7/26/2019 Copia de 1931 Carmen Lyra - Bananos y Hombres
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Carmen Lyra
Relatos escogidos
[Bananos y hombres, pp. 371-387]
Prlogo, seleccin y notas de Alfonso Chase
San Jos, Costa Rica
Editorial Costa Rica
1977
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Yo volvi a la ciudad, y durante mucho tiempo pen2 al ano-
checer
-can
una intensidad semejante a
de este
momento-
en
el
hulero solitario
y
callado que vivia en el coru6n de la aelVl a dia
y
media de
18
habitaci6n
proxima.
junto
al
lugar
en
donde tenia
enterrados a su mujer, a su mjo y a su Perro
1930
370
N NOS Y HOM RES
Pongo primero BANANOS que HOMBRES porque en las fincas
de banano, la fruta ocupa el primer lugar, mb bien el mico. En
realidad el HOMBRE es una entidad que en esas regiones tiene un
valor minimo y no
est
en
el segundo puesto, sino que en la punta de
la cola de los valores que ali i se cuentan.
I
ESTEFANIA
En
la
playa interminable y desierta que
va
desde Barra del
Tortuguero 8
del Colorado,
encontnmos
la cruz de madera tosea,
pintada de negro en alguna ocasi6n, ya destenida casi toda. A
10
largo
de los brazos, un nombre,
y
tal vtZ la primera letra del apellido
den tro de poco completamente ilegible, Estefania R Quid. Rojas.
quiz
Ramiru
0 Ramos.
371
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Muchas miUas se hab(an reeorrido sin encontrar nada que
piera \a
monotonia
del paisaje; mar y cielo a la der echa ;
1.
arena de
la playa al frente y a la i zquie rda
1a
vegetaci6n de icac( ls, almendros y
coco tero s. Cafa la ta rd e dentJO de aqueUa soledad inmensa. De
pronto \3
cruz negruzca
endavada
en la arena, los br azos tend idos
r n t ~
:I
\a inmensidad azul. E1 mar Ia habia Uevado hasta aUt
Estefanl :I R
..C6mo habria s ido la mujer que llev6 este nombre?
Y una fila de slluetas femeninas como las que uno encuentra
par
esas playas 0 en las ftncas de banana comenz6 a desma r po r la
imag.inaciOn, figuras p:llidas, marchitas, tostadas
por
e sol, las fiebres
y la sensual idad del hombre amorales e inocentes como los animales.
Hay
una que
se des taca sobre el fr iso dol iente, i,se Uamarfa Este-
rania? El nombre se
ha
borrado de la memoria . Un t ri ingulo oscuro
el ru stro e nlrc el
alboroto
del ~ a b e l l o negro; la
esder6tica
y los
dientcs
muy
blancos , los pies desnudos, fuertes y sarmentosos , los
brazos muy largos.
(,C6mo Ileg6 a las fincas de banano s de las vegas del Reven-
ta70n y Parismina? La vida la trajo rodando desde el Guanacaste.
Creo que en Santa Cruz., el juez que mas tarde lleg6 a ser un
honorab le mag is tr ado de la Cor te de Jus tic ia . Ie hizo
un
chiquillo
cuando
ella apenas
entraba
en la adolescencia. Por supuesto que
despues el e stin \abl e caball ero ni se acordaba de la insignificante
aventura. Ella dej6 hijo en la primera casa propic ia y comenz.6 a
radar. Luego
OttO
ella n recordaba bien el nombre, la dej6 emba-
razada y sigui6 rodando, rodando. Naci6 una nU\a. Era
como
esos
ped31.11S
de palo
que
van en la corriente de los rios. La vida la
d P O S I I ~ l ca n lodo y chiquil1a en una fUlca de bananos de la regi6n
del II:inlin . Y asi sigui6 de fmca en flIlca, hoy con uno, mmana
can olra
si
hasta
co n un
chino duei l.o de
un
comisariato tuvo que ver
la pobre , y la chiquil la s iempre pegada de ella
como
un hongo de
una
ran1a desgajada.
En una ocasi6n se met i6 a vivir can un hondurei l.o y se fue con
el a una finca en donde 5610 admit an hombres solos . La muchacha
era
( Rica
mujer que aUf hab ia . Una noche se convinieron los
peones y asaharon la casa del hondurei \o para qui tarle la mUjer. to
apuna cJron ( hicieron 10 que gana les d io can
eUa.
No se sabe como
37:
no sal ieron de la chiquita que encontes tendrla unos tres mos En Ia
fUlca en donde Ia conacf de cocinera era fiel at hijo del duen.o como
un perro. El mozo era beUo y amable y por el se habda dejado ella
matar. VeMa el mucha cho cada mes a Ia hacienda a inspeccionar el
estado de los cultivos y a la muchacha est
as
visitas la hadan tan
dichosa como a una santa las de un Angel que bajara de los cielos. Par
el
aguan taba que el admin is tr ador de la fmca en sus bor racher as la
pateara 10 mismo que a su hija y a su perrillo; y pa r el, no permitia
que se pe rdi er a un c inco en el comisar ia to ,
n
que se extraviara un
huevo,
no
se Uevaran un palo de leila.
