Diccionario económico Política de dividendos
Bel Durán, Paloma
I. CONCEPTO
La política de dividendos se concreta en el establecimiento de la parte de los beneficios a
retener en forma de reservas y, consecuente y complementariamente, la parte a distribuir en
forma de dividendos. Es un aspecto importante que influye sobre la estructura financiera
óptima, sobre el valor de la empresa y sobre el de las acciones; aunque no hay acuerdo sobre
esto último.
La política de dividendos forma parte de las decisiones de financiación de la empresa, puesto
que cualquier dinero pagado en concepto de dividendos deberá ser financiado de alguna
manera, ya sea con un nuevo endeudamiento o con una nueva ampliación de capital. Pero al
suponer que el nivel del endeudamiento y los desembolsos de las inversiones van a
permanecer constantes, los posibles dividendos deberán proceder de nuevas emisiones de
acciones. Por ello algunos autores definen la política de dividendos como la relación existente
entre los beneficios retenidos, por un lado, y la distribución de dividendos líquidos y la emisión
de nuevas acciones, por otro.
Lógicamente, el objetivo es encontrar aquella política que haga máximo el valor de mercado
de las acciones. Por lo que hay que hacerse dos preguntas: ¿los dividendos influyen en el
valor de las acciones? y, si esto es así, ¿qué tipo de relación existe entre la cuantía de los
dividendos y el valor de aquéllas?
Seguidamente se analizan dos posiciones opuestas sobre la política de dividendos (la teoría
de Modigliani-Miller y la de Gordon-Linter). Posteriormente se tienen en cuenta un conjunto de
teorías situadas entre las dos anteriores, para después analizar algunos estudios prácticos.
Por último se hace una referencia a la vinculación entre la recompra de acciones y la política
de dividendos.
II. LA TEORÍA DE LINTNER Y GORDON: LA RELEVANCIA DE LA POLÍTICA DE
DIVIDENDOS
Para Gordon y Lintner la política de dividendos afecta al valor de las acciones de la sociedad
(posición tradicional). Así, confieren al dividendo un papel esencial en la determinación del
valor de la empresa, ya que los inversores prefieren una rentabilidad cierta y en el momento
actual a la eventualidad de obtener mayores dividendos en el futuro.
La tasa de rendimiento de las acciones (ke) aumenta al reducirse la tasa de reparto de
beneficios debido a que, desde el punto de vista de los inversores, los pagos vía dividendos
son más seguros que los que provienen vía ganancias de capital. Esto es, desde el punto de
vista del accionista, el valor de un euro de dividendos es mayor que el de uno de ganancias de
capital por ser el rendimiento sobre los dividendos (RDI1 (1-trb) / P0) más seguro que la tasa
de crecimiento de los mismos (rttrbt) en la derivación del denominado "modelo de Gordon"
según el cual el precio de mercado actual de una acción es igual a dividir el valor esperado del
próximo dividendo por la diferencia entre la tasa de rendimiento requerida de los accionistas
ordinarios y la tasa de crecimiento esperada de los dividendos de la empresa.
Posición: RDIt
Pt = f (trbt)
Si:
RDIt+1 = RDIt + rttrbtRDIt = RDI t (1 + rttrbt)* = RDI 0 (1 + r trb)t
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Entonces:
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Donde:
RDIt: Resultado después de intereses en el periodo t-ésimo.
rt: Tasa de crecimiento esperada de los beneficios en el periodo t-ésimo.
trbt: tasa de retención de resultados en el periodo t-ésimo.
P0: Precio teórico de la acción en el momento 0 que viene definido por el número de títulos por
su valor.
Ke: Tasa de rendimiento requerido de las acciones.
En este caso:
Si r = k e;
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El precio teórico de la acción no depende de la política de dividendos.
Si r ≠ K e;
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Si la tasa de rendimiento esperado es mayor que la rentabilidad que exigen los accionistas, la
primera derivada es positiva en cuyo caso la tasa de retención de resultados habrá de hacerse
tan grande como sea posible y en último extremo todos los resultados quedarán en la
empresa como reservas.
Si r > k e; trb = 1 ⇒ RDIt = RV t
En el caso contrario, hay que repartir los mayores dividendos posibles o las mayores rentas de
capital.
Si r < ke; trb = 0 ⇒ RDIt = RC t
Concretando, si con el dinero obtenido a través de los beneficios, la empresa puede obtener
una rentabilidad superior a la que pueden lograr los accionistas, sería preferible no repartir
dividendos, con lo que se conseguiría aumenta la riqueza de los accionistas. Pero si
sucediese lo contrario lo ideal sería repartir los beneficios a los accionistas.
