucesivas de Africa según la cartografía de lossiglos XI V y XV 76
8. E l descubrimiento de las costas del África guineana y ecuatorial... 869. L a última etapa africana: de An gola a E l Cabo 90
10. De África al océano índi co 94-95
11. L a geografía de Cristóbal Colón , la fructuosa acumulación deerrores 110
12. Los vientos y las corrientes en agosto en el Atlán tico de C olón . . 116-117
13. L os viajes de Colón y la Carrera de In dias 13914. E l balance. L a «Am éric a» de Cri stóbal Colón 142-143
15. E l Sudeste afric ano 184
16. Civilizaciones, culturas y pueblos primitivos del mundo 248-249
F I G U R A S
1 Tablazones con tingladillos y i ¡e bordes li bres 203
2. Las «Ko gge» del Norte estaban trabadas como drakkars 2043. Navi o largo. Nav io redondo 2064. Ti món de codaste. Ti món axial con pivote 2095. L as naves de Cr istóbal Colón 2116. L a geografía de los precios en Europa 264
XVI
i
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M
M
(H
Abreviaturast iA . A .G A f d e l i n g A g r a r i s c h e G e sc h i e d e n i s B i j d r a g e n — Lana- *^
bouwhogeschool Wageníngen (Países Bajos). | |
A £ . S .C A n u a l e s . Éc o n om i e s . S o c iéé. C i v i l i s a t i o n s . jA M £ . S A r m a l e s d ' H i s t o i r e éo n o m i q u e e t s oc i a l e . I [
A.G.I Archivo General de Indias, Sevilla. 'A . H . Madrid Archivo Histórico Nacional, Madrid. *^
A . N . . Ar chivos Nacion ales, París. | jA .S Archivo General de Simancas, Simancas (Vallad olid). ,A .D Ar chiv os departamentales. I iA . M Ar chivos munic ipales. ' ;B. N . Lisboa Biblioteca Nacional, Lisboa.
B.N. Madrid Biblioteca Nacional, Madrid.
BJ Í. París Biblioteca Nacional, Paris. (B . R . A J I Bo l e tín de l a Rea l A c a d e m i a d e l a H i s t or i a , Madrid. ^ | [
C O D O I N Co l e c c i ó n d e documentos i né i t o s p a r a l a h i s t o r i a d e (E s p añ . * ( :
C O D O I N Ind. I Co l e c c i ó n d e documentos i né i t o s r e l a t i v o s a l d e sc u b r í <
mien to c o n q u i s t a y o r g a n i z a c i ó n d e l a s a n t i g u a s pose- Isiones es p añ l a s d e A mé i c a y O c e a n i a . | j
C O D O I N Ind. II . . . Co l e c c i ó n d e documentos i né i t o s r e l a t i v o s a l d e sc u b r í
mien to c o n q u i s t a y o r g a n i z a c i ó n d e l a s a n t i g u a s pose-
siones e sp añ l a s d e U l t r a m a r . (
C. N.R.S Centre Natio nal de la R echerche Scientifiqu e, París. *C.S.l.C Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid. '
E c H . R E c o n o m i c H i s t or y Review. y
E.E.H.A Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Sevilla. |E J i . R E n g l i s h H i s t o r i ca l Review. (
E.P.H.E École Pratique des Hau tes Études, VI ' section, Paris. I
H i s p H i s p a n i a .
H . A .H . R H i s p a n i c A m e r i c a n H i s t o r i ca l Review. ^
I. F . A .N Instituí Frangais d'Afrique Noire. |R . B . P . H Revue be lge d e P h i l o l o g i e e t d ' H i s t o i r e . (
R .H Revue h i s t o r i q u e . \
R . H . E . S Revue d ' H i s t o i r e éon om i q u e e t s o c i a l e . '
R J R e v i st a d e I n d i a s , Madrid. IS.E.V.P.E.N Servicio de Edición y Venta de las publicaciones de
l'Éducation Nationale, 13, rué du Four, París (VI ). ,
(
X V I I ' t '
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L a expansión europea es la explosión planetar ia de la Cr ist ian dad
lat ina en detr imento de la mism a E ur opa, o más exactamente,; el
gran cambio acaecido en el diálogo del hombre y del espacio. Se ha
hablado de un pr imer bosquejo, débil y vago, de economía mundó a
fines del s ig lo xv i ; y más allá de la economía, o por encima de ella,
de la progresiva entrada en comunicación —ciertamente al nivel de
u n número muy red ucid o— de casi todas las civil izaci ones, en pí o-
mesa, ya, una histor ia «única» de la f a mi l i a de los hombres. L a
ampl i tud y por ende la di ficultad de este extenso tema no ha escapadoa los histor iadores. Más bien han tendido a hin charl o. Y a que la
historia de la expansión europea (se la ha puesto demasiadas veces
en plural) es todavía más rica de futuro que de realidad. Digamosque se escribe mejor en futu ro que en pasado o en presente. E s la
historia de una invención que lo condiciona todo, es decir, de una
invención de hombres y de espacios. E n el siglo X I I I n i ng una c i v i l i
zación conocía más de un tercio del plan eta. E l horizonte de Occi
dente cubría, a través de espesas brum as, 30 de la superficie de
l a s tierr as, y de 4 a 5 de la superfi cie de los mares. E l horizont e
chino era algo más restr ingido. E l Is lam pr i vi legiado de E giptd se
encontraba en una situación análoga. L as br i l lant es civi l izaciones
mesoamericanas de Teotihuacán o del Yucatán maya jamás llegaron
a conocer más de 1 de las tierr as emergidas; prácticamente nada
de los mares. L as más amp li as redes de int ercambi os efectivos, en
C h in a y en las dos oril las hostiles del Mediterrán eo, jamás abarcaron
más de dos a tres millones de kilómetros cuadrados. L os éxitos delsig lo X I I I fueron éxitos en profun dida d; por l o tanto, cerrados. L os
cuatro siglos que siguier on a L as N avas de T olosa 1212) vieron
introducirse, de un modo imperceptible durante mucho tiempo, un
proceso irreversible de apertura.
Esta revolución de espacio, a l igu al que más tarde la revoluciónindust r ia l , se hizo a part i r de un sector geográfico pr iv i l eg iado •
entre el norte de I t a l i a y l a i s p a n i a atlántica (apenas de 200 000
X X
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a 300 000 k m^). E s t a revolución fue ante todo invención y, por lotanto, privilegio de una minoría. A menudo, la historiografía, enel transcurso de estos últimos años, ha perdido de vista, por haberledado en otro tiempo demasiada importancia, este aspecto esencial:la explosión planetaria del occidente cr ist iano no atañó nunca, antesde 1520, en E u ropa , a mucho más de algunas decenas de m i l lares dehombres; maciza en el futuro, un a historia fina en el pasado seenriqueció progres ivam ente en la encrucijada cuantitativa de losprincipios del siglo X V y del x v i (costa de África y continente ameri
cano). L a sa l ida de la C r i s t iandad l a t ina por mar en busca de otrashumanidades es asun to dp moti vación y de medios. E l paso delE cuador, la búsqueda de las Ind ias en el Oeste, la posibil idad de losantípodas, el miedo vencido del mundo al revés, la navegación pre-ast ronómica, pert enecen al or den de los pensami entos. Y también eldeseo de 1^ misión y el otro, menos puro y más antiguo, de la cruzada;es también a l orden de los pensamient os, a l igual que al orden inertede las cosas, a l que pertenece la historia paradójica de la expansiónúnica, la del Oeste cr ist ia no, no por t ierra, en continuidad de presenci a detrás de un frente pionero de colonización, en una marcha haciaadelante que Ru s i a reemprendió a fines del siglo x v sino por el gransalto hacia lo desconocido de la exploración marítima. E s t a historiaviene a insertarse no sólo en el flujo de una realidad económicaque empezamos a discernir, sino en la única historia, verdaderamenteesencial, que es l a del pensami ento.
L a expansión marítima, la expansión erudita, si queremos l l a -
marla así , tomó cuerpo con l a pr imera de las gran des revoluci onesintelectuales que todo lo h izo pos ib le. E l gran desafío de f inales dels ig lo X I I el del asalto turbador del pensamiento aristotélico olvida do,es decir, un a m irada vuelta hacia las cosas y, pese a sus límjtes, elsaber científico de la Antigü edad, llegó también de E spaña, Aristóteles, pues, pero a la a l tura de los años 1260, con A lber to M agno ysanto Tomás de Aqu in o ; una respuest a se precisó en rebasa mientoflamígero, a la medida de un gótico que se dejaba acechar por latentación del vir tu osism o.>Du ra nte cuatr o siglos, a pesar de lascríticas puramente negativas de la escolástica scotista y nominalista—no hablemos del insignificante humanismo—, santo Tomás dirigióel orden de los pensamient os de l a C r i s t iandad la t ina en proceso deexpansión planetaria. X e suministró los instrumentos de la conquist ay los medios para ordenarían?; M u y pront o, la T ierra , a l a hora deMagal lanes y de Legazpi, se midió en años-distancia como el uni versode la astr onomía moderna . C on la diferencia, sin embargo, de quenuestros años-luz son pensamiento puro, y las car abelas -vectores dels ig lo X V I estaban pobladas de hombres. Y así hasta la segunda revo-
X X I I
jución intelectual que se situó en la hora del mi lagro de la matemati-zación integral, entre 1620 y 1640.
La~lírstoriografía presentaba en otro tiempo la primera fase de laexpansión europea en términos de política; hace poco en la lenguamaravillosamente c lara del economista. Asunto de hombre, donde elhombre se compr omete .por compl eto, debe ser tratado en térmmosde historia global.
X X I I I
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P R I M E R P R T E
E S T D O C T U L
D E N U E S T R O S C O N O C I M I E N T O S
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C A P Í T U L O P R I M E R O
Problemática L ímites y definiciones
¿Por qué E ur opa?
H e aquí una cuestión apasionadamente estudiada. L a bibl iografíaque veremos en la tercera parte, para limitarnos a l o esencial y a loútil, sólo nos ofrece de ello un vago eco.
U na historia si empr e escritaconforme al presente
A l e j a n d r o de H u m b ol d t £í2íltgHip-oráneo_del canibia-de_ L os-jnásantiguos i mpe ri os colqnjíales naci dos en A mérica de^ l a expansión .europea, da el paso in icial . Desde un pr incipio, esta historia estáescrita conforme al presente con todo el ardor de las pasiones. E lvizconde de Santarem responde afirmando la_p_rÍ Qr¡dad portuguesay la primacía intelectual ibérica en la Edad M edia. A l mismo tiempo,un gran trabajo de historia empezó-en-P ó rtugal, dondfr la-histor ianacional se confundió durante mucho tiempo rnn la h U i n r i a de losdescubrimientos. P a r a el P ortugal herido, para l a España en la hora
cruel de la interminable guerra cubana predecesora del choquede 1898, el esfuerzo historiográfico se confundía con la defensa deun pasado, el derecho al recuerdo. P a r a las potencias situadas másal N orte, dominantes en la hora del reparto de África, cuando elderecho internacional, un derecho puramente europeo, dudaba entrela anterioridad y la ocupación efectiva, la_historia._de..la_jxpansión.ej a también„cppcretarnenteja_defensa.del presente y un embargo sobreel futuro..
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Después del medio siglo sin complejos de la E ur opa coloniza doray dominante, vienen los dramas de la descolonización. E l cambio dec l im a se encuentra en el plano de la h i s t or ia ; a una hi storia abusivamente europeocéntrica en forma de leyenda rosa, sucede una historiaigualmente europeocéntrica en forma de leyenda negra, E ur opa estaba,?inteayer, en los orígenes de todos los bienes; fue, ayer, el freno únicoa l cr ecimien to de los contin entes sumidos en el abism o. L o verda deramente importante, en esta breve perspectiva, es que conserva siempree l m onopol io de los motiv os y de los actos. E l debate, no lo olv idem os,empezó en los siglos xv y X V I con la trata de negros y el balance
demográfico de África, con la brutal desaparición en mérica t r op ica lde uno de los cinco núcleos densos de población humana. H i s tor iaconforme al presente, entre todas, una hi stor ia apasionadam ente const ru ida con un lujo, a veces molesto, de intereses más que de medios:u n a hist oria que debe desmitificarse. P a r a el lo, una problemáticanueva debe ganar terreno con relación a la punta privi legiada delextremo occidental cristiano.
1 L os universos cerrados
E l siglo X I I I se impone como punto de partida por razones queafectan a todas las formas de actividad humanas, desde el cambio
político de la H i s p a n i a c h r i s ti a n a hasta la transformación rad ica l delhorizonte filosófico, pasando por la demografía, l a economía, la di námica social, la historia de los conocimientos técnicos y científicos.P ero estas razones están puramente ligadas a la C r is t iandad occidental, o sea a la mitad que ya es la más numerosa de la C r is t iandad,donde se piensa en latín y donde se reconoce l a primacía j u r i sd i c cional del obispo de Roma.
L T O D O E M P E Z Ó E N E L S I G L O X I I I
A principios del siglo x i i i l a ocupación humana del planeta eraincompleta y discontinua. Existían algunos núcleos de fuerte densidadque concentraban todas las ventajas, mucho inás restringidos en nú
mero y en extensión que en la actua li dad, e inmensos vacíos, ya searecorri dos por l os grupos dispersos de civil izaci ones iiómadas, yasea consti tui dos en sectores refugio de los dejados-de-l ado-por-l a-evolución pensamos en la estructur a del poblami nt o de los continentes africano y americano).
S a l id a sin lugar a dudas de un hogar único, la especie humana,vencida por la dist ancia, vivió, por lo tanto, a lo lar go de la inter-
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minable prehistor ia , l os destinos utónomos d e l a s cu l t u r a s y de l a s ^ ^
c i v i l i zac i ones . L a expansión europea de los siglos x i i i al xvi no essino u n capítulo, un capítulo muy importante de u n pr oceso p l u r i -
m i lé a r i ^ d e a p er t u r a , el paso de un p l u r a l al singular: en este orden,el cambió fundamental, el t ke o ff si recurrimos al lenguaje de loseconomistas, es decir, la puesta en marcha de un proceso irreversibley autoalimentado.
2. E L M O T O R D E L A A P E R T U R A
L a entrada en comunicación de masas de denso poblamiento pudoresultar, en su punto extremo, del encuentro de dos frentes de colonización: ocupación continua del suelo detrás de un frente pionero,u n a «frontera»a la americana. E n el siglo x i i i l a C h i n a densa mordíae l Oeste y desde hacía ya un mil enio, el Su r del Y ang-tse P eroentre el núcleo de los 120 millon es de chi nos y la Indi a indogangéticanumerosa... se extendían varios mil lares de kilómetros pobladosapenas por i tinerant es de la edad de la piedr a. E n cuanto a la Eu ropaagrícola, no aventu raba sus extremos a menos de m i l kilómetros delU r a l . M ás allá de Ch ina , de la l l a nu r a indogangética, de Irán, deAnato l ia , al Este de los núcleos agrícolas eslavos sedentarios, sedibujaba un vacío enorme: 35 millones de kilómetros cuadrados,menos de dos mil lon es de hombres. S in embargo, en apar ien cia, el
siglo X I I I vio el pogeo de los mongoles. P ero fue una tentati vaarcaica y sin porvenir. Estos imperios de la estepa tenían la f rag i l idadde la caravana que los delim it aba. N un ca lograr on soldar de unmodo duradero el destino de los sedentarios que sufrían en su per i feria. L a apertur a de las humanidades numerosas, por el proceso
mi lenar io del lento avance de los frentes de colonización, todavíase haría esperar. F ue un asunto de los siglos xi x y xx. Ant e im pr evisibles cambios, debía reali zar lo la vía marítima.
3. E L E X T R E M O O R I E N T E R E C H A Z A D O
p r i o r i , podemos esperar la aventura de la puesta en comunicación, de la salida del aislamiento de una de las compactas c iv i l i za ciones de sedentarios. Ante todo, el conjunto China-J apón, el másnumeroso. Según un a hipótesis r azonabl e *, sin embargo un poco
generosa. C h i n a había alcanzado de 120 a 130 millones de hombresy a a principios del siglo xi y continuaría subiendo a lo largo de estesiglo hasta el choque provocado por la invasión m o n g o l E l pr im ercenso completo cuyo detalle poseemos^ data de 1393. De él podemosdeducir una población, ponderado el fraude f iscal, de unos 65 m i l l o -
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nes de almas ^ U n a C h i n a cuyo centro de gravedad desde pr incipiosde la era crist iana ha descendido m i l kilómetros más hac ia el Sur.E l bajo Y ang-tse (40 mil lones hacia 1400) reemplazó la l lanuraloésica (15 mil lones), mientras que una C h i n a del Su r num aosa a suvez (10 millones) * se construía a or i l las del mar (el FukierpTnarítimoreunía por sí solo 40 % de l a población del Su r de C h i n a ; el Y u n -nan, tan sólo 2, 5%) . Se trataba, pues, de una C h i n a mucho máscostera que la C h i n a actual. E n cuanto a J apón, según YokoyamaYusei debió de alcanzar 5 750 000 almas a pr incipios del siglo x i i i¿P odemos, pues, extra ñarn os de que en dos ocasi ones se produjeran,en l a historia ch ina grandes empujes de exploración lejana? Segúnlos razonamientos audaces, turbadores y po o convincentes de H eineGeldern navegantes chi nos e in dochi nos debieron de alcanzar numerosas veces, del sigl o i i al x i i , las costas pacíficas de M éxico; y aprincipios del siglo X V es indiscutible— penetr ar on en el océanoíndico, hasta las puertas del cabo de la s Tormenta s. Si n embargo,fue un portugués quien, menos de un siglo más tarde, dio el granpaso. C h i n a intentó la apertura. Poseía casi todos los medios paraello L os medi os de una aventura ais lada, sí ; la voluntad, losmedios de una larga empr esa, apar entemente, no. N ada le empujabaa el lo. Tenía una frontera doblemente abierta un pr ofund o desprecio del mundo exterior, un a apt itud para recibir a l os mi sioneros,
no para enviarlos. E l budism o venía de la Ind ia , y desde C h in aavanzó hasta J apón.
Menos numerosa y más aferrada a l a tierra, l a Ind i a debe dejarsea un lado. Desde 712, la conquista árabe del S indh, desde l a invasiónde los afganos bajo autoridad turca, sobre todo a part i r del año m i l ,l a Ind i a fue dominada, dividida, arrollada, saqueada. E n los momentos frágiles de estabilización relat iva, por dos veces, en 1257 yen 1398 (invasión de T imu r ) la invasión mongol volvió a ponerlotodo sobre el tapete.
4. L A S C U L T U R A S R E C H A Z A D A S
L a Ind i a estaba demasiado ocupada en vig i la r el peligro que
regularmente descendía de la montaña, para poder madurar un a granempresa más allá de los mares.
L as Áfricas negras, demasiado diseminadas, volvían la espaldaal mar . E ran po o n umerosas y técnicamente estaban mal equi pada s.
Queda América. Actualmente, ya casi no hay dudas: el continenteamericano agrupó una masa humana comparable a la de C h i n a ; enciertos momentos, a la de la Ind i a ; en el mejor de los casos, a la deEuropa. N osotros sostenemos, sigui endo a l a Escuela de Berkeley
l a ci fra de 80 mil lones omo posible en el momento de la Conquista : Henry F . Dobyns ®h a r euni do recientemente, en ap oyode la hipótesis, un haz verdaderamente aplastante de convergencias.Desde el siglo X la población americana sobrepasíiba verosímilmentelos 70 mil lones de almas para alcanzar, si n duda, los 80 millonesque son un mínimo a fines del siglo X V cuando se produjo el choquedel encuentr o con el M editerráneo (de los cual es 25 mil lones dehombres con una densidad m edia de 45 a 50 h abitantes por kilómetro
cuadrado en la estrecha meseta del Anáhuac, a l Su r de M éxico). ¿E snecesario recordar el punto excepcional del progreso de los conocimientos ma yas en el orden del cálculo y de l a astr onomía? Per oel número, la riqueza, los éxitos parciales no deben hacemos caeren el error. L ejos de realizar l a apertura de las humanidades dispersas, ninguno de los cuatro pr incipales núcleos culturales americanos logró ponerse en comunicación con el conjunto del continente .
2 E l Mediterráneo
A l a h uman idad circunmediterránea perteneció el car isma del granviaje. E s científicamente útil el que aún podamos extraña mos de ello.
E n efecto, in terr oguemos las r azones del núm ero. Son ra zones de peso,puesto que conducen hasta el límite l as posibi li dades de una c iv i lización.
1. T O D O S E J U G Ó A L R E D E D O R D E L M E D I T E R R Á N E O
L a human idad circunmediterránea no parece haber sobrepasadojamás una cuarta parte de la humanidad. Considerándolo bien, unpo o menos que C h in a , a l red edor de 60 % de los dos núcleos unidos,relativamente próximos, del A s ia de los monzones. P or dos veces, a lmenos, l a cuenca oriental enlazó una red asiática lejana de comunicaciones: en l a época de A le jandro (f 323 a. J . C.) y bajo los pr i*meros Lágidas desde Alejandría; en la época de los Antoninos, en
el s iglo I I d . J . C . Movida entonces por la sed de exotismo y lasnecesidades de las clases dirigentes en productos de lu jo , la cuencadel Mediterráneo perdió allí una parte de las reservas metálicas desu economía monetaria. L as inv asi ones bárbaras, entendiéndose porello l a entrada en comunicación con el A s ia de las estepas, no compensaron l a reducción del horizonte marítim o al Este.
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P 1. - Los u n i v e r s o s c e J ' m e d i a d o s del s i g l o x iu
i . La c r i s t i a n d a d l a t i n a v sus p r o l o n g a c i o n e s a m e d i a d o s de l s i g l o x „ . : i m p o r t a n t e en el c o n j u n t o de los -'¡versos-i.la no
2, La c r i s t i a n d a d o r i e n t a l : 3, El Atlántico no r t e de los v i k i n g o s ; 4, El mundo'áí '^ÍP^ ^ ' un ive rso de Alejandría; 5, L l m u n d o de la c a r a v a n a , el As.a de las
es t epas a la h o r a de la Pax Mongól i ca (1225-1250)- 6 E l m u n d o c h i n o h a c i a 1225 > ^ ' m u n d o c h m o . z o n a de la e x p i . ,. , J - u
p r i n c i p i o s del s i g l o xv; 8, La I n d i a drávida 9 l i ' I n d i a ¡rdogangí^^^^ Síóte se ^ f / ^ l - s u p e r p o s i c i o n e s p a r c i a l e s e n t r e lo s - ' l - . y ^ , - ^ 2 z o n a
e g i p c i o . Las Áfricas: una c i n c u e n t e n a de m u n d o s c e r r a d o s de d e s i g u a l extensión i '^ e j e m p l o s ; 10, Z o n a s a h a r i a n a y s a h e l . a n a ; 11, Z o n a BajO N.ger, 12, Z o n a
B a k o n g o ; 13, Z o n a S u d e s t e a f r i c a n o ; 14 A b i s i n i a i u d e o w i s t i a n a La s A d« • ^ ^ ^ c e r r ados . . . c a s i si n comunicación e n t r e e l l o s ; 15,
Z o n a x i c a i Teotihuacán; 16, Z o n a ^ i í i ( Z o s ) ; 17?Zo ^^^ Zo na J H ? - >- ^ ^ ^ ^ •' • ^ ^ x u i - p r i n c i p i o s x v i ) ; 19,
Proliferación de m u n d o s c e r r a d o s .. . en América, en África...
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j 2 . L A D I A L É C T I C A D E L N Ú M E R O Y D E L E S P A C I O
Desde el ángulo de una dialéctica de los núcleos densos de poblamiento, dos hechos dominan la histor ia medieval : las transformaciones de los territorios al Este del R h i n y a l Nor te del D anubio.A pr incipios del s iglo X I I I las superficies de poblamiento denso (osea más de cinco habitantes por kilómetro cuadrado, en general 10,15, e incluso 20) añadieron un poco más de dos millones de kiló
metros cuadrados a los sectores germánicos, eslavos, húngaros, rumanos, cri stian izados por los misioner os de R oma y de B iza ncio.
Este desl izamiento hacia el N orte, ¿compensó plenamente la ruptu ra provocada por el más grande cisma de toda la his tor ia reli giosa?A escala pl anet ari a, el I slam no fue sino un cisma del monoteísmoabrahámico. J udíos, cr ist ianos y musulmanes part iciparon de un mismo mun do, el de la verdad más esencia . E l odio supone un mínimode comunicación y por ende de compren.sión. Es te mínimo es un dato,en su punto de par tid a, ya en el siglo V l l entre cr ist ianos y musulmanes.
Además, para la C r ist i andad los musulmanes son apóstatas. Frentea l I s lam y a la C r ist iand ad, frente a estos participantes desgarradosen la Revelación del Dios único y trascendente, incomunicable de no
mediar el A cto que Él hace Revelándose, se levanta, al E ste, el m undoprofano de las religiones, mejor sería decir de las sabidurías, elmundo del dios inmanente que se alcanza en el fondo de las cos s
y en sí, por el ascetismo, por la meditación, por l a reflexión. Ent reestos dos universos hay más ignorancia que odio
3. L A R U P T U R A D E L I S L A M
A veces se ha exagerado la rup tu ra provocada por el I slam . H en r iP i r enne sacó las consecuencias económicas. Desde entonces, elinterés por los árboles no deja ver el bosque; de matiz en matiz,de correcciones en correcciones se ll ega a perd er de vi sta lo esencia l . L a rup tur a no fue total —¿cómo hubiera podido ser l o?— , perosí profun da. E s evidente que subsisti eron comunicaciones. P ero también debe pensarse en lo que era la densidad de las redes de intercambios N orte-S ur y Este-Oeste a través del Mediterráneo hasta els iglo vi l . L a frontera I s lam-C rist i andad fue franqueada normalmentey cada vez más desde los s iglos xi y x i i . S in embargo, fue in f in i tamente menos penetrada de lo que la geografía, l a economía, la s t rad i ciones antiguas, el interés de estos vecinos alejados por un plan repulsivo, un «ecuador religioso» hubieran permit ido esp'erar. Vitor inoM . Godi nho tiene razón, después de A . M . L ybyer y F . Brau del
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a l reducir el mito de la r uptu ra otomana de las rutas or ientales. S inembargo, la expresión sobrepasa el pensamiento E l interés m aterial no fue suficiente para soldar el corte. A ambos lados de unplan o incli na do N ordeste-Su doeste, al rit mo de una frontera movediza,se encontraron dos sistemas de comunicaciones en algunos puntospr ivi legiados para un mínimo de intercambios limitados y aprovechables, v
A pr incipios del s iglo x i i i la masa humana que, de una y otra
par te del p lano de ruptura Is lam-C r i s t i andad, constituyó el núcleodenso de población sedentaria de un Mediterráneo prodigiosamentedilat ado al N orte, se mantuvo ta l vez en los alrededores de 70 mil lonesde almas. P oco más o menos 20 mi l lones para el mundo musulmán, 35 para la Cr i s t i andad lat ina y el resto, una quincena, para laCr ist iandad or ient al y sus excrecencias eslavas. E s ésta una masaescasamente inferior al solo núcleo chino y rota por l a mita d.
4. E L E G I P T O E N C R U C I J A D A
E l Mediterráneo musulmán constituido en detrimento de una C r is t iandad ori ental mu ti lad a fue, dur ante mucho tiempo, el sector depoblamiento evolucionado más apto para la comunicación. E n p r i mera fila, un E gipto encruci jada, afr icano y asiático, mediterráneoe indio, en una palabra, la España del E ste. E n el s iglo x i i i los navegantes tenían tr i l l adas las rutas de enlace entre el mar R ojo, l a I ndi a,M a la sia e I nsu l in dia , gracias al aprovechamiento de la al ternanciade los monzones E ste enlace reforzó de un modo decisivo la pr ima-'cía del camino marítimo sobre los caminos de caravanas terrestres enel comercio de las especias y de las drogas ori enta les. E n unióndirecta con la I ndia e I nsu l in dia , E gipto, tanto antes como despuésde la dominación de los mamelucos, turcos selyúcidas, llevó su red decomunicaciones hasta la España musulm ana y el M agreb occidental .H abiendo empezado antes, Egip to fue el P ortugal del E xtremo Orientemediterráneo. A decir verdad, ¿acaso no heredó algo de la posiciónde la Alejandría lágida Com o antaño A le jandr ía , E l Cai roabr ióampl iamente, a part i r de entonces, el horizonte de un grupo humano
numeroso y rico: apenas menos de un tercio del orbe.
3 E l tlántico
A pesar de lo presti gioso que fue su pasado, a pesar de la bellezade sus realizaciones inmediatas, la cuenca oriental del Mediterráneono fue protagonista de la mutación.
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1. L A S M U T A C I O N E S F U N D A M E N T A L E S
D E L A C R I S T I A N D A D L A T I N A
L a mutación incumbió a l a C r i s t i a nda d l a t i n a , que acababa dete rminar un a revolución s i lenciosa, p rofunda y cap i ta l . Existió l apreparación, en algunos puntos privi legiados, de un material agrícolanuevo: la col lera, el arado con ruedas y reja metál ica, la pesadahacha de t a l a r , l a difusión de l ma t e r i a l , las roturaciones y las aradasprofundas, el aumento de la producción del bled el pan sobre lamesa en lugar de los antiguos pistos, por lo tanto un mayor número
de hombres más robustos Y pr onto se prod ujo el paso de un aeconomía cerrada dentro del gran dominio a una economía másabierta de intercambios: una moneda, mercados, una clase de espec ia l i s tas y ya, a f ines del siglo X I I en I t a l i a , en Genova, las mesasu oficinas de cambio, arquetipos del banco de depósito y de transferencia. F ina lmente , en e l s ig lo x i i i nació el instrumento de laletra de cambi o. E l crecimiento humano espacia l , los progresos técnicos, el cambio del número de hombres, que lo resume y condicionatodo, fueron mayores del siglo X al xiíl que en ningún otro momento.A h o r a bien, lo que cuenta es menos el n ive l alcanzado que la orientación y el ritmo de crecimiento.
2 . U N A A V E N T U R A M A R G I N A L .
U N A G E R M I N A C I Ó N D E F R O N T E R A
S i n embargo, en E uropa , l a g ran aventura marítima no fue, desde
el pr im er momento, un asunto centr al . D ura nte mucho ti empo se produjo en la s márgenes; es un asunto de ma rgen, una germinación def rontera.
3 . E L A T L Á N T I C O N O R T E V I K I N G O
M u ch o antes que la Península ibérica, veamos la Península escand i na va , antes de su tardía conversión a l cr isti an ismo. D e las costasde Noruega a l Sp i tzberg y a l as or i l l as del mar B la nco; de I r l an da aG r oe n l an d i a . L os primeros establecimientos escandi navos en Gr oenl a nd i a data n del siglo x. D e al l í , lo más tarde en el año 1 00 0, seprodujo el descubrimiento de V i n l a n d , u na f r an j a de t ie rra amer icanaentre la desembocadura del San L orenzo y el Sur del actual estadode Ma ssachusetts. U na gigantesca y pobre t ala socra cia a caba l lo deun eje N ordeste-Sudoeste — omo lo exige el régimen de las corrientesy de los vientos, y la disimetría climática de los continentes—ligó a las costas escandinavas el destino de I r l a n d a , de una parte de
1 2
la s isla s Británicas, de la G roenla nd ia úti l , de ima estrecha faj acostera de l La bra dor , de Terr anova, de «Nueva Escocia» y de «NuevaIn glaterra». E n el momento en que empezó l a gran aventura marítimade Eu ropa, dos m i l qu in ientos kilómetros más al Sur, el repl ieguemarítimo escandinavo era un hecho consumado e incluso se desvaneciósu recuerdo. E l repl iegue escandin avo de los siglos x i i i y i v fuedebido quizá menos al hombre que al empeoramiento secular de lascondiciones climáticas. «U n breve retom o xerotérmico marcó el período d el siglo v a l X de nuestra era °.» D esde el sigl o xi l , por el
contra r io , y hasta el x v i i i , a pesar de las tibiezas del xv y de p r i n cipios del X V I un pequeño período g l ac i a l comprometió pel igrosamente las frágiles conquistas de la ocupación del suelo en el N orte.T oda l a h ist oria de los normandos se expl ica por el peso decisivo delt r as torno climático secular en una zona por completo marginal. Ent r e1 3 4 1 y 1 3 6 4 I v a r B aa rdson vivió en Groenlandia en ca l idad de intendente del obispo de Ca rd ar . «Señala que se ha hecho imposibleremontar l a costa E ste en razón de la creciente abundancia de loshielos procedentes d el N or te : hace po o que ha sido necesario sust i tuirel i t i nera ri o costero seguido desde u principio por los navios quei ban de Is l a ndi a a Groenlan dia , por otro —según precisa— que pasamucho más lejos de la costa *.» L os hielos flotantes, a p a r t i r de estecambio cl imático, desmantelar on las rutas marítimas del imperioescandinavo; el avance de las morrenas arrasó prados, campos y
casas en la s zonas costeras de Groenl an dia , que dejó de ser el paísverde para convertirse en el país blanco.
«La colonización normanda de Islandia —precisa E . Le Roy L adur ie— , y
sobre todo de Gr oenl and ia, donde los vikingos desarrolla ron la ganadería e
incluso rudimentos de agricultura en orillas menos obstruidas por los hielos
que en la época moderna, ha sido considerada durante mucho tiempo como la
prueba clásica de st recalentam iento. Las investigaciones arqueológicfis, polí -
nicas y glaciológicas efectuadas en las costas de Gr oenlan dia confirm an sobre
st punto las primeras intui ciones de los historiadores escandi navo s .»
4 . E L M Á S M E D I T E R R Á N E O D E L O S A T L Á N T I C O S
L o que el Nor te no realizó hubo de hacerlo el Su r. E l sector p r i v i legiado del E xtr emo Occidente cri sti an o se encontr aba en el punt o deunión del Mediterráneo y del Océano. E l Mediterráneo aportó suslajrgas tradiciones, las necesidades y las soluciones de-sus hombresnumerosos; estaba representado por las repúblicas i t a l i anas —Genovamás que Ven ecia — , por Cataluña y M a l l o r ca (reconquistada en 1229 ) ,por las coloni as de mercaderes it al i an os que se in sta la ron detrás del
1 3
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frente reconquistador de la H i s p a n i a cristiana en las plazas l iberadas,pero vacías, de la España del Su r y hasta en Flandes. E l Atlánticoaportó su rud a escuela y la experien cia de los pescadores de bacalaoen mares fríos; toda una tradición, en P ortugal , en Ga l i c i a , en elCantábrico, en las repúblicas marítimas autónomas del País Va sco.L a s tres Españas atlánticas, es decir , Por tu gal, la España cántabra,más la andaluza l iberada por l a Reconquista (Tavi ra én el Al garveen 1238, S ev i l l a en 1248, Cádiz en 1265, T a r i f a en 1292) y el N ort e
de I t a l i a (en r esumen, el E xtr emo Occidental de l a prim era fase de laexpansión europea) no sobrepasaban los 300 000 km^. All í todo seenlazaba, se jugaba, y por lo tanto se ganaba.
4 Una problemátic del tiempo
H e aquí los grandes rasgos de una problemática del espacio.
Queda lo esencial en materia de h is tor ia , el tiempo. L a expansiónplanetaria del Occidente cristiano está extremadamente ligada a unacoyuntura determinada: la de la Cr is t iandad occidental. Coyunturapart icu lar , todavía no había cambiado en coyuntu ra dominante. L oque no impedía si mil itu des bastante sorprendentes, ya a part i r del
siglo X I I I , entre los grandes núcleos densos de poblamiento humanoS ea lo que fuere, la coyuntur a de la Cr is t iandad occidental fue sufi
ciente en aquel momento. Y , circunsta ncia favorabl e, esta coyuntu raes bastante bien conocida.
1. C O Y U N T U R A
Co y u n t u r a l a pal abr a es ambiciosa, pero l a reali dad que abarcaen ese período anterior al preestadístico es relativamente simple yc lara . Coyunt ura: ante todo los precios y los salarios, cuyas series,a menudo contradictorias, se alargan en España de un modo densodesde mediados del siglo x iv^* ; fragmentadas y episódicas, acá yacullá, desde el siglo x i i l ; luego, la enfermedad de la m on ed a ;
coyuntura fundamental también, el número de hombres, la superficiede suelo roturado y ocupado, un dominio cierto a nivel de las mejores monografías regionales'*^ sobre l os recursos, o sea, l a ri queza,el bienestar, cierta mejora en el nivel de v ida , algún eco muy
amortiguado de la producción en relación al número de hombres.Sólo tenemos fr agmentos sobre el movi mien to de las mercancías, delos productos y de las manu factur as Desde hace poco por el cont rar io , poseemos el admirable barómetro de los pueblos abando-
14
nados **. E l val or de estos indicios es evidente, ya que no existe coyun
tura fuer a del hombre que exprese su activi dad, su salud , su enfer
medad y su muerte. E s necesario recordarl o a través de la gran ola de
peste de 1348 y de las cuatro oleadas devastadoras de la segunda mitad
d el s ig lo X I V la coyuntur a del siglo xi v es, ante todo, una coyuntura de muerte, L a Peste N egra separa dos largas épocas de la eco
nomía alrededor de un foso que varios siglos no pudieron colmar.
F u e necesario nada menos que el oro de Am érica, a pri nci pi os del
siglo X V I , para contribuir a traer las primeras sonrisas de una nuevaprimavera. Sí, sabemos bastante sobre ello para aplicar a un períodomás alejado, más allá del sigl o xvi donde hici eron sus pruebas,
los modelos de coyuntura.
2. 1200-1350 L os M E D I O S Y L O S P E N S A M I E N T O S
Toda l a historia de la expansión europea desde principios delsiglo X I I I h asta fines del x i v se organi za perfectamente alr ededor dela s tres pri meras fases lar gas fijad as por F. S im ia n d D e 1200a 1350, fin, apogeo y culminación de una fase lar ga A de prosper idad,por lo tanto de conquista en superficie, en número y en profundidad;este período es, con mucho, el más largo de las fases A discernibles.
L o s primeros síntomas de hundi miento preceden a l a Peste N egra.I nclu so se ha pretend ido ver en ell o, aunque equivocadamente, el castigo del super poblam ient o una consecuencia más que un a causaS i el c l im a coyuntu ral empeoró hacia 1320-1330 , una fantásticaruptura se produjo por todas partes, sin término de comparaciónposible, tanto en el pasado como en el futuro, a la a l tu ra del acontecimiento único de 1348-1350 que barrió, en algunos meses, menos del a mi ta d, pero seguramente más de un terci o, de la población europea.B u r l a perpetua a l os modelos maltu sianos, lejos de aportar l a solución a las dificultades de un mundo que se ha pretendido superpoblado, la gran estación de los muertos arrastró tras de sí cincuentaaños de espantosas miserias y todo un cortejo de nuevas épocas de
muertos. L a reali dad es que en 1400 la población, en todas partes,er a in fer ior a l a de 1350. E n los alrededores de 1320-1330, en algun aspartes, indi scuti blemen te, y en 1348 por todas partes, empezó unafase B qu e se prolongó h asta finales del sigl o xv en el S ur , hastapr inc ip ios del siglo xvi en el centro y en el norte de la Crist iandad
latina. Éstos fueron, precisamente, con la recuperación demográfica,los frutos inesperados y las consecuencias inv olunt ari as de la expansión u l t ramarina . E n círculos concéntricos desde S e v i l l a — r e c ep táculo europeo de la riqueza americana—, la fase A más caracterí sticaempezó a través del At lánt ico, E ur opa entera y, consecuencia del
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efecto adqu i r ido de dominación, pronto, al menos para una delgada
capa de act ividad arrastrada el mundo.
L a h is tor ia de la expansión europea viene a i nc lu i r se en esta cronología, de la que recibió el impu lso antes de ser su motor .
N a d a aparente, ni posit ivo ni duradero se produjo antes de me
diados del siglo X I V . Contrar iamente a hab i tua l que quiereque las_fases-A.-sean vulgarizadoras multipl icadoras ~en superficiede las madur aciones en profundidad de Fas fases B, asistimos en eltriñicürso del largo y fructuoso siglo xiíi, a la creación de los ins tru
mentos de la exploración y de la conquista: en una pa labra el naviode la exploración del mundo, la brújula, y el modo de u t i l i z a r l alos instru mentos vacilantes de un capitalismo naciente. Y sin embargo,
aparte del l argo y fecundo remontar de las costas atlánticas de España,de Por tugal de F ra n c ia y de los Países Bajos por l a navegaciónmediterránea de las ciudades ital ianas esta pr imera época fue l a de
los fracasos. Fracaso de los hermanos V i v a l d i (1291); fracaso en
Genova; fracaso, en Cataluña, de J a um e Fer rer (1346), que franqueó,
sin regresar jamás, el cabo Bojador.
3. 1350-1500 C O N T R A C C I Ó N E I N V E N C I Ó N
Más al lá de 1350, más all á sobre todo de la Revolución portuguesa
de 1382-1383, había comenzado en dos etapas el cami no decisivo. E lcentro de gravedad de las empresas atlánticas pasó del Mediterráneo
i t a l i ano y catalán al Atlántico mediterráneo, i tal ianizado y catalani-zado de la Península ibérica. Tímida exploración de las is las de 1350
a 1400, conquista y exploración de las costas de Áfri ca a pa r t i r de latoma de Ceuta en 1415. E l descenso a lo largo de las costas de Áfr icaobedeció a varios motivos, ante todo ecoii ómicos aunque si n sertodos económicos. E s te descenso estuvo li gado no por una correlación
posit iva como se ha afi rmado excesivamente, sino negativa con los
movimientos demográficos de la Cr is t iandad occidental. Tendió a
resolver probleinas social es al pa l ia r mediante ~é recurso directo
a las fuentes afr icanas las dificultades de aprovisionamiento de orode la economía europea, sustrato de una ambiciosa economía mone-ta i ia . _Ayentura puramente afr icana y europea, er descenso a lol áí gode las costas de Áfri ca no se convir tió en asunto asiático hasta después de la jn_uerte d eE i i r i q u e eI J Í ayeg§nte_(1460), cuando se v is lumbraba la pos ib i l i dad de una unión oceánica directa entre el Atlántico
y el Océano índico, y por consiguiente, la pos ib i l i dad de crear una
ruta suplente y r iva l de las que contr olaban conjuntamente el E g ip toselyúcida y su aliado veneciano. A l término de esta fase larga decontracción y de di f icultad se sitúa, además, la maduración, con
16
Colón errante entre Genova, P o r t uga l la navegación de las is las de
Áfr ica y España, de la unión occidental directa con las especias extre-
morientales. T oda^ a invención técnica fue, poco más o menos, an
terior a 1350. L a invención espacial vino después. L a preparación
en el espacio se sitúa durante este siglo y medio de la larga contrac
ción que va de la Peste Negra a los brotes de sabia de los primeros
decenios del siglo xv i .
4. U N S I G L O XV I V U L G A R I Z A D O R Y M U L T I P L I C A D O R
E n fase A — u n a fase A que contri buye a mantener — se pro
dujo el descubrimiento de América, l a conquista y l a construcciónde la I n d ia portuguesa, la explotación a part i r de 1540 y de 1550 del
imperio comercial de Por tugal y del imper io minero de España enAmérica. Comparativamente a las riquezas creadas por el trabajocontinuo de 50 mi l lones de campesinos europeos, la fracción de r i
quezas desviadas en provecho de l a economía de los pueblos de E u r opa por el comercio or iental obtenidas por el trabajo forzado de los
indios sobre los stocks humanos acumulados por las civi l izacionesprecolombinas representó muy poca cosa. Poca cosa, cuyo ordende importancia será necesario intentar averiguar Pero este poco es
un más: un más permanente. E n posición marg inal pesa de unmodo decisivo como fuente de desequi librio orientado hacia el cre
cimiento. E n el siglo X V I la p r imera fase larga mejor caracterizadadel crecimiento europeo hunde sus raíces ante todo en la aventuraamericana y, secundariamente en la aventura oriental. Por otra partetambién for ma el telón de fondo i ne ludib le de la construcción deU l t ra m ar por los ibéricos.
A part i r de 1590-1620, disgregaciones consecuti vas y cambio de
clima Pero había nacido l a economía-mundo. M odesta ya que tansólo afectaba a una reducida capa de hombres, de riquezas de espacioscosteros. I ncorporada a la economía europea, entró a su vez en larespiración secular. Contribuyó i nc luso por ruptura de arrastre alpaso, una vez más, de A a B
¿Era necesario presentar, ya desde un p r inc ip io lo hipotético y
moldear esta i nd i scut ib le r e a l i dad : la expansión europea, en el esquema conceptual de las hipótesis de coyuntura? E l esquema, en
realidad es muy incompleto. Nos hemos esforzado, para l a América
del siglo X V I en demostrar que los cuatro tiempos fundamentales del a economía'^ nacieron ya, sobre el más importante de los tráficosque reunía las economías recién sometidas a E u r opa que tenían desdeallí tendencia a imponerse. E s ta gestión arriesgada nos ha parecido
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preferible a cualquier o t r a : permite por l o menos evitar los marcosnacionales y sus peligrosas miti f i caciones.
Gracias a l a anónima coyuntura he aquí pues la aventura en suverdadera dimensión: l a del núcleo numeroso de l a Cr is t iandad occi-dental en busca de los fragmentos diseminados de la descendenciade Adán.
18
N O T A S D E L CAPÍTULO P R I M E R O
1. E x amen c r i t i qu e de VH is t o i r e de la Gégrapk i e , París, 1836-1839 [17 7].
2. M emor i as sobre a p r i o r i dade d os Des cob r imen tos Port ugu eses, París, 1842.
Es sa i s u r l h i s t o i r e de l a c osmog raph ie e t de la c a r t og r a ph ie du Moyen Age,
[195] , París, 3 vols., 1849-1852.
3. Pmc-T i-H o [352]; F . B R A U D E L C i v i l i s a t i o n matéiell e [365]; L. DE R-
M i C N Y [484] t. L
4. M. R E I N H A R D y A . A R M E N G A U D [354] pág. 107.
5. Los primeros ataques contra Corea datan de 1209; la resistencia en el sur
de Ch in a continuó hasta 1279.
6. Durante el reinado del emperador M i n g T ai-tsu 1368-1398), asistimos a
la elaboración de los registros fiscales llamados Registros Amari llos, que
permiten tener anualmente —a pesar de algunas lagunas— el repartoregional de la población china.
7. P m c - T i - H o [352] , págs. 9-10.
8. M. R E I N H A R D y A. A R M E N G A U D [354] pág. 101.
9. P iNG - T l - H o [352] , cálculos según el cuadro de la pág. 10.
10. Gtado por A Y A N O R I O K A S A K I [350] pág. 33.
11. atado por W. K R I C K E B E R C [575], págs. 410-415.
12. J . N E E D H A M S.°Co loqu io [209] , Lisboa, págs. 113-135.
13. Grosso modo podemos adherimos al jui cio de V. M . G O D I N H O sobre todo,
aplicado a Ch in a (Econ omía [137] , pág. 51): «Si comparamos el desarrollo
del mundo asiático, en la Eda d Media, este último se halla, a pesar de
sus núcleos de capitalismo naciente, en estado de inferiori dad en cuanto
a las técnicas y a la organización económica».
14. Todo el Sur y el alto Yang-tse estaba por colonizar. Un gran cambio interno
de la agricultura ch ina: l a sustitución progresiva de los arroces de madura
ción lenta, a partir del siglo x i , por los arroces precoces, permitió la
extensión, paulatinamente, de la segunda y tercera cosechas.
15. IsHWARi P R AS AD [116].
16. P. C H A U N U , R. H. 1960 [523] y R. H ., 1964 [534].
17. P. C H A U N U , L Améiqu e [528], pág. 22.
18. Cf. «Nueva Cl ío», vol. 26 b is , II parte, cap. V.
19. E st i m a t i n g a b o r i g i n a l am e r i c a n p o p u l a t i o n [548].
20. J . E. S. T H O M P S O N , Grandeur et déad ence [614] , pág. 160; S. G . M O R L E Y ,
The Anc ien t Maya [589].
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21 . .E l núcleo mex ica , el núcleo c h i b cha , el núcleo i n ca .
22. P . C H A U N U , L Améique {528], págs. 15-19.
23 . Los conflictos entre poblaciones hinduistas e invasores musulmanes, la per
secución en el siglo x v i i de los cristianos en el J apón no fueron guerras
de relig ón propiamente dichas.
24 . H . P I R E N N E , Mahome t et C ha r l emagne [279 6£s].
25 . H .T E R R A S S E , por ejemplo (L Is l am d Espagne [ 4 6 4 ] ) tiene razón en defen
der el encuentro, en este confluente privilegiado de la Península ibérica.
C H . - E . D U F O U R C Q [L Espagne ca t a l ane e t l e Magh reb [ 4 4 5 ] ) , demuestra,
con nuevas pruebas, la amplitud de las relaciones Islam-Cristiandad, en
los siglos XII y xni.
Escr ibe por ejemplo (pág. 21): «La interpenetración y la profunda
inf luenc ia por reacción inevitable no lograban siempre la asimilación;
tenían por resultado el e nga rce de grupos musulmanes, los mudejares..., y
la supervivencia de grupos cristianos preislámicos, los mozárabes, en tierra
del islam. Por otra parte, había en cada Estado grandes cohortes de esclavos
mahometanos en los reinos cristianos y cr istianos en país musulmán. F inal ,
mente, desde el siglo ix, emires, sultanes y califas tenían la costumbre de
tener en sus ejércitos contingentes de mercenarios cristianos constituidos
en milicias. IBN K H A L D Ü N nos dice por qué... En la época de los almorá
vides, el papel de estas milicias se había ampliado: ocuparon entonces
Marruecos; de este modo, los mismos soberanos que tuvieron en España
una actividad anticristiana y que desarrollaron la in f luenc ia andaluza en
el Magreb, volvieron a in troduc i r el culto católico en Marruecos, dado
que lasmilic ias tenían sus capellanes. Cuando los almohades habían empe
zado a levantarse contra los almorávides, el jefe de las fuerzas cristianas
de Marruecos había d i r ig ido la resistencia; era un noble catalán, el
caballero Reverter, vizconde de Barce lona y señor de la G u a r d i a de Mont
serrat. Uno de sus hijos se convirtió al islamismo y luchó más tarde en
las fi las almohades. Otro, que sólo sabía escribir y firmar en árabe, volvió
a España y se hizo templario.»
26. J . CoRTESÁo, Los Portugueses [111], pág. 502.
27 . Econ omía [ 1 3 7 ] , págs. 51-68.
28. L Y B Y E R , E. H .R. 1915 [321].-
29. F. B R A U D E L , L a Méi te r ra né [363], [364].
30 V. M. G O D I N H O , E conom ía [137], pág. 56.
31. K A M M E R E R [493]; M E I L I N K R O E S L O E F [302]; P I R E S , Suma [500].
32 . E l Egipto musulmán se hace más o menos, y de un modo involuntario,
solidario de las empresas conquistadoras del Islam, como aquella que desde
el año mi l llegó a una dominación política y militar de la Ind ia.
33 . G. D u B Y , L éonomi e rur al e [ 277] .
34 . R. DE R O O V E R , Le t tre d e c hange [ 409] .35. P. P É D E L A B O R D E , citado por E. LE R OY L A D U R I E , R. H. 1961 [384], pág. 8.
36. E. L E R OY L A D U R I E , R. H. 1961 [384], pág. 9, e H i s t oi r e d u c l i m a t [380].
37. E. L E R OY L A D U R I E [384], pág. 9.
38. La más notable de estas similitudes —por otra parte son inexplicadas— se
stúan entre el Mediterráneo y el mundo chino, al n ive l de lo esencial,
o sea el número de hombres. L a población china pasó por un punto alto:
2
120-130 millones, probablemente, a p r inc ip ios del siglo x i i l . Cayó a 65 mi
llones en 1393. La caída fue del mismo orden en toda la Cr istiandad. En
C h i n a , como en Occidente, las cifras anteriores a la invasón mongol, como .
las de antes de la Peste Negra, casi no vuelven a encontrarse antes de los
primeros decenios del siglo x v i l l .
39. E . J . H A M I L T O N , 1351-1500 [317].
40. D A V E N E L [306]; B E V E R I D G E [308].
41. En el Bord elais, por ejemplo, R . B O U T R U C H E [ L a r i s e d u n e oc iéé [274]),
da, según Brutails, la caída del valor medio de la moneda de Burdeos,
de 1361-1380, 10,17 francos germinal, a 4,42, de 1441 a 1460.
42. R. B O U T R U C H E , L a c r ise d u n e Sociéé Sei gn eur s et paysans d u Borde la i s
pendan t l a guerre d e Cen t An s [274], titula un capítulo del «Bordelais
en crise»: « nfluence des dévastations sur la réduction des ressources»,
págnas 247-264.
43. C f., entre otros, J . C R A E Y B E C K X , L es v i n s d e F rance [286]; J .D A Y , Les
douanes de Genes, 1376-1377 [315 b i s ] .
44. W. A B E L , Wüstungen [305]; M A U R I C E W. B E R E S F O R D , Los t V i l l a g e of
n g l n d [307]; V i l l a ges deser tes et h istoir e éonomi que, 1965 [329].
45. E . C A R P E N T I E R , Orv ie to [335]; E . Q R P E N T I E R , Anncd es E.S.C., 1962, núm. 6
[336], y Y . R E N O U A R D , Popula t ion , 1948 [355].
46. F . S I M I A N D , Recherch es anc ienn es et n ouvel l es [326].
47. P O S T A N , Cambr idge Economic Hi s tory , 1941 [115].
48. Esta interpretación, dictada, inconscientemente, por alguna presuposción
filosófica implícita, nos parece inadmisible. Resulta de una negativa del
acontecimiento.
49. Especialmente en Cataluña. C f. F I E R R E V I L A R , L a Cata logne, t. I [466],
págnas 461 y siguientes.50. H. y P. C H A U N U , Séi ll e [312], [313].
51. Cf. más abajo, págs. 58 y ss., y págs. 60 y ss.
52. Según un esquema que nos hemos esforzado en d ibu jar , P. C H A U N U , Séi ll e
[313], t. VIII, 2, págs. 382-395; debe precisarse con Améiqu e [528],
págnas 48 y siguientes.
53. A través de L A S C A S A S , fuente apasionada, sospechosa y sin embargo i r reem
plazable, tomamos conciencia de las modalidades menos admisibles. Cf .
M . B A T A I L L O N , É udes s u r B a r t o l oméd e L a s Casas [513].
54. C f. más abajo, págs. 254 y ss.
55. P. C H A U N U , Séi ll e [313], t. VIII, 2 b i s , págs. 851 y ss.
56. P. C H A U N U , Séil le [313], t. VIII. 2, pág. 38.
57. La hipótess cuadracíclica ha sdo desarrollada ampliamente en H . y P.
C H A U N U , 5e t;i7/e et l A i l an t i que [312], [313].
2 1
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C A P Í T U L O I I
Lenta maduración de los medios
y de los pensamientos
en la Cristiandad occidental
numerosa por ende rica próspera
L a prosper idad se prolongó desde f inales del s iglo xi hasta me
diados de l X I V . E l s igl o X I I I y los pri meros decenios del xiv , períodode aparición de las estructuras de la gran transformación espacial,
son insepa ra bles de la construcción, durante tres siglos, de una c iv i l i
zación ina ter ia l t rad ic iona l , que ha durado, gr osso modo hasta l arevolución industr ia l y algunos de cuyos elementos no han llegadoa disgregarse hasta nuestros- días.
» 1. C r istiandad numerosa
Ante todo, un espacio. Au n q u e podríamos discutir en detalle elmarav i l loso fresco de H e nr i P i renne ^ no nos atañe el ha cerlo ^ Si nembargo, para l a h isto r ia geográfica — h i s t o r i a masiva del hombreen el t iempo y en el espacio— , no ha y duda de que la invasiónmusulmana constituyó el gran acontecimiento.
1. « M A H O M A Y C A R L O M A C N O »
L a invasión musulmana fu e i r reversible: mucho más que la p r i
mera o la segunda invasión germánica; mucho más que la invasiónm o n g o l ; mucho más, a f o r t i o r i que l a construcción, en detri mentode la C r i s t i a n da d or ienta l , de l gran Imperio otomano. Rechazó, hizo
22
retroceder hac i a el No r t e * a u na C r ist iandad mut i l ada en su destino,profvmdamente consciente de esta mutilación
¿Existió r up tu r a en el siglo v i i ? «E n 633® la s tr opa s del pr imer
ca l i f a A bu Beker se ponían en marcha hacia los confines sirios.»Diez años más tarde, «en 642 el segund o ca l i f a Omar reinaba desdeSamarcanda a Eg ipto, y de A r a b i a a la s puertas cil icias». L a pr imera
expedición en dirección a l Su r tunecino data de 640. Setenta añospara someter al i ndomable M ag r eb . Sin embargo, en 702 un podermusulmán contr ola ba todas la s costas de Berbería. E n Tánger, una
tropa de siete mi l beréberes a la s órdenes de uno de ellos, un ta lTa r i k . Rup tu r a del s iglo v i i ; mejor aún, rup tura del siglo v i i i E nseis años, de 710 a 716, l a provincia más ant igua del M editerráneol a t ino — t a l vez l a más r ica y una de la s más poblada s, apar te I t a l i a —
cambió de campo. A esta a l t u r a puede situarse l a rup tura .
E n j u l i o de 710 u n pr imer ataque bajo las órdenes del neófitoberéber T a r i f cerca del puerto que tomó su nombre, la actual T a r i f a .
E n a b r i l o ma yo de 711, enar decido, he aquí a T a r i k , otro reciénconvertido, con sus siete mi l hombres a l pie de J ebel T a r i k (G ibra l t a r )
y el 19 de j u l i o de 711, en el río Barbate, l a derrota de la ar istocracia
visigótica ba jo l as órdenes desafort una das de don R odr igo. M in a d a
po r la s luchas de clanes (los par t idar ios del antiguo rey V i t i z a
abandonaron a Rodr igo en p lena bata l la ) , la delgada corteza de la
monarquía visigótica se desmoronó, dejando inerte y más o menosconsentidora a l a masa hispanorromana, mientras que las comunida
des judías, perseguidas por u na ort odoxia escrupu losa en este país malcurado de la herejía a r r i a n a , daban l a mano a los invasores. E n 711,la caída de C órdoba y, ya a p a r t i r de 712, por la abertura beréber,un importante ejército árabe. A los doce m i l beréberes de T a r i k seunieron dieciocho mil s i r ios y or ientales. H i s p a n i a estaba hundida.
E n 721, una incursión alcanzó T oul ous e; en 722, la caballería beréber asoló, en el centro de la G a l i a , la s t ierras de L angres y Sens. E nPoi t iers fue pu esto el tope de contención. P or un momento la fron
tera mordió, a través de los P i r ineos , l a Sept imania narbonense,mientras que en la s viejas montañas cerr ada s del complejo cantábri co,allí donde las civi l izaciones de la edad de la piedra habían burlado
durante mucho tiempo a Roma y a l pálido epígono visigótico deToledo, a r r a igaban las bases modestas de la España de la Reconquista. E n u n pr inc ip io reunió a una veintena de nobles godos enel ma cizo cantábrico de los Pi cos de E u r o pa ; mejor di remos, ru dosmontañeses a los que casi no tocó la evangeliza ción. E l éxito visigóticode Cova donga (718) precedía a Po i t i ers (732). D e 739 a 757, losnietos de los vencidos en el río Barbate for j a r on a l rededor de A l fonso I el C at ólico el núcleo de la más vieja H i s p a n i a cristiana .
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2. U N M E D I T E R R Á N E O E M P U J A D O A L N O R T E
. B A J O E L S I G N O D E L A C R I S T I A N D A D
H a c i a 750, he ahí una C r i s t i andad l at ina reducida y, durante
muchos si glos, estrechamente cerr ada en el Sur . L o que perdió en elS ur metódicamente, lo fue ganando en el Nor te. ¿Se ha esta blecidoel paralelo que se impone entre la invasión musulmana, pujanteoleada de beduinos rechazada por el breve ^ retorno xerotérmicodel s ig lo V a l X y l a invasión norma nda ? Los beduinos seguían siendodueños de la mit ad meri diona l del M editerráneo. L os normandosfueron, f inalmente, absorbidos. Su prosperidad, tengámoslo en cuenta,
estaba en parangón con el sol que fundía los hielos, l iberaba susmares obstru idos, les daba campos y prados en lugar de liqúenes.L a C r i s t i andad l at ina mut i l ada se vio engrandecida con l a Penínsulaescandinava, ganada para el cr istia nismo lat ino.
Buena par te del terreno perdid o en el Su r fue recuperado en elNor te . A part i r del siglo x i i i y del x i v sobre todo, el largo períodog lac ia l que va del siglo x i a l x v i i i hizo perder a la l a t i n i dad el terreno ganado durante la anomalía cal iente del siglo V a l x . E l frío y lahumedad responsables, en part e, de la explosión de las pestes dels ig lo X I V habían constituido, por lo menos, un desafío constructivo.
E n t re l a C r i s t i an dad l at ina y l a l a t i n i dad , que las oleadas de losbárbaros germánicos habían dejado, po o más o menos, i nt act a ensu equi l i bri o y en sus relaciones con el Este y el Sur , existió una
ru p t u ra fundamental, pues, que era necesario subrayar desde un p r i n c ip io. P un to f i na l de la L a t i n i dad , al Oeste, H i sp a n i a , lentamente alpr i nc i p i o y después reconquistada bruscamente, se convirtió, modificación rad i ca l , en la marca merid ional de la C r i s t i an dad la t i na .
3. E L I N V E N T O F U N D A M E N T A L D E L A E D A D M E D I A
L a C r i s t i an dad l at ina tuvo en adelante su centro de gravedadentre el L o i r a y el R h i n : una mitad de la G a l i a , l a l l an u ra del P o,el su r de In glater ra , el fragmento más occidental de la antigua Ger-mania. A l Su r , un vie jo país amenazado; a l Nort e y al Est e, unmundo nuevo, colonial , donde dominaban las rozas con largas rotaciones, de art iga en art iga. De f ines del siglo x a fines del x i i i a
pesar del cam bio que se esbozaba, l a C r i s t i an dad occidental beneficiábase todavía de buenas condiciones climáticas. T odo se estropeórealmente entre 1290 y 1350, y la hi stor ia minuci osa de la peste de
1348 muestra la acción determinante de un invierno frío y húmedo
Desde el siglo x i hasta pr inc ip i os de l x i i i según el esquema hechoclásico por Georges Du by a n o t em os con Be r t r and G i l l e ^ * : «E l
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paso de un sistema agrari o pri mit ivo que u t i l i zaba principalmente
l a fuerza humana; que no poseía en una gran medida más que un
u t i l l a j e de madera y de piedra apenas modificado desde la s épocasprehistóricas; que procedía a una ampl ia extensión de los cultivos
en el espacio y el tiempo (cult ivos it ineran tes y rotación b ienal ) ; a unsistema evolucionado caracterizado por la domesticación de las fuer
zas auxi l i ar es, natur ales o anima les; la utilización cada vez mayor
del hierro en el u t i l l a j e ; l a reducción de los períodos y de los espacios
improductivos. Esta transformación permitió rendimientos superiores:
la s poblaciones medievales dispusieron entonces de una alimentación
más abundant e y mejor adapta da».
4. A L I M E N T O S
Consideremos la revolución agrícola — l a revolución del pesadoarado de ruedas y reja de hi er r o— ; la revolución de los potentesatelajes revalorizadores de los suelos profundos; la revolución quedominó los pantanos, los bosques..., que condujo a un terruño hu manizado a 80, 90 o 100 , y por l o tanto a una red continu a depresencias humanas, al hombro con hombro de la eficacia y de unacomunicación verdader a; Georges D u b y ha puesto de manif iestode qué modo esta revolución nació en algunas v i l l a e pi loto, a títuloexperimental , de la época ca ro l i ng i a . Esta revolución supuso l aaparición de la coller a P or lo tant o, una vez más, se apl ica la ley
que quiere que el invent o brote en l a angusti a del desafío, en períodode contracción y de di fic ul ta d, y que pertenezca tan sólo a una minoría. Después de lo cual vienen los períodos de crecimiento fácilpor l a ' difusión. E l siglo x i i l fecundo en los dominios relativamentesecundarios regidores de la mutación marítima y comercial , al términode una larga fase de crecimiento fácil y de prosperidad compartida,representó, pues, par a lo esenci al , un período de difusión en superficiey de generalización del progreso.
5. Y H O M B R E S
Este conjunto de cambios técnicos — el más import ante entre elcambio del calcolítico y el que presenciaron los siglos x i x y X X —
tr ajo consigo un cambio funda mental de la canti dad de hombres. «Eli r res i s t ib le empuje de los r otura dores —según l a expresión deM a r c B l o c h — caracterizó los siglos x i . x i i y x i n . E l crecimientode la población no se puede calcular directamente, pero se pone demanif iesto por un conju nto de in di cios convergentes observados enF ran c i a , en los Países B ajos, en Inglat erra, en I t a l i a , en Alemania»
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y en toda la España crist iana. Carecemos de conocimiento directo,po r fa l ta de elementos estadísticos de base ®, s obr e e l n ive l de lapoblación antes de 1348. P ero medimos con un poco más de rigorel prodi gioso r epliegue de la segunda mi tad del siglo X I V . Veamos
Cataluña. E l punto de part ida del gran ref lu jo: «1333: el m l n y
p r m r » E n t re l a cúspide de finales del siglo x i i i , el hundimientode principios del x v , l a caída fue del orden de más de 2 a 1. E snecesario esperar el siglo x v i i i para que sea reconstituido un tejidocomparabl e. Conocemos las discusiones apasionadas, en F r a n ci a , a l
rededor del estado de las parroquias y de los fuegos de 1328 U n amedia razonable entre 12,5 y 15,6 mil lones. Pero en 1328, F ra n c i a
se recuperó ma l de la terr ibl e hambre de 1315-1317, la pr im era deltr iste s ig lo x i v . E l nivel de finales del siglo X i i l era, pues, sensiblemente mejor. H e ahí Pr ovenza, con un ter ri tor io constante : 70 000fuegos en 1315, 30 000 en 1471, 130 000 en la época de E x p i l l y
1765) Teni endo en cuenta una reducción bastante constante delos fuegos, en relación con la di sociación de la gran f a m i l i a agnaticia,el nivel del siglo x i i i no se recobró antes de finales del x v i inclusohasta pr inc ip ios del x v i i i . E n una palabra, la población de l a C r i s
t iandad separada del Mediterráneo y rechazada hac ia e l N or t eaumentó a mediados del siglo x i l l a un n ive l sensiblemente comparable al alcanzado en el mismo espacio a mediados del siglo x v i
U n a Cr i s t iandad lat ina de
40 a
45 mil lones de almas con densidadesde 25-30 habitantes por kilómetro cuadrado en el centro, jamás
infer iores a 5-6 en la periferia. Ésta fue su suerte. M ientr as ocurri eraasí, la Cr i s t iandad no podía ser amenazada peligrosamente.
2. L os movi mien tos de Asi a
S i n embargo, mi entras que los rotur adores con l a pesada hachay el ambicioso arado l abraba n nuevos paisajes jamás sospechados, elA s i a de las estepas estaba en plena efervescencia. S pj) rep ar aba uns ig lo X amenazador para los sedentarios, de la Cr i s t iandad occidental a Ch ina, pasando por Irán y l a Ind ia .
1. E L P U N T O D E E Q U I L I B R I O F R Á G I L D E L S I G L O X I I
C on todo, a f ines del siglo x i i imperaba la calma. Las v iejas c i v i
lizaciones habían digerido la última oleada de conquistadores nómadas Ch i n a estaba d iv id ida . A l Sur y a lo largo del Yang-tse, ladinastía naci onal de los Son g; al N orte, «el r eino tongus de losDjürt-chat, J u-chen o K in» asimil ó prácticamente sus nómadas
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Parecía cercana l a fusión, o por lo menos era posibl e. A l Oeste deCh ina, al Nordeste de T a r i m , de Turfán a K u ch a , los turcos U i g u r ,
de cu l tu ra búdica y nestor iana. L a Transox iana e I rán pertenecían alos sultanes de K bwárezm, tu rcos musulman es, ir ani zados casi porcompleto. E n S i r i a y en Egi pto gobernaban los ayyubíes. K ur dos deraza, estaban casi por completo ar abizados, es decir, asim il ados alv iejo fondo oriental de cu l tu ra heleno-árabe. Sobre An a t o l i a se extendía la dominación de los turcos selyúcidas profundamente iranizados.P a r a l a Cr i s t iandad, dos elementos positi vos. L as profundas divi sionesd el mundo musulmán favorecieron la reconquista parc ia l de los dominios perdidos en A s i a Menor y S i r i a , gracias a los esfuerzos de A lej oComneno y de los cruzados lat in os. Más pr ometedor, todavía, elextraño dinamismo del nestorianismo criptocristiano. Esta forma unpoco desviada del Cristianismo, ¿acaso no estaba precediendo alI s lam en el n o m a n s n d dinámico de A s i a central? «Una cartade 1009 d i r ig ida al patr iar ca nestoriano (de Bagdad) J u an V I , c i tada
por B ar H ebraeus, dice que 200 000 turcos keraít se hici eron bautizarcon su kan »
U n a forma un poco bastar da del Cr ist ian ism o se estaba extendiendo y entraba en composición con el viejo fondo chamánico. ¿Quéimporta? ¿Acaso no ocurrió lo mismo a principios de la evangelización de la cuenca del Mediterráneo? A l go se filt ró, terri blementedeformado, desde f ines del siglo x i l i de este prodigioso restablecimiento de la misi ón, de la constitución lejana, por detrás de la mareaalta del I sl am, de otras cr ist iandades. Sabemos^' el papel desempeñado por las afabulaciones sobre los datos reales, en lo que podemosl lamar l a estrategia plan etar ia de fines del sigl o xi v y del X V Pocosefectos sobre las decisiones de los príncipes y de los mercaderes; unaacción i ndiscut ible, sin embargo, sobre la constitución de. un terr enopsicológico colectivo f avorabl e a la gran aventur a.
2. L A C O N M O C I Ó N M O T O R
Este conjunto de equi li bri os favorables a los extremos sedentariosde poblamiento denso, de una parte, y a la Cr i s t iandad oriental y
occidental, por otr a, se hal la ba comprometido por l a gran conmociónmongol. Su historia está bien escrita, por lo menos en relación a loque permi ten las fuentes H ay que sit uar el epicentr o de la conmoción al E ste de la actual Mongol ia y a f ines del siglo x i l ; geográficamente, en el lindero del osque y de la estepa, en el punto de
encuentro de los mongoles del osque y de los mongoles de la estepa.Rene Grouss et anotaba : «... en el si glo X I I el E stado de M ongoliahabía ya retrocedido en relación con el siglo I X . E n l a época de su
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doríinación sobre el Orkhon los T ' u - k i n , y sobre todo los U i g u r ,
habían empezado a desarrollar allí centros agrícolas». ¿ ómo nohacer i nter venir , ahora que los ri tmos de las fluctu aciones climáticasson mejor conocidos a pesar de las ju stas objeciones de prudenciadel mejor especial ista, Em manu el L e Roy L a d u r ie , l a hipótesis del
cambio, a part i r del año mi l , de la tendencia secular al recalentamiento? U na misma causa cortó el camino vik ingo y empujó a losmongoles a la aventura. P oblaciones con u n género de vida devoradorde espacio, situadas en los límites del orbe, los mongoles salieron delos confines de la inh ospit alar ia taig a a causa del empeoramientode las condiciones climáticas. Perteneció al más genial de los jefes de
la es'.epa ant erior es a la pólvora, u l t i m r t i o y salvación de los
sedentari os, el encarnar este momento hist órico. S e hi cier on tentati vaspara formar federaciones, en el siglo x i i entre las tribus diseminadasde la estepa y l as tri bus dispersas de los bordes de la tai ga. L asnumerosas varas de madera con que hacían el pequeño tubo de escapecolocado en lo alto de la yurta de f ieltro para la sal ida del humoy l a ventilación, dan fe de que el mongol seguía siendo, en un pr in
c ip io , un vecino de la gran selva subpolar . Todo empezó a pr i r i c ip iosdel sig loX con un jefe de ta l la , Y esugei , salido de la estirpe de los
prefederados mongoles, según l a tradición gengiskánica. T emu d j i n ,el futuro Geng is K an , nació hacia 1167, y era hi jo de Y esugei . E nu na primera etapa, se convirtió en federador de las tribus mongolas.
L as condujo a la victori a sobre el enemigo tártaro. E stos pri meroséxitos se alcanzaron, a la sombra tutelar del kan de los keraít, sobre los nómadas próximos a C h in a , en proceso de asimilación con ella.
M ongoles salvajes, mongoles bárbaros y mongoles asimilados a los
chin os acabar on por federar se entre 1204 y 1207. Pr oclam ado Gran
K an ^ (primavera de 1206), T emudj in había heredado, en 1204, unrudimento de cancil lería. E l A s i a de las estepas, a principios dels ig lo x i i l , estaba organizada para la sumisión de los sedentarios.
3. E N E L P U N T O D E P A R T I D A
D E L A E F Í M E R A C H I N A M O N G O L
L a conquista del N orte de C h in a , empezada en 1211 contra el
reino bárbaro de los K i n que ocupaba la l la n u ra loésica, fue terminada en 1234 por los sucesores del Con qui stad or, siete años despuésde su muerte 1227). L a enorme tar ea siguió acrecentándose. Sucesivamente fueron cayendo Pers ia , N orte de C h in a , los nómadas de losextremos no eslavizados entre el U r a l , el V olga del lado de E ur opay los pri ncipados rusos del bosque. E s difícil poder apreciar en quémedida estas desgracias que afectaban, una vez más, a la Cris t iandad
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oriental fueron sentidas, inmediatamente, en el Oeste, como un pel igrov i r tua l para la Cris t iandad occidental. U na división antigua, la distancia, la certeza de la prosperidad y del número de constructores decatedrales explican, sin duda, esta relat iva indi ferencia, mientras quelos turcos de An a t o l i a y los principados rusos prestaban juramento.Quedaba la C h in a pr ofunda del Yang- tse y de la costa S ur , másnumerosa el la sola que todo el imperio mongol, tan maciza como lasdos C rist iandades y un a parte del Mediterráneo musulmán. L a conquista de esta C h in a , hasta entonces siempre al abrigo de los turco-mongoles, empezó en 1268. Después de cinco años de incertidumbres,el bajo Yan g-tse fue bar r id o por compl eto, de 1273 a 1276 (toma deH ang-che-u). T res años fueron todavía necesarios para el Sudoestede C h in a , que es, debemos tenerlo en cuenta, una C h in a costera.Todo terminó en 1279. A cabada la conquista, el emperador mongol,convertido en chino, se dedicó a reag ru par las posesiones periféricas.L a dominación de la dinastía mongol duró 1280-1368) poco menos
de un siglo. Raras veces una victoria tan completa se ha revelado tanfrágil con la prueba del tiempo. Desde fines del siglo x i l i , los mongoles de C h in a fueron casi totalmente asimilados. De todos modos,no hay que tomar el incidente a la l ig e ra : parece claro que los cataclismos unidos en C h i n a a l a invasión mongol, debieron de llevarconsi go la muert e de sesenta a sesenta y cin co mi ll ones de hombres,de 15 a 20 de la hu mani dad. Grosso mod o un desastre comparable
al que se abatió, sesenta y cinco años más tarde, sobre E ur opa, o enla pr imera mitad del siglo x v i sobre la humanidad precolombina.
L os años del paso del siglo xn i al xi v fueron capitales desde cualquier
punto de vista. P or aquel entonces, C hi na oscilaba entre tres posibilidades
«exógenas» que le ofrecía el aumento de las redes de comunicación con Asia
central, consecuencia evidente de su asimilación al As ia mongólica. Estos tres
caminos se llamaban: el budismo, el islam y el cristianismo nestoriano. Kubilai
t 1296 , el kan unificador de China, favoreció el budismo, un budismo que,
incluso si era rechazado en la India, federaba a China con el Asia indogangéticaen el seno de un A si a de los monzones netamente separada en pensamiento y en
espíritu de los monoteísmos mediterráneos. L a elección búdica caracterizóen un siglo a la dinastía mongol, al precio, es verdad, de un episodio san-griento: en 1307, un pretendiente musulmán, el príncipe Ana nda , fue apartado
del trono. L a política religi osa de la C hi na mongol puede, en esta época,
definirse así: preferencia búdica y tolerancia simpática con respecto al cristia-
nismo nestoriano. «E n las grandes solemnidades cristianas, a ejemplo de sus pre-decesores [K ub il ai ] se dejaba presentar por los sacerdotes nestorianos ligados
a su o r du los evangelios, que i ncensaba y besaba pi adosamente. E n 1289, instituyóincluso una oficina especial, el ck ong- fu-sseu encargada de la administracióndel culto cristiano en todo el imperio » Ésta fue, muy por encima, embellecida
por la imaginación del genial veneciano, la situación que M arco P olo, perfecto
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producto de la pa x m o n g ó l i c a hizo ver mucho tiempo después a los cristianos
de Occidente, cuando en Ch ina ya había terminado por completo. Esto halagó
tanto más a la Cristiandad occidental del siglo xiv, cuanto que ésta se hallaba
debilitada por el hambre y la peste y atacada defrente por el imperialismo
otomano.
Paradójicamente, la Crist iandad lat ina nada retuvo de la granamenaza que vino a mor ir a las puertas de los reinos latinos de
Po l on i a y de H ungría. Más paradójicamente aún cuando Tamerlán
el transoxiano 1336-1404) lanzó hacia fines del s ig lo X I V por loscaminos de Gengis K an la última oleada de nómadas de las
estepas empujados por la modificación p lur isecu lar de los climas,
l a Crist iandad latina, cuyo número ya no la protegía, pero a la
que la distancia amparaba mejor queuna armadura, ocupada en sus
propios problemas, reaccionó poco ma l y a destiempo. Deesta últimaoleada, más peligrosa, puesto que era musulmana, la Crist iandad
lat ina sólo vio el aspecto f avorab le: una querella del I s l am, un golpeasestado a las empresas concretas de los musulmanes sedentarios de
l a meseta de Anato l ia, un descanso, pues, en el proceso de desman-telamiento de los Balcanes cristianos, que a pesar del cisma, le
concernía. M arco P olo fue el gran responsable deesta situación. D i
gamos mejor, el éxito del l ib r o de las maravi l l as del M u ndo, I I M i -
l i one en i ta l iano se explica porque la instantánea caducada queconservaba de E xtremo Ori ente era la que convenía mejor a la Eu ropaangustiada de los siglos xiv y xv.
A fines del s ig lo x i l l , por una s ingu lar simplificación política,cuatro kanatos abarcaban casi toda A s i a : Ch ina, M o ngo l ia , As ia
central, Persi a-Siberia occidental-Ru sia. ¿Al precio de cuántas destrucciones? P a r a Ch ina, un a reducción de la mitad de su poblami entoprimit ivo. M enor densidad, acá o acullá, del tejido h uman o, seguidade una gran paz; esta pa x m o n g ó l i c a cantada por los historiadoresdel s ig lo X X ¡...una buena paz de los cementerios Y sin embargo, l apacificación facilitó la l ib r e circulación de las caravanas, quealcanzaban el S u r , y las que l legaban al Norte del mar N egro. espuésde la tormenta que fragmentó y cortó, la p a x mongó l i c llevó consigoun a gigantesca puesta en comunicación, a un nivel jamás obtenido,
de Ch ina, de I rán, de A s i a central y de la Crist iandad oriental.Gengis K an . .. , un M agal lanes de la caravana. A finales del s ig lo x i i i
la s comunicaciones terrestres a través de la inmensa masa desértica de
A s i a central — un a masa que la distorsión secular fría y húmeda del
c l ima hizo algo menos rebelde— pasaron por el máxim um absolutoque podían alcanzar antes de los ferrocarril es. Nada muy impresionante, ciertamente. N ada tampoco que permitiera mantener un ver-
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dadero comercio, incluso al nivel modesto del que por el monzónde los navegantes musulmanes, el mar Rojo, la escala del su r deSiria
y de E gipto, se l levaba a cabo con la I nd ia bajo dominación musu l mana y l a Insu l india productora de especias. Sepuede hablar, por
l o menos, de una permeabili dad entre E ur opa y Ch ina, al nivel de
algunos hombres y de un enjambre de imágenes.
4. E L A S I A M O N G O L Y S U S T E S T I G O S
Marco Polo es el genial testigo del cambio depermeabilidad, después de
la invasión mongólica, deAsia central.
a) M a r c o Polo. Una famil ia de comerciantes de la colonia veneciana de
Constantinopla, Ni colo Polo, y Maffeo, su hermano, salieron deviaje, en 1260, a
través del actual Sur deRusia, el kanato mongol deQiptehaq. De 1262 a 1266,
por la ruta de las caravanas mongoles deAsia central, sedeslizaron del Volga
a Pekín. E n 1269 estaban de vuelta a San J u an deAc r e . E n 1271, segundo
viaje hacia Ch ina , acompañados por el hi jo deNi colo, Mar co Polo. Por Persia
para evitar la Transoxian a sublevada contra el poder mongol), por el Khorasán,
Nichapur, Cheburgan y Ba lkh . Una vez más, el camino terrestre, o sea el camino
mongol y no la vía marítima de los navegantes árabes quehubiera conducido
a los tres cristianos del nuevo orden a la verdadera Ch ina, la de los Songs en el
Sur. Helos aquí en Kan-cheu los confines de la estepa asimilad a a Ch ina) , en
Ning-hia, la antigua capital del Tangut . Con qué sorpresa, en estas tierras
búdicas, los viajeros descubri eron la existencia de comunidades prósperas de
cristianos nestorianos. Estsunos en la Ch ina mongol queM arco Pol o, conservador
de arcaísmos, llama, al modo mongol, C athay.
Como trabase amistad con Ku bilai , Marco P olo , al servicio de los mongoles
chinos, recorrió el Norte de C h i n a , después las marcas del Sur, nuevamente
conquistadas, teniendo por único intérprete, según parece, su conocimiento del
persa. E l persa era el inglés de la C h i n a del siglo xni: ¿cómo afirmar mejor
la puesta en comunicación terrestre del Imperio de las estepas? En 1291, Marco
Polo inició el camino de regreso. Viaje premonitorio, se efectuó, en parte, por
mar, puesto queentonces ya las rutas terrestres arcaicas, agrestes y paradójicas,
un a a una, se fueron cortando para siempre. Pasó por Trebisonda, C onstanti
nopla, y llegó a Venecia en 1295. Prisionero de los genoveses en 1298, Marco
Polo dictó en su prisión, en el palacio d e l l e Compar e de San G i o r g i o a su
compañero Rusticello dePisa, el L i b r o d e l a s M a r a v i l l a s d el M u n d o transcrito
y difundido en f rancésEn 1307, la obra empezó su asombrosa carr era. Fue
copiada, traducida, imitada, y luego difundida a saciedad en la época de la
imprenta, y esto hasta principios del siglo x vi l, bastante después de la utilizaciónde las vías eficaces, las vías marítimas directas. M arco Polo contribuyó a fijar
en el Occidente cristiano de los siglos Xi v y xv la imagen arcaica deAsia en la
cumbre frágil del gran Imperio mongol. Gracias a él, el Asia de finales del
siglo XIII fue la contemporánea de ristóbal Colón.
b) Y los Ot r os. Al rededor del relato de P o l o un cierto nú
mero de testimonios se organizaron, deberíamos decir, cristalizaron
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P 2 — L as comunicaci ones a tr vés del continente siático en la époc
de Marco Polo
32
• en la memoria colectiva de los siglos futuros. E n la atmósfera de la
estrategia planetaria de la Eu ra s i a mongol , n aturalmente. P ian o di
Car pine y R ubr ouck Sabemos de qué modo el conci l io de L yon
1245), a la vez inqui eto y consciente de la probabi li dad que podíaconstituir la indeterminación rel igiosa mongol , había mandado s imu l
táneamente al dominico l ombardo A scel ino a A rm enia y a un francis
cano. P iano di C arp ine, al kanato del V olga.
P i ano d i C a r p i ne descubrió un orden mongol hosti l . Temió por
la s marcas extremas de la Cr ist iandad la t ina , P ru s i a y L i v o n ia . Puso
en guardi a insistentemente. L a H i s t o r i a M o n a l o r u m alrededor de
1250) fue poco di fundida. Encontramos en e l la el punto de partidasi n duda del preste J u an , cuya fortuna hizo M arco Pol o. Entr e el
mundo pel igroso de Pian o di Ca rpi ne y la gran A s i a mongol t ranqui
l izadora y tutelar de Pol o, más próximo del primero que del segundo,
-otro franciscano, Gui l l erm o de R ubrouck Ru bruqu is). Su viaje durótres años 1253-1256). S u misión, l igada a los proyectos de cruzada
de san L u i s — l e condujo a K a r ak o r um j un t o a l k an M angu — par t i
cipó esta vez sin ambigüedad en el sueño de cerco del Mediterráneomusulmán. ¿ testimonio es contemporáneo del del judío Gregorio
Ab u l f a r i g , B ar Hebraeus, de gran valor.
Después de la cúspide alcanzada por I I M i l i o n e con el derrum
bamiento progr esivo del poder mon gol y el regreso consecutivo a la
anarquía en A s i a central , la información se detuvo, y se dio libre
curso a la imaginación sobre la s bases de los datos trasmitidos porM arco Polo. Cu ando H ayton , por ejemplo, en su H i s t o r i a gener l d e
l o s tá t r o s murió probablemente en 1307), salió de Arm enia que
conocía bien, fue para dar vida en el más allá oriental a los mons
truos más curi osos. H ayt on recogió el bestiar io de Vezelay que fij aba
en la piedra, en la época ya lejan a de la segunda cru zada, cinocéfalosy esciápodos. De H ayton a M and evi l le se opera un progreso en lo
imaginar io.
Todo estaba li gado en la obra de J ean de M an devi ll e, el famo
sísimo campeón del exotismo fabuloso. Sus peregrinaciones duraron
treinta y cuat ro lar gos años, de 1332 a 1366, en la cuenca ori ent al
del Mediterráneo y a tavés de los kanatos en descomposición. M a n
devi l le murió en L i e j a en 1372. Su éxito fue prodigioso. Todavía era
reeditado corrientemente, en pleno siglo x v i i i , con imágenes que mu l
tiplicaban el poder evocador del texto. M andevi l le alimentó l a ima
ginación de Colón, casi tanto como Mar co P o lo .
E n la s páginas del l ibro, el lector veía surgir al preste J u an con
capa, a toda una gama de monstruos con formas humanas, de animales
fabulosos, hormigas gigantes guardianas del oro de las minas dondemaduraba el precioso metal . Con l a rarefacción de las comunica-
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'ciones a través de A s i a central, A s i a , cuna de los sueños, se hacíacada día más temida y más tentadora.
3. L os equil ibr ios en el Mediterráneo
S i n embargo, no era A s i a l a que estaba en el centro de las moti
vaciones de los descubr imi entos puesto que, de todos modos, un nivel
de comun icaciones, débil pero suficiente, estaba asegurado por una del as cuatro vías precarias que tradicionalmente aseguraban el paso.
L a apertura se hizo a un nivel más modesto. No imp li có, en un principio, l a totalidad del Occidente cristiano.
1. U N M E D I T E R R Á N E O A T L Á N T I C O :
U N A T L Á N T I C O M E D I T E R R Á N E O
U n pequeño trozo de España, un tr ozo de I ta l ia . T odo se jugaba-en l os confines del Mediterráneo y del Atl ántico, en l a frontera amenazada de la Crist iandad y del Islam. L as razones económicas mandan,
ciertamente, si n exclusiva. Y a que el hombre es total.
V itorino M agalhaes Godi nh o tuvo el mérito de trazar l as grandes líneas del capítulo mediterráneo ital iano, 4el descubri miento.M ejor , de colocar lo de nu evo en su v erdadera perspectiva y hacer
su balance: el de un fracaso.
2 . E L D E S T I N O P A R T I C U L A R
D E L A P E N Í N S U L A I B É R I C A
Como l a Península i bérica, más pronto y menos profu ndamente,I ta l ia fue una frontera dramáticamente disputaba. A nte todo, entre elEste y el Oeste. Estuvo en el núcleo de la R e co n q u i s t a bizantina enl a época de J ust in iano. De todas las provincias occidentales, Ital ia
fu e l a que estuvo durante más tiempo ligada a l sistema bizantino. Afine del siglo vi i , cuando la mitad meridional del Mediterráneo, deS i r i a al M agreb, había pasado baj o l a dominaci ón árabe, I ta l ia permanecía cubierta por las potentes flotas de l a Romanía. E n el peli
groso Mediterráneo, nacido para do e sigl os con la intru sión delI s lam, l a suerte de I ta l ia se encontró ligada a la potencia naval
L a España visigótica, dejada al descubierto por la retirada bizantina
en 624, pagó con la sorpresa total del río Barbate su incapacidad
para controlar el estrecho de Gibraltar. E l repl iegue del sistema deprotección naval bizantino sobre la Grecia de A s i a Menor entregóC erdeña, S ic i l i a , las costas de Calabr ia y de A p u l i a a una serie de
34
ataques y a u na ocupación árabe momentánea. L a R ec o n q u i s t a delS ur de I ta l ia estu vo a l a vez ligada a l a reconstrucción de la potencial ) izant ina en el siglo X * y a l a inter vención normanda. I t al i a apren
dió, pues, en una ruda escu ela, el coste de la potencia naval.
3. I T A L I A Y L A « R O M A N Í A »
repl iegue de la Romanía sobre una base territorial cada vezmás estrecha no cortó las relaciones de I ta l ia con el Mediterr áneooriental, sino muy al contrario. P ero l a dirección iba a cambiar de
campo. L a sombra de l a Romanía se extendió durante mucho tiemposobre l a Penínsul a ital iana. E n adelante, l a potencia de las ciudadesi tal ianas marítimas y comerciales, V enecia, Pisa, Genova, penetraríay ejercería el mando sobre el mar griego, que se convertiría en un
- mar ital iano. Numerosa y privi legiada por la cultura, en l a medida
en que era la provincia más oriental y más meridional de l a Cristian
dad latina, l a menos afectada, a pesar de los l ombardos, por lasinvasiones germánicas, I t a l i a desempeñó u n papel capital en l a reconstrucción, después del hundimiento y l a ruptura, de las comunicaciones a través del M editerráneo. E n el nuevo complejo de lasrelaciones E ste-Oeste a part ir del siglo XI en el momento del naci
miento de Europa, I ta l ia fue la pieza maestra.
4. L A S C U A T R O R U T A S D E A S I A
Desde fines del siglo X i l a cuenca del M editerráneo comuni cabacon el Ext remo Oriente por cuatro rutas, cuyas extremidades occidentales eran controladas por completo por las ciudades ital ianas : dosrutas puramente terrestres, la s rutas de las caravanas. Rutas de laseda, y rutas de las baratijas chinas, compromet ida s bastante a menudo. Rutas mediocres y arcaicas.
a U n a de ellas pasaba al Norte. U n ía a China con el mar N egropor el lindero forestal de l a gran estepa del sur de Siberia.
b Otra fr anqu eaba, de oasis en oasis, el desierto de Turkestány alcanzaba, a través de I rán, el fondo del gorfo P érsico, dondeencontraba el fragmento terrestre de una de las dos vías marítimas.L as
vías marítimas del océano índico árabe pueden definirse
bastante bien omo una navegación transoceánica con los medios y lastécnicas de un gigan tesco cabotaje.
c) Otra ruta más antigua llegaba, desde l a India, Malaca oInsul india , al fondo del golfo Pérsico. U n lar go transporte fr anqueabael desierto y desembocaba, a través del C reciente F értil, en una del as escalas de Palest ina o de S i r ia .
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d U n a ru ta más reciente y más perfeccionada terminaba en el apoyaba a l kan mongol de P ersi a contr a el Egipt o mameluco, mien
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{ondo del mar R ojo, en los golfos de A qab a y de Su ez. L a vía de
t ie r ra hasta Alejandría estaba, entonces, reducida al mínimo. Desde
que el contacto comercial se estableciera entre la cuenca occidental
del Mediterráneo cristiano y los extremo-orientes, cada una de estas
rutas conoció muchos avalares.
A pr i ncipi os del s iglo x i i i la s vías terrestres estaban comprome
t idas : l a ru ta marítima Sur se vio amenazada a fines del siglo x i i i ;la ru ta marítima N orte, en l a segunda mi tad del s iglo x i v ; la s víasterrestres, una vez más, a fines del X i v con la aparición de Tamerlán.Nunc a lo fu eron t odas a la vez. La s vías marítimas, sobre todo, eran
bastante flexibles para hacer frente a una demanda creciente desde
el s iglo X I E n función de este gran comercio, que realizaban las
ciudades it ali ana s del Nor te, se crearon y perfeccionar on los inst ru
mentos del capitalismo comercial.
5. L os M E D I O S C O M E R C I A L E S I T A L I A N O S
E n el punto de part ida, la sociedad comanditar ia Su or igen
es tal vez oriental Trátase de una sociedad temporal que dura el
tiempo de una campaña. Venecia, en el s iglo x i proporcionó ya un
modelo acabado de la mi sma. Com and it a, «la sociedad conclu ida *
entre un capital ist a que proporciona todo el capital sin desplazarse
y un comerciante que se desplaza sin aportar capital». Otro t ipo de
sociedad efímera, l a concluida entre un capital ista, que proporcionaba la parte más importante del capital sin desplazarse y un comer
ciante que unía a su act ividad la aportación de una fracción de
cap i ta l . E n V enec i a recibía el nombre de C o l l e g a n z a ; en Genova, que
hablaba latín, societ s m a r i s . L as grandes experiencias del siglo x i i itenían por nombr es l a tendencia a la perman encia de la sociedad, con
la s «sociedades de nombre colectivo», la s «sociedades de todos bie
nes», la comandita múltiple, qu e dividía el riesgo, la banca de depó
si to, la letra de cambio ^, la contabi l idad por part ida doble E ste
conjunto de perfeccionamientos acabó de tomar forma defini t iva en
los pr imeros decenios del s iglo x iv . M ás allá y hasta la revolucióndel descuento, a principios del siglo x v i i hubo multipl icación, vu l
garización, extensión geográfica. América fue conquistada y explo
tada, I n s u l i nd i a , l a I nd i a y C h in a fueron alcanzadas por las infl uencias directas del gran comercio europeo con las técnicas y los medios
del capital ismo i tal iano del s iglo x i i i el capitalismo de las escalas de
L evante.
A fines del siglo x i i i Venecia y Genova dominaban el tráficoor ien ta l . N o sin revueltas, no sin di ficul t ades. E n resumen, G enova
36
tras que Venecia permaneció estrechamente li gada a E gipt o, que
ocupaba l a mejor posición. Después de la caída de San J u an de A cre
en 1291, las relaciones eran mu y tensas. L a cru zada interfería el
comercio. Genova tenía tras de sí al papa y a la C r i st i and ad; la
posición de Venecia era dif íc i l . Durante veinte años, la más potente
r u t a de comercio or ient al fue int erceptada la que iba a Alejandríamenos por los musu lmanes que por los cri stian os. E n ese m omento
de extrema tensión se sitúa la obra del mallorquín Ramón L I u l l
12357-1316?) cuyo pensamiento es como u na función de una potente
geopolítica plan etar ia. E n ese momento fugaz de dificul tades se sitúan
las primeras tentativas de descubrimiento espacial sin mañana de lasciudades i tal ianas.
6. F I N D E L S I G L O X I I I : E L C O M E R C I O
M A R Í T I M O I T A L I A N O E N E L A T L Á N T I C O
E l último cuarto del s iglo X contempló, conquista de impor
tancia, l a p r i m er a travesía mas iva mediterránea de las columnas de
Hércules. Pr oblema de equi l ibr io y de sal i da, pero problema del icado
por excelencia, por razones que dependen de las técnicas del mar. Se
pasaba fácilmente de l Océano a l M ar in ter ior ; pero era más difícilel camino contrario. Se precisaban navios de altos bordos y provistos
de puentes para afrontar cómodamente las grandes olas del Océano.
Durante mucho tiempo, el espacio mediterráneo fue considerado comoun sistema cerrado, tal como af i rmaba todavía, no sin nostalgia,
Constantino V I I Porfi r ogeneta * en D e T h e m a t i b u s, en pleno siglo X :«el emperador de C onsta nt inopl a es dueño de todos los mares hasta
la s columnas de Hér cules». P ero, a fines del s iglo x i i i I t a l i a fue
a la conquista de Flan des. E sto se dejó senti r en Br ujas Colonias
genovesas se implant aron en ciudades de la H i s p a n i a l i berada. Fu eron
numerosas en Sev i l la , desde fines del siglo x m . Norm alment e se
sitúa en 1277 o gal ida de la pr i mera flota anual en dirección a
Poniente, hacia Inglater ra y Fla ndes pr incipalmente. Venecia siguiót reinta años más tarde. Se trataba menos de una innovación que de
un a mejora. L a ru ta marítima di recta, modificación premonitor ia,
dobló si n e l iminar la la vieja vía alpina que, por mediación de las
ferias de Champaña, unía I t a l i a con los Países Bajos. Incluso se ha
podido discu tir su ventaja E n 1277, la apertu ra del estrecho deGib ra l ta r es comparable, a escala mediterránea, a la aventura,
dos siglos más tarde. De Vasco da Gama. Doblam ient o, consoli
dación, pero no sustitución. P a r a el s iglo xv, J . Heers valor a en
8000 toneladas 600O para Genova, 2000 par a Venecia) el volum en
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d el tráfico i tal i ano con el mar del Nort e, alrededor de cuarenta veces
.e l volumen de la ruta terrestre. Esta multiplicación por cuarenta es
también premonitor ia de lo que sería, en el s iglo x vi , la apertura
de las vías marítimas directas.
S i n embargo, cuando Genova descubrió la vía fecunda de la uniónmarítima directa Mediterráneo-Atlántico, se propuso no abrir nuevas
rutas a las comuni caciones más lejan as, sino simp lemente, entre vari as
razones, dar una más cómoda sali da a los productos del comercio
de L evante.
4. Fa lsa salida haci a el tlántico
A part i r de ahí y siguiendo este impulso, otras tentativas atrevidas.
E n la eufor ia de este siglo x i i l que fin al i zaba, se medía mal el camino
que quedaba por recorrer para pasar del Mediterráneo al dominio
d el Atlántico.
1. E L F R A C A S O D E G E N O V A
L a más antigua tentativa y la más discuti ble fue l a de los h ermanos
V i v a l d i , en 1291, el año de la caída de San J u an de Acre. Ugol in o
y V adin o sal ieron de Genova, franquearon las columnas de Hércules
con dos galera s: singu lar candidez. L os documentos da n algu nosnombres: J acobo y Anton io Argi lofo entre los prestamistas, un Dori a
entre los promotores, el nombre de los desventurados hermanos, el
de los navios: el A l l e g r a n z a y el S a n A n t o n i o l a f i na l idad de la
empresa «ad partes Indiae per mare oceanum». ¿Fueron acaso los
V i v a l d i precursores de Colón o, lo más verosímil, como tiende a
probar lo l a elección desafortunada de las galeras, los precursores
de Bartolomeu Días y D a Ga ma? L os hermanos V i v a l d i no regre
saron para poder decir lo. N o se improvi sa lo que ha podido real i zar
siglo y medio de esfuerzos.
S i n embargo, en el acti vo de las pr imeras sal idas i tal i anas,
anotemos el redescubrimiento de las Canar ias, por L angarote M al o-
cello, en el prim er tercio del sigl o xi v ; el de M ader a, en 1341, por
u n a expedición florentina y genovesa después de una signi ficativaescala en Li sboa. ¿Tal vez, casualmente, una parte de las Azores
fue alcanzada, por vez prim era, en el mismo movim ient o? E ncuentr os
en parte accidentales, a decir verdad, y sin consecuencia inmediata.
P ero los i tal i anos no fueron los únicos. E s taba también Cataluña. A
fines d el s ig lo x i i i l a monarquía catalanoaragonesa era la gran
potencia en auge del Mediterráneo occidental. Ch . - E . Dufourcq a f i r -
38
m a : es «de una pa r t e un Estado continental cuya fuerza esid e
en la osadía de sus soldados, hijos de un suelo montañoso y duro»(Zaragoza fue reconquistada tardíamente, en 1118). P ero precisa se
guidamente: «Este E stado es una potencia marítima y económica:desde 801, fecha de su reconqui sta por los francos, Bar celona, capit al
de un condado terrestre, después opulenta metrópoli comercial de los
catalanes, conoció destinos cada vez más brillantes...». A finales del
s iglo X I I I desde el ángulo de las técnicas capitalistas, los comercian
tes catalanes seguían de cerca a Genova y a l N or te de I t a l i a L á
unión catalanoaragonesa, realizada en 1137, ya no volvió a desmentirse. F ue un factor de potencia. V ar ia s tentativas occitanas en direc
ción al Lan guedoc, y después a P rovenza, fracasaron. L a batal la de
Muret 1213) lanzó a Aragón Cataluña hacia lo esencial, la econ-
q u i s t a . L a conqui sta del norte val enciano °* se sitúa entre 1232 y 1235.
V a lencia , que había vuelto a ser musulmana tres años después de la
muerte del Ci d 1099), capituló, esta vez definitivamente, en 1238.
L a conquista de las Baleares, que reforzó Ids cimientos marítimosd el E stado, fue l levada a cabo de 1229 a 1239. E n 1310 entre sus
dos Reinos (Aragón, Valenc ia) y e l P r inc ipado (Cataluña), la monar
quía catalanoara gonesa ocupaba las bases insulares de una potente
talasocracia, l a total ida d de las Ba; leares (Menorca, M al lor ca, I biza,
Formentera) , Córcega, l a i s la de E l b a , Cerdeña, S ic i l ia , Mal ta , Gozzo,
Pante l le r ia . E s t a monarquía amenazaba directamente la If ri qiy a de
los hafsíes, los Kerk ennah y D jerba.
Esta vocación marítima es bastante natural. E l paso de Murc ia
a Cast i l la impidió a l E s tado catalanoaragonés la posibi l idad de
continuar l a Reconquista. E ra natural que Cataluña par t icipar a en la
aventura atlántica de las ciudades ital ian as y también en el fíacasoen el mar.
2. E L F R A C A S O T A M B I É N D E L O S C A T A L A N E S
E l fracaso más signi ficati vo es el de J aume F err er L os catalanes,
mejor que nadie, conocían el papel del comercio con el Magr eb conloproveedor de la economía europea en oro sahariano. «Las Baleares
—escr ibe también Ch . - E . Dufour cq — habían tenido siempre relaciones mercantil es continuas con los puertos del M agreb central . U na
vez hu bieron conquistado M al lo rc a, los catalanoaragoneses fu eron
iniciados en las orientaciones marítimas y económicas de la isla.»E n una primera etapa, se establecieron relaciones con la región de
TIemecén, o sea, el más occidenta l de los M agrebs mediterráneos, tíe
aquí el famoso portulano dibujado en 1339 por el mallorquín A n -
gel ino Dulcert: «En el fondo del Sahar a, en la? or i l las de un t ío
39
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que es el N íger, u n rey, cuya ri queza cuenta en oro : es el rey delM ali». Siete años más tarde el mallorquín J aume Fe r re r , el 10 deagosto de 1346 levó anclas a bordo del U xo r «per anar a l r iude l or». J aume F errer realizó el difícil paso del cabo B oj ador.Debió de al canzar , sin du da, las costas de Senegal . I nclu so .«e hadicho, sin serias razones para ello, que llegó hasta el Níger J aumeFe r re r , como los hermanos V i v a l d i , no regresó jamás para podernarra r lo M enos espectaculares, pero más positiv as fueron, un añodespués, la expedición portuguesa en 1341 o 1342, las expedicionesde los mall orqui nes F rancesc Desval ers y Domin go Gu a l a las Ca
narias. Si n embargo, deben retenerse dos detal les: Desv aler s y Gua l ,a diferencia del mallorquín A r n a u Royer (1352), que trabajaba parael rey, dependían tan sólo de la in ic ia t iva p r ivada. U t i l i z a ro n, a estef in , respectivamente,, dos y una cocas ba yonescas.
3. L A S R A Z O N E S T É C N I C A S D E E S T E D O B L E F R A C A S O
A l m ism o tiempo, tocamos la s razones técnicas de un fracasoDos materiales navales totalmente diferentes: el navio largo mediterráneo bajo y total o parcialmente movido por la fuerza humana; el
navi o redondo, de alto bordo, movi do por l a fuerza del viento. E lmaterial atlántico podía navegar en el Mediterr áneo, acabará poi
conquistar su dominio. F ernand B raudel ha descrito lo que él l lama«las dos llegadas de veleros nórdi cos. Y a que hubo, sucesivamente,dos llegadas de navi os del nor te: l a pri mer a vez, de 1511 a 1522fechas apr oximadas) ; l a segunda vez, a part ir de 1573. Desde
entonces, los barcos nórdicos ya no olvidar on el camino del M arinterior» E n este sentido, el movimi ento es posible. E n el otro,no. L os V i v a l d i no lo habían comprendido así. Estamos, es verdad,en 1291 y en Genova. Desv aler s y Gu a l lo comprendieron bien,ellos sí, pero cincuenta años más tarde y en Ma l l o rc a . Puestoque el mat eri al y la gente de mar mediterráneos eran ineptos, eramejor, decididamente, part i r del Atlántico, pero del Atlántico máspróximo a l M editerráneo, receptáculo de la ciencia, de los pensamientos y de los medios. A l Mediterráneo, el capit ali smo; al A tlántico,el mat eria l del descubrim iento.
E r r o r de localización, pues, y también fa l ta de ti empo. A grandesrasgos, el arte náutico del descubrimiento existía ya a fines del sigl o X L a ciencia univers itaria de la segunda mitad del siglo X
poseía todos los datos necesarios para la navegación astronómica,tal como se practicaría desde el siglo xv hasta la introducción del
cronómetro, a fines del sigl o x v n i
40
A l s ig lo X pertenece el mérito de la difusión de la brújula en
Occidente «L a brújula con l a aguja im antada era conocida en China
a fines del siglo xi 1089-1093).» E n un pri ncipi o, fue un instrumentode utilización r el igiosa. U n primer servic io con f ines de navegaciónes atestiguado en 1122 «E n los sigl os x i i y x i i i su uso se generalizó en los mares de A s i a ori ental y meridi onal. L os árabes l a cono-
cían en 1242.» E s testimoni ada por vez pri mera en E ur opa en losalr ededores de 1190. Per o la brújula sin mapa no sirve para gran
cosa. Pues el port ula no del siglo xi v no era todavía una carta marina.
Se ignoraba, además, la declinación. Cuando Petrus Peregrinus de
Mar icour t publ icó, en 1269, en L ucer a, cerca de Ñapóles su admirable D e Magnete l a declinación magnética en la región en queoperaba era prácticamente nu la . U n embrión de trigonometría esnecesario para encontrar el camino; las tablas de M a r t e l og i o testimo-
-niadas desde 1436 y 1444, son verosímilmente un poco anteriores. E ncuanto al astrolabio, ese maravilloso instrumento conocido desde el
siglo X I I al menos por la ciencia univers itaria, casi no fue empleadopor los marinos (y no lo fue necesariamente en el mar) antes delsiglo X V Todo este mater ial int electual del descubrimi ento fue el producto del fantástico cambio int electual de la encrucijada de lossiglos x i l - x i i i . P rov iene, pues, del redescubrim iento, y después de lasuperación a través del ar istoteli smo de la ciencia antigua. Y cono-
cemos el papel ibérico, en este sentido, de la escuela de traductores
de T oledo
E n una palabra, si bien todos los medios intelectuales del descubrimiento marítimo existían en potencia en el medio de los técnicosdel saber a part i r de aquel gran momento, fueron necesarios doslar gos siglos de adaptaciones y de tanteos, de difusión, par a queeste potencial pasara más o menos completo al alcance práctico dequienes precisaba n de él. E s decir , no antes del último tercio delsiglo XV
L o que faltaba sobre todo al Mediterráneo de principios delsiglo X I V era la necesidad, o sea, la voluntad. ¿Quién podía inculcársela? P or un momento, el cierre, por causa de la Cru zada, del mejorcamino tr adicional , el que l legaba a Egipt o, había traído l a efervescencia de los veinte años que siguieron a la caída de San J u an deA cre. M uy pronto la puerta volvió a abrirse. Demasiados interesesestaban en juego de una y otr a parte. ¿L a necesidad de tier ras para
la caña? Si n embargo, la España reconquistada seguía lejosdel punto de saturación. ¿Iba a intentarse rodear el M agreb, al es
casear el oro, por la ruta de las caravanas saharianas? Pero lositalianos y, sobre todo, los catalanes estaban demasiado bien ins
talados en África menor para arriesgar otra cosa que no fuera un
41
3 P C H A U N U
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modesto chantaje. La gran aventura no podía ser estrictamente medí-
terránea. E ra necesario el Mediterráneo cercano, el Atlánti co en
primera línea y la Cristiandad. E n otras palabras, el gían cambio
reconquistador de la H i span i a ch r i s t i ana .
4. E L C A M B I O R E C O N Q U I S T A D O R
D E L A « H I S P A N I A C H R I S T I A N A »
Desde la caída del califato omeya, la España cri stiana, que era
la España del Norte, tomó defini tivamente el mejor camino. Y ellopor dos razones.
Porque se apoyó, en adelante, sobre una E ur op a dinámica y
numerosa. Porque la España musulmana estaba enferma.
L a toma y el saqueo de Córdoba, en 1013, por los mercenari os
beréberes descendidos del Atlas, marcaron para la España musulmana
un punto de r etr oc esoP ar a el la , empezó el cerco infernal. O
bien, se situaba bajo l a protección tácita de los potentes reinos del
Norte, aceptando la protección contra el Magreb de la H i s pan i a ch r i s -
t i a n a . Anarquía benigna, vasallaje latente. La historia tradi cional
escribe: eyes d e t a i f a s ; el término fue calcado sobre los Mu lu k ai
t a u i f los jefes de bandería de los historiadores árabes.
