IV ENCUENTRO HACIA UNA PEDAGOGÍA EMANCIPATORIA EN NUESTRA AMÉRICA17, 18 y 19 de septiembre 2018 – Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Av Corrientes 1543, Ciudad de Buenos
Aires.
Entre nosotras. Experiencias de mujeres en la educación de adultxs: Construyendo perspectiva feminista
Mesa temática: ESI, géneros, diversidad y educación.
Mercedes Antonia Duarte - [email protected]
Anaclara Frosio – [email protected]
Laura Lettieri - [email protected]
Liliana Ruth Sabanes - [email protected]
Anitza Toytoyndjian - [email protected]
Bachillerato popular Alberto Chejolán, MOI-CTA
RESUMEN
El presente trabajo se propone abordar la experiencia realizada por la comisión de géneros del
bachillerato popular Alberto Chejolán ubicado en la villa 31 de Retiro. La misma se constituyó desde el
inicio del bachillerato, detectando y acompañando situaciones de violencia de género y brindando
asistencia en materia de salud sexual y reproductiva entre las estudiantes y profesoras.
Nos enfocaremos en las estrategias individuales y colectivas que se despliegan en el espacio
escolar para abordarlas, identificando sus potencialidades y limitaciones.
IV ENCUENTRO HACIA UNA PEDAGOGÍA EMANCIPATORIA EN NUESTRA AMÉRICA17, 18 y 19 de septiembre 2018 – Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Av Corrientes 1543, Ciudad de Buenos
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PRESENTACIÓNEl Bachillerato Popular “Alberto Chejolán” es una escuela media para jóvenes y adultos/as
ubicada en el Barrio Padre C. Mugica (Villa 31 - Retiro). Esta escuela nace a partir de la iniciativa del
Movimiento de Ocupantes e Inquilinos de la Central de Trabajadores/as de la Argentina Autónoma
Capital (CTA - A) en el 2012 y fue reconocida oficialmente por el Ministerio de Educación de la CABA
en el año 2015, obteniendo así la posibilidad de otorgar títulos oficiales. Hasta entonces han egresado
4 camadas. El rango etario de lxs estudiantes que asisten al bachillerato es amplio, variando entre los
20 y 45 años, con hijxs, y en muchos casos con nietxs a cargo. La mayoría son migrantes de distintos
países latinoamericanos y del NOA, y provienen de diferentes sectores del barrio.
El bachillerato lleva adelante sus actividades a través de distintas comisiones de trabajo que
realizan tareas determinadas para su funcionamiento. Nos proponemos en este caso describir las
problemáticas y estrategias que enfrenta la comisión de géneros. La misma se constituyó desde el
2012, detectando y acompañando situaciones de violencia de género (sexual, económica, institucional,
psicológica y física) y salud sexual entre las estudiantes y profesoras, desarrollando talleres de
formación con el equipo y lxs estudiantes y elaborando el “recursero” de instituciones vinculadas a las
problemáticas identificadas. En un primer momento se conformó con profesoras del área de salud y se
fue ampliando a algunos varones y estudiantes. A lo largo de su trayectoria fue fluctuando la cantidad
de integrantes y, por lo tanto, la capacidad de sostener las actividades. Una de las características más
significativas es que desarrolla muchas tareas sin ser muy visible, salvo por quienes se relacionaban
con ella.
Desde hace tres años y en consonancia con la visibilización y popularización de las consignas
del movimiento feminista y sobre todo del cambio cultural que implicó la apropiación social de la
perspectiva de género, la comisión se amplió, transversalizó su trabajo en el bachillerato y se nutrió de
debates e incorporó otras actividades.
PROBLEMÁTICAS Los problemas más recurrentes que toma comisión, pueden ser identificados en tres grupos:
violencias, salud sexual y reproductiva y en términos más estructurales la vulnerabilidad y precariedad
de las condiciones de vida de las mujeres.
