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PRLOGO Me es grato recomendar de todo corazn este gran libro. Har
mucho bien a la predicacin actual, porque en l se ve lo que es una
predicacin bblica, profundamente espiritual. En nuestro tiempo ese
tipo de predicacin est olvidado y ha sido sustituida por
predicaciones psicolgicas, sociales y de temas de actualidad. Ojal
tenga una amplia difusin. Es la sustancia de lo mejor en comentario
bblico de races puritanas. Publicado hace unos 300 aos, esta versin
castellana nos hace llegar algo que har mucho bien a la persona que
lo lee, sea predicador, o simplemente a quien lo lea para su
edificacin personal. No es un comentario en el sentido tradicional,
como su obra de varios volmenes; es un extracto de la sustancia de
sus aplicaciones a cada pasaje. En este sentido, es un excelente
ideario para predicadores, que debiera ser consultado antes de
predicar sobre cualquier pasaje. Otro aspecto importante es que
debe ser ledo paralelamente con la Biblia. Si uno no lee el pasaje
en referencia, no entender fcilmente las aplicaciones, y a veces es
necesario reflexionar detenidamente sobre el pasaje bblico para
llegar a ver claramente la aplicacin, que entonces le parecer
maravillosa. Permtanme unas breves palabras de orientacin para su
lectura provechosa: 1. Ntese que cada captulo est dividido en
prrafos de varios versculos. 2. No aparece el texto bblico, sino
solamente la referencia. 3. Dentro de un prrafo, al pasar de una
idea a otra, o a otro versculo, hay un guin (). 4. Considerado lo
anterior, lea los versculos correspondientes, trate de comprender
su contenido. Esto debe ser motivo de profunda meditacin. 5.
Seguramente la lectura del texto bblico le dar algunas ideas
propias. 6. Luego lea el prrafo correspondiente del comentario. 7.
Reflexione sobre lo que esto tiene para nuestro tiempo. 8. Si es
predicador, tendr en el comentario una buena cantidad de
aplicaciones breves.
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9. Si le gustan los dichos, hallar gran cantidad de dichos de forma
proverbial que pueden dar ms agilidad a su predicacin, y pueden
ayudar a que se recuerden en mejor forma sus palabras. Por ltimo,
para tener una lectura provechosa de la Biblia, en paralelo con un
comentario como ste, es necesario que la Palabra de Dios toque
nuestro corazn y modifique nuestra conducta. Slo entonces podemos
decir que hemos sacado provecho de la Palabra y podemos darla a
otros. Rev. Pedro Vega R. Regin Metropolitana, Chile NOTA ESPECIAL
PARA EL LECTOR Para ayudar al lector a determinar los captulos que
estn con nmeros romanos en esta edicin del Comentario de toda la
Biblia, de Matthew Henry, use lo que sigue: I = uno V = cinco X =
diez L = cincuenta C = cien IV = cuatro IX = nueve XL - cuarenta XC
= noventa Recuerde que los nmeros romanos se escriben de izquierda
a derecha para calcular. Para determinar el valor numrico use el
principio de la suma. Primero van los miles, los cientos, luego las
decenas y las unidades. Todos los cuatro y los nueve usan el
principio de la resta. Por ejemplo: Isaas XXXVIII = Isaas 38 Salmo
CXLIX = Salmo 149
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EL ANTIGUO TESTAMENTO GNESIS Gnesis es un nombre tomado del griego;
significa el libro de la generacin o los orgenes; se llama as
apropiadamente pues contiene el relato del origen de todas las
cosas. No hay otra historia tan antigua. Nada hay dentro del libro
ms antiguo que existe que lo contradiga; por el contrario, muchas
cosas narradas por los escritores paganos ms antiguos, o que se
pueden descubrir en las costumbres de naciones diferentes,
confirman lo relatado en el libro del Gnesis. CAPTULO I Versculos
1, 2. Dios crea los cielos y la tierra. 35. La creacin de la luz.
613. Dios separa la tierra de las aguas; la tierra la hace
fructfera. 1419. Dios forma el sol, la luna y las estrellas. 2025.
Dios crea los animales. 2628. El hombre, creado a imagen de Dios.
29, 30. .Designacin de los alimentos. 31. Finalizacin y aprobacin
de la obra de creacin. Vv. 1, 2. El primer versculo de la Biblia
nos da un relato satisfactorio y til del origen de la tierra y de
los cielos. La fe del cristiano humilde entiende esto mejor que la
fantasa de los hombres ms doctos. De lo que vemos del cielo y la
tierra aprendemos el poder del gran Creador. Que el hecho de
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ser creados y nuestro lugar como hombres, nos recuerden nuestro
deber cristiano de mantener siempre el cielo a la vista y la tierra
bajo nuestros pies. El Hijo de Dios, uno con el Padre, estaba con l
cuando ste hizo el mundo; mejor dicho, a menudo se nos dice que el
mundo fue hecho por l y que sin l nada fue hecho. Oh, qu elevados
pensamientos debiera haber en nuestra mente hacia el gran Dios que
adoramos, y hacia ese gran Mediador en cuyo nombre oramos! Aqu, en
el principio mismo del texto sagrado, leemos de ese Espritu Divino
cuya obra en el corazn del hombre se menciona tan a menudo en otras
partes de la Biblia. Observe que, al principio nada deseable haba
para ver, pues el mundo estaba informe y vaco; era confusin y
desolacin. En manera similar, la obra de la gracia en el alma es
una nueva creacin: y en un alma sin gracia, que no ha nacido de
nuevo, hay desorden, confusin y toda mala obra: est vaca de todo
bien porque est sin Dios; es oscura, es las tinieblas mismas: este
es nuestro estado por naturaleza, hasta que la gracia del
Todopoderoso efecta en nosotros un cambio. Vv. 35. Dijo Dios: Sea
la luz; l la quiso, e inmediatamente hubo luz. Qu poder el de la
palabra de Dios! En la nueva creacin, lo primero que se lleva al
alma es la luz: el bendito Espritu obra en la voluntad y en los
afectos iluminando el entendimiento. Quienes por el pecado eran
tinieblas, por gracia se convierten en luz en el Seor. Las
tinieblas hubieran estado siempre sobre el hombre cado si el Hijo
de Dios no hubiera venido para darnos entendimiento, 1 Juan v. 20.
La luz que Dios quiso, la aprob. Dios separ la luz de las
tinieblas, pues, qu comunin tiene la luz con las tinieblas? En los
cielos hay perfecta luz y ningunas tinieblas; en el infierno, la
oscuridad es absoluta y no hay un rayo de luz. El da y la noche son
del Seor; usemos ambos para su honra: cada da en el trabajo para l
y descansando en l cada noche. Meditando da y noche en su ley. Vv.
613. La tierra estaba desolada, pero por una palabra se llen de las
riquezas de Dios, que todava son suyas. Aunque se permite al hombre
su uso, son de Dios y para su servicio y honor deben usarse. La
tierra, a su mandato, produce pasto, hierbas y frutos. Dios debe
tener la gloria de todo el provecho que recibimos del producto de
la tierra. Si tenemos inters en l, que es la Fuente, por la gracia,
nos regocijaramos en l cuando se secan los arroyos temporales de la
misericordia. Vv. 1419. El cuarto da de trabajo da cuenta de la
creacin del sol, la luna y las estrellas. Todo es obra de Dios. Se
habla de las estrellas tal como aparecen antes nuestros ojos, sin
decir su cantidad, naturaleza, lugar, tamao o movimientos; las
Escrituras no fueron hechas para satisfacer la curiosidad ni para
hacernos astrnomos, sino para conducirnos a Dios y hacernos santos.
Las luces del cielo fueron hechas para servirle a l; lo hacen
fielmente y brillan a su tiempo sin faltar. Nosotros estamos como
luces en este mundo para servir a Dios; pero, respondemos en manera
similar a la finalidad para la que fuimos creados? No: nuestra luz
no resplandece ante Dios como sus luces brillan ante nosotros.
Hacemos uso de la creacin de nuestro Amo, pero nos importa poco la
obra de nuestro Amo. Vv. 2025. Dios mand que se hicieran los peces
y las aves. l mismo ejecut esta orden. Los insectos, que son ms
numerosos que las aves y las bestias, y tan curiosos, parecen haber
sido parte de la obra de este da. La sabidura y el poder del
Creador son admirables tanto en una hormiga como en un elefante. El
poder de la providencia de Dios preserva todas las cosas y la
feracidad es el efecto de su bendicin.
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Vv. 2628. El hombre fue hecho despus de todas las criaturas: esto
era tanto un honor como un favor para l. Sin embargo, el hombre fue
hecho el mismo da que las bestias; su cuerpo fue hecho de la misma
tierra que el de ellas; y mientras l est en el cuerpo, habita en la
misma tierra con ellas. No permita Dios que dndole gusto al cuerpo
y a sus deseos, nos hagamos como las bestias que perecen! El hombre
fue hecho para ser una criatura diferente de todas las que haban
sido hechas hasta entonces. En l tenan que unirse la carne y el
espritu, el cielo y la tierra. Dios dijo: Hagamos al hombre. El
hombre, cuando fue hecho, fue creado para glorificar al Padre, Hijo
y Espritu Santo. En ese gran nombre somos bautizados pues a ese
gran nombre debemos nuestro ser. Es el alma del hombre la que lleva
especialmente la imagen de Dios. El hombre fue hecho recto,
Eclesiasts vii. 29. Su entendimiento vea clara y verdaderamente las
cosas divinas; no haba yerros ni equivocaciones en su conocimiento;
su voluntad consenta de inmediato a la voluntad de Dios en todas
las cosas. Sus afectos eran normales y no tena malos deseos ni
pasiones desordenadas. Sus pensamientos eran fcilmente llevados a
temas sublimes y quedaban fijos en ellos. As de santos, as de
felices, eran nuestros primeros padres cuando tenan la imagen de
Dios en ellos. Pero cun desfigurada est la imagen de Dios en el
hombre! Quiera el Seor renovarla en nuestra alma por su gracia! Vv.
29, 30. Las hierbas y las frutas deben ser la comida del hombre,
incluido el maz y todos los productos de la tierra. Que el pueblo
de Dios ponga sobre l su carga y no se afane por qu comern ni qu
bebern. El que alimenta las aves del cielo no permitir que sus
hijitos pasen hambre. V. 31. Cuando nos ponemos a pensar en
nuestras obras hallamos, para vergenza nuestra, que en gran parte
han sido muy malas; pero cuando Dios vio su obra, todo era muy
bueno. Bueno pues todo era cabalmente como el Creador quera que
fuera. Todas sus obras, en todos los lugares de su seoro le
bendicen y, por tanto, bendice, alma ma, al Seor. Bendigamos a Dios
por el evangelio de Cristo y, al considerar su omnipotencia,
huyamos nosotros, los pecadores, de la ira venidera. Si somos
creados de nuevo conforme a la imagen de Dios en santidad,
finalmente entraremos en los cielos nuevos y tierra nueva, en los
cuales mora la justicia. CAPTULO II Versculos 13. El primer da de
reposo. 47. Detalles de la creacin. 814. Plantacin del huerto del
Edn. 15. El hombre puesto en el Edn. 16, 17. El mandamiento de
Dios. 1825. Dar nombre a los animales. La hechura de la mujerLa
institucin divina del matrimonio. Vv. 13. Despus de seis das Dios
ces todas las obras de creacin. En los milagros ha usado leyes
superiores de la naturaleza, pero nunca ha cambiado su curso
establecido, ni le ha agregado. Dios no descans como si estuviera
cansado sino como alguien que est muy complacido. Ntese al comienzo
mismo del reino de gracia, la santificacin o la observancia sagrada
del da de reposo. La observancia solemne de un da de cada siete
como da de sagrado reposo y de santo trabajo, para la honra de
Dios, es deber de toda persona a quien Dios ha dado a conocer sus
santos das de reposo. En este momento, nadie de la raza humana tena
ser sino nuestros primeros padres. Para ellos fue instituido el da
de reposo y, es claro, tambin para todas las generaciones
sucesivas. El reposo cristiano que observamos es un da sptimo y en
l celebramos el reposo del Dios Hijo y la consumacin de la obra de
nuestra redencin.