O bien, hacía el juego a la solidari dad musulmana, el Magreb
contra la Cristiandad. ¡Pero al precio de qué regresión L a enajena
ción al cruel poder beréber fue el precio, en 1103, de la recuperación
de Val encia. Anárquico, falsamente «puritano», inculto, tal era el
poder de los señores del Atlas y de las dinastías de los confines sa-
harianos. Después de los almorávides, fue peor la dominación de los
almohades, cuyo punto álgido, en España, pasó entre 1147 y 1150.
L uego, en la encrucijada de los siglos x i i - x i i i , todo fue muy
aprisa. En el siglo X l l , la estructura política de la España cristiana
se fue precisando. En 1137, la unión catalanoaragonesa. E n 1143,
a la cabeza de la T e r r a Por tuca l ense Alonso Henríquez tomó el
título real y rompió con León. Portugal había nacido; en 1233, unión
definitiva de Casti lla y León. Entre el Magreb de una parte y Europa
de otra, y sus campeones, los reinos cri stianos de España, la balanza
era demasiado desigual.
L o que no excluyó algunas per ipecias; 1195 contempló un mo
mento de división en el campo cr istiano. Yaqub-al -Mansur, tercer
califa almohade, se alió con León contra Casti lla. Cerca de Calatrava,
en Alarcos, obtuvo una gran victoria. A pesar de importantes incur
siones, Toledo (reconquistada en 1085) no fue recobrada. Con este
toque de alerta, se hizo la unión de nuevo, fue predi cada la cruzada
y, cerca de Las Navas de Tolosa (1212), el Islam conoció su irrepara-
42
ble derrota. Trece años de querellas intestinas, en el Nor te, demasiado
seguro de su victoria, antes de que fueran sacadas todas las conse
cuencias. Pero lo serían entonces, a partir de 1225, rápida, bien y
definitivamente. De 1225 a 1264, las Españas cri stianas cambiaron "
f undan i enta lm enf er S S RoT i a^ adélañtej^moJifícacTwi, en cen tr o, .
én~eí ej ecaJ Mtoíó, de la Reconquista. De 1225 i 1264.1as..Esgañas
cristianas' (Por tugal 'incluido) ganaron 174.000 km-, 50 % práctica-
H eT os S T S 000 km*7ique--CTtbrfaírantes déí gfan cambio. E l
r itmír-dr"cfénmíeñto"resultó^ por c inco. Todo reside en
este cambio fundamental de la cadencia, una multiplicación por cincodel ri tmo de crecimiento medio de la España cristiana a mediados del
siglo X I I I . A l mismo tiempo, un cambio de atmósfera. L a lucha entre
la España cristiana y la España musulmana, en los siglos X y Xi ,
estaba aletargada. Desde la invasión beréber y la cruzada colectiva
de la Europa numerosa, se endureció. L os territor ios conquistados
po r Portugal y Casti lla durante los cuarenta años decisivos que
siguieron a Las Navas quedaron, pasada la primera duda, en sus
nueve décimas partes vacíos de hombres. Fueron repoblados con un
material humano venido del Norte. Incluso en los Estados de la Co
rona de Aragón, los menos afectados por el cambio de ritmo de la
R econquista, a mediados del s i g l o ' x i i i el saldo migratorio del co
mercio de esclavos entre España y el Magreb resultó negativo, en
detrimento de la Península ibérica. A l término de un estudio docu
mentado, C h . - E . Dufourcq descubre «una tendencia poco más o
menos continua, aunque lenta, a la emigración de los musulmanes
de la Península, sobre todo de los valencianos». Esto, entre otras
cosas, contr ibuye a pensar «que los catalanes del siglo X I I I fueron
mucho más vendedores que compradores dé esclavos» Adosada a
una Eu ropa numerosa, bruscamente descubridora de espacio, la Es
paña cristiana eligió cubrir el déficit de su balanza de pagos expor
tando hombres haci a el Mediterráneo muáulmán de los que, estruc-
turalmente, carecía. E l esclavo era mucho más caro en Berbería que
en España, observa también Du fo urcqE sp añ a, a raíz de Las
Navas de Tolosa, acostumbróse a una doble solución de facilidad.
P or una parte, la ocupación de espacio, o sea, la solución saltando
por encima de las dificultades, y por otra parte, una reserva de
hombres dominados. El esclavo musulmán, incluso el tributario mudejar, prefiguraba en cierta medida la mano de obra servil del Nuevo
Mun do.
No perdamos de vista, sin embargo, lo esencial: el fantástico
empuje del siglo que siguió a la puesta en marcha del proceso de
absorción del Sur: 174 000 km- en treinta y nueve años, al mismo
tiempo que duplicó, a un ritmo comparable al del siglo XVI I I o al
4
del sigloX X por el excedente de n acimi entos, de 1240 a 1340, l a
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P 3. — L a mutación reconquistadora de la i s p a n i a c h r i s t i a n a
en la encruci jada del siglo xi i i
egún J . Vic Ns V I V E S [97], I I, pág. 11
1, Castilla-León, Corona de Aragón, Portugal, antes de 12l2; 2, Territorios
reconquistados en el siglo x i i i ; 3, Rei no de Granada, España musulmana.
44
población global de la España cristiana. Ésta alcanzó antes de la PesteNegra un nivel que no volv ió a encontr arse antes de l nuevo puntoalto de 1580. A l principio, pues, de todo período creador, nuncal o repetiremos bastante, hay una gran multiplicación de hombres. Ytambién tres E spañas d iferent es, o más bien dos. L a Reconquista delsiglo X I I I benefició a las dos Españas atlánticas, muy po o a laEspaña mediterránea.
5. P R I V I L E G I O D E P O R T U G A L Y D E C A S T I L L A
Portugal, por anexión de l a zona comprendi da entre el T ajo yla costa del Algarve (Alentejo y Algarve propiamente dichos), adquirió 33 000 km^ que se añadieron a los 55 000 km^ del Norte. E lcrecimiento en dieciocho años fue de 60 . L a más atlántica de lasE spañas fue también l a que se benefi ció más totalmen te y más rápidamente del cambio r econquistador. Aragón y Cataluña, 21 000 km tansólo, de 1229 a 1250, que se añad ieron a J os 85 000 km ^ de l osaños-encrucijada de los siglos x i i y X i i i , tan sólo 25 más. L a reconquista aragonesa y catalana difirió fundamentalmente de l a reconquista castellana de estilo nuevo. Cambio menos notorio, pues, y olor dearcaísmo. Tímida, prolongó en el siglo x i i i la s modalidades de la muy
vieja reconquista de l a alta Edad M edia. Cogía la tierra y conservabal os hombres, por lo menos una parte. V i v a expresión de esta modal idad antigua. V alencia, colonia catalana del siglo X i i i que, haciael año 1600, sobre 4 de la super fici e de la península, retmía 45de los vesti gios de l a población musulmana. E l doble r eino leonés-castellano, al pasar de 235 000 a 355 000 k m ^ adqui ri ó 120 000 km ''de 1225 a 1264. Este cr ecimi ento facili tó, después de 1233, la unióndefinit iva de los dos reinos del eje central (Casti l la y L eón ) . E lcrecimiento, comparable al de Portugal , fue de 50 . E n otra perspectiva, se puede observar que sobre 174000 k m^ de tierras nuevas,sólo Casti l la tomó más de los dos tercios: 120 000 contra 54 000 solamente para los reinos periféricos (Portugal, Aragón-Cataluña),l os 120 000 k m^ se añad ieron l os 30 000 km= del prot ectora do deGranada absorbi do en 1491: 150 000 k m- , pues, sobre los 200 000
que, en 1212, quedaban por conquistar, las tres cuartas partes de laEspaña musulmana. Cuestión de cronología, finalmente.. L a reconquista se acabó para Portugal en 1238; en 1250 para Aragón; paraCastilla no terminó hasta el 2 de enero de 1492. Importancia y precocidad de Portugal . Importancia, pero desfase en el tiempo enCasti l la.
45
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E l cambio de la H i s p a n i a c h r i s t i a n a h izo de las dos Españasatlánticas Portugal antes queCast i l la , después Cast i l la a un nivel
superior) la marca conquistadora deEuropa. Después del fracaso de
l a reconquista marroquí, de1275 a 1278. Después de la catástr ofede 348 sobre todo, quecondujo a Europa al borde del aniquila-
miento total, pero que copvirtió la fuerza en inteligencia.
6
N O T A S D E L C A P I T U L O
I I
H i s t o i r e é on o m i q u e de V O c c i d e n t medieval [278 ] ; Mah omet et C h a r l e -
magne [279 6¿s].
2. Cf. losvolúmenes 12 al 25 de la colección «Nueva C lío» y en particular
el núm. 20: L ex p a n s i on m u s u l m a n e de R O B E R T M A N T R A N .
3. L.M u s s E T , «Nueva C lío>, núm. 12.
4. L.M u s s E T , «Nu eva Clío», núm. 12 bis
5. «Nueva C lío», núm. 21, quedebe aparecer, por P . L E M E R L E y R.M A N T R A N .
C f. másabajo, págs. 26 y ss.
6. Cf. másabajo, pág. 24.
7. H . P I R E N N E Mah omet et C h a r l e m a g n e [279 bis]
8. H . T E R R A S S E I s l a m d E s p a g n e [464], pág. 27.
9. ¡bíd ., pág. 27.
10. H . T E R R A S S E , i bíd [464], pág. 28.11. P. PÉDEiABORDE [391], scgún E . LE RO Y L A D U R I E , R. H. 1961, núm. 1
[384], pág. 8.
12. E . C A R P E N T I E R , O r v i e t o [335], pág. 116.
13 . G . D U B Y L éo n o m i e r u r a l e [277].
14. B .G I L L E , en H is to i r e des techn iques de M .D A U M A S , I [118], pág. 475.
15 . G .D U B Y L éo n o m i e r u r a l e [277].
16. L E F E B V R E DE S N O E T T E S [227].
17. M . R E I N H A R D y A . A R M E N C A U D [121], pág. 54.
18 . Ningún vestigio perceptible deregistros deactas decristiandad antes de
fines del siglo xv en loscasos másprivilegiados). La obligación de llevar
al día lasactas data, en F rancia, de la ley deVillers-Cotteréts, en 1539.
L a estipulación, al nivel del conjunto de la catolicidad, noremonta más
allá del Concilio deTrento.
19. P. V I L A R , C a t a l o g n e [466], I, pág. 461.
20. M . R E I N H A R D y A. A R M E N C A U D [121], pág. 76.
21 . E l condado deNiza, provenzal a principios del siglo xiv 1315), bajo domi.
nación de la casa deSaboya en 1471.
22 . E D .B A R A T I E R Démog r a p h i e p r o véga l e [330], pág. 120.
23 . Según J . C.R U S S E L B r i t i s h M e d i e v a l p o p u l a t i o n , A lbuquerque, 1948 [357],
citado por E .C A R P E N T I E R A n n a l e s E . S . C . , 1962, núm. 6 [336].
24. M . R E I N H A R D y A . A R M E N C A U D [121], pág. 75.
25 . R. G R O U S S E T E m p i r e d es steppes [487], pág. 243.
7
26. R. G R O U S S E T [487], pág. 246.
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2 7 ; Cf. más abajo, I I parte, cap. II I, págs. 247 y ss.
28. «Nueva Clí o», vol. 21, L O r i e n t c h ré i en , m u s u l m án et mongo l por P A U L
L E M E R L E y R O B E R T M . A N T R A N que debe aparecer). Cf. también R E N E
G R O U S S E T L E m p i r e des steppes [4 8 7 ] , 248 y ss.
29. R.G R O U S S E T [487], pág. 251.
30. P. P É D E L A B O R D E [391]; E. L E R OY L A D U R I E [384].
3 1 . La historia secreta traduce por G a g h a n , los viajeros occidentales, Piano di
Carpine, Rubrouck, M a r co Polo, Odorico dePorderrone, loexpresan por
«Gran Kh an». R.G R O U S S E T [4 8 7 ] , pág. 273. Es al Gran Khan aquienCristóbal Colón fueenviado en 1492. El título sedejó en blanco en la carta
credencial del 30 deabril de1492, pero Las Casas asegura que laCortede España S. E.M O K I S O N J o u r n a l s [90], pág. 31)atribuía todavía, apesar del derrumbamiento de ladominación mongol, este título erróneoal emperador deChina. Tanto es así que Europa, hasta principios del
siglo X V I , la delas xortes y no tansólo la del pueblo bajo , vivió sobre lavisión del orden asiático mon gol del siglo xi i i .
32. R. GROuásET [487], pág. 369.
33. M A R C O P O L O . Cf. ed.M O U L E - P E L L I O T [12], y ed.B E N E D E T T O [11].
34. G. L E G E N T I L , Déouvert e [140], págs. 24 y ss.; M. B A L L E S T E R O S B E R E T T A ,
Gées i s [111], págs. 262 y ss.
35. Ed.B E R G E R O N [8], y estado de la cuestión en B A L L E S T E R O S [111].
3 6. Cf. másarriba, pág. 32
3 7 . V. M.G O D I N H O A E c on om ía [137], cap. I, págs. 19-24: «Airradagáomediterránea para oOcéano e o seu abortar (1290-1348).»
38 . H .A H R W E I L E R , Byzance et la mer [467], págs. 216-217.
39 . H .A ; I R W E I L E R [467], pág. 134.
40 . V . M.G O D I N H O A e x p a n sáo q u a t r o c e n t i s t a [127]; L es g r a n d e s déou v e r t e s
[133]; H i s t o r i a e c on ó m i c a [129]; A E c on omía [137].
4 1 . Y.R E N O U A R D Homm es d a f fa i r e s [398], págs. 44 y ss:; A. E.S A Y O Ü S
artículos [414 a 430]; C H . - E . D U F O U R C Q E s p a g n e c a t a l a n e et M a g h r e b
[445], págs. 48 y ss.; A . P.U S H E R E a r l y h i sto ry of deposi t b a n k i n g [435].
42 . H . R. I D R I S y A. L. U D O V I T C H citados por C H . - E . D U F O U R C Q [445], pág. 58.
43 . Y.R E N O U A R D [398], pág. 44.
44. R.D E R O O V E R [409]. Para todos estos problemas, cf. más abajo, I I parte,«L os medios», capítulo 11, I V, 3, pág. 235.
4 5 . R.D E R O O V E R A n n a l e s H i s t . é. et oc 1937 [406].
4 6. V . M.G O D I N H O A econ om ía [137], págs. 21 y 51.
4 7. A R M A N D L L I N A R E S R a y m o n d L u l l e , p h i l o s o p h e de a c t i o n [262].
48 . De Themat ibus pág. 94. citado por H É L É N E A H R W E I L E R [467], pág. 7.
49 . R. DE R O O V E R Mon ey b a n k i n g a n d c r e d í i n M e d i e v a l B r u g e s. .. [407],
páginas 10 ysiguientes.50. V. M. G O D I N H O , A econ om ía [137], pág. 19; J .H E E R S , Genes [293],
pág. 450; R.D O E H A E R D Les galéres génoises dans la M a nch e et la mer du
Nord á la fin dux i l l et au debut du xiv , u l l e tín de V I n s t i t u t h i s t o r i q u e
belg e de om e fase. X I X (1938), págs. 1-76; R. S.L Ó P E Z M ajorcan and
G enovese on theNorth Sea Route in theThirteenth Century, R evue belge
de p h i l o l o g i e et d h i s t oí e , 1951.
8
51. J .V A N H o u T T E Bruges etAnvers, marches nationaux etintemationaux,Revue du N o r d , núm. 34, 1952, págs. 89-108, citado por J .H E E R S [293],
página 450.
52. A.B A L L E S T E R O S B E R E T T A Gées i s [111], pág. 319; J .H E E R S [293], pág. 453.
53. Como pretende M A C N A G H I citado por V . M.G O D I N H O [137], pág. 19.
54. E specialmente, R E N A L D O C A D D E O S t o r i a m a r í i m a d eW I t a l i a . .. , I, citadopor V. M.G O D I N H O [137], pág. 227. Detodos modos, lareconstituciónintentada del viaje espura fábula.
55. V . M.G O D I N H O A econ om ía [137], págs. 20-21.
56. C H . - E . D U F O U R C Q [445], págs. 28-'29.
57. A. P.U S H E RE a r l y
deposi t b a n k i n g
[435].
58. H . T E R R A S S E I s l a m [464], pág. 175.
59. C H . - E . D U F O U R C Q [445], pág. 664.
60. V . M.G O D I N H O [137], pág. 21, yC H . - E . D U F O U R C Q [445], págs. 138 y 453.
61. C H . - E . D U F O U R C Q [445], pág. 138.
62. Ib íd ., pág. 453.
63. V . M.G O D I N H O A econ om ía [137], pág. 21.
64. R .M A U N Y Les a v i g a t i on s [149]; P O N S Los judíos del reino deM allorca,H i s p a n i a [460].
65. Cf. másarriba, pág. 38.
66. F. P É R E Z E M B I D D e s c u b r i m i e n t o s [148], págs. 85-86, y A.R U M E U DE
A R M A S E s p añ en el A f r i c a A t l án t i c a [148bis], t. I,págs. 41 y ss.
67. Cf. másarriba, II parte, cap. L, págs. 167 y ss.
68. F.B R A U D E L M é i t e r r a né [363], págs. 470 y ss.
69. Cf. más adelante, II parte, cap. II, pág. 199.
70. Para todo ello, el excelente tr abajo deGuY B E A U J O U A N y E.P O U L L Een M.M O L L A T C o l l o q u e , Le a v i r e, I [205], págs. 113-117.
71. B.G I L L E en M.D A U M A S T e c h n i q u e , I [118], pág. 456.
72. B.G I L L E [118], i b íd .
73. G .B E A U J O U A N [205], pág. 106.
74. H . T E R R A S S E I s l a m [464], págs. 157 y ss.
75. C H . - E . D U F O U R C Q [445].
76. H . T E R R A S S E I s l a m [464]; L É V Y - P R O V E N 5 A L I, II, III [453].
77. J .V i C E N S V I V E S H i s t o r i a , II [97], págs. 8 y ss.
78. P.C H A U N U E s pa gn es péi ph éíqu es [442], pág. 165.
79. C H . - E . D U F O U R C Q [445], pág. 78, y C H .V E R L I N D E N [465]; cf. G. D U B Y ,
E sclavage etservage auM oy en Age, A n n a l e s E . S .C . , 1957, págs. 123-126.
80. J .V I C E N S V I V E S [97], citado por P.V I L A R C a t a l o g n e [466], I, pág. 124.
81. C H . - E . D U F O U R C Q [445], págs. 193-200.
9
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C A P Í T U L O I I I
E l descubrimiento en f se B .
L as islas j África
p l gran cambio geográfico tuvo lugar después del fracaso mediterráneo y l a constitución de la mayor España crist iana.
Se produjo asimismo después de las catástrofes de l s ig lo x iv . U navez más, el descubrimiento salía en respuesta a las largas épocas dedif icultad y de angustia.
1. L as condici ones previa s
1. L A P E S T E D E 1348
L a peste de 1348 divi de en dos l a histor ia de O ccidente. A penasexiste riesgo, pese a lo que se ha podido decir recientemente, deexagerar su imp orta ncia. N o representa la entera crisi s del siglo xi v,pero la puso de manifiesto, con l a misma intensidad con que laprovocó. Constituyó una toma de conciencia colectiva para los sobrevivientes. E n tres años, barrió casi todo, a excepción del Bearn , deMilán, de algunas ciudades de Fl andes, de un rincón de Bohem ia, ydel sur de Pol onia ^ L a peste caminó a la velocidad de un hombrea pie, en pequeñas etapas, al paso va cil ant e de un vagabun do, vectorde muerte, incubador . De S ur á N orte y de Est e a Oeste. A fines dediciembre de 1347, mató en A n a t o l i a , en Constant inopla, en Cr imea,en S i c i l i a , en Cerdeña, en Córcega y en M a rs el l a . A fi nes de 1348, laE ujropa numerosa fue desmantelada: I t a l i a , F ranc ia , E spañas. 1349,Alemania , In glaterra, la E ur opa danubiana. 1350, el E ste y el Nort e,mientras que a través de un tejido humano menos denso el mal dis-
50
minuyó progresivamente. ¿Cómo definir esta muerte transeúnte?.
M uerte difer encial , muerte social al rededor del tribut o pagado (40a 4 5 % ) , u n poco menos los ricos que los miserables, im poco más'los suburbios, las ciudades, las provincias pobres que las ricas. Sobretodo, muerte acumulativa la E eate N egra, l a peste pul monar de 1348-1350, no fue sino el episodio más dramática de la gran crisis delsiglo X I V . E n I ng l a ter ra , país del N orte, en los dominios del obispadode Winchester'', sólo cuatro cosechas, en el siglo x i i i presentaronun a desviación negati va de l a media de más de 15 % , y seis deellas, un a desviación positiva del mismo orden: 8 y 10, respectivamente, sólo para l a pr imera mitad del s ig lo x iv . E n la pr imera mitaddel s i gl o X I V destacáronse dos decenios catastróficos: 1310-1320,1340-1350. E l fenómeno debe relacionarse con la gran oleada de fríoy de humedad que, bruscamente, se desencaTíenó-en-la-primera mifaddel s i g l o X I V . Poco antes de 1350, la navegación alr ededor deG r o e n la nd i a ' estaba desorganizada, como ya vimos por los hielos.E n el transcurso del invierno frío y l luvioso de 1348, algunos viajerosque incubaban l a peste bubónica l a transformaron en este instrumentode muerte espantoso e inmediato, l a excepcional modal idad p u l monar F río, humedad, cansancio de los suelos, por l o tanto irregu-la r idad de l a producción, mal as cosechas, carestías, ha mbres. E nresumen, sobre un fondo cada vez más severo, para el conjunto delsiglo, tres períodos, por lo menos, de cataclismo generájJ Mado, 1315-
1317, 1347-1350, 1374-1375. L a mi ta d de l a población europea pereció en este conjunto de catástrofes. Y aún de modo duradero, ya quemás allá del n ive l , el mismo r it mo de crecimi ento se vi o afectado. L apoblación se estancó y este estancamiento hubo de persist ir . L a P e-
nínsula ibérica no fue excepción a l a regla europea. U na parte delespacio conquistado volvió a cubrirse de bosque o de otra formade vegetación natura l . E s t o equivalía a una multiplicación de lasdistancias. L a Península ibérica, sin embargo, estaba mejor armadaque ninguna otra región de E ur opa para responder al desafío delsiglo X I V . C reador de espacio vacío, como la guerra, el desafío microbiano del siglo X I V situóse en la prolongación de la Reconquista. E lref lu jo demográfico del siglo xiv unió en España el f ina l de la Reconquista y el principio de los grandes descubrimientos.
2. L A S R A Z O N E S D E L P R I V I L E G I O I B É R I C O
Quedan por comprender l a s r azones del p r i v i l e g i o de las Españas
atlánticas. l cambio reconqu i s t ado r pr oporciona el pr imer elementode respuesta. E x is ten otras.
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a) L a p r ox i m i d a d d e I t a l i a L as colonias ital ianas situadas ene L S u r r ecién r econqui sta do desempeñaban el papel de escala obl i
de esta ciudad, en 1248, fue, ante todo, una victoria naval de laEspaña galaica, cantábrica y vasca. Refuerzos cortados, el Guadal
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gatoria sobre el camino que un ía,el M editerráneo occident al a susnuevos mercados del Norte, Países Bajos e Inglaterra E n el corazóndel ant iguo sistema de intercambios mediterráneos'', los italianos, enel origen de todas las técnicas del capitalismo comercial, habíanadquir ido una delantera que no les sería arrancada por H o landa eInglaterra antes de la primera mitad del siglo x v i i , es decir, antesdel descuento y de las grand es compañías m onopolist as. Record emosa los genoveses de Lisboa en el corazón de las empresas azucar erasde Madera, motores del azúcar atlántico contra el azúcar mediterrá
neo, «adoptando — escri be J acques H e er s ' — l a posición port uguesaen ningún modo hostil a los monopolios mediterráneos». Recordemostambién S anlúcar y Cádi z, prósperas en el sigl o x v y emprend edorasen manos de los agentes comisionistas de las casas de Genova. H emosargumentado ya sobre la geografía de las plazas cambistas en losorígenes del monopol io de Sevi l la ^
b) E l Can tábr i co . L a antigüedad, la solid ez de la vocaciónmaríti ma de la E spaña del No r te ya han sido evocadas A penas esnecesario subrayar las disposiciones de la costa cantábrica. ¿Acas oGal ic ia n o ha dado su n ombre a las costas j gn rías ? Costa profunda
mente r ecortada, mar fría y por ende l lena d e peces, i m país interior
húmedo, montañoso y forestal constituyen, si n duda, excelentes condiciones para un buen pr incip io y para u n futuro rápidamente blo
queado U n estudi o detallad o de la historia política del siglo x i i i a f o r t i o r i las peripecias de la guerra en los Cien A ños, ya en lossiglos X I V y X V ha demostr ado la i mportancia y el pr ecio de postura
de los marinos de las provincias vascas, de As tur i as, de Gal ic ia y delnorte de Portugal . F ueron tales provincias, en realidad, objeto deuna lucha cerrada, entre F r ancia e Inglaterra, en los prolongamient osibéricos de su i nterminable confl ict o. L a pesca del bacalao constitu yóla actividad económica esencial. E r a la más ruda, y al mismo tiem
po l a más fecunda de l as escuelas. E n 1200, las provincias vascaspasaron bajo la autoridad directa del rey de Cast i l la Y así, la flota
vasca se vio más directamente unida al destino de Burgos, o sea, a lasexportaciones de la lana castellana en dirección a las provincias
consumidoras de F landes.
c) L os m a r i nos can tábr i cos en la Reconqu is ta .
Estudiemos l ahistoria política y m i l i t a r . de l a Reconquis ta después de l a unióndefinit iva de L eón y de Cast i l la en 1233: en 1236, la caída de Córdoba abrió de par en par el camino del S u r ; en 1241, sumisión deMurc ia , ligada al sistema castel lano, y de Cartagena. E n 1246, J aénabrió sus puertas, F ernando I I I comenzó el sitio de S evi l la . L a caída
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quivir forzado, el Mar ru ecos terrestre, a pesar del valor de sus intrépidos ejércitos beréberes, resultó incapaz de intervenir. Gracias a lostrece gr andes veleros y a l as cinco galer as ar madas en los puert osde Santander, L aredo, F uenterr abía, Santoña, Castro Urdíales, SanVicente de la Barquera, Avi les , Bayona, Noya, L a Coruña y Ponte
vedra E l jefe de esta poderosa escuadr a, gran húr gales l igad o alcomer cio de la lana, Ramón Bonifaz, fue elevado en recompensaa l a dignidad de almirante de Cast i l la. E n Sevi l la se creó una indus
t r ia de la construcción naval, en una ciudad r epoblada por completo
con gentes del No r te : Ribei ra. «E n adelante — concluye Godinho^*—,l os tres grandes núcleos interiores. Burgos, T oledo y Cór doba, searticulan sobre otros tres núcleos periféricos, Bilbao, Sevil la, Car
tagena.» P ero pr onto el rey de Cast i l la tuvo su propia marina. L atoma de Cádiz en 1262, que puso fi n para más de dos siglos ala reconquista del S ur , «constituyó ^ l a primera victoria de unaescuadra real de Castilla».
d) L o s m a r i n o s por tu gueses E n el mismo momento tomabacuerpo el destino naval de Po r t uga l , inseparable y casi ir r econocible,al principio, de Galicia. Idéntica lengua y, hasta el siglo x i i . igual
destino político. Existió una marina gallega que es at r ibuida a la acciónde los genoveses, ya en l os años de 1120, por l a C ró n i c a Compo s t el a n a .
Mar inos y mercaderes portugueses asistieron, desde la primera mitad
del siglo X I I a l a feria de S an D i m i t r i , en octubre, en Tesalónica.D os industrias marítimas desempeñaron un papel capital en el desarrollo por tu gués: l a pesca y la sal . Como la de Cast i l la, la potencianaval de Portugal se puso de manifiesto mu chas veces en el siglo x n i ,durante l a Reconquist a y a lo lar go de la guerra de los Cien Años,en que Portugal colocóse, contra Cast i l la y Francia, al l ado de I nglaterra. L a vocación maríti ma de Portugal se afirmó antes que lade las Españas. P or l o menos, la marina portu guesa apareció antescon jefes que le eran propios. Esta l igera ventaja se puso de mani
fiesto en el curso de las primeras etapas de la historia del descubrimiento.
e) E l A t lán t i c o d el p a r a l e l o 4 0 . Esta liger a ventaja, omo elprivilegio, en su conjunto, de la H i s pa n i a atlánt ica, se explica en gran
parte por razones geográficas En t re los 41-42 grados de latitudNor te y alrededor del 35 (o sea, Portugal , Andalucía [N iebla , Gua
dalquiv i r , Cádiz] y el No r te de Marruecos, el M arru ecos de Tánger,Arz i l a , Larache, Salé, que no pudo sacar nada de ello), transcurre
la costa privilegiada del gran viaje. D el mismo modo, mucho más alNor te y mejor que ella, Escandinavia, en los alrededores del grado 60.
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P r i v i l e g i o de estos mi l k i lómetros: reuni r el punto de parti da y el económicas se antepusieron razones políticas y re l ig iosas: la búsqueda
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f)unto de l legada. L a raíz del a l i s io , en verano, sube hasta la alturade Li sboa e incluso de Oporto. E l al isi o se dir ige al Sur y al Oeste,hacia las costas de Gui nea o América. N ueve meses por año barrennormal mente l a costa las grandes bri sas que soplan de Oeste a E ste.L a navegación, de l s ig lo x i i i a l x v i , siguió siendo en la prácticacot id iana ^° una navegación a ciegas, en dependencia estrecha delviento y de las corrientes. E l A tlántico de los siglos xv y X V I centróseen los tres lazos sucesivos y superpuestos: la V o l t a simpl e de Gui nea,l a V o l t a doble de A ng ol a y de l a ruta de E l Cabo , la ampl i a V o l t a de
Colón y de la «carrera de Indias» M enos de mi l kilómetrosde costa poseyeron el pri vi leg io de hall ar se con algunos meses deinterva lo , en el punto de partida y en el de llegada de estas navegaciones, que podían efectuarse sin detenciones, con viento en popa o,mejor aún, viento del lado de popa. N ada obligaba a l navegante delgran v iajera ser portugués o andaluz. Colón er a genovés —^y muchosotros— . P ero las condiciones geográficas y técnicas del. momentof i j a r on el punto de p a r t i d a : L isboa, Sagres o un puerto del Al gar ve,el complejo de N i e b l a , Cádiz, Sev i l l a . . . M ar in os portugueses, geno-
veses de Por tuga l y del Sur de España, mari nos andaluces, mari nosdel Cantábrico f i jados en la costa andaluza participaron conjuntamente en el gr an viaje. U n determini smo geográfico apremiante presidió, pues, los destinos marítimos de los siglos xv y xvi antes deque se introdujeran las mejoras en el velamen y una mayor cert i dumbre en el cálculo del punto, grosso modo hasta principios dels i g l o x v i i , que permitió el relevo en masa de las Españas atlánticaspor l a Eur opa del Norte .
3. L os H O R I Z O N T E S G E O G R Á F I C O S
L os ibéricos habían abierto todos los caminos. ¿Por qué y cómo?Intentemos, sin señalar por el momento las discusiones separar unalínea indiscutible de certidumbres.
a) E l ha l l a zgo de l os a r ch i p i éagos . L os ibéricos h icieron suentrada en escena en el curso de los años 1340-1350. E n el tr anscursode los años 1340-1420 fueron descubiertos y explorados los archipié
lagos atlánticos de Can ar ias, M ader a, Az ores, y dio comienzo su colonización. E n 1415, la toma de C eut a; en 1434, Gi l E anes franqueóel cabo B o j ad or . L a exploración de las costas africanas había comenzado. Después de las islas del azúcar, primero el orode África y acontinuación la malagueta ani mar on un comercio potente. E n el cursode esta segunda etapa, los portugueses tomaron la i n i c ia t i va . Apar t i r de 1448 y, más claramente aún, de los años 60, a las razones
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del preste J u an y, pronto, la esperanza de la ruta de las especias.¿Cuáles eran los móviles? Y a ha quedado atrás l a época del
monismo de las explicaciones simpl es. U n proceso que se desarrollóen dos sig los. H ombr es pertenecientes a diversos ambientes entr aronsucesivamente en escena: mercaderes de una burguesía en auge quehabía logrado, en el momento de la Revolución portuguesa de 1383-1385, hacerse un sitio en los coiísejós; y que, por lo menos por algúntiempo, era escuchada por los príncipes de la dinastía de Avís; noblesalcanzados en sus ingresos por la disminución de la población, peroque recuperaron su fuerza en el siglo X V aunque nunca habían perdido la dirección de l a sociedad y del E stado. Sus motivos, evidentemente, eran diferentes. Sus motivaciones no estaban todas en el mismoplano. E l campo de las razones clar as no excluye, es inútil r epet i r l o ,el campo oscuro del inconsciente colectivo. E s necesario aceptar lasustitución del bronce de una hermosa teoría por las líneas f lexiblesy contradictorias del hombre y de la v ida , f
b) L a l o c a l i z a c i ó n ; e l d e s cu b r i m i e n t o . E n el punto de part ida,el descubrimiento de las is las. E n parte, este descubri miento fue obr adel azar. ¿Acaso no se ha repetido bastante? P ero de un azar l ógico,o sea, de un falso azar, derivado del rápido ensanchamiento de lasnavegaciones costeras atlánticas. Multiplicación rápida de un grancabotaje de a l tura . G racias a la brújula, aparecida hacia 1190; gr acias
al mayor tonelaje de los navios y al volumen acrecentado de lasmercancías en respuesta a las exigencias del crecimi ento económico;gracias a la unión real izad a, recordémoslo, por los genoveses, entreel Mediterráneo y F l andes desde 1277. Se navegaba más a menudo, sei ba más lejos, se mul ti pl i caban los viajes. Había más l ibertad paraalejarse de las costas.
L a localización precedió, pues, al descubrimiento; el descubri-mientp,. a l a explotación. L a localización fue el azar lógico de lanueva navegación más resueltamente de a l tura . Esto ocurría a p r i n cipios del siglo X I V . Pe ro l a explotación, un siglo más tarde, era eldinamismo de los i ntereses azucareros, tan atracti vos par a F ern andBraude l . T ier ras ricas volcánicas, un cl im a caliente y pr opicio, unamano de obra servi l i n d t i i en la proxim idad del M agreb (el hombfe
er a escaso y caro en el siglo xi^), he ahí el ciclo esencialmente azucarero de las is las. E n una pal abr a, habremos encontrado ante todo,con las posibilidades emanadas de las técnicas nuevas del mar, elmóvil económico, terrestr e y comer cial .
c) E l M a g r eb . Ceuta 1415), punto de part ida, t rad ic iona l -mente invocado, del lento descenso a lo l ar go de las costas de Á fri ca,recuerda el papel capit al del M agr eb. L o económico, de todos modos.
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precedió y domin ó. L as buenas razones vi ni eron después. E s necesariosituar la aventura africana de España y, sobre todo, la de P ort ugal ,
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en el prolongamient o del comercio del M agreb. L a ruptura del si-
gl o V I I era una herida demasiado incongruente contr a la nat ur aleza;l a complementariedad de las economías al norte y al sur del Oestemediterráneo era demasiado evidente para que una unión comercial nose mantuviera a despecho de la guerra.
Dos elementos domin aban. E l M agreb estaba poco poblado y eratradicionalmente exportador de cereales. P ort ugal estaba falto det r i go : un año de cada tres, por término medio. Dependía cada vezmás, en el siglo xi v, de la aportación de los trigos de M arr uecos.
Pero, más que el trigo, era el oro lo que empujaba irresistiblementehacia los puertos del M agr eb, el oro de Sudán. L os contactos entreel M agr eb y las civi li zacion es negras de Sudán, a pesar de la seque-da d del Sahara, no habían dejado de progresar. P r im e ra mutaciónen el siglo I I - de nuestra era con la llegada del camello al desiertoSegunda mutación hacia los siglos x y x i L a balan za de p gos
entre el M agreb, polo de desarroll o relat ivo, y las civi li zaciones ne-gras de Sudán era favorable al M agreb. Sudán pagaba su infer iorid aden hombres y en oro. E l África occidental fue, antes que América, elpr inc ipa l pr oductor de metal ama ri ll o del mundo.
«E s posibl e in clus o proba ble, que oro en polv o proveni ente eSudán hubiera llegado al África menor antes del siglo X . L a granh is tor ia de este oro, s in emba rgo, no se inició antes del año 1000.
E ntonces y sólo entonces l a balanza comercia l, hasta la sazón favora-ble al M agreb, se .hi zo defic itari a y éste se vio obligado a dejarescapar hacia el Mediterráneo una parte del oro que le llegaba delBambuk , de la cuenta del Fal eme, del alto Níger » E l Mag reb im-portaba, entre otras cosas, telas finas de E ur opa para las necesidadesde sus clases dirigentes, mientras que exportaba telas burdas y, enespecial, las conocidas con el nombre de h n bel s * en dirección alÁfrica negra.
M u y pronto el M agreb resultó insuficiente para las necesidadesde la Cr is t iandad. Para pa l iar el déficit de la balanza de p gos enel E ste, las ciudades i tal ianas exportaban esclavos a las E scalas y aEg i p to Esta práctica decayó en el siglo X I I . L os esclavos fueronsusti tuidos por oro del M agreb.
Se intensificó el tráfico del M agr eb en el momento en que el augede la Reconquista debía aparentemente comprometerlo. P or fa l ta demedios estadísticos, veamos l as lecciones de la hist ori a descri pt iva .E mpecemos por el comercio catalán. E ste comercio creció en els ig lo X I I I como lo prueba la implantación de los consulados. «¿E xis-tían ya, hacia 1235, cuando el veguer de Ba rcelona , Marimón de
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< .
•( . •
a la sal y a las telas groseras que el M agreb podía producir. L os
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^ P legam ans , fue en misión a Túnez? E s posi ble, pero de 1253 parece( datar el más ant iguo texto que permi te establecer de un modo formal( l a existenci a de un fonduk y de un consulado de los catalanes en
Túnez » 8^ E n la prolongación de este tráfico hay que situar la apropiación/ en las fuentes del oro afr ican o.
d ) E l or o a f r i ca no . B ala ndi er calcu la , en nuestros días, la' producción anual , para el África occidental, sigui'endo métodos que
no han evolucionado mucho, en poco más de cuatro toneladas por
año. Podemos su poner, para el siglo x i n , una canti dad comparable.( L os portugueses, en el sigl o xv, en l a cúspide de sus empresas,
sacaron algo menos de una tonelada, de 700 a 800 kg, según unafuente segura
( ¿Cuál era la amplitud de las transacciones a través del Sahara,, antes de l a intervención europea sobre la costa occident al ?^ a) L a - s a l . Del M agreb^ descendía la sal de los sebkas de los( confines sahari anos. Ta gaza (23° 36 '43 N orte, 4° 59'29 Oeste) se
explotó desde f ines del siglo x-pri ncipi os del siglo xi hasta el xv i .^ Sobr e una extensión de 3 km de Oeste a E ste, y de 1700 m de N ort e( a Su r , l a vi da de los esclavos negros era allí atroz. Trabajaban con
mediocres instrumentos de cobre, vigilados desde seis torres, antece-^ dente de los mi ra dores de nuestros campos de concentración. L a
( salina de Igi lde (12 50 ' Oeste, 22° 20' N ort e) era más import ant etodavía. L a explotación se hacía por barras de 1,50 m cargadas sobre( dromedari o hasta unos 200 kg. También fue más tardía. E mpezad a
en el siglo xv, se prolongó hasta el siglo xix. A u l i l estaba estrechamente relacionada con Igil de. L a explotación en las dos salinas era
( discontinua. L a mano de obra l legaba con la prim era caravana. L a última caravana conducía a los supervivientes de esta temporada en
el infier no. Quedan l as salinas del Sa har a central . A pesar de su( gran ri queza, eran menos importan tes. E l alejamiento del M agreb,
del abastecimiento que de él llegaba, la desaparición de su papel deprotección y dirección eran la causa de ello. L a sal encontraba, pues,
( sus condici ones de explotación óptima en las franjas desérticas de/ las zonas subáridas, allí donde los hombres podían todavía sobrevivir
en el extremo límite de lo posible y de lo imposible.^ ) E l cobre Del Magreb procedía también el cobre. L os ne-^ gros conocían la metalurgia del hierro: notablemente expertos en su
producción, eran tímidos en la uti l ización; los instrumentos que( fabri caban con el metal presentaban todavía la forma funcional del
prototipo de piedra . I gnoraban, por el contrar io, la metalur gia del co-^ bre. Fa ltaba u n eslabón en el proceso habitual de la evolución. L a
civilización sudanesa era, pues, tan aficionada al cobre como lo era
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(
portugueses habían tenido tiempo de aprender esta economía de lacomplementariedad de los magrebinos, durante su larga cohabitaciónen España y en el M agreb. E l cobre procedente del M agr eb penetrabapor cuatro rutas tradicionales que los comerciantes magrebíes estabanacostumbrados a control ar. A nt e todo, el cobre de Mar ruecos. E lcobre era, con la sal y las caravanas del Sahara occidental, uno delos soportes de las constr ijccjones políticas, que intenta ban edificar sedesde Tombuctú hasta el Sur de España. Después, el cobre de laEuropa central procurado por Venecia, el cobre bizantino, o sea, delos Ba lca nes; finalmente el de los atroces yacimi entos del Sah ar acentral, Tak edda o T egguid a, explot ados por esclavos de ambos sexos...L a localización precisa de estos yacimientos permanece, por otra parte,desconocida. Sabemos tan sólo que formaron parte, por un momento,en el siglo X I V , del I mperi o de M a l i y que seguidamente se separaronde él por una revolución. P arece que con l as barr as de cobre, deTakedda se acuñaron i n s i t u monedas que servían, entre otras cosas,para proporcionar víveres y esclavos a la cruel empresa.
y) E l o r o . P a r a pagar esta economía de la sal y del cobre quelos moros controlaban en el flanco norte de su zona de extensión, elmundo sudanés y guin eo hubo de pagar un alto preci o. Este alt oprecio fueron los esclavos; esta exportación de mano de obra compensó, a su manera, el desequilibrio de la balanza de pagos del Áfricanegra. L os esclavos pigmentaron con t intas oscuras l a epidermi s delM agreb en los confines saharianos.
E r a el oro, también. Extraído, en efecto por las técnicas pr imi t ivasde la búsqueda de las pepitas de oro, su explotación trajo consigo unespantoso desper dici o de vida s hum anas. E n el enfrent amiento delÁfrica sudanesa y el M agreb, África pagó muy cara su ligera infer ior idad técnica. L os mercaderes moros s upi eron desplegar las seducciones mortales ofrecidas por los productos de una técnica superior,que, inaccesibles normalmente, sólo podían pagarse al precio de vidashumanas. E l extremo occidental ibérico siguió l a enseñanza del nortede Áfri ca. A lu mn o bien dotado, con l os medios superiores de larevolución de los transportes marítimos del siglo x i l i , adelantó rápidamente a sus maestros. Con ello contribuyó a su vez a detener el
crecimiento demográfico de África y, por lo tanto, a comprometerlas probabilidades de un desarrollo basado en el número.
A lomos de camellos y de dromedarios, a razón de 35 a 40 kmpor día, y dos o tres meses para una ida, se realizaba el transportede los productos de tentación. L a subi da del oro y de los hombressacrificados se hacía por tres grandes pasadizos.
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A través del Sahara atlántico al Oeste, deTa i r u r , Audaghoot y Ghana a los
oasié sudmarroquíes, un Sahara menos árido, en donde los semisedentarios
de la costa, estos ictiófagos, vivían de pescado seco y de rocío; un Sahara
a t i o era a la vez su causa y su signo L a moneda de oro desapareció, prácticamente, de1385 a 1480. E l mismo fenómeno, un poco
menos acusado, se dio en V alen cia * y en Aragón E s t a g ran ham
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construido alrededor de las caravanas, reforzado desde la constitución del Im
perio almorávide, una red central y una red ori ental, menos impor tantes, a
través de un Sahara más amplio y más hostil todavía^'. Los dueños de este
tráfico caravanero tenían un doble origen. De un lado, ciudadanos de Berbería
especialmente, incluso del mundo negro; del otro, nómadas establecidos en
c iudad, convertidos en ciudadanos en muy contadas ocasiones, ya que seguían
siendo nómadas, en tanto que los pobres ksuri anos permanecían apartados. De
todos modos, el Magreb dominaba.
4. LA S C O N D I C I O N E S E C O N Ó M I C A S
D e t re inta y cinco a cuarenta kilómetros por día 200 kg como
máximo por dromedario, tales eran los estrechos límites de la rutacaravanera. Más que la producción l im i tada del oro de Sudán, era
l a reducida capacidad de la caravana lo que restringía las pos ib i l i dades del aprov isionamiento demetal monetario del M a gr e b y de la
cuenca occidental del M editerráneo.a) La geopolíica de los pr ecios. E ur opa estaba por entero
comprendida entre un polo de plata caro al Sur y un polo de platabarato al N o r te. L a escala de la r a t i o da fe de e l l o : 9 en el M ag r eb ,10 en E spaña, 11 y más en la E u r o pa del N o r te . L a p l a ta era de producción local , a menudo asociada al cobre. Ahí estaba la A l e ma n i adel Sudeste, Hungría, el T i r ol y, sobre todo. B ohemia L a par te de
Bohemia mantenía un ritmo creciente. A f ines del siglo xi v y a p r i n cipios del- X proporcionaba poco más o menos 40 de la producción europea del metal blan co. Esr necesario recorda rl o: Bohemi a * fue uno de los escasos sectores respetados por la G r a n Pestede 1348-1350. Fr ent e a u n a E u r o pa del N or t e que era u n a E u r o p a decobre y de pla ta , una E u r o p a mediterránea y más especialmenteibérica, aparecía como un polo del oro monetario, al imentado por
el oro de África que l legaba por el M agreb.L a economía europea del siglo X I I I tuvo dificultades en satisfacer
sus necesidades, acrecentadas sin cesar, en metal monetario. Pero en
el s ig lo X I V seprodu jo la ruptura . ¿Caída de la producción ¿Aumento de las necesidades? Caída t rans i to r ia de la producción en las
minas de p l a ta deA l e m a n i a , en razón de la peste y del hambre. Pero
hambre de oro sobre todo, frente a las necesidades acr ecent adas deun a economía de intercambios a largo plazo. E l oro era un i ns t ru-mentó necesario. E l oro desapareció casi por completo de la Península ibérica: en P o r tu g a l , después de l a Revolución, de1384 a 1434
C r i s i s parecida en N a v a r r a E l desplazamiento anárquico de la
60
br e de oro hundía sus raíces en las necesidades acr ecent adas, entreotras, de la economía de in tercambio y en el grave déficit de la
balanza comercial .con el Le jano Or iente. Afectó al conjunto de la
Cr i s t i andad. E n n in guna par te se dejó sentir más cruelmente que en
l a Península ibérica.b) La b a j a de los pr ecios. A pesar de las numerosas devalu a
ciones, veamos el derrumbamiento de los precios nominales.
E n Valencia, el índice pasó de 101,8-104,6 (en 1391-1395) a 89,2 en 1490-1500 . Caída de los precios mientras que los salarios r esistieron : de 95,5-98,6
(1391-1395, 1396-1400) a 96,1 (1496-1500). Con alguna diferencia, igual lección
en Aragón, todavía más neta . Pero la carestía mon etaria se lee con una inten-
-sidad excepcional en las curvas de los pr ecios-plata y más todavía de los precios-
oro. La carestía monetar ia fue más específicamente una carestía de oro ligada
a la incapacidad del Magreb para satisfacer, por el camino tradicional de las
caravanas, las necesidades, acr ecentadas sin cesar, demetal amarillo de la econo
mía europea.
Debemos remitirnos a las series de los precios-plata y, sobre todo, de los
precios-oro. . Por falta de datos debidamente conservados y elaborados para
Portugal, recurriremos una vez más a las series españolas veci nas. He aquí
Valencia: el índice en precios nominales caía de 101,8-104,6 (1391-1395; 1396-
1400) a 89.2: en la serie de los precios-plata se operó el deslizamiento de
107,2-110,1 a 86,7 y de 109,8-112,7 a 67,0 en la serie oro. E l derrumbamiento
selectivo de los pr ecios-oro es tanto más significativo puesto que el juego de lar expresa, en Valencia, una elección en favor de una moneda-plata. En
Aragón, el derrumbamiento de 111,9 (1381-1385), 139,1 (14U-1415) a 50,3
(1498-1500) ** fue todavía más espectacular. En N a v a r r a s o b r e una serie
truncada pero bien significativa, el proceso seinició violentamente en el período
clave de 1375/80-1440/45. E l índice de los precios-oro pasó de 131,2 a 91,1
(1346-1440) y 92,8 (1441-1445).
P or última vez recapitulemos móviles y motivos, puesto que lo
esencial está en el p l an o de las razones más que en el p l an o de los
medios.L a t i e r r a : Búsqueda de t i e r r a s por las i s las atlánticas p a r a l a
caña de azúcar: móvil bu r gué; búsqueda de t ier ras en prolongación de C onqu i s t a en M a r r u e co s : móvil a r i s t o c rá i c o; búsqueda de un
aprovisionamiento en t r i g o en Ma r r u e co s : móvil burgués, móvil p r i n cipesco, móvil de E s t a do
l oro: Búsqueda apasionada del oro: móvil de todos, respuestaco l ec t i va a un in soportable desafío queamenazaba con desmantelarlotodo desde el in ter io r .
61
Además, cur iosi dad, sed de conocimient os si no de cien cia y, pr o- gresivamente, con la aventura en march a, otros motivos más lejan os mente 1 3 4 1 - 1 3 4 2 : la convergencia de las expediciones portuguesas y
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y más nobles.M otivo de cruzada, geopolítica p lanetar ia , escatología concreta del
contracerco; el preste J u an con sus motivos diversos, misioneros ycruzados, mientras a mediados del siglo nacía la esperanza, conlos progresos fundamentales del armamento y de la nav egación, contral a dura lección de la experiencia; la esperanza y después la cert i dumbre de la unión directa con las Indias, la ruta cristiana de lasespecias.
P ero esta segunda etapa pertenece a l a segunda mi ta d del sigl o X V
cuando la Península ibérica reaccionó con una sensibi l idad excepcional ante las noticias inquietantes y confusas de los progresos alEste, en Anatolia y en los Balcanes, de la joven e intransigentepotencia otomana*'.
D e las islas a las cost s de Áfric
L a ntigüedad había tenido " la intuición, cuando no el conocimiento, del archipiélago canario, las I n s u l a e Fo r t u n a t a e . P ero nohabía sacado nin gun a consecuencia de ell o, y semejante intuición sehabía perdido rápidamente. E s necesario tan sólo un conocimientoseguro y suficientemente difundido para integrarse y convertirse de
este modo
en inspirador de acción. Desde este ángulo, la respuestasería fáci l . L a localización de los tres archipiélagos próximos, C a narias, M adera y Azor es, se hiz o casi simultáneamente a fines delsegundo cuarto del siglo X I V .
1 . E L A R C H I P I É L A G O C A N A R I O ,
M A D E R A Y L A S A Z O R E S
Cuatrocientos cincuenta kilómetros de Oeste a E ste, 2 0 0 k m deN orte a Sur , 50 0 km del norte de Alegran za o de L a Gr aciosa a lapunta extrema de H ierr o, la más lejana por 28 ° y 29° N orte, a 16 0 km,como mínimo de la costa de Áf r ica, a 95 0 o a 1 35 0 km de Cádiz, elarchipiélago canario desgrana sus 7 2 7 3 km^ de tierras volcánicas. Seatr ibuye generalmente al genovés L ancel lotto M alocel l o el redes
cubrimiento del archipiélago en 1 3 1 2 . U n mapa de Du lcert de 13 39esboza por pr imera vez el trazado de algun as islas. Este mapa atr ibuy el a paternidad a L ancel lotto I n s u l a d e La n z a r o t u s Ma r o ce l u s v gi
ma r i , l a f o r t e v e n t u r a ) . Está copiado del planisferio de Dalortode 13 25 , que no las menciona. 1312-1339, pues, el tiempo de unapuesta en circulación. Pero el verdadero descubr imi ento es evidente-
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catala nas. E n unos años, portugueses, mal lor qu in es, fran ceses, casle-U anos, ingl eses, genoveses, napolitanos recalaron en las aguas noreconocidas realmente del archipiélago guanche, mientras que en 1 3 4 4
con don L u i s de la Cerda, se perfiló l a pr imera reivindicación castellana.
M adera es el más pequeño ( 80 0 km^), no el menos fértil de losarchipiélagos que jalonan el «Mediterráneo atlántico» Se l imitaprácticamente a la gran is la de M adera. L as islas más pequeñas.F e r ro , C i m a , Barr io , Fora , Chao y Bagio, que guardan los ccesos
en el oeste, carecen casi de impor tan cia. M adera fue probablementeencontrada, dudamos en decir descubierta, a fines del siglo x i l i
E n cuanto a las Azores, son las más occidentales y las más septentrionales a la vez: 4 0 0 0 km^, que se inscriben en un rectángulo,6 0 0 km de Oeste a E ste, 3 7 5 k m de N orte a Sur . En tre 38 ° y 39 ° delatitud N orte, gozan de un clim a fresco y húmedo. A 18 00 km máso menos al Oeste de L isb oa, bañadas todo el año en el contraflujode las latitu des medias, tepian que ser una m ara vi ll osa escala, base deprovisión y guía por sus balizas, en la ruta, de todos los grandesretomos, V o l t a de África, V o l t a de la s especias. V u e l t a americana.Su tímida aparición fu e contemporánea a l a de las Canar ias. J ordSode F reitas piensa que fueron vi stas por vez prim era en el retornode las expediciones que Alfon so I V envió a las C anari as, hacia 13 35
y en jul io de 1 3 4 1 . Encuentro verosímil, en razón de las corrientes yde los vientos, pero encuentro frágil . Indiscutible, por el contrario, essu aparición en los mapas. «E n tota li dad o en part e y con nombr esen italiano o en catalán o en latín», estas islas fueron cada vez másnumerosas y precisas en la serie de monumentos cartográficos de l asegunda mitad del siglo xiv, el mapa número 5 del atlas laurentinoo mediceo (1351) el map a de los hermanos P izz igan i (1367) , elatlas catalán de Abraham Cresques de 1 3 7 5 el atlas de P i n e l l i - W a l k -naer de 13 80 a 1 3 8 9 el mapa de Soleri (1394) y varios mapas aúnde fines de sigl o. P or el contra ri o, no tenemos ningún vestigio de lasAzores con anter ior idad a la expedición luso-canaria de 13 4 1 : nadaen los portul anos de Da lor to de 13 25 , ni en el célebre Dulcertde 1339 .
2. A R C H I P I É L A G O S Y P U N T O D E P A R T I D A
D E L A N A V E G A C I Ó N D E A L T U R A
L a casi simultaneidad del primer e indiscutible descubrimientol lama, necesariamente, la atención. M arca la gran fecha del nacimiento de la navegación de a l tura, al fin libre de las costas, mediante la
6 3
J ocalización de un a bali za de semana en semana. L a distancia a vuelode pájaro que separa F lor es o C orv o, las más occidental es de las
Se puede considerar que las Azores más lejanas, localizadas desdehacía casi un siglo, fuer on efectivament e descubiertas en 1427 E l
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Azores, de l a más oriental de las Can arias, Fuerteventura o L an-zarote, es del orden de 2200 km. ¿Se ha medido bien la ta l la relat ivade este pedazo de océano al que hemos propuesto l lamar Mediterráneo
atlántico? A lr ededor de dos mil lones de kilómetros cuadrados. Degolpe y porrazo, por el simple juego de las mayores distancias ala s que se arriesgaba un cabotaje liberado de la costa, a la búsquedade vientos de popa, entre 1320 y 1350, el espacio marítimo abalizadodel Occidente cristiano se acrecentó en dos tercios de un Mediterráneo.Ante un tal cambio y una tal heterogeneidad espacial, l a s i m u l t a n e i -
d a d de l d e s cu b r i m i e n t o adqu i e r e todo s u v a l o r . Y a desde un pr i nc ip io ,hubo un cambio de ritmo en el orden del descubrimiento de espacio.
3 . L A C I T A D E L SE G U N D O T E R C I O D E L S I G L O X V
Pero el descubrimiento no es la colonización. Durante ochentaaños, las cosas quedaron así. A la cita de la invención la de losaños 1320-1350, corresponden, con u na misma simu lta neidad tur badora, la cita de los años 1430-1450, la de l a c o nqu i s t a v e r d a de r a y
de l a puesta en explotación ¿Se ha medido bien la fecunda paradojade esta doble simu lta neidad, de este doble encuentro, después de casiun siglo de intervalo?
L as Ca nar ias, las más próximas, abrieron la march a. L a ocupación fue llevadaa cabo por un a par tid a de nobles normandos y franceses, en 1402, bajo el
mando del «Sieur de Béthencourt y de Mesire Gadifer de la Salle», de las
diócesis de Ruán y de Saintes. Ocupación pr ecaria en el plano jurí dico, que
consolidó el homenaje de Béthencourt * al rey de Castilla, en noviem bre de 1403.
Franco Ma ch ad o anota con razón: «L a ocupación de esta isla no puede ser
llamada conquista». Y a que se hizo desde un principio con el consentimiento
de los naturales. La ocupación sería pr onto exterminadora a fuerza de trabajo
impuesto y de bruta lidad ejercida sobre la desgraciada población guanche. Sin
violencia, en un principio, aquí como en otra par te. Fu erteventura en 1403,
Hierro, en 1406. A decir verd ad, duran te treinta años, bajo la autorid ad anár.
quica de los aventur eros diri gidos por Béthencour t, no se emprendió esfuerzo
sistemático alguno antes de la toma de posesión efectiva por parte de Castilla,
a partir de 1435 Esta casi falsa sali da canar ia refuerza todavía l a significativa
simultaneidad comprobada.
E l punto de part ida del descubrimiento efectivo de M ader a fuesi n duda un poco más tardío de lo que se ha creído durante largotiempo por el testimonio de A z u ra ra . Después de una densa críticaM achado ll ega a proponer 1423 para Por to Santo y 1425 par a M adera pr opiamente dicha. E l poblamiento empezó en seguida.
64
poblamiento verdadero debió de empezar poco tiempo después. T enemos un a base segura en las fechas de las autorizaci ones realesde poblami ento. L as del 2 de ju l i o de 1439 y del 10 de mar zo de 1449afectan al grupo más próximo, el grupo ori ental y central , SantaMaría, San M ig u e l , de una parte, Terceir a, G raciosa, San J orge, Pi co,por otra. E n 1452-1453 par a F lor es y Corv o. L a reiteración en 1449,del texto de 1439 podría hacer pensar que el primero no habíaencontrado gran eco.
¿Por qué esta simul tanei dad? L a economía nos da las claves deel lo. H ubo una oleada de decisión y de descubrimiento en el cursode los años 30 del siglo xv el paso del cabo Boj ador data de 1434,y se sitúa ordinariamente en 1421 el punto de partida de los esfuerzosdel príncipe E nr i que e l N avegante—. Esta oleada corresponde perfectamente, si juzgamos por los precios ibéricos conocidos a unperíodo excepcional de mar^me-¥ de dif icultad. E l descubrimientoafricano es un fenómeno de f se B , /le difi cultad que estimul a la intelTgiñcia. Azúcar en las CanariaSp-ázucar en M aclera e inclus o en lasAzores u n pequeño ciclo de la caña, dicen los historiadores portugueses— fueron la razón de ser de su primer poblamiento entrefinales del siglo X V y los prim eros años del s ig lo xvi . E l azúcarnecesita suelo rico y mano de obra fácil, trigo y vino, toda la gamade víveres par a la escala de los nav ios cada vez más numerosos.
4. D E L M A G R E E H A C I A Á F R I C A : C E U T A
T otalmente independiente en un pr in cipi o, y con anter iori dad,según muchos puntos de vista, la aventura de las islas estuvo cadavez más estrechamente li gada a la gran avent ur a, que fue afr ican a.
E l África negra en la hora de la expansión se hallaba en el exactoprol ongami ento del M agr eb y, sobre todo, del más occidental de losM agreb, el más próximo del África negra: M arru ecos. E s decir, eltri go de Gh ar b, el oro de Sudán y los negros para la indust r ia azucarera de las islas del Atlántico. E l t r i g o e l o r o l o s escl avos domi -
n a b a n pero l a g am a e r a m ás am p l i a . Veamos, a principios delsiglo X I V el abanico abierto del comercio catalán. «Algunas ciudades magrebíes eran más o menos mercados de redistribución... E nI f r i q i ya , los catalanes adquirían algunas veces pimienta procedente de L evant e, in clus o seda, mient ras que el jengi bre compradoen los puertos de Oriente era reexportado de Cataluña a Berbería...E n l a costa del M ar ru ecos atlánt ico, por ejemplo en A r z i l a , los barceloneses vendían goma, laca, canela, clavos de especia, bugalla, palo
65
(
(
b r a s i l o p imienta, una res ina l la mada sang d e dragó u t i l i zada en evidentemente de Nor te a Sur , y también Galic ia, la Vizcay a próxima, Br etaña,
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( tint orería, así como productos medicinales del tipo del óxido de zinc,todo e l lo mercancías compradas en las costas del Mediterráneo
^ orienta l. P or el contr ar io, los mal lorqui nes se aprovi s ionaba n de( buga l l a en M ar ruecos y en Berbería centr al , en Tenes por ejemplo...
había un tráfico de cabotaje a l que se consagraban no sólo los magre-
^ bies sino también diversos mar inos cr istia nos... Al gunos barcos
( vagabundos l l evaban a c bo un comercio de t r m p i n g granos en
ambos s entidos... lana s, pieles, cueros de África hac ia la Península,^ la cera en el sentido Iber ia-M agreb, las telas...»y E l único reproche que el comercio ibérico podía hacer al comercio
magrebí era su incapacidad de mutación más allá del nivel en que( se debió de l im i t a r , según parece, desde el s iglo x i i i . P a r a conse-
^ gui r lo fue necesar ia l a tentación política, en Ceuta, y luego, a par t i r
de 1 4 2 1 el descenso a lo largo de las costas y la penetración po rHa( retaguardia.
^ Tod o 32 ha dicho acerca de Ceuta (1415), punto de partida tradicional de
^ la expansión portuguesa y por lo tanto eur opea . Ceuta, frente a Gi bral tar, en
un a situación qu e ofrecía, en real ida d, ciertas analogías con el peñón. E ssilia
( Septa, Sep tem en la Antigüedad. L os árabes la llamaron Sebtah o Sebta: y
de ahí la forma por tuguesa de Ceuta. «De u n enorme valor estratégico... llav e del
^ E strech o» en la medida en que Tar ifa, G ibral tar y Algeci ras fueron arran-
/ cadas sucesivamente por la reconquista castellana del reino nazarí de Gr anada
en 1292, 1309 y 1349. Si tuad a en el extremo prom ontori o de Sier ra Xi mei ra ,
( próxima a Gi bral tar, Ceuta era el prim er puerto de mar del Mar ruecos medi
terráneo. E n 1415 C euta formaba par te del Estado merinid a que controlaba la
( mayor parte de Mar ruecos, dueño de Alc acer , de Fez y de Tánger. Si n embargo,
no debe olvidar se un breve episodio. De 1306 a 1309 con la ayud a del poderoso
^ reino de Ar agón, el Islam domesticado de la Península ibérica (más ibérico
í aún, tal vez, que musulmán ) había lograd o separar por un momento Ceu ta de
Marruecos. ¿Ceuta es Marruecos? Zurara™ hacía destacar ya en el siglo xv
( que la población de la ciu dad estaba compuesta por negociantes, mari nos y
artesanos, y que el poder estaba allí en manos de una burguesía cosmopoli ta
* y comerciante. Valentín Fernández y Zu r ax a están de acuerdo incluso para
afirmar que la nobleza no tenía el derecho de resid encia . [Qué tentación
apoderarse de Ceu ta para el E stado portugués, donde el peso de los intereses
( mercan tiles era tan determinante desde la Revolución «llamada burguesa» (tal
vez un poco apresuradam ente) de 1383-1385U na larga pr emeditación . No los seis años majestuosos de Zur ara , sino
^ tres años desde 1412. Un secreto bien conservado sobre el destino de la arm ada
^ que se preparaba en L isboa : este secreto, del que ha abusado la historiografía
\ , era un arm a real del Estado portugués. L a flota de Oporto se
unía a la de L isboa el 25 de jul io de 1415. U n asunto de «burgueses» si se
1 quiere, pero conducido por los nobles. L a armada comprendía navios comprados
^ en todos los rin cones de la Cr istian dad atlántica: Por tugal estaba representado
( 66
(
Inglaterra, Flan des. E l 10 de agosto, la armada fondeó a la altura de Algeciras,
donde C astil la abría sus puerta s; un a tempestad se levantó el 20 de agosto por
la mañana, pero la fl ota llegó a Ceu ta por la noch e. E l día 25 se cantaba un
eu m en la mezquita consagrada como iglesia. U n golpe de audacia bien
llevado, bien pagado. M ás signific ativo nos parece lo que siguió. L os vanos
esfuerzos de M arr uecos, de Fez, para recobrar l a ciudad en 1418 y 1419", un
Marr uecos minado en sí mismo al que V. M . G od in ho atribuye, según mi
parecer con demasiada generosidad, seis millones de habitantes. Más significa
tiva, la decisión de conservar l a ciu dad y de extender la conqui sta que se iba
a imponer en los años venideros.
E n un pr in c ip io , s in duda, prevalecía la idea de anexionar todo
M a r r ue cos ; fina lm ente, al pr ecio de un esfuerzo desproporcionado,se optó por la constitución de una onerosa cadena de presidiosDesde Al cácer Ceguer hasta Saf i , ocupada en 1508. Has t a el díaen que el desastre de L a M am ora (1515 ) puso de manifiesto contoda c lar idad la vanidad del esfuerzo. Alrededor de Santa C ru z
de la «Mar Pequeña», además, sobre l a contraescarpa a fri cana de la
base cana ri a, tuvi eron lugar a lgunos de los episodios más famososde la r i v a l i d ad luso-castel lan a Destinada a mejorar el contr ol deloro de Sudán en su tránsito mediante una profunda desorganizaciónde l a economía marroquí , la guer ra en Ma r ruecos —u na guer ra
extranjera que no hiz o sino acusar l as fuerzas i nternas de desunióny de anarquía— acentuó l a decadencia del comercio caravaner otransahar iano.
L a política portuguesa en Ma rr uecos encontró al mismo tiempo sui nvo luntar i a justificación a largo plazo. Esta política facilitó la empresa de En ri que el N avegante al r educir el pel igro de la carreramarroquí en la costa atlántica. A l debi l i tar la economía marroquí,hizo cada día más necesaria l a puesta en comunicación directa porma r con Senegal, Sudán y Gu inea.
5. E N R I Q U E E L N A V E G A N T E
E s difícil soslayar la gran personal idad del «Sabio de Sagres»,tercer hijo de J u an I ( 1 38 5 - 1 433 ) y de F e l i p a , al que su rango apartódel trono. U n lar go camino le llevó hasta un primer plano, por lomenos de 14 15 a 1 4 60 : «Talento de bien hacer», según su divisa.
T r a s la labor de la historiografía crítica casi no queda gra n cosade la imagen tr adi c ional por completo legendari a del príncipesabio creador de la modernidad. Todo es cuestión de fuentes, como
Duar te Leite ha dejado bi en cla ro. L a fuente p r i n c i p a l : Z u ra r a , ensu rónica d os jeitos d Guiñé es un cristal deformador. Z u ra r a
6 7
pscribió después de los hechos, poco antes de 1460, en plena reacciónn o b i l i a r i a tr as la muerte de los infantes dom P edro y dom J oáoque, con el rey Du ar te (1433-1438), se opusi eron a la política de
3 Las etapas del descubrim iento afr icano
L a clave nos viene dada por el mapa de los vientos y de las
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E n r i q u e el N avegante. Pr esta natur almente a su héroe, por anti cipación, las ideas y los proyectos propios de 1460.
L a fi gur a de E nr iqu e el Navegante aparece, hoy, sensiblementediferente del estereotipo tr adi ciona l. E s más humana y, en últimotérmino, igual de importante.
N a d a inventó n i realizó innovación alguna en el orden de lasciencias y de las técnicas. T odo l o más supo reu ni r los medios y losconocimientos de su época con la fina l idad de conquista que él per
seguía. M ucho más caball ero que sabio o mercader, E nr iq ue el Navegante representaba los intereses de la nobleza un tanto apartada delpoder en 1383. V it or in o M . Godi nho ha sabido presentar una
imagen convincente del hombre, de sus móviles y de su ambiente.«Curiosidad geográfica (precientífica), guerr a a los in fiel es espíritude cruzada)» (para él, el imperial ismo antimarroquí), «deseo deconvertir espíritu de pr oseli ti smo) , preocupacion es comerciales...»,gusto del lucr o, del oro y de otras riqu ezas concretas, gl ori a y prest ig io de su casa. ¿N o es esto reducir el alcance de una obra y de unhomb r e? P or l o menos, es devolver lo a su época, a su país, a suambiente. Duarte L ei te , en su crítica severa, ha subrayado que elPríncipe Navegante había perdido en la empresa, de 1415 a 1460,muchas carabelas, oro y h ombr es; en una pal abr a, lo que se discute
es el rendi miento de esta empresa pri ncipesca. B ajo r endimi ento. I ndudablemente, ya que antes de la realización había muchos borradores y muchos errores. Esta crítica puede ser tran sformada si ndif icultades. U n pequeño país que cuenta con poco menos de unmillón de habitantes, poco más de 2 de l a Cris t iandad, consagró,
de 1415 a 1460, al descubrimiento geográfico del mundo mucho másque todos los demás países juntos. E l peso ligero del más potentepatr imonio de la C asa de Avís f ue coloc do en la balanza. Recordemosel uso que en la misma época Borgoña, Or leans, Al engon hacían desus patr imonios. E l mérito del gran Señor de Sagres consiste enhaber puesto al servicio de la empresa una parte del peso inmensodel «Est ado». I nclu so en el c so de que el E stad o, como aquí sucedía,no fuese sino un patri moni o pri ncipesco. E n ello r adi ca el activo.N o puede medir se. E n el pasivo, la estructur a demasiado estatal yadesde el principio de la empresa; un germen de muerte para unfuturo lejano... E l peso no se hizo sentir antes de finales del siglo xv.
Quedan por fijar las etapas.
68
corri entes. E l mérito de haber establecido con clar id ad la unión entreuna geopolítica simplista, los niveles técnicos, y la cronología deldescubrimiento pertenece a los grandes historiadores portugueses,Damiáo Peres y J a ime Cortesáo así como al almirante GagoCoutinho
• U n a p r i m er a etapa va de la toma de Ceuta 1415) al paso del
c bo Bojador 1434). Esta pr im era etapa fue de tanteos. N o im pli cabanada más que im cabotaje un poco atrevido. P a r a franquear el c bo
Boja dor se necesitaba u n velero, y a que la excesiva distan cia y ladesértica costa sahariana no admitían la utilización del remo: parafranquear el c bo B ojador , guardado por un a fuerte corri ente cont ra r i a , era necesario alejarse de la costa; para regresar, una vez fran
queado el cabo, era necesario di buj ar un gran cír culo. L os portu gueses decían l a V o l t a h u i r del al i s io , con viento del lado de estribor,hasta el contraflujo que lleva recto al E ste hacia L isb oa.
* Resuelto este problema, la s e g u n d a etapa, es decir, del c bo B ojador al c bo Verde 1434-1444), fue fulmin ante. E ra la V o l t a simple,el gran bucle, posi bl e en toda estación.
• Em p i e z a u n a tercera etapa, franqueada la costa de S i e r ra L eona1446-1475), hasta el Congo. E r a la V o l t a compleja o, si queremos,
del gr an bucle an ual en el campo de los vientos alternos. E n adelante,
el respeto de las estaciones im puso su imper ati va sujeción. L a id a yvuelta P ortu gal-golfo de Gui nea con el viento de popa o de ladoconstante era posible sin recurr i r lar ga y penosamente a l a bol in asólo a condición de establecer la i da en in vier no, entre noviembre ymarzo, o sea, part i r en otoño y regresar durante el verano boreal,al precio, además, de un bucle muy abierto y de una incursión muyprofunda en el incómodo mar de los Sargazos, ya que entonces debíatomarse, muy h acia el N orte, en el mejor de los c sos en el 42° N ort e,el contr aflu jo de las lati tudes medias. L a tercera etapa suponía, pues,un buen conocimiento, por lo menos empírico, de la circulaciónatmosférica y una gran maestría en el arte de navegar en alta mar,
lejos de las costas. T re i n t a años de tanteos antes de la última etapa.C u a r t a etapa. L a de la puesta a punto de la doble V o l t a o sea
el gran ocho oceánico, la que conducía, m ás l lád e A f r i c a a l océnoínd i c o a l a s I n d i a s y a Ch i n a . . Comenzó tímidamente en 1 4 8 2 con lasalida, sin duda en pri maver a, de Diogo C ao. Culminó con BartofomenDias y V asco da Gama. Supuso un alejamiento volun tar io de lascostas a la altura de S i e r ra L eona . También supuso el paso de la zona
de los ali si os por u na cur va N ordeste-Sudoeste, Nor oeste-Sudeste y que
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se alcanzara el contra f lu jo por 3 0 Sur en línea recta hacia el Áfr icadel Sur. Signif icó el total dominio , la cúspide en cierto modo de la
navegación a vela. Antes dealcanzar la fueron necesarios tres cuartos
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de siglo de esfuerzos.Planteada esta regla, veamos lahistoria.
1. L A P R I M E R A E T A P A DE C E U T A 1415)
A L C A B O B O J A D O R 1434)
L a búsqueda del contacto con lacosta deÁfrica tomó cuerpo enla empresa marroquí in ic iada en C euta.
U n p lan deagresión concertado maduró en Por tugal . E l tratadode paz con C a s t i l l a 31 deoctubre de1411) levantó un primer obs-
P 6. L a costa occidental deÁfrica
Las corrientes
Según ~ R . ^ M A U N Y [149], pág. 16)
72
A Las etapasdel descubrimiento
Según J . C O R T E S Á O
[1261, pág. 283)
4. H . IIVI .NU
7 3
(
(
' táculo F ue seguido de un a acción cerca de la Santa Sede. L a
( operación marroquí (por no decir su prolongación africana posterior)intentado evitar el choque frontal con la potencia castellana). Unapotencia castellana, a decir verdad, m a l afianzada,) en razón, entre
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/ seprodujo bajo la insignia de la reconquist a contra el Islam. Dos
signos deeste acuerdo (1413) : el nombramiento del confesor de la
( reina Fel ipa, Aymar d 'Aur i l lac , como obispo i n p a r t i b u s para M arruecos, y del tr in i tar io Freí Sebastiáo deM eneses como arzobispo de
' Cartago. E l 24 demarzo de1414 seprohibió exportar en país moro( material estratégico y en especial madera: deahí l arenuncia a una
gran fuente deingr esos Se esperaba, pues, obtener oro en M ar rue-eos por una vía que nofuese lacomercial. Tomada Ceuta, el 18 de
í febrero de 1416, el príncipe Enr ique recibió su primera delegaciónde poder para la defensa de la nueva conquista. Procuróse los medios
para ell o: documentos datados con fecha posteri or, del 20 demayo.( al 24 de novi embre de1420, en los que el papa M artín V concedía al
príncipe Enr ique la lucrativa administración de la más rica de las
^ órdenes port ugu esas, la orden del Cr is to ad m p u g n an d u m pro em -
pore Sa r r acenos . .. ac a l i os in f ie les et c r u c i s C h r i s t i i n i m i c o s e perse
quendum eosdem; otro de estos textos, escalonados entre 1418 y 1420,( precisa : nao só a A f r i c a m a i s a o u t r a s partes c on v i z i n h a s pa r a
^ r e d u z i r os sa r r acenos e outros in fl és. He aquí, pues, una dobledelegación en regla del rey y del papa. l'ara R oma, si n duda, el
1 descenso a lo largo de la costa deÁfrica tomaba el sentido de una^ especie deprolongación de laReconquista^'. Esto es válido, por lo
menos, para la codificación delos motiv os bastante clarament e confe-( sados. (P or lo demás, debemos conceder una parte muy amplia al
gusto del lucro así como a la necesidad del oro y de la mano de
obra que hizo pesar un intolerable desafío material , que se cambió( rápidamente en pensamiento^
A partir de 1419-1420, se dioinipulso estatal y paraestatal (sin' excluir l a iniciativa p r i vada^En 1419,' J oáo Gongálves Zarco y T ristáo( Tei xeira'^reconocieron._P orto S ant o; al añosiguiente, en compañía
de Bartolome^¿Perest^elp^ Zarco yTeixeira (llegaron a M adera, donde' realizaron una primera tentativa depoblamiento)''^ M adera está tan( sólo a 700 k m a l a altura deSafi y M ogador.CE l cerco deM arruecos
había empezado. Pero la base deM adera debida a la iniciativa p r i -' vada noera suficiente)'^. E nr ique el N avegante seesforzó en'incor-
( porar al concierto real, un poco más al Sur, el conjun to canario. S i nembargo, ya sehabía tomado allí una opción.
. Enr ique el N avegante quiso ir más l ejos. U na fuerza considerable,(una f lot a) que «transportaba 2500 hombres y 120caballos», segúnAzurara ,(se desplegó contra Gran Canaria. Esfuerzo vano, reiteradoen 1425, en 1427 y todavía en 1434, el mi smo año del paso del cabo
, Bo jador . A l elegir Gran Canaria, aún sin ocupar, el príncipe había
' 74
otras cosas, de la lucha abierta que tenía enfrentados a dos de susvasallos, M aciot de Béthencourt y el conde de Niebla, Guil len deL as Casas en la s islas mal ocupadas. M uchas fuerzas fueron malgastadas, cuando todavía eran tan débiles, en inútiles r iva l idades .
(E l segundo fracaso en la s Canarias de1425 fue compensado por elarraigo definit ivo de la base dePorto Santo en M adera. E l tercerotuvo aún mayor contrapartida con el descubrimiento del grupo central y oriental de las Azores Paulatinamente, seprecisaba el M editerráneo atlántico^
E n el curso de esos años detanteos, promovidos por los esfuerzosdel Navegante, ya fuera, simplemente, por la rutina cotidiana del
cabotaje internacional, los navios fueron adquiriendo un a gran libertad con respecto a las costas. E l arte náutico estaba armado parafranquear la segunda etapa
2. L A S E G U N D A E T A P A (1434-1444)
año 1434 constituyó el verdadero punteo depart ida: fue fechaprecisa, si sequiere, del a exipansión europea.; 1434, la más significativa de las fechas exactas, mucho más que1415 o 1491 puestas de
relieve por tantas historias de acontecimientos.L o sobresaliente del período anterior, más que M arr uecos) simple
pedazo un poco apartado de un M agreb mediterráneo y famil iar,('fueron la s islas, o sea, l a escuela denavegación dealturaj(pero no
necesariamente astronómica). f E n 1434, la costa sahariana se abrióbruscamente. Pronto, desde 1444, en la desembocadura del Senegalse entreabrió una primera puerta del profundo mundo negro.
a). El A l g a r v e en v a n g ua r d i a , el M a g r eb a u n l a d o .) A l mismotiempo queesta gran victoria técnica y psicológica —gr an victoria,un navio, pequeños~iñédios: el paso déT cabo'del M i e do— , una seriede acontecimientos señalan el f i n deun a época y el comienzo de unaera. E r a la pr omoción del A lgarve , el más n uevo de los Portugalés.¿Pero era Portugal, este A lga r ve separado de la titulatura real?E n 1437-1438, el Navegante, al margen de la agitación política de
una Corte en ebullición, se refugió en L agos. C on él, la generaciónde los marinos del A lgarve pasó a un primer plano. 'A fin^s desiglo,el A lgarve desbordóse sobre el condado deNiebla. Estas dos provincias vecinas, a un o y otro lado del Guadiana, afirmaban conjuntamente, dentro del privilegio europeo de la Península ibérica, el
privilegio especifico delas I ber ia s más recientemente reconquistadas )L os musulmanes que seguían viviendo allí constituían un pr ivil egio
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entre muchos otros. ¿Acaso no fue en su seno, por ejemplo, donde"se reclutaron los pr imer os intérpretes de la exploración? F actorpositivo y paradójico, por demás, el resonante fracaso en Tánger en
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1437. M arruecos había constituido el incentivo útil, pero si se hubieraobstinado en el lo hubiera podido hacer zozobrar la empresa ibérica.0-a empresa portuguesa en M arruecos, durante el siglo xv, no representaba el cambio geográfico del mund i , sino un episodio en la serieinterminable de la más vieja de las querellas mediterráneas.fTángerer a l a gran empresa. Aspiraba a l control absoluto de la entrada delM editerráneo; er a tal vez un a etapa en l a reconqui sta del Á fricaex cristiana, donde los últimos enclaves de Crist iandad enquistada
habían acabado por morir en el s iglo x i i Emprender en esta época,en el sigl o xv, l a reconquista del Magreb era, durante un largoperíodo de tiempo, dilapidar sin esperanza las fuerzas necesarias al a apertura de las h umanidades. Pero, afortunadamente, llegó el fracaso. E l cerr ojo del I s lam mediterráneo era sóli do) ¡E ntonces, vivaÁfr ica
Recordemos los hechos. ( I J n a expedición n umerosa, aunque insuficiente y mal dirigida, abandonó Rastelo el 22 de agosto, llegó aCeuta el 27, y salió en dirección a Tánger el 9 de septiembre^ lefecto de sorpresa no entraba en juego./P e todo el M arruecos montañés, llegó el I s lam beréber y guerrero. E n garantía de una promesaque no sería mantenida, la restitución de Ceuta, el infante Enr iquedejó a su joven hermano, dom Fernando, en manos del enemigo. E l
infante mártir murió seis años más tarde, todavía prisionero (5 dej u l i o de 1443). Seis años capitales: l a vida del prisionero protegióa Portugal de la tentación marroquí. Bastante tiempo para que, unavez entrevistos los puertos del África negra 1443, A r g u i m; 1444,l a desembocadura del Senegal, el cabo Ve rde—, los méritos de lacruzada marroquí fueran fuertemente conjurados)
b) F r a n q u e a r B o j a d o r . E n 1434, en realidad sobre un frágil esquife u n a ba r c a ), G i l E anes había franqueado el cabo del M iedo ;¿P or qué este tope de detención del Boj ador ?
E n el grado 27, el cabo B ojad or es ya el Sahara; por lo tanto,carente de apoyo costero E l cabo está a 800 km del Sous> 800 k m,1600 km de ida y vuelta, al alcance de una galera. Sin abastecimientosde agua, imposible ir más lejos de no ser a vela. H ay que añadir di
ficultades ya señaladas: la violencia de las corrientes de Canariascual un a mural la , las br umas persistentes, la poca profundidad, l aimposibil idad, sobre t odo, de r egresar por el mismo camin o, remontando el viento a la bo l i na : A s cor rent es s a o t am anha s que na v i o qu e
lá p sse jam ás nun ca poderá to rn a r U n siglo más tarde, a pr incipios del X V I Duarte P acheco seguía afirmán dolo: a la ida, el cabo
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dobla a unos cuarenta kilómetros de l a o r i l l a "^ en el ext remo lí mite, pues, de la v i s i b i l i d a d " * . ¡Con cuánta mayor razón al regreso
K s l a hipótesis más verosímil E sto no excluye la suposición di -Damiáo Peres, que veía en ello un tiempo de reflexión y de perfec
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l regreso, una única soluci ón: mar char recto Oeste-N ordeste, perpendicular a la costa, viento alisio del lado derecho hasta la a l tu ra dela s Az ores y de allí, por el contraflu jo, hacia el Este, con el viento enl a espalda, en dirección a la punta Sur de Port ugal. A l mismo ti empo,,se estableció l a unión Az ores-B ojador./S in Diogo de Si lv es que descubrió, en 1472, el, grupo orienta l de las Az ores sin la f a m i l i a
r i d a d que este descubri mi ento suponía, con 200 a 300 k m de navegación oceánica, el Boja dor seguiría siendo un mu ro| L ógicamente,podemos suponer que los compañeros de G i l E anes estaban f a m i l i a r i
zados con la ruta de las islas. E n esta experiencia debier on de sacarel coraje para vencer el miedo de un desconocido que no era total
mente lo desconocido.
i l E anes venció, en agosto de 1434, después de un fracaso en1433, los terrores del «Mar Tenebroso». E anes no representa paranosotros mucho más que un nombre. A z u ra ra l o l l a ma escudeir o, o
sea, de la pequeña nobleza, en recompensa a o despois f e z cava -
l e i ro . . . ¿Debe identificarse a este atrevido navegante, como cree poderhacerlo J aime ;orte^áo, con im G i l Anes de L agos, estudiante inscr itoel 12 de octubre de 1431 en la U ni ver si dad? Si mpl e hipótesis. Ev i te
mos sacar las mismas conclusiones que Cortesáo M ás que elt r i unfo del aristolel ismo univ ersitar io, el viaje de G i l Eanes nos
parece el triunfo del valor, de la técnica y de una costumbre cadavez más profunda de una navegación lejos de las costas. De estaexploración em i e r r a onde n a o a c h a r a gente a l g um a n em s i n a l d e
pov oaqáo «Gil E anes tra jo en testimoni o de la flora del desierto...rosas de Santa M aría».
F ra nqu eado este paso, todo fue más aprisa.
l año siguiente, en 1435, G i l E anes, una vez más, y Al fonsoGongalves Báldala ll egaron cincuenta leguas más adelante, hastau n l ugar que l l amar on A ngr a dos Rui vos. En 1436, Báldala, solo,añadía otra vez cincuenta leguas de costas desérticas hasta una ensenada de la costa designada de un modo revelador con el nombre deR i o do Ouro. Río de Oro. Esta designación errónea traduce impaciencia y confusión: el Río de Oro de los mapas catalano-mallor-
quines —establecidos según el informe de las caravanas— correspondía, según parece, al río Senegal: fueron necesarios todavía ochoaños de esfuerzos supl ementarios par a alcanz arl o.
{ E l fracaso de Tánger, en 1437, cuyo efecto a largo plazo fue unacontecimiento benéfico, señaló un i nter val o. N ada de 1436 a 1440.Consecuencia directa de los disturbios políticos que siguieron a lacaptura del i nfante Fer nan do, la muerte de Duar te y la Regencia. )
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cionamiento técnico. En el curso de estos años, E nr iqu e el N avegantehabía anclado sólidamente las bases de la empresa de descubrimiento en la provi ncia del Al garve^ -
c) L a c a r a b e l a ; l o s escla vos. ^E n 144l} terminada la pausa,nuevo y decisivo pa.so haci a adelant e: A ntao fGongalves alcanzóel cabo Branco) y encontró con algunos hombres/materia para eltru eque: cuero, aceite, pieles de focasJ P oco t iempo después, a Gon-
galves se unió l a carabela de Nu no Tristáo. S aludemos, en la hi stori adel descubrimiento, este importante año de 1441 : l a p r i m er a c a r a
bela'^ *, he ahí el u tensil io perfecto; l a p r i m e r a caza d e escla vos, heahí el móvil y el motor e c o n ó m i c o H i s t ó r i c a m e n t e , pues, l os
escla vos pr eceden a l o r o . Desde un pri ncip io, se estableció su tráficoen gran escala) Desde 1442, por otra parte, la expresión polvo deo ro " * apareció bajo la pluma de Azurara .
fL a etapa del cabo Branco duró dos años. E l ti empo de una dobleconsolidación jurídica de la empresa. L a bul a de Eugeni o I V , queaport a el reconocimi ento del pontífice, d ata del 19 de dici embrede 1442 A l mism o tiempo, tomó cuerpo una de las ambigüedadessobre la que tropiezan, todavía hoy, los historiadores portugueses.Esta forma degenerada de cruzada, a modo de continuación de R e
c o n q u i s t a dio a la empresa su apariencia diplomática, la introdujoen las representaciones nobles de la Cr ist iandad , le procuró el móvilque le gustaba confesarse. N o es más razonable exclu ir lo que discut iral rapto de los esclavos y al trueque del oro el primer puesto en elorden de las duras realidades Véase la carta del 22 de octubrede 1443, del regente al infante: esta carta funda el primer monopol i o de la conquista "*.)
d) L a d e s em bo c a d u r a d e l Senegal . E n 1443-1444, último golpecontra el adversario: dos grandes etapas todavía llevaron a los hombres del príncipe E nr iqu e a la desembocadura del Senegal.
Y se establecieron al mismo tiempo las bases de una presenciaduradera. H e ahí A r g u i m 1443), el futuro gran centro de aprovisionamiento de oro que justificaría l a protección de un. casti llo empezado en 1461 l a i s la de C argas E n 1444, finalmente, un
fuego de arti f icio: Langarote en N a a r e T ider , Nuno Tristáo en ladesembocadura del Senegal, D i n i s Dias en cabo V erde. E n 1444, asi
mism o, la pr im era carga im portant e de esclavos negros.
'^Durante var ios añosj condenada por las nuevas compl ejid ades delrégimen de los vientos a marcar el paso,(la empresa africana vivióde la importación anual de los esclavos de Guinea A z u ra ra hadescrito con un poder excepcional de sugestión la llegada de todas las
9
cargas aL agos. E l 8 deagosto de1444, don E n r i que , acabal lo , v ig i -lalaa las operaciones P a r a él, 46almas deun lote total de230. Todala gama de lacosta saheliana, desde el beréber detez mate hasta el
de Din is Dias , explorando el cercano cabo dosM astos. Después,u l t i m a r egio en 1446,)Nu no Tr istáo, Estéváo A fonso y A l v a r o Fe r nandes recorrieron todavía flos doscient os ki lóinetr os quemedian
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negro bien caracterizado, <outros p a r d o s e outros negros e d is fo rmes . . .
que dan una imagen del hemisfer io deabajo». L legó el momentoen que sesepararon los amigos desus amigos, hombres ymujeres,padres ehijos. Cantos fúnebres selevantaban del triste rebaño. E nlo s rostros que habían adqu i r ido un color grisáceo, laexpresión deun último grado dedesesperación. Cada año yvarias veces al año, sedesarrollaba una escena análoga en la costa del Algarve . Si los morosse asimilaban m a l al igua l que loa esclavos cristianos no seincorporaban fácilmente al Magreb) , los negros superviv ientes del atrozdesgarramiento se in corporaban fácilmente a las escalas inferioresde la sociedad.(En aquellas tierras recién reconquistadas, la Penínsulaibérica tenía necesidad de hom bres. Desde la Peste Negra yel derrumbamiento de^mográfico de lasegunda mitad del s ig lo x iv , laEuropatranspirenaica ya no tenía excedentes) E l tributo pagado a la epidemia fuemás oneroso en labase que en lacúspide de lapirámidesocial. C E I recurso a los negros paganos, fácilm ente cristianizados,fue un remedio específicamente portugués a l a crisis demográfica delsiglo X V T eni endo en cuenta el coste de produ cción yde reproduccióndel hombre, laimportación deadultos en plena fuerza productoraconstituía la más ventajosa de todas las operaciones económicasconcebibles. ) L a necesidad imperiosa y cierta costumbre —a dq u i r i da
en el curso de los siglos decohabitación con el I s l a m— explicanel éxito deesta operación paradójica.( Sus consecuencias fueron do
bles. A corto plazo, laaptitud de los portugueses para la empresade laapertura del mundo tropical. A más largo plazo, el efectonegativo de un reforzamiento del pr e j u i c io latente con respecto altrabajo manual. Más que en nin guna otra parte, en el S u r de laPenínsula ibérica, los trabajos manuales estuvieron a cargo de esclavos. )
3. L A T E R C E R A E T A P A 1444-1475)
(E 1 cabo Verde fue alcanzado por D i n i s D i a s el mismo año (1444)jen ,que N u n o Tristáo había 'descubierto ladesembocadura del Sene-
gal,)el v erdadero R ío de Or o delos antiguos portul anos.( A este ritmo,la costa deÁfrica pronto sería recorrida.}a) La n t e r r u p c ión de med i a do s del s ig lo . Si n embargo, la ex
ploración marcó el r itmo}Algunos centenares dekilómetros, todo lomás, en los años que siguieron.{En 1444, el cabo Verde, l a is la de lasPa lm a s (Gorea). A l año siguiente, A l v a r o Fernandes confirmó el éxito
80
entre los dos cabos hermanos el cabo V erde y el cabo dos Mastos)y ladesembocadura del Ca m bi a y el cabo R ojo caboRoxo J desdedonde sedomina el profundo estuario de laCasamanza. (L uego u nlargo silencio dediez años.^Fue necesario esperar a1456 para quefueran señaladas presencias}apenas algimos kilómetros más al Su r ,en l azona más propiamente guinea de ladesembocadura común alos ríos Geba y Corubal . U na interrupción casi completa de1444a 1460, hasta el descubrimiento, a 800 kilómetros más al S u r , de la
costa J e Sérra L eoa (Sierra Leona)_ El comandante Texe i ra da M otaatribuye el mérito deeste descubrimiento aP e r o deSintra lomástarde en 1460). ,
b) ¿Por quéeste in te r va l o? P odemos buscar y encontrar mi lrazones a este largo intervalo. H u b o las competencias extranjeras y
sobre todo laconsolidación, laorganización del África del oro buscada y encontrada. L a base deA r g u i m y ladesembocadura del Senegal, el acceso di rect o al oro en polvo, los esclavos cómodamenteapresados debieron deser suf icientes a los apetitos en cierto modomodestos del P equeño Po r t u g a l , reducido dehecho al peq u eño A l garve (una provinc ia deu n poco más decincuenta m i l almas). P e r odas razones geográficas son las más i ndiscut ibles. A l Su r de los cabosVerde y dosM astos, un fenómeno l im i tado demonzón perturbaba
la circulación atmosférica) Durante los meses de verano, el continentesobrecalentado atrae sobre sí el a l i s io Su r que. empuja contra latierra labarra , sus pel igros, y empuja, con el v iento decostado,hacia el Este al fondo del golfo. fÍEl ver ano es favorable a la ida,el inv ierno al regreso con vientos que soplan de l Este yempujan maradentro. La V o l t a senci l la es necesario sustituir la por la V o l t a
completa o alterna.)
Esta h is tor ia difícil atrae lahipótesis. L os qu i nce añs que s i guieron al descubrimiento casi simultáneo del cabo Verde ydel cabodos M astos fueron los más oscuros de laexploración deÁfrica **^Poca suerte documental L a C r ón i c a do s fetos d a G ui ñése detieneen 1448. N o semidió bien, hasta mucho tiempo después, loque habíade aportar A z u r a r a el humanista, pese a lo que sehaya podido
decir sobre sus tendencias hagiográficas y su manía de proyectaren el pasado moti vacion es anacrónicas. A z u r a r a calló. Transcurrieronquince años antes dequ e sevolv iera aencontrar el h i l o deAr iana,infer ior , de lapr imera década deBarros. E n este hiato, el silenciode los archivos osus respuestas contradictorias; el t iempo para unaquerella dehistoriadores, qu e notiene cabida aquí
81
j 11 i l i | i ; i t i - se desarrol la entro los qutí aceptan este hiato comol i n i o lie \ i \ , o l a m a r c a de un e rdader o i n t e r v a l o , y qu e-
L a s Casas ^-^ ha conservado l a carta de una protesta castellana contra
u n modo bru ta l de afirmación del monopoli o portugués de jacto
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l l i i . ( i i i f r i el l o f l propósito del iberado, a políica d el Siguió,
(lo i i i i i i \ o lnr i tad <i- r .-coiulcr t- l gran proyecto, en cnrsf) de realización,l i l i \ iiijé l;i- Indias. .Má.- tarde ex| ilicaremos las razones denuestraeTreclún en invor i r la ¡irimcra iesis. |>ur otra parte matizada a laI n / , de la~ nílexiones (ton.-trucliva- de . lairtie (.urfesiio en el últimoe>ta( o de i i l i a l u i j o - . I'.n re>nni''n. el debate no debe hacer perder(le \ i si a li>e-eneial. a saber, la e\ tei>ón de las únicas certidumbres
tienen j i lear a i )n í . I'ned-'n r e~inni i>e así :
a i D r s f i n i . ^ t l i l ( l i S i i i l t r i n i i r n i i i . un /nTÍml o de expíolaci ñ. f.os
c'onlaetos seestrecha r o n . (Se (•on.»itn\ un mievo circuito der()rií, másforlci \ s elica/. que el \ ¡e¡u camino de caravanas que retroce<ióbajo tan Inerte (•orii()etei(:ia. lan cierto corno i { w ^ la ruta marítimade (Miinea no paliaba en realidad la c r is is del o r o . ' E n t r e las llegadasa las cosias^iej \ l f ;a i\ \ . \ l retroceso de las llegadas porel Magreb, el - aido no ilebió de < v x sino débilmente posit ivo. Pruebad el é\ ito | tortngués, las competencias extr anjeras y, en pr imer lugar,
la competencia tnás próxima, la de ( ias t i l la . Castel lanos, sobre todo,algunos genoveses. franceses e ingleses, seatropel laban en el caminoabierto donde los portugueses dominaban ampl iamente.
.Andalucía estaba demasiado cercana, era demasiado parecida, yen especial N ieb la \ l .Algarve. fiara que una y otra no fueran
arrastradas a los mismcjs caniino.s. Pero aquélla sin un E n r i q ue elN avegante. H ubo ante todo iin asunto de pe.scadores. A los pescadores de N iebla les gustaba este mar rico en peces —en razónde la corriente fría de las C a na r ia s— que separa el archipiélagocanar io amigo y la costa de la «Mar Pequeña» del Sur desérticode .M arruecos. Üe allí, .se puede .saludar con una m i ra da concupiscentea las barcas y las carabelas (jue salen del A l garve . Pr imer signo anivel (le los docnnientos de cancillería: la concesión del duque deVIedina Sidonia i N a l l a d o l i d . 8 de j u l i o de 1449) señor de San
lúcar de Harratneda, sobre los «mares y t ierras recién descubieríasdesde el cabo de \ >uer basta la alta' t ierra del cabo Bojador cont od i Ks sus estuar io-, entre ellos el l l amado "VTar P equeña", pesca,factorías... derechos \ , just ic ia y jurisdicción a l ta y
baja , a excepción de las minas de oro y deplata, todo en razón delo s .servicios | )restados v jior prestar a'."^. M . en la conquista de sustierras».
Texto revelador, te.xto prudente: (C a s t i l l a se abstenía de hacerirrupción en el dominio portugués al sur del Bojador. L a Atidalucíainarítiina, a través de su príncipe, pre[)araba una base de negociacióni | i i c le permit iera ' conservar los propileo- ( ianar ias-M ar í'e(]uet"ia.';
sobre el mar deGu ine a y sus r iqu ezas. E l texto de Las Casas muestraque {os portugueses no retrocedieron ante los procedimientos quevolverían a ut i l i zar , siglo y medio más tarde, los holandeses, para
l a salvaguardia de sus derechos de monopolio. Pero el monopoliode jacto no iba a tardar en convertirse en un monopolio déjure,
cuando fue d i f u nd ida la bu la Romanas Pontijex de Nicolás V (confecha del 8 de enero de 1455)E s t a bu la (reconocía de hecho aPortuga l lo que había sabido c on s t r u i r ' - ' a fuerza de puñíj) E s ta
victoria jurídica tuvo su precio; sería necesario Colón y la bulaInter Coetera (1493) para quefuera realmente puesta de nuevo sobreel tapete.
P Segunda certidumbre: l as di ji cult ades téni cas debidas a a
di jtqncia^añdixla. Más allá de cierto uiñEraI7" var ábre'"'segúií~ósperíodos, se puede a f i rmar que la d i f icu l tad crece según una progresión geométrica cuando la distancia crece según una progresión ar i t
mética. De 1445 a 1460, l a ley de la distancia añadida parece haberjugado más allá del muro de los 3000 k m . j Quince años para unacomprehensión empírica del régimen de los vientos y de las corr iente s '- ¡Quince años para aportar los últimos perfeccionamientos alutensi l io carabela y a su utilización en el contexto, una vez f ran
queado el a l is io , de los vientos, una vez más, al ternos
y) Tercera certi dum bre. E n el transcurso de estos quince años,l a empr esa se desvió. Reduzcamos, en efecto, a sus verdaderas propor-Clones la divergencia que subsiste todavía entre los partidar iosmás moderados de la tesis crítica que es paradójicamente un pocol a de una lectura casi i ngenu a de los textos, y la tesis tradic ional
de l a extrapolación en nombre del secreto Es asunto de cronologíay de acentuación. De 1441 a 1445, la I n d i a y la gran estrategiahabrían tomado el relevo de los esclavos y del oro. África, simpleparéntesis entre una empresa en prolongación de Reconquista y lagran cruzada p lanetar ia , l a de la búsqueda del preste J u an , la de uncontracerco del I s l a m . A part i r de 1455-1460, la búsqueda del presteJ u an africano en un pr in c ip io ,; las especias asiáticas después, apuntalaron progresivamente las dos realidades de los esclavos, clel oro,
luego de la malagueta. U na certidumbre no es suficiente, por ahora:África o r ienta l , luego A s i a , seper f i la ron insensiblemente en el hor i
zonte de un África s ingularmente más extendida hacia el Sur de loque se había creído en un pr inc ip io . ,
A l v a r o Fernandes había sobrepasado el cabo Verde en 1445 yalcanzó el misterioso cabo dos M astos identificado con el cabo Rojop or A r m a n d o Cortesáo E l mapa portugués anónimo de la B i b l i o-
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teca Este de Módena (alrededor de 1471) lo ind ica ya con su nombre,abo Vermelho. Diogo Gomes, en 1446, llegó un poco más lejos:
Te ixe i ra da M o ta identifi có el punto alcanzado con N i u m i , entre elrío Ca mb i a y el río do L ago. H e aquí, como pr imera advertencia,
archipiélago de Cabo Verde? Después de las C anar ias , M adera y lasAzores, las is las de Cabo Verde prolongaron en p lena zona tropical
apartadas en el espacio y desfasadas en el t iempo) el Mediterráneoatlántico. ¿Antes o después de la muerte del Navegante (el 13 de
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el incidente expli cado por A z u r a r a en el que la mejor parte de laexpedición N u n o Tristáo, en los parajes alcanzados por Gomes, sucumbió bajo los golpes de un puñado de guineos armados de flechasenvenenadas, prototipos, si queremos, en la h i s tor ia de los descubri
mientos, de los «indios flecheros» del arco cari be ant i l lano . L os cincosupervivientes trajeron, llevados por los vientos y las corrientes, hasta
l a a l tura de la costa de Sines, una carabela fantasma. L a desgraciaprueba
por lo menos un perfecto dominio de la Vol tac) U n f r i c a menos fái l E l mismo año, A l v a r o F ernandes
había alcanzado el río Casamanza. Tercer episodio, el incidente V a-larte amplió la lección de la expedición N u n o Tri stáo. E l asunto haexcitado l a imaginación de los histor iadores. A menudo se ha identif i
cado a Va la rte con Wo l l e r t ^ escandinavo atraído por el renombredel Navegante a Sagres, según la prudente lección de A zu ra ra ;
l l amado por el príncipe, supone sin prueba Sophus La rsen . Sea loque fuere, Va la rte -Wol le rt , con el grupo portugués que le acompañó,pagó con su v ida la brusca resistencia del medio guineo. (A medida
que nos alejamos del desierto, aparece un África negra central, másdensa, más numerosa, menos fácílT^ianresrstgncia~del^ dro~ámb teH ^
es el cuarto factor que nos ayuda a expl icar suficientemente la detención de la exploración.
Había ll egado el momento del comercio esto es, el tiempo deA r g u i m ;7 base ideal, (esta i s la costera estaba b ien provista de aguay al abrigo de cualquier ataque. E n A r g u i m j como demuestra RobertR i c a rd da compra del oro se hacía a base de hambels del N or te
de África en una posición de fuerza) A r g u i m fue la p r i me ra basecostera de una serie que comprendió L ua n d a y Mozambique, Goa, Diu,M acao, Itamaracá y Recife.
Ningún eslabón nuevo se f i l t ra a través de los textos que nos hanllegado antes de 1455-1456. Diogo Gomes, el capitán portugués anónimo , L u i s de Cadamosto y un genovés, a la a l tura de la desembocaduradel río Grande, l legaron a un centenar de kilómetros más lejos. E xiste
acuerdo sobre este punto por parte de los continuadores tardíos deA z u r a r a : Rui de P i n a , Duar te P acheco y naturalmente J oáo de Barros.
E r a también el período de explotación, no de exploración,)en el cursodel cual numerosos ita lianos se asociaron a la empresa: además deL u i s de Cadamosto, Usodimare y Da N o l i .
¿No fue acaso A n ton io da N o l i , con Diogo Gomes (un ita liano
asociado a un portugués), el descubridor de algunas de las is las del
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noviembre de 1460, en el cabo San Vicente) ? E l mejor especialista >de la conquista de Gu inea, Te ixe i ra da M o t a, d u d a : ¿1458, 1460,1462? Cadamosto era veneciano =; Antoniotto U sodimare, genovés;A n t o n i o da N o l i , genovés también, quien parece que frecuentó much (Sevi l la antes de pasar al servicio de P o r t uga l . E stos ita lianos deGenova y de Venecia fueron, más que navegantes, técnicos del capi
tal ismo. ¿Acaso I t a l i a no fue la suerte de P o r t uga l , como fue la de (
España? Tanto en la época de A r g u i m, como en la de Colón, encontramos, sol idar io en p rofundidad, a despecho de sus querel las desuperfic ie, el Extr emo-Occidente c r ist iano: de las Españas atlánticasa la I t a l i a del N or te, del Cantábrico a V enecia, pasando por las p r i v i
legiadas p rov inc ias del A l ga r ve y de N i ebla . Una cosa es c ie rta : poco
tiempo después de la toma por los portugueses de Alcácer-Seguer, ,en 1458 (prueba del renacimiento de la v ie ja tentación marroquí)P e r o de S i n t r a alcanzó, en 1460, la Sérra L eoa, punto máximo atest iguado de la exploración de las costas africanas^a finales de la v ida ,del príncipe E n r i q u e el Navegante.
viaje de Pero de S i n t r a podía marcar el in ic io de un nuevo 'salto hacia adelante. Más allá de S ie rra Leona, dos mi l kilómetros ,de costas abren las seducciones de nombres prometedores: la costa de
l a M a lagueta , l a costa de M a r f i l y l a costa de Oro. En Lagos no seignoraba su existencia. L a muerte de E n r i q u e el N avegante, sin embargo, desembocó en el intervalo de una sucesión difícil.(Del mismomodo, l a toma de Alcácer-Seguer señaló el intermedio de una aven
tura marroquí de diversión. También la gran expedición de noviembrede 1463, l lamada al fracaso, contra Tánger, lo cual no impidió queTánger cayera, lo mismo que A r z i l a , poco tiempo después 1471))
d) L os t nt eos de los añs 1460 y si gui entes U n largo periodode dudas institucionales de unos diez años inicióse a la muerte delN avegante, todo el ti empo preciso quizá para que fueran aportadas (la s soluciones técnicas imprescindibles para la marcha hacia adelante.
(De 1460 a 1469 asistimos a)l os esfuerzos de la Corona para reincor
porar al dominio el patr imonio del príncipe muerto sin descendencia. ;Período de confusión, pero que vio el logro de un hecho capital {l air reversib le desposesión del A l ga r v e en beneficio de L i sboa. Más alládel simple acontecimiento, la desposesión del patr imonio en provecho del D o m i n i o representó una transferencia geográfica: existíaen ello un cambio de dimensión. L a dirección de la empresa africana
sobrepasaba las posibilidades del A lgarve . E n marzo de 1462 y, sobre
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Lá
todo, el 4 de j u l i o de 1463, se puso de manifiesto el traslado de lafactoría del «Tr au to de A r gu im » desde L agos a L isboa.) Antes de
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tomar definitivamente el a sunto en sus man os, (la Corona intentó,de 1469 a 1474, una solución de arrendamiento que salvaguardara
los derechos del Domin io y l e ahorrara el cuidado de una adminis
tración para l a que tenía pocas aptitudes. Fem áo Gomes gran
burgués de L isboa, tomó el ar r i endo de 1469 a 1474, hasta l a instaura
ción del estri cto mon opoli o que dur ó de 1474 a 1549.J )
e) Gu i n ea . Se han podido reconstrui¿ **\ s a los relatos,
entre otros, de Cadamosto,. las etapas del difícil jal onami ento de lagran curva del golfo de Guinea. Si gui endo más allá de S ierra L eona,
después de l a mu erte del Na vegante (13 de novi embr e de 1460) hasta
finales de 1461, P er o de S in t ra reconoció la I lhota Selvagem (Dub l in
I s land de las Banana Islan ds)... y toda la parte de la o r i l l a que seextiende hasta Ma t a de Santa M ar ía, mu cho más allá del cabo doM onte hasta el centro de la costa de la M alagueta.)
Diogo A fon so (1461-1462) descubr ió las siete islas del cuartoNoroeste del archipiélago de C abo Verde, prueba de una libertad
bastante grande con respecto a las costas; y luego v i no u n períodomu y largo de detención.
