UNSAM. Literatura Infantil 2014. Profesora Alejandra Saguier. 2°Parcial Alumna Verónica Amato
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Esta propuesta surgió este año a partir de mi recorrido lector. Me encontraba
cursando la materia “Literatura Infantil” de la carrera Licenciatura de Nivel Inicial1.
Indagando, recordando y rescatando del olvido muchos de los cuentos, relatos e
historias aparecieron ellos, los cuentos tradicionales que, por alguna razón
desconocida, los tenía abandonados.
Y así fue que liberé esas voces, esos textos internos del pasado y los volví a leer.
Comencé con Caperucita Roja que forma parte de mi de mis textoteca interna y de
la trama de mi “camino lector” como menciona Laura Devetach2. Me remite
inevitablemente a mi infancia, quedando este relato atesorado en mi recuerdo
como una postal. Una imagen que se repite, como se repiten los cuentos y los
relatos en los primeros años de vida. Porque este contar y recontar está
relacionado con la transmisión oral. Esta manera de la humanidad de trascender
por medio de la palabra.
Caperucita fue la historia más narrada por mi madre y que nunca me cansaba de
escuchar. ¿Me contás el cuento de Caperucita Roja? Le pedía acostada en la
cama, antes de ir a dormir. ¿Otra vez? Me respondía ella. ¡Sí, por favor, dale! Y
así comenzaba a contarme nuevamente la historia una y otra noche. Pero existía
la posibilidad de escuchar otra versión si por alguna eventualidad, el narrador era
1 UNSAM. Literatura Infantil, Licenciatura de Nivel Inicial. Profesora Alejandra Saguier.
2 Devetach, Laura. La construcción del camino lector. Artículo publicado en Escuelas que hacen escuela II. Buenos Aires. Organización de Estados Iberoamericanos, Cuadernos de Iberoamérica, 2003.
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otro. ¡Así no era! ¡El lobo se comió a la abuelita de un solo bocado, no la escondió
en el armario! -- lo corregía. Estos momentos de lectura forman parte de ese
vaivén de sentimientos, voces, palabras, relatos, caricias que construyen mis
ritmos poéticos (pese a que el lobo se comiera a la abuelita y a Caperucita).
Descubrir las diversas versiones que esta historia ha sido contada, recontada e
ilustrada por muchísimos dibujantes a lo largo del tiempo, fue revelador y
enriquecedor. Pude leer a Perrault, los hermanos Grimm pero, también encontré
escritores que bajo su propio nombre y riesgo han generado otros cuentos que
remiten a Caperucita Roja. Todas estas lecturas generaron intertextualidad,
paródica o no, y me ampliaron las lecturas posibles, abriéndome a perspectivas
históricas, psicológicas o pedagógicas, planteando miradas literarias y plásticas
como formas artísticas.
Sobre Caperucita Roja se han dicho muchas cosas. Se lo ha prohibido y
recomendado de diferentes vertientes.
Y aquí, me gustaría detenerme para a pensar en la pregunta que llevó a muchos
autores a la reflexión sobre el tema ¿Es posible pensar y concebir a Caperucita
Roja, y tantos otros cuentos, como literatura para niños? ¿Es adecuado o
interesante llevarla a la sala?
Todas estas preguntas se han llevado a discusión por varios autores y desde
diversas perspectivas.
Bruno Bettelheim, desde una postura psicoanalítica, ha defendido a estos cuentos
por su carácter intemporal, por hablar de los niños de hoy de siempre reflejando
sus angustias y temores ocultos, deseos escondidos. Revaloriza los finales felices
que prometen una esperanza resaltando la fantasía del género.
Robert Darnton, como historiador, se refiere a estos cuentos como documentos
históricos que determinan una representación de la infancia. De estos relatos
surgen lecturas referidas a características sociales, económicas y culturales de
aquella época. Existía una alta mortalidad infantil, niños viviendo en el campo a
cargo de una nodriza los primeros años de vida, la figura de la madrastra muy
común dentro de la sociedad ya que las perspectivas de vida de las mujeres por
dar a luz eran bajas. Las casas eran pequeñas y los niños compartían camas,
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rodeados de animales para darse calor y siendo testigos de las relaciones
sexuales de sus padres.3
Daniel Goldin, tomó estas líneas reflexivas, las interpretó y redefinió al niño no
como objeto, sino como sujeto, inventor de sus lecturas, ya que estas están
atravesadas por experiencias y vidas diferentes a las nuestras.
“En este sentido podemos adelantar que la evolución de la literatura para niños ha
pasado de ser una literatura infantil, es decir una literatura para ser escuchada y
acatada (no para hacer hablar), a una literatura para niños que busca o propicia,
de diversas formas, el diálogo, la participación activa de los niños en el mundo...
“ …Ciertamente, entonces como ahora, los cuentos, como otras de las creaciones
culturales, revelan el paisaje a partir del cual los hombres construimos nuestras
vidas. Pero las salidas que éstos nos ofrecen son diversas, puesto que los mismos
problemas que plantea la vida lo son.”
Goldin, analiza las posturas de estos dos autores y trata de dibujar un horizonte
más amplio en el cual se perfila la evolución de la infancia, de la literatura para
niños y la relación entre ambas. Describe brevemente este proceso como la
transformación de un sujeto al que no se le reconocía como hablante a uno al que
se le prepara para hablar y participar en el mundo, del infante al niño. La
ampliación en los registros temáticos y lingüísticos en la literatura contemporánea,
pero sobre todo la aparición de múltiples dispositivos textuales (por ejemplo los
finales inconclusos o terribles, la superposiciones de diversos puntos de vista
narrativos, el uso del humor corrosivo para afrontar situaciones cotidianas) dan
cuenta de esta evolución en la literatura para niños, que no sólo ha dejado de ser
infantil sino que comienza a borrar sus fronteras con la otra literatura y a llegar de
nueva cuenta, pero de manera muy distinta de la de los cuentos de hadas, a un
público niño y adulto a la vez. Porque estamos inmersos en ese proceso y cada
día hay un mayor interés por fomentar la lectura entre los niños. Sin duda, al
hacerlo avanzamos en cuanto a una nivelación de poderes, un mayor equilibrio
entre derechos y responsabilidades entre adultos y niños.
3 Daniel Goldin. Lectura y Vida, año 22, nº 2, 2001
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Como nos explica Teresa Colomer4, pensar en la variedad de versiones de un
cuento como Caperucita Roja, sin duda llevará al lector a la lectura de distintos
finales que le otorgarán a cada relato el sentido y provocará una reacción emotiva.
