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  • CUERPO // 31

    El acto, convocado por elColectivo de Estudiantes dePsicologa (CEP-PIE), tuvoel mrito de ser el primero

    organizado ntegramente por elalumnado. Desde el Ministerio deSanidad hasta Sol, pasando por elMinisterio de Educacin (ambas ins-tituciones responsables de este pro-ceso), se repitieron consignas encontra del PP y el PSOE, formacio-nes polticas que han demostrado in-diferencia y profundo desconoci-miento ante esta situacin.

    La reivindicacin principal desdelos principales mbitos afectados(profesional, acadmico y estudian-til) ha sido la inclusin de la psicolo-ga en la Ley de Ordenacin deProfesiones Sanitarias (LOPS) des-de que sta se aprobara en 2003, ascomo una reforma del Real Decretode Centros Sanitarios y la inclusinde la licenciatura en el Catlogo deTtulos de Ciencias de la Salud. Enltimo trmino, estos son los obst-culos que no permiten que los nue-vos psiclogos puedan ejercer ni si-quiera en mbitos privados y quetengan una presencia imperceptibleen la Sanidad Pblica. Las solucio-nes que se proponen desde elMinisterio de Sanidad son de lo msperegrinas. Por un lado, planteanmantener una prueba de acceso auna residencia (PIR) calcada de lamdica y controlada por psiquiatras(que cuenta con 80 plazas anualespara todo el Estado, por lo que es lade mayor ratio con ms de 2.000 so-licitudes presentadas). Por otro, exis-

    tira un postgrado va universitaria,que estara sujeto al tratado deBolonia y que ahora mismo no tieneninguna competencia sanitaria nipresupuesto pblico.

    La salud mental en entredichoLos psiclogos no recetan frmacos,y si los aconsejan es como apoyo auna labor ms profunda y perma-nente evitando en lo posible la croni-ficacin de este consumo. Esto bajalos ingresos de las empresas farma-cuticas, lobby empresarial ms queconocido. La seccin de Psiquiatradel Colegio de Mdicos, que cuentaen su plantilla con elementos de latalla de Aquilino Polaino o el clanLpez-Ibor (sucesores del psiquia-tra oficial del franquismo), parecems interesado en mantener sus in-tereses gremiales que en la mejoradel sistema de Salud Mental. Y enotros campos, como el de la inter-vencin social, se antoja incmodala idea de que profesionales queutilizan el debate y la participacincomo armas contra la exclusinpuedan llegar a sustituir a los apa-ratos de represin estatal.

    El presidente de la Conferencia deDecanos de Psicologa, Jess GmezAmor, lanza las siguientes pregun-tas: Acaso no tiene que ver con lasalud lo que hace un psiclogo fami-liar cuando trata a un nio en un co-legio?, o el psiclogo de una empre-sa cuando analiza un problema dedepresin o mobbing de un emplea-do?. Del mismo modo, desde el

    Consejo General de ColegiosOficiales de Psiclogos se ha reitera-do en mltiples ocasiones que la au-sencia de un reconocimiento legalde que los psiclogos realizan activi-dades sanitarias va en contra de larealidad y de las necesidades de losciudadanos. Cmo es posible que

    el Ministerio no atienda a demandastan objetivas? Nunca mejor dicho...nos estamos volviendo locos?

    Segn la Organizacin Mundialde la Salud (OMS), la salud es unestado completo de bienestar fsi-

    co, mental y social, y no slo la au-sencia de enfermedad o dolencia.De acuerdo con un informe de estaorganizacin, los problemas de sa-lud mental son la primera causa dediscapacidad, ya que representa el27% del total. Otra cifra del mismoinforme apunta que entre un 20% yun 25% de la sociedad padecer untrastorno mental a lo largo de su vi-da. Como dato esperanzador quedala aprobacin en el pleno delSenado, el pasado 7 de marzo, deuna mocin en la que se seala quela salud mental supone uno de losgraves problemas sanitarios de to-da sociedad desarrollada, con unaamplia repercusin no slo sanita-ria sino tambin social.

    La atencin primaria del SistemaNacional de Salud en el Estado espa-ol carece de cualquier tipo de apo-yo psicolgico, teniendo que derivara los pacientes a las unidades de psi-

    quiatra. Si a las ya consabidas listasde espera interminables se aade lamencionada escasez de psiclogos,la nica va alternativa es la privada.Con la LOPS, ni eso.

    Una sociedad que goce de unabuena salud mental es una sociedadms libre y asertiva, y por lo tantotiene una mayor capacidad de movi-lizacin y autoorganizacin. En unasociedad en la que los ciudadanostengan la capacidad de resolver susproblemas personales y grupales, elpapel de la supersticin y la obedien-cia queda en entredicho y, por tanto,la autoridad de la clase poltica y dela Iglesia pierde fuelle.