( N a d a ocurrió antes del gran- salto hacia adelante de Soeiro daCosta, en 1470. L a actividad reemprendida a l a altura de 1470 corresponde tal vez a la toma en ar r iendo de la administración de la
conquista a f r i c a na por F emáo Gomes. H abi endo part ido del puntoextremo a lcanzado por P ero de S int ra, Soeiro da Costa, renovandolas gr andes hazañas del pasado, reconoció de una vez m i l kilómetrosde costas nuevas: la mi tad de l a costa de la M alagueta, toda lacosta de M a r f i l y u na par te de la costa de Or o, tan deseada, hasta
el cabo Das Tres Pontas.fEI mérito de terminar el reconocimiento dela costa de Or o pertenece, en el cu r so de la campaña 1471-1472—obsérvese la reanudación del r i tmo anual de las expedicion es—,a J oáo de Santarem y P ero E scobar o E scolar, a l a cabeza de dosveleros que l levaban a bordo los expertos pilotos M a r t i m E stevesy, sobre todo, al célebre algarvense Al var o E steves. A l p r inc ip io deesta campaña^ Santar em y E scobar alcanzaron el fondo de la actual
Chama Bay, en l a desembocadu ra del rí o de Sao J oáo, el lugar
llamado Sama, donde debía levantarse, once años más tarde, la famosafortaleza de L a M i n a (Después de haber pr ocedido en este fam osolugar a l pr imer trueque del oro —de donde deriva el n ombre de L aM i n a - , la expedición había seguido casi m i l kil ómetros más lejos,hasta el cabo Fo rm oso en el extremo occidental del gigantesco delta
del N iger . Después, dirigiéndose en línea recta hacia el S u r siguiendopor l a o r i l l a , la expedición alcanzó, en la línea del Ecuador, Sao
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Tomé (21 dédiciembre de1471), A no Bom (1 deenero de1472) ySanto Antáo,)llamado también, en honor del futuro J u an I I , laI lhado Pr inc ipe, or vez primera, a l realizarse este rodeo hasta A no Bom,se llegó al hemisferio Sur ) que contradijo la leyenda del mundo al
vincias vascas. Cada año, una expedición salía delas costas andaluzasy, cada añotambién, las fuentes portu guesas nos informan de losnavios y de los hombres que los convoyes portugueses traían prisioneros a L isboa. L a construcción del temido castil lo deSan J orge de
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revés. F ue probablemente en el curso de la campaña siguiente, en1472-1473, cuando tuvo lugar el descubrimiento del ma cizo y de lai s la deF emando P oo, o sea, un nuevo salto hacia adelante deunos400 kmhasta la inflexión del l i toral siguiendo una dir ección denuevo N orte-Sur.
L a localización dela costa deGabón y el segundo paso del E cuador, en una navegación a lo l argo de la costa del continente, se
realizaron t a l vez en el curso de los años 1473-1474. E l mérit o sedebe a L opo Gongalyes.
También en 1475, al término del contr ato deFernáo Gomes, R u iSequeira llegó hasta el cabo Santa Cata l ina a los 4 del a t i tud Su r .
l viaje ,de R u i Sequeira jalona el f inal de la tercera etapa.
4. L A C U A R T A E T A P A 11482-1499)
E s ta etapa comenzó con siete años deinactividad. E l t i empo parasolucionar un duro conflicto, para un cambio dereinado y para unainnpvación técnica.
y u a n I I subió al trono en 1481. Él era quien poseía, desde 1475,
la dirección efectiva deÁfrica, la preocupación de laruta de lasInd ias y deuna gran estrategia planetaria. E n 1475-1480, la guerrade la Beltraneja, en que A lfonso V jugóse la fusión Portugal -Cast i l lacontra la simbiosis mediterránea Ar agón-Cas till a, no era sino unpretexto. N i ebla sehabía resignado mal a las concesiones de1454.S i n duda, la An dalucía atlántica acusó el golpe del traslado, en1463, de lacapital de la empresa africana deL agos a L i sboa . DeL agos a Palos deM oguer eran posibles ciertas adaptaciones, condenadas ahora por la verdadera distancia entre L isboa y Sevi l l a . Sepuede arriesgar la hipótesis de algunas connivencias de vecindad entreel A lgarve destronado y descontento y sus vecinos del ríoT in to y delOdiel . De1454 a 1475, pese al acuerdo de los príncipes, algunosaventureros andaluces sehabían inf i l t rado si n duda más allá del cabo
Bojador (con más razón cuan do, en agosto de1475, la reina lesinvitó a ell o oficialm ente))* *.
D e todas las expediciones andaluzas en el sector de laGuinea,la más importante fue sin duda la quedirigió Car los deValera,en 1476 Debió deagrupar — l o queparece una exageración denuestras fuentes — de 25 a 30carabelas y tres naves de las pro-
L a M i n a iniciada en 1482 y terminada en un tiempo record de dosaños, era en cierto modo la consecuencia deesta amenaza. E n elconjunto, el intermedio fue bastante corto y las defenias p5¥Fuguesasse revelaron eficaces: una eficacia derivada esencialmente de lasdificultades de la navegación, del adiestramiento y del avance técnicode los portugueses. ( ' E I tratado deAlcagovas-Toledo (4 deseptiembre de1479-marzo de1480) confirmó por segunda vez, de u r e la
firmeza, de acto del monopolio portugués en la costa africana.l llegar a los años 1480, el esfuerzo sedesarrollaba sobre dos
planos: deu na parte, el desvío alrededor deL a M i n a del comerciodel oro.. A r g u i m apenas había in f lu ido en el tráfico sahariano; LáM i n a lodesmanteló. E l Áfri ca negra fuedefinitivamente arrancadaal Magreb y basculó sin retomo sobre el O céano)
L a búsqueda apasionada, por otra parte, del paso y la puesta apunto, de1487-1488 a 1497, de la doble V o l t a da fe deun cona-rimi°ntn perfpfítft de n ^ rnmVntes y de los vientos. Supone una exploración minuciosa decuatro mil kilómetros decostas y por lotantoun a práctica excelente de la más difícil de las n avegaciones, lanavegación a l a bolina, eventualmente contra vientos y corrientes.
P roporcionan una fuente arqu eológica irrefutable los famosos
padróes mojones esculpidos que llevan una inscripción precisa y quejalonan laruta F ue una innovación deJ u an I I , desde 1482, quesustituyó por estos hitos depiedra a pr ueba del tiempo, las cruces demadera que el cl ima tropical no ha respetado. Sehan encontradoonce pad róes desde la desembocadur a del C ongo a la costa deM o m -basa, seis al Oeste hasta el cabo deBuena E speranza.
J u an I I subió al trono el 28 deagosto de1481 D iogo Caoabandonó el T aj o, por vez primera, en la primavera de1482 con unaf lo t i l l a devarias carabelas. L a expedición hizo escala, en adelanteobligatoriamente, en L aM i n a . E l primer viaje de Cao lecondujohasta el segundo pad ráo el de S an Agostinho, en el cabo L oboa 13° 25 ' delati tud S u r : primer encuentro, pues, con labrillantecivilización del potente imper io del C ongo
l segundo viaje empezó — l a s opiniones son diversas— en abri lde 1484 o a finales del verano de1485 : al principio, misma ruta,con escala en L a M i n a ; después una rápida incursión en la desembocadura del ríoZaire (Congo) ; luego un descenso mucho más profundo, hasta el 21° 47' S ur , donde Ca o plantó el cuarto pad ráo conun a punta extrema hasta 22° 10'. Sin duda, al cabo desus fuerzas y
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temiendo quede fa l ta ran los víveres -, Diogo Cao regresó por elmismo camino
a) M ás al lá de A f r i c a . T odo estaba prepar ado para dar el salt o,
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real izar la unión marítima directa entre las dos humanidades importantes, en l os dos extremos eura siáticos. E n el cur so de los años1487-1488 se puso todo en ju ego. Áfr ica, esta vez, estaba rebasad apor completo. E l prob lema era A s i M ientras que el encargo delocal izar el paso entre el Atlántico y el índico se confiaba a Barto-lomeu Dias, una misión de información confióse a Afonso de Pa ivay a P ero da Covilhá •• (sin hablar del mensaje bastante mist eri oso
confiado a un tal L ucas, abisinio, cuvo recuerdo ha conserva do J oáode Barros)
-Afonso de P a iva , na tura l de Gástelo Branco, pertenecía a unafami l i a de origen canario. P ero Da Covilhá, el gran hombre de laembajada, había pasado su juventud en Sev i l l a , conocía Europa yel mundo musulmán, gr acias a múlti ples estancias en los f o n d u k s delM agreb, una escuela perfecta. Sa l ie ron de Santarem el 7 de mayode 1487, bien provistos de oro y de instrucciones. L uego siguieronL isboa, V alencia, Barcelona, Ñapóles, la is la de Rodas, Alejandría,
Ca i ro , Suez, el mar Rojo y Aden por Suaquem. E n Aden mientrasque Pa iva tomó la ruta de A b i s in i a , Covilhá llegó a la I nd i a paraja lonar l as rutas mar ítimas de los comerciant es árabes. Covilhá tocóCananor, Cal icut, Goa, con regreso por Ormuz. A f inales de 1490 o
principios de 1491, estaba de nuevo en E l Cairo. Fue el pr imer portugués que llegó a l a I ndia , el pr imer europeo que pisó So fa la . E n
C a i r o se enteró, por dos judíos sefarditas, de la muerte de P a iva.L o que P a i va no pudo rea l i za r , l o lograr ía Covilhá. L legó a Etiopíaj io r Ormuz, donde se estableció y murió.
A Bartolomeu D ias le correspondió el descubrimi ento de la rutamarítima directa para l legar a Cal icut, cuyos méritos serían cantados por l os infor mes de P ero da Covilhá.
Disponía de tres navios: dos car abela s de 50 tonelada s cada una ,el 5. C ri slóváo y el S. P a n t a l e a o y sobre todo, nótese la innovacióndebida a la mayor distancia, un navio destinado a avitual lamiento.L as fuentes diver gen li geram ente cuando se trata de f i j a r l a fechaexacta de la partida. L o más ra zona ble consiste en atenerse a la s
indicaciones de Duarte P acheco y situar l a sa l ida del estuario delT a j o a fines de j u l i o o a pr incipios de agosto de 1487. A finalesde noviembre o a pr incipios de diciembre de 1487, D ias franqueóel 23° lat itud S ur , punto último del segundo viaj e de Cao. L a subida,con el viento a l i s io de frente, se hacía cada vez más difícil.
-A l a a l tura del 27°-28° lat itud S u r , en e n e r o a n t e el m ur oal is io, intentó el primer tanteo, aún tímido, de la doble V o l t a Dias
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huyó perpendicularmente de la costa, con el viento de babor hastaST^-SS" la t i tud Sur para alcanzar el contraf lujo de . las latit udesinedias. E s ta man iobra , de un extr aordi nar io atrevir niento, parece im pl icar , si fue consciente la noción de una simetría inversa del
de la maniobra embozada por Bartolomeu D ias . Después de diez milkilómetros en alta mar de' navegación d ir ig ida, con el viento debabor, y después con el viento de popa, y del lado de popa, la a r m a d a
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régimen de los vientos y de las corrientes en el hemisferio Sur y enel hemisferio Nort e. A l mismo tiempo, Bar tolomeu Di as dobló desde"muy l ejos y. sin verl o el cabo de Buena E speranza, o de las Tor mentas,reconocido a L .regreso, y volvió a encontrar la costa snr de Áfricamás de 500 jan más allá del cabo, en el río das Vacas (fines de enero,pr inc ip ios de febrero de 1488). A l precio de inau ditas difi cultades,D ias Uegó.hasta el río do Infante (fines de febrero, primeros de marzode 1488). Llegó tan lejos como sus fuerzas le permitieron, lo bastante para ver,cómo la costa in ic ia un movimierito de huida haciael nordeste. .
U n regreso difícil hasta el cabo de Buena E sper anza ; en el cursodel mismo./Dias clavó sus pa dr áos (el 12 de marzo y el 5 de juniode 1488). Más allá, con el alisio en la espalda, Dias efectuó l a V o t a
N or te clásica, .un viaje sin historia que acabó en el estuario del T ajoen diciembre de 1488.
b) D e A f r i c a a l océno ín d ico. asco d a C a m a . Ocho años ymedio tr anscur ri eron entre el retorno de Dia s y la sali da de Vasco daGama (diciem bre de 1488-8 de ju l io de 1497). E r a necesario] en real idad , digerir una enorme información, la reunida por Pero da Covilhá N o estuvo casi dis poni ble antes de 1491-1492. E n t r e los dosviajes, recordemos l a sorpr esa del éxito de Colón y el difícil yfructuoso arreglo de T ordesi ll as 1494). E s ta larga espera, conscientesi n duda de la gravedad de la apuesta, y lá mediocridad, una vez más,de las fuentes, explican l a'per pl eji dad de los histori adores. L a muertede J u an I I , e l príncipe perfecto, y el adveniniiento, en 1495, deMan u e l I el Afortunado constituyen tal vez la .explicación más senc i l l a y, a fin de cuentas, la mejor de esta dilatada espera"".
P r im era .sorpresa, ninguna carabela: cuatro naves pequeñas yrobustas *® Ya no se trata, pues, de un viaje experimental . L as proporciones de la expedición lo demuestran) Agrupaba el S . Gab r i e l
bajo el mando de Vasco da Gama, el S . Ra f ae l con Paulo da Gama,el ér i o con N icola u Coelho, y una carabela de avitual lamiento como
en la misión Bartolomeu D ias . E n total, incluidos pi lotos, marinos y
soldados, 150 hombres.í S ali eron de Li sboa el 8 de jul io de 1497, hi cieron escala en la
i s la Santiago del archipiélago de Cab o Ver de el 3 de agosto. DesdeSantiago hasta la a l tura de S ie r ra Leona, la navegación Noroeste-Sudeste transcurrió más o menos par al ela a la costa. E ntonces comenzó la enorme V o l t a a través del Océano, multiplicación por veinte
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tpcó la costa de Á frica, mas o menos en el 31° la t i tud S u r . Se intuyól a t ierra el 1 de noviembre fue vista el día 4^ el 8 de noviembre, laescuadri l la echó el ancla en la Bahía de Santa E lena . E n San ta E lenase procedió a una medida de la t i tud en tierra,*^' realizada a un gradopoco más o menos. Desde Santa E len a.d io comienzo una navegacióndifícil en bordadas, a contraalisio, hasta el cabo de Buena E speranza;después, una navegación fácil, con el viento de popa y del lado de
popa. Con ello se abrieron casi cuatro mil ki lómetros
de costas nuevaspara l a navegación europea. E l 25 de dici embre de 1497, la escuadrase encontraba a la -altura de N a t a l ; el 10 de enero de 1498, en T err ade B oa Gent e; el 25 de enero en río dos B ons S ina is , o sea, uno delos brazos del Zambeze. en el 18° la t i tud Sur . Gama recobró aliento,efectuó cerca def Zambeze su primera escala larga, del 25 de eneroal 24 de febrero de 1498. H echo si gnif icat ivo, si n embargo, de suapresuramiento por alcanzar la meta, Vasco da Gama recorrió sindetenerse l a costa de S ofal a, acerca de la cual no estaba falt o deinformaciones gracias a Covilhá.
río dos Bons Sinais marcó un hito importante. Más allá delZambeze, en efecto, la escuadra portuguesa entró, en competencia,en el campo de las navegaciones árabes regulares. E n M ozambiqueel 22 de mar zo, y en M ombas a el 7 de a b r i l , chocó con l a hosti l idadde la parte musulmana de la población.) E n M elin de, por el cont rar io , la acogida fue favorabl e. E l potentado l ocal proporcionó aVasco da Gama el piloto que, en la ruta tr adicional de la navegaciónárabe, condujo a la pequeña escuadra, sin pérdida de tiempo, hastaCal icut , donde echó el ancl a el 20 de mayo de 1498 ¿ E s necesarioidentificar al pil oto (el M alem o Can aqua... pil oto astrólogo), como
ha, hecho Gabr ie l Ferrand con I bn M adj id ? Fuese lo que fuere, elcontacto entre la ciencia náutica tradicional de los navegantes árabesdel océano índico y la ciencia náutica portuguesa debía revelarseextraordinariamente fructífero: fue la clave de una auténtica mutación. E n Ca l icut , una sorpresa esperaba a Vasco da G am a: el encuentro de un moro de Túnez que hablaba perfectamente castellanoy genovés. E ncuen tr o ll eno de significación, testimonio de la super
posición de dos sistemas de comunicaciones, ya desde el instante enque se entró en competencia.
T r e s meses transcurrieron en Ca l icut , del 20 de mayo al 29 deagosto de 1498: Vasco y sus compañeros se vieron expuestos allía la s peores emboscadas levanta das en su camin o por los mer cenariosmoros, que medían el peligro para ellos y que, sin duda, sobreesti-
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maban Decidido el regreso, el 29 deagosto levaron anclas. Se
procedería a l a reparación de los cascos en la i s la deAngediva. M i les
de contratiempos esperaban a los cristianos. Pero lahab i l idad y la
suerte estaban de su parte. E jempl o signi ficati vo: aquel judío polaco,
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nacido en Alejandría, encargado deuna misión deespionaje por los
musulmanes, h ábilmente desenma scarado, cambi ó sin escrúpulos decampo, ydemostró, con el tiempo, haber sido un precioso informador.
í la In d i a a la costa deAfr ica 5 deoctubre de1948-2 deenerode 1499), en el camin o deregreso, deAngediva a la ciudad del príncipe M ogadoxo, osea un poco al N or te de laacogedora M elinde,
debido a la fa l ta deexperiencia y deayuda de un pi loto adiestrado,
l a navegación sehizo lenta, peligrosa y dif íci l F ueron necesariosalgunos años para quefuese asimilada toda la lección del régimen del os monzones, tras el perfecto dom in io de los empi ri smos secularesde los pil otos árabes.'
E l 7de-enero estaban en M el inde, el 11pasaban a la a l tura de
M ombasa. E n t re el 13 y el 17 seredujo voluntariamente el volumende l a expedición ) por fa l ta detripulación para cuatro navios, una dela s naves fuequemada. Se plantó un pad ráo en M ozambique, ^1 20
de marzo de1499; franqueado el cabo deBuena E speranza, todo sevolvió relativamente fácil, a pesar del desgaste, el cansancio, ladistancia .^
A l pr inc ip io senavegaba la V o l t a a través del hemisferio Sur
aprovechando al máximo la ayuda del alis io. E l 10 dej u l i o de1499
N ic olau Coelho, primero enllegar, dio labuena noticia. Vasco daGama, obligado por la enfermedad y la muerte de su padre ahaceru n a escala en las Az ores, noalcanzó el T a j o hasta f ines deagosto.F u e necesari o pagar lacuenta deeste enorme esfuerzo. E l precioresultó elevado: la pérdida de dos nav ios sobre cuat ro; 80hombresde los 150enrolados.
;'' Se volvía una página en la historia de los hombres. A part ir do
l a primera unión directa L isboa-Cali cut, seinició definitivamente un
proceso irreversible.
Sobre el Af r ica del oro de la mal agueta y de las especias pobres,se injertó laposibilidad deuna unión directa con la I n d i a , el Asia
numerosa y las tradicionales especias.
E l esfuerzo portugués desembocó naturalmente en el éxito alcan
zado por Vasco da Gama y en l a construcción de la In d i a portuguesa.L levaba igualmente en sí, casi tan lógicamente, losmedios de la
unión por el Oeste: o sea Cristóbal ColónN,
9 6
N O T A S D E L C A P I T U L O III
1. E. C A R P E N T I E R La P este Noire..., A n n a l e s ES.C 1962 núm. 6 [336],
mapa pág. 1070.
2. J . T i T O w Evidence of weather, Th e E c o n o m i c H i s t or y Review 1960 [395],
páginas 360-407, citado por E. C A R P E N T I E R [336], pág. 1075.
3. E. L E R OY L A D U R I E , R. H. 1961 núm. 1 [384] pág. 9.
4. Cf. másarriba, pág. 13.
5. E. C A R P E N T I E R Orv i eto [335], págs. 116-117.
6. J .H E E R S Genes [293], págs. 487 y ss.
7. Y. R E N O Ü A R D Homm es d a f f a i r es [398], págs. 35 y ss.
8. J .H E E R S Genes [293], pág. 487.
9. P.C H A U N U Séi l l e , t.V I I I [313], págs. 61 y ss.
10. Cf. másarriba, págs. 13-14.
11. Cf.«Nueva C lío», vol. 26 b i s II parte, capitulo I § 5.
12. V. M.G O D I N H O E c o n o m i a [137], pág. 28.
13. R. K o N E T Z K E , El Imper i o españl [451 bis] 1946 y C. F E R N Á N D E ZD U R O [122].
14. V. M.G O D I N H O E c o n o m i a [137], pág. 29.
15. V. M. G O D I N H O [137] pág. 29.
16. [137], i b íd ., pág. 29.
17. [137], i b íd., pág. 30.
18. [137], i b íd ., pág. 31.
19. P.C H A U N U Sé i l l e et r A t l a n t i q u e [313], t.VI H , págs. 180 y ss.; y P.
C H A U N U «Nueva C lío», 26 b i s II parte, capítulo primero.
20. Cf. másabajo, II parte, capítulo II 3 3 pág. 222.
21. Cf. P.C H A U N U «Nueva Clío», voL 26 b is II parte, capítulo 11.
22. Cf. P.C H A U N U «Nueva Clío», vol. núm. 26 b is II parte, capítulo primero.
23. F.B R A U D E L La M é i t e r r a né [363], pág. 364 y [364].
24. F. B R A U D E L i b íd ., págs. 364-365, y V. M. G O D I N H O O «Mediterráneo»
saarino e ascaravanas doOuro, R. H. de Sa o P a u l o , 1955-1956 [134].
25. F.B R A U D E L M é i t e r r a né [363], pág. 365 y [364].
26. R .R I C A R D Ét u d e s p o r t u g a i s e s, M a r o c [53], pág. 100.
27. Y .R E N O Ü A R D Homm es d a f f a i r e s [398], págs. 40-41. «El volumen detalesintercambios oeste-este) fuecreciendo de año en año. Ahora bien, el valor
de losproductos delujo importados deOr iente sobrepasaba manifiesta-
mente el de lospaños queOccidente exportaba encontrapartida. Y la
97
venta de losesclavos disminuyó acausa de laexpansión del cristianismo
y de las ideas cristianas, así como por el hecho de laCruzada que desacon
sejaba reconstruir el ejército del adversario. Si el Occidente desprovisto
cap. III, i, § 2, pág. 253. Heaquí lo que se da por cierto, tal como
se deduce de un siglo detrabajos. Haremos un rápido bosquejo de su
historia, en lasegunda parte, cap. III, 3, § 3. pág. 267.
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de oro... podía hacer sus compras costosas, sedebe a que seprocuraba, desde
mediados del siglo xii, por ,lo menos unacantidad bastante grande de
metal precioso en lospuestos deÁfrica del Norte. Fue ésta una de las
grandes novedades del periodo deexpansión del Occidente cuya vigencia
perduró en iossiglos xil y xill...»
28. C H . - E . D i F d L R C Q [4451, págs. gS- W.
29. V. M. C o n i X H f i Or pniire. 1958 11351, págs. .ÍT .m30. V. Vt. G d D i N H O 11341. R. H. Sñ l a i i l o . núm. 24.
31. V. .\1. G o n i N H d , Or pn i r re 11351, páys. 35-.S6.
32. V. M .G O D I N H O i h i d . | 135| . págs. 4-.5.
33. V. \ I . G O D I N H O Md . | 135| , páss. 70-71.
34. E .C A R P K M I E R . Ar n„es E.S.C, 1%2. núnu 6 \ :m \ . pájis. 107().I()7I .
35. V. M .G o D l M I o , Dr. pu i r re pá . 7. 0.
36. E . J .H A M I I . T O N . L tM. l .íi l l |3I7| . pA>:s. I.ift.l.C.
37. E . J .H A M I L T O N | SI71. pac l.Sf..
2 dirien.hre 1377-28 n.ar/.o l. KI 12,78/1
29 m a r z o 138(1-28 diri^nibr.- 1.5H(l 8,49/1
29 dic iembre 138(1-6 a g o s t i . 1383 8,09/1
8 mayo 1385-9 junio 1386 3,69/1
10 junio 1386 7,39/1
10 mayo 1428-1 .liriembre 1429 5,84/1
septiembre 1431 6,37/1
19 noviembre 1481-23 enero 1484 10,13/124 enero 1484-16 enero 1486 10,35/1
17 enero 1486-31 enero 1487 10,57/1
1 febrero 1487 10,93/1
38 E . J .H A M I L T O N i b i d . [317], págs. 17-18.
39. ID., b i d . [317], pág. 81.
40 ID., h i d . [317], págs. 59-60
41. ID., bíd . [317], pág. 74.
42. E. J .H A M I L T O N , 1351-1500 [317], págs. 101-102. La caída de los precios
nominales fue mássensible todavía en Aragón: 98,4(1381-1385); 104,7
1405-1408); 125,4 (1411-1415). 77,7, 84,4, 78,5 (1486-1490, 1491-1495,
1496-1500). Estuvo parcialmente disimulada, por el contrario, en Navarra
(i bíd., págs. 162-163), en laprimera mitad del siglo xv, por laamplitud
excepcional de lasdevaluaciones. En uno y otro caso, por el contrario,
el alza de lossalarios seañadió a lasdificultades de laeconomía. Esta
alza relativa puede que nofuese sino un mínimo descen.so por relación al
derrumbamiento de los precios. Nohubo alza absoluta en Navarra,
aparente estabilidad en Aragón, pero encarecimiento, a veces, de la
mano deobra. Lacaída de lapoblación fue lacausa.
43. E. J .H A M I L T O N , 1351-1500 [317], pág. 59.
44. ID., b i d . [317], pág. 105.
45. ID., bíd . [317], pág. 162.
U> . Por lo quetodavía esobjeto dediscusiones, cf. másabajo, II parte.
08
47 P.C H A U N U Séil le [313], t. VIH ', pág. 77; DE LA R O N C I E R E I [124];
F . P É R E Z E M B I D , Descubr i m ientos [148], pág. 69.
48 F . P É R E Z E M B I D Descubr imi entos [148], pá ^58.
49. A N T O N I O B A I Á O , E xpa nsáo portuguesa [114], I, pág. 270.
50 P.C H A U N U Séül e [313], VIII', pág. 444.
51. Por el inglés Machim, D A M I Á O P E R E S , Descobr imentos [147]; D U A R T E
L E I T E Hi stor ia dos escobri mentos [141], I, pág. 274, noestá deacuerdo
con ello.52 B A I Á O , Ex pan sáo [114], I, pág. 291.
53. I b i d . [114], I, pág. 292.
54 [114], ib íd.
55. En Séil le et A t lant ique [312], [313].
56. B A I Á O , Ex pansáo [114], I, pág. 275.
57. [114], i b i d . , pág. 275.
58. F .P É R E Z E M B I D , Descubr i m ientos [148], págs. 137 y ss.
59. B A I Á O , E xpa nsáo [114], pág. 297, artículo de J O R D Á O DE F R E I T A S , y
P . C H A U N U Séil le, t. VIH', pág. 449[313].
60 B A I Á O , Ex pan sáo [114], I, pág. 280.
61. D A M I Á O P E R E S , S descobr i mentos [148].
62 E. J .H A M I L T O N 1351-1500 [317].
63. P.C H A U N U Séil le [313], t. VHI', pág. 449.
64. C H . - E . D U F O U R C Q [445], págs. 543 y ss.
65. Relato en D A M I Á O P E R E S , H i s tor i a [96], III, págs. 385 y ss., por D A V I D
L O P E S ; B A I Á O , E xpa nsáo [114], pág. 58.
66. M A N U E L N U Ñ E S D Í A S , capi ta l i smo [146], I, págs. 57 y ss.
67. [146], ib íd. , pág. 58.
68. V i c E N S V I V E S , H i s tor i a , II [97], pág. 9.
69. C H . . E . D U F O U R C Q [445], págs. 397-400.
70 V. M.G o o i . N H O , Hi stori a económica [129], pág. 35; A ex pan sáo [127],
pág. 63; Documentos [47], pág. 54, según M. N U Ñ E S D Í A S , capi ta l i smo
[146], pág. 65.
71. M.N U Ñ E S D Í A S , capi ta l i smo [146], pág. 66.
72. A. B A I Á O , E xpa nsáo, I [114], pág. 121, por D A M I . Á O P E R E S ; y V. M.
G O D I N H O Economia [137], pág. 109.
73. B A I Á O , E xpansáo, I [114], pág. 131.
74 Cf. más abajo, II parte, cap. II , 3, pág. 216.
75. B A I Á O , Ex pan sáo [114], pág. 133.
76. V. M. G O D I N H O [129], 1947, L
77 V. M.G O D I N H O Economía [137], pág. 121.
78 A.R u M E U DE A R M A S Españ en el Afri ca A tlántica [148 bis] pág. 124;
y P É R E Z E M B I D , Descubr i m ientos [148].
79 Laobra deD U A R T E L E I T E parece definitiva sobre este punto; artículos
rep ro duc ido s en H i stor ia dos Descobri mentos [141], I, págs. 29-266. Vi
gorosa puesta apunto en V. M. G O D I N H O en especial, Economia [137 .
80 Cf. más abajo, pág. 282.
99
81. Seguir el relato en B A I Á O , Exp an sáo [114], I, de V E I G A S I M S E S , pá-
i ginas 311-355.
82. V. M. G O D I N H O , Economia [137], pág. 95.
8 3 . D.P E R E S , D e s co b r i m e n t o s [147]. J . C O R T E S Á O , cf. preferentemente Des
c o b r i m e n t o s [126], que da el último estado de sus ideas.
f u n d o m a i s que uma b r a g a . As corr entes sao a m a n h a s qu e n a v i o que l á
passe a m á s n u n c a p o d er á t o r n a r .
_ 100. A Z U R A R A [20, 21, 22], ib íd . capítulo 8.
101. C itado porJ A I M E C O R T E S Á O [126], pág. 284.
102. Por ca u s a d a m a m u i g r a n d e r e st i n g a de p e d r a que dele sai ao m a r m a i s
d e q u a t r o ou c i n c o l e g u a s na q u a l se já p e r d e r a m a l g u n s n a v i o s por
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84 . G A G O C O U T I N H O , A náut i ca [213].
8 5 . Cf. 11 parte, págs. 202, 212.86 . J / I M E C O R T E S ÁO , D escobri mentos [126], I, pág. 228.
8 7 . Ib íd. pág. 227.8 8 . Ib íd. pág. 232.
8 9. V .M . G O D I N H O d iscu te este punto devista, en nombre deuna soluciónde continuidad en el tiempo. Lostrabajos deA L P H O N S E D U P R O N T [266],
[269], actualmente, hablan en favor de la larga duración de losmotivosde este tipo.
9 0. En reconciliación de lospuntos devista un poco divergentes de J .C O R
T E S Á O y V. ¡VI. G O D I N H O [126], [137].
9 1. D A M I Á O P E R E S , D escobri mentos [147], págs. 56 y ss.; J A I M E C O R T E S Á O ,
D e s c o b r i m e n t o s [126], pág.232; cf. P .C H A U N U , «Nueva Clío» [26 bis]
I parte, capítulo III .
92 . Cf.más arriba, págs. 63 y 65.9 3. A Z U R A R A , C r ó n i c a d os Feitos d a Gu iñé [20, 21, 22], cap. 79, según J .
C O R T E S Á O [126], I, pág. 234.
94 . F . P É R E Z E M B I D , Descubrimientos [148], pág. 129.
9 5 . Esto da en parte razón a lascríticas, por lo demás fáciles, deD U A R T E
L E I T E sobre la poca rentabilidad de las empresas paraestatales del Na
vegante.
9 6 . Lafecha de1427 sesabe gracias a un descubrimiento deD A M I Á O P E R E S ,
u n a apostilla de la mano del judío mallorquín Gabriel deVallseca:Aqües t e s Ul es oren t r o b a d e s per Diego de S i l v e s pelot del Rei de Por-
t o g a l l en V a n y M C C C X X V I I . Según J .C O R T E S Á O [126], I, pág. 235.9 7 . Loque noimplica en modo alguno cf.más abajo, pág. 215) una adhesión
po r nuestra parte a latesis deJ A I M E C O R T E S Á O que quería que laprácticade establecer lasituación fuera corriente, en el mar, ya apartir deestaépoca I, pág. 268). Nodesechemos lasposibilidades ofrecidas por labrújula y unaestima hábil. Com o S. E . MoRisoN haexpuesto, losmarinosd el siglo XV supieron sacar de laestima más de loque nosotros sabríamoshacer.
9 8 . C H . - E . D U F O U R C Q [445], págs. 144 y ss.: «...E xistía aún en lasegundamitad del siglo xi, cerca de la puerta occidental deTIemcen, algunossantuarios donde continuaba celebrándose el culto cristiano ...en el siglo xi l,los últimos elementos cristianos de la región deT Iemcen habían desaparecido...»
99 . A Z U R A R A , Crónica [20, 21, 22], cap. B, citado por J . C O R T E S Á O [126],
pág. 282, ha conservado el recuerdo del temor de losmarinos: ... que
despois deste cabo na o há ai gente nem p o v oa qáo a l g u m a ; a tér a nao
émenos a r e o sa qu e os desert as da L i b i a onde n a o háa g u a nem á v o r e
n em erva verde; o m a r étáo ba i x o qu e o u m a l e g u a de tér a n a o há de
100
m a u a v i s o .
103. Lacorriente fría de las Canarias carga constantemente el horizonte con
u n velo debruma.
104. Cf.más arriba, págs. 64-65.
105. Según J . C O R T E S Á O [126], pág. 284. ,
106. [126], i b i d . pág. 284: O D es co b r i m e n t o i n i c i o u se sob o signo da C i e n c i a . . .
y más lejos recuerda el fragmento deun a carta dededicatoria deE nrique
en 1431... desejan do bem o a c r e sc e n t a m e n l o destos r e i n o s e sp e c i a l em e n t e
e m s a b e d o r i a donde todo o bem nasce.
107. A Z U R A R A , C r ó n i c a dos Feitos da G u i ñ e [20, 21, 22], según J A I M E C O R
T E S Á O [126], I , pág. 285.
108. Nosparece justo añadir a lashipótesis deJ . C O R T E S Á O y de D.P E R E S
la s dificultades del financiamiento de unaempresa sin ninguna rentabilidad inmediata, en tanto transcurría a lo largo del interminable de
sierto.
109. Cf. másabajo, 256.
110. E l relato deA Z U R A R A es de unaprecisión densa y trágica. E l intérpretemoro ya no eraentendido. E stamos en el limite norte del mundo negro.Entre losprisioneros, un noble bilin güe, Adahú .
111. Otr o em pó.
112. J .C O R T E S Á O , D e s co b r i m e n t o s [126], I, pág. 287.C oncede perdón e indul
gencia plenaria «a loscristianos que, bajo el estandarte de laorden de
Cristo, servirían en esta nueva empresa contra losmoros».
113. En Lisboa y, en el sur, el Algarve. Sepuede, para el siglo xvi, evaluar en
la décima parte de la población total esta inmigración acumulada. La
población portuguesa, todavía hoy, lleva lamarca antropológica deestalarga infiltración.
114. V. M. G O D I N H O , Or p o i v r e [135], págs. 126 y ss., y P.C H A U M , «NuevaClío», vol. 26 bis I parte, cap. III .
115. I bíd. Enrique recibió el monopolio de lasnavegaciones, del comercio yde laconquista en lascostas africanas más allá del cabo Bojador —aquelfi n del mundo— y el quinto y el décimo de lo que susnavios, o de los
navios cuya salida hubiera autori zado, encontrasen.
116. Una de las sorpresas del año 1443 —encontramos el eco deello en el
primer viaje deC olón, cin cuenta años más tarde, cf.más abajo, pág. 124—,
los hombres desnudos. Y bajo lapluma deA Z U R A R A : en este desert o a n d a m
a l g u n s homens se.lv agens e ñs qu e se m an tém de g a z e l a s qu e o m a m enl a g o s . . . la primera conexión quedebía de tomar arraigo, entre salvajey desnudez.
117. C apítulos XX I V y XXV , según J .C O R T E S Á O [126], l pág. 289.118. Cf. másabajo, págs. 167 y ss.
119. J .C O R T E S Á O , D e s c o b r i m e n t o s [126], pág. 344.
l O l
120. Cf.más abajo, págs. 247 y ss.121. Cf.más abajo, págs. 247 y ss.
122. J .C O R T E S Á O D e s c o b r i m e n t o s [126], I, cap. VIII.
123. F.P É R E Z E M B I D D e s c u b r i m i e n t o s [148], págs. 155-158.
137. J .C O R T E S Á O D e s c o b r i m e n t o s [125], I, págs. 407 y ss., y M.NufÍES D Í A S
C a p i t a l i s m o [146], I, págs. 361-391.
138. J .C O R T E S Á O D e s c o b r i m e n t o s [126], I, pág. 408.139. IVÍ. N U Ñ E S D Í A S C a p i t a l i s m o [146], I, págs. 391-403.
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124. C O D O I N , X X X V I [60], pág. 499, según F. P É R E Z E M B I D [148], pág. 156.
125. L A S C A S A S H i s t o r i a [67], [8], carta deJ u an II deCastilla a Alfonso Vde Portugal, desde Valladolid, 10abril de 1454, según F. P É R E Z E M B I D
[148], pág. 157: «...Viniendo algunas carabelas dealgunos denuestros
subditos, regnícolas y naturales denuestras ciudades deSevilla y Cádiz,
co n suscargas de la tierra llamada Guinea, que esnuestra por derecho
de conquista, y llegando cerca denuestra ciudad deCádiz, a una legua,
en nuestras aguas territori ales denuestra jurisdicción fueron el objetode unataque deFalencia, nuestro capitán, a la cabeza de una escua
drilla, que se apoderó a la fuerza de una de nuestras carabelas con
nuestros vasallos, subditos y naturales que enella venían y con lasmer
cancías y objetos que transportaba, y fueron conducidos avuestros reinos.
E n Portugal, losbienes fueron confiscados, losmarinos castellanos, rete
nidos pri sioner os, mientr as que un mer cader genovés que residía en Sevilla
y quenavegaba a bordo de lacarabela tuvo lasmanos cortadas.»
126. F. P É R E Z E M B I D D e s c u b r i m i e n t o s [148], págs. 158-165, rectifica lafecha
equivocada de 1454.
127. Ib íd ., pág. 163: Mo tu p r o p r i o nos... i p s a m q u e C o n q u e st a m q u a m a Ca -
p i t i b u s de B o i a d o T et de N a m usque per o tam G u i n e a m et u l t r a versas
i l l a m m e r i d i o n a l e m p l a g a m ex t e n d í h a r a m seri e d e c l a r a m u s et i a m ad i psos
A l f o n s u m Regem et u ccessores suos ac n i a n t em et n on ad a l i q u o s a l i o s
specta sse et p e r t i n u i s se a c m p e r p e t u m spectare et p e r t i n e r e de j u r e . . .
128. Su comprensión científica unida a los procedimientos desondeo de la
alta atmósfera sólo data de losaños 1950.
129. Cf.más abajo, pág. 216.
130. V. M. G O D I N H O es indiscutiblemente el mejor y el más abierto.
131. Tal como ha sido renovada, recientemente, por J A I M E C O R T E S Á O Des-
c o b r i m e n t o s [126].
132. J .C O R T E S Á O D e s c o b r i m e n t o s [126], I, pág. 314.
133. Según V. L A R S E N S.), Th e iscovery of N o r t h A m e r i ca tweri ty years
befare C o l u m b a s , cuya tesis, para lo esencial, por otra parte, esinacep
table; citado por J .C O R T E S Á O [126], I, pág. 316.
134. A Z U R A R A [10, 11, 12 y 126, pág. 317], lo dice: ... as c o i s a s segui nt es
(después de 1448), n ao o r a m I r a u t a d a s com an to t r a b a l h o e f o r t a l e z a
como as a s sa d a s , ca depois deste a n o a v a n t e sempr e se os e i tos d a q u e l a s
p a r t e s t r a t a r a m m a i s po r r a u t o s e a v e n g a s de m e r c a d o r i a qu e por f o r t a -
l e z a n em t r a b a l h o d e a r m a s .
135. R. R I C A R D Lecommerce enBerbérie et l 'Empire portugais, A n n a l e s de
l I n s t i t u t d Él u d e s o r i e n t a l e s d A l g e r , t. II, 1936.
136. C H . V E R L I N D E N Navigateurs, marchands et colons italiens auservice de
la découverte et de la colonisation portugaise sous Henri leNavigateur,
L e Moyen Age L X I V , Bruselas, 1958, pág. 470,citado por J . C O R T E S Á O
[126], t. I, pág. 337.
1 2
140. [146] i b i d . , pág. 403.
141. A. F O N T O Ü R A DA C O S T A en E x pa n sáo [114], I, págs. 357-360.
142. Cf. más arriba, págs. 84-85.
143. El famoso Gástelo de SaoJ o r ge daM i n a fueedificado, dehecho, algo
más al E ste, de 1482 a 1484.
144. F. P É R E Z E M B I D D e s c u b r i m i e n t o s [148], pág. 196 y ss.
145. [148], i b íd., pág. 201 y ss.
146. Ci f ra propuesta por F. P É R E Z E M B I D [148], pág. 207.147. Cf.más arriba, pág. 87.
148. E jem pl o: este mojón de 2,16metros, depiedra, encontrado en Cabo Lobo,
actualmente l lamado deSanta María en 13° 26 Sur), que lleva, bajo las
armas de la Casa deAvís, esta inscripción dedifícil desciframiento acausa de la erosión: Era da c r i a gáo do m u n d o de Seis Mi l 681 an o do
N a s c i m e n t o de Nosso S en h o r J e sú s C r i s t o de m i l q u a t r o centos 82 anos o
m u i a l t o m u i t o excelent e e poderoso P r i n c i p e El Rei D. J oáo segun do
d e P o r t u g a l m a n d o u d e sc u b r i r esta tér a e por estes a d r ó es po r D i o g o
C a o , e s c u d e i r o de su a c a s a . Cf. J .C O R T E S Á O [126], fuera texto, I, pá.
ginas 500 y 501.
149. B A I Á O , Expansá [114], I, pág. 365 y ss., estudio deG A S T Á O SOUSA DÍAS.
150. G E O R G E S B A L A N D I E R U o y a u m e d u K o n g o , P arís, H achette, 1965; M G R .
J . C U V E L I E R L a n ci e n r o ya u m e du C o n g o , Bruselas, 1946, in-S. .
151. Fines del verano de 1485, J . C O R T E S Á O [126], pág. 502; abril 1484,
B A I Á O E x p an sáo [114], I, pág. 370.Esta divergencia tradicional en lahistoriografía portuguesa proviene deun a dificultad del a d ráo del cabo
Cross, encontrado por el comandante del crucero alemán F a l t e , en 1893.
152. De ahí la expedición deavituallamiento deapoyo, en el momento de la
expedición deBartolomeu Dias en 1488.
153. Otra discusión alrededor del et h i c m o r i t u r de la inscripción latina del
p a d ráo . E l m o r i t u r debe referirse, sin duda, al final del viaje, no a su
jefe, ya queparece que la expedición de regreso fue conducida por
Diogo Cao en persona.
154. A. B A I Á O H i s t o r i a dos d e sc o b r i m e n t o s [114], II, pág. 11, artículo de
D A M I Á O P E R E S .
155. J . C O R T E S Á O D e s c o b r i m e n t o s [126], I, pág. 507. T am bém neste mesmo
tem po escreveu por um A b e x i m c h a m a d o L u c a s , que oi por vía de
J eru sa l ém a el r ei do a ses nome m u i t o c e l e b r a d o en t re os negr os desta
p a r t e da Gu iñé de que a l a m o s: o q u a l p r ín c i p e n a q u e l e tempo f a z i a
g u e r r a a el r ei M a n d i M a n s a . E segundo a n o t i c i a qu e el r ei D. oáo
t i n h a deste r ei do s M oses e dos seus usos e costum es h a v i a p r e s u n gáo
d e ser a l g u m v a s sa l o ou v i zi n h o do Preste Jo áo...
156. B A I Á O , Expansá [114], I, pág. 376 y ss. (A. F O N T O U R A DAC O S T A ) , y
J . C O R T E S Á O D e s c o b r i m e n t o s [126], I, pág. 509.
157. Según el relato de J oÁo DE B A R R O S i nterpr etado corr ectamente por el
almirante G A C O C O U T I N H O A ¡n áut i ca dos D e s c o b r i m e n t o s [213], I,
1 3
págs. 230, 231 y 242, citado por J . C O R T E S Á O D e s c o b r i m e n t o s [126],
I, página 512.
158. E l descubrimi ento de Bartolomeu Dias no tiene comparación con el de
Dinis Dias que descubrió la V o l t a simple de regreso del cabo Bojador.
L os portugueses conocían por exper iencia el predomini o de las brisas del
Oeste a partir de los 38°-40'' Nor te, en muy d istin ta medi da que C olón
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a l a altu ra de Santo Domin go, en enero de 1493 (cf. más abajo, pág. 127).
Nadie había salido todavía para asegurarse de la existencia de las brisas
d el Oeste en el hemisferio Sur . Maravil la matemática, pues, de la sime
tría, milagro del razonamiento hecho por analogía. Pero es también posible
que Bartolomeu Dias hubiera actuado simplemente por puro empirismo
ciego. Cansado de dar repiquetes, pudo seguir, para simpl ificar la manio
b r a una la rga línea recta hasta el cambio de viento. L a maniobr a podía
incluso haberse produci do por una profun da incomprensión del mecanismod el alisio. Fuera lo que fuese, era necesario mucho atrevimiento y coraje,
u n total domin io de la navegación de altu ra y una precisión de la estima
que volvemos a encontrar en Cristóbal Colón.
159. C f. más arriba, pág. 92.
160. C f. más abajo, págs. 129 y ss.
161. Inú til deci r que bajo la fácil hipótesis del secreto, los histori adores han
dado r ienda suelta a la imaginación.
162. Se discute, sin embar go, par a el B e r r i o , que G A G O C O U T I N H O consideracomo una carabela.
153. Precisión esencial (cf. más abajo, págs. 223-224 .
164. L o más a menudo desconocemos los hechos, en razón de la, medi ocri dad
d el diario de viaje de Gama D i a r i o d a V i a g em ) (cf. la traducción in
glesa de R A V E N S T E I N en la H a k l u y t [83] . E l conjunto ha sido admirable
mente reconstruido y precisado por G A G O C O U T I N H O en A náu t i c a d o s
descobr im en tos [213]. Acerca de la costa del Swahili especialmente. Gamaandaba volun taria o inconscientemente equivocado. Un a habladuría di gna
de M arc o Polo, mejor todavía en la tradición de M and evill e.
165. B A R R O S cuenta la alegría de Vasco da Gama, cuando el piloto árabe le
mostró u m a c a r t a d e t o da a costa d a I n d i a a r r u m a d a a o m odo d o s
M a u r o s , q u e e r a e m m e r i d i a n o s e p a r a l e l o s m u i m i a d o s , s em o u t r o r u m o
d os ventos
166. E l resto muestra muy bien que, lejos de dismin uir por el hecho de la
competencia portuguesa, el comercio tradic ional beneficióse de su cre
cimiento, pero los márgenes comerciales resultaron sin duda afectados
(cf. P . C H A U N U «Nueva Clío» [26 b i s ] , I I parte, cap. II ).
104
C A P Í T U L O I V
L a explotación en fase A .
Colón y las islas de América
Colón, su proyecto y sus medios tomaron cuerpo en el P ort ugalde la aventura africana. L a gran empresa sería el fruto, aun antes del a conexión L isboa-C a l icut , de las o l t a s cada vez más complejasde la exploración y del comercio de Áfri ca. N o debemos dejamosencerrar en el marco mitificador, y sin embargo necesario, de lashistor ias nacionales; en modo alguno podemos disociar lo conínuum
y la gran mutación de crecimiento. Es ta mutación va de Diogo C aoa Colón, Gam a, A lbuquerque y la C onquista. P ero si Colón echó
en un principio,raíces en la aventura africana de P ort ugal , más'farde''Íá~s5pero
y l a sobrepasó.
P o r u na paiten existefapnssía en
cornúnlcaciort;"p5T oTfa, existe, pues, en r a i z am i e n t o y transformación. Colón
precedió a Gama, pero Gama estaba en el fin, Colón en el principio.S i l a búsqueda y el descubrimiento, en el Oeste, fueron frutos amargosde la larga recesión, como África y l a ruta de E l C abo, América, másque A s ia , contribuyó al cambio de clima de principios ^ l e ^ ^ . L agran empresa tomó cuerpo en fase B . Su éxito aceleró el cambijp_.delsigIo._jSe.^ realizó en fase A .
í i érw^que federó al mundo en los hechos y en las ideas, con-tr ibu yode un J nodo fundamental al loco crecimiento d e l siglo sigüien-
te,_e]_siglQ X V I . E n nombre de una promesa, arrancaremos^cóñferífie
a un a tradición respetable, a Cristóbal Colón del siglo de sus móviles
y de sus pensamientos.
1. Ciénesis de la gran empresa
a hist oria de Colón es todo un mundo ' . L a ampli tud de la bibl i ografía contrasta con la escasez de fuentes. E s también un mito: el del
105
5. P. CHAUNU.
; págs . 23 0, 231 y 2 4 2 , c i t ad o por J . CoRTESÁo, Descobrim entos [ 1 2 6 ] ,
I , página 5 1 2 .
1 5 8 . E l d es cu b r im ien t o de B a r t o l o m e u D i a s no t i en e comparación con el de
D i n i s D i a s que descubrió l a V o l t a s i m p l e de regreso del cabo B o jad o r .
L os portugueses conocían por ex p er i en c i a el p red om in io de la s b r i s as del
Oeste a pa r t i r de los 38° - 40° N o r t e , en muy d i s t i n ta m ed id a que Colón
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a l a a l t u r a deS an t o D om in g o , en enero de1 4 9 3 cf. más abajo, pág. 1 2 7 ) .
N a d i e había s a l i d o todavía para asegurarse de l a ex is tencia de la s br i sas
del Oes te en el h em is f e r i o Sur. M a r a v i l l a matemática, pues , de l a s ime
tría, m i l a g r o del razonamiento hecho por analogía. P e r o es también pos ib le
q u e B a r t o l om eu D ias h u b ie ra ac t u ado s im p lem en t e por p u ro em p i r i s m o
ciego. C an s ad o de dar rep iquetes , pudo segu ir , para s impl i f i car l a m an io
bra, una l a r g a línea recta has ta el cam b io de v i en t o . L a m a n i o b r a podía
inc luso haberse producido por una
p ro f u n d a incomprensión del
mecanismo
del a l i s i o . F u e r a lo que fuese, era necesar io m ucho at rev im iento y coraje,
un t o t a l d om in io de la navegación de a l tu r a y una precisi ón de la es t ima
que volvemos a encont rar en Cristóbal C olón.
1 5 9 . Cf . más a r r i ba , pág. 92.
1 6 0 . C f. más abajo, págs . 1 29 y ss.
1 6 1 . Inútil decir que bajo la fácil hipótesis del secreto, los h i s t o r i ad o res handado r i en d a s u e l t a a l a imaginación.
1 6 2 . Se discute, si n embargo, pa ra el B e r r i o , que G A G O C O U T I N H O cons idera
como una carabela.
1 6 3 . Precisión esencia l cf. más abaj o, págs. 223 -224) .
1 6 4 . L o más a m en u d o desconocemos los hechos, en razón de l a , m ed ioc r i d ad
del d i a r i o de v i a j e de G a m a D i a r i o da V i a g em ) cf. la traducción i n -
glesa de R A V E N S T E I N en la H a k l u y t [ 8 3 ] ) . E l con ju n t o ha si d o ad m i rab le
mente recons t ru ido y precisado por G A G O C O U T I N H O en A náut ica dos
descobrim entos [ 2 1 3 ] . A c e r c a de l a costa del S w a h i l i especia lmente. Ga maan d ab a v o lu n t a r i a o inconscientemente equ ivocado. U na habladuría d igna
d e M ar co P o l o , m e jor todavía en l a tradición deM a n d e v i l l e .
1 6 5 . B A R R O S cuenta la alegría de V as co da Gam a , cu an d o el p i l o t o árabe le
mostró u r n a c a r t a de toda a costa da I n d i a a r r u m a d a ao modo dos
M a u r o s , que er a em m e r i d i a n o s e p a r a l e l os m u i miúdos sem outro rumo
d os ventos.
1 6 6 . E l resto mu estra muy b ien que, lejos de d i s m i n u i r por el hecho de la
competencia portuguesa, el com erc i o t r ad i c i on a l beneficióse de su cre
c imiento, pero los márgenes comercia les resu ltaron si n dud a afectados
cf. P . C H A U N U «Nueva Clio» [2 6 bis] 1 1 p a r t e , cap. II ).
104
C A P Í T U L O I V
L a explotación en fase A.
Colón y las islas de América
Colón, su proyecto y sus medios tomaron cuerpo en el Portugal
de la aventura africana. La gran empresa sería el fruto, aun antes de
la conexión Lisboa-Calicut, de las Vo l tas cada vez más complejas
de la exploración y del comercio de África. No debemos dejamos
encerrar en el marco mitificador, y sin embargo necesario, de las
historias nacionales; en modo alguno podemos disociar lo corUi nuum
y la gran mutación de crecimiento. Esta mutación va de Diogo Cao
a Colón, Gama, Albuquerque y la Conquista. Pero si Colón echó
en unprincipb.raíces en la aventura africana de Portugal, máslárSe''
iá super oyl a sobrepasó. Por una partea existe"la jTOísía eli ~cdWíím
cación; por otra, existe, pues, enr aizami ento y tr ansformación. Colón
precedió a Gama, pero Gama estaba en el f in. Colón en el principio.
Si la búsqueda y el descubrimiento, en el Oeste, fueron frutos amargos
de la larga recesión, como África y la ruta de E l Cabo, América, más
que Asia, contribuyó al cambio de_clima de principios ~áe siglp. La
gran empresa tomó cuerpo en fase B. Su éxito aceleró el cambio, del
J i¿9-.-SfL. realizó en fase A.
¿t5érica>que federó al mundo en los hechos y en las ideas, con-
tribuyó de un.3nado fundamental al loco crecimiento del siglo siguien-
,__te, _siglQ X V I En nombre de una promesa, arrancaremosTcónf nfie
a una tradicióh respetable, a Cristóbal Colón del siglo de sus móviles
y de sus pensamientos.
1. Génesi s de la gran empresa
L a historia de Colón es todo un mundo La amplitud de la biblio
grafía contrasta con la escasez de fuentes. Es también un mito: el del
105
5. P. C H A U N U
más rico de los continentes y el de la aurora de los tiempos modernos.' Dejando por el momento la hi storia de la historia y, siguiendo aSamuel E l i o t Mor ison y los pocos documentos irrefutables conservados sobre la vida y la obra del genial genovés, vamos a esforzarnos
el Mediterránao. Hac i a el E ste, llegó por lo menos hasta Q u í os ".¿Acaso Genova no era la más atlántica de las ciudades mediterráneas Si n duda , el Mediterr áneo y a no tenía much os secretos par a
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en determin ar la línea modesta de nuestras certi dumbr es.
1. GENOVA Y E L M E D I T E R R Á N E O
Cristóbal Colón nació en Genova esto no ofrece duda alguna ^—,en la cmdad de los V ivald i , en ía ciudad, ¡quién no lo recuerda , de
la pr im era salida en masa del Mediterráneo a través del Atlántico *,uno de los dos más antiguos reductos, con Ven ecia , del gra n capi talismo marítimo, en txa .-eL ^ de agosto y el 31 de octubr e de 1451Probablemente nació en el vi o deíl'Oli vella ® E ra de procedenciaplebeya. «Su padre, maestro tejedor e hijo de un tejedor l igur, le dejócomo dote var ios inmuebles en la c iu dad »: se trataba, pues, de artesanos acomodados. E ra , por otra parte, el mayor de una famil ia decinco hijos; tuvo tres hermanos, uno de los cuales murió joven, y unahermana. Cuando Fernando Colón, su hijo, en la fuente dudosa peroindispensable que es la V i d a d e l A l m i r a n t e pretende que su padrehizo sus estudios en la U niv ersid ad de Pavía, no hace sino novelarun poco. No obstante. Colón ( «Yo que no soy ningún sabio», escribióél mismo en alguna par"tey, recibió —privilegio de la Italia del Norte,
privilegio urbano tambi én— ^os prim eros rudimentos^ de una formación técnica, l a de dibujan te de map asZy caU gra fo," los prim eroselementos de geometría, de cosmografía y algunos rudi mentos delatín, seguramente par a poder transc ri bir las leyendas de los mapas.«Primari o, superi or y técnico», en un puerto Orientado hacia el grancomercio y el mar. A decir verdad, dudamos. Basándonos en lalengua de Colón llena de lusitanismos, como si se hubi era ini ciadoen el lenguaje escrito en Por tugal — u n Por tugal bilingüe, en dondeuna parte de la clase dirigente hablaba castell ano— , podemos preguntarnos si esta formación data de Genova o si fue adquirida en laLisboa de sus veinte años. Sin duda, había recibido lo bastante enGenova para poder afirmarse y cultivarse en Portugal
Aquel chi co alto «de cabellos r ojos, con la tez col ora da, muscu
loso, con ojos azules en una car a alargad a y de pómulos salientes»de mirada soñadora y penetrante, se hizo notar un poco por todaspartes, y se familia rizó pronto con el mar. Al final de su vida recordaba que hiz o su pri mer viaje p or ma r en 1461, a l a edad de 10 años.U n pequeño cabotaje, sin du da, con una carga de pescado seco hasta/-Portofino o C órcega. E ntr e los q^uince y los veintitr és años, mientr as -iseguía al servicio de su padre, se familiarizó con la navegación en
106
él cuando, a sus veinticinco años, escuchó la llamada genovesa delOcéano. E l ^ z a r prov idenc ial de. un naufragio i ba a deci dir la suerte
la misión del C h r i ^ t q : t er e n s j ^ ^ ^ como_le.gustaba
lamar se~a"" I mísin o, él a quien su hi jo comparó a menudo con losAp óst ol esy qu e declaró un día: «Que me llamen como quieran , yaque, después de todo, D av id empezó por guard ar corder os antes dellegar a ser rey de J erusalén; p ero yo soy el servidor del mismo Señorque elevó a David a este estado».
U n pesado convoy ar mado, el convoy que condujo a C olón haciasu destino, como aqu ellos que una vez al año alcanzaban el mar delNorte y a veces hasta llegaban al Báltico. Colón se embarcó comomarino a bordo de una nave flamenca, la B e c h a l l a . E l 13 de agostode 1476, a la a ltu ra del Al gar ve, en el curso de un combate con unaescuadrilla francesa —había guerr a— , la B e ch a l l a se hundió. Colónfue herido y nadó durante diez kilómetros, agarrado a un madero.Llegó a L agos, la capi tal en desgracia del descubrimiento de Africa.
Desde allí, fue a L isb oa donde su joven hermano Bar tolomé habíaya conseguido situarse.
2. E N P O R T U G A L
C ^^ u ga f hizo a Cojó^. Digamos más sencillamente que, en Por
tugal, C olón hizo a LóTSm Después de una pri mera estancia en L isboaen otoño de 1476, all í se insta ló, según parece, en la pr im ave rade 1477. E mprendi ó rápida y bri lla nte carrera. Desde finales del siglo X I I I ¿ no había acaso par a un genovés, en P ortu gal, buenas estructuras de espera? E n 1477 l a empresa afri cana había desembocadoahí, ya sabemos cómo, en la búsqueda apasionada de la ruta de As ia:
en el E ste estaba comprom etido todo el peso del Esta do. Lo_gueJ tanto__- costaba alcan zar contor neando_ el Africa, ¿por qué no buscarlohack
• el Oeste7admitii3a~3e'nuevo la redondez de la Tigir'á, después de lavictoria aristótillcá en las universidades del si^lo xii l? L os pdrtu-
'—güés&s~pensaT ón en ello , y las grandes V o l t a s al regreso de Africa,
los habían llevado muy lejos hasta el mar de los Sargazos. Sin embargo, la cosmografía y el conoci miento de las dimensiones de laT i e r ra eran demasiado precisas ahí para que la aventura hacia el
\ e pudi era ser asunto de E st ad o". Conseguir^J a^conexióncon_"'7 ^" Ori ente po r el OeSte -iba: a con vertirse eíT la^ idea fi fa "y después en
ía gran empresa del genovés. ¿C ómo? "T ^""Colón, ante todo, completó-su cultura y realizó un ascenso social
107
gastante aceptable. Por Bartolomé, su hermano, se integró a la coloniagenovesa y tuvo oportunidad de uti l izar sus conocimientos en unaempresa de fabricación de cartas marinas. Es posible que hubieraadquirido los rudimentos de esta técnica en Genova y que acabase
aliado de la aristocracia de la Conquista portuguesa participó en un
viaje, por lo menos, a San J orge de La M i na , la gran factoría africana
del comercio del oro, ^n el momento en i j u e se edificaban sus pres
tigiosas fortificaciones
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
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de perfeccionarlos en L isboa. Su persona reunía I¿a5 dos rad i c iones de
la ca rt ografía j m l i j U l X ^ m edi terr ánea, genovesa } r ^^ f^ f ¡ í r } j^
qumáTv'Ta Dort ueuesa atlántica. E l Mediterráneo conservaba el suficiente prestigio, a pesar de un retraso real, para que un genovés
pudiera consagrarse fácilmente a las técnicas y las ciencias del maren Portugal. Adiestramiento práctico. Hacía mapas, recogía las_con;u™
íideQ£ÍH J £J fl5J £MnSos^ I n L isboa debían de~sernumerosos estos posibles informadores, cansados y hastiados por elfebri l descenso de las costas de Áfr ica, expuestos a las fiebres y alos golpes mortales del odioso comercio de ios esclavos, carne humana
doliente, sudorosa, nauseabunda, a menudo enferma y por lo tanto
contagiosa.
E n febrero de 1477 le vemos sobre el Ca lwa y , ocupado en elcabotaje internacional: lana, pescado salado y seco a cambio de vinos
entre L isboa, I r landa e Islandia. En algunos relatos de sus últimos
años, cuenta cómo en el curso de su navegación en el viejo marvikingo le causó sorpresa el carácter mongoloide de dos ahogados,
sin duda finlandeses. De pronto, en su mente se reforzó la idea deuna Ch i na muy próxima.
E n 1479, Colón intentó una exportación de azúcar de Madera aGenova. En el último momento no consiguió el crédito y la operación
fracasó. ¿Acaso ese contacto con Madera tuviese alguna influenciaen la consagración de un magnífico matrimonio con una Perestrelo?
Sabemos el papel que había desempeñado en otro íiempo, hacia los
años 1425", Bartolomé Perestrelo en unión de J oáo Gonsalves e
TristSo, en la primera colonización de Madera. Los Perestrelo seguían
contando entre los grandes señores de la isla. Colón se casaba a fines
del otoño de 1479 con doña Fel ipa Perestrelo e Moniz , la h i ja de"
Bartolomé Perestrelo, i d a l g o y héroe del descubrimiento de África,-
la nieta de Gi l Moniz , compañero de E nr i qu e el Navegante. E l matri-
monio con una Perestrelo estableció concretamente la filiación afro-
portuguesa de la empresa de Colón, al igual que la carta de T osca- 'nell i estableció la filiación con un aspecto de la ciencia universitaria.
^ A través de su suegra. Colón había recibido sin duda comunica
ción del tesoro de mapas y observaciones acumuladas por dos grandes
familias de la conquista portuguesa en cincuenta años de esfuerzos.
Después de L isboa, la joven pareja fue a Porto Santo, donde un
cuñado de Colón era gobernador, y ieapués a Funchal , en la isla
de Madera, en 1482. De U482 a 1484J privilegio excepcional, el
108
3. ToscANELLi, C O L Ó N Y L A C E R C A N A A S I A
Alrededor de estos años 80, el proyecto maduró hasta llegar
progresivamente a l a obsesión. La primera mención concreta de una
unión con las Indias por el Oeste se atribuye tradicionalmente a un
sabio florentino, Paolo da P o zz i T o s c a n e l l i T o s c a n e l l i , uno de losgrandes médicos de su tiempo, aficionado a la astronomía, cosmo
grafía y astrología, participó en el concilio de F lorencia (1436-1445),
que intentó en vano encontrar un terreno de conciliación entre cris
tianos y Cristiandad oriental. Entonces inició su amistad con el
canónigo portugués Mar ti nsp r eocupad o como él en restablecer
el contacto, perdi do desde la invasión de Tamerlán, con China. Por
ello la Ch i na de Toscanelli, y por lo tanto la de Colón, se l lama im
propiamente, a la manera mongol, Cathay, como en la época lejana
de Marco Polo La correspondencia de T oscanelli con Martins gozó,
a la manera de la época, de indudable éxito en los medios cultivados
de L isboa. Colón tuvo por lo menos conocimiento de la carta de
Toscanelli a Mart ins del 25 de junio de 1474=. Existe de ella un
texto ológrafo, en el dorso de una copia, de mano de Colón, en lai s t o r i Re r um , de Eneas Si lv io . A hora bien, el texto de Toscanelli,
más que por la idea de la unión con Ch i na por el Oeste, de cuyaposibilidad teórica, por otra parte, nadie dudaba, es interesante por
el error que encierra bajo la autoridad de un gran nombre. Toscanelli,
a diferencia de los sabios de su tiempo, daba crédito a la evaluación
m uy _ e x a K e ra d a por Marco P olo de lgj _djniejisjones de E urasia.
R atificaba también las 15Oü millas ardistancia imaginadas pófTFoTo,
entre Cathay y Cipango, Ch i na y J apón La verdadera distancia en
tre el cabo San Vicente y Pekín es de 130°terrestres. Ptolomeo conce
día 180° al conjunto E u r o pa -As i a , y Marín de T i ro , corroborado por
Marco Polo y Toscanelli, 225". Alentado por Toscanelli y empujado
por su deseo, Colón eligió a Marín de T i r o contra Ptolomeo. C r i s
tóbal Colón añadiría, por segunda vez, a este error sistemático, contra
la autoridad de Ptolomeo, otro sobre la dimensión de la Tierra.
Ptolomeo valoraba el grado terrestre en 50 millas náuticas"
(60 en realidad) : un error de 20 % por defecto. A l fayran, geógrafo
musulmán del siglo LX , había cometido un error de 10 % por exceso
(66 millas) Por una razón que se nos escapa, Colón había leído
mal a A l f ay r an , y le atribuía uiT^£rada_CflrlQ_dej| 5_m| el mismo
109
grado que eligió contra la evaluación tradicional de Ptolomeo; C olón
imaginó, pues, la más pequeña de las tierras que jamás se habían
propuesto. Todos estos errores acumulados le llevaron, tal como lo
demuestra la carta, a convertir en 2400 millas (en lugar de 10 600)
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l o
la distancia entre las Canarias y J apón Cipango, en esta hipó
tesis, se encontraría delante de nuestras Antillas, a la altura del mar
de los Sargazos. L a reducción de la dificultad del enlace occidental
era aún más grande en la mente de Colón Es necesario recordar,
en efecto, que entre Europa y J apón colocó, sobre el modelo de los
archipiélagos yá descubiertos Az ores, Madera, Canarias, Cabo
Verde, a unas «Ant-islas» De ahí, ya en el primer viaje, la identificación, sin dudar, de Cuba como Cipango D i a r i o , 26 de octubre
de 1492) .
Alrededor de la carta de Toscanelli, al regreso de San J orge de
L a Mina, todo tomó cuerpo, cristalizó, como dicen los psicólogos,
en la mente de Colón. E ste místico buscaba, en la Santa E scritura, la
confirmación de sus intuiciones (E zequiel XX V I , 18; Zacarías IX, 10;
Salmo 72, 8; Isa ías XL I , 5 y el deuterocanónico II E sdras VI , 42)^ :
«Tú has secado seis partes». Colón sacó la conclusión de que los
océanos cubrían sólo la séptima parte del globo. E l océano, pues, no
podría ser muy amplio. Para afianzar definitivamente su convicción,
le bastó destacar, de los relatos que solicitaba a los marinos del
Atlántico, todos los signos que podían sugerir la existencia de una
tierra próxima.
4. P O R T U G A L N O SE D E J A B A C O N V E N C E R
Adquir ida la convicción, sólo faltaba convencer al príncipe. Colón
se dirigió por vez primera, a fines de 1484, al Príncipe Perfecto,
J uan II de Portugal. L a proposición fue estudiada con cuidado por
una comisión competente. Esta comisión, presidida por un eclesiástico,
incluía por lo menos a dos expertos judíos. N ingún texto nos ha
conservado el resultado de sus trabajos. Sin embargo, podemos ima
ginar, sin demasiados riesgos, las razones verosímiles de un fr acaso.
Colón, con su proyecto, llegaba demasiado tarde, en un Portugal
demasiado adelantado sobre su época Sus pretensiones eran mons
truosas. Podemos imaginarlas, a la luz de las capitulaciones de Santa
F e siete años y medio más tarde. L o que Castilla en plena impro
visación pudo aceptar, Portugal no podía admitirlo. D esde sesenta
años antes, el descubrimiento del mundo era en Portugal, directa o
indirectamente, un asunto de E stado: el Príncipe Perfecto no podía
despreciar este privilegio conseguido a tan alto precio. E n 1485,
111
Diogo Cao había regresado Ya no existía duda al gun a; prontoBartolomeu Dias y Pero da Covilhá irían a buscar la última y casiinútil confirmación Asi a fue la r ecompensa, el suplemento de la
exploración metódica, de la explotación comercial pr ogresiva de
África. Desviar, en tales condiciones y en aquel momento, la más
rey, en razón del monopol io definitivamente instaurado en 1474 *,
no hubo alternativa. Par a Colón , comenzó la larga prueba. L a pruebade Colón corresponde, en la Eu ro pa inconsciente, a la prueba de la
elección. Colón, absorbido tan sólo por la gran empresa, hizo malosnegocios. A pr inc ip ios de 1485murió doña Fe l ipa . Entonces todo se
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ínfima parte de los medios, hubi era sido i nconsecuencia y traicióna los que habían sufrido y a los que habían muerto para ll evar tan
lejos y tan cerca de As ia la exploración litor al de África. L a comisiónde expertos, finalmente, no dejó de hacer resaltar, a la luz de la
ciencia más segura de su tiempo, la imposib i l idad de alcanzar Asiapo r una navegación dir ecta sin escala. Una carabela jamás podría
embarcar los suficientes víveres ni el agua necesaria para cubrirde una vez la distancia, según Ptolomeo, de las Canarias al J apón.
mismo adelanto de Portugal, en 1485, un adelanto pagado caroy al precio de un esfuerzo alimentado de grandes inversiones, im
pedía la aventura sobre una hipótesis «científicamente» en el aire,cuyo éxito habría proclamado la inut i l idad de una política madu radaampl ia y meticulosamente. La puerta cerrada a la aventura es,
^mbién. la-puexta_c£rrada a la innovación. E l adelanto, por el peso '
y el impulso de grandes inversiones pasadas de mod a, pu ede, en el
momento de un crecimiento en plen a revolución científica y técnica,comportarse provisionalmente como una tara ; 1485-1492, en estaperspectiva, fue el instante furtivo de los que se habían levantadotarde o de los segundos pero fuertes.
Este proyecto ^ en efecto, rechaz ado por el sa;bio y prudentePortugal, fue presentado a casi todas las potencias del Occidentecristiano. En el papel de España, en 1492, no había un verdaderoazar, sino una suerte merecida. Fu era de la Península ibérica, en
efecto, chocó con un complejo inverso. En P ortugal , la ciencia de
Colón pareció a los comités de expertos insuficiente, fantasiosa,pasada de moda. Fu era de la E ur opa ibérica, en Franc ia , en Inglaterra, más al Norte, los postulados de la empresa escapaban sin dudahasta a los mejores. L a ciencia universitar ia podía, en últim o término,admitir la posibilidad teórica de la empresa. Recordemos a Mart i iwBehaim Pero fuer a^e. J a_Península,_,no„lialló- i iL£apitalismOj_n^Estado^ para pasar del plano de la especulación al nivel de ía eJ ofperiencia. %_Por tugalj_ C^oló^ años demasiado tarde;
en , Inglaterra y en Franc ia , medio_ siglo demasiado p ron to.
5. E N C A S T I L L A
1
L a negativa de J u an II, en 1485, era definitiva. Renovada desde/España en 1488, la gestión no tuvo mayor éxito. A la negativa den
112
derrumbó. Brutalmente, perdió el apoyo de los Perestrelo. Cuando,lleno de deudas, llegó a C asti l la en 1485, con su hijo Di ego, de cincoaños de edad, estaba acor ral ado. Su marcha definitiva de P ortugalfue más bien una huida.
Cerrado Portugal, ju ed ab a Castil la. CastiJ la J idonde Colón diri- ,
gió'~sus p asos7 iío era
FuliqüieFCastollaT Nada .mS~cOh eTen te7^efecto, gue un ap aren te^zar. L isboa, ya hemos visto cóm o'', había•destronado al Algarve en la búsqueda ya fructuosa de los nuevosmundos. Pero la frontera del Guadiana es en parte artif icial. Un
Algarve «andaluz» se prolonga en el condado de Niebla al otro ladodel río. Un terr itor io fácilmente rebelde a las órdenes del príncipedurante la larga crisis en la cual, bajo Enrique IV el Impotente,el Estado ea,.Castílla estuvo, aj3Uix to--4gr^cHm^ Ni ebla es el país dé
la muy l ibre y aun íoca empr esa. Li sboa había 'eliminado más fácilmente a Lagos del comercio de L a M i n a que a los puertos corsariosdel confluente complejo de los ríos Tinto y Odiel.
Desde el refugio de C asti l la , la tensión persistente con Portugalera para Colón un seguro, una pantalla protectora contra las persecuciones de sus acreedores. Multip licó sus diligencias. E n esta tarea,Recibió una ayuda decisiva, la de la comunidad franciscajaa--de-LaR a B i d í irntre~Cólón y el misticismo franc<aiJ ,,exístí^ ^
M ñ ida d . Movidos en 'prfncTp íos padres fueron
pronto seducidos por el mesianismo escatológico de sus miríficosproyectos: la alianza con las Iglesias aisladas de A s i a ; la conversiónmasiva de los paganos mantenidos en la espera para la manifestaciónde los -últimos tiempos; la liberación de la Nueva Roma perdida y de
la J erusalén terrestre perfilábanse en el término de la empresa. Com prometerse a ello, ¿no representaba también apresurar, conforme a
la vocación de la Iglesia, el Retomo en gloria y la manifestaciónf inal del Re ino de Dios ? Los fr anciscanos de La Rábid a serían,en España, sus fiadores y sus introductores.
Pr imero cerca del duque de Medinaceli, aquel gran señor que
compartía con Medina Sidonia , en Andalucía, una parte del poderque escapaba todavía a la reina pese a los esfuerzos de ésta. Medinaceli parecía dispuesto a jugar a E n r iqu e el Navegante, proporcionando al protegido de la comunidad franciscana los tres o cuatronavios que solicitaba. Pero el magnate, que mucho tenía que hacerseperdonar, necesitaba la autorización de la reina. En Castilla, casi
113
con la misma imperiosidad que en Portugal, la realización de la
gran empresa debía pasar, pues, por la conformidad del Estado. E l
tiempo dé Béthencourt **, por lo menos en esta etapa había
concluido.
N o obstante, en C a s t i l l a , mejor dicho, en Andaluc a, especialmente en N i e b l a ,
l a tenac idad de Col ón llegó a c o i n c i d i r con la c l a r a , generosa e i n t u i t i v a
in te l igenc ia de I sa b e l . I l u m i n a d a ésta por J a grac ia de G r a n a d a v i o el terreno
casi maduro p a r a r e c i b i r el proyecto. A fo r t un a d a m e n t e , España no estaba dis-
puesta a segui r a sus expertos. E n los últimos meses de l s i t i o de G r a n a d a ,
ayudado po r J u an Pérez, el p r i o r de L a Rábida, emprendió una última gestión
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N ue v e meses p a r a obtener unap r i m e r a ent rev ista con I s a b el : si se tiene encuenta las cargas que pesaban sobre la r e i n a en p l e n a edificación de su re ino,
en el i n t e r i o r c on t r a la ar istocrac ia ayer sublevada, y fue r a , en la guerra de
G r a n a d a , esos nueve meses no eran mucho tiempo. U n buen tanto p a r a la
prot ección f r a n c i sc a n a y la r e a l i d a d de un mínimo interés en dar al asunto
c ie r ta p r i o r i d a d . L a ent rev ista tuvo l u g a r , en mayo de 1486, en Cór doba, dondeColón se había i n s t a l a d o a m i t a d de camino entre las bases marí timas de su
f u t u r a empresa y el poder de decisión de l E s t a d o . E n Córdoba le retuvo la
ex istenc ia de una colon ia genovesa y su amor por B e a t r i z Enríquez, de l a quetuvo a F e r n a n d o , el e r ud i t o , el coleccionista y el piadoso historiógrafo de
Colón . De buenas a p r i m e r a s , entre estos dos seres de excepción. Colón y la
r e i n a , se e'stablecó un a correspondencia. Se designó un a comisión p resid ida
p or H e r n a n d o de T a l a v e r a . L a simpatía de I sabe l , vue lta por entero h a c i a G r a -
n a d a , no er asu f i c i e n t e p a r a romper l a resistenc ia de los expertos, n i l a descon-
f i a n z a de F emando el real i s ta. T.»r p m r s i n n J T a l f l v e g p m h a r fr n , nn rprrñ la
p ue r t a ; C a s t i l l a tenía\ poco que perdeíJJ .Éñ esto r a d i c a toda l a d i fe rencta . Ba jo
l a acción, tal vez, de un tal Diego de D e z a Coloirrecibió, a modo de conso-
lación, una pensión de 12 000 maravedíes por año: esto le sacó de la m iser ia ,
y le procuró medios p a r a se g u i r l l a m a n d o de nuevo a todas las puertas. S u f i -
c iente , gracias a l a generosidad del tesoro de C a s t i l l a , p a r a i m p e d i r a los
príncipes, y por lo tanto a los E s t a d os excluidos de la h e r e n c i a de Adán, e linvocar cont ra España la r e sp on sa b i l i d a d de l azar . E n 1488, Colón intentó susgestiones cerca de la corte de L i s b o a . E s t a vez recibió una respuestacasi amable.
C i e r t a m e n t e , Colón se había convertido en un a r m a posible entre las manos
de un potent e vecino. A l g u n o s meses más tarde , B ar to l omeu D i a s , de l que nose tenían not ic ias, ancló en el Tajo con l a m a r a v i l l o s a c e r t i d um b r e . J u an I Ilamentó, en 1493, pero demasiado tarde , haber dejado escapar e l breve instante
de un posible a r r e p e n t i m i e n t o *'. C u a n t o mSs tiempo pasaba, más aumentaba lap r i s a de l A l m i r a n t e . A la amenaza de l regreso de B a r t o l om e u D i a s , había
que añadir los trabajos de ese amigo y c on t r i n c a n t e : M a r t in B e h a i m . Tampoco
entonces, según todas las apar ienc ias, lo i g n o r a b a Colón. A no t a r d a r , ya noi ba a ser el único en proponer el seductor proyecto. A l g o , pues, m a d ur a b a ;
algo p a r a lo c u a l , fuera de la Pení nsula ibér ica, todavía no había llegado lahora .
Colón confió a su hermano Bart olomé, a p r i n c i p i o s de enero de 1489, unamisión en f o r m a de viaje a través de las cortes de la E u r o p a del N o r t e .
Bartolomé fue desairado en I n g l a t e r r a , en la corte de E n r i q u e V I I : torpeza delmensa jero , h o s t i l i d a d de la gente de B r i s t o l , s i m p le incomprensión e insuperab le
f a l t a de interés. L a acogida en F r a n c i a fue más cortés, pero reveló un desin -
terés semejant e . E l golpe más duro v i n o de España. A fines de 1490, lasconclus iones de los trabajos de la comisión T a l a v e r a l l e ga r on en términos
f o r m u la d os conforme a la m i sm a c ienc ia de L i s b o a .
114
cerca de l pr íncipe. Designóse unan ue v a comisión que nó i g n o r a b a el secreto
deseo de I sabe l l a Catól ica. L ar e i n a estaba dispuesta a ceder, pero C dón_ h^ía^
a i m e g l a d o ^J a p u j a : título de a l m i r a n t e , vür ginato^hereditario, partí cipación
masiva ent oaos lo s beneficios. Las pretensiones aumentaban con la duración
de k espéraTíTlor'K sttr dé'IarEumillaciones su f r i d a s . Colón r e c l a m a b a , desde un
p r i n c i p i o , más y mejor que E n r i q u e el Navegante en los últimos días de su
v i d a . Conocemos la entrevista dramática, l a r u p t u r a (marzo de 1492), la p a r -t i d a E e n a de d i g n i d a d y el epílogo di gno de un cuento o r i e a t a l . En esta to ta l
i n t r a n s i g e n c i a , Colón, ayudado po r I sa b e l , forzó el destino. Un comport amient o
inesperado que desafiaba a toda lógica. «La h u m i l d a d me mostraba lo poco
que yo era, pero, sabiendo de lo que yo er a portador, me sentía el i g u a l de
c ua lqu i e r corona.» P r o fe t a y Apóstol.
6. L ASC P I T U L C I O N E S
Un mensajero alcanzó a Colón en la ruta del exilio a cuatro
millas de Santa Fe. Porque la reina creía en la misión de este hombre
extraño y que los consejeros en su mayoría no creían en ella, nació
el'monstruo jurídico que se llamó Capitulaciones de Santa Fe (17-30
de abril de 1492). Estas capitulaciones dieron a la América española,antes de nacer, un tono de arcaísmo jurídico. Sería necesario un
proceso de cincuenta y cinco años entre la Corona y los herederos
de Colón para reducir a este monstruo a las dimensiones de un abuso
soportable
Poco importante, la participación de la Corona: dos millones
de maravedíes en garantía y fianza un conjunto de posibilidades
prácticas por delegación de potencia de regalía. Y para Colón, en
caso de éxito, una cascada sin precedentes de privilegios y de con
cesiones. En la organización política de la exploración y de la con
quista, se manifestaba el retraso de Castilla: segundón poco brillante,
pero fuerte.
Un conjunto de textos fijan los términos del acuerdo. E l contrato
propiamente dicho se firmó y fechó el 17 de abril de 1492. Com
prende el ennoblecimiento, «... dan y otorgan a Don Cristóbal Colón
(en una época en que el '^on conservaba toda su nobleza) en alguna
satisfacción °' de lo que ha de descubrir en las mares oceánicas, del
viaje que ahora, con la ayuda de Dios, ha de hacer por ellas en servicio
de Vuestras Altezas...»
115
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
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M A P A 12. L O S vientos y las or r ientes en agosto en el At lánti co de Colón
Según H . y P. C H A U N U [312], t. V I D
(
(
- S. E . Mor ison ha establecido la filiación diplomática del texto( ' del 17 de abr i l . Apartaba de un plumazo las conclusiones que los
hipercríticos han querido sacar de un a discordancia de los tiemposCalcaba —hasta en el detalle de una construcción jurídica— las
( cartas de donación concedidas por los reyes de Portugal *^ a los
2 . E l p r i m e r v ia je ' '
«La elección de Niebla no fue debida al azar, como tampoSijr
aceptación de Isa bel .»
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navegantes que habían localizado y descubierto el o st del archi-^ piélago de las Azor es E n 1496, la fórmu la sería utilizada por¡ Enr ique V I I en sus cartas patentes a J uan Caboto L a influencia del
[ mo delo por tugués) fue todavía más lejos. Co lón conc ibió l a col on ia( co mo un a factoría sobre el modelo de las factorías itali anas que había
/ conoci3ó en Quíos y dé la portuguesa en San J orge de L a M in^* ' .Después del «Don» y'~él implícito ennoblecimíSTloT^rTijedor( genovés — si bien emparentado con los Perestrelo — -, he aquí elf tituló y las prer rogati vas exorbitantes del Almirante: «Hacen al
dicho D. C ristóbal C olón su Alm ir ante en todas aquellas islas y( tierr as firmes que por su mano o industr ia se descubrieren o ganaren^ en las dichas mares oceanas, para durante su vida, e^ des£ug3_de él
muerto, a sus h ereder os y su cesores, de un o en otr o ' perpetuamente;:( con todas aquellas preemin encias y prer ro gativas pertenecientes al^ tal oficio, según que don Alo nso En ríquez, vuestro Alm ir ante mayor
de Castilla, y los otros predecesores en eL dicho oficio, lo tenían en( sus distr itos», C olón recibir ía, además, el título de virrey y gobernador general
sobre el mismo espacio, con el derecho precisado de presentación( en todos los cargos por una lista de tres candidatos sobre la que se
ejercería la elección del rey. También recibía un derecho de 10 %sobre todas las riquezas de los países de su jurisdicción, deducidos
( todos los gastos. L a lista precisa: «cualesquiera mercaderías, siquierasean perlas preciosas, oro o plata, especería y otras cualquier cosas
* y mercaderías de cual qui er especie, nombr e y man era que sean que( se compr aren, trocaren, hallaren, ganaren o hubieren dentro de los
límites de dicho almir antazgo». L a jurisdicción del virrey se extendía( al conj unto de las actividades económicas ejercidas en los terr itor ios
adquiridos.
la carta de merced del 17 de abril siguieron los títulos, enV buena y debida for ma, fechados el 30 de a b r i l R e p i t en a grandes( rasgos los términos del contr ato y confi eren los títulos, poderes y
prerrogativas i nclu idos en el compromi so recíproco del 17 de abril.C on fecha del 30 de abril, hubo todavía, para terminar, una carta
credencial, en numer osos ejemplares, con los títulos en blan co un
pasaporte y toda un a serie de órdenes par ticu lar es destinadas a mo-( vilizar en provecho de la expedición las fuerzas de Niebla
{ 118
í
1. ¿ P O R Q U É N I E B L A ?
U n a serie de cir cun stanci as jugar on en favor de un a elección que,de todos modos, se imponía: la amistad activa de la comun idadfranciscana de L a Rábi da; el castigo que sufría la comuni dad marí
tima de Palo s por una infracción medio pirata, medio contrabandistay de la ,que había sido declar ada cul pable y, finalmente, la exclusión de Cádiz de la lista de los posibles puertos, ya que el- granpuerto andaluz se encontraba, en la primavera de 1492, movilizadop o r completo para la expulsión de los judíos hacia el MagrebTodo lo más, un conjunto de falsas casualidades. N iebla, el Algarvecastellano, como el pr opio A lgar ve cincuenta años antes y por lasmismas razones, constituía, por su posición geográfica y la actividadde sus gentes, una base pronta a sumini strar carabelas de tipo portugués, r egida por un capitalismo primitivo pero bien orientado hacia
el descubrimiento y la aventura de ultramar, el terreno pri vilegi adode una expedición de descubrimiento. Bien entendido que después, yadesde la segunda expedición, cuando se hiciera el paso de la explo ra
ción a la explotación, el Algarve castellano se haría destronar por elgran complejo del estuario más próximo: Sevilla-Cádiz frente aHuelva-Palos, como sucedería en el caso de Lisboa y del Tajo conrelación a L agos y Sagres E l privilegio del .Algarve había duradotreinta años; el de Niebla duraría apenas algunos años: atacado apartir de 1493, práctic amente anu lado en 1502. C on más tardía salida,la España atlántica r epr odu jo, en un ri tmo más corto, la aventura deldescubrimiento portugués.
olón llegó a Pa l os . En l a ¡¡ilesia ile San J org e, el 23 de mayo de 1492,
se leyó l a pr oclamación real . «Dentro de los diez días», decían los reyes;
serían necesari os tres meses. L a espera era razonabl e. P a r a movi l i zar rápida-
* Como fuente p r i n c ip a l d el pri mer viaje, el autor ut i l iza el D i a r i o de olónIdel que reproduce vari os fragmentos en las ediciones de M O R I S O N [90] y C I O R A -
N E S C U [ 91 J . P a r a l a edición cast ellan a, dichos fragmentos han sido extraídos de
l a edición del D i a r i o d e Co l ón l i b r o d e l a p r im e r a n veg ción y descub r i m i en t o
d e l a s I n d i a s de C A R L O S S A N Z M a d r i d , 1962. Si n embar go, se ha n conservado
la s referencias a las obras de M O R I S O N y C I O R A N E S C U uti l izadas por el autor.
[ N . de R.]
119
mente los medios, Colón tenía dos avales: el frai le franciscano J u a n l ér .í
.símbolo de l a cont inu i dad conquista-reconquista, de las asp i rac iones esp i r i tua les
de la C r i s t i a n d a d l a t i n a a la cruzada y a la misión; Martín Alonso P inzón,
el a r mad o r , símbolo del capital ismo arcaico, ru do pero fir me, de la España del
S u r . D e hecho, dos grandes fami l i as de N i e b la estaban seriamente l igadas a los
preparati vos del pri mer viaje. S in el las (los testigos menos par ciales de
los pleitos colombin os lo repi ten), nada hubi era sido posibl e: sin los Pinzón
nico de la navegación a fines del siglo X V , sólo dejaban a la explor a
ción del océano un margen restringido de posibles dudas E l éxito
de Colón navegante fue tal, que, con escasas variantes, fijó desde el
primer viaje, y de un modo definitivo en el segundo, la ruta de la
ida, y desde el primer viaje, sin posibilidades sensibles de mejorar,
el cam in o de regreso. ,
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de Pal os y los Ni ñ de M oguer , Colón, a pesar de las órdenes reales, no habría
pod ido rec lutar a sus tr ipu lac ion es . Veamos a Martín Alonso, e l jefe i n d i s cu
t i b l e de la ampl ia t r i b u , capitán de la P i n t a el más rápido de los tres navios.
N o t a b l e mar in o, hombre de gran experi encia, intel igenci a y decisión, pero de
carácter difíci l , moriría en 1493, algunos días después de su regreso. Vi cente
Yáñez Pinzón mandaba la Niñ. E l papel de Pedro A r i a s Pinzón, tercer hermano
y compañero del pr im er via je, es más borroso. J u a n Martín Pinzón representa lageneración que sube. M u y joven en 1492, dir i gió, más tarde, apoyado bajo
mano por la C orona , el combate jurídico contr a los derechohabientes del al
mirante .
E n cuanto a los N iñ o , hubo también tres enrolados: J u an N i ñ o , dueño de
l a N iñ; Per alonso, pi loto de la nave alm ir ant e (la torpe y gal lega S a n t a Marí),
y un tercero, aprendiz de pi l oto. A l sólido núcleo de los andaluces de N i e b l a ,
ampliamente dominante, es necesario añadir al vizcaíno J u a n de la Cosa. S e
encontraba por casual idad en el puerto, al frente de la S a n t a Ma rí , con la
que se enroló gustosamente en la aventu ra.
L a carabela es instru mento idóneo para e l descubr imiento . Por tu gal , que la
creó, poseíalas en abundancia . También estaba celoso de e l l a s L o s t ex tos de
S a n t a F e prometían tres de el las a Colón. L os recursos de Pal os —razón
de la elección de N i e b l a— sólo proporc ionaron dos: la P i n t a y l a Niñ, cara
belas tipo, de vela l a t i n a , las del descubr imiento portugués de la s costas de
A f r i c a , de unas 70 toneladas. F ue necesario complet ar con l a nave gal lega, la
Sa n t a Ma rí , de J u an de la Cosa. Ésta tenía un arqueo de un poco más de cien
toneladas. Instr ument o de la explotación f u t u r a , con su mísero naufragio de la
noche de N avi dad de 1492 en las rocas de la costa nort e de Santo Dom ingo,
por su inadaptación demostraría a c o n t r a r i o la perfecta adaptación de l mater ia l
andalu z-portu gués. A bor do, 87 personas .
2. A T O D A V E L A
E l_ 3 de agosto d^J i£2 ja hf li ^ el 9 de septienibre,
un a vez repar ado el accidente, técnico acaecido a l a caraBéla de Martín
Alon so fue la verdadera salida, desde Canari as. E s necesario leer
el di ario en la mejor edición: la de Mor ison
Antes de seguir el texto palabra por palabra, es conveniente unavisión de conjunto.
E n otro tiempo nos sorprendió la extraordinari a seguri dad con
que Colón avanzó en el espacio de lo que sería pronto el Atlántico
de Sevil la. L as posibili dades ofrecidas por el estrecho cua dro téc-
120
Podemos, pues, atribuir a Colón el esquema tradi cional de la
navegación que durante tres siglos presidió la carrera española de
las In di as: l a elección, a la id a, de dos escalas en las islas. L a pen
diente, si tal puede llamarse al alisio, el camino corto con las menores
dificultades, viento del cuarto cuadrante atrás y corriendo sobre popa.
Y a a partir del prim er viaje, se hizo escala en las Can arias. E scalatécnica, escala económica, escala de orientación, que da el visto bueno
esencial para una navegación poco más o menos exclusivamente a la
estima.
L a pr imera ruta la del 9 de septiembr e al 12 de octu bre, pasaba
un poco al norte de la ruta óptima de la mayor fuerza de los vientos.
E sta ruta la encontró instintivamente del 13 de octubre al 11 de
noviembre de 1493; di bu ja, desde el grado 28 latitud Norte más
o menos al extremo o st de la Palma y de Hierro, el gran arco del
alisio hasta el punto situado entre el 13 y el 14 grado de latitud
Norte, sobre el arco de las Pequeñas Antillas.
Para el retorno recurrióse a la o l t a sencilla de la carrera portu
guesa de Guinea, adaptada a la nueva realidad más occidental
E sta solución se encontró ya a partir del primer viaje, en tres se
manas de tanteos, que hubieran podido ser fatales, del 26 de enero
al 11 de febrero de 1493. Se perfeccionó en el segund o regreso, por
un a subida más rápida en dirección del contraflujo. No sería verda
deramente comp rend ida sino qui nce o veinte años más tarde. E l celo
de la gente de mar y el sentimiento agudo del genio de Colón iban a
evitar búsquedas que sólo habrían con duc ido a inútiles pérdidas
y a alejar la navegación, en el Atlántico transversal, del punto de
perfección alcan zado en el pr im er momento.
L a mej or p ru eba brota de la comparación de los tiempos de los
cuatro viajes de exploración del Alm ir ante con las medias, sobre
los mismos recorridos, de los miles de navios que navegaron en
convoy es, cu ya cron ología deta ll ada , de 1550 a 1650 conocemos
perfectamente. Compar ación legítima, puesto que el mismo Colón
navegaba en convoy. E l del segundo viaje, con sus 17 navi os, puedesoportar la comparación con los pequeños convoyes de los períodos
de recesión. D esde siempr e y casi por todas partes, los tiempos de
Colón son comparables a los mejores tiempos de los convoyes de ruti
na de la época dorada
121
E n la base de este éxito, estaba el genio de Colón. E n el curso
de un proceso que duró casi sesenta años, cuando tantos intereses
estaban en juego, ningún testigo, ningún acusador se atrevió a dis
cutir a Colón el merecido título del más grande navegante de todos
los tiempos. Había recogido la herencia de la larga preparación afro-
p r u e ba que l a fr ip ul ación no había a s i m i l a d o el mecanismo de l a Volta
portuguesa.
L as d i f i c u l t a d e s i b a n a empezar más allá del gran día del 25 de septi embre.
A q u e l día. Colón y Martín Alonso Pinzón depart ieron con las naves a l amisma
a l t u r a . En la hi pótesis de Colón , f o r m u l a d a en el momento des a l i r , l a escua-
dr a debía es tar a l a a l t u r a , en efecto, de las «antislas», si n duda imagina das
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portuguesa, que había adaptado, de una vez, a las nuevas exigencias
de una navegación transversal.
E l preámbulo ® sitúa los motivos al principio. «In nomine Domini
nostri J hesu Christi...» L a unión con Granada, con la expulsión de
los judíos' , la ruta de las Indias, la China mongol que ya no
existía el cerco de los musulmanes... la conversión del Asia nume
rosa, la dirección: «... no dirigirme hacia Oriente por tierra por
donde se hace normalmente este viaje, sino tomando la ruta de Occi
dente que hasta ahora ninguna información cierta nos prueba que
haya sido tomada jamás»; el recuerdo de las ventajas de honor
obtenidas, los preparativos, los tres navios
3. L A SP E R I P E C I S DE LA R U T
L a escueta y densa enumeración confiere al diario de Colón su
valor dramático. Sigámosle, pues, paso a paso.
F r a n q u e a d a l a b a r r a deSaltes el 3 de agosto h a c i a las ocho de l a mañana,
en r u t a h a c i a las C a n a r i a s , el timón de l a P i n t a se desencajó el día 6 .D el 7 al 9, el convoy siguió tanteando en busca del archipi élago. A n t e la impo-
s i b i l i d a d de r e e m p l a z a r la P i n t a fue necesari o cerca de un mes de reparación
en la G r a n C a n a r i a y en L a G om e r a * * ; el d i a r i o hace un a rápida alusi ón a
B e a t r i z de P e r a z a . E l cambio develamen de l a N iñ el timón de la P i n t a
en un contexto polí tico y m i l i t a r agitado, fueron la causa de esta es tancia de
casi un mes en las islas.
jueves 6 de septiembre, desde L a G o m e r a , l a v e r d a d e r a s a l i d a . Y a era
h or a , de ser exacta la información t raída por lac a r a be l a que venía de H i e r r o ,
acerca de los proyectos hos t i les de unac u a d r i l l a de tres carabelas portuguesas *.
D os días de c a l m a ob l i g a r on todavía a permanecer frente a las C a n a r i a s
( M or i s on supone un ader iva de 8m i l l a s ) ; el día 8, un l i g e r o viento del nordeste.
a l i s i o e n t r a ba en juego; ya no dejaría, en adelante, de desempeñar su
p a p e l . E l día 9, el autor confiesa un engaño: la doble e s t i m a . E s t a medida
de p r u d e n c i a see x p l i c a por la f a l t a dec on f i a n z a en el valor de las t r ipu lac iones .Colón, en P o r t u g a l , había conocido mejor es condiciones . Lu ego los largos días
de un viaje si n h i s t o r i a . E l 17 de septiembre, los Sargazos y sus moles t ias . Se
creía que la t i e r r a estaba muy próxima. P e r o , n a d a , y empezó l a i n q u i e t u d .
22 de septiembre. Colón anotó: «M ucho me fue necesario este viento con-
t r a r i o , porque mi gente a n d a ba n muy es t imulados , que no pensaban que no
ventaban estos mares vi entos p a r a volver a España» . Anotación preciosa. E s to
122
sobre el modelo de las Azores occidenules. S e creyó, ver la t i e r r a al sudoeste;
el G l o r i a i n excehi s Deo se alzó h a c i a el cielo. L a espera erad u r a . Signo de l a
angust ia creciente. Colón, a p a r t i r de esta fecha, aumentó la d i f e r e n c i a entre
l a buena y l a f a l s a e s t i m a p a r a c al ma r l apel igrosa ans iedad de sus hombres.
L a atmósfera se hacía progresivamente más pesada. A p r i n c i p i os de octubr e
parecía casi i r r e s p i r a b l e .
6 de octubre, se inició por vez p r i m e r a , un a brecha entre Colón y MartínA l o n s o Pi nzón Desengañado por no haber encontrado el archipi élago prome-
t i d o , Martí n A lonso estaba i n q u i e t o por no encont rar tampoco C i p a n g o P r o -
puso, pues, c a m b i a r el r u m b o C o l ón se negó. E n aquel momento empezaba
a a l i m e n t a r l a esperanza dea l c a n z a r di rectamenteC a t h a y . Ni ngún mentís podía
sacar le de su i d e a . U n a esperanza decepci onada fue i n m e d i a t a m e n t e reempla-
zada por una esperanza más grande todavía. He ahí por qué es él, y no Pinzón,
el descubridor. E l día 10 estuvo a punto de perderlo todo. Según i ma leyenda
que l a mención del d i a r i o parece f u n d a r sólidamente, se produjo un motín
( la palabra es si n d u d a demasiado fuerte) * a bordo. De creer los testimonios
tardíos del proceso, l a f i r m e z a de Martín Alonso salvó la s i t u ac i ónF ue
el último y, t al vez, el más decisivo título de g l o r i a del mayor de los Pinzón.
E n l a noche del 11 al 12 de octu bre, después de un día de mar gruesa, a bordo
de l a ágil P i n t a que navegaba en cabeza, el g r i t o famoso del m a r i n o de vigía,
R o d r i g o deT r i a n a . L a Salve Regina n oc t u r n a fuec a n t a d a a coro por los mar inos
conver t idos de nuevo, un a vez c a l m a d a su cólera, en niños confiados. Luego sequedaron al p a i r o y la espera, «como los guardas —según la imagen del sa l -
m i s t a — esperan l a mañana».
4. U NA P R I M E R M I R D E T I N OL Ó GI C
«A las dos horas después de la medianoche apareció la t i e r r a , de la cua l
estarían a 2 leguas. Amañaron todas las velas y quedaron con el treo que es
l a vela grande si n bonetas, y pusiéronse a l a corda, temporizando hasta el día
v iernes quel l e g a r on a unai s le ta de los Lucayos que se l l a m a ba en lengua de
lo s i n d i os G u a n a h a n i Luego v i e r on gente desnuda...»
ceremonia l de la toma de posesión se desarrolló con los estandar tes des-
plegados, «con R odri go Escovedo, escribano de toda la a r m a d a , y R odrigo Sán-
chez de Segovia», bajo la m i r a d a de los ta inos , un pueblo desnudo, tal como
Colón pudo verlos en su viaje de África y como los guanches de las C a n a r i a s
todavía no sometidos, a los que Colón evoca en las p r i m e r a s anotaciones etno-
lógicas del 12 de octubre:
«Yo, porque nos tuviesen mucha ami s tad , por que conocí que era gente que
mejor se libraría y convertiría a nues t ra S a n t a F e con amor que no por fuerza,
le s di a algunos de ellos unos bonetes color ados y unas cuentas dev i d r i o que
123
se p u i i i a i i a l pescuezo, y otras cosas muchas de poco v a l o r con que h u b i e r o n
m u c h o placer y quedaron tanto nuestros que era m a r a v i l l a . L os cuales después
'venían a las bar cas de los navios adonde estábamos, nadando, y nos traían pa
pagayos y h i l o de algodón en o v i l l o s y azagayas, y otras cosas muchas y nos las
t r o c a b a n por otr as cosas... E n fin, todos tomaban y d a b a n de aquel lo que tenían
de buena v o l u n t a d . M as me pareci ó que era gente muy pobre de todo. E l l o s
a n d a n todos desnudos como su madr e los parió, y también las mujeres... Y
todos los que yo vi e r a n todos mancebos, que ninguno de edad de más de
5. A T R V É S D E L M U N D O R W K
A partir de este primer contacto fácil , comenzó una navegación
costera, guiada por las indicaciones de los pacíficos insulares de
San Salvador a Santa María de la Concepción de Guanahani a Rum
Cay). El 17, alcanzaron la Fernandina Long Island); Blue Hil l, el
día 20 Isabela). Se ha anotado la rectitud teológica y lógica de
estas designaciones: la primera isla recibió el nombre de Cristo, la
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t re in t a años, muy b ie n hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas c a r a s ;
lo s cabell os gruesos casi como l as sedas de cola de c a b a l l o , y cortos. L os ca
bel los t rae n por e n c i m a de las cejas, sal vo unos pocos detrás que t rae n largos ,
que jamás cortan:»
E s t a p r i m e r a descripción etnológica es también c o m p a r a t i v a :
«Dellos se p i n t a n de p r i e t o , y ell os son de la color de los c a n a r i o s , n i negros
ni blan cos, y dell os se p i n t a n de bl anco, y dell os de color ado, y dellos de lo que
h a l l a n , y dellos se p i n t a n las caras , y dell os todo el cuerpo, y dell os sólo la n a r i z .
E l l o s no t rae n armas n la s conocen, porque les mostré espadas y las tomaban
p or el filo y se cort aban con i g n o r a n c i a . N o t ie ne n algún h i e r r o ; sus azagayas
so n un a v a r a s sin h i e r r o , y a l g u n a s de e l las t ie ne n a l cabo un di ente de pez, y
o t r a s de otras cosas... Y o vi algunos que tenían señales de h e r i d a s en sus cuerpos,
y les hice señas qué era a q u e l l o , y ellos me mostraron cómo allí venían gente
de otras i s l a s que estaban cerca y les querían t o m a r , y se defendían» ( p r i m e r a
alusión a la i m p l a c a b l e l u c h a que oponía a los débiles a r a w a k s , f a m i l i a a la
que pertenecían l os t a i n o s de las B a h a m a s , a las i n c u r s i o n e s de l os temibl es
car ibe s , a los que hemos l l a m a d o caníbales, en proceso de expansión h a c i a el
N o r t e ) . «Y yo creí y creo que v ie ne n de t i e r r a firme a tomarlos por cauti vos.»
E n t o n c es germinó, por p r i m e r a vez en la mente de Colón, por asimilación
del ant iguo tráfico luso-af ri cano qué conocía b i e n , la tentación que formuló
explícitamente el 21 de dic ie mbre . L a m a n e r a de expr esarl o, por ot ra parte ,
atenúa un poco su d u r e z a : «Ell os deben ser buenos servi dores y de buen i n
gen io , que veo que muy presto dice n t odo lo que les decía, y creo que l i g e r a -
mente se h a r i a n c r i s t i a n o s , que me pareció que n i n g u n a secta tenían Y o,
p l a c i e n d o a N u e s t r o Señor, levaré de aquí, al tiempo de mi p a r t i d a °, seis a
V u e s t r a s A l t e z a s p a r a que deprendan h a b l a r . N i n g u n a bestia de n i n g u n a ma
n e r a v i , salvo papagayos, en esta isla.»
Mucho tiempo después, este día del 12 de octubre lomó su dimen-
sión a la talla de América. Sin embargo, era necesario detenerse en
estas primeras impresiones del Almirante. Llevan consigo la marca
del genio. Esta lucidez al final de una prueba así, en medio de tantas
angustias y tantas incertidumbres, esta atención sin prisas y que
intenta, ante todo, comprender..., esto prueba que Cristóbal Colón
no usurpó nada de su gloria. Pero esto demuestra, también, que
América —ya que sería «América»— no estaba en absoluto en el
comienzo; estaba al final, si queremos, de una improvisación secular.
124
segunda, el de la madre de Dios en el misterio franciscano de
la Iimiaculada Concepción. Luego vinieron el rey, la reina y el prín-
cipe heredero la quinta isla, J uana).
24 de octubr e, Colón cambi ó de rumbo. Pasó a oestesudoeste, y luego al
su r (25-26 de octubr e). L a expedición ll egó a C u b a , que eUos i m a g i n a b a n que set r a t a b a de C i p a n g o . L a g r a n i s l a de scub ie rta, seguramente, en Bahía B a r i a y ,
se llamó J u a n a. L a exploración de las costas de C u b a duró desde el 28 de octubr e
h a s t a p r i n c i p i o s de d i c i e m b r e . F e b r i l m e n t e, Colón buscaba C h i n a . Después de
la exaltación del descubri mient o, l a atmósfera se cargó de nuevo. L a r e a l i d a d
de a q u e l i d i l i o t r op i c a l era un poco decepcionante p a r a gentes que esperaban
lo s esplendores descrit os en el i l i o n e de M a r c o P o l o . L a d i s c i p l i n a se relajó.
Colón prohibi ó todo comercio l u c r a t i v o . Poco or o, ciertamente, pero había el
amor de las hermosas t a i n a s desnudas sobre las p l a y a s ' . E l 21 de noviembre *
hízose una t en t a t iva de m e d i d a astr onómica que resultó desastrosa. Colón l eyó
42° l a t i t u d N o r t e , cuando en r e a l i d a d estaban en el 21 . A pesar de todo, el
A l m i r a n t e t en i a sus dudas y optó por confi ar en su e s t ima, que er a buena.
g r a n momento deli cado del p r i m e r vi aje comenzaba. E l 22 de noviembr e,
Martín A lonso y la ágil P i n t a se a l e j a r o n L a m a lev ol en ci a era evidente. L a
P i n t a era más a p t a p a r a l a exploraci ón costera que l a pesada S a n t a Marí
Además: «Esta noche (del 22 al 23) Mar tín A lon so siguió el camino del Este
p a r a i r a la i s l a de Babeque, donde dice n los i n d i o s que hay mucho oro» '. A l
día s igu ie nte , Col ón se acercó a O r i e n t e y recogi ó, por vez p r i m e r a , de boca
de sus guías t a i n o s a t e r r o r i z a d o s , l a p a l a b r a caníbales. E l 27 de noviembre llegó
al fin a l a zona del C a r i b e . E l difíci l contacto con los indígenas contrastaba con
la af ectuosa acogida de las poblaciones a r a w a k s '.
Colón abandonó esta ti e r r a i n h o s p i t a l a r i a el 6 de diciembr e y llegó a Hai tí :
el d o m i n i o , de nuevo, de los dulces y cooperat ivos a r a w a k s . P a r a f i j a r su ru t a ,
intentó una nue v a observación astronómica el 13 de d i c i e m b r e ; nuevo fracaso ':
34° l a t i t u d N o r t e en l u g a r de 19° 55' . Po r lo menos, la tensión disminuyó; el
contacto con la g r a n i s l a fue bueno. C on sus 78 000 km , su poblaci ón densa ',
Haití sería el centro, d u r a n t e di ez años poco más o menos, l a t o t a l i d a d del
u l t r a m a r español.
16 de d i c i e m b r e , puede que en el espíritu del A l m i r a n t e l a colonización
tomara nue v a forma a l a v ist a del oro. Tocaron la p u n t a noroeste de l a i s l a ,
el domi ni o del cacique Guacanagarí, el r e i n o de M a n e n E l contacto fue
también fáci l, l os intérpretes de las B a h a m a s e r a n a d m i r a b l e s : «El i n d i o fuese
luego con su canoa a t i e r r a y da nuevas del A l m i r a n t e y de los cr is t ianos . . . y
luego v i n i e r o n más de q u i n i e n t o s hombres... el rey de ellos. L uego, uno a uno.
125
(
( y muchos a muchos, venían a la nao si n t raer consigo cosa a l g u n a , puesto que
algunos traían algun os granos de oro finísimo en las orejas y en la n a r i z , el
' c u a l luego da ba n de buena gana.>
(
6. E L M O M E N T O DE UN MA L P E N S M I E N T O
explotación intensiva del oro nativo. Entre Martín Alonso Pinzón
y Colón, a través de la desconfianza y los supuestos, nada quedaba ya
que no fuera el oro.
L a explotación de los placeres seria para más tarde. Ahora, era
necesario regresar. Y para ello había que descubrir, con dos carabelas
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L a empresa había sido concebida sobre el modelo guineo, con
vistas a un contacto con el Extremo Oriente, sobre el esquema de la
( factoría monopolística ^ Colón, el 16 de diciembre, se dio cuenta
de que, por lo menos esta vez, China y J apón se le escapaban. De
( ahí estas menciones en el diario: el or o que el indio daba fácil-
mente, de ahí esta masa humana disponible para el trabajo.«Crean Vuestras Altezas que estas tierras son en tanta cantidad
( buenas y fértiles, y en especial éstas de esta Isla Española ' que
/ no hay persona que lo sepa decir...»