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Vv. 47. Aqu se da un nombre al Creador: Jehov. Jehov es el nombre
de Dios que denota que slo l tiene su ser de s mismo, y que l da el
ser a todas las criaturas y cosas. Adems se destacan las plantas y
las hierbas porque fueron hechas y sealadas como alimento para el
hombre. La tierra no produjo sus frutos por su propio poder: esto
fue hecho por el poder del Omnipotente. De la misma manera, la
gracia del alma no crece por s misma en el terreno de la
naturaleza; es la obra de Dios. La lluvia es tambin ddiva de Dios;
no llovi sino hasta que Dios hizo llover. Aunque Dios obra usando
medios, cuando le agrada puede, no obstante, hacer su obra sin
medios; y aunque nosotros no hemos de tentar a Dios descuidando los
medios, debemos confiar en l tanto en el uso como en la falta de
medios. De una u otra manera Dios regar las plantas de su planto.
La gracia divina desciende como el roco y silenciosamente riega la
iglesia sin hacer ruido. El hombre fue hecho de polvo menudo, como
el que hay en la superficie de la tierra. El alma no fue hecha de
la tierra como el cuerpo: lstima entonces que deba apegarse a la
tierra y preocuparse por las cosas terrenales. En breve daremos
cuenta a Dios por la forma en que hemos empleado estas almas; y si
se encuentra que las hemos perdido, aunque fuera para ganar el
mundo, estamos perdidos para siempre! Los necios desprecian sus
propias almas al preocuparse de sus cuerpos antes que de sus almas.
Vv. 814. El lugar fijado para que Adn habitara no era un palacio
sino un huerto. Mientras mejor nos arreglemos con cosas sencillas y
menos busquemos las cosas que complacen el orgullo y la lujuria, ms
cerca estaremos de la inocencia. La naturaleza se contenta con un
poco y aquello que es ms natural; la gracia con menos; pero la
lujuria lo desea todo y se contenta con nada. Ningn placer puede
satisfacer el alma sino aquello que Dios mismo ha provisto y
sealado para ello. Edn significa deleite y placer. No importa cul
haya sido su localizacin, tena todas las comodidades deseables, sin
ninguna desventaja, como nunca jams haya sido otra casa o huerto en
la tierra. Estaba adornado con todo rbol agradable a la vista y
enriquecido con todo rbol que diera fruto agradable al paladar y
bueno para comer. Como Padre tierno, Dios deseaba no slo el
provecho de Adn, sino su placer; porque hay placer con inocencia,
mejor aun, hay verdadero placer slo en la inocencia. Cuando la
Providencia nos pone en un lugar de abundancia y placer, debiramos
servir a Dios con alegra de corazn por las cosas buenas que nos da.
Edn tena dos rboles exclusivos. 1. En el medio del huerto estaba el
rbol de la vida. El hombre podra comer de este y vivir. Cristo es
ahora el rbol de la vida para nosotros, Apocalipsis ii. 7; xxii. 2;
y el Pan de vida, Juan vi. 48, 51. 2. Estaba el rbol de la ciencia
del bien y el mal, llamado as porque haba una revelacin positiva de
la voluntad de Dios acerca de este rbol, de manera que por l el
hombre poda llegar a conocer el bien y el mal moral. Qu es bueno?
Bueno es no comer de este rbol. Qu es malo? Malo es comer de este
rbol. En estos dos rboles Dios puso ante Adn el bien y el mal, la
bendicin y la maldicin. V. 15. Despus que Dios hubo formado a Adn,
lo puso en el huerto. As toda jactancia qued excluida. Solamente el
que nos hizo puede hacernos felices; el que es el Formador de
nuestros cuerpos, y el Padre de nuestros espritus, y nadie sino l,
puede proveer plenamente para la felicidad de cuerpo y alma. An en
el mismo paraso el hombre tena que trabajar. Ninguno de nosotros
fue enviado al mundo para estar ocioso. El que hizo nuestras almas
y cuerpos, nos ha dado algo con qu trabajar; y el que nos dio esta
tierra por habitacin, nos ha dado algo sobre qu trabajar. Los hijos
y herederos del cielo, mientras estn en el mundo, tienen algo que
hacer por esta tierra, la cual debe tener su cuota de tiempo y
preocupacin de parte de ellos; y si lo hacen mirando a Dios, y le
sirven tan verdaderamente en ello como cuando estn de rodillas.
Observe que el llamamiento del agricultor es un llamado antiguo y
honorable; era necesario hasta en el paraso. Adems, hay verdadero
placer en las tareas a las que Dios nos llama y en las que nos
emplea. Adn no hubiera
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podido ser feliz si hubiera estado ocioso: sigue siendo la ley de
Dios que aquel que no trabaja no tiene derecho a comer, 2
Tesalonicenses iii. 10. Vv. 16, 17. No pongamos nunca nuestra
propia voluntad contra la santa voluntad de Dios. No slo se otorg
libertad al hombre para tomar los frutos del paraso, sino se le
asegur la vida eterna por su obediencia. Se haba establecido una
prueba para su obediencia. Por la transgresin l perdera el favor de
su Hacedor y se hara merecedor de su desagrado, con todos sus
espantosos efectos; de esta manera l quedara propenso al dolor, la
enfermedad y la muerte. Peor que eso, l iba a perder la santa
imagen de Dios y todo el consuelo de su aprobacin; y sintiendo el
tormento de las pasiones pecaminosas y el terror de la venganza de
su Hacedor, la cual tendra que soportar para siempre con su alma
que nunca muere. La prohibicin de comer el fruto de un rbol en
particular era sabiamente adecuada para el estado de nuestros
primeros padres. En su estado de inocencia y apartados de los dems,
qu ocasin o qu tentacin tenan para romper alguno de los diez
mandamientos? El desarrollo de los acontecimientos prueba que toda
la raza humana estaba comprometida en la prueba y cada de nuestros
primeros padres. Argumentar contra estas cosas es luchar contra
hechos irrebatibles, y contra la revelacin divina; porque el hombre
es pecador y muestra por sus primeros actos y por su conducta
posterior, que est siempre dispuesto para hacer el mal. Est
sometido al desagrado divino, expuesto a los sufrimientos y a la
muerte. Las Escrituras siempre hablan del hombre como que tiene un
carcter pecador y est en este estado de miseria; y estas cosas
valen para los hombres de todas las pocas y de todas las naciones.
Vv. 1825. El hombre recibi el poder sobre las criaturas y, como
prueba de esto, les puso nombre a todas. Este hecho muestra adems
su discernimiento en cuanto a las obras de Dios. Aunque era seor de
las criaturas, nada de este mundo era una ayuda idnea para el
hombre. De Dios son todas nuestras ayudas. Si descansamos en Dios l
obrar todo para bien. Dios hizo que un sueo profundo cayera sobre
Adn; por cuanto no conoce el pecado, Dios cuida que el hombre no
sienta dolor. Dios, como Padre de ella, trajo la mujer al hombre,
como su segundo ser y como su ayuda idnea. Esa esposa, hechura de
Dios por gracia especial, y producto de Dios por providencia
especial, probablemente demuestre ser la ayuda idnea para el
hombre. Vase qu necesidad hay, tanto de prudencia como de oracin,
al elegir esta relacin que es tan cercana y tan duradera. Haba
necesidad de hacer bien esto que se hace para toda la vida.
Nuestros primeros padres no necesitaban ropa para cubrirse del fro
o el calor pues no podan daarlos: tampoco la necesitaban para
ataviarse. As de desahogada, as de feliz era la vida del hombre en
su estado de inocencia. Cun bueno era Dios para l! Con cuntos
favores l le carg! Cun ligeras eran las leyes que le fueron dadas!
Sin embargo, el hombre, en medio de toda esta honra, no entendi su
propio inters sino que pronto se volvi como las bestias que
perecen. CAPTULO III Versculos 15. La serpiente engaa a Eva. 68.
Adn y Eva transgreden el mandamiento divino, y caen en el pecado y
la miseria. 913. Dios llama a Adn y Eva para que respondan. 14, 15.
Maldicin a la serpienteLa Simiente prometida. 1619. El castigo de
la humanidad. 20, 21. La primera vestimenta de la humanidad. 2224.
Adn y Eva son expulsados del paraso. Vv. 15. Satans atac a nuestros
primeros padres para llevarlos a pecar; la tentacin les result
fatal. El tentador fue el diablo, en la forma y semejanza de una
serpiente. El plan de Satans era
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arrastrar a nuestros primeros padres al pecado y, as, poner
separacin entre ellos y su Dios. De este modo el diablo fue desde
el comienzo un homicida y gran obrador de maldades. La persona
tentada fue la mujer: la tctica de Satans fue entablar una
conversacin con ella mientras estaba sola. Hay muchas tentaciones
en las que el estar a solas da gran ventaja al tentador; en cambio,
la comunin de los santos cuida en gran medida la fortaleza y
seguridad de ellos. Satans sac ventaja de hallar a la mujer sola
cerca del rbol prohibido. Satans tent a Eva para, a travs ella,
poder tentar a Adn. Su tctica es enviar las tentaciones por medios
que no sospechamos, y por quienes tienen la mayor influencia sobre
nosotros. Satans puso en duda si era o no era pecado comer de este
rbol. No dej al descubierto su designio al comienzo, pero plante
una pregunta que pareca inocente. El que quiera estar a salvo debe
cuidarse de no hablar con el tentador. Cit mal el mandamiento. l
habl en forma sarcstica. El diablo, as como es un mentiroso, es
tambin un escarnecedor desde el principio; y los escarnecedores son
sus hijos. El arte de Satans consiste en hablar de la ley divina
como dudosa o irracional y, as, atrae la gente al pecado; nuestra
sabidura consiste en mantener firme nuestra creencia en el
mandamiento de Dios y un elevado respeto por l. Conque Dios dijo:
No mentiris, no tomaris su nombre en vano, no os emborracharis,
etc.? S, estoy seguro que lo dijo, y est bien dicho; y, por su
gracia, yo lo cumplir. El entablar esta conversacin con la
serpiente fue debilidad de Eva: por su pregunta debi notar que no
tena buenas intenciones, y por tanto, debi retroceder. Satans ensea
primero a los hombres a dudar y, luego, a negar. Les promete
beneficios si comen de este fruto. Su objetivo es introducir el
descontento con su estado presente, como si no fuera tan bueno como
pudiera y debiera ser. Ningn estado por si mismo dar contento a
menos que la mente sea puesta en ello. Los tienta para que busquen
ascender como si fueran dignos de ser dioses. Satans se arruin a s
mismo cuando dese ser como el Altsimo, luego, procur infectar a
nuestros primeros padres con el mismo deseo para arruinarlos
tambin. El diablo sigue an atrayendo a la gente a su esfera de
inters sugirindoles pensamientos malos acerca de Dios y falsas
esperanzas de lograr beneficios por medio del pecado. Por tanto,
pensemos siempre bien de Dios como el sumo bien y pensemos mal del
pecado como el sumo mal: as resistiremos al diablo y l huir de
nosotros. Vv. 68. Observe los pasos de la transgresin: no son pasos
ascendentes sino descen-dentes hacia el abismo. 1. Ella vio. Una
gran cantidad de pecado viene por los ojos. No miremos aquello que
trae consigo el riesgo de estimular la concupiscencia, Mateo v. 28.