Entre las críticas que este modelo ha sufrido podemos destacar aquellas que ponen en
entredicho que la tasa de retención se mantenga constante durante largo tiempo (aunque
Lintner demostró que las empresas tienden a mantenerla constante o con pocas variaciones).
Lo mismo ocurre con el rendimiento de las inversiones, puesto que éste suele disminuir
conforme aumente el volumen de la inversión debido a que la empresa realizará primero las
inversiones más rentables para acometer seguidamente las de menor rendimiento.
rt = r ∀t
trbt = trb ∀t
Por otra parte, si se retienen todos los beneficios, el precio de la acción sería nulo, lo que se
contradice con la realidad puesto que la ausencia de dividendos no quiere decir que la
empresa esté atravesando dificultades sino que puede haber reinvertido sus beneficios en
proyectos muy rentables que prometan un mayor dividendo futuro. Por ello muchas empresas
que reparten pocos dividendos ven como sus acciones tienden a subir en el mercado, como
ocurre con las empresas ligadas a Internet que suelen basar su rentabilidad en el crecimiento
de su valor en bolsa vía reinversiones de capital, de tal manera que cuando han anunciado
dividendos mayores a los previstos por el mercado, su precio en bolsa ha caído al indicar que
ya no había proyectos suficientemente rentables dónde reinvertir el dinero.
Gordon aduce que la tasa de rendimiento requerida por los accionistas (ke) es una función
creciente de la tasa de retención. Ello se debe a que al aumentar las retenciones de beneficios
se aplaza el pago de dividendos a períodos venideros lo que hace dichos pagos más
arriesgados que los realizados actualmente, de ahí el aumento de (ke).
Una lectura más detenida del modelo de Gordon muestra que éste se refiere realmente a un
cambio en la política de inversión y no en la de dividendos. Lo que realmente indica es que las
empresas que pagan menores dividendos tienden a tener inversiones más arriesgadas; o que
hay una mayor incertidumbre sobre cómo dichas decisiones de inversión serán tomadas en el
futuro. Por esta razón, y no por los menores dividendos, el mercado descuenta el beneficio de
las compañías, que reparten un menor dividendo, más fuertemente. Concretando, los
inversores descuentan los beneficios futuros de acuerdo a los riesgos financiero y económico
que perciben en la empresa, y no con relación a la tasa de reparto de beneficios de la misma.
III. LA TEORÍA DE MODIGLIANI Y MILLER (MM): LA IRRELEVANCIA DE LA POLÍTICA DE
DIVIDENDOS
Modigliani y Miller (MM) afirman que, en un mercado de capitales eficiente, la política de
dividendos de la empresa es irrelevante en cuanto a su efecto sobre el valor de sus acciones,
puesto que éste viene determinado por su poder generador de beneficios y por su tipo de
riesgo; esto es, dependerá de la política de inversiones de la compañía y no de cuántos
beneficios son repartidos o retenidos.
MM demostraron que si la empresa pagaba unos dividendos mayores, debería emitir un mayor
número de acciones nuevas para hacer frente a dicho pago, siendo el valor de la parte de la
empresa entregada a los nuevos accionistas idéntico al de los dividendos pagados a los
accionistas antiguos. Ahora bien, todo esto será cierto siempre que se cumplan una serie de
hipótesis básicas:
- Los costes de transacción se ignoran.
- La política de inversiones de la empresa se mantiene constante.
- Las ganancias de capital y los dividendos son gravados con el mismo tipo impositivo.
- Los dividendos no transmiten ninguna información al mercado.
- Los mercados de valores son eficientes.
- Los inversores actúan de forma racional.
Si lo anterior se cumple, se puede demostrar que un aumento del dividendo por acción da
lugar a una reducción idéntica en el precio por acción, dejando inamovible la riqueza del
accionista. Así que la riqueza actual de los accionistas no cambiará aunque se altere la
política de dividendos. Por lo tanto el valor de la empresa sólo dependerá de su política de
inversiones.
Dado el nivel de inversión requerido por la empresa, el dinero pagado en forma de dividendos
puede ser reemplazado por la emisión de nuevas acciones. Es la política de inversiones, no la
de financiación, la que determina el valor de la empresa.
Un cambio en la política de dividendos implica únicamente un cambio en la distribución del
total de rendimientos entre dividendos y ganancias de capital.
Cuando la empresa emite nuevas acciones para poder pagar los dividendos a los accionistas
antiguos se produce una transferencia de riqueza de éstos últimos hacia aquéllos, que es
equivalente al dividendo recibido por los accionistas antiguos.