Aquel 16 de diciembre de 1492 era el punto de partida, si se
( quiere, de, la colonización, en pensamiento, de un nuevo mundo que
1 debía nacer : «Y crean que esta isla y todas las otras son así suyas
como Castilla, que aquí no falta salvo asiento y mandarles lo que
( quisieren.»
«Y o con esta gente que t ra igo, que no son muchos, correr ía todas estas
( i s la s si n a f r e n t a , que ya he v i s to solos tres de estos m a r i n o s ' descender en
t i e r r a y haber m u l t i t u d de estos i n d i o s y todos h u i r , si n que les qu is iesen hacer
( mal. E l l o s no t ienen armas, y son todos desnudos, y de ningún ingenio en las
a r m a s y muy cobardes, que mi l no aguardarí an tres. Y así son de buenos pa ra
m a n da r l e s y les hacer t r a ba j a r , sembrar y hacer todo lo otro que les fuere
( menester, y que h a g a n v i l l a s y se enseñen a a n da r vestidos y a nuest ras cos-
tumbres.»
7. L A C T Á S T R O F E DE LA N O C H E
L 25 A L 26 DE D I C I E M B R E DE 1492
L a noche de Navidad, del 25 al 26, por negligencia o enloqueci-
( miento de la peor parte de la tripulación, la parte originaria de la
costa cantábrica la Sant a Mar ía la única nave de la expedición,
la gallega, naufragó. La devoción de los indios y de su jefe salvaron
( el material, evitaron lo irreparable A l día siguiente del desastre,
se precisaron las perspectivas del 16 de diciembre. Colón vio proyec
tarse, en su mente, en el interior de la isla, los enormes pla ceres( de Cibao, asimilado esta vez a Cipango ». En Cibao fue tal vez
precedido por Martín Alonso Pinzón, que alcanzó la N iñ el 6 de
enero de 1493.
L a conversión estaba hecha. La factoría monopolística había
nacido. El primer establecimiento español estaría centrado sobre la
i 126
1
cansadas y sobrecargadas, la ruta del retomo.
8. L A SD I F I C U L T D E S DE L R E G R E S O
regreso, en dos meses, resultó f i n a l m e n t e un o de los tiempos mejores
de l ah i s t o r i a v e n i de r a del Atlántico de l aC a r r e r a de I n d i a s . Fue un homenajea Colón, a Pinzón y a la c a r a be l a , este marav i l loso inst rumento del descubr i -
m i e n t o que l a explotación sistemática debió abandonar. S a l i e r o n el 16 de enero
del golfo de L as F l e ch a s en dirección a la T i e r r a de los C a r i be s . «Part ió...
l l e v a n do lap r o a al E ste cuarta del Nor deste, p a r a ir diz que a la I s l a de C a r i b ,
donde estaba l a gente de q u i e n todas a q u e l l a s i s la s y t i e r r a s tanto miedo tenían...»
O t r a tentación fu e M a t i n o n o( ¿ l a M a r t i n i c a ? ) , l ai s l a de las Amazonas ... pero
l os navios hacían a g u a l a tripulación se inquietó; Colón renunció y fu e
a fo r t u n a do . U n día o dos más, y todo estaría per dido. ^
Después de algunos días de vacilaciones, l a solución lógica era m a r c h a r lo
más cerca del a l i s i o c o n t r a r i o , en dir ección N ordeste, hasta las «Westerlies».
¿Era s i m p l e búsqueda del menor esfuerzo, con t r i p u l a c i o n es agotadas a las que
se imponía ev i tar el cansancio de frecuentes bordadas? ¿O bien asimilación
lógica a l a Volta g u i n e a de l a C a r r e i r a portuguesa de A f r i c a ? U n poco lo
uno, un poco lo otro . Se encontró la r u u del regreso. U n regreso t e r r i b l e y
m e m o r a b l e , en el límite de lo i m p o s i b l e . E l 13 de febrero, du r a n t e un chubasco,
y de nuevo el 14, l a P i n t a menos cargada de agua, se separó de la N iñ
m a n da da por el A l m i r a n t e — s i n du da i n v o l u n t a r i a m e n t e , ya que cada uno había
adoptado, con todas las velas l a r g a da s , el navegar a l a escapada—. P a r a la
N iñ a punto de zozobrar, fue el día del voto. E l A l m i r a n t e «ordenó que se
echase un romero que fuese a S a n t a María de G u a d a l u p e y l levase un c i r io
de cinco l i b r a s de cera y que h i c i e s e n votos todos que al que cayese l a
suerte cumpliese l a romería. P a r a lo c u a l mandó t raer tantos garbanzos cuantas
personas en el n a v i o venían, y señalar uno con un c u c h i l l o haciendo un acruz
y meterlos en un bonete b i e n revueltos. E l p r i m e r o que metió la mano f ue el
A l m i r a n t e y sacó el garbanzo de l a cruz . . . y desde luego se tuvo por romero y
deudor de i r a c u m p l i r el voto.» U n segundo sor teo p a r a S a n t a María de
L o r e t o , otro p a r a S a n t a Q a r a de M o g u er . . . E s t a hermosísima página del diar io
sitúa a Colón en p r i m e r a fila de los escritores esp i r i t ua les de su época.
E n l o n t a n a n z a , el dí a 15 se perfiló un ab a l i z a . Se dudó'*'. «Algunos decían
que era la i s l a de la M a d e r a , otros que era la Roca de C i n t r a en P o r t u g a l ,
j u n t o a L i s b o a. . . E l A l m i r a n t e , por su navegación, se h a l l a b a estar con las i s la s
de los A z o r e s , y creía que a q u e l l a era una de e l l a s ; los pilotos y m a r i n e r o s se
h a l l a b a n ya con t i e r r a de Castilla.» A d m i r a b l e i n c e r t i du m br e ' . E l A l m i r a n t e
t e n i a razón.
L a N iñ h i z o escala en Sao M i g u el de las A z o r e s : el episodio es célebre.
h u m i l d e peregrinaje del 19 de febrero de 1493 f ue i n t e r r u m p i do por el ataque
127
t r a i d o r de los habi tantes de la i s l a . E s t e ataque pone dem a n i f i e s t o l a v io lencia
ye las r i v a l i d a d es y de los celos en el Atlántico, en este punto, hasta entonces el
último, del extremo descubri mient o. L os hombres «idos en ca m i s a en c u m p l i
m i e n t o de su romerí a, y estando en su oraci ón, saltó con ellos todo el pueblo
a caballo y a pi e con el capitán y prendiéronles a todos»Despu és de algunos
días di f í ci l esC oló n recuperó a sus hombres, el 22 de febrero E l 24 de
febrero levó el a nc la rumbo a España. E l 3 de marzo, nueva amenaza de zozobrar,
«Porque ciertamente, a l l e nd e que él sabía y lenfá'ínne y fuerte s i n - escrú-
p u l o que Su A l t a M a j e st a d hace todas las cosas buenas, y que todo es bueno
sa lvo el pecado, y que no se puede a ba la r ni pensar cosa que no sea con su
consent im iento . Es to de este viaj e conozco —di ce el A l m i r a n t e— que m i la g r o
samente lo ha mostrado así, como se puede comprender por esta e sc r i t u r a , por
muchos m i la g r o s señalados que ha mostrado en el v ia je , y de raí, que ha tanto
t iempo que estoy en la corte de Vue s t r a s A l t e z a s con opósito y cont ra sentencia
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y votos. E l día 4 «se pensaron perder de las mares de dos partes que ve-
nían...» «Venido el día, conoció l a t i e r r a , que era l a Roca de C i n t r a , que es
j u n t o con el rí o de L i s b o a , adonde determi nó ent rar porque no podía hacer
ot ra cosa...'"» No tenía elecci ón: después de los elementos, o t r a vez los por-
tugueses.
9. L A M E M O R B L E E N T R E V I S T
Desde Raste lo , Colón escribió a J u an I L Su confusión era grande '*'. Los
ánimos se c a l e n t a b a n ' y la no t i c i a corrió. E l día 8, Colón era convocado por
el rey. E l día 9 tuvo l u g a r l a famosa ent rev is ta , que se presentí a cargada,
detrás de la g r a n d i g n i d a d de l a f a cha d a , de lamentaciones y malentendidos.
«El Rey le mandó r e c i b i r a los p r i n c i pa le s de su casa muy honradamente,
y el Rey también le recibió con m ucha ho n r a y le h i z o mucho favor, y mandó
sentar y habló muy b i e n , ofreciéndole que mandaría hacer todo lo que los
Reyes de C a s t i l l a y a su se rv ic io cumpliese cum p l i d a m e n t e , y más que por cosa
suya. Y mostró haber mucho placer del vi aje haber habido buen término, y se
ha be r hecho, mas que entendía que en l a capitulación que había entre l os Re-
yes "* y él que a q ue l l a co nq u i s t a le pertenecía"'. A lo c u a l respondió e l A l -
m i r a n t e que no había v is to l a capitulación n i sabía ot ra cosa sin o qu e los Reyes
l e habían mandado que no fuese a l a M i n a n i en toda G u i n e a , y que así se
había mandado pregonar en todos los puertos de Andalucía antes que p a r a el
v ia je par t iese . E l Rey gr aciosamente respondió que tenía él por cierto que no
h a b r i a en esto menester terceros. Diól e por huésped al P r i o r de G r a t o , que
er a l a más p r i n c i p a l persona que allí estaba, del cua l el A l m i r a n t e recibió
mu y muchas honras y favores.»
Después de tr es días pasados en la C o r t e , Colón levó el a n c l a , el 13 de
marzo . E l viernes 15, «al sa l i r el sol se halló sobre Sa ltes , y a l a ho r a del medio
día, con l a marea montante, entró en la b a r r a de Sa ltes hasta dentro del puerto
( Pa l o s ) de donde había pa r t i d o el 3 de agosto del año pasado.» L as C a s a s h a
na r r a d o el caluroso r e c i b i m i e n t o ' . D u r a n t e este ti empo, l a P i n t a también
puesta a p r ue ba por la tempestad, pero en mejor f o r m a al sa l i r de las Ind ias ,
había pasado de largo las Azores y había tocado el conti nente en G a l i c i a , en
Ba y o na , cerca de V i g oD es d e allí, Martín Alonso había pedido a los reyes
u na ent rev is ta . M ort i f i cado por su negat iva , llegó a P a lo s , a lg una s horas despuésque Colón, y murió allí , algunos días más tarde.
Dejemos que unas palabras del propio Cristóbal Colón pongan
punto final al más importante más decisivo más cargado de conse
cuencias de los viajes de descubrimiento
128
de t antas personas pr i n c i pa le s de vuest ra casa, l os cual es todos eran cont ra mí,
poniendo este hecho que era b u r l a . E l c u a l espero en Nue s t r o Señor que será
l a mayor ho n r a de la c r i s t i a n d a d que así ligeramentehaya jamás aparecido.»
N o menos in te resantes , cuarenta años más tarde , son las últimas pa la b r a s de
L as Casas '*". C on el tiempo t r a ns cu r r i d o y l a exacta medida de la obra l levada
a cabo:«Estas son f i na le s y formales pa la b r a s de Cristóbal Colón... de su p r i m e r a
navegación de las I n d i a s y descubrimiento de e l la s . Tuv o , c i e r t o , razón y habló
como prudentísimo y casi pr ofeta, puesto que los a n i m a le s hombres que han
sent ido los bienes que D i o s a España ofrecía, por su ambición y co d i c i a , de los
unos n i de los otros.
»¡Dios sea l oado »
3. Los comienzos de la ocupación
A partir de aquel momento todo fue rápido. Una serie de circuns
tancias empezando por el escepticismo inicial con el que la empresa
había sido rechazada durante tanto tiempo iban a contribuir a dar
un eco excepcional a la aventura. La llegada a Lisboa las dos largasentrevistas con J uan II la Corte reunida la solemnidad dada por
los Reyes Católicos a la acogida de Cristóbal Colón en Barcelona la
curiosidad de la mul titud; los indios desnudos que sobrevivieron en
número de siete los papagayos... cierto sentido de la propa
ganda —l os indios expuestos en Sevilla la ciudad más grande de
España «junto al arco que se dice de las Imágenes en San Nicolás»
y que tanto despertaron la imaginación del joven Las Casas que con
taba entonces 18 años— determinaron sin duda su vocación de co
lono antes que la de apóstol. Hubo finalmente la famosa carta del
primer viaje impresa en Sevi lla en los alrededores del primero de
abril de 1493 y que voló a través de Europa de Corte en Corte
de ciudad en ciudad de feria en feria. L legada en segundo lugar só
lido segundo lugar por su volumen y la buena suerte de 1492 Castilla
adoptó una política de amplia difusión diametralmente opuesta al
secreto portugués. Éste fue el medio finalmente más eficaz. Ningún
viaje portugués había de tener tan amplia proyección. Es necesario
volver a leer en Las Casas el relato del viaje de Palos a Sevilla y de
Sevilla a Barcelona así como la llegada a Barcelona donde la casua-
129
l idad qu iso que los reyes pasara n una temporad a. (Bar celona era el¡corazón de una red casi ital ian a de comuni caciones) el gesto deacción de gracias público de los Reyes, entonando de rodillas el T e
Deum L a u d a m i L s . E l paso inmed iato de la dirección de la empresa dePa los a Sevi ll a la designación, par a servir de enlace entre elAlmirante y la Corona, de un administrador de peso y de talento
Go m e ra , el F i e r r o , la Grac iosa, la G r a n t C a n a r i a , e todas las otras yslas de
C a n a r i a , ¡ganadas e por g a n ^ las quales fincan a los reynos de Castilla »
De ahí la teoría de las Indias: «ysla Canar ia ganada e por ganar».Esta pequeña frase está en los acuerdos de 1480-1481 donde la Santa
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expresaban perfectamente, por parte de los Reyes, la concienciafirme de la suerte ofrecida. Pa ra ese difícil cargo, un hombre deFernando, el famoso F onseca, archid iácono de Sevi ll a, futur o obispode Badajoz, Fa lenc ia y finalmente Burgos, sobrino de don AlonsoFonseca, arzobispo de Sevilla, y por lo tanto segundo dignatario de
la Iglesia en España, don J u an Rodríguez de F onseca: «Era muycapaz para mundanos negocios, señaladamente para congregar gentede guerra para armadas por la mar, lo que era más oficio de viz
caínos que de obispos»
1. D E L A B U L A A L T R A T A D O . E L R E P A R T O D I F Í C I L .
B U S C A D E L A V E R D A D E R A R E L A C I Ó N D E F U E R Z A S
E n el transcurso del verano de 1493, las Ind ias castellanas entraban en escena d iplomática. E r a urgente llegar a un acuerd o exactocon Por tugal. Apr ovechando la presencia en la sede de Rom a de unpapa aragónés,^os Reyes Católicos inic iaron una negociación relám-pa gorH abí a^ue poner al día y conforme a los nuevos acontecimien
tos los reglamentos de 1480-1481 E l acuerdo de 1480-1481 conf irmado por la bula etern i P a t r i s se prestaba, en efecto, a dosinterpretaciones. L a costa de África, al sur de las Ca nar ias, ¿debíaincluir todo el O céano? Esto podía llev ar a pretender que al sur delparalelo de las Canarias el mundo pertenecía, por completo, al descubrimiento portugués. E r a el punto de vista portugués, expresado p orel Pr íncipe Perfecto en la entrevista del 9 de mar zo : «díj oleque le parecía, según las capitulaciones que había entre los reyes deCastil la y él, que aquella conquista pertenecía antes a Portugal queno a Castilla...». Este punto de vista fue discutido con bastanterazón
t ratado y l a bu la habían reconocido a Por tuga l «la posesión e casi pose-
sión en que están en todos los tratos, t ie rras , rescates de Gu jn ea, con sus
m i n a s de oro e qual esquier otras yslas, costas, t ie rras , descubiertas o por des-
c o b r i r , fal ladas e por f a l l a r , yslas de Ma der a, Por to Santo e Desier ta, e todas
las y slas de los Azor es, e islas de las F lores, e así las yslas de Cabo Ver de, e
todas las islas que agora tienen descubiertas, e_qualesquier otras islas que fa
l l a r e n y conquieren de las yslas de C a n a r i a ^^ erkfia xo) contra Gu jn ea, tir ando
solamente las yslas de C a n a r i a , a saber L angarote, P a l m a , F u e r t e V e n t u ra , l a
130 J 1 . •
ÍOí
Sede, por la bula In t er C o c i e r a pudo proponer, sin contradiccióncon l a bul a de 1481, un nuevo reparto del mund o Si es verda d,tal como la historiografía portuguesa se esfuenfe en afir mar , quela política del secreto logró esconder algunos descubrimientos alO este este secreto tan bien guardado se volvió, y es de justicia,
contra Po rt uga l en 1493 y 1494.Entre la posición portuguesa que reivin di caba todo lo que estabaal sur y al i este de las C ana ri as, y la de España que llegó, en nombredel descubrimi ento de Col ón, a una posición simétrica inversa (entiéndase para Castil la todo lo que está al oeste y al norte de lasCanarias), l a bula In t er C o e t er a en su redacción de jun io de 1493,constituye un arbitraje necesario y favorable, en su conjunto, aCastil la
Conocemos sus términos. L a línea pol o a polo , a 100 leguas«hacia el oeste y el sur de una cual qui era de las islas comúnmentella mada s Az ores y Cabo V erde». A l oeste, E spaña; al este, P ort uga l.Redacción desmañada pero que expresa, mejor que un largo tratado,la i nca paci da d práctica, al oeste, pa ra fija r de un modo seguro laslongitudes. Esta redacción era a la vez la consecuencia de la bruscasituación de fuerza de Castil la en Roma y, también, de la políticadel secreto portugués que llegaba , sin du da, a subestimar la amp li tudhacia el oeste de la V o l t a guin ea o sea, a acercarse peligrosamente, para P ortu gal, a la línea de división ideal.
etern i P a t r i s concedía, ci ertam ente, en mar zo de 1493, demasia doa Por tugal. L a bul a se apartaba en esto de la verdad era relaciónde fuerzas. In t er C o e t er a en juni o de 1493, otorgaba a su vez la mejorparte a España. A penas formul ada , exigió ser corr egida. Fr ustradopor la Santa Sede, J u an I I manifestó la posibil ida d de cortar lascomunica ciones entre And alucí a y las Indi as nuevas. E r a lo bastantepara obtener l a apertur a de una negociación dir ecta. Negociaciónfirme, negociación fructuosa, ya que puso fin a una r iva l idad queamenazaba hacerse cada vez más estéril. E l tratado de Tor desil las se
firmó el 7 de juni o de 1494. M antu vo el merid ian o de división, másclar amente defi ni do que en la bul a de ju ni o de 1493: a 370 leguas ^al oeste de las islas del Cabo V erde. E l oeste pasaba a Castil la, eleste a P ortu gal con derecho de paso par a los españoles quepodrían llegar a sus Indias a través de un mar portugués sin molestias, impuestos, ni dificultades de ninguna clase.
131
Esta concesión previa tenía por fina lid ad permitir el retorno sinproblemas de la gran expedición salida de Cádiz el 25 de septiembrede 1493.
2. L A M U T A C I Ó N D I M E N S I O N A L :
S E G U N D O V I A J E
i r
un combate (p r im era página de l a l arga h i s t o r i a m i l i t a r de la colonización
europea en América) el 14 de noviembre, en Santa C r u z .
3. L A E X P L O T A C I Ó N D E S A N T O D O M I N G O
L a coloniza ción comenzó en Santo D omin go a fines de 1493 y
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E n 1493, la empresa castell ana se apar tó del model o por tugués.Na d a de largos tanteos. Se pasó, sin transiciones, del descubrimientoa l a explotación. E l segundo viaje pertenece ya a la hi stori a de lacolonización. E l cambio de los medios empleados es choca nte: tres
nav ios penosamente reun idos en 1492; un a flota de 17 uni dades dediversos tamaños en 1493; la mayor expedición c olon ia l jamásrealizada. A los pequeños puertos de Rí o T in to y del Odie l , de 1492,sucedió, en 1493, él eje real del compl ejo Sevi lla-C ádiz. Ha bíahabido pr oblema de reclutamiento en 1492 par a encontra r 87 hombres; en cambio, un difícil pro blema de elección se planteó en 1493cuan do hubo que selecciona r poco menos de 1500 h ombr es entremiles de volun tari os; los preparativos de la pr imera expedición sehabían dejado a la iniciativa privada de algunos hombres sin prestigio; un a iniciativa privada en manos de hombres aureolados deextraordinario poder de seducción, apoyada con toda la fuerza delEstado representado en Sevilla por J u an Rodríguez de Fonseca y susayudantes, prim er núcleo de la C asa de Contratación de In dias,tomó la a lterna tiva en 1493.
Colón rectificó su r u t a . Alcanzaría d i rectamente L a Española, s igu iendo l a
raejqr pendiente del al i sio un poco más al sur que la pr im era , esta vez
I k r u t a per fecta. E s t a rectificación expresa un conocimiento notable, pues, de la
posición exacta del espacio recorr ido en el último v i a j e . L a s a l i d a tuvo lugar
el 25 de septiembre, desde Cá di z' : 1200, 1500 hombres t omar on part e, pero
n inguna m ujer ; l l egada e l 3 de noviembre, ent re l a Domin ica y María Ga l an te ,
en el .centro d el ar co de las Pequeñas A n t i l l a s , en pleno dominio caribe, en un
ti empo recor d (uno de los mejores jamás real izados por un convoy de esta clase).
E n el lo tenemos otro signo de la defin it iva perfección de las modal idades del
v ia je , l a reducción del tiempo de la escala técnica de las C a n a r i a s , que ya
sería h a b i t u a l . E l convoy había l legado e l 2 de octubre a L as Pal mas (Gr an
C a n a r i a ) , e l 5 a l a Gomera. Salió el 10 de la G omer a, el 13 de H i e r r o doce
días en to ta l , de los cuales seis en la Gom era , casi una norm a del siglo xv i ).
D el 3 al 18 de novi embr e se dibujó la mayor parte del arco norte de lasPequeñas A n t i l l a s (Gu adalu pe, del 4 a l 10; Mont ser ra t , A n t i g ua , N evis , el 11;
S an Cr i s tóbal , S an Eust aqu io , Saba , e l 12; San ta C r u z , el 14; las islas Vír genes,
el 16; Sa nto Tomás, el 17). Puert o Rico fue alcan zado el 19. L a ru da na t u r a -
leza de los cari bes, los i n i o s fl echeros ter ror de los apacib les araw aks, ent re-
vist a en e l Sur de Cuba durante e l p r imer via je , apareció de nuevo. Se entabló
132
principios de 1494 Ri queza pront o disi pada , una masa huma naconsiderable con mucho tiempo libre. A la luz de los recientes tra
bajos de C a r i O. Sa uer la mayor evaluación de L as Casas es labuena (un millón cien mil en el momento del primer r ep a r t i m i e n t o
excluidos los niños, y cuando empezó el proceso de derrumbamiento,
tres millones en un pri nci pio) L a fina lid ad de esta primera colonización fue la puesta al servicio de la explotación de los placeres,designados por los indios sin desconfianza, de st potente motormuscular. E l interior de la is la, C iba o, se exploró bastante a fondoentre enero y abril . L a incursión bastante brutal de Hojeda fue U nanuncio de la de los conqui stadores del continente. T odas las características de una pr im era imp lantaci ón, a veces desafortunada ^ Squedaron dibu jad as. E l pri mer viaje de regreso verdadero, el bosquejo de un primer enlace regular independiente bajo el mando derAntonio de T orr es, se hizo con un convoy de 12 velas —l os mayoresnavi os entre 100, 150 y 200 tonelad as — en un tiempo record detreinta y cin co días, del 2 de febrer o al 7 de mar zo de 1494 D e ell opodemos dedu cir que An toni o de T orr es pasó poco tiempo a contraviento, y que debió de subir en seguida —conscientemente (?) —con el flujo o st de las lati tudes medias. L leva ba alrededor de 30 000ducados de oro, apar te unas muestras de especias de mediocre cal ida d.Fue el punto de partida, sin duda, de una oleada de decepción, osea, el desencadenamiento del contragolpe que costó a Colón su posición. P a r a obtener más oro, se cometieron las primeras y verdaderamente inútiles brutalidades.
Después, Colón exploró la costa de C ub a : en Cu ba, con menos hombres y de
un n ive l c u l t u r a l i nfer ior a los de L a Española, del 14 de mayo a l 12 de jun io
de 1494, ganó, en los J ar din es de la R e ina , el título jamás disputado del más
grande navegante de la h i s t o r i a . E n el camino de regreso contorneó casi toda
J a m a i ca . A fines de 1494, las A n t i l l a s fuer on de este modo descubiertas, si no ex-
p lo r a da s , a un r i tmo que a nun cia ya el de la Conqui sta . E l precio de esta mar-
cha , una mediocre explotación, cuyos primeros efectos fueron pronto advertidosen España. T ier ra s no ocupadas, ciert ament e, pero unidas a la o r i l l a europea por
un enlace al menos a nua l de varios navios navegando en ambos sentidos. De
este modo Colón pudo ser acogido en Santo Domingo, el 29 de septiembre
de 1494, por su herma no Ba rtolomé, que había podido reunírsele. Bartolomé
supo en F r a n c i a , donde intent aba en vano, después de su fracaso en I ngla ter ra ,
133
negociar un a ayuda, el éxito de su hertna no — 4 de marzo-25 de septiembr e:
: ¡lentitud de las comunicaciones en E ur opa —. Bartolomé no había podido por
el lo unirse a la segunda expedición. Si n embargo, a él tocaría rea l iza r, a la
cabeza de una escuadri l la de complemento, tres carabelas de socorro, el prim er
via je de ida, la pr im era conexión regu lar fuera del descubr imiento. Sa l ido de
Andalucía a últimos de a b r i l , pr inc ip ios de mayo, Bartolomé Colón l legó, pro
bablem ente a finales de ju ni o, con una carga mu y esperada de víveres, de
de mediados y de final es de l a década de los años 90. Y sobre todoresultó condenado por la conci encia moral de la Rei na, sensible a
una contradicción que escapaba a Col ón, sumergido en las dificu ltadescotidianas de l a real idad colon ial . L a negativa de los Reyes Católicosal comercio de los esclavos señaló el,punto de partida de una ruptura
puesta de rel ieve, en 1498, p or el final del monopolio de la ex
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vestidos, de medicamentos.
E l ver ano de 1494 señala el fin d el id i l io tropical de los primeroscontactos. Bajo l a autoridad mediocr e del joven herman o de Col ón,Di ego, las violenci as que no pudo im pedi r, las exigencias de 1500hombres brutales en deseos y en necesidades, acabaron por provocarh hostil idad de los arawaks. L as incu rsiones en el in terior desorganizaron una agri cultu ra de productos alimentici os, fácil pero sinreservas. Con la violencia, la revuelta; con la revuelta y la violencia, el hambre y la división en el campo de los vencedores.L os amos cayeron en la trampa de su conquista. A la cabeza delprimer parti do anti-Colón, bajo l a inspiración de un mal genio,F ra y Boí l, uno de los prin cip ales responsables de las viol encia s,y de M arga ri t, se agitaba un pequeño gr upo de catalanes. E ntr egenoveses y catalanes se ventiló una vieja querella de mediterráneos.E l fin de la era col ombi na estaba cerca. E n el otoño de 1494 serealizó el segundo viaje de ida, la segunda expedición de socorrodel añ o: llegó al mando de Anton io de Tor res, formada por una
escuadril la de cuatro carabelas. Traía la segunda carta de los ReyesCatóli cos y soli citab a el regreso de Col ón. E ste deseo era una orden,pero el Almirante no lo comprendió así. Colón proseguía su sueñodflíla ruta de las Indias. Para él. L a Española no era sino un medio;se quedó. C ibao l es decepcionó, hubo que pagar l a empresa; en este
plan, r esultó costosa y defici tari a. D e ahí ll egó la idea del tráfico deesclavos. E staba dentro de la lógica del tráfico it ali ano en el Medi
terráneo, del tráfico portugués en África. E sta idea, presentada variasveces, había sido rechazada ya por la conciencia cristiana de Isabel.Naturalmente, se trataba sólo, por lo menos de palabra, de deportara los crueles caribes, enemigos de los fieles siíbditos de los reyes, losaraw aks. E l tráfico resultó con denado económicamente ya antes de empezar, por la distancia, la necesidad de navegar durante mucho tiempo
en mares fríos, que llevó consigo una hecatombe para los indiosdesnudos. También resultó condenado por l as estructuras de pobla-miento de l a España del Sur . E r an menos favorables que las delAlgarve de mediados del siglo xv a la importación de una manode obra costosa, ya que l a población europea comenzaba a crecer denuevo. E l proyecto chocó finalmente con la coyuntur a mcdíocri
131
ploración.
4. «L A D E S T R U I C C Í Ó N . .. D E L A I S L A E S P A Ñ O L A »
L a tentativa de deportación, a gr an escala, empezó en el invi erno
de 1494 1495. M i l quini entos indios fueron hechos prisioneros, yquinientos cargados a bordo de las carabelas de Antonio de Torres.L a sali da tuvo luga r el 24 de febrero de 1495. C on navios sobrecargados, An ton io de Tor res, desorientado, perdió u n mes inútilmentecontra el viento en busca de una ruta de regreso más hacia el sur,a l a altur a de las Pequeñas An ti ll as. Se resignó demasiado tarde acoger el camino habitual que desvió al máximo hacia el Sur, ya quepasó por Madera. De este modo perdió el beneficio de la mayorpendiente de los vientos favorables. De Madera a Cádiz, doscientosindios haci nados desnudos sobre el puente muri eron de frío. Sumuerte anunci aba la suerte trágica de los t g l o g s embarcados, después de 1570, en los galeones de Mani la , en la ruta de regreso deMani la a Acapulco.
De mayo de 1494 a marzo de 1495'", Colón emprendió l a sumisión del
i n t e r i o r de la i s l a : construcción de fuertes de apoyo, incursi ones de castigo
devastadoras, co lumnas in fernales; cobro por la violencia de un tributo en oro
o, en otros casos, en a l g o d ón q u e la s técnicas indígenas no permitían pro
duc i r " ' . E mpuja dos a la desesperación los indios intentaron dos maniobras
desesperadas que i n i c i a ro n , con el chogue microb iano e l proceso de reflujo,
i r revers ib le de la poblac ión . pr i mera : p n a b ^ para la que no
estaban armados. E ngañado p o f T a relación del número, el cacique Guacanagarí
presentó un combate que desembocó en una mata nza. E l menor desni vel en el
armamento y las técnicas de la guerra se castiga siempre con una aplastante
des igua ldad de las pérdidas. E l acero de T oled o, los cabal los y los dientes
de los molosos "° destrozaron si n esfuerzo aquellos cuerpos desnudos. L as Casas
quizás exagerase cuand o evaluó en 100 000 el número de muertos tan sólo
en la jom ad a del 24 de mar zo de 1495, pero ta l vez no está tan lejos de laverdad como se acostumbra creer.
Mucho más grave, la huida ante las incursiones y el abandonode los cultivos para buscar refugio en un tipo de vida arcaico derecolección y de caza que la densidad de población de la isla ya no
13S
permitía. Las Casas ya lo afirmó : sin duda existía la ingenua idea
de provocar por un hambre voluntaria la partida de los invasores, «el
aviso fue aqueste aunque les salió al revés de lo que pensaron».
l país fue sometido a p r i n c i p i o s de 1496 por el t e r ro r y el h am b re . E n
j u n i o de1495, la p r im era ex p er i en c i a con un huracán: t res carabelas resu ltaron
des t ru idas , al t iempo que, en octubre, l l egaba a la I s ab e la un tercer convoy
de ida y Colón i n a u g u r a b a el p r im er as t i l l e ro en las I n d i a s , que fabricó la
A n t i l l a s —llegó a la v i s t a de S an t o D om in g o el 19 de agosto—, L a Española
se hundía en l a anarquía.
U n Colón ya acosado sentía los peligros rodearle por todos lados.
P or ello intentó dar brillantez, más allá de lo razonable, y acentuar
las seducciones de su nuevo descubrimiento: Trinidad, desemboca-
dura del Orinoco, Paria, Araya, Margarita.
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pequeña ca rab e la simbólicamente l l a m a d a I n d i a .
D el 10 de m arz o a l 11 dej u n i o de 1496, Colón emprendió su segundo via je
de regreso con dos pequeñas ca rab e las : la Niñ y l a I n d i a atrozmente sobre
cargadas , 225 c r i s t i an os , 30 i n d i o s (la A f i na , en el p r im er v i a j e , había sal ido
con 25 hombres . U n regreso demasi ado h aci a el sur, con la penosa escala
en la G u a d a l u p e ; un v ia je demas iado largo de tres meses. Se tocó t ie r ra enO d m i r a , en P o r t u g a l , en t re L i s b oa y el cabo Sa n V i c e n t e, según el tes t imonio
d e* F e rn an d o Colón,,el 8 dej u n i o . L as dos carabelas ent rar on en Cádiz el 11 de
j u n i o de 1496.
Caído^el entus iasmo —l a colon ia rendía poco—, odios v i g i l an t es y not ic ias
turbadoras concern ientes a los i n d i os , el c l i m a de las re laciones ent re el Al -
m i ran t e y l a C o r o n a se i ba deter iorando. Colón contaba con l a am i s t ad de
I s ab e l , quecompensaba el odio desconfiado de F e m a n d o . U na pr i mera brecha
ab ie r t a al monopol io , en 1495, se colmó en p a r t e con la confirmación de los
p r i v i l eg i os en j u n i o de 1497. P e r o l a b a j a coy u n t u ra de los f r a c a s o s h i z o
difíciles los preparat ivos del tercer v ia je Después de un año de esfuerzos,
se lograr on reu n ir penosamente ocho navios.
5. E L T E R C E R V I A J E
L a N iñ y la I n d i a salían denuevo en cabeza, en enero de 1498, h ac i a L a
Española. Colón t en i a en total seis barcos; tres carabelas, bajo el m an d o de
A l o n s o deC a r v a j a l , realizarían una unión d i r ec t a C an a r i a s - I s ab e la por la D o m i
n i ca y G u a d a l u p e , el cam in o de ida del segundo v ia j e, mient ras Colón, con
un a expedición de descubr imiento cop iada de l a del p r im er v i a j e , una nao
(100.180 toneladas , una carabela de 70 toneladas y una de 50 toneladas Va -
queñs. El Correo), tomó una r u ta m u ch o más mer i d iona l . Es te tercer v ia j e
fu e el de las escalas en M a d e r a , en las C a n a r i a s , donde C a r v a j a l , A r a n a y
J A . C o lom b o se separaron de Colón con tres navios, en las i s l a s de Cabo
V erd e . S a l i d os de Sanlúcar, el 30 de mayo —de Sanlúcar, después S e v i l l a ; he
ahí, pues, el cam in o clásico de la C a r r e r a deI n d i as — , p e rm an ec ie ron en M a d e r a
del 10 al 16 dej u n i o ; en la G o m e r a , del 19 al 21 dej u n i o , en las i s l a s deCabo
V e r d e , del 27 de j u n i o al 7 de j u l i o . Éste había de ser el v i a j e del descubr i
miento del cont inente sudamer icano E l convoy llegó a T r i n i d a d el 31 de
j u l i o , y a las costas deV en ez u e la , el 10 de agosto.
Año de 1498, un gran hito.
M i e n t r a s Colón exp loraba una p a r l e de t ie r ra f i r m e , donde creyó ver el
em p laz am ien t o del paraíso t e i r e n a l , y f i n a l i z a b a de reconocer el arco de las
36
T al vez él y sus hombres ced ieran s implemente al marav i l loso rela jam iento
de la t i e r r a t r op i ca l después de un duro v ia je. Leamos una vez más a L as Casas ,
que conserva el d i a r i o del t er ce r v i a j e . A n t e todo l a p ru eb a de la s calmas
del 13 al 20 de j u l i o . P or vez p r i m e r a , las t r i p u l ac i on es se en f ren t a ron , en el
mar, con l a t o r t u ra del i n sop or t ab le ca l o r t r op i ca l . Nu n ca los navegantes de lasI n d i a s habían descendido ta n cerca de ecuador en esta época (10° l a t i t u d norte
en j u l i o . L a impresión dees t a r - a rd i en d o sin protección sobre el puente, con
todas las velas f l o jas , l a t o r t u ra de la sed, l a comida que se descomponía, a lo
qu e se sumó el au m en t o de los viejos terr ores acerca del calor mor tal de la zona
ecuator ia l tórrida. E l 31 de j u l i o , «como le f a l tase ya el agua» '" , decid ieron
cam b ia r el r u m b o . S u b ie ron derecho h a c i a el norte, «alcanzaron la D o m i n i c a
o una de las Caníbales» — a d m i r e m o s l a s eg u r i d ad de la es t im a— cuando A lonso
Pérez , el vigía, vislumbró t res cumbres , símbolo de l a T r i n i d a d .
Este descubrimiento, embellecido por las necesidades de una causa
difícil y unido a las noticias llegadas de La Española, provocó la
brutal ruptura del monopolio colombino. Una primera tentación había
sido finalmente rechazada en 1495. Cuando llegaron las noticias del
«paraíso terrenal», en la Navidad de 1498 en la coyuntura favo-rable en una España salida ilesa de la guerra de Italia, las tentaciones
fueron demasiado fuertes y todo se desbarató.
498 499: América, ampliamente abierta a la sed desordenada
de todas las codicias, había nacido.
Tres tipos de expedición contribuyeron a hacerla surgir.
4. Las Indias escaparon a Colón
1. T R E S T I P O S DE V I A J E S
Los viajes de España hacia él Mediterráneo americano, por
el camino trazado por Colón de coíitornos cada vez más precisos;
6 los viajes hacia el paso del Noroeste, debidos, sobre todo, a no
mediterráneos y, más particularmente, a marinos de Bristol; c los
viajes de descubrimiento desde las bases nuevamente adquiridas de
Santo Domingo y, después de Cuba, por un camino que el propio
Colón había esbozado.
137
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L os pri mero s, tradic ionalm ente llam ados viajes menores ^ , fueron
¡protagonizados po r algunos de los compañeros d el Alm ir an te, el
grupo de osados marinos de Ni ebla, Alo nso de Hoj eda, J uan de la
C osa... al que acaba de unirse Américo Vespucio, el charlatán flo
rentino encargado de las p u b l i c r e l a t i o n s
Alo nso de Hojeda debió su éxito a dos altos patrocin ios. E ra
vasallo de Medinaceli (poderoso en Sevilla, resentido por haberle
desestimado la C oron a su ofrecimiento del fructuoso patroci nio del
oeste de la bahía de M ar aca ib o); recibió, por su «rescate», la autorización de
u t i l i z a r , como base de sus empresa s, seis leguas de costa de la gran i s l a L a
E spañola.
H ay que r etener esta lecc ión. H asta 1516, l a empr esa del descu
brim iento, de anexión y de conquista tuvo por única base de part ida
Santo Domingo, y luego Santo Domingo y Cuba. L a lección que Mar io
Góngora ha sacado recientemente de los grupos de conquistador es
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descubrimiento colombino). Y sobre todo, era amigo del poderoso
J uan R odríguez de Fonseca. Tenía, pues, detrás de sí a los «arago
neses» o sea, a la cli entela judeo -cri stiana que gravi taba en torno
al Rey Católico. Fonseca y Hojeda, en manos de stos ávidos finan
cieros, serían, bajo el pretexto del servic io del E stado, armas contra
los pr ivil egios casi de regalía del Alm ir ante.
C u a n d o , , en di ciem bre de 1498, con l os cinco n avios envi ados de regreso
por el A l m i r a n t e , llegó la not i c ia de «cómo A lon so de H ojeda.. . supo que el
A l m i r a n t e había la dicha t i e r r a descubiert o y las perlas, y vido la f igura que
el A l m i r a n t e envió a los r eyes»' , don J u an Rodríguez de Fonseca no hizo
sino ayudar a las presiones que se ejercían. «Como l e favorecía y era aficionado
el obispo de Badajoz *.» L a l i cencia para descubr i r en dirección de la costa de
t ie r ra firme (se ignoraba todavía si la zona de las Per las era i s l a o conti-
nente) fue firmada por F onseca sobre simp le delegación, si n confirmación
del sel lo r e a l E l pr imer cambio impor tante en la h i s t o r i a del descubr imiento
se realizó, pues, a escala de J a a l t a administración y no en ia Cort e.
A l onso de H o jeda , J u an de la Cosa y Américo Vespucio par t ieron del
P u e r t o de Santa María o Cádiz el 18 o el 20 de may o de 1499 con cuat ro
nav ios . L a escala en las Ca nar ias y, sobre la r u t a descubierta trece meses antespor Co lón, emprendieron una exploración rápida de T r i n i d a d y de un largo
trecho de la costa de Ven ezuela . E l 5 de septiembre de 1499 Ho jed a llegó a La
E spañola , i s l a en que acababa de terminar se la pri mera guerra c i v i l . Se inic iaba
u n regreso difícil por un camin o un tanto insól i to, pagado con mediocre bene-
ficio a base de palo b r a s i l . U n viaj e señalado, ya desde un pr inc ip io , por
alguna s deshonrosas bruta l id ades. L a costa de t i e r r a f i r me tenía un mal co-
mienzo. I ba a estar en el centr o de las peores codicias. A algunas semanas
de di stan cia , inmedia tam ente después de Ho jeda , l l egaron Pera lonso Niño de
N i e b l a y Cristóbal G u e r r a de Sevi l la . Niño traía la l i cencia . G u e r r a de T r i a na ,
el c a p i t a l ' . U n único navio , l a misma r u t a , el trueque de las perlas en la
región de Cor o, el reconocimiento de las sal in as de A r a y a . L a expedición estaba
de regreso en a b r i l de 1500 en Ga l i c i a .
C on la puert a abiert a, las expediciones de pretendidos descubr imien tos, de
hecho de «res cat e», de «trueque» se sucedieron al r i t mo de dos por año. Un
ba lance rápido dí.stingue tres viajes de los hermanos G u e r r a , aquel los cap i ta -
l is tas del barrio de T r i a n a en Sevi l la . . . T res viajes, en tota l , de H o jeda . A
p a r t i r del segundo viaje, que hay que s i tuar en 1502, H ojed a, provisto de una
capitulación en regla, fue nombrado gobernalor de C oquiba coa (en el (lanco
140
de tierra firme muy bien puede extrapolarse. Por regla general,
la colonización precede a la conquista, no la conquista a la coloni
zación. Desde Santo Do mi ngo, simple factoría ad qui ri da en un prin
cipio sin vi olen ci a, se inici ó el proceso que desembocaría en la
conquista.
2. D I F I C U L T A D E S Y C O N F L I C T O S
E n Santo Domingo, vieja tierra prematuramente uti liz ada, se de
sarrolló un doble conflicto: un conflicto latente, que oponía a los
nuevos amos la resistencia pasiva, esporádica, ineficaz de los indios;
y una primera guerra civi l que enfrentó a los vencedores. Con tra una
mayoría de colonos honestos, fieles a la autori dad legal del Almi rante,
un puñado dinámi co de raci mos de hor ca, bajo l a dirección de Fran
cisco Rol da n, al que Colón había coloc ado en el puesto de alcal de
mayor ocupó una parte de la isla y amenazó a la otra, desde fines
de 1496 hasta el comp ro mi so poco hon ora ble de septiembr e de 1499.
Para calmar el descontento de los colonos, se dio el último paso hacia
la total domesticación de los in di os. C olón , a fines de 1499, procedi ó
al pri mer «repartim iento». U n censo sumari o de la población dar ía,
sin incluir a íos niños, alrededor de un millón cien mil almas. Esta
cifra la encontramos en todas las fuentes de los primeros momentos
de las I ndia s Apa ci guam ien to momentáneo. Desde 1500, bajo otro
jefe, Adrián de Mux ic a, el movimiento volvió a tomar cuerpo, signo
de la decepción endémica de los europeos consumidos por el aburri
miento, la sífilis (estaba afectada 25 y 30 de la población) y la
impaciencia de enriquecerse para huir. 1500 señala el fi n de C olón
en su conqui sta. E l 23 de agosto de 1500, con plenos poderes para
establecer el nuevo régimen, llegó el comendador de C alatr ava Fran
cisco de Bo badi lla . Aq uel gentilhombre orgulloso y desprovisto de
discernimiento fue instrumento inconsciente de una revolución fatal:
el levantamiento de un aparato admi nistrativo movido por su propiadinámica.
Hem os visto, en Sevi ll a, a Fonseca romper en 1499, sin consultar
a ¡os Reyes, el mon opolio del descubrimiento. Bo badi lla en las I ndias
141
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puso fin, más brutalmente todavía y sin orden precisa, al régimen
salido de las Capi tulaciones de Santa Fe. Alred edor de B obadi lla se
aglomeró la hez de todos los descontentos. C olón rehusó la violen cia .
Seguro de su buen derecho, regresó encadenado, con Di ego, a prin
cipi os de octubre de 1500, a bordo de la carabela L a G o r d a Fue
el r egreso más rápido jamás registrado en toda la histori a de la
Carrera Desde el fondo del abismo, un testimon io: la carta de
Colón a don J uan de T orr es A pesar de las medidas de reparación
firme. L as Indi as anteriores al cuar to viaje se lim itab an de hecho
a la base de L a Española. Isabela , el mediocre lu gar de la costa Nor te,
fue abandonado en provecho de Santo Domingo, la gran rada al Sur,
y a la contraescarpa de la costa de tierra firm e. E l cuarto viaje
iniciado más al Oeste fue un decisivo cambio espacial ^ Si n em
bargo, no sería Colón quien sacase las consecuencias de ello.
Cuando llegó a Sanlúcar el 7 de noviem bre de 15 4i el Almirante
era un hombre acabado. L a muerte de Isabel el 26 de noviem bre,
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
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impuestas por la R ein a, algo se había r oto. L as Indias habían esca
pado definitivamente a Colón.
L a empresa había cambiado de plano. Cu ando Nic olás de Ovando,
el nuevo gobern ador , abandonó C ádiz el 13 de febrer o de 1502,
menos de diez años después de las capitulaciones, lo hizo a la cabezade treinta navios (cinco naos, 24 carabelas, una barc a). Per o Colón, el
profeta aplastado por su obra, iba a dar, antes de mor ir , la medi da
más evidente de su genio. Hel o ahí, por última vez, descubr idor entre
los descubridores, a la búsqueda de la ruta oriental de las Indias
que todos, excepto él, habían olvidado.
3. E L C U A R T O V I A J E
Colón dirigió a los Reyes la propuesta del cuarto viaje quince
días después de la salida de Ovand o. L a autorización fue concedida
el 14 de abril de 1502. C on una pequeña flota de cuatro navi os en
total, menos de 250 toneladas, hay que situar la última expedición en
las dimensiones heroicas del p rim er viaje. L os preparativos comenzaron en Sevil la el 3 de abril y termi nar on en Cádiz el 9 de mayo.
Este último viaje fue el más largo, veintiséis meses, del 9 de mayo de
1502 al 7 de nov iem bre de 1504. F ue también el de las ocasiones per
didas Colón dejó escapar por poco el contacto con el im peri o
maya c uando, al ll egar' a la isla B onacca y al cabo de Hondur as, -
gir ó-al Este, en lugar de hacerl o al Oeste. P or poco también no
realizó e l . descuíudmifinto del Pací fico, cuan do corrió a lo l argo de
casi toda la costa atlántica d eA m en c a central, del cabo H ondura s
al golfo de Darién. Pasó a lo largo de la futura Castil la del Oro
(Ver agua) sin sospechar las ri quezas que encerraba. Si n embargo,
este cuarto viaje aportó al conocimiento del Mediterráneo americano
casi tanto como los tres primeros, y mucho más que todos los viajes
menores de H ojed a os Peralon.so Niño y R odr igo de B astidas a la
costa de las Per las.
Aparte C olón, la empresa de los pri meros años se había lim itado
a la explotación pri vada de los indi os de Santo Do mi ngo y al true
que, a menudo violento, de las perlas a lo largo de la costa de tierra
144
le asestó un últi mo golpe. Ll egó hasta la C orte, afectado ya por l a
arteritis —en ferm edad de las largas veladas en pie, de la navegación
a la estima—. Firmó su última voluntad el 19 de mayo y murió cris
tianamente en Va ll ad ol id el 20 de mayo de 1506.
E l 20 de mayo de 1506 se volvía una página, cuyo giro comenzara
seis o siete años antes: l a página del pur o descubrim iento.
45
críti ca de l a g ran empresa [628] , H . V I G N A Ü D ha in t entado en vano refu tar
l a au t en t i c i d ad de un documento —absolu t amente i n d i s cu t i b l e— pero cuya
i mp o r t an c i a no se debe exagerar . C f. S. E . M O R I S O N J o u r n a l s [90],
página 11.)
19 . S . E . M O R I S O N A d m i r a l [212].
2 0. Cf . más a r r i ba , pág. 31.
2 1 . S . E . M O R I S O N J o u r n a l s [90 ], pág. 12.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
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N O T A S D E L C A P Í T U L O I V
C f . más abaj o, págs. 174-175.
S . E . M O R I S O N A d m i r a l o f the Ocean S ea [212], y J o u r n a l s a n d otker
Doc umen t s [90].
C r i s t o f o r o Co l ombo , d o cum en t i e prove d e l l a su a a p p a r t e n a n z a a G eno v a
[541].
C f . más a r r i ba , pág. 38.
S . E . M O R I S O N J o u r n a l s [90], pág. 5.
M A R I A N N E M A H N - L O T C o l o m b [580], pág. 8.
L i f e o f t h e A dm i r a l . . . , ed. B E N J A M Í N K E E N [88].
Según M A H N - L O T [580], pág. 10.
R . M E N É N D E Z P I D A L L a l e n g u a d e C r i s t ób a l Co l ó n , M a dr i d , 1940.
S . E . M O R I S O N Ch r i s t o p h e r Co l omb u s , M a r i n er [587] , pág. 36, cree en
u n a c u l t u r a de autodidac ta a d q u i r i d a en P o r t u g a l , cuando escr ibe: H e
h a d very l i t t l e f o r m a l s ch o o l i n g , spoke t h e genoese d i a l e ct w h i c h vís
a l m o st u n i n t e l l i g i b l e to others I t a l i a n s , a n d never l e a r n e d t o read a n d
w r i t e u n t i l h e went t o Po r t u g a l .
N in g ú n re t ra to auténtico le fue hecho en vida.
S o b r e todo esto existen po os documentos. A l g u n a s conf idencias veladas,
recogidas, a l f i na l de su v i d a , cuand o había l l egado a la ce lebr idad, por
amigos ávidos de inst ru i rse.
C f. más a r r i ba , pág. 38.
C f. más a r r i ba , pág. 52.
S . E . M O R I S O N dice muy bien M a r i n er [587], pág. 39 ); «El océano tenía
l a reput ación de ser demasiado vasto, los vient os demasiado i n c i e r t o s ; los
nav ios no podían l l evar los suf i cientes víveres para a l imentar a sus t r i p u
lac iones durante largos meses, y los propios mar inos hab ian ad q u i r i d o
pr o fundo respeto por este oscuro y t u rb u l en t o des ier to, e l A t lánt ico N o r t e ,
y no querían compr ometerse en una empr esa ta l. Qu e f u e ra teóricamente
pos ib le de a lcanzar el O r i e n t e navegando rumbo al E s t e , todo hombre
c u l t i v a do l o h u b i e ra admi t ido, desde el momento en que todo hombre c u l t i
vado sabía que l a t i e r r a es una esfera, pero na die había hecho nada
p a ra aver iguar l a teoría.»
C f. más a r r i ba , pág. 64.
C f . más a r r i ba , pág. 87.
E n un vol um en [626], y en u na parte de los volúmenes de l a h i s tor ia
22 . S . E . M O R I S O N J o u r n a l s [90] , pág. 11.
2 3. S . E . M O R I S O N M a r i n e r [587] , pág. 45.
24 . S . E . M O R I S O N M a r i n e r [587] , pág. 45.
2 5. I b i d . [587] , 90.
26 . G . M . N u N N , G e og r a p h i c a l c on c ep t i o n s o f Co l um b a s [592], N . Y . , 1924.
27 . Cf . más a r r i b a , págs. 62-63.2 8. S . E . M O R I S O N J o u r n a l s [90] , pág. 57, nota s.
29. C O L O M B , Euvres, ed. C I O R A N E S C U [91], pág. 62, y S. E. M O R I S O N , Journals
[90], pág. 81. «Par ti ó de allí para Cuba porqu e por las señas que los
indios l e daban de la grandez a y del oro y per las del la , pensaba que era
e l l a , conviene a saber, Cipango.»
30 . S . E . M O R I S O N M a r i n e r [587] , págs. 46-47.31 . S e t r a t a en r ea l i d ad de un desfase reg ional . Se ha conservado una curiosa
carta de un ta l H i e ron y mu s M ü n tzer a J u an I I , fechada en N u r embe rg ,
el 14 de j u l i o de 1493, que, ignora ndo si n duda l a tentat i va de Colón,
hace a J u an I I u na proposición análoga a la que había ya rechazadoen 1484-1485.
32 . C f. pág. 115. •
3 3. Cf . más a r r i b a , pág. 89.
34 . Cf . más a r r i b a , págs. 92-93.3 5. Cf . más abajo, pág. 283.
3 6. S . E . M O R I S O N A d m i r a l [212] , pág. 91.
37 . M a r t í n B e h ai m , de N u r e m b er g . C omo Colón, se casó con u na port ugu esa;
omo é l , v ia jó en la C a r r e r a d e L a M i n a . T enía sobre la t i e r r a , sobre
A s i a , sobre l a p os i b i l i d ad de u n enlace dir ecto Eu ropa-J apón, ideas idén
t i cas a las de Colón. M ateri ali zó sus datos sobre un globo terrestre famoso
rea l i zado en 1492 cf. pág. 148, no ta 49). A poyándose en este globo, H i e ro
nymus M üntzer d i r i g i rá, el 14 de j u l i o de 1493, a J u a n I I l a cu r iosa
carta que conocemos S. E. M O R I S O N M a r i n e r [587], pág. 53; J o u r n a l s
[90], págs. 15-16), para hacer l e la misma proposición que Colón en 1485y en 1488. M art ín B e h ai m servir ía a H u mb o l d t [177] omo pretexto para
negar a P o r t u g a l el méri to de adelant o científ ico y técnico a la hora
de los grandes descubr imi entos. Ser ía igualmente i n j u s to ignorar y o l v idar
a l g ran sab io a lemán. Tod a la E u rop a e ru d i t a estaba mad u ra en el
s ig lo X V para l a g ran aventu ra científ ica y técnica de la apertu ra p lane
ta r ia . Pero en P o r t u g a l , eser ic ialmente, en Ca s t i l l a y en I t a l i a d e l N o r t e ,
existían las estrucTuras cap i ta l i s tas su f ic ientes para l levar a cabo l a em-,presa. E r a a l l í tan sólo y no en ot ra parte, donde el Estado, esta potencias i n l a cua l nada de esta i mp o r t an c i a puede hacerse, era capaz de com
prender y de actuar en este camino de innovación.
47
38 . Cf . mása r r i b a , pág. 87.
. 39. Cf . mása r r i b a , pág. 85.
40 . Cf . mása r r i b a , pág. 88.
4 1. E l p a d r e y el h i j o l l a m a r o n , una noche, extenuados, a l a puerta del
convento. Los fran ciscan os recogieron al n i ño; educaron y c r i a r o n al huérf a n o , p r i m e r heredero de la cap i tu lac ión de S a n t a Fe y f u t u r o v i r r e y de
la s Ind i as.
4 2. Podemos encontra r a través del J o u r n a l cf. C I O R A N E S C U [91], y S A M U E L E .M O R I S O N [212]) lasnumerosas man i festac iones del m i s t i c i s m o de Colón:
i m p o s si b l e to any educated pe rs ona : «hat the pr oposed voyage to A s i a
w o u l d r e q u i r e thr ee years t i m e even if the s h i p c o u l d r e t u r n , wh i c h they
judged d o u b t f u l ; that t he ocean i v a s i n f i n i t l y l a r g e r t h a n C o l u m b u s sup-
posed and m u c h of it u n n a v i g a b l e. And f i n a l l y it was not l i k e l y that God
w o u l d have a l l owe d any u n h a b i t e d l a n d s of real v a l ué to be concealed
f r om H is people for so m a n y c en t u r i e s» D e c i d i d a m e n t e , a f ines del
s ig lo X V en m a t e r i a deconocimiento geográf ico y decosmografía, toda la
España cu l t i vada sea l i n e a b a sobre lo mejor .
54 . S. E . M O R I S O N A d m i r a l , I [212], pág. 146.
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m i s t i c i s m o que le era prop io , pero quet o m a b a , a m e n u d o , un tono f r a n
ciscano. Colón anunc ió a lgunos de lostemas de lat rad ic ión f r a n c i s c a n a en
el N u e v o M u n d o h a s t a M e n d i et a . Cf. J O H N L E D D Y P E L A N The m i l l e n n i a l
K i n g d o m [190].
4 3. S. E ,M O R I S O N M a r i n e r [587], pág. 49.4 4. Cf . mása r r i b a , pág. 64.
4 5. V o l v i ó , en c i erta m e d i d a , a l a h o r a de la C o n q u i s t a . E l Esta do l levaba ,
de lejos, las r i endas. Por otra pa rte , había demasiado por hacer , y por
tomar , - p a r a quepud i era entra r en el detal le.
46 . L e debemos el fondo an t iguo de la f amosa B i b l i o t e c a C o l o m b i n a en Se-
v i l l a , unacolección de 15 370 l i b r o s y manuscr i tos , una de las másh e r
mosas del s i g l o X V I .
4 7 . F e r n a n d o m u r i ó el 12 dej u l i o de1539. Como hombre dec a l i d a d , a pesarde su basta rd ía , fue i n h u m a d o en la c a t e d r a l . L ap r i m e r a edición de la
h i stor i a quecompuso sobre el A l n i i r a n t e, su padre, aparec ió en Venec ia
en i t a l i a n o , en 1571: i s t or i e del S. D. F e r n a n d o C o l o m b o . N e l l e q u a l i
s h a pa r t i c o l a r e e v e r a r e l a t i o n e d e l l a v i t a , e de f a t t i d e l V A m m i r a g l i o
D . C r i s t o f o r o Co l om bo , suo pad re . . . , t r a d . de U L L O A [87]. Cf. The Ufe
of the A d m i r a l C h r i s t o ph e r C o l o m b u s by his son F e r d i n and . . . , ed . B E N J A M Í N
K E E N [88].
48 . S. E . M O R I S O N M a r i n e r [587], pág. 52.
4 9. J u an I I rec ib ía , i ron ía cruel , en el curso del año1493, l a c a r t a deH i e r o n y m u s Müntzer f u n d a d a sobre la esfera de B e h a i m S. E . M O R I S O N
J o u r n a l s [90] , pág. 15-17). Recordem os que vio a Colón en m a r z o , al
regreso del p r i m e r v i a j e. .
5 0. Sea lo quefuere lo que se h a y a podido decir sobre el sscr eto port ugués(cf. mása b a j o , pág. 216), el sent ido del mensa je aporta do por D í a s no
había podido escapar a Colón. Sus hermanos estaban enL i s b o a en d i c i em
b r e de 1488, y le t e n í a n i n f o r m a d o . L ap r i s a queq u e m a b a a Colón , al
día s igu iente del regreso deD i a s , dauna prueba pues, anc i erta medida,
de l a poca e f icac ia del fam oso secret o.
5 1 . Es di f íc i l saber la p a r t e deesperanza d i recta queColói> podía tener , l aesperanza dei n teresa r r e a l m e n t e a los pr inc ipes del N o r t e , y la p a r t e de
chanta je que l l e v a b a consigo, sin duda , esta gestión: coninover a los
m i e m b r o s de la comisión T a l a v e r a p a r a a p r e s u r a r lost raba jos.52 . S. E . M O R I S O N M a r i n e r [587], pág. 53.
5 3. S. E . M O R I S O N i b i d . [587], págs. 53-54, resum e de la n j a n e r a siguiente:«he expert s ad v i s ed the Queen t h a l the West-to-the O r i e n t p r o j e ct»
s.rested on i v eak found a t i on s» «hat it s a t t a i n m e n t seemed> « nc e r t a i n and
148
5 5. No se comprende nada fuera de la atmósfera de la toma de G r a n a d a ,
que ponía un f i n a l a 790años der econquis ta. U n ^exaltaciór^^ ue ^levaba
a <;r^i; ei{ iq únposüjle.
56 . ¿ f . ' m á s a r r i b a , págs. 84-85.
5 7. Unanueva publ icac ión de los P l e i t o s Co l om b i n o s en diez grandes volúmenes está en curso en la E s c u e l a H i s p a n o a m e r i c a n a deS e v i l l a , b a j o l a
dirección de A N T O N I O M U R O O R EJ Ó . V , con la colaboración de F . P É R E Z
E M B I D , J . A . C A L D E R Ó N Q U I J A N O , F . M O R . \ L E S P . \ D R Ó N y T . M A R Í . N M A R
T Í N E Z . E l tom o V I H a pa r ec i ó en 1964 [8 6] ; 1511-1512, 1515-1520, 1524-1526,
1 5 3 4 1535, 1536, 1537-1541, 1554, 1555-1563 son losp r i n c i p a l e s momentos
de este maratón procesal, que es, también , una g r a n suerte para la
h i stor i a .
58 . Los dosm i l l o n e s de mar avedíes (canti dad modesta, querepresenta 95 K g
de p l a t a f i n a ) no fueron s u m i n i s t r a d o s d i rectamente por laC o r o n a . «Los
gastos necesarios p a r a el e q u i p o de las t res ca rabelas quepedía Colón
fueron cubi er tos s in d i f i c u l t a d . S a n t a n g e l adelantó un m i l l ó n a la C o r o n a ;
e l genovés proporcionó el ot ro mi l lón grac ia s a los préstamos que le
h i c i eron c o m p a t r i o t a s de S e v i l l a y el banquero Bera rd i .»
5 9 . S. E .M O R I S O N J o u r n a l s [ 90 J , pág. 27.
60 . N in gún texto cf. másaba jo , págs. 247 y s.s.) hadespertado, como éste, laimag inac ión de loshis to r iador es cf. S. E . M O R I S O ^ Í J o u r n a l s [90], pág. 26;
A d m i r a l [212], págs. 138-145; C E C I L J . \ N E H a k l u y t Society, I I , L X V ,I ntr oducción [574], págs. c - c v i ; H . V I C N A L Ü H i s t o i r e c r i t i q u e [621], y
A L T O L A C U I R R E E s t u d i o j u r í d i c o del a s Cap i tu lac i ones y P r i v i l e g i o , B . R . A .H . ,
X X X V l l I (1901), págs. 279-293). L atesis cr i t i ca hasacado argumento para
l i m i t a r el a l c a n c e del v i a j e al d e sc u b r i m i e n t o dea l g u n a s i s l as e i m a g i n a r
u n v ia je previo de reconocimiento. «Un poco de ref lexión , sin embargo— e s c r i b e con h u m o r S. E . M O R I S O . N sugerirá queColón notenía neces i dad ni de c a r t a , ni de c o n t r a t o p a r a e n c o n t r a r u n a r u t a s i n o tan sólop a r a poseer su control después del d e s cu b r i m i e n t o a través deu n a j u r i s
dicción dea l m i r a n t a z g o y de lospoderes dev i r r e y sobre todas las t i er ras
nuevas que podría descubr i r incidentalmente.»
61 . Cf . mása b a j o , pág. 178: «... p o r q u e hade.scubierto y p a r a el v i a j e que,
co n la ayuda deD i o s , está a p u n t o del l eva r a cabo...».
6 2. S. E .M O R I S O N J o u r n a l s [90] , pág. 27.
6 3. M O R I S O N i b i d . [90], añade: «... no hacen n i n g u n a mención de una ruta
de las I n d i a s , a pesar de quehaya positiva ev idenc ia , por otra pa rte , de
qu e eraaquél su p r i n c i p a l objeto...».
64.. Exce lente observación de S. E. M O R I S O N i b i d . [90]; buena demostración
14 ;
iJ f J . P É RE Z D E T u D E L A B u E s o , el» «Polí t ica de pobl ami ento y polít ica decontratación de las I nd i as (1502-1505)>, R . I . , 1955, números 61-62 [593J
P a r a P É R E Z D E T U D E L A B Ü E S O , l a p r i me r a polít ica económica de Colónfu e la factoría monopol ísti ca, sobre el modelo portugu és.
6 5 . S . E . M O R I S O N , J o u r n a l s [90], pág. 27, con su sentido de l a fórmu la,resume su pensamiento en estas pa l ab ras : «He (Co lón) assu med (as Münt
z er assumed.. . ) that o r ienta l potentates w o u l d be on l y too w i l l i n g , l i k e
those of W est A f r i ca , to grant S p a i n sovere ign ly over o u t l y i n g i s lands i norder to reap advautages f r om a d i rect trade w i t h E ur ope.. .>
N a d i e hacía caso de Colón, nad i e le atendía, nadie creía en aquel extran
j e r o ; pero tan pronto los t res hermanos apadr inaron el p lan , muchos se
decidieron.» Sobr e el terreno. Colón abandonóse a algunas promesas pre
cip i tadas , qu e se volverían, en 1532, contra sus herederos . E n 1532 , A lons o
Ga l l ego pr etendería r ecordar haber oído a Colón decir a su compañero:
«Señor M art ín A lon so P inzón : vamos a este v iaje, que s i sal imos con él
y D i o s nos descubre la t i e r ra , yo os pometo por la Co r ona Real partir
co n vos omo con u n hermanó». T est imon io confi rmado por e l de l Reg idor
de Hue l va , F ranc i s co Medel .
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66 . F u e para conservar la ventaja de esta a l i anza , i nc l u s o después de serrechazado por la f a m i l i a de su mujer mue r ta , por lo que no se casó con suamante, B e a t r i z E nríquez , la madre de F eman do (c f. más ar r iba , pá
gina 108).
67 . L a fórmu la se tomó de las cartas de donación portu guesas . N o debe dársele u n sentido demasiado preciso, ya qu e pertenece al es t i l o jur íd ico quetiiic^-a pfif refliinf);^pria cnf;i)-ir lo imprevi s ib le .
6 8. A lons o Enr íquez era e l t ío del rey. L a ju r i sd icc ión del g ran a lmi rante deC a s t i l l a ^ se ejercía, en especial, en los mares entre C a s t i l l a y las islas
Canar ias. E nrí quez había logra do establecer u n derecho de 30 a d
va l o r em sobre el tráfico con las Canar ias.
6 9 . S . E . M O R I S O N , J o u r n a l s [90] , pág. 29.
70 . J b i d . [90] , pág. 30. P r ue b a , entre mi l , que Co lón se m archaba a l A s i aoriental .
7 1 . S . E . M O R I S O N , J o u r n a l s [90], págs. 31-36. L a orden a la comu ni dad deP a l o s de poher a l a disposición de Cris tóbal Colón dos «carabelas arma
das» en razón de un castigo anti guo por grave desobediencia. E l derechosus pendía las persecu ciones en favor de los qu e se enr olas en en la exped ic ión . L a o rden de propor c ionar a v i t ua l l a m i en t o a l más justo prec io y
u n a exención general de impues tos. D e todos estos textos, el segundo esel qu e susci ta más interés. Po r haber lo entendido mal y separado de sucontexto es t rad ic i ona l en u na exped ición de descubri miento , simplegarantía para el capitán y u n medio de evitar interminables confl ic tosde jur i sd icc ión se ha preten dido qu e la tripul ación de Colón habíaestado compues ta, a fa l ta de algo mejor, de carne de ho r ca . A l i c e G o u l d
h a demostr ado qu e tan sólo cuatr o compañeros de Colón se benefi ciar ond e l derecho, a pesar de que no fueran sino pequeños cr iminales (habíanayudado a u n camarada a sus traerse a los rigores de la cárcel).
7 2. P . C H A U N U , Séi l l e , t. V I I I , 313, pág. 91.
7 3. E n aplicación de la orden del 31 de marzo de 1492. P ertenece, con elmismo t i t u l o que las Capi tu laciones de Santa F e , a l a r r anqu e místicode u n f i n a l de Reconqu is ta.
74 . C f . P . C H A U N U , «Nu eva C lí o», 26 ¿>tj.
75. A N T O N I O M U R O O R E J Ó N , F L O R E N T I N O P É R E Z E M B I D y F R A N C I S C O M O R A L E SP A D R Ó N , en p r imera página del tomo V I I I de la nueva edición en curso
de los P l e i t o s C o l omb i n o s [86] (págs. x x i v -x x v ) , r es u m en m u y b ien l a
lección que se desprende de un conju nto impon ente de testimon ios. «Pi nzón
empujó a l pueb lo a s ub i r a bordó, yendo él el pr imero, entus iasmado con
l a idea , y probabl emente atraído por l as ganancias y promesas de Colón.
1 50
7 6. C A R L O . S A U E R , T h e Ea r l y S p a n i s h M a i n [604 ], pág. 18.
77 . Cf . más abajo, págs. 212-214.
7 8. Cf. más ar r iba , pág. 89.79 . S u l i s t a está perfectamente establ ecida gracias a A u c E G O U L D , c f . S . E .
M O R I S O N , A dm i r a l [21 2], I , págs, 190-192 ; 39 a bordo de l a Sa n t a M a r í
en la que iba el p rop io Co lón ; 26 en la P i n t a ; 22 en la N iñ . U n onverso
q u e sabia el árabe, L u i s de T o r r e s , pero ningún soldado, ni sacerdote
tampoco. Únicamente mar inos . Se contaba con descubr i r , y a diferencia
de Bar to l om eu D i a s , el exacto contemporáneo que acabada de alcanzar el
Cabo de B u e n a Esperanza , se esperaba evitar un l a rg o v i a j e en los l ímites
máximos, omo el de D i a s , de las pos ib i l idades de la época.
8 0. M O R I S O . N , J o u r n a l s [90], pág. 49.
8 1 . Cor reg i r la traducción de C I O R A N E S C U C O L O M B , (Eu v r e s [91] , pág. 29),
p or l a o t r a , más precisa, de S . E . M O R I S O N , J o u r n a l s [90], pág. 50: «Saltó
o desencajóse de sus hebi l las el goberaar io de la carabela P i n t a , donde
i b a M art ín A lon so P inzón». Se pensó en u na malevolencia. Se sospechó
de Gómez Rascón y Cristóbal Q u i n te r o , el propietar io de la P i n t a , des
contento de esta requisición.
E s t e incidente es tres veces s ign i f i cat ivo . H ace aparecer primeramentel a perfecta adaptación de la carabela a su tarea. A m i n o r a n d o u n po o l a
marcha, l a P i n t a a lcanzó, s i n demasiados esfuerzos , la esca la reparadora
de las Canar ias. S ub r a ya , indi rectamente, el t iempo record de la travesía.
E l incidente del t imón hi zo perder quin ce d ías a Co lón . S i n é l , e l p r imer
v i a je se h ub i e r a l levado a cabo en un ti empo parecido al de los records
de los siglos f u t u r o s . ¡Para los que denigraron a C o l ó n E l incidente de
l a carabela, f inalmente, l levó a Colón a rend i r u n homenaje merecido a
Pi nzón, el últ i mo antes de su desavenencia y l a mu erte del más b r i l l an te
y del más inqu ietante de los compañeros de la gran empr esa: «V ídose a l l í
e l A l m i r a n t e en gran turbación por no poder ayudar a l a dich a carabela
s i n su pel igro , y dice que a l gu na pena perdía con saber que M artín
A l o n s o P inz ón era persona esforzada y de bu en ingenio. E n fin , andu
v ieron ent re día y noche, 29 leguas».
8 2 . S A M U E L E L I O T M O R I S O N , pro fesor en Ha r va r d , a lmi rante de reserva, com
pañero de F . D . R . Roosevelt , art í f ice de la v i cto r ia est adoun idense en
el Pac í f ico , h is to r iógrafo de la mar ina , coautor de la mejor h i sto r ia de los
E E . U U . , es , también , el hombr e que, sobre la maqueta de la exped ic ión
de Ha r va r d , reconstruyó, con el d iar i o en la mano, los viaj es de Colón
en 1939-1940.
151
L a edición del m o n u m en t a l J o u r n a l s and other Documents on he L i j e
an d Voyages of C h r i s t o p h e r Co l umb u s [ 9 0 ] , e st ab a p r ep a r ad a en 1 9 4 1 , al
mismo t iempo que el i n co m p ar ab l e A d m i r a l of the Ocean Sea [ 2 1 2 ] . E l
ataque japonés cont ra P e a r l H a r b o r retrasó en veinti dós años su pu-
bl i cac ión.
Ningún h i s t o r i ad o r ha sab ido penet rar de este modo en el a l m a de
Colón. E r a necesar io par a es ta tarea un h o m b r e que no f uera so lamente
estudioso, s ino que t u v i e r a con Colón a l g u n a a f i n i d ad e l ec t i v a . The Ad-
m i r a l y la traducción del J o u r n a l s cons t i tuyen, eneste momento, las dos
cumbres ob jet ivas de l a historiografía de los descubr imientos .
pa r a un a navegación p rev is ta conv iento del lado depopa a L a s P a l m as .
9 3 . C f . n o t a 8 1 .
9 4 . A c e r ca de laes tancia deColón enlas Cana r i as , ex is ten muchas desafortu
nadas in terpolaciones deL as C as as : la alusión a T en e r i f e , que no es taba
todavía s o m et i d a ; el c am b ia r el n o m b r e deB e a t r i z por Inés.
9 5 . Po r otras fuentes sabemos ( carta de M i c h e l e de C u n eo , 28 de octubre
d e 1 4 9 5 , J o u r n a l s [ 9 1 ] , pág. 2 1 0 ) que el sesudo Colón estuvo, por un
momento, enamorado de este representante con f a ldas de la ar is tocracia
canar ia .
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Colón no escribió en su l en g u a m at e r n a , no era un h ombre deestudio,
s ino deacc ión, al t iempo quemístico y v is ionar io . P ocas lenguas son tan
difíciles como las u y a , a f uerza dedens idad . L a traducción deM o r i s o n , y
sus notas, dan al texto suverdadera d imens ión.
Coloca el texto deColón má s allá detodas las convenciones, como unade lasobras maestras de la l i t e r a t u r a u n i v e r s a l .
83 . P. C H A U N U , Séüle [313] , t. V I H , pág. 94.
8 4 . No se t r a t a - d e m i n i m i z a r el gen io de C o l ó n . M u y al c o n t r a r i o , ya que
todo e r r o r deapreciación hub i era s ido sancionado con lamuerte. F E R N Á N
D E Z D E O V I E D O H i s t o r i a [ 7 1 ] ) r ecu e r d a , todavía a l a a l t u r a delo s decenios
diez y veinte del s i gl o x v i , el e jemplo de estos navegantes muertos en el
golfo deM é x i co , deh am b r e , desed, y por haber perd ido la sangre fr ía,
dando rodeos, puesto que no po d í a n , al no saber apreciar la l o n g i t u d ,
v e r i f i c a r sue r r o r y regresar ensu s ing ladu ra, hacia la escala i nd ispensab le .
8 5. P. C H A U N U , Séiüe [313] , t. V I H , pág. 95.
8 6 . Cf . más a r r i ba , págs. 7 7 - 7 8 .
8 7 . H . y P. C H A U N U , éil le [ 3 1 2 ] , y t. V I , pág. 1 7 7 ter y c u ad r os 1 2 8 A
y 1 2 8 B , págs . 32 0 y3 2 1 .
8 8 . P a r a u n a demostración d e t a l l ad a y ci f rada f ragmento por f ragmento cf.P . C H A U N U , éil le [ 3 1 3 ] , t. V I I I , págs. 9 5 - 9 8 .
8 9 . Comprendemos que suautent ic idad haya s ido d iscut id a cont ra toda ev iden
ci a por la hipercr í t i ca . Y a queeste preámbulo d ice s implemente l o que
la ^ hipercrítica ha quer ido negar cont ra la razón y el buen sent ido . Cf.
más abaj o, pág. 17 4.
9 0 . A pesar de un e r r o r cronológico C I O R A N E S C U [ 9 1 ] , p ág . 2 8 ; S. E . M O
R I S O N [ 9 0 ] , pág. 4 8 ) , por o t ra parte revelador . E n efecto, Colón estaba
a la a l t u r a de la dec i s ión. L a decisión de aceptar la gran empresa, el
decreto deexpulsión del 3 0 demarzo, el cont rato del 1 7 dea b r i l revelan ,
si n d u d a , la atmósfera deacción degracias de la toma deG r a n a d a , en
enero, ta l como d ice Colón en una cur iosa e l ips is .
9 1 . C I O R A N E S C U [ 9 1 ] , p ág . 2 7 : «En t i e r r a s de I n d i a y de unp r i n c i p e que es
l l a m a d o G r a n C a n . . . como muchas veces él y sus antecesores habían
env iado a R o m a a p ed i r doctores en nuestra santa fe.. .».
9 2 . N a v i o s , el término más general , que C I O R A N E S C U [ 9 1 ] , t r a du c e de un
modo erróneo por c a r ab e l a ; según M O R I S O N [ 9 0 ] , p ág. 4 8 , u n a «nao», la
S a n t a M a r í , unacarabela de velas cuadradas , la P i n t a , una carabela
de velas lat inas, la N i ñ , p rov is ta de un velamen cuadra do, más adecuado
].52
9 6 . E l i n c i d en t e es i n t e r esan t e . M u es t r a el cambio psicológico en P o r t u g a l ,
esbozado en la ca r t a de J u a n I I a Colón, el 2 0 demarzo de1 4 8 8 , en l a
qu e le ruega regresar a P o r t u g a l . S i n em bar g o , existía u n a d u d a sobre
u n a p o s i b i l i d a d deéxi to , y era grave en el momento en que uno sesentía,
en L i sboa, tan cerca del ob jet ivo .
9 7 . «Anduvo aquel día 1 5 l eg u as ( 1 5 no 1 9 , M O R I S O N corr ige la l e c t u r a de
N av a r r e t e por LasCasas . . . ) , y acordó contar menos de las que andaba,
porque si el v i a j e era luengo no se espantase ni desmayase la gente »
9 8 . Se lamentaba, cuando el v iento ar reciaba, desus t imoneles. «Aquí gober
n ab an los m ar in e r o s m a l , p o r q u e i b an u n a cu a r t a a la b an d a del N o r
oeste » E r r o r c a p i t a l , en u n a navegación puramente a la es t ima.
99 . C I O R A N E S C U [ 91 ] , pág. 35; M O R I S O . N , Journals [ 90] , pág. 56.
1 0 0 . A n ive l de las t r ipu laciones , pero si la noción de los medios de regreso
había estado claramente presente en el espíritu de losresponsables, ¿cómo
comprender que no lo h u b i e r an ex p l i cad o conc l a r i d a d a las t r ipu laciones
pa r a t r a n q u i l i z a r l a s ?
1 0 1 . C I O R A N E S C U [ 91 ] , pág. 37; M O R I S O N [ 90] , pág. 57. E l texto del 25 de
sept iembre menciona unm ap a queColón había d ibu jado con la presencia
de un archipiélago en el l u g a r dado por la es t ima.
1 0 2 . C I O R A N E S C U [ 9 1 ] , pág.
37 , 25 de
sept iembre de
1 4 9 2 . «. . . Qu e son
2 1 leguas, puesto quedecía a la gente 1 3 leguas , porque s iempre fingía a la
gente quehacía poco camino porque no les pareciese largo. Po r manera
qu e escribió por doscaminos aquel v ia je: el menor fue fingido y el mayor
el verdadero »
2 1 - 1 3 . . . al mismo t iempo vemos el margen de error quepuede hacer
u n mar ino medio, el margen deav en t u r a deesta navegación casi a ciegas.
1 0 3 . S. E . M O R I S O N , J o u r n a l s [ 9 0 ] , p ág. 6 1 .
1 0 4 . Lo quep r u eb a , al mismo t iempo, de qué modo la geografía de Colón
( cf . mapa 11 , pág. 1 1 0 ) había acabado por im p r eg n a r a los que le ro
deaban . Sorprendente poder de seducc ión.
1 0 5 . L A S C A S A S t r an s c r i b e : «Est a noche d i j o Martín A l o n so que sería b ien
navegar a la cu a r t a del gueste a la parte del sudueste, por la i s l a de
C ip an g o , quel l ev ab a la ca r t a que le mostró Cristóbal C o l ó n ; al cu a l no
pareció quedebían dem u d ar dederrota, porque si la e r r ab an no p u d i e r an
ta n pr esto tomar t ie r ra , y quepor esto T a más seguro d escubr ir la t ie r rafirme» ( [ 6 7 ] , I , pág. 1 9 4 ) .
106. Los editores de los P l e i t o s colombinos [86] U i á g . .xxv ) , se l i m i t a n a
hab lar de m ales t a r : «El famoso motín hay que r ed u c i r l o a un natura l
malestar, expresado sólo a bo r do de la nao almirante »
15.3
1 0 7 . [86] i b i d . , pág. xx v: «... cuando C olón pulsó el malestar de sus t r i pu
lantes consultó a Mar t í n A lonso , y éste le repli có rápi damente: Señor,ahorque U . su med i a docena dellos e échelos a l a mar... ».
108. C O L Ó N , traducción de C I O R A N E S C U [91], pág. 43.
1 0 9 . E s t e j u i c i o ráp ido de Colón podría parecer presuntuoso. E n la traducción
de C I O R A N E S C U , por otra part e, el f ragmento es incomprens ib le ( [91] ,
pág. 45; [91], pág. 65). Hay que ceñirse al texto. P a r a Colón, está claro
qu e no son ni cr is t ianos, ni jud íos, ni musulmanes . L o que imp o r ta es
1 1 8 . S. E . M O R I S O N , A d m i r a l [212] , l pág. 380; J o u r n a l [90], pág. 120.
1 1 9 . De hecho, sin duda, cerca de t res mi l lones, según l a evaluación de Las
Casas al que C A R L O. S A U E R , S p a n i s h M a i n [604], págs. 60 y ss., acaba
de hacer just ic ia def in i t ivamente . Cf . más abajo, pág. 187.
120. S. E . M O R I S O N , Journals [90] , pág. 123, n. 3.
1 2 1 . J o u r n a l , traducción de C I O R A N E S C U [91], pág. 111.
1 2 2 . Cf . más a r r i ba , págs. 67-68.
1 2 3 . L os a r aw ak s cf. más a r r i ba , págs. 123 y ss. ; cf. S. S A U E R , S p a n i sh M a i n
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
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qu e no son musulmanes . E x i s t e, pues, una presunción r azonabl e de una
conversión fáci l y rápida.
1 1 0 . L o har ía el 14 deoctubre. Serían sus pr i meros in térpretes. N a tu r a l me n te ,
no volverían a ver nunca su i s l a , puesto que Colón no regresó jamás a
G u an ahan i . L as B ahamas ya no rec ib i r ían a más europeos antes de lasi ncurs iones devastadoras, veinte años más tarde , de P o n ce de L eón . Las
Casas ha reprochado a Colón a pesar de los lazos queunían su f a m i l i a
a l p a r t i d o del A l m i r a n t e) esta manera desleal de actuar.
1 1 1 . U n v i a j e más hac ia el sur, y por lo tanto más fác i l , y l os 87 hombresabordaron el f rente car ibe de las P equeñas A n t i l l a s . L a expedición,
desarmada, podía acabar bajo una descarga de f lechas envenenadas de
i n d i o s fl echeros.
112. S. E . M O R I S O N , Journals [90], pág. 31.
1 1 3 . E l d i a r i o dest inado a l a re ina guarda s i lenc io a este respecto. E s necesario,pues, refer i rse a otras fuentes más tardías y a l a dura real i dad de una
t r ipu lac ión enferma, con toda v e r os im i l i t u d , de síf i l is, sobre el camino
de regreso. Más anod ino el p r i m e r encuentro con lo que Mori.son l lama
grac iosamente «My lady nicotine», A d m i r a l , I [212], pág. 392.
1 1 4 . J o u r n a l s [90], pág. 99.
1 1 5 . J o u r n a l , traducción de C I O R A N E S C U [97], pág. 84.
1 1 6 . Colón prec i sa de este modo.la malevo lenc ia : Su carabela estaba «a la
v ista del A l m i r a n t e , y había hasta él 16 m i l l a s . A n d u v o el A l m i r an te
toda l a vue l ta a t i e r r a , e h izo tomar a lgunas de las velas y tener farol
toda la noche, porque le pareció que (P inzón) venía hac ia él. Y l a noche
er a muy c lara y el ventec i l lo bueno para ven ir a él si qu is ie ra.» L a tesis
d el f r au d e fue ad mi t i d a por los Reyes Católi cos, que se negaron a rec ib i r
a P i n zón a su regreso. T ansólo en el momento del proceso se intentaría,
s i n gran convicción, lavar a P i n zón de esta acusación cap ita l . Su desobed ienc ia hub iera podido costar la v ida a todos y provocar un fracaso.
1 1 7 . J o u r n a l , traducción deC I O R A N E S C U [91], pág. 89. M a r te s , 27 denoviembre:«viniendo así... halló una grande poblaci ón, la mayor quehasta hoy haya
hal lado, y vio ven ir i n f i n i t a gente a l a r i b e r a de mar dando grandesvoces, todos desnudos, con sus azagayas en la mano. Deseó hab lar con
el los y amainó las velas y surgió...» E nvío de t res hombres con algunosregalos. Si n embargo, los indígenas dejaban ver por su ac t i tu d que no
estaban dispuestos a dejarlos desembarcar y que sedisponían a ofreceriesres istenc ia . P ero cuando v ie ron que las barcas se aprox imaban a l a o r i l la
y que no tenían miedo de ellos, huyeron todos hac ia el i n te r i o r . No se
pudo tomar contacto.
1 S4
[604], págs. 60-61) noconocían enrea l idad ni la me ta l u r g ia más e lemental ,
l a del oro. Si nembargo, sabían recoger y b a t i r el oro n a t i v o ; ut i l i zaban,
también, aleaciones de oro, l l amad as gua ñí , quequizás habían obtenido
p or i n t e r cam b i os con poblac iones del Sur. E n su famosa car ta de 1494,
el doctor Diego Álvarez C han ca , el médico de l a segunda expedición, debíaanotar que aprec iaban el oro no por su valor , s ino en razón únicamente
de su ap a r i e n c ia agradable .
124. Journal C I O R A N E S C U [91], pág. 113.
1 2 5 . E l t em a de l a r i qu e za de l a i s l a E spañola hund ió sus raíces en Colón.E n cu en t r a su expresión l i t e r a r i a per fecta bajo la p l u ma de O V I E D O , en
l a H i s t or i a N a t u r a l [71].
1 2 6 . E nC u b a , en la actual p rov in c ia deO r i e n t e enzona car ibe cf. más a r r iba ,
página 125).
1 2 7 . A p o x i m a d a m e n t e 10 sobre 87.
1 2 8 . J o u r n a l , C I O R A N E S C U [91], pág. 13: «El cual el rey i n d i o ) , como lo supoel naufragio de l a S a n t a M a r í , dicen quel loró, y envió toda su gente
de la v i l l a con canoas muy grandes y muchas a descargar todo lo de la
n a o , Y así se h izo y se descargó todo l o de las cub ier tas en muy breve
espacio: tanto fue el gran av iamiento y d i l i g e n c ia que aquel rey dio. Y
él con su persona, sus hermanos y parientes, estaban poniendo d i l igenc iaasí en la nao como en la guarda de lo que sesacaba a t i e r r a , para que
todo estuviese a muy buen r ecaudo. De cuando en cuando enviaba uno
de sus par ientes al A l m i r a n t e , l lo rando a lo consolar , d ic iendo que no
rec ib iese pena ni enojo, que él le daría cuanto tuviese. Cer t i f ica el Al -
m i r a n t e a los Reyes que en n in g u n a p a r t e de Ca s t i l l a tanbuen recaudo
en todas las cosas se p u d ie r a poner sin fa l tar una agujeta. Él con todo
el pueblo l loraban tanto. Songente de amor y sincodicia.» E l 26 de di -
c iembre de 1492 nació, qui zás, el buen salvaje... «Son convenible para
todas las cosas, quecer t i f i co a Vuestras A l tezas que en el mundo creo que
no hay mejor gente ni m e j o r t ie r ra . E l l o s a m a n a sus p r ó j i m o s como a sí
m i s m o s, y t ienen una hab la la más dulce del m u n d o y mansa, y s iempre
r i sa . E l l os andan desnudos, hombr es y mujeres, como sus madres los
par ie ron . Mas crean Vuestras A l tezas queentre sí t ienen costumbres muy
buenas, y el rey muy marav i l l oso estado, de una c ie r ta manera tancon
t inente que es p lacer de verlo todo, y la memor ia que t ienen , y todoqu ie r e n ver y preguntan qué es y para qué.»
1 2 9 . E l 26 ded i c i em b r e , a fin de obtener cascabeles, aquellos chuq chuq que les
entusiasmaban —«están en puntos de tomar locos por ellos»— los indios
traían sorpr endentes canti dades de oro. { J o u r n a l , C I O R A N E S C U , [91], pá-
g ina 132).
155
«Después de haber v is to ésto, y partiéndose estas canoas queeran de
l os o tros lugares , l l a ma r o n al A l m i r a nt e y le ro ga ro n que les mandase
guardar un cascabel hasta o tro día, porque él traería cuatro pedazos de
or o tan grandes como la man o —en este m omento se plantearon los
pr inc ip i os de la desposesión de una sociedad t r a d i c i o na l — . H o l gó el A l -
mi ran t e al oír esto, y después un mar ine ro quevenía de t ier ra d i j o al
A l m i r a n t e que era cosa ma r a v i l l o sa las piezas de oro que los crist ianos
que estaban en t ier ra resgataban por nada : por una agujet a daban
pedazos queserían más de dos caste l lanos, y queentonces no era nada
a l respecto de los quesería dende a un mes. E l rey seholgó mucho con
1 4 2 . Co lón tuvo una entrevista con un tal Barto lomé D i a s queM O R I S O N piensa
qu e p u e de ser el G rande J o u r n a l s [90], pág. 175), mient ras que C I O R A -
N E S C U no lo cree así. L a hi pótesis de M o r i s on parece l a más admisible.
1 4 3 . J o u r n a l , C I O R A N E S C U [91], b i d . , pág. 177.
1 4 4 . Di o comienzo l a dura negociación queconcluyó con el compromiso de
Tordes i l l as .
145. L A S C A S A S , Hi stor ia l i b. I , cap. 74 [67], [68] citado por C I O R A N E S C U
[91], pág. 425), insiste con más fuerza sobre el despecho del Pr ínc ipe
Per fecto. Cu e n ta una anécdota que se nar raba en las I nd ias en la época
de la juventud de Colón... la de los indios y del mapa hecho en presen
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
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ve r al A l m i r a nt e a legre y entendió quedeseaba mucho oro y d í jo le por
señas que él sabía cerca deal l í adonde había dee l l o muy mu ch o en grande
suma... en especial que lo había en C ipang o a queel los l lam aban Ci vao ,
en tanto grado queel los no lo t ienen en nada, y que lo traería al l í, aunque
en aque l la i s la Española, a quien l l a ma n B o h i o y en aquel la prov incia deCa r i b a ta lo había muy mu cho más.»
130. Journal C I O R A N E S C U [91] , pág. 125, y Journals [90] M O R I S O N , pág. 155.
1 3 1 . «N o tó en la gente quecomenzó a entristecerse por desviarse del camino
derecho, por la mucha agu a quehacían las dos carabelas.» «... E l no se
podía detener por eJ p e l i g ro del agua quecogían las dos carabelas...»
1 3 2 . Podemos a f i rmar de todos modos que la búsqueda del menor esfuerzo le
l l evó a l a asimilación razonada de la V o l t a portuguesa. P a r a convencerse
de e l lo , recordemos el regreso de 1496. U na vez más, a la a l tu ra de la
G uada lupe , permanecían algún tiempo batiendo cont ra el v iento en espera,
en esta la t i tud , de un imposib le v iento deO este persistente.
1 3 3 . J o u r n a l , C l O R N E S C U [91], 14-2-1493, pág. 164.
1 3 4 . [91], b i d . , pág. 167.
1 3 5 . [Y más engaños I b i d . , pág. 168: «...fingi ó haber andado más cam i n o por
desatinar a los p i l o tos y mar ineros quecarteaban, por quedar él señor de
aquella derrota de las I nd ias, como de hecho queda, porqu e ningu no de
todos el los traía su camino c ierto , por lo cual n in gun o pudo estar seguro
de su derrota para las I ndias.»
1 3 6 . [91], b i d . , pág. 169.
1 3 7 . [91], b i d . , pág. 172. E n el curso deestas d i f icu l tades , Co lón dio pr uebas
de ca lma , de dignidad, f i rmeza y d ip lomacia.
1 3 8 . Subs is te una duda acerca del n ive l exacto de la agresión portuguesa.
Colón pensaba quevenía de muyalto i b i d . , pág. 172): E l A l m i r a n t e supo
p or los prisioneros puestos en l iber tad «que si tomaran al A l m i r a n te
nunca lo dejarían l ib re , porque d i jo el capitán que el Rey su S eñor se lo
había así mandado.»
1 3 9 . [91], b i d . , págs. 174-175.
1 4 0 . L os habitantes deCascaes los habían creído per didos [91], b i d . , pág. 175,
«estuvieron toda aque l la mañana haciendo p legar ias por ellos».
1 4 1 . Co lón temió as imismo, a 35 km de L i sb o a , alguna acción debandidaje
(l ímites y debi l idad del Es t ado ) , [91], i b i d . , pág. 175: «... le mandase
d a r lugar para i r con su carabela a la c iudad de L i sb oa , porque algunos
ru ines, pensando quet ra ía mucho oro, estando en puerto tan despoblado,
se pusiesen a cometer alguna rui ndad.»
56
ci a deJ u an 11 y por su petición, con habas. «No d ice aqu i 'e l A lmi ran te, . . .
que blevase consigo, algunos indios . . . — ¡ O h h om b r e de mal cognosci-
mie n t o y ¿por quédejaste de la mano empresa de tan grande impor
tancia?», exclamó J u an I I . L A S C A S A S M I L I A R E S [67], t. I , págs. 324-325.
1 4 6 . J o u r n a l , C l O R N E S C U [91], pág. 179.
147. L A S C A S A S , Hi stor ia I , cap. 75 ed. M I L L A R E S , t. I , pág. 327 [67]: «Fue
recib ido en P a l o s con grande procesión y regoci jo de toda lav i l l a , dando
todos inmensas graci as a D ios , porque hazaña tan señalada y obra tan
egregia había conc lu ido con la gente de aque l la vi l la.»
1-43. L A S C A S A S H i s t o r i a , I , cap. 75 [67], pág. 327: «M art ín A lonso P inzón
fu e a parar con l a ot ra su carabe la a Bayona deG a l i c i a ; bien es decreer
que padeció los te rr ib les golpes de las torm entas. . . y, porque en breves
días murió, no me ocurr ió más que del pudiese decir.»
149. Journal C I O R A N E S C U [91], pág. 179.
1 50 . L A S C A S A S H i s t o r i a [67], I , cap. 75, págs. 327 y ss.
1 51 . L A S C A S A S H i s t o r i a [67], I , págs. 332 y ss.: «...que fueron siete los que
l e habían quedado de los trabajos pasados, porque los demás se le habían
muerto, los cuales yo vide entonces en Sevi l la...»
1 5 2 . S. E . M o R i s o \
J o u r n a l s [90], págs . 180-187.1 5 3 . L a difusión de la not ic ia fue completa, en I t a l i a , ya desde el verano
de 1493, mucho más len ta al N o rt e de los A l p es y de los P i r ineos . Esta
di fe rencia de r i t mos demuestra l a un idad profunda del M undo m e di
terráneo. L a p r i me r a redacción de labu la Inter Coete ra es del 3 demayo
de 1493. Desde R o m a se di fund i r ía , a través de I t a l i a , pr imero, España
y P o r tu ga l . L a penetración fuemu ch o más len ta al N o r t e. L a crónica de
N u r em b er g impresa el 12 de j u n i o de 1493 no señala la not ic ia . Su exis
tencia no puede ser probada en I n g l a ter r a antes de 1496. S. E . M O R I S O N
A d m i r a l [212], págs. 32 y ss. E s te At lánt i co era en rea l idad , desde un
p r i n c i p i o , un A t l án t i co de mediterráneos.
1 5 4 . E s te deseo fue f o rmu l ad o por los propios R eyes en su car ta entusiasta del
30 de marzo de 1493. «D. Cri stóbal C olón, nuestro A l m i r a n t e de la mar
O céana e v isorrey y gobernador de las islas que se han descubierto en las
I nd ias (confirmación implícita de las Capitu laciones de S a n ta Fe, antes
de la Conf i rmación so lemne, en Barce lona, el 28 demayo de 1493) «porq u e como vedes, el verano es entrado, y no se pase el t iempo para la
i d a a l lá , ved si a lgo sepuede aderezar en S e v i l l a o en otras partes para
vuestra tornada a l a t ier ra quehabéis hal lado...» L A S C A S A S H i s t o r i a , I ,
capítu lo 77 [67], t. l pág. 331.
57
1 5 5 . [67], i b i d . , I , pág. 333.
J 5 6 . T r a t a d o de Al cagovas-T oledo 1480-1481), cf. más a r r i b a l a b u l a Ae tern i
P a t r i s del 21 de j u n i o de 1481, pág. 155.1 5 7 . Cf . más a r r i b a , págs. 88-89; L A S C A S A S [67], I , pág. 324.1 5 8 . F . P É R E Z E M B I D üescubr im i entos [148], págs. 217 y ss.1 5 9 . [147] i b i d . , pág. 217.
1 6 0 . P or sus error es de determinación astr onómica 42° y 34° de l a t i t u d N o r te ,
cf. más a r r i b a , pág. 125), Colón g a r a n t i z a b a su con q u i s t a cont ra l a i n ter
pretación a l a port ugu esa del t ratado de Alcagovas-To l edo y de la bu la
S fo r zam de N ico ló S y l l a c i o , del 13 de dici embr e de 1494. N icol ó Sy l l ac io ,
s i c i l i a n o encargado de curso en la U n i v e r s i d ad de Pavía , había rec ib idoi n formac iones de su amigo G u i l l e rmo C o ma de Aragón, compañero del
segundo v i a j e . L a fuente es i n d i r ec ta y también d a testimon io de la pr e.
sencia i t a l i a n a en los i n i c i o s de la empresa i n d i a .
e) E l re lato más extenso del viaje de retomo de 1496 es el de H E R N Á N
C O L Ó N en v i d a de l A l m i r a n t e [87], tradu cción del fragment o anotad o porS . E . M O R I S O N [90} pá gs. 246-251.
E n t r e las fuentes secundar ias , citemos con M O R I S O N [90]:
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Aetern i P a t r i s . Podr íamos senti mos tentados de supon er que Colón, excelente ma r i n o , f inalmente a l corr i ente de las técnicas portu guesas, se
equivocó vo l un t a r i ame n t e p a r a dar a su descubr imi ento un su p lemento de
garantía y a p a r ta r l a eventua l competen cia de otros descubr idor es sobrel a r u t a o cci d en ta l . L a s l a t i t u d es obtenidas por mediciones astronómicas
—Colón las expuso en sus conversaciones del 9 y del 10 de marzo con
J u a n I I — bab r í an con t r i bu i d o a b l oq u ea r l a r e i v i n d i caci ón .
1 6 1 . F . P É R E Z E M B I D Des c ub r i m i en t o s [148 ], pág. 219, hace resa l tar con razón:
«Es evidente que el Océano hac ia el Oeste no en tra para n a d a en el
texto de los tr atad os de Alcagova s. E s por ello que cuando los navios
de P a l o s conduc idos por Cr istóba l Co lón abren el camino del Oeste, no
v io lan n i e l esp ír i tu n i s iqu iera l a l e t r a de los tratados.»
1 6 2 . Cf . e l in for me negat ivo en S . E . M O R I S O N Por tuguese Voyages [588].
1 63 . M . G I M É N E Z F E R N Á N D E Z [555] [555 b i s ] , [555 t e r ] .
1 6 4 . Cf . más a r r i b a , págs. 77-78.
1 6 5 . L os negociadores portu gueses habían hecho resa l tar las exigencias técnicasde la navegación imposi ble en un margen tan estrecho como e l def in idoen R o m a , menos de 500 K m al Oeste de los archipiélagos portu gueses,
descr i b i r el lazo de la V o l t a de l a navegación a f r i c a n a ) .1 6 6 . E s t a cláusula de reserva ap l i cada a las t i e r r a s que Colón h u b i e r a pod ido
descubr i r , durante su segundo v i a j e , que seguir ían siendo españolas másallá de las 250 leguas, debía caer por sí misma.
1 6 7 . N o hemos conservado para e l segundo via je una fuente tan marav i l l osa
mente autént ica , d i recta y completa como el d i a r i o de a bordo. S i n emba rgo , las fuentes no fa l tan cf. S. E . M O R I S O N J o u r n a l s [90], págs. 197y s igu ientes) .
a ) L a memoria de Colón a los soberanos a b r i l de 1493) f i j a las-
i n tenc iones . Son todavía las de la factoría monopolística sobre el modelo
genovés o portu gués con un l ugar más amp l i o dado a la explotación con
t r o l a d a del oro por parte de los indígenas.
6) L as Inst ru cciones de los R eyes a Colón, del 29 de mayo de 1493,
el más anti guo bosquejo, si queremos, de la ley de las Ind ias.
c) P ieza cap i ta l , l a car ta de M i c h e l e de C un eo, del 28 de octubr e
de 1495. Cu neo, nobl e genovés o r i g i n a r i o de Savona, un ido a los Co lón ,
parti cipó con H ojed a en la exploraci ón del i n te r i o r de Santo D omin go.L a car ta estaba d i r i g i d a a H i e ronymo A n n a r i ; el o r i g i n a l se ha perdi doy se conoce por un a copia de 1511. E l texto está en i ta l i ano l i terar i o
mezclado con a lgunos prov inc ial i smos genoveses.
d ) Segunda fuente i t a l i a na , l a car ta l a t i n a A d s ap i en t i s s i m um M a r i a m
1 58
/ ) L a crón ica de A N D R É S B E R N Á L D E Z H i s t o r i a de l os Reyes Ca tó l i cos
capítulos 123-131).
g) L a ca r ta del doctor D iego Alvarez Chanca, médico de la expedición.
h ) E l D e O r be Novo
Decades de P E D R O M Á R T I R D E A N G L E R Í A . Seapoya casi exclus ivamente sobre Cu neo y Sy l l ac io .
£) U n con junt o de car tas de i t a l i a n o s r esidentes en España en Rae-
co l t a I I I , 1 [84], págs. 166-168, y H . H A R R I S S E Co l omb [570], I I , 69-78.
/ ) E l Sneyd Codex resumen no publ icado del L i b r e t t o de Tu t t a l a
Na v i g a t i o n e de A N G E L O T R I V I C I A N O sospechoso).
k ) E l memorándum de T orr es del 31 de enero de 1494.
/ ) E l ma p a mu n d i de J u an de la Cosa.
m ) E l mapa de L a Española , l lamado mapa de Bo l o n i a , de 1516.1 68 . F I E R R E C H A U N - J L Ame r i q ue e t l es Ame r i q ue s [528], pág. 66.
1 69 . C A R L O . S A U E R The ea r l y S p a n i s h M a i n [604].
1 7 0 . P a r a u na discusión de conju nto de estos prob lemas, cf. «N ueva C lío»,
número 26 b i s .
1 7 1 . E n t r e los fracasos citemos el de la Isabe la. S . E . M O R I S O N ( A dm i r a l [212],t. I I , pág. 101) escrib e a su respecto: I s abeüa wa s the f i r s t o f these u n -
f o r tú na t e chol ees a n d t h e most excusable, since nobody a b o r d t h e Ca s t i l l a n
fl eet h a d a n y experi ence i n c ol on i z a t i o n .
1 7 2 . Colón conservó con él los barcos más pequeños y, especialment e, las
carabe las de fondo plano p a r a la exploración de las costas al abrigo
de los bajos fondos: la M a r í - G a l a n t e, l a Ga l lega , l a N i ñ , el Sa n J u a n
y l a C o r de r a .
1 7 3 . Sabemos poco. Ú nicamente i nfor mes sacados de la fuente i nota 167, mása r r i b a ) , las cartas de mercaderes i t a l i a n o s residentes en Se v i l l a y en
Cádiz.1 7 4 . E s conven iente leer a L A S C A S A S H i s t o r i a , l i b. I , cap. 92 [67], I , págs. 376
y ss. L os víveres han s u f r i do a bor do, se conservan mal los aliment os eu
ropeos en la t i b i e za húmeda del c l i ma trop ica l . Es tos colonos de las pr ime
ra s horas han sido elegidos según un cr i ter i o soc ia l : demasiados gent i lhom-
bres , no b astant es artesanos. Será n ecesari o pedi r les qu e t r aba je n con sus
prop i as manos, «porque de la gente de trabajo y los of iciales mecánicos, losmás estaban enfermos y f lacos y hambrientos y podían poco po r fa l tar les las
fuerzas, er a necesari o que tamb ién a yuda sen los hida lgos y gente del pa la
cio», y L A S C A S A S añade con una cruel l uc idez: «A los unos y a los otros sele s hacía a par de muert e i r a t r a b a j a r con sus manos».
A todos estos genti lhomb res llegados para recoger el oro a manosl l enas, qu e nunca suf r ieran ham br e, los vemos a f r o n ta r [67], i b i d . , t . I ,
159
pág. 378) el ham bre, la sed, la enferm edad «y ... muchos dellos eran nobles
; y cri ados en regal os y ... no se habían v is to en angustias semejantes y,
p or ventura, que no había pasado por ellos en toda su v i d a un día malo...»
l a f a l t a de costumbr e, el pueblo sajje s u f r i r , «por lo cual , l a menor de las
penas que padecían les era intolerable», «morían muchos con grande
impaciencia y, a lo que se teme, totalmente desesperados». V a r i o s de
cenios más tarde, se evitaba el l ugar de l a Isabela, defendido por los
espectros nacidos del recuerdo de los hor r ib les sufr imientos de los que
mur ieron s i n esp eran za . L A S C A S A S ha contado alguna s de las leyendas
que corría n en su época «públicam ente... entr e l a gente común a l menos».
nobody except t h e j a i l - b i r d s w o u l d engage fo r H i s p a n i o l a w i t h o u t a d v a n c e
p a y .
1 8 5 . L as fuentes: L A S C A S A S que ha conservado am pli os extractos del D i a r i o
[67] (l ib. I, caps. 127-146), la H i s t o r i a [87], de H E R N Á N C O L Ó N y dos
cartas del propi o Colón, u na a los R eyes del 18 de octubr e de 1498, unaa doña J u an a de Torres , de octubr e de 1500, cf. S. E . M O R I S O N J o u r n a l
[90], págs. 257-302.1 8 6 . L A . C A S A S [67], l ib . I , cap. 130, t. I I , 7-8: «Y dice que allí (viernes,
13 días de j u l i o ) , le desamparó el viento y entró en tanto calor y ardor
y tan vehemen te, que temió que los nav ios se le encendier an y la gente
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1 7 5 . E n t r e medi ados y últimos del siglo xv, el movi mient o de r epoblación
progresó de un modo decisivo.1 7 6 . L A S C A S A S H i s t o r i a , l i b. I , cap 105 [67], págs. 416 y ss.: «A ndu vo el
A l m i r a n t e po r gran parte de toda la i s l a , haciendo guerra cruel a todos
l os reyes y pueblos que no le venían a obedecer, nueve o diez meses»,según un a fuente que La s Casas ha tenido bajo los ojos y que se haperdido ahora, «y como él mi smo en cart as div ersas que escribi ó a los
reyes y a otras personas dice».
1 7 7 . L A S C A S A S [67], i b i d . , pág. 147: «I mpuso el A l m i r an t e a todos los vecinos de la p rovinc ia de C i ba o y a los de la Vega R e a l , y a todos los
cercanos a las minas, todos los de 14 años para a r r iba , de tres en tres
meses, un cascabel de los de F l an d es , digo el hueco del cascabel, l leno
de oro». E l disco de latón mar cado con un a muesca, que cada i n d i o debía
l l evar al cuello, era el signo d i st in t i vo de l t r ibuto pagado. Y para los
indios alejados de la m i n a , el algodón: «T oda la o t ra gente no vecina
de las minas contr ibuyese con una ar roba de algodón cada persona».
1 7 8 . [67], i b i d . , pág. 417-418. A h o r a b ien . L A S C A S A S ya se había dado cuenta,
«los indios desta is la no tenían i ndus t r i a n i ar t i f i c io a lguno para cogerel oro en los ríos y tier ra», de no ser sus manos vacías. C on los medios de
que dis ponen, diez años no son suficient es para produc i r el t r ibuto exigido
para tres meses. Guar ionex { ib id. pág. 418), «señor de la g ran vega»,propuso en vano al A lmi rante sumin ist rar , a cambio, toda la cant idad
de mandioca que pud iera desear, «que si quería que hiciese un conuco,
que era l abranza de pan..., que él lo haría con su gente».1 7 9 . C f. más abajo, pág. 187, y «Nu eva Cl ío», 26 b i s .
1 8 0 . L A S C A S A S H i s t or i a , l i b. I , cap. 104 [67], pág. 416: «Que dieron los
caballos por una parte, y los lebreles por otra, y todos, siguiendo y
matando, h i c ieron tal estrago que eií breve fue D ios servido, tuviesen los
nuestros t al v i ctor ia , que si endo muchos muer tos y otros presos y dest ru idos, e t c.» Y L A S C A S A S añade con su implacable y trágica ironía:
«Ciert o no fue D i o s servido de tan execrable injusticia».1 8 1 . [67], i b i d . , pág. 414. •.1 8 2 . [67], i b i d . , pág. 419.