2. Ella tom. Fue su propio acto y obra. Satans puede tentar pero no
puede obligar; puede persuadirnos a que nos arrojemos al precipicio
pero no puede arrojarnos, Mateo iv. 6. 3. Ella comi. Cuando mir
quizs no tuviera la intencin de tomarlo; o cuando lo tom no tuviera
la intencin de comer; pero acab en eso. Es sabidura detener los
primeros movimientos del pecado, y abandonarlo antes de verse
comprometido con l. 4. Tambin dio a su marido. Quienes han hecho
mal, estn dispuestos a arrastrar a otros a hacer lo mismo. 5. Ella
comi. Al no tomar en cuenta el rbol de la vida. Del cual se le
permita comer, y al comer del rbol del conocimiento, que estaba
prohibido, Adn claramente muestra su desdn por lo que Dios le ha
otorgado, y su deseo por lo que Dios consider prudente no darle.
Deseaba tener lo que quera y hacer lo que le placiera. En una
palabra su pecado fue la desobediencia, Romanos v, 19; la
desobediencia a un mandato claro, simple y expreso. No tena una
naturaleza pecaminosa que lo traicionara; en cambio tena libertad
de voluntad, con toda su fuerza, no debilitada ni desequilibrada.
Se apart con mucha prontitud. Arrastr a toda su posteridad al
pecado y a la miseria. Entonces, quin puede decir que el pecado de
Adn en s caus poco dao? Ya era demasiado tarde, cuando Adn y Eva
vieron la necedad de comer la fruta prohibida. Vieron la felicidad
de la cual cayeron y la miseria en que se hundieron. Vieron a un
Dios amante irritado, y la prdida de su gracia y su favor. Vase aqu
qu deshonra y trastorno produce el pecado; hace maldad doquiera se
introduce y destruye todo consuelo. Tarde o temprano acarrea la
vergenza; sea
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la vergenza del arrepentimiento verdadero, que termina en gloria, o
la vergenza y confusin perpetua, en la cual despertarn los malos en
el gran da. Vase aqu en qu consiste corrientemente la necedad de
quienes han pecado. Cuidan ms de salvar su crdito ante los hombres
que obtener el perdn de Dios. Las excusas que dan los hombres para
cubrir y restar importancia a sus pecados, son vanas y frvolas;
como los delantales de hojas de higuera que se hicieron, no logran
mejorar las cosas: no obstante, todos tenemos la tendencia a cubrir
nuestras transgresiones como Adn. Antes de pecar ellos acogan con
gozo humilde las bondadosas visitas de Dios; ahora l se converta en
un terror para ellos. No cabe asombrarse de que se convirtieran en
terror para s mismos y se llenaran de confusin. Esto muestra la
falsedad del tentador y el fraude de sus tentaciones. Satans
prometi que estaran a salvo. Pero ellos no pueden ni pensar que sea
as! Adn y Eva eran, ahora, consoladores desdichados el uno para el
otro! Vv. 913. Observe la sorprendente pregunta: Adn, dnde ests t?
Aquellos que se descarran de Dios por el pecado deben considerar
seriamente donde estn: estn lejos de todo bien, en medio de sus
enemigos, esclavizados a Satans, y en el camino real a la ruina
total. Esta oveja perdida hubiera vagado sin fin si el buen Pastor
no la hubiera buscado y le hubiera dicho que el lugar donde estaba
descarriado, no podra ser fcil ni cmodo. Si los pecadores quisieran
considerar donde estn, no descansaran hasta regresar a Dios. Es
falla y necedad comn de quienes han hecho mal cuando se les
pregunta al respecto, el reconocer slo lo que es tan evidente que
no se puede negar. Como Adn tenemos razn para tener miedo de
acercarnos a Dios si no estamos cubiertos y vestidos con la
justicia de Cristo. El pecado aparece ms claro en el espejo del
mandamiento, as que, Dios lo puso ante Adn; y en ese espejo debemos
mirar nuestro rostro. Pero en lugar de reconocer el pecado en toda
su magnitud, y asumir la vergenza en ellos mismos, Adn y Eva
justificaron el pecado y cargaron la vergenza y la culpa en otros.
En quienes son tentados existe una extraa tendencia a decir que son
tentados por Dios; como si nuestro abuso de los dones de Dios
disculpara nuestra transgresin de las leyes de Dios. Los que estn
prontos a aceptar el placer y ganancia del pecado son tardos para
asumir la culpa y la vergenza de ello. Aprendamos entonces, que las
tentaciones de Satans son todas seducciones; sus argumentos, todos
engaosos; sus incentivos son todos trampas; cuando habla bien, no
hay que creerle. Es por el engao del pecado que el corazn se
endurece. Vea Romanos vii. 11; Hebreos iii, 13. Aunque la sutileza
de Satans pudiera arrastrarnos al pecado, de ninguna manera nos
justifica que estemos en pecado. Aunque l es el tentador, nosotros
somos los pecadores. Que no disminuya nuestro pesar por el pecado
el que hayamos sido engaados; antes bien, que aumente nuestra
indignacin con nosotros mismos por haber permitido ser engaados por
un conocido tramposo y enemigo jurado, que quiere la destruccin de
nuestra alma. Vv. 14, 15. Dios dicta sentencia; y comienza donde
empez el pecado, con la serpiente. Los instrumentos del diablo
deben compartir los castigos del diablo. Bajo el disfraz de la
serpiente el diablo es sentenciado a ser degradado y maldecido por
Dios; detestado y aborrecido por toda la humanidad: tambin a ser
destruido y arruinado al final por el gran Redentor, cosa
significada por el aplastamiento de su cabeza. Se declara la guerra
entre la Simiente de la mujer y la simiente de la serpiente. El
fruto de esta enemistad es que haya una guerra continua entre la
gracia y la corrupcin en los corazones del pueblo de Dios. Satans,
por medio de sus corrupciones los abofetea, los zarandea y procura
devorarlos. El cielo y el infierno nunca pueden ser reconciliados,
tampoco la luz y las tinieblas; no ms que Satans y un alma
santificada. Adems, hay una lucha continua entre los malos y los
santos de este mundo. Se hace una promesa bondadosa sobre Cristo,
como el libertador del hombre cado del poder de Satans. Esta era la
aurora del da del evangelio: tan pronto como fue hecha la herida se
provey y revel el remedio. Esta bondadosa revelacin de un Salvador
lleg sin que la pidieran ni la buscaran. Sin una revelacin de
misericordia, que da esperanzas de perdn, el
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pecador convicto se hundira en la desesperacin y se endurecera. Por
fe en esta promesa fueron justificados y salvados nuestros primeros
padres, y los patriarcas anteriores al diluvio. Se dan detalles
sobre Cristo. 1. Su encarnacin o venida en la carne. Que su
Salvador sea la Simiente de la mujer, hueso de nuestro hueso, da
gran aliento a los pecadores, Hebreos ii. 11, 14. 2. Sus
sufrimientos y muerte; sealados en que Satans herira su calcaar,
esto es, su naturaleza humana. Los sufrimientos de Cristo continan
en los sufrimientos de los santos por su nombre. El diablo los
tienta, los persigue y los mata; y as, hiere el calcaar de Cristo,
que es afligido en las aflicciones de los santos. Pero mientras el
calcaar es herido en la tierra, la Cabeza est en el cielo. 3. Su
victoria sobre Satans. Cristo frustr las tentaciones de Satans,
rescat almas de sus manos. Por su muerte asest un golpe fatal al
reino del diablo, una herida incurable en la cabeza de esta
serpiente. A medida que el evangelio gana terreno, Satans cae. Vv.
1619. Por su pecado la mujer es condenada a un estado de pesar y
sumisin; castigo adecuado de ese pecado en que ella procur
satisfacer la concupiscencia de los ojos y de la carne, y su
orgullo. El pecado trajo dolor al mundo; hizo del mundo un valle de
lgrimas. No es de extraar que nuestros dolores se multipliquen
cuando nuestros pecados se multiplican. l se enseorear de ti, es
slo el mandamiento de Dios: Esposas, someteos a vuestros maridos.
Si el hombre no hubiera pecado, siempre se hubiera enseoreado con
sabidura y amor; si la mujer no hubiera pecado, ella siempre
hubiera obedecido con humildad y mansedumbre. Adn culp a su esposa,
pero aunque haba sido falta suya el convencerlo para que comiera el
fruto prohibido, fue falta de Adn el haberle hecho caso. As que las
frvolas excusas de los hombres se volvern contra ellos en el da del
juicio de Dios. Dios puso marcas de desagrado en Adn. 1. Maldice su
habitacin. Dios dio la tierra a los hijos de los hombres para que
fuera una morada cmoda, pero ahora est maldita por el pecado del
hombre. Sin embargo, Adn mismo no es maldecido, como lo fue la
serpiente, sino tan slo el suelo por amor a l. 2. Sus esfuerzos y
placeres le son amargos. El trabajo es nuestro deber y debemos
realizarlo fielmente; es parte de la sentencia del hombre, cosa que
la ociosidad desafa atrevidamente. La incomodidad y el cansancio en
el trabajo son nuestro justo castigo, al cual debemos someternos
con paciencia, puesto que son menos que lo merecido por nuestra
iniquidad. El alimento del hombre se le volver desagradable. Pero
el hombre no es sentenciado a comer polvo como la serpiente,
solamente a comer la hierba del campo. 3. Su vida tambin es
acortada; pero considerando cun llenos de problemas estn sus das,
es un favor que sean pocos. La muerte es espantosa por naturaleza,
a pesar de que la vida es desagradable, y con eso concluye el
castigo. El pecado introdujo la muerte al mundo: si Adn no hubiera
pecado, no habra muerto. l cedi a la tentacin pero el Salvador la
resisti. Cun admirablemente la satisfaccin de nuestro Seor Jess,
por su muerte y sufrimientos, respondi a la sentencia dictada
contra nuestros primeros padres! Entraron los dolores de parto a
causa del pecado? Leemos del fruto de la afliccin del alma de
Cristo, Isaas, liii, 11; y los dolores de la muerte que lo retuvo,
son as llamados, Hechos ii, 24. Entr el quedar bajo la ley con el
pecado? Cristo naci bajo la ley, Glatas iv, 4. Entr la maldicin con
el pecado? Cristo fue hecho maldicin por nosotros, y muri una
muerte maldita, Glatas iii, 13. Vinieron las espinas con el pecado?
l fue coronado con espinas por nosotros. El sudor llega a causa del
pecado? l sud por nosotros, y su sudor fue como grandes gotas de
sangre. Lleg el dolor con el pecado? l fue un varn de dolores; en
su agona su alma estuvo sobre manera dolorida. Vino la muerte con
el pecado? l se hizo obediente hasta la muerte. As, la venda es tan
grande como la herida. Bendito sea Dios por su Hijo nuestro Seor
Jesucristo. Vv. 20, 21. Dios le puso nombre al hombre y lo llam
Adn, que significa tierra roja; Adn le puso nombre a la mujer y la
llam Eva, esto es, vida. Adn lleva el nombre del cuerpo mortal, Eva
el del alma viva. Probablemente Adn haya tenido en cuenta la
bendicin de un Redentor, la Simiente
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prometida, al llamar Eva o vida a su esposa; pues l sera la vida de
todos los creyentes, y en l seran benditas todas las familias de la
tierra. Vase, adems, el cuidado de Dios por nuestros primeros
padres a pesar de su pecado. La vestimenta se introdujo con el
pecado. Poca razn tenemos al enorgullecernos de nuestras ropas que
no son sino la insignia de nuestra vergenza. Cuando Dios hizo ropa
para nuestros primeros padres, las hizo abrigadoras y fuertes,
rsticas y muy sencillas; no mantos de escarlata sino tnicas de
pieles. Que quienes estn pobremente vestidos aprendan de aqu a no
quejarse. Teniendo comida y abrigo, que estn contentos; ellos estn
tan bien como Adn y Eva. Que aquellos que estn finamente vestidos,
aprendan a no hacer de las vestimentas su adorno. Se supone que las
bestias, de cuyas pieles los visti Dios, fueron muertas, no para
comida del hombre, sino para sacrificio, para tipificar a Cristo,
el gran Sacrificio. Adn y Eva se hicieron delantales de hojas de
higuera, cubierta demasiado estrecha para envolverlos, Isaas
xxviii, 20. Tales son todos los trapos de nuestra justicia propia.