Ejemplo:
Una empresa tiene un activo de 10.000 € financiados con recursos propios, 1.000 acciones a
un precio de 10 € cada una.
Los activos le proporcionan un beneficio de 1000 €. El precio de mercado de las acciones es
de 11 €.
Situación
1 ACTIVO PASIVO
nº
títulos Precio
10.000 Activo
Fijo
Fondos
propios 10.000 1.000 10
Precio inicial de la
acción
1.000 Tesorería Beneficios 1.000
11 Riqueza del accionista
11.000
11.000
La empresa decide remunerar las acciones vía dividendos:
Situación 2: Reparte
la totalidad del
beneficio
ACTIVO PASIVO
nº
títulos Precio
10.000 Activo
Fijo
Fondos
propios 10.000 1.000 10
Precio inicial
de la acción
Tesorería Beneficios
11
Riqueza del
accionista
10.000 TOTAL TOTAL 10.000
El precio de la acción en este caso es de 10 € pero la riqueza de los accionistas sigue siendo
de 11 € (10 € del precio de la acción y 1 € de dividendos).
Para que la empresa puede seguir funcionando, decide acometer un proyecto de inversión por
valor de 1.000 €.
Situación 3: Acomete
un proyecto de
inversión
ACTIVO PASIVO nº
títulos Precio
10.000 Activo
Fijo
Fondos
propios 11.000 1.100 10
Precio inicial
de la acción
1.000 Tesorería Beneficios 0 10 Riqueza del
accionista
11.000 TOTAL TOTAL 11.000
El precio por acción es, pues, de 10 € pero ahora no hay 1.000 acciones emitidas sino 1.100 y
ésta emisión ha sido necesaria para financiar una inversión, que podría haberse acometido
con los beneficios obtenidos en el período anterior si éstos no se hubiesen repartido. De lo
que se deduce que en realidad la emisión de acciones está financiando el pago de dividendos
a las 1.000 acciones iniciales.
Antes de la distribución de dividendos el valor de mercado de la empresa era de 11.000 euros
(10.000 de fondos propios más 1.000 de beneficios), que estaba repartido entre 1.000
acciones; mientras que ahora el valor de mercado sigue siendo el mismo pero se distribuye
entre 1.100 acciones.
Las acciones, antes de la distribución de dividendos, valían 11 € cada una, después de la
misma, valen un euro menos, justo el valor de los dividendos repartidos por acción y que
realmente han sido pagados a través de una emisión de acciones nuevas.
En resumen, la idea de MM sobre la irrelevancia de la política de dividendos no supone un
mundo de certidumbre sino un mercado financiero eficiente, lo que hace que las transferencias
de valor derivadas de las variaciones en la política de dividendos se realice en términos
equitativos. Y, puesto que el valor global de los capitales de los accionistas (antiguos y
nuevos) no se verá afectado, nadie gana o pierde.
La tasa de reparto de los beneficios de la empresa podría afectar al precio de las acciones si
los accionistas no tuvieran otra manera de recibir las rentas de sus inversiones. Pero como
quiera que el mercado es eficiente, si un accionista necesita liquidez no tendría más que
acudir al mercado y vender sus acciones. De esta manera cada inversor podría diseñar su
propia política de dividendos sin importarle cual es la de la empresa, por ello se pude deducir
que ésta última es irrelevante para el accionista y, por lo tanto, no afectará al precio de
mercado de las acciones de la empresa.
IV. OTRAS TEORÍAS SOBRE POLÍTICA DE DIVIDENDOS
Entre las dos posiciones anteriores hay un conjunto de teorías se desarrollan entre los dos
extremos de forma teórica: la teoría de los dividendos residuales, el efecto clientela, el valor
informativo de los dividendos, la política de dividendos y los costes de agencia o la teoría de
las expectativas.
1. Teoría de los dividendos residuales
La Teoría de los dividendos residuales promueve que sólo se produzca su distribución cuando
se hayan satisfecho todas las oportunidades de inversión; esto es cuando haya beneficios
residuales una vez fijada la política de inversión de la empresa.
La Teoría de MM establece la hipótesis de que no hay gastos de corretaje, es decir, no hay
gastos de emisión de acciones; sin embargo, la situación real es que en el mercado se
producen costes de emisión por lo que a la empresa le resulta más caro el dinero proveniente
de la emisión de acciones que el que consigue vía beneficios retenidos. El efecto de los costes
de emisión es eliminar la indiferencia existente entre emitir acciones para financiar los pagos
por dividendos y la financiación interna. Las máximas sn:
— Mantener constante el ratio de endeudamiento para los proyectos de inversión futuros.