La autora resalta que desde los años setenta, la literatura infantil y juvenil ha ido
ampliando la posibilidad de utilizar distintos finales. Ya no son siempre felices ni
se dividen en una simple dicotomía entre terminar bien, si el protagonista se porta
bien, y terminar mal, si se ha portado mal. Finales que llevan al lector infantil y
juvenil a la construcción de diversos sentidos: la aceptación del conflicto como una
forma nueva de final feliz; finales abiertos, donde los conflictos no se solucionan
de una vez por todas o de una manera no completa; finales negativos donde
implica una frustración que impacta sobre las expectativas creadas ó; finales
mezclados que se abren al juego y a la complicidad para dar lugar a la mezcla de
elementos de uno u otro tipo.
Por lo tanto, poner a disposición de los chicos varias versiones del cuento donde
la diferencia es lo suficientemente grande que hace que se trasforme en otro
cuento, o que sólo tenga detalles o alguna situación diferente, les ofrece y abre
una vía muy interesante para la apropiación de la historia. A su vez, apuntando
hacia lo literario, podrán descubrir los finales y las sorpresas que causan, que con
las palabras y en el terreno de la ficción pasan muchas cosas que no pasan en la
realidad y hacer valer opciones que en nuestra vida no tomaríamos. De esta
manera se abre el camino hacia una nueva representación de la infancia, donde
aparecen otras pistas, otros indicios. El humor y el despliegue de lo absurdo, lo
fantástico, de las palabras y las sensaciones permiten construir nuevos
significados.
Como dice Alejandra Saguier5, la diversidad de versiones siempre produce, en los
diferentes grupos de diferentes edades entusiasmo, libertad y ganas de darle un
giro más a la historia tantas veces contada. Y a su vez, permite que cada lector se
4 Teresa Colomer (1996) ¿Cómo terminan los cuentos?, en: Espacio para la lectura, órgano trimestral de la
red de Animación a la lectura del FCE, Año I, Núm. 2, México.
5 Alejandra Saguier. Nivel Inicial. Vol.1 NAP: Narración y Biblioteca. Serie cuaderno par a el aula. Cfce.
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Presidencia de la Nación.
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“quede” con la versión que más le ponga palabras a su vida. Pero lo hará
sabiendo que hay otras que, en algún momento, le darán recursos y relatos para
otros momentos. Por otro lado, resalta que es imposible que un niño actual siga
haciendo las mismas lecturas que hacíamos nosotros o nuestros padres cuando
éramos pequeños de Caperucita Roja u otros cuentos.
Los niños en la actualidad están al tanto de la realidad a través de su participación
en las conversaciones de adultos y la interacción con los medios, así como
también conocen las dificultades económicas y de relación de sus familias.
Permanentemente se encuentran inmersos en un ambiente alfabetizado y que
espera que ellos se apropien y usen ese sistema. Permanentemente interactúan
con medios audiovisuales donde las imágenes adquieren un papel preponderante
y estos niños las integran y leen de una manera diferente y ordenan su mundo de
alguna manera particular.
Siendo consecuente con la idea de poner a los niños y niñas en contacto estas
versiones, es que se busca propiciar el encuentro personal de cada uno de ellos
con el texto poniendo en juego la “lectio”. Michel de Certeau6, define este
concepto como el resultado de la experiencia única de cada lector, por pequeño
que sea, con el texto. Esta lectura es un proceso personal de producción donde el
lector elabora significados; entramando, entretejiendo con otras lecturas, con su
textoteca interna, con su pasado, con sus anticipaciones, sus errores, sus deseos,
sus emociones.
Y de qué manera podemos enriquecer este encuentro. Cómo podemos favorecer
a ampliar estos significados. Dónde se puede apoyar e incrementar la
construcción de este entramado, de este tejido, del gran tapiz.
La escuela, la sala. Es la gran ocasión, como dice Graciela Montes, para generar
el encuentro de los niños y niñas con la lectura y la escritura y poder así, construir
una comunidad de lectores en la cual otras lecturas salgan a la luz.
EJE TEMÁTICO PROPUESTO.
6 Graciela Montes. "La gran ocasión". La escuela como sociedad de lectura. Plan nacional de Lectura.
Ministerio de Educación, Ciencia y tecnología de la Nación, Buenos Aires. 2005.
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Luego de haber profundizado e investigado en el tema decido hacer un recorte y
detenerme específicamente con mi grupo de alumnos en el cuento “Caperucita
Roja” y sus versiones.
EL ORIGEN. UNA SORPRESA, UN DESAFÍO.
Jueves 8 de mayo de 2014.
Esa mañana me propongo leerles a mis alumnos y alumnas “Caperucita Arroja”7.
La lectura capturó la atención de muchos y el asombro de otros, incluyendo el mío.
En este relato, el personaje principal, le contaba a un grupo de amigos que se
había encontrado con alguien esa mañana. Que ellos ni se podían imaginar de
quién se trataba y que le hacía acordar a una historia que conocía. Así comenzaba
a contarles el cuento tradicional pero esta historia no era la misma que todos
conocían. Como no lo recordaba bien, le iba cambiando los núcleos narrativos a
los tramos, generando giros en el relato y acciones que se encadenaban de
manera diferente y disparatada. Sus amigos le iban corrigiendo y recordando la
trama real. Por eso se llamaba Caperucita Arroja, llevaba una copa en la cabeza
en vez de una capa, en vez de un ramo llevaba un remo para regalarle a su
abuelita y en el bosque se encontraba con el bobo y no con el lobo. La historia,
está llena de humor y con divertidas ilustraciones.
A medida que transcurría la lectura, mis alumnos iban compartiendo sus lecturas
previas al tema y se escuchaban diversas voces en cuanto al tema:
- Caperucita Roja llevaba miel. ¡No, llevaba remedios!
- El lobo se comió a la abuelita de un solo bocado.
- ¡No! La abuela se escondió en el armario.
- El cazador le abrió la panza al lobo, sacó a Caperucita y a la abuelita sana
y le puso piedras y lo volvió a coser.
- ¡Eso no es así! El cazador, lo ahuyentó a escopetazos y el lobo nunca más
volvió del susto.
El relato finaliza con un lobo que no da miedo y que sabe contar historias y
comienza a relatarles una versión del cuento “La bella Durmiente”.
7 Adela Basch. “Caperucita Arroja”. Editorial Longseller.
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Sin embargo, al finalizar la lectura, todos coincidieron en que el final de la historia
que la mayoría conocía era diferente a la que habían escuchado en ese momento:
- No hay otro lobo en mi cuento.
- El lobo era malo.
- El lobo no cuenta cuentos.
- Vamos a ver cómo es el lobo entonces.- les contesto.
Llamativamente, otros estaban callados y atentos a las palabras de los demás.
Les pregunto entonces si conocían el cuento de Caperucita Roja. Para mi
asombro, en ese momento descubrí que algunos no sabían de qué estábamos
hablando.
Aquí surgieron varias cuestiones que conversamos en grupo.
