Estoy guardando un tesoro, ¡vete de aquí y deja de molestarme!
Tendrás que darme la mitad de lo que produzcan tus tierras
El diablillo aceptó, sin saber lo que el ingenioso campesino estaba tramando…
¿Y mi cosecha?
Vamos a sembrar trigo
por todo el campo
El diablillo, impaciente, esperaba a que llegara el día…
Estoy cansado de que me
engañes
Le volveré a engañar…
¡Jajaja!
El campesino, contento, recogió todos los alimentos que había sembrado.
Te dejo que lo recojas con tus propias manos
¡Aaaaaaaaaaah! ¡Me has vuelto a
engañar!
¡Esto os pasa por reíros de mí!