— Aceptar un proyecto de inversión sólo si su valor actual neto es positivo.
— Financiar la parte del desembolso de los nuevos proyectos procedente de las acciones
ordinarias, primero mediante financiación interna y cuando ésta se agote, a través de la
emisión de nuevos títulos.
— Si quedase alguna financiación interna sin aplicar después de asignar los proyectos de
inversión, se distribuirá vía dividendos. En caso contrario no habrá pago de dividendos.
Según esta teoría la política de dividendos tiene una influencia pasiva y no incide directamente
sobre el valor de mercado de las acciones.
2. El efecto clientela
El “efecto clientela” designa el hecho de la formación de distintas clases o grupos de
inversores que partiendo de distintas preferencias persiguen maximizar la rentabilidad de su
inversión siguiendo una conducta racional:
- Los que prefieren los dividendos.
- Los que prefieren las ganancias de capital.
- Los que se muestran indiferentes.
Así, quienes prefieran percibir dividendos frente a las ganancias de capital, buscarán
empresas con esa política, mientras existirá otro grupo de inversores que preferirán las
ganancias de capital frente a la obtención de dividendos, con lo que dirigirán su inversión
hacia empresas con políticas de dividendos acordes a esas preferencias.
Las empresas atraerán hacia sí una determinada clientela de inversores mediante su política
de dividendos sin obtener por ello un mayor valor de sus acciones.
De esta forma las empresas e inversores que prefieren grandes dividendos líquidos invertirán
en aquellas empresas que se los proporcionen, mientras que las que los prefieran pequeños
buscarán las compañías que tengan dicha política. Por ello esta teoría recibe el nombre de
efecto clientela, pues cada empresa tendrá sus propios inversores-clientes.
Cualquier política de dividendos que se establezca es tan buena o tan mala como cualquier
otra, dependerá de inversores y por tanto dicha política no afectará a la valoración de las
acciones. Un cambio en la política de distribución de beneficios provocará un cambio en los
inversores que buscarán una readaptación de sus inversiones en función de sus preferencias.
Después de alcanzar el equilibrio ninguna empresa podrá alterar el valor de sus acciones
variando su política de dividendos.
Un caso especial de este efecto es la denominada “clientela fiscal” que provoca una demanda
de dividendos en función de su situación fiscal personal. Los distintos trabajos empíricos
parecen corroborar este efecto: los inversores están dispuestos a pagar impuestos sobre las
acciones que reparten dividendos pero a cambio demandan una compensación por la
discriminación impositiva con respecto a las ganancias de capital.
3. El valor informativo de los dividendos
En un mercado eficiente los precios de los títulos reflejan toda la información disponible
porque los inversores tienen acceso a la misma. Sin embargo, en la realidad esto no suele
suceder y los inversores no lo saben todo acerca de los flujos de caja esperados, ni acerca del
riesgo asociado a los mismos. De hecho, los directivos estarán mejor informados que los
accionistas y que el propio mercado (a esto se le denomina información asimétrica). Así que la
eficiencia del mercado de valores en cuanto a la generación de buenas estimaciones del valor
intrínseco de las acciones depende, en cierto modo, de la capacidad de los directivos de
comunicar información económica al mercado. Y la política de dividendos proporciona un
vehículo ideal para comunicar tal información a los accionistas. De hecho, tal vez sea éste el
principal papel de dicha política. Es decir, una elevación de los dividendos es un anuncio de la
directiva de que los flujos de caja esperados van a superar a los obtenidos en el pasado.
Las alteraciones en la política de dividendos proporcionan información al mercado de valores.
Un aumento en los dividendos esperados puede ser interpretado como una buena noticia. Un
recorte de los mismos podría indicar malas noticias. Su completa eliminación, en un número
importante de sectores, sería el síntoma de que algo grave le ocurre a la empresa.
En un mercado eficiente, los accionistas anticipan el anuncio del dividendo; y si al producirse
su distribución, éste fuese superior al anticipado, se produciría un alza de los precios de las
acciones al indicar que las expectativas de ganancias futuras son superiores a las inicialmente
supuestas por el mercado.
Si el dividendo fuese inferior al esperado se produciría un descenso en los precios por el
motivo contrario al expuesto.
No obstante, podría ocurrir que los precios aumentaran cuando una empresa tiene
expectativas de inversión rentables y le resulta difícil conseguir financiación ajena; el valor de
las acciones de la empresa puede aumentar como consecuencia de una reducción de los
dividendos y un aumento de las inversiones. Ahora bien, la condición fundamental para que
esto se cumpla es que el mercado se entere de todo esto y lo perciba como algo positivo.
