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Page 1: Cuéntame de Nuevo Esa Historia

— ¡Cuéntame de nuevo esa historia!

— ¿No la has escuchado muchas veces ya, Hikari?

— Eso no tiene importancia, las buenas historias jamás aburren.

— Si tú lo dices… Eso sí, continúa revolviendo el caldero:

Luz y Oscuridad, Agua y Fuego, Tierra y Aire, Madera y Metal. Vida y Muerte. Estas fueron las palabras que los dioses de la creación repitieron hasta que el verbo se hizo materia, y fue creado nuestro mundo. Poco a poco, todo lo que conocemos fue tomando su forma gracias a las frases dichas desde el firmamento, y que reverberaron por toda la tierra, y cada continente, mar, río y montaña tomó su lugar, y sobre ellos, los animales, entre ellos el hombre.

Este mundo, creado bajo lo opuesto y lo complementario, nació en un constante y fértil equilibrio. Los dioses, antes de desaparecer en los cielos con su obra ya consumada, crearon a la civilización de Auco, y prepararon a los hombres investidos de poder que quedarían con la jurisdicción y cuidado de las Sagradas Piedras Elementales, los dones que asegurarían el equilibrio del mundo, pues los espíritus de los elementos eran belicosos, y luchaban a menudo entre ellos por la supremacía del planeta.

Phoebus, del Fuego; Hydros, del Agua; Geia, de la Tierra; Éolos, del Aire; Plantae, de la Madera; Al-lumenen, del Metal. Estas eran los Cristales de los Antiguos, que controlaban cada uno de los elementos. La Luz y la Oscuridad superaron los poderes de los dioses, no pudiendo ser contenida su potencia en algún Cristal, pero los espíritus prometieron mantener el equilibrio del mundo, luchando eternamente. Viendo su obra terminada,