Pero Dios les hizo tnicas de pieles, grandes, firmes, durables y de
su medida: tal es la justicia de Cristo; por tanto, vestos del Seor
Jesucristo. Vv. 2224. Dios expuls al hombre; le dijo que ya no deba
ocupar ni disfrutar ese huerto: pero al hombre le gustaba el lugar
y no estaba dispuesto a irse, por tanto, Dios lo hizo salir. Esto
signific la exclusin de l y toda su raza culpable de la comunin con
Dios, que era la bendicin y la gloria del paraso. Pero el hombre
fue solamente enviado a labrar el suelo del cual fue tomado. l fue
enviado a un lugar de trabajo arduo, no a un lugar de tormento.
Nuestros primeros padres fueron excluidos de los privilegios de su
estado de inocencia, aunque no fueron librados a la desesperacin.
Se cerr el camino al rbol de la vida. De ah en adelante sera en
vano que l y los suyos esperaran rectitud, vida y felicidad por el
pacto de obras; porque al quebrantar el mandamiento de ese pacto,
su maldicin cobra plena vigencia: somos todos destruidos si somos
juzgados por ese pacto. Dios revel esto a Adn, no para llevarlo a
la desesperacin, sino para animarlo a buscar la vida y la felicidad
en la Simiente prometida, por quien se abre ante nosotros un camino
nuevo y vivo hacia el lugar santsimo. CAPTULO IV Versculos 17. El
nacimiento, labor y religin de Can y Abel. 815. Can mata a AbelLa
maldicin de Can. 1618. La conducta de CanSu familia. 1924. Lamec y
sus esposas La destreza de los descendientes de Can. 25, 26. El
nacimiento de otro hijo y nieto de Adn. Vv. 17. Cuando naci Can,
Eva dijo: He engendrado un varn del Seor. Quiz pens que era la
simiente prometida. De ser as, tuvo una amarga desilusin. Abel
significa vanidad: cuando ella pens que tena la simiente prometida
en Can, cuyo nombre significa posesin, ella se absorbi tanto con l
que otro hijo era como vanidad para ella. Fjese que cada hijo tena
un llamamiento. La voluntad de Dios para todos es que cada uno
tenga algo que hacer en este mundo. Los padres deben criar a sus
hijos para trabajar. Dles una Biblia y un llamamiento, deca el buen
seor Dod, y Dios sea con ellos. Podemos suponer que, despus de la
cada, Dios mand a Adn que derramara la sangre de animales inocentes
y, una vez muertos, quemara parte o todo los cuerpos con fuego. As
fueron prefigurados el castigo que merecen los pecadores, esto es,
la muerte del cuerpo, y la ira de Dios, de la cual el fuego es un
emblema bien conocido, adems de los sufrimientos de Cristo. Observe
que la adoracin religiosa de Dios no es un invento nuevo. Fue desde
el comienzo; es el buen camino antiguo, Jeremas vi, 16.
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Las ofrendas de Can y Abel fueron diferentes. Can demostr un
orgulloso corazn incrdulo. En consecuencia, l y su ofrenda fueron
rechazados. Abel lleg en calidad de pecador y, conforme a lo
establecido por Dios, por medio de su sacrificio expresaba
humildad, sinceridad y obediencia y fe. De este modo, al buscar el
beneficio del nuevo pacto de misericordia, por medio de la Simiente
prometida, su sacrificio tena una expresin que Dios acept. Abel
ofrend en fe pero no Can, Hebreos xi, 4. En todas las pocas ha
habido dos clases de adoradores, a la manera de Can y Abel; a
saber, los orgullosos y endurecidos que desprecian el mtodo de
salvacin del evangelio, que intentan agradar a Dios con mtodos
diseados por ellos mismos; y, los creyentes humildes que se acercan
a l por el camino que l ha revelado. Can se entreg a la ira maligna
contra Abel. Alberg un espritu maligno de descontento y rebelin
contra Dios. Dios nota todas nuestras pasiones y descontentos
pecaminosos. No hay mirada de enojo, envidia o de fastidio que
escape a su ojo vigilante. El Seor razon con este hombre rebelde;
si tomaba el camino correcto, sera aceptado. Algunos entienden esto
como un anuncio de misericordia. Si no hicieres bien, el pecado,
esto es, la ofrenda por el pecado est a la puerta y t pudieras
beneficiarte de ella. La misma palabra significa pecado y
sacrificio por el pecado. Aunque no hayas hecho bien, no te
desesperes todava; el remedio est a la mano. Se dice que Cristo, la
gran ofrenda por el pecado, est a la puerta, Apocalipsis iii, 20.
Bien merecen perecer en sus pecados los que no van a la puerta a
pedir el beneficio de esta ofrenda por el pecado. La aceptacin de
la ofrenda de Abel por parte de Dios no cambi el derecho de
primogenitura hacindolo suyo; entonces, por qu haba de enojarse
tanto Can? Los apasionamientos e inquietudes pecaminosas se
desvanecen cuando se busca en forma estricta y justa la causa. Vv.
815. La maldad del corazn termina en el asesinato hecho con las
manos. Can mat a Abel, su propio hermano, el hijo de su propia
madre, a quien debiera haber amado; a su hermano menor, a quien
debiera haber protegido; un hermano bueno, que nunca le haba hecho
nada malo. Qu efectos fatales del pecado de nuestros primeros
padres fueron estos, y cmo deben de haberse llenado de angustia sus
corazones! Observe el orgullo, la incredulidad y la soberbia de
Can. Niega el crimen, como si pudiera ocultarlo de Dios. Trata de
tapar un homicidio deliberado con una mentira deliberada. El
asesinato es un pecado que clama. La sangre pide sangre, la sangre
del asesino por la sangre del asesinado. Quin conoce el alcance y
el peso de una maldicin divina, cun lejos llega, cun profundo
penetra? Los creyentes se salvan de ella slo en Cristo, y heredan
la bendicin. Can fue maldecido por la tierra. l hall su castigo ah
donde eligi su suerte y puso su corazn. Toda criatura es para
nosotros lo que Dios la haga, un consuelo o una cruz, una bendicin
o una maldicin. La maldad del malo trae maldicin a todo lo que
hacen y a todo lo que tienen. Can se queja, no de su pecado, sino
de su castigo. Se muestra gran dureza de corazn cuando nos
preocupan ms nuestros sufrimientos que nuestros pecados. Dios tiene
propsitos sabios y santos al prolongar las vidas hasta de los
hombres ms malos. Vano es inquirir cul fue la seal puesta sobre
Can. Indudablemente era conocida tanto como marca de infamia sobre
Can, y como seal de Dios para que no lo mataran. Abel hablaba an
estando muerto. Habla de la odiosa culpa del crimen y nos avisa que
debemos reprimir los primeros accesos de ira y nos ensea que el
justo debe esperar persecucin. Tambin, que hay un estado futuro y
una recompensa eterna para disfrutar, por fe en Cristo y su
sacrificio expiatorio. l nos habla de la excelencia de la fe en el
sacrificio y la sangre expiatoria del Cordero de Dios. Can mat a su
hermano porque sus propias obras eran malas y las de su hermano,
justas, 1 Juan iii, 12. Como consecuencia de la enemistad puesta
entre la Simiente de la mujer y la simiente de la serpiente estall
la guerra, que se ha librado continuamente desde entonces. En esta
guerra estamos todos comprometidos, nadie es neutral; nuestro
Capitn ha declarado que l que no es conmigo, contra m es. Apoyemos
decididamente, pero con mansedumbre, la causa de la verdad y
justicia contra Satans.
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Vv. 1618. Can desech todo el temor de Dios y no quiso escuchar los
mandatos de Dios. Los profesantes hipcritas que fingen y se niegan
a tomar en serio a Dios, son justamente abandonados a su suerte
para que hagan algo extremadamente escandaloso. As, pues, se
desprenden de aquella forma de santidad para la cual han sido
reproche y cuyo poder niegan. Can se fue de la presencia del Seor y
nunca encontramos que haya regresado, para su consuelo. La tierra
en que habit Can fue llamada la tierra de Nod, que significa
estremecimiento o tembloroso que, de ese modo, muestra la inquietud
e incomodidad de su espritu, o la tierra de un vagabundo: Quienes
se apartan de Dios nunca pueden hallar reposo en ninguna otra
parte. Los que en la tierra buscaban la ciudad celestial, optaron
por morar en tabernculos o carpas; pero Can, por no importarle esa
ciudad, edific una en la tierra. As, todos los maldecidos por Dios
procuran su estabilidad y satisfaccin aqu abajo. Vv. 1924. Uno de
la perversa raza de Can es el primero que se registra quebrantando
la ley del matrimonio. Hasta aqu, un hombre tena slo una esposa a
la vez; pero Lamec tom dos. Las nicas cosas sobre las que pone su
corazn la perversa gente carnal son las cosas de este mundo, y son
sumamente astutos y diligentes al respecto. As ocurri con la raza
de Can. Aqu haba un padre de pastores y un padre de msicos, pero no
un padre de fieles. Aqu hay uno que ensea sobre el bronce y el
hierro, pero no hay quien ensee el buen conocimiento del Seor: aqu
hay recursos para enriquecerse y para ser poderoso y estar alegres,
pero nada de Dios, de su temor y su servicio. Las cosas presentes
llenan las cabezas de la mayora. Lamec tena enemigos, a quienes
haba provocado. Hace una comparacin entre l mismo y su antepasado
Can; y se elogia por ser mucho menos criminal. Parece abusar de la
paciencia de Dios al dispensar a Can, tomando eso como una estmulo
para tener la expectativa de pecar y no recibir castigo. Vv. 25,
26. Nuestros primeros padres fueron consolados en su afliccin por
el nacimiento de un hijo, al que llamaron Set, esto es: sustituto,
establecido o colocado; en su simiente la humanidad continuara
hasta el fin del tiempo, y de l descendera el Mesas. Mientras Can,
la cabeza de la apostasa, es hecho un errante, Set, de quien iba a
venir la iglesia verdadera, es uno establecido. En Cristo y su
iglesia est el nico establecimiento verdadero. Set anduvo en los
pasos de su martirizado hermano Abel; fue partcipe de una fe
igualmente preciosa en la justicia de nuestro Dios y Salvador
Jesucristo y, as, lleg a ser un nuevo testigo de la gracia e
influencia de Dios Espritu Santo. Dios concedi a Adn y Eva que
vieran el avivamiento religioso en su familia. Los adoradores de
Dios empezaron a hacer ms en religin; algunos, por una profesin
franca de la verdadera religin, protestaban contra la maldad del
mundo circundante. Mientras peores sean los dems, mejores debemos
ser nosotros, y ms celosos. Entonces empez la distincin entre
profesantes y profanos, la cual ha seguido desde entonces y seguir
mientras haya mundo. CAPTULO V Versculos 15. Adn y Set 620. Los
patriarcas desde Set a Enoc. 2124. Enoc. 2532. Matusaln a No. Vv.
15. Adn fue hecho a imagen de Dios; pero estando cado engendr un
hijo a su propia imagen, pecador y corrupto, frgil, miserable y
mortal, como l mismo. No solamente hombre como l mismo, compuesto
de cuerpo y alma, sino pecador como l mismo. Esto es lo contrario
de la semejanza divina en que fue hecho Adn; habindola perdido, no
poda transmitirla a su simiente.