1 8 3 . Decepción por l as pequeñas entregas de oro, contra propa ganda de losexcluidos y regresos desanima dos. R egresa ban desencaja dos, con la bocal l ena de los fra casos de la I sabela.
1 8 4 . E n p r imer lugar , l a f a l t a total de medios f ina ncier os de la Corona, yS . E . M O R I S O N dice graciosamente M a r i n e r [587], pág. 156) : ... a n d
16
pereciera» ^ «no había persona que osase a ent rar abajo de cubierta, elt r igo ardía ... los tocinos y l a carne salada se asaban y podrecían...» Dios,
felizmente, envía bajo fo rma de l l u v i a algún a l iv io . L uego, de nuevo el
atroz sup l i c io , el 19, «hizo tan grande e intenso calor, que pensaron
arderse los hombres con los navios...».1 8 7 . [67], i b i d . , t. I I , pág. 9.
1 8 8 . L a carta de Col ón a los R eyes ti ene fecha del 18 de octubr e de 1498.
1 8 9 . A R M A N D O M E L Ó N y Ru i z D E G O R D E J U E L A H i s t o r i a de Am éica , t . V I
[110].
1 9 0 . A mc r i c o V esp u c io n ac id o en F l o r en ci a en 1454, muerto en Se v i l l a en 1512.
Sabemos cómo el f lo rent ino se atribuyó el descubr imi ento del continente
americano durante u n v i a je i mag i n a r i o que sitúa en 1497, un poco antesd e l tercer v ia je de C olón. Vespucio ha encontrado, rec ientemente (R OB E R T O L E V I L L E R Am éica l a b i en l l a m a d a [577] , un abogado bien inten
cionado pero poco convincente.
Vespuc io publicó el relato de estos «descubrimientos» en F lorencia,
pr imero, en i t a l iano, 1506-1507, en las L e t t e r a d i Ame r i g o : V e sp u c c i de l l e
i s o l e n o t am en t e r i t r o v a t e i n suoi v i a g g i , dedicados al gonfaloni ero P iet ro
Soder in i , y sobre todo, en una traducción en mediocre latín (en Saint-D ié,en 1507, dedi cado al duque de Lo r en a , Rene I ; Q ua t u o r A j n e r i c i V e s p u c ci
n a v i g a t i o n e s ) . L a edición de Saint-D ié va acompañada ¿le un a notable
introducción cosmográfica de M a rt i n H y l acomy l u s Waltzenjülkj:. Sabemoe
de qué modo la proposición de Waltzemüll er de designar al Nue v o .M undo
co n el nombre de Am érico Vesp ucio acabó por t r iunfa r . L a me jor refu
tación de las pretensiones ridiculas de Vespuci o está contenid a en laH i s t o r i a de L A S C A S A S [67]. Su no publicación antes del año 1875 expl ica
el éxito de las ment i ras de V espuci o.
1 9 1 . C f . más a r r i ba , pág. 147.
192 . M . G I M É N E Z F E R N Á N D E Z , L a s Casas I y I I [559, 560].
1 93 . L A S C A S A S H i s t or i a [67] , l i b . l , ca p. 163, t. I I , pág. 114.
1 9 4 . [67], t. n , pág. 115.
1 9 5 . E l A l m i r a nt e en su informe había dejado ab ier ta l a a l ternat iva: «y decía
en sus carta s que era is la y con duda (o a lguna creencia) que era t ierraf irm e» ([67], t. I I , pág. 114).
1 9 6 . [67], i b i d . , t. I I , pág. 115: «El obispo se la dio f i rmada de su nombre y
no de los reyes... no dando parte a los reyes dello, porque como el año
de 95 el A l m i r an t e se había quej ado a los Reyes...».
1 9 7 . [ 6 7 ] , b i d ., l . I I , pág. 1 1 5 , 1 4 9 9 y no 14 97 «como Amér ico di ce usur pando
l a g lor ia y hon r a que al A l m i r a n t e pertenecía...».
1 9 8 . [ 6 7 ] , b i d . , t . I I , pág. 115 .
1 9 9 . [ 6 7 ] , b i d . , I I , pág. 1 4 5 - 1 4 6 .
2 0 0 . P u n t o de par t ida, según L A S C A S A S , de muchas violencias.
2 0 1 . M A R I O G Ó N G O R A , LO S grup os de Conqu i s tad ores en T i e r r a F i r m e 1S 0 9 -
1 5 3 0 ) [ 5 6 1 ] .
2 0 2 . E n l a cúspide, pues, del aparat o j ud i c i a l .
2 0 3 . Cf . más abajo, págs. 2 9 4 2 9 5 .
cuarenta ho ras v ino tan extraña tempestad y tan brava, que muchos años
había que hombre ... habían experimentado. P erecieron con e l l a las 2 0 velas
o naos sin que hombre, chico ni grande dellas escapase ni vi vo ni muerto
se hallase». L A S C A S A S [ 6 7 ] , p ág. 223 . P re ci o de un dif ícil conocimiento
de cielos nuevos y de l a T i e r r a . U n g olp e terrible para la joven colon ia
vaci lante. Tr iunfante pero amarga just i c ia hecha a l hombre v ie jo in justa
mente escarnecido.
E l 14 de j u l i o . Colón abandonó J a c qm e l ; reconoció la costa Sur deJ ama i ca, tocó C u b a 2 4 - 2 7 j u l i o ) . De allí un salto a t ie r ra nueva. Estaba
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2 4 De octubre a octubre de 1 5 0 0 , menos de un mes.
2 0 5 . S . E . M O R I S O N , J o u r n a l s [ 9 0 ] , p ágs . 2 8 9 - 2 9 8 .
2 0 6 . C f . l a car ta a J u an a de Torres.
2 0 7 . S . E . M O R I S O N , J o u r n a l s [ 9 0 ] , p ág. 307 .2 0 8 . A él se debe l a explota ción de las costas, desde l a M a r g a r i t a en la bahía
de M a r aca i b o, más o menos, hasta C arta gena.
2 0 9 . Nad i e , desde el segundo viaje de Colón en 1 4 9 4 , h abía ten ido l a cur io
s idad, omo anot a con razón S. E . M O R I S O N , de regresar a J ama i ca , n i
a Cuba.
2 1 0 . Conocemos l a composición de las t r ipu lac iones nomina lmente , hombre por
hombre, de los cuatro navios, l a S a n t a M ar ía carabela capi tana) , el
San t iago , de Pa l o s , de sobrenombre B e r m u d o según el nombre de su
dueño, un Bermúdez, carabela de 60 toneladas, el S an t o de sobren ombre
Gal l ego , carabela gallega, y el Vi zcaíno, u na carabela de 50 toneladas
cf. N A V A R R E T E , V i a j es [ 6 6 ] , t . I , y S . E . M O R I S O N , J o u r n a l s [ 9 0 ] , p á
ginas 3 1 4 - 3 2 0 ) .
U n a mayoría de andaluces, una mor ta l idad bastante fuerte , dos geno
veses, entre ellos un gran n ombre, Bartol omé de Fr esco, o sea, Bar tol omeo
F ie s c h i , capitán de la carabela vizcaína.S a l i d a de Cádiz el 9 de mayo de 1 5 0 2 , l a expedición dio una vuelta
p or el pres idio portugués de A r z i l a , en M a r r u ecos , el 1 3 de mayo, en
donde los moros acababan de levantar el s i t io : simbólico y últ imo encuen
tr o con la cruzada. Después de la escala ob l igator ia en las Canarias,
d el 20 al 25 de mayo de 1 5 1 2 , l a travesía se efectuó en 26 días 25 mayo-1 5 junio) sobre el camino del segundo viaje de las Canar ias a l a Ma r t i n i c a .
L a car ta real del 1 4 de marzo de 15 02 prohibí a a C olón l a escala en
Santo D omi ngo. Colón, sin embargo, puso rumbo a L a Española. L legó
allí el 29 de j u n i o , a t iempo para encont rar desplegada sin protección la
gigantesca a r m a d a de Ovando. Los acontecimi entos son b ien conocidos.
Colón, humi ldemente , pidió autorización para cambiar uno de sus navios.
Ovando, el c omendador de La r es cf . L A S C A S A S , l i b . I I , cap . 5 [ 67 ] ,
t. I I , pág. 2 55 , y H E R N Á N C O L Ó N , M O R I S O N , ournals [9 0 ] , pág. 322 ) , con
al t i vez, le negó incluso l a entrada en el puer to. Colón se refugi ó a 16 leguas
de allí, en Pu e r t o H ermoso, después de haber hecho l legar a l c om endado r
el precioso consejo de buscar un abrigo para sus navios, ante la i nm i
nencia de un huracán. Colón, el navegante de la est ima, con una sola
experiencia, había reconocido los signos precursores. E l consejo no fue
admit ido y se h izo b u r l a de él . E l 30 de j u n i o , el huracán estalló,2 0 nav ios entre 30 zozobrar on con cua rpos y bienes «... desde a t re in ta o
62
en Bon acca, a la a l t u r a del cabo de H on d ur as , el 30 de j u l i o de 150 2.
V o l v i e ndo la espalda s in saberlo a l r ico domin io maya. Colón descendióhac i a e l Sur y e l Este, l a costa at lántica de América centra l . Del 2 a l 9
de novi embre de 1 50 2 estaba en el lugar , más tarde célebre, de Pu e r t oB e l o ; del 1 0 al 2 3 de noviembr e, en Nomb re de D i o s , a 7 0 k m, s insaberlo del O céano Pacíf ico. S i n embargo, dedicó el invierno de 1 5 0 2 - 1 5 0 3
a una exploración metódica de las or i l las de Veragua. E l 16 y e l 23 de
a br i l debió abandonar dos carabel as, l a G a l l e ga y l a V izcaína . E n mayo,rumbo de nuevo hac i a J ama i ca y Cuba.
E n 1 5 0 4 , el motín , signo del agotami ento de los hombres, le obligó a
regresar.
2 1 1 . L A S O S A S , H i s t or i a [6 7] , I I , pág. 32 4: «Llegado el A l m i r an t e a Sev i l l a ,
para que sus adversi dades recibi esen el colmo que más le podía entristear
y amargar en la v ida, supo luego cómo la re ina doña Isabel... er a fa l le
cida...; n ingún dolor, n ingún t rabaj o, n inguna pérdi da, ni perder l ami sma v i d a le pudo ven i r , que mayor af licción, tr isteza, dolor, l l an t o yl u t o l e causara que oír tales nuevas...». Y L A S C A S A S opone, una vez más,
a l a generosa comprensión de Isabel l a host i l i dad congénita y obcecada de
F emando.
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S E G U N D A P A R T E
D E B T E S E N T R E H I S T O R I D O R E SY D I R E C T R I C E S P R
L I N V E S T I G C I Ó N
H a s t a aquí los hechos: el esquema de lo indiscutible. L o indis-
cutible no lo indiscutido. Volver una y otra vez sobre el campot r i l l a do a veces in úti lmente es cosa habitual en este terreno apa si o-nado de la h i s tor ia . L a línea de certi dumbr es que hemos in tent adopresentar n o pretende englobar todas las convicciones. L a objetividad
no podría excluir l a elección. L a discusión está abierta. V amos aintentar centrarla en lo que real mente cons ti tuye el pr oblema .
C A P Í T U L O P R I M E R O
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L os grandes descubr imientosEsbozo de una problemátic
L a lectura de las grandes bibliografías — l a s periódicas o lasacumula t iva s— reserva sorpresas. E s bueno, metodológicamente, dej a r se interpel ar . A yer sobre todo, ho y todavía, los grandes descubrimientos constituyen, para la historiografía europea occidental, uncampo privilegiado de publicaciories si no de investigaciones. Después de casi dos siglos de trabajo histórico, se impone una reflexiónprevia sobre la histor ia de esta h istoria .
1 H istoria y represent ción
L a pa l a bra descubr imiento - ap l icada a l a extensión del or e mediterráneo fue usada por los humanistas de la segunda mitad delsiglo X V bajo el impu lso del infan te En r i que el Na vegante.
L L A H I S T O R I A D E U N A P A L A B R A
R ecordemos una car ta de P oggio d i r ig ida al sabio de Sagres, dondeen beneficio de su corresponsal compar aba la obra del infa nte a ladel gra n A leja ndr o •*: «Gracias a sus victor ias, Aleja ndr o de Ma ce-donia recorrió el mundo entero, pero en aquellas provincias y lugaresadonde llegó, muchos otros habían ido en tiempos anteriores, mientras que tu coraje te ha llevado a lugares del mundo en donde pareceque nadie ha penetrado antes que tú». Descubrir es ante to o ensanchar los límites del mundo mediterráneo véase también el discursode obediencia de J u a n I I a l papa A le j an dro V I , pronunciado enR oma , en 1493, por don F erna ndo de A lm eida ) ; pero es también
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«rechazar el caos», ampl iar los conocimientos; d is ipar, pues, en sent ido propio y figurado, las brumas del M ar Tenebroso, es decir, ala altura de la costa Sur de M arruecos, ese pedazo de Atlántico siempr e bañado p or l as brum as subid as de las aguas frías de la corri entede las Canarias. De al lí, antes de 1433, antes de la hazaña de G i lE anes, vencedor del c bo Bojador, nadie había regresado por mar.H e ahí en 1489, bajo la p lu ma de Ángel Po l ic iano ^ el más lejanoarquetipo, t al vez, del famoso verso de J osé Mar ía de H ered ia:«...¿Qué has hecho además... o nuestro rey [ J uan I I ] de descubrirotras tierras, otro mar, otros mundos y finalmente otros astros, sino
tado, con Matos, es el interés del pequeño mundo de los humanistas:el descubrimiento, si se quiere, en el cuadro de mandos de la Eur opa
latina. .U na geografía de las pr imeras im pr esiones no necesita verdadera
mente ningún comentario. I ta l ia i ba en cabeza, antes aún que Portugal,Casti l la y los reinos de la corona de Aragón; la Alemania latinaseguía al pie de las rutas alpestres; F ranc ia e Inglaterra llegaronmucho más tarde. Nada decisivo hubo para ellos antes de mediadosdel siglo X V I L a máquina de Gutenberg, al servicio de la difusión deuna literatura exótica, en latín, es un hecho que no debe despreciarse.
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hacerlos sal ir de las tinieblas eternas, y yo d irí a d el anti guo caos,para llevarlos a la luz común...?», «...del fondo del océano, estrellas
nuevas». Descob r im en to . . . m and ar o descobr im en to dice corrientemente Duarte P acheco L os archi vos de Indias, en Sevi l la, son ricos,para los prim eros años del siglo xv i : cartas, proyectos, planos de«descubrimiento».
2. L A H I S T O R I A D E U N A I M A G E N '
Otra vez los humanistas y el cambio de los años 1450. Véase elhermoso y considerable trabajo de L u i s de Matos sobre la l i t e r a t u r al a t i n a de l os descub r i m ien tos^ . «La enorme cu r io s i dad ' del hombredel R enacim iento por el d escubrim iento de nuevos mundos es unhecho indiscutible... H u bo una verdad era pasión p or los paísesde ultramar.» Esto está pr onto di cho «Se procuraban falsas autorizaciones si era necesario con tal de tomar sit io a bordo de los navios que salían para el L ejan o O riente...» «L os que no abandonaríannunca Europa —escribe también L u i s de Matos — , seguirían siempr e a l acecho con respecto a los nuevos mu ndos. E l alemán J erónim oMüntzer continuó su viaje hasta Lisboa, atraído por lo que habíasabido en Nuremberg con respecto a la exploración del Afr ica occidental ...» «L os nuevos m und os se convertían de este m odo en temade conversación en toda Eu ropa desde mediados del siglo X V D amiáo de Goes, en F r iburgo, hablaba detenidamente con Erasmo refiriéndose al preste J u an y a su religión.» E n Dánzig, el obisp o suecoJ u an Magnus..., el futuro cardenal Pietro B ambo..., O viedo, Ramusio,An glería, And rés de R esende, Conrad Goelenius, y pronto los grandes, Melanchton y Tomás Moro se alinearon en el cuadro de honorde los in teresados por el descubri m iento.
Ciertamente, pero no perdamos el buen sentido. Ante todo, estapasión fue relativamente tardía, data de la encrucijada de los si glos X V - X V I , cuan do C olón y Gama expusieron la ampl i tud de la realización. E specialm ente, lo que la erudición l i teraria deja bien sen-
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L as pr imeras ediciones daban lugar siemp re a reim pr esiones Desdeel epicentro, a menudo ital iano, folletos y l ibros se difundían, dereimpresión en reimpresión, a través de la Europa latina que hemosdefin id o: R oma, Venecia , F lorencia Mi lán, Vicenza, C olonia, Augs-burgo, Munich, Nuremberg, Viena, Estrasburgo y también Londres yParís, Lyon, Amberes, L ovaina y Basilea, si n citar lo que se publicabaen la Península ibérica. E l M u n d u s . S o v u s atr ibuido a Vespucio, sepublicó en París. Pub l icado por vez pr imera en Saint-Dié, en losVosgos, la Co smog r aph i a e I n t r o d u c t i o se im pr im ió cuatr o veces en1507, después en 1510 en Estrasburgo, y finalmente recogida «mástarde en las dif erentes ediciones basili enses y parisienses del N o vu s
O r b i s de Simón Gryneus... 1532, 1537 y 1555».Pero no debemos engañarnos. L a literatura en latín del descu
brimiento no podría ir mucho más allá del círculo relativamenterestringido de los medios humanistas. L a literatura en lenguavulgar vino después, en forma, ante todo, de trad ucciones R e
cordemos las décadas de Anglería, el M u n d u s N o v u s. E l ital iano ibaen cabeza de las pr imeras difusiones en lengua vulgar. E n V i cenza, en 1507, los Paes i n u o v amen te r i l r o v . a t i del humanista F r a -canzio de M ontal boddo. Dejemos los pr inc ip ios del siglo X V i ; vayamos a F rancia . E s suficiente abr i r el admirable repertorio de GeoffroyAtkinson De 1481 a 1610, el reper tori o de l ibros que tratan de lageografía de países extraeuropeos comprende 524 títulos^*; 125 consagrados a las tierras nuevas, 399 al M editerráneo, a Tartaria y alOriente tradicional. A los 399 títulos corresponden las mayores tiradas, la más amp l i a difusión. De hecho, antes de 1550 no hay prácticamente nada sobre las tierras nuevas. Sin contar algunos puntosprivilegiados del d escubrim ient o del negocio, de la banca y de lanavegación: Lisboa, Sevi l la, Genova y el cuadri látero toscano, A m
beres y el pie de los A lpes de la Alemania ital iana, el «descubrimiento» en el sentido más amp l i o interesó sólo a una minoría. E r auna preocupación secundaria para la estrecha élite dp la E uropahumanista.
1 9
7
3 , E L C A M B I O T A R D Í O D E L E X O T I S M O
E l c am b i o d el exotismo l a promoción de los nuevos mundos enel orden de las representaciones y de los pensamientos se produjo unsiglo más tarde, en la encrucijada de los siglos x v i i y x v i i i , en elmomento de la crisis de conciencia europea, cuando los hurones delbarón de L ahontan vulgarizaron el mito absurdo del B uen Salvaje.
E n el umbr al del siglo de las Lu ces, el B uen Salvaje dio l a Inanoal sabio egipcio, al ingenuo persa, al siamés y a l ch ino: ánete
constructiva de la historia se apoyó sobre un instrumento constituidofuera de él: la erudición crítica. N acid a en el siglo X V con L aurentV a l l a , alcanzó un punto de perfección, que ya no podrá ser superado,con los bolandistas del siglo x v i i y, más tarde, con los benedictinosmauristas de la primera mitad del siglo x v i i i .
L a apasionada histori a de la explosión planetar ia del siglo xv,de la C r is t iandad la t ina mediterránea a escala del mundo, constituyóseen la pr imera mitad del siglo xi x . E l tiempo no ha borrado, todavía
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Con f u c i , o r a p r o nobis para amueblar la tienda de baratijas delOr iente filosófico. N o nos ll amemos a equí voco; este exotism o de
pacoti l la no marca todavía la entera promoción de los nuevos mundosen el pensamiento europeo. E stos nuevos mundos eran pr etextos quequerían enmascarar l as querellas puramente europeas.
2 L a historia de una historia
L o u i s Dermigny ha dibujado, con mucho acierto, las imágenessucesivas de C h i n a en el pensamiento francés del siglo x v i i i U n abibliografía, incluso reducida, agrupa fácilmente una cincuentena detítulos para el siglo x v i i i . L a situación de mérica ocupó en seguida un lugar pr ivi legia do. Desde los pri meros decenios del siglo X V I
tomó cuerpo una historiografía de las I ndias. E n España fue conducida por la ardiente polémica que oponía a los defensores de losintereses de los colonos, el campo polimorfo de los teólogos juristas,al que pertenece, a pesar de la origi nal id ad de sus posiciones, la granfigura y l a gran obra de La s C asas. P ero ni l a escuela lascasiana niel Or iente filosófico están en el punto de partida de la historia delos descubrimientos.
1 . L A H I S T O R I O G R A F Í A D E L O S D E S C U B R I M I E N T O S
L A E N C R U C I J A D A D E L O S S I G L O S X V I I I Y X I X
L a h i s t o r i a e s r ománt i ca ; impl ica , más simplemente, una toma deconciencia del tiempo. Por ello no adquirió todas sus dimensioneshasta pr incip ios del s ig lo x i x . L a invasión «romántica»de la dimensión temporal, la evaluación de un pasado accesible, que ya no eraforzosamente la lejana y tr adi cional edad del oro, se produj eronlógicamente después de que la filosofía empezara a reivindicar la autonomía del tiempo, después de que el pensamiento europeo tuviera lanecesidad de moverse en él a sus anchas; estos cambios fueron, pues,contemporáneos de K an t (f 1804) y de H egel (f 1831). Esta necesidad
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hoy, las huellas profundas que recibiera en los días de su bautismo.Di gamos, par a simpl if icar, que nació con los notables trabajos deA l e j a ndr o de H umboldt e Fernández de N avarr ete del vizconde
de Santarem y de V arnh agemEsto i mp li ca necesariamente dos consecuencias: un eur opeocen-
í i smo , sin complejo y sin límites; una estrecha relación d e depen
d e n c i a con la problemáica durante mucho tiempo t r a d i c i o n a l d e l
R e nac im i e n t o , que acaba de toma r form a bajo l a pluma de M icheleten los alr ededores de 1855, y de J acob Burckardt , hacia 1860. P a r a l ahistoriografía del siglo xi x , los grandes descubrimi entos, la ampl iación del mundo que llevan consigo forman parte del activo decisivodel Renacimiento. Introducen, con la transformación de la sensibil idad, l a primacía de lo ind iv idua l sobre lo colectivo. L os E stadosterr i tor ia les sobre la nebulosa C r is t iandad, el regreso a la ntigüedady l a aparición del espíritu científico, en la composición de un estereotipo satisfactorio y robusto. D el mismo modo que el R enacimiento
i ta l iano tomó sus pri meras cartas de nobleza con P etrar ca (1301-1374), el Renacimiento ibérico, en su modalidad de descubrimientogeográfico, se apoyó en la toma de Ceuta 1415) y en la noble figurade En ri que el Navegante (f 1460). M ás tarde, en una preocupación,por una vez fecunda, de i ta l ian is iho , se privilegiaría l a expedicióndesafortunada y misteriosa de V i v a l d i 1291). L igada a la imagende un Renacimiento en ruptura con la E d ad M edia , l a histor ia de losgrandes descubrimientos se inscribirá, pues, en una problemáticade la mutación, de la innovación, de la solución dramática de cont inuidad. Téngase en cuenta, sobre este punto, que la problemáticadel siglo X I X iba li gada a una tonla de conciencia antigua. Hundíasus raíces hasta la época del R enacimiento, hasta la carta de G ar -gantúa a P an tagru e l en 1 5 3 2 E r a i n f i ni tamen te más verídica enI t a l i a que en otra parte. De lo qiie I t a l i a tomó conciencia en losfuegos del Q i i a t t r o c e n t o , fue de haber sido relati vamente respetadapor el cataclismo del si glo x iv , de ver deslizarse hacia e l la el centrode gravedad de la C r is t iandad latina situado durante mucho tiempomás al N orte y más al O este, en alguna parte próxima al Sena entreel L o i r a y el R h i n . M uy pronto . He ah í a Fernández de O viedo he
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ahí a M endieta el human ismo proesclavista y la mística franciscana puestas de acuerdo para celebrar el cambio americano de lahistoria. Antes aún de su puesta en forma a principios del siglo xix,la historiografía de los grandes descubrimientos se encontraba unidaa l a noción devoradora y discutible de Renacimiento, a una problemática un i la tera l de ruptura.
2. E U R O P A Y E S T A D O S
E l europeocentrismo era total, si n complejo e inconsciente. Fu e
de la descoloni z ción políic ma s i v a de l o s p r i m e r o s im pe r i o s. ése
A l e j a ndr o H umboldt padre de la geografía y, en cierta medida,de las ciencias humanas. Salido de un gran linaje de funcionariosprusianos, con una gota de sangre provenzal aportada por un antepasado hugonote, para nosotros es, ante todo, el autor, en cincovolúmenes y en francés, del E x am en c r i t i q u e de l h i s t o i r e e t de l a
gégr p hi e d u N o u v e a u C o n t i n er U et d es progré d e l a s t r o nom i e
n a u t i q u e dans es X V et xv i* siecles P a r a el historiador de América,es antes que todo el autor de los E s sa i s po l i t i q u e s, del Voyage a u x
err es éuinox i a l es . E ste pionero es también f ina l de una raza: el
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el descubrimiento de África y del océano índico por P ortugal , ayudado de algunos it al ian os; el descubrim iento de mérica po r Cristóbal
Colón, genovés al servicio de los Reyes C atólicos; la conquist a demérica po r CastiU a . P ortugueses o españoles, italiarios y alemanes,franceses, holandeses e ingleses. E ur opa , el mun do, el sujeto, el complem ento' y el verbo d e s c ub r i r en todos los modos y en todos lostiempos.
E l enorme esfuerzo de la C h ina de los M i n g cien años antes queVasco da Gama en el cabo de las Tormentas, el domin io de la navegación en el océano índico, gracias al monzón y a la ingeniosautilización de la rosa azimutal sideral y a f o r t i o r i l a irradiaciónde los poli nesi os. en el océano Pacífico todo lo que, fuera deE u ro p a, incl uso fuera del tiempo pri vil egiado del Renacim iento-Descubrimiento, pudiera ser hecho para ampliar un espacio humanode comunicaciones; en una palabra, todo l o que hace in teli gibl e yvalor iza el esfuerzo, en los sigl os xi v y xv , del extremo O ccidente
l a t i n o ; todo ello no tenía sitio, en una línea de pensamiento en dondelos papeles de agentes y de actores estaban repartidos ya de una vezpor todas
Sólo contaba E ur opa que preveía, emprendía, actuaba y descubría.Eu ro p a era e l la sola el mundo. E l resto era objeto, objeto de suconocimiento. Has ta el punto de que propiamente hablando no existíapara África, el A s i a lejana y la mérica nueva, en esta perspectiva,entrada en l a hist ori a sino en l a hora en que el europeo llegabapor la ruta marítima recién ut il izada con su pabellón, sus mercancías,sus intenciones y sus pensamientos.
a) L a c oy u n t u r a H um b o l d t . Así formu lado, este análisis delcontenido de la primera historiografía del descubrimiento es abusivoy simplif icador. J amás se eleva al nivel de E ur opa o de la Crist iandad.
P ermanece encerrad o en el marco copiad o pero anacrónico para lossiglos X I V y xv) de los Estados nacionales del siglo xi x. L a hist oriografía de los grandes descubrimientos nació era l a p r i m e r a m i t a d d e l
s i g l o X i x , en plena exasperación de las pasiones nacionales, en la hora
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último de la línea de las grandes cultu ras enciclopédicas, de Ar istóteles al barón de Hu mboldt, pasando por Pi co D e l l a M irándola,
L eonardo da V i n c i
y Le ibn iz .
E n la Alem ani a de Goethe y de Sch i l ler ,
frecuentó l a casa de los M endelssohn, correspondió en hebreo conHenriette H e rz , herborizó con Wildenow, aprendió geología, mineralogía, vulcanología con W erner y L eopoldo de B uch en Got in ga;inventó, jun to a George F orst er, el hi jo de uno de los mejores compañeros de Cook, la necesidad y el sueño de las tierras equinocciales.H e aquí por qué, destrozado, pero liberado por la muerte, en 1796,de una madre m ara vil losa y posesiva, entró al servicio del rey deE spaña. E l 5 de ju ni o de 1799 se embarcó en L a Coruña, desembarcóen Cumaná, recorrió mérica al lado del botánico francés iméBonpland. E l 3 de abr i l de 1803, después de una ausencia de cuatroaños y diez meses, A lej and ro de H umb oldt y Bonp lan d desembarcaban en Burdeos. L a primera edición del maravil loso E s s a i po l i t i q u e
su r l e Royaum e de l a N ouve l l e Espag ne fue dedicada, en París, ei
8 de marzo de 1808, a su majestad católica C ar los I V , rey de Españay de las I ndias . H umbol dt fue testigo lúcido y profetice del derrumbamiento del Imperio español en las Indias.
E s necesario recordar cómo, desde sus primeros momentos, lahistoria de los grandes descubrimientos se encuentra íntimamente mezclada a los disturbios de principios del siglo X i x , o sea, al estruendode una descolonización que en modo alguno ponía en tela de juicioel domi nio de E ur opa en el mu ndo, que no era más que una transferencia de dominación. E n tal acta de nacimiento inscribe su lanzamiento la historiografía de los descubrimientos. Y asimismo su carácter apologético y defensivo.
L os dos imperi os más viejos se derru mbaron. E n la mérica hispánica y en Bras i l l a dominación política tutelar de España v de
P ortugal fue sustit uida por la dominación económica colectiva de E uropa. E n el momento en que el pensamiento crítico del siglo x v i i i secebaba con gusto en las modalidades hispánicas ejemplares de la c iv i lización t ra dici onal , en el momento en que la corriente l ibera l y los
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intereses comerciales incitaban a Inglaterra y a Franc ia a tomar máso menos abi ertamen te el partido de los jóvenes poderes criollos deAmérica, España y Por tugal se sintieron a la vez expoliadas y denigradas.
b) ¿05 p r o b l em a s h i s t o r i o g rá i c o s d e Po r t u g a l H e ahí a Santarem y Varnhagen; veamos el toque apologético, un poco más discreto, de Fern ández de Navarrete: devolver a Por tugal y a Españael derecho a su pasado. Aquellos historiadores que sacaron a la luzpara su s patrias ibéricas el recuerdo oculto de la gran obra llevada
demasiado sensible con el pasado mediterráneo, ése es, entre otros, elmérito de J oaqu im Bensaúde L os más gran des historiadores portugueses del descubr imi ento de ayer y de hoy, A rman do C ortesáo,J a ime C ortesáo, el almirante Gago Coutinho, Damiao Peres, el comandante Teixei ra da Mota, V i tor ino Magalháes Godinho cualesquieraque sean su filosofía y su escuel a permanecen en esta línea, por l odemás fecunda, de una justa reivindicación nacional retrospectiva.U na única excepción: Duarte Leite, medio inglés, el hipercríticocientificista y positivista
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a cabo, eran contemporáneos de los Szechenyi, los Gaj, los Chafar ik,l os K o l l ar y los Palacky. Reivindicaban el derecho imprescriptible
a un legítimo orgul lo . De ahí el lugar desempeñado en estas primerasgestiones por una revaluación crítica de la obra de Américo Vespucio. H e ahí, pues, a Varnhagem y sobre todo a Santarem cuyostítulos son todo un programa. Y V espu cio, ese florentino charlatánal servicio de España, ¿acaso no fue un medio de enmascarar, en losorígenes del descubr imient o del mun do por Europa y para el la, l agran obra port ugu esa? L a historiografía portu guesa, a la que lahistor ia de los grandes descubrimientos de e tanto, no ha abandonadonunca totalmente el tono ni l a l inea apologética adoptada al principio.E n la cumbre de la hipercrítica positivista, J oaqu im Bensaúde es elcontemporáneo de Hen r y V i gnaud que destrozó a C olón con un arab ia de i conoclasta, de Guignebert, de Seignobos, y de Langlo i s . E lenemigo de los pi oner os portu gueses de la constr ucción historiográfi cade los grand es descubri mientos es V espu cio, y en u na medida infer ior , C olón, ese favorecido de la fortuna, que se suele oponer a larecompensa metódica e inteligentemente recibida por En r i que elN avegante. E l enemingo de Bensaúde es Martín Behaim. E l problemase ha desplazado. E l descubri mient o, la explosión del mu ndo seencuentran en adelante unidos a la adquisición, a la difusión y aldominio de cierto número de conocimientos y de técnicas científicas.L os histori adores de principios del siglo prestaron poca atenciónal navio, pero p r iv i leg iaron la astronomía y el arte náutico.
Alrededor de Behaim, desde Humboldt , una pretensión que halagaa la Europa domi nan te —o sea la Eu r opa septentrional— es recogidapor todos: at r ibu i r los progresos decisivos de la navegación astronómica a l os tra bajos y a las in vestigacion es de los sabios del N orte.
Behaim fue el soporte de ello, al que, por ignorancia más o menosvoluntar ia, se atribuye el enorme esfuerzo realizado en la cuenca occidental del Mediterráneo y madurado en el seno de la escuela deSagres, en el A lgarve y después en Lisboa. Devolver a los navegantesportugueses el mérito de una navegación astronómica, cuyo origens e sitúa demasiado pronto e n el siglo X V y en rup tura de continuidad
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c) U n a h i s t o r i a s i emp r e esc r i t a con fo r r ne a l pr esente E s necesario recordar que la histor ia de los descubrimi entos fue escrita entres etapas. Ante t odo, en l a Penínsu la i bérica, bajo el choque de la
mutilación de los años 20 del si glo xi x; a contin uación, a part i r de1870, en toda Europa, en la ardiente exasperación de las pasionesnacionales; finalmente, en el momento de la euforia (decenios 1880y 1890) del r epar to de Áfr ica, en u na época en que el derecho sefundaba en la anterioridad del descubr imient o seguido de una ocupación continua.
H e aquí por qué la historiografía europea, aparte de Por tugal yde España, se^hilhde tan alegremente en la vía nacionalista que tomódesde un "¿ríncipio. L a erudición alemana di lata más o menos conscientemente el papel de Martín Behaim. D el lad o francés, se hasubrayado el papel de los nacionales, gru pos o individuos, normandos, r ocheleses, mar selleses. E l frente común de l a exaltación d elnacionalismo histórico-retrospectivo no excluye en modo alguno las
querellas provinciales de los patriotismos de campanario. Veamos,a propósito de las Canarias, las discusiones alrededor de Béthen-court *- y de L a Sal le . A pesar de todo, Gabriel Gravier y F ier reMar g r y son buenos eru di tos de la cuestión. P ese a sus pr eocup aciones, han hecho un trabajo útil. Gravier escribía poco después dela guerra de 1870 y Mar g r y en pleno reparto de África.
¿E s todavía pr eciso evocar l a pretendida anterioridad francesasobre las costas de Gu in ea ' " ? Sus raíces son antiguas. Son contemporáneas de un incipiente interés por las factorías de Senegal. E lvizconde de Santarem abrió en 1841 una polémica que terminó conventaja para él Esto no impidió a Avezac Margry Gaffarel *^que discutieran sin esperan zas de convencer. Charles de L a Ronciéreen 1925, hizo justicia, por el contrario, a Santarem después de
ochenta años de fábula hi stórico-patriótica. E n 1925, es verdad, nadiediscutía la amplia dominación francesa sobre las costas occidentalesde África. Raymond Ma i m y \ n nu estros días, cita todavía a Avezac,Margry, Gaffarel. . . , sus fábulas, para apartarlos con un a fase. ¡T radición de escuela
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Es t o en cuanto a la leyenda, pero ¡cuánta pasión alrededor de
A ngo, de P arm entier , de los viajes de Ver raza no (para li mit arn osa principios del s iglo X V i ) Antes de las recientes puntualizaciones deCharles André J u l i en y de M i c h el M o l l a t ¿acaso no se ha exagerado un a serie de episodios a la vez import antes y secunda ri os? L adesmitificación no empezó sino después del segundo tercio del sigl o X X Como testim onio, los honrados trabajos del abad A nth iau mevibrantes de patriotismo normando.
d) L os legados d el pasado e n l a hi stori ograf ía a c t u a l : E u r o p a
en p r i m e r tém i no . Y a no estamos en la época de A nth iau me, menos
europea. Y esto en razón de un profundo cambio temático. L a histori a
de la expansión ha podido ceñirse, muy pronto, a las ambiciones del a h is tor ia total. Desde un prin cipio, H umboldt incluyó en su obje
t ivo las ciencias y las técnicas. E l E x am en c r i t i q u e de 1 h i s t o i r e e t de l a
gégra phi e d u Nouveau Con t i n e n t e t de s pr ogres d e l a s t r o n om i e nau -
t ique dans l es X V ' et xvi» siecles con este hermoso título que es todo
un programa, desgranó sus cinco volúmenes de 1831 a 1839. Co nK unstman, Sprum er y Th omas con K retschmer M a rce l ««, N or -denskjóld F ischer ^ Denucé «^ A rm ando C ortesáo' , T eixei ra daM o ta y tantos otros, la hi stor ia de los descubrimientos se ha apoya
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todavía en la de M argr y y de Var nhagen. ¿Quiere ello decir que seha vuelto la página E l hecho de que el gran J aime Cortesáo,en 1960, al f ina l de su vida, haya dejado subsi stir , en una hermosa
obra. O s descobri mentos Por tu gueses algunos tics de escritur a,carece de impor tan cia. Que la tesis del secreto, que perm it e im agin arsiempre un descubrimiento un cuarto de siglo antes de toda atestiguación en i os textos, sea mant enida y ref orzada en esta gra n obra , esun poco más grave. Sería demasiado cómodo, inútil y cruel rebuscara sabiendas en cualquier página de los grandes libros que a part i r
de 194 8a l i m en t an nuestra ciencia, los vestigios menos deseables deun a tradición de inútiles embrollos. L a verdadera dificult ad está enotra parte. L a h is tor ia , en el siglo xix, se escribió en el marco naciona l . L a lengua, la clasificación de los archivos, la ordenación de lasbibliotecas, todo sustentaba, facilitaba todavía una hist oria fundidaen el molde nacional, una historia desarticulada de la expansión.Después de las Ital ias rivales de Venecia y de Genova... P ort ugal ,
España, deberíamos decir las Españas, In glaterra, H olan da y F ra n c ia :siete o diez E ur opas artif icialm ente cerradas según las exigencias anacrónicas de las ópticas nacionales del siglo x i x .
L a noción de Eu ropa confun dida con excesiva faci li dad con laantitética de Cr is t iandad, la noción de una obra común realizada con
jun tamente de ensanchamiento del hor izont e anti guo del M editerráneo,se imponen a la investigación histórica de los decenios 30 y 40 delsiglo X X Citemos a B all ester os , M ori son la hist oria colectivade los grandes descubrimientos de L . M . P a r ia s los puntos de vista
que se afianzan de H al ph en y Sagnac en la H i s t oi r e genéal e des
íil isat ions ; veamos fin alm ente el magnífico esfuerzo de síntesisde V i tor ino Magalháes Godi nho Gr acias a éste, la expansión por
tuguesa se ha convertido en el capítulo mejor integrado de la expan
sión europea, desde sus pri mer as obras 1943-1944, hasta susrecientes estudios, 1958-1963.
L a e.xpansión portuguesa será pues, en adelante, el capítulo p r i
mero, en el sentido pleno, profundamente enclavado, de la expansión
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do en un estudio sistemático de las cartas antiguas. Hasta ciertopunto, la historia de las ciencias ha nacido, en el siglo X I X , de las
necesidades y de los progresos de la hist ori a de los grandes descubri mientos Es ta marcha hacia adelante no se llevó a cabo sin arrepentimientos. Después del estudio científico de las técnicas y de losmedios, obligó, pese a los límites inic ial es, a levantar la vista porencima de la línea azul idealizada de las fronteras anacrónicas; pasócomo mínimo a un marco europeo. L os historiadores del siglo X I X delos E stados se incl in ar on de nuevo sobre las gestiones psicológicasde los príncipes, la maduración de los largos proyectos atribuidosdespués de los hechos a los sabios que conduce al acontecimiento.Recientemente, en buenos li br os ll enos de ri gor y de recta eru di ción, la expansión francesa se desar rol la alegremente al ras de las
decisiones i nd iv id ual es de los aventur eros y de los prín cipes, sin queel espacio, l a economía, los medios, l as necesidades, las técnicas y
las ciencias tengan derecho de ciudadanía en la atmósfera etérea de losbuenos sentimientos
Estos retornos hacia atrás —t ip o: la abundante bibliografía apropósito de la toma de C euta , en 1415 no im pid en que la his
tor ia de los descubrimientos se desarrolle, cada día, en unión másestrecha con l a h i s t o r i a de l as ci enc i as y l as téni cas . ¿E s precisorecordar lo que debe, desde 1957, a los coloquios internacionales deh is tor ia marítima ' gracias a las ini ciati vas de la VI sección de laÉcole P rati que des H autes Études y de M ic h el M ol lat ? E l co loqu iode L isboa 14-16 de septiembre de 1960), que marcó un hito, tuvo la
mejor de sus aportaciones en el equipo f iel de los historiadores dela s ciencias L a hi stori a de los grandes descubrimientos ha pos ib i l i
tado las primeras experiencias de histor ia experimental . Ad mir emos
la s maquetas sucesivas de las carabelas de Cristóbal Colón, desde1892-1893 hast a el viaje exper im ent al, en 1940, del equip o de H a r
vard, bajo l a dirección de un gran hombre de mar, el que sería elalmirante Samuel E l i o t M o r i so n Es ta h istor ia apasionante y apasionada ha tenido medios a la medida de las pasiones que ha suscitado.
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S i n embargo, me parece que la última adquisición de la historiade los gran des descubrimi ent os ha y que s ituarla en otro terreno.N aturalmente, se beneficia, en primer lugar, de los progresos fu l gurantes de la historia de las ci en cia s y de las técni cas, a l a que estáíntimamente l igada: un a historia confederadora, por naturaleza, omo
el espíritu humano al que r inde homenaje. Pero la h is tor ia de losgrandes descubri mien tos toma lo mejor de su nueva problemáticade lo que se ha con ven i do en l lamar l a «hi stori a geográfi ca» : es decir,l o que debe a la obra maestra, y sin embargo marg inal , de F emand
objetó y suj eto. H abía perman ecido próxima a lo que había sido enun p r i n c ip io : un a crón ica, no ya del prín cipe, sin o la crónica precisadel E stado. A nuestro n i vel , fue la crónica meticulosa de las empresas,más allá de E uropa, de las n acion es y de los E stados. U n a cróni ca quequería ser objetiva y total. Y sin embargo, jamás la historia fuemenos objeti va. J amás fue men os total.
L a ruptura se sitúa a la altura de los años 30, con la construcción,frente a l a historia positivista, de varios términos posibles con vistasa verdaderas alternativas. L a historia geográfica es, evidentemente, enel campo de los grandes descubri mien tos, el término pr iv ilegiado
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Braudel ''
3. U N A P U E R T A A B I E R T A A L P O R V E N I R :
L A H I S T O R I A G E O G R A F I C A
¿H abría que decir la geohi stori a? L a palabra cómoda se adaptabastante bien a la mente semántica de nuestra época. L a historia geográfica es hoy el lugar pr iv ilegiado de un diálogo entre la geografía yla historia, en el seno de una in vestigación en el orden de las cien ciashumanas: investigación in terd isc ip l inar ia, puesto que en las fronteras,en la onda de choque de los acercamientos insólitos, brota l a inno vación y, por lo tanto, el descubri mien to.
L a historia geográfi ca es, esencial men te, un m oment o del desar ro l lo hi storiográfico *\ o que le debe la historia geográfica de losgrandes descubrimi ent os es fácil apreciarlo. V i t o r i n o M agalháes G o
d inho, J acques H eers, Frédéric Mauro, el autor de estas lín eas... ymuchos otros, que han trabajado desde hace veinte años en un replanteamiento de la problemática de los grandes descubrimientos, muchodeben a la obra y a la enseñanza geohistórica de Fe rnand Braudel.L o que significó aquel momen to sólo se compr ende en el seno deun a historia de la historia. O lv idemos, pues, por. un instante, lo quetiende a ser hoy día: el utensil i o proveedor de las series de las cienciasdel hombre, la servidora politécnica e imperial ista que sabe interrogar y, por lo tanto, descifrar el sentido real de los testimon ios delpasado.
A pr inc ip ios del siglo X X l a historia «positi vist a» había alcan zado,omo otros conocimientos human os, la ilusión de un a cúspide. E l
instrumento crítico había sido llevado a un punto objetivo de per
fección.L a historia de los grandes descubrimientos en la época positivista
tuvo sus Gui gnebert, sus Lang lo is y sus Abel Lefranc. S e llamabanH arr isse y V i gnaud Ahora bien, esta historia (utensilio casi perfecto de conocim ien to del pasado) es un a historia inútil, puesto queno tiene objetivo. C ontemporánea dpi Parnaso, se pretendía, omo él.
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de la alternat iva. L a historia geográfica fue, en un pr inc ip io , l aaventura de un hombre, la elaboración de una obra : la política de
Fe l ipe I I en el M editerrán eo y el mun do mediterrán eo en la épocade Fe l ipe I I Después de un lar go eclipse, fue la doble promoción,en historia, del espacio y del tiempo. ¿E s espacio, t r iv ia l idad? E lespacio que Fernand Braudel , atendiendo a la geografía, incorporabaal campo de la historia, era, insigne atrevimiento, el espacio sinE stado, el espacio verdadero, es decir, el paisaje, el diálogo del hombre con la t ierra, con el cl ima, el secular diálogo del hombre con lascosas. ¡E ste espacio desnudo y verdad ero, descubiert o en el marcotradicional del M editerráneo (tres millones de kilómetros cuadradosde t ierra), con mayor razón se convertía en el interlocutor pr iv i le giado de los europeos fuera de E u ropa
M editerráneo er a, sobre todo, en historia, el tiempo geográficode la escuela v ida l i ana : el tiempo casi inmóvil del Medio, con sus
montañas neolíticas contemporánea.^ de la Argel ia de Gastón Dou-mergue y de la I ta l ia de Mussol in i , donde a veces sucede que Cristose detien e -todavía en É boli , al pie de las montañas hi eráticas deLucan ia, el tiempo decenal, o treintañal, de la economía y, paraterminar, el acontecimiento fugaz pero real omo la espuma del mar.L a historia geográfica fue un nuevo sabor, una nueva dimensión deltiempo de la historia.
Hen ry V ignaud (el hipercrítico, príncipe de los americanistas enel primer decenio de nuestro siglo, en l a época en que Sei gnobos yLanglois eran profesores en l a S orbon a) se esforzaba en demostrar queC olón había m ent ido y sacaba argumentos de la descripción inexactade las Bahamas, en el d iar io con servado por L as C asas. Para él, elpaisaje era un dato. E l espacio de la historia positivista es paradójica
mente «fijista», treinta años después de la querella del transformismo.L os historiadores positi vistas de pr inc ip ios del siglo recuerdanun po o a los l ibert inos eruditos de pr incipios del siglo X V I I . L le van un retraso, omo ellos, de una revolución i ntelectual. Hen ryV ignaud había olvidado que el suelo de las Bahamas desapareció
17')
en el mar en el siglo x v i i i , en parte bajo l a acción del monocultiv ode plantación. A l igual que los molinos de aceite del A f r i c a interiorrecuerdan que en el Mediterrán eo la fluctuación climáti ca se inscribeen el marco i r r isor io de los cinco mi l años de l a historia en el sentidoestricto, la que se constr uye mediante testimonios escritos. E n sumiedo y en su rabia de no dejarse engañar, la historia positivistahabía pasado todo por el parámetro; todo, excepto el Estado y elprogreso de las L uces, desde la cosecha del muérdago a la iniciaciónmasónica.
U n a de las ventaj as de los grandes espacios, del M editerráneoa los mediterráneos más amplios de los europeos fuera de la Cr i s tiandad latina en proceso de explosión planetaria — ya que la historia
del europeocentrismo ta historia de los descubrimien tos y v alorizaráal mismo tiempo la obra de Europa, ya lo hemos visto, en el procesode apertura de los siglos X I I I , X I V y X V . Tomemos otra vez la lecciónque hemos ut i l izado, al principio, de una apreciación global *^ a lalu z de los recientes trabajos de una historiografía menos exclusivamente europeocentrista.
1. S A L I R D E E U R O P A
Antes de la constitución de un a verdader a economía d el mundo(no está terminada en el si glo x x ), cada núcleo de población se sitúaen el centro de una red de comunicaciones: el mundo mediterráneo
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geográfica fue en un principio un a macrohistoria—, es prestarse alabandono del tiempo l ineal de la historia crónica, im poner una «rela-
tivización» del tiempo, introducir el tiempo a escalas del Mediterráneo, este precioso utensilio. A l l ímite, sin contar la espuma real delacontecimiento, lo irreductible del instante próximo de la eternidad,todo lo que en el flujo del pasado humano es materia de conocimiento,puede ser tomado sucesivamente omo parámetro y omo variable.E n el curso penoso de este camino vacilante se construye la granhistoria, a la vez aux i l iar y dueña de todas las ciencias del hombre.
E n la línea de l a M éi ter r a né a l a altura de los años cuarentay cincuenta, se intentó una renovación de la historia de los grandesdescubrimientos en torno a la noción de espacio. De este modo, vieronl a luz estudios centrados menos sobre la obra de los descubridoresy de los coloniz adores que sobre los espacios tr ansfor mados y trabajados por el descubrimiento. L as costas de Áfr ica, del océano ín dico
el «Atlántico meridiano» de Bras i l y Portugal el «Atl ántico para-lelográm ico» de la «C arrera de In dias» '^ el «P acífico fi lifor me» delgaleón de M a n i l a C h i na fuer on sucesiv amente objeto de estudiosesbozados por el M editerr áneo y gui ados según un a problemát ica dela resistencia opuesta al hombre por el espacio y de la «heterogeneidad», en profundidad, de los tiempos de la historia.
3 P a r a una problemática nueva y objetivade la puesta en comunicación
Estos avances se hicieron ayer. L a hi storia no podría permanecer
en aquel punto. L a hi storia h a adquir ido las bases de nuevas superaciones. Alrededor de la noción de espacio y de la noción de red decomunicaciones, debe esbozarse una nueva problemática, que liberará
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no es sino un mundo entre varios. Veamos C h i n a a menudo evocada,las Américas divididas..., las Áfricas y el universo de la navegación
árabe en el océano índico. Cada uno de estos mundos corresponde,recordémoslo, a un núcleo de fuerte densidad de poblamien to. Estácercado por desiertos, mares, tierras v írgenes. E l caso de Europa yel de C h i n a son particularmente claros. A l sur del M editerráneo, lamasa sahariana y el mar Tenebroso, po o más o menos infranqueableen el m arco de las técnicas medieval es. A l Oeste, el Océano, al Estey al Norte, menos precisos, los confines de la estepa, de los desiertosiraníes y de la tundra. U n habitante por 5, 10, 25 k m- . A través deeste «gas noble» humano, la red de comunicaciones se reduce a unnivel imperceptible, próximo al cero absoluto.
Igual situación para C h i na . E n el marco de la civil ización china,la montaña forma un a barrera más absoluta que el desierto del mar—los chinos fueron mejores marinos de lo que se ha creído °— . H e
ahí por qué C h i n a comunicó tan mal con la India. R ecibió de laI nd ia (el budismo entre otras cosas), pero no le dio casi nada acambio.
Pa ra comprender la expansión europea, es necesario sal ir , pues,del ex tremo O ccidente cristiano y dibujar los contornos de diez odo e núcleos densos de poblamien to y de irr adiación E s necesariocifrar, part ir, ante todo, del número de hombres.
A fines del sigl o x v i , el M editerráneo era un mundo de 60 a 70millones de hombr es -. Y a a principios del siglo X iv , este nivelhabía sido sin duda sobrepasado. Hacia 1400, existían en él de 40a 45 millones de almas.
2 . E L P E S O D E C H I M A
C h i n a era sensi blemente más pesada. Ent re fines del siglo xy principios del x v i i , la hemos visto oscilar según la interpretaciónmás verosímil de la serie de los L i b r o s a m a r i l l os entr e 150 y 55-60
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mi l lones de habitantes, en correlación positiva con los movimi entosde la población eutopea. Caída en la segunda mitad del siglo xiv,hundimiento en el siglo xv, subida espectacular en el xv i , caída apart i r de 1620, hundimiento hacia 1660-1680, subida más espectacularaún en el siglo X V I I I ®': helos ahí, sol idarios, sin saberlo, los dosgrandes centros de pobl ami ento hum ano. E n conjunt o, de 40 a 45 %de los hombr es. E l M editerráneo cam bia do progresiv amen te en Euro pa y Ch ina fueron los dos sectores de la humanidad que más contribuyeron a l a apertura. A pr inc ip ios del siglo xv. Ch ina l levabaventaja sobre Europa . L os trabajos de J . Needham muestran clara
en Ch ina fue tan sólo un asunto de Estado. T endió a sat isfacer unorden de curiosidad específ ica. E l capital ismo ch ino — e l capital ismoque, más que un conjunto de medios, era ante todo un estado deespíritu— experimentaba una fuerte contr acción. L a red del comerciomarítimo chino no cubría más de la cuarta parte, en la cumbre desu expansión, del espacio brevemente jalonado por las grandes expediciones. Esta diferencia fundamental ha si do correctamente observadapo r J . Needham a l nivel de los motivos: «... los chinos no intentabanrodear un a gran civilización extranjera, situada a través de sus rutas
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mente, sin que ningún especialista l o haya desmentido jamás, queen lo concerniente a las dos técnicasindispensables para la s largas
navegaciones de altura — constr ucción de un navi o man ejableposesión de un conjunto mínimo de técnicas astronómicas que permitieran l a orientación en el mar —, esencialm ente el uso de la agujaimantada Ch ina , en apariencia, aventajaba ampl iamente, en lossectores .punta, a los pueblos del Mediterráneo.
A pr inc ip ios del siglo X V en l a época de las grandes expl ora ciones del a lmi rante Cheng-Ho, l a zona de extensión de la nav egaciónchina y, en una medida infer ior del comercio chi no, «cubría todasla s regiones que van de Zanzíbar a Kamchatka , y todas las islas delPa cífico occident al, con l a única excepción dudosa de A ustral ia»Ha s ta pr inc ip ios del siglo X V se apl icó sencill amen te l a ley del número, que he formulado a menudo, y según la cual las posibi l idadesde éxito de un grupo humano están en correlación posit iva con el
número de hombres del grupo, así omo
con el volumen de losintercambios y de los contactos en el seno de la unidad proyectada.Hasta pr inc ip ios del siglo xv, por lo tanto, no hay sorpresa alguna.
L a gran sorpresa es el contraflujo de mediados del siglo xv.Ch ina emprendió la conquista interior de su inmenso territorio. Er r .«frontera abierta», en el .sentido turneriano, hasta mediados delsiglo X I X por lo menos. Esta aventura iba a absorber la totalidadde sus fuerzas. L a expansión china en el exterior costeó su avanceen el interior.
Ch ina entró sobre su prop ia recaída. De Zanzíbar a K amchatkabarrió 180° de longitud y cerca de 100 de lat i tud ; no podía casiavanzar más allá sino al precio de franquear el cabo de Buena Esperanza y el continente americano. E n su recaída. Ch ina fue halladapo r l a punta p ortuguesa de la expansión occident al cristiana. Peroexisten otras razones más profundas para l a detención de l a expansión marítima china Será necesario recorda rl o en el análisis de ladinámica de l a expansión europea. L a causa del fracaso estaba alnivel de los motiv os, no de los medios. L a exploración m arítima
182
comerciales; se interesaban por los objetos extraños, por las rarezasy por el cobro de los tr ibutos de pr inc ip io , más que por cualquierclase de comercio^ *; no estaban movidos por un prosel i t ismo rel i gioso; no construían fuertes, n i establecían coloni as. Durante menosde medio siglo, se compr obó su pr esenci a y después, de pr ont o, ya noregresaron, y Ch ina volvió a su vocación agrícola volcada hacia elinterior».
Mañana, la histor ia de la expansión europea en los siglos xivy X V deberá ser conducida paralelamente a l a histor ia de los éxitos ydel fracaso de la expansión china. P or el moment o, nuestro esfuerzose ha l l a bloqueado por el retraso relat ivo de la histor ia de Ch ina.Pidamos a los sinólogos que ajusten a l a histor ia china de los siglos X I I I , X I V y X V los modelos de explicación de la expansión europea. Nada mejor que el fracaso puede expl icar el éxito. Este primervoto es el más fácil de fo rmu l a r ; también puede ser el más fácil de
ser concedido.
3. R E B A S A R L A P O L A R I D A D C H I N A - M E D I T E R R Á . N E O
Pero no podemos quedarnos ahí. L a polar idad China-Mediterráneo,esta tentación de mañana, contiene el riesgo de reforzar nuestroeuropeocentrismo latente a l amp l i a r l o a una dimensión super ior : l adel 4 5 % verdaderamente favor ecido de la humanidad.
Queda el restante 55 %, por l o menos, de la humanidad. S u papelno es puramente pasi vo. Esta mitad tiene derecho a una mejor consideración que la de un objeto. U no de los pr oblema s más urgentespo r resolver es el océano índico. Se le han dedicado muchos estudiosen el curs o de estos últ im os años N o debemos dejar nos engañar.L a histor ia escrita del océano índico queda en la línea de la obra
maestra de K ammerer o de Sauv aget Esta histor ia es, en loesencial, l a histor ia maríti ma del océano índico árabe. L o hemosintegrado en nuestros modelos de la expansión.
P or l o tanto, no deberemos quedarnos allí, al menos por dos
razones.
183
l océano índico árabe jamás ha comprendido más que unapequeña zona costera, en el interior de un triángulo Sofala-punta del
Dekán-Suez. P ero existen l a In dia e Indonesia. Queda mucho por
hacer, más allá de Coedes y después del admirable estudio de
M A . C. M ei l in k-R oelofsz para poder enumerar, del imi tar, medir ,
más allá de la red superficialmente federadora de los barcos musul
manes los centros, los núcleos de comunicación, Cuántos ecume-
nes se vinculaban solamente por el contenido anual de uno o dos
barcos, de una navegación que culminó en la época de I bn M a d j i d
¿E s necesario contar un o o dos Dekán; una o dos l lanu ras indo-
gangéticas? J a va , Sumatra, M a la s i a, el sur de Indochina... ¿formaban
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acaso un universo insu lar comunicante...? A lgu nas preguntas entre
cincuenta. Y muchas menos respuestas.
Segundo orden de preguntas. ¿Debe ser considerado este universode las navegaciones árabes como verdaderamente autónomo en rela
ción al Mediterráneo? E videntemente, no. Se trata tan sólo de un
Mediterráneo or iental prolongado, un c so poco más o menos únicode ecumenes parcialmente superpuestos. Preguntas y respuestas son
fundamentales, sin embargo, en la medida en que las aperturas china
y europea ibéri ca constituyen una puesta en contacto más generoso
de lo que yo propongo en llamar unidades-mundos de comunicación.L a localización de estas unidades y su medida forman la base de una
problemática nu eva de los gran des descubr imi entos.
¿Convendría añadir la unidad recientemente determinada del Su
deste afr icano...? «U n ampl io cuadr i látero"' ' del imitado al N orte
por el Zambeze; al Su r, por el L im pop o; al E ste, por el desierto
de K a l a ha r i ; al Oeste, por l a cadena de los montes I nyan ga... siguiendo el eje B ulaw ayo-Sal isbur y, una alta meseta cuya alt itud sobre
pasa a menudo los 1000 m, y que se extiende en diagonal del Sud
oeste al Nordeste.» N os sentiríamos tentados a descubrir ahí, en un
período super ior a m il años, una de estas unidades-mundos de comu
nicación cuya apertura realizaron los portugueses, un poco mejor
que los árabes, en el siglo xv i . L os 300 000 k m- de las altas mesetas
cristianas de Ab i s i n i a constituyen, con menos dudas todavía, una
unidad-mundo. E l problema se va compl icando.
Antes del proceso irreversible de los siglos xv -xv i , no basta con
dist inguir dos grandes unidades-mundos de comunicación, de un poco
más de cinco millones de kilómetros cuadrados cada una, el M e d i
terráneo Cristiandad Europa y Ch ina sino un número muy consi
derable de unidades de este tipo, cuya extensión es, gr osso modoinversamente proporcional al n ivel de desarr ollo Este trabafo de
localización es tanto más esencial cuanto que la gran apertura de los
siglos X V X V I sigue fielmente esta geografía antigua. M u l t i p l i ca por
18S
diez, veinte o cien los puntos de contacto entre estas unidades-mundos,si n jamás romperl as, por l o menos en el curso de una pri meraetapa
Qué complejidad, pues, detrás de la falsa unidad del océanoíndico, en la época de la navegación árabe, cuando Vasco da Gamae Ibn M a d j i d combinaron, por un breve momento, sus esfuerzos
P e ro ¡qué complejidad, también, detrás de la noción, fuera de larea l idad , de América precolombi na Ca da una de estas unidades-mundos, con l a misma legitim ida d que nuestro Mediterráneo latino
espesor del estrecho separaba, a principios del siglo X V todavía, do»universos sin comunicación a lguna P a r a estas humanidades sintécnicas navales, el estrecho de F l o r i d a tenía la anchura de un océano.Ent re la unidad-mundo de comunicación arawak y el continentemexica, m i l kilómetros de agua; o f o r t i o r i ningún contacto.
P ero veamos l as masas pesadas y densas: p or ejempl o, el mund omexica y sus 25 millones de almas, el mundo inca y sus diez o quincemil lones de hab i tantes"" . E l Perú de At ahu alpa no se enteró del a caída de la confederación azteca puesto que los tres m i l ki lómetros que los separaban tenían el mismo espesor que el Atlántico
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en proceso de europeización, son unidad dinámica profundamenteinscrita en el tiempo de la h i s tor ia . U na uni dad cambiante, creciente,
viviente. L legadas a un punto de equi li bri o en el desarr ollo, oscil arondurante largo tiempo alrededor de una extensión media. Casi todasestas historias están por hacer. Convendría, en la mejor hipótesis,recoger estos datos existentes alrededor de la doble problemáticainseparable de las unidades-mundos y de los procesos concurrentes deapertura. L a aventura africana portuguesa del siglo xv, de E nr iqu eel N avegante a Vasco da Gama , ¿qué fue sino el proceso de aperturalogrado a escala plan etari a de la unidad-mu ndo mediterránea Peroesta apertura europea no es nada más, antes de la extensión de laRevolución industr ia l , que un acercamiento confederal de las unidades-mundos. L as moléculas permanecieron intactas, los espacios intcr-moleculares d ismi nuyer on. Se establecieron campos magnéticos deun a masa a otra, mientras que un campo magnético intermoleculargeneral se organizaba alrededor de la molécula mediterránea, segunda
en categoría, pero más cargada de energía conquistadora.H e aquí un primer esbozo de una problemática más general. E l
pel igro, mañana, s i se atiende a nuestra lla mada , no r esidirá, sinduda, en la tentación de perder de vista a E ur opa, sino en la tentaciónde pasar demasiado de pr isa sobre el papel federador del grancampo magnético intermolecular cuya imagen hemos evocado \esto en razón de la irreductible desigualdad regional del desarrollohistórico ^''.
Acerca de las unidades-mundos de comunicación, tres ejemplos,todavía, entre cincuenta posibles. Consideremos el universo po l i nesio Desde el centro federad or del archipiélago tahitiano, pudol legar hasta H a w a i , en la cúspide de su extensión. E l universo decomunicación polinesio se inscribe, normalmente, en el interior de uncírculo de 4000 km de diámetro, que jamás incluye más de algunasdecenas de millares de kilómetros cuadrados y algunos centenaresde mi ll ar es de almas, en la mejor hipótesis.
Consideremos las Américas. Y ante todo, el sector más significat ivo de las culturas pr imit ivas . Ent re l a F l o r i d a y C uba, el débil
186
anterior a C olón. W oodrow Bor ah ha abordado el problema, inciden-talmente al princi pio de un gran l ibr o. E n el momento de la
conquista ya no existía comunicación alguna entre las dos masasfundamentales de las hum anidades amerind ias. A l igual que parael repliegue chino de principios del siglo xv, la clave se encuentra alnivel de l os moti vos más que. al nivel de las técnicas ^ . A decirverdad, lo que cuenta es la ruptura , en una época misteriosa y lejana,de las comunicaciones. Perú y la meseta de Anáhuac, después dehaber intentado unirse, se replegaron sobre sí mismos, constituyendo,cada uno, una de las diez o quince unidades-mundos de comunicación(cf. mapa núm. 1) cuyo aislamiento vino a romper bruscamente laconquista.
4. ¿ C Ó M O C U A N T I F I C A R ?
T al nos parece el camino por donde hoy se impone transitar.Prolongaremos, de este modo, en su propio movimiento, la problemática de la g e oh i s t o r i a que había renovado totalmente, hace yaveinte años, por vez pri mer a, el estudio de los descubr imi entos.
punto más difícil sigue siendo el de la cuantificación de losniv eles de in terca mbi o. Podr íamos, en el estado actual de nuestrosconocimientos, llegar con bastante rapidez a la designación empíricade estas unidades-mundos, que en lo esencial prolongaron su existencia más allá de la sumaria puesta en comunicación de los siglos X V - X V I .
P r im e ra di f i cu l tad: su delimitación. L as fronteras corresponden,en general, al espesor de un desierto, a una solución de continuida d en la ocupación humana. Pero esta solución no es siempre total.
Mediterráneo y el océano índico árabe ofrecen dos espacios enestado de osmosis parc ia l . E s esencial captar l a importan cia de losint ercambi os y de los contactos dent ro de cada una de estas unidad es.E n este campo, todo está por hacer. Pa r a lograr una solución perfecta.
187
sería necesario todo el aparato de un gran país industrial en el siglode los ordenadores.
S i poseemos algu nos datos de series penosamente reconst ru idosen Eu ropa somos terriblemente pobres fuera de ella.
E l sector que conocemos mej or es paradójicamente el de los inter
cambios trasoceánicos entre las unidades-mundos de comunicaciónbruscamente puestas en contacto. V . M . Godinho C. R. BoxerF M a u r o H . y P. Chaunu P . Chaunu han reconstr u ido recientemente elementos de estadísticas exactamente compar abl es. H emos bosquejado aquí y allí algu nas comparaciones L o esencial quedap o r hacer en este campo y con mayor razón en el campo de una
medida válida de los intercambios y l os contactos dentro de sistemas N O T A S D E L C A P Í TU L O P R L M E R O
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cerrados.
L o que se ha l l amado expansión europea ha sido esencialmenteu n a fabu losa mul tiplicación del nivel de los intercambios y de las
comunicaciones. E n un futuro lejan o esta mul tiplicación l leva en
germen el crecimiento de los hombres y de los medios de la Revolu
ción industrial . E n el punto de part ida esta multiplicación de los
intercambios fue también una multiplicación de las dificultades
y de los desafíos para los grupos menos armados. Se pagó con im-
portantes reflujos demográficos. L o que es necesario ahora es i r de
l o part icular a lo general; es pasar de una h istoria geográfica descript iva a una h istoria geográfica si no cuantitativa al menos serial.
1 8 8
1. Cf. más arr iba, págs. 296-297.
2. W. G. L . R A N D L E S Sur Tidée de la découverts, V C o l o q u i o , Lisboa, 1960
[209], págs. 17-2L
3. Rábano Ma uro da de él, en el siglo ix, en la cúspide del Renacimiento
carolingio, esta definición citada por R A N D L E S [209], i b i d . , pág. 17: «El
orbe es nombrado así por la redondez del círculo, puesto que es como
u n a rueda... E l océano Atlántico, cuyas oleadas se deslizan alrededor del
mundo, envuelve por todas partes, en círculo, sus regiones más lejanas.
Este término orbe) significa, desde el punto de vista de la historia, el
mundo entero, o, desde el punto de vista de la alegoría, la Iglesia
Universal».
4. Carta de Poggio hacia 1380-1459) a Enrique el Navegante, reproducida
en S p i c el e g i u m R o m a n u m , t. X, Roma, 1844, págs. 255-256, citado por
W. G. L. R A N D L E S [209] op. ci t . pág. 18.
5. W. G. L. R A N D L E S [209], pág. 19: « D. J oáo II) ha añadido a la Tierra
( t e r r a r u m o r b í un gran número de nuevas islas muy alejadas de nosotros,
de este modo ha ensanchado el mundo ( o r b em ) .»
6. [209], i b i d . , pág. 19.
7. [209], i b i d . , pág. 21.
8. L U Í S D E M A T O S ¿ e x p a n s i ó n p o r t u g a i s e d a n s l a l i ué a t u r e l a t i n e de a
Re n a i s s a n c e , tesis, ejemplar dactilografiado, Biblioteca de la Sorbona
[187],
9. L U I S D E M A T O S La littérature des découvertes, V C o l o q u i o , Lisboa, 1960
[209], pág. 23.
10. Lo que podemos entrever a través de los estudios de historia cuantitativa...
muestra que en el siglo xvi la corriente migratoria anual era del orden
de 25 por 1000, como máximo, de la población europea; en la segundamitad del siglo xv, siempre inferior a 100 por 1000.
11. E sto no es dudoso. Véase el equiva lente, en ciertas épocas, para los naviosde la C a r r e r a de I n d i a s en Sevilla, J . F R I E D E [552], y H . y P. C H A U N U
[312], [313].
12. [209], i b i d . , V C o l o q u i o , págs. 23-24.
13. [209], i b i d . , V C o l o q u i o , págs. 24-25.
1 8 9
14. [209], i b i d . , V C o l o q u i o , pág. 27.
15. [209], i b i d . , V C o l o q u i o , pág. 27.
16. M I C H E L M O L L A T , en una nota añadida a la comunicación de Lu i s D E M A T O S
[209], págs. 29-30, muestra que hubo del lado portugués voluntad deli
berada «desde mediados del siglo xv, en la época de Pisano y de C ataldo>,de una amplia difusión, en latín, de los descubrimientos portugueses. Esta
difusión realizóse a nivel de una estrecha élite activa. Se refirió a informaciones susceptibles de atraer el comercio y las ofertas políticas hacia
L isboa. Tendió a difundir el conocimiento de la amplitud de la garantíaobtenida, pero no los medios de alcanzarla.
17. G E O F F R O Y A T K I N S O N , L a l i uéa t u r e gég r a p h i q u e f r a n g a i s e de la R e n a i s
sance. Ré e r t o i r e b i b l i o g r a p h i q u e [163], París, 1927.
la caldea, la latina; las ediciones en uso tan elegantes y correctas, que
h a n sido inventadas en mi tiempo por inspiración divina...»
26. H i s t or i a N a t u r a l de las I n d i a s [70], [71].
27. J O H N L E D D Y P H E L A N , Mend i e ta [190]
28. J .N E E D H A M [498], y Les contributions chinoises á l art de gouvemer les
navires, V C o l o q u i o [209], págs. 113-134.
29. A. T E I X E I R A DAM O T A , M éthodes de navigation et cartographie nautique
dans l océan In dien avant le xvi siécle, V I C o l o q u i o [210], págs. 49-91.
30. Acerca de las técnicas puestas en tela de juicio, P A U L A D A M , Navigation
primitive et navigation astronomique, V C o l o q u i o [209], pág. 91, III.
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18. J E A N D E N I Z E T , Le livre imprimé en France aux xv ' et xv i ' siecles, V C o l o
q u i o [209], pág. 32.
19. L O U I S D E . ^M I C N Y , L a C h i n e et l O c c i d e n t . Le comm erce a C a n t ó n au
X V U I [484], L
20. [484], i b i d . , t. III, págs. 1544-1546.
21. Véase la serie de los E ss a i s p o l i t i q u e s [178], [179], a partir del genialE s sa i p o l i t i q u e su r e Royaume de N o u v e l l e - E s p a g n e , de 1808 [178]. VéaseVoyages au x Réi o n s é u i n o x i a l e s d u N o u v e a u C o n t i n e n t (10 vols. [183],
[184]), que son documentos incomparables sobre América en el términode lo que se llama comúnmente período colonial. Pero un libro de H U M -
B O L D T da todas las bases científicas de la historia de los grandes descubrimientos: el E x a m e n c r i t i q u e de h i s t o i r e et de a gég r a p h i e du N o u v e a u
C o n t i n e n t et des p r o g r é d e U a s t r on o m i e n a u t i q u e d a n s les XV et XVI
siecles, París, 6 vols., 1831-1839 [177].
22. F E R N Á N D E Z D E N A V A R R E T E , C o l e c c i ó n de v ia jes [65].
23. Vizconde de S A N T A R E M , Recherches su r A m e r i c Vespuce .. de 1837 [193],
y de 1842 [194]... y, en especial, E s s a i su r l h i s t o i r e de la c o s m o g r a p h i e
et de la c a r t o g r a p h i e d u Moyen Age [195], París, 3vols., 1849.1852.
24. F R A N C I S C O A D O L F O DE V AR N H A G E M , vizconde de P O R T O S E G U R O , H i s t o r i a
gera l d o B r a s i l [197], Madrid, 2 vols., 1845-1857, un c or p u s de estudiosvespucianos que hace eco a los de S A N T A R E M [199], [200], [201], la publi
cación del D i a r i o da n a v e g a gñ da a r m a d a que foi a tér a d o B r a s i l
em 1530 sob a ca p i t a n i a - m o r d e M a r t i m Af onso de S o u s a escr i to por seu
i r máo Pero L opes de S ou s a . . ., Lisboa, 1839.
25. R o L A N D M o u s N i E R , L es XVI et XVI I s iec les [106], pág. 12. Nacida en
Italia, la toma de conciencia de una ruptura benéfica e innovadora se
impuso, en el curso de los decenios 20 y 30 del siglo xvi, un poco por
todas partes, en H olanda, en los países del R h in, en Alemania, en Inglaterra y en Francia. Se expresaba, magistralmente, en la página célebrede R ebeláis, citada por M O U S N I E R (pág. 12): «En mi juventud —escribeGargantúa a su hijo Pantagruel— el tiempo era todavía de tinieblas y
se experimentaba la infelicidad y la calamidad de los godos, quienesdestruyeron toda buena literatura; pero por la bondad divina, la luz y la
dignidad fueron devueltas a las letras en mi madurez. Ahora todas las
disciplinas han sido restituidas y las lenguas restauradas: la griega, sin
cuyo conocimiento es vergonzoso que una persona se llame sabia; la hebrea,
31. E l esfuerzo vikingo, la anexión momentánea de V i n l a n d , del siglo XI
a l X I V , a un Atlántico suboreal.
32. No por ello es menos liberal e indigenista a su modo esta historiografíad el siglo X I X , que recoge llanamente, sin ningún espíritu crítico, los temas
polémicos nacidos de los enfrentamientos del siglo xvi. Sigue a Las Casas
en una parte de sus imputaciones, los panfletos protestantes de los
siglos XV I y X V I I , y los libelos filosóficos contra la C o n q u i s t a hispánica.
Distribuidores de la civilización, los europeos son los únicos responsables
de la muerte. E urop eocentris mo masoquista, europeocentrismo liberal,
europeocentrismo de izquierda... que ignora las civilizaciones indígenas y
la s niega hasta en su derecho al error y a la autodestrucción.
33. MA XS O R R E , A l e x a n d r e de H u m b o l d t (1769-1859) [196], París, 1959,
23 páginas.34. Véase [177] a [185].
35. P I E R R E C H A U N U , L A mé i q u e et les A mé i q u e s [107].
36. Para V A R N H A G E N [197], [198], [199], [203], seis estudios, por lo menos,
consagrados, de 1858 a 1874, al navegante florentino. Para S A N T A R E M ,
Recherches su r A m e r i c Vespuce et sur ses p r éend ues déouv e r t e s , 1837
[193], [194], [195]; Recherches h i s t o r i q u e s, c r i t i q u e s et b i b l i a g r a p h i q u e s
s u r A m e r i c Vespuce ct ses voyages, 1842.
37. H i s t o i r e c r i t i q u e de la g r a n d e e n t r e p r i s e [621], París, 1911, 2vols.
38. J O A Q U I M B E N S A Ú D E , L a s t r on o m i e n a u t i q u e au P o r t u g a l a Vé o q u e des
g r a n d e s déou v e r t e s [165], Berna, 1912; H i s t o i r e d e la sc ience n a u t i q u e
p o r t u g a i s e á Véo q u e d es g r a n d e s déou v e r t e s [166]; C o l l e c t i o n d e D o c u -
men ts p u b l i é pa r o r d r e d u m i n i s tée de V l n s t r u c t i on P u b l i q u e de la
Réu b l i q u e P o r t u g a i s e, ed. en facsímil, M unich-L isboa, 7vols., 1914.1924;
L e s lée n d e s a l l e m a n d e s s u r l h i s t o i r e d es dé ou v e r t e s m a r i t i m e s p o r t u -
gaises [167], Ginebra, 1917-1920; L a c u n e s et s u r p r i s es d e l h i s t o i r e des
dé ou v e r t e s m a r i t i m e s [168], Coimbra, 1930; O r i g e m d o p l a n o da s n d i a s
[169], Sevilla, 1930; As o r igens do p l a n o da s I n d i a s . Resposta ao a r t i g o
do Emo Sr . Dr . D u a r t e Le i te [170], París, 1930; A c r u z a d o do n fan te
D . H e n r i q u e [171], L isboa, 1943.39. Cf. Bibliografía, pág. 297-298.
40. J A I M E C O R T E S Á O y D A M I Á O P E R E S (J aime C O R T E S Á O , más que el pruden
tísimo Damiáo P E R E S , cercanos a las tesis nacionales tradicionales, valori
z a n , sin exceso, pero con legítimo orgullo, la parte preponderante de
Portugal en la obra del descubrimiento. E l almirante G A G O C O U T I N H O
[213], y el comandante T E I X E I R A DAM O T A son técnicos notables de la
9
historia de la navegación. Su ciencia no tiene par si no es la del almiranteS A M U E L E L I O T M O R I S O N , el especialista de Colón [212] A R M A N D O C O R
T E S Á O es el incompar able conocedor de la cartografía portuguesa de losdescubrimientos ( C a r t o g r a j i a e c a r t óg r a f o s portugueses d o s séa l o s X V -
X V I [55], Li sboa, 1935, 22 vol s.). A veces resu lta hipocritico por deseode hacer llegar a los portugueses a A mérica antes que C olón.
V I T O R I N O M A G A L H Á E S G O D I N H O q u e se sitúa en la línea fecunda depensamiento de Duarte L eite, como en la de los A r m a l e s, de M a r c Bloch,
de L ucien Febvre y de Fernand Braudel— no por ello rompe menos consu fría imparcialidad. A menudo, le ha acontecido, sin que por ello sustrabajos pierdan, sino muy al contrario, sostener una discusión contra lainjusticia colectiva de la que es demasiado a menudo víctima la obra de
P I E R R E M A R G R Y , L e s n a v i g a t i o n s fr a n g a i s es e t l a réo l u t i o n m a r i t i m e d u
X I V a u X V I s iél e , d a p r é l e s documents né i t s t i r s d e F r a n c e , d A n -
g l a t e r r e , d E s p a g n e e t d I t a l i e [154] París, Tr oss.
45. C H A R L E S - A N D R É J U L I E N , L es voyages d e déouv e r t e . . . [139] págs. 9 y ss,
46. Vi zconde de S A N T A R E M , M e m o r i a sobre a p r i o r i d a d e d os d escobr imentos
portugueses n a costa d A f r i c a o c ci d e n t a l p a r a s er v i r d a i l l u s t r a g S o a
c h r o n i c a d a c o n q u i s t a d a G u i n e a p or A z a r a r a , 1841, 247 págs.; Recherch es
s u r l a p r i o r i té d e l a déo u v e r t e d e s pays s i t úe s su r l a co te d A f r i q u e
a u - d e l á d u c a p B o j a d o r e t s u r l e s p r o g ré d e l a science gég r a p h i q u e
a p ré l e s n a v i g a t i o n s d es p o r t u g a i s a u xv * s iéle , París, Doudey-Dupré,
1842.
47. A R M A N D D A V E Z A C No t i ce s u r l e s déou v e r t e s f a i t es a u Moyen A g e d a n s
C o c ea n A t l a n t i q u e , a n té i eu r e s a u x g r a n d e s e x p l o r a t i o n s p o r t u g a i s es d u
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Portugal de los siglos xv y xvi.V I T O R I N O M .G O D I N H O muestra, de estemodo, que un pensamiento progresista de inspiración ma rxista no rompeforzosamente con las ópticas nacionales y que una crítica es más fácil enel mar co de los pasados extra njeros que en el de su pro pio pasado, lo quejustifica plenamente, además, los i ntercambi os internaciona les de cooperación a nivel de la investigación histórica. Pero, en realidad, ¿qué seríael mundo sin Europa, y E uropa sin sus naciones?
41. N os referimos a la cuidada edición sólidamente presentada y ricamenteanotada de las obras críticas esparcidas de D uar te Leite procurada porV I T O R I N O M A G A L H Á E S G O D I N H O , uno de los mejores historiador es portugueses contemporáneos. H i s t o r i a d o s D e sc o b r i m e n t o s . C o l e c tán e a d e e s-
p a r s o s. O r g a n i z a gáo , no tas e estudo i n a l d e V . M . G o d i n h o [141] L isboa,edigóes C osmos, 2 vols., 1958-1960 717 y 630 págs. Pa ra una bibliografía
completa de Duarte L eite [141] cf. i b i d . , t. I I, págs. 359 a 362. D uar teLe ite Pereira da Silva, naci do en Opor to en 1864, matemático de formación, nieto, por parte de madre, de un cónsul británico e hijo de un
capitán de navio, fue profesor en la U niversidad de Opor to. Fue unaautoridad en el orden de la historia de las ciencias y de las técnicasd el mar. Se hizo notar por su instintiva indiferencia a las más legítimaspasiones naci onales, en razón, tal vez, de su origen. M a r i o en 1950, alos 86 años de edad.
42. J E A N D E B É T H E N C O U R T , H i s t o i r e d e l a p r em i ée déou v e r t e e t conqu este
d e s C a n a r i e s a i t es d e s l a n 1 4 0 2 p a r messir e J e a n d e B éhe n c o u r t . .. escr i te
d u t emps m ime p a r I . P i e r r e B o u t i e r . .. e t J e a n L e V e r r i e r . .. et m ise en
l u m iée p a r M . G a l l e n d e Béh e n c o u r t . .. P l u s u n t r a i c té d e l a n a v i g a t i o n
e t d e s voyages d e d éou v e r t e e t conqueste modernes et p r i n c i p a l e m e n t d e s -
F r a n q a i s (por P I E R R E B E R C E R O N ) [14], [15], M . Sol y, 1630. E n 1872 laHakluyt Soci ety llevó a cabo una traducción inglesa de esta obra [83].
43. L e C a n a r i e n , l i v r e d e l a C o n q u ée e t c o n v e r s i ó n d e s C a n a r i e s 1402-1422)
p a r J e a n d e Béh e n c o u r t , g e n t i l h o m m e c a u c há s , p u b l i é d a p ré l e m a -
n u s c r i t o r i g i n a l , con introducción y notas por G A B R I E L G R A V I E R . . . [14],
[15], R uán, C. Médéric, 1874, in -8. L XX XI I I , 258 págs. (Société del'histoire de N orman die).
44. L a c o n q uée e t l e s c o n q u éan t s d e s i l es C a n a r i e s; nouve l les recherches s u r .
J e a n I V d e Béh e n c o u r t e t G a d i f e r d e L a S a l l e . L e V r a i m a n u s c r i t d u
«ana r i e n» por P I E R R E M A R G R Y [14], [15], París E . L E K O U X , 1896;
92
X V s ié l e [151] Par ís, 1846, x-86 págs.
48. P . M A R G R Y , N a v i g a t i o n s f r a n g a i s es [154] 1867, págs. 11-70.49. P A U L G A F F A R E L , L e s F r a n g a i s a u - d el a d e s mers . L e s d éo u v r e u r s r a n g a i s
d u X I V a u X V I s iél e . Cotes d e G u iñ e , d u B r éi l , d e l A mé i q u e d u
N o r d . . . [153] París, Challamel, 1888, x-287 págs.
50. H ipotéticos «Petit-Di eppe» y «Petit-Pari s> en Guinea [1364] en L a d é
couverte d e l A f r i q u e [139 b i s i , 1926, 11, págs. 10-17
51. R A Y M O N D M A U N Y , L e s n a v i g a t i o n s medieva les su r l e s cotes a h a r i e n n e s .. .
a n té i eu r e s á l a d éou v e r t e p o r t u g a i s e [1434] [149] L isboa, 1960.
52. C H . - A . J U L I E N , L es voyages d e déou v e r t e [139] págs. 25, 73-76 79-89
99-105 105-108.
53. M I C H E L M O L L A T , L e commerce m a r i t i m e n or m a n d [297] págs. 499-507
534-538 242-258.
54. A bad A . A N T H I A U M E , principalmente: Cort es m a r i n e s , c o n s t r u c t i o n s n a v a l e s .
Voyages d e déou v e r t e chez l es N o r m a n d s , 1500-1650, París, E . D U M A S ,
1916, 2 vols. in-8.°, xiv-566 y 547 págs., y E v o l u t i o n e t enseignement d e
l a science n a u t i q u e en F r a n c e e t p r i n c i p a l e m e n t chez e s N o r m a n d s , 1920,2 vol s. in-8.», 452 y 497 pá gs. [162] y [233].
A r c a d i a [126] 2 voU . gr. in-4. 1960, 600 y 453 págs.56. L es voyages d e déou v e r t e e t l e s p r em i e r s éab l i s sem e n t s en F r a n c e ( X V -
X V I siecles) [139] para Francia , proporcionaría un blanco fácil. Pero,¿cómo r omper de un golpe con u n siglo de costumbres y toda una tradiciónafianzada?
57. Gée s i s d e l d e s c u b r i m i e n t o [111].
58. A d m i r a l o f t h e O c e a n S e a [212].
59. T . I . (sobre todo D e s or i g i n e s a l a f i n d u Moyen A g e , 200 págs., notablede M I C H E L M O L L A T sobre el siglo x i i i y el xiv ).
60. Vo ls. V i r , V I P y V H I [ I O 5 ] de P i R E N N E , R E N A U D E T , P E R R O Y , H A N D E L S -
M A N , H A L P H E N , H A U S E R y R E N A U D E T .
61. T omos II I y I V, ed. P E R R O Y y cois.; R .M O U S N I E R [106].
62. E ste pensamiento se afianzó desde entonces: A e x p a n sáo q u a t r o c e n t i s t a
p o r t u g u e sa . P r o b l em a s d a s o r i g ens e d a l i n h a d e e v o l u gáo [127] L isboa,1944; H i s t o r i a e c o n óm i c a e so c i a l d a ex p a n sáo P o r t u g u e s a , t. I (M arruecos) [129] 1947; L e s g r a n d e s déou v e r t e s [133] Coimbra, 1953, y quese expresó en una serie de obras maestras: L éo n o m i e d e F e m p i r e p o r -
93
• t u gá s aux XV et XVI siecl es. Uor et le po ivre XV et XVI siecl es.
L o r et e po ivre [135] , 1958; A E c on omía dos descobri mentos h e n r i q u i n o s
[137] , L isboa, 1962; O s descobri mentos e a e co n o m ía m u n d i a l [138],
Lisboa, 1963 en curso).
6 3 . V . M.G O D I N H O , D ú v i d a s e p r o b l e m a s a c er c a de a l g u m a s tesis da h i s t o r i a •
d a e x p a n sáo , L isboa, 1943.6 4 . A t l a s z u r E n t d e k u n g s g es ch i c h t e A m e r i k a s , M u n i c h , 1859.6 5 . DieKatalanische Weltlcarte der Biblioteca E stense zur Mo dena ..., en Ze i t -
s c h r i f t der G e s el l s c h a f t für E r d k u n d e i n B e r l ín , vol. x x x i i , 1889.6 6 . R e p r o d u c t i o n de C a r i e s et de l obes, r e l a t i j s á a déou v e r t e de U A m éi q u e ,
París, 1893.6 7 . Fa c s i m i l e a t l a s o he earl y history of C a r t o g r a p h y , Estocolmo, 1889.
2 vols., 1884; H E N R Y V I G N A U D , L a e ttre et a corte de T o sc a n e l l i [619],
1 9 0 1 ; L h i s t o i r e cr i t i q u e de la g r a n d e e n t r e p r i s e [621], 2 vols., 1911;
A m e r i c Vespuce (1451-1512) [622], 1917.8 3 . F. B R A U D E L , Mé i t e r r a n é, primera edición, 1949 [363], págs. xi-xii.
8 4 . V . M . G O D I N H O , L éo n o m i e d e F e m p i r e p o r t u g a i s [135] , 1958; L es i n a n -
ees de V E i a t p o r t u g a i s des ndes o r i e n t a l e s [136], 1958.
8 5 . F .M A U R O , L e P o r t u g a l et F A t l a n t i q u e [142], 1960.
86. H . y P. C H A U N U y P. C H A U N U . SéiUe et VAtlan t iqu e [312], [313], 12
volúmenes, 1955-1960.
8 7 . P.C H A U N U , L e P a c i f i q u e des bé i q u e s [314], 2volúmenes, 1960-1966.
88. L. D E R M I G N Y [484], 4 vols., 1964.
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6 8 . D i e W el t k a r t e n W a l d s e em i i U e r ( I l a c o m i l u s ) , Innsbriick, 1903.
6 9 . L es o r i g i n e s de a ca r t o g r a p h i e p o r t u g a i s e et es c a r i e s des R e i n e l , Gante,1908.
7 0 . C a r t o g r a f ía e c a r t ó g r a f o s port ugueses [ 5 6 ] , Lisboa, 2vols., 1935.7 1 . P o r t u g a l i a e m o n u m e n t a c a r t o gr á i c a , deA R M A N D O C O R T E S Á O y A. T E I X E I R A
B A M O T A [57].
7 2 . En la medida en que la historia de las ciencias hasido al principio
dominada y arrastrada por la historia fascinante de laastronomía. Véaseel papel deP I E R R E D U H E M , ayer y todavía hoy, de su inigualable Sy st ém e
d u Monde. H i s t o i r e des d o c t r i n e s c o s t n o l o g i q u e s d e P l a t ó n a C o p e r n i c
[250] , París, Hermann, 10vols.
73 . C H . - A . J D U E N [1391.
7 4 . Para un juicio severo sobre este tema, F E R N A N D B R A D D E L , Ladouble
faillite «coloniale» de la France ( A n n a l e s , E . S .C . , 1949, núm. 4, pá.
ginas 451-456).
75 . A partir de D A M I Á O P E R E S B A I Á O , J . C O R T E S Á O , un conjunto apasionado
de debates. D esde O L I V E I R A M A R T I N S , H i s t o r i a d a C i v i l i z a g áo I b éi c a . . .,
H i s t o r i a d e P o r t u g a l ; A N T O N I O S E R G I O , A c o n q u i s t a de C e u t a , 1919, hasta
J A I M E C O R T E S Á O .
7 6 . Un coloquio anual, 7volúmenes publicados [205 a211].
77 . GoY B E A U J O Ü A N , D E S T O M B E S , N E E D H A M , T E I X E I R A DA M O T A .
7 8 . Cf. másarriba, págs. 151-152, nota 82.
7 9. F E R N A N D B R A U D E L , L a M é i t e r r a né et e monde mé i t e r r a n én á Véoq u e
d e P h ü i p p e I I , primera edición, 1949; segunda edición, ampliada y corre
gida, 1967 [364].
8 0. P I E R R E C H A U N U , L histoire géographique, Revue d e l E n s e i g n em e n t su -
pé i e u r , núm. 1,1969.8 1 . Escuchemos aF E R N A N D B R A U D E L en la introducción profundamente modifi
cada de su nuevo M é i t e r r a né [364], segunda edición, 1967, t. I,pág. 21:
«Desd e entonces, todo seorientó, bajo el signo deespacio y tiempo, a la
producción de unahistoria a cámara lenta, reveladora de valores per
manentes. Lageografía, en estas condiciones, deja de ser unafinalidad
en sí para convertirse en un medio. Ayuda a encontrar las máslentas
entre lasrealidades estructurales, a organizar una nueva perspectiva con
forme a unanoción proyectiva de la máslarga duración.»8 2 . H E N R I H A R R I S S E , L es Cor te Real [569], 1883; C h r i s t o p h e Colomb [570],
94
8 9 . Cf. másarriba, primera parte, cap. I, págs. 4 y ss.
90. J . N E E D H A M , V Co loqu io [209], págs. 113-127.
9 1 . En labúsqueda de loslímites y de losconfines, podríamos inspiramos en
la lección que da F E R N A N D B R A U D E L en L a M é i t e r r a né [364], segunda
edición, primera parte, cap. III : Lesconfins de laplus grande Méditerran é e , págs. 135-210. Cf.,además, másarriba, mapa 1.
9 2 . F B R A U D E L [364], segunda edición, I, págs. 361 y ss.
93 . L. D E R M I G N Y , La C h in e et VOcc ident [484], t. 11, pág. 490; P I N C - T I - H O ,
S l u d i e s on he p o p u l a t i o n of C h i n a , 1368-1953 [352], págs. 264 y ss.
9 4 . Laserie demográfica máslarga que sepuede formar para una continente.
Pero, serie fiscal basada en cuentas por fuegos, los L i b r o s a m a r i l l o s son,
evidentemente, de unadelicada interpretación. En el conjunto, seguimosla s correcciones propuestas por P I N C - T I - H O [352].
9 5 . L.D E R M I G N Y , L a C h i n e el C O c c i d e n t [484], t. II,págs. 490 y ss.
9 6 . J . N E E D H A M , Science a n d C i v i l i s a t i o n i n C h i n a [498], vol. TV, tercera
parte, Cambridge University Press, y V C o l o q u i o [209], págs. 113-134.
9 7 . Aprobación, en el conjunto, de losmejores especialistas de losdescubrimientos: W. G. L . R A N D L E S , V I R G I N U R A U , T E I X E I R A DAM O T A . . .
9 8 . Cf. másabajo, págs. 207 y ss.
9 9 . Es decir, provisto de un timón de codaste o dealgo parecido. Se ha
logrado recientemente retrasar la fecha del timón decodaste en Francia
hasta 1180 el dibujo sobre el comentario latino del Apocalipsis conservadoen Breslau puede ser fechado: 1242). E n cuanto al timón axial decodastechino, posible y verosímil desde el siglo v d. J . C , queda atestiguado ycierto hacia 940.
1 0 0 . Según la terminología felizmente propuesta porP A U L A D A M (V C o l o q u i o
[209], pág.101), a n a v i g a t i o n a s t r o n o m i q u e p r i m i t i v e : «Deberí a dejarsesitio —dice acertadamente—, entre lasnavegaciones llamadas primitivas
y lasnavegaciones llamadas científicas, a un escalón intermedio, quedesbordara sobre la una y la otra: la navegación que se podría llamar
astronómica primitiva».1 0 1 . E . G . R. T A Y L O R , Th e H a v e n F i n d i n g Ar t [204], págs. 96 y ss.También
en este campo la navegación china precedió por lomenos casi en un
siglo a lanavegación mediterránea.
1 02 . T O M E P I R E S ( Su m a O r i e n t a l , 2 vols., edición Hakluyt Society [500],
Londres, 1944-1946, por A R M A N D O C O R T E S Á O da numerosos testimonios
95
sobre la zona de extensión del comercio chino en la primera mitad delsiglo X V , cuando el movim iento de repliegue habia ya empezado.
1 03 . J . N E E D H A M , V Coloquio [209] pág. 127.
1 0 4 . V C o l o q u i o [202], pág. 127.
1 0 5 . n la discusión que siguió, V I R G I N I A R A U precisó con mucho humor ysentido de la fórmula esta idea esencial ( i b i d . , pág. 129 ); «... M . Needhamnos ha expuesto el desarr ollo de una técnica del timón de codaste. N osdice que precisamente en el momento pn que las naves portuguesas sedirigían a África, los chinos habían llegado a Zanzíbar. Se retiraron hacialos mares del Extr emo Ori ente, y sólo los portugueses contin uaron . L a
técnica puede o no puede ser útil, según la idea económica a que se
vincula. Si n o m e equivoco, esto quiere decir que los chinos iban a Áfricapara encontrar el animal de [a felicidad, que parece era la jirafa: des
110. A s ía n T r a d e a n d E u r o p e a n I n f l u e n c e i n t h e I n d o n e s i a n A r c h i p e l a g o [502]
L a H aya, M artin us N ijh off, 1962.
111. Retendremos más particu larm ente, en el V I C o l o q u i o [210] de Lorenzo
M árquez, las colaboraciones de A . T E I X E I R A D A M O T A M éthode de naviga
tion y Cartographie nautique dans l Océan Indien avant le xv i siécle, pá
ginas 49-91 y de M . P. N O Ü C A R É D E Qualítés nautiques des navires árabes,
páginas 55-122.
112. W. G . L . R A N D L E S M atériaux pour une histoire du Sud-E st africain
jusqu au x v i i i siécle [503 6£s] ( A n n a l e s , E .S . C . , 1963, nú m. 5, págs. 956-
980); es dign o de encomi o el múlt iple esfuerzo de R A N D L E S . A Z E V E D O B O -
X E R L O B A T O I. S E R J E A N T y, por r egla general, del Centro de E studios
H istóricos Ultr amari nos (cf. «N ueva Cl ío», 26 b i s ) .
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pués de haber perdido su interés por este anim al, perdi eron también todo
interés por la apertura hacia el Oeste. Por lo tanto, a veces, es
la técnicaa l servicio de u n a i idea más amplia, más humana —digamos: más uni
versal— lo que hace triunfar esta técnica, más que la técnica en sí».
Tras el aparente exabrupto de la j ir afa, hay la verdadera distanci ade dos civilizaci ones. E ntonces se piensa, infaliblemente, en la enumeración divertida que emprende M I C H E L F O U C A U L T al inicio de su libroL es Mots e t l e s Choses, París, 1 966, pág. 7: «Este texto (de Bor ges) citau n e c e r t a i n e e n c y c l o pé i e c h i n o i s e oü... l e s a n i m a u x s e d i v i s en t e n : a)a p p a r t e n a n t á l E m p e r e u r ; b) e m b a u m é; c) a p p r i v o i sé; d) cochons d e
l a i t ; e) s i rée s ; f) j a b u l e u x ; g) c h i e n s en l i b e r t é h) i n c l u s d a n s l a p r é
sent e c l a s s i f i c a t i o n ; i) q u e s agi tent comme d es fous; j) i n n o m b r a b l e s ;
k ) d e s s i né avec u n p i n c ea u t r e s i n e n p oi l s d e c h a m e a u x ; 1) et c a e t e r a ;
m) q u i v iennent d e ca sser l a c r u c h e ; n) q u i d e l o i n semblen t d es m o u -
ches.> Nosotros ch ocamos también contra la i mposi bili dad absoluta depensar en los motivos de la expansión c hin a y más aún del abandono
colectivo de la empresa en la cumbre de su s éxitos.A lgo que, sin duda, seguiremos sin compr ender por algún tiempo.
1 0 6 . C f. los Congresos de histori a marítima. n el F C o l o q u i o [209], se tratad el papel de Ibn M adj id , el gran piloto árabe, compañero de Vasco daGama e n el momento de la primera travesía del océano índico por laescuadra portuguesa. Cf., e n especial, el V I C o l o q u i o [210], de LorenzoM árqu ez. Inter esante, también, a pesar de sus defectos, la H i s t o i r e d e
l o cé n I n d i e n de A U C U S T E T C U S S A I N T [5 10] (París, Presses Uni versitairesde France, 1961). Véase, especialmente, la bibliografía actualizada en 1960(págs. 259-267).
1 0 7. A L B E R T K A M M E R E R L a m e r Rouge, l A b y ss i n i e e t V A r a b i e a u x X V I e t
XVII siecles [493], E l Cairo, 1935-1949, 4 vols.
1 0 8 . J . S A U V A G E T I n t r o d u c t i o n a l h i s t o i r e d e l O r i e n t m u s u l mán [506], París,1 9 4 3 . R e l a t i o n d e l a C h i n e e t d e V l n d e (Voyage d e S u l a y m a n ) [507],
París, 1948.1 0 9 . L e s E t a t s h i n d o u i sé d I n d o c h i n e e t d I n d o né i e [475] , París, 1948. Cf.
también H . G . Q Ü A R I T C H W A L E S T h e m a k e r s o f G r e a t er I n d i a , Londres,1951.
96
113. W. G . R A N D L E S [503] artículo citado, pág. 956.
114. S U relación de población oscil a entre 40-80mill ones para el M editerráneo-
Europa, y 60-150 millones para China.
115. Tr escientos mi l kilómetros cuadrados que constituían en África, en Asi a yen A mérica, una especie de punto medio para las unidades-mundos quealcanzaron, aunque sin haberlo sobrepasado, un nivel de cultura comparablea l calcolítico o al eneolítico mediterráneo.
116. E xcepto quizás (cf. P . C H A U N U «Nueva C lío», 26 b i s ) en el caso de la
Am érica de la Conqu ista en razón del choque microbiano y vírico que
entrañó l a casi desaparición de la red primitiva de ocupación.
117. E l desigual desarrollo del conocimiento histórico depende a la vez de ladesigualdad de los esfuerzos consagrados y de la desigualdad de las docu
mentaciones disponi bles. L a histori a es un lu jo que se merece y sólo acce
sible para los ricos y los poderosos, un lujo útil que supone además y en
último término una condición de potencia.
118. P A U L A D A M N avigati on prim itiv e et navigation astronomique, en V C o l ó -
quio [209] págs. 49 y ss.119. C A R L O . S A U E R T h e ear ly S p a n i sh M a i n [604] págs. 189 y ss.: «T he
Straits of F lor ida v^ere a major cultural d ivide of the N ew Wor ld, separa-
ting what was ethnically South Am erica from N orth América. O n the one
side were the pacific A rawak s, planti ng conucos, living in multi-family
bohíos, and obeying hereditary chiefs. On the other side the natives wereof very different physi que, language, and habits-warl ike, hunters with bowan d arrow , dependin g for plant food on maize as staple, supplemented
by squash and beans.»
120. Cf . C H A U N U «Nueva Clío», 26 b i s .
121. I b i d .
122. E a r l y c o l on i a l T r a d e a n d N a v i g a t i on between Mé i c o a n d P e r ú [520]
Berkeley, 1954, 170 págs., pág. 2. Cf . nuestras reflexi ones: P ou r unehistoire économique de TAmérique espagnole coloniale [530] ( R . H . , 1956,
t. ccxvi, fase. 440, núm. 4, págs. 209-218 215).
123. W. B o R A H Ib id . , pág. 2: «Th e E ur opean conquerors and settlers reachin gthe Pacific shore found no native vessels making the long and difficult
voyages between M éxico and P erú, ñor, except along the coasts of P erú,an y extensive voyages at all . Why there was no direct communi cation
between the two greatesC cultural áreas of the New W orl d remains a
97
mystery, since the Incas haddeveloped great balsa rafts which couldhave made thevoyage by taking advantage of thefavorable currents.Nevertheless, this is nosuggestion in theextensive spanish records thatthere wassuch communication.»
124. Ninguna comunicación a principios del siglo xvi. E l caso está a hor azanjado. Pero no fuesiempre así. Cf. C H E S T E R S. C H A R D ProcolumbianTrade between North andSouth America, K roeber A n t h r o p o l o g i ca l Society
P a p e r , núm. 1,Berkeley, 1950, pág. 27. Demasiadas similitudes culturalescf. especiahnente R I V E T y A R S E N D A Ü X , La méall ur gie en Améica pr é
c o l o m b i e n né págs. 178-187) obHgan a suponer contactos en unafechaanterior. ¿Contactos por mar ? ¿Contactos por tierra? ¿Cómo decidir?
125 Or et ápices, le Portugal et l Atlanticiue, D u t c h i n B r a s i l cf. «Nueva
C A P Í T U L O I I
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Clío, 26 b i s [135], ... [142]; Séü l e et l a t l a n t i q u e [312], [313]; Les
P h i l i p p i n e s [314].126 P. C H A Ü N Ü Brésil et Atlantique ( A n n a l e s , E . S. C ., 1961, núm. 6); ManiUe
et Macao face á laconjoncture mondiale ( A n n a l e s , E . S . C . , 1962, núm. 3).
Cf. «Nueva Clío», 26 i s.
198
L os medios
Esto para lahis tor ia de unahis tor ia . En el s ig lo y medio de
esfuerzo casi continuo se ha pasado del relato proseguido sin cesarpacientemente elabor ado a las presentes cert idum bres de la geohis-t o r i a ; esta h i s t o r i a desemboca en las pr omesas de lahistor ia ser ialque tiende a convert ir se en histor ia cuantitativa. P roponer un bala ncenecesariamente p rovi s ion al es evocar problemas y por ende destacarartificialmente en el oniínu um de unaacción humana que no puedeordenarse sin t r a ic ionar fuera de lascoordenadas del espacio y del
tiempo. Por un instante vamos a abandonar no alegremente las dos
únicas líneas irrecusables del relato histórico.
Pe ro lahis tor ia está hecha también deproblemas los que planteaespecialmente cada sector de act iv idad del esfuerzo h uman o. P r o -blemas tiempos espacios. Hay queintentar conc i l ia r . Heaquí antetodo los medios. Losseparamos art if icialmente de lasmotivacionesque preceden y reclaman los medios. A dentrar se en las mot iva-ciones y en la coyuntur a signif ica re int roduc ir el t iempo pero un
tiempo científico. Losespacios responden a laspr egunt as: ¿ de dóndey dónde? Con P o r tuga l I t a l i a España las ot ras E uropas con el
M agreb Áfr ica el índico el O céano volveremos a encontrar enel volumen siguiente 26 bis el t iempo en el espacio que es el ver-dadero campo de lahis tor ia .
N o pueden separarse losmedios de lasmotivaciones sino al preciode un a r t i f i c io . L anecesidad crea el órgano. Losmotivos con fuerzasuficiente aun sin medios acaban por crear susutensilios. L os mediospo r el cont rar io no engendr an necesariamente la imper ios idad de su
utilización. Ex i s ten técnicas sin empleo. Esr a r o quehaya necesidadessi n medios técnicos pa ra sat isfacerlas a l a larga. C h i n a poseía
199
mystery, since theIncas haddeveloped great balsa rafts which couldhave made thevoyage by taking advantage of thefavorable currents.Nevertheless, this is nosuggestion in theextensiva spanish records thatthere wassuch communication.»
124. Ninguna comunicación a principios del siglo xvi. E l caso está ah orazanjado. Pero no fuesiempre así. Cf. C H E S T E R S.C H A R D ProcolumbianTra de between North andSouth America, r oeber A n t h r o p o l o g i c a l Society
P a p e r , núm. 1,Berkeley, 1950, pág. 27. Demasiadas similitud es culturalescf. especiabnente R I V E T y A R S E N D A U X , La méall ur gie en Améic a pr é
c o l o m b i e n né págs. 178-187) obligan a suponer contactos en unafechaanterior. ¿Contactos por mar? ¿Contactos por tierra? ¿Cómo decidir?
125 Or et ápices, lePortugal et l Atlantique, D u t c h i n B r a s i l cf. «Nueva
C A P Í T U L O 11
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Clío, 26 b i s [135], ... [142]; Sé i l l e et l a tl a n t i q u e [312], [313]; Les
P k i l i p p i n e s [314].126 P.C H A U N U Brésil et Atlantique ( A n n a l e s , E . S . C ., 1961, núm. 6); Mani l le
et Macao face á laconjoncture mondiale ( A n n a l e s, E . S . C ., 1962, núra 3)
C f. «Nueva Clío», 26 bi s.
198
L o s medios
Esto para la his tor ia de una his tor ia . En el s ig lo y medio de
esfuerzo casi continuo se ha pasado del relato proseguido sin cesarpacientemente elaborado a las presentes certi dum bres de la geohis-tor ia ; esta h i s tor ia desemboca en laspromesas de lahistor ia ser ialque tiende a convert ir se en histor ia cuantitativa. Proponer un balancenecesariamente provisional es evocar problemas y por ende destacarartificialmente en el o n t i n u u m de unaacción humana que no puedeordenarse sin t ra ic ionar fuera de lascoordenadas del espacio y del
t iempo. Por un instante vamos a abandonar no alegremente las dos
únicas líneas irrecusables del relato histórico.
Pero lahis tor ia está hecha también deproblemas los que planteaespecialmente cada sector deact iv idad del esfuerzo hu mano. P r o blemas tiempos espacios. Hay quein tentar conci l i ar . Heaquí antetodo los medios. Losseparamos art if ic ialmente de lasmotivacionesque preceden y reclaman los medios. Adentrarse en las mot ivaciones y en la coyuntura s i gn i f ica re int r oducir el ti empo pero un
tiempo científico. Losespacios responden a laspreguntas: ¿ de dóndey dónde? Con P o r tuga l I t a l i a España las o tras E uropas con el
M agreb África el índico el Océano volveremos a encontrar enl volumen siguiente 26 615 el t iempo en el espacio que es el ver
dadero campo de lahistor ia.
o pueden separarse losmedios de lasmotivaciones sino al preciode un ar t i f i c io . L anecesidad crea el órgano. Losmotivos con fuerzasuficiente aun sin medios acaban por crear susutensil ios. Los mediospo r el contrar io no engendran necesariamente la imper ios idad de su
utilización. Ex i s ten técnicas sin empleo. E sra ro quehaya necesidadess i n medios técnicos para satisfacerlas a l a larga. C h i n a poseía.
199
aparentemente, casi todos los medios, en la época de C heng-Ho, de laexploración planetar ia, cuando se replegó sobre sí misma \ l órganochino no creó la necesidad. Asimismo faltaban algunos medios a laCr is t iandad lat ina del sigl o xiv . L a necesidad mediterránea acabó porcrear el órgano. É stas son las dimensi ones del probl ema.