Las señales que pueden proporcionar los dividendos dependen de los sectores. En sectores
en crecimiento, los accionistas esperan ganancias de capital porque confían en el crecimiento
futuro de las empresas. No esperan dividendos y si los hay proporciona una disminución del
precio de las acciones porque se relaciona con una menor expectativa de valor.
Así, en un mercado con riesgo, los dividendos son un medio de minimizar cualquier desajuste
que pueda surgir en el precio de las acciones como resultado de la asimetría informativa. Los
dividendos, también, pueden ser importantes en cuanto que la dirección de la empresa no
tenga otro medio fiable de informar a los inversores sobre los beneficios esperados.
4. La teoría de las expectativas
La denominada teoría de las expectativas se basa en que el mercado anticipa lo que va a
ocurrir otorgando mayor importancia a lo que se espera que suceda más que a lo que sucede
en la actualidad.
El mercado se conforma con base en expectativas. Un anuncio de dividendos provocará
efectos en el mercado con base en estimaciones sobre los beneficios de la empresa, las
oportunidades de inversión y sus formas de financiarse. Las estimaciones se basan, por su
parte, en los parámetros de entorno no controlados por la dirección que recogen el
funcionamiento de la economía en general (políticas fiscales, políticas sectoriales, etcétera).
De esta manera si el mercado tiene la expectativa de un aumento de los dividendos, si se
produce, no habrá alteraciones puesto que el mercado ya ha anticipado dicha información,
esto es, lo que ocurre coincide con lo esperado por el mercado.
Si se anuncia más o menos de lo esperado, el precio ascenderá o se reducirá
respectivamente. En definitiva, si existe una diferencia entre el dividendo anunciado y el
esperado, lo más probable es que se produzca una variación en el precio de las acciones.
5. Teoría “q” del dividendo
La Teoría “q” del dividendo está basada en la “q” de Tobin como medida explicativa del valor
de la empresa. La “q” de TOBIN es la relación por cociente entre el valor de mercado de la
empresa con el coste de reposición de sus activos. Su relación con la política de distribución
de dividendos es directa en cuanto que una valoración de los inversores positiva indicará una
mayor reinversión en la empresa y por tanto un menor reparto de beneficios.
Es decir;
- Si “q” > 1, la empresa está valorada por encima de su valor real material lo cual supone
expectativas de crecimiento, necesidad de reinvertir en la empresa y menores dividendos.
- Si “q” < 1, el mercado no valora adecuadamente el esfuerzo de inversión realizado por la
empresa, lo que supone que pueden repartirse mayores dividendos ya que no es valorada la
inversión futura.
- Si “q” = 1 la empresa está valorada en justo su valor real material, por lo que la rentabilidad
de sus activos es igual a la exigida por el mercado. La empresa en este caso puede reorientar
su política de dividendos.
Con todo, la aversión a los dividendos será tanto mayor cuanto mayor sea la rentabilidad de
las nuevas inversiones en la empresa.
V. ESTUDIOS EMPÍRICOS SOBRE POLÍTICA DE DIVIDENDOS
Como quiera que los estudios teóricos no clarifican la relevancia o la irrelevancia de la política
de distribución de dividendos, se desarrollan de forma práctica algunas teorías que muestran
la realidad de la distribución de los mismos. Entre ellas, la Teoría de Black y Sholes, la Teoría
de litzengerger y Ramaswamy, la Teoría de Miller y Scholes, la Teoría de Higgins, la Teoría de
Lintner y la Teoría de Rozzeff.
1. Teoría de Black y Scholes
La Teoría de Black y Scholes apoya la irrelevancia de la política de dividendos en un mundo
con costes de transacción e impuestos que formaliza el mencionado “efecto clientela”. Los
inversores han de obtener ventajas que contrarresten el pago de impuestos derivado de la
distribución de dividendos. Cada inversor desarrolla un tipo de cálculo implícito que pondera el
beneficio de recibir dividendos contra la desventaja de tener que pagar impuestos.
Los inversores se agruparán en segmentos y las empresas cambiarán de clientela sin que ello
requiera una modificación en le precio teórico de las acciones para ajustar su política de
dividendos hacia aquellos inversores que en ese momento sean los mayoritarios.
Black y Scholes examinaron las relaciones entre el rendimiento sobre el dividendo “r t” y el
rendimiento total exigido a las acciones “ke”. Si los inversores prefieren los dividendos a las
ganancias de capital, los mayores rendimientos sobre los mismos impulsarán al alza el precio
de las acciones y, por lo tanto, producirán un menor rendimiento total (ke). Si, por el contrario,
hubiese una aversión a los dividendos, cuanto más grandes sean éstos, menores serían los
precios y más grande el rendimiento total exigido por los inversores.