La primera era que muchos compañeros no conocían el cuento de Caperucita
Roja. La otra que existían versiones diferentes sobre la misma. Por lo tanto,
deberíamos buscar esos cuentos y leerlos para poder responder a la pregunta de
todoss: ¿cómo es el lobo?
Desde un comienzo, este proyecto se originó con la idea de promover la lectura
dentro de la sala. El objetivo principal fue generar un espacio de encuentro y
conexión del lector y la lectura por placer; para promover y estimular la lectio de
cada individuo, haciendo de ese encuentro un momento único y personal.
A pesar de que el eje temático sobre la lectura de “Cuentos Tradicionales” se fue
modificando a lo largo del desarrollo del proyecto de acuerdo al interés de los
alumnas, los objetivos que nos habíamos propuesto como grupo continuaban
cumpliéndose.
CAPERUCITA ROJA.
Lunes 12 de mayo de 2014.
Era necesario leerles a todo el grupo el cuento tradicional. Conseguí en la
biblioteca del colegio Caperucita Roja, de los hermanos Grimm8. Fue así que
preparé al grupo para la lectura y aclaré que era importante prestar atención a la 8 Caperucita Roja, los Hnos. Grimm. Adaptación Lil iana Viola. Ilustrador Mima Castro. Ediciones Colihue.
2003.
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8
historia. Para aquellos que no la conocían, podrían entender de qué se trataba y
los que ya la habían escuchada podrían estar atentos para ver qué pasaba con
Caperucita, la abuelita y en especial el lobo.
Antes de iniciar, le hable acerca los Hermanos Grimm, quienes fueron, hace
cuándo recopilaron este cuento y que significaba ese término.
Durante el relato, los que ya lo conocían, recitaban los remates o respuestas del
lobo (disfrazado de la abuelita) cuando Caperucita le preguntaba:
Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
- Son para verte mejor- exclamaban mis alumnos.
Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
- Son para oírte mejor- siguieron la lectura.
Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- Son para... ¡comerte mejoooor!- gritaron a viva voz.
Al finalizar el cuento, los que no lo conocían, me pidieron que lo lea otra vez. Ellos
también querían recitar los remates ahora que ya lo sabían.
¿LOBO ESTÁ?
Lunes 19 de mayo de 2014.
En el primer encuentro, el personaje del Lobo cautivó el interés del grupo.
Prontamente leímos el cuento tradicional de los Hnos. Grimm y todos entramos en
tema. Luego de estos acercamientos llegó el momento de visita quincenal a la
biblioteca.
Vale mencionar, que en este espacio, los niños suelen escuchar cuentos y
poesías en voz de la bibliotecaria, quien luego de ese momento, tiene dispuestos
en mesas canastos con libros seleccionados para la edad. Cada niño/a mira y
selecciona uno para llevarse a su hogar a préstamo, teniendo que realizar la
devolviéndolo la semana siguiente. El clima que se intenta fomentar es de
tranquilidad y escucha.
Ese día comenzó a notarse la inquietud y a movilizarse en algunos niños diversos
motores de búsqueda.
En medio de un pequeño bullicio, se escucha un grito de victoria:
- ¡Lo encontré! ¡Lo encontré!
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- ¿Qué encontraste?- Le pregunté un poco asustada por el grito.
- ¡Acá está el lobo!
Valió que terminara la frase, para que casi todos los niños y niñas se levantaran
de sus asientos para ver en ¿dónde encontró Lautaro al lobo?9
Le explicamos a la bibliotecaria por qué estábamos todos tan interesados en el
tema de los lobos. Ella tomó ese libro, lo separó de todos y lo reservó,
proponiéndole al grupo buscar un nuevo día para encontrarnos y leerlo.
UN GIRO EN LA PROPUESTA: CAMBIO DE EJE. LA BIBLIOTECA DEL
LOBO.
Lunes 26 de mayo de 2014.
Luego de la propuesta de la bibliotecaria, volvimos allí para escuchar el cuento
prometido. En esa oportunidad le contamos a ella que queríamos leer cuentos
sobre lobos. Ella le dijo que era muy interesante esa idea y que podría colaborar
buscando historias con lobos en su biblioteca y prestarnos los ejemplares.
Yo intervine diciendo que en mi biblioteca personal también tenía algún que otro
cuento de lobos y que también podía llevarlos al jardín.
Benjamín aportó diciendo: “Yo también tengo un libro de lobo”.
Y en ese momento Lara intervino y le preguntó: “¿y me los voy a poder llevar?”.
Ante esta pregunta, la inquietud se multiplicó. Todos querían llevarse libros de
lobos a casa.
Y aquí intervine y propuse armar una “Biblioteca del Lobo”, para lo que la
bibliotecaria se mostró de acuerdo y agregó:
- Me parece bien armar una biblioteca. Ya que en ella vamos a poner libros
que aportamos entre todos porque forman parte de nuestra biblioteca
personal. Quiere decir que son libros que cuidamos y queremos.
Entonces, si armamos una biblioteca entre todos, vamos a tener que poner
ciertas normas para organizarla.
Los libros que yo les voy a prestar, son libros muy importantes para mí.
Porque son muy interesantes y además los cuido mucho porque son muy
9 Keiko Kasza. “El estofado del lobo”. Colección Buenas Noches. Editorial Norma.
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caros. Generalmente los leo acá. No los presto porque no todos se
comprometen en cuidarlos. Pero como ustedes están tan motivados, me
parece una buena ocasión para que estos libros puedan salir de la
biblioteca finalmente.
Por otro lado, si ustedes me permiten, me encantaría participar y leer con
ustedes cuentos de lobos. Si les parece, podemos agregar dos visitas más
por mes a la biblioteca para este proyecto.
Yo agrego:
-Podríamos leer, armar algún trabajo, compartir algunas lecturas. Lo
podemos ir viendo a medida que vamos trabajando. ¿Están de acuerdo?
Todos gritaron que sí. El entusiasmo comenzó a crecer.
En este encuentro se puede ver reflejada la interacción que comienza a gestarse
entre la biblioteca de la sala y la biblioteca institucional como menciona Ana Siro10.
Este trabajo complementario entre ambas, permitirá enriquecer nuestra biblioteca
con material variado y rico en contenido además de ofrecer distintas posibilidades
de aprendizajes.
A su vez, nos adentramos en la aventura de formar comunidades o sociedades de
lectura con el principal propósito de estimularlas y compartirlas. Es decir, que la
lectio sea comunicada, participativa. La escuela debe transmitir que un libro no
solo se lee, sino que además se habla, se le pone voz, se comenta, se relee, se lo
confronta con la textoteca interna así como también grupal. Porque lo que se
busca, es construir un camino lector compartido.
LOBO. EL CARNÉ.
Jueves 29 de mayo de 2014.
Mientras tanto, continuábamos leyendo libros sobre lobos.
