El compañerismo
El compañerismo es esencial. Compañerismo significa “una vida común juntos”. En un sentido, esto resume las otras funciones de las que hemos hablado. El compañerismo involucra estar juntos, amarse y tener comunión unos a otros. Involucra escuchar a alguien que tiene una preocupación, orar con alguien que tiene una necesidad, visitar a alguien que está en el hospital, sentarse en una clase o en un estudio bíblico o incluso cantar un himno con alguien a quien no ha visto antes. El compañerismo también involucrar participar en solicitudes de oración.
-¿De dónde vienes? -preguntó la madre preocupada al ver aparecer a su hijo. Miró por la ventana y se estremeció al ver la cantidad de agua que llovía-. ¡Y encima con la que está cayendo!-Vengo del cole, mamá -respondió el niño dejando la pesada cartera sobre el mueble del recibidor-. Me quedé un rato a jugar con los amigos.La madre comenzó a desvestir al niño preocupada por que no cogiese frío con la ropa mojada pero en seguida se dio cuenta de que había algo extraño en aquellas prendas. Volvió a mirar por la ventana pero no había duda: era una lluviosa tarde de septiembre y, como era costumbre por aquellas fechas, la gota fría se había apoderado de la ciudad de Barcelona.
-¿Cómo es posible que estés tan seco? -preguntó la madre palpando cada trozo de tela. Sólo las zapatillas y los bajos de los pantalones acumulaban agua-. ¡No te puse paraguas en la cartera!-Vine con Guille -respondió el niño tímidamente. El rostro de la madre mutó de la extrañeza al enfado-. Vinimos… Bajo su paraguas.-¿Cuántas veces te tengo que repetir lo mismo?-Pero…-Ni pero ni leches. ¿Cómo tengo que decirte que tienes que dejar de mentir?-Pero… No es mentira.
-¿No eres un poco mayor para seguir teniendo amigos invisibles?
-¡Guille no es invisible! ¡Yo puedo verlo!-¿Y no te extraña que sólo tú lo veas? -la madre
retenía con dificultad su escasa paciencia-. ¿Cómo es que no te has mojado? -el pequeño abrió la boca
repetidas veces sin ser capaz de articular palabra-. Y no me mientas.
-Vine -el niño rectificó su primera intención sobre la marcha-… Vine con el paraguas de Guille.
-¡A tu habitación! -bramó la madre extendiendo el dedo índice-. ¡Y cámbiate de pantalones!
-Nunca entenderé a los mayores -dijo el pequeño cerrando con suavidad la puerta de su habitación una vez se encontró a salvo en ella-. Digas lo que digas siempre habrás hecho mal.-Ojalá nunca creciéramos -respondió una vocecilla a su espalda. El niño no se inmutó-. Si te vuelves así dejaré de ser tu amigo.-Nunca cambiaré, Guille -se sentó sobre la cama quitándose las zapatillas. A su lado una prenda de plástico yacía en el suelo dentro de un charquito de agua-. Y menos mal que a mamá no le conté toda la verdad.-¿Crees que hubiera cambiado algo?-Imagina. Si le llego a decir que no me mojé por que vine con tu chubasquero…