1. L a t ierra y el agua
L a histor ia que nos hemos propuesto es la h i s tor ia de las técnicas,esta rama hoy en día bien diferenciada del gran árbol fuerte y vivi entede la histor ia de las ciencias. E l l o no deja de tener sus ventajas ,pero también sus peli gr os. L a técnica es un campo en el que uno se
dada su situación en un plano relativamente estancado. L as téni casde los t ranspo r tes terrestres habían cam b iad o antes de l a éoca en
cuest ión . Vo l v i e ron a cam .b ia r d espué. De l s i g l o x i i i al xv i por lotanto, l as t i j e ra s se ab r en cada vez más am p l i am en te entre l a t i e r r a
que se había m ov ido ayer y e l agua que se mueve hoy . A sí pues,constante relat iva del siglo x i i i a l x vi de las rutas europeas \
a) Mu t a c i ón ayer. Sobre todo, los tran sportes terrestres contribuyeron de un modo decisivo al gran cambio técnico de la E dadMedia, a l ak e off de los siglos xi y x i l . Problema delicado de atalaje,jroblema deli cado de herr aje E s difícil no dar razón, en sus grandesíneas, a L efebvr e des Noettes, sean cuales fueren las reservas que
se le hayan podido hacer E n los alrededores de los sigl os x i
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pierde fácilmente. P or lo tanto, no hay que olvidar nunca los contextos, n i los conjuntos.
L a expansión europea fue una expansión marítima. L a configuración de la E u r opa antigua, ese Mediterráneo truncado, cerraba cualquier otra sal ida. Debemos remitirnos al hermoso mapa realizado por J acques Bert in (cf. mapa núm. 5 . Cerrada al Este por la tundra,l a taiga, la estepa de los mongoles y el semicírculo p lanetario de losdesiertos, l a C r i s t iandad lat ina se abría tan sólo sobre el mar. V erdadhumana, verdad aproximativa, naturalmente. Antes de desembocardirectamente en el Océano, el Mediterráneo había tenido contactoscon A s i a y, a través del Sahara, con Áfr ica. C ontactos que permanecían sin duda por debajo del umbral tan difícil dé discernir de lacomunicación s ignif icat iva ^ Además, no existía red de comunicacionesmarítimas independientemente —pensemos en las difi cultades de apro
visionamiento de las flotas en S e v i l l a — de un conjunto de comunicaciones terrestres divergentes de un puerto, puesto que, en un p r in c ip io , convergían en él *. C on el pr etexto verdader o de que la expansión europea fue marítima, se ha perdido de vista un a evidencia: noes posible estudiar las comunicaciones marítimas sin plantear l arelación, primero, de la t ierra y del agua. L a cuestión fue largamentedebatida en 1965, en V iena, en el Congreso de las Ciencias históricas.E s suficiente dejarse l levar por la larga ponencia que constituye lacontribución esencial del V I I C o loqu io de histor ia marítima ^
1. L A T I E R R A
P r i m e r p r o bl em a quizás el más importante: los diferentes ritmos
de evolución de los transportes terrestres y marítimos. De ahí elerror corriente. Se subestima l a importancia de los transportes terrestres en el momento de la mutación de los grandes descubrimientos.
200
y XI I se realizó en la C r i s t iandad lat ina la vulgarización de la
collera
y del herraje de los caballos: tan sólo entonces se adquirióverdaderamente l a plena domesticación de la fuerza muscular delcaballo. Tenemos de ello una prueba indirecta en la aparición y generalización de la carreta de cuatro ruedas, ese instrumento potente,infinitamente más seguro que la antigua carreta de dos ruedas. A p a reció en el si glo xi i y acabó de imponerse en el siglo XIII Hac ia1250, l a carreta de cuatro ruedas desplazó, más o menos definitiva;^mente, a l a incómoda de dos ruedas. ¿A caso tales trans formacionesno mi l i taron en favor de una mejora de la red de comunicaciones?U n a vez más, encontramos la gran revolución de los siglos Xi y x i lque terminó con las magníficas r ealizaciones del sigl o x i l l llevadasa la cumbre de la r ica marea humana.
b) E l c ame l l o e l d r om eda r i o . E l l o en los países templados dela
C r i s t iandad occidental . L a mutación de las técnicas del transporteen las zonas áridas era cosa ya lograda, l igada a la invasión delcamello en l as regiones esteparias y frías de A s i a , del dromedarioen los desiertos calientes de África y del Oriente M e d io E l puntode flexión de las tr ansformaci ones se situaría en el sig lo V I I I . C amellos y dromedarios recorrían, a razón de diez horas de marcha,de 35 a 40 k m d iarios con 50 kg de carga. H acían falta 20 dromedarios, y de o ho a diez semanas, para hacer pasar una tonelada através del Sahara. S ea cual fuere la debilidad del medio y el rendimiento extremadamente bajo, la franja desértica que l imi ta , a l Sur ,al Sudeste y al E ste, el espacio mediterráneo había empezado a ser,a part ir de los siglos v i i i - x , un po o menos hermético de lo que fueraen el curso de los milenios precedentes, desde que se precipitó elproceso de desecación y por ende de desertización.
c) M u t a c i ón m añ na . Es quematizando, podemos anotar que lagran revolución de los transportes terrestres había acabado cuandoempezó l a mutación de los tran sportes marít imos. Más all á, nada
201
S. P. C H A U N U
fundamental antes de mediados del siglo x v i i l Todo lo más se
juede anotar el perfeccionamiento y la generalización progresiva de
as l lantas de las ruedas entre fin ales del sig lo XV I y mediadosd el X V I I N ada antes de la gran revolución de la «calzada del Rey»,l a construcción de las gran des redes de carreteras, un poco más
temprano en Ing laterra y en F r a ncia que en otras partes, antes de la
gran revolución de los canales en la Ing laterra de los años 1740-1750.L a s técnicas estaban momentáneamente estancadas en un grado de
evolución, frei ite al descubrimiento del mar en los siglos x l l i XIVy X V Digamos que la revolución del ma r comenzó cuando f inal izabapor cinco siglos la de la ruta terrestre.
oposición entre dos utensi lios lar go tiempo yuxtapuestos antes de
l a interpenetración de las técnicas. E l navio largo de remos era móvil,
dueño de su ruta , relativamente rápido pero débil portador ; el navi o
redondo, de ve la, era poco manejable, lento, grande y portador
económico.
1. L A G ALERA
L a galera es un muerto al que no seacaba de matar . Alcanzó supunto de perfección técnica en los siglos xi v y xv, en el momentode su i r remediab le condenación. «Construida por hábiles carp in
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2. L A T I E R R A O E L AGUA
L a apertura de las t i jeras — a l evo lucionar el mar más ap r i sa—no modificó sensiblemente algunas constantes. E l mar era in f in i ta
mente más económico. L a t ie rra puede ser más rápida y más
segura 1 ; los medios son un poco más signif icativos, ya que la am
p l i tud entre tiempo largo y tiempo corto es aquí un poco menosampl ia . M u y gr osso modo U n a vez establecida la regla de la mayorrapidez del mar sobre la t ie rra , J acques H eers anota, con razón :
«Sobre todo en los países mediterráneos, la ventaja de la ruta marítima sobre la de la cornisa fue siempre f lagrante, y podríamos citar,en diversas épocas, muchos ejemplos. Los países con el l i t o r a l accidentado, muy a menudo no tienen otra circulación que la quepermiteel mar. E n el siglo xv i y más tarde aún, Genova ordinariamenteestaba unida con La Spezia sólo por mar; M ontaigne hab la de estas
c u a r e n t a m i l l a s de c am i n o s muy malos y muy mon t ñsos ll enos de
p i e d r a s de p r eci p i c i os de mal os albergues y muy poco fr ecuent ados
E n todo el recorri do del Mediterráneo, las rutas de la costa, demasia dolentas y peligrosas, fueron prácticamente abandonadas». U na cosa essegura: una sorprendente estabilidad de las estructuras impregnó los
tran sportes terrestres Es ta estabilidad contrasta con las técnicas del
m a r .
2. E l mar: el navio
L a mutación de las técnicas del mar fue, ante todo, la mejora
progresiva del utensi l io de t ransporte : el nav io . E l cambio comenzóen la encruci jada de los sig los x i i y x i i i . Podemos imaginar que la
mejora de los transportes terrestres contribuyera a la puesta en
movimiento de las técnicas navales. Se produjo en los mar cos rígidosde opciones antiguas. E l hecho estructur al mayor siguió siendo la
202
teros que ut i l izaban juiciosamente maderas seleccionadas, su casco
er a una obra maestra de l igereza y es dudoso que seamos capacesde hacer algo mejor » E l punto débil era el motor. P a ra pa l ia r el
inconveniente se emprendieron reformas en el casco. Serían ne
cesarios siglos para que la experiencia mediterránea se difundiera
F i e 1. —Tab l azo -
nes con tingladi-llos a) y debor-
des libres 6)
Según P. GiLLE
en M. D A U M A S
[118], II. pági-
n a 377)
b)
a través de las canteras del Atlántico. E l Norte entablaba en formade t ing ladi l lo por lo menos hasta el siglo X i l l mientras que el
Mediterráneo yuxtaponía las planchas sin superponerlas (cf. fi g. 1).
Según los sellos, las planchas de los koggen hanseáticos del siglo X l l I
estaban unidas como las de los d r a k k a r s (cf. fig. 2) E l borde li socontribuía a la fuerza de penetración de la f i na galera. Per o, ¿cómosuperar el h a n d i c a p del motor muscular? Los milagros técnicos de
l a galera ya no servirían, a part i r del siglo xiv, sino anexionadosprogresivamente al velero transformado en carabela. «Eran necesariosunos 12 hombres —a nota el comandan te D enoix — para proporcion a r una fuerza deun cabal lo durante un tiempo l imitado y una chusmade 150 hombr es ocupa ba cerca de 250 m-. Sobrecargada y embarazada por su motor, la galera no podía ser sino un aparato medi ocre:s i n embargo, para l a guerra tenía una ventaja indiscutible al convertirsus remeros en combatientes. A pr inc ip ios del sig lo XV la galera de
203
comercio clásica, ar mada con 25 bancos de tres remeros por banco,tenía 40 m de largo, 5 m de ancho, 1,75 de cavidad; llevaba menosde 100 tonelada s y, a remo, podía al canza r 4 o 5 nu dos. Conveníapara el transporte de fletes de valor y para el de peregrinos, cargamolesta pero de poco peso.»
capitán dejaba l os remos en el puerto, ya que apenas podía u t i l i za r los.» E l na vio r esul taba estable, ya que el puente estaba a ras de agua,adaptado a las olas corta s y dura s del Mediterr áneo, y no al alt ooleaje del Océano. E l navi o cargaba relativamente poco en cala, casiúnicamente en el puente sin temor por el equ il ib ri o en razón de su
metacentro d if eren cial elevado. Ráp ido en el combate, en versión deguerra, la galera resultaba lenta como navio de comercio. E n distan
cia-ti empo el M editerráneo de los siglos xi v y xv no tenía que envi
diar gran cosa a lo que sería en el siglo xv i el más cercano Atl ánticode la Car rera de I ndi as. «E ntre ^ Venecia y J a ffa se contaban de40 a 50 días; las escalas eran numerosas. Hac ia Alejandría, el viajeduraba 5 meses, las escalas eran menos numerosas y las naves habríansido más ventajosas, pero Venecia les prohibía cargar especias.»
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c)
[207] lámina III, b sello de
Winchelsea)
E n l a galera de transporte mediterráneo, el motor muscular ,reducido a l papel de complemento, retrocedió ante la vela. E l nuevot ipo «propuest o p or síntesis», result ó, pues, de l a redu cción de los
largos de 8 a 6,8 y finalmente a 6 H ubo aumento de peso por remero de 0,68 a 1,35 y después 2,80 t e n detrimento de la velocidady de l a manejabil i dad. «Sucedió incluso —en el s iglo X que eí
204
Fuera del espacio mediterráneo, l a ventaj a de l a galer a desaparecía.«L a flota de F lan des sali endo de V enecia en abr i l para Londres,Bru jas , Amberes, con numerosas escalas, estaba de regreso en diciembre. Sólo el monop oli o permití a a las galera s mantenerse en estostrayectos donde no tenían ven taja sobre el velero. E n 1509, un a galer a,favorecida por el ti empo y l as circunstancias, realizó sin escala el
viaje Sout ham pton- Ot ra nto en 31 días, o sea 50 mi l las diar ias, lo que
no tendría nada de ext raor din ari o par a un simpl e velero ^ .»
Grandeza, pogeo y decadencia de la gal era . P odemos seguir estasetapas en Ven ecia. Veam os las galeras mercantes de la Serenísima,según el estudio de A lber to T enenti y Corr ado V i v a n t i , según losmapas y los gráficos, sobre todo, del La bora tor io de J acques Bert in.
L a promoción económica de l a galer a como instrumento mercante sesitúa a fines del siglo x i i i en el cl ima peligroso de las relacionesmarítimas en el M editerráneo. «E l gobiern o veneciano convenciósepaulatinamente de la necesidad de emplear, en las rutas pri ncipal esdel comercio de la Serenísima, u n navi o suficientemente equipad opara la defensa contra los posibles ataques enemigos. De ahí el proyecto... de hacer in terv eni r el E stado en los tráficos mar ítimos, aso
ciándole... los armador es pr iv ados. R esult ado de esta colaboración— l a del E stado y de los ricos armadores— , la galera d m éc lo
se reveló pronto como el barco que mejor garantizaba la seguridadde la navegación y era apto al mi smo tiempo, si ll egaba el caso,para responder a las exigencias mili tares.»
Después del M editerrán eo, l a red se extendió a lo l ar go de lascostas atlánticas de la Península ibérica, de Franc ia y, por la M ancha,hasta I nglaterra y F landes. E l pogeo de la galera macante veneciana
se sitúa en la primera mitad del sigl o xv. E l sistema se derrumbó enel último cuarto de siglo: sobrevivió penosamente hasta 1534.
L a gal era li bró, pues, un lar go combate de reta guar dia antes de
205
ser relegada a funciones sólo mi l i ta res en el Mediterráneo L aexperiencia de las galeras da merc t o se inscribe en el marco de unacoyuntura difícil.
2. E L V E L E R O
L a galera estaba, en su conjunto, mejor construida que el velero.barco redondo acabó por apr opiarse las técnicas superiores del
barco largo de remos, objeto de l u j o , al servicio del E stado. Imitaríael casco de la . galera.
drada, sin contar el dolan, vela de maniobra por excelencia.» Ven
trudos, macizos, sin n inguna autonomía en cuanto a la áirección delviento, sin l i ber tad de maniobra , expuestos sin defensa a ítí¡ ataquesde los p i ra tas —de ahí l a necesidad de las escuadri l las de ^ttefás
protectoras—, eran, sobre todo, de una lentitud extrema.
a) El problema del t imón Este instrumento t rad ic iona l estuvoentorpecido por la debi l idad del motor y la insuficiencia de los mediosde dirección. A l rededor de este doble problema técnico, ¡una verda
dera guerra de religión E l comandante Lefebvre des Noettes, al queno se rendirá nunca l a suficiente justic ia, ha pr iv i leg iado el descubr imiento y la general ización del timón de codaste, y L ou is Gu i l l eux
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I I
K 22 ^i I
I I I 1 , 1 1 1
K 50 cu dern s H»30cuadernas» h*-i2-M
F i e . 3. — Navio largo. Navio redondoSegún F . C L Ñ E [226] pág. 3
L a mutación del navio redondo movido por el viento se produjoen el siglo x i l l , en l a época en que el aumento del número de hombres
y por lo tanto de las necesidades, de los recursos y de la inteligencia,ofrecía todas las posibil idades de éxito y permitía todas las osadías.
«Los navios de la Antigüedad gri ega más tarde grecorromana,que l levaban corr ientemente 260 toneladas de mercancías, o sea, deunas 500 toneladas de desplazamiento, tuvieron una vela única cua-
206
de L a Roérie por reacción, la diferenciación del velamen. L as dos
transformaciones l legaron unidas, con la preeminencia, sin duda, deltimón. C on los remos colgantes atrás, en el Mediterráneo, e incluso
con el timón lateral único de los mar inos del Norte , el velero era,si n remeros, imposi ble de gobernar. L a gran innovación, en estascondiciones, tuvo que ser, omo quería L efebvre des Noettes, el p r i n
c ip i o de l a pa lanca aplicado al timón. C h i n a precedió a E u r opa enun buen mi lenio. Excavaciones efectuadas en 1957 «por el Museoprov inc ia l del K u a ng- tu ng y la Academia Sínica, en tumbas deépoca H u Han (siglos l y i l d. J . C.) en la misma ciudad de Cantón»,pusieron a l descubierto «un magnífico modelo de navio en cerámica,que muestra la existencia, mi l años antes de su atestiguación enE u r o pa , de un timón a x i a l , antepasado del timón de codaste». E largumento arqueológico es irrefutable, aquí, en la medida en que
está apoyado por un conjunto impresionante de textos y de anotacionesfi lológicas convergentes. Podemos contar con l a demostración deNeedham. Si n embargo, el timón ax ia l con pivote de l a C h i n a antigua,
incluso perfeccionado en timón ax ia l con pivote y calado ^ no es,propiamente habl ando, nuestro timón de codaste. Needham parecehaber escamoteado la d i f i cu l tad después de haber separado los datosparadójicos de la tecnología china : «El i nvento del timón de codaste i m p l i c a una notable paradoja: ha sido obra de un pueblocuyos navi os tenían l a característi ca de no l levar codaste». Sobrel os navios occidental es, dos esternones exteriores: un «esternón posteri or», y un «esternón anteri or» prolongan la q u i l l a . «Sin embargo,el junco nunca ha tenido quil la.» U n fondo relativamente plano unidoa las tablazones por una seri e de tabiques, o sea, armazones sensiblemente verticales, a l as que el azafrán de un verdadero timón podía
f i jarse fácilmente. En resumen, J . Needham recurre para terminar ala atrevida imagen del «codaste invisible».
Pe r o el «codaste invisible» no parece permi t i r (bajo reserva deinventar io un par de palancas tan favorables omo el codaste verda-
207
dero fi jado al esternón anter ior de un navio occidental . Además, el
navio chino provisto del «codaste invisible»no tenía q u i l l a ; por lo
tanto garra ba. No se podía gobernar. Sea lo que fuere, en el universo
cerrado, el progreso tecnológico occidental, con un intervalo de casi
mi l años — e s l o único que impor ta— no de e nada a los trabajos
chinos.
F I G . 4 o
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imón de codaste
solución cristianasegún [207] pág. 22, lámi-
na I X, sello de El bi ng, 1350
¿Dónde y cuándo L os dos pri meros testimonios irrefut ables se
remontan a 1242 E l sello de la ciuda d báltica de E l b i n g y, mejor
aún, la hermosa representación de un timón de codaste qu e acompañaal Comentar io lat ino del Apocal ipsis de la bibl ioteca de B res lau :
pieza maestra de la demostración de L efebvre des Noett es; finalment e,
menos fáciles de leer, un conjun to de documentos p ermi ten retroceder
l a fecha de nacimiento del timón hasta los últimos decenios delsiglo X I I . Observemos el sello de l a ciudad i nglesa de I pswi ch, puesto
en servicio hacia 1200. B r i n d le y ha logrado discernir los ligamentos
de hierro de un timón de codaste. L as pila s bauti smales de la catedral
de Winchester y l as de Zedelghem son anter iores. E stos navios gra-
bados son debidos a artesanos de T our na i. Da tan de los al rededores
de 1180. J . N eedham anota la simul tan eidad en diez años poco más
o menos del timón de codaste y del compás, para re iv ind icar un
origen chino. Parece que la hipótesis de e ser descartada: el timónaxia l con pivote, solución china, es diferente del pivote fi jado al
codaste, solución nórdica. Solución de mar dif íc i l , solución de tor-
menta y de mal tiempo. L a larg a serie de gr ffüi y de sellos permiten
responder a la pregunta: ¿dónde Veamos pr imero I nglaterra y
F landes, el mar estrecho M ancha y mar del N orte) con fuertescorrientes, con fondos movedizos y peligrosos, de intenso tráfico.Alrededor de la n a r r o w s ea numerosos hombrea y así, pues, in te l i -
gentes, inventivos e ingeniosos. Aparecido al Oeste, en el mar del
208 209
Norte , el timón de codaste se propagó y perfeccionó más a l E ste, en
el Báltico. H e aquí el manuscrito de Breslau y los sellos de Stralsund,
Wism a r , K i el , S tabbek jobing. L a España cantábrica fue alcanzada a
fines del siglo x i i i debido a sus frecuentes comunicaciones con el
N ort e. 1282-1297 son, aquí, jalones seguros. «Esta fecha bastante
prematura —hace resaltar Bert rand G i l l e ^'— explicaría tal vez el
término timón á l a b a y o n n a i s e con que este tipo de timón sería co
nocido en buena parte de Europa » E l Mediterráneo, dominio de
navios de remo, fue al canzado más tarde. N o antes del siglo X I V] L o s m ásti les^ l a v e l a . Retengamos la imagen de un navio
gobernado, provi sto de un mejor motor. E l motor es el viento, y la
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vela, el medio de servir se de él. Exi ste una relación evidente entre
el paso de la vela única sobre u n mástil único al velamen múltiple yec^uilibrado sobre varios mástiles y el timón axial de codaste. E n otro
tiempo se negó tal aserto. Recientemente, el comandante D enoix h a
tenido el mérito de establecerlo
E l obstáculo, en relación al aumento de tamaño de los navios y el
progreso técnico, fue durante mucho tiempo la dimensión de l a vela.
L as técnicas textiles no permitían sobrepasar determinadas superficies.
Quinientos metros cuadrados era el máximo par a la vela cuadr ada,
300 m^ par a la vela lat ina, la vela t r iangu lar . E n estas condi ciones
no se podía en modo alguno sobrepasar las 500 toneladas con i m
solo mástil. L os monstruos del siglo xv , que alcanzaron quizás 1000
toneladas, eran navios de varios mástiles. Y eran monstruos. Pero
dejemos las excepciones; perfeccionado el utensi lio gracias al vela
me n múltiple y al timón que reposaba sobre el principio de lapalanca, el gran navio transportador tenía po r término medio entre
250 y 300 toneladas, y se repartía spbre un abanico de 150 a 500 to
neladas.
U n a rica iconografía permite resolver casi todo? los problemas.
«... un casco de form as potentes fuertement e arrufado». E n l a
)roa, una plataforma en roda salía cada vez más del estrave. H e aquía roda de la carraca. O t r a característica: el desarrollo de las super
estructuras. E n la popa, el casti l l o, cada vez más grande, l legaba
casi hasta el palo mayor . L a roda delant era servíji, según la hipó
tesis for mu lada por el comandante D enoix , «no par a el abordaje
sino para las maniobras del áncora». E stos navios demasiado pesados«no embarrancaban, y pocos muelles les eran accesibles». Obl igados
a mantenerse con sus anclas, l lev aban, normal mente, seis u ocho L aroda, en ausencia del cabestrante, servia para la maniobra de levar
anclas.
«L a arboladur a — anota también el comandante D eno ix — incluíaesencialmente un gran mástil sobremontado de un a cofa en forma
210
de nido y con una enorme vela cuadr ada, y en la popa un mástilpequeño con una vela la t ina o cuadrada. Bajo la gran vela... bonetasy, en la cofa..., una minúscula vela cuadrada. E l bauprés no llevabacebadera antes de los primeros años del siglo x v i ; a menudo se
colgaba de él un anclote.» E n un navi o de gran tr ansporte y de transporte lent o, la vela era cara y seguia siendo frágil. «L a gran vel abien sostenida con las escotas y las amuras, y además con su escotacentral fijada a una relinga central aseguraba por sí sola la propulsión.» L as pequeñas velas sirven para la man iobr a. E n estas condiciones, a principios del siglo xv l a autonomía de ru ta del grannavio no sobrepasaba de 500 a 600 mi l las . Con lo cual respondíaperfectamente a las necesidades económicas de la época.
con relación a l a ru ta cada vez más agudo, por lo tanto avanzar enel viento con un ángulo muerto cada vez más reducido.
S i n embargo, lo que se ganaba en velocidad, en autonomía, enindependencia re la t iva con respecto al viento, a las corrientes, a losb jos fondos, se perdía en posibilidad de transporte y, por lo tanto,en precio de coste. L a cara bela era un uten sil io perfeccionado perorelativamente caro.
b) L a u til iz ción p a r a el d e s cu b r i m i en t o . «E l problema deldescubrimiento —como ha expresado el comandante D enoi x* —consiste en disponer de un navio manejable, de poco calado, susceptible de encallar sin peligro, que pueda embarcar una tripulaciónsuficiente y, sobre todo, capaz de mantenerse durante mucho tiempo
en el mar y en todo tiempo.»
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3. E L U T E N S I L I O D E L D E S C U B R I M I EN T O
L A C A R A B E L A
Así pues, hizo fa l ta forjar el utensilio especial de los grandesdescubrimi entos. H e aquí la carabela. Es ta joya ibérica, esbozada apr inc ip ios del siglo xv, alcanzó su punto de perfección a principiosdel XVI. N o es indiferente que naciera en la costa atlántica de laPenínsula ibérica, en el punto de intersección de las técnicas delN or t e (las técnicas del navio redondo, pesado, robusto y de grantransport e) y las del Mediterráneo, domini o del navio largo, de
c sco liso, caro pero hábil maniobrador.
a) Ca r a c t e rí t i c a s . Has ta el c bo Bojador, el descubrimientodel siglo XIV recurrió normalmente al pequeño mat eri al del cabotaje
t rad ic iona l , de 30 a 50 toneladas. E stas pequeñas unidades navegabana vela y a remo y se alejaban poco de la costa. F ranqu eado el c bo
B ojador , ya no fue posible contentarse con este instr umento pr im it iv oe inadaptado. Por tugal y la España atlántica elaboraron el utensi l io:la carabela. P r im era innovación técnica, la carabela era un velerolargo. L os navios de gran carga del siglo X i i i por ejemplo, la ogge
báltica última nacida de la famil ia) tenía un a relación entre esloray manga de 2 a 2,5 aproximadamente E n las galeras y las li bum as
romanas esta relación era de 5 a 7. A hí estaba el secreto de l a velocidad y de la manejabil idad. L a carabela se presentó con una relacióninedia eslora-ma nga que oscilaba entre 3,3 a 3,8. Segunda característ i c a : el refuerzo del motor por el refuerzo de la superficie del velamen. Tercera característica: el aumento de la manej abil ida d por eluso simultáneo de la vela cuadrad a, motri z, y de la vela la t ina t r i -angular par a la maniobra. En el siglo XV I hubo un retor no ofensivode la vela cuadr ada, más r obusta, más fácil de tejer y mejor portadora,gracias a las bolinas que permitían conservar el ángulo del velamen
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l término tripulación y víveres alcan za, en estas condiciones,un a importancia tal que prácticamente condiciona la evolución de losnavios de descubrimiento y f i j a sus características.
L a ración d iar ia por hombre, en los siglos xv y xvi, comprendíade 1,5 a 2 li br as de gall etas, 0,5 a 1 l i b r a de carne salada, buey,cerdo, bacalao y queso, un cuarto de l i b r a más o menos de arrozo de legumbres secas, 1 l i t r o de agua dul ce, 3/4 de vi no, 1/20 devinagre, 1/4 de aceite. Cuatro meses de víveres y un mes de agua,sobre estas bases, pesan 500 kg por hombr e. E n el tráfico regularde la Carrera , en el siglo xvi, el peso de víveres por hombre oscilabaentre 800 y 900 k g en l a salida. E stas impresionantes cifras no sonnada si pensamos en l as necesidades del descubri mient o *' CristóbalColón había cargado 15 meses de víveres, 6 meses de agua, 130 kg
por hombr e; V asco da G ama, 3 años y seis meses, 2600 k g por hombre. E l E s p o i r - en - D i eu de Diepp e, en 1505, 2100 kg. E l equipo par ael descubrim ient o suponía, además, una sobrecarga de homb res: eldoble poco más o menos de la tripulación normal. Con 15 hombresde tripulación, un navio de 30 toneladas, en navegación europea,perdía 7,5 toneladas de espacio para la t ripulación y sus necesidades.Ar ma do para el descubrimiento, o sea, con 30 hombres, las 39 toneladas de carga necesaria a los hombres en víveres y en agua absorbían l a total idad de las 22,5 toneladas de espacio disponi ble. E lcomandante Denoix resume muy bien la progresión en estos términos : «U n navi o de 60 toneladas, armado para el descubrim iento,con una c i f ra reducida de dos toneladas por hombre, veía, con unatripulación de 20 a 35 hombres, cómo el término tripulación y víverespasaba de 16 a 70 toneladas, absorbiendo exactamejite el peso dispo
nible pa ra l a carga». L a carga completa de la carabela preparadapara el descubrimiento era, pues, totalmente absorbida por la t r ipu la
ción y sus necesidades. L a cara bela, desde este ángulo, se comportaba
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como un a galera. «E l n avio de 100 toneladas, armado con 30 hombres, o sea, 15 toneladas, dejaba un disponible de 5 toneladas cuandoestaba armado para el descubrimiento con 50 hombres.» L a apl i ca ción de esta regla permite deducir el tamaño óptimo de la carabelade descubrimiento: 100 toneladas por término medio, entre 80 como
mínimo y 130-150 como máximo. S i la distanci a se prol ongaba o sila s dificultades de la exploración costera obligaban a u t i l i za r pequeñascarabelas de unas sesenta toneladas, se imponía recurr i r a la solución,a menudo empleada, de los navios de carga de complemento. Para
esta tarea, se recurría a l mater ia l clásico de transporte, la navecorriente de 200 a 350 toneladas.
Este navio ligero era un navio rápido. Gracias a la mul t ip l i c idad
3. L a n veg ción
H e aquí planteado el problema, mucho más difícil, apasionado y
apasionante del nacimiento y la difusión de la navegación astro
nómica.
1. D A T O S D E L P R O B L E M A
H ace diez o quince años, a pri nci pios todavía de los años 50,se podía, legítimamente, desesperar de poder esclarecer el pr oblemaalguna vez. A ctualm ente, gracias a los hi storiadores de las ciencias yde las técnicas del ma r, que han estudiado incansablemente la ampli adocumentación confusa**, se esboza una línea razonable, todavía un
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de los mástiles y, por lo tanto, con un centro de velamen muy bajo,la s carabelas podían llevar un velamen importante. Con el viento dellado de popa, se acercaron a las marcas absolutas de velocidadpropia_s de los veleros, de los c l i p p e r s del siglo xix. E n t re las lentasnaves de la E d a d M edia cristiana y el material del descubrimiento,preparado por P ortu gal durante el siglo xv se interpuso el cambiofundamental de l a veloci dad. D esde este ángulo, ningún proceso eraya posible entre 1500 y 1750. Durante dos siglos y medio, el velerochocó contra el muro de una velocidad absoluta, alcanzada porcarabelas que, desde las islas de Cabo V erde a las A n t i l l a s , con elal i s io de popa, atravesaban el golfo en 21 días. An tes del vapor yde la hélice, nada mejor se podía hacer.
C on el viento de popa, mejor aún, con el viento del lado de popa,se da el caso de las Can ari as a las A n t i l l a s cuando se navega a favor
de l a l i s i o ; con todo, contra el viento, la carabela no era todavía elinstrumento perfecto. L e falt aba una q u i l l a , y lo que ganaba en velocidad l o perdía en deriva. «En diciembre de 1494, Colón remontó32 m i l l a s en 25 dias en la costa de Ha it í; ... en agosto de 1502, conbuenas carabelas especialmente elegidas, remontó contra el alisio 170m i l l a s en 28 días. E n las mejores condi ciones, podían avanzar am i l l a y media por hora sin tener en cuenta la pérdi da en las viradas de bordada...» Esta operación agotadora, peligrosa, necesitabagente y mucho t i e m p o P o r otra parte, o tro f reno mucho mástemible l imitaba las posibilidades, teniendo en cuenta una fuertederiva mu y difícil de apreciar: l a casi im posibi l idad en el viento deuna estima correcta. L a carabela era un utensili o mar avi ll oso, pero,¿cómo u t i l i za r l o ?
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poco débil, que nos esforzaremos en precisar.a L a n veg ción a s t r onóm i c a U n g r a n debate E s necesario
recordar los términos clásicos de un debate tr adi ciona l. ¿L a navegación astronómica? ¿Quién? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cuáles fueron susrelaciones con los grandes descubrimientos?
L a navegación astronómica determina el punto en el mar por unconjunto de cálculos que reposan sobre la observación exacta, conla ayuda de instrumentos, de la posición de los astros y del sol. L oshistoriadores portugueses han reivindicado para su país el mérito deldescubrimient o. Tra dicion alm ente, han situado este cambio fun damental en los alrededores de los años 1430-1440, y at ri buyen sumérito a l príncipe E nr ique el N avegante. H an pensado que existíaentre este progreso decisivo de las ciencias y los grandes descubri
mientos una relación de causa a efecto Dos grandes historiadores, deayer y de hoy, J aime y A rm and o CortesSo, han defendido esta tesis.U n tanto esquemáticamente, podríamos l l a ma r la la tesis portuguesa.
E s fácil c r i t icar la , invocar el silencio de los textos, descubrirla s peticiones de principio y los círculos viciosos en que se encierra.Se ha puesto en ello, por una y otra parte, más pasión de la necesaria.L os hist ori ador es portu gueses no carecen de excusa, ya que han vistoescamotear, con una ra ra mala fe y en desprecio de la verdad, la partepr imordia l de su país en el proceso de expansión pl anetaria de laCr ist iandad la t ina del siglo XV .
estudio de los progresos de la navegación y de sus relaciones
con los grandes descubrimientos plan tea un conjunt o de difíciles
cuestiones de método.
E s necesario atenerse a la letra de los textos, abstenerse de conjeturar sobre cuanto no lleve fecha, o bien construir puentes, o sea,hipótesis verosímiles a part i r de datos seguros: por ejemplo, etapasdel descubrimiento, extensión de las navegaciones. E n t re una historio-
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grafía benedictina maur ista , en el mejor sentido de la palabra, queno presenta nada que no esté debid amen te establ ecido por u n testi
monio encontrado, y l os tin glados posibl es de una constru cciónteórico-deductiva, l a elección no s iemp re es fácil. E n el seno mi smode l a escuela portuguesa, las dos posiciones extremas tienen su s res
pectivos mantenedores en Duar te Le i te (lado escéptico, seguido porV i t o r i no M agalháes Godi nho) * y en J a im e Cortesáo ** (lado teórico-deductivo). E l debate perm anece abiert o desde hace algo más de unsiglo, y el tono no ha decaído todavía. J ai m e Cor tesS o, en 1960,estigmatizaba dur amente las gestiones pru dentes de sus adversari os.
L a hipercrítica ha llegado a suf r i r de pronto la condena de los defensores de la escuela negativa, quienes la acusan de «medir la gran
deza de los pr oyectos y de los pensami entos del pr ójim o a escala de
navegación y l a gran hab i l idad de su utilización permitieron, a l final
de largos procesos, pruebas de destreza que nosotros seríamos inca
paces de alcanzar con medios idénticos.Conviene, sobre todo, desmitificar la dem asiado famosa revolución
de la navegación astronómica e introducir para ello el tiempo de losgrandes descubrimientos en la historia de la navegación: una historia
hecha de largas planicies y de mu taciones, de planicies ascendentesy de escarpadu ras.
c) Reencuen t r o con las etapas I n s c r i b i r s e en l a l a r ga d u r a -
c ión . Durante varios mi len ios , existió el lar go tiem po de una navegación pur amente empír ica, sin l a aguja imantada y s in el mapa;
existió la navegación de la aguja imantada, del compás, del mapa portulano con los rumbos cruzados en estrellas, que l entam ente cedió el
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su propia m ediocrid ad»; pero el argument o sigui ente tiene peso:«D ominados omo están, los unos por obediencia ciega a la le t ra del os te?:tos conocidos y explícitos o por el celo r igor ista de unaestricta y seca cert idumbre, los otros por la manía de la contradiccióny de la demolición, todos por miedo a interpretaciones audaces, aun
que sean lógicas, algunos historiadores caen en el error de escr ibir
la historia omo si dispusieran de todos los documentos que hanexist ido o que habrían podido existir»
b) L a tesis d el secreto P a r a J ai m e Cortesáo y los partidarios
de la tesis del secreto s i g i l l o ) , la pobreza de la documentación dis
ponible deriva de un a resolu ción met ódica. Poseedores de grandessecretos, artesanos de un p lan ampliamente madu rado, los príncipesportugueses son responsables de la disimulación sistemática de los
medios científicos empleados para navegar en alta mar . F ormuladade este modo y movida por un presupuesto inadmisible, la tesis pier departe de su fuerza. N o existe ejem plo, en la historia, de u n secretoguardado mucho tiempo, especialmente cuando es compartido porvarios mi l lares de hombres. M u c h o m ás sorprendent e, por el contrario, la reflexión de buen senti do de E . G. R. Tay lor* sobre laincomunicabi l idad en la Edad Med ia del mundo de la técnica y delmun d o de la expresión l i terar ia . G u y Beaujouan, en otro orden deideas, ha subrayado a menudo el hermetismo entre el mundo del mar,sector de una civilización oral, y los logros intelectuales teóricosde la ciencia universitaria. D ebemos conceder a J ai m e Cortesáo que«el historiador no dispone de todos los documentos que han existido»,y, mejor aún, que la introducción de una técnica nueva no siempre
resultó registrada acto seguido en un testim onio escrito. P or el contrario, debemos abstenernos de dedu cir necesariam ente la adquisiciónde técnicas nuevas a la vista sólo de ciertos logros. U n a ganancia sevaga s iempre al pr ecio de un retroceso. L os empiri smos de la antigua
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sit io, entre fines del siglo XV y fines del x v i i i , a l a verdadera navegación astronómica: la de las cartas marinas y del punto fácil,rápido, seguro y compl eto, gracias al cronómetro. E n lo esencial, losgrandes descubri mi entos precedi eron a la navegación astronómica, ala puesta en comunicación regular de Europa y l os conti nent es. Sebeneficiaron en seguida de los progresos del navio, de l a aguja iman
tada, de la est ima y del soporte facultativo de la localización de lalat itud (en el último tercio del siglo xv sólo y en la única ruta meri
diana de E l Cabo). P ero ante todo conviene comp rend er cuál fue lasorprendente extensión de las posib il idad es de un haven f i n d i n g a r t
empírico.
L a navegación de altura, en el siglo xv, tenía tras de sí algo másde dos m i l años de pr áctica, en el Mediterr áneo y en China. E s casi
tan antigua omo l a propia navegación. M u y pront o se abandonó lavista protectora de las or i l las , ya que las or i l las eran tambiénla s corrientes que arrastraban a la costa, los bajos fondos, los arre
cifes y l os e s c o l l o s Y a en l a m ás alta Antigüedad se navegaba deGrecia a Eg ipto por Creta s in tener a la vista el trazo de las costasdel A s ia Menor y de S ir ia.
d) L o s an t i q u í im os em p i r i smos . L a antigua navegación dealtura du ró dos mi l años; dos m i l años aquí, dos m i l quinientosaños allá. E r a capaz de saltos de m i l kilómetros y m ás, sin otroaparato a bordo que un a sonda . P odía leer signos que hoy se nosescapan por falta de entrenamiento: el color del agua, l a profundidad
y l a naturaleza de los fondos, el vuelo de los pájaros, las estrellas a lsal ir y al ponerse el sol. P a u l A da m, en una b r i l lan te comunicaciónha hecho resaltar vigorosamente las posib il id ades de estas viejastécnicas. L os poli nesi os, sin otro recurs o, navegaron en un círculode 3500 km de radio. «... L os polin esios se encontr aban en lasislas H a w ai mucho antes de la llegada de los europeos», a pr incipios
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de la era crist iana. L a distancia recorrida de Tahití a las Hawa i
y de las M arquesas a las H a w a i es de algo más de dos m i l mi l las . L avieja navegación de altura puramente empírica no puede ser estudiada
y com pren dida si no en un marco geográfico bien delimitado. A dife
rencia de la navegación, semiempíri ca, semicientí fica, de los si glos XII y XIII y, a f o r t i o r i de la navegación astronómica que debíanacer en el siglo X V sus poderes sólo son válidos en un marco estrechamente l i mi tado y firmemente reconocido. P ero, ¿carece de eficacia?«E s necesario olvidar —recuerda P a u l A d a m — nuestra ciencia yponernos en el lugar del campesino o del pescador que nunca lleva
reloj, pero que siempre sabe la hora a un cuarto de hora más o menos;no s abría exponer l as leyes de los movi mi ent os celestes, pero tiene, s i
y 1103 en los Ana les chinos. Su utilización por parte de los árabesestá probada siglo y medio más tarde, en 1243.
L os comienzos fueron modestos: una piedra imantada, algunasagujas que se frotaban vigorosamente y que se hacían flotar sobreun po o de agua gracias a una paja. A pr inc ip ios del siglo X i i l u ndisposit ivo f i jaba la caja y la busso la asociaba la aguja a una rosa
de los vientos de o ho ramas, pronto de 16 y de 32 ramas. E l i nst ru
mento exigía, a título más qu e complement ari o, la existencia deaquellos mapas, que no eran nuestras cartas marinas, sino aquellosportulanos estrellados cuyas líneas eran rumbos de puerto a puerto.E l primer mapa astronómico at estiguado, o sea, const ru ido sobre un arepresentación geométrica de los meridianos y de las lon git udes, se
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así puede decir se, el cuerpo y el sol que marchan según el mismor itmo... Ser ie de trucos a menudo convertidos en automáticos, queno sé deben a la existencia de un sentido relegado por nuestra c i v i l i
zación científica, sino que constituyen l a suma de múltiples exper iencias prácticas.» H u b o medios para hallar l a po la r ; otros, incluso,
debieron de permit ir hallar aproximadament e el No r te cuando lapolar describía u n círculo mucho más ampl io alrededor del poloreal
P r im era regla: esta navegación empírica llegó a un grado deeficacia y de precisión que apenas podemos imaginar. L os vik ingos,
que extendieron su domi ni o hasta V i n l a n d alr ededor del año mi ldesde N oruega, hasta el nuevo B r un sw i c k , pasando por I s land ia y
Groenlandia en una época en que los hielos descendían mucho menos
al S ur que hoy), ignoraban incluso la aguja imantada.
2. L A S E G U N D A ÉP O C A D E L A NAVEGACIÓN
E L R U M B O L A A G U J A E L P O R T U L A N O
América, la verdadera, no la del Nor te que se rozó sin s aberlo, eldescenso a lo largo de las costas de A f r i ca y l a V o l t a cada vez másatrevida, a través del gran océano, exigían de pr incipio otra cosa. Un agran mutación, s ituada en el si glo xi i , se afianzó en el x i i i E ra l anavegación del rumbo siempre asegurado, de la aguja imantada ydel mapa portulano.
a) D e l a a g u j a a l a brú j u l a L a gran evolu ción de la nav ega
ción no dependía, en efecto, de una sola técnica — l a brújul a—,s ino de un conjunto de técnicas que condujeron de la aguja imantada
a la brújula y a su ut il ización. Las pr imeras uti l izaciones comprobadas de la aguja imantada — «la aguja que i nd i ca el Su r»—, sesitúan entr e 1086 y 1093, en l a cuenca del M editerrán eo, entr e 1101
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remonta a l s ig lo i i . E s obra de Pt olomeo. Sería reproducido in cansablemente. L os marinos, s in embargo, no u tilizarían verdaderas cartasmarinas antes del siglo xvi . E s to suponía la proyección de M ercator.
Esto su ponía, sobr e todo, que se navegase al pu nt o. L a navegación delsiglo XIII a l XVI fue una navegación a la estima, o sea, al rumbotrazado sobre la carta, a l a dirección medianamente mantenida.
M antener el ru mbo era prácticamente i mposi ble con u n veleroobligado a dar bor dadas, caso de no hallarse benefici ado de un buenviento de popa o del costado de popa.
Para que la navegación con brújula diera toda su medida, que noera poca, fueron necesarios tres perfeccionamientos.
b) M a p a s. M apas buenos, naturalmente: la técnica nació y sedesarrolló en las or i l las del M editerráneo.
I ta l ia vene en primer lugar. Recordemos la C a r t a P i s an a . P or otraparte, el tal ler de G enova que osci ló ante todo, desde el si glo xi v ,bajo el impulso de Petrus V esconte, quien fir mó buenos portu lanosen 1311, 1313, 1318, dos veces en 1320. Después de Petrus vino
Per r i nu s V esconte en 1320 y 1327. Después de los V esconte, Op ic in ius
siguió l a tradición. A l lado de l a escuela genovesa, que formó aCristóbal Colón, la acreditada y sabia escuela catalana dedicóseademás, a instancias del príncipe J u an , a la redacción de un manual
de navegación.
c) E l m a g n e t i sm o . E r a imprescindible además cierto conocimiento de la declinación y de la in clinación. Tenemos, pues, abiertoel capitulo del magnetismo. H ast a los estudios de W i l l i a m Gi lbert
en 1600, el mundo mediterráneo vivió, para lo esencial, de la ciencia
del D e M ag ne t e de F i e r re de M ar i cou r t , el Petrus Peregrinus E lfrancés F i e r re de Mar i cou r t , amigo de Roger Bacon, publicó sufamoso tratado, en 1269, en Lucera, cer ca de Nápoles.- Sea cual
fuere su genio —es grande— y pese a una mentalidad precientífica,Petrus Peregrinus de Mar icour t «no pudo descubrir la declinación
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magnética —mínima sin duda en su época y en la región dondeoperaba— a pesar de que notaba muy bien l a separación entre laestrella polar y el p olo celeste», evidentemente más ap r eciabl e enel siglo x n i que en nuestros días H asta el siglo x v no se comenzóa saber corr egir por tanteos sucesivos pero en r igor, en un lugar
dado y para un corto lapso de algunas decenas de años, es posiblereemplazar el N orte geográfico por el Nor te magnético, y por lotanto navegar a la estima sin necesidad siquiera de corr egir ). E l ejemagnético es suficiente. U n velero, por desgracia, no avanza casinunca en línea recta. Oscila de bord ada en bordada alr ededor de unaruta. ¿Cómo dar una y otra vez con l a ruta, de l a que l a nave seaparta fatal mente? E l problema capital no era el de la declinación.P robl ema elemental de trigonometría. L os matemáticos ju díos delsiglo x i i i sabían resolver lo perfectamente.
navegante era relativamente más fácil que en el Medit erráneo y, conmucha más razón, qu e en el océano Atl ánti co. L a navegación medi
terránea culta, basada en la aguja imantada sujeta a una rosa de losvientos de 32 rumbos y asociada a un mapa portulano donde lascostas venían indicadas según los 32 ru mbos, sólo ll egó a instaurarse
tardíamente. Estas técnicas sól o serían técnicas de complemen to, enrealidad tardí as. «L a más antigua alusión a la utili zación de laaguja imantada en l a navegación d el océano ín di co se encuentr aen un manuscrito ár abe de 1282.» P ero se advierte que era utilizada
a l a manera antigua, o sea, flotando en la superfi cie de un líqu ido.«E n otra obr a árabe r edactad a entre 1410 y 1430 se menci ona elinstrumento en los mismos términos y se afirma que los marinos delocéano índico recurrían a él cuando no podían observar las estrellas.
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d) L a s t a b l a s de <s .ma r t e l o gi o ^ . L a ciencia universitaria, tílos marinos incultos; éstos necesitaban que los cálculos les fuesenprocurados de gol pe. P or u na razón que se nos escapa, esas tablas
trigonométricas muy sencillas destinadas al u so de los marinos sellamaron T ab l a s de ma r t e l oi o o m a r l e l o g i o. L a palabra aparece bajol a forma m a r t e l o g i um en un document o genovés de 1390. H emosconservado algunos que datan del siglo X V de 1436 y de 1444. Suuso en el M editerráneo era corri ente en el siglo X I V . U n fragmentodel A r s m a g n a de Ramón L l u l l redactada entre 1305 y 1308, atestigua
su utilización a principios de siglo. L a navegación magnética no data
de la brújula, o del compás, esa pequeña mejora aplicada a la agujaimantada, sino de la generalización, a pri ncipios del siglo x i v de lasprimeras tablas trigonométricas rudimentarias. A este propósito, Guy
Beaujouan ve «cier to paralelismo entre la historia de la marinay l a de las ciencias teóricas, ya que pr ecisamente en el sigl o x i v l atri gonometrí a se separó de la astronomía para constituirse, en Oxford,
en discipl ina independiente con Richard Wal l ington hacia 1326),J ohn Mand u i t h y Simón Bredon. L a concomitan cia con l a puesta apunto de las tablas de m a r l e l o g i o merece, pues, nuestra atención».
L a brújula, las tablas de m a r l e l o g i o : eso para un conocimientocasi científico; una estima segura: eso para el empirismo. Y , s induda, todo el fondo no relegado de la vieja navegación de tanteo.
e) L a r os a az imu ta l s i d e r a l . Ah ora bien, en el océano índicose desarrolló paralelamente, gracias al monzón y a la nitidez del cielotropical, otro tipo de navegación empírico-científica. Vasco da Gama
e I bn Mad j i b , durante el primer viaj e 1499-1500), confr ontar on sus
méritos respectivos. E. G . R. Tay lor
y el comandante Teixeira daMota ha n fij ado firmemente sus contornos. A d especho de las distancias mucho más considerables que se debían cubrir , l a tarea del
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P or consecuencia, no existe mención alguna de una brújula auténtica,es decir, de un instrumento en que la aguja imantada oscila sobreun a rosa de los vientos y reposa sobre un eje...» A f o r t i o r i con todaverosimil itud, no existía ninguna tabla de m a r l e l o gi o . Siempre conla seguridad, gracias al monzón, del viento de popa o del costado depopa, podían, si era necesario, prescindir de la misma
L os árabes en el océano índico ut i l izaban l a técnica segur a ysencilla — cerca del ecuador en noche clara y con amplia experiencia
de los lugares— de la r o sa a z im u ta l s i d e r a l . .. «el r incón N oroestedel océano índ ico ofrece l a afortunada part icularidad.. . de estarsituado en bajas latitudes... con relación a un observador colocadosobre el ecuad or, l os polos celestes quedan situad os en el h ori zont e,definiendo naturalmente la línea N orte-Sur; y las estrellas al levan
tarse y a l ponerse describen arcos perpendicu lar es en el hor izontey con azimuts iguales a las distancias polares. Estas circunstancias noescaparon a observadores perspicaces omo eran los antiguos marinos
del mar de Omán, que supieron hábilmente aprovecharlas para const ru i r su ingenioso sistema de orientación a bordo. De este modo,eligieron quince estrellas con las distancias polar es sucesivamenteescalonadas que, al levantarse y al ponerse, y juntamente con lalinea natural N orte-Sur, definían en el horizonte treinta y dos rumbos.De este modo nació la rosa azimutal sideral, cuyas direcciones reci
bieron los nombres de estas estrellas, y que es anterior al empleo dela brújula a bordo...». E l empleo de la rosa azimutal sideral por lanavegación árabe en el océano índico queda probado a part ir delsiglo x después de J esucristo. L a navegación ár abe en el océano ín dico precedió aproxi madam ente dos siglos, en el or den del pr ogresotécnico, a l a navegación cristiana en el Medi terráneo y en los mar eslimítrofes del Atlántico. Después, la navegación árabe se estancó.
221
Desde fines del siglo x i l i los recursos del haven f i n d i n g a r t cristi anofueron de nuevo más amplios y más flexibles.
3. E N L A C Ú SP I D E D E L A SEGUN DA ÉPOCA
NAVEGACIÓN PREASTRONÓMICA
Tratemos de la segunda época de la navegación de a l tu r a : uncomplejo empírico-científico f lexible, que asoció la brújula, el mapapor tulano de 32 rumbos, las tablas de ma r t e l o g i o l a localizaciónde la polar y una estima rigurosa, a un conjunto de viejos meca-nismos, deberíamos decir trucos, salidos del fondo de dos mi l añosde experiencia no formalizada.
Cristóbal Colón fue el ipayor navegante de esta segunda época.
E l empleo de la lartza como instrumento astronómico (o como
medida de ángulo es sorprendente para aquellos lugares y en aquellaépoca. Guy Beaujouan científico de solvencia, sólo conoce otroejemplo que data de principios del siglo xiv.
E l texto de Cadamosto se presta a dos interpretaciones. P r im era :quizá Cadamosto, que conocería el fragmento en que Pier re d'Aba nose refiere a la conversación que sostuvo, entre 1293 y 1310, conM a r c o P olo **, «creyera que la constelación en forma de saco eral a misma que había observado en África; la l nci no sería en esecaso sino una mala reminiscencia literaria».
«Otra interpretación : exist ia, en 1455, en los medios náuticosportugueses, un conocimiento más preciso de lo que podemos imaginarde las técnicas aplicadas por los pilotos del océano índico», y, en
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Y todo el descubrimi ento pertenece a l a misma. Si n embargo, muchoshistoriadores portugueses siguen siendo contrarios, aún hoy, a estainterpretación. Si dejamos a un lado las pasiones, vemos destacarsefácilmente un a línea media. A part i r de la segunda mitad del siglo XVy gracias a los portugueses, las técnicas de la segunda época se enri-quecieron con elementos nuevos. E l recurso a los astros era másfrecuente y más sabio. Se tomaba la medida de la la t i tud, primero entierra, después en el mar, para comparar los datos a la estima. Pero,para e l lo , hacían fa l ta medios nuevos.
a) E n busca d e u n a soluci ón m e d i a . N os atendremos al estudio,prudente y firme, de Guy Beaujouan
Recientemente se han desenmascarado varias fuentes de errores.A menudo se practicaba, a bordo, lo que Beaujouan designa conel término de astrología naval . Se engloban en este término muchascosas. Desde la astrología njeteorológica, de la que Cristóbal Colónhizo siempre mucho caso, hasta la medida de las horas de noche.P ero recordemos las escuelas de dibu jan tes catalan es. Desde finesdel siglo X i v varios dibujantes de mapas náuticos fueron al mismotiempo constr uctores de astrol abios * «Nada de extraño —anotaG u y Beaujouan—, ya que la pieza más delicada del astrolabio medie-va l era en rea li dad un a especie de mapa celeste». E stos herm ososaparatos servían sencillamente para la astrología jud ic iar ia . A l mismotiempo caen los argumentos invocados por eruditos tan serios como
D e Reparaz o, mejor aún, J . M M i l l a s V a l l i c ro sa
b) L a d i s cu t i b l e cron ol ogí d e l a s p r i m e r a s observa cion es Que-dan por resolver algunos puijtos serios de las controversias.
E n jun io de 14S5, A lv is e de Cadamosto en la desembocaduradel C ambi a, vio por vez pri mera la polar del otro hemisferio, laCru z del Sur. Se hal laba a la sazón por el 13° de la t i tud Norte, y loprecisó mediante alusión al método de la lanza
222
especial, de esta famosa rosa azimutal sider al tan bien estudiadapor E . G. R. Ta yl or y el comandante Teixeir a da M o t a . Guy Beau-jouan apart a con pr udencia l a segunda hipótesis. N os cuesta creer queun a tal adaptación fuese posible cuarenta y cinco años antes del viajede Vasco da Gama. También es difícil admit i r que Ibn M adj i bhubiera podido enseñar algo a Vasco da Gama en el primer enlaceportugués directo de Sofala a Calicut.
Nad a , pues, sobre la frase de Cadamosto, permite elaborar lahipótesis de una importante etapa franqueada, ya en 1455, hacia unanavegación astronómica más avanzada.
Pero, he ahí la «tabla» del cuadrante náutico de Diogo Gomes,«la única descripción conocida de una observación astronómica seriahecha antes de 1480 por un navegante europeo» P r im era duda: lafecha. E n t re 1456 y 1462, si el fragmentoincriminado es en verdadta l como Di ogo Gomes lo dictara a Martín B ehai m. E s necesario,por el contrario, traerlo hasta 1484, en el caso de que se trate de cosade Behaim evocando un recuerdo personal . L a segunda hipótesis cro-nológica sostenida por Du arte Lei te es l a más verosímil. E n estecaso, el texto pierde una parte de su valor explosivo, ya que nadiepone en duda, para los alrededores de 1480, la existencia de observa-ciones astronómicas de la t i tud de complemento en las grandes nave-gaciones meri dian as portuguesas en el Atlánti co.
Aceptemos, sin embargo, la hipótesis cronológica más antigua.Situémonos hacia 1460. Con un texto leído correctamente y com-prendido '* también correctamente desde hace poco t i e m p o E lmensaje es cl ar o. S i nada dice que no sepamos, nos sir ve de confi r-
mación. «E l texto se refiere a las isl as de Ca bo V erde N o se tratade comparar la la t i tud obtenida mediante el cuadrante l:on la latitudindicada sobre un mapa plano con paralelos graduados como dejacreer la traduación errónea » Por e l lo , podríamos hablar de una
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primera etapa franqueada hacia la navegación astronómica. «E l navegante, por el contrario, era portador de una carta marítima de tipotodavía puramente medieval . Sabía que, para encontrar una i s la en e]Atlántico, e l mapa indicaba la dirección a seguir en relación a laaguja de la brújula y la dist ancia a recorr er. S i , por d esgracia, sedejaban de lado, ya no se podía hacer nada esto acontecía a menudo,sobre todo par a las Azor es). E l empleo del cuadrante era un mejorsistema, ya que, una vez que se había l legado a la buena la t i tud, erasuficiente mantenerse en e l la . E stas consideraciones son mu y pert i nentes y quieren pasar por ori gin ales y nuevas. E l artífice, por lodemás, no practicaba una verdadera navegación astronómica: r ea l i zaba sin duda en t ie r ra un a obsevación prec isa pa ra pe rmit i r u l ter io r mente a otro situarse en la la t i tud corr ecta. U n progreso modesto
4. L A M U T A C I Ó N A S T R O N Ó M I C A .
L O S P R O G R E S O S D E L SI G L O X V I
L o que se esbozaba, a fines del siglo XV er a todo lo más elcomienzo de una nueva era. A l siglo xvi pertenece la puesta en comunicación de los nuevos mundos, o sea, la incorporación progresivade las técnicas nuevas al vie jo fondo preexistente del haven f i n d i n g
a r t a la estima, con la aguja y el portulano de rumbos múltiples.a) L a aport ación d e l o s h um an i s t a s . E n el punto de part ida de
este cambio, sin que los marinos tuvieran la menor idea de ellorecordemos l a difusión de la obra de P tolom eo: una l ista de latitudesy de longitudes tal como eran conocidas por los griegos en el siglo l idespués de J esucristo, con el modo de construir una proyección
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es cierto: a saber, hacia 1460, las primeras graduaciones en lati tudsobre l a costa de Áfr ica.
t C i e n c i a u n i v e r si t a r i a . N i v e l prático de l as u t i l i zac i on es en
e l ma r . E l pr oblema no es tanto el de los conocimient os teóricoscomo el de su utilización en el mar, sobre el movedizo suelo demadera de las carabelas, por hombres pertenecientes a la civilizaciónt rad ic iona l y no a la ciencia escrita de las universidades.
L a verdadera revolución estalló haci a 1480. U na vez más, sigamosa G uy B eaujoua n en su cami no, que es camino de conocimiento y debuen sentido :
«E l nacim iento de la navegación astronómica fue mucho menosun problema científico que una cuestión de organización. E l cálculosistemático de las latitudes en la costa africana de 1484-1485 y la
puesta en servicio de los grandes astrolabios en madera que prefiguraban ya los astrolabios náuticos del siglo xvi tan diferentes de sushomónimos de la E d ad M ed i a ; l a elaboración de egimentos especialmente destinados a los marinos; la minuciosa preparación demisiones científicas como la de P ero da Covi lhá: he ahí los indiciosy los primeros resultados de lo que hoy día se llamaría un a políica
de l a c i enc i a . L as leyendas que rodean al infante En ri que no debenrestar a J u an I I de Portugal e l inmenso mérito de haber sabido—antes que ningún otro Est ado— organi zar la explotación técnicade los conocimientos teóricos de su época.»
L a verdadera mutación —«revolución» es demasiado fuerte— seprodujo entre 1474 y 1508, «entre la carta de Toscanel l i y e l pasode los asuntos marítimos a manos del futuro J u an I I , de una parte,
y de otra, el nombramiento de Vespucio como p i l o t o mayor de laCasa de ontratación de Sevilla»
224
cónica, o sea, un esbozo de mapa astronómico, que ya no llevaba losrumbos a p a r t i r de puertos reales, sino una cuadrícula de meridianosy de parale los, un mapa teórico completo, sin blancos, donde seinscribía todo l o real conocido o desconocido. Sobre este mapa, desafortunadamente, los rumbos que se querían t raza r no podían serrepresentados por líneas rectas.
b) M e r ca t o r . A Gérard M ercator pertenecer el mérito de laproyección que l leva su nombre. Su mapa del mundo data de 1569.F ue necesario esperar a 1581, 1586 y, sobre todo, las tablas deRheticus, es decir 1596, para que se supiera suficiente trigonometríapráctica pa r a const ru i r , sobre proyecciones de M ercator , las auténticaspr imeras cartas marinas, aque las en que todos los rumbos se dibujancon regla en forma de una sencilla línea recta. E l man uscrit o griego
de la Geogra fía de P tolom eo de P tolomeo o de Agatadaimón, sudiscípulo fue traído de Bizancio y traducido al latín en 1409. Seplanteó por lo tanto el problema lancinante de las coordenadas geo-
gráficas. P a r a las latitudes, nada insoluble. Desde el siglo X i i l l aciencia astronómica sabía tomar, con la ayuda de astrolabios ya perfeccionados, medidas correctas de la p olar , de las estrellas y del Sol .
c) I n s t r u m e n t o s y m ed i d a s . E l astrolabio hizo su aparición enel s ig lo X I. Convirtióse en un instrumento científico en Chartres en elsiglo XII y en Oxford, sobre todo, en el siglo X i i l . L os astrolabioscomplejos del siglo X i i i eran, por otra parte, menos instrumentos demedida que máquinas de calcular el curso de los astros «Lasmedidas angul ares mi nuciosas se real izab an, tanto en la E d ad M e d i acomo en la época de Tych o B ra he, con ayu da de cuadrantes muy
grandes, pero incluso estos instrumentos se habían perfeccionado.»Después de l q u a d r a n s v e t u s t i s si m u s con líneas de proyección, vinoel q u a d r a n s vetus con línea hora r ia . E n 1342, Le v i Gerson dio aconocer l a ba l les t i l la l lam ada más simplemente báculo de J acob),
225
inventada tal vez en el siglo x n i por J acob ben M a h i r . A part i r deestas medidas, se construyeron tablas. L a primera generación partióde las T ab l a s t o l edanas . Esta etapa va del siglo X l a l Xl i l e incluyela s T a b l a s d e M a r s el l a (1140), los C ánon es de Robert de Retinus...y las T ab l a s de L ond r e s . A f ines del siglo Xi l i aparecieron las T ab l a sde Tou louse mientras que las T ab l a s a l f o n s i n a s m u y ' superiores,aparecieron en Pa rís en 1296 Así surgió el astrolabio náutico delRenacimiento. Vasco da Gama y sus pilotos parece que sabían u t i l i zar lo ; también Cristóbal Colón, que lo utilizó dos veces y fracasólamentablemente, por fa lta de un conocimiento suficiente del mapadel cielo en las latitudes baja s. «Desti nad o sólo a medir, a bordo,la a l tura de los astros, el astrolabio n áutico era un a derivación lejana
mediodía, existe todo un mundo; existe la densidad de la revoluciónde la verda dera navegación astronómica.
Revolución de la navegación astronómica, cuando existió pos ib i l i dad de una medida regular de la lat itud por el sol. L a publicaciónde los Reg imen tos proporcionó un buen punt o de part ida . L a fecha de1509 ind ica claramen te que esta gran adquisición es, para l o esencial,posterior a los descubrimi entos. H ay que situar l a navegación astronómica al n ive l de la explotación y no del descubrimiento.
d) L a obser v a c ión y l a es t ima . P or otra parte, no hay queexagerar. L a uti l ización de la la t i tud supone una buena carta marina.E n rea l idad, n inguna plenamente satisfactoria existió antes de quese impusiera, a fin es del siglo xv i , la proyección de M ercator. Esta
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y extremadamente sencil la de l astrolabio medieval ut i l izado parac a l c u l a r los movimien tos celestes.» E l astrolabio servía a bordo del os primeros navios portugueses, a lo largo de las costas de Áfricahacia 1480. Se generalizó en la Carrera de I n d i a s ' por los añosde 1530.
E n 1473, las medidas de la t i tud en tierra sobre el mapa de Áfricase efectuaban hasta la l ínea ecuatorial. E sos trabajos recibieronnuevo y audaz impulso a part i r de 1481, fecha de la subida al tronode J u an I I , ba j o l a influencia de tres importan tes consej eros' :maese R odr igo, el médico del rey, el obispo Or t i z y el judío J oséV iz i nh o , discípulo del gran astrónomo de Salamanca Ab raham Za cuto. H e aquí por qué la primera edición segura del Reg im i en t o do
As t r o l a b i o e do Quad r an t e en L isboa , se remonta a 1509. Se haindicado, sin grandes pruebas, la fecha de 1495 para una ediciónanter ior . L a aportación decisiva de los Reg imen tos fueron las tablasde conversión de las mediciones solares. Y es sólo a esa altura dondedebemos s ituar l a verdadera mutación. L a ayuda que se puede esperar ,en el mar, de una medida de la polar es puramente i l usor ia , sobretodo en las aguas tropicales, donde nueve veces sobre diez se pierdenpolar y Cruz del Su r en las brumas del h orizonte. O scilaciones delpuente; cielo cubierto; in cert idumbre de la línea d el hori zont e; desconocimiento de la carta cambiante del cielo, cuando en el fondo delocéano nacen estrellas nuevas; todo e l lo — l a h is tor ia de Colón loprueba— explica que el recurso a la polar era puramente i lusorio,por término medio diez veces menos exacto que una buena estima. L a
innovación fundamental de l Reg imen t ó do As t r o l a b i o e do Quad r an t eyace en otra parte. E l Reg imen t ó suministraba la s tablas que permitíantraducir en latitudes las observaciones solares hechas al mediodía.E n t re la observación de una estrella de difícil identificación sobre lalínea brumosa e incierta d el hori zonte y l a observación del Sol al
226
«navegación», que se l lama, finalmente, con bastante impropiedad«astronómica», no dejó de ser en esencia una navegación a la estima:a l a estima controlada y verificada por una medida astronómica del a t i tud . Para l a longitud, nada d ecisi vo existió antes de la generalización de los buenos cronómetros de 1770-1780.
L a revolución de la navegación astronómica se extendió lentamente de 1480 a 1596. A fin de cuentas, sólo se trató de una revolución parc ia l . L os grandes descubrimient os del siglo xv y, en unamedida más ampl ia , la explotación de los nuevos mundos en elsiglo XV pertenecen a la segunda época de la navegación, a la épocaempírico-científica de la brújula , de las tablas de m a r t el o g i o y de losmapas portulanos, con, para más certidumbre, hacia el f ina l , el cuadrante a bordo, el Reg imen t ó y las primeras anotaciones tímidas de
lat itud sobre un mapa.
5. os NIV L S
L as técnicas de l a navegación no pr ogresaron por todas partes almismo ritmo. Podemos dejar de lado los dominios lejanos de Ch inay del océano índ ico. E l cambio liga do a la utilización de la brújulafue, por t érmino med io, algo más tar dío, a pesar de que la aguj aimantada apareciera antes en C h i n a que en E uropa . E l recurso a laaguja imantada, por la navegación árabe en el océano índico, fuemenos sistemática, menos domin an te. L a navegación árabe no seconfió solamente al magnetismo. C on l a rosa azimutal s ideral, tomóun camin o diferente que sería i gualmente eficaz. P ero esa solución erapart icu la r . A diferencia de la aguja aplicada sobre una brújulacorregida por la trigonometría rudimentaria de las tablas de m a r t e -
log io no podía permitir una generalización progresiva con dimensiones planetar ias. E l descubridor fue la Cr is t iandad la t ina , que
227
desarrolló las técnicas de sus necesidades y su voluntad. Se imponeu n a geografía diferencial.
a) E l M ed i te r r áneo . Globalmente, el M editerráneo mandaba. E ldescubrimiento antiguo brotó en I ta l ia . E n I ta l ia , a l principio, l atarea difícil, pero fructuosa, de provocar l as convergencias, de realizar
l a s coordinaciones.
L a brújula, los portulanos, la s tablas de m a r t e l o g i o aparecieronprimero en I ta l ia y lu ego en l a cuenca occidenta l del Mediterráneo.L legaron pronto a las Españas atlánticas y por ende a P ortugal , queeran menos precoces.
b) E l N o r t e . P ero el navi o del descubr imi ento debió más alutensilio del Norte. A l Mediterráneo, las técnicas de unión; a l N orte,
l a concepción de conjunt o. L a forma, el motor, a pesar de su alarga
miento y del complement o de l a vela latina, debieron más a las
mercaderes ban queros y navegantes itali anos a lo largo de los puertosy de las costas y a través de los mares lindantes con la Europa
atlántica, fue el punto de part ida del cambi o de las técnicas del ma r .L o mejor d el descubr imi ento fue esencialmente ital iano. P ero lefaltaba toda un a dimensión, un volumen, un a densidad. I ta l ia supohallar los cuando franqueó, hacia 1290, el estrecho de G ibral tar . E ne l siglo XV el polo de crecimient o del descubrim iento marítimo sedesplazó hacia P ortugal y, secundari amente, hacia l a España atlántica.M ás allá de 1550, hay que buscar lo en I nglaterra.
4 E l capitalismo. L a moneda. E l Estado
A l desembocar del M editerráneo al Atlánti co por el camin o marí
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técnicas del Norte que a las del M editerr áneo.
S i n embar go, un a cosa es segura: si n el encuent ro de las técnicasde los mares limítrofes d el Atlánti co y del M editerráneo occidenta ldominado por I ta l ia , este rico conjunto de medios no hubiera sidoadquir ido tan pronto. H ub ieran sido necesarios todavía algunos siglosde esfuerzos aislados.
c) E l gi r o d el s i gl o X I I I . L a historia de las técnicas nos invita,
pues, a recordar una fecha fundamental en la historia económica ypolítica: la salida en masa, a fines del siglo x i i l de los navegantesy mercaderes italianos, principalmente genoveses, en dir ección a l S urde España, a P ortugal , a los P aíses Ba jos y a I nglaterra. N os hallamos
en las cúspide de l a gran oleada humana que multiplicó posibilidades.
L o s nav ios mediterráneos, envalentonados, afrontaron el mar océano,a pesar de la insólita amplitud del oleaje, la vi olencia de las corrient e s l a novedad de los marinos, la duración y la fuerza de las tempestades. E l f inal del siglo x i i i fue el período de l a gran captura de lasvías terrestres por la mejor vía marítima, cuya apertura, escribe conrazón J acques H ee r s«d es v i ó una parte considerable del tráficocontinental. L os italianos transportaban en sus navi os un volu menmás importante de especias y podían l levar al mar del Nor te productos pesados y baratos que hubiera resultado demasiado ostoso trans-
3ortar a través de los pasos alpinos: de ese modo, se veían llegar ai ru jas centenares de toneles de v ino de Creta y, cada año, más de un
mil lar de toneladas de alumbr e». L a aparición de los italianos enF landes aseguró el desarrollo de un capitalismo armado de su letra
de cambio. P r o f e ss i o n a l m on ey - d ea l e r s d i d n o t a p p ea r i n F l a n d e r s
u n t i l t he end o f th e th i r t een th centur y when th e i t a l i a n m e r c h a n t a n db a n k i n g houses began t o es t a b l i s h p e rm an e n t b r a n c h es i n B r u g e s
a n d t o deser t t h e f a i r s o f Ch am pag n e ^ a g r a n d iáspora de los
2 2 8
timo, el comercio ital iano cambió de registro. L a anexión a su domi
n i o estrechamente mediterráneo y oriental, del gran comercio marítimo del N orte, en plena mutación de crecimi ento, significó, m u t a t i s
mu t a n d i s l a anexión de una América. Pa ra hacer frente a estamutación dimensional, fue necesario adaptar los medios existentes einventar otros. Existe u n conju nt o de técnicas en que l a Crist iandad
latina precedió al resto del mundo, incluso a Ch ina. E so se llama,
s i queremos, la revolución del más antiguo capitalismo comercial.
U n enorme campo de inv estigación históri ca, apasionad amentelabrado. L os historiadores ha n abarr otado muchas bibli otecas conl ibros a menudo malos. Algunos buenos maestros y algunos l ibros
buenos permiten trazar la línea de división entre lo ciert o y lo incierto.
1. E N L O S OR ÍGENES D E L CAP IT ALISMO COMERC IAL
¿H ay que recordar el abecedari o de una historia' ' perfectamente
escrita y difícilmente superable?a) Todo comenzó en la I t a l i a d e l s i g l o X I . E n e l radio de las
técnicas de intercambios, l a alta Edad Media y la baja Antigüedadcontinuaban ejerciendo su papel de pantalla. L a letra de cambiol ibrada entre Atenas y el P onto, según el testimonio irrefutable delT rapeze t i c o de I sócrates, se perdi ó igual que el heliocentrisrao, delmismo modo que desaparecieron para mucho tiempo los cálculos deEr atóstenes. A l milagro griego le faltó duración. Sobre todo, fuetraicionado por el número insuficiente de hombres. P or lo tanto,
todo comenzó verdaderamente hacia el año m i l en el umbral de los
tres siglos de expansión demográfica que llevaron consigo la inteligencia, l a riqueza y la duración. E l eje esencial de intercambio erae l que seguía un iend o las dos cuencas del M editerráneo, donde el
2 2 9
Imper io b i zant ino, polo numeroso de hombres y por tajito de riquezas,er a todavía el primer legatario de las técnicas y de lo s pensamientos
de la Antigüedad.l s iglo X i t a l i ano creó los instrumentos más rudi jnentar ios del
capitalismo comercial. A l lado del inmemoria l préstamo sobre prendas
y del cambio de monedas, la sociedad en comandita aparece atesti
guada en Ven ecia por un texto de 976. L os contrat os de compañíaconservados desde el s iglo X son numerosos. P a r a el gran comercio
existía el préstamo marítimo o a la gruesa que cargaba el riesgo
sobre el pr estamista, ese personaje pr ecapitalista. E l pr im er contrato
de co l l eganza apareció en Venecia en 1072-1073; en G enova, en el
s iglo X y con el término lat ino de soci et s m a r i s la sociedad marít ima. Estos dos instr umentos lleva ron el peso de la enofme mutación
cosmos de la ciudad metrópoli, sobre esas pequeñas patrias que se
llamaron colonias.
Ahí tenemos, pues, el arquetipo de la factoría portuguesa: San
J orge de la M i n a, cuyo castillo, levantado en 1481 por orden de
J u an I I iba a contr olar durante más de un siglo una parte importante
de la producción del oro de Af r ica . ¡E l M i n a y tantos otros ¿Acasoúltimamente no se ha visto en la pr im era colonización española de
la s A n t i l l a s , en la época de Cristóbal Colón, ese tipo de factoría?«Este barr i o —escr ibe con acierto Yves Renouart " hablando de la
colonia comercial ital iana, arquetipo de las cristiandades implantadas
en todas partes del mund o— , situado ordinar iament e cerca del puer
to en las ciudades marítimas, comprendía siempre una o varias calles
comerciales y varios f o n d a c h i depósitos donde los comerciant es de
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de intercambios del s iglo xi i y pr in cipios del x i i r . P ermi t ieron elsostén logístico de l a Cru zada, aquell a enorme máquiíia que daba fe
de la salud de la Crist iandad lat ina y la obligaba, útilniente, a supe
rarse.
b) L a s r egl s a n t i g u a s d e l a a so c i a c ión . L a pr i mera regla fue
la de l S a l v a cunte n a v i cuyo riesgo recaía sobre el pr estamista capita
l ista. E l s a l v a eunte n a v i dirigía esa forma implícita de seguro todavíano formalizado: el fraccionamiento y la asociación. Tod o capitalista
fracciona sus riesgos participando en varios negocios simultáneamente. Toda sociedad, además, sólo dura una temporada. «Lostipos de asociación comerciales que respondían a estas sujeciones
generales eran los mismos en todas las ciudades marít imas, aun si
l levaban nombres diferentes; como ocurría en la Venecia del s iglo xi ,
consistían in var iablemente en un pacto entre un capital ista que proporcionaba todo el capital sin desplazarse y un comerciante que se
trasladaba sin aportar capi tal , y en este c so se llamaba por lo general
sociedad en coman dita , o bien entre un capit ali sta que proporcion aba
l a fracción más importante del capital sin desplazarse y un comer-
ciarite que, aparte de su actividad, aportaba una parte^ la menor, del
capital socia ; este segundo tipo de sociedad llevó en Venecia el
nombre de co l l eganza ; en G enova , el de sociedad marí t ima, societ sm r is » Tercera regla, f inalmente: el comerciante, e« este estadio,
actuaba también como m ar i no , técnico ambivalente de las técnicastodavía rudi ment ari as de los intercam bios y del mar.
H ay una par t icul ar i dad del precapitalismo comercia l i tal ian o en
el Mediterráneo de las Cruzadas que nos parece de u j i a excepcional
importancia. ¿Acaso no l a encontraremos en el descubri mien to y laexplotación de los antiguos y nuevos mundos por la Crist iandad lat ina
atlántica en los s ig los xv y xvi ? Tal par t i cu lar idad nació de que
aquel rudimentar io capitalismo necesitaba apoyarse fuera del micro-
230
la ciudad concesionaria depositaban sus mercancías. Estaban allíerlteramente en su casa y gozaban de una franquicia aduanera total »L es fa l taba, claro está, dominar el campo, lo que se esforzarían en
conseguir las colonias ibéricas de los siglos XV y XVI.
l fin del siglo x i l l y los pr incipios del xiv, momento dif íc i l , en la
ctjmbre de l a bienhechora mar ea humana , fue la época del descubri
miento en el orden de las técnicas de negocios, como también en el
de las técnicas del comercio y de los intercambios. Y a hemos visto
cómo I t a l i a compensó sus dificultades en el E ste mediante el descu
br imiento y la multiplicación del mercado occidental: fusión del
Mediterráneo lat ino y de la franja del océano, hasta entonces mal
soldados
J ustamente en aquel momento se forma ron l os instrumentos del
capital ismo comercial. M uy pronto alcanzarían un grado de eficaciaque no i ba a ser sobrepasado antes de los in ici os del sigl o x v i l i .
Ese capitalismo comercial, con medios quizá mult iplicados por diez,
consiguió el poder de sustraer del aparato de producción de una
sociedad todavía numerosa (antes del temible drama de mediados del
siglo X i v los navios, los hombres, los medios susceptibles de a l i -
mentar la aventura de la exploración y después l a explotación de
nuevos espacios, en estrecha unión con el Estado. Sin este cambio
de medi os, el E stado moderno, motor de l a expansión, se hubiera
visto condenado al fracaso, y la explotación de los nuevos mundos
en el s iglo xvi hubiera resultado imposible. Habría fallado una buena
parte de lo que llama mos motivaciones E sa mutación técnica s in
duda más importante que la mutación de la carabela, de la brújula
del cuadrante, se l lama la banca de depósito, l a letra de cambio,la s redes de los mercaderes cambistas, las grandes compañías con
sucur sales, el capital ismo de E stado portugués.
231
2. E L M E T A L MONETAR IO
Dado que todo este edifi cio reposaba en pri nci pi o sobre el humil demetal monetario, tal vez sea necesario efectuar un rápido recorridopor una his tori a bastante bien conocida. Desde la aparición de importantes trabajos, como el memorable artículo de Fernand Br audeP *
y el gra n estudio de V it ori no M . Godi nho *^ hay que citar la nomenos importante bibliografía reunida en el vigoroso artículo deA ndr e w H . Watson®*. Tiene el mérito de plantear todavía más problemas de los que se pueden resolver.
a) L a i m p o r t a n ci a d e l o s cam b i o s L a am p l i t u d d e l o s creci-
mi entos Aumento del número de hombres cuadruplicación tal vez,
de 1000 a 1350), duplicación, por lo menos, de la producción por
posiciones respectivas debieron de acentuarse durante el tercer cuarto
del s ig lo XIIIAcuñación de plata en el Oeste con exclusión del oro; acuñación
del oro en el E ste con exclusión de la plata. «La carestía de plataextendida a través del mundo musulmán, en el curso de los siglos XIXI I y XIII ha sido poco estudiada y nunca explicada» destaca conrazón An dr ew H . Wat son. Un os tras otros, los talleres de la cuencaoriental dejaron de acuñar el metal blanco. P a r a el L evante y As ia
M enor , doce lugares de acuñación en 970 y ninguno en 1027-1028.Bagdad se detuvo en 1009-1010. L a parálisis alcanzó, a lo largo delsiglo X I A s i a central, M agreb y España. L a evolución fue idénticaen todo el Imperio bizantino. P a r a explicar este movimiento, invocamos, tr adicionalm ente, el paro de la producción de las minas de
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i ndiv iduo, decuplicación de los intercambios. P a r a seguir la pendientede tales necesidades hubiera sido necesario un stock monetario cuarenta veces mayor en 1300 que en los alrededores del año mi l . Eu ropa ,en su crecimiento, no dejó de correr tras el metal monetario. Ta lparece fue l a razón profun da de una lar ga cris is estr uctur al, que noera sino un sign o de sal ud. Los mejores aut ores a menudo h an pasadopor alto un factor decisivo. N atur alment e, existen otras razones en
esa c r is is : el déficit crónico desde el período helenístico hasta el albade la Revolución industrial) de los intercambios entre la cuenca delMediterráneo y el L ejano Or iente, movimient o que por dos mi l añosllevó el precioso metal (primero la plata, y luego el oro) de Oeste aEste. Pero la pr im it iva causa de l a sed monetar ia estuvo en los tressigl os de crecimi ento, de 1000 a 1300, de la mi tad cri sti ana de la
cuenca del Mediterráneo en proceso de expansión hacia el N orte yel Oeste. Cuando llegó el derrumbamiento demográfico de la segundamitad del siglo X i v el brutal auge del comercio, de los intercambiosde largo radio de acción y del crédito, conjugados con una falta demano de obra en el sector minero, impidió un cambio de tendencia.N unca l a carestía monetaria ha sido tan dramática como en el transcurso de la fase B que se extendió de 1350 a 1500. Contribuyó, enpr imera línea ^, al complejo causal acelerador, durante el siglo xv,del proceso del descubrimiento geográfico. E l deseo de pa l iar los
efectos de la carestía de oro estuvo en el primer plano de los motivosde la exploración de las costas de A f r i c a . E l modelo, al precio dealgunos arreglos, conserva aún hoy su valor.
b) E l m u n d o d e l o r o y el m u n d o d e l a p l a t a De 1000 a 1500,
la s dos partes del mundo mediterráneo (Cr i st iandad-Eu ropa; Imperio bizantino y mundo musulmán) pertenecían a dos universos
monetarios opuestos y sin embargo estrechamente solidarios, cuyas
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plata, sin poder explicarlo; la importancia de las huidas en direccióna la Ind ia y Ch in a (pendiente t rad ic iona l , donde la r a t i o [3, 4, 5 solamente] favorecía en gran manera al metal blanco). Invocamos tambiénla im porta ncia —h echo nuevo, ligad o tal vez al despegue del Occi
dente cristiano— de las huidas a través de las estepas en direccióna Rus ia , P o l on i a , F in la n d ia , E scandin avia y Eu ropa^ occidental. R ecientemente, l a arqueología ha proporcionado, a través de toda E u ro
pa , jalones irrecusables. Es ta huida selectiva accidental de la platahacia el Oeste se explica también, como la h uida estructural haciael E ste, por el juego de las desigualdades de la r a t i o E n B izanc ioera de 18; 14 en el mundo musulmán, oscila nte alr ededor de 10, si n
sobrepasar nunca 12 descendió excepcionalmente a 8 en Occidente.L a difi cult ad de obtener oro llevó consigo la detención de su acuña
ción y, al mismo tiempo, aumentó la demanda de plata. L a acuñaciónexclusiva de la plata contribuyó a acentuar la necesidad de oro enOccidente, al igual que la acuñación exclusiva del oro en Orienteagravó l a carestía de la plata.
c) L a g r a n permu t ción d el s i g l o X I I I L a doble carestía pasópor un paroxismo a mediados del siglo x i i i Desde el último cuartode este si glo, observamos los pr im eros signos de un cambio detendencia: 1174-1175, acuñación de plata en Damasco; 1183-1184, enH a m a y Al epo. A finales del siglo X l l l se acuñó de nuevo metal
blanco en el As ia musulmana. L a conquista de Ch in a volvió a situaren el circuito continental enormes stocks de metal blanco inmovi l i
zado en Ch ina. M ás ambigua y más tardía había de ser el f ina l dela cri sis en el Ma greb y en España.
M ovimientos de una tal amp li tu d y de una tan perfecta coherenciaen la continuidad no podrían explicarse por algunos mecanismosexteriores y super ficiales. E l oro y l a plata no son metales monetarios in tercambiables. L a preferencia dada a uno o l a otra tiene una
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gran signif icación. E l oro l leva el estandarte de U n a economía ambi-ciosa, l a plata hace herv i r l a ol la de una economía regional mássólida, tal vez, pero más modesta.
E l re na cimie nt o económico y demográfico de l a Cr is t iandad occi-dental, en los siglos XI y x i i pasó por una era de plata. L a s ambi-ciones estaban en Bizancio y en el A s i a musulmana. L a mitad delsig lo x i n seí laló, en profundidad, l a inversión de los pap eles. E l pasodel oro del Este al Oeste, el reflujo de la plata — ya lo hemos anota-do— del Oeste al Este señalaron el punto de par t ida del proceso quellevó al Mediterráneo hacia los mar es limít rofes del A tlán tico y mástarde a l asalt o de los nuevos mundos. L a moneda no es un p r i m u m
m ob i l e sino el síntoma unívoco de una buena semiología económica.
L a p l a t a d e l a E u r o p a c en t r a l . E l o r o d el Ma g re b .
metal en relación a la p lata realizó un decisivo salto hacia adelante.E n Venecia, proveedora de p lata acuñada del comercio oriental, hechosignificativo, el éxito ext raord inar io del ducado oro contribuyó a lasubida de la r a t i o . Ésta osciló entre 10,6 y 11,3, 10,9 y 11,1, en 1284y 1285; se llegó a 12,9 en 1296, 13,1 en 1297, 13,4 en 1301, 13,6en 1303 y 1305, 14,2 en 1308 y 1318. A lcan zó incluso 15,2 en 1342.E n F r anc i a —¿es necesar io recordar lo?— la r a t i o en la época dela s acuñaciones masivas de moneda de oro en tiempos de F e l i p e elHermoso pasó de 13,8 en 1299, a 16 en 1309 y, a parentemente, cercade 19 en 131L
Hecho más significativo todavía, A l em an i a y Hungría, bastionesde la producción de plata, no quedaron fuera del cambio metálico de
r a i i o
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d) Esecambio de papeles es tanto más significativo cuanto que una buenaparte de la p lata que permitió al sistema monetario musulmán reem-prender la acuñación del metal blanco provenía, según toda verosi-militud, de la Cr is t iandad la t ina , de esas minas alemanas que nocesaron de crecer durante los siglos x i v y XV . L a oleada de platahacia lá cuenca oriental del M editerráneo in icióse desde el siglo x l l
a favor de las Cruzadas. U n a par te del oro que permitió a las mo-nedas occidentales nuevas acuñaciones de metal am ar i l l o , provino nosólo de esta misma cuenca, sino esencialmente del Mag reb . E l orodel Sudán por Berbería fue g ran señor del siglo Xl i i cristiano. U ntrueque en masa se inició entre el Mag reb y l a Cr is t iandad en elsig lo Xl i l i entre la p lata producida por las minas al emana s y el oro
del Sudán tr ansportado por las caravan as saharianas. Este truequeprovocó en el Sur de F r anc i a a pr inc ip ios del siglo x i v verdaderaspenurias de plata. E l paso de la p lata al oro en el sector occidenta lestuvo l igado indiscutiblemente a los progresos del g ran comercio.A costumbrada al oro, la economía de la C r is t iandad en los siglos XIV
y XV ya no p udo abstener se de él. E l descenso a lo la r go de las costasde A f r i c a fue un medio para pal iar l a debilitación de la fuente tradi-cional de aprovisionamiento. Genova fue uno de los pr in c ipa les repar -tidores del oro de Ghana. Venecia acuñaba la p lata de A l em an i a yde Hungría para las necesidades del comerdio oriental con la cuencapróxima del Mediterráneo, con los circuitos indios y asiáticos, sobretodo de Ch i n a en razón de una desnivelación estructural de la r a i i o .L as var iaciones de la r a t i o bastante bien conocidas permitendeterminar lo que fue el gran cambio de fines del siglo x l i i y de
pr inc ip ios del siglo xiv, cuando se operó la salida del mundo medi-terráneo en dirección a otro Mediterráneo atlántico que desembocaríaen el vasto u l t ramar . E n el momento en que la Europa crist ianacomenzaba a uti l izar una moneda de oro, el precio del precioso
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pr inc ip ios del siglo xiv . E n los campos tr adicionales de la ba ja(se hal laba por término medio a 8 en el siglo x i l i ) , vemos, entre 1300y 1350, niveles astronómicos de 16,9 y 21,6, e incluso de 23 y de 25;en ciertos momentos de cris is se alcanzó alrededor de una mediade 14 a 15 durante casi cincuenta añ os. P or contra ste, recordemos losmu y débiles ni vel es de los países situa dos en l a per i fer ia de laCr is t iandad: Portugal , Navar ra, Valenc ia , Ragusa, Serv ia , Bizancio.
L a r a t i o se consolidó finalmente por debajo de los niveles má-ximos de 1330 a 1340. Sin embargo, una nueva geografía monetariaduradera surgió de la gran transformación de la pr imera mitad delsiglo X V también una nueva geografía y nuevas estructuras. L a plataocupó una doble posición. M a te r i a l monetar io de las tran saccionescorrientes, servía además para colmar el déficit de la balanza con E x-tremo Oriente. E n este caso, el metal monetario plata se comportabamás omo una mercancía que omo una moneda. A mi par ecer, hayque relacionar la promoción general de la moneda de oro, muchomás de lo que se ha dicho, con la rápida subida de los int ercambiosa largo plazo y, por lo tanto, con la aparición de los nuevos instru-mentos de crédito y, más particularmente, de la letra de cambio, esesorprendente multiplicador.
3. L B NC Y E L C MB IO
L a moneda es sólo un elemento de la constitución del capital yde su puesta a disposición d el crecimi ent o geográfico. Ta n importantesson la s estructuras del capitalismo.
L os bancos de depósito y las letras de cambio pertenecen a dosfamil ias de instituciones dife r en tes ^ *.
a) E l p go e n e s c r i t u r a . L a función esencial de un sistemabancario es evidentemente la creación y el reparto del crédito
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Podemos tomar la fórmula de A . P . U sher : «La existencia de unbanco de depósito queda claramente testimoniada cuando nos hal la
mos en presencia de medios crediticios dados a los imponentes queno tienen su origen en un depósito explícito de moneda legal por elimponente o por algún otro i mponente. L as cuentas del banco haríanaparecer, pues, más depósitos que l iquidez, de tal modo que un a partede los depósitos podría estar constituida por préstamos concedidosp or el banquero a los imponentes». E n t e n d i d a como u n o r g a n i smo
c r ea d o r d e c réi t o , l a b a n c a d e d e pós i t o nació en la cuenca del M ed i
t e r rán e o a p r i n c i p i o s d e l s i g l o X I I I . E l estatuto de banca de créditose adquiría, escribe también Usher, cuando la ley reconocía al pagop or gir o de cuenta un poder liberatorio. E n el curso del siglo x i i i enj t a l i a y en Cataluña, alrededor de la más antigua banca de créditoy de depósito, se formó de este modo, paulatinamente, un conjunto
de vacilantes instrumentos de crédito. E l pr inc ipal era el pago «en
E n l a historia, h oy bien escrita de este maravilloso instrumentod el capitalismo comercial, se puede, con Raymond de Roover, dis
t inguir ci nco etapas. T an sólo l as dos primeras pertenecen a nuestroperiodo.
L a primera corresponde, grosso modo a l pe r íodo 1275-1350 : l ad el regreso masi vo del oro y de las primeras aperturas en el ultra
mediterr áneo. «E nton ces se elabor ó, si bien muy lentamente, un anueva clase de contrato desconocido por el derecho romano: el contrato de cambio, cuya existencia era legalizada, al pr inc ip io , poracta notarial ^ *.»
E n el curso de un segundo perí odo que va, po o más o menos,d e me d i a d o s d e l s i gl o X I V h a s t a e l endoso a f i n a l e s d e l s i g l o XV I , elacta notarial fue sustituida por una simple misiva. L a letra de cambiose convir tió realment e en un a carta «de cambi o» o, en otras
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escritura», o sea, por g iro : de ahí la importancia extraordinaria del a teneduría de libros. E n el punto de part ida de este instrumento
intelectual de gran alcance, la contabil idad por part ida doble.
Pero en I ta l ia , en Cataluña y también en Fl andes ^' , «los bancosde gir o y de depósito no se ocupaban , corri entemente, del negocio^ de l a letra de cam bi o; éste era el campo exclu siv o de loscambistas o de los mercaderes-banqueros». Estos ban cos de los si glos X I V y X V sean cuales fueren sus cualidades, padecían aún unagran inestabilidad. R . de Roover lo atribuye principalmente a la«falta de im posicion es líquidas fácilmente movil izables en tiempo decri sis». «Estos ban cos, en efecto —prec isa también D e Roover— ,concedían aperturas de crédito a sus clientes y, práctica más peligrosa,
invertían dir ectamente un a parte de sus recursos en n egocios comerciales.»
b) L a l et r a d e c amb i o . L a letra de cambio es el instrumento
privilegiado del crédito. Se desarrolló fuera de la banca de depósito,en l a estela de un a min oría : la de los mercaderes-banqueros, losgrandes mercaderes cambistas que aseguraban de feria en feria los enlaces internacionales. R . de Roover h a demostrado que era un instru
mento de crédito unido a un instrumento de cambio que, gracias aljuego del cambio de monedas, permitía eludir la prohibición delpréstamo m u t u u m ) con interés. L a letra permitió evitar el famosodilema: o préstamo sin interés, o bien transformación del capital enconstitución de una renta que no podría ser sin o perpetua E n unapalabra, mientras que «los bancos de depósito y de gi r o tenían su
punto de part ida en el insignificante cambio de monedas, el negociode las letras de cambio hundía sus raíces en el comercio interna
cional».
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palabras, en una cédula que «servía» para comprobar y ejecutar elcontrato de cambio. Este último puede definirse omo u na convenciónp or l a que el «dador » o d a t o r e proporcionaba una cantidad de dineroa l «tomador» o p r e n d i t o r e y recibía a cambio un compr omiso pagadero a plazo (operación de crédito), pero en otro lugar y en otra
moneda (operación de cambio).H e aquí, pues, definidas en pocas palabras, l a or iginalidad y la
potencia creadora del maravilloso instrumento.
Sistema cambista y bancos, separados en su origen, estaban en larealidad concreta bastante estrechamente li gados. E n Genova, en elsiglo X l i i «un estudi o de las actas pone de manifiesto que losprestamistas eran casi exclusivamente sociedades bancarias, entre ellas
l a compañía de los Salimbene, dirigida, en aquella época, por un tal
Salimbene di Giovarmi. C on escasas excepciones, los prestatarios sereclutaban ent re los pequeños comerci ant es y l os maestros man ufa ctureros, cuyos negocios sólo tenían una importancia local regional».Este modo de financiamiento se extendió durante el siglo xv i alcomercio colonial.
S i n embargo, se im pone una mayor aproxim ación, que nunca h asido intentada. E l descubrimiento, l a explotación de los nuevos mun
dos, l a mutación espacial, en una palabra, se produjeron arites del a revolución de la navegación astronómica, graci as a la utilizacióna l máximo de sus posibilidades, de las técni cas de la navegaciónmedieval. L o mismo ocurr e en el orden de las técnicas de los negocios,d el gran comercio y de la f inanza. E l Al garve, N iebla y Sev i l la del os siglos XV y xv i permanecían por entero en la era de la gran
mutación ital iana de los años 1250-1350. L as técnicas medieval es delcomercio permitieron el descubri miento del siglo XV y la explotación, en el siglo X V I de los n uevos mundos. L os sigl os de puesta en
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marcha del cambi o espacial estaban en reali dad al n ive l de la genera-lización y de la explotación de los inventos del siglo x i i i . L as revolu-ciones del endoso y del descuento en los propileos de una terceraer a se produjeron —¿es necesario recor dar lo?— a fines del siglo X V Iprinc ip ios del x v i i . L a revolución del espacio se h a l l a , pues, entera-mente encla vada en el largo y tr an qui lo espacio de ti empo existenteentre dos grandes revolu ciones de l a mente.
c) L a s com pañías con sucu rsa l es múl t i p l es P a r a acabar de darsus rasgos a este paisaje clásico, se imponen algunas precisiones. Antetodo, la creación en F lorenci a de las compañías con sucursalesmúltiples. De allí salieron lentamente a la conquista del espacioeconómico europeo. A par ecieron en los treinta últimos años delsiglo X I I I y los primeros del xiv. Sigamos a Sapori y Renouard«Se trata de sociedades de nombre colectivo: los socios eran respon-
un a compañía a título de socio, l a servían como factores » «E l términofactor —precisa tabién Y ves Renouard— es un término general que
englobaba a todos los agentes regular mente retr ibu idos de las com-
pañías ; podían ser muy numerosos: 100 a 120 simultáneamente entre
los B a r d i y los Peruzzi » L as prim eras empresas del gran comercio
colonial no alcanzaban, a prin cipios del siglo xv i , ni una ta l la , ni unn ive l comparable de compl ejid ad. All í, también, el utensi lio consti-
tuyóse muy pront o. No se manejó necesariamente, desde un pr in c ip io ,fuera de I t a l i a , a l máximo de sus posibilidades.
4. E L C A P I T A L I S M O D E E S T A D O
descubrimiento geográfico estuvo unido, en el siglo X V , a u na
forma nueva de capitalismo derivado de la experiencia i ta l iana : el
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sables ante los terceros, sobre sus propios bienes, de modo i l imi tado
de las eventuales deudas de la compañía » Se dio un paso decisivoentre la asociación temporal, en el marco limitado de una sola com-pañía comercial , y la asociación capita li sta permanente. «L a razónsocial —precisa también Yves Renouard— consistía teóricamente en
l a enumeración de todos los asociados; en la práctica, sólo mencio-naba expresamente el nombr e de uno de los pri nci pal es asociados alos que su descendencia directa del fundador, su experiencia, su edad,
l a importancia de su participación en el capital social aseguraban elpapel de verdaderos dir ectores: por ejemplo C ompagn ia di Dar danodegli A cciai uol i e compagni ». Detrás de la fachada de una aparenteigualdad, emergieron, mu y pronto, gru pos dir igentes. L as más peque-
ñas compañías sólo contaban con unos cuatro o cinco socios; «lasmás importantes reunían ordinariamente de diez a veinte, a vecesi nc luso veinticinco».
E n el seno de esa sociedad capi tal ist a nacient e, se entr even
algunos rasgos fundamentales de una división del trabajo. E l usolos confirmaría. Ante todo, la gran y rad ica l división entre el capitalactivo, el capit al accionari o y el obligator io. Dur ante mucho t iempo,l a imbricación entre el capital y la gestión fue, por el contrario,estrecha. E n tr e los socios, una minoría tan sólo, apartada por la edado por l a ignoran cia de los negocios, confiaba «a la habi li dad de losdemás fami l ia res y c o m p a i n g s el cuidado de hacer fru ctifi car sus
fondos». «L a mayoría de los socios», en efecto «consagraba todasu activi dad al servicio de la compañía: ocupaban cargos de mando».
Cap ita l y gestión permanecían, pues, asociados al nivel más alto. C a p i -ta l y gestión, por el contrario, estaban separados al nivel de laejecución. «Otros hombres de negocios ^ ^ ^ n o poseedores de un capit alsuficiente o que aún no poseían suficiente experiencia para entrar en
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capital ismo d e E s t a d o portugués. F ue a la vez fuerza y debili dad.Desde la Revolución de 1383, que llevó al poder a la dinastía deA v i s , se estrecharon los lazos entre el E stado y el di nero. La s dospotencias en auge, sobre el fondo no cambiado de una civilizaciónde subsistencia, se apoyaron naturalmente. Sin el crédito de los hom-bres de diner o, el E stado quedaba prisi onero de la t ierra, de suscasti l los, de las r edes de subsistencia. E r a incapaz de remunerar aquien le servia. N o tenía fuerza ni poder sobre l a reali dad. Si n loshombres de din ero, el E stado difícilmente podía liberarse de la pirá-
mide feudal, asentada e l la mis ma sobre el basamento señorial. P eroen un pri ncipi o, el capital ismo pri vado era demasiado débil a su vez,sin el E stado, para empezar l a gran hazaña afr icana.
E n r i qu e el Navegante 1394-1460) significó el patrimonio feudalal servicio del descubrimiento africano. Con J u an I I 1481-1495) yM a n u el el Afortunado 1495-1521), una vez franqueado el E cuadory construi da L a M i n a, el capital ismo de E stado recibió sus órganos.
E s tado proporcionó una parte de los capitales, ingresó una partede los beneficios, ejerció un estrecho control sobre los intercambios.
capita li smo de E stado impl icaba , natur almente, la existencia de unmonopolio.
E ste capital ism o de E stado se expresó concretamente por estruc-turas admin istra t ivas. E n la época del capitalismo señorial, de losprimeros intercambios en las costas de A r g h i m y de Senegambia, laC a s a d a Gu iñé inst alada en L agos en el A lgar ve fue el arquetipode las nuevas instit uciones. A pri ncip ios del reinado de J u an I I se
abrió una segunda etapa, a part ir de la construcción del castillo deL a M i n a . E l capital ism o se hizo rea l ; el órgano del control y de direc-ción pasó de Lagos a L is boa: transferida a Li sboa, la C a s a d a Guiñé
cambió de nombre; tomó, simbólicamente, el nombre de C a s a d a
239
G u iñée M i n a C ada vez más se leía C a s a d M i n a e t r a u t o s d G u iñé
H e aquí a Vasco daGama y el comercio de las Ind ias ese reciénl legado importuno. P a r a satisfacer sus necesidades se impuso un
nuevo organismo. Seha creído durante mucho tiempo en el desarr ol lol ineal de un único organismo con nombres dist intos: Casa deGuinea
de Guinea y de LaM i n a del comercio deGuinea de LaM i na y de
l a s Ind ias . M a n u el Nunes D ias defendió la causa de órgan os sucesivosy simultáneos: una C a s a d M i n a y una C a s a d n d i a dir igieron
respectivamente los intereses portugueses enAfr ica y en As ia.
P er o el capitalismo monárquico de M a n u el N unes Dias no es
sino unavariante del capital ismo comercial nacido en I t a l ia por los
años 1275 y 1347 en l acúspide del auge demográfico just o ant es de
l a catástrofe planetaria que abriría sobre el mundo mediterráneo yC h i n a un la rgo tiempo difícil : parad ójicamente el tiempo del des-
cubrimiento geográfico.
N O T A S A L C A P Í T U L O I I
1. J . N E E D H A M , V C o l o q u i o [209]. Cf. mapa n. 1,págs. 8-9.
2. F . B R A U D E L , Mé i t e r r a n é, segunda edición [364], t. I , pág. 154.
3. ¿ A quécantidad demercancías a quénivel devalor a quénúmero de
hombres conviene colocar en el marco de unacivilización dada este
nivel crítico este umbral? Sería necesario un Congreso para intentar
resolver el problema. En espera deello sepuede proponer una cantidad
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provisional unacarga anual media de un navio medio; o sea, de 100
a 150 toneladas.
4. Sé i l l e et l A t l a n t i q u e [312], [313]; cf. «Nueva Qío» 26 bis.
5 Vi l C o l o q u i o [211], 1965. Primera parte Liaísons et concurrences des
voies maritimes et des voies terrestes dans lecommerce intemational du
xv' au XVI ' siécle, por J . C. A N E N E W. E . C H E O N G J . H E E R S A . J A R A
H . K E L L E N B E N Z R. M A U N Y D. C. N O R T H bajo la dirección de Jacques
H E E R S , coordinador general págs. 13.292.
6. H .K E L L E N B E N Z llega incluso a escribir Vi l C o l o q u i o [211], 1965, pá
gina 71),después dehaber comprobado el retraso de los estudios consagrados a las rutas terrestres: «Di e Verk ehrs wegeblieben seit der Romer-zeit ziemlicb konstant...».
7 H i s t o i r e d es t e ch n i q u e s, t. I [118] B E R T R A N D G I L L E , págs. 443-445).
8 L E F E B V R E D E S N O E T T E S , L a t t e l a g e d u cheval de sell e á t r a v e r s l es ag es[227], París 1931.
9. Véase en H.K E L L E N B E N Z Vi l C o l o q u i o [211], pág. 72) un punto devistaparecido al nuestro.
10. H .K E L L E N B E N Z , V I I C o l o q u i o [211], pág. 72:«Zunáchts kannte man nur
de n 2-rádigen Wagen. Seit B eginn des 12 J ahr. gibt es einen grossen von
Pierden gezugenen 4. rádrigen Wagen tonga c a r r e t t a , mit dem es moglichw a r , schwere La sten zu befórdem. Um diemitte des 13. J ahrhunderts
hatte der Wagen schon gewóhnli ch 4. R ader.>
11. V. M. G O D I N H O , «O Mediterráneo» Saariano e as caravanas doOuro
Re v i s t a da H i s t o r i a de Sa o P a u l o [134], 1956,números 23-24-25; E c on omía
[137]; Os descobrim entos e a e c o n omía m u n d i a l [138], 1963; F .B R A U D E L ,
L o Mé i t e r r a n é, segunda edición [364], págs. 86 y ss., 1967.
12. P. C H A U N U , L a c i v i l i s a t i o n de C E u r o p e c l a s s i q u e, París 1966.
13. J .H E E R S , Position des Problemas VI I C o l o q u i o [211], pág. 31: «¿Cómo
comparar lavelocidad de los transportes marítimos y la de los terrestres?D e un modo general admitimos que,incluso antes del invento del vaporestos últimos eran más rápidos y más regulares. E sta afirmación severifica
2 4 1
en su conjunto. Sin embargo, no debemos exagerar la regularidad de los
transportes por vía terreste, queconocían también importantes retrasos...»14. Pero no debemos generalizar. Notamos inversiones, cuando el relieve se
interpone: «Mientras que por mar son necesarios de 7 a 8 días deCons-tantinopk a Trebizonda», anota J A C Q U E S H E E R S { i b i d . [211], pág. 31),
según R. M A N T R A N ( I s t ambu l d a n s l a second e m o i t i é d u XY I l s ié l e
[495]), «las caravanas emplean de 30 a 40». La observación que J . H E E R S
saca de R. Mantran se aplica ante todo al siglo xvn. Es válida, a f or t i o r i
para los siglos anteriores.
15. [211], i6íá., pág. 31.
16. Veamos los tiempos de recorrido alrededor de Constantinopla. Lo que
Mantran encuentra para el siglo xvn, E . Fasano Guarin i lo confirma parael siglo XVI (J . H E E R S [211], ib íd. pág. 30). Yo he notado la mismapermanencia en la Europa clásica. Nuestros tiempos de recorrido terrestreen la Península ibérica de la primera mitad del siglo x v i i i son los de
30. N a v i r es et m a r i n s . De a am e a U héi c e [220], París, R ombaldi , segunda
edición, 1946, 2 volúmenes.
31. J . N E E D H A M V C o l o q u i o [209], pág. 121.
32. [209], i bU. , pág. 123.
33. [209], i b i d . pág. 123.
34. B. G I L L E en H i s to i r e d es techn iqu es [118], I, pág. 451; J . N E E D H A M
C o l o q u i o [209], págs. 116 y ss.
35. H i s to i r e d es echn iqu es [118], t. I, pág. 451.
36. Comandante D E N O I X V C o l o q u i o [209], pág. 140.
37. Comandante D E N O I X V C o l o q u i o [209], pág. 140.
38. Comandante D E N O I X V C o l o q u i o [209], pág. 141.
39. P . G I L L E en V C o l o q u i o [209], pág. 174.
40. Comandante D E N O I X V C o l o q u i o [209], pág. 142.
41. Comandante D E N O I X V C o l o q u i o [209], pág. 143.
42. Comandante D E N O I X V C o l o q u i o [209], pág. 143.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 137/186
F . Braudel para el xvi. La tierra no se ha movido d urante vari os siglos;
no por ello ha dejado de conservar su avance sobre el mar. «E ntre C onstantinopla y lasprincipales ciudades de losBalcanes... de 5 a 6 días para
Andrinópolis, de 9 a 10 para Filipópolis, 13 para Sofía, 16 para Nish, 20
a 30 para Belgrado, 25 a 46 para Ragusa, 37 a 52 para Spalato...» y
también: «Constantinopla-Ankara, 13 días. Ankara-Sinope, 10 días; Tokat-Diyarbakir , 18 días. A Sinope, 6 días. A Brusa, 20 días.»
17. Comandante L . D E N O I X Caractéristiques desnavires á l époque desgran
des découvertes, V C o l o q u i o [209], pág. 137.
18. B. G I L L E en H i s t oi r e d es T e c h n i q u e s de M. D A U M A S [118], I , pág. 457.
19. Dr. P. H E I N S I U S en /// C o l o q u i o [207], págs. 7-22 y láminas.
20. Comandante L . D E N O I X V C o l o q u i o [209], págs. 137-138.
21. [209], ib íd. pág. 138.
22. [209], ib íd. pág. 138.23. [209], ib íd. pág. 138.
24. [209], ib íd. pág. 138.
25. [209], ib íd. pág. 138.
26. Cf. también A. T E N E N T I y C. V I V A N T I Le f i lm d un grand systéme de
navigation: les galéres marchandes vénitiennes, x iv -xvi* siécles, y mapa
desplegable por J . B E R T I N {Annales, E . S . C . 1961, num. 1, págs. 83 y ss.).