Le llegó el turno a “Lobo”11.
10 Siro, Ana (1999), “Materiales de lectura para bibliotecas de aula”, en: Enseñar y aprender a leer, Novedades Educativas, Buenos Aires. 11 Oliver Douzou. “Lobo”. FCE.
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Este libro les resultó fascinante. Las imágenes son simples y permiten acompañar
su lectura fácilmente. Fue así que lo leímos varias veces ya que al finalizar todos
decía al unísono: “¡Otra vez, otra vez!”.
Es así, que sirvió como disparador para armar el carné de la “Biblioteca del Lobo”.
Preparé un rectángulo de color celeste, representando el
fondo que se utilizó en la mayoría de las imágenes del
cuento leído.
Luego confeccioné las partes, similares a la imagen para
cada niño (un par de ojos, una nariz, los dientes de arriba
y de abajo y la servilleta). Las orejas y las pupilas de los
ojos lo dibujaban con crayones.
La actividad tenía intenciones plásticas pero muchas veces los propósitos suelen
cambiar durante su curso. Y así sucedió.
Luego de dar la consigna y recordar el cuento leído, los niños/as pusieron manos
a la obra. Entre el bullicio, escucho a Muriel relatar a medida que iba armando su
carné, su lobo:
- Me pongo un ojo, me pongo mi otro ojo, me pongo mis orejas, me pongo
mis dientes…
Sus compañeros de la mesa comenzaron a imitarla y a relatar entre todos la
historia.
Finalmente, Muriel me dice:
- ¡Me falta la zanahoria!
LA BIBLIOTECA SE VA ARMANDO. PARTICIPAMOS A LOS PADRES.
Y efectivamente era cierto. No estaba incluida
entre las partes la zanahoria. Les dije que no me
había dado cuenta y les propuse que cada uno la
dibuje en un papel y se la agregue al carné. Por
supuesto, todos la pegaron entre los dientes del
lobo.
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11 de junio de 2014
Queridas Familias:
Los Cazadores del Arte realizaremos un proyecto de “Biblioteca en la
sala”. El mismo surgió a partir del interés de los niños y niñas sobre los cuentos
tradicionales. Comenzamos con Caperucita Roja y sus diferentes versiones para
luego, ampliar nuestra lectura: cuentos con lobos. Entonces le pusimos nombre:
“La Biblioteca del Lobo”. Confeccionamos los carnés y en estos días los
enviaremos a casa para plastificar. Este espacio está compuesto hasta ahora por
libros a préstamos de la Biblioteca Infantil Ma. Elena Walsh” y con títulos de mi
biblioteca personal. Por supuesto que no hay la suficiente cantidad como para
que se lleven uno cada uno. Por lo tanto, les solicitamos que envíen un libro
relacionado al eje temático “Lobos” el lunes 23 de junio. Para que este espacio
posea variedad y riqueza literaria, a continuación les sugerimos algunos otros
títulos con los que nos gustaría contar, si es que van a comprar. Pueden adquirir
cualquiera de ellos en forma individual o entre dos o tres familias, pedir prestado,
enviar alguno que tengan en casa. Les recordamos que el material circulará por
los hogares de los niños.
Esta es una oportunidad para nutrir la biblioteca de nuestros hijos/as de buena
literatura.
Cualquier inquietud, no duden en consultar. Cariños.
Señorita Verónica
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LISTA DE TÍTULOS SUGERIDOS
LOBOS, Emily Gravett. Macmillan.
FEROZ, Etienne Delessert, Macmillan.
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Filotea, Emma Wolf. Alfaguara infantil.
Voces en el parque, Anthony Browne, FCE (cúspide $117)
En el bosque. Anthony Browne. FCE.
Un lobo así de grande, Natalie Louis Lucas y Kristien Aertssen, Océano Travesía.
Lobo Rojo y Caperucita feroz, Alfaguara.
La Caperucita Roja, Louise Rowe, Ed. Osa Menor.
Caperucita Roja, Eva Navarro, Perramon.
Una sopa de piedra, Anais Vaugelade, Corimbo.
¡Cuidado con el lobo!, Steve Cox y Paz Barroso. Editorial: Macmillan
El buen lobito, Nadia Shireen, Ed. Cubilete.
Caperucita Roja, Ilust Kveta Pacovska, Kokinos.
Tío Lobo. Xosé Ballesteros. Ed. Kalandraka.
Caperucita Roja, Pepe Maestro y Miguel Tanco. Ed. Edelvives.
Lo que el lobo le contó a la luna, Lucía Scuderi, ed Juventud.
La ovejita que vino a cenar, Steve Smallman y Yoelle Dreidemy. Beascoa.
Lobo grande y Lobo pequeño. Nadine Brun Cosme. Ed. Miau
Cruel historia de un pobre lobo hambriento. Gustavo Roldán. Colihue.
Caperucita Roja, Clementine Sourdais. Ed. Blume.
Caperucita Roja tal como se la contaron a Jorge, Pescetti, Alfaguara.
Una Caperucita Roja, Leray Marjolaine, Océano Travesía.
Caperucita roja, verde, amarilla, azul y blanca. Enrica Agostinelli. Aique Anaya.
Lobo. Oliver Douzou. FCE.
Cuidado con los cuentos de lobo. Lauren Child. Serres.
La Caperucita Roja. Letizia GOTLIBOWSKI. Ed del Eclipse.
Soy el más fuerte. Mario Ramos. Corimbo.
¡De repente! Colin Mcnaughton. Norma
Los tres cerditos. David Wiesner. Juventud.
Caperucita Roja. Gilles Bizouerne y Barroux. UnaLuna
Librerías consultadas por web: El libro de Arena – Cúspide – Didactikids –
Boutique del libro – Cassasa y Lorenzo – Distal.
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CAPERUCITA VERDE… Y LOS LOBOS SON NEGROS. UN DEBATE.
Jueves 12 de junio de 2014.
Comencé a leerles a mis alumnos el libro “Caperucita roja, verde, amarilla, azul y
blanca”12 .
Todos coincidieron que se llamaba Caperucita Verde porque todo era verde.
“Menos el lobo”.- dijo Lara.
En ese instante Benjamín agregó: “Los lobos son negros”.
Y Jeremías le contestó: “¡No, algunos son marrones también!”.
Benja, enojado, le volvió a reiterar que no, que eran negros.
Pero Jere contestó ampliando la idea: “Son de colores más oscuros”.
Como la discusión se tornaba tensa, les propuse que en casa, investiguen con la
familia y luego lo compartan en el grupo. El resto de los alumnos estaban atentos
a la discusión. Les pregunté qué les parecía a ellos pero nadie se animó a opinar.
Mientras tanto, por lo bajo, Benja y Jere continuaban: “Son negros”. “No son
marrones oscuros”. “No, son negros”, “No”.
