COMO QUE NÓ ó
ESE TRASTO NO LO PAGO YO
Autor: Mtro. Ignacio Iván González Anaya
Desde temprana edad el autor retaba a la autoridad
Corría el año de 1977 y en la Escuela Primaria “Los chidos son los de arriba” los
alumnos(as) tenían su recreo a las 11 am el cual tenía una duración de 30 minutos. En ese
espacio de tiempo era muy común ver a los niños(as) correr por los tres patios de la escuela
así como el ubicar a los que se comían sus lonches. Resultaba interesante como el niño
Iván rituales (renombrado así un año antes) siempre llevaba su lonche para el desayuno,
algunas veces de jamón otras de fríjol pero las más de las veces era un lonche de cebolla
con harta mostaza (esto debido a las devaluaciones ocurridas en el cambio de gobierno de
Echeverría a López Portillo).
Sucede que en ese año un gandalla de 4 año llegaba todos los días y le bajaba el
lonche al rituales. Rituales al ver al tipo aquel más grande y él viniendo de un hogar de
clase media pues estaba acostumbrado a aguantar. Después de medio año, Iván comenzó a
sentir algo en su interior, de repente sus vísceras le empezaron ha transformar el
comportamiento. Un día el rituales acostumbrado a la opresión del gandalla, estaba en el
hogar y empezó a pensar una forma de no dejarse de los demás (esto era raro pues hasta los
6 años su sanguínea fraterna lo había defendido) entonces fue a la herramienta de su jefe y
de allí saco unas tachuelas después se fue a la cocina y allí de forma estratégica basado en
la estructura de la guerra de guerrillas fue acomodando los pequeños instrumentos
puntiagudos en el lonche, con la ayuda de una radiografía de la boca fue instalando una en
un molar otra en el canino otra directa al paladar y así hasta que termino su plan.
Al día siguiente al llegar a la escuela y específicamente al recreo, rituales tomo
asiento en la banca de siempre y espero a que el gandaya llegara. Momentos después el
“Eres el doble y no el original. La identidad que crees es la tuya, tu ego, no es más que una copia pálida, una aproximación de tu ser esencial.” Alejandro Jodorowsky
abusador le pidió el lonche, este se lo entrego con una actitud de seriedad casi estoica, el
opresor se sorprendió pues rituales regularmente se la hacia de tos para entregárselo y ahora
pues se lo había hecho de cebolla. Posteriormente el gandaya le dio la primera y segunda
mordida, no señores(as) que Ossy Osbond, que Marilin Manson no, no, no, chorros de
sangre le escurrían por las comisuras bucales, su camisa manchada del liquido hemático no
no no todo un show. Eso no fue todo, el gandaya le metió una madrina al rituales pero
jamás lo volvió a molestar. En ese año Iván sufrió una transformación en su cuerpo, de
repente su espalda creció emulando a los cargadores del Abastos, su tronco y piernas se
extendieron hasta llegar al tamaño y forma de un judicial de 8 años, su pensamiento cambio
y renegó de su clase social; se dijo, a partir de hoy no dejare que ningún pasado de lanza
humille a los más débiles.
No lo van a creer pero durante la secundaria, preparatoria y profesional, el gandaya
y el rituales siempre se encontraban, el abusador llego a ser presidente de estudiantes, de
generación y hasta delegado sindical pero siempre se topa con el Iván y al recordar las
tachuelas en la boca le baja de intensidad a sus opresiones.
Finalmente yo sigo con la idea de que mucho de lo que somos lo aprendemos en la
escuela y que es allí donde seguimos existiendo, en ese sentido me gustaría aprovechar el
pretexto para circunscribirnos en la nuestras mediante los siguientes planteamientos: ¿en
realidad enseñamos contenidos o formas de actuar? ¿Cuándo detentamos el poder en el aula
estamos enseñando disciplina o formas para evitar a la autoridad? ¿Cuando nuestros
alumnos rompen un reglamento, les damos la oportunidad de hablar y creerles ó los
castramos (en el sentido simbólico) generándoles la oportunidad de recuperar su falo (en el
sentido simbólico) mediante actos de agresión simbólica y material? Lo interesante sería
pensar como la escuela (cualquier escuela) favorece en su seno la existencia de conductas
autoritarias y las del sometimiento.