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Adn vivi 930 aos en total; y entonces muri, conforme a la sentencia
dictada: al polvo volvers. Aunque no muri el da en que comi el
fruto prohibido, ese mismo da se volvi mortal. Entonces empez a
morir; toda su vida posterior no fue sino una ejecucin demorada,
una vida condenada y perdida; fue una vida moribunda y desolada. La
vida del hombre no es sino un morir gradualmente. Vv. 620. Se dice
y muri de cada uno de estos, salvo de Enoc. Bueno es observar la
muerte de los dems. Todos ellos vivieron mucho; ni uno solo de
ellos muri sino hasta tener casi ochocientos aos y, algunos
vivieron mucho ms que eso; un tiempo muy largo para que un alma
inmortal est presa en una vivienda de barro. Seguramente la vida
presente no era para ellos tanta carga como lo es corrientemente
ahora, de otro modo se hubieran cansado de ella. Tampoco la vida
futura haba sido entonces tan claramente revelada como ahora bajo
el evangelio, de lo contrario hubieran estado urgidos por irse a
ella. Todos los patriarcas que vivieron antes del diluvio, salvo
No, nacieron antes que muriera Adn. De l deben de haber recibido un
relato total de la creacin, la cada, la promesa y los preceptos
divinos sobre la adoracin y la vida religiosa. As, Dios mantuvo en
su iglesia el conocimiento de su voluntad. Vv. 2124. Enoc fue el
sptimo contando desde Adn. La piedad es caminar con Dios: lo cual
muestra la reconciliacin con Dios, pues dos no pueden andar juntos
si no estuvieren de acuerdo, Amos iii. 3. Incluye todas las partes
de una vida santa, recta y sobria. Caminar con Dios es tener a Dios
siempre delante de nosotros, actuar como estando siempre bajo su
mirada. Es preocuparse constantemente de agradar a Dios en todas
las cosas y en nada ofenderle. Es ser seguidores de l como hijos
amados. El Espritu Santo dice que camin Enoc con Dios en lugar de
decir vivi Enoc (con Dios). Esta fue su preocupacin y trabajo
constante; mientras los dems vivan para s mismos y el mundo, l vivi
para Dios. Era el gozo de su vida. Enoc fue llevado a un mundo
mejor. Como l no vivi como el resto de la humanidad, l no sali del
mundo por la muerte, como los dems. No fue hallado porque lo
traspuso Dios, Hebreos xi, 5. l haba vivido slo 365 aos que, segn
la edad de los hombres de aquel entonces, era solo la mitad de la
vida de ellos. A menudo Dios se lleva ms pronto a los que l ama; el
tiempo perdido en la tierra lo ganan en el cielo, inefable ventaja
para ellos. Vea cmo se expresa la trasposicin de Enoc: desapareci
porque le llev Dios. Ya no estuvo ms en este mundo; fue
transformado, como lo sern todos los santos que estn vivos en la
segunda venida de Cristo. Quienes empiezan a caminar con Dios
cuando son jvenes tienen la esperanza de caminar con l larga, cmoda
y servicialmente. La marcha constante en santidad del cristiano
verdadero, por muchos aos, hasta que Dios lo lleve, es la mejor
recomendacin para la religin a la que muchos se oponen y contra la
cual muchos abusan. Caminar con Dios concuerda bien con las
preocupaciones, consuelos y deberes de la vida. Vv. 2532. Matusaln
significa cuando l muera, vendr como un dardo, o un envo a saber el
diluvio que vino el ao en que muri Matusaln. Vivi 969 aos la vida
ms larga de un hombre sobre la tierra; pero aun el que viva ms debe
morir al fin. No significa descanso; sus padres le dieron ese
nombre, con la perspectiva de que l fuera una gran bendicin para su
generacin. Observe la queja de su padre acerca del estado
calamitoso de la vida humana, debido a la entrada del pecado y a la
maldicin por el pecado. Toda nuestra vida se gasta en trabajar y
nuestro tiempo se llena con esfuerzo continuo. Por haber maldecido
Dios a la tierra, lo ms que algunos pueden hacer, con el mayor
cuidado y aflicciones, es obtener una dura manutencin de sta. Lamec
esperaba alivio
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por el nacimiento de este hijo: Este nos aliviar de nuestras obras.
Eso significa no slo el deseo y expectativa que generalmente tienen
los padres tocante a sus hijos, de que ellos sean consuelo y ayuda
para ellos, aunque a menudo resultan ser otra cosa; sino que tambin
significa una perspectiva de algo ms. Cristo es nuestro? El cielo
es nuestro? En nuestro afn y afliccin necesitamos mejores
consoladores que las ms caras relaciones y la ms prometedora
descendencia; podemos buscar y hallar consuelo en Cristo. CAPTULO
VI Versculos 17. La maldad del mundo que provoc la ira de Dios.
811. No halla gracia. 12 21. Anuncio del diluvio a NoInstrucciones
sobre el arca. 22. Fe y obediencia de No. Vv. 17. La cosa ms
notable acerca del mundo antiguo es su destruccin por el diluvio.
Se nos cuenta la abundante iniquidad de ese mundo malo: la justa
ira de Dios y su santa resolucin de castigarlo. En todas las pocas
ha habido una maldicin especfica de Dios para el matrimonio entre
un profesante de la verdadera religin y sus enemigos declarados. El
mal ejemplo del cnyuge impo corrompe o hiere mucho al otro. Se
acaba la religin de la familia y los nios son educados conforme a
las mximas mundanas del progenitor que no tiene temor de Dios. Si
profesamos ser hijos e hijas del Seor Todopoderoso, no debemos
casarnos sin su consentimiento. l no nos dar su bendicin, si
preferimos la belleza, la inteligencia, la riqueza o los honores
mundanales a la fe y la santidad. El Espritu de Dios contendi con
los hombres enviando a Enoc, No y quiz a otros, para que les
predicaran; esperaba mostrar su gracia a pesar de sus rebeliones
despertando temor y conviccin en sus conciencias. Pero el Seor
declar que su Espritu no siempre contendera as con los hombres; l
los dejara endurecerse en el pecado y madurar para la destruccin.
Esto lo determin l porque el hombre era carne: no slo frgil y dbil,
sino carnal y depravado, habiendo usado mal los poderes nobles de
su alma para satisfacer sus inclinaciones corruptas. Dios ve toda
la maldad que hay entre los hijos de los hombres; no la pueden
ocultar de l ahora; y si no se arrepienten de ella, ser dada a
conocer por l dentro de poco. Indudablemente la maldad de un pueblo
es grande, cuando los pecadores notorios son hombres clebres entre
ellos. Muchsimo pecado se cometa en todas partes por toda clase de
personas. Cualquiera poda ver que la maldad del hombre era grande:
pero Dios vio que toda imaginacin o propsito de los pensamientos
del corazn del hombre era de continuo solamente el mal. Esto era la
raz amarga, la fuente corrupta. El corazn era engaoso y perverso;
los principios eran corruptos; los hbitos y las disposiciones,
malas. Sus intenciones y planes eran malvados. Ellos hacan el mal
deliberadamente, y se las ingeniaban para hacer perversidades. No
haba bien entre ellos. Dios vio la maldad del hombre como quien es
herido y maltratado por ella. La vio como un padre tierno ve la
necedad y porfa de un hijo rebelde y desobediente, cosa que le
aflige y le hace desear no haber tenido hijos. Las palabras usadas
aqu son muy notables; las usa segn el entendimiento de los hombres
y no significan que Dios pueda cambiar o sentirse infeliz. Dios
odia as nuestro pecado? Y nosotros, no debiramos afligirnos de
corazn por eso? Oh, que podamos mirar a Aquel a quien hemos
afligido, y lamentar! Dios se arrepinti de haber hecho al hombre;
pero nunca lo encontramos arrepentido de haber redimido al hombre.
Dios resuelve destruir al hombre: la palabra original es muy
impactante, raer de sobre la faz de la tierra a los hombres como se
barre el polvo o la suciedad de un lugar que debe estar limpio y se
arroja al montn de basura, el lugar apropiado para ello. Dios habla
del hombre como de su propia criatura, cuando resuelve su castigo.
Pierden su vida los que no responden al propsito de sus vidas. Dios
tom esta decisin sobre los hombres despus que su Espritu haba
contendido por
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mucho tiempo con ellos pero en vano. Nadie es castigado por la
justicia de Dios sino aquellos que detestan ser reformados por la
gracia de Dios. Vv. 811. No no hall favor ante los ojos de los
hombres; ellos lo odiaron y persiguieron porque por su vida y
predicacin l condenaba al mundo: pero hall gracia ante los ojos del
Seor y eso lo hizo ms verdaderamente honorable que los hombres de
renombre. Que este sea nuestro deseo principal, esforcmonos para
que podamos ser aceptados por l. Cuando el resto del mundo era malo
No mantuvo su integridad. La buena voluntad de Dios para con No
produjo esta buena obra en l. l era justo, esto es, un hombre
justificado ante Dios por fe en la Simiente prometida. Como tal fue
hecho santo y tuvo principios justos. Y fue justo en su conducta.
No slo fue honesto sino devoto; su afn constante era hacer la
voluntad de Dios. Dios mira con favor a quienes miran sinceramente
a l con los ojos de la fe. Fcil es ser religioso cuando la religin
est de moda; pero muestra fe y resolucin firmes nadar contra la
corriente y estar por Dios cuando nadie ms est por l; No lo hizo
as. Toda clase de pecados se hallaban entre los hombres. Ellos
corrompieron la adoracin de Dios. El pecado llena la tierra con
violencia y esto justificaba plenamente la decisin de Dios de
destruir el mundo. El contagio se disemina. Cuando la maldad se
vuelve general, la ruina no est lejos; mientras en una nacin haya
un remanente de gente que ora, vaciando as la medida antes que se
llene, los juicios pueden ser aplazados; pero cuando todas las
manos estn ocupadas en echar abajo las cercas, por el pecado, y
nadie se pone en la brecha para repararla, qu puede esperarse sino
un diluvio de ira? Vv. 1221. Dios cont a No su propsito de destruir
el mundo malo con agua. La comunin ntima del Seor es con los que le
temen, Salmo xxv, 14. Est con los creyentes capacitndolos para
entender y aplicar las declaraciones y advertencias de la palabra
escrita. Dios opt por hacerlo con inundacin de las aguas que
anegaran el mundo. Al elegir la vara con que corrige a sus hijos, l
escoge la espada con que corta a sus enemigos. Dios estableci su
pacto con No. Este es el primer lugar de la Biblia en que se halla
la palabra pacto; parece significar, 1. El acuerdo de providencia;
que el curso de la naturaleza continuar hasta el fin del tiempo. 2.
El pacto de gracia en que Dios ser el Dios de No, y que de su
simiente Dios tomara un pueblo para s. Dios dio rdenes a No para
que hiciera un arca. Esta arca era como el casco de un navo,
adecuado para flotar sobre las aguas. Era muy grande, la mitad del
tamao de la catedral de San Pablo [Londres, Inglaterra]. Y podra
contener ms de dieciocho de las naves ms grandes usadas en nuestro
tiempo. Dios hubiera podido salvar a No sin ponerlo a pasar
trabajos, dolores ni problemas, pero lo emple para construir lo que
iba a ser el medio de preservarlo, para prueba de su fe y
obediencia. La providencia y la gracia de Dios poseen y coronan al
obediente y diligente. Dios dio a No rdenes especficas sobre cmo
hacer el arca, que, por tanto, no podan sino ser perfectas para su
propsito. Dios prometi a No que l y su familia seran mantenidos
vivos en el arca. Probablemente nosotros y nuestras familias
tengamos el beneficio de lo que hacemos por obediencia a Dios. La
piedad de los padres da bien a sus hijos en esta vida y los
encamina ms por la senda a la vida eterna, si ellos mejoran. V. 22.