Entretanto
en
Ia
ciudad, las
ganancias de la finca serv ian par a que e l padre y el hijo fueran socios
del Club Uni6n , par a
que
la senora
que
tenia
juanetes
y callos
no
se
baja ra de l autom6vi l y par a que 1a hija se vistiera muy ch ic y fuera
cada MO a
Europa
y a los Estados Unidos y trajera uno s vestidos y
una ropa in teri or que dejaban envidia e n el co raz6n de sus mejores
amigas.
Varios anos sirvi6 alii, pero
cuando
se puso
muy
mal del
paludismo, nadie
huo
nada
por
ella. Tuvo que coger a su hija y sus
chiquitas y venirse p ara el Hospital Sap Juan de Dios. Quien sabe
c6mo haria con la muchachita porque
no
creo que en cadtativo
establecimiento la admitieran con
todo
y criatura. Y el
buen
mozo
hijo del duei l.o de la fmca
n
siquiera se a co rd6 en la ciudad de la
pobre sirvienta enfeona. En cuanto a la sei lora de los ju an etcs y su
dis tinguida mja ignoraban has ta la existencia de aqueUa mujer que se
desvelaba porque en 1a fUlca no se les perdiera ni un huevo, ni un
cinco, desvelos que contribuian humildemente a pagar el automovil ,
los viajes al extranjero y Ia fina rapa interior de la sei lorita.
La
vi
la
ultima
vel. a su regreso del hospita l,
en
uno
de los
trenes de los ramales que salen de Siquirres. en un carro lleno de
negros que rdan a carcajadas, de negras vestidas de colo rines que
chillaban
como
loras nicaraglienses de Val. suave. Siempre 1a nma
pegada de ella, march it a ya como una per sona vieja, y t an seria, que
uno
se preguntaba
si
la risa nunca habria jugado sabre sus tabios.
Daba congoja ver esta chiquil la cuyos ojos eran duros como guijarros
y
con
una boca seca que hada pensa r en la t ie rra en donde nunca ha
llovido. madre veni a vestida de celeste y la hija de amarillo , unas
373
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telas brillantes. ,Por que :Ie habrfan puesto estos trajes vistosos?
Entre ellos la tristeza de su vida adquirfa una doliente ridiculez.
,Ouien
hubiera dicho que e n mujer apenas
si habna
cumplido
los veinticinco anos? Estaba tan flaca que
pareda
se estaba
pando los canillos; en la piel de un negro verdoso, la escler6t ica
brillabz con un amarillento suliestro y enlos
p 6 ~ u o s en
las clavi culas y
en los codos, ya los huesos rompian
el
pellejo.
I
hablar hada una
mueca que dejaba al descubierto las
endas
descoloridas
de
las cuales
la debUidad habia ido arrancando aquellos sus dientes ta n blancos y
tan bonitos con la misma indiferencia con que una mano deshoja una
margarita.
Al
Ilegar al termino descendi6 penosamente apoyada en su hija
y
se
confundi6 entre el
grupo
de gente que esperaba la Uegada del
tren. De alii se fue a buscar acomodo con otTOS pasajeros en unes de
los carros-platafonnas t irados por mulas que corren sobre la red de
lineas que sorcan las fUlcas y sirven para el transporte de
Ia
fruta.
que lugar
se
dirigia? Se sent6 con su hij ita entre un mont6n de sacos
y cajones. Se vela que ten ia d if icu ltad para respirar. No es ext ratio
que
estuviera tuberculosa.
mulero hizo restallar el latigo y Ia mula comenz6 a trotar
arrastrando tras
s el
veh(cul0 sobre los rieles. En el fondo del
callej6n por donde corria
el
tranvfa temblaba la mancha
viva
formada
pa r
los trajes
de la
madre y de
la
hija, que :Ie internaban de nuevo
entre los bananales.
que humilde cementerio
de
estos caserfos de la
Unea,
Ia
avenida de
un
rio las olas del mar arrancaron la humildc cruz?
Estefan a R
Una de las tantas mujeres que han pasado por las
fUlCas
de
banano.
Tras de nosotros quedo
la
cruz sembrada en la arena, los brazos
abiertos hacia
la
inmensidad del mar sobre el cual comenuba a caer
el creposculo.
En las flncas
banana se
e
guardan s comideraciones a Un
mata
ban no qu a un
374
n
NOCHEBUENA
Haec tres dias llueve sin cesar. EI
Divel
del Reventaz6n sube y
sube.
La
vispera
ha
Uegado a la finca la orden de corta:
mil
racimos
slight heavy full.