Para comprobar su idea recurren al modelo de valoración de activos financieros (CAPM),
añadiendo a su expresión central, la recta del mercado de títulos (SML), un componente “λi”
indicativo de la variabilidad del rendimiento sobre el dividendo:
Así:
Ei = Rf + [Em — Rf] βi + (RCi — RCm) λi)
Siendo
Ei: Rendimiento esperado del título i-ésimo.
RF: Tipo de interés sin riesgo.
Em: Rendimiento esperado del mercado.
βi: Coeficiente de volatilidad.
RCm: Rendimiento promedio del mercado.
Si realizando un análisis de regresión:
λi = 0; se cumplen las hipótesis de MM y por tanto la irrelevancia de modo que las empresas
no pueden influir en el precio de los títulos alterando la política de dividendos.
λi>0; los inversores requerirán un rendimiento más alto de los títulos que repartan mayores
dividendos.
λi<0; se cumpliría la Teoría de Gordon y Lintner.
La importancia de este modelo radica en ser el primer estudio empírico en soportar las ideas
defendidas por MM sobre la irrelevancia de la política de dividendos.
2. Teoría de Litzenberger y Ramaswamy
Litzenberger y Ramaswamy construyeron una teoría a partir del diferente tratamiento fiscal de
las ganancias de capital y los dividendos repartidos.
Partiendo del modelo del CAPM e introduciendo el efecto fiscal concluyeron que la mayor
carga fiscal sobre los dividendos impulsaba a los inversores a no desear dividendos lo que
implicaba un alza de los rendimientos antes de impuesto y consecuentemente una
disminución del precio de las acciones. Es decir, son más valoradas las ganancias de capital
que los dividendos. Demostraron a través de un estudio empírico que por cada punto
porcentual que aumentase el rendimiento sobre el dividendo los accionistas requerían un
aumento de 1,23 puntos porcentuales en el rendimiento total de la acción. Esto implicaba que
las empresas podrían aumentar el valor de sus acciones reduciendo los dividendos repartidos.
Esta teoría, por tanto, considera relevante la política de dividendos.
3. Teoría de Miller y Scholes
El modelo de Miller y Scholes se basa en la teoría de las expectativas y es una crítica al
modelo de Litzenberger y Ramaswamy. Esta teoría se basa en la asimetría de la información
como causa de las variaciones del precio de las acciones. No es el tratamiento fiscal lo que
provoca variaciones en los precios como consecuencia de la aversión de los inversores a los
dividendos sino la información que se proporciona al mercado. El modelo apoya la irrelevancia
de la política de dividendos contrastándose de empíricamente que el efecto fiscal podía llegar
a ser despreciable y que lo que realmente influía era la información que el anuncio de reparto
de dividendos comunicaba al mercado.
4. Modelo de Higgins
El modelo de Higgins resume la política de dividendos como el resultado de un proceso de
búsqueda de equilibrio de dos conceptos de coste:
- Los costes de emisión de acciones que se producen como consecuencia de incrementar los
dividendos.
- Los costes de mantenimiento de efectivo como consecuencia de una reducción en el reparto
de los mismos.
Así la distribución de dividendos dependerá de la tasa de inversión bruta, esto es de la riqueza
generada por las nuevas inversiones.
5. Modelo de Rozeff
La premisa del Modelo de Rozeff es la preferencia de los inversores sobre hacer mínimos los
costes de transacción y emisión de acciones. Así, la tasa de reparto de dividendos resulta de
contraponer tres tipos de coste:
- Los costes de emisión de las acciones.
- Los costes fijos que general el efecto de apalancamiento en la empresa.
- Los costes de agencia implícitos en la política de dividendos.
Los dos primeros conceptos restringen la política de distribución de dividendos. En efecto,
cuanto mayor sea el apalancamiento mayor proporción de financiación ajena en el pasivo de
la empresa y menor la distribución de dividendos por la necesidad de desviar recursos a la
amortización y pago de la deuda. El intento de reducir los costes de agencia favorece la
política de dividendos.
6. Modelo de Lintner
A mediados de los años cincuenta John Lintner sobre la base de un trabajo empírico estudió el
pago de dividendos de diferentes empresas estableciendo la descripción de la fijación de los
dividendos en cuatro puntos clave:
- Las empresas fijan unas ratios objetivo de dividendos a largo plazo de modo que la fase de
maduración de la empresa es directamente proporcional al nivel de dividendos que reparte
(empresas maduras-mayores dividendos, empresas en crecimiento-dividendos más bajos).