La fe de No triunf sobre todos los razonamientos corruptos. Armar
un edificio tan grande, como nunca antes haba visto, y proporcionar
comida para las criaturas vivas, iba a requerir de l mucha
dedicacin, trabajo y gastos. Sus vecinos se iban a rer de l. Pero
todas esas objeciones super No por la fe; su obediencia era pronta
y resuelta. Habiendo empezado a construir, no lo dej hasta que hubo
terminado: as hizo l y as debemos hacerlo nosotros. Tuvo temor del
diluvio y, por tanto, prepar el arca. En la advertencia dada a No
hay una advertencia an ms solemne dada a nosotros: huir de la ira
venidera que raer el mundo de los incrdulos arrojndolos al abismo
de la
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destruccin. Cristo, el verdadero No, que nos consolar
personalmente, ya prepar el arca por sus sufrimientos y
bondadosamente nos invita a entrar por fe. Mientras dure el da de
su paciencia, oigamos y obedezcamos su voz. CAPTULO VII Versculos
112. No, su familia y las criaturas vivas entran al arca y empieza
el diluvio. 1316. No se encierra en el arca. 1720. El desarrollo
del diluvio por cuarenta das. 2124. Toda carne destruida por el
diluvio. Vv. 112. El llamado a No es muy bondadoso, como el de un
padre tierno a sus hijos para que entren a la casa cuando ve que se
acerca la noche o una tormenta. No no entr al arca hasta que Dios
se lo orden, aunque saba que iba a ser su lugar de refugio. Es muy
consolador ver que Dios va delante de nosotros en cada paso que
damos. No pas mucho trabajo para construir el arca y, ahora, l
mismo iba a conservarse vivo en ella. Lo que hacemos en obediencia
al mandamiento de Dios, y con fe, ciertamente nos traer consuelo,
tarde o temprano. El llamado a No nos recuerda el llamado que da el
evangelio a los pobres pecadores. Cristo es un arca y en l solo
podemos estar a salvo cuando llegan la muerte y el juicio. La
palabra dice Ven; los ministros dicen Ven; el Espritu dice Ven,
entra en el Arca. No fue tenido por justo no por su justicia propia
sino como heredero de la justicia que es por la fe, Hebreos xi. 7.
l crey la revelacin de un Salvador, y busc y esper la salvacin solo
a travs de l. As fue justificado por la fe y recibi ese Espritu
cuyo fruto es en toda bondad; pero si algn hombre no tiene el
Espritu de Cristo, no es de los suyos. Despus de ciento veinte aos,
Dios dio un espacio de siete das ms para el arrepentimiento. Pero
estos siete das fueron malgastados, como todo el resto. Ser tan slo
siete das. Tenan slo una semana ms, un da de reposo ms para mejorar
y considerar las cosas que corresponden a su paz. Pero es comn que
quienes han sido descuidados con sus almas durante los aos de su
salud, sean igualmente negligentes durante los das, esos pocos das
de su enfermedad, en que avizoran la muerte a la distancia, en que
ven acercarse a la muerte, estando endurecidos sus corazones por el
engao del pecado. Como No prepar el arca por fe en la advertencia
dada de que vendra el diluvio, as entr en ella, por fe en la
advertencia de que vendra muy prnto. Y el da en que No estuvo
seguro, dentro del arca, se rompieron las fuentes del gran abismo.
La tierra tena en s esas aguas que, a la orden de Dios, brotaron y
la inundaron; as, nuestros cuerpos tienen en s mismos esos humores
que, cuando a Dios le place, se vuelven semilla y fuente de
enfermedades mortales. Las ventanas del cielo fueron abiertas y las
aguas que estaban por arriba del firmamento, esto es, en la
atmsfera, fueron derramadas sobre la tierra. La lluvia cae en
gotas; pero entonces cayeron lluvias tan grandes como nunca se haba
sabido antes ni despus. Llovi sin parar ni escampar por cuarenta
das con sus cuarenta noches, sobre toda la tierra de una sola vez.
As como hubo un ejercicio especial de la omnipotencia de Dios al
causar el diluvio, sera vano y presuntuoso tratar de explicar por
medio de la sabidura humana el mtodo que us. Vv. 1316. Las
criaturas voraces fueron hechas mansas y manejables; sin embargo,
cuando la circunstancia hubo terminado, fueron las mismas que
antes, pues el arca no modific su naturaleza. Los hipcritas de la
iglesia que se conforman exteriormente a las leyes de esa arca,
siguen sin cambiar, y, en uno u otro momento, mostrarn de qu clase
son. Dios sigui cuidando a No. Dios cerr la puerta para asegurarlo
y mantenerlo a salvo en el arca; tambin dej afuera para siempre a
todos los dems. En qu forma fue hecho esto, es algo que no ha
placido a Dios dar a conocer.
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Hay mucho que ver de nuestros deberes y privilegios en el evangelio
en la seguridad de No en el arca. El apstol lo hace tipo del
bautismo cristiano, 1 Pedro iii, 20, 21. Obsrvese, entonces, que es
nuestro gran deber, en obediencia al llamado del evangelio,
mediante una fe viva en Cristo, ir por el camino de salvacin que
Dios ha provisto para los pobres pecadores. Los que entran en el
arca deben traer a cuantos puedan con ellos, mediante buenas
instrucciones, convencindolos y a travs de un buen ejemplo. Hay
suficiente espacio en Cristo para todos los que acudan. Dios puso a
Adn en el paraso pero no le cerr la puerta; luego, l mismo se
expuls; pero cuando Dios pone a No en el arca, y cuando lleva un
alma a Cristo, la salvacin es segura: no es seguridad nuestra, sino
la mano del Mediador. Pero la puerta de la misericordia pronto
quedar cerrada para aquellos que ahora la toman a la ligera. Llame
ahora, y se le abrir, Lucas xiii, 25. Vv. 1720. El diluvio fue
creciendo durante cuarenta das. Las aguas subieron tan alto que las
cumbres de los montes ms elevados quedaron tapados por ms de veinte
pies [poco ms de 6 metros). En la tierra no hay un lugar tan
elevado que ponga a los hombres fuera del alcance de los juicios de
Dios. La mano de Dios alcanzar a todos sus enemigos, Salmo xxi, 8.
Cuando creci el diluvio, el arca de No fue levantada y las aguas,
que rompan todo lo dems, sostuvieron el arca. Eso que para los
incrdulos es seal de muerte para muerte, para los fieles es seal de
vida para vida. Vv 2124. Murieron todos los hombres, mujeres y nios
que haba en el mundo, excepto los que estaban en el arca. Podemos
imaginar fcilmente el terror que los embarg. Nuestro Salvador nos
dice que hasta el mismo da en que lleg el diluvio, ellos estaban
comiendo y bebiendo, Lucas xvii, 26, 27; estaban sordos y ciegos a
todas las advertencias divinas. La muerte los sorprendi en esta
postura. Ellos se convencieron de su necedad cuando ya era
demasiado tarde. Podemos suponer que intentaron todos los medios
posibles para salvarse, pero todo fue en vano. Los que no se
encuentran en Cristo, el Arca, ciertamente sern destruidos,
destruidos para siempre. Hagamos una pausa y consideremos este
tremendo juicio! Qu puede prevalecer delante del Seor cuando l est
airado? El pecado de los pecadores ser su ruina, temprano o tarde,
si no se arrepienten. El Dios justo sabe llevar la ruina al mundo
de los impos, 2 Pedro iii, 5. Qu terrible ser el da del juicio y de
la perdicin de los hombres impos! Felices los que son parte de la
familia de Cristo y que como tales estn a salvo con l; ellos pueden
esperar sin desmayo y regocijarse de que triunfarn cuando el fuego
queme la tierra y todo lo que en ella hay. Podemos suponer algunas
distinciones favorables en nuestro propio caso o carcter, pero, si
descuidamos, rechazamos o abusamos de la salvacin de Cristo, pese a
las imaginadas ventajas, seremos destruidos en la ruina comn de un
mundo incrdulo. CAPTULO VIII Versculos 13. Dios se acuerda de No y
seca las aguas 412. El arca descansa sobre el Ararat No manda un
cuervo y una paloma. 1319. No sale del arca habindole mandado
hacerlo. 2022. No ofrece un sacrificioDios promete no maldecir ms
la tierra. Vv. 13. Toda la raza de la humanidad, salvo No y su
familia, estaban ahora muertos, de modo que el acordarse Dios de
No, fue el retorno de su misericordia a la humanidad, a la cual no
haba exterminado por completo. Las exigencias de la justicia divina
haban sido contestadas por la ruina de los pecadores. Dios envi el
viento para secar la tierra y sell sus aguas. La misma mano que
trae la desolacin debe traer la liberacin; por tanto, debemos mirar
siempre esa mano. Cuando las aflicciones han hecho la obra para la
cual fueron enviadas, sea obra que mata o que cura, sern
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quitadas. Como la tierra no fue anegada en un da, tampoco se sec en
un da. Dios suele liberar gradualmente a su pueblo para que no sea
despreciado el da de las cosas pequeas ni haya desconsuelo por el
da de las grandes cosas. Vv. 412. El arca descans sobre una montaa,
hacia donde fue dirigida por la sabia y bondadosa providencia de
Dios, para que pudiera descansar ms pronto. Dios tiene tiempos y
lugares de reposo para su pueblo despus de haber sido zarandeado; y
muchas veces l hace provisin para que se establezca cmoda y
oportunamente, sin estratagemas propias de ellos, y completamente
ms all de lo que ellos pudieran prever. Dios haba dicho a No cuando
vendra el diluvio, aunque no le dio una revelacin detallada de los
tiempos y pasos por los cuales terminara. El conocimiento de lo
anterior era necesario para la preparacin del arca, pero el
conocimiento de lo ltimo hubiera servido slo para satisfacer la
curiosidad; el ocultrselo ejercitara su fe y paciencia. No envi a
un cuervo del arca que sigui volando y comiendo de los cadveres que
flotaban. Luego No envi una paloma que volvi, la primera vez, sin
buena noticia; pero la segunda vez, trajo en su pico una hoja que
haba arrancado de un olivo, mostrando simplemente que los rboles,
los frutales, empezaban a aparecer sobre el agua. La segunda vez No
envi la paloma a los siete das de la primera, y la tercera vez fue
tambin a los siete das; probablemente en el da de reposo. Habiendo
guardado el da de reposo con su pequea iglesia, l esperaba una
bendicin especial del cielo y pregunt por ella. La paloma es un
emblema de un alma bondadosa que, no hallando paz o satisfaccin
firmes en este mundo inundado y corrupto, regresa a Cristo como a
su arca, como a su No, su reposo. El corazn carnal, como el cuervo,
se arregla con el mundo y come de la carroa que encuentra ah; pero,
vuelve a mi reposo, oh alma ma, a tu No, as dice la palabra, Salmo
cxvi, 7. Como No sac su mano, tom la paloma y la atrajo a l, al
interior del arca, as Cristo salvar, ayudar y acoger a los que
huyen a l en busca de reposo. Vv. 1319. Dios consulta nuestro
beneficio ms que nuestros deseos; l sabe lo que es bueno para
nosotros mejor que nosotros mismos, y por cunto tiempo ms es
conveniente que continen nuestras restricciones y sean demoradas
las misericordias anheladas. Nosotros saldramos del arca antes que
estuviera seco el suelo; y, quiz, si la puerta est cerrada, estamos
dispuestos a tirar la cubierta y trepar de alguna forma; pero el
tiempo de Dios para mostrar misericordia es el mejor tiempo. Como
No recibi la orden de entrar al arca as, por tedioso que haya sido
su confinamiento, l iba a esperar de nuevo una orden para salir.