Todavia oscuro se han levantado los peones. En
la
lcjanfa cl
mugido
de la
barra de Parismina
y
en
tomo
a los ranchos
el
rumor
del aguacero sobre los bananales. Se mueven los hombres a
la
luz de
las lamparas y las sombras de sus cuerpos
:Ie
agitan sobre
el
esvacio
i luminado, como jirones arrancados a la oscuridad desolada que los
rodea.
Las mujeres
se
han levantado a preparar el desayuno. Los
hombres se toman a prisa y en sileneio su
burn
de arroz y de frijoles
que bajan con cafe. Ya el agua del r lo comienza a lamer con taimada
indiferencia
el
umbral de los ranchos.
Salen del cuerlo c.hapaleando gua
y se
internan entre
1a
despiadada humedad de los bananales.
Una malIana Iivida los sorprende
en
el
coraz6n de las planta
eiones, los cortadores
ca n
la larga chuza al hombro, los concheros
con aquel su atavio de hojas secas
de
banano que les
da el
aspecto
de
baUarinas hawaianas. Sigue lloviendo. Hay partes en
dcnde
el agua
lIega a la rodil la de los mt s altos.
En su faena tienen que recorrer kil6metros, mirando hacia
arriba en
la
busqueda de los raeimos que t ienen el grado requerido.
Utovan
guaro contrabando y beben. La propaganda antialcoh61i
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Y ahora d pobre quiere tener las mismas fuerzas de antes. Va
con uno de los cortadores mis hib iles y t iene que moverse mucho
para
da
abasto. Da pena verlo
con
su eara febril bajo el viejo
sombrero
de
f i ~ l t r o que chorrea agua.
Las
hojas
secas
penden de los
tallos como harapos sucios y las chiras rojas hactn pensar en cora
zones que cuelgan a la intemperie.
Van
y
vienen los cortadores y los concheros; caen los tallos y
el
.-a uno es recibido con
todo
mimo
y
depositado con el mayor
cuiJado
en ordenados montones a 10 largo
de
la linea del tranvia, en
Ius
mCJores sit ios. Los peones que no tienen guaro y estan sedientos.,
sc mdinan a
la
pasada y beben en los charcos. jQue cuento de
parasitos intestinales Da risa pensar en el Ministro
de
Salubridad
Publica que anda en un Congreso
de
cuest iones de higiene que
se
cclebra en los Estados Unidos. A saber
si
muchos de los senores que
asislen a dicho Congreso
titnen
acciones
de
la United Banana
Co.
c Q u ~
puede importal
el
lrabajador a los accionistas . Lo que
importa
es que cuando haya demanda, haya fruta y que suban las aeciones.
L1ega
el
lumo a los carreros.
SiF UC llovicndo. Bueno. cuando llegue la noche,
sera
Noche
bU311il. Si.
CSlamos
a vcintieuatro de diciembre.
Hay que cargar con
tado
primor la fruta para que no se
maltratc. Les hat.::n lechos de hojas en las pequenas plataformas de
madera montadas sobre ruedas. Restalla
e
Utigo, la mula endereza las
orejas y parte a traods
de
los bananales intenninables con la preciosa
carga.
EI
agua cubre los rides, pero como se saben
de
memoria los
switches , eso no impor ta . En cada uno hay que bajarse para levantar
y
acomudilr
cl
carro en
3
via que debe tomar.
En
una de esas Pancho
Urtcga sc ha dado un fuerte golpe en una rodilla. tan fuerte que ha
tcmdu un ~ q u o desvanecimiemo.
c.A
que pensar en eso? Acaso
vale
mas
su rudlUa que e)
banana de
la United Banana CO.
K
Cada W l
al
Ut'gar
al
comisariato del Carmen, beben. iQui
borrachos
e s t a n ~
Alia kjos. en las ciudades. los mointropos pueden
hdccr toda la propaganda anti-alcoh6lica que a bien tengan. La Com
pa/Ha tendra Jo de tener
en
sus comisariatos siempre una buena
PTU\1Si6n
de aguardiente. Sin el guaro, que vida mas aburrida seria la
de los peones.
i t . \ c h ~ I.U
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gatas celo sobre los t ~ j d o s Dan ganas de coger patadas el
admirable invento, y tirarlo
al
rio.
Todo el mundo esta borracho
aUi
hasta las mujeres y los ninos.
Pancho Ortega no ha podido venir a l fiesta. Ha tertidu que
permanecer en su rancho en el que vive con una negra. La radiOa se
Ie
ha puesto como una cabeza de temero y
se
ha echado as( con I.
rop y el calzado empapados, porque no aguanta que
10
toquen. A
ralos brama dolor. Lo que han hecho la negra y es ponerse a
beber ron. BaJo 3 cama se desliza en silencio el agua del rio
no deja de Uover
El
Reventaz6n corre entre It ~ o c h e con
una qUietud aterradora.
jNochebuena
. Los altos empleados
de
la United Banana Co' que viven en
Limbn. en
10
que
Uaman
la Zona.
t a m b i ~ n
celebran su Nochebuena.