Aquí intervine para evitar que el debate se transforme en pelea e hice extensiva la
invitación a todos para que averigüen ¿cómo son los lobos? Pero antes de dar por
terminado el tema, les pregunto dónde creen que podrían buscar esa información.
Jeremías me contesta: “En el cuento no”.
Lautaro agrega: “En libros sobre animales”.
Y Leandro también aporta su idea: “En google”.
Quedamos en buscar la información en las casas y le expresamos esta idea de
buscar en google a la Profesora de Informática.
Al día siguiente, Jeremías, que decía que no eran todos los lobos negros, trajo
imágenes impresas y dibujos de lobos. Trabajamos la diferencia entre un dibujo y
una imagen real y tomamos una que trajo que era un lobo gris. Finalmente,
llegamos a la conclusión entonces que todos los lobos no son negros, que hay
lobos grises también. Mientras tanto, Benjamín, el niño que decía que los lobos
eran negros se quedó callado. Parecía pensativo. Y así era. Lo confirmé en la
12 Bruno Munari y Enrica Agostinelli. Anaya, Madrid, 1998.
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siguiente visita a la biblioteca, cuando me di cuenta por sus intervenciones que el
tema no se había cerrado.
LOS NIÑOS DICEN LA VERDAD… Y LOS LIBROS TAMBIÉN. POR LO MENOS
PARA BENJAMÍN.
Lunes 16 de junio de 2014.
Visitamos la biblioteca del Jardín “María Elena Walsh” dentro de los días
estipulados para el desarrollo de esta propuesta. Nos recibió la bibliotecaria con el
libro “Lobos” de Emily Gravett13. Les comentó a los niños que había encontrado
este cuento que seguro nos iba a gustar a todos o por lo menos, eso esperaba.
Además les aclaró, que si era de su agrado, lo daría a préstamos todo el año para
que circule en nuestra biblioteca, ya que es un libro que ella cuidaba mucho y que
lo prestaba en ocasiones especiales. Y que esta era una de ellas.
Comenzó a leer el cuento y yo tuve la oportunidad de registrar todas las lecturas
de los niños mientras avanzaba la historia. Les mostró la tapa y la contratapa,
leyó el título y el nombre de la autora. A algunos, les llamó la atención que el título
era lobos y había un conejo en la misma. Un nene dijo que en la parte de atrás
había huellas.
Nos adentramos en el relato y Guadalupe interviene de inmediato: "Dice lo mismo
en el libro. Las mismas letras".- haciendo referencia al título del cuento que
estaba escrito en la tapa y, cotejándolo con el libro de lobos que saca de la
biblioteca el conejo (personaje del cuento). La niña pudo observar que el conejo
llevaba en sus manos un libro rojo en el cual se leía en negrita las mismas letras:
LOBOS.
El libro que leía el conejo, explicaba de manera informativa dónde viven los lobos,
cuántos dientes tienen y qué les gusta comer.
Benjamín, el niño que aún no había cerrado el tema de los colores de los lobos,
ahora en voz alta comenzó repetir lo que el cuento le explicaba y permitía evacuar
sus dudas: “Lobos grises, osos polares y lobos polares".
Lautaro agregó: "Los lobos blancos están en la nieve".
13 Emily Gravett. Lobos.- 1ra. ed.- San Isidro: Macmillan, 2011.
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Parecía que el tipo de narración descriptiva, con características enciclopédicas, lo
había terminado de convencer. El libro dijo una verdad para él. Construyó un
significado que lo tenía preocupado, o por lo menos ocupado.
Aquí se puede entrever ciertas habilidades y competencias lectoras que algunos
niños logran desplegar para descubrir ciertas características que diferencian e
identifican los distintos tipos de textos.
Sin embargo, es tan interesante, que el conejo no se da cuenta de que una figura
siniestra con garras y colmillos afilados comienza a desprenderse de las páginas
para acecharlo. El relato de esta historia posee características informativas y las
imágenes acompañan desde lo narrativo con mucha creatividad y originalidad
convirtiéndolo en un libro álbum con muchísima riqueza literaria.
Observando las imágenes y siguiendo el relato, los niños y niñas, comenzaron a
descubrir este juego sugerente entre texto e imagen.
Empezaban a escucharse diferentes lecturas de los niños: "El árbol tiene forma de
cabeza de lobo". Otro sumó "Tiene la cabeza de lobo, cola de lobo"... y
finalmente se escuchó "¡Tiene pies de lobo!".
Guadalupe afirmó: “¡Es de suspenso!”, develando ese giro que sugería la imagen
y el texto en ese juego conjunto.
¡Sí!.- dijo otro agregando- tupida significa que las colas son muy largas.
Con mucho pelo.- remarcó la bibliotecaria.
Para entonces, el personaje del conejo se encontraba caminando y subiendo por
una cola enorme y peluda.
De a poco iba transcurriendo la lectura y comenzaba a aparecer la figura del lobo
más explícita. Hasta el momento sólo se veían partes de un todo en cuanto a la
misma.
El conejo se desplazaba por el lomo del animal y en la lectura hacía referencias a
pulgas, chinches y otras plagas que afectan a todos los animales con mucho pelo
y un nene preguntó entonces: “¿Qué son las chinches?”
Y Galo le respondió: "A mí me picó una chinche".
Entre el grupo se escucha de pronto la advertencia de Lautaro hablándole al
personaje: ¡Estás en problemas!
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Y Guadalupe agrega: ¡Lo está mirando para comérselo!
Y continuaron las exclamaciones cuando parece haber terminado la historia con la
imagen del libro destrozado por el lobo.
Joaquín gritaba: -¡El libro! ¡Rompió el libro!
Federico se sumó: ¡Lo mordió!
-¡Lo rasguñó! – dijo Muriel.
Leandro trataba de explicar: -Es como si el lobo lo mordió acá- señalando la punta
del libro que tenía la bibliotecaria en sus manos.
-¡Con el diente lo mordió!- agregó Joaquín.
En este momento se genera la tensión. La bibliotecaria hace una pausa en la
lectura. Los niños se quedan en silencio. Parecía que nadie se atrevía a decir lo
que le había ocurrido al conejo, a pesar de que algunos lo habían advertido.
Luego, da vuelta la página y prosigue con la lectura. Todo se va distendiendo a
medida que la autora escribe un final alternativo. Parecía fatal el destino del
conejo, pero este giro sobre el final muestra al lobo compartiendo un sándwich él.
La bibliotecaria cierra el libro. Los niños empiezan a dar explicaciones a ese
primer final donde aparece el libro en el piso todo desgarrado:
Joaquín: -Lo pisó el cuento. Quería agarrar el sándwich.
Federico: -El lobo tenía el cuchillo y el tenedor para comer el sándwich.
Guada: -¡Pensé que se había comido al conejo!