Nosotros debemos reconocer a Dios en todos nuestros caminos y
ponerlo delante de nosotros en todos nuestros movimientos.
Solamente van bajo la proteccin de Dios, los que siguen las
instrucciones de Dios y se someten a l. Vv. 2022. No ahora iba a
salir a un mundo desolado, donde, uno hubiera podido pensar, su
primera preocupacin debiera ser edificar una casa para l, pero
empieza con un altar para Dios. Empieza bien quien empieza con
Dios. Aunque el ganado de No era poco y salvado con gran cuidado y
trabajo, l no se quej para servir de ello a Dios. Servir a Dios con
lo poco que tenemos es la manera de hacerlo crecer; nunca debemos
pensar que es desperdicio aquello con que honramos a Dios. La
primera cosa hecha en el nuevo mundo fue un acto de adoracin. Ahora
tenemos que expresar nuestro agradecimiento, no con holocaustos,
sino con alabanza, devociones y conversaciones piadosas. Dios se
sinti bien agradado con lo que se hizo. La carne quemada no puede
agradar ms a Dios que la sangre de toros y machos cabros, salvo
como tipo del sacrificio de Cristo y como expresin de la fe y la
consagracin humilde de No a Dios. El diluvio elimin la raza de
hombres malos, pero no quit el pecado de la naturaleza del hombre,
que siendo concebido y nacido en pecado, piensa, imagina y ama la
maldad, aun desde su juventud, y tanto antes como despus del
diluvio. Pero Dios por gracia declar que nunca anegara de nuevo al
mundo. Mientras
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permanezca la tierra, y el hombre en ella, habr verano e invierno.
Es claro que esta tierra no va a permanecer para siempre. En breve
debe ser quemada junto con todas las obras de ella; y veremos
nuevos cielos y una nueva tierra, cuando todas estas cosas sean
deshechas. Pero en la medida que permanecen, la providencia de Dios
har que el curso de los tiempos y de las estaciones prosiga y cada
una tenga su lugar. Y basados en esta palabra, confiamos en que as
sea. Vemos que se cumplen las promesas de Dios a las criaturas y
podemos inferir que de la misma manera sern cumplidas sus promesas
a todos los creyentes. CAPTULO IX Versculos 13. Dios bendice a No y
le concede la carne como alimento. 47. Prohibicin del derramamiento
de sangre y el homicidio. 817. El pacto de Dios y el arco iris.
1823. No planta una viase emborracha y es escarnecido por Cam.
2429. No maldice a Canan, bendice a Sem, ora por JafetSu muerte.
Vv. 13. La bendicin de Dios es la causa de nuestro bienestar.
Dependemos de l, debemos estar agradecidos de l. No olvidemos la
ventaja y el placer que tenemos del trabajo de las bestias, y el
que su carne suministra. Tampoco debemos ser menos agradecidos por
la seguridad que disfrutamos en cuanto a las bestias salvajes y
dainas, por el temor del hombre que Dios ha puesto en lo profundo
de ellas. Vemos el cumplimiento de esta promesa todos los das y en
todas partes. Este obsequio de los animales para comida garantiza
plenamente el uso de ellos, pero no el abuso por glotonera y menos
por crueldad. No debemos causarle dolor innecesariamente mientras
vivan, ni cuando les quitamos las vidas. Vv. 47. La razn principal
de prohibir comer la sangre, sin duda, se debi a que el
derramamiento de sangre en los sacrificios tena por objeto que los
adoradores tuvieran su pensamiento puesto en la gran expiacin;
aunque tambin parece tener el propsito de controlar la crueldad,
para que los hombres, acostumbrndose a derramar la sangre de los
animales y alimentarse de ella, se pusieran insensibles frente a
ello y les afectara poco la idea de derramar sangre humana. El
hombre no debe tomar su propia vida. Nuestra vida es de Dios y
debemos darla solamente cuando a l le plazca. Si precipitamos de
alguna forma nuestra propia muerte, debemos responder ante Dios por
ello. Cuando Dios le pide a un hombre que responda por una vida que
quit injustamente, el homicida no puede responder y, por tanto,
debe entregar la propia vida a cambio. En uno u otro momento, en
este mundo o en el venidero, Dios descubrir los crmenes y castigar
aquellos homicidios cuyo castigo qued fuera del alcance del poder
del hombre. Pero hay quienes son ministros de Dios para proteger al
inocente, para infundir temor a los malhechores y que no deben
esgrimir en vano la espada, Romanos, xiii, 4. El homicidio
deliberado debe ser siempre castigado con la muerte. A esta ley se
le agrega una razn. Todava hay remanentes de la imagen de Dios en
el hombre cado, de modo que quien mata injustamente a un hombre,
desfigura la imagen de Dios y lo deshonra. Vv. 817. Como el mundo
antiguo fue destruido para ser un monumento de justicia, as este
mundo permanece hasta ahora como un monumento de misericordia. Pero
el pecado, que ahog al mundo antiguo, quemar a este. Entre los
hombres se sellan acuerdos, para que lo prometido pueda ser ms
solemne y para hacer que lo pactado sea ms seguro para mutua
satisfaccin. Este pacto fue sellado con el arco iris que,
probablemente, haya sido visto antes en las nubes, pero nunca
como
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sello del pacto, hasta ahora. El arco iris aparece cuando hay mayor
razn para temer que la lluvia prevalezca; entonces Dios muestra
este sello de la promesa, de que no prevalecer. Mientras ms densa
la nube, ms brillante el arco en la nube. As, como abundan las
aflicciones amenazadoras, abundan mucho ms los consuelos
alentadores. El arco iris es el reflejo de los rayos del sol que
brillan sobre o a travs de las gotas de lluvia: toda la gloria de
los sellos del pacto derivan de Cristo, el Sol de la justicia. Y l
derramar gloria sobre las lgrimas de sus santos. Un arco habla de
terror, pero este no tiene cuerda ni flecha; y un arco solo har
poco dao. Es un arco, pero est dirigido hacia arriba, no hacia la
tierra; pues los sellos del pacto tienen la intencin de consolar,
no de aterrar. Como Dios mira el arco para recordar el pacto, as
nosotros debemos tener presente el pacto con fe y gratitud. Sin
revelacin no pudiera ser conocida esta bondadosa seguridad; y sin
fe no sera til para nosotros; y, as es tocante a los peligros an
mayores a que todos estn expuestos, y en cuanto al nuevo pacto con
sus bendiciones. Vv. 1823. La embriaguez de No est registrada en la
Biblia, con esa transparencia que solamente se halla en la
Escritura, como caso y prueba de la debilidad e imperfeccin humana,
aunque haya sido tomado de sorpresa por el pecado, y para mostrar
que el mejor de los hombres no puede estar en pie si no depende de
la gracia divina y es sostenido por ella. Cam parece haber sido un
hombre malo y, probablemente, se alegr de encontrar a su padre en
una situacin impropia. De No se dice que era perfecto en sus
generaciones, capitulo vi, 9; pero esto se refiere a la sinceridad,
no a la perfeccin sin pecado. No, que se mantuvo sobrio en compaa
de borrachos, ahora est borracho en compaa de sobrios. El que
piensa que est firme, mire que no caiga. Tenemos que poner mucho
cuidado cuando usamos abundantemente las buenas cosas creadas por
Dios, para no usarlas en exceso, Lucas xxi, 34. La consecuencia del
pecado de No fue la vergenza. Obsrvese aqu el gran mal del pecado
de la ebriedad. Descubre a los hombres; cuando estn ebrios delatan
los males que tienen, y, entonces, se les sacan fcilmente los
secretos. Los porteros borrachos mantienen las puertas abiertas.
Trae desgracia a los hombres y los expone al desprecio. En la
medida que los delata los avergenza. Cuando estn embriagados, los
hombres dicen y hacen cosas que, estando sobrios, los hara
enrojecer slo el pensarlo. Fjese el cuidado de Sem y Jafet para
tapar la vergenza de su padre. Hay un manto de amor que se puede
poner sobre las faltas de todos, 1 Pedro iv, 8. Adems de eso, hay
un manto de reverencia que se puede poner sobre las faltas de los
padres y de otros superiores. La bendicin de Dios espera a quienes
honran a sus padres, y su maldicin se enciende especialmente contra
quienes los deshonran. Vv. 2429. No pronuncia una maldicin sobre
Canan, el hijo de Cam; quizs este nieto suyo fuera ms culpable que
los dems. Aun entre sus hermanos iba a ser un esclavo de siervos,
esto es, el menor y ms despreciable de los siervos. Esto
ciertamente apunta a las victorias obtenidas por Israel en pocas
posteriores, sobre los cananeos, en las cuales fueron pasados a
espada o llevados cautivos para pagar tributo. Todo el continente
de frica estaba poblado principalmente por los descendientes de
Cam; y por cuntas pocas han estado las mejores partes de ese
territorio bajo el dominio de los romanos, luego de los sarracenos
y, ahora, de los turcos!1En medio de cunta maldad, ignorancia,
barbarie, esclavitud y miseria vive la mayora de sus habitantes! Y
de los pobres negros, cuntos son vendidos y comprados anualmente
como bestias en el mercado y llevados de uno a otro rincn del mundo
a hacer el trabajo de bestias! Pero esto de ningn modo excusa la
codicia y barbarie de los que se enriquecen con el producto del
sudor y la sangre de ellos. Dios no nos ha mandado a esclavizar a
los negros y, sin duda, castigar severamente todas estas crueles
fechoras. El cumplimiento de esta profeca, que contiene casi la
historia del mundo, libera a No de la sospecha 1 Matt hew Henry
vivi en la segunda mitad del siglo 17 y principios del 18. Su
mencin de la esclavitud y los dems detalles se refieren a la
situacin de aquella poca (Nota del Editor).
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de haberla pronunciado por enojo personal. Prueba plenamente que el
Espritu Santo us como ocasin la ofensa de Cam para revelar sus
propsitos secretos. Bendito sea el Seor Dios de Sem. La iglesia
sera edificada y continuara en la posteridad de Sem; de l vinieron
los judos, que fueron, por largo tiempo, el nico pueblo profesante
que tuvo Dios en el mundo. Cristo, que era Jehov Dios, en su
naturaleza humana descendera de Sem; pues de l, en lo que a la
carne concierne, vino Cristo. No tambin bendice a Jafet y, en l,
las islas de los gentiles que fueron pobladas por su simiente.
Habla de la conversin de los gentiles y entrada de ellos a la
iglesia. Podemos leerlo, Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las
tiendas de Sem. Judos y gentiles sern unidos en el redil del
evangelio; ambos sern uno en Cristo. No vivi para ver dos mundos;
pero siendo heredero de la justicia que es por la fe, ahora reposa
en esperanza, para ver un mundo mejor que esos dos. CAPTULO X
Versculos 17. Los hijos de No, de Jafet, de Cam 814. Nimrod el
primer monarca. 1532. Los descendientes de CananLos hijos de Sem.