Han adomado sus casas confortables con graciosas coronas
de r r w ~ r
dotgo y han p l ~ t ~ o arbolitos' de Navidad con muchas luces y frotas
fantisticas
de
Vldno Para toda la gente bien de Limbn, los machos
han preparado una fiesta en el Amusement Hall.
EI
que ha recibido y
trasmitido Ia orden del rechazo de la fruta. es un buen hombre. un
padre amante sus hijos que mira con indiferencia los cuemos que
los machltos Ie pone su mujer. Ha jugado y cantado con
sus
nIDos en tomo at arbolito resplandeciente
y
mas tarde se ha emborra
chado con los amiloS y amigas
de
su mujer en el Amusement Hall.
Es
en casa de un diputado de los que
se
empel'taron en que
pasaran los cont ratos bananeros tal como 10 deseaba la Uni ted
Banana Co.... contratos que casi han dejado
el
destino de Costa Rica
en manos de esa compatiia.
Dicen que
Ie
dieron unos pocos miles de colones como premio
a su adhesi6n a la CompaiHa frulera.
Esta r e c i ~ n casado. s610 un nino tiene. Con parte del dinero que
as( se gan6. ha comprado para su hijo un autombvil de juguete en el
que cabe Ia criatura, trenes, bolas y no se cuantas chucherfas mas y
para su mujer un pendent if con un briUante y una refrigeradora.
demb
ha plantado t a m b i ~ n su arbolito de Navidad ante
el
cual se
ha extasiado con su mujer y su hijito.
378
Ambos c6nyuges
han
invitado sus respectivas familias y affii
gas. Han tenido chompipe relleno. champagne. tamales. etc. A media
noche
el
nino
se hi
despertado
y se ha
puesto a jugar con sus regalos.
y at padre y a la madre se les
han
salida lagrimas de emoci6n al
contemplar el froto de su amor encantldo con aquellos juguetes
comprados con
el
dinero que
la
Uni ted Banana Co. , diera como
premio a su venalidad.
(De
c6mo pas6 aquella misma Nochebuena,
Mr
Sweentums. Asistant Manager de la United
Banana Co
en New York).
Fue
en
el delicioso apartamento de Dolly Darling, chiquiJIa de
quien
Mr
Sweentums estaba e n m o r ~ o
DoUy
Darling
se
dedicaba
at
vaudeville aun cuando tenia una
voz insignificante. Adem s
se
habia ganado una copa en un concurso
de baftistas en Riverside.
Mr
Sweentums pas6 una noche deliciosa entle las carantoi'las de
su protegida y las ocurrencias de
PoUy
Flapper
la
hija dcl rey del
papel h i g i ~ n i c o y
de
Conny Fletcher quien tuvo lugar preferente en
la
primera p ~ i n de los peri6dicos de la prensa escandalosa cuando 10
del crimen
de
Tennessee.
iDolly Darling parecia tan enamor.da de
Mr
Sweentums Y
c6mo no,
si
Ie hab a lIevado esa noche como recuerdo de Navidad,
aquel Rolls-Royce que seria la envidia de sus amigas. can carroceria
disenada especialmente. calefaccion. luz eMctrica. orquideas y no se
euanlas novedades mas; y aquella piel
de
lorro, de tremla } dos colas
y un choker de brillantes de Tiffany
Conny lIeg6 en su limousine y Polly en su Packard regala del
padre. es decir comprado can las ganancias obtenidas en el comercio
del papel h i g i ~ n i c o
Pasaron una Nochebuena deliciosa. Tomaron cocktails exqui
sitos preparados por
Mr
Sweentums can al alcohol que a pesar de ser
un obediente ciudadano de las leyes de los Estados Unidos, sabia
conseguir cuantas veces
se
Ie antojara: comieron almendras saladas y
mil golosinas mis. EI radio les trasmitl6
la
mflsica de
la
orquesta que
379
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tocaba en cl Roxy y una onda les trajo la frase de los inge1es a los
pastores de Belen, repetida con unci6n
por
el Reverendo Billy Jan-
kins : G lo ri a a Dios en 1u alturas y paz en la ti er ra a los hombres de
buena
volundad .
Dice unas grrmdes autoridades midicQS a quienes United Fruit Co.
ha consultado
con e/
{ II
e ev
propaganda a
su
articulo qu el
banana s un gran alimento para los ninos
(;ae
la tarde . Comienza mayo y el canto de
las
chotchas y de los
yigOirros pone
una
dulzura
infwta
en
la
paz rup6cri ta de
cnos
campos tropicales cubiertos de charcos en cuya mirada verdosa aeecha
la f icbre. Carre
cl
Parismina
sin
ruido
con
su taimada mansedumbre
que
el sol poniente dora y toca de melancoHa. Pasan sabre agua las
ganas blancas y grises con su vuelo rombltko y ent re las ondas se
esconden tiburoncs y cocodrilos. Los zancudos del paludismo comien-
zan a inquietar el.encanto de la tarde .