Gráfico complementario en F. B R . \ U D E L Mé i t e r r a n é [364], segunda
edición, pág. 139.
27. A. T E N E N T I y C. V I V A N T I {Annales, E . S . C . 1961, págs. 83-84).
28. Se perseguiría, sin embargo, una tentativa, con una obstinación digna demejor causa, de 1578 a 1623para asegurar la defensa del istmo dePanamá,sobre la costa norteatlántica, por una escuadrill a de galeras con base enCartagena de Indias. En otro tiempo relacionábamos este lujo extraordinario con el apogeo del tráfico en el Atlántico de la «Carrera de Indias»,
y con la amplitud de las amenazas que pesaban sobre él. (P. C H A U N USé i l l e t. V I I P [313], págs. 1042-1054.) Se trata, hay queprecisado, de un
instrumento puramente militar y defensivo.
29. P. G I L L E Navires lourds et navires rapides avant et aprés les caravelles,C o l o q u i o [209], pág. 173.
242
43. Las másantiguas carabelas aparecieron en el golfo de Vizcaya: de 4Ü
a 50 toneladas, dos velas cuadradas. La palabra es atestiguada a partir
d el siglo X I I I . E ste navio vizcaíno, progresivamente transformado, fue
utilizado por Enrique el Navegante después del paso del cabo B ojador .
Vizcaína, con susvelas cuadradas, la carabela, adaptándose a la explora
ción portuguesa, adoptó un velamen lati no. Pasando del Algarve a la
costa andaluza, a finales del siglo xv, recobró su velamen cuadrado cuyos
inconvenientes se corrigieron mediante la bolina. Con ella, aparece un
nuevo tipo de gran barco, aquellas carracas portuguesas especialmente, de
las que el P. F O U R N I E R escribía en 1462 (cf. Comandante D E N O I X , V Colo-
qu i o [209], pág. 145): «Las carracas, que son portuguesas, tienen de 1500
a 2000 toneladas, y son buenos veleros con viento de popa».
44. Al gunos nombres merecen una mención especial. E l enorme e inteligente
esfuerzo del comandante A. T E I X E I R . \ A M O T A , coeditor con A R M A N D OC O R T E S Á O de los P o r t u g a l i a e m o n u m e n t a c a r t o gr a p h i c a [56]. El coman
dante T E I X E I R A D A M O T A es el autor, además, de numerosos artículos y
comunicaciones en los C o l o q u i o s d e H i s t o r i a m a r í i m a [205] ... [211], que
permiten seguir losprogresos de un pensamiento en marcha; lasluminosas
síntesis de G U Y B E A U J O U A N historiador de la ciencia medieval, preocu
pado por formar una unión entre la ciencia universitaria y la práctica
de la gente del mar (ayudado por É T I E N N E P O U L L E y su conocimiento de
los primeros instrumentos de medida científicos); la infatigable labor
de edición y de restitución de los textos de V. M. G O D I N H O ; finalmente,u n homenaje particular a la prudente y vigorosa síntesis de E . G . T A Y L O R
T h e H a v e n F i n d i n g A r t [204], Londres, primera edición, 1956; segunda
edición, 1958.
45. V. M. G O D I N H O ed. L E I T E H i s t o r i a d os descobr i mentos [141].
46. J . C O R T E S Á O Os descobr i mentos por t ugueses [126].
47. Citado por G. B E A U J O U A N Science livresque et art nautique, en V C o l o q u i o
[209], pág. 62.
48. Os descobr i mentos [126], t. I, págs. 110-111 y pág. 377, citado por G . B E A U -
J O U A N , i bí . , pág. 62.
243
49. The H a v e n F i n d i n g Ar t [204], pág. 96: «Too much, however, must not
be argued from mere silence. Men of action were very rarely writers,•while scholars and literary men very rarely went to sea, and were still
more rarely interested in technical matters».
50. E. G.T A Y L O R [204], op. cit. observación llena dehumor, pág. 4.
51. V C o l o q u i o [209], págs. 91 y ss.
52. V C o l o q u i o [209], pág. 93.
53. E . G. R.T A Y L O R [204], op. cit. mapas, págs. 10-11.
54. E. G. R.T A Y L O R [204], op. cit. pág. 96.
55. E . G. R.T A Y L O R [204], op. cit. pág. 101, y G. B E A U J O U A N en / C o l o q u i o
[205], pág. 106.
56. E . G. R.T A Y L O R [204], pág. 11.
57. / C o l o q u i o [205], pág. 107.
58. The H a v e n F i n d i n g Ar t [204], y Cartographi e nautique dans l'océanIndien, en VI C o l o q u i o [210], págs. 49-91.
59. A. T E I X E I R A DA M O T A V C o l o q u i o [209], págs. 61-62.
60. E . G. R . T A Y L O R [204] citado por A. T E I X E I R A DA M O T A , op. cit [209]
pá^. 63), ha visto la diferencia: «... TheM editerranean pilot never took
el carm elita inglés Nicolás deLynn , en 1360, portador de un astrolabio.
B E A U J O U A N adopta esta solución apoyándose sobre la refutación inquebran.table de G .S A R T O N en la clásica I n t r o d u c t i on to the H i s t o r y o f Sci ence
[119], t. III, Baltimore, 1948, pág. 1501.
73. G.B E A U J O U A N [209], i bíd. , pág. 71.
74. T H . M O N O D , R. M A U N Y , G . D U V A L , De la p remie re déouverte de la
G u iñe ; ré i t p ar Diogo Gomes Centro deE studos da Guiñé portuguesa
[42], Bissau, 1959, págs. 54-55.
75. A dm ir abl e demostración de G U Y B E A U J O U A N V C o l o q u i o [209], pági
nas 65-70.
76. E l texto, en una buena lectura, aporta (citado por G. B E A U J O U A N [209],
i b íd . , pág. 69): «Et ego habebam qu adrantem, quando ivi ad partes istas,
et scripsi in tabula quadrantis altitudinem poli arctici, et ipsum meliorem
inveni quam cartam. Certum est quod in carta videtur via marinandi,
sed semel errata nunquam redeunt ad primum propositum.»
77. G.B E A U J O U A N [209],
i bíd . , pág. 70.78. T radu cción portuguesa inspirada de G A B R I E L P E R E I R A 1899), y recogida
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 138/186
h is eyes off theneedle and based u pon it bisorders' to thesteerman,while heworked out híscourse entireiy by hisrecords of bearing and
distance. TheArab might use theneedle to check hisorientation, but
determined hisposition relative to hisport of destination by taking a
star-sight. It was for navigatio in itsnarr ower sense and not it itsgeneralsense that themagnetic compass was not used. That explain the apparentcontradiction.»
61. T E I X E I R A DA M O T A VI C o l o q u i o [210], págs. 51-52.
62. G. B E A U J O O A I N Science livresque et art nautique, en V C o l o q u i o [209],
páginas 61-85.
63. G.B E A U J O U A N [209], i bíd . , pág. 66.
64. En u evos estud ios sobre h i s t o r i a d e a c i en c i a e sp añ l a , Barcelona, 1960;
L a s T a b l a s a s t r o n ó m i c a s del Rey don P e d r o el C e r em o n i o s o , Barcelona,
1962, citados por G.B E A U J O U A N [209].
65. G.B E A U J O U A N [209], i b i d . , pág. 67.
66. «Nelli giorni che noi stemmo sopra la bocea di questo fiume, non vedemmopiü che una volta la tramontana nepareva moho bassa sopra i l mare
piro la convenivamo vedere con tempo chiaro e nepareva sopra il
mare l'altezza di una lanci a.» Según la edición deJ . M.D A S I L V A M A R Q U E S
D e s c o b r i m e n t o s portu gu eses (supl. del tomo I) [48], L isboa, 1944, pág. 320,
citado por G.B E A U J O U A N [209], i b i d . , pág. 67.
67. [209], i bíd . , pág. 67.
68. G.B E A U J O U A N [209], i bíd . , pág. 69.
69. A la que serefiere P E D R O D E A B A N O en el C o n c i l i a t o r (differentia Lxv n ) ,
según G.B E A U J O U A N [209], i bíd . , pág. 68.
70. G. B E A U J O U A N [209], i bíd. , pág. 69.
71. Cf. másarriba, págs. 220-222.
72. G.B E A U J O U A N [209], i bíd . , pág. 69. Es la primera descripción conocida de
u n a observación anterior a 1480 en la historia de los grandes descubri
mientos, si excluimos el viaje quehabría hecho al norte del paralelo 54
44
po r V. M .G O D I N H O en su excelente publicación titulada Documentos
sobre a e x p a n sáo p o r t u g u e sa [47].
79. G. B E A U J O U A N V C o l o q u i o [209], pág. 73.
80. G. B E A U J O U A N V C o l o q u i o [209], págs. 82-83.
81. E . G. R.T A Y L O R [204], pág. 151.
82. G.B E A U J O U A N en H i s t o i r e g e néa l e d es ci ences [117], 11, págs. 521, 547.
83. [117], i b i d . , t. I, págs. 547-548.
84. [117], i bíd . , t. I, pág. 548.
85. [117], i bíd . , t. I, págs. 575-576.
86. «Nueva Cl ío», 26 i s.
87. E . G. R .T A Y L O R [204], pág. 162.
88. J . H E E R S Genes [293], pág. 430.
89. R. D E R O O V E R Money B a n k i n g an d C r e d i t i n M e d i e v a l B r u g e s [407], IL
90. Y. R E N O U A R D Les homes d a f f a i r e s i t a l i e n s au Moyen A ge [398], 1949.Y, naturalmente, los trabajos de H .S I E V E K I N C , A. S C H A Ü B E , A. E . S AYOUS ,
G . L u z A T T O , A. S A P O R I , R. L Ó P E Z , R . DE R O O V E R , F . C. L A Ñ E , J . H E E R . ,
R . - H . B A U T I E H F E D E R I C O M E L I S y algunos otros; cf. tercera parte, Do
cumentación, § 15, págs. 311-312.
91. Y. R E N O U A R D [398], pág. 49.
92. J .P É R E Z D E T U D E L A B U E S O Re v i s t a d e I n d i a s [591], [592], [592 b i s ]
[593], 1957.
93. Y. R E N O U A R D [398], pág. 36.
94. Y. R E N O U A R D [398], pág. 84: «En 1277, la galera deNicolozzo Spinola
llegó a F landes; en 1278, otra sedirigió a Inglaterra». E n 1290, losVivaldi.
E n 1298 se estableció una línea regular entre Genova, Flandes e Ingla
terra. V éase también «el portulano del genovés Pietro Visconte en donde
están representadas, a partir de 1311 y sin duda antes, lascostas atlán
ticas de Gibraltar a Berwick en Escocia». V enecia sigue en el segundo
decenio del siglo xiv. A finales del siglo xiv, «Nicolo y Antonio Zenollegarían a lasFeioe, Islandia y Groenlandia».
95. Cf. másabajo, II parte, cap. II I, págs. 247 y ss.
245
96 . F. B R A U D E L De l or du Soudan á l argent d Amérique ( A n n a l e s , ES.C,
1946, núm. 2) ; y Méit errané [364], 2.» ed., 1966-1967, págs. 422-467.
97 . V. M. G O D I N H O L economie d e l E m p i r e p o r t u g a i s [135], 1958; Os des
cobr im entos e e co n o m ía m o n d i a l [138], 1963; L es f i n a n c es de l E t a l
p o r t u g a i s [136], 1958. Véase, además, M. N U N E S D Í A S O c a p i t a l i s m o
m o n á q u i c o p or t u g u é (1415-1549) [146], Coimbra, 1963-1964, 2 vols.
9 8. A K D R E W H .W A T S O N Back to Gold and Silver ( .T h e E c o n o m i c H i s t or y
Review, 2.»serie, vol. xx núm. 1, enero-marao 1967 [436]).
9 9 . Cf.más arriba, págs. 60-61.
100. A. H . W A T S O N [436].
1 0 1 . C. C i P O L L A Sans Mahomet, Charlemagne serait inconcevable ( A n n a l e s ,
E . S . C . , 1962, págs. 130-136).
102. A N D R E W H . W A T S O N [436], págs. 23-25.
103. A N D R E W H . W A T S O N [436], pág. 29.
104. A B B O T T P . U S H E R E a r l y H i s t o r y o f Deposit B a n k i n g [4 3 5 ] ; R . D E R O O V E R
L a le t t re de change [4 0 9 ] ; Money, b a n k i n g a n d c r e d i t in e d i ev a l Br ug es
C A P Í T U L O III
L as motivaciones
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 139/186
[407]; G r e s h a m [408].
105. A B B O T T P . U S H E R , Ear l y His to ry .. . [435], pág. 3.
106. R. D E R O O V E R A U X origines d une technique in tellectuelle: la formationde l expansion de la comptabilité á partie double ( A n n a l e s d H i s t o i r e
é o n o m i q u e et s o ci a l e [406], 1937 , págs. 171-193, 270-298).
107. R. DE R O O V E R , B r u g es [409].
108. R. D E R O O V E R L a ettre de change [409], págs. 16-17.
1 0 9 . R.D E R O O V E R L a ettre de change [409], pág. 16.
110. S C H N A P P E R L es entes [413 b is].
1 1 1 . R. D E R O O V E R L a ettre de change [409], pág. 23.
112. Gracias a R. D E R O O V E R H .L A P E Y R E M A N D I C H (L e pacte de R i c o r s a ,
París, 1953), S A P O R I (cf. I I I parte, § 15, págs. 311-312).
1 1 3 . R.D E R O O V E R L a ettr e de change [409], págs. 17-18.
114. R.D E R O O V E R L a ettre de change [409], pág. 43.lis. R.D E R O O V E R L a ettr e de change [409], pág. 35.
116. Y. R E N O U A R D Hom es d a f f a i r e s [398], págs. 119 y ss.
117. Y. R E N O U A R D , i bíd., [398], pág. 119.
118. Y. R E N O U A R D , i bíd., [398], pág. 120.
119. Y. R E N O U A R D , i bíd., [398], pág. 121.
120. M. N U N E S D U S , O c a p i t a l i s m o m o n á q u i c o p o r t u g ué [146], t. I I, páginas 189 y siguientes.
216
S medios no son suficientes. L os motiv os cuentan más todavía.
N o existe ejemplo alguno desociedad humana que nohaya acabado
por obtener los medios de sus motivos. os motivos seconfunden
con loque nos sentimos tentados en l lamar los caminos y los medios
superi ores. M uch o más que los medios, las motiva ciones nos condu cen,
pues, al centro de la gran historia.
1. Fuentes y aproximaciones
mismo tiempo, en el fondo deproblemas casi insolubles en
razón de las fuentes, r esulta a vecesmuy difícil el conocimiento de
los medios \ s hemos vi sto ocultos baj o nuestros pasos. Sin
embargo, su historia seconfunde con la de las técnicas, que en la
actualidad es relativamente bien conocida. L a arqueología ha venidoen nuestra ayuda. os textos —a condición de quesepamos leerlosy l imitar los a prudentes hipótesis pali adoras del os efectos dealgunossi lencios— han permitido responder a muchas preguntas. E s infini ta-
mente más difícil el descubrimiento de las motivaciones. Sehal lan
disimuladas en el fondo in expresad o del inconsciente colectiv o. N ece-sitamos fuentes que nos los entreguen fácil y directamente.
1. U N A A P R O X I M A C I Ó N I N D I R E C T A A L A S M O T I V A C I O N E S
L os textos que utilizamos noson confesiones. Crónicas en su mayorparte, fijan el acontecimiento y conservan el recuerdo dehechosdebidamente escogidos. Dedicados a la g lor ia del príncipe E nrique
247
9 6 . F. B B A U D E L De l or du Soudan á l argent d Amérique ( A n n a l e s , ES.C^
1946, núm. 2) ; y Méit errané [364], 2.» ed., 1966-1967, págs. 422-467.
9 7 . V. M. G O D I N H O L economie d e l E m p i r e p o r t u g a i s [135], 1958; Os des-
cobr im entos e ec o n o m ía m o n d i a l [138], 1963; L es f i n a n c es de l E t a t
p o r t u g a i s [136], 1 958. Véase, además, M. N U N E S D Í A S O c a p i t a l i s m o
m o n á q u i c o p or t u g u é (1415-1549) [146], Coimbra, 1963-1964, 2 vols.
9 8. A N D R E W H . W A T S O N Back to G old and Silver (The E c o n o m ía H i s t o r y
Review, 2.»serie, vol. xx núm. 1, enero-marzo 1967 [436]) .
9 9 . Cf.más arriba, págs. 60-61.
100. A. H . W A T S O N [436].
1 0 1 . C. C i P O L L A Sans Mahomet, Charlemagne serait inconcevable ( A n n a l e s ,
E . S . C . , 1962, págs. 130-136).
102. A N D R E W H . W A T S O N [436], págs. 23-25.
103. A N D R E W H . W A T S O N [436], pág. 29.
104. A B B O T T P . U S H E R E a r l y H i s to r y o f Deposit B a n k i n g [ 4 3 5 ] ; R . D E R O O V E R
L a le t t re de change [ 4 0 9 ] ; Money, b a n h i n g a n d c r ed i t ín e d i ev a l Bruges
C A P Í T U L O 111
L as motivaciones
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([407]; Gresham [408].
105. A B B O T T P . U S H E R , Earl y Histor y... [435], pág. 3,
106. R. D E R O O V E R A U X origines d une technique intellectuelle: la formation
de l expansion de la comptabilité á partie double ( A n n a l e s d H i s t o i r e
é o n o m i q u e et s a cía l e [406], 1937, págs. 171-193, 270-298).
107. R. DE R O O V E R , B r u g es [409].
108. R. D E R O O V E R L a ettre de change [409], págs. 16-17.
1 0 9 . R.D E R O O V E R L a ettre de change [409], pág. 16.
110. S c H N A P P E R L es entes [413 b is].
1 1 1 . R.D E R O O V E R L a ettre de change [409], pág. 23.
112. Gracias a R. D E R O O V E R H .L A P E Y R E M A N D I C H (L e pacte de R i c o r s a ,
París, 1953), S A P O R I (cf. II I parte, § 15, págs. 311-312).
1 1 3 . R.D E R O O V E R L a ettr e de change [409], págs. 17-18.
114. R.D E R O O V E R
L a ettre de change [409], pág. 43.1 1 5 . R. D E R O O V E R L a ettr e de change [409], pág. 35.
116. Y. R E N O U A R D Homes d a f fa i r e s [398], págs. 119 y ss.
117. Y. R E N O U A R D , i bíd., [398], pág. 119.
118. Y. R E N O U A R D , i bíd., [398], pág. 120.
119. Y. R E N O U A R D , i bíd., [398], pág. 121.
120. M. N U N E S D U S , O c a p i t a l i s m o m o n á q u i c o p o r t u g ué [146], t. II, páginas 189 y siguientes.
246
L os medios no son suficientes. Los motivos cuentan más todavía.O existe ejemplo alguno desociedad humana que nohaya acabado
por obtener los medios de sus motivos. Los motivos se confundencon lo que nos sentimos tentados en l lamar los caminos y los mediossuperior es. M ucho más que los medios, las motivaciones nos conducen,pues, al centro de la gran historia.
1. Fuentes y aproximaciones
l mismo tiempo, en el fondo de problemas casi insolubles enrazón de las fuentes, resul ta a veces muy difícil el conocimiento de
los medióse Los hemos vis to ocultos bajo nuestros pasos. Sin
embargo, su historia se confunde con la de las técnicas, que en la
actualidad es relati vamente bien conocida. L a arqueología ha venidoen nuestra ayuda. L os textos — a condición de quesepamos leerlosy l imitar lo s a prudentes hipótesis paliadoras delo s efectos dealgunoss i lencios— han permitido responder a muchas preguntas. Es in f in i ta -mente más difícil el descubrimiento de las motivaciones. Sehallandisimuladas en el fondo inexpresado del inconsciente colectivo. Nece-sitamos fuentes que nos los entreguen fácil y directamente.
1 U N A A P R O X I M A C I Ó N I I Í D I R E CT A A L A S M O T I V A C I O N E S
L os textos que utilizamos noson confesiones. C rónicas en su mayorparte, fijan el acontecimiento y conservan el recuerdo de hechosdebidamente escogidos. Dedi cados a la g l o r i a del príncipe E nrique
247
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M A I A 16. (.'iviÜzacioiies, culturas y pueos pr imi tivos en fl i i u m d i i
(Según G. W. H E W K S y F . B R A U M [365 ], págs. 40.41)
1, Tasnianlos; 2, Piptiicos del Conso. 3, Vedas (Cttiláu); 4, A ndamanes; 5,Siais y semanas; 6, Kubus; 7, l'unans (B orneo); 8, Negritos deFil ip inas; 9, Siboney(Anti l las); 10,Ge-botocudos; II , Indios del Gran Chaco; 12,B osquiman es; 13, Auíhlianos; 14,Gran Cuenca (Estados U n idos) ; 15,Baja California; 16, Tejas y nordeste de M éxico; 17,Palagonia; 18, Indios de las costas meridionales deChile; 19, Atabascos y algonquinos (norte de Canadá); 20, Yukaghires; 21,E squimales del
centro y del este; 22, E squimales del oeste; 23, Kani chadales, coriacos, chukchei; 24, aínos,' giliacos, golds; 25, Indios de la costa noroeste (Estados Un idos yCanadá); 26,M eseta de Columbia; 27,California central; 28,Puebl os cri adores de tenes, 29, Islas Canarias; 30, iNómadas del Sahara; 31,Nómadas de Ara b ia ; 32,
Pastores de las montañas del Próximo O riente; 33,Pastores del Pamir y del Hindi sli; 34, K azakok irp uises: 35, Mon goles: 3 6, Pastores tibetanos; 37, Ti betanos seden,tarios; 38, Sudaneses del oeste; 39,Sudaneses del este; 40,Somalies y galla del nnJeste de Afr ica; 41, Poblaciones nilólicas; 42, Pastores del este africano; 43,
Bantús del oeste; 44,H otentotes; 45,Papúes melanesios; 46, M icr onesios; 47, Poliesios; 48,Indios de América (este de los E stados U nid os); 49, Indios de América(oeste de los Estados Un ido s); 50, Indios de Brasil; 51,Indios de Chile ; 52, PueblojJ el Con go; 53,Pueblos de los lagos del este de África; 54, Costas de Guinea. 55,
Tribus de las regiones altas de Asam y Birmania; 56,Tribus de las regiones altas<Indonesia; 57, Pueblos de las reglones altas de Indochina y del sudoeste de China;
58, Tribus de las montañas y los bosques de la India c entral ; 59, Malgaches; 60, Oábes: 61, Mexicanos, mayas; 62,Peruanos y andinos: 63, F ineses; 64, Cau casianos;65, Abisinios; 66,M usulman es sedentarios; 67,Sudoeste europeo; 68, E ste mediterrueo; 69, Europa del E ste; 70,Europa del Noroeste; 71, India (el mapa no hacedistinción entre musulmanes e hindúes); 72, Zona baja del sudeste asiát ico; 73, Z'»a baja i ndo nesi a; 74, Chinos; 75,Coreanos: 76, J aponeses.
el Navegante), a la gloria de un hombre (Colón), marcan una anter io r idad y, en la óptica de la conquista y del monopolio, fundanel derecho. Gr acias a los contratos de fletamento y a las cartas partidas, el texto notarial pr oporciona l a estru ctura de un negocio.H is t or i a de una orden, el texto narra una aventura esp ir i tua l , marcaalgún jalón con miras a una canonización. Con unas pocas excepciones ^ nuestros textos no tratan de los orígenes; ti enden , pues, a
dejar los móviles en la sombra. Además, l a histor ia que nos dan esun a his tori a fraccionada. Todo l o más, como la incomparable H i s t or i a
de L as Casas, escrutarán, incansablemente, la voluntad de un hombre.Ahor a b ien , la expansión europea no fue empresa exclusiva de E nr ique el Navegante, ni de Colón. Como tampoco concernió a l a total i
da d de los cuarenta o cincuenta millones de hombres, que formaron,
en un momento dado, la Cr is t iandad la t ina . F ue debida a grupos.Podemos adelantar que no fueron jamás más de diez, quince o veinte
s imple hipótesis, en espera de los resultados de una investigacióndeseable. N o basta una medida gl obal. A menudo, las preguntas sepresentan sin respuesta.
¿ uáles fueron la composición, l os orígenes de los componentesy la movil i dad de tales grupos? E n L isboa como en S ev i l l a a p r i n
cipios del siglo X V I vivía un importante núcleo judeo-cristiano. U nmundo, según toda verosi mi li tu d, relati vamente abierto, puesto queer a urbano. L as ciudades eran «sitios para mor ir »; el balance de
nacimientos es allí negativo, y el coeficiente neto de reproduccióncasi siempre por debajo de l a uni dad. L os agentes del descubrimi entono escaparon, sin duda, a la regla. Riesgos, pérdidas en el mar,interrupciones y rupturas de la vida conyugal por parte de los queviajaban y navegaban, todo contribuyó al déficit demográfico de los
grupos urbanos expuestos y comprometidos en el proceso del descubr imiento; todo contribuyó a los intercambios que tendían a l a in
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mi l aL mismo ti empo, en el siglo xv , los que actuar on y ll evar on acabo, conjuntamente, la gran aventura de la expansión. E ste fue,pues, el empresario colectivo de la explosión p l anetari a de E ur opa.Sacó su fuerza del mundo numeroso y ya potente que había detrás deél: un mundo que le empujó por sus necesidades, un mundo del queer a factor y heraldo.
a U n a problemáica d e l os gru pos. E s necesari o, ante todo,del im itar el agente, cifra r, contar, in tentar una evaluación aproxi mada. E n una etapa próxima, será preciso esforzarse en del imi tar losgrupos con más rigor. ¿ uántos en Genova, cuántos en el Algarve,cuántos en L isboa?
L a tarea se presenta relativamente más fácil para el siglo xvr.Partamos, pues, del más próximo relativo para remontar hacia loincierto. L as dimensiones, relativamente bien conocidas, de las c iu
dades proporcionan una base de reflexión. S ev i l l a tenía 45 000 habitantes hacia 1500, de 120 a 130 000 hacia 1600. Aquí, 50 000 habitar-
tes por lo menos pueden ser atribuidos al efecto inducido de laconquista. L o mismo ocurr e en Li sboa. U n centenar de miles depersonas vivía de las tierras nuevas entre S ev i l l a y L isboa, haciafinales del siglo xv i . Podemos suponer, gr osso modo en la Europaentonces entregada directamente a la explotación de los nuevos mundos, unas 300 000-400 000 personas, o sea, una población activade 100 000 a 150 000 alm as. Es razonabl e suponer , inspirándonos enel crecimiento de los tráficos y de los valores transportados, unamultiplicación por diez o quince desde f inales del siglo x v a f inalesdel X V I S i de 300 a 400 000 per sonas vivían directamente de losnuevos m undos haci a 1600, de 10 a 20 000 agentes de l a explosiónplanetaria cien años antes constituye una evaluación razona ble •
250
serción de esos grupos en el traspaís que los segregaba.
La s m o t i v a c i o n es d e l d e s cu b r i m i e n t o fueron an te todo l a s moti-
vaciones d e esos grupos p r i v i l e g i a d o s F uer on, también, las motivaciones que, en otras partes, empujaban a la constitución de esos gruposde agentes. Sería importante determinar rápidamente el trabajo l l e
vado a cabo y el trabajo que sería necesario emprender. E l estudio
de las fuentes, según l os métodos tra dicional es, ha dado de sí todo l oque podía dar. Véase, típico de una obra que ha dado sus frutos,l a masa impresionante de los buenos trabajos publicados, con ocasiónde la celebración, en Por tu gal , del V centenario de la muerte deE n r iq u e el Navegante
b) E n c o n t r a r u n méodo L a lectura de fuentes fraccionadas,para g lorif icar lo más a menudo a un hombre o a un grupo fami l ia r
restr ingido — t al , en este sentido, la admirable rónica d a GuiñédeGomes E anes da Z u r a r a — , y a no puede, hoy día, ampl iar sensible
mente nuestros conocimientos. Zurara (si seguimos a D uarte L eite yV . M . Godinho) nos l l eva lejos de las intenciones primeras y de losmotivos verdaderos del prí ncipe. E n cuanto a Las Casas, escribe untercio de siglo después del acontecimiento. L a p r inc ipa l dif icultadestriba en el desfase cronológico entre el acontecimiento relatado ysobre todo su génesis, por u na parte, y la fuente explícita, por otr a,en una época en que todo iba de prisa. L as fuentes que dan cuenta de
los motivos son ya obras de h istoria. L os autores que han contr ibui doa l a crónica de Guinea, igua l que L as Casas, actúan como h istoria
dores. E l documento bru to no da testimonio de las motivaciones; eldocumento elaborado da cuenta de los motivos del mañana y de losde los otros. P ero un a hist ori a demasiado atenta a la letra del documento da como resultado una histori a artif ic ialmente vuelta hacia
251
atrás E l esfuerzo de lectu ra críti ca, a veces inclu so hipercrítica, de
Duarte Leite, seguido por V . M . Godin ho, ha l legado, de emos recordarlo, a una traslación en el tiemp o de un a histor ia antedatada, máso menos, de todo el espesor de una generación. E l -estudio crítico delas fuentes y de las cróni cas de l a expansión no ha agotado todavíatodos sus recursos. Puede suponerse, sin embargo, que ha alcanzadoel umbral de los rendimientos decrecientes.
P or lo que a las motivaciones se refiere, una lectura fraccionadade los textos, en la época crítica, no permite un progreso decisivo.Vol vamos, por un instante, a la C r ón ica da Gu iñé Sabemos que lasmotivaciones que atribuye al infante y al grupo de Sagres, hacia1430-1440, son, en real ida d, pensamientos madur ados al f ina l de laexperiencia: tal vez posteriores a 1460. Conocemos mejor a los autoresy podemos fechar con más exactitu d. S i el progreso de nuestro cono-
cimiento pasa por esta crítica previa, hoy en gran parte desaparecida,un progreso decisivo de las razones profundas de la expansión
mient o de los costes, y por l o tanto el rápido cambi o de posición de
la s empresas colectivas según los métodos tradicionales.E speramos investigaciones de este tipo — pa r a las que hacemos
votos— y el abandono definitivo de los marcos nacionales que divideninútilmente e in tr oducen nociones anacrónicas.
2. E L G R A N D E B A T E A L R E D E D O R D E P O R T U G A L
E s peligr oso anti cipar lo que proporcionaría una empresa deesta clase. N os vemos r educidos a las aproximaciones tr adicional es.
L os estudios de las motivaciones se encuentran siempre incluidosdentro de los marcos de los in evit ables estudios naci onal es. U n a vezmás, como es de justicia, Portugal aparece en primer término. V o l vemos a encontrar, frente a frente, a los partidarios de un motivo
polít ico consciente y conti nu o — véase J aim e Cortesáo —• y al otrolado, a la escuela crítica de Duarte Lei te y de V . M . Godi nho ° que
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supone u n gran t rabajo de investigación, coordina da al menos, y, sinduda, colectiva.
Se puede esbozar el marco a grandes rasgos.Será necesario, ante todo, real izar un i nvent ari o completo de las
fuentes d i r e c t a s relativam ente fácil de hacer. P a r a l as fuentes i n -d i r e c t a s el trabajo es más delicado. Pueden entrar en esta categoríatodos los documentos que testimonian el impacto recibido de losnuevos mun dos. L as fuentes directas dan cuenta de los gru pos-agentes;la s fuentes indi recta s, de su inserción en una Cr ist iandad lat ina considerada, por un momento, como el vasto y profundo traspaís del a empresa de exploración y de conqui sta. Es necesario procedera l a acotación sistemática de todas las ind icacion es de caus al id ad, demotivación, ap rovechan do al máxi mo las recti ficacion es de cronologíay de interpretación ^ Será necesario someter esta información a losanálisis de contenido y a los procedimientos habituales de la semánticacuantitativa. Y e l l o impl i ca el recurso a los ordenador es. E n el estadiode la recogida de información, tiene sumo interés la confrontación deesa investigación con otras inv estigaciones.
L a histor ia de las moti vaciones de la exploración y de l a conquist aconducida al nivel significativo de los grupos de e orientarse conform e a los métodos y la problemática de la historia cuantitativa.Sabemos l o que representan , en este campo, la investigación de losprogr amas generales y el recurso a los «ordenadores de la tercerageneración» ^ T al vez sea premat uro in tentar dejar de lado las fichasy probar una experiencia de recogida directa sobre cinta por el
método C outu ri er. L os progresos exponenciales r ealizados por el tratamiento electróni co de la información l levan consigo un derru mba-
252
preconiza una serie desarti culada de empiri smos sucesivos. E l debatees muy general. Desborda ampliamente del marco portugués. Perola s series portuguesas son las más largas, las más continuas, las mássignificativas. L a histor ia del descubrimiento y de la conquista portuguesa es también l a más apasi onada . E n espera de la renovaciónde la cuestión por el t ratam iento mecánico global de l a totali dad del a in formación disponi ble, se puede considerar que el marco port ugués es el más representat ivo y que la historiografía portu guesa deldescubrimiento de los siglos xiv y xv es la mejor.
a) L a c omp l e j i d a d d e l o re l v i v i d o . N ada en la documentación disponible, tratada según el método tradicional , permite decidirde un modo absolut amente seguro entr e las tesis en presencia . N uestras fuentes evocan l a cruza da el descenso a l o lar go de las costasde Áfr ica, en l a prol ongación de Ceuta, aparece como una operación de liberación de la Cr ist iandad asediad a). E vocan después elmoti vo más nobl e: el de la propagación de la fe, esa preocupaciónfranciscana de la misión N a d a más elocuente que el D i a r i o deColón , de octubr e a diciembr e de 1492. E l documento t iene el méritode la autenticidad E n él todo aparece mezclado: la sed de oro, lacodicia, el cin ism o inconsciente, y el más auténtico senti do de l a mi sión en la línea de los franciscanos de L a R ábida. E l 12 de octubre:«Y o, porqu e nos tuvi esen mu cha ami stad , porque conocí que era genteque mejor se libr aría y convertirí a a nuestr a San ta F e con amor que nopor fuerza, les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unascuentas de vi dr io». Y la hermosa confesión de la noche de N av i dad :
«Yo certifi co a Vuestras A ltezas que en el mundo creo que no hay mejor gente. E l l o s aman a sus prójimos como a sí mismos y tienen un
253
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entonces l e era posibl e poseerl os». L o que era verda d en 1500, loera en 1400 y también en 1800. «El balance no es di fíci l: J apón,Corea, C h ina , Indoch ina, Insu l ind ia , Ind ia , el Islam f i l i forme, lascuatro diferentes Eu ropas (la lat in idad mediterránea, la más r ica ;l a gr iega, la más desgraciada, asfix iada por la conquista tu rca ; l anórdica, l a más dinámica; la rusol apona, la más atrasada .»
De hecho, todo se juega entre las dos masas más densas de lahuma n i da d : el Mediterráneo cambiado en Cr is t iandad y C h ina . Entrel a población de E ur opa y la de C h ina , entre el ritmo del uno y delotro, una casi igualdad que Fernan d Br audel subrayaba todavía recientemente y de l a que sacamos consecuencias im port ant es par a unaevaluación razonable del nivel y del ritmo de crecimiento de la población global de la T ie r ra .
2 . ¿ P O R Q U É E U R O P A A P E S A R D E T O D O ?
U n adelanto puede perderse, pero un retraso jamas se recupera to
talmente. E n esta perspectiva los éxitos tecnológicos y científicosde la C h i n a de los M i n g en el siglo x v tienen algo que yo calificaríacon agrado de alejandrino. C h i n a pudo inventar , crear, como l a c iv i lización helenística había inventado y creado, pero le faltó, como alEgipto gri ego de los Lágidas, a pesar de su masa en apar ienci acompar able a la de E ur opa , los haces de algunas decenas de mi lesde voluntades asociadas. E n una palab ra, le faltó tiempo, los grupos de voluntades convergentes y los medios de asentar su expansiónu lt ramarina sobre el número de hombres efectivamente comprometidos. S in esta difusión, el número total resulta en parte i l usorio. A lmis mo tiem po, una buena parte de las demostraciones de J osephN eedham conserva su val or, a cambio de perder la dimensión quepretende darles.
fracaso de C h ina , o sea, el éxito de E ur opa , deben ser buscadosigualmente en una relación del hombre y de la T i e r r a . L a superioridad
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E n estas condiciones, sigue existiendo el problema capital. ¿ or
q uéEu r o p a ? ¿ or q uéno Ch i n a?
Esta grave cuestión se plant ea por sí mis ma en el propi o contexto del decisivo estudio de F ern and Braudel.
H emos ignorado demasiado tiempo la profun da igual dad C h ina -E u ro p a y la anterioridad china en muchos campos, para no seguir aJ oseph Needh am muy lejos en sus convincentes demostracionesA n t e r io r id ad , pues, sin duda, en C h ina , de la mayor parte de losmedios de una navegación a larga distancia A nter iori dad de losjuncos chi nos en las costas S ur de Áfri ca. E n 1420, C h i n a estaba,poco más o menos, en l a etapa portu guesa de 1480. Per o en C h ina , el
asunto se terminó pronto. V i r g i n i a R au ha condensado esta hi stori acapital en forma de un cuento filosófico
L o que faltó a C h i n a fueron ni otivos, y grupos par a darlos. E lproblema del fracaso chino se sitúa ante todo al n ive l de los motivos.
fracaso chino fue doble: h ay que sit uar lo al nivel de los mediostanto como de los deseos E mana de todo un ser.
a) R i c o en du r a c i ón L a igualdad Ch ina -E uropa no es, tal vez.sino una falsa igualdad. L o que faltaba todavía en C h ina , hacia 1400,era el tiempo. L a joven C h ina . R ealmente, sí. L a emergencia que loshombres de la cuenca del Mediterráneo r eal izaron en E gipto y enM esopotami a en los alrededores de los años 3500-8000 a. J . C , seha l l a en el estadio que los hombres, en C h ina , no franquearon hasta2000 años antes de nuestra era. L a Ind ia , Améri ca, el resto del mundo
l legaron después... T odo se jugó, en el punto de part ida , durante estosmi l o mil quinientos años, que en otra parte, en las Indias orientaleso en la densa América de las mesetas, fueron veinte o treinta siglos.
2.S6
de E ur opa hunde al gunas de sus raíces, l o bastante evidentes que noplantean problemas, en una doble elección peligrosa: en favor de unaalimentación basada en la carne, o sea, de proteínas animales y enfavor del motor muscular animal.
b) R i ca en pr oteínas a n i m a l e s L a ventaja es evidente. Exist eaumento de proteínas animales en el siglo xv en nuestros balanceseuropeos ; después, retroceso progresi vo en el sigl o XV I y en elsiglo xvn nivelación verosímil con el siglo X i i i M ás allá del accidente relativo de una fluctuación plur isecular, la E ur opa materialsacó una de sus fuerzas biológicas de sus disponibilidades en proteínasr icas y fácilmente asimi lab les. L a alimentación más rica en carne de
los europeos en la América del siglo xvi se opuso a l a alimentaciónpredominantemente vegetariana de las culturas indígenas, mientrasque los europeos carnívoros del siglo xv, los europeos más modestamente alimentados de finales del siglo xvi y del x v i i , los europeoslujosamente alimentados de la conquista americana, se oponían glo-balmente, más allá de los matices cronológicos y los matices regionales, a los otros hombres tomados en su conjunto.
c) B i e n p r o v i st a d e motor es L a E u rop a carnívora recurrió enmasa al motor muscular an imal . V olva mos, un a vez más, sobre estaevaluación global, cuyo secreto posee Fernand Br audel H ac ia mediados del siglo x v i i i , se puede valorar la cabana europea en 14 millones de caballos y 24 millones de bueyes. O sea, un motor muscularanimal de 10 mil lones de caballos-vapor. F rente a este potencial, elmotor muscular humano (de 50 millones de trabajadores sobre 100 millones de habitantes) representa poco menos de un millón de caballos-vapor (900 000). S i totalizamos motor mu scular an imal , madera.
257
ruedas hidráulicas, fuerza cólica, molinos y velas, comprobamos no
si n sorpresa, que a mediados del siglo X V I I I cada habitante poseía ya,
en E ur opa, por término medio, 25 ve es más energía de lo que su
aparato muscul ar era susceptible de procur ar le. E l razonami ento que
Fernand B rau del hace para el s iglo x v i l l es, en líneas generales,
valedero para el s iglo XV. P a r a 500 000 caballos-vapor musculares
humanos, 10 millones, grosso modo de esclavos-máquinas.
E l hombre europeo poseí en el s i g l o X V u n motor a gran des
ra sgos cin co veces más potente que e l hombre c h i n o el más favore
cido después de él en el momento d el descubrim iento. V entaj a de
ello, el hombre europeo pagó l a paz con u na pesada amenaza. Este
motor de antes de la Revolución industrial (animal o madera, las
dos fuentes de energía se equilibraban) entraba en competencia a l i
mentaria con él; pesaba grandemente sobre el «máximo teórico» depoblamiento de los demógrafos. L o mismo que el lujo ali mentari o del
carillado, representaba 21 quintales de arroz consumible, a 3500calorías por k i l o , es decir, la cant idad colosal de 7 350 000 caloríaspor hectárea contr a 1 500 000 para el tr igo y 340 000 calorías tan
sólo, si esta hectárea se dedicara a la ganadería y produjera 150 kilos
de carne».
E n e l s iglo x v E uropa pasó por ima verdadera locura en el
consumo de carne, un consumo que ofre e ciertas analogías con los
niveles alcanzados en E ur opa occidental a pr i ncipios del siglo x x .
T eniendo en cuenta las diferentes costumbres al imen tar ias, una hec
tárea de arrozal chino produce diez ve es más alimentos que una
hectárea de una t ierra de morcaj o. S i hiciéramos entrar en línea de
cuenta el uso desigual de los motores de antes de la energía fósil, el
músculo an imal y la madera, habría que suponer una relación
de 20-25 a 1. E u r o p a m a l g a s t a b a e l espacio. I n c l u s o en el descensodemográico d e p r i n c i p i o s d e l s i g l o X V a E u r o p a l e f a l t a espacio.
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recurso dispendioso a las proteínas animal es. E n el arte de producir
los alimentos, las técnicas europeas del sigl o XV llevaba n retraso
sobre dos sistemas: el arrozal inundado y la mandioca de los
conucos F . B r aude l y C a r i O. Sauer fieles al método de la
pesada global en hist ori a, han in tentado establecer el balance ener
gético de estos sistemas.
Dejemos de momento las prodigiosas posibili dades del culti vo
de la mandioca. E n algunas circur tancias proporcionan de 50 a 60
quintales de alimento anual poj . hectárea ; así, algu nos sectoresde la América precolombina se aproximan más a Ch i n a que a E ur opa.
V olvamos a Ch ina .
«Los arr ozales dieron lu gar a un alto poblamiento de las zonasdonde prosperaron, así omo a rígidas discipli nas sociales. E l arroz
fue el gran responsable de que, hacia 1100, Ch i n a basculara hacia
el Sur » E l pr iv i leg iado equi l i b r io del Su r de Ch i n a es reciente. E s
contemporáneo de los siglos X l - X i i i que corresponden tanto en China
omo en Eu ropa a la más fun dament al de las mutaciones. «Desde1390 ^», cuando empieza la serie estadística po o más o menos segura
de los L i b r o s ama r i l l o s «la relación entre el Su r y el Nor te de China
era de 3 a 1, teniendo esta última 15 millones y aquélla 45 , segúnlos datos oficiales. L a verdadera hazaña de los arrozales no consistíaen u t i l i zar continuamente la misma superficie cultivable, en salva
guardar los rendimientos gracias a una técnica hidráulica prudente,
sino en lograr, cada año, una cosecha doble y a ve es triple».
Y he aquí un dato fun damen tal: «El arr ozal era una fábricaU n a hectárea de t ierra de trigo producía en F r ancia , en tiempos de
L avoisier , 5 quintales de media; una hectárea de arrozal daba a
menudo 30 quintales de arroz no descascarillado, de paddy. Descas-
258
L a caída demográfica del s i g l o x i v , l a reducción en la relaciónde 10 a 6, más o menos, de los niveles de poblamiento de 1330
a 1420, cuyas mezquinas alabanzas no acabarán de cantar nunca los
maltusianos, se han marcado tan sólo por la acentuación de un
derroche. L a subida de la carne y del vin o a la mesa del pobre,
cuya ventaja biológica intentaríamos medir en vano, contribuyó a
anular la peligrosa caída de la tensión demográfica. L a oscilaciónde la costumbre alimentaria contrarió el efe to de la oscilación de
mográfica.
d) U n nuevo b a l a n c e C h i n a - E u r o p a . D os opciones d iametra l -
mente diferentes, pues. De una parte, el recurso a motores alimen
tarios concurrentes y un mediocre rendimiento por hectárea. P or ot raparte, una enorme producción de víveres, por lo tanto ventaja de un
máximo de población muy elevado. Sea cual fuere su débil rendi
miento, el motor muscular humano era de una fantástica elasti cidad.
L a mano seguía siendo, con mucho, l a más perfeccionada de las má
quina s. L as dos soluciones son equivalentes. Pero s i a E u r o p a l e
f a l t a b a espacio a C h i n a l e fa l t a b a n h ombres.
China , desde l a generalización del arrozal inundado, cambio fun
damental de los siglos X I , x i l y X l i i fue un inm enso espacio abi erto,
omo lo prueba la triplicación fácil de la población ^ de 1690 a 1810,
aproxi madamen te, en apenas más de un siglo. E n la medida en que
Ch in a renunció a l a doble facil idad de una alimentación r ica en
carne y a la uti lización abundante del músculo ani mal y de la madera,
ignoró, por mucho tiempo, el
desafío de un espacio cerra do. T oda
facilidad l leva su propio castigo. E l í ke of f occidental se produjo
en la misma fecha aparente (siglos x i - x i i i ) que el take of f chino del
arroza l , pero resultó infinitamente más revolucionario, en la medida
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v iv ih ios puede legítimamente envidiar éáta precisión del período pre-estádístico en el que Chioggia nos introduce. I t a l i a estaba en segundoplaho de l a E u ro pa exploradora, descubridora y conquistadora de losespacios de ultramar. L a «pesada globa l» interviene a l a altura del a presentación. E l método es de una maravil losa y genial simplicidad.
Se reúne la totalidad de las series seguras disponibles, para el conjunto del espacio europeo de fines del siglo x i v a fines del x v i l l . Seenipieza por el trigo, que es, en E u r opa, el patrón universal de l avida. «U na cincuentena'' dé curvas del precio del t r igo calculado engramos de plata y en hectolitr os han permitido trazar, para todaE u ropa , l a envoltura de las var iaci ones cerealis tas (línea máximay línea mínima, que delimitan la zona rayada) y trazar l a líneaaritmética (línea punteada) de todos los precios.» E ste sencil l o método
es también diabólicamente complejo: detrás de las 30 páginas demapas y gráficos propuestos para l a E u ro pa del siglo X V al xv i i i
hectolitro). Durante todo el si glo xv , del descubri mietno geográfico,este signo tangible de la profunda desarticulación se mantuvo. L adesviación pasó por un máximo a finales del período. Se inscribióentonces en l a relaci ón de 1 a 7,5.
Serían necesarios dos siglos y medio para llegar a una especie deuniformización. H acia 1750, en vísperas de la Revolución industr ial ,
a medio camino, pues, del gran cambio espacial de E u r opa , l a rela
ción entre l a Eur opa cara y l a Eur opa barata, o sea, l a Eur opa pobre,pasó de 1 a 2 (de 38 a 75 g el hect ol it r o), gracias a la subida de l aEuropa or iental. A fines del siglo xv, las tres E uropas se encontrabanen la r elación r espectiva de 100, 77 y 16; a fines del si glo xv i , lasdiferencias relativas eran de 100, 76 y 25. E l movimiento de cierre
del abani co había empezado, pero el acercamiento sólo afectó a la
E uropa lejana. L a distancia que separaba la Eur opa mediterráneade l a Eur opa media siguió siendo la misma a lo largo de todo elsiglo X V I .
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existen varios centenares de miles de datos seleccionados y de añosde cálculos.
H e aquí por qué ha sido necesario esperar a 1967 para recogerlo s fr utos de semejante esfuerzo. E n adelante, al n ivel de una histor ia
de los precios, promovida del cuantitativo puramente anecdótico alnivel de un cuantitativo global y significativo, el espacio masivo^dominante, maravillosamente exigente y compl ejo recobr a sus derechos.
c) L a s tr es E u r o p a s d e l a h i s t o r i a de los prec ios . H abía tresE uropas, en el largo tiempo indeciso de las Eur opas tradicionales,
que no correspondían exactamente a las delimitadas por las fronteras
ecológicas y fitogeográficas de los límites septentrionales del olivo ydé la viña.
A l Sur , una E uropa cara, mediterránea y peninsular. Esta E uropa
cara era también l a E u ro pa de los grandes descubri mientos. A l E ste
y a l N orte, un a Europa barata y aún no saturada. E n t re las dos, unaE i í ropa media (los dos tercios No r te de F rancia, Inglaterra, PaísesBajos, Oeste y Sur de A lemania) , más próxima a la Europa del Surque a la del E ste, y que era un po o l a del futuro, la de la futura yfundamental mutación de crecim ient o.
E l hecho fundamental no es ya, en estas condiciones, las respira
ciones esperadas de las flu ctuacioneá seculares, sino l a fantásticaapertura del abanico, en el punto de part ida y, a largo plazo, sucierre.
Tomemos los precios del trigo. E n t re Valenc ia, polo peninsulardel M editerr áneo car o, y Lvo v , centro de la Polonia barata, l a rela
ción de los precios-plata del trigo en el transcurso del decenio 1440-1449 se sitúa en l a relación casi increíble de 1 a 7 (de 6 a 43 g el
262
Esta comprobación, aparentemente t r i v ia l , tiene su va lo r ; demuestr a que subsistió l a diferencia durante l a primera fase de la expansión(la do mi nada por los i béri cos), entre los países mediterráneos carosy l os países de la E uropa media. L a situación siguió igual hasta l amodificación radical de los pri meros decenios del si glo x v i i quevieron pr oducirse, con l a alin eación de los pr ecios de la E uropa media
sobre los de la E u ro pa mediterránea, su participación en el procesode crecimiento ultr amarino.
U na pr imera compr obación se nos ha impuesto, pues: l a Eu r o pa
que se i n t r oduce en un pro eso de desbord am ien t o es un a Eu r o pa ca ra :
o sea , un a Eu r o pa p r o f u n d ame n t e i n t r o d u c i d a en los m ecan i smos del a econom ía m one ta r i a , un a Europa cuya economía presenta loscaracteres de una articulación jerárquica en que las desviaciones cíclicas son fuertes, pero no aberrant es U n estudio de la coyuntura delmovimiento nos h a hecho encon tr ar de nuevo el pr iv i legio del espaciomediterr áneo. L os fenómenos de coyuntura eran más sensibles ahí,puesto que se encontraba ya en una economía articulada. D ebidotambién a que la moneda de los s igl os x i l i xi v y xv si guió en estrecha dependencia del metal monetari o, es normal que la coyuntura
sea particularmente sensible ahí a través del metal monetar io, esereactivo privilegiado.
E l or o, el más no ble y el más mediterráneo de los metales, retendrá largamente nuestra atención.
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en I t a l i a . . . , por todas partes el mismo profundo surco de muerte y de
aniquilación. C a s t i l l a y P ortu gal forma ron ta l vez un reducto r e l a t i -
vamente protegido. I ncluso si la protección desempeñó algún pa pel,
éste fue muy relativo.a) D emogr a fía ante todo E l derru mbamient o demográfico de
media dos del sigl o x i v separa un «después» de un «ant es». D escon-fiemos de los modelos mal tusi anos que los histori adores desde Pos-ta n —como por ejempl o, recientemente. L e R oy L a d u r i e — hanmanejado con demasiada li gereza.
L anguedoc y P rovenza , bien conocidos, gra cias a L e R oy Ladur ie
y a Baehr e l , pueden servir de modelo. E l esquema de La nguedocsirve más o menos para l a E ur opa mediterránea, par a la Eu ropa
comprometida en el arrogante cambio espacial.E l punto álgi do de poblami ento se produ jo pntre fines del si -glo x y i y p ri ncipi os del xiv . E n 1328 se pueden suponer r azonable-
podido ha bl ar de promoción social debida a l aumento del número y,sobre todo, de l a t a l l a de las explotaciones en beneficio directo.¿C ómo no mostrarse sensible, por el contr ar io, a esa regresión que
representó el r etom o ofensivo de la s estructu ra s de f a m i l i a , en estemund o en donde el hombr e escaseaba? Nótese el retroceso momen-táneo, un poco por todas partes, de la f a m i l i a mat r imonia l y, con lapromiscuidad, la dominación jur ídica de l a vi eja generación. U nasola ganan cia posi ti va : el aumento substancial del consumo de pro-teínas an ima les, sin que se observar a, no obstante, un alar gamient osensible de la v ida humana .
¿D e qué modo, p or otr a part e, hacer cuadr ar el sigl o xv viva z
de nuestros neomaltusianos con el arte trágico y mórbido en que seexpresaba por doqui er excepto, t al vez, en I t a l i a ) , con este fondo
persistente de danza macabra y de nave de los locos? E s necesario,pues, algo más que un pedazo de carne en malas condiciones, porfa l ta de especias, sobre un trozo de pan enmohecido para curar a un
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mente 1 500 000 a lmas en el L anguedoc. L o mismo que en 1690,casi tanto como en 1788 1700 000), l os dos ter cios del n ivel actual
2 500 000) , según el censo de 1954. Estábamos cerca del máximoteórico, pero nada permite a f i r mar , allí más que en otra parte, que éstese hubiera a lcanzado.
Reconozcamos, si n embar go, que entre 1300 y 1347 muchossectores de l a E ur opa mediterránea y media rozar on el máximo. S iel máximo no debió de ser alcanzado sino muy raras veces y muylocalmente, el o p t i m um fu e sin. duda sobrepasado a menudo. L o mismoque los medios de un rebasamiento u l t ramar ino , l a subida del s i -
gl o X I I I
pr oporciona ba a Eu rop a las más profunda s motiva ciones deun cambio espacia l .
De 1300 a 1347, el crecimi ento demográfico par ece, si no par ado,por lo menos fren ado: l a explotación se divi día; l a remuneracióndel trabajo era mediocre y el ejército de los miserables errantes seh izo numeroso.
L a Peste Negr a y la serie de ataques micr obian os de la segundam i t a d del siglo xi v cambi ar on radical mente esta situación. E n 1450,
l a población oscilaba entre 800 000 y 1 00 000 y el pun to bajo, si nduda, había sido ya franqueado. Aparece el estiaje.
b) E l ve r dade ro ba l a nce de l a éoca de l o s muert os U n pocopor todas partes, escuchamos cómo se alaban los beneficios de estedescenso demográfi co. L os estudi os objeti vos, como el de L e RoyL a d u r i e , demuestran contra lo que a f i r man , que el ret roceso d emo-gráfico tr ajo consigo más problemas que beneficios. E l tr igo candeal
reemplazó l a tra dici onal cebada; el vino —de consumo d i a r i o : dosl i t r o s — , l uj o excesivo y mal sano, reemplazó a l aguapié; la renta eramediocre; los precios estaban en plena quiebra en toda E u r o p a . Se ha
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hombre, in cluso en el sigl o xv, del l uto de los suyos. La s campanas
doblan por los supervi vientes, que son muertos emplazados.
Esta profunda tr isteza, verdaderamente, es muy consola dora. L asmalas costumbres al imen ta ri as contraídas durant e la época de losmuertos tuvieron por consecuencia, al d isminu ir el máximo teóricode poblami ento, la anulación del único efecto positivo posible delderrumbamiento demográfico.
N os parece que pueden ser establecidas dos casi certi dumbr es.L a sociedad sa l ida de la gra n matanza del siglo xi v estaba empobre-cida. N o rota. L a contra cción del siglo xi v fue menos nociva que una
contracción sa l ida , en varias generaciones, de un coeficiente de repro-ducción in feri or a l a un id ad. No provenía de una perversión de las
volunta des. Si no que había sufr ido l as consecuencias de una matanzaciega que alcanzó con bastan te igua ld ad l a pirám ide de edades,respetando un poco más las clases adulta s, productoras y r epro-ductoras.
3. H U I R H A C I A A D E L A N T E
E l descenso de pobla ción agr avó más que resolv ió l a escasez deespacio. N o disminuyó la presión que se ejercía en el sigl o x i i i T a l
vez la acentuó, p or el descenso de l a rent a, el retroceso de los bene-ficios y la agravación de la carga s a l a r i a l . L os capita les que hubi eranpodido in verti rse en la t ie r r a fueron en parte atraídos por otroshorizontes.
a) S i t u a r d e nuevo l os temas t r a d i c i on a l e s L a estación de losmuertos infl uyó especia lment e en el mi smo sentido que el leja no
267
empuje de los turcos. Reforzó los motivos de hu ida . L a explosión p la netaria del Occidente cri stia no, empezada como una conquista, prosiguió en una huida hacia adelante.
E sa huida hacia adelante se deja entrever a través de cosas senc i l l as de la v ida . E l oro y sus fal sos destellos, la s especias y suengañoso sabor. Y a hemos vist o las razones del ham bre de oro en elsiglo X I V H e m o s visto por qué se ejerció con una excepcionalagudeza en los países mediterráneos esos países caros con economíafuertemente articulada
E l oro en tales condiciones, fue el gran moti vo económico deldescenso a lo lar go de las costas de Áfr ica *. B aj o reserva de undescubrimiento en los archivos portugueses, esta historia queda casidefinitivamente escrita.
b) E l o r o . L os mercados marroquíes del oro eran los másanti guos. F ueron sometidos a la s fluctuaciones de las antiguas rela
ciones C ri stia ndad- M agreb, y afectados por l a crisi s del apr ovision amiento del M agreb en oro sudanés. E l oro del Nort e de África provenía, ya lo hemos indicado, del África negra, según un proceso — e l
1350 y el regreso a una fase climática más cálida y más seca, seamplió de nuevo. E l obstáculo creció. E so todavía no se ha tenidoen cuenta.
Además, el oro era difícil de alcanzar desde la s factorías deMarrueops. Franqueado el cabo Bojador llegó l a etapa de A r -guim al sur del cabo Blanco, en la frontera de M a u r i t a n ia y Ríode Oro. A r g u i m , en relación a un sistema antiguo de las caravanas,aportó modif icaciones l imitadas. Marcó una etapa de menor perturbación. L os antiguos circuit os comerciales fueron m antenidos, recibieron nuevo im pul so, al dejar de ser tri butar ios de las costosas yprecarias caravan as oeste-saharianas. V eint icin co años después de losprimeros r esgates se hizo sentir la necesidad de una implantación yde una protección. E l ca s t i l l o real de .A.rguim, empezado en 1461, seterminó veinte años más tarde; A rg u im , a principios del siglo xvi,periclitó y perdió su importancia ante los puestos más lejanos y por
lo tanto mejor armados. Señaló un a transición.Más al Sur se abrían los mercados sudaneses del oro y los
<r esgates de Guinea». E n Senegal, subraya V . M . Godinh o, el r esgat e
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comercio de los h a n b el s — que ha sido bien estudiado L a hemorr agi a del oro del África negra, en dirección al M agreb por el canalde las carava nas y más tarde en dirección a las costas y al comercioportugués, i lus t ra una ley bien formul ada, recientemente, por Fern an dB ra u d e l : la ley de la debilidad estructural de las culturas en susrelaciones con las civilizaciones
L a s c u l t u r a s esas civilizaciones en potencia a las que ha faltadotiempo par a poder r ealizar se, no podían resistir a l a tentación deprocurarse cerca de los poderosos y dé los ricos productos que sunivel técnico no permitía alcanzar y cuyo valor ign oraban . E n estas
condiciones, las culturas pierden siempre. Sin poder tomar parte ensu formación sufren el juego del precio en un sistema de intercambiosque los despoja y los aplasta. Afortu nada s cuando t ienen el suficienteoro, que las libera de tener que pagar con hombres. Pero la producción del oro es rar amente rentabl e. E l esfuerzo que su extracciónexige es siempre desmesurado. E l precio del oro es paradójicamentesubestimado. Por ell o, desde el siglo xv al x v i i i , fue producido porlos pobres. E l oro está siempre un tanto teñido de sangre. E l orosignif ica hombres muertos de agotamiento, en África primero, enAmérica después; la dilapidación de inmensos excedentes demográ-ficos para nivelar las brechas causadas por el desequilibrio de lasbalanzas de pago.
E l juego entre el África negra y el M agreb era desigual, pero elÁfrica negra estaba protegida contra éste gracias al espesor de lascomuni caciones sahari anas y su débil r endimiento. E l Sahara , desde
268
del oro nunca fue muy importante, sin duda debido a las condicionesde navegación mediocre p or el rí o Senegal. N o fue en oro, sino enhombres como Senegal niveló el desequilibrio de su balanza de pagos.Esta base demasiado próxima pasó por un apogeo en el siglo X V .Como A r g u i m , lo s resgates de Sudán y de Guinea decayeron en elsiglo X V I
Más a l Sur todavía l a S ierra L eona, fuente secundar ia pero sólida,proporcionó un oro lejano. E l punto culmi nan te estuvo evidentementeen la Costa de Oro y l a base de San J orge de L a M i n a La M ina) .A esa a l tura y en ese momento, como ha captado con acierto Manuel
Nunes D i a s f i na l i z ó la captura del oro africano por el océanoAtlántico.
E l oro de L a M i n a t uvo un buen punt o de par ti da en 1469 con elcontrato concedido a Fernáo Gomes. P a ra proteger el gran negociode la costa de África, expuesto a la competencia de los recién llegadosespañoles, fr anceses, gente del N or te) , la construcción del mayor
casti l lo de África comenzó poco después de 1475.E l oro de L a M i n a culminó entre 1460 y 1521. Sirvió para pagar
el paso del cabo de Buena E speranza y la conquista de la Ind ia .V . M . Godinh o valora las exportaciones de L a M i n a , de 1500 a 1521,en 410 kg de oro como media anua l . O sea, poco más o menos,el 75 de las exportaciones anuales de Santo Domingo, de 1500a 1510 Su perad o por América de 1510 a 1520, L a M i n a entróen decadencia a part i r de 1520-1530. ¿Debe at ri buir se a una venganzade los camellos sobre la carabela, como sugiere V . M . Godinh o, o al
2 .0
.agotamiento de los fi lones, al reflujo de los hombres y a la medio-' cri dad de l as técnicas?Sobre todo, L a M i na fue barr id a por l a insostenible competencia
del océano índico U n nombre genérico u n poco misterioso designae l A f r ica de la otra o r i l l a : M onomotapa. L as pr imeras informacionesconcernientes a la zona de producción de Sofala y del Transvaal(Butua, M okaranga y M anica) l l egaron a L i sboa en 149L Vasco daGama, en 1502, envió dos carabelas a Sofala . Un a opción sobreM ozambique se tomó claramente a part i r de 1505. E l oro de M ozambique, cuya producción, en el s iglo xvi , superó sin duda a la de L aM i n a en el siglo x v estaba lla mado a sumin istr ar medios de p go
al comercio europeo en el océano índico.c) L a t r a t a d e hombr es L a Eu ropa del s iglo xv, fal ta de bra
zos, reclamaba hombres Nótese 10 % de esclavos en la L isboade 1500, los esclavos para las islas próximas y pronto para A mérica,cuando Se agotaron las reservas indias. Cuando África ya no tuvo
aprovisionamiento de E ur opa en el s iglo X V También con razón hacenotar la discreción de las fuentes que hablan de oro y de esclavos,pero no hablan de las especias en la enumeración de los motivos. Sinembargo, nadie puede negar el papel decisivo de las especias en laproblemática de los descubrimientos Podemos suponer que algunosita l ianos, excluidos del monopol io (}e las especias, im pul sar on laexpansión portuguesa con la finalidad de procurarse una fuente deaprovisionamiento
Pero desde hace poco tenemos un a razón decisiva. Los balancesde alim entos del siglo xv ponen de manif iesto, por todas partes,un enorme aumento en el consimio de carne: una carne mediocreun ida al derrumbamiento demográfico, una carne mediocre que seconservaba mal con grandes refuerzos de especias igualmente me
diocres.L as especias de los ricos, incluida la inagotable gama de afrodi
síacos mortales, procedían
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
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oro le quedaban hombres para dar.D el problema de la trata habla remos más adelante P robl ema
apasionado, que ha suscitado evaluaciones d esequi l i bra das . N oconocemos el volumen humano del África negra. L a evaluación máscorriente, para el conjunto de Áfr ica África b lanca inc lu ida) , daun a cantidad, s in duda exagerada, de cien mi l l ones de al ma s .Incluso atribuyendo 80 a 100 millones de almas a América hacia 1500,parece difícil que el África negra sobrepasara los 60 a 80 millonesen el siglo xv. Este nivel deja, s in embargo, un ampl io margen paral a exportación de hombres. «Incluso aceptando para la trata l aci f ra im pensa ble de 50 000 negros por año (no sería alcanzada hasta
el siglo x i x en los últimos años de la trata) — precisa F ernandB ra u d e l— se acomodaría, en último extremo, a una población af r i cana de 25 mil lones solamente E l cataclismo demográfico dels ig lo X I V al va lor i zar e l t rabajo humano en E uropa, reforzó el motivohombre, es decir, esclavo, inseparable, ya lo hemos apuntado, del oro.Sobre el saldo siempre negativo de la balanza de p gos de África, elhombre y el oro se escriben como los términos intercambiables deun a igualdad. Áfr i ca, cuna de la raza maldita de Cam, constituyó unareserva de la que, en el orden ha bit ual de las ideas de la Ed ad M edi a,se podía extraer sin complejos. E n razón de la maldición pronunciadapor N oé, en razón de la apostasía histórica colectiva supuesta de losafricanos, el derecho podía, llegado el caso, cambiarse en deber,puesto que la reducción a la esclavitud se consideraba como l a p r i
mera y necesaria etapa de una conversión salvadora.d) spec ias y hombr es V . M . Godinho ins i ste con razón sobre
el hecho de que ninguna di ficultad física excepcional entorpeció el
270
veces A s i ade la especia barata, sólo capaz para hacer aceptar el mediocrepisto, procedía de Á f r i c a : la malagueta de Guinea y la pimienta deBenin.
L a p r i m er a mención explícita de importación directa de especiade África es tard ía : 1454. P ero l a malagueta era conocida en O ccidente en el siglo XIII S u uso es atestiguad o en 1245 M ás conocidacon el nombre de grana del paraíso, la especia está formada porlas semillas de dos especies semejantes que se han confundido durantemucho t iempo. L a malagueta «cara> del siglo x i l l venía p r inc ipa l mente del país mandinga, traída por caravanas que gravaban su
precio. Se vendía en T r i p o l i t a n ia y era comercializada a través de laCr ist iandad por mercaderes i tal i anos. E n el s iglo X I V pasó a l a Península ibérica por la escala del M agreb. L as necesidades acrecentadas del siglo XV condenaban la precari edad de esta forma deabastecimiento. L a malagueta llenó la s bodeg s de las carabelas alregreso del viaje de A f r i ca . Además del testimonio, a part ir de 1454,de U sodima re y de Cadamosto, leamos la mención, en el globo deBeha im, del reino de Cambia donde crecía la malagueta. E l al toCambia , el al to Níger , por vía f l u v i a l , el transporte por t ierra y marconsti tuyeron l a más antigua zona de aprovisionamiento. E l latón y elcobre servían para el trueque. E l precio, que al pr in cipio se habíahund i do - po r relación al producto de las caravan as, subió rápidamente, signo de la insuficiencia de la producción. Después de 1470,
el gran centro de abastecimiento se desplazó más al Sur, sobre l acosta de S ierra L eona, l la mada, de un modo sugerente, la ciudadde las granas. L as importaciones su bieron regularm ente de 1470 hastalos alrededores de 1490. Se hundieron a principios del siglo xvi.
271
luego volvieron a subir y se situaron a un nivel superior a partir
de 1510. M anuel Nunes D ias ha elabor ado, part iend o de fuentesheterogéneas, una serie bastante s ignif icativa de la importación y dela s fluctuaciones de la «grana de África»:
1493-14941495-14971498-15031503- 15041504- 15051505- 15061506- 15071508-15091510-15111513-15141517-1519
1 711 quintales1371 »2 440 »1 156 »
637 »309 »
31 »90 »
2 725 »4 228 »1991 »
Y a que, debemos recordarlo, ni la malagueta de S ierra L eona,ni l a pimienta de rabo de Ben in eran consideradas, propiamente
hablando, drogas y especias por l os contemporáneos y en la plen aacepción de la palabra. N o hub o especias por l a nueva ruta, antesdel regreso de V asc o da Gama. L a unión directa con estos fabulososy tur bul entos pactólos si guió siendo el gran negocio, cada vez másobsesionante, a partir de 1470-1480.
As i a entró por entero, desde 1470, en el pensamiento del Occi dentecristiano. C rist óbal C olón, del que nos hemos ocupado largament ees un vi ejo ejemp lo de esta preocupación. L ejos de oponerse, lamotivación africana y asiática se complementan . L as especias bastasde las culturas afri canas, al extender las posibi li dades de consumo, enEnropa, para nuevos usos y nuevas capas sociales, lejos de competircon las especias asiáticas, abrieron nuevas posibilidades a su venta,y crearon necesidades que la ruta tradicional n o podía y a sati sfacer.
L a búsqueda de A s i a no fue puramente material. E n la s motivaciones que a partir de los años 1460 y 1470 llevaron i rresistiblemente hacia A s i a , el ataque por la espalda del I s lam turco, la
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16 689 quin tales
¿A qué a t r ibu i r , pues, el retroceso del primer decenio del sigl o X V I ? Si n duda, a la competencia combi nada de la falsa pimientade Benin y de la verdadera pimienta de la Ind ia , antes de que elaumento si n cesar acrecentado de l as necesidades l levara la malagueta,l a falsa pimienta y la verdadera pimienta a la línea ascendente de uncrecimiento común.
Ben in y su especia, después el delta del N íger, descubiert o en 1485
por F ernando P oo, fueron el gran negocio africano de los últimosaños del siglo X VH e aquí, pues, la p i m i en t a d e r a b o ^ vendida por vez primera
en 1486 en el mercado de L i sboa. V . M . Godi nho hace observar queesta pimienta de rabo es en realidad una verdadera p imienta. S inembargo, omo el mercado europeo estaba, no sólo por los ojos sinotambién por el paladar, acostumbrado a la pimienta asiática, se lallamó, por comparación, «falsa pimienta».
Ocurrió con la pimienta y las especias omo con nuestros vinosy el té en C h i n a : los productos refinados eran el secreto de las viejascivilizaciones. Frente a ello, las culturas, o sea, todas las Áfricasno podían competir . Incl uso cuando estuvo abierta, por la vía de E lCabo, l a amplia ruta del índico, el volumen de las entradas de la
pimienta de Ben in se mantuvo en los alrededores de la dozeava partede las entradas de la pimienta india, o sea, diez veces el volumen delclavo de especia, o do e veces el de la nuez moscada
272
mano tendida a lejanas cri stian dades, una ebulli ción mística devocación mi si onera en los grupos franci scanos contar on tanto o másque la atracción de una ganancia material tan hipotética que no eramás que un sueño áspero, heroico y brutal.
273
r
N O T A S D E L C A P Í T U L O 111
(
1. Cf. más arr iba, II parte, cap. II , págs. 199 y ss.
2. Las Casas frente al Al mirante.
3. Nos hemos esforzado en aplicar, en esta evaluación aproximada, el método
de la «pesada global» en la que se distingue F .B R A U D E L en C i v i l i s a t i o nm a té i e l l e ~ et c a p i t a l i s m e [365]. Cf. F I E B R E C H A U N U La pesée globale en
/ histoire (C a h i e r s V i l f r e d o P a r e t o , Ginebra, 1968, núm. 15 [372], pági-
• 15. Cf. más abajo, I I parte, págs. 260 y ss.
16. F . B R A U D E L C i v i l i s a t i o n m a téi e l l e [365], pág. 38.
17. [365], ib íd., pág. 39.
18. [365], i b i d . , pág. 25.
19. P .C H A U N U L a pesée globale [371].
20. J . N E E D H A M [498], y V C o l o q u i o [209].
21. Cf. más arr iba, págs. 207 y ss.
22. V C o l o q u i o [209], pág. 129, cf. más arr iba, pág. 196, nota 105.
23. T odo esto se expone bajo la forma de una hipótesis que sólo una investi
gación precisa será susceptible de confirmar o de infirmar.
24. E . L E R O Y L A D U R I E L es p a j s a n s d e L a n g u e d oc [379].
25. F. B R A U D E L C i v i l i s a t i o n m a téi e l l e [365], pág. 282.
26. C A R L O. S A U E R The E a r l y S p a n ü h M a i n [604].
27. F. B R A U D E L C i v i l i s a t i o n m a téi e l l e [365].
28. C A R L O S A U E R E a r l y S p a n i s h M a i n [604].
29. a. «Nueva Cl ío», 26 bis.30. C .O S A U E R E a r l y S p a n i s h M a i n [604], pág. 55.
31. F . B R A U D E L C i v i l i s a t i o n m a téi e l l e [365], págs. 113-114.
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> ñas 135-164).
4. [56], [57], [58], [59].
5. Pr imera publicación, por el vizconde de S A N T A R E M en Paris, en 1841;
\ a edición m odernizada en 1937, en Oporto, por J O S É D E B R A G A N Q A ;
una tercera edición por A . J . D m i s D Í A S en Lisboa, en 1949 [20], [21],
[22]. Véanse las observaciones críticas de V. M .G O D I N H O A E c o n om ía . . .
[137], pág. 221, particularmente, basadas sobre el estudio de D U A R T E L E I T E
{ H i s t o r i a d os D e s c o b r i m e n t o s [141], I, págs. 89-65).
{ 6. Cf. más arr iba, págs. 80 y ss.
7. Una de las ventajas del tratamiento por series: relativizar los problemas de
imputación. Lo que cuenta, ante todo, es la manifestación del testimonioy su reiteración.
8. M A R C E L C O U T U R I E R Vers una nouvell e méthodologie mécan ographi que. L a
preparation des données {Ann ales, E . S . C . , 1966 [373], págs. 769-778);
, M . C O U T U R I E R L e l a n g a g e F o r c o d E .P .H .E . , VI sección, multigrafía,\ o 1967 [374]).
9. J A I M E C O R T E S Á O Os D e s c o br i m e n t o s [126].
10. D U A R T E L E I T E [ 4 ];V. M . G O D I N H O .
11. Cf. más arr iba, págs. 170 y ss., II parte, cap. I.
12. Dejemos a un lado las discusiones sobre la transmisión del D i a r i o por
L A S C A S A S cf. S. E .M O R I S O N J o u r n a l s [96], sobre su autenticidad, mejor su «inmediatez relativa»). Para un estudio de las motivaciones, el D i a r i o
de Colón es de un manejo más cómodo que la crónica de A Z U R A R A .
13. F . B R A U D E L C i v i l i s a t i o n m a téi e l l e et c a p i t a l i s m e [365] pág. 76), propone
u n a definición cóm oda: «una cultura es una civilización que todavía no
ha alcanzado su madurez, su o p t i m u m , ni asegurado su crecimiento. En
^ espera de ello, y la espera puede ser larga, las civilizaciones vecinas laexplotan de mil man eras...».14. F . B R A U D E L C i v i l i s a t i o n m a téi e l l e [365], pág. 38.
74
32. [365], i b i d . , pág. 114.
33. [365], i b i d . , pág. 116.
34. E . L E R O Y L A D U R I E L e L a n g u e d oc [379].
35. P I N C - T I - H O [352]; F. B R A U D E L [365]; L . D E R M I C N Y [484].
36. T odo ello a titulo de hipótesis de trabajo, en espera de una investigación
que precise sus contomos.
37. E . L E R O Y L A D U R I E H i s t o i r e d e c l i m a t d e p u i s V a n m i l [380].
38. Pero E . L E ROY L A D U R I E , apoyándose en S L I C H E R VA N B A T H {AAG B i j -
d r a g e n , XII 1965 [395]), ha mostrado que los inviernos crudos de los
períodos fríos no tenían en Europa occidental un efecto desfavorable sobre
la s cosechas.
39. F, B R A U D E L y F. C .S P O O N E R
P r i c e s ín
E u r o p e fr om 1450 to 1750 {Ca m
b r i d g e E c o n o m i c H i s t o r y of E u r o p e , t. I V [366]).
40. F. B R A U D E L y F. C .S P O O N E R Prtcei ín E u r o p e [366], pág. 375.
41. [366], ib íd., pág. 391.
42. F. B R A U D E L Mé i t e r r a né , segunda edición [364], t. I , pág. 469.
43. F. B R A U D E L y F. C .S P O O N E R P r i c e s ín E u r o p e [366], págs. 457-486.
44. Cf. «Nueva Clío», 26 bis.
45. E l arcaísmo de la Europa oriental no se lee tan sólo sobre la curva de los
niveles absolutos de los precios-plata. Aparece también en la amplitud
anormal del fenómeno de la crisis {Pr ices n E u r o p e [366], ib íd ., pág. 468,
para el siglo xvn, pero, en realidad, estos hechos estructurales son per
manentes). A mediados del siglo xv i i , observamos amplitudes del orden
de 1 a 10 en el Este, de 1 a 4 o 5 en el Mediterráneo, de 1 a 2 o 3, en la
zona media, que es ya una zona privilegiada.
46. Véase nota anteri or.
47. E . C A R P E N T I E R O r v i e t o et a Peste N o i r e d e 1348 [335], 1962; E . B A R A T I E R
dé o g r a p h íe p r o vé g a l e du X i l l a u X l l s ié l e s [330], 1961. P. V I L A R
C a t a l o g u e [466]; E. C A R P E N T I E R ( A n n a l e s , E . S .C . , 1962 [336]).
7S
4 8 . E,L E R O Y L A D U R I E P a y s a n s de L a n g u e d o c [ 379 ] ; P.C H A U N U De laPeste
; Noire áMalthus ( R J l . , 1967[369] ) .4 9 . E.C A R P E N T I E R {Ann ales, E . S . C . , 1962[336] , págs. 1082-1083), tras desmiti-
tificar, quizás excesivamente, lamitología de la Peste N e g r a , llega a un
juicio másmatizado del tema: «Lo másgrave en el caso de lapeste, fue
su regreso sistemático, quesegó unageneración, y ahogó, en cuanto se
inició, cualquier rebrote demográfico.» Lasconclusiones másdefinitivasson las que hareunido J . C.R U S S E L L ( B r i t i s h medieval p op u l a t i o n , 1948
[ 357 ] ) para lapoblación deInglaterra. Heaquí laspérdidas humanasdebidas acada epidemia:
Primera epidemia 1348-1349) 25
Segunda » 1360) 22,7
Tercera » 1369) 13,1 Cuarta » 1375) 12,7
«Es normal que el índice demortalidad disminuyera de unaepidemia
a otra, puesto que laenfermedad perdía virulencia, al mismo tiempo que lainmunidad de lapoblación aumentaba. Sinembargo, eschocante ver hastaqué punto laviolencia de lasegunda epidemia seacercó a laprimera.»
5 0. C a m b r i d g e E c o n o m i c H i s t or y , voL I [115].
73 . F.B H A U D E ^ C i v i l i s a t i o n m a té i el l e [365] , págs. 26-27.
74. F .B R A U D E L , i b i d . [365], pág. 27.
75 . V. M.G O D I N H O [135], pág. 671.
7 6 . M.N U N E S D Í A S [146] , t. II,págs. 7 y ss.: O p a t r i m o n i o a f r i c a n o era mensa
mente a r t o : escra vos, ouro, goma, m a r f i m , peles, ena s, p a p a g a i o s, a l g a l i a ,
ó l e o , a l g o d i o , m a l a g u e t a e p i m e n ta de r a b o , e n g r o s s a v a m os v a l i o s o s c a r r e -
g a n l e n t o s de t o r n o r v i a g e m da s otas da M i n a , de A r g u i m e da S e n e gám b i a .
77. V. M.G O D I N H O [135], págs. 671 y ss.
7 8 . E.L E R O Y L A D U R I E P a y s a n s de L a n g u e d o c [379] , págs. 184-186; Investiga
ciones de la VI Sección de laÉcole pratique desHautes Études publicadasen A n n a l e s , E . S .C . , de 1958 a 1965; F .B R A U D E L C i v i l i s a t i o n m a téi e l l e
7 9 . Para losneomaltusianos, signo deriqueza, mejor dinamos, signo depobreza.
Pero poco importa..., riqueza opobreza; riqueza y pobreza, el efecto es el
mismo.
80 . Conde deF I C A L H O M e m o r i a sobre a M a l a g u et a , 194 5, según M.N U N E S
D Í A S , C ap i t a l i s mo [146], t. II, pág. 7.
81 . M.N U N E S DUS [146], t. H, pág. 35.
82. V. M.G O D I N H O [135], págs. 677-678.
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5 1 . E,L E R O Y L A D U R I E P a y s a n s de L a n g u e d o c [379] , págs. 160-168.
52 . P.C H A U N U , R.H., 1967 [369], págs. 376-377.
5 3 . Másarriba, I parte, cap. II,págs. 25 y ss.
5 4 . Másarriba, págs. 60 y ss.; pág.31 3 y ss., lalección de losprecios.5 5 . Másarriba, I parte, cap. II,págs. 60 y ss.
5 6 . Másarriba, I parte, cap. II, pág. 61.
57 . V. M.G O D I N H O , Or, Épi ces [135].
58. M.N U N E S D Í A S , O cap i t a l i smo [142].
5 9 . R.R i C A R D Le commerce en B e r bé i e et l empi re p o r t u g a i s {Anna les de
l l n s t i t u t d éu d e s o r i e n t a l e s d A l g p r , 1936, t. II), y F .B R A U D E L M é i
t e r r a n é [363] , pág. 367.
6 0. V. M.G O D I N H O O «Mediterráneo» Saari no [134] , y F.B R A U D E L M é i t e r r a n é [364] , t. I, pág. 167.
6 1 . F.B R A U D E L C i v i l i s a t i o n m a téi e l l e [365].
62 . V. M.G O D I N H O [135], págs. 16 y gs.
6 3 . Másarriba, I parte, cap. II, pág. 79.
64. V. M.G O D I N H O [135], pág. 130.
65 . V. M.G O D I N H O [135], págs. 182 y ss.
66. M.N U N E S D Í A S [146], t. I, págs. 193-230.
67. V. M.G O D I N H O [135], págs. 182 y ss.
6 8 . E. J .H A M I L T O N (1501-1650) [315] , pág. 42.1965 Kg, 180 g,oficialmentede 1503 a 1510.
69 . V. M.G O D I N H O [135], págs. 219 y ss., y M.N U N E S D Í A S [146], t. I, pá
ginas 231 y ss.
70 . Acerca de laesclavitud en laPenínsula ibérica, C H . V E R L I N D E N V e s c l a v a g e
d a n s l E u r o p e m é ié a l e, t. I,1955 [465].
7 1 . «Nueva C lío», 26 b is .
7 2 . Coi ncidi mos, punto por punto, con F .B R A U D E L [365].
276
83. V. M.G O D I N H O [135], págs. 678 y ss.
8 4 . Cf. másarriba, págs. 89. 91.
277
ON LUSIÓN
l sigl o X V terminó con una promesa que habría de cumplirseen e l xv i .
Siglos xv - xv i : l a sucesión clásica anuncia un conjunto decisivoque se afirmó en el transcurso del tiempo. E l siglo xv fue elde las lentas m adur aciones, los pr eparati vos sin r esultados inme
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diatos, las concepciones osadas, en una atmósfera tensa de sufrimientos y de catástr ofe, l a estru cturación, dan do tanteos, de un amasa crítica de revolución. E l siglo X V europeo, a decir verdad, noobtuvo gran cosa omo recompensa inmediata a sus esfuerzos, ¡peroqué frutos daría más tarde
1. Ú L T I M A M I R A D A A L A S C R I ST I A N D A D E S L A T I N A S
E speramos, pues, el siglo xvi para discernir entre las Europas,cuando empezaban a nacer en el seno de la gloriosa Cristiandad
latina que rehusaba la enriquecedora d i m i n u t i o c p i t i s del Estadoterritorial . Y a hemos denu nciado las comodidades anacrónicas delfraccionamiento nacional para permitirnos el lujo de dejarlo delado \
¿C uál sería el r esultado de este fraccionami ento en el siglo x v?A n te todo, nos presentaría a I ta l ia, mejor Genova y Venecia; Portugaly, a su sombra, tres Españas desiguales: la España mediterránea,omo una prolongación de I ta l ia , la España cantábrica y vasca,
estrechamente ligada al N or te de Europa, la España andaluza, sobretodo N i ebla (glorioso trozo del A lga rve) ; un A lgarve l t o sensu
que se permitió el lujo de acercar, simbólicamente, a Enr ique elN avegante a Sagr es, y a C olón a L a R ábida, dándose a la vela enPa los de M oguer . D oble «pasión de hacer bien las cosas».
Quedan I nglaterra, Fr ancia, los Países Bajos, l a H ansa y E s-candinavia.
279
I ero la E uropa del Norte participó poco Su gran misióti, a
fines del siglo xv, fue la apertura de las bases de T erranova. E l
bacalao fue una prodigiosa victoria en el equilibrio alimentario deEuropa, la mejor alimentada en un mundo mal alimentado. Vascos,
ingleses, franceses se disputaron el primer lugar. A principios del
siglo X V I I , franceses e ingleses quedaron prácticamente solos.
L a E uropa que descubrió, que inventó U l t r amar, fue la mitad
Su doeste de l a Península ibérica, reforzada después de la apertura
d el eje marítimo I tal ia-F landes, vía G ibra l tar , por todas las riquezas
humanas, intelectuales y técnicas de I t a l i a , Sagres, Li sboa, P alos,
Sevi l la . R ecordemos la Reconqui sta, l a red de pla zas de cambio, el
progreso de las técnicas en el punto de impacto de los barcos del
S u r y de los del Nor te. R ecordemos, en el marco de una navegaciónestrechamente t ributaria de las corrientes y de los vientos, el p r iv i
legio aplastante de las latitudes medias, de Salé a L isboa, que repre
senta la subida en verano, a favor del alisio y el contraflujo, en
invierno. Tanto en Cádiz como en L isboa, pero en ni ngun a otra part e,
se podía proyectar la Vo l t a afri cana y, en el siglo xvi , la Vo l t a
america na, con bill ete de regreso asegurado al pun to de pa rt id a. Se
soberano; obedece al mismo orden de causas que la exclusión de la
España cantábrica de los grandes éxitos de la conquista y de las ven
tajas del monopolio U na frontera funda mental corta el Atlántico- a la a ltura de 40° de lat itud Nor te poco más o menos. M ás allá
empieza un mar encrespado, dif íci l , que aún no era plenamente
dominado en el siglo xv, bordeado por una E uropa con una economíamenos avanzada que la del Sur, y que estaba «desarticulada»
P ero, ¡qué fantástico desquite para la gente del N orte a part ir
d el siglo X V I I * E l siglo xvi fue solamente el siglo de su muy lenta,
impugnable y progresiva promoción.
2. O T R A V E Z P O R T U G A L
Regresemos, pues, a Por tu gal par a recordar su fr agi li dad .
¿Cuántos hombres? U n millón hacia 1550; muchos menos hacia1450, digamos 0,7 o 0,8, mientras que España (8 hacia 1600) con
taba a la sazón con 5 millones, de los cuales un poco más de 4 en
C asti l la»; I t a l i a , de 8 a 9 (y 12 en 1600). Francia tenía sin duda 10
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podía hacer a la estima, con ayuda de los tímidos inicios de la
navegación astronómica.
D os costas, en Eu rop a, se beneficia ron de este fabuloso pri vi legio:
Andalucía y Por tugal . Andalucía demasiado próxima de la Recon
quista, sufrió, en el siglo X V , l a trágica suerte de la C a s t i l l a de los
Trastámara. Cast i l la conoció, a su modo, la larga crisis política del
advenimiento del E stado. Queda, pues, Por tu gal . E l siglo xv, desde
el pun to de vist a que nos interesa, se confunde con P ort ug al .
E l siglo X V I estuvo dominado, du rante su primera mitad , por la
i s p a n i a en su recuperada plenit ud... L a llegada del Atlántico N orte
supuso nuevos progresos técnicos y l a explotación de la conquista.E speremos, pues, a Francia e In glaterr a hacia 1550, y, un poco más
tarde, a los «pordioseros del mar». L os holandeses hablarían, durante
mucho ti empo, en nombre de toda l a baja A leman ia y del Báltico,cuna de su potencia. Pa ra los escandinavos era demasiado pronto o,
simplemente, demasiado tarde.
¿ Y F r a n c i a ? L a historiografía fran cesa del siglo xi x tuvo sus
pretensiones. Charles André J u l i en , hace ya tiempo, acabó de disipar
l a leyenda del descubrimiento de G uin ea por los nor man dos y
d el descubrimiento de B ras i l por J ean C ousin^. «L a pr imera expedi
ción transatlántica = organizada por Verrazano salió de Di eppe en
1523, más de cien años después que Portu gal hubiera preludiado,
con la ocupación de C euta, su expansión africana.» A hora b ien, este
retraso francés no es imputable a la mala política de algún mal
280
millones hacia 1450, tras sus nuevas fronteras surgidas de la guerra
de los C ien A ños, e In glaterr a de 2 mill ones a 2,5, sin E scocia y sin
I r l a n d a ; A lema ni a, de 10 a 12, y los Países Bajos, 1,5 aproxima
damente.
A b r i r el expediente «Portugal» sign if ica promover dos enormes
debates: l a revolución de 1383-1385 y la personalida d de E nr iqu e
el N avegante.
L a revolución de 1383-1385 representa un aspecto positivo de la
grandeza del siglo xi v en un fini sterr e relati vamente respetado por
la s pestes. Hace tiempo, V . M . G odinh o esbozó un a teoría general
de esta revolución. Llegó a un modelo social, de resonancia marxista,
bastante seductor en conjunto.
L a dinastía de A vi s fue ll evada al poder p or la burguesía ascen
dente. A lv ar o Pa is , desde esta perspectiva, fue como un ÉtienneM arcel que hubiera vencido. N o cabe dud a de que el maestre de A vi s
fue impuesto por el pueblo y la burguesía de L isboa sin el beneplácito de la mayoría de la aristocracia . T res fases en la historia portu
guesa: u n Esta do domina do por l a ari stocracia de terratenientes
antes de 1383; un intermedio con un poder fuertemente influido por
l a burguesía; lu ego, un retorno al poder de la aristocra cia.
Tanto para la aristocracia portuguesa como para la ibérica, el
problema esencial era el de la reconversión una vez acabada la
Reconquista. Ésta terminó en Por tu gal dos siglos y medio antes que
en Casti l la.
281
Ra ra s veces, una burguesía ascendente habrá desempeñado, en los
siglos X I V y X V un papel políti co tan decisi vo omo el de la burguesía( portuguesa durante l a r evolución e inm ediata mente después de ésta,sobre todo en el transcurso de los pr im eros años del r eina do deJ u an I ( 1 3 8 5 - 1 4 3 3 ) , sucesor de Fema ndo ( 1 3 6 7 - 1 3 8 3 ) . L os conse-
( jar os burgueses de J u an de A v i s chocaron con una nobleza sumidaen su reconversión, exacerbada por el fracaso de 1 3 8 3 - 1 3 8 5 . Sehal laban reunidas todas las condiciones de un conflicto, que Portugal
( resolvió gra cias a su expansión.Partiendo de estas dos premisas, V . M . Godinho ha propuesto una
expansión lusitana movida por el juego de los conflictos de dos ck ses( r ivales : una expansión preferentemente ter r i to r ia l , o sea, nobi l i ar i a
y política, en Marruecos, omo pr olongación de la R econquis ta y de la . toma de Ceuta; y una expansión esencialmente mercantil, o^leá,
de componente burgués, a lo largo de la costa de África. E xistensuperposiciones evidentes. L a expansión ma grebí, deseosa de mejor ar( el abastecimi ento de trigo, endémicamente difícil en la P enínsula,
deseosa de recoger las riquezas de las rutas transmauritanias, no fue
humanas, l a obra del N avegante no pierde nada de su verda^ragrandeza. Su descenso, de 1 4 3 3 a 1 4 6 0 , a lo largo de las costas P icanas, con paciencia, con método y una r a r a economía de medioconstituye uno de los grandes hechos de la historia.
Pero existen aún tr es conjuntos de fals os pr oblema s:— E l problema de las atribuciones. L o que cuenta es menos el
descubrimiento que la difusión y l a util ización del descubri mient o.— E l famoso «secreto» es una peligrosa «tarta de crema». P e r
mite escribir l a historia sin los textos.— S i n embar go, el postu la do tácito de los «hiper críti cos» que
supone que todo ha sido explícitamente consignado en textos llegadoshasta nosotr os, es todavía más a bsur do. N o se puede rechazar el argumento de coherencia y la construcción de modelo racional en historia.
Sea cual fuere la grandeza de un hombre, su acción es inseparabledel gru po en el que está inserto. Damiáo Peres, que no es sospechosode hipercrí tica, lo dice clar amente L o mejor del tr abaj o que se hahecho, a r aíz del cuar to centena ri o, es el que lleva a la comprensión
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exclusivamente aristocrática, ya que cedió un ampl io sit io a l a bur -( guesía mercanti l . L a explicación es lo suficientemente in geniosa para
que nos sintamos tentados a adaptarla a l a Conquista española enAmérica.
3. E L P R Í N C I P E E N R I Q U E
A b r i r el expediente «P ortu gal», es volver a encontr ar al pr íncipe
E nr ique.
L a aplastante l i teratura del cuarto centenario no ha simplif icadonada. N o debe impedir nos un acercamiento a l o esencial, aunque sinperder de vista una de las más hermosas y nobles figuras del siglo xvcristiano.
U n grave pr oblema es el de las fuentes. Y a lo hemos aborda doE s difícil prescindir, actual mente, de los ar gumentos críti cos deDuarte Leite y de V . M . G o d i n h o . D e hecho, el héroe de Sagr esse benefició desde los años que siguieron a su muerte ( 1 4 6 0 ) deuna proyección retrospectiva, a favor de su poderosa personalidad,de los medios y de las intenciones del último cuarto del siglo xv.
At r i bu i r l e el proyecto de ir a la I nd i a es un evidente anacronismo.Su objetivo más oriental no debió de sobrepasar jamás el límite deE tiopía. S i entrevio A s i a , fue ya en el umbral de su muerte. Si exceptuamos el improbable descubrimiento de un texto desconocido, nopodemos descartar la argumentación crítica de Duarte Leite P odemos ahorr ar nos su inspiración polémica. Llevada a proporciones más
2 8 2
del gru po que rodeó al sa bio de Sagres, de un momento fundamental,tomando omo base el cambio de un gran siglo.
4 . ¿C U Á N T O Y A Q U É P R E C I O ?
U n grupo, medios. He aquí l o esencial que nunca ha sido abordado.
primer problema es el de los medios.¿E l coste de l a .conquista? L as fuentes permitirían responder al
precio de al gunos años de esfuerzos. Sería necesar io ir más al lá delos costes moneta ri os e intentar alcanzar, según los modelos propuestos por L e R oy Ladu r i e en sus Paysans de L angu edoc costes reales,en t r i g o y en va lo r es r ea les en horas y en días de tra bajo huma no.E s inútil anticiparse sobre los resultados de una investigación que noha empezado. Sin duda, mostraría que el coste del descubri mientoy de la conquista, compar ado con el coste de las guerra s entre E stados, y, mejor aún, con el de las guerras civiles, fue relativamentebajo. Desde este ángulo, l a i n v e r s i ón en e l d e sc ub r im i e n t o puede
compar a r se con l as in ve r s iones hech s en nu estr os días en l os sectores
de la edu cac ión y de la in vest iga c ión . E l descubri miento, la invencióngeográfica han constituido el sector p u n t a de más a l t o r e n d im i e n t o .
Con relación a la renta y a la masa de los medios de un mundo
muy pobre, no se excluye, si n embar go, que el esfuerzo global hubierasido a pr eciabl e. S i el coste de la conquist a no fue muy alto paraE uropa, fue enorme para los continentes conquista dos. H e aquí, pues.
2 8 3
planteado denuevo el problema fundamental del contacto de las
scivil izaciones y de lasculturas.E l m u n o es, evidentemente, la gran laguna deeste l ibro, ya que
hemos reservado la presentación de las E uropas, de las Áfricas, del a s A s i as y de las A méricas para el momento de la verdadera con-quista: el s i g lo X V I
S i podemos esperar para mañana unabuena evaluación del costede la conquista, del lado del conquist ador, jamás podrá medirse,fuera deEuropa, en riquezas destruidas, el coste del choque. ParaA mérica, veremos que el efecto acumulado de laconquista y detodosl os choques reci bidos costó la vida a unos 70millones dehombres:o sea, 15 del volumen global de la humanidad. E l acontecimientoestá a la medida inmensa del s i g lo X V I E l s ig lo xv rozó África, y elcoste del daño fuerelativamente bajo. E l pr oceso deunificación p la -netaria seh izo sin duda a este pr eci o: el evado, ciertament e, pero
razonable, si setiene en cuenta lo quehabía en juego.¡Eur opa frente al mundo ¡Qué desequil ibr io en cuanto al nú-
mero Supongamos que a mediados del s i g lo X V Eu ropa (incluida
N O T A S D E L A C O N C L US I Ó N
L «Nueva Clí o», 26 bis.
2. II parte, cap. I págs. 167 y ss.
3. C H . - A . J U U E N [139] págs. 8 y ss.
4. [139] , ib íd . págs. 13 y ss.
5. [139] , i b i d . pág. 1.
6. P. C H A U N U , L es r u u tes espag nol es d a n s r A t l a n t i q u e 1967 [444].7. Másarriba, II parte, cap. III pág. 260.
8. F . M A U R O [143].
9. Rechazamos lascifras, demasiado elevadas, de S A I V T U C O S O B R E Q U É S V I D A L
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Rusia) alcanzara los 60millones, contra 60 o 70para África, 80paraAmérica, 200para A s i a . L aEuropa herida por laPeste Negra repre-sentaba 15 , como máximo, de la humanidad.
Y la Europa en proceso deexpansión no sobrepasaba los 6 a 8millones dealmas, contando, arbitrariamente, además dePortugal yCast i l la , algunas zonas costeras del A tlántico y del Mediterr áneo,Genova y Venecia. Hac ia 1450 no atañía realmente a 100 000hom-bres en total. P ero esta Europa mediterránea eraentonces una E uropar ica. Y podemos suponer, extrapolando las evaluaciones globales deF Braudel , quecada europeo ya af ianzado, beneficiari o de lacivi-
lización pr iv i l eg iada, poseía alrededor detres veces más recursos queel hombre de las civilizaciones y, con más razón, de las culturasque iba a encontrar.
L a expansión europea fue un acelerador dedesequil ibr io; deeste modo contribuyó, aunque delejos, a la lenta formación de lamasa crítica detransformación queiniciará, mucho más tarde, elcambio fundamental decrecimiento. P ero este problema no seplan-teó verdaderamente hasta el sigl o x vi , cuando, después de la pobreÁfrica, entraron en escena A s i a y América.
284
10 millones para la P enínsula, hacia 1520 , en J .V I C E .N S V I V E S [ 9 7 ] , t. IIpágina 409.
10. V. M. G O D I N H O [127] y [133].
11 . Cf. más arriba, págs. 67-68.
12. D. L E I T E [141]; V. M. G O D I N H O [137] págs. 7 y ss.
13 . D. L E I T E [141] t. I págs. 58-265.
14. D. P E R E S , S Descobr imen tos 2.» ed. 1960 [147] pág. 42
2 8 5
TERCER P RTE
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DOCUMENT CIÓN
Desde un punto de vista historiográfico, los siglos xiii, xiv yX V
se sitúan antes del gran cambio cuantitativo de las fuentes escritas de
archivo. Nada comparable en ninguna parte, excepto quizás en Italia,
a las enormes series manuscritas españolas iniciadas a mediados del
siglo X V I .
Podemos llegar a dominar ladocumentación de la expansióneuropea en su fase inicial. Noocurrirá siempre lo mismo en lo
referente al siglo xvi.Podemos adherirnos plenamente al voto formulado por Vitorino
Magalháes Godinho, uno de los historiadores más calificados de esa
época y de ese momento. Es importante que se complete la publicación de Tas fuentes europeas de laexpansión. Casi terminada para
el sigloX I V apenas loestá en su 50 o 60 para el siglo xv, en
la mejor de lashipótesis. Laoperación es de desear. También
I. Fuentes
1. FUENTES MANUSCRITAS
A) P O R T U G A L
L a d o c u m e n t a c i ó n más importante se halla en Portugal, debido al papel
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sería rentable por varias razones: dificultad de lectura; fragilidad
de los documentos; carácter todavía limitado de ladocumentación;testimonios densos, llenos de trampas, que necesitan una lectura«cartista», extremadamente atenta; importancia de las fuentes narra
tivas cuya utilización no podemos concebir si no se publican.
Finalmente y en particular —en la medida en que el deseo queformulamos (II parte, capítulo III) sea escuchado— con vistas a una
renovación fundamental de la historia de los descubrimientos conforme a los métodos nuevos semántica cuantitativa yanálisis de los
contenidos), hay que tener en cuenta que lapublicación constituye
la etapa inicial, una condición sine qua non para poder recurrir a
los ordenadores. En efecto, sólo podemos pensar en un estudio globalde contenido, en el recurso a la semántica cuantitativa, partiendo de
series publicadas.
d e s e m p e ñ a d o por este país .La organizac ión de los archivos portugueses es sumamente compleja.
«Los depós i tos de archivos es tán repartidos a lo largo de30 000 km y a me
nudo son múltiples sobre un mismo tema.i F. M A U R O [142], pág. xi . En
consecuencia, es necesario partir de buenas guías :[1] D i F F i E (Bailey), Bibliograhy oí the principal published guides to por-
tuguese archives and librarles, en Actas do coloquio internacional d Es-tudos Luso Brasileiros de 1950 (Washington), Baltimore, 1933, pági nas 181-188.
[ 2] R A U (Virginia), Arquivos de Portugal, en Atlas; ibld. págs . 189-213 .
Los depós i tos que pueden suministrar documentos son :
— ARQUIYO NACIONAL DA TORRE DO TOMBO, Palacio da
Asembleia Nacional en Lisboa. Los inventarios, a menudo defectuosos,están manuscritos.
[3] S I L V A M A R Q U E S Dr. J o á o Martin) ha realizado el repertorio : Index
Indicum do Arquivo Nacional da Torre do Tombo, en Ethnos, t. I, 1955,
páginas 113-229.
— Separada del Fondo de la Biblioteca Nacional, la d o c u m e n t a c i ó n ,admirablemente puesta en valor del ARQUIVÓ HISTORICO ULTRA
MARINO, Lisboa, Palacio de Ega, empieza desgraciadamente en el
siglo X V I I .
— Biblioteca Nacional. Sección de Manuscritos, ampliamente utilizadapor los historiadores.
Lo s Archivos del Palacio de la Ajada, los manuscritos de la Biblioteca
de la Academia de Ciencias, la Casa da Moeda, los Archivos municipa
les de Lisboa contienen interesantes series que parten del siglo x i i i
Fuentes considerables en Braga, Coimbra, É v o r a , Oporto y en las islas
adyacentes. V é a s e el Arquivo Distrital de Funchal (Madera) y el ArquivoMunicipal en Angra doHeroísmo Ponta Delgada (Azores)...
289
B) E S P A Ñ A
El ARCHIVO GENERAL DE INDIAS Sevilla) sirve para el
siglo X V I . Hay que hacer una excepc ión en la secc ión Patronato Real,
que posee los originales de documentos publicados sobre Co lón y cierto
n ú m e r o de documentos algunos aún inéditos ) sobre finales del siglo xv
y principios del xvi.
[4] P E ÑA Y C A M A R A José M ar ía de la), Archivo General de Indias de Sevilla.
Guia, Madrid, 1958.
V é a s e , a d e m á s , el Archivo HistóricQ Nacional en Madrid y el Archivo
General de Simancas.[5 ] SÁ N C H E Z B E L D A Luis), Guía del Archivo Histórico Nacional, Madrid,
1958.
[6 ] D irecc ión General de Archivos y Bibliotecas, Guía del Archivo General
de Simancas, Madrid, 1958.
Mucho m ás ricos para todo el siglo xv son los archivos de la Corona
de Aragón .E n primer lugar, el ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN
en Barcelona.
[7] Guía del Archivo de la Corona de Aragón Madrid, 1958,
2. FUENTES IMPRESAS
A) A N T E R I O R E S A Á F R I C A Y LAS ISLAS
[8] B E R G E R O N (P.), Voyages faits principalemenl en Asie dans les XII*,XIII , XIV et XV siécles p or B e n ja m ín de T U D E L A , G ío v a nn i dal PIANOD I C A R P I N E , N. A S C EL I N O , Guillaume de R U B R U Q U I S , John de M A N D E V I y Ambrosio C A N T A B I N I a c o m p a ñ a d o s de L Histoire des Sarrasins
et des Tartares y precedidos de una introducc ión relativa a los viajes ynuevos descubrimientos de los principales viajeros. La Haya, 1735.
[9] P OL O Marco), La descriplion géographique des provinces de l Inde orién-tale..., por Marco P OL O, gentilhombre veneciano, Par ís , 1556.
[10] Y U L E H . ) , The book of Sir Marco Polo, Londres, 1875 , 2. ed., 1903,
2 vols.
[11] II Millone, ed. L. F OSCOL O B E NE D E T T O, Florencia, Olschki, 1928.
[12] II Millone, ed. A. C . M O U L E y P. P E L L I O T , Londres, 1938 ss.
[13] M A N D E V I L L E J. de), Ce livre est appelé mandeville et fut fait e composépar monsieur iehan de mandeville chevalier natif d agleterre... l an mil
CCCCLXXX le III jour d avril.
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El Archivo General Histórico de Mallorca, Palma de Mallorca, posee se-ries para los siglos xiv y xv.
El ARCHIVO REGIONAL DE VALENCIA
Un lugar destacado ocupan los archivos notariales que tan sólohan proporcionado una parte de sus recursos. Ante todo, el ARCHIVO
DE PROTOCOLOS DE SEVILLA.
C) I T A L I A
Cf. más concretamente Genova, ARCHIVIO DI STATO DI GE-
NOVA, que comprende, entre otros, los fondos del Banco di San GiorgioJ. H E E R S , Genes a u XV siécle [2931, págs. 685-694). Y Venecia, ARCHI-
VI O DI STATO DI VENEZIA.
D) F R A N C I A
M uy importante el fondo de Mapas y planos de la Biblioteca Nacional,
e l más rico del mundo. V é a n s e ta m b ié n los manuscritos de la Biblioteca
Nacional bastante bien explorados, así como los de los Archivos Nacio-
nales.
Entre los fondos provinciales, hay que hacer especial m e n c ió n de
R u á n (Archivos Departamentales), Honfleur (Archivos Municipales),
Dieppe (Archivos Municipales), Burdeos (Archivos Departamentales y
Municipales).
E) O TR O S P A Í SES
Inglaterra (Public Record Office y British Museum), los Archivos
de la ciudad de Brujas y del Reino en Bruselas, y los fondos de una trein
tena de bibliotecas y archivos alemanes, aus tr íacos , neerlandeses y
escandinavos.
290
B) C O N Q U I S T A P O R T U G U E S A
Existe una excelente guía en V. M . G O D I N H O , A economía dos desco-
brimentos [137], págs . 219 ss.
a) Fuentes narrativas: las crónicas
Proporcionan la trama de los acontecimientos.
A menudo, el autor antiguo hizo ya las veces de historiador, con el
peligro que ello comporta: desfase crono lóg ico , afanes apo logéticos ,problema de la calidad de la información . Existen dos graves problemas.
Escritas mucho tiempo después de los acontecimientos, las crónicas amenudo proyectan hacia el pasado motivaciones de uno a dos deceniosposteriores. Una escuela de historiadores portugueses (cf. Jaime CORT E -SAO, Descobrimentos [126], para la más brillante y reciente expres ión)ha supuesto que, por orden real, las crónicas ocultaban una parte de
la realidad. El primer peligro, desfase crono lóg ico de im p u ta c ió n , es
m ás real que el segundo.
Siguiendo el orden crono lóg ico propuesto por V. M a g al h á es G O D I N H O , citemos en primer lugar la crónica más antigua, que es francesa.
[14] Le Canarien, histoire de la premiére découverte et conqueste des Canaries,faite des l an 1402 par messire Jean de Béthencourt chambellan du Roy
Charles VI escrite au temps mesme par P. Fierre Bontier... et Jean Le
Verrier... el mise en lumiére par M. Calien de Béthencourt... 1.» ed. en
1630 , a menudo traducida y reeditada.
[1 5] L a buena edic ión es la dada en los tomos viii y ix de las notables FontesRerum Canarium por Elias S ER R A R Á F O L S y A . CIORANESCU, La Laguna,
2 vols., 1959-1960.
Sobre la toma de Ceuta :
[16] Crónica do Condestabre de Portugal véase cap. 67), ed. Mendes dos
R E M E D I O S , Coimbra, 1961.
291
[17] ZuBARA (Gomes Eanes da) ( A Z U R A R A ) , Crónica da tomada de Ceuta,
ed. EstevesP E R E I R A , Lisboa, 1915.
[18] ZuRARA id. P a r í s , 1934 (trad. í r a n c ) .[19] Z uRARA id. en Inéditos de Historia Portuguesa por Correia daS E R R A ,Lisboa, t. ri y III, 1792-1793.
(Para Marruecos, va de la toma de Ceuta a 1464. Z U R A R A (lla
mado t a m b i é n A Z U R A R A ) es el gran nombre que domina la historio
grafía portuguesa del siglo xv, al igual que Barros el xvi.
[20] Z U R A R A (G. E. da)( A Z U R A R A ) , Crónica da Guiñé, 1.» ed. por el vizconde
de S A N T A R E M , París, 1841.
[21] Z U R A R A , id.,, ed. J. de B R A O A N ? A , Oporto, 1937, 2 vols.
[22] ZüRABA id., ed. A. J. D:AS DINIS, Lisboa, 1949.