La bibliotecaria agrega: -Este libro tiene dos finales. En el primero, como dice
Guada parecería que el lobo se comió al conejo. En el segundo, como dicen
Joaco y Fede, el lobo sólo quería compartir el sandwich con el conejo.
Galo, que se mostró atento y cauteloso durante el desarrollo de la lectura,
concluye: -¡Acá (haciendo referencia a la contratapa) se ven las patas del conejo
que salió corriendo!
ESCRIBIR PARA BUSCAR. UNA PALABRA, MUCHOS SIGNIFICADOS.
Lunes 23 de junio de 2014.
La Profesora de Informática nos puso a disposición el buscador de google para
que tratemos de encontrar el material que estábamos necesitando. Nos explicó
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cómo funcionaba y aclaró, que era indispensable poner palabras para orientar la
búsqueda. Entonces preguntó al grupo qué era lo que estaban buscando.
Por supuesto Benjamín dijo: “Lobos negros”.
Y Jeremías agregó: “Y lobos marrones también”.
Entre todos escribimos ambas sugerencias. La de Benja y la de Jere.
Descubrimos que los lobos podían ser negros y marrones.
Yo les propongo entonces escribir sólo la palabra LOBOS. Entonces les leo las
opciones que aparecen y descubrimos que esa palabra es muy general. Les
comento que en nuestra provincia existe un logar que se llama Lobos y que tiene
una laguna que es visitada por los turistas y que aparece páginas sobre ese lugar.
Les pregunto qué significa la palabra “LOBOS” para nosotros teniendo en cuenta
el trabajo que estábamos haciendo.
Entonces Jeremías me respondió:- Los lobos son animales.
Aquí intervino la Profesora de Informática y les agregó: - A veces, con escribir una
sola palabra no es suficiente para encontrar lo que estamos buscando. Como
acaba de pasar, la palabra Lobos tiene varios significados: puede ser un lugar,
como puede referirse a los animales también. Entonces es necesario agregar otra
palabra más. En este caso sería la palabra animal.
Y la agregaron en el buscador y allí encontramos una página que habla de lobos y
las diferentes especies. Algunas en peligro de extinción.
Imprimimos la información y la llevamos a la sala para trabajarla en conjunto con
la profesora de educación Ambiental.
Al día siguiente, Clarita trajo un trabajo de investigación sobre características de la
especie y tipos de lobo en una carpeta. La leímos en la sala.
Imágenes traídas por los niños
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¿CÓMO TERMINÓ EL CUENTO DE CAPERUCITA BLANCA? INCLINADO,
SEGÚN VERA.
Esta actividad de producción surgió a partir de esta pregunta y la respuesta que
me dio Vera.
Había finalizado de leer el libro “Caperucita Roja, Verde, Amarilla, Azul y Blanca”14
con el último cuento Caperucita Blanca. Entonces les pregunto cómo les paree
que terminó este cuento.
Leandro: ¡Mal, porque no apareció el lobo!
Jeremías: ¡Bien, porque el lobo no se comió a la abuela ni a Caperucita!
Vera, se pone de pie mientras todos seguían sentados e inclinando su mano de
manera oblicua al piso y ladeando cabeza dice: termina así, inclinado.
Inmediatamente le pregunto qué significa que termine inclinado pero ella no sabe
qué contestar.
Sin embargo, Morena acota: es que termina bien y mal.
Y Vera le dice: ¡Sí! Es eso.
Y hablando de finales les propuse continuar esta historia.
14 Bruno Munari y Enrica Agostinelli. Ed. Anaya. Madrid.
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Esta actividad la realizamos en dos días. El primer día retomamos el relato y
pensamos entre todos cómo tendría que continuar, que personajes aparecerían y
cómo quisiéramos que termine el cuento.
Federico dijo que la abuela tenía que volver del viaje, Morena resaltó que el lobo
no tenía que ser malo y Lara trajo el cuento “Una Caperucita Roja” haciendo
referencia al final y diciendo:
- Tiene que terminar como el cuento de caperucita que le dice al lobo
“Ingenuo”.
Yo le recuerdo el nombre del cuento y pregunto cómo sería ese final y Ezequiel
me dice: Gracioso.
Y Morena: Divertido.
Y en este momento fui registrando las ideas y fui armando la historia conservando
algunas características de los relatos del autor. Y quedó así:
LA ABUELA VOLVÍA DE AFRICA NEGRA A LA CASA PORQUE EXTRAÑABA A
CAPERUCITA BLANCA.
EN EL CAMINO SE ENCUENTRA CON EL LOBO Y LE PREGUNTA ¿A DÓNDE
VAS ABUELA?
ME VOY A LA CASA DE CAPERUCITA PARA DECIRLE QUE LA EXTRANABA
MUCHO. LE TRAJE REGALOS DE AFRICA NEGRA: UN PAR DE ZAPATILLAS
NEGRAS, UNA CAPERUZA NEGRA Y UN OSO CON ABRIGO NEGRO DE
MASCOTA.
¿TE PUEDO ACOMPAÑAR?
SI, PERO TENÉ CUIDADO CON EL OSO. TE PUEDE COMER DE UN SOLO
BOCADO.
Segundo día retomamos el cuento, realizamos ajustes en relación al relato,
correcciones gramaticales y pensamos en el título. Así quedó:
LA ABUELA SE FUE A ÁFRICA NEGRA, PERO VOLVIÓ.
LA ABUELA VOLVIÓ DE AFRICA NEGRA A SU CASA PORQUE EXTRAÑABA A
CAPERUCITA BLANCA. LO HIZO EN AVIÓN PARA LLEGAR MÁS RÁPIDO.
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CUANDO LLEGÓ A LA NIEVE, EN EL CAMINO A LA CASA DE CAPERUCITA
SE ENCUENTRA CON EL LOBO Y ÉL LE PREGUNTÓ: ¿A DÓNDE VA
SAÑORA?
ME VOY A LA CASA DE MI NIETA PARA DECIRLE QUE LA EXTRANÉ MUCHO.
VIAJÉ MUY LEJOS Y LE TRAJE REGALOS: UN PAR DE ZAPATILLAS NEGRAS,
UNA CAPERUZA NEGRA Y UN OSO CON ABRIGO NEGRO DE MASCOTA.
¿LA PUEDO ACOMPAÑAR? – LE PREGUNTÓ EL LOBO.
SI.-DIJO LA ABUELA- PERO TENÉ CUIDADO CON EL OSO. TE PUEDE
COMER DE UN SOLO BOCADO.
Realicé una anotacion que me pareció interesante en cuanto a la reflexión de los
niños:
Corrección de Fede: cambio de la palabra ABUELA por SEÑORA. El argumento
porque no sabe que es una abuela.
Jere asevera: Porque no la conoce a la abuela el lobo.