Los nii'los
p ~ i d o s
y los perrillos Oacos y
urnosos
deambuJan
por
el caser(o. unos diez ranchos 10 mis.
Son verdosos, muy morenos,
con
las pancillas repletas
de m-
brices, amebas, ankilostomas y de sabe Dios cwntos monstruos. No
gri tan ni sal lan,
se
mueven
can
len ti tud y
cuando
sonrien dejan ver
unas endas exangiies,
10
cual da
un
fondo doloroso a esta sonrisa.
Descansan su vagabundeo en el bote tumbado en la ribera a la
sombra pladosa de
un
sotacabal1o.
Ram6n y Juliin acho y dace ailos, respectivamente. nevan el
tronco dcsnudo. Son hermanos, hijos de la Rosa, cada uno de padre
d iferen te ; Ram6n de
un Rica, Juliin
de
un
chino . Basta verle los
ojitos, los p6mulos y el peto
como
agujas. Ahora la Rosa vive
can
Luis, un negro.
EI
negro de Luis se emborracha y
yo
creo
que
t amb ien la Rosa. Dicen que en las par randas
que
arman haeen beber
tambicn a los chiquillos.
380
Anselmo es hijo de
la
Mariana. el
mayor
de
Wla
marimba
de
cinco criaturas. Pero ni Anselmo ni el que Ie sigue son hijos de D u.
el padre de los tres
Caltimos,
a los cuales ha chineado
pobre
Anselmo: siempre anda
con
el 61timo cn o que la Mariana ha terudo a
bien traer a este mundo.
. Qui:ds sea el oficio 10
que ha
dado
aI
nii'lo esa cara
de
tonto 0
de besl ia de caIga que t iene .
Lidia, siete alios, debilucha.
105
parpados hinchadoll, precoz y
perfcctamente instruida en todo
10 que
se relaciona
can
el pecado
que
en las tablas de
Moish
ocupa
e
sex to lugar. Esc s i, ni ella
oj 1a
madre.
ninguna de esas gentes cree
que
e so sea pecado. (Yo me
pregunto
que piensan los cat61icos
que
hace su Dios
can
las almas
de estas criaturas). La madre de Lidia es la cocinera del administrador
de la fmea, una mujer joven y guapa de Cartago,
con perm
de
medal1a ramana,
wlo
que
cuando
rCe
deja ver unas cncCas pobladas de
ruinas negruzcas que deben oler mal.
j
cuanto ha rodado esta pobre
EloCsa
con
su chiquilla Algo
asi como
EsteCan(a can la suya.
Cuando van al Carmen 0 salen a Siquirres Lidia se empolva y se
encoloretea como su madre y se les guinda y pide pla ta a los hombres
con
quienes la otea tiene
que
ver.
MartCn, \'nos
ocho
aftos, es hijo de Felipe Quesada el mejor
cortador de la fmea y tambiin el mAs borracho.
Dicenquetieneuna
saca de guaro y
que
el chiquillo Ie
ayuda
en tales andanzas.
Un dCa, cuando
MarICn contaba
un ano, su madre se fue
can
otro
y as(
u
tenido
que
vivir
can
tOOas
las
mujeres que su padre
se
ha
amaneebado;
can
la Petrona que
Ie
pegaba
sin
misericordia,
con
la Carmela
que no Ie
haeCa casa y
que 10
dej6 cundirse de niguas y
piojos,
ca n
la Socorro que se pasaba bo rracha y ahora con Eva que
tiene
dos
hijas
mts
grandes que Mar tin. Est a ha s ido la mejor
~ p o c
del nino porque la Eva y las chiquillas son buenas can e l Eva no
quiere que oj sus mjas ni MartCn se queden burros como ella, que oj
leer sabe. y as( lava la ropa a Cayetano Espinoza, un pe6n, sin
cobratle nada can tal que los
ensei l.e
a leer
y
a escribir
y
alga de
n6meros.
Natalia, una muchacha de edad indcfmible, con su hermanito en
los brazos. grupo mAs triste, Sef\or
381
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Ella, verdosa, hinchada por la anemia, revejida con unas mechas
negras, _en.n:dadas y vida y ~ n d o l e de la
cabeu
abaUda por una
mana
lOVlslble.