    *F. J. Eiro Orosa pertenece a laAsamblea de Psicologa de la UAM yVctor de la Vega Ricote al Colectivode Estudiantes de Psicologa.

    SALUD MENTAL // RECLAMAN LA PRCTICA SANITARIA DE LA PSICOLOGA

    Los psiclogos se rebelan

    CuerpoSEXUALIDAD - ALIMENTACIN - CONSUMO - [email protected]

    Del 12 al 26 de abril de 2006 // Diagonal

    LUCHA CONTRA EL CNCER EN VIEQUES, PUERTO RICOLa isla-municipio de Vieques (Puerto Rico) fue utilizada durante ms de 60 aos por EE UUcomo campo de entrenamiento de prcticas blicas y detonacin de bombas. Como conse-cuencia, la incidencia de cncer es de un 27% mayor que en todo Puerto Rico. Con este finse celebr el Relevo por la Vida 2006, una actividad que va ms all de la recaudacin defondos (ms de 46.500 dlares en esta edicin) donde la comunidad asume la lucha.

    Algunos de los riesgos asocia-dos al cannabis estn en rela-cin con la frecuencia e inten-sidad de su consumo. Porejemplo, al fumar la combus-tin da lugar a sustancias irri-tantes que predisponen aldesarrollo de infecciones res-

    piratorias, bronquitis crnica ocncer de pulmn. Pero aligual que con el tabaco, losriesgos son mayores en perso-nas que fuman grandes canti-dades durante largos perodosque en los consumidores oca-sionales o espordicos. Tam-

    bin se sabe que el uso crni-co de cannabis puede produ-cir alteraciones en la memo-ria, sobre todo en la memoriareciente. Aunque algunas per-sonas son ms o menos sus-ceptibles a este efecto, engeneral est en relacin con la

    intensidad y frecuencia delconsumo. Adems las altera-ciones en la memoria se nor-malizan al cabo de dos o tressemanas de abstinencia enconsumidores habituales. En animales se han descritoalteraciones en el sistemanervioso, hormonal e inmuno-lgico tras la administracinde cannabis. Pero se trata deexperimentos en los que seadministran dosis masivas encondiciones de laboratorio:tras dcadas de investiga-cin no hay ninguna eviden-cia cientfica de que estasalteraciones tengan repercu-sin en humanos.Otro tipo de riesgos no depen-den de la frecuencia de uso ydeben valorarse de forma indi-vidualizada. A veces puedeaparecer una cada en la ten-sin arterial (chino o amari-

    llo) que se soluciona tumban-do a la persona con las pier-nas en alto durante unosminutos. En ocasiones (sobretodo en usuarios inexpertos,dosis elevadas, mal estadoanmico y/o entorno inadecua-do) la experiencia puede resul-tar incmoda o desapacibleproduciendo miedo, angustiao crisis de ansiedad. Tambinse conoce que en enfermosesquizofrnicos el uso de can-nabis empeora los sntomas.El cannabis (al igual que otrosfactores estresantes, comouna ruptura sentimental o elservicio militar) puede desen-cadenar un brote psictico enpersonas predispuestas a estaenfermedad. Sin embargo,este riesgo no es extensible ala poblacin general. Existen dudas sobre efectosnocivos del cannabis sobre el

    feto, pero el sentido comnindica que durante el embara-zo y la lactancia slo debenser utilizados aquellos frma-cos que sean estrictamentenecesarios. Tampoco es reco-mendable su uso al conducirvehculos, realizar actividadespeligrosas o si se padecealguna enfermedad crnicade tipo cardiovascular o psi-quitrico. Su potencial deabuso y dependencia (encomparacin con otras drogascomo el alcohol o la herona)es bajo. An as, ciertas per-sonalidades pueden tener difi-cultades para controlar o limi-tar su consumo.

    * Fernando Caudevilla esmdico de familia y miembrodel Colectivo Interzona

    Qu repercusin tieneen mi salud corporal ymental la marihuana?

    DROGAS // LA CONSULTA

    Hola, soy un consumidor de marihuana de 31 aos de edad y unoscuatro fumndola, el consumo real que hago es de siete a diez canu-tos por semana y siempre compartidos con una o ms personas, esos, mezclada con un pellizquito de tabaco. Me gustara saber qu re-percusin tiene en mi salud corporal y mental, ya que suelo cuidarmey adems no tomo ningn otro tipo de drogas (incluido el alcohol).

    El pasado 25 de marzo unos 5.000 estudiantes de psicologa salieron a la calle para reclamar elreconocimiento de esta disciplina como prcticasanitaria y el derecho a la salud y el bienestar.

    Fernando Caudevilla*

    Segn la OMS, entre un 20 y un 25% de lasociedad padecer untrastorno mental a lolargo de su vida

    F. J. Eiro Orosa y Vctor de la Vega Ricote*

    CONTINUISMO. Los estudiantes de psicologa no aprecian cambios en las polticas gubernamentales que les afectan.