En el caso de las violencias, las más frecuentes a las que nos enfrentamos son la física,
psicológica, económica y sexual por parte de las parejas, ex parejas o familiares, presentándose en la
mayoría de los casos de manera simultánea. Las estudiantes que se acercan a la comisión viven
situaciones de violencia física y sexual, daño emocional producido por la relación y por la
desesperación de no poder salir de la misma debido a la dependencia económica y patrimonial en la
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que se encuentran junto a sus hijxs. Este último factor tiende a ser una de las mayores trabas para
salir del círculo de violencia a la que se encuentran expuestas, ya que mayoritariamente se encuentran
sin trabajo, ocupándose de las tareas domésticas y del cuidado de lxs niñxs.
Cuando hablamos de problemas vinculados a la salud sexual y reproductiva, nos referimos a
las consultas e inquietudes sobre métodos de anticoncepción y el acceso a los mismos, consultas
vinculadas a la sexualidad, como así también a la interrupción voluntaria del embarazo. Este último
motivo es uno de los más frecuentes ya que la comisión tiende a ser muchas veces el único espacio
donde la estudiante puede manifestar su deseo real y asesorarse por alternativas y acciones que
puede tomar, sin ser juzgada ni presionada. Los problemas a los que nos enfrentamos están
vinculados a la escasez y dificultad de acceder a servicios estatales en materia de salud, ya sea en
calidad de recursos y asesoría, al igual que al acceso seguro para la interrupción del embarazo dentro
del barrio, lo que conlleva a la búsqueda de soluciones por fuera del mismo.
Por último, otro problema que identificamos recurrentemente es la situación de vulnerabilidad
en la que se encuentran las estudiantes que son madres y único sostén de familia. La falta de empleo,
la precariedad laboral y la brecha salarial entre varones y mujeres son factores que inciden en su
calidad de vida, produciendo varios efectos. Por un lado, es cada vez más frecuente que sus hijxs se
vayan a vivir con el padre o su familia, o retornar al país de origen de las madres para que sus familias
les brinden ayuda económica ya que no pueden mantenerlxs, así como también la falta de tiempo para
brindarle atención a sus hijxs dada la cantidad de horas que deben destinarle a la generación de
ingresos. La situación descrita genera un desborde emocional, ya que no encuentran soluciones
posibles para poder sostener a su familia y a la vez, dedicarles el tiempo que quisieran, teniendo que
relegar el derecho al ocio y tiempo libre. Todo esto, es atravesado con mucha frustración y
estigmatización por parte del entorno de esas mujeres que las señala como “mala madre”.
TEJIENDO REDESFrente a estas situaciones la comisión ha desarrollado distintas estrategias, que se van
transformando de manera dinámica a partir de las redes con las que contamos y el contexto en el que
se inscriben. Entre ellas podemos distinguir los acompañamientos, las mateadas de mujeres, el
recursero, los viajes a los Encuentros Nacionales de Mujeres, los talleres de formación del equipo y la
construcción de redes territoriales.
Los acompañamientos son la estrategia más importante de la comisión, consisten en la
identificación de alguna de las problemáticas de género que esté atravesando una mujer y su
seguimiento o acompañamiento a través del contacto personal con algunas integrantes de la comisión.
Los mismos surgen a partir de la voluntad de las mujeres y de la identificación por sí mismas de una
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situación compleja o por alguna compañera que sugiere el contacto. Otras veces la situación es
detectada y derivada por compañerxs que no pertenecen a la comisión, la que inicia un proceso -
siempre distinto- de contacto con la mujer que está en esta situación. Los acompañamientos se inician
a partir de un espacio de escucha que se construye con la persona más afín o cercana o con la que
esa mujer se puso en contacto para hablar de lo que le pasa. Este paso es fundamental ya que
posibilita cualquier proceso y es necesario para identificar la situación que atraviesa esa persona y
pensar cómo acompañarla. En esta instancia se utiliza el “recursero” referenciado de la comisión, para
considerar cuáles serían los recursos institucionales a los que se podría contactar para asesorarse,
denunciar, acceder a asistencia psicológica o gestionar algún recurso. La trayectoria de cada mujer
tiene el curso que cada una define, a partir de acceder a información, de asesorarse, de poder hablar
de lo que le pasa, con avances y retrocesos con respecto a lo que se había propuesto ya que cada
trayectoria está atravesada por situaciones de violencias de las más diversas y de la complejidad de
los contextos económicos, laborales, habitacionales, de salud, etc. que condicionan y marcan esas
posibilidades. Los acompañamientos son la puerta que siempre queda abierta para retomar toda vez
que sea necesario. Estas tareas son desarrolladas por la comisión de géneros de cada año de
cursada, ya que suelen ser las educadoras o compañeras con las que comparten la cotidianeidad con
quienes es más sencillo construir esa red, aunque también ocurre con educadorxs de otros años. Para
llevar un registro de las situaciones, datos y el devenir de esa trayectoria, desde la comisión se elabora
una ficha personal donde se sistematiza la información para la comisión y está disponible para las
personas que en el futuro se incorporen a la tarea.