- Las empresas se preocupan más de las variaciones producidas en los dividendos que los
valores absolutos de los mismos.
- Los cambios de los dividendos preceden a los aumentos a largo plazo de las ganancias.
- Las empresas son reacias a cambios en la política de dividendos. Un incremento del pago de
dividendos se produce cuando se espera que pueda mantenerse dicha política en el tiempo.
Con base en el estudio realizado, Lintner desarrolló un sencillo modelo.
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Donde:
RDIt: Resultados después de intereses en el periodo t-ésimo.
nt: Número de títulos en el momento t-ésimo.
trb: Tasa de retención de beneficios.
α: Ratio objetivo de distribución de beneficios.
El modelo sugiere que los dividendos dependen en parte de los beneficios actuales de la
empresa y en parte del dividendo del año anterior que, a su vez, depende de los beneficios y
del dividendo del año precedente. Una empresa que hiciese siempre efectivo su ratio objetivo
debería modificar su dividendo cunado varían sus beneficios. Sin embargo, el estudio empírico
desarrollado por Lintner demostraba que los accionistas preferían un crecimiento constante de
los dividendos y que las variaciones se desviaban sólo ligeramente.
Así:
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β: Tasa de ajuste de los dividendos.
Cuánto más conservadora sea la política de dividendos de la empresa, más lentamente se
aproximará a su objetivo y menor será la tasa de ajuste.
VI. LA RECOMPRA DE ACCIONES Y LA POLÍTICA DE DIVIDENDOS
La recompra de acciones consiste en la compra por parte de la empresa de sus propias
acciones, lo que puede provocar similares efectos que la distribución de dividendos en la
empresa.
Si una empresa mantiene grandes cantidades de liquidez o desea cambiar la estructura
financiera de la empresa (deuda por capital propio) puede recomprar acciones de tres
maneras distintas:
- Adquisición de acciones en mercados abiertos: La empresa adquiere las acciones a través
de un intermediario financiero a precio de mercado; como quiera que se aumenta la demanda
de los títulos provocará un ascenso del precio y llevará consigo el pago de comisiones. Es la
forma de recompra más utilizada puesto que puede utilizarse para mantener los precios de las
acciones.
- Oferta pública de adquisiciones realizada a un precio determinado (superior al de mercado al
llevar incorporado una prima) y por un número de acciones específico. Esta es una buena
alternativa ante la necesidad de compra de grandes cantidades de títulos, al ser conocidas
públicamente las intenciones de la empresa los accionistas tienen la oportunidad de vender
sus títulos.
- Oferta pública de adquisición de acciones a través de un gran inversor: Se trata de una
medida defensiva ante una compra hostil para hacerse con el control de la empresa. Se
reducen el número de acciones en el mercado con el consiguiente incremento del
apalancamiento financiero (disminuyen los recursos propios) y la rentabilidad financiera de los
propietarios que permanecen en la empresa.
No obstante si se pretende conseguir un incremento del apalancamiento la empresa puede
repartir altos dividendos financiados con deuda (recapitalización apalancada) que sin embargo
puede plantear un “señales ficticias” porque el mercado esperará incrementos en el futuro que
no se conoce si van a poder ser satisfechos con el consiguiente riesgo asumido por la
dirección.
Mediante el empleo de la recompra de acciones como medio de distribución de efectivo (y no
como sistema de defensa), la compañía tiende a dirigir el efectivo hacia aquellos inversionistas
que desean liquidez, pasando por alto a quienes no la necesitan por el momento. De esta
forma sólo son gravados fiscalmente algunos accionistas y no todos, como ocurre en la
distribución normal de dividendos.
Otras razones que se han argumentado como motivo para recomprar las acciones son, las de
que lo hacen pensando en adquirir otras empresas (a través de un canje de títulos, lo que
puede tener ventajas fiscales) o bien para dar cumplimiento a ciertas obligaciones
comprendidas en planes de opciones de compra de acciones. En este último caso si la
empresa no pudiese recomprar las acciones para entregárselas a los empleados, debería
emitirlas lo que causaría un efecto dilución en los accionistas de la empresa. Sin embargo,
puede ocurrir que los directivos recompren acciones con la idea de hacer subir su precio lo
que aumentaría el valor de sus opciones de compra (el mercado considera las recompras de
acciones como una señal de que el equipo directivo de la empresa supone que las acciones
están infravaloradas, esto podría explicar también el aumento de precio subsiguiente).
Las acciones en cartera, pueden ser dadas de baja, o revendidas cuando la empresa lo estime
necesario para financiar otras operaciones siempre que la legislación mercantil lo permita.