El nino
tendr ca n
trabajos
un
aIlo: la cabc:cita
coronada por unQS
riatos
negros, la cosa m b linda y bljo
eDos
un
rostra
t r i s t ~
tan
p u ~ d o
de una
~ a l i d e z
casi transparente,
abob-
gado, seno, seno como
no conociera
la Onrisa;
los ojitos hinchados
ca n la esclerotica casi Iivida que hacc pensar en la muerte. La madre
cuent.a que se qued6 asi como tontico desde una cafda en
la
que
se
Ie
hundl6 la moDera, y que d e s p u ~ s Antonia la vieja curandera que vive
en
la
Barra de Parismina
se
la
sac6 con la boca asi: primero
se
ech6
una buchada de ron
y
luego una bocanada de humo de puro, aplic6
la boca a
Ia
moDera hundida y absorbi6 para sacalla. Engracia, la
madre de Natalia, quiere que
la
muchachi ta y otros dos ninos suyos
p r e n d ~ a leer con Cayetano, pero no van a poder, pues
se
van a ir a
constrUJr
un
rancho a unos seis siete kil6metros de aUf. Hay que
labrar montana para sembrar mas banano y los chiquil los
se
tendrAn
que quedar animales como ella que no sabe ni una letra; si, animales
entre esas soledades.
De la otra ribera grilan. Es que han pescado un t ibur6n. Hace
paco un t ibur6n aserr6 la pierna a una muchachita que se
b naba
a
la
orilla del rio. iY estas cnaturas que
se
pasan chapuceando entre el
agua ,
La
m6sica de las chorchas y de los yigiiirros
es
ya 5610 un
recuerelo melodioso en
Ia
memoria del tiempo. Hacia el oriente, sobre
el azul t ierno del cielo comienzan a brillar con inaceneia y timidez las
estrellas. A saber si en muchas de eDas hay paludismo, culebras
venenosas, tiburones y rmcas de banano.
Los congos ladran en la lejanfa y en
el higuer6n vecino las
r o ~ n d o l s annan su algarabfa
de
comadres oficiosas, antes de entre-
garse al descanso. En los
ucatales de
las riberas se encienden y
apagan millones de candelillas. Los nillos las contemplan can sus ojos
sin alegria.
A
t r v ~ s
del encanizado de las paredes de los ranchos comienza
a brillar el fuego del hogar. Es como si los ranchos se pusieran a
sonreir.
iEI
hogar en estas regiones que producen banana y estos
ninos ,
382
Los
que conocen el valor de los alimentos, han descubierto que
el banana es una
gr n
cosa, que cuando una persona
se
come un
banana se mete entre el cuecpo no si cuintas calorias
y
vitaminas.
Pero las gentes que (rabajan
en
las rmcas de banana dicen que
es malo. Bueno, hacen ironia sin saberto
En cambia enlos Estados Unidos, en donde casi todo el mundo
es
pragmatista y por 10 tanto sabe aprovechar honradamente
10
que a
los
demb
ha costado sudor y fatiga, todos las bananas que les
ofrece
la
United Fruit Co. Dicen
la
United Fruit Co. y los medicos a
quienes ha consultado, que esa fruta es excelente subre todo para los
nil\os cuando esU.n credendo. iQue car teles m b sugestivos presen-
tan EI yanqui que
se
quede sin comerla, es purque
es
un tonto
redondo.
j u n
sugestiva
la
propaganda que esa compajHa hace a su
artCculo Unos carteles arltstico y unos
anundos
irresistibles en las
revistas Si hasta logran interesar a
la
Pedagogia
En
revistas para
maestros pintan a los tr6picos, las tierras en donde
se
cult
iva el
banana, como el parafso terrena y dedican p g inas enteras a los
bananas de
la
United Fruit Co., grabados de ninos sondentes y sanos
que esperan con mirada golo51 el plato que una madre encantadora
Ies esU preparando, a de graciosos chiqui llos que comen banana. Y
luego lectura habla de maestros interesados en
la
salud y vitalidad
de sus alumnos, quienes saben, por experientia, que no hay nada
mejor para
htos
como unbanano maduro y un vasa de leche, y de
autoridades medicas que han encont rado en el banana e lementos
indispensables para los huesos y los m6seulos.
For growing children bananas anu milk
are
a nourishing lun-
cheon.
Una merienda nutritiva para los niflos que crecen: leche y
bananas.
n
hu
zonas bananeras o mas valor un racimo de banallos que un
hombre
383
7/26/2019 Copia de 1931 Carmen Lyra - Bananos y Hombres
9/10
V
RIO
ARRIBA
La
lancha
E1 P.ri minl
remont. el rio en IU vi'je I.mana . H,
salida media d , con todo .1 sol.
Ttl.
un c.rp.mento
de CICIO
y
unos cuantos pasajeros, entre los cuales vieoe una familia que emign
a 011'2 rmca; cl
hombre
de edad indermible. sceo,
alto,
cocorvado; el
c1ima
ardieOlC.
e1
paludismo y el alcohol 10 han rctorcido como
rcluette
e fuego una rama verde.
La
mujer y
los
chiquillos, seres
a n ~ m i c o s
raquiticos. hinchados; estos nmos que no han probado
mb
leche
que
la
materna.