Una de las herramientas fundamentales para los acompañamientos es el recursero, el listado
de instituciones estatales y de espacios de organizaciones sociales que abordan las problemáticas de
las mujeres. Es elaborado y actualizado permanentemente por la comisión y tiene en especial las
oficinas que están en el barrio o las más cercanas, para facilitar el acceso a las mismas. En el mismo
se pueden encontrar, agrupados temáticamente los contactos de las instituciones que abordan las
problemáticas de salud sexual, métodos anticonceptivos, consejerías pre y post aborto, las
instituciones que prestan servicios sociales (ANSES), las que abordan la atención psicológica, la
asesoría jurídica, los patrocinios jurídicos gratuitos para personas víctimas de violencia de género, etc.
El recursero está referenciado previamente y tiene un nexo con una de las integrantes de la comisión,
tal es el caso del Centro Integral de la Mujer, organismo de la Ciudad de Buenos Aires, con el que una
compañera tiene el contacto permanente para poder gestionar turnos para asistencia psicológica,
asesoramiento jurídico y de una trabajadora social.
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Las mateadas surgen frente a la complejidad de los acompañamientos y las limitaciones de las
instituciones para abordar integralmente la violencia, pero sobre todo por la trama territorial compleja y
siempre urgente. Así es que fue necesario construir en un espacio más colectivo para reconstruir
redes, vínculos con otras mujeres, para conocer a otras vecinas que puedan “estar”. A pesar de que
quienes nos encontramos somos educadoras y estudiantes, estamos convocadas como mujeres y la
dinámica de esos encuentros es distinta, desarmando las relaciones que se dan en el aula,
compartiendo experiencias y creando un clima en donde no sentirnos juzgadas por nuestros miedos,
nuestros deseos o nuestras experiencias de vida. Las mateadas se hacen un sábado al mes y todas
han sido muy distintas, sin embargo, tienen una estructura más o menos común: empiezan con una
ronda de presentación, se inicia el encuentro con una pregunta o temática disparadora y luego hay una
instancia de intercambio al respecto. Después de los primeros encuentros incorporamos la realización
de una actividad manual, que permita usar las manos, el cuerpo, la imaginación para pintar pañuelos,
armar la bandera de la comisión, o hacer una jornada de maquillaje, aprender a bordar, etc. Estos
encuentros no están pensados en términos de producir cosas, aunque sí de un momento de cuidado
de nosotras mismas, de aprender de otras, de ver una película, compartir un momento, etc. Otra
particularidad es que en casi todas las mateadas han participado egresadas del bachillerato que se
suman a esta actividad “extracurricular”. Una de las características sobresalientes en los relatos que
compartimos es la importancia de las mateadas como espacio de encuentro, de hacer amigas, en
tensión claramente, con la lógica del encierro, de los vínculos limitados, de la exclusividad del ámbito
doméstico para las mujeres.
Otro de los espacios de encuentro con mujeres de otras organizaciones y de empoderamiento
individual y colectivo que ha fortalecido la comisión es el de los Encuentros Nacionales de Mujeres.
Todos los años las estudiantes y educadoras se organizan para viajar, lo que implica difundir qué y
cómo son los encuentros, realizar actividades recaudatorias para juntar los recursos para poder viajar,
coordinar con otras organizaciones de la CTA en el espacio de la Secretaría de Género para la
logística, y la participación de un pre encuentro de todas las mujeres que viajamos juntas en la Central,
para familiarizarnos con las temáticas y con la dinámica de los talleres. Los encuentros son vividos
como una experiencia transformadora por el debate e intercambio de los talleres y la marcha de cada
encuentro, pero también porque permite conocer otros lugares y suspender los roles doméstico y
familiares.