Ejemplo:
Partiendo de la siguiente situación, analizar las consecuencias de la distribución de dividendos
líquidos o la recompra de acciones.
Situación 1 ACTIVO PASIVO nº títulos Precio por acción
10000 Activo Fijo Fondos propios 11000 1000 11
1000 Tesorería Deuda 0
11000 TOTAL TOTAL 11000
La empresa decide repartir un dividendo de un € por acción, con un desembolso de 1000 €:
Situación 2: Pago de dividendos Dividendos 1 € Desembolso 1.000€
ACTIVO PASIVO
Precio de la acción 10
10000 Activo Fijo Fondos propios 10.000€
0€ Tesorería
10000
10000
El accionista recibe 1 € en efectivo y sigue manteniendo sus acciones a un precio de 1 €
menos (veremos que si la empresa quiere mantener el precio de las acciones bastaría con
endeudarse por el valor del dividendo para que la política de distribución de dividendos sea
irrelevante como demuestran MM)
En la situación 3, la empresa decide recomprar acciones con un desembolso de 1000 € por lo
que recompra 91 títulos:
Situación 3: Recompra de acciones Recompra 91 Desembolso 1.000€
Situación 3: Recompra de acciones Recompra 91 Desembolso 1.000€
ACTIVO PASIVO
Precio de la acción 11€
10000 Activo Fijo Fondos propios 10.000€
0€ Tesorería
10000
10000
Así es que el precio de la acción de los accionistas que permanecen es de 11 €.
Como puede observarse la empresa en ambos casos paga parte de su efectivo que se
distribuye a los accionistas; los activos son los mismos en ambos casos.
Paloma Bel Durán
LO ESENCIAL SOBRE POLÍTICA DE DIVIDENDOS
Libros
• Brealey, R.A.; Myers, C.M. Fundamentos de financiación empresarial , McGraw Hill, 2001.
• Brealey, R.A.; Myers, C.M; Marcus, A. Principios de dirección financiera , McGraw Hill,
1996.
• García-Guitérrez Fernández, C.; Bel Durán, P.; Lejarriaga, G.; Gómez, P. y Fernández, J.
Dirección Financiera de la empresa (Planificación Financiera) , Universidad Complutense
de Madrid, 2002.
• Ross, S.A.; Westerfield, R.W.; Jaffe, J.F. Finanzas corporativas , McGraw Hill, 2000.
• Rozeff, M. How Companies Set Their Dividend-Payout Ratios. En Stern, J; Chew, D. The
Revolution in Corporate Finance , Basil Blackwell. 1987.
• Williams, J. The Theory of Investment Value , Harvard University Press, 1938.
Artículos de opinión
• Black, F.; Scholes, M. The Effects of Dividend Yield and Dividend Policy on Common
Prices and Returns , Journal of Financial Economics, nº 1, Mayo 1974, p. 1-22.
• Gordon, M. Dividends, Earnings and Stock Prices, Review of Economics and Statistics, nº
41, mayo 1959, págs. 99-105.
• Gordon, M. Optimal Investment and Financing Policy , Journal of Finance, May 1963,
págs. 264-272.
• Gordon, M.; Gould, L. The Cost of Equity Capital: A Reconsideration, Journal of Finance,
June 1978.
• Gordon, M.J. The Savings, Investment and Valuation of Corporation , Review of
Economics and Statistics, february 1962, págs. 37-51.
• Graham, B.; Dodd, L. Security Analysis. New York: McGraw Hill, 1934. Citado por Friend, I.;
Puckett, M. Dividends and Stock Prices , American Economic Review, nº 54, september
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• Higgins, R.: The Corporate Dividend-Saving Decision , Journal of Financial and Quatitative
Analysis, nº 7, marzo 1972, págs. 1527-1541.
• Lerner, E.; Carleton, W.T. The Integration of Capital Budgeting and Stock Valuation ,
Amercian Economic Review, september 1964, págs. 683-702.
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and Taxes, Amercian Economic Review, V. 46, may 1956, p. 97-113;
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Corporations , Review of Economics and Statistics, august, 1963, págs. 243-269.
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Capital Assets Prices: Theory and Empirical Evidence, Journal of Financial Economics,
junio 1979. págs. 163-195.
• Miller, M.; Modigliani, F. Dividend Policy, Growth, and the Valuation of Shares , Journal of
Business, nº. 34, octubre, 1961, págs. 411-433.
• Miller, M.; Scholes, M. Dividends and Taxes: Some Empirical Evidence , Journal of
Political Economy, nº. 90. Diciembre, 1983. págs: 1118-1141.