Emigran con t odo su habet;
unas
ollas negras y
unos trapos dentro
de
sacos de gangoche. Vieoe
t a m b i ~ n
e jefe
del
Resguardo a quieo aeaban de nombrar, sabrina
de
una amiga
de
la
mujer con quieo
vive
uno de
10
ministros de .stado;
cs
un joven
de
San Jose con can. de comemaiz.. crialura inlitil que
10
unico que ha
aprcndido
es
a bailar muy bien y a beber. Su zapata baja,
sus
medias
de seda rayadas, su charla inswtanciaJ y su pel0 peinado para atds
como los intelectuaJes cursis, desentonan entre aquella gente silen
ciosa que
10
mira como se pueden mirar unos aretes, un collar 0
cualquier o tr o adomo de joyeria barata en las umas de los comisa
riatos.
EI gris del cicio es para l a m irada una l mina dura de metal
caliente. Oijl rase que los imbolos y las v tlvu las del viejo motor de la
lancha, han a patadas el silentio espeso
que
oprime el paisaje
como una pesada
capa de
huJe caliente.
Sube len ta
la
lancha
sobre el lomo del rlo
amodorrado.
En las
riberas,
cai\udas,
palmas,
marana
insolente, bananales y cacao tales.
Los cacaotales ponen
sabre
la monoton a del verde la nota de sus
h O j ~ s
rosadas: sus
frutos amarillentos penden
como
s e ~ o s
alargados de
m U J ~ r
que
amamantado
mucho. Esta vegetaci6n lujunosa embriaga
la
~ I s l a
BaJo la t ie rr a l as simientes se abren para dar a luz: se adivina
su mqulCtud fecunda. Los
brotes
asoman a f lo r de t ie rr a, d ispues to s a
luchar para abr irse paso; tratan de ahogarse
mutuamente
se arn.stran
I
se
en azan, suben estrangwindose. Los mb fuertes se
empinan
y
aplast,an a l os
o t r o ~
y cuando logran subir, el fuego del sol a la
tenaCldad de la hUVla s alen aJ encuentro de su
tnunfo
y 10 adonne.
cen.
384
De cuando
en
c ua nd o u n lagarto que domuta
al
sol
un
rancho cuyo techo de pa lma par ece abnunado pa r el calor. A me
nuda, frente a estu habitaciones hay cuerdas tendldas con tasajos de
came
de chancho de monte q ue
se
secan l sol. De los suru
de
tronoo blanco y e levado penden mechones de una vegetaciOn negruz..
ca, fibrosa y vaga
que
se
convierten
dentro
del
cerebra adonnilado,
en los jirones del silencio de esas soledades desgarrado por los golpes
del
motor
de la Iancha.
l Parismina es
una
lancha vieja que anda
can
las entrai\as
l
lire. Las entrafl.as
son
este motor viejo de c inco caballos que
produce
un ruido infernal, de piezas cubiertas de
un
humedo siniestro y cuyos
movimientos hacen temblar la carne de l os p asaj eros ; las mejiUas
sonrosadas del
jeCe
del Resguardo se agi tan de
un
modo que da risa.
Debajo del motor
asoman
las costiDas negruzcas de la embarcaci6n
entre
una qu a
verdosa. t
pilato
que es
un
negro y el maquinista,
hacen j uego can este motor viejo, cuyo briUo y vanidad han quedado
perdidos
en
las
aguas del
Reventaz6n
y de los Cai\os.
maquinista
Pancho Sandino ,
hace cinco anos
trabaja
en
e sta l ancha
y
como
veinte anos de vivir
pa r
estas remotidades.
Es
de Puntarenas.
La
mismo
que
a la
Esteranla,
l a vida 10 arrastr6 hacia
estos
ladas, como
la corr iente de los
rlos
arrastra esos palos que uno ve pasar flotando.
Cuent a que por
todas partes
por donde ha pasado, ha dejado hijos.
dice que hay que se.mbnr
La
scmilla. Vitae sentado
en
e l pis o de
la
embarcaci6n,
junto a motor Coma y Cuma en su pipa negra y tosca.
u i
no quita la vista
de)
motor . Can los ojos cerrados podrla deeir el
lugar
de
cada tornillo, llave, cUindro, tuerea. Si no fuera porque de
cuando
en
cuando parpadea sus oj iUos verdes se
Ie podrla tamar
como
Wl
utensilio indispensable
para
la
mareha
del mot or como
1a
aceitera
que
se
encuentra
a so- l ado.
Cuando
l leva turistas por los
Cailos del Tortuguero,
ni
siquiera Ievanta
la c ez
a oi r
l s
exclama
ciones
de
l stos ante
1a
maravilla del espeetjeulo. Hace veinte
anos
estj
viendo la misma cosa
Hay
que
reeoger pasajeros en la
hacienda
Santa Marla. La
lancha Se acerca a
pequeno
puerto protegido por un grupo de
cativos.