Galo agrega al tema: Porque este es otro cuento. En los otros cuentos si la
conoce.
Cuando finalizamos la actividad les leo el cuento como quedó y al hacerlo Jere
dice: Pero es al revés, el lobo se come todo de un solo bocado.
Morena le contesta y le explica: Si, pero es un chiste. Es gracioso.
DE DÓNDE VENIMOS, DÓNDE ESTAMOS Y HACIA DÓNDE VAMOS.
PRÓXIMO DESTINO: “EL CLUB DE LECTORES”.
Saber de dónde venimos es hacer un poco de historia e investigar sobre del
camino lector de mis alumnos. El resultado es revelador, para poder partir desde
allí y seguir tejiendo ese gran tapiz con nuevas lazadas, como lo expresa Laura
Devetach15.
Es importante tener en claro cuáles fueron los espacios y/o acciones previas que
pudieron desarrollar los niños para formarse como lectores activos, participativos,
críticos.
15 Devetach, Laura. La construcción del camino lector. Artículo publicado en Escuelas que hacen escuela II. Buenos Aires. Organización de Estados Iberoamericanos, Cuadernos de Iberoamérica, 2003.
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La escuela, es uno de esos lugares y es sustancial el trabajo de mis colegas a la
hora de proyectar y planificar a futuro. Muchas veces, no consideramos estos
trayectos previos realizados por nuestros alumnos y no establecemos continuidad
en sus aprendizajes. Es cierto también que con determinados temas puede no
haber un trayecto previo realizado o este fue trabajado muy superficialmente que
prácticamente hay que abordarlo en un sentido amplio.
Sin embargo, en el caso del eje que nos ocupa, las experiencias de nuestros niños
exceden el ámbito escolar. Es imposible considerar a los niños como tabula rasa
en relación a sus vivencias lectoras.
Las nanas16, objetos de estudio y reflexión de grandes escritores forman parte de
ese acervo lector de nuestros pequeños y pequeñas.
Como explica Elena Stapich17, el niño pasa de la vida intrauterina a un “baño del
lenguaje” que sustituye a la placenta materna al momento de nacer. Porque a
través de la palabra oral, el bebé queda sumergido en la lengua de la comunidad
donde vive, llevando consigo desde su nacimiento voces, ritmos, historias.
“No existen lectores sin caminos y no existen personas que no tengan
camino empezado aunque no lo sepan.”18 (DEVETACH, 2003)
Por lo tanto, debemos aprovechar este camino recorrido para valorarlo como una
oportunidad que nos permitirá fijar nuevos propósitos y nuevas metas que generen
en los alumnos un desafió.
Si hasta el momento logramos compartir y disfrutar de un proyecto en común,
alcanzamos socializar nuestras lecturas y debatimos sobre ellas; es porque desde
hace tiempo los niños y niñas están “leyendo”.
Por último, que en nuestro colegio exista la biblioteca escolar, que en este espacio
se encuentre a niños y niñas y que además tengan fácil acceso a los libros desde
16 Bordelois, Ivonne. García Lorca: poesía de las nanas y poesía popular. En El país que nos habla. Buenos
Aires, Sudamericana - La Nación, 2005. (Problematiza lo que puede o no ser para niños revalorizando la imagen poética.) 17 Stapich, Elena. Con ton y con son. Buenos Aires, Aique, Aportes a la Educación Inicial, 1993. (Desarrolla las diferentes maneras en que los niños pequeños se apropian del lenguaje. Habla de un "baño de lenguaje" que
rodea y acuna al niño.) 18 Devetach, Laura. La construcción del camino lector. Artículo publicado en Escuelas que hacen escuela II. Organización de estados Iberoamericanos, Cuadernos de Iberoamérica, 200 3.
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el momento en que ingresan al Jardín; prepara el camino para que hoy pensemos
en conformar “El club de lectura”.
Dentro de nuestra institución, este espacio se transformó con el correr de los años
y a través del trabajo y esfuerzo de la bibliotecaria, en una verdadera “casa
viviente”. Así la define Geneviéve Patte19 cuando se refiere a la biblioteca como
un lugar para permanecer y no como un espacio de tránsito y de consumo. Es el
sitio donde los alumnos piden participar espontáneamente en el funcionamiento de
la misma. Esta interacción es gestionada por el tipo de relación de igualdad y de
confianza que se establece entre niños y adultos. Por las características en su
organización, se vivencia un ambiente cálido y un ritmo de vida colectivo. Es
como estar en casa.
Partiendo de todos estos hábitos lectores adquiridos desde la familia, la escuela y
la biblioteca escolar y; tomando en cuenta nuestros intereses comunes, hoy nos
encontramos navegando rumbo al armado de la biblioteca de la sala: “La
Biblioteca del Lobo”.
El proyecto ya está en marcha. En poco tiempo, comenzarán a circular estos
libros que seguiremos leyendo tanto en la sala, como en la biblioteca institucional,
como en el hogar. Los niños lo podrán seleccionar para el préstamo desde el
lugar del conocimiento ya sea; porque les gustó el relato, porque lo pueden contar
por sus propios medios, porque lo quieren volver a escuchar o simplemente,
porque el día que se leyó ellos no estaban presentes.
La circulación de estos libros, les permitirá depositar estas lecturas en otras voces.
Las voces familiares, las que le darán otros ritmos y otras cadencias al lenguaje,
las que le permitirán socializar y compartir también este camino lector.
Pero si el tiempo nos acompaña en este viaje y habiendo llegado a destino; por
qué no emprender otros rumbos con nuevas aventuras.
19 Patte, Geneviève. Si nos dejaran leer… Los niños y la biblioteca. Bogotá, CERLAL, PROCULTURA, Kapelusz,
Colección Lectura y Educación, 1984. Pag. 106-152.
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¿Hacia dónde vamos? María Claudia Molinari20 explica la propuesta del Club de
Lectores como una actividad permanente que nuclea una serie de actividades
didácticas en torno a las bibliotecas de las salas, donde se propone la lectura
sistemática de textos ficcionales y no ficcionales y un amplio intercambio de
opiniones y recomendaciones entre niños. En función de estos intercambios se
desarrollan también actividades específicas de escritura en las cuales, los niños
expresándose como lectores también aprenden a escribir. En todos los casos son
situaciones típicas de interacción entre lectores-escritores, donde los grupos de
tres, cuatro y cinco años resuelven problemas como usuarios de manera
individual, con su grupo, la maestra, las familias, con otros grupos de niños y
docentes.
En cierta medida, gran parte de esta experiencia la estamos desarrollando.
Principalmente porque que para revitalizar el uso, la calidad y variedad de
materiales de la biblioteca de la sala, complementamos y coordinamos acciones
con la biblioteca escolar. Por otro lado, permanentemente estamos llevando a
cabo la lectura sistemática de textos ficcionales.