Una de las líneas de trabajo que es necesario profundizar son los espacios de formación del
equipo pedagógico, fundamental para poder discutir una perspectiva de género desde la educación
popular que atraviese integralmente la propuesta pedagógica de la escuela. Más allá de que dentro de
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la estructura curricular el área de salud aborda durante los tres años estos temas y de que cada vez
que se convoca educadorxs para integrarse al equipo pedagógico se hace una serie de talleres de
formación entre los cuales, se encuentra uno sobre esta perspectiva, está aún vacante la construcción
de espacios de reflexión que dialoguen entre esos debates y la experiencia concreta del aula, desde la
perspectiva del equipo pedagógico.
Existen en la historia de la comisión distintas etapas y vínculos con las organizaciones e
instituciones mencionadas y en este momento estamos profundizando el vínculo con las
organizaciones del sector de Güemes, donde está la escuela, para fortalecer los vínculos más
locales a partir de la elaboración de un mapa de cuáles son, dónde están y qué actividades llevan
adelante
CONCLUSIONESIniciamos este trabajo con la intención de recuperar un recorrido y una serie de prácticas, las
que están en revisión y en reflexión. Buscamos con este trabajo poder rescatar algunos conceptos que
vayan al encuentro entre la educación popular y el feminismo ya que consideramos ahí la potencia de
producir transformaciones y prácticas para la libertad (Korol, 2007). Rescatamos la importancia de la
intersección de la variable de género con la de una propuesta pedagógica que promueva la búsqueda
del análisis crítico de las relaciones de poder en las que se inscriben las trayectorias de vidas
individuales y colectivas. La reflexión de la propia práctica fue empujando estas preguntas y necesidad
de apostar a espacios de construcción desde una pedagogía emancipatoria y feminista y no podría
haber sido de otra manera, la gran mayoría de las estudiantes y educadoras somos mujeres,
compartiendo las múltiples violencias como mujeres, trabajadoras, villeras, madres, migrantes. Esta
pedagogía en movimiento implica reconstruir ámbitos de confianza, de consideración de la otra, de
intimidad, de respeto y escucha; pero también ponen en juego nuestros cuerpos, nuestras emociones
y una apuesta al “hacer” con la otra, sobre la tela, sobre nuestras pieles, pintar, bordar, leer
poesías, fotografiarnos, registrarnos, en ese movimiento que pone la mirada, las manos y la cabeza en
una dinámica distinta, “entre nosotras”.
Este recorrido de reconstrucción de redes con estudiantes, educadorxs, compañerxs de otros
Bachilleratos Populares, la CTA, organizaciones barriales es la apuesta frente a las dificultades, cada
vez más evidentes, de las instituciones, organismos y programas que abordan la violencia de género
desde perspectivas siempre acotadas. En primer lugar, por el desfinanciamiento y vaciamiento de sus
estructuras, de los despidos de sus trabajadorxs y de la desidia con las que las gestiones abandonan
estas líneas de trabajo o superponen otras, muchas veces desconociendo las realidades e historias.
Nos hemos encontrado con la voluntad y el esfuerzo de lxs trabajadorxs que desde sus ámbitos siguen
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apostando a construir redes. Pero también estas limitaciones se deben a la falta de perspectivas
integrales que tengan en cuenta la multiplicidad de violencias que atraviesan a las mujeres, las que sin
acceso al trabajo y por tanto a la autonomía económica, se ven siempre limitadas a cualquier
movimiento o transformación.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
LEY DE PROTECCION INTEGRAL A LAS MUJERES Ley 26.485 (2009)
PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACION SEXUAL INTEGRAL Ley 26.150 (2006)
Korol, C., & Panuelos en Rebeldia (Organización). (2007). Hacia una pedagogia feminista: Generos y
educacion popular: Panuelos en Rebeldia. Buenos Aires: Editorial El Colectivo.