Era se una vez, hace muchísimos años un aldea que se preparaba para el frío invierno.
En aquella aldea tenían un árbol mágico.
El árbol recordaba a los niños que tenían que portarse bien, lavarse los dientes después de comer, lavarse las manos después de hacer pipi, a ponerse el abrigo y los guantes para salir...
Como aquel árbol era mágico podía ayudar a todos los de la aldea que se portaran bien.
y Así paso el frío invierno, donde los niños jugaban con aquel árbol y cantaban a su alrededor.
Pero una vez que fue pasando el invierno los niños empezaron a no le hacerles caso y a no tratar bien los juguetes que les habían regalado para navidad.
El árbol empezó a entristecerse y se le empezaron a caer las hojas de la tristeza y ya no tenia magia.
Los niños no sabían por que era. Así que fueron a visitar un sabio de la aldea y le preguntaron porque el árbol estaba triste y se le caían las hojas.
El sabio sonriente les respondió que tenían que volverse a portar bien , compartir los juguetes, ayudar a los mayores y cuidar el árbol durante todo el año, regándolo y cantándole, para que así el invierno siguiente le volvieran a crecer las hojas.