El desafío entonces es conformar una verdadera sociedad de lectura,
desarrollando el intercambio de opiniones y comentarios sobre las lecturas
compartidas que forman parte de nuestra textoteca grupal.
¿Cómo podría implementarse esta propuesta? ¿A través de qué tipo de
acciones?
A continuación se detallan algunos lineamientos a modo de guiar este nuevo
camino:
Compartir lecturas con otros grupos pensando en las edades por ejemplo y
argumentar la selección.
Realizar recomendaciones por medio del dictado y/o la escritura sobre un
libro en base a diferentes aspectos del contenido de la historia: desenlaces,
20 Molinari, Claudia. Una actividad permanente: El club de lectores. . En Enseñar y aprender a leer, Buenos Aires, Novedades Educativas, 1999. (Se plantea la descripción y análisis de actividades de comentario y recomendación escrita de libros.)
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personajes, valoración sobre las ilustraciones, mensaje del autor, sobre
posibles destinatarios/lectores de acuerdo a la edad, etc.
Armar carteleras de libros recomendados, socializando nuestras lecturas. A
través del dictado o de la escritura.
Realizar encuentros convocando a niños del nivel primario para compartir la
lectura de un libro nuevo. Debatir sobre el tema.
Leer a otros niños e invitar para que otros niños nos lean.
Leer en familia y recomendar el libro de acuerdo a algún criterio.
Pero dentro de nuestro rol docente, a diario descubrimos que el camino que
emprendemos no es determinante y que no hay uno solo. Transitándolo,
aparecen infinitas sendas, como esas tramas que se cruzan, se entrelazan. En
ellas me puedo encontrar con Caperucita, con el Lobo Feroz en el atajo o con
Dorothy, caminando por el sendero amarillo. Lo enriquecedor es que podemos
volver hacia atrás pero con la certeza del camino recorrido. Con la seguridad de
que si retrocedemos no importa, porque sabemos cómo llegar a la primer lazada
así como también, cómo volver a éste momento. Quizás la incertidumbre o mejor
dicho el desafío, están en el camino por recorrer.
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”… (Joan Manuel Serrat)
Bibliografía:
Devetach, Laura. La construcción del camino lector. Artículo publicado en
Escuelas que hacen escuela II. Buenos Aires. Organización de Estados
Iberoamericanos, Cuadernos de Iberoamérica, 2003.
Daniel Goldin. Lectura y Vida, año 22, nº 2, 2001
Teresa Colomer (1996) ¿Cómo terminan los cuentos?, en: Espacio para la lectura,
órgano trimestral de la red de Animación a la lectura del FCE, Año I, Núm. 2,
México.
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Alejandra Saguier. Nivel Inicial. Vol.1 NAP: Narración y Biblioteca. Serie cuaderno
para el aula. Cfce. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Presidencia de
la Nación.
Graciela Montes. "La gran ocasión". La escuela como sociedad de lectura. Plan
nacional de Lectura. Ministerio de Educación, Ciencia y tecnología de la Nación,
Buenos Aires. 2005.
Cochram-Smith, M. y Litle, Susan L. "Los diarios" en Dentro/Fuera. Enseñantes
que investigan. Madrid, Abal ediciones, 2002. (Desarrolla una forma particular de
registro de prácticas del aula.)
Adela Basch. “Caperucita Arroja”. Editorial Longseller.
Caperucita Roja, los Hnos. Grimm. Adaptación Liliana Viola. Ilustrador Mima
Castro. Ediciones Colihue. 2003.
Keiko Kasza. “El estofado del lobo”. Colección Buenas Noches. Editorial Norma.
Siro, Ana (1999), “Materiales de lectura para bibliotecas de aula”, en: Enseñar y
aprender a leer, Novedades Educativas, Buenos Aires.
Oliver Douzou. “Lobo”. FCE.
Emily Gravett. Lobos.- 1ra. ed.- San Isidro: Macmillan, 2011.
Bruno Munari y Enrica Agostinelli. Caperucita Roja, Verde, Amarilla, Azul y Blanca.
Anaya, Madrid, 1998.
Bordelois, Ivonne. García Lorca: poesía de las nanas y poesía popular. En El país
que nos habla. Buenos Aires, Sudamericana - La Nación, 2005.
Stapich, Elena. Con ton y con son. Buenos Aires, Aique, Aportes a la Educación
Inicial, 1993.
Patte, Geneviève. Si nos dejaran leer… Los niños y la biblioteca. Bogotá,
CERLAL, PROCULTURA, Kapelusz, Colección Lectura y Educación, 1984. Pag.
106-152.
Molinari, Claudia. Una actividad permanente: El club de lectores. . En Enseñar y
aprender a leer, Buenos Aires, Novedades Educativas, 1999.
Carranza, Marcela. La literatura al servicio de los valores, o como conjurar el
peligro de la literatura. Artículo publicado en Imaginaria. Revista electrónica de
UNSAM. Literatura Infantil 2014. Profesora Alejandra Saguier. 2°Parcial Alumna Verónica Amato
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literatura infantil N° 181, Buenos Aires, Mayo de 2006. (Revaloriza a la literatura
infantil como forma de arte).
Apartado bilbiográfico:
Me reservo para más adelante, la lectura a los niños de un libro que descubrí en la
biblioteca personal de Alejandra Saguier que, con el solo hecho de verlo cautivó
mi atención y “me invitó a leerlo”:
Neil Gaiman (texto), Dave McKean (Ilustración). Lobos en la pared.- 3ra.
ed.- Astiberri Ediciones, 2008.
A modo de reflexión y justificando el material de lectura deseo reproducir las
palabras de Ana Siro en su publicación en la revista Novedades Educativas acerca
de “Los materiales de lectura para bibliotecas de aula”. Su idea acerca de la
literatura infantil, es similar a la que expresa también Marcela Carranza cuando
habla de la literatura al servicio de los valores y el peligro que esto implica.
Ana Siro escribe:
“…Mucho de lo que se ha producido y se produce en el mercado editorial
destinado a los niños está fuertemente cargado de intención didáctica, cargado de
moralinas y de mensajes.
Cuando el autor escribe con la intención de transmitir un mensaje del cual
espera una única interpretación no hace literatura y, por sobre todo, no respeta a
los lectores.”
Finalmente cita a Graciela Cabal (1996):
“Creo que la literatura infantil, antes de infantil, es literatura…El mensaje no es
literatura, ni en la literatura para grandes ni para niños. Sencillamente no funciona
así. No hay ambigüedad, ni pluralidad textual, ni ninguno de los elementos de la
literatura. En cambio, todos nosotros conocemos textos para niños, desde hace
años, que son verdadera literatura. Que no se achica, ni se escribe con palabritas,
sino que se escribe de verdad, con palabras de verdad…”