Se embarcan: un
preso
custodiado por
dos
guardas, unas muje
res j6venes con palud ismo y s fi li s,
que
van para el hospi ta l de San
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7/26/2019 Copia de 1931 Carmen Lyra - Bananos y Hombres
10/10
Juan de Dios en San y un hombre que Ileva el mismo rumba,
acompaftado
por
una mujer menuda can cara de honniga . Este hom-
bre
se
ha golpeado ter riblemente el pecha y una piem at cargar
bananos en un l anch6n de la finca. Casi
no
puede respirar ni endere.
zane y tiene la p iema t err ib lemen te h inchada y amora tada . Cuando
se golpe6 nadie
Ie
hizo caso, precisaba
cllgar
la fruta, y despues el
duel to de la fmca no tuvo tiempo de ocuparte del 31unto. i .Acaso los
hombres enfennos cuentan en las fmcas de banana?
l Hospita l de San Juan de Dios en San Jose es un desaguadero
de
toda
esa gente palud ica, tube rcu losa y sifd rt ica que sale de las
fincas en donde
se
produce el banana que
es
segun los yanquis al
servicio de la Uni ted Fru it Co., versados en
dietetic
una nutritiva
[l olosina.
En
el Hospi ta l, la hermanHa de la car idad encargada de las
enfermedades venerelS inyectani
Salvardn a
las pobres muchachas de
pie mas lIagadas que ent ran en la embarcaci6n. Y la Virgen del Sel\or
les echar1 en cara su liviandad al ver mueca de dolor de las miseras
at
sent ir la aguja h ipodenni ca in troducir se con piadosa sana en la
came pecadora. Eso s(,
no
las curari los domingos ni diu de fiesta
religiosa por tratarse de enfermedades relacionadas con el pecado.
EL PEON QUE PARECIA UN SANTO
Un d(a lIeg6 a la fUlca Santa Mar ia Ignacio Parrales, un pe6n
ori undo del Guaaacas te . Unos t re in ta y c inco anos 10 mls regular
estatura, delgado, cenceno, ojos oscuros que
se
quedaban mirando
can tan apacible serenidad, que
uno
sent{a como si por el espiritu
pasaran una cinta de seda y cuando sonrela y ent reabrla los labias,
Ia
blancura de sus dientes ponia como
un
leve temblor de luna sabre el
rostra oscuro y castigado pa r las intempenes.
De todo sabla y entendia; era excelente cortador, excelente
conchero y excelente mulero. Sabra const ruir ranchos y bates. Pocos
d(as despues de Ilegado a la fmca comenz6 a ensenar a los ninos de
los peones y de los duenos a leer y a escribir. A unos y otros les
nar raba cuentos , les ensenaba a fabricar t rampas para coger
p ~ j r o s
y
bes tczuelas de los bosques y les t ra(a de sus excursiones , chanchi tos
de monte r e i ~ n nacidos. Cog a los avisperos y panales as no mis sin
tamar precauciones y Jos insec tos nada Ie haebn Contaban que
386
\
dormla las culebras y varias veces lleg6 a Ia tinca con una coral
arroUada en el brazu. y dedan tambien que te nia secretos p ara
dormir a los mordidos par serpientes venenoslS.
Todo
el mundo en la tinea. 10 queria y Ie tenia confianza y en
los cinco meses que pas6 alH nadie 10 via borracho ni pelear
con
ninguno.
Pero un dia Hegaron los guard.,. y \ hicieron preso ~ s t tTa d
fulano que hacia cinco meses degoUara aI agente
de
pol\l ;la de San
Alberto. Parece que primero le dio un golpe en la cabcLa para
ata ranta rlo y en seguida con todo cuidado y como slgullmdo una
Hnea trazada de antemano
Ie
cort6 e pescueLo.
Bien es verdad
que
este agente de policia de San Alb erto er a
una
buena
pieza: ganaba
un
sueldito cualquiera, pero hubo meses qu c
Ie sali6 pot ochocientos colones. Para
todo
se .necesita mai la.
Sc
teOia
un negro a quien llama el Criador , que Ie servia de t rampa en los
de pago. En cvanto los peones comenzaban a t oma r, les echaba. al
Cri ador para que les busca ra camona; Y apenas los o ~ r o s Ie hac Ian
frente los Uevaban aI
cepo
(porque
ha
de saberse que aun cuando los
cepos son prohib idos por la Icy, todavi a sc usan cn los pob lados de
esas regiones bananeras), del que pod ian salir pagando una oml ta
Con eSlas multi tas se ayudaba el agente de policia. qUlen tanto
rimor degoJlara aquel peon
con
ca ra de sa nto que se embarc.o en
EI
~ r i s m i n
al mismo tiernpo que las dos pobres muchachas paludlcas
sinJiticas y el hombre golpeado en el pecho
por un
lanch6n al carga
bananas.
1931
3M