Vv. 17. Este captulo habla de los tres hijos de No, que de estos se
esparcieron las naciones en la tierra. Ninguna nacin, excepto los
judos, puede estar segura de cul de estos setenta desciende. Por
amor al Mesas, solo los judos conservaron la lista de nombres de
padres e hijos. Sin embargo, muchos hombres doctos han mostrado,
con alguna probabilidad, qu naciones de la tierra descendieron de
cada uno de los hijos de No. A la posteridad de Jafet fueron
asignadas las islas de los gentiles; probablemente, la isla de
Bretaa entre las dems. Todos los lugares de ultramar ms all de
Judea son llamados islas, Jeremas xxv, 22 [o costas, RVR 1960]. Esa
promesa, Isaas xlii, 4, las costas esperarn su ley, habla de la
conversin de los gentiles a la fe de Cristo. Vv. 814. Nimrod fue un
gran hombre en su poca; l comenz a ser poderoso en la tierra. Los
anteriores a l se contentaban con estar al mismo nivel de su prjimo
y, aunque cada hombre reinaba en su propia casa, ningn hombre
pretenda ser ms. Nimrod estaba decidido a enseorearse de sus
vecinos. El espritu de los gigantes de antes del diluvio, que
llegaron a ser hombres poderosos y hombres de renombre, Gnesis vi,
4, revivi en l. Nimrod fue vigoroso cazador. En aquel entonces
cazar era el mtodo de impedir el aumento daino de las bestias
salvajes. Esto requera mucho valor y destreza y as dio a Nimrod,
una oportunidad para mandar a los dems y, paulatinamente, sum una
cantidad de hombres bajo un jefe. Probablemente desde tal comienzo
Nimrod empez a gobernar y a obligar a los dems a someterse. l
invadi los derechos y propiedades de sus vecinos y persigui a
hombres inocentes; proponindose hacer todo suyo por la fuerza y la
violencia. Ejecut sus opresiones y la violencia desafiando al mismo
Dios. Nimrod fue un gran rey. De una u otra forma, por la razn o la
fuerza, obtuvo poder y, as, fund una monarqua que fue el terror del
fuerte y con buenas probabilidades de gobernar todo el mundo.
Nimrod fue un gran constructor. Obsrvese en Nimrod la naturaleza de
la ambicin. No tiene lmites; lo mucho quiere tener ms, y todava
clama: Dame, dame. Es incansable; Nimrod, cuando tuvo cuatro
ciudades bajo su mando, no pudo contentarse hasta que tuvo cuatro
ms. Es cara; Nimrod prefera encargarse de levantar ciudades si no
tena el honor de gobernarlas. Es atrevida, y ante nada se detendr.
El nombre de Nimrod significa rebelin; los tiranos entre los
hombres son rebeldes ante Dios. Vienen das en que los
conquistadores no ya sern encomiados, como en las historias
parciales del hombre; ms bien llevarn el sello de la infamia, como
en los registros imparciales de la Biblia.
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Vv. 1532. La posteridad de Canan fue numerosa, rica y gratamente
establecida; sin embargo, Canan estaba bajo una maldicin divina, y
no una maldicin sin causa. Quienes estn sometidos a la maldicin de
Dios pueden, quiz, florecer y prosperar en este mundo; porque
nosotros no podemos conocer el amor o el odio, la bendicin o la
maldicin por lo que est delante sino por lo que est dentro de
nosotros. La maldicin de Dios siempre obra realmente y siempre es
terrible. Quiz sea una maldicin secreta, una maldicin para el alma
y no obra de modo que los dems pueden verla; o es una maldicin
lenta y no obra pronto; pero los pecadores estn reservados por ella
para el da de la ira. Canan tiene aqu una tierra mejor que Sem o
Jafet y, sin embargo, ellos tienen mejor suerte pues heredan la
bendicin. Abram y su simiente, el pueblo del pacto de Dios,
descendieron de Heber, y por l fueron llamados hebreos. Cuanto
mejor es ser como Heber, el padre de una familia de hombres santos
y honestos que ser el padre de una familia de cazadores de poder,
de riquezas mundanas o de vanidades. La bondad es la verdadera
grandeza. CAPTULO XI Versculos 14. Un lenguaje en el mundoLa
construccin de Babel. 59. La confusin de las lenguasDispersin de
los constructores de Babel. 1026. Los descendientes de Sem. 2732.
Tar, el padre de Abram, abuelo de Lotviaje a Harn. Vv. 14. Con
cunta prontitud se olvidan los hombres de los juicios ms graves y
vuelven a sus crmenes anteriores! Aunque la devastacin del diluvio
estaba delante de sus ojos, aunque surgieron de la simiente del
justo No, an durante su vida, la maldad aumenta en forma excesiva.
Nada sino la gracia santificadora del Espritu Santo puede quitar la
lujuria pecaminosa de la voluntad humana y la depravacin del corazn
del hombre. El propsito de Dios era que la humanidad formara muchas
naciones y poblara toda la tierra. Despreciando la voluntad divina
y contrariando el consejo de No, el grueso de la humanidad se uni
para edificar una ciudad y una torre que les impidiera ser
separados. Empez la idolatra y Babel lleg a ser una de sus
principales sedes. Ellos se hicieron mutuamente ms osados y
resueltos. Aprendamos a estimularnos mutuamente al amor y a las
buenas obras, as como los pecadores se incitan y alientan unos a
otros a las malas obras. Vv. 59. He aqu una expresin a la manera de
los hombres: Descendi Jehov para ver la ciudad. Dios es justo y
bueno en todo lo que hace contra el pecado y los pecadores y no
condena a nadie sin orlo. El po Heber no se encuentra en este grupo
impo; pues l y los suyos son llamados hijos de Dios; sus almas no
se unieron a la asamblea de estos hijos de los hombres. Dios
permiti que ellos llegaran a cierto punto para que las obras de sus
manos, de las cuales se prometan honra perdurable para s mismos,
resultasen para su reproche eterno. Dios tiene fines sabios y
santos al permitir que los enemigos de su gloria ejecuten en gran
medida sus malos proyectos y prosperen por largo tiempo. Observe la
sabidura y misericordia de Dios en los mtodos usados para derrotar
esta empresa. Y la misericordia de Dios al no hacer el castigo
igual a la ofensa; pues l no nos trata conforme a nuestros pecados.
La sabidura de Dios, al establecer una forma segura de detener sus
procedimientos. Si no se podan entender entre s, no podran ayudarse
uno a otro; esto apartara de la edificacin. Dios tiene diversos
medios, y eficaces, para frustrar y derrotar los proyectos de
hombres orgullosos que se ponen en su contra y, en particular, los
divide entre ellos mismos. A pesar de su unidad y obstinacin, Dios
estaba por encima de ellos; pues quin ha endurecido su corazn
contra l y ha prosperado? Su lenguaje fue confundido. Por ellos
todos sufrimos hasta hoy todos los dolores y problemas necesarios
para aprender idiomas, todo ello por la rebelda de nuestros
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antepasados de Babel. Y, vaya!, cuntas desdichadas disputas, peleas
de palabras, surgen por entender mal unos las palabras de otros, y,
por todo lo que sabemos, se deben a esta confusin de lenguas. Ellos
dejaron de edificar la ciudad. La confusin de sus lenguas no slo
los incapacit para ayudarse unos a otros sino que vieron la mano
del Seor contra ellos. Es sabidura dejar algo en cuanto nos damos
cuenta que Dios se opone a ello. Dios puede destruir y reducir a
nada todas las artes y designios de los constructores de Babel: no
hay sabidura ni consejo que pueda levantarse contra el Seor. Los
constructores se fueron conforme a sus familias y las lenguas que
hablaban a los pases y lugares asignados a ellos. Los hijos de los
hombres nunca se volvieron a juntar, ni jams se reunirn nuevamente,
hasta el gran da en que el Hijo del hombre se siente en el trono de
su gloria y todas las naciones se renan ante l. Vv. 1026. He aqu
una genealoga, o lista de nombres, que termina en Abram, el amigo
de Dios, y as conduce a Cristo, la Simiente prometida, que era el
hijo de Abram. Nada queda en el registro sino sus nombres y edades;
pareciera que el Espritu Santo se apresurase a pasar por ellos
hacia la historia de Abram. Cun poco sabemos de aquellos que
pasaron antes que nosotros en este mundo, aun de aquellos que
vivieron en los mismos lugares en que nosotros vivimos, como,
igualmente, sabemos poco de aquellos que viven en lugares
distantes! Tenemos bastante que hacer para dirigir nuestra propia
obra. Cuando empez a poblarse la tierra, las vidas de los hombres
empezaron a acortarse; esto fue sabia disposicin de la Providencia.
Vv. 2732. Aqu comienza la historia de Abram, cuyo nombre es famoso
en ambos Testamentos. Hasta los hijos de Heber se haban vuelto
adoradores de dioses falsos. Los que, por gracia son herederos de
la tierra prometida, deban recordar cul era la tierra de su
nacimiento, esto es, cul era su estado corrupto y pecador por
naturaleza. Los hermanos de Abram eran Nacor, de cuya familia
tuvieron sus esposas Isaac y Jacob, y Harn, el padre de Lot, que
muri antes que su padre. Los hijos no pueden estar seguros de
sobrevivir a sus padres. Harn muri en Ur, antes de la feliz salida
de la familia de ese pas idlatra. Nos concierne apresurarnos a
salir de nuestro estado natural, no sea que la muerte nos sorprenda
en l. Aqu leemos de la salida de Abram desde Ur de los caldeos, con
su padre Tar, su sobrino Lot y el resto de su familia, obedeciendo
la llamada de Dios. Este captulo los deja a medio camino entre Ur y
Canan, donde habitaron hasta la muerte de Tar. Muchos llegan a Harn
y, sin embargo, no llegan a Canan; no estn lejos del reino de Dios
y, no obstante, nunca llegan all. CAPTULO XII Versculos 13. Dios
llama a Abram y lo bendice con la promesa de Cristo. 4, 5. Abram se
va de Harn. 69. Viaja por Canan y adora a Dios en esa tierra. 1020.
Abram es llevado a Egipto por una hambrunaFinge que su esposa es su
hermana. Vv. 13. Dios eligi a Abram y lo separ de entre sus
congneres idlatras para reservar un pueblo para s, entre los cuales
se mantuviese la verdadera adoracin hasta la venida de Cristo.
Desde aqu en adelante Abram y su simiente son casi el nico tema de
la historia de la Biblia. Se prob a Abram, si amaba a Dios ms que a
todo y si poda dejar voluntariamente todo para ir con Dios. Sus
parientes y la casa de su padre eran una constante tentacin para l;
no poda seguir entre ellos sin el riesgo de ser contaminado por
ellos. Quienes dejan sus pecados y se vuelven a Dios ganarn lo
indecible con el cambio. La orden que Dios dio a Abram es en gran
medida igual que el llamamiento del
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evangelio, porque los afectos naturales debe ceder el paso a la
gracia divina. El pecado y todas sus oportunidades deben
abandonarse, en particular, las malas compaas. He aqu muchas
promesas grandes y preciosas. Todos los preceptos de Dios van
acompaados de promesas para el obediente. 1. Har de ti una nacin
grande. Cuando Dios sac a Abram de su pueblo, prometi hacerle
cabeza de otro pueblo. 2. Te bendecir. Los creyentes obedientes
estarn seguros de heredar la bendicin. 3. Engrandecer tu nombre. El
nombre de los creyentes obedientes ciertamente ser engrandecido. 4.
Sers bendicin. Los hombres buenos son bendicin para sus pases. 5.
Bendecir a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren
maldecir. Dios se ocupar de que nadie sea perdedor por algn
servicio hecho en favor de su pueblo. 6. En ti sern benditas todas
las familias de la tierra. Jesucristo es la gran bendicin del
mundo, la ms grande que el mundo haya posedo jams. Toda verdadera
bienaventuranza en el mundo ahora o que alguna vez llegue a tener,
se debe a Abram y su descendencia. Por medio de ellos tenemos una
Biblia, un Salvador y un evangelio. Ellos son la cepa sobre la cual
ha sido injertada la iglesia cristiana. Abram crey que la bendicin
del Todopoderoso suplira todo lo que l pudiera perder o dejar atrs,
satisfara todas sus carencias y respondera, ms aun, sobrepasara
todos sus deseos, y saba que nada sino la desgracia seguira a la
desobediencia. Este tipo de creyentes, justificados por fe en
Cristo, tienen paz con Dios. Ellos siguen en su camino a Canan. No
se desalientan por las dificultades