E s el texto fundamental de la conquista deÁ fr ic a . Para una c r ít ic a ,q u iz á excesivamente severa, de la fuente, cf. Duarte L E I T E Descobri-menios [141], t. I ( p á g s . 29-65).
[23] P iSANO (Mateus), De Bello Septensi Colec áo de inéditos da historiaportuguesa, voL I, Lisboa, 1915.
[24] A L V A R E S (Fr. J o á o ) , Crónica do Infante Santo D. Fernando, ed. Mendes
dos R E M E D I O S , Coimbra, 1911 ; ed. de AlmeidaC A L A D O , Coimbra, 1960.
[25] P I N A (Rui de). Crónica d el rei D. Duarte, ed. Coelho deM A Q A L H A E S ,Oporto, 1914.
[26] P I N A (R. de). Crónica d el rei D. Alfonso V ed. G. P E R E I R A en Biblio
teca de classicos portugueses Lisboa, 1901-1902, 3 vols.
[42] F E R N A N D E S V.), Descriplion de la cote occidenlale d Afrique (Senegalal cabo de Monte, A r c h ip ié la g o s . . . ) por — (1506-1510), Ed., Th. M O N O D ,
A. T E I X E I R A DAM O T A , R. M A U N V , Bissau, 1951.
[43] Os mais antigás roteiros daGuiñé, ed. Academia portuguesa da historia,
Lisboa, 1952-1953.
[44] P A C H E C O P E R E I R A (Duarte), Esmeralda de Situ Orbis, ed. R. E. de
A Z E V E D O B A S T O , Lisboa, 1892.
[45] M Ü N Z E R (D. J.), Itinerario, ed. Basilio deV A S C O N C E L O S , Coimbra, 1932.
c) Recopilaciones de documentos
[46] A Z E V E D O P. de) y L A R A N J O C O E L H O , Documentos das Chancelarias
Reais relativos a Marrocos, t. I, 1415-1450, Coimbra, 1915 ; t. II , 1450-1456 ; Lisboa, 1934. — Chancelaria de D . J o á o II, t. I, Lisboa, 1943.
[47] G O D I N H O (VitorinoM a g a l h á e s ) , Documentos sobre a expansáo portuguesa,Lisboa, 1943, 1944, 1945, 3 vols. ( c ó mo d a r e c o p ila c ió n de los documentosm ás importantes).
[48] S I L V A M A R Q U E S J. M . da), Descobrimentos Portugueses, t. I, 2 vols,.
Lisboa, 1944 ; t. II, Lisboa, 1949.
[49] I R Í A (Alberto), O Algarve e os descobrimentos, Lisboa, 1956, 2 vols.[50] A R R U D A (Manuel M. Velho), Cotecgáo dos documentos relativos ao desco-
brimento e povoamenlo dos Agores, Punta Delgada, 1932.
[51] D Í A S D I N I S (A. J.), Regimentó do Infante D. Henrique sobre os direitos
de pesca em Castro Marim (P. deC É N I V A L , David L O P E S , Robert R I C A R D
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[27] P I N A (R. de). Crónica d el rei D. Joáo II ed. Correia da S E R R A en Colec-
fá o Inéditos, Lisboa, 1792 y ss.
[28] P I N A R. de), id„ ed. Martines de C A R V A L H O , Coimbra, 1950.
[29] B A R R O S (J. de) el gran cronista del siglo xvi hizo de historiador para
el xv), Asia, Década I 1.» ed., Lisboa, 1552.
[30] B A R R O S J. de), id. 1672 trad. fr. por G. C L O U S I E R ) , París, 1672.
[31] B A R R O S J. de), id. ed. Antonio B A I A O , Coimbra, 1932.
[32] G A L V A ^ (A.), Tratado dos descobrimentos que sao feitos em era da 1550
1 ed., Lisboa, 1563 (mismo comentario que para Barros).
[33] G A L V A O A.), id. 3.» ed., Oporto, 1944.
[34] Gois( D a m a i á o de), Crónica do principe D. Joáo (1567), ed.G O N I J A L V E SGu iMARÁ E s C o imíjr a , 1905.
b) Fuentes narrativas: los relatos
Obras de actores o r e c o p ila c ió n de testimonios directos. El relato
- es una«crónica» no oficial.
[35] C A D A M OS T O (Alvise de) (veneciano que hizo el viaje de Guinea en
1455 y 1456) Relato de los viajes a la costa occidental de Africa (nume
rosas ediciones), Hakluyt Society, Londres, 1937 (una de las mejores).
[36] C A D A M O S T O A. de), id. trad. fr., J. T E M P O R A L , Lyon, 1556.
[37] C A D A M O S T O A. de), id. ed. Ch. S C H A F F E R , París, Leroux, 1895.
[38] C A D A M O S T O A. de), id. ed. italiana por Reinaldo C A D A C O , Milán,
1929.[39] C A D A M OS T O A. de), id. ed. Academia portuguesa da historia, trad.
J . F. M A C H A D O , Lisboa, 1948, 1950.
[40] F E R N A N D E S V.), O manuscrito Valentim Fernandes, ed. Academia
portuguesa da historia, Lisboa, 1940.
[41] F E R N A N D E S (V.), Descriplion de la cote d Afrique de Ceuta au Sénégalpor - (1506-1507), ed. C. de C É N I V A L , T h é o d o r e M O N O D , P a r í s , 1938.
292
ed.), Lisboa, 1953.
[52] Sources inédites de l histoire du Maroc. Primera serie. D i n a s t í a Sa'diana,
subserie V, Archivos y Bibliotecas de Portugal, 5 vols., P a r í s , 1934 ss.
M uy cercana a las fuentes y de suma riquezac r ític a , una serie dea r tíc u lo s de Robert Ricard es fá c i lme n te accesible gracias a dos excelentes recopilaciones :
[53] R I C A R D (R.), Eludes sur l histoire des Portugais au Maroc, Coimbra,
1955
[54] R I C A R D (R.), Eludes hispano-africaines, T e t u á n , 1956.
d) Cartografía
[55] C O R T E S A O (Armando), Cartografía e cartógrafos portugueses dos séculos
X V eX V I (conlribu(;ao para um estado completo), Lisboa, 1935, 2 vols.
(Todo esto debe ser revisado a la luz de la obra dee r u d ic ió n gigantescaemprendida en 1960, con motivo del ó. centenario de la muerte de
Enrique el Navegante).
[56] C O R T E S A O .\.) y MOTA ( A. Teixeira da), Portugaliae Monumenta Car-
tographica, Lisboa, 1960, 5 vols.
e) Instrumentos recientes
[57j Monumenta Henricina, Lisboa, 1960, ss., 9 vols.
[58] Actas do Congreso internacional de Historia dos Descobrimentos, Lisboa,
1961 7 vols.
[59] Colecgáo henriquina ( r e e d ic ió n de estudios y de textos reunidos en una
docena de v o l ú m e n e s ) , Lisboa, 1960 ss.
293
C ) E S P A Ñ A
Elementos en las grandes colecciones :
[60] Colección de documentos inéditos para la historia de España (CODOIN),
11 2 vols.
Util ícese partiendo del:
[61] Catálogo deJ u U á n P A Z , Madrid, 1930, 2 vols.
[62] Colección de... relativos al descubrimiento, conquista yorganización de las
antiguas posesiones de América y Oceanla, deP ACH E CO , CÁRDE NAS yT O R R E S DE M E N D O Z A (CODOIN, Ind. I), 42 vols., Madrid, 1863-1884.
[63] Colección ibid.) ; lacontinuac ión, 25 vols. facilitados por laReal Aca
demia de la Historia (CODOIN, Ind. II).
Para CODOIN, Ind. I y CODOIN, Ind. II, partir de:
[64] S c H á F ER (Ernst), Catálogo, Madrid, 2 vols., 1946-1947 .
Lo esencial se halla reunido en el insustituible:[65] F E R N Á N D E Z DEN A V A R R E T E (M.), Colección de los viajes que hicieron
por mar los españoles desde jinales del siglo XV, Madrid, 1837, 5 vols.
[66] F E R N Á N D E Z D E N A V A R B E T E ( M . ) , id,, reedición enBiblioteca de Autoresespañoles, Madrid, Atlas, 1954, 3 vols. \ols. L X X V , L X X V I , L X X V I I ) ,
[72] A N G L E R Í A (P. M . de). De orbe novo Alca lá , 1516.
[73] A N G L E R Í A (P . M . de), id., ed. f ranc. en Recueil des Voyages et des docu-
ments pour servir á l histoire de lagéographie..., dirigido por Ch. SCHAP-PER y H . C O R D I E R , t. X X X I , P a rí s, 1907.
[74] A N G L E R Í A (P. M . de), id., buena traducc ión inglesa por Francis Mac
N U T , Nueva York, 1912.
[75] A N G L E R Í A (P. M . de), id., excelente traducc ión española por J. T O R R E SA s c E N c i o Buenos Aires, 1944.
C f. a d e m á s :
[76] R U M E U DEA R M A S (A),Piraterías y ataques navales contra las Islas
Canarias, Madrid, 5 vols. (t. I, 1947).[771 Reformación del Repartimiento de Tenerife en 1506, ed. por E. SERRA
R Á F O L S y L. de laR O S A , La Laguna, 1953, enFontes Rerum Canarium.
[78] T o B R i A N i (L.), Descripción de las Islas Canarias, ed. de A. CIORANESCU,
Santa Cruz
de Tenerife.
Colección Clásicos canarios, 1959
D) LA S G R A N D E S C O L E C CI O.N E S
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 164/186
estudio preliminar de Carlos S E CO S E RRANO , bibliografía completa,
t. I, págs. L I X-L XI .
Tres fuentes literarias clave : Las Casas, Oviedo, Angler ía .
a) Bartolomé de Las Casas
Dos ediciones c ientíf icamente complementarias :
[67] LAS C A S A S (B. de). Historia de las Indias, ed. A. M I L L A R E S C A R L O y
estudio preliminar de L. H A N K E , M é x ic o , Fondo de Cultura E c o n ó m ic a ,1951 , 3 vols.
[68] LAS C A S A S (B. de), id., ed. Juan P É R E Z de T U D E L A B U E S O (destacable
estudio preliminar), Madrid, Atlas, B . A. E., 1959, ss. 5 vols.
Para Las Casas, consúltese , además , labibliografía exhaustiva, en
la época de su publicac ión (1954), de:
[69] H A N K E (L.; y G I M É N E Z F E R N Á N D E Z (M.), Bartolomé de Las Casas 1474-
1561), Bibliografía Critica, Santiago de Chile, 1954.
b) Gonzalo Fernández de Oviedo
[70] F E R N Á N D E Z DEO V I E D O (G.), Historia general y natural de las Indias,islas y tierra firme del mar Océano, 1.» ed., Madrid, 1851-1855 , 4 vols.,
por la Real Academia de la Historia.
[71] F E R N Á N D E Z DEO V I E D O (G.), id., 2.» ed. (destacable introducción a
cargo de JuanP É RE Z deT U D E L A B U E S O ) , Madrid, 19= ss., 5 vols.
c) Pedro Mártir de Angleria
De orbe novo escrito de 1493 a 1525, 1.» ed. latina. Numerosasreediciones en la tín y traducidas : . \ lca lá , Basilea, Londres, París,Sevilla...
294
Conservan uncarácter h is tór ico :
[79] T E R R A C I N A ( M . ) , Historia general de los viajes, o nueva colección de todas
las relaciones de tos que han hecho por mar y tierra y se han publicadohasta ahora en diferentes lenguas de todas las naciones conocidas, Madrid,
1763-1791, 28 tomos.
[80] T E R N A U X C O M P A N S ( H . ), Voyages, relations el mémoires originaux pourservir á la découverte del Amérique, París, 1837-1840, 20 vols.
[81] Archives des voyages ou collections d anciennes relations de lettres, mémoireset autres documents relatifs á. la géographie et aux voyages, Par ís , 1840-
1841 , 2 vols.
Es muyimportante laco lecc ión Schaffer y Cordier:
[82] S C H A F F E R (Ch.) yC O R D I E R (H.), Recueil des voyages el des documentspour servir á l histoire de la géographie, P arís, 1882-1917, 23 vols.
Y más aún los 230 vols., en este momento, de :
[83] HAKLUYT SOCIETY, 1. serie, Londres, 1347-1899 ; 2.* serie, Lon
dres, 1899-19...
E ) E LCICLO DEF U E N T E S C O L O M B I N A S
[84] Raccolta di documenti e sludi pubblicati dalla R. Commissione colombiana, Roma, 1891-1894 , 14 vols. -f supl.
[85] Pleitos deColón, ed. C. F E R N Á N D E Z D U R O , Madrid, 2 vols., 1892 CO-
DOIN, Ind ir, t. VII y VIH).
[86] Pleitos colombinos, ed ic ión encurso (t. VIII aparecido, Sevilla, E . E.
H . A., 1964). F E R N Á N D E Z DE N . Í . V A R R E T E (M.), op. cit., [65].
[87] C o L UMBU s ( F . ) , Historia della vita dei fatli delVAmmiraglio D D Chris-toforo Colombo, Venecia, 1571.
[88] CO L UMB US (F.), id., buena ed ic ión inglesa de B. K E E N The Ufe of the
Admiral, Nueva Brunswick, 1959.
295
Y a propósito de este texto controvertido
[89] C I O R A N E S C U (A.), Primera biografía de Cristóbal Colón, Tenerife, 1960.Domina todos estos estudios colombinos, la obra ejemplar y defi
nitiva de :
M o R i s o N (Samuel Eliot), Admiral of the Ocean Sea, Osford University
Press, 2 vols., 19 42 [212].
M o R i s o N S. E . ) , Christopher Columbus mariner, Londres, 1956 [587].
[90] M o R i s o N S. E.), Journals and other Documents on the Life and Voyages
of Christopher Columbus, Nueva York, 1963.
[91] C O L Ó N ( C ) , Oeuvres de Christopher Colomb, ed. A . C I O R A N E S C U París,
1961.
II. Estudios
Por falta de espacio, no hemos podido dar a esta bibliografía la
extensión deseada. Así pues, debemos remitir, para un examen más
detallado de la cuestión, a las bibliografías especializadas y a las biblio
grafías y guías bibliográficas de las siguientes obras.
1 GUÍAS BIBLIOGRÁFICAS Y BIBLIOGRAFÍAS
C H A U N U (P.), Séville et Atlantique, t. VIIP, págs. xxi-cxxv [3131.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 165/186
296
G O D I N H O V. M.), A economía, págs . 219-235 [127].
G O D I N H O V. M.) , L écoñomie de l empire portugais [135).
G O D I N H O V. M.), ed. de D. L E I T E Lisboa, 1962, t. II, págs. 563-582
[139).
[58]. Actas do Congreso Internacional de Historia dos DescobrimentosM A U R O F.), Le Portugal et VAtlantique, Paris, 1960 [142].
N u Ñ S D Í A S (M.), O capitalismo monárquico portugués... , Coimbra, 1964,
t. II, págs. 403-448.
J U L I E N (Ch. A. ) , Les voyages de découoerles el les premers établissements(XV XVI siécles) [139].
Y para los descubrimientos portugueses del siglo xv :
[92] Bibliografía henriquina, Lisboa, 2 vols., 1960, debida a la Comissáo
executiva das Comemorayóes do quinto centenario da morte do Infante
D. Henrique.
Véanse, además, las bibliografías nacionales, anuales y recapitulati-
vas, de los principales países europeos. En primer lugar, para España :
[93] S Á N C H E Z A L O N S O B.), Fuentes..., Madrid, 1952, C.S.I.C, 3 vols.
[94] Indice histórico español. Bibliografía histórica de España, e Hispano.América, Universidad de Barcelona, Barcelona, vol. I, 1953 y ss. (16 vols.
aparecidos).
Para Portugal : el Bolelim de Bibliografia Portuguesa.
Y capital para las ciencias y las técnicas desde 1947 las:
(95] Actes des Congrés d HíMoire des Sciences, CoUeclión des Travaux de
r.\cadémie internationale d histoire des sciences, p ublicado por Hermann.
Dada la dificultad con que nos encontramos de separar la historiadel descubrimiento geográfico de su contexto de historia económica y social,
297
II. P. ClIAUNV.
principalmente técnica ypolít ica , en razón tam bién de la continuidad
de los problemas, remitimos a los v o lú m e n e s aparecidos de laco lecc ión«Nueva Clío», números 23, 27, 31, 32 y, de próxima apar ic ión, 26 bis y 29.
2. HISTORIAS NACIONALES
Entre las historias nacionales, debe citarse en lugar destacado:
[96] P E R E S D a m iá o ) (dirigido por). Historia de Portugal, Barcelos, t. II
y III, 2 vols.; 1929 y 1931.[97] V i c E N s V I V E S (Jaime) (dirigido por). Historia económica y social de Es
paña yAmérica, Barcelona, t. I y II, 1957.[98] M E N É N D E Z P I D A L R a m ó n ) (dirigido por). Historia deEspaña, Barce
lona, t. XIV, 1956; t. XV, 1964.
Y , evidentemente, las historias nacionales y generales de lospaísesimplicados en laexpans ión : Italia, Francia, Inglaterra, Bé lg ica , Pa ísesBajos.
[99] S A L V A T O R E L L I (Luigi), L Italia comunale XI alia meta del sec. XIV).
[100] V A L E R I N iñ o ) , L Italla nell etá dei Principan 1343-1516), M i lán , Ar-naldo Mondadori editor, 1956-1956.
[113] M O R A L E S P A D R Ó N (Francisco), Historia de América, t. I, Barcelona, 1962.
[114] B A I A O
(Antonio) (dirigido por). Historia da
expansáo portuguesa no
mundo (fundamental), Lisboa, Atlanta, 1938-1940, 3 vols.
[115] The Cambridge Eeonomic History of Europe, t. I, II, III, IV, Cambridge,
1941, 2.» ed., 1966-1967.[116] The Cambridge History of British Empire, 1929, ss. The Oíd British
Empire, Cambridge, 1929.
[117] T A T O N (R.) (dirigido por), Histoire genérale des Sciences, P a r í s , t. I,
2.» ed., 1966 ; t. II, 2.» ed., 1968 ; t. III 2 vols.), 1961 y 1964.[118] D A U M A S (M.) (dirigido por), Histoire genérale des Techniques, P a r í s ,
t. I, 1962, t. H, 1965 ; t. III, 1968.[119] S A R T O N (G.), Introduction to the History of Science, Baltimore, t. III,
1948.
[120] History of Technology, Cambridge, t. I y II, 1955.[121] R E I N H A R D (M.) yA R M A N G A U D (A.), Histoire genérale de la population,
Paris, 1961, 3.» éd., 1968. (Trad. esp., Barcelona, 1966).[122] F E R N Á N D E Z D U R O Cesáreo), Armada española desde ta unión de Castilla
y Aragón, Madrid, 1895-1903, 9 vols.
[123-124] F E R N Á N D E Z D U R O (C), Disquisiciones náuticas, Madrid, 1876-1881,6 vols.
4. HISTORIA DE LAEXPANSIÓN EUROPEA
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 166/186
[101] L A V I S S E (E.), Híytoire de France, Paris, 1901-1911, t. IIP, IV , IV», V .[102] The Oxford English History, t. IV, V, VI, y VII, M. P O W I C K E , M . M A C
KiRS CK E. F. J A C O B , J. D. M A C K I E , Oxford, 1955, 1962.
[103] P iRENNE (H.), Histoire de Belgique, Bruselas, 1922-1923 (3.« éd., t. II
y rii).[104] Algemene Geschidenis der Nederlanden, U t r e ch t t. III (1951), t. IV
(1952).
3. HISTORIAS GENERALES Y PARTICULARES
[105] «Peuples etCivilisations», t. VII , VIP et VIII, P a r í s , 1931, 3. ed.,1946.
[106] «Histoire genérale des Civilisations., P a r í s , t. III, 5.» ed., 1967 ; t. IV,5.» ed., 1967. (Trad. española , Barcelona, t. III, 1961 ; t. IV, 1964.)
Colección «Destinos del M u n d o » :[107] L Ó P E Z (R. S.), Naissance de fEurope, P a r í s , 1963. (Trad. esp., Barce
lona, 1965).
[108] F L I C H E (A.) yM A R T I N (V.), Histoire genérale de l Égtise, P a r í s , t. XII,X l i r , XIV y XV, 1960, 1964.
[109] B L O C H (R.) (dirigido por). Les grandes CiDilisations, P a r í s , vol. de J. L EGoFF ; J. D E L U M E A U ; P. C H A U N U , París, 1964-1967.
Q H A U N U (P.), L Amérique et les Amériques, P arís [528].B R A U D E L (F.), Ciuilisation matérielle et capitalisme, P a r í s , 1967 [365].
[110] B A L L E S T E R O S BE R E T T A (Antonio) (dirigido por). Historia de América,Barcelona, 25 vol. en curso.
[111] B A L L E S T E R O S B E R E T T A A.), y C O R T E S A O Jaime), Historia de América,
t. III, Génesis del descubrimiento. Los Portugueses, 1.» éd., 1947 ; 2. ed.,1961.
[112] B A L L E S T E R O S B E R E T T A (A.), ibid., t. IV, 1 y 2, Cristóbal Colón, 2 vols.,
1942.
298
Algunos nombres destacan y se imponen: Armando y Jaime Corte-
sao, Vitorino M a g a lh á e s Godinho, F. Mauro, D a m iá o Peres... Evidentemente recurriremos, ante todo, a sus trabajos.
B A I A O (Antonio) y sus colaboradores. Historia da expansáo portuguesano mundo [114].
[125] C O R T E S A O (Armando), Teoría geral dos descobrimentos portugueses, Lisboa,
1, 1940.
[126] C O R T E S A O (Jaime), Os descobrimentos portugueses, Lisboa, Arcadia, 1960,
2 vols. (fundamental).
L a obra de Vitorino M a g a lh áe s Godinho puede ser considerada como
fundamental y en especial, desde nuestro punto de vista, losn ú m e -ros [47], [127], [135] y [137] :
[127] G O D I N H O (V. M.). Aexpansáo quatroceniista portuguesa. Problemas dasorígenes e da linha de eüotu(áo, Lisboa, 1944.
[128] G O D I N H O (V. M.), A crise da historia e as suas nooas directrizes, Lisboa,
1946.
G O D I N H O (V. M.), Documentos sobre a expansáo portuguesa, Lisboa, 1943-1945, 3 vols. [47].
[129] G O D I N H O (V. M.), Historia económica e social da expansáo portuguesa, t. I,Marruecos, Lisboa, 1947.
[130] G O D I N H O (V. M.), A descoberta da Guiñé, Lisboa, 1947.
[131] G O D I N H O (V. M.), Le tournant de l empire portugais, Paris, 1951 (dactilo
grafiado, E . P . H . E . ) .[132] G Q D I N H O (V. M.), Aeconomía das Canarias non séculos XIV e XV, Sao
Paulo, 1952.
[133] G O D I N H O (V. M.), Les grandes découoerles, Coimbra, 1953.[134] G O D I N H O (V. M.), OtMediterráneo» saariano e as caravanas do ouro-
séculos XI-XV, Sao Paulo, 1956 ; y Revista de Historia de Sao Pauto,números 23, 24 y 25.
299
[135] GOD INHO (V. M.), L écoñomie de l empire portugais aux XV et XVI. siécles. L or et le poivre. Route de Guiñee et route du Cap tesis dactilo-
grafiada, Biblioteca de la Sorbona, 1958).
[136] GOD INHO (V. M.), Les finances de l Élat portugais des Indes orientales duXVI au debut du XVIII siécle (tesis dactilografiada, Biblioteca dela Sorbona, 1958) (próxima aparición [135 y 136] en las Collectionsde la VI section de l E.P.H.E.).
[137] GOD INHO (V. M.), A economía dos descobrimentos henriquinos, Lisboa,1962.
[138] GOD INHO (V. M.), Os descobrimentos e a economía mundial, Lisboa, 1963(en curso).
[138 bis] GODINHO (V. ¡Vf.), Le Portugal devant l Histoíre (Annales E.S.C.,1948, págs. 347-352).
[139] J U L I E N (Ch.-A.), Les voyages de découverte et les premiers établissements(XV -XVI siécle (franceses), París, 1948 (obra importante principalmente por su bibliografía).
[139 bis] LARONC I ÉR E (Ch.), La découverte de l Afrique au Moyen Age, ElCairo, 1924-1927, 3 vols. (importante).
[140] L EGENT I L (G.), Découverte du Monde, París, 1954.[141] L E I T E (D.), Historia dos Descobrimentos. Colectánea de esparsos, Orga-
ni sa fáo , notas e estudo final de V. M. GODINHO, Lisboa, 1959-1962,2 vols. (muy importante).
[142] M A U RO (F.), Le Portugal et VAtlantique (1570-1670). Elude économique,París , 1960 (fundamental para toda la historia de la expansión).
[143] M A U RO (F.), L expansion européenne (1600-1870), París, 1.' ed., 1964 ;
[150] MAUNY (R.), Tableau géographique de t Ouest ajricain au Moyen Age,d aprés les sources écrites, la tradition et t archéologie, Dakar, 196i;
[151] v E Z C (A. d'), Notice des découvertes faites au Moyen Age dans Vocean
Atlantique antérleuremenl aux grandes découvertes portugaises du XV(para la historia de la historia), París, 1845.
[152] v E Z C (A. d'), L expédition génoise des fréres Vivaldi á la découverte dela route maritime des Indes orientales au XIII , Paris, extracto, 1859.
[153] G A F F A R E L (P.), Les Franjáis au-delá des mers. Les découvertes franfalsesdu XIV au XVI : cote des Guiñee, du Brésil et d Amérique du Nord,Paris, 1888.
[154] MARORY (P.), Les navigalions frangaises et la révolution maritime da XIVau X VI d aprés ¡es documents inédits (para la historia de la historia),Par í s , 1867.
[155] REPARAZ (Gon?al de). Historia deis descobriments geográfics, Barcelona,1927-1928, 2 vols.
[156] REPARAZ (G . de), Catalunya a les mars. Navegants, mercaders i cartógrafscatalans, Barcelona, 1930.
[157] VERL INDEN (Ch.), Précédents médiévaux de la colonie en Amérique, México,1954.
[158] VERL INDEN (Ch.), Lanzarotto .Malocello et la découverte portugaise desCanaries (R.B.P.H., 1958, págs. 1173-1209).[159] VERL INDEN (Ch.), Navigateurs, marchands et colons italiens au service
de la découverte et de la colonisation portugaise sous Henri le Navi-gateur (Le Moyen Age, 1958, págs. 467-497).
[160] V ERL I NDEN (Ch.), Les origines de la civilisation atlantique, Neuchátel
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 167/186
2.» ed., 1967. (Trad. esp., Barcelona, 1968).[144] C H A U N U (P.), Brésil et Atlantique (Annales E.S.C., 1961, págs. 1176-
1207).[144 bis] CHAUNU (P.), Le rythme trentenaire de l'expansion européenne (Anna
lesE.S.C., 1966, págs. 886-893).[145] MoLL T (M.), Le Moyen Age, en Histoire uniuerselte des explorations de
L . M . PARIAS, Paris, 19.53, t. I, págs. 253-408.[146] NuÑEs DÍAS Manuel), O capitalismo monárquico portugués (1415-1549).
Contribuido para o estudo das origines do Capitalismo Moderno, Coimbra,1963-1964, 2 vols. in-S.» (importante).
[147] P E R E S (D.), Historia dos Descobrimentos Portugueses, segunda edición
actualizada, Coimbra, 1960.P É RE Z E M B I D (F.), Et Almirantazgo de Castilla, 1949 [596].[148] P ÉREZ E M B I D (F.), Los descubrimientos en el Atlántico y la rivalidad
castellano-portuguesa hasta el tratado de Tordesillas, Sevilla, E.E.H.A.,
1948 (importante).. [148 bis] RuMEU DEA RM A S .\ntonio), España en el .ifrica Atlántica, .Madrid,
C . S . L C ) , 1956, 2 vols.
5. HISTORIA DE LA EXPANSIÓN EUROPEA
LOS PRECEDENTES MEDIEVALES
Reservaremos un lugar destacado a lo que, por comodidad, llamamos los precedentes medievales de la expansión, partiendo de los sólidostrabajos de Raymond .Mauny que dan el estado de la cuestión.
[149] M A U N Y (R.), Les navigalions medievales sur les coles sahariennes antérieuresá ladécouverte portugaise (1434) (fundamental), Lisboa, C . E .H . U . , 1960.
300
y París, 1966.
6. LA HISTORIA DE LA HISTORIA
La historia de los precedentes medievales es difícilmente disociabledel importante capítulo de la historia de la historia. Clasificamos aquílos estudios poco numerosos dedicados a la historiografía. Es de desearque Luis de Matos y E. G. L. Randles hagan escuela. Incluimos aquílibros en parte refutados, o anticuados, pero que han marcado etapasen la historia del pensamiento, y también, algunos clásicos, sifmpre
jóvenes e insustituibles : los Cleirac, Duhamel, Fournier.[161] APRICANUS (León el Africano), Descriplion de l Afrique, Lyón, 1556.[162] A-NTHIAUME (abad A.), Évolution et enseignement de la science nautique
en France et principalemenl chez les Normands (prefacio del almiranteBUCHARD) , París, 1920, 2 vols.
[163] ATKINSON (Geoffroy), La littérature géographique fran^aise de la Renais-sance, París, 1927-1936, 2 vols.
[164] BARBOSA (Duarte), O livro de Duarte Barbosa (hacia 1518), ed. españolapor V. RAMUSIO, Venecia, 1550 ; ed. portuguesa, Lisboa, 1867 (en Noticias Ultramarinas).
[165] BEN S A ÚDE (Joaquim) (fundamental y en parte insustituible), L astro-nomie nautique au Portugal á l époque des grandes découvertes, Berna,1912.
[166] BENSAÚDE (J.) Histoire de la science nautique portugaise á l époque desgrandes découvertes. Colección de documentos publicados por orden delministerio de Instrucción pública de la República portuguesa, Munich
y Lisboa, 1914-1924, 7 vols.
301
( [167]B E N S A Ú D E (J.), Les légendes allemandes sur Vhisíoire des découoerles
j maritimes portugaises, Ginebra, 1917-1920.' [168]B E N S A Ú D E (J.), Lacunes e t surprises de l'histoire des découvertes maritimes,
Coimbra, 1930.
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C O R T E S A O (Jaime) [125].
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peches et histoire des poissons qu'elles fournissent, París, Saillant y Nyon,1769-1782, 3 vols.F E R N . Í N D E Z D E N A V A R R E T E (M.), Colección de los viajes y descubrimientos
( que hicieron por mar los españoles desde final del siglo XV, Madrid,5 vols. [65], [66].
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G O D I N H O (V. M) [127] y [128].
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Joannis (quem vulgo Presbgterum Joannem vocant) de genllum (1450),
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Americ Vespuci et ses voyages, París, 1842.[195] S A N T A R E M ( V de), Essai sur Vhisíoire de la co smographie et de la carlo-
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rinstitut des Hautes Études de 1'Amérique latine, núm. 2.
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[199] V A R N H A G E N (F. A. de). Les voyages de AmericVespu ci, París, 1858.[200] V A R N H A G E N (F. A. de), Amerigo Vespucci, Viena, 1869.[201] V A R N H A G E N (F . A. de), Nouvelles recherches sur les derniers voyages du
navigateur florentin, Viena, 1869.[202] V A R N H A G E N (F. A. de), SulVimpoitanza d'un manuscrito inédito della
biblioteca imperiale di Vienne per ver ificarse guale fu la prima isola scoperta
del Colombo e anche altri punti della storia della America, Viena, 1869.[203] V A R N H A G E N (F. A. de), Ainda Amerigo Vespucci, Viena, 1874.
7. NAVEGACIÓN, ARTE N.ÍUTICO,
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
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' París, 1541 ; Lovaina, 1544.
, [176]G R Y N E U S (Simón), autor del prólogo de AToüus O riís , Basilea y París, 1552.
[177] H U M B O L D T (Alexandre), Examen critique de l'histoire, de la géographiedu Nouveau Continent et des progrés de l'astronomie aux XV et XVI'
siécles, París, Gide, 1836-1839, 5 t. en 4 vols.í [178]H U M B O L D T (A. de), Essai palique sur le Royanme de la Nouvelle -Espagne
París, 1.' ed., 1808, 4 vols.; 2.» ed., París, 1825.
( [179]H U M B O L D T (A. de), Essai politique sur Viste de Cuba, Paris, 2.' ed., 1826-
1827, 6 vols.[180] H U M B O L D T (A. de), Essai politique sur VOrénoque, París, 1808, 2 vols.[181] H U M B O L D T (A. de), Tableau statisque de Vite de Cuba, Paris, 1831.
[182] H U M B O L D T (.\ de), Tableau statisque de México, París, 1811.[183] H U M B O L D T (A. de), Voyage auxrégions équinoxiales du Nouveau Conti-
nent, París, 1814-1825, 3 vols. in-folio (en colaboración conB O N P L A N D ) .[184] H U M B O L D T (A. de), Viage a las cegiones equinociales, París, 1826, 5 vols.
' [185]H U M B O L D T (A. de), Madére, París, 1826.
L E I T E (D.) [141].
' [186]M A S S E R (Leonardo de Cha), Relazioni (v. 1505), in Memorias da Acade-I mia Real das Ciencias de Lisboa, nueva serie, t. VI, Lisboa.
[187] M A T O S (Luis de), L expansion portugaise dans la littétature latine de la
I Renaissance, París, dactilografiada. Biblioteca de la Sorbona, 1959.
[188] M A T O S (L. de). Les Portugais en France au XVI' siécle, Coimbra, 1952.
( [189]M u N S T R (S.), La cosmographie universelle, Basilea, 1554.
[190] P H E L A N (J . L.), The milennial Kingdom of the Franciscans in the Neu)( World. A study in the Writings of Gerónimo de Mendieta (1525-1604),
Berkeley, Univers. of California, Public, of Hist., núm. 52, 1956.
• [191]R A N D L E S (W . G. L.) , L image du, Sud-Est africain dans la littérature
I européenne du XVI' siécle, Lisboa, C . E . H . U ., 1959.
[192] S A N T A R E M ( V de). Opúsculos e esparsos, Lisboa, 1910 (recopilación de
( artículos de los años 1830-1840).
* .302
(
TÉCNICAS MARÍTIMAS
L a historia de los grandes descubrimientos no puede separarse de
la historia de las ciencias y técnicas del mar. Yello desde principiosdel siglo X I X . La historiografía lo pone de manifiesto desde Humboldthasta Bensaúde. Aquí se ha centrado el esfuerzo más fecundo desdehace veinte años. En esto se opera la renovación de los conocimientosy de la problemática.
Debe rendirse un homenaje a la Commission d Histoire maritime, a
Michel MoUat, su presidente, y a la VI' section de la École Pratique des
Hautes Études, por la creación, organización y publicación de los colo-(fuios de historia marítima, instrumento incomparable.
Partir de los estudios fundamentales de :
[204] T A Y L O R (E. G. R.), The Haven Finding. A history of naoigation from
Odyssaeus to Captain Cook, Londres, 1.» ed., 1956; 2.» ed., 1958.[205] Colloques d'histoire maritime, bajo la dirección de MichelM O L L A T 1 co
loquio, París (1956), París, 1957.
[206] 2. coloquio, París (1957), París, 1958.[207] 3. coloquio, París (1958), Paris, 1960.[208] 4. coloquio, París (1959), París, 1962.[209] 5.» coloquio, Lisboa (1960), París, 1966.[210| 6.» coloquio, Lorenzo .Márquez (1962), París, 1964.[211] 7. coloquio, Viena (1965), Paris, 1965.
Aparecerá en París, 8. coloquio, Beirut (1966), v 9. coloquio Se
villa, 1967.
[212] M O R I S O N (almirante Samuel Eliot), Admiral of the Ocean Sea. A Ufe ofChristopher Columbus, Boston, 1942.
[213] G A G O C O U T I N H O (almirante). A náutica dos descobrimentos, Lisboa, 1951-1952, 2 vols.
303
[214] DA M O T A comandante A . Teixeira), A arle de nauigar no Mediterráneo
nos sécalos XIII-XVII e a criagáo da naoegagáo astronómica no Atlán-
tico e Indico, Lisboa, 1957.
A) E L N A V I O
En primer lugar, el maravilloso instrumento :
Véanse los importantes estudios de L E P E B V R E DES N O E T T E S [227],
GuiLLEüx LA R O É R I E [220], comandante Louis D E N O I X [205-206], Ber-
trand y Paul G I L L E (en Histoire des Techniques [118] y Coloquios [205-211]),
Jacques B E R N A R D Coloquios [205-211] y Navires et gens de mer á Bor-
deaux, vers 1400-uers 1550, París, Sevpen, 1968, 3 vols.), y J. N E E D H A MColoquios [209] y Science and Cioilization in China [498]).
[215] A N T H I A U M E abad A.), Le naoire. Sa construction, París, 1922.
[216] A N T H I A U M E abad A. ) , Le navire. Sa propulsión, Fécamp, 1924.
[217] A R T I Ñ A N O Y DEG A L D Á C A . N O Gervasio de). La arquitectura naval española
en madera, Barcelona, 1920.
[218] B R A Z - D E O L I V E I R A (J.), OS Navios da descoberta, Lisboa, 1894; reeditado
en 1940.
[219] FoNTURA DA CosT (A.), A marlnhu dos descobrimentos, Lisboa, 2.» ed.,
1939.
[220] GuiLLEUx DE LA R O É R I E (L.), Navires et marins. De la rame ál hélice,
[231] A L B U Q U E R Q U E (L. M . de), en S A R A I V A (A. J.), Historia da Cultura em
Portugal, Lisboa, 1950-1955, 2 vols. (t. II, págs. 369-507).[232] A L B U Q U E R Q U E (L. M . de), Algumas observacáos sobre o problema das
latitudas na marinha dos descobrimentos Revista da Facultad de Cien
cias da Uníversidade de Coimbra, 1960).A N T H I A U M E abad A.) [162].
[233] A N T H I A U M E (abad A.), La science aslronomique et nautique au Moyen Age
chez les Normands, El Havre, 1919.
[234] B ARB OSA (A.), Novos subsidios para o esludo da ciencia náutica, Oporto,
1919.
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[235] B E N S A Ú D E (J.), Introdugáo a Historia dos descobrimentos, Coimbra, 1962.
[236] C A R V A L H O (J. de), Esiudos sobre a cultura portuguesa do sécula XV,
Coimbra, 1949.
[237] COST A B ROCHADO O piloto árabe de Vasco de Gama, Lisboa, 1959.
[238] C H U M O V S K I (T. \.), Tres roteiros desconhecidos de Ahmad Ibn-Madjid,
o piloto árabe de Vasco de Gama, Lisboa, 1960.
F E R N Á N D E Z D U R O (C.) [123].
[239] F E R R A N D (G.), Instructions nautiques et routiers árabes et portugais des
XV et XVI siécles, Paris, 1928, 3 vols.[240] GARCI A F RANCO (S.), Historia del arte y ciencia de navegar, Madrid, 1947,
2 vols.
[241] L A G U A R D A T R Í A S (R. A.), Origen hispánico de las tablas náuticas dedeclinación solar (Revista general de Marina, sept. 1958).
[241 bis] L A G U A R D A TRIAS (R. A.), Las tablas náuticas de la expedición de
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París l.« ed., 1930; 2.» ed., París 1946, 2 vols.
[221] G U I L L E U X LA R O É R I E (L.) , Les transformations du gouvernail (Annales
d Histoire écon. el soc, 1935, págs. 564-583).
[222] G U I L L E U X LAR O E R I E (L.), Introduction á une histoire du navire (Anna
les, E.S.C., 1956, págs. 145-153).
[223] JAL (A.), Archéologte naoale, París, 1840, 2 vols.
[224] J A L A.) , Glossaire nautique, París, 1848 (se está preparando una ediciónrefundida bajo la dirección de Michel M O L L A T .
[225] L A Ñ E (F. C) , Venitian ships and shipbuilders of the Renaissance, Balti-
more, 1933.
[226] L A Ñ E (F. C) , Navires et constructlons á Venise pendant la Renaissance,
ed. francesa, París, 1965.[227] L E F E B V R E DESN O É T T E S (R.), De la marine antigüe á la marine moderne.
La révolution du gouvernail. Contribution á l étude de l esclavage, París,
1935.
[227 bis] L E F E B V R E DES N O E T T E S (R.), L altelage. Le cheval de selle á travers
les ages..., París, 1931, 2 vols.
[228] L O P E S DE M E N D O N Q A Estados sobre os navios portugueses dos séculos XV
e XVI, Lisboa, 1892.
[229] P O U J A D E (J.), La route des Indes et ses navires, París, 1946.
[230] QuiRiNO DA F O N S E C A A caravela portuguesa, Coimbra, 1939.
[230 bis] T E N E N T I (A.) y VI VANT I (C), Le fllm d un grand systéme de navigation. Les geléres marchandes vénitiennes (Annales, E.S.C. 1961,páginas 83-84).
B) E L A R T E N Á U T I C O
Los trabajos más útiles han
sido publicados a partir de 1945. a r -
tiremos de los trabajos fundamentales de S. E. MORISON [212], A. Teixeira DA M O T A [214, 56], G. B E A U J O U A N [205, 209].
304
Magallanes-Elcano (Boletín de la Real Academia de la Historia, 1964,
págs. 57-73).
[242] L A G U A R D A T R U S (R. A.), Et infante Don Henrique, Lisboa, 1960.
[242 bis] L A G U A R D A TRIAS (R. A.), La aportación científica de Mallorquines y
Portugueses a la cartografía náutica en ¡os siglos XIV al XVI, Madrid,
1963.
[243] MORÁI S E S O U S A A ciencia náutica dos pilotos portugueses nos séculos XV
e XVI, Lisboa, 1929, 2 vols.
[244] R E Y P AST OR (J.), La ciencia y la técnica en el descubrimiento de América,Buenos Aires, 2. ed., 1945.
C) LA C A R T O G R A F Í A
E l mapa, instrumento privilegiado del arte náutico.Dos hombres dominan : Armando Cortesio y Teixeira da Mota:
C O R T E S A O (A.) y T E I X E I R A DA M O T A (A.), Portugaliae Monumenta carlo-
graphica (en curso), fundamental [56].[245] CORT E SAO (A.), Cartografía e cartógrafos portugueses dos séculos XV e XVI,
Lisboa, 1935, 2 vols.
[246] CORT E SAO (A.), The nautical charl of 1424 and the early discovery andcartografical representation of America, Coimbra, 1954 (pertenece a laleyenda del predescubrimiento de América).
[247] CORT E SAO (A.), Cartografía portuguesa antigua, Lisboa, 1960.[248] C R O N E (C), Maps and their makers, Londres, 1953.
R E P A R A Z (G. de). Historia deis descobriments geográfics [155].R E P A R A Z
(G. de), Catalunya
a les mars [156].
8. HISTORIA DEL PENSAMIENTO
E l arte náutico es tá ligado a los progresos de las ciencias, de las
técnicas de las necesidades. El c a p í tu l o particular del arte náuticodesemboca enuna historia más general del pensamiento.
[249} B E T T ( H . ) , Nicolás de Cusa, Londres, 1932.
[250] D u H E M (P.), Le sysléme du Monde. Histoire des doctrines cosmologiquesde Platón á Copernic, Par ís , 2.* ed., 1958-1959 , 10 vols.
[251] D u H E M (P.), La philosophie de Nicolás de Cues, Par ís , 1941.
[252] D U H E M (P.), Eludes sur Léonard de Vinel, Par ís , 1906-1913 , 2 vols.
[253] G A N D I L L A C (M. de), CEuvres cholstes de Nicolás de Cues, Par ís , 1942.
[254] G iL SON (E.), Études sur le role de la pensée médiéuale dans la formation
du systéme cariésien, Par ís , 1951.
[255] G i L s o N (E.), La philosophie duMoyen Age, Par ís , 1944 1952.
[256] H o c E D E Z (E.), Richard de Middleton, Lovaina, 1925.
[257] K o Y R É (A.), Études galiléennes, Par ís , 1940.
[258] K o Y R É (A.), Larévolution aslronomique, Par ís , 1961.[259] K o Y R É (A.), Du monde clos á l unlvers infini, Par ís , 1962.
[260] K o Y R É (A.), Études d histoire de lapensée scientifique, Par ís , 1966.
[261] K o Y R É (A.), É tu d e s d histoire de la pensée scientifique, Par ís , 1966.
[262] L U N A R E S (A.), Raymond Lulle, philosophe de Vacilón, Par ís , 1963.
[263] L L I N A R E S (A.), Le livre du Gentil et des trols sages, Par ís , 1966.
[273] W I T T E (Ch. M. de). Les bulles pontificales et l expansion portugaisedu xv« s iéc le (Revue d Hlst. eclésiastique, Lovaina, 1953-1954).
10 . EL MARCO
LA ECONOMIA GENERAL DE LA EDAD MEDIA OCCIDENTAL
M ás que los medios, cuentan los motivos y en primer lugar, la pre
s ión de la economía .
[274] B o uTRUCHE ( R . ) , La crise d unesociété. Seigneurs et paysans du Bordelais
pendant la guerre de Cent Ans, Par ís , 1.» ed., 1947 ; 2. ed., 1963.
[275] C A S T E R ( G . ) , Le commerce du pastel et de Vépicerie áToulouse de 1450environ h 1561, Toulouse, 1962.
[276] D i O N (R . ) , Histoire de la vigne et du vín en France des origines au XIX
siécle, Par ís , 1959.
[277] D u B Y (G.), L écoñomie rurale et lavie des campagnes dans VOccident
medieval, Par ís , 2 vols., 1962.[278] F o u R Q U i N ( G . ) , Les campagnes de la reglón parisienne ála fin da Moyen
Age, Par ís , 1964.
[279] P i R E NN E ( H . ) , Histoire économique de VOccident medieval, Bruselas, 1951.(Trad. E s p a ñ o l a , M é x ic o ) .
[279 bis] P i R E NN E ( H . ) , Mahomet et Charlemague, Par ís Bruselas, 1937.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 170/186
[264] M o uL i N i E R (L.), Nicolás de Cusa. De la docte ignorance, Par ís , 1930.
[2 6 5 ] V A N S T E E N B E R G H E ( E . ) , Le cardinal Nicolás de Cues, Par ís , 1920.
9. LA CRUZADA
M ás aún que los medios, lo que cuenta son los motivos. Entre ellos
a nivel de ps ico log ía colectiva, la cruzada y naturalmente, la obra maestra de Alphonse Dupront en acto representac ión :
[266] A L P H A N D É R Y (P.) D U P R O N T (A.), La chrétienté el Vidée de croisade,
P a r í s , 1954-1959 , 2 vols.[267] A T I Y A (A. S.), The Crusade in the Latín Middle Ages, Londres, 1938.
[268] BARRADAS D E C A R V A L H O (M.), L idéo log ie religieuse dans la «Crónicados feitos deGuiñé» (Butlettn des Eludes portugaises. Instituí frangals
au Portugal, Lisboa, 1956).[268 bis] B A R R A D A S D E C A R V A L H O (M.), L idéo log ie religieuse dans la«Carta»
de Vaz Carminha (Bulletín des Études portugaises. Instituí franfais au
Portugal, Lisboa, 1960).[269] DUP RONT (A.), Le mythe de croisade. Essai de sociologie religieuse, Paris,
Biblioteca de la Sorbona, 4000 págs . dactilografiadas, 1956.
[270] E R D M A N N ( C) , A ideía de cruzada em Portugal, Coimbra, 1940.
[271] G R O U S S E T (R . ) , Histoire des Croisades et du royanme latín de Jérusalem,París , 1934-1936 , 3 vols.
[271 bis] G R O U S S E T ( R . ) , Hísloire du Moyen Age. L Oríent latín (en t. IX ,
Histoire genérale deG L O T Z e Histoire du Moyen Age. L Asie oriéntale(en t. X , Ibld.), Par ís , 1941, 1945.
[272] J O R G A (N.), Phllippe de Méziéres et la croisade au XIV siécle, Par ís ,1896.
[272 bis] J O R G A ( N . ) , Notes et extraits pour servir áVhisíoire des Crosaides au
XV siécle, Par ís , 1899-1902 , 3 vols.
306
[280] W o L F í (Ph.), Commerces el marchands de Toulouse (vers 1350-1450),
P a r í s , 1954.
11. ELMARCO. LAECONOMÍA MARÍTIMA
Se trata de un sector privilegiado. Debe reservarse un lugar especial
a la ob ra de Michel Mollat que ha contribuido a renovar estos estudios.
[281] B o i s s o NN AD E (P.), La renaissance et l essor de la vie commerciale en
Poitou-Aunis et Saintonge du x au xv (Revue d Histoire économique,tomo X I I , 1924).
[282] B A L L E S T E R O S B E R E T T A (Antonio), La marina cantábrica y Juan de la
Cosa, Santander, 1959.[283] B A R A T I E R (E.) R E Y N A U D (F.), Histoire du commerce de Marseille, t. II,
1291-1480, Paris, 1951.
1284] B O U T R U C H E (R.) cois., Histoire ducommerce de Bordeaux de 1453
á ni5, Burdeos, 1966.
[285] C A R U S - W I L S O N (E . M.) C O L E M A N (O.), England Export Trade, 1275-
1537, Oxford, 1963.
[286] C R A E Y B E C K X (Jan), Un grand commerce d importation; les vins de France
aux anciens Pays-Bas (XIII -XVI siécles), Paris, 1958.
[287] D A R D E L ( E . ) , La peche harengére en France, Paris, 1941.
[288] D o EHA ERD ( R . ) , Les relations commerciales entre Genes, la Belgique et
V Outremont d aprés les archives notariales génoises aux XIII el XIV
siécles, Bruselas 1941, 3 vols.
[289] D o EHA ERD ( R . ) , Études anversoises. Documents sur le commerce inlerna-tlonal á Anvers, 1488-1514, Par ís , 1962-1963 , 3 vols.
[290] D A E N E L L ( E . ) , Die Blütezeit der Deutschen Hanse, B er l ín , 1905 , 2 vols.[291] D O L U N G E R (Ph.), La Hanse (XII -XVW siécles), Paris, 1964.
[292] G o R i s (J. A.), Elude sur tes colonies marchandes meridionales á Anvers
de 1488 á1567, Lovaina, 1925.
307
[ 2 9 3 ] " H E E R S (J.), Genes au XV siécle. Acliuilé économique el problémes sociaux,
París, 1961.[294] H E Y D (W.), Histoire du conunerce du Levant au Moyen Age, Leipzig,
1885-1886, 2 vols.[295] K E R L I N G (N. J.), Commercial relations of Holland and Zealand with
England from the late 13rd Cenlury to the cióse the Middle Ages, Leiden,1954.
[296] K E R R E M A N S (Ch.), Les relations commerciales entre Genes, la Belgiqueet Outremont d aprés les archives notariales génoises, 1400-1440, Bruselas, 1952.
[297] M O L L A T (M.), Le commerce maritime normand á la fin du Moyen Age,París, 1952.
[298] M O L L A T (M.), J O H A N S E N (P.), POSTAN (M.), SAPORI (A.), V E R L I N D E N Ch.),
L écoñomie européenne aux deux derniers siécles du Moyen Age (X Con-gresso Internazionale di Science storiche, Roma, 1955, Relazioni, VI).
[299] M O L L A T (M.), La complabilité du port de Dieppe au XV siécle, París,1951.
[300] R E N O U A R D (Y.) y cois., Bordeaux sous les rois d Angteterre, Burdeos,
1965.[301] RAU (Virginia), A exploragao e o comercio do sal de Setubal, Lisboa, 1951.[302] T o u c H R D (H), Le commerce maritime bretón á ta fin du Moyen Age,
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[594] PÉREZ DET U D E L A B U E S O (J.), Política de p oblamiento y política de con
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[595] PÉREZ DET U D E L A B U E S O J.), La quiebra de la factoría y el nuevo
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320
321
í n d i c e a l f a b é t i c o
Albano (P. d ), 223.
A B U B A K E R califa), 23.A B I S I N I A , 91, 185; judeocristiana, 8.
Acadenia s í n i c a , 207.
AcAPULca, 138.
Adam (P.), 217, 218.
A D Á N , 18.
Alcalde mayor, 141.
A L C Á N T A R A , 44.
A L E G R A N Z A , 62.
A L E N T E J O , 45.
A L E P O , 233.
A L E J A N D R O VI papa), 167.
A L E J A N D R Í A , 8, 9, 11, 36, 37, 91, 96,
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 178/186
A D E N , 95.
A D R I Á T I C O , 261.
Aeterni Patris bula), 130, 131.
A F G A N O S , 6.
A F O N S O D.), 87.
AroNSO E.), 81.
Á F R I C A , 3, 16, 32, 41, 50, 54, .56, 59,
62, 63, 65, 66, 72, 74, 77, 81, 83,
84, 88, 89, 91, 92, 93, 96, 105, 107,
108, 112, 127, 130, 134, 172, 175,
180. 181, 199, 200, 201, 223, 226,
231, 232, 234, 240, 253, 268, 270,
271, 284; las , 8, 272, 284.
A G U E R cabo), 82.
Aguja imantada, 216, 219, 220, 224, 225,227.
A L A R C O S , 42.
A L B E R T O M A G N O , X.
Albufarig (G.). V. Bar Hebraeus.
A L B U Q U E R Q U E A. de), 105.
A L C A C E R , 66, 67, 85.
ALCAgoVAS-TOLEDO tratado de ), 89.
205.
Alfayran, 111.
A L G A R V E , 14, 45, 75, 79, 80, 82, 85,
88, 107, 113, 119, 134, 174, 237,
239, 250, 279.
A L C E C I R A S , 44, 66, 67.
A l i me n t a c i ó n , 25. 257, 259.
Alisio, 54, 69, 81, 83, 91, 92, 96, 121,
122, 127, 280.
A L E . M A N I A , 25, 50, 60, 169. 235 262,
280.
.•\.L.MOHADES. 42.
. \ L M O R Á V I D E S , 62, 60.
A L P E S , 169.
. \LF O.N SO I EL C A T Ó L I C O , 23.
A LF O.N SO I V, 63.
A L F O . V S O V , 88.
A L F O N S O VIII. 44.
Alvares (Fr. }.), 291.
A . M A R A V A T I , 95.
. \ M B E R E S , 169. 205.
Amerindias humanidades ), 187.
* El índice sólo incluye referencias al te.xto y a las fuentes. Los nombres
de personas y lugares aparecen impresos en VERSALITAS; los nombres de autores
en cursiva; las nombres de materias en caracteres ordinarios.
323
. A MÉ R I C A , 15, 17, 36, 105, 124, 137, 172-
174, 181, 257, 258, 268, 270, 282,
284; —densa de las mesetas, 256;— precolombina, 186; las —, 8, 83,
186, 284.
A M É R I C A islas de —), 105-145.
A MS T E R D A M, 265.
A N Á H Ü A C (meseta del —), 7, 187.
Anál i s i s (de contenidos), 288.
AMANDA príncipe), 29.
A N A T O L I A , 5, 27, 30, 50, 62.
. A N D A L U C Í A , 82, 88, 114, 131, 280, 264.
A N F A , 71.
A N C E D I V A (isla de —), 96.
Anglería P. M. de), 168, 169, 293.
A N C O (J.), 176.
A N G O L A , 5
A N G R A DOS RUIVOS, 73, 78.
A N O B O M , 88.
Anthiaume A.), 176.A N T I G U A (isla), 132
A N T I L L A N O (arco), 84.
A N T I L L A S , 84, 111, 214, 231.
A R G I L O F O (J. A.), 38.
A R C U I M 57, 76, 77, 81, 84-87, 89, 269.
A R C U I N . V. Arguim.Aristóteles X, 173.
Aristotelismo, X, 41.
Armamento, 62.
A R N H E M , 265.
Arquivío, — distrital de Funchal, 290;
— histórico ultramarino, 289; —
municipal de Angra do Heroísmo,290; — nacional da Torre de Tom
bo, 289.
Arrozal, 258-259; —inundado, 258.
ARRUDA M. M . V.), 292.
Ars Magna. V.Ramón Lliill.A R Z I L A , 53, 65, 85.
ASAFI. V. Safi.
Ascelino NJ, 33, 300.ASIA, 26, 30, 31, 33-35, 41, 83, 91, 96,
105 107, 109. 112, 113, 122, 172,
200, 201, 233, 234, 240, 271, 273,
282, 284; las —, 284; — central, 27,
30, 31; —menor, 27, 34, 217; —
Baardson L). 13.
B A B E Q U E (is . ), 125.
Bacalao, 280Bacon R.), 219.
B A D A JO Z . 44, 130, 140.
Baehrel R.), 266.
BAGDAD, 27, 233.
BACIO (isla), 63.
B A H A MA S , 124, 179.
Baiao A.), 86, 90.
Balandier G.), 58.
B A L C A N E S , 30, 62.
BALDAXA (A. G.), 78.
B A L E A R E S , 39, 44.
B A L K H , 31.
Ballesteros A.), 176.Ballestilla báculo de Jacob), 225
BAMBANDYNALO, 184.
B A MB O (?.), 168.
B A M B U K . 56.
Banco di San Giorgio, 290.
Banco dedepós i to , 231, 235
B A N C W E U L U (lago), 184
B É T H E N C O U R T (G. de), 300.
B É T H E N C O U R T (J. de), 64, 114, 175,
300.B É T H E N C O U R T M. de), 75.
Bibliografía, 288; —deColón, 106;— de China en el pensamiento fran
cé s del siglo x v i i i 170.
Biblioteca, — de la Academia de Cien
cias, 289; —Este Módena) , 84;
— Nacional Par í s ) , 289.
B I L B A O , 53.
B I N T H U A N , 95.
BIZANCIO, 225, 233, 234, 235.
BIZ.4NTIN0 (imperio), 230, 233.
BLA^•co cabo), 72, 73, 94, 269.
Bloch M.), 25.
B O A G E N T E (Terra de —), 93.
BOSADILLA (F. de), 141, 142.
B O H E M I A , 50, 60.
B O JA D O R (cabo). 16. 40, 54, 65, 69, 72,
73, 78, 82, 88, 168, 212, 269.
Bolina, 69, 89, 212.
BONACCA (isla), 144.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 179/186
Añ o mil, 6, 28, 232.
A P U L I A , 34.
A Q A B A , 36.
Á R A B E S 41, 66, 219, 221; navegantes
— , 31; navegación —, 93; —ma-
kil, 71.
A R A B I A , 23, 32.
A R A G Ó N 39, 43-45, 61, 66, 88, 169.
A R A K A M , 95.
A R A W A K 8, 124, 125 132-134, 187.
A R A Y A 137; salinas de —, 140.
Archivio, —di Stato di Genova, 290;
— di Stato di Venezia, 290.
Archivo, — de la Corona de Aragón,290; —beneral histórico de Mallor
ca, 290; —general de Indias (Se
villa), 168, 290; —general de Si
mancas, 290; —de Protocolos de
Sevilla, 290; —regional de Va
lencia, 290.
Archivos, —municipales de Lisboa,
289; —nacionales deParís, 290;
— del Palacio de laAjuda, 289;
— portuguses, 289.
A R G E L , 57.
mongol, 31; —de las estepas, 8.
A S I L A . V. Arzila.Astrolabio, 41, 222, 224, 226.
ASTURIAS, 52.
A T A H U A L P A , 187.
A T E N A S , 229.
Atkinson G.), 169.A T L Á N T I C O , 8, 11, 13, 14, 15, 16, 34,
37, 38. 40. 65. 67, 72, 90, 91, 94,
106, 120, 128, 168, 205, 221, 223,
224, 228, 229, 234, 261, 269, 281,
284; — meridiano, 180; — parale-
lográmico , 180.
A T L A S , 42.
A U D A G H O O T , 60.
A U C S B U R G O , 169.
A u R i L L A C (A. de), 74.
Avezac A.), 175.A V I L E S , 53.
Avis dinastía de —), 55, 68, 239, 281.
A Y U B Í E S , 27.
Azevedo E. de), 291.Azteca confederac ión) . 187.
Azúcar. 52, 54, 65, 108.
Azurara. V. Zurara.
324
BARBATE río), 23, 34.
BARCELONA, 39, 44, 56, 91, 129.
BARDI (banqueros), 239.
Bar Hebraeus, 27, 33.
Barros }. de), 81, 84, 291.
BASILEA, 169.
BASORA, 32, 95.
B A Y O N A , 53.
B E A R N , 50.
Beaujouan ÍG.), 216, 220, 222, 223, 224,
B E A U V A I S , 265.
«Bechalla» La), 107.
BEDUINOS, 24.
Behaim M.), 112, 174, 175 223. 271.
B E L T R A N E JA LA). 88.
Benedictinos de Saint-Maur, 93, 171.
BENGALA (golfo de —), 95.
BENIN, 271, 272.
Bensaúde J.), 174.BERBER-V 95.
B E R B E R Í A , 43, 60 . 65. 66, 234.
B E R E B E R E S , 23.
Bergeron P.), 300.
«Berrio» El), 92.
Bertin ].), 200.
BONIFAZ R.). 53.
BONPLAND A.), 173.
BONS SINAIS (río dos), 93.
Bontier P.), 291.
Borah W.), 187.
B O R N U , 57.
B O S T O N , 265.
BRAGA, 44, 290.
B R A H MA P U T R A , 32.BRANCO (cabo), 79.
BRASIL, 173, 280.
Braudel F.), 10, 40, 55, 57, 178, 232,
248, 255. 256. 257, 258, 270, 284.
B R E D O N , 220.
B R E S L A U biblioteca de —, 208; manus
crito de —, 210.
B R E T A Ñ A , 67.
Bni NgoN 265.
Brindley, 208.
B R I S T O L , 115, 137.
B R U JA S , 37, 205, 228, 264, 265, 290.
BRUSELAS, 290.
Buch L. de), 173.
Budismo, 6, 181.
325
B UE NA E SP E RANZ A cabo de ), 89 92
, í 94, 96, 182 269
Burckardt ].), 171.
B URDE O S, 173 290
B URG O S, 44, 52
BURRIANA, 44.
BuTüA 270
/ CAB O EL), 77, 105 217, 272
CABOTO J.), 118
Cabotaje, 35 55 66, 69 107.
C A B O R O X O . V. Cabo Rojo.
Cadaco R.), 291.
, Cadamosto A. o L. de), —, 84, 87,
222, 271, 291.
CÁDIZ, 13 44, 52 62 110 132 135
136, 140 144, 280
amo (EL>, 11, 91.
j CALABRIA, 34.
CALATRAVA, 43
CAL I CUT , 91, 93 94. 96, 105
Cambio letra de ) , 12 36, 229 231,
Carta deGargantúa a Pantagniel, 171.
CARTAGENA, 53.
O R T A G O , 74.
Cartas marinas, 217, 219, 225.
Cartista, XI.
Cartografía, 292.
CARV AJ AL A. de), 136.
Casa daGuiñé e Mina, 239, 240.
Casa daMoeda, 289.
Casa deContratación, 132.
CASAMANCE río), 81, 84.
CASTILLA, 42, 43, 44, 45, 46, 52, 64, 67,
72, 82, 88, 112, 113, 126, 131, 169,
172, 266, 280, 281, 284; Nueva —,
264.
CASTILLA DEL ORO, 144.CASTRO URDÍ AL E S, 53.
CATAL.4NES, 41, 43, 58, 65, 134.
C A T A L U Ñ A , 16, 26, 38, 39, 44, 45, 236.
C A T H A Y , 31, 109, 110, 123. .
Cénival C. de), 291.
CERDEÑA, 34, 39, 50.
Collera, 12, 25, 201.CO M O RE S, 95.
Cx>mpañía, 238, 239.
Compás, 217.
CO NG O , 57, 68, 89; bajo , 8, 89.
Congreso de Ciencias his tóricas Viena,
1965), 200.
Conquista, —americana, 257; ára-be, 6.
Conquistadores, 133, 141.
CONSTANTINO VII P O RF I RO G E NE T A, 37.
CONSTANTINOPLA, 31, 50.
Contabilidad por partida doble, 36.
Contrato de letamento, 250.
«Conucos», 258.
Convoyes, 139.
CooK J.), 173.
CÓRCEGA, 39, 50, 107.
Cordier H.), 293, 294.
CÓRDOBA, 44, 114; saqueo de , 42;
caída de , 23, 52.
230, 232, 234, 235, 250, 252. 253,
261, 265, 271.
Crónica compostelana, 53.
Crónica dos feitos da Guiñé. V. Zurara.
Crónicas , 300.
Cronómetro, 217, 227.
Cruzada, 37, 45, 62, 79, 230, 234, 254.
Cruzados, 27, 62.
Cuadrante, 225, 226, 231.
CUB A, 18, 111, 132, 139.
CUE NCA, 44.
Cultura; — b ú d i c a , 27; las , 5, 268,
284.
C U M A N Á , 173.
Cjirdos, 27.
Chajarift 174.
C H A M A BAY. 87.
CH AM P AÑA ferias de ). 37.
C H A O isla). 63.
CH ART RE S, 225.
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235 237.
, CANANOR, 91.
• QAttKRiAS 38 40 54, 63-65 72 75 77,
82, 85, 110 111, 121, 123 130-132,
136, 139 168 175 214.
Canales (revolución de los ), 202
CANDY N, 110
* CANTÁBRICO, 14, 52
I Cantarini A.), 290C A N T Ó N , 95 207.
CANT O R, 57.
C A O , 69 90 91, 105 112
Capitalismo, 16, 36, 40. 52, 85, 106,
, 183, 230 231, 235, 237, 239; del
Estado portugués . 231.Carabela. 79. 83 84. 88 89 91, 92 122
134. 136, 141, 144, 177, 212 213
i, 214, 223 224, 231, 269 271.
Caravana, 5, 9, 30, 35, 41, 57-60 269
271.
CARIBES, 124.
CARLOMAGNO, 24.
Carraca, 210
Carrera de Indias, 36, 127, 139 144,
180 205, 214, 226.
^ Carro, 201.
^ 326
CE UT A, 57, 65-67, 69, 72, 253; toma
de , 16, 54, 74, 171, 177, 280, 282.
CiBAO, 126, 133, 134.
Cícl icas , desviaciones , 263.
Ciclo, 55.
CI M A isla), 63.
Cinocéfalos , 33.
Cionarescu A.), 291, 295.
CiPANCO 109, 110, 111, 126.
Civilización, 5, 284; frente pionero de
— . X, 5; n ó m a d a , 4; pre
colombina, 17; sudanesa, 58.
Clipper, 214.
Cobre, 58, 59, 60, 184.
Coedes G.), 185.
Coelho N.), 92.
CO I M B RA, 290.
C O L Ó N B.), 107, 108.
C O L Ó N C), V, 31, 33, 38, 83, 96-145,
172, 174, 177, 187, 211, 213, 214,
219, 222, 226, 231, 250, 253, 273,
279, 294, 295.
C O L Ó N F.), 17, 106, 294, 295.
CO L O NI A, 169.
Columnas deHércules , 37, 38.
CoUeganza, 36, 230.
CO RE A, 256.
Cortesio A.), 69, 175, 177, 215, 292.
Cortesao J.), 69, 73, 76, 78, 82. 86,
94, 95, 175, 176, 215, 216, 253, 300.
CO RUB AL río), 81.
C O R V O isla), 64, 65.
CO SA J. DE LA ). 120, 140, 211.
Cosmografía, 107.
Cosmographiae Introductio, 169.
COSTA S. da), 87.
CousiN J.), 280.
Coutinho G.), 69, 175.
Couturíer (método ) , 252.
COVADONCA, 23.
CO V I L H A P. de), 91, 112, 224.
Coyuntura 14, 15, 17,18, 260, 263, 264;
— económica, 264; monetaria,
264.
Crecimiento, 17, 25, 105, 232. V. De-
mográfico.
Cresques A.), 63.
C R E T A , 217, 236.
CRI M E A, 50.
Cristiandad X, XI, 8, 10-12, 14, 18,22, 23, 26, 27. 37, 42, 56. 61. 68,
75, 77, 79, 109, 119, 120, 171, 172,
176, 186, 200, 201, 215, 227, 229,
Chaunu H. Y P.), 117, 124, 139, 188.
Chaunu P.), 188.
CH E B O URCAN, 31.
C H I C A C OL E , 95.
C H I N A , 5, 6, 26. 27. 28-31, 35, 36, 69,
108, 109, 126, 170, 172, 180-183,
185, 199, 207, 217, 227, 229, 233,
256, 257, 258, 260.
China (navegación ), 95.
CH I O CCI A, 261, 262.
Choque microbiano, 135.
D v L O R T O , 62. 63.
DAM ASCO . 233.
DANUBIO, 32.
DANUBIANA Europa ), 50.
Danza macabra, 267.
DANZIC, 168, 264.
DARÁ uadi), 71, 72.
DARIEN golfo del ), 144.
DAS TRES PONTAS cabo), 87.
D E K K A N , 185.
De Magnete. V. Peregrinas de Mari-
court.Demográf ico , balance , 4: cataclis
mo , 270: descenso , 259, 266:
crisis , 80: crecimiento , 12,
327
59 , 232; derrumbamiento , 232,2 7 1 ; equilibrio , 258; oscilacio
nes , 259; tensión , 259; excedentes , 268.
Denoix Comandante), 203, 210, 213.
Denucé J.), 177.Dermigny L.), 170.Descolonización 4.Descubrimientos (grandes ), 170-172,
215, 217, 284.
Descuento, 238.D E S V A L E R S (F.), 40.
D E Z A (D. de), 114.
D H L O - D H L O , 184.
DÍAS (B.) , 38. 69, 90-92, 112.
DÍAS (D.) , 79, 80.
Dios Dinis A. ].), 292.D IE P P E , 2Í3, 280, 290.
Diffie BJ, 289.D I U , 84.
D J E R B A , 39.
D J E Z IR E T AL K H A H D A T , 70.
Dobyns H. F.), 7.
ENRIQUE (infante), 77.
E N R IQ U E ELN A V E G A N T E , 16, 65, 67, 68,.
74, 75, 79, 82, 84-87, 108, 114, 115,
167, 171, 174, 186, 215, 224, 239,
247, 250, 251, 279, 282, 283.
E N R IQ U E IV, 113.
E N R IQ U E V H , 115.
Ensayos pol í t icos , 143.E R A S M O , 168.
Eratóstenes 229.ESCALAS DE L E V A N T E , 56.
Esc NDiN vi 12, 24, 233, 279.
Escíápodos , 33.Esclavos, 45, 59, 65, 79-81, 83, 134, 135,
270, 271.
ESCOBAR (P.) , 87.
Escolást ica , —nominalista, X ; seo-
tista, X.EscovEDO (R.), 123.
E S L A V OS , 5, 11.
E S P A Ñ A , X, , 3, 11, 14, 16, 17, 26, 34,
41-46, 50, 51, 56, 60, 85, 112, 113,
119, 120, 129, 131, 134, 173. 174,
FADALA, 71.
F A L A M E , 56.
F A R A M A , 94.
Fase A , 15, 17, 105, 260.Fase B, 15, 17, 65, 105, 232, 260.FELIPA (doña), 67, 108, 113.
F E L IP E ELH E R M O S O , 235.
FERNANDES (A.), 81, 83, 291.
Fernández de Navarrete M.), 171, 174,292, 294.
Fernández de Oviedo G.), 168, 171,293.
FERNANDINA (isla), 125.FERNANDO III. 52.
FERNANDO (infante). 77, 78.
FERNANDO ELC A T Ó L I C O , 136.
FERNANDO PO (isla), 272.F E Z , 66, 67, 71.
Fídalgo , 108.FLNLANDIA, 233.
Fischer, 177.
F L A N D E S , 25, 37, 50, 52, 66, 205, 208,
228, 236, 280.
FLORENCIA, 169, 238; concilio de —,
Gaijarel P.), 175.Gaj, 174.
Galera, 38, 203, 204, 214; damér
calo, 206.G A L U , 23, 24.
G A L I C U , 14, 52, 67, 140.
Galvao A.), 291.^Galvaay> El), 108.G A M A (P. de), 92.
G A M A (V. da), V , 37, 69, 92, 93-96,
172, 186, 213, 220, 223, 226, 240,
269, 273.
G A M B U (río), 73, 81, 84, 271.GANGES, 32.
G A N T E , 265.
Gao. 57.
GARBAS (isla de ) , 73, 79.
CARDAR, 13.
GEBA (río), 81.
G E D I , 94.
G E N C I S K H A N , 28, 30.
Gl\ovA, 12, 13, 16, 17, 35, 36-39, 40,
52, 106, 107, 108, 169, 176, 202, 219,
230, 234. 237, 250, 265, 279, 284.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 181/186
Documentos, 291.D OM INICA (isla), 132, 143.
Dominio (gran ), 12.
DORIA, 38.
Drakkars, 203, 204.DRAVÍDICA (navegación ), 95.Drogas, 273.
D U A R T E (rey de Portugal, 1433-1438),
68.Duhy GJ, 25.
Dufourcq Ch. E.), 38, 39, 45.Dulcen A.), 39, 62, 63.
E A N E S (G.), 54, 77, 78, 168.
École Pratique des Hautes Études (VIsecc ión , 177.
Economía , —• mundo. I X; monetaria, 261.
ECUADOR, X, 87; relibioso, 10.
E G IP T O, IX, 11. 23, 31, 37, 56, 257.
E IL A T , 94.
ELBA (isla de ), 39.
E L V A S , 44.
Empresa (gran ) , 105, 106.Endoso, 237.
176, 199, 228, 229, 253, 264, 279-
281, 288.
ESPAÑOLA (isla), 134. 137. 138, 140,
145.
Especias, 17, 31, 62, 84, 96, 134, 268,270, 272, 273.
Essai politique sur le Royaume de la
Nouvelle Espagne, 173.
Estepa, 5. 6, 28. 35. 200.E S T E V E S (A.). 87.
E S T E V E S (M.), 87.
Estima. 226, 280.ESTRASBURGO, 169, 264.
E T IOP ÍA , 282.
E U G E N IO IV, 79.
Europocéntr ico , 4.Europocentrismo, 171, 172.EvoR , 44, 290.
Examen critique de l histoire et de la
géographie du Nouveau Continent,173, 175.
E X E T E R , 264, 265.
Exotismo, 168.
Expilly, 26.EXTREMADURA, 44.
328
109.
FLORES (isla), 64, 65, 130.
FLORIDA, 186; estrecho de , 187.
Fluctuaciones c l imát icas , 180.Fondaco, 231, 261.Fonduk, 58, 91.oR (isla). 63.
FORSTER (G.), 173.
Foscolo Benedetto L.), 290.FRANCESES. 82.
F R A N C F OR T , 264.
F R A N C IA , 16, 25, 50, 202, 205, 235, 262,
279-280.
Franciscano, 33, 253.F R A N C OS , 39.
FRIBURGO, 168.
Frontera, 5, 6.
FUENTERRABÍA, 53.
Fuentes, — impresas, 288, 289. 291.FUERTEVENTURA (isla de ), 64.
FuKIEN 6.
G A B Ó N , 88.
GADIFER DE LAS A L L E , 64, 175.
G E N OV E S E S , 31, 52, 55, 62, 63, 82, 106,
108, 134, 172.
Geohistoria, 178, 187.G E R M A N IA , 24.
G E R S ON ( L) , 225.
G H A N A , 57, 60, 86, 234.
G HA R B , 65.
GHIR (cabo), 72.
GIBRALTAR, 23, 34, 37, 44, 66, 229, 280.GiUe B.), 24, 210.Giménez Fernández M.), 293.GoA, 84, 110.
Goelenius C), 178.Goes D. de). V. Cois D. de).
Goethe, 173.Cois D. de), 291, 168.GOKSTAD (nave de ), 204.
G O L F O , 214.
G OM E R A (LA), 122, 132, 136.
G O M E S (D.). 84, 223.
G O M E S (F.), 85, 88, 269.
Go.vgALVES ÍA. ) , 79.
GoN-gALVES (L.), 87.
G o N g A L V E S Z A R C O ÍJ.), 74.
329
i P H A t N U .
G O N D A B , 57.
Gongora M.), 140.
í ^Gorda* La), 144.
GoRE V. Isla de Las Palmas.
Gótico , X.
GOTIiNGA, 173.
Gozzo, 39.
GRACIOSA isla), 62, 65.
GRANADA, 114, 115, 121; reino de —,
44, 45, 66.
G R A N C A N A R I A , 74, 132.
G RA N D E río), 84.
Gravier G.), 175.
GRECIA, 21 7 ^ de A,sia Menor, 34.
G R E N O B L E , 264, 265.
G RO E N L A N D I A . 12, 13, 51.
Grousset R.), 27. .Gryneus S.), 169.
GUADALQUIVIR río), 53.
G U A D A L U P E , 127.
G U A D U N A río), 75.
G U A L D.). 40.
G U A N A H A N Í , 123, 125.
Heers ].), 37, 52, 178, 202, 290.
Hegeí, 170.
Heine Geldern, 6.
H E N R Í Q Ü E Z A.), 42.
Heredia ]. M. de), 168.
Herej ía arriana, 23.
Herraje de caballos, 201.
H E R Z H.), 173.
Heterogeneidad del tiempo. V. Tiempo.
Heterogeneidad espacial, 64.
Hewes G. W.), 248.
H I E R R O , 62, 132.
HiSPANiA X, 14, 23, 24, 37, 42, 44, 46,
280; cristiana, 4.
Historia, —demográf ica , 260; geo
gráfica, 22, 178, 188; de los
precios, 262; de las técnicas,228.
Historia general de los tártaros. V.
Hayton.
Historia Monalorum, 33.
Historia Rerum. V. Eneas Silvio.
INDUS, V, X, 62, 69, 91, 110, 130, 134,
140, 144, 145. 173.
índices , 14, 61.
INDICO océano), 16, 35, 69, 91, 92, 95,
110, 171, 172, 180, 181, 183, 185,
187, 199, 200, 220, 221, 223, 227,
270.
INDIOS, 125, 126, 129, 141, 144.
INDIOS F L E C H E R O S , 84, 132.
INDOCHINA, 185, 256.
INDOGANGÉTICO, 5, 9, 29, 93.
INDONESIA, 185.
I N F A N T E rio do ), 92.
INGLATERRA^ 24, 50, 67, 112, 133, 169,
174, 175, 202, 205,1208, 228, 262,
264, 279, 280, 290.
I N G L E S E S , 82.
I N S U L A E F O R T U N A T A E . V. Canarias.
INSULINDU, 11, 30, 35, 41, 246.
Inter Coetera bula), 83, 131.
Invasiones germánicas , 35.
INYANCA montes), 184, 185.
J E B E L T A R I K , 23.
JU A N príncipe), 219.
J U A N I, 67, 288.
J U A N II, 88-89, 92, 111, 113, 114, 128,
129, 167, 168, 221, 224, 239.
J U A N VI, 27.
J UA N A isla), 125.
J U E Y cabo), 72.
Judeocristianos, 251.
Judíos . 10, 33, 122.
Julien Ch..A.), 176, 280.
JUSTINIANO, 34.
K A D I RI , 95.
K A L A H A B I , 185.
Kammerer A.), 20, 183.
K A M C H A T K A , 182.
K A N E M , 57.
K A N O , 57.
Kant E.), 170.
K A N - C H E U , 31.
K A R A K O R U M , 33.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 182/186
G U A N C H E . 123.
Gu RD FUi cabo), 76.
G U E R R A Los), 140.
Guerra, — de los Cien A ñ o s . 52. 53.
2 8 1 : cubana. 3.
G U E Z U L A . 74.
Guigneben Ch.), 174. 178.
Guilleux de La oérie L.), 207.
G U I N E A , 67, 69, 82, 85-87; golfo de —,
88 , 121, 269; descubrimiento de —,
280.
G U T E N B E R C , 169.
H A D R A M A U T . 95.
Hakluyt Society, 291, 294.
H A M A . 233.
Hanbels, 56, 84. 268.
H A N G - CH E U toma de ), 29.
Hanke U, 293.
Han.sa, 280.
H A R A N A , 136.
Harrisse H.), 178.
Haven Finding art, 217, 222, 225.
HAWAI islas), 218.
Hayton, 33.
Historiografía, XI ; portuguesa, 67.
H o J E D A A. de), 133, 140, 144.
H O L A N D A , 176.
H O L A N D E S E S , 83.
HONDURAS cabo), 144.
H O N F L E U R , 290.
H u H A N é p o c a ) , 207.
H U E L V A , 119.
Humanismo, XI.Humboldt A. de), 3, 171, 172, 173,
174.
H U N G R Í A , 30, 60, 235.
Huracán, 136.
IBIZA. 44.
IB N MADjm 93, 185, 186, 220, 223.
IENISEI, 32.
IFRIQIYA, 39, 65.
IGILDA, .58.
11 Mílione, 30, 31, 125. V. Marco Polo.
I N CA , 8.
INDIA, 6, 9, 26, 29, 32, 35. a3 91, 95,
96, 181, 185, 233, 256, 269, 272,
282.
INDIA P O R T U G U E Z A , 96.
330
IPSWICH sello de ) , 208.
I RÁ N , 5, 26, 30, 35.
Ira A.), 292.
IRLANDA, 12, 108.
I S A B E L LA C A T Ó L I C A , 114, 115, 119, 134,
145.
ISABELA isla), 125.
I S A B E L A , 136, 145.
I S L A M , IX, 10, 30, 34, 51, 66, 77, 80, 83,256, 273.
ISLANDIA, 13, 108.
¡Sócrates, 229.
Ita l íanísmo, 171.
I T A L I A , X, XII, 14, 23, 25, 34, 35, 37,
39, 85, 106, 169, 171, 199, 219, 228,
231, 236, 240, 262, 266, 267, 279,
280, 281.
I T A MA RA CÁ , 84.
J A É N , 44.
J A F F A , 205.
J A L A FA , 57.
J A MA I CA , 133.
J A P Ó N , 5, 6, 109, 111, 126, 256.
J Á T I V A , 44.
J A V A , 109, 185.
K A T A N CA , 184.
K A V E RI P A T T A N A M, 95.
K E B K E N N A H islas), 39.
K H A M I , 184.
KHUBILAI khan), 30, 31.
K H W Á R E Z M , 27.
KiEL sello de 210.
K I L U A , 94.
K i N26, 28.
Koggen, 203. 204, 212.
K O L L A R , 174.
K O R D O F Á N , 57.
KucHA, 27.
Kretschmer, 177.
K U A N C T U N C Museo provincial de —),
207.
Kunstman, 177.
L A B RA D O R, 13.
La Cerda D. L. de), 63.
L A C O R U Ñ A , 53, 173.
L Á CI D A S , 7.
L A G O rio do ), 84.
L A G O S , 75, 78, 80, 87, 107, 113, 119,
239.
Lahontan barón de ), 170.
331
13 P, C H A U N U
M I N A . V. San Jorge de la Mina.
añe F. C), 206. .Langlois Ch. V.J, 174, 178.L A N C H E S 23.
L A N G U E D O C 39, 266.
L A N Z A R O T E isla), 64, 79.
L A R A C H E 53.
L A R E D O 53.
La Ronciére Ch. de), 175.Larsen S.), 84.Las Casas B.), 83, 129, 133, 135, 170,
251, 293.
Las Casas G. de), 75.LA SPEZIA, 202.
Latinidad, 24.L A V O I S I E R 258.
Lefebvre desNoéttes Comandante),
201, 207, 208.L E C A Z P I ML Ó P E Z DE), X.
Leibniz, 173.L E I P Z I G 264.
Leite D.), 67, 68, 175, 216, 251, 253.L E Ó N 42, 44, 45.
Le Roy Ladurie E.), 13, 20, 28, 266,
L U A N D A 84.
L U C A S 91.
L U C E R A 219.
Luces, progreso de las , 180; siglode las , 170.
Lvov, 262, 264.Lybyer A. M.), 10, 20.L Y O N 169; concilio de , 33.
Llull R.), 37, 220.
M A C A O 84.
M A C H A D O F.), 64.
M A D A G A S C A R 95, 110.
M A D E R A 38, 54, 62, 63, 65, 72, 74, 75,
85, 108, 110, 111, 127, 130, 135,
136, 139.
M A D J A P A H I T 95.M A D R A S 95.
Magalháes Godinho V.), 10, 34, 67,
68, 175, 176. 178, 216, 232, 251,
253, 269, 270, 272, 281-282, 288,
291, 292, 300.
M A G A L L A N E S X, 30.
M A N G U KAN, 33.
M A N I C A 270.
M A N I L A 135; galeones de , 135, 180.
M A N U E L 1, 92, 239.
Manuscritos, 289.M A R A C A I B O 141
i V l DE A R A L 32.
M A R B Á L T I C O 32, 107, 210, 280.
M A R B L A N C O 12.
M A R CASPIO, 32.
Marcel, 177.M A R F I L costa de ), 85, 86, 87.
M A R G A R I T A isla), 137.
Margry P.), 175, 176.M A R Í A G A L A N T E isla), 132.
M A R Í N DE T I R O 109.
M A R L X T E R I OR . V. Mar Mediterráneo.
^LiR N E G R O 30, 35.
M A R DEL N O R T E 38, 107, 208, 228.
M A R DE O M Á N 32, 95, 221.
M.iR R O J O 11, 31, 32, 36, 91.
i \ L « DE LOS S A RG A Z O S 69, 107-122.
M A R Q U E S A S islas), 218.
M A R R A K E C H 57, 71.
M E D L N A SIDONU duque de ), 82, 114.
M E D I T E R R Á N E O K , 10, 11, 13, 20, 23,
24, 26, 29, 32, 36, 37-42, 55, 56, 63.
66, 75, 77, 108, 134, 169, 174, 176.
180, 181, 185, 187, 200, 202, 205,
217, 219, 221, 228, 229-232, 233, 234,
256, 260, 284; americano, 144;
— atlántico, 63, 64, 75, 85, 106, 234.
M E D I T E R R Á N E O mundo ), IX, 181,
232, 234.
Meilink Roelofsz M. A. C), 20, 185.Melanchton, 168.M E L I N D E 96.
M E N D E L S S O H N 173.
M E N D I E T A 172.
M E N E S E S Fr. S. de), 14.
M E . N O R C A 39, 42.
M E R C \ T O R G.), 225; proyección de
— 219, 225, 227.
M E S O P O T A M U 256.
M E X I C A continente, mundo ), 187.
MÉXICO, 6, 7.
Michelet, 171.MIL.ÍN, 50, 169.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 183/186
283.
L E V A N T E 36, 65.
Le Verrier J.), 300.Leyenda negra, 4.
Leyenda rosa, 4.
Libro de lasMaravillas. V. // Milione
y Marco Polo.
Libros amarillos, 181, 258.
Liburnas, 212.LiEj 33.
LiMOCES 264, 265.
LiMPOPO 184, 185.
L I S B O A 44, 52, 63, 69, 82, 85, 88, 89,
91, 92, 94, 96, 105, 106-108, 127,
128, 129, 136, 169, 174, 226, 250,
2 5 1 270, 272, 280, 281; Coloquiode , 177.
LivoNi 33.
L O B O cabo), 89.
LoiRE 24, 171.
L O M B A R D O S 33, 35.
L O N D R E S 169, 205, 264, 265.
LoRC 44.
L O V A I N A 169.
M A G N U S J.), 168.
M A G R E B 11, 20, 23, 34. 39. 41-43. 55,
56, 59, 60, 65, 66, 75, 77. 80. 82,
89, 91, 119, 199, 233-234, 268. 271.
M A H I R J. BEN). 226.
M A H O M A 22.
M A L A C A . 35.
Malagueta, 54. 83, 96, 271-272.
M A L A C U E T A costa de la ), 85. 87.
M A L A S I A . 11. 185.
M A L E M O C A N A Q U A . 93.
M A L Í 40. 59.
M A L O C E L L O L.). 38. 62.
M A L T A . 39.
M A L W A N 95.
M A L L O R C A . 13, 39, 40, 94.
M A M E L U C O S 37.
M A M O R A LA), 67.
M A N C H A 205, 208.
M A N D E V I L LE J. de). 33. 300.
M A N D I N G A 57, 73.
Mandioca, 258.Manduith ].), 220.
M A . N G A L O R E 95.
332
M A R R U E C O S 20, 56, .59, 65-67, 74, 75,
168, 282.
M A R S E L L A 50.
Martelogio. V. Tablas.
M AR TE.NEBROSO. V. Océano Tenebroso.
M . \ R T Í N V papa), 74.
M A R T I . M C A 127.
M A R T I N S 109.
M A S C Ó T E 95.
M A S S A C H U S E T T S 12, 265.
M A S T O S cabo dos ), 81, 83.
M A T A DE S A N TA M A R Í A 87.
Material agrícola nuevo, 12.atematización integral, XI.
Matos L. de), 168, 169.Mauny R.), 70, 71, 72, 175.M A U R I C I O isla), 95.
M A U R I T Í V N I A 269.
Mauro F.), 178, 188. 289.M A Y A IX. 7, 8.
M . A Z A C Á N 71.
M . \ Z I C H A N . V. Mazagán.
M E C A LA). 94.
M E D I N A C E L I duque de ), 114.
MiUás Vallicrosa J. M.), 222.Minas, — deplata, 60, 82; de oro,
82.
-MiNGS, 19, 172, 257.
Misión, X.
- M Ó D E N A 83.
MocADiscio, 95.
. M O C A D O R 74.
MocADOXo príncipe), 96.
.MocuER, 88.
M O K A R A . N C A 270.
Mollat M.), 176.M o M B A S A 89, 94, 96.
.Moneda, 12, 61, 263, 235.
Monetaria, economía . V. Economía;
hambre , 61, 232; stock , 232.
. M O N G O L E S 5, 21, 22, 27, 28, 29, 30,
33, 200.
M O N G O L I A 27, 30.
.MoMz G.), 108.
Monod Th.), 292.Monografías. 14.
M O N O M O T A P A 270.
Monopolio, 234; portugués, 83.
333
Monoteísmo abrahámico, 10.
, Montaigne 202.Montalboddo F. de), 169.M O NT S E RRAT isla), 132.
Monumenta Henricina, 292.Monzones, 7, 11.
MORISON S. E. ), 106, 118. 122, 138,
142, 143, 176, 177, 295.
M O R O S , 59, 80, 93.
Mortis T l f . ) , 168.
Mota A. Teixeira da), 81, 84, 85, 175,177, 223, 292.
Moule A. C), 300.M O ZA M BI Q U E , 76, 84, 93, 94, 96, 270.
Mudejar, 43.
Mundus Novus, 24, 169.M Ü N T Z E R J.) , 168, 292.
M U R C I A , 44
M U R E T , 39,
M u x i C A A. de), 141.
N A A R E TIDER, 73, 79.
N i N G - H U , 31.
« N iñ a » La), 120, 127, 136, 211.N I ÑO Los), 120, 140.
NIUMI, 84.
N O L I A. da), 84, 85.
Nordenskjold
NORMANDOS, 13, 24, 280.
N O R U E G A , 12.
Novus Orbis, 169.N O Y A , 53.
N u L L A M T A , 71.
Nunes Dios M.), 240, 269, 272.Nunn G. E. M.), 110.N U R E M B E R C , 168, 169.
NYASSA lago), 184.
O A D E M , 57.
O B , 32.
Occidente, IX, 14, 21, 31, 35, 50, 64,
122, 268, 271, 273.
Océano. V. Atlántico.
Océano Tenebroso, 70, 71, 78, 168, 181.
Pacheco Pereira D.), 77, 91, 168, 292.P A C Í F I C O . 95, 144, 172, 182.
Psdráo , padroes, 89, 96.
Pais A.), 381.PAÍS V A S C O , 14-
PAÍSES B A J O S , 6, 25, 37, 228, 262, 279.
Pama A. de), 91.
Palacky 174.
F A L E N C I A , 130.
P A L E S T I N A , 35.
P A L M A , 44, 121.
PALMAS Las), 132.
PAI,MAS cabo de Las ) , 94.
PALMAS isla de Las —), l ; 80.
P A L O S , 88, 110, 119, 120, 129, 130, 279.
PAMIR, 32.P A M P L O N A , 44.
P A N A M Á , 110.
PANDURANGA, 95.
P A N T E L L E R I A , 39.
PARIA, 137.
Parias L. M.), 176.
Peste, 15, 24, 60, 264.
Peste Negra, 15, 17, 21, 45, 51, 80, 266.Petrarca 171.Piano di Carpine 33, 300.PICO Azores), 65.
PICO D E L L A M I R Á N D O L A , 173.
PUoto, 25, 93, 223, 226.Piloto mayor de la Casa de Contrata
ción, 225.Pimienta, 271, 273.Pina R. de), 84, 291.Pineüi-Walknaer, 63.
«Pinta» La), 120, 122, 123, 125, 127,214.
PINZÓN Los), 120, 123, 126, 211.
PiVenne H.), 10, 20, 22.PIRINEOS, 23.
Pisano M.), 291.Pizzigani los hermanos), 63.
Planetario, espacio , 254; explota.ción , 171, 268; tiempo , 260;unificación , 284.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 184/186
N A L E T A L E , 185.
Ñ A P O L E S , 91, 264, 265.
N A T A L , 93, 94.
N A V A R R A , 44, 60, 61, 235.
N A V A S DET O L O S A Las), IX, 42-44.
Nave de los locos, 267.
Navegac ión, 62: árabe, 186, 191, 227;— as tronómica , X , 40, 215, 217, 218,
224, 227 237, 280; cristiana, 70,71 ; de altura, 63, 218; me
ridiana, 223; preastronómica, X,222.
Navio, técnica del , 202; redondo, 207 — largo, 203-207; me
diterráneo, 228.N E A C U R A Í Í , 110.
Needham }.), 182, 207-209, 256, 257.
Nestor iapísmo, 27.
N E V I S isla), 132.
N i C H A P U R , 31.
NICOLÁS V, 83.
N I E B L A , 44, 53, 75, 82, 87, 88, 113, 115,
119, 120, 140, 237, 279.
N Í C E R , 40, 87; bajo , 9; alto , 271.
N I L O , 57.
O D IE L rio), 89, 113, 132.
O D M I R A , 136.
O L I V E L L A , 106.
OPICINIUS, 219.
O P O R T O , 44, 66, 291.
O R O , 15, 16, 41, 54-56, 59-61, 65, 67,
78-80, 82, 83, 84, 96, 125, 136, 231,
233, 234, 235, 237, 263, 368-371;
hambre de , 232, 268; acuñaciónde , 233.
OR O costa del ) , 86-87, 133, 178.
O R A N , 57.
Ordenador, 288.
O R I E N T E , 5, 61, 65, 122, 170, 232; Ex-
tremo , 5, 11, 31, 35, 126, 235;
— medio, 201; filosófico, 170.
O R I H U E L A , 44.
O R I N O C O , 137.
O R K H O N , 28.
O R L E Á N S . 265.
O R M U Z , 91, 95.
O RT IZ obispo), 226.
O T O M ANO imperio), 22.
O V A N D O N. de), 144.
O X F O R D , 225.
334
PARÍS, 169, 264, 265.
P A R M E N T I E R , 176.
P A V Í A , 106.
Pax mongólica, 8, 30.
Paz J.), 293.
P E K Í N , 31.
Peña y Cámara ]. M. de la), 290.P E N Í N S U L A E S C A N D I N A V A . V. Escandina-
via.P E N Í N S U L A IBÉRICA, 12, 16-20, 34, 43,
51-52, 60, 61, 62, 66, 80, 112, 114,
169, 175, 205, 271, 280, 282.
Pensamiento aristotélico. V. Aristote-
lismo.
P E R A ZA B. de), 122.
Peregrinas de Maricourt P.), 41, 219.Peres D.), 69, 79, 175. 283.P E R E S T R E L O B.) . 74, 108.
PE RE S T RE LO E MON I Z Doña Felipa),
108.
P E R Ú , 187.
Perroux F.), 261.PERSIA, 28, 30, 31, 37.
PÉRSICO golfo), 32, 35.
PERUZZI banca), 239.
Pesca del bacalao, 52.
Planisferio, 63.
Plata, 60, 61, 233, 235; hambre de —,233; acuñación de , 233; mundode la , 232.
Plegamans M. de), 58.
«Pleitos» colombinos, 120.P o , 24.
P o i T i E R S , 23, 265.
Policiano A.), 168.POLINESIOS, 217.
P O L O M.) , 29, 30, 31, 32, 33, 109, 125,
233, 300.
P O L O N I A , 30, 50, 233, 262.
P O N I E N T E , 38.
P o - N T E Y E D R A , 53.
P O N T O , 229.
P O R T O F I N O , 107.
P O R T O S A N T O , 64, 74, 75, 109, 130.
P O R T U G A L , 3, 11, 14, 16, 17, 42, 45, 46,
52. 60, 61, 66, 69, 75, 81, 83, 88, 105,
106, 108, 111, 113, 114, 120, 127,
130, 131, 169, 172, 173, 175, 176,
199, 214, 228, 229, 235, 251, 253,
266, 279, 282, 284, 289.
Portulano, 41. 95, 217, 218, 224, 227,228.
335
Postan M. MJ, 21, 266.¡Precios, 15, 59, 61, 65, 96, 261, 262,
266; plata, 61, 262; nomina
les, 61; oro, 61, 268; historiade los . V. Historia.
Préstamo con interés, 236.Preste Juan, 33, 55, 62, 83.
Promoción social, 267.PR O V E N Z A , 26, 39, 266.
PROVINCIAS VASCAS, 44-, 53, 89.
PRUSIA, 33.
P T O L O M E O , 111, 219, 225.
Pueblos abandonados, 14.
PU E R TO R I C O , 132.
Q I PTE H A T, 31.
Q U E C H U A , 5.
QuiLON 95 .
Quíos ,uz 71.
RÁBIDA (La), 113, 119, 253, 279.
Ración (de las tripulaciones), 213.RACUSA, 235.
R A S T EL O , 77, 128.
R í o DE O R O , 78, 80, 269.
RI O DE O U R O . V. Río de Oro.
RODAS, 91.
RODRIGO, 23.
RODRÍGUEZ DEFONSECA (J.), 130, 132,
140, 141.
R O J O (cabo), 81, 83.
ROLD.ÍN (F.), 141.
R O MA N Í A , 34, 35.
Romanus Pontifex bula), 83.R OM A , 4, 10, 23, 168, 169, 265; obispo
de , 4.
Roover R. de), 20, 236.Rosa azimutal sideral, 172, 221, 223,
227.
fioyer A.), 40.
RozAY, 265.
R U Á N , 64, 290.
Rubrouck G. de), 33, 300.Rubruquis. V . Rubrouck.Rumbo, 217-219, 222, 225.
Rumeu de Armas A), 294.RUSIA, X, 30, 31, 233.
RUSTICELLO DE PISA, 31.
SAN EUSTAQUIO, 132.
SAN GABRIEL, 92.
S A N J O R GE , 65.S A N J O R GE DE LAM I N A , 87, 89, 109,
111, 113, 231, 239, 269, 270.
SAN JUAN DEA C R E , 31, 37; caída de
— , 37, 38, 41.
S A N LO R E N Z O , 12.
SANLÚCAR DEBARRAMEDA, 52, 82, 136,
145.
SAN LUIS, 33.
S A N MI GU E L, 65.
«San Rafael» El), 92.SAN SALVADOR, 125, 138.
SAN VICENTE (cabo), 109, 136.
SAN VICENTE DE LA BARQUERA, 53.
SANTA CATALINA (cabo), 88.
SANTA CRUZ (isla), 132.SANTA CRUZ DE LA MAR PEQUEÑA. 67,
82.
SANTA FE, 112, 115, 144.
S A N TA H E LE N A , 93.
SANTA MARÍA (puerto), 140.
SANTA MARÍA (Azores), 65.
Secreto sigillo), 171.Seda ruta de la ) , 35.
Semántica cuantitativa, 288.S E N A , 171.
S EN EG A L , 40, 67, 73, 75, 77, 78, 79, 81,
369.
SENS, 23.
Sequeira R.), 88.Series, 61 ; nuevas, 261; de acon
tecimientos, 261; publicadas, 14,288.
SERPA, 44.
SERRA LZO.K. V . Sierra Leona.
Serra Rafols E.), 294, 300.SERVIA, 235.
S EV I L L A , 14, 15, 37, 44, 52, 85. 88, 91,
120, 129, 130, 132, 140, 141, 168,
169, 200, 224, 237, 250, 280; Monopolio de , 52; Caída de , 52.
SiBERU 30, 35, 50.
SiciUA 34, 39.
SiE-NA, 264, 265.
SIERRA L E O N A , 69, 73, 81, 85. 86. 92,
94. 269. 273.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 185/186
Ratio, 60-61, 233, 235.
Rau V.), 256.
R E C I PE , 84.
Reconquista, 14, 23 , 39, 43, 51, 74, 79,83, 280, 281; bizantina, 34.
Regimientos, 224, 226.Renacimiento, 168, 171, 272, 226; —
ibérico, 171;
italiano, 171.Renouard Y.), 21. 231, 239.Renta, 266.Reparaz de), 222.Repartimiento, 141.Rasgales, 269.Retinas R. de), 226.REUNIÓN (isla), 95.
Revolución, —industrial, 22, 188, 232,260, 263; intelectual, XI.
R E Y E S C A TÓLI C O S , 129, 130. 135.
Reyes de Taifas, 42.R H A T , 57.
R H I N , 10, 24, 171.
RIBEIRA, 53.
Ricard RJ, 84, 292.
SABA (isla), 132.
SABOU uadi). V . Uadi Sebou.S A FI , 57, 67, 71.
SAGRES, 54. 67, 68, 84. 119, 167, 174,
252, 279, 282.
S A H A R A , 9, 39, 56, 58, 59, 60, 74, 77,
200, 201, 268.
SAINT-DIÉ, 169.Saint Exupéry A de), 255.SAINTES, 64.
Sal, 57, 59, 60.
SALA. V . Salé.
SALAM.^NCA, 226.
Salarios. 14, 61.S A L É , 54. 71, 280.
SALIMBENE compañía), 237.
Salinas, 57, 58.SAMA. V . Chama Bay.
SAMARCANDA, 23.
SAN CRISTÓBAL (isla), 132.
SÁNCHEZ DE SEGOVIA (R,), 123.
SAN DIMITRI feria de —), Tésalo-
nica), 53.
336
«Santa María» La), 120. 125. 126, 211.SANTA MARÍA DE LACONCEPCIÓN, 211.
SANTANDER, 52.
Santarem vizconde de ), 3, 171, 174,291.
Santarem ÍJ. de), 87.
SANTIAGO (isla), 92.
SANTIAGO DE C O MPO S TE LA , 44.
SANTO ANTAO (Ilha do Principe), 88.
SANTO DOMINGO, 120. 130. 133. 137,
141, 144, 145. 269.
S A N TO TO MÁ S (isla). 132.
S A N TO TO MÁ S DE A Q U I N O . X.
SANTOÑA, 52.
SA5 JOAÓ (río de ), 87.
S A O T O M É , 87.
Sapori A), 238.Sauer C. O), 133.5aiít;a^eí J.), 183.5cA¿/er E.), 293.Schajjer Ch.), 291.Schiller, 173.SEBOU (uadi), 71.
SEBTA. V . Ceuta.
SIERRA XIMEIRA. 66.
Silva Marques J. M.), 289, 292.Sílves D.), 78.
S t Í D W Eneas), 109.
Simiand F.), 15. 21.SiNDH 6.
SiNES 84.
SiNTRA (P de), 81, 84, 85, 87.
SiRAF 95.
SIRIA, 27, 31, 34. 35.
Societas maris, 36.S O F A L A , 76, 91, 94. 184, 185, 223, 270.
Soleri, 64.SoNC 26, 31.
SOUS (uadi), 77.
Sous MASSA. 71.
SPITZBERG, 12.
Spooner F. C), 261.Spruner, 177.STABBEKJÓBING (sello de ), 210.
STRALSUND (sello de ), 210.
SUAQUE.M, 91.
SUDÁN. 56, 60, 65, 67, 234.
SUEZ, 36.
337
SUMATRA, 185.
S U R A TE, 110.
Superpoblación, 15.
Szech enyi, 174.
Tablas, — alfonsinas, 226; de Londres, 226- de Marsella, 226; —de Martelogio, 41, 220, 221, 227,228; de Toulouse, 226; toledanas, 226.
T AG AZ A, 57.
T A H I T Í , 218.
Taiga, 28, 200.TAINOS, 8, 123-125.
TAIRUR, 60.
TA K ED D A , 59.
«Take off», 5.T A L A Y E R A , 114, 115.
T A M E R L Á N , 30, 36, 109.
T A M R A U P T I , 95.
T A N A H , 95.
TANDJA. V. Tánger.
TÁ N G ER , 23, 66, 71, 77, 78, 85.
TA N G U T, 31.
Terracina (M.), 294.TER R A N O Y A , 12, 280.
TESALÓNICA, 53.
Thomas, 177.Tiempo, heterogeneidad del , 180;
relativización del , 180; lineal,180.
TI ER R A F I R M E, 136, 140, 144.
Timón de codaste), 207, 210.Timón a la bayonesa, 210.T i M U R , 6.
TINTO río), 88, 113, 132.
T i R O L , 60.
T L E M E C É N , 39.
TOLEDO, 23, 44, 59; traductores de —,
41.
T o M B U C T Ú , 57, 59.
TORDESILLAS tratado de ) , 131.
TORMENTAS cabo de las ), 6, 92.
TO R R ES A. de), 133-135.
TO R R ES J. de), 144.
Torriani (L.), 294.T o s c A N E L L i , 109. 111; carta de , 109,
224.
TURCOS, 268; Keraít, 27, 28; —• Uigur, 27, 28; selyúcidas, 27.TU R K £ S TÁ N , 32, 35.
T Y C H O B R A H É , 225.
UDINE, 261, 264, 265.
U R A L , 5, 28.
Ufher (A. P.), 236.USODIMARE, 84, 271.
U T R E C H T , 264, 265.
VACAS rio das ), 92.
Valarte Wollert, 84.V A LEN C I A , 39, 44, 45, 61, 91, 235, 262,
,264.
VALERA C. de), 88.
VAL L A L.), 171.
VALLADOLID, 82, 145.
Varnhagen (F. A. de), 171, 174, 176.VARSOVIA. 264.
Vasconcelos, 292.Vela. 260; cuadrada, 212; latina,
210, 212, 228; triangular, 210,212.
V EN EC I A , 13, 31, 35, 36. 37, 59, 106,
VIKINGOS, 8, 12, 13, 28.
i ci L . da), 173.
V i N L A N D , 12.
VÍ RG E N E S islas), 132.
V i T I Z A , 23.
V I T O R U , 44.
V i V A L D i U. y V.), 16, 38, 106, 171.
Vivanti (C), 205.VIZCAYA, 67.
V i z i N H O J.), 226.
V o L G A , 28, 31, 32, 33.
Volta, 54, 69, 81, 84, 89, 91, 105, 107,121, 123, 127, 131, 280.
Voyage aux Terres équinoxiales, 173.Vuelta, 140.
WaUington (R.), 220.W ER N ER , 173.
W l L D E N O W , 173.WLNCHELSEA sello de ) , 204.WINCHESTER, 51, 208, 265.
WISMAR seUo de ), 210.W U R Z B U R C O , 264.
YAQUB-AL-MANSUR, 42.
8/13/2019 Chaunu, Pierre - La expansión europea (Siglos XIII al XV)
http://slidepdf.com/reader/full/chaunu-pierre-la-expansion-europea-siglos-xiii-al-xv 186/186
TANSIFT, 71.
TA R I F , 23, 44.
TA R I F A , 14, 23, 66.
T A R I K , 23.
T A R I M , 27.
TARTARIA, 110, 169.
T Á R T A R O S , 28, 33.
TARUDANT, 71.
TASMANIA, 255.TA V I R A , 14.
Taylor (E. G. R.), 216, 220, 223.Técnica, mutación , 210; de nego
cios, 231; de la mar, V; mediocridad de las , 270; del navio.V. Navio.
TEGGUIDA, 59.
TEIXEIDA T.) , 74.
TEMUDJIN. V. Gengis Khan.
Tenenti (A.), 205.T E N E S , 66.
TEOTIHUACÁ.V, IX, 8.
TERCEIRA, 65.
Ternaux Compans CH.), 294.
T o u R N A i , 208.
Toussaint (A.), 95.Tráficos, 17.Trata, 270.Tramping, 66.Transportes terrestres, 200.TR A N S Y A A L, 270.
TRASTAMARA, 280.
TREBIZONDA, 31, 32.TRIANA, 140.
TRIANA R. de), 123.
TRINDADE, 94.
TRINIDAD, 136, 138, 140.
T R Í P O L I , 57.
TRIPOLITANIA, 271.
TRISTÁO N. ), 79, 80, 84.
TRISTIS, no
Trueque, 271.TUARIRT, 57.
T U - K I N , 28.
Tundra, 200.T u R P Á N , 27.
T Ú N E Z , 58, 57, 76, 93.
338
169, 176, 205, 230, 234, 261, 279,
284.
VENECIANO ( M . P.). V. Marco Polo.
V EN EZ U ELA , 136.
VERDE cabo), 69, 77, 79, 80, 81, 83,85-87, 92, 94, 110, 136.
V R islas del cabo—), 73, 85, 86,111. 130, 131, 139.
VERRAZANO, 280.VESCONTE Los), 219.VESPUCCI A.), 140, 169, 174, 224.
VE Z E L AY , 33.
Vías , — marítimas, 35, 37, 38; terrestres, 35.
Vi CE N Z A, 169.
Vicens Vives (J.), 44.Vidal de La Blache, 255.Vida del Almirante. V. F. Colón.
VIENA, 169, 200.
Vignaud (H.), 174, 178.
Y A N G - TS E. 5. 6, 19, 26, 29.
Y ES U C EI , 28.
Y U C A TÁ N , IX.
YUNNA.\ 6.
Yüsei (Y.), 6.
ZACUTO A.), 226.
ZAIRE (r ío) . V. Congo.Z AM BE Z E , 93, 184, 185.
ZA-NZÍBAR, 94, 110, 182.
ZARAGOZA, 44.
ZARCO J. C) , 74.
Z A Y TU N , 95, 110.
Z E DE L G H E M , 208.
Z EI LA , 95.
Z i M B A B W E . 184.
Zurara (G. E. de, llamado Azurara),
64, 66, 67, 74, 78, 79, 81, 84, 251,
300.
339